La Tierra
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Rocavarancolia Rol
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- Rocavarancolia Rol
La Tierra
23/07/13, 05:12 pm
Recuerdo del primer mensaje :
La Tierra
Portal situado en Centroeuropa, en la cara norte de los Alpes. El portal solo se abre durante la época de cosecha y después vuelve a cerrarse por precaución.
Portal situado en Centroeuropa, en la cara norte de los Alpes. El portal solo se abre durante la época de cosecha y después vuelve a cerrarse por precaución.
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Re: La Tierra
27/10/15, 10:03 pm
Tayron frunció el ceño al ver la mirada de Dafne, y siguió su trayectoria, que era nada más y nada menos que Dekka, la muchacha le tendía la botella con la mano, el belga supo que si tardaba un rato más en cogerla no sería completamente aceptada, tampoco entendía el por qué de aquella mirada desafiante ante su amiga, tragó saliva y su mirada se cruzó con la de Chris y Amber, que se encogieron de hombros, relajó los músculos por fin cuando la aceptó entre sus manos, no sin alzar las cejas al ver que prácticamente arrebató el objeto de las manos en vez de hacerlo de forma normal.
-Vamos, ¿Estás segura?, podría tener veneno en su interior- metió baza Melvin, calando la mirada en la chica, le estaba dando un repaso de arriba a bajo, básicamente se la estaba comiendo con la mirada, Dafne estaba sentada de perfil a él, de forma que su mejor amigo de toda la vida podía observarla en toda su plenitud, fue cuando Tayron sintió algo revolverse en su estómago, a penas perceptible pero lo suficiente como para darse cuenta de que había pasado algo, era una sensación extraña, diferente, había sentido un martillazo de ira pero lo controló al instante, él no era así, jamás lo había sido, sacudió la cabeza como para quitarse esos pensamientos y echarlos fuera.
Por suerte pasó algo que le hizo olvidar aquello, de entre los árboles del bosque surgió una voz femenina, por la expresión de la noruega el grupo supo de quién debía tratarse, tanto a Tayron como a los demás les cogió por sorpresa la llegada de la típica madre furiosa enfadada con el mundo y que paga sus problemas con la mejor hija que podía tener, ninguno la conocían pero ya sentían como la odiaban, se quedaron paralizados cuando se acercó. ¿Era posible que se habían sentado en la ruta del camino a casa de aquella mujer?, entonces habían tenido mala suerte, demasiada.
En el primer insulto algunos ya se levantaron, Mathew recogió el mantel dispuesto en el suelo y Amber le ayudó recogiendo la comida, ignorando la palabra que tantas veces habían escuchado. El resto en cambio no pudieron aguantarse, y aún menos Tayron y Dekka, los dos con el carácter más fuerte de allí.
-¡Oye oye, de gentuza ni un pelo señora!- le gritó Melvin acercándose a ella, por suerte Evens se interpuso en medio para que no hubiera contacto físico.
-¡Qué maleducada eres, ¿Se puede saber a qué viene eso?- interrogó Dekka cruzándose de brazos y levantando la cabeza con orgullo, Tayron temió aquella situación, pero no por sus amigos, sino por esa infeliz que se dedicaba nada más que a refunfuñar constantemente, sabía que sus amigos no se achantaban con nada ni con nadie, tampoco él.
Cuando Dafne apretó la botella y el líquido de su interior salió disparado se echaron enormes carcajadas, Dekka asintió complacida con una sonrisa a la muchacha por haber demostrado su valor, no se había bebido nada pero se había enfrentado a su madre, y eso era algo muchísimo más difícil, con aquel acto se había ganado a su mejor amiga, lo notó en sus ojos maravillados y en como se llevaba las manos a la barriga cuando la mujer quedó totalmente bañada en aquella horrible mezcla.
Hizo caso y se sentó en el sillín de la bicicleta, permitiendo que fuera ella quien condujese.
-Púdrase ahí tía, me parece que el escorpión le ha picado- le anunció Tayron mientras se colocaba bien.
-¡Eso, váyase usted al carajo!- gritó Chris deslizándose ya cuesta abajo, internándose más aún en el bosque.
Tayron le susurró en el cuello a la muchacha.
-Adelante, dale caña- y echaron a toda velocidad por el sendero, sorteando piedras y ramas- ¡Más rápido!- dijo una de esas veces, sin poder evitar reír y dejar de decirle que lo estaba haciendo muy bien- tú imagínate que es a vida o muerte, aunque puede que lo sea, da igual...¡Galopa y dale bien al pedal!- aulló mirando a Dekka, la cual no los seguía de muy lejos.
Tras continuar algo más de media hora al fin llegaron allí donde los árboles se agrupaban más y las copas se hacían más altas, estaba anocheciendo y la camiseta sudada se le pegaba a la piel, se bajó junto con sus amigos y se recostaron en la hierba, contemplando como la luna salía y su luz los envolvía poco a poco, plagándose el cielo de brillantes estrellas que los observaban.
-Enhorabuena Dafne, has estado fantástica.- le dijo Amber, sentada en las rodillas de Chris.
También Dekka habló.
-Desde luego, creo que estoy orgullosa de decir que eres una de los nuestros en pleno derecho, gracias por las risas de antes, no las olvidaré jamás.
-¡Ha sido guapo de cojones!- terminó también por decir Evens, con Melvin secundándole no muy lejos.
-Sí- coincidió Tayron- fenomenal, tendríamos que repetir, ya sabes- se quedó mirándola, analizando su rostro, se veía bastante atractiva, y la poca luz que los cubría la proporcionaba de un deje de misterio, aquella muchacha no dejaba de sorprenderle día tras otro, era impredecible y eso era lo que más le gustaba, se preguntó si quizás algún día la conocería de verdad, si daría con la verdadera Dafne, porque...¿Cuál era la de verdad?, ¿La salvaje o la que no para de estudiar?, mirándola a sus ojos verdes y mordiéndose el labio para contener las ganas de besarla comprendió una cosa, aquella chica podía ser las dos cosas, Dafne era un punto intermedio- flipante- susurró para sus adentros.
Se giró hacia un lado, justo en la esquina, estaban cubiertos con el mantel de picnic a modo de mantel.
-Buenas noches- les dijo a todos.- buenas noches- le susurró a la chica- te veré mañana- jamás se pensó que aquella frase fuese a cumplirse de verdad.
De madrugada escuchó algo, sonidos, se desveló e incorporó con rapidez, Dafne no estaba, había desaparecido, con curiosidad siguió un rastro de humo verde y se encontró con aquel tipo, prometía aventuras, solo para aquellos de un incalculable valor, y aceptó encantado, era de esperar, Rocavarancolia se le antojó como un dulce delicioso para niños, y quién sabe, quizás allí pudiese encontrar lo que estaba buscando, una gran historia para un chico con enormes ganas de vivirla.
Continúa en Rocavarancolia
-Vamos, ¿Estás segura?, podría tener veneno en su interior- metió baza Melvin, calando la mirada en la chica, le estaba dando un repaso de arriba a bajo, básicamente se la estaba comiendo con la mirada, Dafne estaba sentada de perfil a él, de forma que su mejor amigo de toda la vida podía observarla en toda su plenitud, fue cuando Tayron sintió algo revolverse en su estómago, a penas perceptible pero lo suficiente como para darse cuenta de que había pasado algo, era una sensación extraña, diferente, había sentido un martillazo de ira pero lo controló al instante, él no era así, jamás lo había sido, sacudió la cabeza como para quitarse esos pensamientos y echarlos fuera.
Por suerte pasó algo que le hizo olvidar aquello, de entre los árboles del bosque surgió una voz femenina, por la expresión de la noruega el grupo supo de quién debía tratarse, tanto a Tayron como a los demás les cogió por sorpresa la llegada de la típica madre furiosa enfadada con el mundo y que paga sus problemas con la mejor hija que podía tener, ninguno la conocían pero ya sentían como la odiaban, se quedaron paralizados cuando se acercó. ¿Era posible que se habían sentado en la ruta del camino a casa de aquella mujer?, entonces habían tenido mala suerte, demasiada.
En el primer insulto algunos ya se levantaron, Mathew recogió el mantel dispuesto en el suelo y Amber le ayudó recogiendo la comida, ignorando la palabra que tantas veces habían escuchado. El resto en cambio no pudieron aguantarse, y aún menos Tayron y Dekka, los dos con el carácter más fuerte de allí.
-¡Oye oye, de gentuza ni un pelo señora!- le gritó Melvin acercándose a ella, por suerte Evens se interpuso en medio para que no hubiera contacto físico.
-¡Qué maleducada eres, ¿Se puede saber a qué viene eso?- interrogó Dekka cruzándose de brazos y levantando la cabeza con orgullo, Tayron temió aquella situación, pero no por sus amigos, sino por esa infeliz que se dedicaba nada más que a refunfuñar constantemente, sabía que sus amigos no se achantaban con nada ni con nadie, tampoco él.
Cuando Dafne apretó la botella y el líquido de su interior salió disparado se echaron enormes carcajadas, Dekka asintió complacida con una sonrisa a la muchacha por haber demostrado su valor, no se había bebido nada pero se había enfrentado a su madre, y eso era algo muchísimo más difícil, con aquel acto se había ganado a su mejor amiga, lo notó en sus ojos maravillados y en como se llevaba las manos a la barriga cuando la mujer quedó totalmente bañada en aquella horrible mezcla.
Hizo caso y se sentó en el sillín de la bicicleta, permitiendo que fuera ella quien condujese.
-Púdrase ahí tía, me parece que el escorpión le ha picado- le anunció Tayron mientras se colocaba bien.
-¡Eso, váyase usted al carajo!- gritó Chris deslizándose ya cuesta abajo, internándose más aún en el bosque.
Tayron le susurró en el cuello a la muchacha.
-Adelante, dale caña- y echaron a toda velocidad por el sendero, sorteando piedras y ramas- ¡Más rápido!- dijo una de esas veces, sin poder evitar reír y dejar de decirle que lo estaba haciendo muy bien- tú imagínate que es a vida o muerte, aunque puede que lo sea, da igual...¡Galopa y dale bien al pedal!- aulló mirando a Dekka, la cual no los seguía de muy lejos.
Tras continuar algo más de media hora al fin llegaron allí donde los árboles se agrupaban más y las copas se hacían más altas, estaba anocheciendo y la camiseta sudada se le pegaba a la piel, se bajó junto con sus amigos y se recostaron en la hierba, contemplando como la luna salía y su luz los envolvía poco a poco, plagándose el cielo de brillantes estrellas que los observaban.
-Enhorabuena Dafne, has estado fantástica.- le dijo Amber, sentada en las rodillas de Chris.
También Dekka habló.
-Desde luego, creo que estoy orgullosa de decir que eres una de los nuestros en pleno derecho, gracias por las risas de antes, no las olvidaré jamás.
-¡Ha sido guapo de cojones!- terminó también por decir Evens, con Melvin secundándole no muy lejos.
-Sí- coincidió Tayron- fenomenal, tendríamos que repetir, ya sabes- se quedó mirándola, analizando su rostro, se veía bastante atractiva, y la poca luz que los cubría la proporcionaba de un deje de misterio, aquella muchacha no dejaba de sorprenderle día tras otro, era impredecible y eso era lo que más le gustaba, se preguntó si quizás algún día la conocería de verdad, si daría con la verdadera Dafne, porque...¿Cuál era la de verdad?, ¿La salvaje o la que no para de estudiar?, mirándola a sus ojos verdes y mordiéndose el labio para contener las ganas de besarla comprendió una cosa, aquella chica podía ser las dos cosas, Dafne era un punto intermedio- flipante- susurró para sus adentros.
Se giró hacia un lado, justo en la esquina, estaban cubiertos con el mantel de picnic a modo de mantel.
-Buenas noches- les dijo a todos.- buenas noches- le susurró a la chica- te veré mañana- jamás se pensó que aquella frase fuese a cumplirse de verdad.
De madrugada escuchó algo, sonidos, se desveló e incorporó con rapidez, Dafne no estaba, había desaparecido, con curiosidad siguió un rastro de humo verde y se encontró con aquel tipo, prometía aventuras, solo para aquellos de un incalculable valor, y aceptó encantado, era de esperar, Rocavarancolia se le antojó como un dulce delicioso para niños, y quién sabe, quizás allí pudiese encontrar lo que estaba buscando, una gran historia para un chico con enormes ganas de vivirla.
Continúa en Rocavarancolia
- Neith2
Ficha de cosechado
Nombre: Dafne
Especie: Humana
Habilidades: Habilidad mental, sentido común, reflejos
Post 10
27/10/15, 10:07 pm
Cuando todos los chicos se hubieron montando en sus bicis la madre de Dafne seguía gritando en vano, camuflada en aquel líquido.
La chica apretó bien fuerte los dedos en el manillar de la bicicleta, se sentía furiosa por su madre, no soportaba seguir escuchándola decir mas borderíos delante de sus amigos, no se lo merecían, ya era bastante la gente que decían una y otra vez lo mismo, así que escapó corriendo de aquella presencia tan negativa, no valía la pena seguir allí un segundo más, escuchando cosas sin sentido que aunque se las replicases, sería un sin fin de gritos inútiles.
Cuando Dafne le lanzó la botella a la madre todos se sorprendieron ante aquella acción tan brusca de la chica, pero aún así se sintió liberada y es más, sabía que al hacer eso, aunque en el momento que lo hizo, fue sin pensar, sabía que todos la iban admiran aún mas. Cuando su mayor "rival" Dekka le lanzó una mirada complacida, a pesar de la antipatía que sentía por ella, ese gesto le hizo perder todos los sentimientos negativos que sopesaba sobre ella.
Mientras la chica bajaba de la bicicleta, volvió a cobrar aliento. Y también unos cuantos de chicos la halagaban ante aquella situación.
-Oh, es que paso de que esa mujer siga diciendo estupideces sobre vosotros la verdad, mejor irse y que siguiera allí con su cabezonería-Bufó Dafne, mientras tomaba un asiento al lado de Tay.
El cielo nocturno, por fin se abrió tras una gran capa de nubes que ocultaba todas las estrella.
La Noruega quedó un buen rato en silencio mientras lo demás hablaban, ella miraba fijamente a la luna, absorta en sus pensamiento, echaba de menos a su hermano, y olvidó el móvil en casa, suponía que tenía que esta preocupado, mientras la madre le echaba las culpas de haberla dejado salir en casa. Le debía mas de una a su hermano. Nunca pensaba tanto en casa pero, aquella noche fuera de ella, la hacía sentir algo nostálgica, por otra parte se le venía a la cabeza de que su hermano también se habría escapado de casa al escuchar a la pesadilla de la madre o la buscaba por la calle ansioso. Dafne intentó no darle mas vueltas a sus pensamientos, a si que decidió irse a dormir.
-Buenas noches chicos, mañana será otro día-Dijo despidiéndose la chica muy convencida.
Un olor muy intenso la hizo despertarse por la noche, siguió el camino de este entre el bosque, hasta que llegó al punto en el que el aroma era súper fuerte, tanto, que casi le hacía caerse al suelo, allí se encontraba un personaje muy peculiar, el cual la invitaba a una ciudad en la que sería muy especial, y sobre todo se sentiría mas libre de lo que ha sido en su vida. Rocavarancolia la ciudad, donde no tendría que escuchar mas regañinas ni mas ordenes, allí sería totalmente libre, solo un poco de intuición y nada más...
La chica apretó bien fuerte los dedos en el manillar de la bicicleta, se sentía furiosa por su madre, no soportaba seguir escuchándola decir mas borderíos delante de sus amigos, no se lo merecían, ya era bastante la gente que decían una y otra vez lo mismo, así que escapó corriendo de aquella presencia tan negativa, no valía la pena seguir allí un segundo más, escuchando cosas sin sentido que aunque se las replicases, sería un sin fin de gritos inútiles.
Cuando Dafne le lanzó la botella a la madre todos se sorprendieron ante aquella acción tan brusca de la chica, pero aún así se sintió liberada y es más, sabía que al hacer eso, aunque en el momento que lo hizo, fue sin pensar, sabía que todos la iban admiran aún mas. Cuando su mayor "rival" Dekka le lanzó una mirada complacida, a pesar de la antipatía que sentía por ella, ese gesto le hizo perder todos los sentimientos negativos que sopesaba sobre ella.
Mientras la chica bajaba de la bicicleta, volvió a cobrar aliento. Y también unos cuantos de chicos la halagaban ante aquella situación.
-Oh, es que paso de que esa mujer siga diciendo estupideces sobre vosotros la verdad, mejor irse y que siguiera allí con su cabezonería-Bufó Dafne, mientras tomaba un asiento al lado de Tay.
El cielo nocturno, por fin se abrió tras una gran capa de nubes que ocultaba todas las estrella.
La Noruega quedó un buen rato en silencio mientras lo demás hablaban, ella miraba fijamente a la luna, absorta en sus pensamiento, echaba de menos a su hermano, y olvidó el móvil en casa, suponía que tenía que esta preocupado, mientras la madre le echaba las culpas de haberla dejado salir en casa. Le debía mas de una a su hermano. Nunca pensaba tanto en casa pero, aquella noche fuera de ella, la hacía sentir algo nostálgica, por otra parte se le venía a la cabeza de que su hermano también se habría escapado de casa al escuchar a la pesadilla de la madre o la buscaba por la calle ansioso. Dafne intentó no darle mas vueltas a sus pensamientos, a si que decidió irse a dormir.
-Buenas noches chicos, mañana será otro día-Dijo despidiéndose la chica muy convencida.
Un olor muy intenso la hizo despertarse por la noche, siguió el camino de este entre el bosque, hasta que llegó al punto en el que el aroma era súper fuerte, tanto, que casi le hacía caerse al suelo, allí se encontraba un personaje muy peculiar, el cual la invitaba a una ciudad en la que sería muy especial, y sobre todo se sentiría mas libre de lo que ha sido en su vida. Rocavarancolia la ciudad, donde no tendría que escuchar mas regañinas ni mas ordenes, allí sería totalmente libre, solo un poco de intuición y nada más...
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Re: La Tierra
28/10/15, 02:10 am
Una Pica en Rocavarancolia
De cazadores a duelistas...
Despejó a Reyerta de la carne del murciano que, con un sonido tierno se abrio paso cortando el mismo orificio que habia hecho de entrada. La armonia del acero tan solo se quebro cuando la punta rozó el esternon mientras salia. Lorenzo hizo una mueca ante aquel desagradable sonido que, por otra parte, habria sido idoneo para el final de aquella escabechina.
No era uno ni dos sino tres sus oponentes y de aquestos, habia derribado a uno y cortado las falanges derechas de otro y, en aquellos momentos, los dos villanos supervivientes huian en desbandada. Sin embargo, aquel trio de bandidos le habia salido caro al diestro, pues lucia una herida de puñal a la altura del bazo. Hiriole el muy canalla mientras daba cuenta del segundo oponente. ¿Quien iba a imaginar la treta que escondia el villano en tan mugriento anorak? Asio de la cazoleta de Reyerta, pues el galán perdia el equilibrio. Caricias de dolor le hacian percibir su propia carne con sensibilidad innata. Demasiado digno para desfallecer, se agarró de la herida, aquejandose de debilidad, pero a la vez apretandola con fuerza suficiente como para estrangular a un infante, con tal de detener la vertida.
Sin duda alguna, habia sido su victora despues de todo. Con pasos patizambos, se apoyaba en la pared mientras salia con la cabeza bien alta. Su honra, intacta, aunque no podria gustarse de lo mismo su cuerpo. Un rastro legamoso de color carmesi le seguia apoyandose en la mugrienta y humeda piedra de aquel callejón.
Madrid, ciudad de muchas virtudes, pero a la vez de grandes males, no descansaba. Cada dia que salia conflicto hallaba y este se peleaba como un rabioso can defendiendo el hueso. Aquella noche todo apestaba a negrura y sajonismo. Niños vestidos de monstruos, jovenes como prostitutas por la calle, hasta arriba de alcoholes y substancias estupefacientes. Si tan solo los herederos del Gran Capitan vieran que era de su pais... Mas el no se quejaria, como tantos otros de su circulo y el de su padre. Lorenzo era hombre y de accion. Mediaria en su medida todo lo que pudiera con su espada.
―Canallas.―escupio, con un jadeo. Mirose la palma de su mano, pregnada en sangre, suya y del gañan al cual habiale atravesado corazon y espina con precision de cirujano armado. Un latigazo de dolor en lo que seria otra cicatriz, pero que en aquellos momentos amenazaba con matarle.
La traccion de un motor cercano le llamó la atencion, pues el silbido del mecanismo, asi como la traccion del carruaje le eran terriblemente familiares. Con la mano libre, tiró de su sombrero en pos de ocultar su curtido rostro, una vez que los infernales faros focaronse en su figura. Por supuesto, supo quien atrajaba del vehiculo.
―¡S-Señorito Santiago!―exclamó el anciano. Temblabale la voz, asi como las manos, mas aquello no era por edad, sino por su taimada y docil personalidad.
―Alfredo...―musitó, no ocultando su molestia por los faros todavia atacandole. No con disimulo, intentó ocultar su herida.
―¡Llevamos horas buscandole! ¡La fiesta ya dio comienzo y su padre ha tenido que dar el discurso sin usted!―exclamaba tal Alfredo, mientras se arrastraba encorvadamente hacia el pizarro.―¿No ve que no puede continuar con esta vida, señorito?-
Gruñó incomodo, cuando la pose se vino abajo y casi diose de morros contra el suelo.
―¡Señorito!―dijo el maduro anciano encorvandose mas si quiera por ayudarle.
―Alfredo... lleveme a casa...―le pidio con voz ronca.
Poco pudo hacer por sus oidos salvo ocultar su cara con su sombrero cuando el mayordomo hallo la herida.
―¡AY! ¡Otra herida más! ¡Su padre se va a poner hecho una fiera otra vez! ¡Y yo... ¡Yo no se que hacer! ¡Me va a matar usted de un disgusto, Señorito Santiago!―se quejaba el hombrecillo, mientras sacaba un pañuelo y presionaba contra la herida con una fuerza sorpendente para el diestro.
―Vamonos a casa, se la cosere ahí.―dijo entonces, pasando el brazo del gallardo por sus hombros y cargando con el hasta dejarle en el asiento trasero del Rolls de servicio. Cuero beis de la mas alta calidad, manchurrado de rojo, mientras el español se apretaba para detener el sangrado. Asi, el hombrecillo cogia la espada y la metia en el maletero. Tras cerrar la baca, miró a ambos lados antes de adentrarse en el asiento de conductor y encendio el motor.
Lorenzo encontró aquel momento uno idoneo para echarse una siesta, aun a pesar de lo resbaladiza que era su sangre, logró ponerse cómodo y cerrar los ojos. Siempre que podia, dormitaba, para intentar compensar lo que no dormia en sus noches, y siempre lograba levantarse pronto, como hizo aquella vez, cuando el Rolls se adentraba en los jardines de aquella finca en la sierra. Botones iban y venian, cargando con bandejas con aperitivos de olivas y copas de sidra, champan y demás bebidas espirituosas. Con los ojos entrecerrados, Lorenzo abrio la puerta, y pronto el mayordomo le ayudó a salir, aunque fuera a regañadientes del diestro. La siesta le habia despejado algo al fin.
Alejandose de la fiesta, Alfredo guiole por una puerta trasera, que daba a las cocinas, entrando por la puerta de servicio, una puerta más pequeña y sencilla que la gloriosa y decorada puerta de los Señores. Lorenzo, no muy de acuerdo, dabale igual por cual puerta entrar y salir, mientras cupiera su figura.
Sentole a la mesa, estropeando tambien el mantel. Y el mayordomo desaparecio durante unos segundos. Al volver este, trajo un botiquin, con gasas, hilo, huso y demás instrumentario medicinal y de primeros auxilios. Justo cuando tironeaba de los ropajes del español, este le detuvo. Su voz sonaba igual de ronca.
―Alfredo, mi espada…―le pidió cansado.
―Ahora no se preocupe usted de eso, Señorito Santiago, ahorita tan solo dejeme que.―
Cortole el diestro, perdiendo la paciencia.
―¡La espada, Alfredo!―le ordenó, cosa que hizo que el mayordomo se sobresaltase.
―... Si, Señorito Santiago…―
Pusose en pie cuando el hombrecillo salió a por el Rolls. Ahi, en la lejania, adivinabase el sonido de risas, jolgorio y banquete. Una fiesta a la indecoración, pues en españa habia gente que apenas le llegaba a comer y su padre decidia lanzar fiestas “de negocios” con demasiada soltura, sin decencia ni decoración cristiana por aquellos que no tuvieran la suerte que ellos. Pero aquello era poco más que la rutina en su trato con su padre, con opiniones tan distantes, pero por supuesto, siempre desde el respeto.
Cogio del botiquin lo que consideró necesario. No queria molestar a Alfredo más aquella noche, tan solo una victima más en todo aquello, sensible de corazón, casi parecia increible que sus ancestros fueran de los Terribles Indas, Mexicas, Mayas, Tlaxaltecas y demases indios de piel roja. Cristiano, y buen hombre, sin duda cargaba ya con bastantes cruces prosiguiendo fuerte a por sus cincuenta.
Volvio con la espada y Lorenzo la cogio con gracilidad por el tercio fuerte. Asiendo el mancillado mantel, limpiola hoja de una sacudida de la sangre de aquel canalla y la envainó.
―Descansa ahora, Alfredo, yo me ocupo del resto.―Sin tardar mucho, el gesto del maduro se contorsiono en protesta.―Me ocupo del resto, Alfredo.―dijo más autoritario, mientras, con un suspiro el mayordomo se acercaba a la puerta.
―Nos tiene muy preocupados, a Linda y a mi. Y sus padres tambien lo extrañan, Santiago. ¿Seria mucho de rogar que pensase en nosotros cuando siente esa necesidad de salir a buscar problemas?―lastimo con sus palabras al diestro.
Aquel hombre y su mujer habian sido como su segundo padre y madre y los tenia en alta estima. Falto de palabras, enterró su rostro en el sombrero y el hombrecillo salio por la puerta exterior, con direccion a la fiesta.
Subiose por tres tramos de escaleras. Sus botas dejaban las huellas carmesi de la suela, mientras, sin decoro, dejaba tambien un rastro macabro alla a donde fuera. Abriendo la puerta de sus aposentos, la cerró con el tacón y se sento a la cama. Con hilo, ojo y paciencia, comenzo a coserse la herida entre silbidos de dolor y excitacion a partes iguales. Una nueva cicatriz era como una nueva medalla para el diestro y sin duda, el dolor fisico le retraia de pensar en las palabras del hombrecillo.
Diose por terminado a los minutos, ya acostumbrado a coser su propia carne. Limpiose con un paño humedo la piel, cara y manos, pero, exhausto, no se desvistio. Y asi, agotado, decidio echarse otra siesta, entre el plumón de ganso y la almohada de viscolatex, se sumergio en una duermevela llena de peligros, aventuras y, sobretodo, gloria.
Sonaban los redobles de tambores de guerra cuando, Lorenzo despertó. Su instinto le avisaba de un peligro. Un peligro inminente. Su instinto no fallaba. Algo venia a por el. ¿Que podia ser, en mitad de la noche? Nadie que conociera, por supuesto, desprendia tal aura. Algo le decia que aquello iba a ser algo completamente diferente. Cogio a Reyerta con la gobernante y relleno su cama con las almohadas, a falta de mejor sustituto y, sin más dilación, escondiose en el armario, procurando hacer menos ruido que un corzo.
La puerta fantasmagoricamente se abrio de par en par, desdeñando la cerradura como si esta no hubiera sido colocada desde un principio. Y por ella, un individuo la atravesó. Pose relajada, andares reflexivos y hombros sombrios, sin duda cargaba el esperpento propio de un gitano, pero la tez de un mediterraneo. Controlaba su respiración, dos alientos. Aquel intruso parecia examinar el cuarto desde el umbral. No fue sino que se le puso la carne de gallina cuando sus ojos espejados se posaron en el armario, aunque no dio indicios de ver atraves de las lisadas maderdas. Dos pasos, tres y un tercio de más hacia la cama, Lorenzo vio su oportunidad y saltó del armario, asiendo Reyerta contra la garganta de aquel intruso, quedole la aviesa punta a puño de seccionarle la garganta.
Raro era, aunque quizás porque estaba somnoliento, pero el diestro habria jurado que el intruso se habia girado y le habia visto venir de mucho antes que siquiera el hubiera pensado en salir. Ignorando aquella incertidumbre, pues las incertidumbres como bien es sabido, matan, se centró en dar una verborrea acorde a su presentación.
―Sois muy raudo o muy necio por intentar encamisar a un Diestro de los Tercios del Imperio español. ¿O seria mejor decir encamisar a un encamisador? Sonajeria a sastreria ya.―riose de su propia gracia, antes de continuar.―Mi arma, Reyerta, ha comido recientemente, asi que, por la prosiguiente no esta muy hambrienta, mas os impelo a desistir cualquier accion sospechosa u ofensiva, por los siguientes motivos: Si lanzas un ataque primal, desviare al externo con mis tres cuartos de radial y tomare la altura para un riposite italiano alto y cierto; Si optais por transversar, extrañare vuesos pasos hasta una optometria radial que permita que, en terminos de tercio proporcional, os avetaje con tres puños y cuatro quintos a juzgar por vuestras alas; Si, sin embargo, sois un necio y optais por una oberta extrema por el interno, girare un trepidante y, con arcangulo de setenta y tres grados, asestare final tres centimetros por debajo de vuestro menton. Asi, no hay forma que, con hoja cortante, cubierta o no, podais alcanzarme, al menos no con esa postura tan pobremente adoptada Señor…-se paró ahí. Se habia olvidado preguntar su nombre. Sin bajar la ropera, le preguntó educadamente por el.―Disculpe caballero, ruego me perdone mis modales, acabo de ser apuñalado y gran parte de mi sangre ha decidido por salir en vez de asistir al mi cerebro, mas, ¿Como os llamais?―
Una humareda verde cubrio la cara de Lorenzo en aquel momento, desdibujando la linea entre sueño y realidad y fue entonces cuando el español perdio el primer duelo de su vida.
De cazadores a duelistas...
Despejó a Reyerta de la carne del murciano que, con un sonido tierno se abrio paso cortando el mismo orificio que habia hecho de entrada. La armonia del acero tan solo se quebro cuando la punta rozó el esternon mientras salia. Lorenzo hizo una mueca ante aquel desagradable sonido que, por otra parte, habria sido idoneo para el final de aquella escabechina.
No era uno ni dos sino tres sus oponentes y de aquestos, habia derribado a uno y cortado las falanges derechas de otro y, en aquellos momentos, los dos villanos supervivientes huian en desbandada. Sin embargo, aquel trio de bandidos le habia salido caro al diestro, pues lucia una herida de puñal a la altura del bazo. Hiriole el muy canalla mientras daba cuenta del segundo oponente. ¿Quien iba a imaginar la treta que escondia el villano en tan mugriento anorak? Asio de la cazoleta de Reyerta, pues el galán perdia el equilibrio. Caricias de dolor le hacian percibir su propia carne con sensibilidad innata. Demasiado digno para desfallecer, se agarró de la herida, aquejandose de debilidad, pero a la vez apretandola con fuerza suficiente como para estrangular a un infante, con tal de detener la vertida.
Sin duda alguna, habia sido su victora despues de todo. Con pasos patizambos, se apoyaba en la pared mientras salia con la cabeza bien alta. Su honra, intacta, aunque no podria gustarse de lo mismo su cuerpo. Un rastro legamoso de color carmesi le seguia apoyandose en la mugrienta y humeda piedra de aquel callejón.
Madrid, ciudad de muchas virtudes, pero a la vez de grandes males, no descansaba. Cada dia que salia conflicto hallaba y este se peleaba como un rabioso can defendiendo el hueso. Aquella noche todo apestaba a negrura y sajonismo. Niños vestidos de monstruos, jovenes como prostitutas por la calle, hasta arriba de alcoholes y substancias estupefacientes. Si tan solo los herederos del Gran Capitan vieran que era de su pais... Mas el no se quejaria, como tantos otros de su circulo y el de su padre. Lorenzo era hombre y de accion. Mediaria en su medida todo lo que pudiera con su espada.
―Canallas.―escupio, con un jadeo. Mirose la palma de su mano, pregnada en sangre, suya y del gañan al cual habiale atravesado corazon y espina con precision de cirujano armado. Un latigazo de dolor en lo que seria otra cicatriz, pero que en aquellos momentos amenazaba con matarle.
La traccion de un motor cercano le llamó la atencion, pues el silbido del mecanismo, asi como la traccion del carruaje le eran terriblemente familiares. Con la mano libre, tiró de su sombrero en pos de ocultar su curtido rostro, una vez que los infernales faros focaronse en su figura. Por supuesto, supo quien atrajaba del vehiculo.
―¡S-Señorito Santiago!―exclamó el anciano. Temblabale la voz, asi como las manos, mas aquello no era por edad, sino por su taimada y docil personalidad.
―Alfredo...―musitó, no ocultando su molestia por los faros todavia atacandole. No con disimulo, intentó ocultar su herida.
―¡Llevamos horas buscandole! ¡La fiesta ya dio comienzo y su padre ha tenido que dar el discurso sin usted!―exclamaba tal Alfredo, mientras se arrastraba encorvadamente hacia el pizarro.―¿No ve que no puede continuar con esta vida, señorito?-
Gruñó incomodo, cuando la pose se vino abajo y casi diose de morros contra el suelo.
―¡Señorito!―dijo el maduro anciano encorvandose mas si quiera por ayudarle.
―Alfredo... lleveme a casa...―le pidio con voz ronca.
Poco pudo hacer por sus oidos salvo ocultar su cara con su sombrero cuando el mayordomo hallo la herida.
―¡AY! ¡Otra herida más! ¡Su padre se va a poner hecho una fiera otra vez! ¡Y yo... ¡Yo no se que hacer! ¡Me va a matar usted de un disgusto, Señorito Santiago!―se quejaba el hombrecillo, mientras sacaba un pañuelo y presionaba contra la herida con una fuerza sorpendente para el diestro.
―Vamonos a casa, se la cosere ahí.―dijo entonces, pasando el brazo del gallardo por sus hombros y cargando con el hasta dejarle en el asiento trasero del Rolls de servicio. Cuero beis de la mas alta calidad, manchurrado de rojo, mientras el español se apretaba para detener el sangrado. Asi, el hombrecillo cogia la espada y la metia en el maletero. Tras cerrar la baca, miró a ambos lados antes de adentrarse en el asiento de conductor y encendio el motor.
Lorenzo encontró aquel momento uno idoneo para echarse una siesta, aun a pesar de lo resbaladiza que era su sangre, logró ponerse cómodo y cerrar los ojos. Siempre que podia, dormitaba, para intentar compensar lo que no dormia en sus noches, y siempre lograba levantarse pronto, como hizo aquella vez, cuando el Rolls se adentraba en los jardines de aquella finca en la sierra. Botones iban y venian, cargando con bandejas con aperitivos de olivas y copas de sidra, champan y demás bebidas espirituosas. Con los ojos entrecerrados, Lorenzo abrio la puerta, y pronto el mayordomo le ayudó a salir, aunque fuera a regañadientes del diestro. La siesta le habia despejado algo al fin.
Alejandose de la fiesta, Alfredo guiole por una puerta trasera, que daba a las cocinas, entrando por la puerta de servicio, una puerta más pequeña y sencilla que la gloriosa y decorada puerta de los Señores. Lorenzo, no muy de acuerdo, dabale igual por cual puerta entrar y salir, mientras cupiera su figura.
Sentole a la mesa, estropeando tambien el mantel. Y el mayordomo desaparecio durante unos segundos. Al volver este, trajo un botiquin, con gasas, hilo, huso y demás instrumentario medicinal y de primeros auxilios. Justo cuando tironeaba de los ropajes del español, este le detuvo. Su voz sonaba igual de ronca.
―Alfredo, mi espada…―le pidió cansado.
―Ahora no se preocupe usted de eso, Señorito Santiago, ahorita tan solo dejeme que.―
Cortole el diestro, perdiendo la paciencia.
―¡La espada, Alfredo!―le ordenó, cosa que hizo que el mayordomo se sobresaltase.
―... Si, Señorito Santiago…―
Pusose en pie cuando el hombrecillo salió a por el Rolls. Ahi, en la lejania, adivinabase el sonido de risas, jolgorio y banquete. Una fiesta a la indecoración, pues en españa habia gente que apenas le llegaba a comer y su padre decidia lanzar fiestas “de negocios” con demasiada soltura, sin decencia ni decoración cristiana por aquellos que no tuvieran la suerte que ellos. Pero aquello era poco más que la rutina en su trato con su padre, con opiniones tan distantes, pero por supuesto, siempre desde el respeto.
Cogio del botiquin lo que consideró necesario. No queria molestar a Alfredo más aquella noche, tan solo una victima más en todo aquello, sensible de corazón, casi parecia increible que sus ancestros fueran de los Terribles Indas, Mexicas, Mayas, Tlaxaltecas y demases indios de piel roja. Cristiano, y buen hombre, sin duda cargaba ya con bastantes cruces prosiguiendo fuerte a por sus cincuenta.
Volvio con la espada y Lorenzo la cogio con gracilidad por el tercio fuerte. Asiendo el mancillado mantel, limpiola hoja de una sacudida de la sangre de aquel canalla y la envainó.
―Descansa ahora, Alfredo, yo me ocupo del resto.―Sin tardar mucho, el gesto del maduro se contorsiono en protesta.―Me ocupo del resto, Alfredo.―dijo más autoritario, mientras, con un suspiro el mayordomo se acercaba a la puerta.
―Nos tiene muy preocupados, a Linda y a mi. Y sus padres tambien lo extrañan, Santiago. ¿Seria mucho de rogar que pensase en nosotros cuando siente esa necesidad de salir a buscar problemas?―lastimo con sus palabras al diestro.
Aquel hombre y su mujer habian sido como su segundo padre y madre y los tenia en alta estima. Falto de palabras, enterró su rostro en el sombrero y el hombrecillo salio por la puerta exterior, con direccion a la fiesta.
Subiose por tres tramos de escaleras. Sus botas dejaban las huellas carmesi de la suela, mientras, sin decoro, dejaba tambien un rastro macabro alla a donde fuera. Abriendo la puerta de sus aposentos, la cerró con el tacón y se sento a la cama. Con hilo, ojo y paciencia, comenzo a coserse la herida entre silbidos de dolor y excitacion a partes iguales. Una nueva cicatriz era como una nueva medalla para el diestro y sin duda, el dolor fisico le retraia de pensar en las palabras del hombrecillo.
Diose por terminado a los minutos, ya acostumbrado a coser su propia carne. Limpiose con un paño humedo la piel, cara y manos, pero, exhausto, no se desvistio. Y asi, agotado, decidio echarse otra siesta, entre el plumón de ganso y la almohada de viscolatex, se sumergio en una duermevela llena de peligros, aventuras y, sobretodo, gloria.
Sonaban los redobles de tambores de guerra cuando, Lorenzo despertó. Su instinto le avisaba de un peligro. Un peligro inminente. Su instinto no fallaba. Algo venia a por el. ¿Que podia ser, en mitad de la noche? Nadie que conociera, por supuesto, desprendia tal aura. Algo le decia que aquello iba a ser algo completamente diferente. Cogio a Reyerta con la gobernante y relleno su cama con las almohadas, a falta de mejor sustituto y, sin más dilación, escondiose en el armario, procurando hacer menos ruido que un corzo.
La puerta fantasmagoricamente se abrio de par en par, desdeñando la cerradura como si esta no hubiera sido colocada desde un principio. Y por ella, un individuo la atravesó. Pose relajada, andares reflexivos y hombros sombrios, sin duda cargaba el esperpento propio de un gitano, pero la tez de un mediterraneo. Controlaba su respiración, dos alientos. Aquel intruso parecia examinar el cuarto desde el umbral. No fue sino que se le puso la carne de gallina cuando sus ojos espejados se posaron en el armario, aunque no dio indicios de ver atraves de las lisadas maderdas. Dos pasos, tres y un tercio de más hacia la cama, Lorenzo vio su oportunidad y saltó del armario, asiendo Reyerta contra la garganta de aquel intruso, quedole la aviesa punta a puño de seccionarle la garganta.
Raro era, aunque quizás porque estaba somnoliento, pero el diestro habria jurado que el intruso se habia girado y le habia visto venir de mucho antes que siquiera el hubiera pensado en salir. Ignorando aquella incertidumbre, pues las incertidumbres como bien es sabido, matan, se centró en dar una verborrea acorde a su presentación.
―Sois muy raudo o muy necio por intentar encamisar a un Diestro de los Tercios del Imperio español. ¿O seria mejor decir encamisar a un encamisador? Sonajeria a sastreria ya.―riose de su propia gracia, antes de continuar.―Mi arma, Reyerta, ha comido recientemente, asi que, por la prosiguiente no esta muy hambrienta, mas os impelo a desistir cualquier accion sospechosa u ofensiva, por los siguientes motivos: Si lanzas un ataque primal, desviare al externo con mis tres cuartos de radial y tomare la altura para un riposite italiano alto y cierto; Si optais por transversar, extrañare vuesos pasos hasta una optometria radial que permita que, en terminos de tercio proporcional, os avetaje con tres puños y cuatro quintos a juzgar por vuestras alas; Si, sin embargo, sois un necio y optais por una oberta extrema por el interno, girare un trepidante y, con arcangulo de setenta y tres grados, asestare final tres centimetros por debajo de vuestro menton. Asi, no hay forma que, con hoja cortante, cubierta o no, podais alcanzarme, al menos no con esa postura tan pobremente adoptada Señor…-se paró ahí. Se habia olvidado preguntar su nombre. Sin bajar la ropera, le preguntó educadamente por el.―Disculpe caballero, ruego me perdone mis modales, acabo de ser apuñalado y gran parte de mi sangre ha decidido por salir en vez de asistir al mi cerebro, mas, ¿Como os llamais?―
Una humareda verde cubrio la cara de Lorenzo en aquel momento, desdibujando la linea entre sueño y realidad y fue entonces cuando el español perdio el primer duelo de su vida.
- Kial
Ficha de cosechado
Nombre: Hyun-Su
Especie: Humano
Habilidades: memoria, habilidad mental (acertijos, adivinanzas),astucia.
Re: La Tierra
28/10/15, 06:10 pm
¡Qué día más largo había sido! Hyung acababa de volver a casa. Si ya era normal para él encontrar a sus padres dormidos al volver, hoy especialmente no sería distinto. Subía las escaleras lamentándose por la hora que era y el hecho de que todavía debía ponerse con sus tareas. Mientras andaba, recordaba con cierto arrepentimiento la razón de su retraso.
Se habían acabado las clases, eran las diez y debía volver a casa. Sin embargo afuera le estaba esperando su hermana Hye.
– ¿Qué haces aquí?- pregunto Hyung en tono serio, pero emocionado para lo que era costumbre en él. Estaba feliz de verla. Siempre que salía con ella lo pasaba bien.
- ¿No te alegras de verme?- contestó ahora ella en broma. Sólo quería ponerle nervioso…
– Hombre, sí, sólo que no te esperaba- respondió él, hizo una pausa y siguió – pero por mucho que me alegre ya sabes que este año tengo mucho que hacer y no sé si me viene bien quedar aún peor en clase.- Lo que decía era cierto: no podía permitirse mucho entretenimiento. Era el último curso, luego entraría en el instituto
–Hyung, es viernes. ¡Pásalo bien, por una vez! He oído de un bar con una comida deliciosa y karaoke. Deberíamos ir. Te juro que sólo será una horita y luego te dejo en casa- ella sabía que su hermano siempre cedía.
– ¿Y tu marido está de acuerdo con que te vayas de juerga con tu hermano de quince años? - preguntó Hyung
– Siempre has sido su cuñado preferido.
¿Por qué le habría hecho caso?, se preguntaba Hyung mientras abría la puerta de su cuarto, mirando una vez dentro al reloj de la pared que marcaba las tres y cinco de la mañana. Se tiró cuan largo era a la cama. No se encontraba capaz de hacer sus tareas. Mañana, mañana pasaría la noche en vela… ¡si era necesario! Comprobó que tenía su martillo y linterna al lado de la cama, rutina que repetía todas las noches, y se quedó completamente dormido.
De repente despierta, algo le ha arrebatado el sueño, alguien. Su corazón empieza a latir cada vez más fuerte. Se repite a sí mismo “tranquilízate, serán papá o mamá”. Pero no puede, ya le ha dado rienda suelta a la imaginación. Agarra rápidamente el martillo de su mesilla y enciende la linterna.
¡No podía creer lo que estaba viendo! Se encontraba ante un hombre de rasgos occidentales, joven y con un tono grisáceo de piel. Iba rodeado de un montón de criaturas metálicas de las cuales unas cuantas fumaban. Lo que veía no podía ser real, no podía creerlo.
Seguía nervioso, pero ya no tanto. Había algo en aquel extraño que le inspiraba confianza. Estaba sorprendido de lo poco que le incomodaba su presencia. Además el humo, a diferencia de cuando fumaba alguno de sus compañeros, no le molestaba por mucho que expulsaran aquellos seres de hojalata. Aun así siguió sosteniendo el martillo con fuerza mientras se aseguraba de no perder de vista ninguna de esas extrañas maquinas.
– Tranquilízate, chico. No necesitarás ese martillo ahora.- Hyung bajó el martillo levemente, pero siguió sosteniéndolo con fuerza. -Vengo aquí para proponerte una oferta.- El hombre dio un rodeo a la habitación, miró a Hyung y continuó. - Te ofrezco llevarte a casa, a tu verdadero hogar. Allí encontraras maravillas, magia y criaturas fantásticas. Serás libre, libre de hacer lo que quieras. No habrá más exámenes ni más colegio, no necesitaras notas ni carrera. Dónde vas lo único que se requiere es tu presencia. Eres especial, este no es tu sitio. Perteneces a Rocavarancolia y allí es donde te llevo. Esta es tu oportunidad de alzarte sobre el resto como siempre has debido hacerlo.-
Según hablaba el joven, más y más sentido tenía lo que decía. ¡Tenía razón! El no debía estar ahí, nunca debió estarlo. Por fin encontraría su sitio.
– Así que, ¿Qué me dices?, ¿Vendrás conmigo?-, preguntó.
Hyung se sentía como si toda su vida hubiera pensado lo que ese hombre ahora le estaba confirmando.
- Acepto- Respondió Hyung. El hombre sacó de pronto un contrato y una pluma que ofreció a Hyung. Éste no se lo pensó dos veces, ¿cómo iba a pensarse algo tan obvio?, y firmó ipso facto. Entonces todo se volvió negro.
Se habían acabado las clases, eran las diez y debía volver a casa. Sin embargo afuera le estaba esperando su hermana Hye.
– ¿Qué haces aquí?- pregunto Hyung en tono serio, pero emocionado para lo que era costumbre en él. Estaba feliz de verla. Siempre que salía con ella lo pasaba bien.
- ¿No te alegras de verme?- contestó ahora ella en broma. Sólo quería ponerle nervioso…
– Hombre, sí, sólo que no te esperaba- respondió él, hizo una pausa y siguió – pero por mucho que me alegre ya sabes que este año tengo mucho que hacer y no sé si me viene bien quedar aún peor en clase.- Lo que decía era cierto: no podía permitirse mucho entretenimiento. Era el último curso, luego entraría en el instituto
–Hyung, es viernes. ¡Pásalo bien, por una vez! He oído de un bar con una comida deliciosa y karaoke. Deberíamos ir. Te juro que sólo será una horita y luego te dejo en casa- ella sabía que su hermano siempre cedía.
– ¿Y tu marido está de acuerdo con que te vayas de juerga con tu hermano de quince años? - preguntó Hyung
– Siempre has sido su cuñado preferido.
¿Por qué le habría hecho caso?, se preguntaba Hyung mientras abría la puerta de su cuarto, mirando una vez dentro al reloj de la pared que marcaba las tres y cinco de la mañana. Se tiró cuan largo era a la cama. No se encontraba capaz de hacer sus tareas. Mañana, mañana pasaría la noche en vela… ¡si era necesario! Comprobó que tenía su martillo y linterna al lado de la cama, rutina que repetía todas las noches, y se quedó completamente dormido.
De repente despierta, algo le ha arrebatado el sueño, alguien. Su corazón empieza a latir cada vez más fuerte. Se repite a sí mismo “tranquilízate, serán papá o mamá”. Pero no puede, ya le ha dado rienda suelta a la imaginación. Agarra rápidamente el martillo de su mesilla y enciende la linterna.
¡No podía creer lo que estaba viendo! Se encontraba ante un hombre de rasgos occidentales, joven y con un tono grisáceo de piel. Iba rodeado de un montón de criaturas metálicas de las cuales unas cuantas fumaban. Lo que veía no podía ser real, no podía creerlo.
Seguía nervioso, pero ya no tanto. Había algo en aquel extraño que le inspiraba confianza. Estaba sorprendido de lo poco que le incomodaba su presencia. Además el humo, a diferencia de cuando fumaba alguno de sus compañeros, no le molestaba por mucho que expulsaran aquellos seres de hojalata. Aun así siguió sosteniendo el martillo con fuerza mientras se aseguraba de no perder de vista ninguna de esas extrañas maquinas.
– Tranquilízate, chico. No necesitarás ese martillo ahora.- Hyung bajó el martillo levemente, pero siguió sosteniéndolo con fuerza. -Vengo aquí para proponerte una oferta.- El hombre dio un rodeo a la habitación, miró a Hyung y continuó. - Te ofrezco llevarte a casa, a tu verdadero hogar. Allí encontraras maravillas, magia y criaturas fantásticas. Serás libre, libre de hacer lo que quieras. No habrá más exámenes ni más colegio, no necesitaras notas ni carrera. Dónde vas lo único que se requiere es tu presencia. Eres especial, este no es tu sitio. Perteneces a Rocavarancolia y allí es donde te llevo. Esta es tu oportunidad de alzarte sobre el resto como siempre has debido hacerlo.-
Según hablaba el joven, más y más sentido tenía lo que decía. ¡Tenía razón! El no debía estar ahí, nunca debió estarlo. Por fin encontraría su sitio.
– Así que, ¿Qué me dices?, ¿Vendrás conmigo?-, preguntó.
Hyung se sentía como si toda su vida hubiera pensado lo que ese hombre ahora le estaba confirmando.
- Acepto- Respondió Hyung. El hombre sacó de pronto un contrato y una pluma que ofreció a Hyung. Éste no se lo pensó dos veces, ¿cómo iba a pensarse algo tan obvio?, y firmó ipso facto. Entonces todo se volvió negro.
- Merodeador
Ficha de cosechado
Nombre: Nadzieja Sikorski.
Especie: Humana.
Habilidades: Resistencia, oído musical e imaginación.
Re: La Tierra
28/10/15, 11:35 pm
Era bien entrada la noche cuando la niña despertó con la horripilante sensación de estar siendo observada. Miro de reojo su habitación por debajo de la manta que sujetaba para que la cubriese de la cabeza a los pies mientras se recordaba a sí misma “No hay nadie. Lo que hay sobre la silla sólo es ropa. No hay nadie, no hay nadie…” Se agarró con más fuerza a las sabanas y se envolvió en estas cual rollito de primavera del chino. Pero su susurrante imaginación seguía ahí “Lo del suelo son sólo juguetes, no son tentáculos. Lo de la silla sólo es ropa, no un asesino descuartizador de niños. El armario está cerrado de ahí no pueden salir los monstruos.” Volvió a echar un vistazo al cuarto para asegurarse de que todo estaba donde correspondía y volvió a esconderse. “Los pies están lejos del borde, sí, están lejos del borde. En la estantería sólo hay peluches, nada de bichos horribles. En la ventana sólo hay un hombre fumando una pipa, eso, un hombre fumando una pipa. Lo de la mesa son los deberes… ¿Por qué hay tanto humo verde en mi cuarto? ¡Oh no! se quema el cuarto ¡voy a morir!... ah no, espera, es el humo de la pipa del hombre de la ventana, cierto… ¡OH DIOS MIO! ¡HAY UN HOMBRE EN MI VENTANA QUE ME VA A COMER Y MATAR! ¡Voy a morir!” Se quedó temblando de puro terror en el embrollo de mantas mientras un grito pugnaba por salir de su garganta y llamara a sus padres pero una vocecita en su cabeza le recordaba lo enfadado que se pondría su padre si todo resultaba ser nada más que una pesadilla.
Una voz carraspeo y una luz se encendió:
-Te veo. -Nadzieja se quedó muda de la impresión al principio para luego responder en un susurro apagado:
-No me puedes ver, porque no existes, lo dice mi mamá.
La pequeña a pesar de estar cubierta de la cabeza a los pies sentía como el humo verde conquistaba sus pulmones y una extraña calma la invadía por momentos.
-Sí que existo, estoy aquí y quiero hablar contigo.
-¿No… no me vas a comer?
-No es mi intención.- La pequeña no dudo en su palabra ni un instante.- Vengo a llevarte a un mundo lleno de milagros y portentos.
La niña hubiese aceptado en ese momento de no ser por la última palabra:
-¿porten-qué?
-Portentos. Rocavarancolia está llena de maravillas.
-¿Cómo las de Alicia?- La niña estaba tan entusiasmada por la idea que intentó salir de la cama, pero el lio de mantas en el que se había metido ella solita se lo impidió.
-No es nada que hayas leído o visto jamás. Te espera la magia, nuevos mundos y aventuras.
-¿Voy a tener magia?- Las esperanzas de la niña eran muy palpables en su voz.
-Muy posiblemente… ¿No te apetece salir de ahí y venir conmigo?
Tan inhibida como estaba por el humo verde, la pequeña ya había aceptado mentalmente la proposición del extraño, toda su desconfianza innata abandonada en algún rincón de la almohada. Pero aún le era muy evidente la realidad de su situación.
-No puedo, mis sabanas me han atrapado y no podrás llevarme contigo. Llévate a mi hermano Tom, Céline no se lo merece es mala pero Tom se lo puede pasar bien, mientras yo me quedo aquí atrapada hasta el final de mis días… -El cosechador no esperó a que terminase de hablar para sacarla del embrollo de mantas con unas manos invisibles que eficazmente la liberaron, del susto Nadzia no pudo evitar gritar. Cuando quedo libre en mitad de su habitación el humo ya era tan espeso en esta que la colegiala se mareo.
-Entonces vendrás, ¿verdad? Rocavarancolia te necesita y tú a ella.
-Sí, sí, iré a Corabaracolia, ¡me necesita y hay magia! como en… Poudlard* y en Disney, sí, es como un Disneyland gratis… -y como si un rastro de lucidez y de desconfianza la hubiese invadido preguntó: -¿Por qué es gratis verdad?
-Si, por supuesto. –Nadzia asintió efusivamente y salió corriendo en dirección contraria a la ventana, hacia la puerta.
-¡Voy a pedirles permiso a papá y mamá!- No hubo necesidad de pararle los pies pues estos solos, torpes a causa del humo, la hicieron caer. Un pequeño raspón en la mano le empaño la vista pero consiguió contener las lágrimas. Volvió a la ventana y le mostro la herida a Doce Punto.
-Me he hecho daño.- El demiurgo le curó la herida con amabilidad al tiempo que le aseguraba:
-No necesitas pedirles permiso… Sólo tienes que firmar aquí y viajaras a un nuevo lugar.
Nadzieja agarró la pluma que le tendía el demiurgo y se acerco al pergamino. Firmó el documento apoyando el papel en su mano izquierda. La letra era mas irregular de lo habitual, no sólo por la superficie; el humo la tenía más que atontada. Su firma consistía en su nombre seguido de una simple “x”.
Elevó los ojos hasta clavar su mirada en la del cosechador.
-¿Nos vamos?
El demiurgo de Altabajatorre asintió.
Una voz carraspeo y una luz se encendió:
-Te veo. -Nadzieja se quedó muda de la impresión al principio para luego responder en un susurro apagado:
-No me puedes ver, porque no existes, lo dice mi mamá.
La pequeña a pesar de estar cubierta de la cabeza a los pies sentía como el humo verde conquistaba sus pulmones y una extraña calma la invadía por momentos.
-Sí que existo, estoy aquí y quiero hablar contigo.
-¿No… no me vas a comer?
-No es mi intención.- La pequeña no dudo en su palabra ni un instante.- Vengo a llevarte a un mundo lleno de milagros y portentos.
La niña hubiese aceptado en ese momento de no ser por la última palabra:
-¿porten-qué?
-Portentos. Rocavarancolia está llena de maravillas.
-¿Cómo las de Alicia?- La niña estaba tan entusiasmada por la idea que intentó salir de la cama, pero el lio de mantas en el que se había metido ella solita se lo impidió.
-No es nada que hayas leído o visto jamás. Te espera la magia, nuevos mundos y aventuras.
-¿Voy a tener magia?- Las esperanzas de la niña eran muy palpables en su voz.
-Muy posiblemente… ¿No te apetece salir de ahí y venir conmigo?
Tan inhibida como estaba por el humo verde, la pequeña ya había aceptado mentalmente la proposición del extraño, toda su desconfianza innata abandonada en algún rincón de la almohada. Pero aún le era muy evidente la realidad de su situación.
-No puedo, mis sabanas me han atrapado y no podrás llevarme contigo. Llévate a mi hermano Tom, Céline no se lo merece es mala pero Tom se lo puede pasar bien, mientras yo me quedo aquí atrapada hasta el final de mis días… -El cosechador no esperó a que terminase de hablar para sacarla del embrollo de mantas con unas manos invisibles que eficazmente la liberaron, del susto Nadzia no pudo evitar gritar. Cuando quedo libre en mitad de su habitación el humo ya era tan espeso en esta que la colegiala se mareo.
-Entonces vendrás, ¿verdad? Rocavarancolia te necesita y tú a ella.
-Sí, sí, iré a Corabaracolia, ¡me necesita y hay magia! como en… Poudlard* y en Disney, sí, es como un Disneyland gratis… -y como si un rastro de lucidez y de desconfianza la hubiese invadido preguntó: -¿Por qué es gratis verdad?
-Si, por supuesto. –Nadzia asintió efusivamente y salió corriendo en dirección contraria a la ventana, hacia la puerta.
-¡Voy a pedirles permiso a papá y mamá!- No hubo necesidad de pararle los pies pues estos solos, torpes a causa del humo, la hicieron caer. Un pequeño raspón en la mano le empaño la vista pero consiguió contener las lágrimas. Volvió a la ventana y le mostro la herida a Doce Punto.
-Me he hecho daño.- El demiurgo le curó la herida con amabilidad al tiempo que le aseguraba:
-No necesitas pedirles permiso… Sólo tienes que firmar aquí y viajaras a un nuevo lugar.
Nadzieja agarró la pluma que le tendía el demiurgo y se acerco al pergamino. Firmó el documento apoyando el papel en su mano izquierda. La letra era mas irregular de lo habitual, no sólo por la superficie; el humo la tenía más que atontada. Su firma consistía en su nombre seguido de una simple “x”.
Elevó los ojos hasta clavar su mirada en la del cosechador.
-¿Nos vamos?
El demiurgo de Altabajatorre asintió.
- *:
- Poudlard es Hogwarts en frances ¿Quién dijo que las traducciones y las editoriales españolas eran las peores? :'D
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: La Tierra
29/10/15, 01:06 am
A pesar de ir abrigado, Rox seguía teniendo los dedos amoratados. Aunque ya hubiera pasado un año desde que se mudó a Corea del Sur junto con sus padres, jamás iba a poder acostumbrarse al frío, y mucho menos a las estaciones. En Brisbane el invierno más frío consistía en 16 grados, lo cual era el doble que el clima en las calles de Busán esa misma noche. Si 16º habían conseguido que no dejase de quejarse del frío durante el invierno australiano, el otoño coreano iba a conseguir que no saliese nunca más de su casa hasta que llegase el verano.
Había pasado la tarde en el piso de estudiantes de dos amigos (concretamente, dos de los cuatro amigos que tenía en todo el país), y aunque en un principio hubieran estado jugando a las cartas y otros juegos de mesa similares, el medio australiano no tuvo mejor idea que la de proponerles echar unas canastas fuera pensando en hacer algo más entretenido y con más movimiento. Se arrepintió nada más pisar calle, pero al ver que a los otros dos no parecía importarles él no iba a ser de menos y echarse atrás. Pensó que estando en movimiento iba a entrar pronto en calor, mas el roce del balón con sus manos ya congeladas solo hizo que se le agrietaran. Seung Woo, que había adoptado el papel de hermano mayor peñazo (con cariño) fue el primero en percatarse de que a Rox se le habían puesto los labios morados. Era el más alto de los tres, llevaba el pelo teñido de castaño con unos rizos que sabían perfectamente a que lugar pertenecían en su cabeza.
―Tío, ¿quieres que paremos o algo?
―¡A-Anda ya! ―rió de forma casi sarcástica mientras le lanzaba el balón a Bae, que lo recogió con desgana. Su nombre seguía antojándosele irónico tras saber lo callado y borde que podía resultar el chico―. Puedo aguantar más. Sino cuando llegue el invierno me voy a comer los mocos, literalmente.
―Gracias por la imagen ―Bae era mucho más bajito. Tenía el pelo negro, rapado practicamente al cero por la nuca. Iba siempre algo encorvado y era casi peor que él a la hora de socializar. Aún así, la agilidad que tenía para moverse seguía sorprendiéndole; en un abrir y cerrar de ojos la cabeza de Seung estuvo a punto de ser reemplazada por la pelota de baloncesto de no ser porque el mayor la cogió a tiempo.
Seung le miró como diciendo "dijiste que no ibas a volver a intentar matarme hoy" y luego negó con la cabeza, dirigiéndose a Rox mientras chasqueaba la lengua.
―A tu casa ―puso una mano sobre su hombro mientras le daba la vuelta al australiano para empujarle en dirección de su hogar. Podía notar que estaba como una estufa incluso a través de las dos capas de ropa, y tuvo que resistir la urgencia de pegarse su mano a la cara para recuperar calor―. Te acompañamos, que seguro que te pierdes.
Bae no mostró ningún tipo de interés por la idea, pero tampoco la rechazó. Aquel chaval parecía más un vegetal que una persona. Seung por su lado, sonreía esperando que Rox dijera que sí.
―No tengo trece años, ¿sabes?―respondió con falsa molestia y luego se apartó de él con un golpe en el hombro. El otro hizo una mueca de dolor, pero el australiano no supo distinguir si era real o no. Seung era un verdadero palillo―. Después de año y pico sé volver solito a casa. Además tenemos examen el lunes, ¿no? ¿Quién de vosotros dos ha empezado ya a estudiar?
―Tú tampoco lo has hecho, a que no ―contestó Bae, tan tajante como siempre. En algún momento había sacado el móvil y ahora lo miraba con el mismo cariñoso desinterés con el que miraba al resto del mundo.
―Zas. El enano no podía haber respondido mejor ―se separó de Rox aún frotándose un hombro, posteriormente empujando a Bae con el cuerpo para hacerle perder el equilibrio mientras estaba concentrado―. Se ve que el aussie quiere perderse otra vez, así queeee...
―¡Solo me perdí una vez!
―Durante tres horas seguidas.
―¡Pero solo fue una vez!
―¡Cómo quieras, pero luego no nos llames llorando como ese día!
―¿Podéis parar ya, pesaos’?
Ambos le miraron en silencio unos segundos antes de seguir picándose. Tras despedirse, Rox se llevó las manos a los cuatro bolsillos de su pantalón para asegurarse de que iba todo dentro, pero teniendo las manos entumecidas del frío hizo de aquella tarea algo infernal. La baraja de cartas, su iPod, su móvil, las llaves de su casa... y un paquete de chicles que se paró a comprar en el camino. Apretó el paso hasta su casa, maldiciendo esa estúpida sudadera por no tener bolsillos donde esconder las manos.
Abrió con torpeza la puerta del portal y se sentó en el suelo del ascensor hasta llegar al piso 17, el penúltimo. Como era de esperar, sus padres aún no estaban en casa: ambos eran ingenieros, y más de una vez habían vuelto cada uno a una hora distinta, siempre a las 10 o por encima.
El calor de su hogar le reconfortaba. A pesar de estar vacío, el piso se mantenía aislado del frío otoñal de fuera. Se dejó caer en su cama bocabajo, estremeciéndose al antojársele las sábanas frías al contacto. Cuando fue capaz de mover los dedos sacó el móvil de su bolsillo para cargarlo en la mesita de noche, pero al alzar la mirada se encontró con algo en lo que no se había percatado al entrar.
¿Y cómo demonios no se había dado cuenta antes?
Al lado de la ventana había un joven de tez oscura, grisácea, que se mantenía en silencio mirándole, rodeado de cachivaches que flotaban a su alrededor y suficiente humo como para hacer saltar la alarma de incendios del edificio entero.
―Buenas noches. He venido a ofrecerte algo.
El silencio se prolongó lo suficiente como para batir récord de momentos incómodos. Solo el sonido del móvil del coreano estrellándose contra el suelo fue capaz de romperlo. Seguido de este, Roxanne se levantó sobre la cama y pegó la espalda contra la pared, dándole igual manchar las sábanas con los zapatos.
―... Uh, no voy a hacerte daño.
―¡DAÑO TE VOY A HACER YO A TI COMO NO SALGAS DE MI CASA, SO FRIKI!
El demiurgo se llevó las manos a la sien, como si hubiese vivido aquello más veces antes. Un suspiro pareció llenar la habitación de más humo del que había.
―Hagamos esto fácil para ambos, ¿de acuerdo? ―vio el ademán de Rox por quitarse la zapatilla para tirársela, seguramente a la cabeza, por lo que alzó ambos brazos en gesto pacífico y se esforzó en sonreír―. Rocavarancolia. Ahí es a donde perteneces ¿Nunca has sentido que no perteneces a este lugar?
«Constantemente.»
Rox bajó el pie despacio, sin quitar la expresión de preocupación y mala uva que tenía en la cara, con una nueva sensación amarga. Dejó que continuase hablando por el momento, no solo por curiosidad, sino también por la incapacidad de decir algo coherente sin balbucear.
―Rocavarancolia es tu lugar. Tiene lo que necesitas, y más. Obtendrás aventura, una vida emocionante, magia, milagros... amistad ―el rostro de Rox cambió, indicándole al demiurgo que había dado en el punto flaco―. Este no es tu sitio, ¿me equivoco acaso? Rocavarancolia es una ciudad maravillosa. Eres importante para ella.
Sus párpados empezaban a pesar. Pensó en todo lo que había dejado atrás en Australia, y en lo que había obtenido de Corea del Sur. Había perdido amigos, una vida, su hogar. Había obtenido rechazo. El recuerdo de Bae y Seung de esa misma tarde comenzó a hacerse borroso, difícil de pensar en él con claridad, como si tratase de recordar un sueño nada más despertar. Sin embargo, el rostro de sus amigos en Australia se hizo mucho más firme.
Se contuvo un bostezo, bajando de la cama con la mirada todo lo fija que podía en el otro. Los objetos... u animales que flotaban a su alrededor no le intimidaban.
―No te vas a arrepentir.
Rox asintió sin dudarlo dos segundos. Los seres fumaban algo frenéticamente, haciendo que el cuerpo entero le pesase. Con la poca consciencia que le quedaba se sintió egoísta: sus padres tenían dinero, y a él rara vez le faltaba de algo... a parte del respeto y aceptación que buscaba. Aún así, vivía en la mejor zona de la ciudad, su piso tenía vistas al mar, había tenido una buena infancia y una buena formación... ¿y ahora estaba escuchando a un extraño que pretendía sacarle de eso?
―Firma aquí ―aprovechó la cercanía para tenderle un pequeño pergamino junto una pluma. Rox no tuvo tiempo a cuestionarse de donde los había sacado, en que momento o como había entrado, o si aquello que había pasado rozándole la frente había sido un colibrí. Cogió la pluma para firmar, emitiendo un quejido mínimo al notar un pinchazo en la propia mano. Lo último de vislumbró fue una sonrisa inquieta, casi de lástima por parte del joven extraño.
―Bienvenido a casa.
Había pasado la tarde en el piso de estudiantes de dos amigos (concretamente, dos de los cuatro amigos que tenía en todo el país), y aunque en un principio hubieran estado jugando a las cartas y otros juegos de mesa similares, el medio australiano no tuvo mejor idea que la de proponerles echar unas canastas fuera pensando en hacer algo más entretenido y con más movimiento. Se arrepintió nada más pisar calle, pero al ver que a los otros dos no parecía importarles él no iba a ser de menos y echarse atrás. Pensó que estando en movimiento iba a entrar pronto en calor, mas el roce del balón con sus manos ya congeladas solo hizo que se le agrietaran. Seung Woo, que había adoptado el papel de hermano mayor peñazo (con cariño) fue el primero en percatarse de que a Rox se le habían puesto los labios morados. Era el más alto de los tres, llevaba el pelo teñido de castaño con unos rizos que sabían perfectamente a que lugar pertenecían en su cabeza.
―Tío, ¿quieres que paremos o algo?
―¡A-Anda ya! ―rió de forma casi sarcástica mientras le lanzaba el balón a Bae, que lo recogió con desgana. Su nombre seguía antojándosele irónico tras saber lo callado y borde que podía resultar el chico―. Puedo aguantar más. Sino cuando llegue el invierno me voy a comer los mocos, literalmente.
―Gracias por la imagen ―Bae era mucho más bajito. Tenía el pelo negro, rapado practicamente al cero por la nuca. Iba siempre algo encorvado y era casi peor que él a la hora de socializar. Aún así, la agilidad que tenía para moverse seguía sorprendiéndole; en un abrir y cerrar de ojos la cabeza de Seung estuvo a punto de ser reemplazada por la pelota de baloncesto de no ser porque el mayor la cogió a tiempo.
Seung le miró como diciendo "dijiste que no ibas a volver a intentar matarme hoy" y luego negó con la cabeza, dirigiéndose a Rox mientras chasqueaba la lengua.
―A tu casa ―puso una mano sobre su hombro mientras le daba la vuelta al australiano para empujarle en dirección de su hogar. Podía notar que estaba como una estufa incluso a través de las dos capas de ropa, y tuvo que resistir la urgencia de pegarse su mano a la cara para recuperar calor―. Te acompañamos, que seguro que te pierdes.
Bae no mostró ningún tipo de interés por la idea, pero tampoco la rechazó. Aquel chaval parecía más un vegetal que una persona. Seung por su lado, sonreía esperando que Rox dijera que sí.
―No tengo trece años, ¿sabes?―respondió con falsa molestia y luego se apartó de él con un golpe en el hombro. El otro hizo una mueca de dolor, pero el australiano no supo distinguir si era real o no. Seung era un verdadero palillo―. Después de año y pico sé volver solito a casa. Además tenemos examen el lunes, ¿no? ¿Quién de vosotros dos ha empezado ya a estudiar?
―Tú tampoco lo has hecho, a que no ―contestó Bae, tan tajante como siempre. En algún momento había sacado el móvil y ahora lo miraba con el mismo cariñoso desinterés con el que miraba al resto del mundo.
―Zas. El enano no podía haber respondido mejor ―se separó de Rox aún frotándose un hombro, posteriormente empujando a Bae con el cuerpo para hacerle perder el equilibrio mientras estaba concentrado―. Se ve que el aussie quiere perderse otra vez, así queeee...
―¡Solo me perdí una vez!
―Durante tres horas seguidas.
―¡Pero solo fue una vez!
―¡Cómo quieras, pero luego no nos llames llorando como ese día!
―¿Podéis parar ya, pesaos’?
Ambos le miraron en silencio unos segundos antes de seguir picándose. Tras despedirse, Rox se llevó las manos a los cuatro bolsillos de su pantalón para asegurarse de que iba todo dentro, pero teniendo las manos entumecidas del frío hizo de aquella tarea algo infernal. La baraja de cartas, su iPod, su móvil, las llaves de su casa... y un paquete de chicles que se paró a comprar en el camino. Apretó el paso hasta su casa, maldiciendo esa estúpida sudadera por no tener bolsillos donde esconder las manos.
Abrió con torpeza la puerta del portal y se sentó en el suelo del ascensor hasta llegar al piso 17, el penúltimo. Como era de esperar, sus padres aún no estaban en casa: ambos eran ingenieros, y más de una vez habían vuelto cada uno a una hora distinta, siempre a las 10 o por encima.
El calor de su hogar le reconfortaba. A pesar de estar vacío, el piso se mantenía aislado del frío otoñal de fuera. Se dejó caer en su cama bocabajo, estremeciéndose al antojársele las sábanas frías al contacto. Cuando fue capaz de mover los dedos sacó el móvil de su bolsillo para cargarlo en la mesita de noche, pero al alzar la mirada se encontró con algo en lo que no se había percatado al entrar.
¿Y cómo demonios no se había dado cuenta antes?
Al lado de la ventana había un joven de tez oscura, grisácea, que se mantenía en silencio mirándole, rodeado de cachivaches que flotaban a su alrededor y suficiente humo como para hacer saltar la alarma de incendios del edificio entero.
―Buenas noches. He venido a ofrecerte algo.
El silencio se prolongó lo suficiente como para batir récord de momentos incómodos. Solo el sonido del móvil del coreano estrellándose contra el suelo fue capaz de romperlo. Seguido de este, Roxanne se levantó sobre la cama y pegó la espalda contra la pared, dándole igual manchar las sábanas con los zapatos.
―... Uh, no voy a hacerte daño.
―¡DAÑO TE VOY A HACER YO A TI COMO NO SALGAS DE MI CASA, SO FRIKI!
El demiurgo se llevó las manos a la sien, como si hubiese vivido aquello más veces antes. Un suspiro pareció llenar la habitación de más humo del que había.
―Hagamos esto fácil para ambos, ¿de acuerdo? ―vio el ademán de Rox por quitarse la zapatilla para tirársela, seguramente a la cabeza, por lo que alzó ambos brazos en gesto pacífico y se esforzó en sonreír―. Rocavarancolia. Ahí es a donde perteneces ¿Nunca has sentido que no perteneces a este lugar?
«Constantemente.»
Rox bajó el pie despacio, sin quitar la expresión de preocupación y mala uva que tenía en la cara, con una nueva sensación amarga. Dejó que continuase hablando por el momento, no solo por curiosidad, sino también por la incapacidad de decir algo coherente sin balbucear.
―Rocavarancolia es tu lugar. Tiene lo que necesitas, y más. Obtendrás aventura, una vida emocionante, magia, milagros... amistad ―el rostro de Rox cambió, indicándole al demiurgo que había dado en el punto flaco―. Este no es tu sitio, ¿me equivoco acaso? Rocavarancolia es una ciudad maravillosa. Eres importante para ella.
Sus párpados empezaban a pesar. Pensó en todo lo que había dejado atrás en Australia, y en lo que había obtenido de Corea del Sur. Había perdido amigos, una vida, su hogar. Había obtenido rechazo. El recuerdo de Bae y Seung de esa misma tarde comenzó a hacerse borroso, difícil de pensar en él con claridad, como si tratase de recordar un sueño nada más despertar. Sin embargo, el rostro de sus amigos en Australia se hizo mucho más firme.
Se contuvo un bostezo, bajando de la cama con la mirada todo lo fija que podía en el otro. Los objetos... u animales que flotaban a su alrededor no le intimidaban.
―No te vas a arrepentir.
Rox asintió sin dudarlo dos segundos. Los seres fumaban algo frenéticamente, haciendo que el cuerpo entero le pesase. Con la poca consciencia que le quedaba se sintió egoísta: sus padres tenían dinero, y a él rara vez le faltaba de algo... a parte del respeto y aceptación que buscaba. Aún así, vivía en la mejor zona de la ciudad, su piso tenía vistas al mar, había tenido una buena infancia y una buena formación... ¿y ahora estaba escuchando a un extraño que pretendía sacarle de eso?
―Firma aquí ―aprovechó la cercanía para tenderle un pequeño pergamino junto una pluma. Rox no tuvo tiempo a cuestionarse de donde los había sacado, en que momento o como había entrado, o si aquello que había pasado rozándole la frente había sido un colibrí. Cogió la pluma para firmar, emitiendo un quejido mínimo al notar un pinchazo en la propia mano. Lo último de vislumbró fue una sonrisa inquieta, casi de lástima por parte del joven extraño.
―Bienvenido a casa.
- ♪♫♬:
- Lobo_Negro
Ficha de cosechado
Nombre: Mike
Especie: Humano
Habilidades: Reflejos, rapidez mental (decisiones), agilidadPersonajes : Mike
Re: La Tierra
09/10/16, 08:59 pm
Nueva York estaba siendo azotada por una inusual ola de frío intenso desde finales de septiembre. Tal era el frío que parecía que el Infierno fuera a congelarse.
Era la noche de Halloween, y Mike acababa de regresar a su refugio en lo alto de un edificio cerca del cruce de la décima con la 45. Era un buen sitio, con fácil acceso desde un callejón trasero si sabías trepar, y con buena vista de los alrededores, sin ningún edificio más alto en las inmediaciones, para que sus ignorantes vecinos siguieran en la inopia sobre su presencia en el tejado.
La noche había sido propicia. Había cogido una sábana grisácea que había encontrado hacía tiempo para utilizarla de disfraz de fantasma. En lugar de pedir puerta por puerta y arriesgarse a que algún adulto se diera cuenta de su situación de sin techo (a fin de cuentas, sus playeros estaban en las últimas, y asomaban por debajo de la sábana de cuando en cuando), se aprovechó de la inocencia de los chicos que intentaban disfrutar de una fiesta que no terminaba de entender. Caminaba cerca de ellos y en cuanto se despistaban, metía una mano en sus bolsas y calderos para hacerse con parte de su botín, mientras con la otra señalaba algún edificio cercano diciendo "en ese portal conseguí bastantes caramelos". En cuanto se dirigían hacia el edificio señalado, él desaparecía hacia otro grupo de niños incautos.
Llegó cargado hasta los topes de chucherías, caramelos y chocolates varios. Al menos le servirían para acallar al hambre un par de días. Tres, si racionaba el botín con cabeza.
La noche era bastante cerrada cuando llegó a su refugio, y no se dio cuenta de que había otra presencia en el tejado hasta que esta habló para dirigirse a él.
-Buenas noches, Mike. Hace una noche preciosa. Una noche mágica.-dijo el intruso contemplando el cielo de espaldas a él, apoyando sus manos sobre la vara que llevaba.
Estuvo a punto de salir corriendo del susto, pero el ser que habló tapaba la única salida, la escalera por la que acababa de subir hacía un momento. La altura del edificio y la arquitectura del mismo dificultaban intentar la bajada por algún otro sitio. Se sentía amenazado por la presencia del extraño. Intentó calmarse, pero no tuvo mucho éxito.
-¿Quién eres y cómo sabes mi nombre?
-Soy Doce Punto, y sé mucho sobre ti, Mike.-contestó el extraño girándose a la vez que su vara se iluminaba levemente para mostrar el aspecto del intruso. Tenía delante a un joven de unos veintitantos, vestido con una levita y un sombrero de copa. Si su apariencia era extraña, más extraño era el color grisáceo de su piel, y los artefactos que revoloteaban a su alrededor- Sé que no perteneces a este mundo, y yo he venido esta noche a llevarte al lugar al que perteneces. Vengo de un reino muy lejano llamado Rocavarancolia. Un lugar lleno de magia y aventuras. No te voy a engañar, es un sitio peligroso, y es tu decisión si quieres venir conmigo, o quedarte aquí.
Mike se quedó perplejo durante un momento, observando a Doce Punto. Le costaba creer lo que le decía aquel chalado, pero la vara iluminada y los artefactos revoloteando a su alrededor parecían confirmar que lo que decía era verdad. Lo que realmente le costaba era confiar en aquel tipo tan extraño, y el hecho de que no tuviera muchas opciones era lo que más le carcomía por dentro, ya que si ese chalado podía usar magia, podría matarlo fácilmente.
-¿Cómo sé que puedo confiar en ti? Llevo mucho tiempo viviendo en las calles de este infierno como para confiar en nadie. ¿Cómo sé que si voy contigo no me matarás en cuanto puedas? ¿o que no lo harás si me niego a acompañarte?
Doce Punto miró a Mike compadeciéndose del muchacho, y con una sonrisa amarga le respondió.
-No voy a hacerte daño. Si decides quedarte, me iré, y no recordarás que he estado aquí. Como te dije, la decisión es tuya.-dijo Doce Punto mirando a Mike a los ojos.
Mike le devolvió la mirada al extraño de manera desafiante, como solía hacer cuando algún adulto creía que sería una presa fácil. Después de unos segundos se dio cuenta de que aquellos ojos no eran los de alguien que estuviera ocultando una mentira. Bajó la mirada y sopesó las palabras del extraño. "Sé que no perteneces a este mundo". Era algo que Mike sabía. Ya no quedaba nada que le atara a ese mundo. ¿Rocavarancolia era un sitio peligroso? A Mike le costaba creer que fuera más peligrosa que Hell's Kitchen. Se tocó instintivamente la cicatriz del párpado derecho, resultado de una pelea con un yonki que le había intentado atravesar el ojo con una navaja.
-Me iré contigo. Rocavarancolia no puede ser peor que esto. -dijo por fin Mike.
-Me alegro de que aceptes. Tan sólo necesito que firmes aquí, y podremos irnos.-dijo Doce Punto sonriendo satisfecho mientras le tendía un pergamino y una pluma.
Era la noche de Halloween, y Mike acababa de regresar a su refugio en lo alto de un edificio cerca del cruce de la décima con la 45. Era un buen sitio, con fácil acceso desde un callejón trasero si sabías trepar, y con buena vista de los alrededores, sin ningún edificio más alto en las inmediaciones, para que sus ignorantes vecinos siguieran en la inopia sobre su presencia en el tejado.
La noche había sido propicia. Había cogido una sábana grisácea que había encontrado hacía tiempo para utilizarla de disfraz de fantasma. En lugar de pedir puerta por puerta y arriesgarse a que algún adulto se diera cuenta de su situación de sin techo (a fin de cuentas, sus playeros estaban en las últimas, y asomaban por debajo de la sábana de cuando en cuando), se aprovechó de la inocencia de los chicos que intentaban disfrutar de una fiesta que no terminaba de entender. Caminaba cerca de ellos y en cuanto se despistaban, metía una mano en sus bolsas y calderos para hacerse con parte de su botín, mientras con la otra señalaba algún edificio cercano diciendo "en ese portal conseguí bastantes caramelos". En cuanto se dirigían hacia el edificio señalado, él desaparecía hacia otro grupo de niños incautos.
Llegó cargado hasta los topes de chucherías, caramelos y chocolates varios. Al menos le servirían para acallar al hambre un par de días. Tres, si racionaba el botín con cabeza.
La noche era bastante cerrada cuando llegó a su refugio, y no se dio cuenta de que había otra presencia en el tejado hasta que esta habló para dirigirse a él.
-Buenas noches, Mike. Hace una noche preciosa. Una noche mágica.-dijo el intruso contemplando el cielo de espaldas a él, apoyando sus manos sobre la vara que llevaba.
Estuvo a punto de salir corriendo del susto, pero el ser que habló tapaba la única salida, la escalera por la que acababa de subir hacía un momento. La altura del edificio y la arquitectura del mismo dificultaban intentar la bajada por algún otro sitio. Se sentía amenazado por la presencia del extraño. Intentó calmarse, pero no tuvo mucho éxito.
-¿Quién eres y cómo sabes mi nombre?
-Soy Doce Punto, y sé mucho sobre ti, Mike.-contestó el extraño girándose a la vez que su vara se iluminaba levemente para mostrar el aspecto del intruso. Tenía delante a un joven de unos veintitantos, vestido con una levita y un sombrero de copa. Si su apariencia era extraña, más extraño era el color grisáceo de su piel, y los artefactos que revoloteaban a su alrededor- Sé que no perteneces a este mundo, y yo he venido esta noche a llevarte al lugar al que perteneces. Vengo de un reino muy lejano llamado Rocavarancolia. Un lugar lleno de magia y aventuras. No te voy a engañar, es un sitio peligroso, y es tu decisión si quieres venir conmigo, o quedarte aquí.
Mike se quedó perplejo durante un momento, observando a Doce Punto. Le costaba creer lo que le decía aquel chalado, pero la vara iluminada y los artefactos revoloteando a su alrededor parecían confirmar que lo que decía era verdad. Lo que realmente le costaba era confiar en aquel tipo tan extraño, y el hecho de que no tuviera muchas opciones era lo que más le carcomía por dentro, ya que si ese chalado podía usar magia, podría matarlo fácilmente.
-¿Cómo sé que puedo confiar en ti? Llevo mucho tiempo viviendo en las calles de este infierno como para confiar en nadie. ¿Cómo sé que si voy contigo no me matarás en cuanto puedas? ¿o que no lo harás si me niego a acompañarte?
Doce Punto miró a Mike compadeciéndose del muchacho, y con una sonrisa amarga le respondió.
-No voy a hacerte daño. Si decides quedarte, me iré, y no recordarás que he estado aquí. Como te dije, la decisión es tuya.-dijo Doce Punto mirando a Mike a los ojos.
Mike le devolvió la mirada al extraño de manera desafiante, como solía hacer cuando algún adulto creía que sería una presa fácil. Después de unos segundos se dio cuenta de que aquellos ojos no eran los de alguien que estuviera ocultando una mentira. Bajó la mirada y sopesó las palabras del extraño. "Sé que no perteneces a este mundo". Era algo que Mike sabía. Ya no quedaba nada que le atara a ese mundo. ¿Rocavarancolia era un sitio peligroso? A Mike le costaba creer que fuera más peligrosa que Hell's Kitchen. Se tocó instintivamente la cicatriz del párpado derecho, resultado de una pelea con un yonki que le había intentado atravesar el ojo con una navaja.
-Me iré contigo. Rocavarancolia no puede ser peor que esto. -dijo por fin Mike.
-Me alegro de que aceptes. Tan sólo necesito que firmes aquí, y podremos irnos.-dijo Doce Punto sonriendo satisfecho mientras le tendía un pergamino y una pluma.
- InvitadoInvitado
Re: La Tierra
28/07/18, 01:30 am
Twixy’s había pasado las semanas previas a Samhein enterrada en presupuestos. La planificación que hacía falta para montar un negocio era muchísimo más complicada que allí que en Frivo, pues tenia que ocuparse sola de todo. Los cuadernos de bocetos se apilaban en su mesa cada vez más llenos de bocetos, listas de tareas y anotaciones de ideas (y eso que ahora tenía su movil y su tablet para no tener que usar tanto papel) Para colmo su tienda no era la única de sus preocupaciones: todavía tenía que avanzar en sus estudios de magia, practicar con su transformación, dedicarse a su trabajo como costurera y no descuidar su vida social. Una locura. Aún con todo la veela estaba contenta y que le faltasen horas en ell día no le pareció excusa suficiente para no prepararle una sorpresa especial a su mejor amiga.
Samika se había adaptado bien a la ciudad y había conseguido sus propios logros, entre ellos entrar en el ejército. Twixy’s no tenía ni pajolera idea de qué era un ejército hasta que se lo explicaron sus compañeros, y una vez lo entendió le pareció algo lo bastante importante como para celebrarlo de alguna manera. Durante su criba la ahora evaki le había hablado mucho de su mundo, y ambas habían fantaseado con visitar el mundo de la otra. Frivowaldany estaba disponible todo el año y Twix iba cuando se le antojaba pero la Tierra era otra historia, ya que el portal solo se abría una vez al año durante un par de días. Habían esperado meses y meses para ese momento. Por mucho que su amiga dijera que a lo mejor no tenían la experiencia suficiente para ir en su primer Samhein como transformadas la veela ya había movido algunos hilos para que fuera posible. Era sociable y se le daba bien tratar con la gente, así que no le fue complicado conseguir información de otros ciudadanos originarios de la Tierra sobre los requerimientos para visitarla. Se encargó del dinero, los hechizos necesarios por si lo del dinero no funcionaba, amuletos logománticos, camuflaje, localización del portal y medios de transporte… Por suerte había tratado lo bastante con terrícolas como para sentirse con bastante confianza para hacerse pasar por uno.
El día que se reunieron para celebrar la entrada de Samika en el ejército Twix le plantó un amuleto de camuflaje en las narices, programado para proyectar exactamente el mismo aspecto que había tenido la chica antes de la Luna. Todo lo demás fue hablar y hablar y hablar de lo que harían.
La víspera de Samhein Twix no podía dejar de canturrear y dar saltitos de la emoción. Había consultado a Jace al menos tres veces sobre si su conjunto era apropiado para aparecer en público (al parecer los terrícolas eran aburridos que te rompes en cuanto a enseñar piel). Llevaba vaqueros ceñidos de tiro alto, zapato cómodo (ya que le habían advertido que iban a andar mucho y que no valía usar magia para levitar), un top de encaje, una de esas gargantillas de terciopelo que al parecer se llevaban y un abrigo largo hasta casi las corvas. También se había decorado con un septum falso dorado y muchos anillos finos y llevaba maquillaje terrícola. El pelo se lo había dejado pelirrojo pero no descartaba cambiar el color a última hora; los terrícolas tenían tintes así que ninguno de sus colores cantosos iba a estar fuera de lugar. De equipaje llevaba una maleta de ruedas hechizada para que tuviera más capacidad y un bolsito de cuero de un diseñados frivy que cambiaría por uno de diseñador terrícola en cuanto pudiese.
-Ay, Sami, ¿es verdad que los humanos os superdisfrazáis la noche de Samhein y salís de fiesta? Suena divertido que te rompes. ¡Yo quiero disfrazarme también!
Samika se había adaptado bien a la ciudad y había conseguido sus propios logros, entre ellos entrar en el ejército. Twixy’s no tenía ni pajolera idea de qué era un ejército hasta que se lo explicaron sus compañeros, y una vez lo entendió le pareció algo lo bastante importante como para celebrarlo de alguna manera. Durante su criba la ahora evaki le había hablado mucho de su mundo, y ambas habían fantaseado con visitar el mundo de la otra. Frivowaldany estaba disponible todo el año y Twix iba cuando se le antojaba pero la Tierra era otra historia, ya que el portal solo se abría una vez al año durante un par de días. Habían esperado meses y meses para ese momento. Por mucho que su amiga dijera que a lo mejor no tenían la experiencia suficiente para ir en su primer Samhein como transformadas la veela ya había movido algunos hilos para que fuera posible. Era sociable y se le daba bien tratar con la gente, así que no le fue complicado conseguir información de otros ciudadanos originarios de la Tierra sobre los requerimientos para visitarla. Se encargó del dinero, los hechizos necesarios por si lo del dinero no funcionaba, amuletos logománticos, camuflaje, localización del portal y medios de transporte… Por suerte había tratado lo bastante con terrícolas como para sentirse con bastante confianza para hacerse pasar por uno.
El día que se reunieron para celebrar la entrada de Samika en el ejército Twix le plantó un amuleto de camuflaje en las narices, programado para proyectar exactamente el mismo aspecto que había tenido la chica antes de la Luna. Todo lo demás fue hablar y hablar y hablar de lo que harían.
La víspera de Samhein Twix no podía dejar de canturrear y dar saltitos de la emoción. Había consultado a Jace al menos tres veces sobre si su conjunto era apropiado para aparecer en público (al parecer los terrícolas eran aburridos que te rompes en cuanto a enseñar piel). Llevaba vaqueros ceñidos de tiro alto, zapato cómodo (ya que le habían advertido que iban a andar mucho y que no valía usar magia para levitar), un top de encaje, una de esas gargantillas de terciopelo que al parecer se llevaban y un abrigo largo hasta casi las corvas. También se había decorado con un septum falso dorado y muchos anillos finos y llevaba maquillaje terrícola. El pelo se lo había dejado pelirrojo pero no descartaba cambiar el color a última hora; los terrícolas tenían tintes así que ninguno de sus colores cantosos iba a estar fuera de lugar. De equipaje llevaba una maleta de ruedas hechizada para que tuviera más capacidad y un bolsito de cuero de un diseñados frivy que cambiaría por uno de diseñador terrícola en cuanto pudiese.
-Ay, Sami, ¿es verdad que los humanos os superdisfrazáis la noche de Samhein y salís de fiesta? Suena divertido que te rompes. ¡Yo quiero disfrazarme también!
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astucia
Personajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: La Tierra
07/08/18, 08:52 pm
Ella había dicho muchas veces de que le gustaría visitar a su familia durante la Luna, quería hacerlo y por supuesto le había comentado a Twix de que le gustaría que fuese con ella en varias ocasiones, por lo que descubrir que la frivy se había adelantado a sus intenciones al grado de planearlo todo por ella por ella, facilitandele algunas asuntos difíciles a su alcance, como era lo de la magia de ocultación o los hechizos logomanticos, le conmovió hasta las lagrimas.
Sabía que su plan de ir a la tierra era difícil, pero descubrir que Twix había investigado por ella donde se abría el portal, la magia de ocultación lista, los hechizos necesarios fue impresionante, realmente la frivy se había esforzado para sorprenderla y Samika no podía mas que estar emocionada y agradecida con ella, hablándole durante toda la espera hasta el día de Samhein de todo lo que deseaba mostrarle, un poco de sus hermanos, de sus padres. Más que decidida a corresponder a Twixy's por todo su esfuerzo, por ser una genial amiga, quería que se divirtiera, que lo disfrutase, mostrarle todos lo que pudiera de se ciudad natal. Quería hacerle un bonito regalo, tanto como Twixy's se lo había hecho a ella.
Lo que si decidido encargarse ella, pues era una de las cosas que le faltaba y que era necesaria para ir a la Tierra, fue de intentar pedirle a uno de los veteranos que les acompañasen o no le seria posible ir por su cuenta. Samika en este punto intento echar mano de alguno de los compañeros del ejercito a los que ya conocía por sus entrenamientos. El hecho de conocer de primera mano a su jefe, Silente, facilitaba un poco ese contacto, ya que fue este el que la examino al entrar al ejercito. Eso y el que ella hablase con todo el mundo, siempre que no la mandasen paseo de malas formas claro, ayudaba que técnicamente se conociera un poco a varios del ejercito general y del grupo de espías, con el que a veces debía trabajar por las consecuencias de sus gritos, al menos con los que si se dejaban hablar y conocer, claro.
Por ello no tuvo problemas en pedirle el favor a Virai Nura, uno de los componentes del grupo de espías con el había entrado alguna que otra vez para que fuera con ellas y el varmano no tuvo problemas en aceptar poniéndoselo bastante fácil a Samika que ya pensaba que iba costarle bastante mas que alguien aceptara ir a esa salida.
Con eso ya establecido y poniéndose de acuerdo con Virai, los preparativos siguientes fueron mas sencillo, ahorrar suficiente dinero y asegurar de poder cambiarlo por la moneda de Londres de antemano. Por lo demás estaba listas gracias a todo lo que Twixy's, había adelantado y en un periquete llego Sanhein haciendo que Samika se sintiera nerviosa y emocionada mientras llegaban al portal, sabiendo que Virai no tardaría en parecer para acompañarles, si es que no andaba ya por allí, y del que ya le había hablado a Twixy's. Llevaba consigo una maleta pues iba a estar lo dos días de portal abierto en la Tierra, y necesitaba maleta, especialmente traer cosas de allá, así como algo de ropa para cambiarse.
Para ir, se había preparado con una botas negras, vaqueros, y una camiseta de color aguamarina cortesía en diseño de Twix, al igual que su sujetador, y que se cerraba a su espalda en cruzeta con unas anillas, permitiendole libertad a sus alas, que incluso si no iba a ser vista por los terrestres gracias a las protecciones ilusionistas, aun estarían allí. En su cuello llevaba el amuleto logomantico y sonreía enormemente cuando llego junto a Twix, acercándose lo siguiente para admirar la belleza de la Veela, con una sonrisa boba que le duro por unos instante antes de echarse a reír. Incluso sabiendo el don de esta incluso a ella le afectaba, peor había querido verla, todo lo que su visión le permitiera, sabiendo cuanto se habia esforzado esta para acomodar su ropa ala de la tierra.
-Esta preciosa Twix, como siempre, da igual lo que te pongas, siempre lo estas. Y si, te queda perfectamente humano - admitió SaMika alegremente dándole el visto bueno con el pulgar, concienciarte de lo raro que debía ser para ella estar tan cubierta par los estándares frivys- ¡Y sii es algo típico en algunos países, desde luego donde yo vivo lo es, la gente se disfraza de cosas que dan miedo, o lo intentan, y van por la ciudad haciendo truco o trato, que es o que les das dulces o te hacen alguna trastadas! Especialmente los críos- rió Samika ilusionada al recordar como se celebraba esa festividad en su ciudad- También muchas casas decorar sus entradas con esqueletos, con calabazas con velas adentro...estoy segurisima que muchas de los cuentos de miedo que se cuentas en Samhein en mi país, es culpa de Rocavarancolia.- aseguró.
-¡Nos disfrazaremos, por supuesto!- dijo Samika segura sosteniendo su maleta frente al portal, intuyendo que Virai andaba por ahí cerca,junto a ellas, aunque no lo pudiese ver- Aunque tu no vas dar miedo Twix...- rió Samika viendo a su amiga junto a ella- Vas a parecer como una especie de diosa rodeada de pobres incautos llevando alitas de demonio de pega- rió ante la situación porque estaba segura que la veela iba a provocar estragos en la gente aun sin quererlo. Pobrecillos- Pero que mas da, la idea es disfrutarlo y lo haremos...tengo muchas ganas de ir, de escuchar las voces de Liam y Aakil y con suerte la de mis padres, pues verlos ya lo veo mas difícil -dijo Samika inquieta esperando el momento en el que el portal se abriera y los tres pudieran cruzarloy ese momento no tardo en llegar.
- ¡Compañía...rumbo a Londres!- exclamó Samika con alegría y una risita, desplegando sus alas para poder atravesar el portal sin matarse al caer, con la maleta de tela sujeta a su baja espalda con una correa, sabiendo que tras aquel portal se toparía con el frío de los alpes suizos, a los que ya estaba preparadas gracias a los hechizos térmicos de Twix.
Sabía que su plan de ir a la tierra era difícil, pero descubrir que Twix había investigado por ella donde se abría el portal, la magia de ocultación lista, los hechizos necesarios fue impresionante, realmente la frivy se había esforzado para sorprenderla y Samika no podía mas que estar emocionada y agradecida con ella, hablándole durante toda la espera hasta el día de Samhein de todo lo que deseaba mostrarle, un poco de sus hermanos, de sus padres. Más que decidida a corresponder a Twixy's por todo su esfuerzo, por ser una genial amiga, quería que se divirtiera, que lo disfrutase, mostrarle todos lo que pudiera de se ciudad natal. Quería hacerle un bonito regalo, tanto como Twixy's se lo había hecho a ella.
Lo que si decidido encargarse ella, pues era una de las cosas que le faltaba y que era necesaria para ir a la Tierra, fue de intentar pedirle a uno de los veteranos que les acompañasen o no le seria posible ir por su cuenta. Samika en este punto intento echar mano de alguno de los compañeros del ejercito a los que ya conocía por sus entrenamientos. El hecho de conocer de primera mano a su jefe, Silente, facilitaba un poco ese contacto, ya que fue este el que la examino al entrar al ejercito. Eso y el que ella hablase con todo el mundo, siempre que no la mandasen paseo de malas formas claro, ayudaba que técnicamente se conociera un poco a varios del ejercito general y del grupo de espías, con el que a veces debía trabajar por las consecuencias de sus gritos, al menos con los que si se dejaban hablar y conocer, claro.
Por ello no tuvo problemas en pedirle el favor a Virai Nura, uno de los componentes del grupo de espías con el había entrado alguna que otra vez para que fuera con ellas y el varmano no tuvo problemas en aceptar poniéndoselo bastante fácil a Samika que ya pensaba que iba costarle bastante mas que alguien aceptara ir a esa salida.
Con eso ya establecido y poniéndose de acuerdo con Virai, los preparativos siguientes fueron mas sencillo, ahorrar suficiente dinero y asegurar de poder cambiarlo por la moneda de Londres de antemano. Por lo demás estaba listas gracias a todo lo que Twixy's, había adelantado y en un periquete llego Sanhein haciendo que Samika se sintiera nerviosa y emocionada mientras llegaban al portal, sabiendo que Virai no tardaría en parecer para acompañarles, si es que no andaba ya por allí, y del que ya le había hablado a Twixy's. Llevaba consigo una maleta pues iba a estar lo dos días de portal abierto en la Tierra, y necesitaba maleta, especialmente traer cosas de allá, así como algo de ropa para cambiarse.
Para ir, se había preparado con una botas negras, vaqueros, y una camiseta de color aguamarina cortesía en diseño de Twix, al igual que su sujetador, y que se cerraba a su espalda en cruzeta con unas anillas, permitiendole libertad a sus alas, que incluso si no iba a ser vista por los terrestres gracias a las protecciones ilusionistas, aun estarían allí. En su cuello llevaba el amuleto logomantico y sonreía enormemente cuando llego junto a Twix, acercándose lo siguiente para admirar la belleza de la Veela, con una sonrisa boba que le duro por unos instante antes de echarse a reír. Incluso sabiendo el don de esta incluso a ella le afectaba, peor había querido verla, todo lo que su visión le permitiera, sabiendo cuanto se habia esforzado esta para acomodar su ropa ala de la tierra.
-Esta preciosa Twix, como siempre, da igual lo que te pongas, siempre lo estas. Y si, te queda perfectamente humano - admitió SaMika alegremente dándole el visto bueno con el pulgar, concienciarte de lo raro que debía ser para ella estar tan cubierta par los estándares frivys- ¡Y sii es algo típico en algunos países, desde luego donde yo vivo lo es, la gente se disfraza de cosas que dan miedo, o lo intentan, y van por la ciudad haciendo truco o trato, que es o que les das dulces o te hacen alguna trastadas! Especialmente los críos- rió Samika ilusionada al recordar como se celebraba esa festividad en su ciudad- También muchas casas decorar sus entradas con esqueletos, con calabazas con velas adentro...estoy segurisima que muchas de los cuentos de miedo que se cuentas en Samhein en mi país, es culpa de Rocavarancolia.- aseguró.
-¡Nos disfrazaremos, por supuesto!- dijo Samika segura sosteniendo su maleta frente al portal, intuyendo que Virai andaba por ahí cerca,junto a ellas, aunque no lo pudiese ver- Aunque tu no vas dar miedo Twix...- rió Samika viendo a su amiga junto a ella- Vas a parecer como una especie de diosa rodeada de pobres incautos llevando alitas de demonio de pega- rió ante la situación porque estaba segura que la veela iba a provocar estragos en la gente aun sin quererlo. Pobrecillos- Pero que mas da, la idea es disfrutarlo y lo haremos...tengo muchas ganas de ir, de escuchar las voces de Liam y Aakil y con suerte la de mis padres, pues verlos ya lo veo mas difícil -dijo Samika inquieta esperando el momento en el que el portal se abriera y los tres pudieran cruzarloy ese momento no tardo en llegar.
- ¡Compañía...rumbo a Londres!- exclamó Samika con alegría y una risita, desplegando sus alas para poder atravesar el portal sin matarse al caer, con la maleta de tela sujeta a su baja espalda con una correa, sabiendo que tras aquel portal se toparía con el frío de los alpes suizos, a los que ya estaba preparadas gracias a los hechizos térmicos de Twix.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
- InvitadoInvitado
Re: La Tierra
08/08/18, 01:16 am
Twixy's dio una vuelta sobre sí misma para lucirse, luego saludó a Samika con un abrazo aunque apenas hubiesen pasado unas horas desde la última vez que se vieron. Poder compartir la ilusión del viaje era muy divertido.
No vio al supuesto veterano por ninguna parte, pero si la evaki había dicho que podían cruzar es que ya estaba todo dispuesto, Activó los hechizos térmicos y la levitación, agarró fuerte su maleta y todos cruzaron.
Al otro lado hacía un frío de mil demonios. Twix podía sentirlo, o más bien intuirlo, a pesar de todos los hechizos. El cambio de presión y la sensación de vértigo hizo que se mareara, pero no tardó mucho en recomponerse. Miró a su alrededor, fascinada; era la primera vez en su vida que veía la nieve. El brujo acompañante se dejó ver y la veela pudo evaluarlo debidamente. No estaba nada mal, la verdad, Twix aprobó silenciosamente su estética. Virai les señaló la dirección en la que tenían que ir y los tres iniciaron el vuelo.
Fueron al menos dos horas de viaje. Acostumbrada a vivir en una sola ciudad, tanto en su mundo de origen como en Rocavarancolia, a Twix se le hicieron eternas. No vieron más que nubes y nubes y nubes, pues al parecer tenían que evitar ser vistos tanto por las cámaras de tierra como por los aviones. Cuando por fin volaron lo bastante bajo como para ver la ciudad la veela se quedó maravillada por las luces. Era totalmente distinta a si ciudad (a cualquiera de las dos). Según se iban acercando Twix se empapó de todos los edificios, coches y parques, de la gente correteando por las calles a pesar de que ni había salido el sol. Usaron un hechizo de ocultación para aterrizar en un callejón y por fin la veela se vio capaz de hablar.
-¡Sami, Sami esto es increíble que te rompes! -chilló (pero bajito) agarrando a su amiga del brazo. -Los edificios son feos y bonitos al mismo tiempo, no entiendo nada. Superson como que viejos de la total pero a la vez majestuosos, ¡me encantan!
Virai rompió el ataque de felicidad sugiriendo que activasen sus amuletos logománticos ya, y eso hicieron. Pidieron un taxi para llegar al hotel << En eso son como en Frivo, pero los taxis de allí son más cuquis>> y por el camino tuvo tiempo de admirar las calles a gusto y comentarlo todo en voz alta. El taxista les preguntó de dónde eran y el brujo se ocupó de responder.
El Ritz, como le había dicho Samika que se llamaba el hotel en el que se iban a hospedar, no era ni de coña tan alto y moderno como los hoteles frivys, pero Twix no necesitó explicación para saber que era lujoso. Era un concepto nuevo para ella incluso tras haber vivido tantos meses en Rocavarancolia: algo que se veía antiguo, que debería estar pasado de moda, pero que de alguna forma seguía siendo hermoso. Un botones les abrió la puerta del taxi y el propio taxista se ocupó de bajarles las maletas.
No vio al supuesto veterano por ninguna parte, pero si la evaki había dicho que podían cruzar es que ya estaba todo dispuesto, Activó los hechizos térmicos y la levitación, agarró fuerte su maleta y todos cruzaron.
Al otro lado hacía un frío de mil demonios. Twix podía sentirlo, o más bien intuirlo, a pesar de todos los hechizos. El cambio de presión y la sensación de vértigo hizo que se mareara, pero no tardó mucho en recomponerse. Miró a su alrededor, fascinada; era la primera vez en su vida que veía la nieve. El brujo acompañante se dejó ver y la veela pudo evaluarlo debidamente. No estaba nada mal, la verdad, Twix aprobó silenciosamente su estética. Virai les señaló la dirección en la que tenían que ir y los tres iniciaron el vuelo.
Fueron al menos dos horas de viaje. Acostumbrada a vivir en una sola ciudad, tanto en su mundo de origen como en Rocavarancolia, a Twix se le hicieron eternas. No vieron más que nubes y nubes y nubes, pues al parecer tenían que evitar ser vistos tanto por las cámaras de tierra como por los aviones. Cuando por fin volaron lo bastante bajo como para ver la ciudad la veela se quedó maravillada por las luces. Era totalmente distinta a si ciudad (a cualquiera de las dos). Según se iban acercando Twix se empapó de todos los edificios, coches y parques, de la gente correteando por las calles a pesar de que ni había salido el sol. Usaron un hechizo de ocultación para aterrizar en un callejón y por fin la veela se vio capaz de hablar.
-¡Sami, Sami esto es increíble que te rompes! -chilló (pero bajito) agarrando a su amiga del brazo. -Los edificios son feos y bonitos al mismo tiempo, no entiendo nada. Superson como que viejos de la total pero a la vez majestuosos, ¡me encantan!
Virai rompió el ataque de felicidad sugiriendo que activasen sus amuletos logománticos ya, y eso hicieron. Pidieron un taxi para llegar al hotel << En eso son como en Frivo, pero los taxis de allí son más cuquis>> y por el camino tuvo tiempo de admirar las calles a gusto y comentarlo todo en voz alta. El taxista les preguntó de dónde eran y el brujo se ocupó de responder.
El Ritz, como le había dicho Samika que se llamaba el hotel en el que se iban a hospedar, no era ni de coña tan alto y moderno como los hoteles frivys, pero Twix no necesitó explicación para saber que era lujoso. Era un concepto nuevo para ella incluso tras haber vivido tantos meses en Rocavarancolia: algo que se veía antiguo, que debería estar pasado de moda, pero que de alguna forma seguía siendo hermoso. Un botones les abrió la puerta del taxi y el propio taxista se ocupó de bajarles las maletas.
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astucia
Personajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: La Tierra
17/08/18, 09:30 pm
Sabía que debía hacer frío y de que no poseer el hechizo térmico de Twixy's sobre su cuerpo haca apenas unos minutos desde que atravesó el portal que ya seriá helado de evaki. Por otro lado volar, entre las nubes fue enriquecedor para Samika,se sentía libre y animada, pues de vez en cuando y sin salir de entre las nubes realizaba volteretas aéreas entre risas. No había mucha diferencia para ella no poder ver por encima de sus cabezas, ni tampoco el poder asomarse a ver que había dejado, todo era oscuro al fin de cuentas.
Una cosas que si le daba un poco de lastima de su trasformación, y de su ceguera en definitiva, es no poder volver a su casa sola, por su cuenta, tan fácilmente con oros si podrían. Su mente trazaba un mapa del tiempo y dirección que tomaban, incluso si sabia que posiblemente necesitara algún que otro viaje mas en compañía en un futuro para poder pisar su tierra sin confundirse en el camino.
Aun así las horas se le hicieron rápidas a Samika, que dudo en usarlas para charlas a ratitos de lo que podrían encontrarse, algo que era ínfimo comparado a lo que Twixy's realmente llegaría a ver, pues ella podría admirar todo mucho mejor que la propia evaki había hecho en su vida. Sonrió animada cuando por fin sus pies tocaron el suelo de Londres y como si este lo estuviera esperando, incluso si ahora Rocavarancolia era una ciudad mas acorde para ella, no podía evitar sentirse realizada al volver a su ciudad. No por que fuese Londres, no porque fuese la Tierra, sino simplemente por todos los recuerdos que inundaban su mente solo por pisar aquellas calles que consiguió reconocer por sus ultrasonidos.
Estaban aun lejos de su casa, si orientación no se había atrofiado demasiado en ese año, así que agradeció enormemente que Virai leyera por ella lo letreros para ubicara mientras llamaban a un taxi tras activar los amuletos. Se sentía rara por ser capaz de volver a hablar el ingles y ya ni decir de comprendelo. La efusividad de Twixy's le hizo reír,
-Londres es una ciudad con mucha historia y sus edificios ni te cuento, supongo que se ven tope antiguos para un frivy pero si algo les sobra es lo majestuosos...cuando veas el Ritz, el hotel donde quedaremos, vas a quedarte boquiabierta. Creeme por dentro dicen que luce como un palacio- dijo Samika traviesamente, siendo feliz porque su amiga estuviera disfrutando tantísimo de las vistas, de como se expresaba de lo que veía. Todo eso hacia que la propia evaki pudiera ver incluso a través de sus ojos incluso si con sus habilidad era solo capaz de ver perfiles de las formas. Twixy's le daba color a lo que Samika solo veía perfiles y profundidad.
Samka no podía evitar irradiar luces de color de felicidad, incluso cuando ya estaban en el taxi,se sentía como la pequeñita del grupo, y según creía debía serlo. Con Virai siendo serío a su manera silenciosa, que no dejaba nada sin observar y con Twixy's compartiendo su emoción al mirarlo todo por la ventanilla.
-Oh la ropa, te va encantar las tiendas de ropa Twix, te lo aseguro, ademas con Halloween que es mañana, habrá que buscarnos ropa para disfrazarnos que dijiste antes que queras, va a ser genial-aseguró la Evaki aun emocionada cuando por fin llegaron al Ritx, dejando los pormenores sobre donde eran a Virai, porque si por ella fuera diría que era de Londres, lo cual no seria mentira.
En cuanto llegaron al Ritz, lugar que ella no había pisado nunca, y su familia aun menos, fueron atendidos rápidamente por los botones, hecho que por un instante incomodo un poco a Samika, no mu acostumbrada a ese tipo de atenciones.
-Espero que tengáis un plan para obtener habitaciones sin reservas anticipada...podéis usar mi nombre si eso-rió Samika entretenida por detrás de los botones, en un tono apenas audible por sus dos acompañante, por que dudaba que este hotel fueran dar cuarto por tu cara bonita sin reserva. No quería llamar la atención de mala forma apenas llegando, aunque desde luego imaginando un poco lo que iban a hacer, mas teniendo una veela entre ellos, iban a a hacer trampas, sin duda lo que no veía era el proceso o resultado de ello. Iban a a pagar de todas formas, así que mas bien aquello era una mera travesura para conseguir lo que querían: las mejores habitaciones del Ritz.
Así que cuando llegaron al mostrador para hablar para pedir las habitaciones, Samika solo miro de reojo a Twixy's <<Estoy segura que hará algo curioso y no quiero perdérmelo >> daba gracias de tenerla al lado que algo al menos podría ver. Le fascinaba en realidad el descaro de lafrivy, su confianza ante todo. Quien dijera que lo frivys eran tontos, que algún comentario había oido en el el ejercito por algún idiota, se equivocaban enormemente...eso o no conocían para nada a su amiga, que de tonta no tenia un pelo..Era una mujer de armas tomar y Samika, no podía sentirse mas admirada de ella por ello.
Una cosas que si le daba un poco de lastima de su trasformación, y de su ceguera en definitiva, es no poder volver a su casa sola, por su cuenta, tan fácilmente con oros si podrían. Su mente trazaba un mapa del tiempo y dirección que tomaban, incluso si sabia que posiblemente necesitara algún que otro viaje mas en compañía en un futuro para poder pisar su tierra sin confundirse en el camino.
Aun así las horas se le hicieron rápidas a Samika, que dudo en usarlas para charlas a ratitos de lo que podrían encontrarse, algo que era ínfimo comparado a lo que Twixy's realmente llegaría a ver, pues ella podría admirar todo mucho mejor que la propia evaki había hecho en su vida. Sonrió animada cuando por fin sus pies tocaron el suelo de Londres y como si este lo estuviera esperando, incluso si ahora Rocavarancolia era una ciudad mas acorde para ella, no podía evitar sentirse realizada al volver a su ciudad. No por que fuese Londres, no porque fuese la Tierra, sino simplemente por todos los recuerdos que inundaban su mente solo por pisar aquellas calles que consiguió reconocer por sus ultrasonidos.
Estaban aun lejos de su casa, si orientación no se había atrofiado demasiado en ese año, así que agradeció enormemente que Virai leyera por ella lo letreros para ubicara mientras llamaban a un taxi tras activar los amuletos. Se sentía rara por ser capaz de volver a hablar el ingles y ya ni decir de comprendelo. La efusividad de Twixy's le hizo reír,
-Londres es una ciudad con mucha historia y sus edificios ni te cuento, supongo que se ven tope antiguos para un frivy pero si algo les sobra es lo majestuosos...cuando veas el Ritz, el hotel donde quedaremos, vas a quedarte boquiabierta. Creeme por dentro dicen que luce como un palacio- dijo Samika traviesamente, siendo feliz porque su amiga estuviera disfrutando tantísimo de las vistas, de como se expresaba de lo que veía. Todo eso hacia que la propia evaki pudiera ver incluso a través de sus ojos incluso si con sus habilidad era solo capaz de ver perfiles de las formas. Twixy's le daba color a lo que Samika solo veía perfiles y profundidad.
Samka no podía evitar irradiar luces de color de felicidad, incluso cuando ya estaban en el taxi,se sentía como la pequeñita del grupo, y según creía debía serlo. Con Virai siendo serío a su manera silenciosa, que no dejaba nada sin observar y con Twixy's compartiendo su emoción al mirarlo todo por la ventanilla.
-Oh la ropa, te va encantar las tiendas de ropa Twix, te lo aseguro, ademas con Halloween que es mañana, habrá que buscarnos ropa para disfrazarnos que dijiste antes que queras, va a ser genial-aseguró la Evaki aun emocionada cuando por fin llegaron al Ritx, dejando los pormenores sobre donde eran a Virai, porque si por ella fuera diría que era de Londres, lo cual no seria mentira.
En cuanto llegaron al Ritz, lugar que ella no había pisado nunca, y su familia aun menos, fueron atendidos rápidamente por los botones, hecho que por un instante incomodo un poco a Samika, no mu acostumbrada a ese tipo de atenciones.
-Espero que tengáis un plan para obtener habitaciones sin reservas anticipada...podéis usar mi nombre si eso-rió Samika entretenida por detrás de los botones, en un tono apenas audible por sus dos acompañante, por que dudaba que este hotel fueran dar cuarto por tu cara bonita sin reserva. No quería llamar la atención de mala forma apenas llegando, aunque desde luego imaginando un poco lo que iban a hacer, mas teniendo una veela entre ellos, iban a a hacer trampas, sin duda lo que no veía era el proceso o resultado de ello. Iban a a pagar de todas formas, así que mas bien aquello era una mera travesura para conseguir lo que querían: las mejores habitaciones del Ritz.
Así que cuando llegaron al mostrador para hablar para pedir las habitaciones, Samika solo miro de reojo a Twixy's <<Estoy segura que hará algo curioso y no quiero perdérmelo >> daba gracias de tenerla al lado que algo al menos podría ver. Le fascinaba en realidad el descaro de lafrivy, su confianza ante todo. Quien dijera que lo frivys eran tontos, que algún comentario había oido en el el ejercito por algún idiota, se equivocaban enormemente...eso o no conocían para nada a su amiga, que de tonta no tenia un pelo..Era una mujer de armas tomar y Samika, no podía sentirse mas admirada de ella por ello.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
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- InvitadoInvitado
Re: La Tierra
02/09/18, 04:30 am
Twixy’s abrió los ojos como platos en cuanto cruzaron la puerta. Era poco refinado, pero no podia evitarlo, aquel lugar era realmente bonito. Podía leer a la perfección la intención puesta por los decoradores: aquel era un lugar de lujo y majestuosidad. Pensó en Rocavarancolia y en todas sus historias de grandeza; todos los edificios de la ciudad deberían ser al menos cuatro veces como ese hotel y no los montones de escombros que eran ahora. De alguna forma le enfadaba, ellos tenían magia ¿a qué demonios esperaba el Consejo?
Los botones los condujeron hasta la recepción y ahí empezó el paripé. Twixy’s fue la que saludó, diluyendo el hechizo que contenía sus poderes de veela para dedicarles su sonrisa más deslumbrante.
-Disculpe, ¿podrían ustedes ayudarnos? No tenemos reserva, pero querríamos dos habitaciones, a ser possible dos suites. Tan solo nos quedaremos un par de días.
La pobre recepcionista balbuceó algo de que no podia atenderles si no tenían reserve, a lo que Twix respondió pidiéndole hablar con su superior. Y la chica tembló. Debió pensar que la mujer despampanante que tenía delante debía ser alguien importante, tal vez alguna estrella de cine o modelo ¿Quién si no se presentaría así en el Ritz? Twix tamborileó sobre el mostrador con sus uñas postizas, dejando claro que se le estaba acabando la paciencia a pesar de que su sonrisa no había flaqueado en ningún momento.
-Creo… que podremos aceptar su petición señorita –concluyó por fin la recepcionista. Sus dos compañeros, que se habían acercado atraídos por la belleza de la veela, asintieron enérgicamente- ¿Qué tipo de habitaciones habían dicho que querían?
-Una doble y una individual. Muchísimas gracias, nosh an salvado la vida. Cariño, ocúpate, por favor –dijo, cediéndole el turno a Virai.
Era más sencillo que el brujo se ocupase del papeleo. Usaron el apellido de Samika y algo de magia para dar los datos justos y necesarios y para que de paso les reservaran algunas de las excursiones que les ofrecían, aunque la veela simplemente fingía que sabía de qué estaban hablando. Todos firmaron y les repartieron sus respectivas llaves. Los botones se marcharon con el equipaje en cuanto acabaron los trámites y un empleado los condujo al ascensor. En el camino Twix no podia dejar de mirar en todas direcciones, a pesar de que sabía que tenía que mantener una fachada. Quería sacar su móvil y hacerle fotos a todo, describírselo a Samika, pero se contuvo hasta que llegaron a la habitación.
Les habían dado una suite de dos habitaciones, cada una con baño propio y conectadas por una salita deliciosamente amueblada, con piano y todo (o así le dijeron luego que se llamaba ese instrumento). El empleado les preguntó si querían que les encendiera la chimenea pero declinaron su oferta. El hombre asintió y les dijo que les avisaría para el desayuno. En cuanto dejó la habitación Twix se puso a chillar y dar saltitos.
-¡Este sitio es alucinante de la total! ¿De dónde sacan tanto dorado? Oh, Sami, las combinaciones de colores y estampados son como conservadoras que te rompes pero todo brilla tanto y tiene tantos adornos y detalles. ¡Y los muebles son tan bonitos!
Con todo el descaro del mundo abrió las puertas de ambas habitaciones para elegir la que más le gustaba. Se tiró en plancha sobre el colchón y enterró la cabeza entre los almohadones de plumas. Esa cama posiblemente no cabría en su dormitorio de Serpentaria pero le daba igual, la quería.
-¡No puedo dormir ahora, esto es muy chachy’s, estoy muy nerviosa!
Los botones los condujeron hasta la recepción y ahí empezó el paripé. Twixy’s fue la que saludó, diluyendo el hechizo que contenía sus poderes de veela para dedicarles su sonrisa más deslumbrante.
-Disculpe, ¿podrían ustedes ayudarnos? No tenemos reserva, pero querríamos dos habitaciones, a ser possible dos suites. Tan solo nos quedaremos un par de días.
La pobre recepcionista balbuceó algo de que no podia atenderles si no tenían reserve, a lo que Twix respondió pidiéndole hablar con su superior. Y la chica tembló. Debió pensar que la mujer despampanante que tenía delante debía ser alguien importante, tal vez alguna estrella de cine o modelo ¿Quién si no se presentaría así en el Ritz? Twix tamborileó sobre el mostrador con sus uñas postizas, dejando claro que se le estaba acabando la paciencia a pesar de que su sonrisa no había flaqueado en ningún momento.
-Creo… que podremos aceptar su petición señorita –concluyó por fin la recepcionista. Sus dos compañeros, que se habían acercado atraídos por la belleza de la veela, asintieron enérgicamente- ¿Qué tipo de habitaciones habían dicho que querían?
-Una doble y una individual. Muchísimas gracias, nosh an salvado la vida. Cariño, ocúpate, por favor –dijo, cediéndole el turno a Virai.
Era más sencillo que el brujo se ocupase del papeleo. Usaron el apellido de Samika y algo de magia para dar los datos justos y necesarios y para que de paso les reservaran algunas de las excursiones que les ofrecían, aunque la veela simplemente fingía que sabía de qué estaban hablando. Todos firmaron y les repartieron sus respectivas llaves. Los botones se marcharon con el equipaje en cuanto acabaron los trámites y un empleado los condujo al ascensor. En el camino Twix no podia dejar de mirar en todas direcciones, a pesar de que sabía que tenía que mantener una fachada. Quería sacar su móvil y hacerle fotos a todo, describírselo a Samika, pero se contuvo hasta que llegaron a la habitación.
Les habían dado una suite de dos habitaciones, cada una con baño propio y conectadas por una salita deliciosamente amueblada, con piano y todo (o así le dijeron luego que se llamaba ese instrumento). El empleado les preguntó si querían que les encendiera la chimenea pero declinaron su oferta. El hombre asintió y les dijo que les avisaría para el desayuno. En cuanto dejó la habitación Twix se puso a chillar y dar saltitos.
-¡Este sitio es alucinante de la total! ¿De dónde sacan tanto dorado? Oh, Sami, las combinaciones de colores y estampados son como conservadoras que te rompes pero todo brilla tanto y tiene tantos adornos y detalles. ¡Y los muebles son tan bonitos!
Con todo el descaro del mundo abrió las puertas de ambas habitaciones para elegir la que más le gustaba. Se tiró en plancha sobre el colchón y enterró la cabeza entre los almohadones de plumas. Esa cama posiblemente no cabría en su dormitorio de Serpentaria pero le daba igual, la quería.
-¡No puedo dormir ahora, esto es muy chachy’s, estoy muy nerviosa!
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astucia
Personajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: La Tierra
14/10/18, 03:11 am
Y tal y como esperaba Twixy's fue directamente a hablar con los recepcionistas usando su arma adquirida mas reciente, eso y claro esta el carisma que ya tenia desde siempre. Incluso sin verlo realmente Samika podía percibirlo, pues de algún modo lo sintió, al estar cerca de la frivy como esa natural aura que hacia difícil no mirarla se acentuaba. A ella la afectaba claro, un poco menos tal vez porque no podía verla al detalle, pero los de recepción cayeron redondo y Samika tuvo que ahoga runa risa en una mera sonrisa despreocupada.
Estaba siendo realmente tan fácil que resultaba risible. Osea ya no solo una habitación, habían obtenidos dos habitaciones en uno de los hoteles mas caros e importantes de Londres con apenas unas pocas palabras de la frivy y su don. Samika se mantuvo silenciosa y divertida, salvo cuando dio su apellido para la inscripción del hotel.
-Resulta increíble lo que puedes llegar a hacer- aseguro Samika por lo bajo una vez estuvieron rumbo a la habitación divertida, especialmente cuando al llegar y hacer un chequeo con su propia habilidad descubrió incrédula que no tenia habitaciones simples sin mas, no, tenían un maldita suite conectando las dos habitación con un salón. Samika termino riéndose de pura incredulidad una vez el empleado se fue, incrédula, escuchando la risa de Twixy's desde la habitación que ya había hecho de ellas, dejando la otra a disposición de Virai.
-Yo aun no me puedo creer que consiguieras semejante habitación- añadió divertida aun en el salón y hablándole desde allí, acercándose al piano para tocar algunas teclas, disfrutando del suave sonido nada irritante para sus sensibles oídos, aunque si que sonaba algo diferente a como los recordaba, con mas matices, tal vez. Era una lastima que nunca hubiese aprendido a tocar, aunque había disfrutado mucho escuchando el piano ya que su hermano Aakil aprendió un poco. ¿Seguiría tocando incluso ahora? De verdad le gustaría saber como les iba a el, a Liam y sus padres.
-Este hotel es prácticamente un palacio Twixy's, tiene que ser ostentoso- aseguro Samika divertida ante su alegría,a adentrandose en la habitacional tras hacerle un gesto a Virai, que miraba también alrededor, siguiéndola en el cuarto-¡Debe ser alucinante! Incluso sino puedo verlo, casi puede respirarse la majestuosidad de este lugar- aseguro Samika aspirando el aire con fuerza alegremente. Incluso sin poder verlo de la forma en la que Twixy's lo describía, lleno de color, podía de alguna forma imaginárselo y era tan extraño y ala vez tan emocionante estar allí. Era incapaz de estar quieta por eso.
-¿¡Quien dijo dormir! Nada de dormir -áseguro Samika con ojos muy abiertos, de por si ella no lo haría aun si Twixy's hubiese decidido hacerlo, ella era nocturna al fin de cuentas, aunque por la mañana estuviera muertas cuando salieran que era sus horarios reales de sueño, daba igual. Estaba demasiado energizada en ese momentos como para notar algo tan banal como el cansancio- ¡Estoy de nuevo en mi tierra! Casi no puedo creémelo....¡Twixy's, tengo muchos sitios a donde llevarte!- aseguro Samika sonriendo, sabia que seria una presentación tal vez a distancia pues dudaba pudiera acercarse para hablar con ellos siendo que estos ya ni sabían quien era. Pero se contentaría si mínimo podía escuchar sus voces aunque fuese- Te mostrare varios sitios espectaculares de Londres ¡e iremos de tiendas!- aseguro Samiika emocionada de alguna forma. No había en si de gozo de saber que estaba allí.
Tanto que ni siquiera era capaz de lamentarse en ese momento sobre lo mucho que había perdido de algún modo al decidirse ir a Rocavarancolia aquel día de Halloween. Aunque posiblemente mucha opciones no habría tenido e todas formas.
-Y mañana iremos donde mi familia, y no es por que sena mis hermanos, conste, pero están de muy buen ver- ser rió Samika por el chiste descarado y de cierto humor negro, de excelente animo-Aunque ¿¡que digo!? Eres una frivy, seguro te parecerán sosos antes lo bellos que sois- aseguro Samika divertida-Tengo muchas ganas de hablarte mas de ellos, de lo que haremos en la mañana...-a seguro Tomando asiento en otra al otra cama, quitándose os zapatos para sentarse en indio sobre ella cama y abrazar una de las cómodas almohadas.
Estaba siendo realmente tan fácil que resultaba risible. Osea ya no solo una habitación, habían obtenidos dos habitaciones en uno de los hoteles mas caros e importantes de Londres con apenas unas pocas palabras de la frivy y su don. Samika se mantuvo silenciosa y divertida, salvo cuando dio su apellido para la inscripción del hotel.
-Resulta increíble lo que puedes llegar a hacer- aseguro Samika por lo bajo una vez estuvieron rumbo a la habitación divertida, especialmente cuando al llegar y hacer un chequeo con su propia habilidad descubrió incrédula que no tenia habitaciones simples sin mas, no, tenían un maldita suite conectando las dos habitación con un salón. Samika termino riéndose de pura incredulidad una vez el empleado se fue, incrédula, escuchando la risa de Twixy's desde la habitación que ya había hecho de ellas, dejando la otra a disposición de Virai.
-Yo aun no me puedo creer que consiguieras semejante habitación- añadió divertida aun en el salón y hablándole desde allí, acercándose al piano para tocar algunas teclas, disfrutando del suave sonido nada irritante para sus sensibles oídos, aunque si que sonaba algo diferente a como los recordaba, con mas matices, tal vez. Era una lastima que nunca hubiese aprendido a tocar, aunque había disfrutado mucho escuchando el piano ya que su hermano Aakil aprendió un poco. ¿Seguiría tocando incluso ahora? De verdad le gustaría saber como les iba a el, a Liam y sus padres.
-Este hotel es prácticamente un palacio Twixy's, tiene que ser ostentoso- aseguro Samika divertida ante su alegría,a adentrandose en la habitacional tras hacerle un gesto a Virai, que miraba también alrededor, siguiéndola en el cuarto-¡Debe ser alucinante! Incluso sino puedo verlo, casi puede respirarse la majestuosidad de este lugar- aseguro Samika aspirando el aire con fuerza alegremente. Incluso sin poder verlo de la forma en la que Twixy's lo describía, lleno de color, podía de alguna forma imaginárselo y era tan extraño y ala vez tan emocionante estar allí. Era incapaz de estar quieta por eso.
-¿¡Quien dijo dormir! Nada de dormir -áseguro Samika con ojos muy abiertos, de por si ella no lo haría aun si Twixy's hubiese decidido hacerlo, ella era nocturna al fin de cuentas, aunque por la mañana estuviera muertas cuando salieran que era sus horarios reales de sueño, daba igual. Estaba demasiado energizada en ese momentos como para notar algo tan banal como el cansancio- ¡Estoy de nuevo en mi tierra! Casi no puedo creémelo....¡Twixy's, tengo muchos sitios a donde llevarte!- aseguro Samika sonriendo, sabia que seria una presentación tal vez a distancia pues dudaba pudiera acercarse para hablar con ellos siendo que estos ya ni sabían quien era. Pero se contentaría si mínimo podía escuchar sus voces aunque fuese- Te mostrare varios sitios espectaculares de Londres ¡e iremos de tiendas!- aseguro Samiika emocionada de alguna forma. No había en si de gozo de saber que estaba allí.
Tanto que ni siquiera era capaz de lamentarse en ese momento sobre lo mucho que había perdido de algún modo al decidirse ir a Rocavarancolia aquel día de Halloween. Aunque posiblemente mucha opciones no habría tenido e todas formas.
-Y mañana iremos donde mi familia, y no es por que sena mis hermanos, conste, pero están de muy buen ver- ser rió Samika por el chiste descarado y de cierto humor negro, de excelente animo-Aunque ¿¡que digo!? Eres una frivy, seguro te parecerán sosos antes lo bellos que sois- aseguro Samika divertida-Tengo muchas ganas de hablarte mas de ellos, de lo que haremos en la mañana...-a seguro Tomando asiento en otra al otra cama, quitándose os zapatos para sentarse en indio sobre ella cama y abrazar una de las cómodas almohadas.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
- InvitadoInvitado
Re: La Tierra
22/10/18, 03:16 am
-¡Qué dices! Si son tus hermanos seguro que son guapy’s que te rompes -le aseguró a la evaki en respuesta al comentario sobre sus hermanos. Según le habían dicho, en la Tierra las personas de una misma familia se parecían entre ellas. Twix nunca se había reconocido de ninguna forma cuando miraba a las dos bolsas fofas y arrugadas que eran sus padres así que daba por hecho que esa norma no se aplicaba a su mundo.
Virai sí que se fue a dormir, cansado del viaje y sin el entusiasmo de las dos novatas, pero Twix y Samika se quedaron en la habitación cuchicheando sobre los planes que tenían. Más bien Twix hacía muchas preguntas y Samika las respondía. La veela también le leyó en voz alta varios panfletos de diferentes atracciones turísticas para que le dijera cuales merecían la pena.
Para ahorrar tiempo y no interrumpir la conversación pidieron que se les llevara el desayuno a la habitación. La comida inglesa era… realmente fea. No tenía el colorido y la delicadeza estética de la comida frivy y parecía grasienta, pero olía bastante bien así que la veela aceptó probarla, y descubrió que le gustaba. Por lo menos los scones y los huevos, las judías con tomate no quiso ni tocarlas. La bebida tradicional de allí era como el driv, pero además podía tomarlo muy dulce y con leche y eso le encantó. Después de comer se aseó con un hechizo y se cambió de ropa (algo para ella muy muy importante) eligiendo un jersey oscuro de cuello alto en lugar del top que traía. Había visto la combinación en una revista de recepción y se le había antojado.
La primera parada de su itinerario era el acuario de la ciudad. A Twixy’s le encantaban los acuarios, visitaba todos los que podía cuando vivía en frivo y gran parte de su inspiración para sus colecciones venía de animales marinos, por eso estaba deseando ver cómo eran las especies marinas de la Tierra. Incluso llevaba un cuadernito y un portaminas en el bolso para tomar apuntes.
Virai sí que se fue a dormir, cansado del viaje y sin el entusiasmo de las dos novatas, pero Twix y Samika se quedaron en la habitación cuchicheando sobre los planes que tenían. Más bien Twix hacía muchas preguntas y Samika las respondía. La veela también le leyó en voz alta varios panfletos de diferentes atracciones turísticas para que le dijera cuales merecían la pena.
Para ahorrar tiempo y no interrumpir la conversación pidieron que se les llevara el desayuno a la habitación. La comida inglesa era… realmente fea. No tenía el colorido y la delicadeza estética de la comida frivy y parecía grasienta, pero olía bastante bien así que la veela aceptó probarla, y descubrió que le gustaba. Por lo menos los scones y los huevos, las judías con tomate no quiso ni tocarlas. La bebida tradicional de allí era como el driv, pero además podía tomarlo muy dulce y con leche y eso le encantó. Después de comer se aseó con un hechizo y se cambió de ropa (algo para ella muy muy importante) eligiendo un jersey oscuro de cuello alto en lugar del top que traía. Había visto la combinación en una revista de recepción y se le había antojado.
La primera parada de su itinerario era el acuario de la ciudad. A Twixy’s le encantaban los acuarios, visitaba todos los que podía cuando vivía en frivo y gran parte de su inspiración para sus colecciones venía de animales marinos, por eso estaba deseando ver cómo eran las especies marinas de la Tierra. Incluso llevaba un cuadernito y un portaminas en el bolso para tomar apuntes.
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astucia
Personajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: La Tierra
24/10/18, 09:27 pm
La evaki rió ante el entusiasmo de la frivy cuando le menciono lo de sus hermanos y no pudo evitar reírse y contagiarse por su animo, aun mas de lo que ya lo estaba.
Despidió a Virai con un gesto cuando lo vio pasar por enfrente del cuarto de ambas dirigiéndose al suyo propio y seguidamente presto toda su atención a Twixy's, motivada por todo. No dudo en responder cada una de las preguntas que Twixy's le hizo, desde la mas simples, hasta las mas descabelladas, mientras se reía ante lo grititos emocionados que de vez en cuando emitía la frivy cuando le decía algo sorprendente. En serio no había podido escoger mejor persona para que fuese con ella a la tierra.
Y sin duda alguna, ya teniendo en mente algunos de los sitios, no tardo en decirle lo sitios adecuados para ir. Debido a que conocía el gusto de la frivy por los animales acuáticos, le aprecia mas que adecuado que ese fuese uno de los lugares de visita incluso desde antes de pisar la Tierra. Una vez desayunaron donde recordó nostalgicamente el sabor del desayuno que su padre preparaba y el dulce aroma del té que su madre siempre tomaba antes de irse ambos a trabajar, le hizo sonreír mientras la conversación continuaba. Una vez terminaron cogió algo de ropa de de su maleta, fue a ducharse pues no pretendía tomar la magia de su amiga para eso y se cambio con algo de dificultad, pues a pesar de que el hechizo de ilusión ocultaba sus alas a ojos vista, no dejaban de estar allí.
Aquello dificultaba ponerse según que ropas, como abrigos, por lo que ya viendo que iba a tener esa dificultad desde antes, se coloco un jersey sin mangas modificado que se que se abría a la espalda, dejando una tira que recorría su columna, dejando libre así sus omóplatos. Sobre eso y aunque tenia el helenizo térmico de Twixy's, se coloco una capo de abrigo, sin mangas solo sobre puesta sobre los hombre y con un cuello de suave pelito.
Una vez lista y con Virai en planta ya desayunado para poseerse en camino, Samika indico a donde se dirigirían ahora mientras salían del hotel. No dudo en aumentar aun mas el hipe de su amiga mientras esperaban al taxi que los llevaría a su destino y que la propia Samika solicito que llamase en recepción.
-Estoy segura que te encantara, yo fui una vez de pequeña, cuando aun podía ver y es increíble, es como estar en otro mundo. Como casi pudieras tocar a los peces que vagan por el agua...lo recuerdo de forma bastante nítida incluso ahora – indico Samika sonriendo ampliamente una vez que el taxi llego y pudieron adentrarse en el. La evaki, sentada en el centro del del asiento, dejando que la frivy disfrutase de las vistas de la ciudad y le contase todo lo que veía con esa aire emocionada y con Virai a su otro lado.
Una vez llegaron Samika se bajo del auto pagando al conductor y voló casi hacia la entrada del acuario, había llegado bastante temprano por suerte por de no hacerlos e arriesgaba a no tener pasajes para entrar. De nuevo Smaika motivad ay animada pidió las entradas al acuario y al hacerlo el recepcionista le aviso que había programada una visita guiada en medos de media hora. Que aun podían añadirse a esta.
-Mmm si creo que sera lo mejor- dijo Samika sonriendo hacia la figura de Twixy's- Van a explicarte con pelos y señales sobre cada bichito del acuario y hasta tendremos tiempo libre para mirar mas a fondo luego si quieres- dijo Samika una vez tuvieron los tickets para los tres y pudieron adentrarse al enorme acuario.
Despidió a Virai con un gesto cuando lo vio pasar por enfrente del cuarto de ambas dirigiéndose al suyo propio y seguidamente presto toda su atención a Twixy's, motivada por todo. No dudo en responder cada una de las preguntas que Twixy's le hizo, desde la mas simples, hasta las mas descabelladas, mientras se reía ante lo grititos emocionados que de vez en cuando emitía la frivy cuando le decía algo sorprendente. En serio no había podido escoger mejor persona para que fuese con ella a la tierra.
Y sin duda alguna, ya teniendo en mente algunos de los sitios, no tardo en decirle lo sitios adecuados para ir. Debido a que conocía el gusto de la frivy por los animales acuáticos, le aprecia mas que adecuado que ese fuese uno de los lugares de visita incluso desde antes de pisar la Tierra. Una vez desayunaron donde recordó nostalgicamente el sabor del desayuno que su padre preparaba y el dulce aroma del té que su madre siempre tomaba antes de irse ambos a trabajar, le hizo sonreír mientras la conversación continuaba. Una vez terminaron cogió algo de ropa de de su maleta, fue a ducharse pues no pretendía tomar la magia de su amiga para eso y se cambio con algo de dificultad, pues a pesar de que el hechizo de ilusión ocultaba sus alas a ojos vista, no dejaban de estar allí.
Aquello dificultaba ponerse según que ropas, como abrigos, por lo que ya viendo que iba a tener esa dificultad desde antes, se coloco un jersey sin mangas modificado que se que se abría a la espalda, dejando una tira que recorría su columna, dejando libre así sus omóplatos. Sobre eso y aunque tenia el helenizo térmico de Twixy's, se coloco una capo de abrigo, sin mangas solo sobre puesta sobre los hombre y con un cuello de suave pelito.
Una vez lista y con Virai en planta ya desayunado para poseerse en camino, Samika indico a donde se dirigirían ahora mientras salían del hotel. No dudo en aumentar aun mas el hipe de su amiga mientras esperaban al taxi que los llevaría a su destino y que la propia Samika solicito que llamase en recepción.
-Estoy segura que te encantara, yo fui una vez de pequeña, cuando aun podía ver y es increíble, es como estar en otro mundo. Como casi pudieras tocar a los peces que vagan por el agua...lo recuerdo de forma bastante nítida incluso ahora – indico Samika sonriendo ampliamente una vez que el taxi llego y pudieron adentrarse en el. La evaki, sentada en el centro del del asiento, dejando que la frivy disfrutase de las vistas de la ciudad y le contase todo lo que veía con esa aire emocionada y con Virai a su otro lado.
Una vez llegaron Samika se bajo del auto pagando al conductor y voló casi hacia la entrada del acuario, había llegado bastante temprano por suerte por de no hacerlos e arriesgaba a no tener pasajes para entrar. De nuevo Smaika motivad ay animada pidió las entradas al acuario y al hacerlo el recepcionista le aviso que había programada una visita guiada en medos de media hora. Que aun podían añadirse a esta.
-Mmm si creo que sera lo mejor- dijo Samika sonriendo hacia la figura de Twixy's- Van a explicarte con pelos y señales sobre cada bichito del acuario y hasta tendremos tiempo libre para mirar mas a fondo luego si quieres- dijo Samika una vez tuvieron los tickets para los tres y pudieron adentrarse al enorme acuario.
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Re: La Tierra
02/12/18, 07:56 pm
Twixy’s se quejaba de las claras intenciones de su amiga para aumentar su emoción pero secretamente lo estaba disfrutando. Era tan divertido y le hacía tanta ilusión. Durante el trayecto en taxi la veela estuvo dividida entre querer que Samika se lo contase todo sobre el acuario o pedirle que no lo hiciera para que fuera una sorpresa. Al final fue una extraña mezcla de ambas.
Llegaron a la puerta del acuario, donde ya había algo de cola a pesar de lo temprano que era. Por suerte la cola avanzaba rápido. Cuando solo quedaban un par de personas delante de ellos un chico miró hacia atrás y sus miradas se cruzaron. Twix le sonrió y el chico les cedió su puesto entre balbuceos.
El interior era… feo. Se parecía a los parques temáticos que salían en las fotos de sus padres, desde luego los acuarios de su mundo eran muchísimo más bonitos, pero ella había ido allí a ver peces alienígenas. Le pareció muy buena idea la propuesta de Samika de apuntarse a la visita guiada, así que mientras esperaban fueron a una sala con máquinas expendedoras solo porque a Twixy’s le hacía ilusión probar unas barritas de cereales que había visto. Tenían muchísimo azúcar pero estaban ricas.
El grupo de la visita no era muy grande y solo tenía un par de niños pero su presencia fue suficiente para que Twixy’s hiciera una mueca ¿Cómo podían ser los niños allí tan jodidamente feos? La mueca solo le duró un segundo, un pez plano de color arena llamó su atención enseguida.
-¡Es como si a alguien se le hubiese caído un carpaccio en la plaza! -comentó entre risas. Tenía los ojos en el mismo lado del cuerpo y era tan, tan ridículo que le provocaba risa.
La guía les explicaba cómo se llamaba cada pez, qué comía, dónde vivían pero la pobre mujer tenía la personalidad de un adoquín y la veela no tardó en aburrirse. ¿No tenía forma de hacerlo más interesante? ¿No podía cantar los datos o algo? Se dedicó a hacer fotos a los carteles y a los animales hasta que llegaron a un tanque abierto.
-Sami, Sami ¿qué es eso? -dijo, importándole más bien poco hablar por encima de la guía. -¡Mira, el cartel dice que se puede tocar!
Agarró a Samika de la mano y la arrastró hasta el tanque. Había animales similares a los que ella conocía: anémony’s, estrellyy’x, de colores más apagados pero igualmente bonitos. Le gustaba el tacto suave de las anémony’s. Guió la mano de su amiga por el tanque. Le gustaba que su amiga pudiera disfrutar del acuario a pesar de su ceguera.
Más adelante había otros tanques, uno especialmente grande y con gente apelotonada. Twixy’s soltó un chillido.
-¿Qué flonchyx son esas cosas?
Eran peces planos pero no eran como los otros feos de color arena sino que parecían super suaves con alas lisitas y una cola fina al final. Sacaban el morro suera del agua y movían sus alitas como si saludasen y la gente les daba comida.
-Quiero darles de comer a eso sea lo que sea, !son adorables que te rompes!
Llegaron a la puerta del acuario, donde ya había algo de cola a pesar de lo temprano que era. Por suerte la cola avanzaba rápido. Cuando solo quedaban un par de personas delante de ellos un chico miró hacia atrás y sus miradas se cruzaron. Twix le sonrió y el chico les cedió su puesto entre balbuceos.
El interior era… feo. Se parecía a los parques temáticos que salían en las fotos de sus padres, desde luego los acuarios de su mundo eran muchísimo más bonitos, pero ella había ido allí a ver peces alienígenas. Le pareció muy buena idea la propuesta de Samika de apuntarse a la visita guiada, así que mientras esperaban fueron a una sala con máquinas expendedoras solo porque a Twixy’s le hacía ilusión probar unas barritas de cereales que había visto. Tenían muchísimo azúcar pero estaban ricas.
El grupo de la visita no era muy grande y solo tenía un par de niños pero su presencia fue suficiente para que Twixy’s hiciera una mueca ¿Cómo podían ser los niños allí tan jodidamente feos? La mueca solo le duró un segundo, un pez plano de color arena llamó su atención enseguida.
-¡Es como si a alguien se le hubiese caído un carpaccio en la plaza! -comentó entre risas. Tenía los ojos en el mismo lado del cuerpo y era tan, tan ridículo que le provocaba risa.
La guía les explicaba cómo se llamaba cada pez, qué comía, dónde vivían pero la pobre mujer tenía la personalidad de un adoquín y la veela no tardó en aburrirse. ¿No tenía forma de hacerlo más interesante? ¿No podía cantar los datos o algo? Se dedicó a hacer fotos a los carteles y a los animales hasta que llegaron a un tanque abierto.
-Sami, Sami ¿qué es eso? -dijo, importándole más bien poco hablar por encima de la guía. -¡Mira, el cartel dice que se puede tocar!
Agarró a Samika de la mano y la arrastró hasta el tanque. Había animales similares a los que ella conocía: anémony’s, estrellyy’x, de colores más apagados pero igualmente bonitos. Le gustaba el tacto suave de las anémony’s. Guió la mano de su amiga por el tanque. Le gustaba que su amiga pudiera disfrutar del acuario a pesar de su ceguera.
Más adelante había otros tanques, uno especialmente grande y con gente apelotonada. Twixy’s soltó un chillido.
-¿Qué flonchyx son esas cosas?
Eran peces planos pero no eran como los otros feos de color arena sino que parecían super suaves con alas lisitas y una cola fina al final. Sacaban el morro suera del agua y movían sus alitas como si saludasen y la gente les daba comida.
-Quiero darles de comer a eso sea lo que sea, !son adorables que te rompes!
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astucia
Personajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
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- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
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Re: La Tierra
03/02/19, 06:19 pm
La emocion que Twixy's mostraba por todo era sumamente contagiosa, le alegraba ver que estaba tan animada con aquella visitas, no hacia falta verla realmente para que todos sus gestos borrosos lo soniditos que hacia fuese una evidencia clara de como le agradaba aquello. Al final ciertamente se apuntaron a la visita guiada, viéndolo mucho mas conveniente. Pues ella no podía explicarle igual de bien lo que habría en el acuario cuando apenas si podía verlos.
Se rió inevitablemente cuando mientras esperaba, se acercaron a las maquinas de refrigerios, enormemente caras para su gusto pero escuchar a Twixy's, toda curiosa de las barritas que allí vendían le hizo algo de gracia.<<Me entran ganas de decirle que hay una chocolatina con su nombre >> pensó Samika con algo de gracia. Aunque viéndolo bien ¿por que no?
-¿Sabes que hay un chocolatina que se llama “Twix”? No recuerdo si te lo mencione en su momento y no se si andará entre las barritas de esa maquina, pero las venden- comento Samika como simple dato y maliciosa añadió- Hasta en este lugar tu presencia indirecta es increiblemente dulce- añadió en un tono alegre, pues aunque no tenia claro si se escribiría igual el nombre en frivy que en terrestre, la sonoracion si se le parecía mucho.
No tardaron demasiado en unirse al circuito guía, Samika escucha la voz tranquila, firme y de alguien que ha repetido lo mismo un millon de veces, con una monotonía sin igual con algo de atención. No intento usar su ecolocalizacion en el acuario, pues el cristal del acuario no ayudaría demasiado, así que técnicamente en ese lugar estaba un ciega y sorda, al menos a grandes rasgos, claro. Peor igual no es como si lo necesitase, conocía los animales d ellos que la guía hablaba y aunque alguno no los había visto en su vida, se hacia una imagen mental de como los imaginaba por la figura borrosa que podía ver de estos nadando tras los cristales, casi a un palmo suya.
No sabia como se lo andaría pasando Virai, si lo notaba junto a ellas sin apartarse demasiado pero dándole un cierto espacio, así que Samika se dijo que mas tarde tendría que incluirlo un poco mas en aquella salida, pues no le gustaba tampoco mucho tenerlo ahí al margen como una sombra. Que imaginaba que siendo espiá estaría acostumbrado pero ella que estaba consciente que iba con ambas, le parecía feo obviar su presencia en su totalidad todo el tiempo.
A veces, respondía dudas a Twixy's por lo bajo peor pronto noto como la frivy empezó a cansarse dela voz monótona de la guiá cosa que incluso a ella cuya información le aprecia curiosa empezaba a adormecerla. No podía pedirle mas a la pobre mujer que debería estar hasta las narices de repetir una y otra vez la características de mimetizan de los pulpos con el entorno a su alrededor.
El comentario de Twixy's atrajo su atención, y recordando de que tipo de pez acababan de pasar se echo a reír.
-¿Hablas del rodaballo? Creo que era eso – dijo Samika con algo de humor- Esos peces son genios dándote un buen susto, imaginate andar metiéndote en el agua, tranquilamente y que de pronto algo se mueva bajo tu pie camuflado entre la arena...- añadió Smaika de forma misterio simplemente por sobresaltarla un poco, no tenia ni idea de si tan siquiera eso era posible realmente.
Escuchar sus comentario sobre alguno pesos era realmente graciosos y hacia mas amena la visita, desde luego. Pronto , siguiendo al guía llegaron a los acuarios que estaba abiertos a la gente y un poco emocionada por la perspectiva no dudo en seguir a Twixy's, que a su lado aprecia maravillada con todo lo que veía bajo el agua poco profunda del amplio acuario. Pensar en la posibilidad de que podría tocar a algún animal de ese aguar le emocionaba pues era la forma mas clara para ella en ese momento de visualizarlos claramente. Ademas, que tenia mucha curiosidad.
Rió, al sentir como Twixy's tomaba su mano para meterla en el agua guiándola entre las figuras borrosas llenas de colores del acuario, el tacto de las anémonas, la textura ligeramente rugosa de las estrellas de mar que se aseguro de simplemente tocar bajo el agua sin sacarlas de allí. Resultaba realmente agradable aquella sensación.
-¿EL que? -No sabia de que hablaba Twixy's, cuando rápidamente fueron a una acuario medio colándose entre la gente, se acerco directamente al cartel existente, que tenia por suerte, al igual que el resto de carteles del acuario, una aprte dodne venia el nombre del animal escrito en braille. Lo tocó con algo de nostalgia pues aunque entendia el idioma terrestre, en este caso el ingles, el braille no estaba aplicando en el amuleto, por lo que no queda otra que enfocarse un pococ en visualizar al animal.
-Creo...si, creo que es una mantarraya o algo similar, no se si hay mas peces de la especie- dijo Samika, un poco sorprendida por lo que a medias podía ver que hacia, realmente eran adorables- Tiene que haber un puesto cerca o alguien que ande vendiendo bolsas con comida especial para ellas, no creo que se les permita dar cual quier cosa. ¡Vamos a probar!- dijo Samika que le hacia también ilusión el probar alimentarlas y por ello no dudo en acercarse a una mujer que se encontraba dándole de comer para preguntarle donde había conseguido la comida y esta la indico a un hombre del acuario, que andaba cerca como vigilante y que tenia junto a el como un mini stand donde vendía pequeñas bolsas con comida para los diferentes animales del acuario abierto. Samika fue ahora la que jalo de la mano de Twixy's para ir por estas pagando ella la comida en esa ocasión antes de volver al acuario que se había liberado un poco de la aglomeración de gente.
-Ahora si podremos darles de comer- dijo Samika, mostrando las bolsitas que había comprado no solo para las mantarayas sino para aquellos otros que tenia permitido alimentar.
Se rió inevitablemente cuando mientras esperaba, se acercaron a las maquinas de refrigerios, enormemente caras para su gusto pero escuchar a Twixy's, toda curiosa de las barritas que allí vendían le hizo algo de gracia.<<Me entran ganas de decirle que hay una chocolatina con su nombre >> pensó Samika con algo de gracia. Aunque viéndolo bien ¿por que no?
-¿Sabes que hay un chocolatina que se llama “Twix”? No recuerdo si te lo mencione en su momento y no se si andará entre las barritas de esa maquina, pero las venden- comento Samika como simple dato y maliciosa añadió- Hasta en este lugar tu presencia indirecta es increiblemente dulce- añadió en un tono alegre, pues aunque no tenia claro si se escribiría igual el nombre en frivy que en terrestre, la sonoracion si se le parecía mucho.
No tardaron demasiado en unirse al circuito guía, Samika escucha la voz tranquila, firme y de alguien que ha repetido lo mismo un millon de veces, con una monotonía sin igual con algo de atención. No intento usar su ecolocalizacion en el acuario, pues el cristal del acuario no ayudaría demasiado, así que técnicamente en ese lugar estaba un ciega y sorda, al menos a grandes rasgos, claro. Peor igual no es como si lo necesitase, conocía los animales d ellos que la guía hablaba y aunque alguno no los había visto en su vida, se hacia una imagen mental de como los imaginaba por la figura borrosa que podía ver de estos nadando tras los cristales, casi a un palmo suya.
No sabia como se lo andaría pasando Virai, si lo notaba junto a ellas sin apartarse demasiado pero dándole un cierto espacio, así que Samika se dijo que mas tarde tendría que incluirlo un poco mas en aquella salida, pues no le gustaba tampoco mucho tenerlo ahí al margen como una sombra. Que imaginaba que siendo espiá estaría acostumbrado pero ella que estaba consciente que iba con ambas, le parecía feo obviar su presencia en su totalidad todo el tiempo.
A veces, respondía dudas a Twixy's por lo bajo peor pronto noto como la frivy empezó a cansarse dela voz monótona de la guiá cosa que incluso a ella cuya información le aprecia curiosa empezaba a adormecerla. No podía pedirle mas a la pobre mujer que debería estar hasta las narices de repetir una y otra vez la características de mimetizan de los pulpos con el entorno a su alrededor.
El comentario de Twixy's atrajo su atención, y recordando de que tipo de pez acababan de pasar se echo a reír.
-¿Hablas del rodaballo? Creo que era eso – dijo Samika con algo de humor- Esos peces son genios dándote un buen susto, imaginate andar metiéndote en el agua, tranquilamente y que de pronto algo se mueva bajo tu pie camuflado entre la arena...- añadió Smaika de forma misterio simplemente por sobresaltarla un poco, no tenia ni idea de si tan siquiera eso era posible realmente.
Escuchar sus comentario sobre alguno pesos era realmente graciosos y hacia mas amena la visita, desde luego. Pronto , siguiendo al guía llegaron a los acuarios que estaba abiertos a la gente y un poco emocionada por la perspectiva no dudo en seguir a Twixy's, que a su lado aprecia maravillada con todo lo que veía bajo el agua poco profunda del amplio acuario. Pensar en la posibilidad de que podría tocar a algún animal de ese aguar le emocionaba pues era la forma mas clara para ella en ese momento de visualizarlos claramente. Ademas, que tenia mucha curiosidad.
Rió, al sentir como Twixy's tomaba su mano para meterla en el agua guiándola entre las figuras borrosas llenas de colores del acuario, el tacto de las anémonas, la textura ligeramente rugosa de las estrellas de mar que se aseguro de simplemente tocar bajo el agua sin sacarlas de allí. Resultaba realmente agradable aquella sensación.
-¿EL que? -No sabia de que hablaba Twixy's, cuando rápidamente fueron a una acuario medio colándose entre la gente, se acerco directamente al cartel existente, que tenia por suerte, al igual que el resto de carteles del acuario, una aprte dodne venia el nombre del animal escrito en braille. Lo tocó con algo de nostalgia pues aunque entendia el idioma terrestre, en este caso el ingles, el braille no estaba aplicando en el amuleto, por lo que no queda otra que enfocarse un pococ en visualizar al animal.
-Creo...si, creo que es una mantarraya o algo similar, no se si hay mas peces de la especie- dijo Samika, un poco sorprendida por lo que a medias podía ver que hacia, realmente eran adorables- Tiene que haber un puesto cerca o alguien que ande vendiendo bolsas con comida especial para ellas, no creo que se les permita dar cual quier cosa. ¡Vamos a probar!- dijo Samika que le hacia también ilusión el probar alimentarlas y por ello no dudo en acercarse a una mujer que se encontraba dándole de comer para preguntarle donde había conseguido la comida y esta la indico a un hombre del acuario, que andaba cerca como vigilante y que tenia junto a el como un mini stand donde vendía pequeñas bolsas con comida para los diferentes animales del acuario abierto. Samika fue ahora la que jalo de la mano de Twixy's para ir por estas pagando ella la comida en esa ocasión antes de volver al acuario que se había liberado un poco de la aglomeración de gente.
-Ahora si podremos darles de comer- dijo Samika, mostrando las bolsitas que había comprado no solo para las mantarayas sino para aquellos otros que tenia permitido alimentar.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
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