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Palacete

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Palacete - Página 32 Empty Palacete

03/08/11, 01:04 am
Recuerdo del primer mensaje :

Hecho en piedra gris, con forma de U, coronado por una cúpula de cristales negros y esmeralda bajo la cual hay un ventanal ovalado. Se entra por una escalinata de azulejos a un recibidor circular con dos grandes escaleras a ambos lados. Sobre este, se encuentran las habitaciones, flotando a distintas alturas.

Descripción más detallada sacada de la saga:

Seth

Ficha de cosechado
Nombre: Connor
Especie: Humano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad, rapidez mental

Palacete - Página 32 Empty Re: Palacete

15/01/24, 12:18 pm
No había ninguna duda en que estar secuestrado en un mundo desconocido, peleando por tu puñetera vida y buscando comida, era de las peores cosas que le habían pasado nunca. Pero muy por debajo de eso y de una manera superficial, ver como su cresta empezaba a perder su color y era sustituido por esa mierda naranja... Pues no se quedaba demasiado atrás. Aún así, los comentarios del resto le sacaron varias sonrisas, como Nohlem recordándole la trola que le habían intentado meter con lo tintes de pelo.

-¡Ahhhhh, joder! Ojalá Ethan no hubiera dicho al final que era una broma, la contó perfecta el cabronazo.- Le dijo orgulloso al varmano mientras hacia un círculo con el índice y el pulgar, queriendo transmitir lo buena que había sido esa jodida trola. -Pues tengo que probar ese hechizo, pero como me convierta en un puñetero calvo será culpa tuya, joder.- Le contestó a Rick con sorna y una sonrisa que delataba la broma implícita. Después se giró hacia Szcheniak con los brazos abiertos y divertido por su tono ofendido a cerca del color naranja.-¡Pues porque el puto rosa es mi color, cojones! Vale que no sea natural como el tuyo, pero me veo tan raro como si a ti te empezaran a salir puñeteros pelos verdes.- Le explicó con una leve sonrisa que no tardó en convertirse en carcajada cuando el cánido menospreció sus propias dotes musicales.- Venga ya, seguro que no lo haces tan mal. Y piensa en que triunfaríamos como cabrones. Imagínatelo, tú y yo en el centro del escenario, guitarra y batería dándolo todo. Nos haríamos de puñetero oro, ya te lo digo.-

A pesar de que la sala de música era muy protagonista dentro de la mente de Connor, ahora se encontraban en ese increíble vestidor. Y en aquel momento soltaba una breve risotada ante la comparación de Nohlem sobre la vestimenta mafiosa de Rick, haciéndole recordar la puñeteramente divertida anécdota que le había contado mientras le afeitaba. Aunque no podía negar que sí que le daba un aire de delincuente al neoyorquino.- Nooo... detectives no, cabronazo... Es más divertido vestirse como los malos...- Comentó con ofensa fingida. Se lo estaba pasando bien, pero nada comparable a lo que era mejor aún que todo aquello: verse con unas jodidas, puñeteras y cojonudas botas de vaquero puestas. El canadiense se admiraba así mismo ante el espejo, con una sonrisa bobalicona y satisfecha en el rostro, y los brazos en jarra con los puños cerrados casi como si fuera una pose de superhéroe. Llevaba viendo películas del Viejo Oeste desde que tenía memoria, y poder probarse esas putas botas se antojaba casi como un inesperado sueño hecho realidad. El cuero marrón, las filigranas de bordado negro, la ruedas de acero brillante en los talones... Por eso, el comentario de Nohlem provocó que la expresión de Connor fuera de confusión, porque...¿A quién cojones no le iban a gustar unas botas de vaqueros? Luego su rostro a uno entre divertido y ofendido a partes iguales. Un proceso que duró pocos segundos, pero si alguien lo había observado desde el inicio podría notar los cambios graduales.

-¡Eh, capullo! Nunca, pero nunca... Te metas con las botas de un vaquero del Oeste.- Le soltó a Nohlem fingiendo seriedad con los brazos cruzados, pero una sonrisilla traicionera en los labios que delataba que no le molestaba de verdad, y un tono casi solemne impropio de él. Estaba seguro que esa frase sobre las botas la acababa de sacar de una puta película. Con el cumplido de Rick se volvió hacia él con varios y firmes asentimientos de cabeza y una sonrisa de oreja a oreja.- Gracias, cabronazo, muchas gracias, cabronazo... Tú sí tienes un buen gusto de cojones...- Y rápidamente se volvió de nuevo hacia Nohlem, intentando ponerse serio de nuevo, para terminar su "ataque". Él también sabía jugar a esa mierda cuando quería.- No como nuestro amigo aquí presente... El puto señor Culo de Saco...- Le soltó con una sonrisilla pícara, mientras sus ojos se desviaban exageradamente hacia los pantalones que llevaba puestos. Él no los veía tan mal, pero puestos a seguir la broma tenía que intentar contraatacar con algo.- ¡Ehhh, Szchenimak! ¿Qué cojones has encontrado ahí?- Le preguntó al escucharlo alzar la voz.

Connor seguía observando a Nohlem todavía, con una sonrisilla maliciosa. Poco a poco fue alzando ambas manos, hasta hacerle dos cortes de manga con los brazos extendidos.
Kanyum

Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma

Palacete - Página 32 Empty Re: Palacete

15/01/24, 09:48 pm
Asintió con sonoros “hm-hm” a Schecheniak al defender el color naranja, mas cuando Connor puso como ejemplo de raro tener el pelo verde, el varmano frunció el ceño. ¿Desde cuando era raro tener el pelo verde? En Varmania era el porcentaje superior.

No, si el problema es que yo no esperaba que hubiera mafiosos elegantes, solo mafiosos horteras —respondió alegremente a Rick, dando a entender que con ese abrigo de pelo el chico parecía de los segundos—. A ver, los detectives molan —le concedió en contraposición. Luego recordó que según el “pelirrosa” quien tenía más pintas de mafioso era él, y su sonrisa se tornó dudosa—. Pero es verdad que los malos tienen un yo-no-sé-qué…

Tras su puya a las botas de elfo con campanillas que llevaba -había hablado lo suficiente con Aniol para poder visualizarlas así-, le sostuvo la mirada a Connor con un sonrisa zorruna, de esas que expresaban la inocencia de “no he roto un plato nunca” y “he destruido toda la cocina” simultáneamente, incentivado por el aguante en peligro del neoyorko. Unos 45 días con sus 24 horas conviviendo juntos era tiempo más que suficiente para tener la confianza de joderle la moral a un tío de más de metro noventa con pintas de controlar mejor una pistola que un lápiz. Pero obviamente, le tocaba recibir por algún lado. Abrió la boca a todo lo que daba su mandíbula entre una risotada y la más profunda ofensa porque le acababa de llamar Señor Culo de Saco.

No —dijo, llenándose la boca con la palabra. La mirada que le dedicó a sus pantalones fue la cereza del pastel, levantando unas inseguridades que si bien se tomaba en coña, no toleraba hacia su sagradísimo trasero—. ¡O-Oye!
Había conseguido callarle pero bien. No era un logro fácil tratándose de Nohlem.
¡Ni una risa! —amenazó a Rick, con el rostro oscurecido por el rubor y los labios luchando contra su propia carcajada.

Dejó el perchero en el que había estado indagando para seguir las exclamaciones del lobo, cargando ya una buena cantidad de prendas sin quitarle el ojo de encima al texicano, texoso o como se llamase su estúpido país. Si las miradas matasen Connor no estaría muerto, pero seguro habría recibido una colleja por su parte. Y justo cuando iba a amenazar con contarle a Aniol las cosas tan feas que le había dicho, el colorido perchero robó su atención.

Oh. ¡Oh! —se hizo hueco entre el vittya y el humano -haciendo a éste a un lado con el culo en el proceso-, antes de meter la mano libre entre las telas, tirando de una contra sí para verla mejor—. Santos —susurró con admiración—. Esto sí que es bonito.

Los colores y sus contrastes, la inmaculada cantidad de detalles dentro de su simpleza, los patrones, el uso de cuentas como colgantes y adorno… Capas y capas de tela, cada cual más espectacular que la anterior. Miró la ropa que llevaba en el brazo, luego el perchero. Ropa, perchero, ropa, perchero. Lo que había seleccionado era bonito sí, pero no era mágico. Es decir, estrictamente lo era, se amoldaban al cuerpo, pero no mágico en el sentido más poético de la palabra. Eran prendas finas y elegantes que podían pasar por varmanas, hechas a lo que estaba acostumbrado. Estas sin embargo estaban sacadas de un cuento de los que empiezan con “en un reino muy, muy lejano”, y considerando el sitio en el que estaban y su diversidad cultural, por una vez Nohlem no quería ser el ejemplo de libro de un varmano bien vestido. Quería ser algo nuevo. “Un príncipe”.

No me gusta lo que llevo, toma —y se lo encasquetó a Connor, empujando la ropa contra su pecho—. Schecheniak, ¿alguna vez te he dicho que eres genial? Me has abierto los ojos.

Aquel sitio era la perdición para alguien tan susceptible a estímulos como él, quizás demasiado, pero al menos ahora tenía una idea de lo que quería. Un equilibrio entre algo tan bonito e inusual con algo que pudiera llevar cómodamente, más o menos familiar. Quería una capa, pero quizás no una túnica entera. Buscó fugazmente en ese perchero y el adyacente, similar en cuanto a colorido pero no en forma. De ahí saltó a un armario, del que quedó engatusado nada más abrirlo. En él no había prendas sueltas sino conjuntos enteros, y Santos, que conjuntos.

Engatusado por el color no tardó en dar con el elegido. Nohlem lo agarró todo, ropa escondida en sí misma en una mano y calzado en otra, protegiéndolo de ser visto bien amuñuñado.

¡Tengo mi ropa! —canturreó como un crío como para meterles brío, acercándose a lo que creía serían los vestidores.
Raven

Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivación

Palacete - Página 32 Empty Re: Palacete

16/01/24, 11:32 am
Ethan se dejó hacer con la confianza de que aquel espejo le devolviera lo prometido, pues para su suerte no tenía forma de comparar el antes y el después. Durante la sesión improvisada de maquillaje iba abriendo y cerrando los ojos, disfrutando de la calma circunstancial y los suaves trazos que hacían los pinceles sobre su rostro. No opuso resistencia a nada pues entendía que cuanto más pudieran probar y experimentar mejor se lo pasarían los peques. Sus mejillas estaban ligeramente más enrojecidas por el polvo y los labios se sentían húmedos ante el extraño gloss degradado que tenían pero aún así nada se notaba exageradamente cargado. Un maquillaje suave pero resultón, que en el caso de la línea de agua le había costado varios intentos no llorar ante el lápiz.  

-¿Teñir? -El joven parpadeo lento mientras tomaba diferentes posturas para verse mejor ante el espejo. A veces se le olvidaba los diferentes usos que sus compañeros podían darle a los hechizos, problemas de no poder hacer él ni el más sencillo de ellos. -¿También sirve para el pelo?

Preguntó asombrado, viendo que darle ese poder al más joven podía suponer un caos de melenas arcoíris como un día le diera por ahí. Una ligera risa se le escapó al imaginarse la situación y mientras se levantaba del sillón el espejo se adaptó a una nueva circunstancia. El reflejo tembló, ligeras ondas que dieron paso a una escena sutilmente parecida pero con un matiz cambiado. Ethan ahora tenía mechas y no era el único, a cada uno le había decorado el pelo de diferentes tonalidades, como una alternativa más al maquillaje.

-Oh, vaya... ¿Con que se le puede hablar? -Exclamó con cierta confusión, más una interrogante que una confirmación. Ya nada le sorprendía, ahora su trenza se veía decorada de sutiles mechones blanquecinos. Una tonalidad que se adentraba en el interior de su melena para darle una nueva profundidad. Ethan no sabía ni que decir, nunca se había planteado teñirse pero claro,  tampoco se había planteado maquillarse y ahí estaba ahora. -Dios parezco la grulla de Kung fu panda. -Se río con su propia broma, dudoso. -Aunque… no queda mal… Bueno, me lo pienso, va.

>>Muchas gracias chicos, no podría tener mejores maquilladores. -Acabo diciendo a ambos, dándoles un ligero pat pat para no desordenar el pelo ahora que se veían tan adorables. - ¿Vamos?

Estando tan cerca los nervios se mantenían a flor de piel, pero al menos no podían crecer pues no había margen para alimentarlos más. El joven se acercó a las voces un tanto titubeante, dejando que los niños pudieran tomar la delantera si querían. Se acomodó varias veces los escasos mechones poco acostumbrado a que su rostro quedara tan visible y con la duda aún cargando su gesto se asomó levemente hacía el interior de la sala.

-Holaaaaaa genteee, no os vais a creer que nos hemos encontrado. -Desvío la vista rápidamente hacía los peques, prefiriendo por timidez ignorar cualquier contacto visual con sus compañeros. -Os traigo a toda una princesita y bueno, su bufón real

En un tono teatralizado se apartó hacía un lado, haciendo una ligera reverencia para que fueran ellos al entrar quienes se llevaran el protagonismo.  Su sonrisa brillaba cargada de ilusión y orgullo, queriendo presumir ante todo el grupo lo guapos que habían quedado sus niños.
LEC

Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.

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16/01/24, 12:00 pm
Quería seguir mirándose al espejo. No sabía cuando iba a ser la próxima vez que tuviera uno delante, y necesitaba aprovechar todo lo posible. Las ojeras, las cicatrices; cosas nuevas que hace un mes no estaban ahí y a las que no se iba a acostumbrar en tan poco tiempo.

Al menos no tenía quejas tan fuertes sobre su pelo como las tenían Szczenyak o Connor. Seguía sin saber demasiado bien qué era una gallina, así que no podía comentar si se parecía o no, pero al menos cuando al humano le creciera el pelo y recuperase su color normal iba a parecer menos uno de esos masculinistas horribles.

Su interés por su propio reflejo cambió de golpe cuando Nohlem mencionó la ropa mágica. Observó cómo está cambiaba de tamaño mientras el resto se la probaba, y aunque el abrigo que había elegido Rick era demasiado hortera para su gusto (y para cualquiera que tuviera ojos en la cara), era emocionante no tener que preocuparse por las tallas. Rebuscó entre los percheros algo que probarse para comprobar la magia del cambio de ropa en sus propias carnes, terminando por elegir una casaca militar de un tono rojo oscuro con detalles en dorado. No reconocía los distintivos, así que no podía hacerse una idea de que rango había tenido su propietaria, pero tenía claro que no había sido soldado raso. Era demasiado ancha para ella, y las mangas le irían largas, pero al igual que con el resto de la ropa, al sacarla de la percha y ponérsela le iba como si estuviera hecha a su medida. Volvió a mirarse al espejo, disfrutando al menos de verse con algo más que harapos. Sí, aquello estaba mucho mejor. Si fuera por ella se lo quedaría puesto, pero quería ver qué más había entre todo aquello. ¿No había mencionado Nohlem un corsé?

Se quitó la casaca, que volvió por arte de magia a su tamaño original, y la dejo perfectamente colgada en su lugar original, asegurándose de pasarle la mano por encima para que no quedasen arrugas.

Por otro lado, Connor había encontrado zapatos. Se miró sus botas, el cuero negro mucho más sucio de cómo había llegado. No había pensado en quitárselas incluso si se acababa poniendo algo de aquella ropa, por si acaso había que salir corriendo, pero ahora que veía todas aquellas opciones empezaba a dudar. ¿Cuánto llevaba sin ponerse unos tacones? Le había dicho a Rick que se relajara un poco, pero un poco tampoco era tomarse aquello como si fuera su casa…en términos de seguridad. Desde luego que iba a probarse ropa bonita, aunque no fuera suya.

La horterada de botas que se estaba probando el motero le hacían dudar todavía más que su pelo teñido del gusto estético de este. «Mírame temblar ante tus amenazas vacías», pensó. Ella no bromeaba con esas cosas, desde luego. Humanos y sus rarezas, debía suponer. Aunque no llegó a tiempo de meterse con el horrible gusto de Connor, pues se le adelantó el varmano. En su lugar le dirigió una mirada a Rick, una que decía “no puedes estar hablando en serio”.

No tardó en perderse por los armarios. Buscaba cosas que conociera, algo que pudiera pasar por moda libense. Encajes, transparencias, ropa ligera hecha con telas de calidad. No quería nada con las mil capas que enseñaba Szczenyak, y aunque abrazaba la estética militar con gusto prefería mil veces un vestido o una falda en aquel momento. Al fin y al cabo iban a bailar, y era tan bonito ver cómo la tela se movía al girar…

Quería probarse la mayoría de ropa, y le era difícil elegir lo que filtraba, aunque priorizaba cualquier cosa que tuviera detalles en dorado, así como evitaba cualquier cosa de tonos claros o que fuera azul. Si era rojo o negro mejor, aunque no le hacía ascos a algún púrpura. Terminó por seleccionar un par de vestidos entre los que no terminaba de decidirse, aunque tenía claro que zapatos queria ponerse.

Empezó a imitar a Nohlem y dirigirse al fondo, donde parecía haber vestidores individuales. No es que tuviera problemas en desnudarse delante de nadie, pero había aprendido que culturalmente para los demás no era tan normal como lo era en Libo, así que prefirió la privacidad. Cerró la cortina una vez entró en uno de los vestidores, dejando la ropa pulcramente colocada en los colgadores. Había un espejo dentro también, lo cual era agradable. Como había echado de menos ver su cara.

Desde fuera no tardó en llegar la voz de Ethan, sin embargo. Por el tono parecía que habían encontrado algo interesante, desde luego, pero Kalna ya saldría cuando estuviera lista. Necesitaba quitarse esa ropa cutre del cuerpo cuanto antes.
Aes

Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.

Palacete - Página 32 Empty Re: Palacete

16/01/24, 09:07 pm
¡Si! ¡También sirve para el pelo! —¿Qué cómo lo sabía? Porque había probado varias veces consigo mismo en el torreón, su alcance de la magia no daba para cubrir por completo el cabello de alguien, pero al menos podía teñir partes de cualquier color, en su opinión los fantasía eran los más divertidos—. ¡OH! — El niño esbozó una sonrisa muy sincera y cargada de honra cuando el espejo pareció hablarles y les mostró un Ethan con mechones blanquecinos, la diferencia era notable, como si aquel detalle siempre hubiera estado ahí. Pero es que el gesto del italiano al pasar su brazo por encima de sus hombros hizo que se distrajera un poco, Aniol sintió el cuello tenso por lo repentino de aquel contacto y rió bajito, fijándose en el aspecto del medio japonés con orgullo—. Mírale… Damian… ya casi está listo para volar del nido como una golondrina… —dijo, con tono de padre satisfecho e imitando a su propia madre cada vez que Tabitha o él pegaban un estirón.

Después hinchó el pecho como una palomita orgullosa, alejándose de los colores vibrantes y llamativos de Damian durante unos segundos.

¡Me enseñaron mis hermanas! No todas... Nelka siempre lleva el pelo rapado como Cristiano Ronaldo, no sé si sabéis quién es Cristiano Ronaldo. Pero a algunas de mis hermanas les gusta coser, y a otras peinar —tomó aire, sus ojos avellana parecían relucir de nostalgia, pero sin querer caer en la tristeza—. ¡Les pregunté entonces si podían mostrarme como tejer cabellos! —aquella era una de las habilidades de las que más orgulloso se sentía. No corría rápido, se asfixiaba pronto y no poseía tolerancia a los golpes como algunos de sus amigos a los que les gustaba jugar a empujarse en el recreo. Pero al menos sus dedos eran hábiles para preparar algún que otro pastel rico y hacer trenzas resultonas. Si por el destino no terminaba siendo churrero... ¿Quién sabía?

El pequeño churumbel sintió excitación al adentrarse en la sala que habitaban sus compañeros, su gozo era tal que fijarse en las dimensiones y el poderío de esta fue tarea difícil. Más cuando les llegó una presentación formal.

¡Soy Ania! La princesa perdida del Reino Lavanda —y con teatralidad enmarcó sus propios mofletes entre sus manos para que todos se fijaran en el maquillaje que les exhibía—. Bueno mejor sigo siendo Aniol... pero como decía... ¡Y este es mi bufón real Damian! ¡O Damiano! Su nombre artístico... uh... yo creó que ahora deberías  dar una voltereta o algo... —le susurró, dando palmaditas y fijándose en que Ethan quedaba más atrás. El niño frunció el ceño antes de alzar la voz todavía con más florituras—. ¡Por último pero no menos importante... el consejero real... Ethan! ¡Viene de un reino lejano! ¡Pero es guapísimo y las doncellas morirían por su atención!

Las introducciones de la realeza no tuvieron demasiado margen a reacción, ya que bastó un instante para que reparara en lo que Nohlem llevaba en los brazos. Su mirada danzó de manera intermitente entre Rick y las botas de Connor.

¡¿Eso es ropaaaaaaaaaa?! —preguntó, en especial al granta. El resto de estímulos hicieron presencia, las losas, los vestidores al fondo, Colmillo, el piano. A su cabeza solo le faltó girar trescientos sesenta grados para imitar el vuelco de su corazón.
Isma
Isma

Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidad

Personajes :
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.

Armas :
  • Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
  • Damian: Dientes
    Daga

Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj

Palacete - Página 32 Empty Re: Palacete

16/01/24, 10:48 pm
No se le escapó la conversación sobre teñir pelo, Damian aun seguía sorprendido de que su mejor amigo tuviese unas habilidades tan guays como cambiar cosas de color, incluido pelo tambien. En su día observó con mucha ilusión como Aniol era capaz de teñir algunas cosas pequeñas y aunque a él no le salía por mucho que lo intentase, miraba a Aniol como si fuese un juego divertido.

Y por pura casualidad o, mas bien, por respuesta a la pregunta de Ethan el espejo actuó en consecuencia, cambiando también el color de sus cabellos como si llevasen tinte. Ethan portaba unos tonos blancos bastante estéticos que pegaban mucho con él. Eso si, ni puñetera idea de la grulla esa del Kung-fú.

Ostias que guapo te queda tío. ¿A ver yo? —el espejo también actuó para el resto y el italiano portaba unos mechones finos de colores rojos llameantes y algún azul brillante parecidos a los de su maquillaje, como si fuese una extensión colorida y rimbombante de éste—. ¡Oye, ojo! ¡Me pega un huevo la verdad! Que guapo... —no quería preguntar a Aniol directamente por no explotar las habilidades de su amigo tan a la ligera pero vaya, sus ojos decían mucho sobre algún plan a futuro con ello.

»Si… Que mayores se nos hacen estos, desde luego —imitó el tono de Aniol de padre como quien tiene orgullo de haber creado algo precioso y verlo de salir, cerrando los ojos en una pose con mucho drama infantil encima—. Se van por ahí... con su maquillaje… Ayyyy que bonito... —lo peor es que sus pensamientos iban con la enorme esperanza de que Nohlem viese a Ethan lo suficientemente atractivo como para ligárselo de una puñetera vez y no a Rick. Que no tenía nada en contra del de ojos distintos pero ya que se estaba cociendo algo entre el pelinaranja y el de ojos rasgados ya quería tirar la casa por la ventana con ello.

Aniol hizo el amago de alejarse y el chico lo escuchó, quizás un poco más atento de lo normal.

¡El del Futbol, el serresiete, el que hace una movida como SIUUUUUUUUUU! —imitó horriblemente con un gallo de por medio, escapándosele una rira de vergüenza por ello—. ¡Es que Stefano es muy pesado con ese pavo y el siuuu siuu siuuu! ¡Sé que tiene un rapado así como por los lados que lo vi una vez como con rayas y todas esas movidas! —indicó con aspavientos alrededor de su cabello mientras hablaba ilusionado por entender acerca del futbolista. Nunca le había llamado el fútbol pero a Cristiano Ronaldo lo veía hasta en la sopa.

»¡Pues te han enseñado genial y te quedan muy guay, hasta mejor que a mi mamá! —admitió dejando caer varias palmas amistosas en la espalda del polaco. Lo que dijo, en su idioma, era un halago enorme.

Con una sonrisa bien grande asintió a la marcha de Nohlem, muy ilusionado de ver al resto y sus reacciones. Se habían currado unos tremendos maquillajes e iba todo orgulloso por mostrar al mundo los colores de su cara.

Y como si estuviese ensayado, salió junto con Aniol en la presentación de Ethan con los brazos abiertos como quien recibe aplausos, teniendo un enorme orgullo tonto en la cara ya que le encantaba el show.

¡HOOOOOOLA muy buenas tardes a todos damas y caballeros, me presento ante todos ustedes! ¡Soy el Magnífico, Único e Inigualable Damiano, Bufón Real de la grandiosa princesa Aniol del Reino Lava… Lava…! Ehhh... ¡ESO! —hizo una pomposa reverencia, una mano en su pecho, otra extendida en el aire y un pie por delante del otro. Su tono estaba entrenado por oído y experiencia, alzando la voz como un decente maestro de ceremonias ante todos los presentes sin una pizca de miedo escénico.

Y motivado por la sugerencia de Aniol, vaya si puso todo su ser en una limpia voltereta que osciló todo su cuerpo hacia atrás cayendo en seco sobre sus pies. Recolocó su pelo después de la acrobacia, algo disimulado.

¡TACHAAAN! ¡Mirad a Ethan ahora! ¡Miradlo que guapísima tiene esa carita! ¡Que nos lo hemos currado nosotros! —añadió a la presentación del polaco, irradiando mucha felicidad consigo y altas expectativas—. ¡Os va a flip-! ¡¿ESPERA COMÓ QUE HAY ROPA?! ¡¿DONDE?!

Su foco, para desgracia de la función, fue completamente roto cuando vio que sí, había ropa en aquel sitio tan molón.

¡Hay que probarse cosas Aniol! ¡Vamos vamos que tiene que-que haber algo por aquí o por ahi o-o-o por donde sea! ¡Estos tiene ropa puesta!
Harek
Harek

Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carisma
Personajes :

Síntomas : A veces tendrá ataques de claustrofobia. Sus irises dejan de ser círculos perfectos, y en ocasiones sus ojos serán brevemente fosforescentes en la oscuridad.

Armas :

  • Rick: Sable y arco
  • Erknest: "Espada legendaria" y cuchillas de aire

Status : The journey never ends

Humor : Cualquier cosa me vale.

Palacete - Página 32 Empty Re: Palacete

17/01/24, 05:05 pm
Rick levantó ligeramente los brazos, desentendiéndose sin perder el tono de broma de las futuras culpas si la cresta de Connor acababa peor. Las veces que lo había visto practicar al resto habían salido bien, si por algún casual salían efectos secundarios al conjurarlo mal lo desconocía. El comentario de Szczenyak al respecto lo hizo recordar la conversación en la noche del primer día, que ahora parecía tan lejana. -Oh, ¿lo del grupo sigue adelante?- preguntaría por curiosidad sumándose a la broma. No tenía ni idea de qué habrían comentado antes de que Kalna y él llegaran a la sala de los instrumentos, pero era curioso que la idea siguiera después de tanto tiempo.

Por otra parte, la respuesta del varmano con lo del abrigo lo dejó un poquito descolocado. Se consideraba alguien que podía hacer bromas y algún comentario ingenioso, pero Nohlem estaba en otra liga en ese aspecto. ¿Connor también lo habría dicho de broma o habría ido en serio? Le había parecido más lo segundo, pero a saber. No tenía intención de dejárselo puesto en absoluto, al menos de eso que se libraba. El neoyorquino se recuperó muy pronto y respondió siguiendo el juego: -Reconozco que hay algunos con mucho estilo, peeeero... Soy más de buenos, lo siento.- Había héroes y héroes, claro, igual que con los villanos. Los que tenían estilazo no tenían nada que envidiar a un malo elegante.

Decir que ponerse esas botas le hacía ilusión al motero era quedarse corto, a Rick no le hacía falta más que verlo para tenerlo claro. No sabía decir qué emociones se reflejaron en su rostro cuando Nohlem hizo su comentario, pero sus miradas a uno y otro se hicieron un pelín más tensas por si se lo había tomado mal de verdad. La advertencia sin embargo le dejó muchísimo más tranquilo y le trajo una sonrisa a la cara. Le faltaba el sombrero y una espiga en la boca, pero se lo podía imaginar recreando algún western con lo que acababa de decir. Asintió complacido cuando se dirigió a él, todavía divertido por toda la situación, hasta que soltó una pulla al gato. Igual que antes, se mantuvo más o menos serio aunque asomara un intento de risa, pero cuando el varmano le avisó no tardó más que unos instantes en cambiar. -(¿Sabes qué?)- pensó y a continuación el volumen de la risilla subió, totalmente a posta al darse rienda suelta. Ya estaban siendo muchas pullas ese día al resto, alguna le tenían que devolver.

Mientras tanto Szczenyak había encontrado más ropa y se dispuso a ir a verla, aunque antes le prestó atención a Kalna. Había visto de reojo alguna de las prendas que había escogido, pero con la conversación no había estado tan atento sobre lo que hubiera descubierto entre las perchas. Aprovechando que el resto ya estaba mirando cerca del vittya, encogió los hombros con una sonrisa en dirección a la libense. -No es mi estilo, pero si le hace ilusión...- le susurró. Él no se las habría puesto, pero si al motero le gustaban no le iba a estropear el momento. Y una cosa no quitaba la otra, con el chaleco no le quedaba nada mal. Luego de aquello, el chico se acercó al resto de sus compañeros para cotillear los nuevos trajes.

Rick fue mirando las perchas, pasando de trajes elegantes a otros más llamativos y otros más sobrios. Había de todo allí y que además todas las prendas fueran mágicas era fascinante. -(Verás cuando le contemos sobre este sitio a los demás)- se dijo mentalmente contento. Si de verdad acababa siendo un lugar seguro, no tendría problema en ir de nuevo con Räg, Airi, Tawar y Abel, si para entonces salía más de su habitación. Les venía bien un respiro y el resto también se merecía pasar un rato agradable allí.

Seguía mirando la ropa tranquilamente cerca de sus compañeros cuando arrugó la cara al escuchar al varmano. Había cedido en investigar más relajadamente el lugar, pero vestirse con la ropa de alguien era otra cuestión, no le terminaba de convencer la idea. Sí, podían recoger todo antes de irse, pero si el propietario se decidía por aparecer en cualquier momento estarían en problemas. Podían bailar con lo que tenían ya, ¿no? Mínimo el varmano y Kalna tenían intención de cambiarse, pero viendo al resto Rick se temía que fuera el único con esa duda.

Que Ethan y los niños volvieran le dio margen para no comerse la cabeza -Ah, ho...¿la?- se giró a saludar a los recién llegados, sorprendiéndose en cuanto los tuvo delante. Los tres llevaban un maquillaje espectacular y, aunque tenía preguntas, dejó que los peques siguieran con su improvisado papel. Su entusiasmo se le pegaba mientras la princesa y el bufón se presentaban, aunque igual que con la ropa una pequeña parte de él se sentía intranquilo de que hubieran trasteado con los productos para maquillarse. Luego de aplaudir las piruetas de Damian con entusiasmo, hizo una pequeña reverencia. -Es todo un honor contar con vuestra presencia- dijo con solemnidad fingida. Ya iba a alabar al británico por su labor cuando las palabras del italiano le pillaron por sorpresa. -¡Anda, no sabía que se os daba tan bien! Os ha quedado genial- les dio el cumplido con muchas ganas. No se hubiera esperado que fueran ellos dos los que hubieran hecho los tres maquillajes, que si bien no sabía del tema, parecían muy bien hechos.

Iba a preguntarles más al respecto, pero no tardaron en ir a por las ropas. Rick dio un suspiro luego de verles perderse entre los armarios y se giró para poner al corriente a Ethan. -Por aquí hemos encontrado ropa, una sala de lectura y el salón de baile de la Bella y la Bestia con orquesta incluida. Parece que hay todo lo imaginable en este sitio.- empezó bromeando. -¿Todo bien en la sesión de maquillaje?- añadió de brazos cruzados. Aquello iba tanto por si le había ido bien vigilando a Aniol y Damian (aunque no lo dudaba con lo bien que se llevaban) como por si habían notado algo raro. Por el ambiente general era más lo primero, pero mejor asegurarse para estar tranquilos.
Kanyum
Kanyum

Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
Nohlem: varmano granta. 1’69m
Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m

Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.

Status : Prrrr prrrrr

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17/01/24, 09:53 pm
Nohlem estaba dejando alegremente la ropa sobre la butaca roja que había dentro del probador y las botas a los pies de esta cuando escuchó la voz de Ethan al otro lado de la sala. Se dio la vuelta, aprovechando que no había cerrado ninguna puerta aún (y aún con esas seguramente la habría abierto), curioso por lo que hubieran encontrado; la mencionada princesa y su bufón.

Lo que más le llamó fue la explosión de colores en el rostro de Damian, tanto que aunque tratase de encontrar las novedades más sutiles en los otros (algo difícil a tanta distancia incluso llevando gafas), sus ojos volvían al circense irremediablemente, atraídos como abeja a una flor chirriante. Al acercarse la cosa se cosa se compensó, saltando de Damian a Aniol y de Aniol a Damian, con una sonrisa cada vez mayor a más podía apreciar los detalles. El teatrillo que hicieron le sacó una carcajada y un largo “¡oooooh!” de asombro por la fluida voltereta del italiano, a la que aplaudió con fervor. No cabía duda de donde venía.

¡Maravilloso, maravilloso!

El maquillaje del rubio no era el de un circo cualquiera, era el de un festival por todo lo alto, con la fuerza del verano, una máscara que ocultaba perfectamente a quien la llevaba sin necesidad de tapar su rostro. El maquillaje del castaño era el de una fiesta elegante en un bello jardín, con la pizca de alegría y el dulzor propicio de la primavera. Estaban preciosos, tanto que se encontró a sí mismo inclinando inconscientemente el cuerpo para verlos mejor. Y como público bien mandado, cuando así lo pidieron sus ojos volaron hacia Ethan, una de las estaciones que le faltaban, pero no supo decir cual. La aparente timidez del chico hacía difícil verle en condiciones sin resultar violento, pero por los tonos rojizos y el rubor en su piel nívea, el moreno bailaba a dos aguas entre otoño e invierno. Una pequeña sonrisita traviesa afloró en su rostro, pues quería verle mejor pero no rizar el rizo. Ya tendría tiempo.

Estáis increibles —dijo con sinceridad, notable por el brillo de sus ojos—. Bufón, princesa y consejero. ¡Es ropa, sí señooor-ita!  —se corrigió rápidamente a última hora. Cuando Rick explicó lo que habían descubierto el granta negó con la cabeza divertido y sonrió de medio lado—. Que no os engañe, la “orquesta” somos Connor y yo. ¿Me habéis oído tocar el piano? —terminó mirando a los menores otra vez, orgulloso y pronto distraído—. Santos, de verdad que no me acostumbro. ¡Y yo con estos pelos! —miró hacia arriba, donde quedaría su flequillo, colocando ambas manos sobre su cabeza.

Después, recordando el rol que él mismo quería adoptar, Nohlem escondió un brazo tras la espalda bien recta, con dignidad, y carraspeó colocando un puño frente su boca.

¿Me permitiría la princesa Ania mostrarle los vestidores reales? —y con una floritura de muñeca, le tendió una mano al polaco—. Su maquillaje es exquisito, merece unas sedas que le hagan justicia… —y en un tono menos formal, se acercó a su oído tapándose con la mano—. Además, hay algo que quiero que veas antes que nadie. Pero, —se apartó, recuperando volumen—, ¡después de que encontremos algo para usted-eees! —añadió al resto también por educación—. Muchas gracias, mi fiel mayordomo Rick, pero a partir de ahora puedo encargarme yo de nuestros invitados —le despachó con una mano y una sonrisa pícara, tanto que era tonta—. Puedes ir buscando algo con lo que vestirte. ¡Seguidme!

Se acercó al armario del que había sacado su atuendo, el mismo mueble lleno de conjuntos y vestidos finos y pomposos. No iba a conformarse con las vistas, por supuesto, Nohlem rebuscó con una mano -si Aniol le tenía sujeta la otra- una prenda que fuera lo más distante posible a su tamaño: en este caso, un minúsculo traje azul marino con bandas condecorativas que dejó que observaran en el sitio.

Esperad, esperaaad… —lo descolgó y la magia hizo lo suyo. El traje creció para ajustarse a él. Les miró con la misma sonrisa de oreja a oreja que había tenido al comprobarlo por primera vez, con la ropa por delante de su cuerpo para hacerlo más evidente y, por si no lo habían pillado, continuó con efusividad—: ¡La ropa se adapta al cuerpo de quien la coja! Como habrá podido comprobar, su majestad Ania, tenemos a los mejores modistas en el reino —dijo con voz solemne—. Yo ya he elegido algo especial para el vals de esta noche.

No es que fuera de noche, pero… bueno, ya verían a qué se refería.

_________________________________________

♪♫♬:
Raven
Raven

Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivación
Personajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75

Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.

Armas : Ethan Lanza partesana y una daga

Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.

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18/01/24, 12:06 pm
El teatrillo de los niños consiguió sacarle una sonrisilla, aplaudiendo con el ánimo renovado ante la espectacular voltereta de Damian. Ethan se permitió reír desde esa posición segura de medio lado, donde aún viendo la sala prefería dedicarle su atención a los más peques del lugar. Una de sus manos tiraba ligeramente de su ancha camisa observando de fondo un espejo bastante más digno que el de la anterior salita, la otra, con nervio, seguía reajustando los pelos sueltos, jugueteando de vez en cuando con la textura novedosa de sus trenzas. Se permitió suspirar con cierto alivio cuando la princesa y el bufón lograron absorber la atención de los adultos.

-¡Oh, cuánta sala! ¿Tanto hemos tardado? -Preguntó dirigiendo su mirada hacía Rick un tanto apurado. No había razonado la disparidad de tiempos debido a que siempre los escuchaban cerca. -Hmmmm así que erais vosotros los de la música, ya decía yo, que pena habernos perdido el espectáculo. Espero que lo repitáis para los que no estábamos.

Observó encantado como Nohlem guiaba al resto hacía los vestidores, escuchando desde su tranquilidad lo que tenía que enseñar. Una curiosidad que si bien tendría que haberle resultado fascinante a esas alturas y tras la anterior visita resultaba una anécdota más en aquel cuento de hadas. El ambiente dentro era tan bonito y mágico que apenas recordaba ya las sucias calles y el nublado cielo gris que les esperaba fuera. Distraído su mirada recorrió el lugar sin querer moverse, los armarios eran tan dispares como el lugar y desde el interior de algunos ya abiertos veía decorosas telas rimbombantes y pomposas. Así que el nuevo plan era disfrazarse por completo… Bueno, estaría bien, los niños se merecían ese descanso.

-Diría que el maquillaje fue extrañamente mágico, pero nada que no tengáis por aquí. -Bromeó en un tono más bajo con Rick, aprovechando la lejanía con Aniol y Damian para sincerarse. -Hay un espejo muy raro y los pinceles funcionan solos, pero shhh deja que los pobres se lo crean, para un día de juegos que tienen no quiero ser quien se lo estropee.

>>Veo que igual por aquí ya habéis estado bien entretenidos… -Y esa vez sus iris oscuros pasaron de perfilar a Rick en búsqueda de algo nuevo para hacerlo con Connor, el otro compañero más cercano. Teniendo que parar de forma notoria y perpleja ante sus botas. -Dios, dime que de una sala con probablemente infinidad de trajes no has escogido unas botas con espuelas…. dime que no ha sido así. -La confusión de su rostro se convirtió en una leve risa al ir cayendo en los gustos tan horteras de su compañero, tratando de buscar una confirmación de aquello en el moreno, no fuera el pelirrosa a indignarse más. -Vale Connor va a ir de vaquero, y tú? -Una sonrisilla pilla se le dibujó en el rostro preparando una pulla para el neoyorquino. -Ahora espero que vayas de detective cliché de los ochenta y de golpe esto deje de ser un palacio para convertirse en una fiesta de Halloween.

Comentó mientras se encaminaba hacía el espejo de cuerpo entero para poder ver mejor el maquillaje. Le seguía resultando demasiado extraño, no es que se viera mal, en absoluto. Es que se veía diferente, como si tan solo dos pinceladas dieran nuevas formas sobre su rostro. Se colocó de medio lado, tratando de meterse la enorme camisa en el interior de sus pantalones para ganar algo de forma y dejar de ser una campana, pues la autoconciencia ahora que podía vislumbrarse dolía. Seguía resultando horrible, toda la ropa que escogía era dos tallas mayor que él por lo que caían de cualquier manera como un enorme saco que le daba mucho más volumen del que de verdad tenía.

-Dios, yo me pido ir de payaso. ¿Qué es esto? Creo que era más feliz cuando no teníamos espejo. -Aún a pesar de la frase, su tono seguía reflejando el matiz de comedía, una sonrisa burlona que ahora se veía en degradados rojos.
Aes
Aes

Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.

Personajes : Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
Fleur: Humana (Francia)
Siwani
Aniol: Humano (Polonia)


Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.

Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D

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18/01/24, 10:08 pm
Aniol aplaudió y saltó en el sitio por la gran voltereta de Damian, con tantos colores vivos en su rostro parecía un circense de verdad. Pensó que si conseguían regresar de vuelta a la Tierra debía visitar su gran carpa y conocer a su madre. ¿Pero… se olvidaría de él? Una punzada repentina le invadió… ¿Y si al llegar a su hogar Damian deseaba pasar tiempo con niños más parecidos a su personalidad, en lugar de con un chico al que le gustaba vestirse de princesa y jugar a las hadas del bosque?

No tuvo demasiado tiempo para demorarse en esa emoción, pues pronto las palabras de Rick y Nohlem llegaron a sus oídos con la suavidad de un arroyo. El churumbel le devolvió la reverencia al primero, esbozando una sonrisa tímida y sincera, en ocasiones se descubría anhelando más cercanía con el muchacho, el neoyorquino le caía bien pero sentía que su amistad todavía quedaba por explorar.

El honor es mío… —le dedicó con la misma solemnidad fingida—. Oye Rick… mi madre dice que los ojos son el espejo del alma... —se le ocurrió de pronto—. Eso significa que… ¿Tú tienes dos?

Y tan pronto como la pregunta salió de sus labios el polaco se vio envuelto en las florituras del granta. La información recibida fue tal que ni siquiera reparó en que no sabía donde estaba Kalna.

¿¡Eras tú el que ha estado tocando todo este tiempo!? —los labios carnosos del niño congelados en un rictus de sorpresa—. ¡Yo pensaba que sonaba una radio mágica! —eso quería decir que el talento del elfito no era moco de pavo, necesitaba verle tocar en vivo con aquel piano grandioso. No dudó ni un segundo en coger la mano que el chico le tendió, ruborizado por su caballerosidad—. Será todo un placer… —dijo, imitando el tono de la realeza y siguiéndole hasta el armario del que parecía haber sacado sus ropajes. Se despidió de Ethan y Colmillo enviándo un beso volador en su dirección.

El vestidor tenía sorpresa para los recién llegados y Nohlem fue el encargado de mostrarles de qué se trataba. Al principio Aniol permaneció en silencio y parpadeando mientras contemplaba el minúsculo traje azul marino. Luego cayó en la cuenta, gracias a la explicación del joven.

¿Quéeeeeeeeeeee? Me-que-do-muer-ta —fue su reacción, parecida a la de su abuela cuando salía algo imposible en la tele, tan imposible como que hubieran omitido su novela favorita por un partido de fútbol.

Sus ojos color miel casi brillaban con luz propia, recreando todos los vestidos a su medida en su propia piel. Algunos poseían un aspecto rimbombante, otros parecían sacados de la casa de la familia Addams, y unos últimos posiblemente hacían gala de la moda de otros mundos. De todos ellos…

¡¡¿Nohleeeeem?!! ¿Cuál es el tuyo? —y le tiró de la mano con impaciencia, perdiéndose en el océano verde mar de sus ojos. Si su madre tenía razón poseía un color de alma muy bonito. Estar en presencia de Nohlem era como si te hicieran mimos en la cabeza constantemente, algunas veces daba cosquillas y otras te daban ganas de dormirte allí mismo con la certeza de saber que no iba a pasarte nada malo—. ¿Luego tocaras también algo para nosotros? ¿Porfiiii? ¡Creo que eres el mejor modista real que podría tener el reino Lavanda!

_________________________________________

"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."

"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."

"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."

"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
Isma
Isma

Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidad
Personajes :
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.

Armas :
  • Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
  • Damian: Dientes
    Daga

Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj

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18/01/24, 11:25 pm
Ah, era tan refrescante oír unos aplausos después de la acrobacia. Eso lo llevaba por breves momentos con su gente, los del circo, curtidos en espectáculos, piruetas y acrobacias que hacían temblar el escenario con estruendosos aplausos y vitoreos. Aunque a menor escala, Damian apreciaba cada palmada al aire y cada alabanza, era pura energuia que lo alimentaba y vaya si quería más, toda la que pudiese abarcar con sus habilidades en un gran escenario.

Ese era un buen comienzo desde luego, se moría de ganas por contar todo a su mama cuando el día llegase. Sus amigos, el maquillaje, sus aventuras, hablar sobre su mejor amigo, el primero que ha tenido de su edad desde que tenía memoria… No quería impacientarse pero deseaba que pasase pronto el tiempo y volver a casa.

Menos mal que tuvo tiempo de distraerse respondiendo a los halagos junto con Aniol, haciendo reverencias burdas pero elegantes para sus propios ojos.

¡¿Ah si?! Ostias… ¿Tú y Connor? —¿cómo? ¿Donde? Vaya si tenía preguntas, sobre todo porque a Nohlem lo podía imaginar tocando algún instrumento pero Connor ni si quiera un poco, ni de lejos.

Sin embargo, cortó las preguntas para otro momento puesto que Nohlem los invitó a ver “vestidores reales”, sonaba muy interesante y no se lo perdería por nada del mundo. Es verdad que le interesaban un par de cosas, hablar sobre lo que Rick dijo y quizás chinchar a Connor por esas botazas pero su cuerpo iba solo para apreciar todo lo que ese sitio tenía que ofrecer.

Y vaya si había cosas, de todo precisamente ahora que podía verlo de cerca. Cientos de conjuntos, piezas de ropa y accesorios de todo tipo, de todos los colores. Ni de coña el vestidor del circo llegaba a tales extremos, era como ver lo que estaba acostumbrado pero multiplicado más de cien veces.

O-ostia puta… —dijo en un susurro inaudible. Se quedó embobado mirando ese vestido y quidado por la explicación de Nohlem la ropa encogía para estar a gusto del que la pille. Parpadeó un par de veces, echando a volar la imaginación con ese vestido… ¿Cómo quedaría Aniol con…?

Retiró rápido la mirada, frenando bruscamente su hilo de pensamientos para ver por su cuenta algo de esa ropa. Era todo increíble, había tanta variedad que no sabía si agarrar algo o no. Tuvo en sus manos un sombrero enorme de color blanco, de ala ancha y con una pluma anchísima de un verde lima bastante suave. Se lo puso y bum, como si estuviese hecho para su cabezón encajó perfectamente. Lo miró extrañado, pero con una sonrisa llena de curiosidad. Prefirió dejarlo en su sitio, mirando más cosas por ahí.

Trajes, más trajes y más trajes… Hmmmm... Esto tiene mucho pelo, ¡uughh!… Esto otro es muy feo… Esto mola pero… ¿Y esto?

Mirando y mirando se paró en una parte, donde una camisa blanca como una nube adornada con una pajarita roja y brillante. No solo eso le llamo la atención, mas bien, su conjunto. A su lado había un chaleco elegante, de un estilo simple de lineas negras y un azul parecido al de su maquillaje. Así a juego, sus botones tenían un tinte amarillo bien saturado y destacaban tela, con una forma romboide. Por su lado estaba una chaqueta larga, en un encendido rojo y bordes dorados que llevaba bordada unos motivos elegantes que parecían… ¿de circo? ¿Y encima había un sombrero de copa, negro con cinta roja?

Damian parpadeó un par de veces, era… una ropa muy, muy similar a la que llevaba Luciano. Le brillaban los ojos, puestos en la ropa, ahora viendo que traían pantalones negros muy finos, unas botas muy largas, más largas que las suyas. ¡Y hasta tenía guantes blancos! Tenía que serlo, lo tenía que ser.

Era ropa para un maestro de ceremonias.

Si vieran a Damián, estaría enmudecido por la curiosidad viendo por su cuenta aquella ropa y como encogía a su tamaño. Tampoco se encontraba muy lejos de Aniol y Nohlem.
LEC
LEC

Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.
Personajes :
Dama Puente/Kaila: Maga logomante austriaca (1.60).
Kaethe/Dama Sobras: Ghoul nublina (1.46).
Yttria: Bruja percusionista canadiense (1.53).
Amira/Cálamo : Valkyria francesa (1.63).
Kalna : Libense, del Imperio (1.78).
Nefer : Ammut hijo de luna Levyna. (1.85)

Síntomas : Su sangre adquiere un tono anaranjado y se espesa un poco. Es capaz de intuir con mayor facilidad cómo se van a comportar los animales con los que se encuentre.

Armas :
Dama Puente/Kaila: Magia, báculo
Kaethe/Dama Sobras: Daga, fuerza bruta
Yttria: Arco, hacha, magia, mala leche, cucharillas y otros objetos metálicos.
Amira/Cálamo: Espada corta, pegaso (shire)
Kalna : Espada bastarda; lanza y escudo
Nefer : Lanza, venenos

Status : One flesh, one end
Humor : Permanent resting bitch face

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19/01/24, 09:36 pm
La conversación al otro lado de la puerta llegaba de fondo, aunque lo bastante clara como para hacerse una idea de lo que pasaba. Tenía que estar alerta por si acaso, pero en aquellos momentos le importaba mucho más aquel espacio privado. Si ya ver ropa que no fuera un horror había sido bonito, el tenerla entre sus dedos y estar a punto de probársela era una delicia. Una vuelta a una normalidad que ahora parecía un lujo lejano, pero uno en el que se sentía infinitamente más cómoda.

Podría tirarse un buen rato solo disfrutando de la textura de la seda de calidad, de ver cómo la construcción de la ropa la hacía caer de manera perfecta incluso colgada, y no como si fuera un saco. Si ya a ella era difícil sacarle curvas, con lo que llevaba puesto era directamente imposible, y por eso le podía la necesidad de llevar algo de esa sala mágica.

Se quitó la ropa con urgencia, aunque se aseguró de dejarla perfectamente doblada sobre la silla, y empezó por probarse un vestido de un rojo apagado, con la espalda abierta y una abertura en un lateral de la falda. Las filigranas sutiles bordadas en el diseño eran muy bonitas, sí, pero puesto no terminaba de convencerla del todo.

Fuera la conversación parecía animada. Bromas, piques. Mentía si decía que le daba pena perdérsela. No le apetecía perder el tiempo consintiendo los juegos de un par de críos, que les entretuvieran otros fingiendo que podían siquiera acercarse a una realeza que les quedaba muy lejos. En la seguridad que le ofrecía la puerta cerrada puso los ojos en blanco con aquello de las doncellas morirían por la atención de Ethan. Claro que la mención al maquillaje no se le pasó por alto. Posiblemente lo que más echaba de menos, incluso más que una ropa decente. La expresión por medio del arte de la cosmética era algo que echaba muchísimo de menos.

Tal vez por eso se cambió rápido a su otra opción de vestido. Largo, de una tela negra que solo por el tacto se notaba de infinita calidad. Las mangas nacían por debajo de los hombros, y pasaban pronto a ser tela que caía libremente, igual de translúcida que la falda. Pero lo más bonito era que todo estaba lleno de bordados de oro. Sí. Aquel era su vestido. Reflejaba el estatus con el oro, el color oscuro contrastaba con su piel pálida. Con suerte podría encontrar algún accesorio que ponerse, porque un collar le iría perfecto, pero de una mala el pelo suelto cayendo sobre sus hombros quedaría bien una vez se soltase la trenza.

Además iba perfecto con los zapatos. El tacón no era excesivamente alto, pero poco importaba cuando parecían prácticamente haber sido esculpidos en oro. Las delicadas filigranas eran una obra maestra, algo que ni siquiera había visto en Libo. Eran preciosos, y por arte de magia, de manera literal, le iban perfectos, como si se los hubieran hecho a medida. Cómo deseaba poder bailar así vestida.

Se miró al espejo una última vez. Sí, aquello estaba mejor, y reconocía con mucha más facilidad a la persona que le devolvía la mirada. Una pequeña sonrisa de autosuficiencia asomó en sus labios. Qué bien sentaba no verse peor que alguien pobre.

Con toda la confianza que tenía de normal, y algo extra por el vestido y los zapatos, Kalna salió del cambiador. Tenía ganas de preguntar dónde estaba el maquillaje, pero iba a esperar unos segundos a que la viesen.

_________________________________________

Regocijaos, pues ahora sois parte de la leyenda de Kalna, hija de Mánide
Harek
Harek

Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carisma
Personajes :

Síntomas : A veces tendrá ataques de claustrofobia. Sus irises dejan de ser círculos perfectos, y en ocasiones sus ojos serán brevemente fosforescentes en la oscuridad.

Armas :

  • Rick: Sable y arco
  • Erknest: "Espada legendaria" y cuchillas de aire

Status : The journey never ends

Humor : Cualquier cosa me vale.

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20/01/24, 11:14 am
Ver a los chiquillos tan contentos era reconfortante. Pensar que después de tanta tensión durante semanas podían encontrar un remanso de paz dónde volver a la calma era precioso. Una sonrisa se le dibujó en la cara, imaginándose que esa suerte se mantenía hasta que llegara el día que pudieran volver a casa. Se mostró atento cuando Aniol empezó a formular su pregunta, aunque desde luego no esperaba una así. -Oh, pues... Siempre he pensado que tenía una, pero no se si hay alguna forma de asegurarse. Sería curioso descubrir si tengo dos- respondió en un tono amigable con los brazos en jarra. No creía en ello en realidad, pero tampoco había creído en la magia y allí estaban, rodeados de ella. Al menos si el niño conocía alguna forma pasarían un rato charlando cómodamente, pero a saber si habría algo de verdad detrás de unas simples palabras bonitas.

-Bueno, nos hemos dividido y cada uno ha encontrado algo. Tampoco ha pasado tanto tiempo- tranquilizó a Ethan. Rick se acercó un poco más cuando bajó el volumen para desvelarle el truco para el maquillaje de los tres. -Ya veo. A juego con el vestidor mágico- dijo luego de una ligera risilla. Eso explicaba el maquillaje tan perfecto y desde luego la idea de pinceles autónomos y espejos probablemente hechizados para ayudar sonaba muy curiosa. Le guiño un ojo antes de añadir siguiéndole la corriente: -De aquí no sale el secreto, tranqui.- Otra cosa sería que los niños se dieran cuenta luego de ver cómo funcionaba la ropa, pero desde luego él no iba a romper esa promesa.

El neoyorquino observó divertido mientras Nohlem lo superaba en aquellas teatralizadas cortesías hacia los pequeños. Él solo había entrado un poco antes de volver a sus maneras habituales, simplemente por compartir su contagiosa felicidad. Tal vez podría seguir si Damian o Aniol decidían seguir un poquito más, pero de momento normalidad. Por eso mismo que fuera el varmano el que le otorgara un título (además ese en concreto) le cogió desprevenido. Rick lo miró incrédulo y, aparte de un "Tch" entre dientes que dejaba claro que la queja no iba en serio, se limitó a echarlo con una mano. -(Lo que yo te diga, verás el día que tengamos un espejo)- le "amenazó" mentalmente siguiendo por unos segundos con la vista al grupito mientras se alejaba.

Mientras la comitiva real se perdía entre los armarios, el resto seguía charlando. -Hay bastante que apreciar. No se me ocurren muchas tiendas en La Tierra con tanta variedad- bromeó tras el comentario del británico. Seguramente se podían hacer unos cuantos desfiles de moda con todo lo que tenían allí. El siguiente, aunque le encontraba la gracia en el fondo, ya le hizo sentir un poco de lástima por Connor. Cuando Ethan lo miró, el chico se encogió de hombros sutilmente, con una cara algo más seria, sin llegar a perder la sonrisa, que podía traducirse en un "a mí no me mires, es cosa suya". Ya la sonrisilla de su compañero se encargó de avisarle que Nohlem no era el único que iba con guasa hacia él ese día, así que esta vez no le pilló con la guardia baja. Luego de una ligera risa, contestó llevándose una mano al mentón: -Que va. Por ahora no me decido, pero ya encontraré algo.- Y dicho eso volvió la vista hacia el armario y las barras que tenía cerca.

Realmente solo había tenido curiosidad por la ropa que tendrían en un sitio como ese, pero hasta que el resto dijo de vestirse ni se había planteado buscar algo que le gustase. No terminaba de estar convencido de que aquello fuera buena idea, pero al menos podía seguir investigando y buscar una excusa luego. -(No había nada de mi estilo, pero no pasa nada. O tal vez...)- fue barajando las posibilidades mientras iba pasando las prendas absorto en la tarea. Las conversaciones que seguían en la sala sonaban casi de fondo, hasta que al encontrarse de nuevo el cielo nocturno del salón le hizo pararse en seco. Por un instante dudó de no haberse fijado que el vestidor tuviera ventanas similares, pero no tardó en darse cuenta que no era eso. Lo que tenía delante era una gabardina negra, algo estrecha en los hombros y algo más corta  que la que había traído a la ciudad. La tela se notaba que era buena, pero lo impresionante sin duda era el forro interior. Era bastante más sutil, pero de alguna forma habían hecho magia para que la tela negra reflejara pequeñas estrellas. Incluso el color del fondo se asemejaba al cielo de antes, casi cómo si lo hubieran recortado y puesto allí. La abrió un poco para apreciar mejor la calidad de la prenda. De momento no tenía intención de cambiarse, pero se le acababa de ocurrir una idea de lo que se pondría. Tal vez si solo llevaba la gabardina no sería tanto problema si tenían que salir...

El sonido de las cortinas del probador le hizo volver a la realidad. Tenía curiosidad por ver qué habrían escogido el resto, así que se giró para saber quién había sido el primero en estar listo. Cuando quiso darse cuenta intentó que no se notara tanto, pero probablemente la boca entreabierta y los ojos bien abiertos ya habían delatado que estaba sorprendido por el vestido de Kalna. Recordaba aún el vestido que llevaba el primer día y desde luego éste seguía una estética parecida, pero más bonito y sofisticado. El chico se acercó sonriente, apreciando una última vez su elección para el baile antes de mirar a los ojos a la libense. -Vaya, es un vestido precioso. Estás fantástica, señorita caballera- la alabó rematando con una sonrisa juguetona por la broma de antes. Eso sí, el cumplido era genuino.
Kanyum
Kanyum

Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
Nohlem: varmano granta. 1’69m
Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m

Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.

Status : Prrrr prrrrr

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20/01/24, 05:56 pm
Asintió agachando la cabeza grácilmente a la petición de Ethan a que volviera a tocar, orgulloso por el entusiasmo de los pequeños. No es que le hicieran falta motivos, pero sentaba la mar de bien tener un público interesado. A Rick le lanzó un beso como respuesta a su chasquido de lengua antes de comenzar el tour, con el que se contagió como si él también fuera un crío. Nohlem no era ni medio consciente de cuan ligero se sentía con ellos, no solamente con los niños, sino con el grupo, y es que en una fiesta solo actuaba con aquella naturalidad cuando estaba lejos de la vigilancia de su madre. Ahí podía hacer el tonto, podía malcriar a los peques, podía ser infantil sin reparo a ser la vergüenza de otro, podía fingir ser otra persona… no. Podía ser él mismo.

Se rio con gusto ante sus reacciones, no creyendo exactamente dignas esas palabras para una princesa, pero el mayor logro fue sin duda la mutis del dicharachero de Damian. Volvió a colocar el traje en su sitio (que en seguida recuperó su tamaño original) y se agachó hasta quedar a la altura de Aniol cuando éste le tiró de la mano.

El mío es una sorpresa —le dedicó una sonrisa de las que achican mucho los ojos. Después rio sin abrir la boca, divertido por el rol que le había adjudicado como modista—. Verá, princesa Ania… —continuó en un susurro, mirando a ambos lados como si realmente necesitase todo ese secretismo—. Lo cierto es que no soy el modista del reino.

Miró por encima de la cabecita del polaco fugazmente, allí donde estaba el vittya.

>>¿Ve aquel lobo de allí? Su nombre es Eschezeniak, viene de muy lejos. Tiene un olfato para el buen gusto increíble. Él es el modista. En cuanto a mi… —le estrujó la mano con calidez para recuperar su atención, mirándole a los ojos. Su voz, un murmullo discreto—. Que no le engañen mis harapos, princesa Ania. Mi nombre es Nohlem Ghiope, soy el príncipe de Bermellón —le sonrió, sintiendo el gusanillo de la vergüenza desvanecerse a más abrazaba la broma—. ¡Será un placer para mi tocar el piano para usted! Y ayudarla a vestirse una vez haya encontrado el disf- ¡el traje adecuado! —se incorporó con júbilo—. Quiero que sea la primera en verme, así queeee… —deslizó los dedos hasta soltar su mano con suavidad—. ¡La estaré esperando dentro!

Y con un guiño y un dedo sobre los labios para que le guardara el secreto, Nohlem marchó de vuelta a su probador, donde esperaba oculto en sí mismo su atuendo. Justo cuando iba a pasar dentro se abrió el probador contiguo, dándole un susto que, de no haber sido capaz de mantener, habría sido muy poco principesco. El varmano se quedó a dos aguas del vestidor al probador, observando a la libense desde su ángulo, tan vertiginosamente alta que le hizo dudar si siempre había sido así o él acababa de fijarse. Luego reparó en los tacones. Su boca formó un “ah” insonoro.

El vestido era muy diferente a nada que hubiera visto antes, pero no llegaba al sentido fantasioso de las telas de Schecheniak. No era el elegante corte recto varmano, ni las largas faldas con listones que adoraban su hermana y él, tan de moda últimamente, ni la pomposidad princesil que les había descrito Aniol cientos de veces con sus cuentos de Disney. Aquel vestido le recordó a la cortina de un funeral. Al menos en Kalna era una cortina bonita, supuso… aunque un escote tan abierto sin joyas era un valle inquietante al que no estaba hecho. Tuvo la decencia de ahorrarse un “uhm”.

¡Menudo cambio! —“y buenas piernas”, pensó. Hizo una pequeña reverencia—. Muy elegante —dijo, no con toda sinceridad pero sí con convicción, antes de entrar a la seguridad de su probador. Esta vez sí cerró detrás suya.

Hola, señorito príncipo” le dijo mentalmente a su reflejo, aliviando una mueca humorística. “Vamos a devolverte el culo”.

Lógicamente empezó por los pantalones, no solo porque fuera la parte que más odiaba de lo que llevaba puesto, sino para así no estar en paños menores cuando Aniol entrase. Pronto pasó de aquel trozo de tela mustio a unos sencillos pero impolutos pantalones blancos que se ajustaban perfectamente a su silueta. Soltó un silbido interrumpido por una sonora carcajada victoriosa al darle la espalda al espejo y encontrar su bonito trasero de vuelta.

¡AJÁ! ¡Temblad, enemigos del Señor Culo de Saco! —dijo en alto y con voz grave.

Era una pena que lo fuera a ocultar bajo más ropa. Aunque bien pensado, no es que nadie hubiera demostrado ser merecedor de tales vistas. Sin más demora, continuó desvistiéndose. Se quitó las gafas y las dejó sobre sus viejos pantalones, porque no es que él conociera a muchos príncipes pero estaba seguro de que ninguno llevaba gafas. La cara de niño bueno no pegaba con la soberanía.

¡Este año las uuuvas, no me van a atragantaaar…! —empezó a cantar una de sus traducciones, de excelente humor, incluso cuando tenía la cabeza atorada en el cuello de la camisa que se estaba quitando. No había tenido paciencia de desabotonar todos los botones.

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Seth
Seth

Ficha de cosechado
Nombre: Connor
Especie: Humano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad, rapidez mental
Personajes :
Devoss: Humano (Países Bajos) Licántropo Tigre

Maila: Humana (Hawaii) Bruja de la Arena

Connor: Humano (Canadá)
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Sufre episodios de insomnio. Tendrá episodios de vértigo postural, más frecuentes al levantarse tras dormir, que pueden durar desde minutos a varias horas.

Palacete - Página 32 Empty Re: Palacete

21/01/24, 11:39 am
La reacción de Nohlem a su "ataque" solo ensanchó más la sonrisa maliciosa y divertida de Connor, quien sentía el agradable calor de la puta victoria en aquel tonto juego que se había iniciado. Aún así, tuvo tiempo de reír cuando pasó al lado suya dándole un golpe con el culo para apartarlo, e incluso de protestar cuando le tendió la ropa como si fuera su criado.

-¡Eh, capullo!- Dijo entre risas, sin saber qué hacer con esa ropa tan jodidamente elegante entre sus manos. Tampoco tuvo mucho tiempo para pensarlo, pues pronto escuchó la voz de Ethan, presentando a una princesita y a su bufón real. Connor se giró con la intriga palpable en su rostro, y en cuanto vio el maquillaje de Aniol y Damian su cara adoptó una expresión de jodida sorpresa. Con los ojos como platos y la boca entre abierta. El maquillaje de Aniol era jodidamente bonito con tonos corales que contrastaban con su piel morena, y atendió con una sonrisa a su presentación como la princesa perdida del reino y Damián como su bufón real.- ¡Viva la princesa del Reino Lavanda y su bufón real, cojones!- Vitoreó el motero con un puño en alto y una sonrisa en los labios, divertido y contagiado de aquellas presentaciones. Aquellos críos habían pasado por tanta mierda en aquel mes y medio, que cualquier cosa que pudieran hacer para distraerlos de aquello era poco. Por otro lado, el maquillaje de Damian no se quedaba atrás, claramente imitando las pinturas de un circo. Tonos azules y cálidos: explosivos como el propio crío. Antes de que pudiera decir nada, asistió a una puñetera pirueta que le quedó de puta madre. Connor aplaudió sonoramente con una sonrisa.- A eso le llamo yo una pirueta de puta madre... Estáis increíbles, joder.- Secundó a los demás, mientras terminaba de aplaudir.- Y sí, el concierto de antes éramos nosotros.- Informó con un orgullo tonto en su voz. Joder, qué bien sentaba que le halagaran su puto talento.

Por último, y como bien había dicho Aniol no menos importante, estaba el consejero real Ethan. El cuál se encontraba atrás de los niños y con una expresión de timidez. Pero su maquillaje no se quedaba ni de coña atrás, y que los niños fueran los responsables de ello solo lo hacía mas jodidamente increíble. Tonos rojizos que contrastaban con la blanquísima piel del japonés.- ¿Eso lo habéis hecho vosotros? Qué bien se os da, joder...- Les preguntó al polaco y al italiano con el asombro en su voz, ya que hasta entonces había creído que todo era obra del japonés. El maquillaje le sentaba de puñetero escándalo a Ethan, pero algo dentro de él le decía que tenía que haber algún truco por ahí como para que lo hubieran hecho los críos tan bien, pero su cabeza embotada de maravillas pronto lo pasó por alto. Los críos se desperdigaron en busca de la ropa, mientras que Ethan se le acercó para... meterse con sus putas botas de vaqueros. El motero puso una cara de sincera sorpresa y miró a Nohlem, que les estaba enseñando la magia de la ropa a Aniol y Damian, como si aquella burla fuera culpa de él y hubiera puesto en su contra a Ethan. Con una sonrisa que delataba el humor en todo aquello y lo poco que le molestaba en realidad. Luego miró a Rick y su expresión de "yo no tengo nada que ver" a Ethan. Connor le dio un suave puñetazo en el hombro al neoyorquino con una risotada.

-¡Serás traidor, cabrón! Pensaba que estábamos en el mismo bando... ¿Sabéis qué? Vosotros os perdéis llevarlas puestas... Venga, quiero ver vuestros putos zapatos aburridos de mierda. Panda de cabrones... - Dijo el motero con humor y meneando la cabeza. ¿Cómo podían tener tan mal gusto? ¡Si eran unas botas increíbles, joder!- ¡Eh, gilipollas!- Pilló a Ethan por el camino cuando éste se estaba mirando en el espejo. Soltando en un armario mismo la ropa que le había tendido el varmano. El motero le pasó uno de los pesados brazos por el hombro a Ethan, mientras con el otro le señalaba en su reflejo. Habló con una sonrisilla en los labios.- Pues yo te iba a decir que estabas guapo de cojones con esa mierda en la cara, pero ya no te lo digo. Cabronazo.- Se despegó de él dando un par de pasos atrás con una sonrisa cargada de malicia bien intencionada.- Y el disfraz de puto payaso te tiene que quedar muy bien, póntelo.- El mismo tono de pique infantil que estaba usando con Rick y Nohlem.

Su vista de despegó del japonés cuando la cortina del vestidor se abrió y quién salió fue Kalna con un vestido. Después de dos mirada asesinas que le había echado la libense, no iba a ser él quién la halagara. Connor decidió entonces que ya era hora de buscar algo de ropa como estaban haciendo los demás. Primero que nada se acercó a uno de los armarios, rebuscando entre la ropa. Connor no era una persona desordenada, pero aquellos armarios no eran suyos, así que se notaba que le importaba tres cojones no ser cuidadoso. Dejaba chaquetas y abrigos en el fondo bajo de los armarios, aún con las perchas. Pantalones y camisas volaban de la barra donde colgaban hasta el "suelo" del armario. Cada vez con más velocidad a medida que no encontraba nada que le gustara. Porque la mayoría de prendas eran puñeteramente demasiado elegantes para su gusto. Era la putada de ser un motero de los Wyverns... La variedad de estilos brillaba por su jodida ausencia y no sabía qué le podía sentar mejor o peor, aunque nunca lo había notado hasta ahora. Finalmente encontró algo que sí le llamó la atención. Unos pantalones de cuero negro. La verdad que algo pequeños y ajustados, pero desechó ese pensamiento de su cabeza cuando recordó la puta magia de aquel lugar. Le iban a quedar de puta madre.

-¿Has encontrado ya algo que te guste, princesa de Lavanda? Tiene que quedar a la puta altura de tu maquillaje.- Le dijo a Aniol todavía con la mirada puesta en los pantalones de cuero negro.- Ah, y había pensado...- Se dio la vuelta para mirar al niño polaco con una sonrisa.-... que si Ethan es tu consejero real y Damian tu bufón real... Yo podría ser tu guardaespaldas real, ¿no joder? Todos los príncipes y princesas tienen uno.- Le ofreció al niño, mientras se echaba los pantalones de cuero al hombro, y se llevaba el puño derecho al corazón. Saludo de soldado o esa mierda quería creer. Su mirada se desvió rápidamente a Damian y su mirada silenciosa con aquellas prendas. Connor no sabía mucho de aquello, pero hasta él reconocía esa ropa como la de los presentadores de los circos. Normal que el italiano estuviera tan embobado. Dentro del vestidor, escuchó la voz alta y grave de Nohlem, y con una risotada Connor acudió a la llamada como enemigo del Señor Culo de Saco.-¡Si sigues teniendo culo de saco o no, tendré que decidirlo yo, joder!- Respondió con tono de pique amistoso.

Vale, tenía que centrarse de una puta vez. Buscar ropa. Ponérsela. Dar el puto espectáculo de su vida con la guitarra. El motero volvió a las andadas, rebuscando para encontrar una prenda que le gustara para el torso. Tenía que ser algo no muy elegante, y a juego con los pantalones de cuero...
Raven
Raven

Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivación

Personajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75

Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.

Armas : Ethan Lanza partesana y una daga

Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.

Palacete - Página 32 Empty Re: Palacete

23/01/24, 10:23 am
La gente iba y venía, murmuraban entre armarios y ropa nueva mientras la mirada de Ethan seguía fija en el reflejo que se le devolvía. Ignoraba su rostro pues ya lo tenía demasiado visto, tratando de observar de reojo cada costado de su cuerpo. Había ganado peso, no el suficiente como para que fuera muy notable pero si el justo para que pudiera percatarse él. Irónico como aún con el racionamiento y los días pasando hambre había estado alimentándose mejor que en sus peores momentos allí en Londres. En el torreón había obtenido un buen horario, costumbres simples y entrenamiento continuo, detalles que en conjunto le estaban haciendo ganar un poco de brazo. Si no le hubiera dado vergüenza se habría remangado para comprobar si sus sensaciones eran ciertas.

Pero para brazo, el que tenía rodeándolo ambos hombros. Ethan se encogió levemente, como una tortuga ante un ataque inesperado. Sus mejillas se ensancharon ante una sonrisa infantil mientras su mirada busco la de Connor, tuvo que contener una sutil risa ante su indignación.

-Oh... -Vale, eso si que no se lo esperaba. Las mejillas de Ethan se encendieron rápidamente ante el halago, con el estupor de quien no esperaba recibir uno. Sus ojos negruzcos regresaron rápidamente al espejo para volver a verse, un intento de confirmar que el cumplido era real para luego volver a fijarse en su compañero canadiense aún atónito ante la sorpresa. -Ah, eh… ¿Gracias?

No sabía ni que responder, la vergüenza se había apoderado de él. Una risa muda se le escapó presa de los nervios y dando gracias a que todo su alrededor había encontrado con que entretenerse decidió imitarlos. Al pasar junto a Rick dejó deslizar una de sus manos sobre su espalda, un toque amistoso mientras le dedicaba un susurro al oído, tan breve como lo que tardó en pasar de largo.

-Me encanta tu gabardina nueva pero darling, cierra la boca que te van a entrar moscas.

Era curioso cómo en tan poco tiempo algunas amistades podían cobrar nuevos matices. La convivencia cercana lograba esos milagros en los que por suerte se mantenía al margen… ¿Verdad? Negó con suavidad, un gesto con el que sus trenzas siguieron bien agarradas hasta llegar a un probador nuevo, tan pensativo como estaba si quiera sabía porqué había escogido ese. Quizá era la puerta de un rojo caoba o la ornamentación dorada que simulaba pequeños dragones apoyados sobre la misma. Todo lo de allí exclamaba una mezcla asiática ambigua, Ethan no pudo evitar abrirlo con cierta curiosidad. Dentro le esperaban trajes clásicos de lo que él creía su cultura y si bien no era erróneo, tampoco era cierto. Había hanbok de todos los colores, kimonos con telas espumosas y bellos relieves cosidos a mano. Todos los conjuntos eran una mezcla étnica, ya no solo entre las de la tierra, si no que parecían haber tomado ideas y adaptaciones de muchas otras culturas extranjeras para las que Ethan no tenía ni conocimiento ni saber.

Dejó escapar una exclamación muda, agobiado de golpe por tanta posibilidad. En su hogar nunca habría escogido un traje así, no era para nada de su estilo, pero la lejanía y cierta añoranza había logrado que quisiera agarrarse a todo lo que considera suyo. En Londres apenas y se creía inglés y allí en cambio era hasta japonés. Para su suerte o su desgracia el dejar de escuchar a Damian alarmó lo suficiente a su subconsciente como para que su atención se centrará en buscarlo.

-Damian, ¿Todo bien? -Preguntó acercándose a él, curioso por ese comportamiento tan errático del joven. Ver al rubio quieto ya era un milagro, pero encima que no tuviera nada que aportar a cada segundo resultaba inquietante. Su vista siguió la del italiano y para cuando se encontró de cara con el traje circense entendió todo, su gesto se ablandó al momento con una sonrisa cargada de ternura y unos ojos entrecerrados ante lo adorable de la escena.  -¿Quieres probarlo? Ya que nuestra princesa ya está atendida mi deber como consejero es ayudar a que el bufón del reino también sea el más brillante y guapo de todos.

Le dejó caer siguiendo el juego absurdo de los peques, apoyó una mano en sus hombros apretando ligeramente para infundir ánimos y con la otra le señaló uno de los vestidores del fondo, por si quería acceder a la ayuda.
Aes
Aes

Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.

Personajes : Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
Fleur: Humana (Francia)
Siwani
Aniol: Humano (Polonia)


Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.

Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D

Palacete - Página 32 Empty Re: Palacete

23/01/24, 04:48 pm
Los ojos de Aniol se entrecerraron un poquito como mostrando recelo cuando Nohlem le negó ser el modista del reino. En cambio sus labios se curvaron en una mueca divertida y de expectación, dejándose regalar el oído por la historia que el granta dictaba.

Su cabeza se giró hacia Colmillo, el lobo proveniente de un lugar lejano, y rápidamente la voz del elfo lo transportó a un mundo de sueños donde el vittya poseía un gusto y unos modales exquisitos. Cuando el muchacho le dio un apretón en la mano para atraer su atención el polaco parpadeó embelesado por aquellos murmullos discretos.

Nohlem Guiope… —musitó, puede que el varmano no lo supiera nunca, pero por lo que a él respectaba su amigo podría ser un príncipe de verdad, solo le faltaba un reino. Y alguien con quien compartir el trono. La curiosidad del churumbel flotó por toda la estancia, primero revoloteando unos breves segundos en Ethan, quien charlaba distraído con Damian, y finalmente posándose en su objetivo real, Rick. Ojalá el destino uniera lo que estaba predestinado a ser—. Príncipe de Bermellón… —repitió, llevándose un labio a los dedos tal y como acababa de hacer el joven para indicarle que le guardaría el secreto.

El júbilo que sentía era espléndido, no solo se encontraría con Nohlem más tarde para que le ayudara con su vestido si no que encima sería el primero en verlo portando ropajes reales. Y para colmo Connor le habló inmerso de lleno en aquel juego que todos parecían tener entre manos. La infección de una obra en la que cada uno tomaba un rol y un papel parecía estar saltando por todas las cabezas de los presentes como una pulga inquieta.

¡Aún no! ¿Cómo puedo decidirme? —le respondió al canadiense, halagado por haberse referido a él en femenino y como la princesa Lavanda. Que de entre todos el tipo grande e intimidante se prestara a querer hacerle feliz significaba mucho para el pequeño—. ¿Cóoomo? — Para enseñarle a qué se refería exactamente le mostró toda una montaña de telas y vestidos que se encontraba recopilando para llevarlos al probador. Algunos denotaban un matiz pomposo y de cuento repletos de volantes sinuosos. Pero la mayoría de los que se alineaban con su gusto mostraban un cariz más modesto, sus favoritos eran los que se podían usar tanto como para bailar en el salón de un castillo como para salir al bosque encantado a tomar el picnic—. ¿Mi guardaespaldas real?... —aquello le tomó por sorpresa, pues todavía le había dejado un poquito aturdido que dijera “puta” antes de la palabra maquillaje. No tardó más de dos segundos en salir de la confusión, no obstante, y lo hizo acortando distancias entre él y Connor. Le pidió que se arrodillara con el fuego artificial de la emoción brillando en sus ojos y con las palmas en vertical tocó cada uno de sus hombros con solemnidad—. ¡Por supuesto! ¡Con tanto cuero eres como el típico villano que en la segunda película se hace de los buenos y protege al protagonista! Desde ahora mismito… te convierto en el guardaespaldas oficial del reino… jurarás dar la vida por mí… en cualquier momento… incluso si… ¿te he robado la chaqueta…? —rio, exhalando un suspiro entrecortado—. Eso último era bromi.

Aniol ladeó la cabeza, sin entender muy bien por qué Connor y Nohlem se gritaban culo de saco desde un lado del probador al otro.

Pero si Nohlem tiene el culo que parece un melocotón redondito… nu entiendo… —afirmó con toda la inocencia del que aún es infante. Siguió a lo suyo encogiéndose de hombros y desechando aquellos vestidos de color negro con redecillas—. Puaj… demasiado gótico —Dijo al apartar un palabra de honor aterciopelado con una araña de cobre que se movía como colgante. Cuando estuvo listo pegó con los nudillos como le fuera posible en el probador del granta—. ¿Toc toc? Aquí Lavanda a Bermellón… —susurró en código de espías—. De princesa a príncipe secreto… ¿Puedo pasar?.

Cuando el chico le abriera le vería aguantando un montón de vestidos que superaban con creces la altura de su cabeza. Los de la parte superior se cayeron desperdigados por la impresión, unos ojos color miel asomaron con timidez y asombro, refugiado entre las sedas y tules a modo de barrera.

Qué… ¡ELFITO!… —era increíble como un pantalón blanco, una camisa y la ausencia de gafas podían cambiar tanto a una persona. Y eso que ni siquiera estaba listo del todo—. ¡Santos! —no le gustaban las uvas, pero el niño se acababa de atragantar.

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"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."

"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."

"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."

"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
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