Palacete
+25
Birdo
Harek
Kanyum
Reifon
Alicia
Bellota
Aes
Dal
Zarket
Evanna
Poblo
Merodeador
Lops
Naeryan
Matt
Muffie
Leonart
Yber
Giniroryu
Vlad
Tak
LEC
Red
Jack
Rocavarancolia Rol
29 participantes
- Rocavarancolia Rol
Palacete
03/08/11, 01:04 am
Recuerdo del primer mensaje :
Hecho en piedra gris, con forma de U, coronado por una cúpula de cristales negros y esmeralda bajo la cual hay un ventanal ovalado. Se entra por una escalinata de azulejos a un recibidor circular con dos grandes escaleras a ambos lados. Sobre este, se encuentran las habitaciones, flotando a distintas alturas.
- Descripción más detallada sacada de la saga:
- Exterior:
- El palacete se encontraba en mitad de una avenida, frente a una larga línea de casonas macizas, con tejados a dos aguas invadidos de gárgolas. Era la única construcción situada a ese lado de la avenida, pero llenaba el espacio con más rotundidad que la treintena de edificios que se desplegaban frente a ella.
Era de piedra gris, con forma de «U» redondeada, y había algo en sus ángulos y en su disposición sobre el terreno que tranquilizaba, que hacía pensar que no todo en aquella ciudad era horror. Lo que más llamaba la atención era la gigantesca cúpula que coronaba su centro: una maravillosa construcción de cristales negros y esmeralda. Bajo ella, en mitad de la fachada, se abría un gran ventanal ovalado rodeado de decenas de ventanas tan estrechas que parecían arañazos en el muro.
El patio era un sinuoso entramado de senderos que se desplegaba entre lo que una vez debieron de ser parcelas ajardinadas, pero que ahora no eran más que solares de tierra reseca. Se dirigieron hacia la escalinata de azulejos negros y verdes que conducía al portón de entrada, observando con cautela las ventanas que salpicaban los muros del palacete. Tras el enorme ventanal que ocupaba el centro sólo se veía oscuridad.
- Recibidor:
- Lo primero que vieron fue una densa zona de tinieblas, una cortina de oscuridad que precedía a un gran recibidor, iluminado por una delicada luz verde.
Se reunieron todos alrededor de Rachel en el último tramo de escaleras. El aire que se respiraba ante la puerta era de una pureza increíble, en nada se parecía a la peste rancia de los lugares cerrados que estaban acostumbrados a encontrar.
Fueron a parar a un amplio recibidor circular, de suelo y paredes de piedra gris. El techo, en cambio, era una pesada amalgama de grandes planchas de hierro que no encajaba con el resto del palacio; la sensación que provocaba aquel entramado era de asfixia, como si en cualquier momento fuera a caer y aplastarlos.
Dos grandes escaleras se disponían a ambos lados del recibidor, del mismo azulejo negro y verde que la escalinata de la entrada. Desde donde se encontraban, esas escaleras gemelas parecían hundirse como cuchillos en el techo enrejado, en una perspectiva extraña y forzada. No habían dado ni dos pasos fuera de la zona de sombras cuando se detuvieron todos casi al mismo tiempo, mirando hacia arriba, sorprendidos, boquiabiertos.
Lo que habían tomado como techo no era tal. Al salir de las sombras su perspectiva había cambiado y ahora podían ver el palacete tal y como realmente era. Las planchas que en un primer momento había creído colocadas en un mismo plano estaban suspendidas en realidad a distintas alturas por todo el palacio. Retrocedió un paso para regresar a la zona
de tinieblas y las planchas desordenadas volvieron a equilibrarse, formando un techo sin fisuras
aparentes que no era más que una ilusión óptica: si entrecerraba los ojos podía ver que las planchas flotaban en diferentes planos.
El palacete constaba de una sola planta, una planta vasta y asombrosa en la que flotaban
decenas de estancias de todos los tamaños y formas. La única semejanza entre ellas eran sus bases, de idéntico hierro forjado. La mayor de todas ocupaba tres pisos de altura y medía más de doscientos metros de largo, mientras que las más pequeñas eran meros soportes para adornos y estatuas. La mayoría ni siquiera tenía paredes.
Las escaleras no se hundían en ese falso techo como habían creído, sino que se prolongaban
curvándose en el vacío, hasta perderse en la movediza niebla esmeralda que copaba las alturas. Del tallo principal de cada escalera brotaban decenas de nuevos tramos que se dividían a su vez en más ramales de ajedrezado negro y esmeralda, retorciéndose en el aire hasta aterrizar en los bordes de las habitaciones flotantes. Aquel despliegue de habitaciones y escalinatas producía una prodigiosa sensación de armonía; era como si el mundo entero se hubiera vuelto liviano de pronto, como si la realidad, la propia existencia, fueran menos pesadas y opresivas entre aquellas paredes.
- Ascenso y ejemplos de habitaciones:
- Tomaron la escalinata de la izquierda. El tramo principal no tardaba en dividirse en tres grandes ramales. El de la derecha bajaba en una pronunciada curva antes de dividirse en otros dos tramos de escalera retorcida. A medida que avanzaban por aquella colosal montaña rusa pudieron contemplar un sinfín de habitaciones y salas. Vieron dormitorios de ensueño; salas de recreo con divanes de terciopelo, escabeles de cristal y columpios colgantes; zonas de paseo con fuentes y bancos de hierro…
La perspectiva resultaba engañosa allí arriba; prácticamente cambiaba a cada paso que daban, convirtiendo el palacete en un espacio en constante mutación. Una estancia vista desde arriba era diferente por completo contemplada desde abajo o desde un lateral. Todo fluctuaba, fluía. Era un enloquecido juego de perspectivas y arquitectura. Una sala observada desde una escalera parecía una selva rebosante de vegetación al quedar semioculta por los helechos que colgaban de las plataformas vecinas, para luego, desde arriba, convertirse en un elegante dormitorio. Desde otra curva de la escalera, esa misma habitación parecía vacía.
Rachel los guió hasta la estancia central del palacio, la única completamente cerrada con muros.(...) En el suelo, ante ellos, había aparecido un diminuto chispazo, una salpicadura brillante que se proyectó despacio hacia arriba, convirtiéndose en una creciente columna de luz que no se detuvo hasta alcanzar el techo, situado a gran altura. Un poco más adelante, una nueva columna tomó forma, de igual modo que la primera. Poco a poco, aquí y allá, se fueron formando más y más columnas. La luz que irradiaban iluminó la gran estancia, transformando la negrura en claridad.
—Es una sala de baile —murmuró Madeleine con admiración.
Mistral asintió, aunque sabía que aquel lugar era mucho más que eso. En aquella sala se habían
celebrado todo tipo de eventos: desde torneos de piromantes hasta conciertos de las fabulosas aves cantoras de Alarán, pasando por duelos de hechiceros y bodas reales. Se contaba que, en una ocasión, allí dentro se había sacrificado un dragón albino para mayor gloria del reino.
Los muchachos bajaron las escaleras que llevaban al suelo espejado de la sala. En el muro que
quedaba a su derecha se encontraba el gigantesco ventanal que habían visto desde fuera. El tercio inferior del mismo estaba cubierto por cortinajes negros, corridos en su mayoría, mientras que en la zona alta dos grandes cortinas verdes se abrían a izquierda y derecha.
En el extremo opuesto a la entrada se levantaba un pequeño escenario ocupado por varias estatuas metálicas. Se trataba de una orquesta compuesta por siete músicos tan extravagantes como los instrumentos que se disponían a tocar.
Un engendro con aire de rata humanoide empuñaba entre sus zarpas dos varillas que parecía a punto de estrellar contra el tambor agujereado que tenía delante. Entre los músicos había un ser casi humano, con la piel de un intenso negro y un magnífico par de alas rojas plegadas a su espalda. Aquella criatura sujetaba en una mano un violín abombado mientras en la otra empuñaba una varilla recubierta de protuberancias. Del costado de todas las estatuas surgía una mariposa metálica: una llave con la que darles cuerda.
Después de abandonar la sala de baile, fueron de plataforma en plataforma, siempre con Rachel a la cabeza. Casi tan sorprendente como el mismo palacio era el estado en el que éste se encontraba. Apenas había polvo y suciedad y aunque algunas habitaciones parecían vaciadas a conciencia, la mayor parte estaba en perfectas condiciones, como si los habitantes del lugar se hubieran marchado un instante antes de llegar ellos.
A media tarde hicieron un descanso para merendar. Se sentaron en los bancos de madera que
rodeaban un pequeño estanque. Apenas hablaron. Aquel lugar inducía al silencio, a la ensoñación.
Al poco tiempo de ponerse otra vez en marcha descubrieron una gran sala repleta de estanterías vacías. El cambiante deambuló entre ellas igual que todos, aun sabiendo que no iban a encontrar nada allí. Ese lugar había sido una importante biblioteca mágica, pero hacía tiempo que los pocos libros que no se habían llevado los magos de los mundos vinculados habían sido trasladados al castillo.
Otro ramal los condujo a una plataforma de paredes listadas en las que se desplegaban más de una veintena de grandes armarios, con espejos de marco de plata en cada puerta. Rachel se apresuró a abrir el más cercano y su contenido la hizo jadear emocionada. El armario estaba repleto de vestidos, a cada cual más espléndido.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: Palacete
03/07/23, 06:21 pm
La respuesta de Lethe le sacó unas risas más.
—En manos poco experimentadas es un arma, sí. Imaginad a Kradko con-
La voz de Adam invadió sus pensamientos con absoluta nitidez. No tenía que voltearse para saber que había ocurrido, pero igual cuando lo hizo se quedó mirando al inmenso pegaso que ahora ocupaba el lugar del humano con los ojos bien abiertos. Que el chico no supiera controlar su cuerpo no era ninguna novedad, que delatase de manera ridículamente cómica todo lo que no quería decir, tampoco. De todo lo que había soltado Kahlo ya no sabía distinguir que era “público” y qué no. Se pinzó el morro y miró al suelo, conteniendo una risa y la vergüenza de su propio error.
—Adam… Solo un sustito. Sí —cogió de nuevo el violín y le dio la vuelta. Lanzó sobre la parte posterior del instrumento un hechizo reflectante y lo cogió del mango como si de un espejo se tratase para que el ruso pudiera verse en el mismo—. Solo un sustito, está claro —estaba aguantando para no reírse—. Todavía no nos ataca el fantasma de 77, Adam, solo he sido yo.
En su pequeña sonrisa quedaba claro que no era un reproche y que se estaba conteniendo de reírse.
>>¿Nos puedes tocar otra canción?
Eso ya era burla.
—En manos poco experimentadas es un arma, sí. Imaginad a Kradko con-
La voz de Adam invadió sus pensamientos con absoluta nitidez. No tenía que voltearse para saber que había ocurrido, pero igual cuando lo hizo se quedó mirando al inmenso pegaso que ahora ocupaba el lugar del humano con los ojos bien abiertos. Que el chico no supiera controlar su cuerpo no era ninguna novedad, que delatase de manera ridículamente cómica todo lo que no quería decir, tampoco. De todo lo que había soltado Kahlo ya no sabía distinguir que era “público” y qué no. Se pinzó el morro y miró al suelo, conteniendo una risa y la vergüenza de su propio error.
—Adam… Solo un sustito. Sí —cogió de nuevo el violín y le dio la vuelta. Lanzó sobre la parte posterior del instrumento un hechizo reflectante y lo cogió del mango como si de un espejo se tratase para que el ruso pudiera verse en el mismo—. Solo un sustito, está claro —estaba aguantando para no reírse—. Todavía no nos ataca el fantasma de 77, Adam, solo he sido yo.
En su pequeña sonrisa quedaba claro que no era un reproche y que se estaba conteniendo de reírse.
>>¿Nos puedes tocar otra canción?
Eso ya era burla.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Palacete
03/07/23, 08:04 pm
La enderth hubiese respondido que eso de “saberse” una canción era una visión demasiado optimista de lo que acababa de hacer y, sobre todo, de lo que no acababa de retener en absoluto. Tampoco pudo hacer ningún comentario acerca de la imagen hilarante que había empezado a presentar la varmana de Kradko haciendo sonar uno de aquellos instrumentos chirriantes. Porque cualquier cosa que hubiera querido decir fue invadida por los pensamientos intrusivos que les estaba enviando el equino que de pronto tenía delante.
Tampoco eran desconocidos para ella aquellos cambios repentinos de Adam, que aún no controlaba del todo esa particularidad de su transformación, pero tanto la verborrea mental descontrolada como la idea de que de pronto su “profesor” era un caballo alado le hicieron soltar un bufido que trataba de contener una risa. Y cuando Kahlo le mostró al pegaso su reflejo le empezaba a costar un esfuerzo muy consciente no dejarla salir, sobre todo cuando la aparición propuso lo que sin duda era la mejor idea del día.
La horus se levantó de su asiento y señaló a Adam las teclas del piano.
—Por favor, adelante. Necesito otra demostración práctica antes de continuar. ¿Qué es lo peor que podría pasar? ¿Que ahuyentes al fantasma de Setenta y Siete? Yo creo que ya va con cautela después de la demostración de Kahlo.
Seguía conteniendo la risa a duras penas y de vez en cuando se le escapaba alguna risa sorda que acallaba tratando de volver a poner cara de póker.
Tampoco eran desconocidos para ella aquellos cambios repentinos de Adam, que aún no controlaba del todo esa particularidad de su transformación, pero tanto la verborrea mental descontrolada como la idea de que de pronto su “profesor” era un caballo alado le hicieron soltar un bufido que trataba de contener una risa. Y cuando Kahlo le mostró al pegaso su reflejo le empezaba a costar un esfuerzo muy consciente no dejarla salir, sobre todo cuando la aparición propuso lo que sin duda era la mejor idea del día.
La horus se levantó de su asiento y señaló a Adam las teclas del piano.
—Por favor, adelante. Necesito otra demostración práctica antes de continuar. ¿Qué es lo peor que podría pasar? ¿Que ahuyentes al fantasma de Setenta y Siete? Yo creo que ya va con cautela después de la demostración de Kahlo.
Seguía conteniendo la risa a duras penas y de vez en cuando se le escapaba alguna risa sorda que acallaba tratando de volver a poner cara de póker.
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidad
Re: Palacete
03/07/23, 10:05 pm
El pegaso, siendo literalmente uno inconscientemente, giró un poco la cabeza ante la abierta mirada de Kahlo y los bufidos de Lethe. De hecho ambas estaban de muy buen humor, contenido, pero ahí presente.
—«¿Pero qué les pasa? ¿Dije algo raro? ¿Acaso el susto ha sido gracioso para ellas? No lo entiendo… ¿Se ríen de mí, otra vez? Dije una tontería seguro...» —pensó en voz alta, girando la cabeza sin saber muy bien qué responder a lo de Kahlo. Pero fue al ver el reflejo de un caballo en el violín y el resto de lo que andaban diciendo lo que iluminó su cerebro—. «¡¿Qué?! ¡¿Otra vez?!» —por lo que la varmana dijo, estaban escuchando todo—. «¡Han escuchado, mierda! ¡No! ¡No! ¡Quiero ser una persona de nuevo!>> —la broma que la aparición inició y que luego Lethe continuó se le antojó de mala gana—. «¡Qué mala leche tenéis, coño! ¡N-no puedo controlarlo bien! Vale, vale, puedo volver al otro cuerpo si me concentro. D-dejadme volver a ser como antes por favor. Soy una persona, una persona, una persona»
Seguía los mismos protocolos de visualizar el cuerpo que quería pero le estaba costando un poco más de lo acostumbrado, debido a las bromas y que él mismo, muerto de vergüenza, se veía a sí mismo tocando el piano como un caballo de forma ridícula. Meneando su cabeza y ensordeciendo un poco sus pensamientos intrusivos llegó a volver a su otra persona. El sonrojo tardó en llegar puesto que anterior al cambio no sentía nada de esa vergüenza, y por ende se notó demasiado ese cambio radical de blanco a rojo en su faz, encogiendo su cara en una inusual mezcla de una tonta pataleta con el corte que le daba todo.
—¡No es gracioso! —miró a las dos y levantó un poco de más la voz por el nervio del momento y, también, de la frustración. Adam fue consciente de ello al momento, encogiendo un poco su postura y colocando su mano ante sus labios arqueando las cejas—. ¡Ay, lo siento! M-me da vergüenza no poder tener un buen control de mi trasformación, m-me puse de los nervios —¿por qué se disculpaba? No había hecho nada malo como tal pero aun así se sentía mal por las bromas aunque fuesen de buena fe, y por el grito, quizás por el grito si que era una razón de peso. Quizás estaba cortando el rollo, a lo mejor, y pasó la mano por su nuca, negando con la cabeza—. Q-quizás no me lo he tomado con humor... Quizás podría... —una pequeña sonrisa se le dibujó en el rostro. ¿Qué estaba haciendo? ¿Qué pretendía hacer?— Eh, jeje. Mirad, vosotras ganáis. Tomad una clase del pegaso pianista.
Esta vez lo tuvo fácil para volver a su forma equina, estando en cuestión de un abrir y cerrar de ojos en su versión alada. Con el morro empezó a tocar unas notas horríblemente, controlando de forma caótica las teclas que pretendía pulsar.
—«Jejeje… ¡Jajajajaja!» —se tomó muy a risas mentales aquella “disculpa” de su parte tocando el piano fatal con sus labios de pegaso. ¿Por qué no hacía el tonto más a menudo?— «Jajaja. Debería hacer más estas cosas, hacer el tonto y enrollarme más a menudo para ser más cercano y encajar un poco más» —se le escapó de nuevo durante el acto.
—«¿Pero qué les pasa? ¿Dije algo raro? ¿Acaso el susto ha sido gracioso para ellas? No lo entiendo… ¿Se ríen de mí, otra vez? Dije una tontería seguro...» —pensó en voz alta, girando la cabeza sin saber muy bien qué responder a lo de Kahlo. Pero fue al ver el reflejo de un caballo en el violín y el resto de lo que andaban diciendo lo que iluminó su cerebro—. «¡¿Qué?! ¡¿Otra vez?!» —por lo que la varmana dijo, estaban escuchando todo—. «¡Han escuchado, mierda! ¡No! ¡No! ¡Quiero ser una persona de nuevo!>> —la broma que la aparición inició y que luego Lethe continuó se le antojó de mala gana—. «¡Qué mala leche tenéis, coño! ¡N-no puedo controlarlo bien! Vale, vale, puedo volver al otro cuerpo si me concentro. D-dejadme volver a ser como antes por favor. Soy una persona, una persona, una persona»
Seguía los mismos protocolos de visualizar el cuerpo que quería pero le estaba costando un poco más de lo acostumbrado, debido a las bromas y que él mismo, muerto de vergüenza, se veía a sí mismo tocando el piano como un caballo de forma ridícula. Meneando su cabeza y ensordeciendo un poco sus pensamientos intrusivos llegó a volver a su otra persona. El sonrojo tardó en llegar puesto que anterior al cambio no sentía nada de esa vergüenza, y por ende se notó demasiado ese cambio radical de blanco a rojo en su faz, encogiendo su cara en una inusual mezcla de una tonta pataleta con el corte que le daba todo.
—¡No es gracioso! —miró a las dos y levantó un poco de más la voz por el nervio del momento y, también, de la frustración. Adam fue consciente de ello al momento, encogiendo un poco su postura y colocando su mano ante sus labios arqueando las cejas—. ¡Ay, lo siento! M-me da vergüenza no poder tener un buen control de mi trasformación, m-me puse de los nervios —¿por qué se disculpaba? No había hecho nada malo como tal pero aun así se sentía mal por las bromas aunque fuesen de buena fe, y por el grito, quizás por el grito si que era una razón de peso. Quizás estaba cortando el rollo, a lo mejor, y pasó la mano por su nuca, negando con la cabeza—. Q-quizás no me lo he tomado con humor... Quizás podría... —una pequeña sonrisa se le dibujó en el rostro. ¿Qué estaba haciendo? ¿Qué pretendía hacer?— Eh, jeje. Mirad, vosotras ganáis. Tomad una clase del pegaso pianista.
Esta vez lo tuvo fácil para volver a su forma equina, estando en cuestión de un abrir y cerrar de ojos en su versión alada. Con el morro empezó a tocar unas notas horríblemente, controlando de forma caótica las teclas que pretendía pulsar.
—«Jejeje… ¡Jajajajaja!» —se tomó muy a risas mentales aquella “disculpa” de su parte tocando el piano fatal con sus labios de pegaso. ¿Por qué no hacía el tonto más a menudo?— «Jajaja. Debería hacer más estas cosas, hacer el tonto y enrollarme más a menudo para ser más cercano y encajar un poco más» —se le escapó de nuevo durante el acto.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: Palacete
05/07/23, 08:16 pm
No esperaba que la risa-no-risa de Lethe pudiera ser tan contagiosa. Quizás por verla tan poco en situaciones así resultaba tan fácil seguir aquellos bufidos de humor. Cuando además la incluyó en la broma Kahlo tuvo que pinzarse el morro para no reírse de nuevo. Ella tocando el violín con el pegaso… oye, si este no decía que no ella tampoco lo haría.
No obstante que ellas dos hubieran entrado en sintonía con la broma no significaba que Adam también, y así lo hizo saber rápidamente por su canal de pensamientos. La sonrisa de la aparición fue muriendo poco a poco, pues no esperaba que se lo tomase de esa forma, y no tardó en buscar discretamente consuelo en Lethe, desconocedora de que tanto era agobio pasajero y que tanto enfado por parte del ruso. Tan pronto el chico volvió a ser humano le quedó bien clara la respuesta.
Era cierto que era peligroso que se transformase sin control, conocía los riesgos que acarreaban de deslices como ese, pero… allí estaban solos y en confianza. Aunque sus ojos no lo delatasen no dejaba de mirar a Lethe, con un brazo abajo y su otra mano devolviendo muuuy lentamente el violín a su sitio. Por el tono de Adam hasta se preguntó si debía usar sus poderes para hacerle olvidar el mal trago (ojalá ella pudiese), pero temiendo que solo olvidara una parte y aquello los metiese en una bronca repetida prefirió no hacerlo. Él mismo se arrepintió por la reacción, pero por desgracia y al menos para ella, el corte ya estaba hecho.
—No… No pasa nada, Adam. No hace falta, solo era-…
“Ay por los Santos, no”. Demasiado tarde, Adam volvía a ser un pegaso e iba a tocar el piano. Volvió a mirar a la horus con la boca convertida en una fina línea recta que solo para un ciego sería sonrisa, llevando su mirada de uno al otro como diciendo “¿qué hacemos?”. Lo peor de todo es que la imagen era divertida, pero de repente reírse parecía algo totalmente erróneo. Que le invadieran sus risas y encima se le colase aquel pensamiento tan lastimoso (que Kahlo sospechaba no pretendía ser público) solo empeoraba las cosas. “Por el gran Árbol Áureo tengo que aprender telepatía solo para esto, Lethe qué hacemos”. Se forzó a sonreír (mal) y acercarse a ambos, manos juntas como haciendo una plegaria.
—¡Jaja, hasta así tocas bien…!
“Mátame tranvía.”
No obstante que ellas dos hubieran entrado en sintonía con la broma no significaba que Adam también, y así lo hizo saber rápidamente por su canal de pensamientos. La sonrisa de la aparición fue muriendo poco a poco, pues no esperaba que se lo tomase de esa forma, y no tardó en buscar discretamente consuelo en Lethe, desconocedora de que tanto era agobio pasajero y que tanto enfado por parte del ruso. Tan pronto el chico volvió a ser humano le quedó bien clara la respuesta.
Era cierto que era peligroso que se transformase sin control, conocía los riesgos que acarreaban de deslices como ese, pero… allí estaban solos y en confianza. Aunque sus ojos no lo delatasen no dejaba de mirar a Lethe, con un brazo abajo y su otra mano devolviendo muuuy lentamente el violín a su sitio. Por el tono de Adam hasta se preguntó si debía usar sus poderes para hacerle olvidar el mal trago (ojalá ella pudiese), pero temiendo que solo olvidara una parte y aquello los metiese en una bronca repetida prefirió no hacerlo. Él mismo se arrepintió por la reacción, pero por desgracia y al menos para ella, el corte ya estaba hecho.
—No… No pasa nada, Adam. No hace falta, solo era-…
“Ay por los Santos, no”. Demasiado tarde, Adam volvía a ser un pegaso e iba a tocar el piano. Volvió a mirar a la horus con la boca convertida en una fina línea recta que solo para un ciego sería sonrisa, llevando su mirada de uno al otro como diciendo “¿qué hacemos?”. Lo peor de todo es que la imagen era divertida, pero de repente reírse parecía algo totalmente erróneo. Que le invadieran sus risas y encima se le colase aquel pensamiento tan lastimoso (que Kahlo sospechaba no pretendía ser público) solo empeoraba las cosas. “Por el gran Árbol Áureo tengo que aprender telepatía solo para esto, Lethe qué hacemos”. Se forzó a sonreír (mal) y acercarse a ambos, manos juntas como haciendo una plegaria.
—¡Jaja, hasta así tocas bien…!
“Mátame tranvía.”
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Palacete
05/07/23, 11:39 pm
Le devolvía las miradas a Kahlo exactamente igual de perdida que ella en cuanto empezó a hacerse patente que a Adam no le estaba haciendo ni pizca de gracia aquello. ¿Se habían pasado tanto? La horus se sentía un tanto confusa, pues aunque sus habilidades sociales todavía dejaban mucho que desear, no creía que hubieran dicho nada tan serio como para que el pegaso estuviese reaccionado de esa manera.
La verdad es que su hilo de pensamientos estaba siendo muy similar al de la varmana: ¿estaría Adam enfadado porque para él era un riesgo que alguien pudiese verle en su otra forma? ¿Era porque todavía se sentía muy incómodo cuando les llegaban sus pensamientos sin filtro? Lethe podía entender lo primero, pues a pesar de que allí no había nadie más que ellos, la paranoia era libre y, bueno, realmente nunca podían estar seguros al cien por cien de que no hubiese nadie observando por improbable que fuese. Pero creía que, una vez superado el caos y el dolor de cabeza que había sido la noche de la salida de la Luna, nunca le habían recriminado al pegaso algo que sabían que no hacía a propósito. Ni siquiera les había transmitido nada particularmente vergonzoso en aquel momento.
Al tiempo que la aparición nocturna dejaba a un lado su instrumento con cautela, ella hizo lo mismo para apartarse del piano y acercarse más a la chica. Sin saberlo buscaban lo mismo la una en la otra. Lo poco que comprendía la horus del lenguaje corporal de sus compañeros y de situaciones que escapaban de su control le estaba dejando claro que, desgraciadamente, Kahlo estaba igual de perdida que ella. <<No lo sé>>, le devolvería la pregunta silenciosa intentando transmitírselo con su expresión confusa, que irónicamente ella misma también tenía: “¿qué hacemos?”.
Solo cuando Adam empezó a disculparse y Kahlo balbuceó una respuesta fue capaz de reaccionar Lethe, a punto de decir algo. Por desgracia, el pegaso no se detuvo y, mientras buscaba un hueco en su explicación para decir algo, volvió a transformarse de forma consciente, decidiendo entonces seguirles el juego cuando el ambiente ya se había enrarecido tanto que había perdido el sentido. O al menos eso era lo que ella creía, pero observar a Kahlo de reojo le dejó claro que no era la única.
La horus suspiró y se pellizcó bajo las narinas, preparándose mentalmente para afrontar lo que había transicionado muy rápidamente de una broma a una situación incómoda de huevos.
Cuando finalmente las notas discordantes del piano se detuvieron, se cruzó de brazos y observó al pegaso unos instantes. Su expresión era seria y quizás estuviera transmitiendo más severidad de la que pretendía, pero entre las habilidades adquiridas de su progresivo aprendizaje social todavía no se encontraba “cómo tratar un asunto serio de forma liviana”.
—No tenías por qué hacer eso —. No ser completamente directa también era una materia muy pendiente, y era una que en la que realmente se resistía a adentrarse—. No sabía… sabíamos —decidió incluir a Kahlo de algún modo, recordando que le había estado pidiendo ayuda con la mirada insistentemente— que te iba a sentar tan mal. Aquí no corremos peligro y… Bueno, supongo que es complicado saber cómo te sientes al respecto. Al menos para mí lo es —. A continuación se rascó la nuca y miró hacia otro lado, habiendo perdido la aparente seguridad según iba hablando—. Lo siento. Quieres… no sé. ¿Quieres hablar sobre ello?
La verdad es que su hilo de pensamientos estaba siendo muy similar al de la varmana: ¿estaría Adam enfadado porque para él era un riesgo que alguien pudiese verle en su otra forma? ¿Era porque todavía se sentía muy incómodo cuando les llegaban sus pensamientos sin filtro? Lethe podía entender lo primero, pues a pesar de que allí no había nadie más que ellos, la paranoia era libre y, bueno, realmente nunca podían estar seguros al cien por cien de que no hubiese nadie observando por improbable que fuese. Pero creía que, una vez superado el caos y el dolor de cabeza que había sido la noche de la salida de la Luna, nunca le habían recriminado al pegaso algo que sabían que no hacía a propósito. Ni siquiera les había transmitido nada particularmente vergonzoso en aquel momento.
Al tiempo que la aparición nocturna dejaba a un lado su instrumento con cautela, ella hizo lo mismo para apartarse del piano y acercarse más a la chica. Sin saberlo buscaban lo mismo la una en la otra. Lo poco que comprendía la horus del lenguaje corporal de sus compañeros y de situaciones que escapaban de su control le estaba dejando claro que, desgraciadamente, Kahlo estaba igual de perdida que ella. <<No lo sé>>, le devolvería la pregunta silenciosa intentando transmitírselo con su expresión confusa, que irónicamente ella misma también tenía: “¿qué hacemos?”.
Solo cuando Adam empezó a disculparse y Kahlo balbuceó una respuesta fue capaz de reaccionar Lethe, a punto de decir algo. Por desgracia, el pegaso no se detuvo y, mientras buscaba un hueco en su explicación para decir algo, volvió a transformarse de forma consciente, decidiendo entonces seguirles el juego cuando el ambiente ya se había enrarecido tanto que había perdido el sentido. O al menos eso era lo que ella creía, pero observar a Kahlo de reojo le dejó claro que no era la única.
La horus suspiró y se pellizcó bajo las narinas, preparándose mentalmente para afrontar lo que había transicionado muy rápidamente de una broma a una situación incómoda de huevos.
Cuando finalmente las notas discordantes del piano se detuvieron, se cruzó de brazos y observó al pegaso unos instantes. Su expresión era seria y quizás estuviera transmitiendo más severidad de la que pretendía, pero entre las habilidades adquiridas de su progresivo aprendizaje social todavía no se encontraba “cómo tratar un asunto serio de forma liviana”.
—No tenías por qué hacer eso —. No ser completamente directa también era una materia muy pendiente, y era una que en la que realmente se resistía a adentrarse—. No sabía… sabíamos —decidió incluir a Kahlo de algún modo, recordando que le había estado pidiendo ayuda con la mirada insistentemente— que te iba a sentar tan mal. Aquí no corremos peligro y… Bueno, supongo que es complicado saber cómo te sientes al respecto. Al menos para mí lo es —. A continuación se rascó la nuca y miró hacia otro lado, habiendo perdido la aparente seguridad según iba hablando—. Lo siento. Quieres… no sé. ¿Quieres hablar sobre ello?
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidad
Personajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Palacete
06/07/23, 12:25 am
El pegaso, atado por un descontrol de emociones y en su inconsciencia, siguió tocando el piano de forma tonta y estúpida, al menos él mismo se hubiera catalogado así si se viese en tercera persona y con su mente fría. No solo era incómodo para las dos que lo presenciaban sino que Adam se veía atrapado en esa vorágine extraña de culpabilidad, autocompasión, incomodidad y deber de compensar el anterior lamentable espectáculo con otro aun peor. Ese tornado en sus adentros no iba a detenerse hasta que Kahlo habló, en un tono forzado y con gestos forzados. Si alguien los viese por fuera, todo era dolorosamente forzado.
Al fin detuvo el payaseo, apartando sus morros del piano. Observó a Kahlo y a Lethe con su vista ampliada equina, ambas con expresiones que eran absolutos libros abiertos. El caballo bufó por la nariz, sonoramente, antes de volver de inmediato a su otra forma con la mirada gacha de vergüenza. No supo por qué hubo tanto cachondeo de su parte, por esa transformación accidental que desencadenó todo.
La horus se comenzó a explicar, empezando por lo obvio. Adam se sentó en el taburete del piano, asintiendo a lo de que era innecesario forzar la broma. Lo siguiente que estuvo contando le hizo alzar un poco la vista, conservando un sonrojo incómodo de “tierra trágame ahora” y tensando los labios. No se sentía sólido escuchando aquellas explicaciones, sin lograr estar del todo firme. Jugueteando con sus pulgares, hizo un amago de negación con la cabeza ante la pregunta.
—No te disculpes, en serio —se negaba rotundamente a aceptarlas. No había nada por lo que disculparse a sus ojos, al menos nada fue malintencionado—. Eh… Bueno —le costaba tocar el tema, alzando la mirada de vez en cuando—. No sé, aún estoy confuso. De pronto tengo estos poderes, estos riesgos… Me hago un lío yo solo con todo y no sé que pasó antes. Me sentía mal pero quería sentirme bien, no se, de verdad que no es culpa de nadie. En todo caso fue mía por reaccionar tan… violentamente con ello.
En eso último no pudo evitar mirar a Kahlo. Aún recordaba con detalle como él, sin ningún miramiento, la gritó desahogando su ira y frustración en ella. La pobre perdió un brazo, un maldito brazo al casi ser presa del condenado Setenta y Siete. No merecía tal mal trato, esos delirios de autocompasión proyectados en ella por sentirse culpable por una segunda muerte. Adam encogió la mirada y la apartó un poco, ya pensó dos veces en lo mismo que le perseguirá hasta su tumba.
—Quizás me asusto de muchas cosas. De mi transformación, de mí mismo… Tengo que esforzarme y trabajar más en mejorar, supongo —soltó por decir algo, en una falsa sonrisa y arrastrando ya cosas que él consideraba eran su problema. No le gustaba ser el centro de atención en ese sentido, deseando volver una media hora atrás en el tiempo y estar tranquilo, volver a encerrarse en el piano y punto. Al menos así no molestaría a nadie con sus gilipolleces.
Al fin detuvo el payaseo, apartando sus morros del piano. Observó a Kahlo y a Lethe con su vista ampliada equina, ambas con expresiones que eran absolutos libros abiertos. El caballo bufó por la nariz, sonoramente, antes de volver de inmediato a su otra forma con la mirada gacha de vergüenza. No supo por qué hubo tanto cachondeo de su parte, por esa transformación accidental que desencadenó todo.
La horus se comenzó a explicar, empezando por lo obvio. Adam se sentó en el taburete del piano, asintiendo a lo de que era innecesario forzar la broma. Lo siguiente que estuvo contando le hizo alzar un poco la vista, conservando un sonrojo incómodo de “tierra trágame ahora” y tensando los labios. No se sentía sólido escuchando aquellas explicaciones, sin lograr estar del todo firme. Jugueteando con sus pulgares, hizo un amago de negación con la cabeza ante la pregunta.
—No te disculpes, en serio —se negaba rotundamente a aceptarlas. No había nada por lo que disculparse a sus ojos, al menos nada fue malintencionado—. Eh… Bueno —le costaba tocar el tema, alzando la mirada de vez en cuando—. No sé, aún estoy confuso. De pronto tengo estos poderes, estos riesgos… Me hago un lío yo solo con todo y no sé que pasó antes. Me sentía mal pero quería sentirme bien, no se, de verdad que no es culpa de nadie. En todo caso fue mía por reaccionar tan… violentamente con ello.
En eso último no pudo evitar mirar a Kahlo. Aún recordaba con detalle como él, sin ningún miramiento, la gritó desahogando su ira y frustración en ella. La pobre perdió un brazo, un maldito brazo al casi ser presa del condenado Setenta y Siete. No merecía tal mal trato, esos delirios de autocompasión proyectados en ella por sentirse culpable por una segunda muerte. Adam encogió la mirada y la apartó un poco, ya pensó dos veces en lo mismo que le perseguirá hasta su tumba.
—Quizás me asusto de muchas cosas. De mi transformación, de mí mismo… Tengo que esforzarme y trabajar más en mejorar, supongo —soltó por decir algo, en una falsa sonrisa y arrastrando ya cosas que él consideraba eran su problema. No le gustaba ser el centro de atención en ese sentido, deseando volver una media hora atrás en el tiempo y estar tranquilo, volver a encerrarse en el piano y punto. Al menos así no molestaría a nadie con sus gilipolleces.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Palacete
06/07/23, 10:49 am
Los hombros de la varmana cayeron como un globo abierto cuando Lethe actuó como mejor se le daba: directa al grano. Por todísimos los Santos, como la adoraba. Kahlo aprovechó la postura en la que tenía las manos para hacer con ellas una pantalla entre su rostro y Adam, de manera que solo Lethe pudiera ver como sus labios decían "GRACIAS" en absoluto silencio. Ella habría sido así se directa en el pasado, si algo odiaba era perder el tiempo en dramas innecesarios, pero con Adam había tenido tantos percances e idas y venidas que sencillamente no podía. Por fin suspiró sin miedo a que el sonido delatase el carácter de este y relajó el cuerpo.
—Complicado no, lo siguiente —añadió tras la horus en voz suave pero firme. Iba a continuar como a veces sentía que no le conocían, pero no le parecía el mejor momento. Sus propios sentimientos harían que saliese tajante—. A veces cuesta mucho leerte, Adam. Y eso que te tenemos literalmente en la cabeza.
El chico volvió a ser eso, un chico, haciendo más fácil el mantener contacto visual con él. Kahlo se cruzó de brazos, una postura que lejos de parecer a la defensiva solo se veía apenada. Cuando usó la palabra "violentamente" una de sus orejas bajó con incomodidad igual que su mirada al suelo. No tenía que jurarlo. Aunque las cosas estuvieran bien y el hacha de guerra hubiera quedado enterrada, el recuerdo de un Adam actuando como un idiota con todos (y en especial con ella) o gritándole en el salón del torreón eran dos cosas que, en ese mismo instante, resultaban nítidas en su memoria. No llegaba a comprender como un chico que parecía tan tímido e inocente podía tener unos arranques de agresividad dignos de un caballo salvaje. Y no era fruto de su transformación, el chico como poco venía tocado de la criba.
—No iba con inquina, no. Ahora ya sabemos que estas cosas te sientan mal asi que lo tendremos en cuenta, pero... tienes que ser más comunicativo, Adam. No somos enemigos —su tono era suave, como el de una madre que lejos de regañar a su hijo solo quiere hacerle entender. Desde luego algo que no había aprendido de la suya—. A veces siento que no nos conocemos.
No era una réplica como lo habría sido antes, sino legítima pesadumbre, donde por supuesto se incluía a sí misma en relación al ruso. Mucho era para la aparición estar diciendo estas cosas con tacto, pero lo cierto es que no tenía ni idea de como proceder. Sospechaba que algo similar le pasaba a Lethe por lo perdida que había lucido antes, justo como ella. Le pesaba que tras el buen ambiente que estaban teniendo se hubiera resquebrajado de esta manera.
—¿Hay algo... que podamos hacer para ayudar? O, no sé, ¿apartamos el tema?
—Complicado no, lo siguiente —añadió tras la horus en voz suave pero firme. Iba a continuar como a veces sentía que no le conocían, pero no le parecía el mejor momento. Sus propios sentimientos harían que saliese tajante—. A veces cuesta mucho leerte, Adam. Y eso que te tenemos literalmente en la cabeza.
El chico volvió a ser eso, un chico, haciendo más fácil el mantener contacto visual con él. Kahlo se cruzó de brazos, una postura que lejos de parecer a la defensiva solo se veía apenada. Cuando usó la palabra "violentamente" una de sus orejas bajó con incomodidad igual que su mirada al suelo. No tenía que jurarlo. Aunque las cosas estuvieran bien y el hacha de guerra hubiera quedado enterrada, el recuerdo de un Adam actuando como un idiota con todos (y en especial con ella) o gritándole en el salón del torreón eran dos cosas que, en ese mismo instante, resultaban nítidas en su memoria. No llegaba a comprender como un chico que parecía tan tímido e inocente podía tener unos arranques de agresividad dignos de un caballo salvaje. Y no era fruto de su transformación, el chico como poco venía tocado de la criba.
—No iba con inquina, no. Ahora ya sabemos que estas cosas te sientan mal asi que lo tendremos en cuenta, pero... tienes que ser más comunicativo, Adam. No somos enemigos —su tono era suave, como el de una madre que lejos de regañar a su hijo solo quiere hacerle entender. Desde luego algo que no había aprendido de la suya—. A veces siento que no nos conocemos.
No era una réplica como lo habría sido antes, sino legítima pesadumbre, donde por supuesto se incluía a sí misma en relación al ruso. Mucho era para la aparición estar diciendo estas cosas con tacto, pero lo cierto es que no tenía ni idea de como proceder. Sospechaba que algo similar le pasaba a Lethe por lo perdida que había lucido antes, justo como ella. Le pesaba que tras el buen ambiente que estaban teniendo se hubiera resquebrajado de esta manera.
—¿Hay algo... que podamos hacer para ayudar? O, no sé, ¿apartamos el tema?
- ♪♫♬:
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Palacete
06/07/23, 11:10 pm
La enderth tenía que agradecer a que se le daba muy bien mantener la cara de póker cuando Adam mencionó la palabra “riesgo”, refiriéndose a lo que entrañaba el ser un pegaso. No solía pensar demasiado en ello, pero esa conversación le estaba recordando con demasiada contundencia que Adam no era el único que tenía aquel problema y, al contrario que el humano, ella no se lo había dicho a absolutamente nadie. Tenía su propia forma de verlo y una buena parte se debía a que no quería añadir más carga sobre la conciencia de nadie (mucho menos la de Adam), pero sabía que tarde o temprano alguien se enteraría y que en realidad quizás no estuviera tomando la mejor decisión. Apartó los pensamientos intrusivos, si se centraba simplemente en la conversación no debería costarle mucho.
La aparición expresó mejor que ella lo que quería decir con que era difícil entender al pegaso, por lo que asintió para mostrar su acuerdo con lo que decía.
—No tienes que forzarte: si quieres que no volvamos a picarte con este tema no lo volveremos a hacer. Tal y como ha dicho Kahlo, debes saber que puedes contarnos cualquier cosa que te preocupe o moleste… —Se rascó la nuca, dubitativa: aquello no le daba nada bien—. Sé que nunca he parecido el mayor ejemplo de persona con la que sincerarse y que puedo ser muy brusca, pero creo que ya… ya voy comprendiendo un poco mejor cuando poner límites. Más o menos —confesó, visiblemente incómoda, desviando la mirada.
Carraspeó antes de continuar hablando, queriendo intervenir tras la sugerencia de la varmana.
—Sí, tan solo dinos qué es mejor en este instante.
No añadiría un “por favor, porque ni percas al respecto” porque sonaba patético incluso en su cabeza.
La aparición expresó mejor que ella lo que quería decir con que era difícil entender al pegaso, por lo que asintió para mostrar su acuerdo con lo que decía.
—No tienes que forzarte: si quieres que no volvamos a picarte con este tema no lo volveremos a hacer. Tal y como ha dicho Kahlo, debes saber que puedes contarnos cualquier cosa que te preocupe o moleste… —Se rascó la nuca, dubitativa: aquello no le daba nada bien—. Sé que nunca he parecido el mayor ejemplo de persona con la que sincerarse y que puedo ser muy brusca, pero creo que ya… ya voy comprendiendo un poco mejor cuando poner límites. Más o menos —confesó, visiblemente incómoda, desviando la mirada.
Carraspeó antes de continuar hablando, queriendo intervenir tras la sugerencia de la varmana.
—Sí, tan solo dinos qué es mejor en este instante.
No añadiría un “por favor, porque ni percas al respecto” porque sonaba patético incluso en su cabeza.
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidadPersonajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Palacete
07/07/23, 10:01 am
La aparición fue la primera en dar su opinión acerca de todo y, aunque acertó de pleno, el pegaso no pudo evitar sentirlo algo doloroso. Si, era irónico que él tuviese telepatía para trasmitir sus pensamientos a su vez que le costase tanto abrirse a los demás. Su tono al principio se le antojó tajante y la punzada estaba ahí, no pudiendo evitar sentirse un poco fuera de lugar.
Sin embargo, cuando continuó ella sonaba más agradable por momentos, en el significado menos humillante para Kahlo por supuesto. Adam, poco a poco y con bastante timidez la fue mirando, a ella y a la enderth. “No somos enemigos”, esas palabras eran muy cálidas para Adam quien aun seguía, a ratos, en su gélida prisión emocional. No son desconocidos, son sus amigos y lo estaban tratando con mucho tacto.
Ahí es cuando Lethe empezó a reflejar el caso del chico con el suyo, reiterando en el trama de abrir sus sentimientos a otras personas. Tenía mucho guardado con su propio ser, que deparaba con sus nuevas habilidades y el riesgo que ello conllevaba. El duelo interno era doloroso pero…
Kahlo dio como sugerencia apoyar en el tema o dejalo simplemente ahí, junto al apoyo de la horus. Adam se dio cuenta de que andaba mudo, no se salían bien las palabras e intentó pillar aire para ello.
—Me gustaría cambiar eso con todo nuestro grupo, hablar más a menudo —el pegaso fue poco a poco teniendo más luz en su rostro, alzándolo poco a poco—. Siento ser tan reservado con la mayoría, me da la sensación de que me pierdo mucho de vosotras y me apena eso —eso lo dijo con sinceridad, ambas eran personas muy bondadosas para él que solo intentaban hablarlo—. Perdonad si soy algo cansino con el tema pero desde que me transformé, recuerdo los riesgos que leí acerca de lo que soy. No me ha pasado nada peligroso todavía pero, ¿y si pasa? Me daría miedo no tanto por mí, sino por el resto. Me disgustaría mucho que la gente de mi alrededor estuviese expuesta al peligro por mi culpa.
Lanzó sus preocupaciones, sincerándose en ese aspecto. Lo que anteriormente dijo apuntaba a cosas suyas más personales pero decidió callarlo, así sería mejor y recordarlo solo lo perjudícaría. Quizás debería olvidar de una buena vez, centrarse más en el presente y no en el pasado.
Adam sonrió un poco de forma discreta, desviando la mirada con algo de apuro por lo que iba a confesar.
—Era eso, un poco de miedo y paranoia general por todo. Pero hablando en serio, desde que salió la Luna Roja... No, desde que vine a Rocavarancolia no he podido tener mejor apoyo. Ahora me toca abrirme más con todos vosotros, con mis amigos —se abrió por completo, más colorado que un tomate por aquellas palabras. El camino era neblinoso pero estaba seguro de haber tomado la decisión correcta. Tenía en todo momento unas personas geniales y se encargaría de mostrarles todo lo que él quería ofrecer para sus seres más queridos.
Sin embargo, cuando continuó ella sonaba más agradable por momentos, en el significado menos humillante para Kahlo por supuesto. Adam, poco a poco y con bastante timidez la fue mirando, a ella y a la enderth. “No somos enemigos”, esas palabras eran muy cálidas para Adam quien aun seguía, a ratos, en su gélida prisión emocional. No son desconocidos, son sus amigos y lo estaban tratando con mucho tacto.
Ahí es cuando Lethe empezó a reflejar el caso del chico con el suyo, reiterando en el trama de abrir sus sentimientos a otras personas. Tenía mucho guardado con su propio ser, que deparaba con sus nuevas habilidades y el riesgo que ello conllevaba. El duelo interno era doloroso pero…
Kahlo dio como sugerencia apoyar en el tema o dejalo simplemente ahí, junto al apoyo de la horus. Adam se dio cuenta de que andaba mudo, no se salían bien las palabras e intentó pillar aire para ello.
—Me gustaría cambiar eso con todo nuestro grupo, hablar más a menudo —el pegaso fue poco a poco teniendo más luz en su rostro, alzándolo poco a poco—. Siento ser tan reservado con la mayoría, me da la sensación de que me pierdo mucho de vosotras y me apena eso —eso lo dijo con sinceridad, ambas eran personas muy bondadosas para él que solo intentaban hablarlo—. Perdonad si soy algo cansino con el tema pero desde que me transformé, recuerdo los riesgos que leí acerca de lo que soy. No me ha pasado nada peligroso todavía pero, ¿y si pasa? Me daría miedo no tanto por mí, sino por el resto. Me disgustaría mucho que la gente de mi alrededor estuviese expuesta al peligro por mi culpa.
Lanzó sus preocupaciones, sincerándose en ese aspecto. Lo que anteriormente dijo apuntaba a cosas suyas más personales pero decidió callarlo, así sería mejor y recordarlo solo lo perjudícaría. Quizás debería olvidar de una buena vez, centrarse más en el presente y no en el pasado.
Adam sonrió un poco de forma discreta, desviando la mirada con algo de apuro por lo que iba a confesar.
—Era eso, un poco de miedo y paranoia general por todo. Pero hablando en serio, desde que salió la Luna Roja... No, desde que vine a Rocavarancolia no he podido tener mejor apoyo. Ahora me toca abrirme más con todos vosotros, con mis amigos —se abrió por completo, más colorado que un tomate por aquellas palabras. El camino era neblinoso pero estaba seguro de haber tomado la decisión correcta. Tenía en todo momento unas personas geniales y se encargaría de mostrarles todo lo que él quería ofrecer para sus seres más queridos.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Palacete
07/07/23, 02:15 pm
Asintió a cada palabra de Lethe sin dudar. Ella no contaba sus problemas porque creía ser autosuficiente, hasta el momento los gestionaba y embotellaba sin que afectasen a otro, pero estaba claro que no era el caso para Adam. Quizás con Fleur fuera más suelta ahora que la conocía, pero se trataba más que de una necesidad de una cuestión de gusto y empatía. Kahlo ya había hecho de consejera y hombro sobre el que llorar de Luci durante la criba, tenía la paciencia entrenada para hacerlo con otro, aunque a la hora de la verdad no se le diera todo lo bien que podría. Y por supuesto, que no eran lo mismo un niño, una chica con la que resonaba o Adam.
Dejó que hablase sin interrupción, apenas sonriendo levemente para acompañarle. Posiblemente por no tener una transformación de riesgo a la aparición le costaba tanto ponerse en su pellejo, lo que hacía que la reacción del pegaso fuese, a sus ojos, tan difícil de justificar. Es verdad que había desaparecido gente, pero... ¿Por qué había reaccionado tan mal con ella en la criba? ¿Cuál había sido su excusa entonces? De aquellas todos tenían motivos para estar mal, los de la varmana habían sido motivos de peso, y aún así nunca... Kahlo tomó aire, lo exhaló en un suspiro lo más comedido y discreto posible y miró a un lado, con la suerte de que solo aquel que estuviera muy atento a sus ojos notaría el cambio de dirección. No podía recrearse en una espina vieja.
—¿Entonces qué pretendes, Adam? ¿Aislarte y que no te conozcamos hasta que te quedes solo para evitar ponernos en peligro? —su tono abandonó momentáneamente la delicadeza de antes—. Nos ayudamos mejor juntos. Si hay cosas que no nos quieres contar me parece totalmente lógico, yo tengo cuestiones personales que son mías y solo mías igual que las puede tener Lethe, Amira o cualquiera, pero... —su pecho se deshinchó. Alargó la mano derecha, la mecánica, hasta el ruso, y con las yemas le acarició el brazo—. No tengas miedo por nosotras. Ni de nosotras —le sonrió y cesó el contacto para no violar cualquier distancia personal que tuviera—. Pero que sepas que como nos vuelvas a gritar te piso un pie.
Lo añadió a modo de broma, claro que bajo esta y su sonrisa la advertencia era real. Para ser amigos había que conectar antes, no necesariamente saberse toda su vida sino al menos entender como funcionaba el otro, ya fueran gustos, opiniones... una química aunque fuera, detalles que por desgracia no había sentido con Adam hasta el momento. Pero si algo bueno traía el mal trago era que pasarlo lo había hecho más cercano, más transparente. Iban despacio, pero los pasos estaban en la dirección correcta.
—¡Bueno! —aplaudió una sola vez, poniéndose cara al piano—. Entonces Adam, ¿desde cuando llevas tocando? No te hacía como persona que sabe de música. ¿Eras de alta cuna acaso y lo tenías escondido? —añadió, concentrada en tocar una escala.
Imaginaba que tener un piano no era ser necesariamente rico en la Tierra, los humanos gozaban con normalidad de cosas que eran extremadamente lujosas en Varmania (¡coches!), y sin ir más lejos muchos pianistas célebres en su mundo venían de las clases más bajas, pero quien sabía. Lo mismo Adam era hijo de un alcalde.
Dejó que hablase sin interrupción, apenas sonriendo levemente para acompañarle. Posiblemente por no tener una transformación de riesgo a la aparición le costaba tanto ponerse en su pellejo, lo que hacía que la reacción del pegaso fuese, a sus ojos, tan difícil de justificar. Es verdad que había desaparecido gente, pero... ¿Por qué había reaccionado tan mal con ella en la criba? ¿Cuál había sido su excusa entonces? De aquellas todos tenían motivos para estar mal, los de la varmana habían sido motivos de peso, y aún así nunca... Kahlo tomó aire, lo exhaló en un suspiro lo más comedido y discreto posible y miró a un lado, con la suerte de que solo aquel que estuviera muy atento a sus ojos notaría el cambio de dirección. No podía recrearse en una espina vieja.
—¿Entonces qué pretendes, Adam? ¿Aislarte y que no te conozcamos hasta que te quedes solo para evitar ponernos en peligro? —su tono abandonó momentáneamente la delicadeza de antes—. Nos ayudamos mejor juntos. Si hay cosas que no nos quieres contar me parece totalmente lógico, yo tengo cuestiones personales que son mías y solo mías igual que las puede tener Lethe, Amira o cualquiera, pero... —su pecho se deshinchó. Alargó la mano derecha, la mecánica, hasta el ruso, y con las yemas le acarició el brazo—. No tengas miedo por nosotras. Ni de nosotras —le sonrió y cesó el contacto para no violar cualquier distancia personal que tuviera—. Pero que sepas que como nos vuelvas a gritar te piso un pie.
Lo añadió a modo de broma, claro que bajo esta y su sonrisa la advertencia era real. Para ser amigos había que conectar antes, no necesariamente saberse toda su vida sino al menos entender como funcionaba el otro, ya fueran gustos, opiniones... una química aunque fuera, detalles que por desgracia no había sentido con Adam hasta el momento. Pero si algo bueno traía el mal trago era que pasarlo lo había hecho más cercano, más transparente. Iban despacio, pero los pasos estaban en la dirección correcta.
—¡Bueno! —aplaudió una sola vez, poniéndose cara al piano—. Entonces Adam, ¿desde cuando llevas tocando? No te hacía como persona que sabe de música. ¿Eras de alta cuna acaso y lo tenías escondido? —añadió, concentrada en tocar una escala.
Imaginaba que tener un piano no era ser necesariamente rico en la Tierra, los humanos gozaban con normalidad de cosas que eran extremadamente lujosas en Varmania (¡coches!), y sin ir más lejos muchos pianistas célebres en su mundo venían de las clases más bajas, pero quien sabía. Lo mismo Adam era hijo de un alcalde.
- ♪♫♬:
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Palacete
07/07/23, 05:40 pm
Sí, definitivamente su cara de póker se estaba poniendo completamente a prueba ese día. Adam seguía hablando del riesgo que entrañaba su transformación, Kahlo mencionó el tema de “cuestiones personales que la enderth también tendría”, y lo más seguro es que en ese momento si no fuera porque no podía sudar, estaría haciéndolo profusamente y sus compañeros podrían detectar que algo pasaba, cara de póker o no.
En otras circunstancias habría reforzado ese comentario de la varmana en concreto aunque fuese con un asentimiento, pero lo único que quería la enderth en ese instante era desaparecer, o al menos que el cambio de tema fuese más radical. A pesar de que no quería ni pensaba contar nada, tampoco era una persona capaz de mentir descaradamente, no a sus amigos, y si seguían insistiendo tanto en ese punto iba a ser un problema. Bueno, uno todavía mayor.
Que le disgustaría que la gente de su alrededor estuviera en peligro por su culpa, decía el humano. Si pretendía quedarse solo para evitar ponerlos en peligro, contraatacó la varmana. <<Por todos los lucios del río…>>. Bueno, no es que ella pretendiese eso ni mucho menos, pero… No, no quería que continuase aquella conversación.
La enderth carraspeó. Permanecer callada mucho más rato sí que iba a provocar preguntas peligrosas.
—Sé que puedo parecer una persona difícil a la que acercarse o… ¿intimidante incluso? —estaba segura de que la habían calificado como tal en alguna que otra ocasión—. Pero suscribo lo que ha dicho Kahlo: no tienes que temernos. A mí tampoco. Puede que sea más directa de lo que la mayoría está acostumbrado —eso lo había aprendido por las malas en base a convivencia con algunas personas que, en su opinión, empleaban demasiado poco la materia gris—. Pero jamás es mi intención hacer daño. No estaba acostumbrada a tener relaciones de amistad tan cercanas, pero he descubierto que no me importa escuchar vuestros problemas en absoluto.
Y añadiría que incluso solventarlos si estuviese en su mano hacerlo, pero no quería empezar a sonar como alguna especie de soluciona-vidas cutre, por mucho que realmente sintiese que estaba dispuesta a prácticamente cualquier cosa con tal de proteger a los que consideraba sus amigos.
>>Creo que podemos hablar en nombre de todo el grupo si decimos que puedes ser más abierto y sincero con nosotros. Nadie va a juzgarte mal por ello.
Tragó saliva ante la hipocresía de lo que estaba diciendo en ese momento. Incluso si su visión no era exactamente esa, sabía que lo estaba siendo. Iba a ser jodidamente incómodo cuando finalmente se viese obligada de algún modo a revelar los detalles de su transformación que no estaba compartiendo con nadie.
Se centró en sonreír y encogerse de hombros con la amenaza en broma de Kahlo (aunque después de haber presenciado la tensión entre el pegaso y ella durante los últimos meses de criba no tenía tan clara que estuviese completamente exenta de seriedad), y de respirar con alivio ante el cambio de tema que la propia aparición propuso.
Frunció ligeramente el ceño ante los comentarios que añadió, pues no podía decir que estuviese entendiendo ni percas a qué se refería Kahlo. No creía que hablase de una cuna literal, donde se metían a los bebés, ni por qué parecía que para saber tocar música había que cumplir con alguna condición especial. Esperaría a ver cómo se desarrollaba la conversación, pues su pregunta al respecto en ese instante no iba a ser mucho más explicativa que... “¿Eing?”.
En otras circunstancias habría reforzado ese comentario de la varmana en concreto aunque fuese con un asentimiento, pero lo único que quería la enderth en ese instante era desaparecer, o al menos que el cambio de tema fuese más radical. A pesar de que no quería ni pensaba contar nada, tampoco era una persona capaz de mentir descaradamente, no a sus amigos, y si seguían insistiendo tanto en ese punto iba a ser un problema. Bueno, uno todavía mayor.
Que le disgustaría que la gente de su alrededor estuviera en peligro por su culpa, decía el humano. Si pretendía quedarse solo para evitar ponerlos en peligro, contraatacó la varmana. <<Por todos los lucios del río…>>. Bueno, no es que ella pretendiese eso ni mucho menos, pero… No, no quería que continuase aquella conversación.
La enderth carraspeó. Permanecer callada mucho más rato sí que iba a provocar preguntas peligrosas.
—Sé que puedo parecer una persona difícil a la que acercarse o… ¿intimidante incluso? —estaba segura de que la habían calificado como tal en alguna que otra ocasión—. Pero suscribo lo que ha dicho Kahlo: no tienes que temernos. A mí tampoco. Puede que sea más directa de lo que la mayoría está acostumbrado —eso lo había aprendido por las malas en base a convivencia con algunas personas que, en su opinión, empleaban demasiado poco la materia gris—. Pero jamás es mi intención hacer daño. No estaba acostumbrada a tener relaciones de amistad tan cercanas, pero he descubierto que no me importa escuchar vuestros problemas en absoluto.
Y añadiría que incluso solventarlos si estuviese en su mano hacerlo, pero no quería empezar a sonar como alguna especie de soluciona-vidas cutre, por mucho que realmente sintiese que estaba dispuesta a prácticamente cualquier cosa con tal de proteger a los que consideraba sus amigos.
>>Creo que podemos hablar en nombre de todo el grupo si decimos que puedes ser más abierto y sincero con nosotros. Nadie va a juzgarte mal por ello.
Tragó saliva ante la hipocresía de lo que estaba diciendo en ese momento. Incluso si su visión no era exactamente esa, sabía que lo estaba siendo. Iba a ser jodidamente incómodo cuando finalmente se viese obligada de algún modo a revelar los detalles de su transformación que no estaba compartiendo con nadie.
Se centró en sonreír y encogerse de hombros con la amenaza en broma de Kahlo (aunque después de haber presenciado la tensión entre el pegaso y ella durante los últimos meses de criba no tenía tan clara que estuviese completamente exenta de seriedad), y de respirar con alivio ante el cambio de tema que la propia aparición propuso.
Frunció ligeramente el ceño ante los comentarios que añadió, pues no podía decir que estuviese entendiendo ni percas a qué se refería Kahlo. No creía que hablase de una cuna literal, donde se metían a los bebés, ni por qué parecía que para saber tocar música había que cumplir con alguna condición especial. Esperaría a ver cómo se desarrollaba la conversación, pues su pregunta al respecto en ese instante no iba a ser mucho más explicativa que... “¿Eing?”.
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidadPersonajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Palacete
07/07/23, 07:35 pm
El pegaso no pudo evitar encoger un poco su postura y bajando los hombros al escuchar las palabras de Kahlo al principio. Tenía muchísima razón en todo lo siguiente que dijo, aunque antes la notaba un poco extraña teniendo algunas pinceladas de molestia en sus gestos. Tampoco era de extrañar, ella debía de tener paciencia tratándose de él mismo. Asintió a lo de las cuestiones personales, agradecido por esas palabras ya que se quería ahorrar un poco cosas de su pasado en aquel momento. Terminó sonriendo con mejor humor a lo de no temerlas y la caricia de Kahlo, aunque inesperada, se le hizo sorprendentemente agradable y cálida.
—Gracias Kahlo, Lethe. Lo mismo digo por mi parte —agradeció de buen humor. Lethe pudo haber sido una imagen de sumo respeto, al igual que Kahlo, pero no más lejos de la realidad. Podía tomar confianza en ellas, eran para él muy buenas amigas. Lo siguiente que la varmana hizo le sacó tremendos flashbacks, teniendo sudores fríos—. Vale, lo tendré en cuenta. Nada de gritar, no te creas que me gusta hacerlo jaja... —afirmó con las cejas alzadas adornando su sonrisa algo tensa al no querer recibir más de parte de la varmana.
Lo siguiente que la horus dijo le sacó otra sonrisa igual que antes.
—Os aprecio un montón a todos, sois casi como una familia para mí —recordó al decir esas palabras aquella escultura de madera que hizo Chromsa con mucha alegría. Debían permanecer unidos y Adam estuvo más determinado que nunca a dar de su parte.
Por fin parecía haber perdido el hilo sobre su pasado turbulento, entre tantas confesiones sinceras. El pegaso suspiró silenciosamente de alivio, parecía ser que se salvó aquel momento incómod… Sin embargo Kahlo preguntó algo que le sacó un poco de aquel confort.
—¡O-oh! Ehh… ¿de alta cuna? —tuvo que pensarlo un rato hasta que cayó en ello. Se refería a que era de familia prestigiosa o algo. ¿Cómo podría decir que aprendió en un maldito reformatorio con sutileza? —A-ah, bueno, soy de familia normal, de la media. Aprendí en la escuela y luego en clases particulares con un buen profesor… desde los quince años. Me gusta el piano, la música es terapéutica —por qué tuvo que decir nada de “terapéutico”, maldita sea. El chico podía verse un pelín nervioso con la pregunta y con suerte la esquivaría, esperando dar el suficiente detalle de su casi obvio intento de no incidir más en el asunto.
—Gracias Kahlo, Lethe. Lo mismo digo por mi parte —agradeció de buen humor. Lethe pudo haber sido una imagen de sumo respeto, al igual que Kahlo, pero no más lejos de la realidad. Podía tomar confianza en ellas, eran para él muy buenas amigas. Lo siguiente que la varmana hizo le sacó tremendos flashbacks, teniendo sudores fríos—. Vale, lo tendré en cuenta. Nada de gritar, no te creas que me gusta hacerlo jaja... —afirmó con las cejas alzadas adornando su sonrisa algo tensa al no querer recibir más de parte de la varmana.
Lo siguiente que la horus dijo le sacó otra sonrisa igual que antes.
—Os aprecio un montón a todos, sois casi como una familia para mí —recordó al decir esas palabras aquella escultura de madera que hizo Chromsa con mucha alegría. Debían permanecer unidos y Adam estuvo más determinado que nunca a dar de su parte.
Por fin parecía haber perdido el hilo sobre su pasado turbulento, entre tantas confesiones sinceras. El pegaso suspiró silenciosamente de alivio, parecía ser que se salvó aquel momento incómod… Sin embargo Kahlo preguntó algo que le sacó un poco de aquel confort.
—¡O-oh! Ehh… ¿de alta cuna? —tuvo que pensarlo un rato hasta que cayó en ello. Se refería a que era de familia prestigiosa o algo. ¿Cómo podría decir que aprendió en un maldito reformatorio con sutileza? —A-ah, bueno, soy de familia normal, de la media. Aprendí en la escuela y luego en clases particulares con un buen profesor… desde los quince años. Me gusta el piano, la música es terapéutica —por qué tuvo que decir nada de “terapéutico”, maldita sea. El chico podía verse un pelín nervioso con la pregunta y con suerte la esquivaría, esperando dar el suficiente detalle de su casi obvio intento de no incidir más en el asunto.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Palacete
09/07/23, 03:41 pm
Por supuesto Kahlo estaba en su mundo de yupi, complacida por el apoyo de Lethe y completamente ajena a todo lo que detrás ocultaba. Las mismas conclusiones que sacó en su momento con Chromsa brotaron cuando Adam les llamó "familia", y aunque le dedicó una sonrisa por ello no comentó nada. Una familia no era elegida, la suya estaba resquebrajada y malamente unida con pegamento por las obligaciones y el rapto. Disfuncional y cada vez menos numerosa, pero una familia a fin de cuentas.
Cuando la varmana daba tregua a una le tocaba cobrar al otro. No lo sabía pero estaba teniendo una puntería increíble. Imaginaba que la clase media humana era bastante pudiente (más modernos eran después de todo), y aunque su estatus no le sorprendiese puesto que le pegaba más que ser un niño bien, sí que lo hizo otra cosa.
—¿¡Quince!? —dos luceros dorados se abrieron de par en par hacia Adam. ¡Ella ni siquiera había cumplido los 17 aún! Pero, ¿¡cuántos años tenía Adam!? Como era lógico las distinciones entre especies iban más allá de lo cultural, por ejemplo sabía que los daelicianos maduraban antes y la duración de un año variaba de un planeta a otro, pero esos eran datos que no acudían de manera natural a sus pensamientos—. Espera, espera... —levantó una mano y se pinzó el morro, dándole a las tuercas de su cerebro—. ¿Cuántos años llevas tocando? ¿Cuántos años tienes? Porque entonces cambia mucho la historia —se rió algo apurada. Que la música fuera terapéutica era un comentario totalmente normal y las fechas la tenían más en vilo ahora—. Quiero decir- Creo que tenemos años más largos en Varmania, pero independiente de las diferencias temporales... ¡Parece muy poco tiempo para lo bien que tocas!
Una sonrisa hizo más redondas sus mejillas. No había sido incriminatorio, sino todo un cumplido. Según la respuesta que diera el ruso tendría que hacer más o menos matemáticas.
—Mi hermano y yo empezamos a tocar con 6 años. Yo lo dejé, por eso no soy ninguna experta, pero... ¡para cuando yo ya controlaba dos instrumentos él todavía estaba aprendiendo! —explicó, más para Lethe que para el otro y que así ella también entendiera el motivo de su asombro. Después de todo, que el piano era todo un reto ya lo había podido comprobar de primera mano.
Cuando la varmana daba tregua a una le tocaba cobrar al otro. No lo sabía pero estaba teniendo una puntería increíble. Imaginaba que la clase media humana era bastante pudiente (más modernos eran después de todo), y aunque su estatus no le sorprendiese puesto que le pegaba más que ser un niño bien, sí que lo hizo otra cosa.
—¿¡Quince!? —dos luceros dorados se abrieron de par en par hacia Adam. ¡Ella ni siquiera había cumplido los 17 aún! Pero, ¿¡cuántos años tenía Adam!? Como era lógico las distinciones entre especies iban más allá de lo cultural, por ejemplo sabía que los daelicianos maduraban antes y la duración de un año variaba de un planeta a otro, pero esos eran datos que no acudían de manera natural a sus pensamientos—. Espera, espera... —levantó una mano y se pinzó el morro, dándole a las tuercas de su cerebro—. ¿Cuántos años llevas tocando? ¿Cuántos años tienes? Porque entonces cambia mucho la historia —se rió algo apurada. Que la música fuera terapéutica era un comentario totalmente normal y las fechas la tenían más en vilo ahora—. Quiero decir- Creo que tenemos años más largos en Varmania, pero independiente de las diferencias temporales... ¡Parece muy poco tiempo para lo bien que tocas!
Una sonrisa hizo más redondas sus mejillas. No había sido incriminatorio, sino todo un cumplido. Según la respuesta que diera el ruso tendría que hacer más o menos matemáticas.
—Mi hermano y yo empezamos a tocar con 6 años. Yo lo dejé, por eso no soy ninguna experta, pero... ¡para cuando yo ya controlaba dos instrumentos él todavía estaba aprendiendo! —explicó, más para Lethe que para el otro y que así ella también entendiera el motivo de su asombro. Después de todo, que el piano era todo un reto ya lo había podido comprobar de primera mano.
- ♪♫♬:
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Palacete
10/07/23, 01:50 pm
A la horus no se le daba bien responder a aquella clase de comentarios, por lo que cuando Adam afirmó que eran como una familia tan solo se limitó a asentir con cierto estoicismo, pero tratando de que permease una leve sonrisa que sería casi imperceptible. En realidad, compartía el sentimiento por completo, pero hacer patente muestras tan abiertas de afecto todavía le resultaba muy incómodo y no iba a obligarse a ello.
La respuesta del pegaso a la pregunta de la Kahlo siguió sin aclararle gran cosa. ¿Qué se suponía que era una “familia normal”, a fin de cuentas? Ni siquiera ella sabría qué responder a eso en su propia percepción como dryfense, mucho menos entendía a qué ser referían sus compañeros. Parecía que tanto los humanos como los varmanos, por ejemplo, tenían un concepto de familia mucho más parecido a las parejas enderth con hijos –como había sido su caso hasta los tres años- que la forma de criar a sus huevos que tenían los clinger. Pero que se la llevasen los cetáceos en ese instante si entendía el matiz de aquella conversación.
—A ver, igual es una pregunta tonta, pero ya por curiosidad… —se decidió finalmente—. ¿Qué lucios significa “ser de alta cuna” y qué consideráis vosotros que es “una familia normal”?
Si iban a seguir hablando de temas relacionados iba a necesitar poder enterarse, además su interés por conocer mejor las culturas de otros mundos había aumentado considerablemente con el tiempo. Lo necesitaba para poder entender mejor a sus amigos, al fin y al cabo.
A la aparición le sorprendió otra cosa entonces, que era la edad a la que Adam había empezado a tocar el piano. Sabía que los años humanos eran similares a los de los enderth y aunque no la sabía con exactitud, suponía que la edad del pegaso no debía ser mucho mayor que la suya propia. Entendió esta vez sí su sorpresa, pues ella misma dio las explicaciones necesarias para ello. Desde luego que a ella también le había parecido un instrumento muy complejo, y la comparación que hizo con el aprendizaje de su hermano lo dejaba aún más claro. Miró hacia Adam, esperando también aquella respuesta con interés.
La respuesta del pegaso a la pregunta de la Kahlo siguió sin aclararle gran cosa. ¿Qué se suponía que era una “familia normal”, a fin de cuentas? Ni siquiera ella sabría qué responder a eso en su propia percepción como dryfense, mucho menos entendía a qué ser referían sus compañeros. Parecía que tanto los humanos como los varmanos, por ejemplo, tenían un concepto de familia mucho más parecido a las parejas enderth con hijos –como había sido su caso hasta los tres años- que la forma de criar a sus huevos que tenían los clinger. Pero que se la llevasen los cetáceos en ese instante si entendía el matiz de aquella conversación.
—A ver, igual es una pregunta tonta, pero ya por curiosidad… —se decidió finalmente—. ¿Qué lucios significa “ser de alta cuna” y qué consideráis vosotros que es “una familia normal”?
Si iban a seguir hablando de temas relacionados iba a necesitar poder enterarse, además su interés por conocer mejor las culturas de otros mundos había aumentado considerablemente con el tiempo. Lo necesitaba para poder entender mejor a sus amigos, al fin y al cabo.
A la aparición le sorprendió otra cosa entonces, que era la edad a la que Adam había empezado a tocar el piano. Sabía que los años humanos eran similares a los de los enderth y aunque no la sabía con exactitud, suponía que la edad del pegaso no debía ser mucho mayor que la suya propia. Entendió esta vez sí su sorpresa, pues ella misma dio las explicaciones necesarias para ello. Desde luego que a ella también le había parecido un instrumento muy complejo, y la comparación que hizo con el aprendizaje de su hermano lo dejaba aún más claro. Miró hacia Adam, esperando también aquella respuesta con interés.
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidadPersonajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Palacete
10/07/23, 10:59 pm
—Bueno, como decirlo… En mi país, al menos, una familia normal es una que se pueda permitir un hogar, comida, agua, esa clase de cosas. Sin muchos lujos pero tampoco en la pobreza, yo por ejemplo nunca pasé hambre ni nada parecido. Los de alta cuna son gente con muchos recursos, suficientes de sobra para vivir —contestó a Lethe medio encogido de hombros y una sonrisa apurada, no estaba muy seguro de si su definición de “clase media” era la correcta. Tenía una familia sin mal estatus económico y, era un tontería, pero se sentía un poco mal al decirlo así sabiendo que hay personas que ni para comer tienen—. Es mas o menos esa la explicación, me explico como un libro en llamas pero espero que lo hayas comprendido —comentó a la horus bienintencionado esperando que haya comprendido eso, aun con las diferencias entre mundos.
Como aun estaba con la guardia un pelín alta al camuflar la respuesta anterior esquivando todo lo que tuviese que ver con reformatorios juveniles, Adam echó la cabeza hacia atrás ante la vivida respuesta de Kahlo que no se esperó para nada. ¿Tanta sorpresa era que aprendiese desde los quince?
—T-tengo veinte años y llevo eso, unos cuatro años largos practicando. No es para tanto honestamente, tan solo me gusta un montón —dejó ir su lado modesto ante el halago de Kahlo, subiéndosele los colores de nuevo y juntando sus manos en un gesto de nerviosismo muy tonto. Realmente se le subió un poco el comentario, arrastrando todos aquellos comentarios de ellas dos destacando sus habilidades y sintiendo una pizca de orgullo por ello.
Luego la varmana dio detalles del aprendizaje que tuvieron ella y su hermano en su hogar. Quizás el otro varmano tuvo un comienzo más lento o disfrutaba más pero él empezó ya mayorcillo. ¿Esa era la diferencia?
—Entonces tu hermano debe ser muy, muy bueno tocando el piano. Wow, desde los seis años. Realmente impresiona —divertido se sentó a hacer sonar unos acordes en el piano, muchos de ellos ya arrastrados de la melodía anterior de la partitura—. Puede sonar algo raro pero me gustaría escucharlo de tocar algún día, debe de tocar muy bien —soltó sin parar de tocar y disfrutar del piano, habiendo propuesto algo poco probable dada las circunstancias pero soñar era gratis—. ¿Y cómo se llama? No recuerdo haber escuchado su nombre o al menos creo que me olvidé si lo dijiste —preguntó de buen humor, suavizando el ritmo con el que tocaba y pasando a una sonoridad más calmada.
Como aun estaba con la guardia un pelín alta al camuflar la respuesta anterior esquivando todo lo que tuviese que ver con reformatorios juveniles, Adam echó la cabeza hacia atrás ante la vivida respuesta de Kahlo que no se esperó para nada. ¿Tanta sorpresa era que aprendiese desde los quince?
—T-tengo veinte años y llevo eso, unos cuatro años largos practicando. No es para tanto honestamente, tan solo me gusta un montón —dejó ir su lado modesto ante el halago de Kahlo, subiéndosele los colores de nuevo y juntando sus manos en un gesto de nerviosismo muy tonto. Realmente se le subió un poco el comentario, arrastrando todos aquellos comentarios de ellas dos destacando sus habilidades y sintiendo una pizca de orgullo por ello.
Luego la varmana dio detalles del aprendizaje que tuvieron ella y su hermano en su hogar. Quizás el otro varmano tuvo un comienzo más lento o disfrutaba más pero él empezó ya mayorcillo. ¿Esa era la diferencia?
—Entonces tu hermano debe ser muy, muy bueno tocando el piano. Wow, desde los seis años. Realmente impresiona —divertido se sentó a hacer sonar unos acordes en el piano, muchos de ellos ya arrastrados de la melodía anterior de la partitura—. Puede sonar algo raro pero me gustaría escucharlo de tocar algún día, debe de tocar muy bien —soltó sin parar de tocar y disfrutar del piano, habiendo propuesto algo poco probable dada las circunstancias pero soñar era gratis—. ¿Y cómo se llama? No recuerdo haber escuchado su nombre o al menos creo que me olvidé si lo dijiste —preguntó de buen humor, suavizando el ritmo con el que tocaba y pasando a una sonoridad más calmada.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Palacete
11/07/23, 11:23 pm
Kahlo, como persona que se ha criado en el privilegio, había empezado a ser consciente de su suerte bien entrada en Rocavarancolia y no antes, por eso no se sentía en el derecho de explicar lo que era “una familia normal” a Lethe. El velo de lo que era su clase seguía impidiéndole ver ciertas cosas pues no las había experimentado como tal -Rocavarancolia era una subclase a todas ellas y ahora no estaban tan mal-, y la definición de Adam se le antojó demasiado… ¿cruda? Las calles de su ciudad eran preciosas y la pobreza no se notaba, mucho menos en la burbuja donde ella había crecido. Tenían contratada a gente humilde en casa, gente cuyos nombres delataban su origen, pero… ¿realmente los de clase baja tenían tantísimas dificultades?
—Es… como dice Adam, sí. Mi familia es pudiente, muy pudiente —tampoco era la hija del alcalde, pero poco le faltaría por acercarse. Si sus padres no obtaban a la alcaldía era porque no les apetecía. No quería meterse en otras diferencias, como tener mejores estudios y trabajos por tener más oportunidades y menos preocupaciones (aunque en eso discernía), porque sabía que estaba en posición de ser juzgada. Más cuando Lethe tenía un pasado tan duro—. Por eso yo he podido tener este brazo... A mi familia le sobra el dinero.
Es que hasta eso la delataba. Podría haberse conformado con el modelo básico, pero no, tenía que derrochar, meterle oro y pintura. Menos mal que Adam también estaba ahí para ayudar.
—¡Veinte! —leer las edades de humanos varones- no, de los humanos varones de su cosecha en concreto- era un absoluto reto. Si además le añadía la diferencia matemática, en fin—. Sí, los años varmanos son más largos, seguro. Pero mira, ¡cuatro ya me parece más razonable! Aún así se nota que te gusta. Yo creo que no aguantaría ni dos…
Cuando pasó a su hermano le sonrió y se ruborizó ligeramente a pesar de que el cumplido no iba para ella. Diablos, ya veía porqué era tan fácil para su madre fardar de hijos, es verdad que se le llenaba el bucho a uno con ello aunque luego no lo demostrase con quienes debía.
—Bueno, mi padre estaba desesperado porque tocásemos con él y realmente es más fácil aprender cuando todavía eres pequeño… Pero sí, toca muy bien. No lo ha dejado nunca. O bueno, no sé que habrá pasado este año, pero… al menos el piano sigue en su sitio.
Siguió las manos de Adam por el instrumento y pulsó una sola nota acorde a lo que el chico tocaba.
>>De pequeños mis padres estaban preocupados con él porque siempre le ha costado mucho centrarse, pero con el piano se obsesionó. Resulta que sí tiene cabeza para lo que quiere —diría que puso los ojos en blanco, pero eso le era físicamente imposible. Resopló con humor; a estas alturas no guardaba queja—. Si quieres oírle, bueno. El portal a Varmania está siempre abierto y yo tengo que pasarme a menudo por casa… —dejó caer aquello con una sonrisa recatada. Quería ver a su familia con todas sus fuerzas, pero los evitaba como agua al aceite por todo el dolor que su imagen conllevaría—. Si te disfrazamos de varmano y te hacemos pasar por un pianista de renombre a lo mejor podemos colarte… Tocarías canciones de otro mundo —se rió—. Se llama Nohlem. Somos mellizos. Yo soy la menor por cuatro minutos.
—Es… como dice Adam, sí. Mi familia es pudiente, muy pudiente —tampoco era la hija del alcalde, pero poco le faltaría por acercarse. Si sus padres no obtaban a la alcaldía era porque no les apetecía. No quería meterse en otras diferencias, como tener mejores estudios y trabajos por tener más oportunidades y menos preocupaciones (aunque en eso discernía), porque sabía que estaba en posición de ser juzgada. Más cuando Lethe tenía un pasado tan duro—. Por eso yo he podido tener este brazo... A mi familia le sobra el dinero.
Es que hasta eso la delataba. Podría haberse conformado con el modelo básico, pero no, tenía que derrochar, meterle oro y pintura. Menos mal que Adam también estaba ahí para ayudar.
—¡Veinte! —leer las edades de humanos varones- no, de los humanos varones de su cosecha en concreto- era un absoluto reto. Si además le añadía la diferencia matemática, en fin—. Sí, los años varmanos son más largos, seguro. Pero mira, ¡cuatro ya me parece más razonable! Aún así se nota que te gusta. Yo creo que no aguantaría ni dos…
Cuando pasó a su hermano le sonrió y se ruborizó ligeramente a pesar de que el cumplido no iba para ella. Diablos, ya veía porqué era tan fácil para su madre fardar de hijos, es verdad que se le llenaba el bucho a uno con ello aunque luego no lo demostrase con quienes debía.
—Bueno, mi padre estaba desesperado porque tocásemos con él y realmente es más fácil aprender cuando todavía eres pequeño… Pero sí, toca muy bien. No lo ha dejado nunca. O bueno, no sé que habrá pasado este año, pero… al menos el piano sigue en su sitio.
Siguió las manos de Adam por el instrumento y pulsó una sola nota acorde a lo que el chico tocaba.
>>De pequeños mis padres estaban preocupados con él porque siempre le ha costado mucho centrarse, pero con el piano se obsesionó. Resulta que sí tiene cabeza para lo que quiere —diría que puso los ojos en blanco, pero eso le era físicamente imposible. Resopló con humor; a estas alturas no guardaba queja—. Si quieres oírle, bueno. El portal a Varmania está siempre abierto y yo tengo que pasarme a menudo por casa… —dejó caer aquello con una sonrisa recatada. Quería ver a su familia con todas sus fuerzas, pero los evitaba como agua al aceite por todo el dolor que su imagen conllevaría—. Si te disfrazamos de varmano y te hacemos pasar por un pianista de renombre a lo mejor podemos colarte… Tocarías canciones de otro mundo —se rió—. Se llama Nohlem. Somos mellizos. Yo soy la menor por cuatro minutos.
- ♪♫♬:
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Palacete
12/07/23, 04:40 pm
Las explicaciones se le hacían algo extrañas, pero finalmente entendió de qué estaban hablando, sobre todo ante la mención directa de Kahlo a lo que parecía el factor determinante.
—O sea… que os referís a lo que una familia se puede permitir por la cantidad de dinero que tiene. No es que la economía de Dryfus y la de Rocavarancolia sean radicalmente distintas, pero creo que con las diferencias que he observado aquí me puedo hacer una idea —se encogió de hombros: no era un tema que le interesase demasiado en realidad. Le bastaba con saber qué tenía que hacer para poder contribuir a la sociedad y permitirse los pocos bienes materiales que quisiese—. Gracias por la aclaración.
Seguía sin entender qué pintaban las cunas en todo aquello, pero la verdad es que probablemente la respuesta no fuese nada interesante a juzgar por lo anterior.
Tal y como pensaba, Adam tan solo era uno o dos años mayor que ella, y aunque no podía opinar mucho al respecto del tiempo para aprender instrumentos seguía creyendo que no debía ser común que alguien tocase tan bien con tan solo unos años de práctica. La aparición nocturna siguió hablando un poco más de su familia y, aunque no era la primera vez que le escuchaba contar algo de ella, sí que estaba dando detalles que no sabía.
Se le hacía graciosa la idea de imaginarse al pegaso disfrazado de varmano y, de algún modo, apañándoselas para encontrarse con el hermano de Kahlo y tocar juntos el piano. Eso en parte le hizo pensar que ella tal vez debería volver a Dryfus en algún momento. Si Adam echaba de menos tocar el piano, ella lo hacía con la pesca cuando la preocupación le permitía que le invadiesen los sentimientos de nostalgia.
Volvió a sentirse confusa con otra afirmación que le resultaba extraña: Kahlo y su hermano eran mellizos, pero ella era la menor por cuatro minutos. ¿Dónde estaba el sentido de eso? Si eran mellizos entonces habían nacido a la vez y tenían la misma edad. ¿De verdad los mamíferos le daban esa importancia al orden en el que salían del útero de la madre? No, probablemente aquella pregunta tampoco valía la pena hacerla.
—Debería pensar en comenzar a trabajar en algún sitio como el granero para conseguir yo algo de dinero, ya que es imposible pescar en esta ciudad llena de aguas contaminadas —comentó con el mismo desagrado con el que lo hacía cada vez que el tema acudía a su mente. Que la varmana hubiese mencionado que ella disponía de dinero porque podía quitárselo a su familia cuando quisiera le había hecho pensar en el asunto—. Y lo primero que haré será ahorrar para una caña en condiciones. ¿Conoces buenos sitios en los que pescar en Varmania? A lo mejor puedo acompañar a Adam y mientras él toca el piano con tu hermano yo puedo traer algo de pescado fresco de tu mundo.
El último comentario iba medio en broma, pero solo medio. En realidad no era la primera vez que se le pasaba por la cabeza, solo que necesitaba dar varios pasos primeros además de tiempo antes de llevar a cabo la idea que tenía en mente.
—O sea… que os referís a lo que una familia se puede permitir por la cantidad de dinero que tiene. No es que la economía de Dryfus y la de Rocavarancolia sean radicalmente distintas, pero creo que con las diferencias que he observado aquí me puedo hacer una idea —se encogió de hombros: no era un tema que le interesase demasiado en realidad. Le bastaba con saber qué tenía que hacer para poder contribuir a la sociedad y permitirse los pocos bienes materiales que quisiese—. Gracias por la aclaración.
Seguía sin entender qué pintaban las cunas en todo aquello, pero la verdad es que probablemente la respuesta no fuese nada interesante a juzgar por lo anterior.
Tal y como pensaba, Adam tan solo era uno o dos años mayor que ella, y aunque no podía opinar mucho al respecto del tiempo para aprender instrumentos seguía creyendo que no debía ser común que alguien tocase tan bien con tan solo unos años de práctica. La aparición nocturna siguió hablando un poco más de su familia y, aunque no era la primera vez que le escuchaba contar algo de ella, sí que estaba dando detalles que no sabía.
Se le hacía graciosa la idea de imaginarse al pegaso disfrazado de varmano y, de algún modo, apañándoselas para encontrarse con el hermano de Kahlo y tocar juntos el piano. Eso en parte le hizo pensar que ella tal vez debería volver a Dryfus en algún momento. Si Adam echaba de menos tocar el piano, ella lo hacía con la pesca cuando la preocupación le permitía que le invadiesen los sentimientos de nostalgia.
Volvió a sentirse confusa con otra afirmación que le resultaba extraña: Kahlo y su hermano eran mellizos, pero ella era la menor por cuatro minutos. ¿Dónde estaba el sentido de eso? Si eran mellizos entonces habían nacido a la vez y tenían la misma edad. ¿De verdad los mamíferos le daban esa importancia al orden en el que salían del útero de la madre? No, probablemente aquella pregunta tampoco valía la pena hacerla.
—Debería pensar en comenzar a trabajar en algún sitio como el granero para conseguir yo algo de dinero, ya que es imposible pescar en esta ciudad llena de aguas contaminadas —comentó con el mismo desagrado con el que lo hacía cada vez que el tema acudía a su mente. Que la varmana hubiese mencionado que ella disponía de dinero porque podía quitárselo a su familia cuando quisiera le había hecho pensar en el asunto—. Y lo primero que haré será ahorrar para una caña en condiciones. ¿Conoces buenos sitios en los que pescar en Varmania? A lo mejor puedo acompañar a Adam y mientras él toca el piano con tu hermano yo puedo traer algo de pescado fresco de tu mundo.
El último comentario iba medio en broma, pero solo medio. En realidad no era la primera vez que se le pasaba por la cabeza, solo que necesitaba dar varios pasos primeros además de tiempo antes de llevar a cabo la idea que tenía en mente.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.