El Río

Sorteando las corrientes de aire y apoyándome en algunos edificios para impulsarme cuando esta son más fuertes, consigo llegar a escuchar el sonido del caudal del río a su paso por la ciudad, inalterable, quién sabe cuánto tiempo lleva regando Rocavarancolia y alimentando a las criaturas y a la noche con su líquida música. Música esta endulzada con un olor que me encanta, pero con un deje desconocido para mí. Incluso tiene un cierto toque elegante el bajar al suelo según me voy transformando con mi oscura ropa y la capa de pelaje de lobo ondeando tras de mí, aplacándose al llegar a la fría roca de la ciudad. Aspiro esa fragancia a sangre y mis ojos se van hacia el punto del que proviene: una sombra volcándose sobre el río, bebiendo quizás. Me ato la capa a cintura y preparo el hechizo cegador mientras me acerco a la criatura sin pisar el suelo, con mi cuerpo medio difuminado en tinieblas. Es humanoide, pero con patas de cabra y de cintura para arriba parece un mono, aunque no le faltan colmillos en la boca y garras en las manos. Y de una forma u otra me percibe, me huele, lo que sea, pero se gira y me chilla con las fauces aún chorreando agua, aunque retrocede en vez de plantarme cara. <<¿Me tendrá miedo?>> pienso, planeando la estrategia a seguir, pero estos instantes de duda los aprovecha y se envalentona. Reacciono con rapidez y le lanzo el hechizo cegador, provocando que chille sin parar mientras recula, amenazando con echar a correr y despertar a todo bicho viviente de la ciudad. <<De ningún modo>> Desato el látigo y le alcanzo y apreso uno de sus brazos con habilidad, tirando de él hacia mí. Se debate furioso mientras intenta limpiarse la viscosa negrura de sus ojos pero solo consige arañarse un poco con sus propias garras. Consigo llegar hasta la criatura y abrazarlo desde atrás, empañándome con su perfume y sin percatarme casi de los ligeros arañazos que me procura en el torso con sus garras mientras bebo de él, sintiendo su corazón bajo mi brazo en su lucha contra mi sed, lucha breve y deliciosa, cálida y helada, lucha de contrastes. Y con las últimas gotas suicidándose desde mis labios, me separo de su peluda e inerte garganta sin soltar mi abrazo de su cuerpo. <<Qué bien sienta esto después de dos días...>> Me quedo un rato de pie, con el humanoide colgando de mis brazos, abandonado por el calor que da paso a cierto color rosado en mis brazos. Cuando siento que pasa el momento y me relajo, me lo echo sobre los hombros y me lo ato con el látigo <<Lo llevaré al burdel>> Me relamo por última vez, saboreando las últimas gotas de vida y me vuelvo a diluir en la oscuridad para volver a casa. Pero algo me atenaza a la vuelta... <<Es lo más parecido a un humano que he cazado... ¿Y si encontrase algún humano completo al que no esté atado ni yo ni nadie que yo conozca? Hum...Los olores de Erika y Cain son deslumbrantes, su sabor será igual... Si los sentimientos no influyen, cualquier humano que se me acerque y al que no esté atado olerá similar y correrá por su vida...Quiero probar la sangre humana...>>