El Río

Karime sonreía feliz sin saber a dónde se dirigían, simplemente pensando en las aventuras que les esperaban en cada esquina. Por fin, las niñas llegaron a un rio, pero, antes de que Karime pudiera emocionarse por la perspectiva de agua fresca, unos ruidos la alertaron de peligro y rápidamente cambió su actitud despreocupada a una seria. En esos momentos, su mirada, junto a su maquillaje, corrido después de dos días, la hacía ver del todo amenazante.

Observó concienzudamente a los desconocidos, que parecía que peleaban por escapar con un herido al hombro de unas pequeñas bestias. “Son todo hombres.” Se dijo. “Solo uno parece ser de Libo, aunque no puedo estar completamente segura.” Añadió volviendo a mirar a Ariv, la cual era de otro planeta y morena. Aunque ya había comprobado por Ariv que en otros planetas la gente se cubría más, le impresionó lo abrigados que estaban los chicos de ese grupo. “¿Qué les pasará?”

Karime se escondió detrás de una gran piedra arrastrando a Ariv con ella y observó al grupo de chicos. Parecían estar unidos y seguramente deberían tener una líder o alguna chica en el grupo, por lo que K pensó que lo mejor sería seguirlos. “Seguro que son más. Sabrán donde hay comida.”

- Tienes razón, Ariv. Ellos sabrán donde hay comida. Les seguiremos hasta su guarida o donde quiera que vivían y entonces hablaremos con la chica que esté con ellos. No creo que le importe que nos quedemos. A lo mejor hasta encontramos a alguien de nuestros mundos entre ellos.- le susurró mientras comenzaba a seguir cautelosamente al grupo, con las armas en guardia e insistiendo en que Ariv fuera detrás.


Sigue en el Torreón Maciel.

Giz llegó al río una hora después de marchar hacia el castillo. Había pasado allí el tiempo justo para saludar a Miloslava, comprobar que el engendro dormía con normalidad y recoger los cuatro gatos venenósos, que ya habían crecido lo suficiente como para estorbar en el castillo y defenderse por si mismos. De hecho, ya se habían empleado en más de una rata de las mazmorras.

Giz los sacó de la caja. Podrían pasar por gatos normales de no ser por las pequeñas manchas aleatorias que tenían en el pelaje, de colores rosas, amarillos y verdes fosforitos. Miloslava le había explicado que muchos animales terrestres tenían colores llamativos como aviso de lo mortalmente venenosos que eran; los gatos solo provocaban urticaria, pero Giz pensó que los colores podrían servir para espantarles algún que otro depredador. Uno de ellos, el primero que creó, no tenía pelo normal, tan solo las partes de colores chillones. El resto era calva. Había debido de tocar algo sin querer y no fue consciente hasta que nació. Sin embargo, salvo por su extraña calvicie, el gato no tenía ningún problema relevante.

Por si acaso, y a pesar de que pudiera ser como hacer trampa, Giz les había puesto varias runas protectoras. Así tendrían los primeros días (o las primeras horas) una pequeña ventaja que favorecería su adaptación. Giz observó como los gatos más normales se acercaban a beber agua, mientras que el otro, el calvito, se alejaba del río. Se vio tentado a seguirlo, pero decidió que era mejor dejarlo estar. Acabó dando la vuelta y dirigiéndose a la ciudad por otro camino. Aprovecharía para dar un paseo.

Desde que había empezado con la genemagia, ya era la segunda vez que Giz se acercaba hasta el río con diferentes animales. Esta vez traía consigo una pecera flotante con cuatro gatos dentro. De aspecto eran bastante normales, no había tocado los colores del pelaje ni nada y únicamente se diferenciaban de un gato normal por unas branquias que se abrían paso en el cuello, bajo la mandíbula. Uno de ellos tenía algunas escamas salpicadas por el cuerpo debido a un pequeño fallo que, por suerte, solo le afectó estéticamente. El asreniano era consciente de que los gatos no estaban hechos para el agua, pero era la especie que tenía más a mano para practicar con las branquias y prefirió ir a lo seguro.

Sacó al primero de los gatos de la urna y lo hizo levitar hasta colocarlo sobre la superficie del río y dejarlo caer dentro. Nada más entrar en el agua, el gato chapoteó intentando sacar la cabeza a la superficie. Tardó un rato en darse cuenta de que si lo hacía se ahogaba, pero acabó sumergiéndose. Hizo lo mismo con los otros tres gatos.

Dejó que nadaran y fueran para donde quisieran, igual que había hecho con los venenosos que había soltado antes, y sacó un papel que traía enrollado al cinturón. Era un mapa de la ciudad, con una serie de encantamientos ligados que lo convertían en algo así como un localizador de los animales que había ido soltando. Solo tenía que aplicar el hechizo de buscar por genoma sobre él y unos puntos verdes le indicaban el lugar en el que se encontraban.

Primero buscó a los gatos que soltó la vez anterior, para descubrir, algo apenado, que habían muerto todos menos uno, que pululaba todavía en otro punto cercano al río, probablemente en la zona que Giz los dejó. Mientras realizaba de nuevo el hechizo para buscar a los gatos de agua, vio como el agua se removía en la superficie del río y escuchó un maullido ahogado y un chapoteo violento. Uno de los gatos intentaba salir, pero alguno de los seres del río tiró con fuerza de él hacia abajo.

A Giz no le sorprendió ver después que, en lo poco que había tardado, de los tres puntos que debería mostrar el mapa solo quedaba uno, que en apenas unos minutos más, desapareció también frente a sus narices. Estaba claro que pasaría algo así. <<Me esmeraré más a la próxima>> y con ese pensamiento, y cavilando la posibilidad de pedirle a Nia muestras de ADN de alguna de sus mascotas, el asreniano se fue por donde había venido.

Me costó creer que el traidor no viviera en una ciudad, realmente no sabia mucho sobre los otros nublinos, realmente la única información de la que disponía era que cambiaron sus creencias por la adoración de Rocavarancolia.


Estaba un tanto excitado siguiendo a Shizel dirección al rio, ¿!como es que no sabía nada sobre aquel río?¡ si se sabia sacar provecho un rio era una importante fuente de recursos, aunque sabiendo como era todo en la ciudad a saber como era aquel rio…


Durante el camino fui explicando más o menos lo que podíamos encontrarnos en un río y como podíamos intentar capturarlos. Le expliqué a DL con burla lo que era un pez: un animal cubierto de escamas como los reptiles pero que solo pueden vivir bajo el agua.


Oír el cauce del rio me trajo muchos recuerdos de antaño. El lecho del rio era pedregoso y el rio parecía profundo y bastante bravo. Le pedí a mis compañeros que miraran como lo hacia y que intentaran imitarme. También insistí en la importancia de quedarse inmóvil y en silencio. Inspeccioné y busqué un lugar con poca profundidad y ya pude ver algunos peces, que salieron huyendo en cuanto me metí. El agua no alcanzaba a llegarme hasta las rodillas y comenzó la espera. Preparado con las piernas abiertas y con las manos atentas a que algún pez se atreviera o fuese lo suficientemente estúpido de pasar entre mis piernas. La espera fue larga y casi sentía como los demás me miraban con suspicacia ante mi demostración de pesca, pero de repente con un movimiento rápido saqué un pez de unos 30 cm del agua y me dirigí rápido a la orilla donde le di un golpe seco en la cabeza, matando el pez.


“Es importante agarrar el pez lo suficientemente fuerte para que no se escabulla y no demasiado para no destriparlo – le explique mientras mataba el pez- Si no os veis muy seguros de que podáis hacerlo podeis buscar debajo de las piedras, lo mas seguro es que haya cangrejos o algún otro bicho jugoso, quizas sea lo más facil ya os digo que esto es cuestión de suerte, agilidad y paciencia...sobre todo mucha ¡paciencia!- dije mientras volvía a entrar en el río-“

Todas las explicaciones dadas por Wintel que había decidido acompañarlos al igual que Branniel, resultaron un poco confusas para DL al comienzo, siendo que no había visto un rió en su vida. Pero teniendo en cuenta la de cosas que se había encontrado en esa ciudad desconocidas para el, otra mas a la lista no le era del todo sorprendente, solo esperaba que no fuese algo similar a esa playa y ese mar de la vez anterior sino lo iba a tener complicado para pescar esos dichosos peces reptilineos. Con esa descripción el imaginarse a un reptil acuático con enormes colmillos capaces de arrancarte un brazo no le fue tranquilizador, mas teniendo en cuenta que fue precisamente en el rió donde YR perdió su pierna.

Cuando llegaron al rió y Wintel se acerco al agua, a la que DL observo con desconfianza y cierto alivio al ver que no era una segunda playa, fue algo que no duro demasiado siendo que ese lugar aprecia bastante profundo lo que indicaba que podía esconder cualquier cosa en las profundidades. vio con asombro como el nublino se metía en el agua, ¿en serio? ¿Donde estaba la poca cordura que había mostrado rato antes en el enfrentamiento contra los cosechados aquellos?

-¿Crees conveniente meterte en un lugar, donde el segundo día de ser cosechados, apareció un compañero nuestro sin pierna? Sea lo que sea ten cuidado y no te confíes tanto-añadió alzando una ceja viendo desconfiado el agua y el movimiento de esta, como si en cualquier momento fuera a salir algo de ahí. Tal vez se preocupaba demasiado os e estaba volviendo tan paranoico como RR, pero dado todo lo que había pasado en ese día, lo raro seria no estar con los nervios de punta. Se dio un buen susto cuando Wintel se movió de su estado de parálisis en medio de la orilla y salio con un a cosa resbalosa y que se retorcía, con ojos grandes, acuosos y cubierto de una fina capa de escamas. "¿Reptil?" pensó confundido al ver a la criatura siendo apaleada contra el suelo como si fuese un trapo sucio. DL la miro fijamente agachándose junto a la criatura y sacando su saco que usarían como transporte para lo que cogieran. Al abrirle la boca a aquella cosa y observar que tenia finos dientecillos puntiagudos le miro con desconfianza extrema

-Esta cosa tiene dientes puntiagudos, tened cuidado lo que pilláis por ahí - dijo DL que no pensaba acercarse al agua a no ser que fuese necesario. Prefería tratar con los dichosos cangrejos a los que ya les tenia cogido el truco de algún modo por su pelea con ellos en la playa, eso si, cuando vio a uno, tras algún rato buscando apartando piedras, le sorprendió ver que era ligeramente diferentes de los de playa. Por ese descuido por poco se le escapa, por suerte fue lo bastante rápido para darle un golpe con el mango de katana. Eso si, le costo lo suyo cogerlo sin quedarse sin dedos y agredecio tener guantes mientras metía al condenado bicho pinzón en la bolsa- Todo en esta ciudad intenta atacarte, hasta la comida- comento mientras seguía buscando mas de esos cangrejos por la orilla los cuales parecían tener motores por lo rápido que corrían para meterse en sus agujeros. Para mala suerte de estos, DL era increíblemente terco en cogerlos ganándose en alguna que otra ocasión que se le quedaran enganchados en el guante, intentando dejarlo con un dedo menos.

Durante el camino hasta el río, Wintel fue explicando lo que era aquello, preferente a DL, debido a las características de su mundo. Me pregunté algo turbado cómo sería vivir en una ciudad tan grande como la de FONERA sin salir nunca de ella, acostumbrado a vivir plácidamente pastoreando linacs.

Cuando llegamos al río asistimos a una representación de Wintel acerca de cómo pescar. Como todo en aquella dura Rocavarancolia, el río era profundo y peligroso. «Me pregunto qué monstruos vivirán en la parte profunda...» pensé con pesimismo.

Tras la escena, cada uno decidió intentar conseguir comida de la forma que mejor pudiese. Decidí usar la espada como una especie de arpón con el que ensartar peces, esperando poder pescar los suficientes para que no pasásemos una cena demasiado escasa.

No obstante, pronto quedó evidente que no iba a resultar tan fácil. Fracasé estrepitosamente unas cuantas veces, acando bastante frustrado y enfadado. «¿Es que no sólo no voy a poder comer sino que ni siquiera voy a conseguir cenar?», pensé, gruñendo.

Al final me di cuenta de que cerca había un pez grande cerca mía. Entusiasmado con la posibilidad de conseguir esa presa, me quedé especialmente quieto, con la espada preparada y apuntándolo. «Indudablemente va a ser una cena jugosa».

Intenté ensartar al pez con fuerza, pero unas milésimas antes el animal dio un rápido coletazo y huyó río abajo. No obstante, el arma se me resbaló del impulso y salió disparada, clavándose a menos de un palmo de la pierna de Wintel. Abochornado, fui allí y la envainé.

—Ehm, mejor me voy a cazar cangrejos...

El rumor cantarín del río le devolvió un poco el buen humor a Shizel. "Estás en casa", parecía decirle persuasivamente. A punto estuvo de zambullirse sin quitarse siquiera parte de la ropa cuando miró la zona más turbia y se acordó de YR.
"No, gracias", pensó, y fue a buscarse un sitio cerca de la orilla para evitar tentaciones. No hizo ademán de unirse a sus compañeros en su caza y captura de la cena: una cosa era cocinarla, vale, pero pescarla y todo... Eso ya era tomarse demasiadas molestias.

Mientras sus compañeros se afanaban en recoger cangrejos y algún que otro pez él se animó a probar un hechizo de niebla mágica. Le costó los intentos suficientes como para empezar a dudar sobre si lo había copiado bien, pero un repentino desajuste entre lo que sentía y lo que veía le informó de que por fin lo había logrado. Sus iris azules desaparecieron bajo una capa de bruma.

"¡Es la caña!", pensó. Aunque su boca sonreía, sus ojos estaban envueltos en niebla, inexpresivos y carentes de vida.
Desplazó su mirada hasta donde se atrevió sin marearse, probando desde diferentes ángulos y cuando se atrevió debajo del agua. Podía sortear obstáculos, y las condiciones de luz parecía que no afectaban a la nitidez de su visión. Era mareante a más no poder, pero si aprendía a dominarlo...
Con cuidado, probó a hacer diferentes gestos e incluso a levantarse. La sensación era extraña, como si fuese un titiritero que manejaba a su propio cuerpo con hilos invisibles. Se le antojó inquietante y decidió dejarlo por el momento; el terreno era accidentado y podía arriesgarse a una poco elegante colisión con el suelo. Divertido, se tapó los ojos ostentosamente y empezó a dar instrucciones a sus compañeros sobre hacia dónde se escabullían los cangrejos y los peces. Era parecido a los trucos que solía hacer antes de descubrir allí lo que era la magia de verdad.

Cuando por fin se cansó del juego se recostó contra el árbol a cuya sombra se había quedado. Si cerraba los ojos un momento las voces de sus compañeros se desdibujaban, y casi podía confundirlas con las de antiguas amistades en Idris; y el rumor del río con el de cualquier canal.
"Céntrate", se dijo, y volvió a abrirlos. Sacó unas hojas de papel que había birlado de entre los folletos de RR, junto a un lápiz improvisado con una plancha fina de grafito envuelta en un trozo de madera moldeada con magia. Se mordisqueó el labio un momento antes de empezar a poner por escrito la información que DL le había relatado por la mañana.
"La frivy hace magia." Rodeó el nombre con un círculo. "El nublino daba las órdenes..." Dibujó una corona en miniatura por encima de la palabra. "Y había un armario con pelos por algún lado." No se le ocurrió ninguna forma de simbolizar eso que no resultase gráficamente inquietante.
Tuvo que pararse ahí. La información que le había dado DL sobre el grupo se le antojaba fragmentaria e incompleta: en la narración le habían faltado matices que quizá pudiesen suponerles ventajas, y que un idrino probablemente sí habría podido darle. Ante la falta de datos empezó a rumiar estrategias.

Fuese como fuese, la solución más obvia era ir lo más temprano posible a por las cestas al día siguiente, pero a Shizel no le parecía buena idea que simplemente él o Karime se uniesen abiertamente a la excursión; era como tirar a la basura el factor sorpresa. "Canta mucho que vengan exactamente los del día anterior menos una o dos personas más. Para disimular deberíamos ir en pelotón, pero cualquiera deja el torreón desprotegido", pensó preocupado. Empezó a dibujar de memoria un plano a partir de la zona cercana a la plazoleta, tratando de recordar si había algún edificio alto, a buena distancia del punto de recogida, desde el cual uno pudiese interceptar las cestas por levitación sin riesgo de encontronazos. Le parecía un plan más seguro que un choque directo con el otro grupo, y las azoteas ya no eran ninguna frontera ahora que tenían a su alcance la manera de caminar sobre el aire.

Para comer había que sufrir. Cada vez tenia mas asumida esa maldita frase, y ya era raro que no hubiera sufrido hasta ahora por poder comer, tras meses en esa ciudad. Ahora les venían todos los males de golpe. DL no tenia cosa mejor que hacer que maldecir con insultos propios de su mundo a los condenados, escurridizos y vengativos cangrejos que conseguía coger, no sin acabar medio mojado y embarrado hasta las rodillas, pues a veces lo hechizos para hacerlos levitar o dejarlos paralizados no funcionaban ya que se escurrían y correteaban como crías de blatta. Pensamiento al que no le dio mucho importancia en su mente o le seria imposible comerse mas tarde dichos crustáceos.

Con el añadido que cuando se sentían amenazados se ponía en una pose de pelea amenazándolo con las pinzas, haciéndole a la vez gracia y que mirara al peor a los condenados cangrejos. Era estúpido, realmente estúpido estar peleando contra un bicho de ese y viéndose desde fuera resultaba mas un chiste que una caza por comida. DL agradeció mil veces el tener los guantes o hacia rato que se habría quedado sin dedos.

-¡La madre que te pario! -sacudiendo la mano,ya que al coger a uno de los crustáceos que llevaba algunos minutos intentando paralizar le metió tal pellizco con las pinzas que atravesó incluso hasta el guante, no lo suficiente para amputarle el dedo por suerte pero el pellizco se lo llevo- ¿No hay un solo bicho en esta ciudad que no ataque a uno?- dijo metiendo el cangrejo en la bolsa donde los estaba recogiendo tras darle un golpe para dejarlo muerto. Había recogido varios en todo ese rato, aunque no era suficientes para todos debido al tamaño, pero estaba hartándose. Tenia que ponerse a cavar, lanzarles hechizos que lo agotaban, y que no había perdido ya todos los niveles de maga pues tenia algunos cristales cargados, o levantar piedras incluso para encontrar sus agujeros. Descansando unos segundo vio a como les iba a los demás, alzando una ceja con un leve tic nervioso al ver que Shizel se encontraba sentado cómodamente en la sombra. ¿Estaban de vacaciones o algo así?.

-¿Se puede saber que haces ahí sentado en vez de buscando comida?- pregunto mirándolo alzando una ceja, dejando la bolsa con los cangrejos a su lado. El tono sonaba a represalia todos buscando comida y el allí sentado,esperaba que al menos tuviera un buen motivo- Lanzale un hechizo a la bolsa para enfriarla y poder mantenerlos frescos hasta que lleguemos a Maciel, los peces como no se enfríen empezaran oler- dijo viendo que con mucho esfuerzo había algunos peces mas cogidos por Wintel en la bolsa- Lo haría yo, pero mis niveles mágicos ahora mismo están un poco bajos, voy a descansar un momento -añadió y se agacho a su lado para descansar un poco, no era de hierro y había lanzado varios hechizos seguidos dejándolo algo cansado así que repondría fuerza unos minutos y de paso se enteraría porque Shizel parecía tan pensativo, antes de volver con sus amigos cangrejos. Eso si ya no mas magia.

Shizel levantó la vista del papel en el que estaba garabateando y bufó en dirección a DL.
-¡Estoy trabajando!- se quejó-. ¡Os estaba diciendo dónde estaban los bichos!

No obstante hizo lo que el foner le pedía y congeló el interior de la bolsa. No tuvo tantos problemas como con la niebla mágica, pero lo atribuyó a que se trataba de un hechizo más fácil. DL le hizo alguna pregunta sobre sus apuntes, que el idrino contestó con respuestas más o menos vagas. Suponía que tras todo lo sucedido ese día Karime estaría un poco imprevisible, y necesitaban saber qué iba a hacer la libense al día siguiente; Shizel no se fiaba de ir él levitando a por las cestas si la chica no les hacía abajo de niñera al resto del grupo, así que lo que le contó a DL lo hizo con tintes de plan posible pidiéndole su opinión por el camino.

Cogió un par de piedras del río y empezó a moldearlas con magia, canturreando el hechizo por lo bajo mientras trazaba los movimientos con la otra mano. El idioma idrino estaba compuesto tanto por palabras como por gestos que tenían lugar simultáneamente: Shizel sospechaba que ahí residía la razón por la que tanto Saren como él tenían mayor facilidad para memorizar unos hechizos que a fin de cuentas se componían de lo mismo. A aquellas alturas había descartado que la diferencia de habilidades al respecto entre los macieleros se debiese solo a eso, pero creía que era un factor importante. En ocasiones se sentía igual que como si estuviese aprendiendo un dialecto nuevo, cuyos hablantes habían desaparecido hacía mucho y sólo hubiesen dejado su legado en libros. Aún a veces cuando hacía magia Shizel tenía la impresión de que estaba haciendo el ridículo hablando solo.

Cuando hubo terminado guardó el objeto resultante en el bolsillo del pantalón y entrecerró los ojos mientras miraba al cielo. El sol ya no pegaba tan fuerte como cuando habían llegado, así que calculó que habían pasado ya un par de horas allí. Se levantó sacudiéndose la tierra de la ropa, y dio un silbido para llamar la atención de los compañeros que aún trajinaban en el río.

-Nos da tiempo a pasar por Letargo... Puede que les sobren muebles, y materiales para reparar las paredes. Y nosotros les prestamos armas, así que deberían devolvernos el favor- se encogió de hombros con cierto cansancio-. Si nos dicen que no, nos tocará volver a los viejos tiempos de desvalijar barcos y edificios.
Sintió una punzada de culpabilidad por dejar el torreón desprotegido mientras tanto, particularmente por Ariv que era la más pequeña. Aunque la sinhadre tenía trucos bajo la manga y se sabía defender, no se podía decir lo mismo de Aleksei y Marina.
"Karime está con ellos", pensó para tranquilizarse a sí mismo. Les dio a sus compañeros algo de tiempo para prepararse y luego se pusieron todos en marcha en dirección norte.

Sigue en el Torreón Letargo.

La caza y pesca de comida había sido bastante fructuosa y tenia alimento para al menos ese día y parte del siguiente, al menos para llenarse el estomago justo con el contenido de la cesta que obtuvieron. La bolsa de Dl estaba rebosando tanto de cangrejos como de peces y ya no cabía nada mas en esta, ahora fresquita gracias al hechizo de Shizel. El cual estuvo contándole lo mejor posible su planes, bastante interesantes y mas seguros que el ir todos directamente por las cestas dejando a la vista sus cartas. DL estaba pensando en ello cuando Shizel les llamo, percatándose en esos momentos que habían estado un rato largo en el lugar que hasta el astro brillante se encontraba bastante alto en el cielo ya.

-La vez que fuimos no es que tuvieran muchos muebles, ellos duermen todos en un mismo espacio a diferencia de nosotros- añadió DL mientras se cargaba la bolsa con la comida bien sujeta al hombro, mientras todos se preparaban para por ir al otro torreón. Con suerte, obtendría algo de esa salida, ya fuesen muebles o información- Tal vez ellos también se hayan topado con los chicos nuevos y puedan decirnos algo de ellos- añadió DL, pues lo veía como una posibilidad, la información podía ser valiosa, mas cuando estaba la comida y supervivencia de cada grupo en juego.

Sigue en Torreón Letargo.

Sentí como se me encogió el corazón al ver la espada de Branniel clavarse en el lecho peligrosamente cerca de mi.


“¡¿ Es que los peces de tu pueblo tienen forma de piernas ¿! Creía que me habías dicho que sabias pescar ¡ - dije sobresaltado, mientras el nublino salía del rio-“


Aquella demostración de pesca demostraba que los nublinos de la calaña de Branniel había perdido totalmente la sintonía con la naturaleza ¿Pescar con una espada? ¿en serio?


Pude capturar otros dos peces antes de que Shizel comenzara a hacer su demostración de magia, me era imposible concentrarme aunque casi había aprendido a tolerar a los que estúpidamente condenaban su alma al usar magia me ponía nervioso que usaran magia cerca de mí ¡!y de qué hablar si a alguno se le ocurriera usar magia sobre mí ¡!. Así que me alejé una distancia prudente del grupo y comencé a recolectar algunos caracoles marinos que estaban adheridos a las piedras.


Al cabo del rato el grupo decidió partir hacia el torreón de Pablo, recordaba lo que sucedió la ultima vez que fui y por ello no me hacia mucha gracia la idea…


Sigue en Torreón Letargo.

Mediodía de un día cualquiera. Dirke no estaba muy contento con la gente que había llegado nueva a la sede y sentía muy a menudo la necesidad de salir fuera. En un puñado de días había visto más llamas moviéndose de las que preferiría y el pequeño poltergeist distaba de ser un repoblador agradable. <<Creo que tiene el peor carácter de todos os que he conocido hasta ahora>>. Y además disfrutaba tocando las narices, el alemán ya no podía ni descansar tranquilo en el salón. No desde que casi le cae una silla en toda la cara. Dirke sabía lo justo, que Tap tenía un odio absurdo a las especies mayores, pero tampoco quería averiguar mucho más. Estas y otras cosas eran las que lo traían continuamente al río, los jardines o el cementerio.

En esta ocasión se había decantado por el agua y disfrutaba de la paz del lugar. Como siempre, empezaba metiendo los pies en el río y se relajaba intentando hundirlos, mientras que la ley de flotabilidad de la madera los subía para arriba. Al alemán le resultaba un poco decepcionante no poder bañarse como antes de la cosecha, pero si algo sabía hacer Dirke, era disfrutar hasta de la deshumanización que había traído la luna. Y por eso, como siempre acababa haciendo, saltó al agua con fuerza y dejó que el liquido lo empujara hacia arriba y lo elevara un par de centímetros en el aire para acabar flotando bocarriba en la superficie. A veces se sentía un poco pez, otras simplemente un poco leño. Igualmente era divertido.

Su piel no tardó en tornarse madera y, como guinda, Dirke hizo brotar un par de nenúfares de sus costados, para que le hicieran compañía en su viaje por el río. Pocas cosas había más relajantes que dejarse llevar por la corriente. El culmen fue la vez que se le subió un gato-pez encima.

El río estaba bastante tranquilo, pudo ver brillar peces bajo el agua, como era que brillaban no lo sabia y dado que lo brillante solía ser peligroso por lo general prefería quedarse sin saberlo. Camino un poco por la orilla apartando piedrecitas en el camino y espantando a los cangrejos de menor tamaño que salían corriendo a esconderse, los mas grande por el contrario se ponía en pose defensiva, causándole gracia. Rabia estando andando por algunos minutos cuando algo en el río llamo su atención, en una ciudad donde donde lo que mas abundaba era la piedra y las alimañas, ver un tronco flotando en el río era un poco peculiar, mas si dicho tronco tenia forma humanoide.

DL se quedo viéndolo curioso, en un principio no lo distinguió, al fin de cuentas aprecia un tronco de forma curiosa con plantas acuáticas flotando a los lados. El momento que se dio cuenta de que dicho tronco estaba vivo y que era precisamente su compañero de torreón fue cuando el movimiento del agua le permitió verle la cabeza a Ramas. La curiosidad supero a DL, pues había confundido al chico árbol con una madero flotante hasta que le vio la cabeza.

- ¿Ramas? Eres sorprendente...ni me había dado cuenta de que eras tu- dijo un tanto sorprendido, había visto al chico por el torreón, pero este tenia un aspecto mas humano, ahora aprecia madera, simplemente. El cambio era notorio y eso atrajo la atención de DL pues había conseguido camuflarse con bastante facilidad. Ademas, otra cosa que le resultaba peculiar, era el hecho de que el chico se metiera en el río como si nada teniendo en cuenta los peces, y a saber que otros bichejos, pululaban  por allí abajo- ¿No temes que algo te ataque desde el fondo del río?- pregunto sintiendo una desconfianza natural ante lo que desconocía y tal vez algo de envidia al verlo flotar de forma tan apacible, preguntándose si el podría hacer lo mismo que este, flotar y obtener ese cuerpo arbóreo.

Dirke sonrió de oreja a oreja cuando escuchó al cambiante llamarle por su nombre rocavarancolés y le saludó alzando únicamente un brazo. Flotar era un chollo en ese sentido, pues si su cuerpo siguiera las leyes de la física anteriores a la luna, el alemán no seguiría tumbado tan ricamente. Devolvió su piel a su textura habitual y dio un par de brazadas para alcanzar la orilla. Se giró, para seguir flotando bocabajo, y apoyó los brazos y la cabeza en tierra.

-No sorprendente-comentó divertido-. Solo un árbol-se encogió de hombros lo mejor que pudo en esa postura y se quedó mirando al muchacho. A pesar de que jamás había visto a Yip disfrazado como DL iba, el hecho de que ambos fueran cambiantes le traía recuerdos del asiático loco-. A los peces malos no les gusta la hierba y los que comen hierba no están acostumbrados a que la comida les pegue-soltó una carcajada suave y luego inquirió con curiosidad-. ¿Qué te trae por ahí? ¿Vienes a ponerte agallas?-no estaba seguro del todo, pero suponía que eso entraba en las capacidades del cambiante.

Se acuclillo en la orilla cuando vio Ramas acercándose nadando, flotando rápido mas bien porque hundir no se hundía ni aunque quisiera.

- De donde vengo los arboles no abundan -añadió sonriendo pareciendole curiosa su forma de hablar, notaba que hablaba diferente al resto de personas que había conocido aunque no entendía el por que siendo que el debería poder hablar igual que todos por el agua de la fuente. Pero prefirió callarse su duda no lo veía como algo que decir, no fuese a ser algo que le ofendiera, ademas las palabras del chico-árbol le hicieron gracia, casi sentía lastima por los peces, casi. Las siguientes preguntas llamaron la atención del cambiante que le miro curioso- ¿Hacerme agallas? No sabia que podía...no lo intente aun-admitió pues no había pensado mucho en ello siendo que no era precisamente cercano al agua, al menos no al agua donde era fácil ahogarse sino sabias nadar-Aun estoy aprendiendo, soy un poco torpe, necesito poder ver algo para poder ponérmelo, a veces tocarlo, sentir la textura...- dijo mirando al chico árbol con atención, con una sonrisa pues la idea de hacerse agallas no estaba mal, aunque claro para eso necesitaría tener también un interior capacitado para respirar bajo el agua y eso era mas complicado sino tenia donde fijarse- Aun no puedo hacer mucho...- añadió sonriente mientras cambiaba su piel de color y de textura era lo que mas fácil le resultaba de tantísimas que lo había hecho y era algo nimio aun, cambiando su tono de piel a un plateado y colocándose escamas de reptil por algunas zonas de su cuerpo, mostrandole- No llego al nivel de Mephis ni por asomo, no se si la conocerás...-añadió volviendo su atención a Ramas- Me preguntaba cuando te veía si seria capaz de ser como tu, osea, tener un cuerpo que flote- dijo riéndose al imaginarse a si mismo así, cosa bastante complicada.

-Ya... Fonera es un lugar triste-dijo con un deje que podría parecer incluso triste-. Todos los lugares deberían tener árboles. Convierten los paisajes en algo mágico-compartió su particular pensamiento en voz alta y tras eso, se dedicó a prestar atención a las palabras del muchacho para no perderse-. Pues si tú no sabes si puedes hacerte flotante... yo sí que no lo sé-soltó otra carcajada mientras pensaba cómo podría hacer DL eso-. Hmm... ¿Sabes los pájaros? Tienen una cosa que se infla en el cuello. Podrías hacer una papada gigante alrededor del cuello igual y la llenas de aire. Serías un flotador con una cabeza en lugar de un agujero-la imagen mental que se había fabricado era demasiado divertida como para ignorarla.

Olvidándose por unos instantes de que el resto de transformados no flotaban, agarró a DL y lo tiró al agua.

Imaginarse a si mismo con una bolsa en el cuello como algunos pájaros y anfibios resultaba perturbador, no , no en el caso de crearse en su propio cuerpo algo que le permitiera respirar bajo el agua tendría que ser similar a los peces, algo interno y para recrear eso debía saber bastante sobre el organismo del que intentara sacarlo. Necesitaba aun muchos conocimientos para ser capaz de crear órganos funciones que le permitieran respirar bajo el agua, peor lo metería en su lista de futuras cosas por aprender hacer.

Así estuvo varios segundos inmerso en sus pensamientos y futuros planes, tan espaciado que no noto el momento en el que Ramas le jalo y lo tiro al agua. Fue precisamente el sentir el frío de esta calándole todo los huesos que noto donde estaba, horrorizándose absolutamente, mas al notar, que bajo sus pies no había nada, no tierra, no llegaba a pie y para variar se hundía, como si fuese una piedra. En un ataque desesperado por no tragar agua y con temor a que cualquier cosa que hubiese allí abajo lo atacase salio  flote a duras penas agarrándose a lo primero que tuvo a mano, es decir a Ramas, tosiendo el agua que había tragado de forma compulsiva.

- ¿Te volviste loco?- Dijo con un tono espantado agarrándose al chico importándole mas bien poco el ridículo que esta haciendo, aquello era nuevo para el, demasiado nuevo- Tu flotas, yo no, no hagas eso de pronto -pidió intentando calmarse lo máximo posible y no culpar al chico, aferrándose cual lapa a Ramas, porque el agua parecía querer tragárselo hasta el fondo, su flotabilidad era nula ya que al verse rodeado de tantos y tantos litros de agua su cuerpo entero se paralizaba de forma bastante molesta. O al menos así se sentía el, no estaba acostumbrado a no sentir el suelo bajo sus pies, levitar era una cosa sentir que se ahogaba era escalofriante- Por lo que mas quieras Ramas....devuélveme a la orilla- dijo viendo esta demasiado lejos, pues su percepción del espacio por el ataque de nervios que tenia estaba atrofiándose, sentía la piel erizada en tensión abrazándose cual salvavidas a Ramas. Definitivamente cuando era torpe y hacia el ridículo, lo hacia en grande.