Mazmorras

Cuando el asreniano trajo el animalillo, el draco tan solo pudo mirar como Wen parecía ensimismarse con su nueva mascota. Aunque la chica no hizo realmente ningún comentario destacable, se notaba que le había gustado la elección del asreniano y el draco sonrió.
—Al final sí que vas a tener que abrir una tienda de mascotas, Giz —le dijo al goliat entre risas.

Noel puso su atención entonces en los descubrimientos de Giz acerca del hechizo para teletransportarse. Con genuina curiosidad e interés, pidió ver la composición del hechizo y su descripción y cuando el asreniano se la mostró, abrió considerablemente los ojos.
—Creo que es el hechizo más complicado que he tenido nunca delante —comentó tras soltar un breve silbido de asombro—. De hecho, no sabría ni por donde empezar. Sí que váis a tener que ocuparos Gael y tú de esto. Contad conmigo como primer sujeto de pruebas, sin embargo, cuando lleguéis a ese punto.

Tras finalizar todos los asuntos en el laboratorio, se dispusieron a salir para regresar al cuchitril. La vouivre seguía prestando atención a su nueva mascota y casi parecía ajena a lo que le rodeaba, así que Noel se acercó a ella, le dirigió una mirada y compuso una expresión de falsa indignación antes de girarse hacia el asreniano de nuevo, enarcando una ceja.
—Igual no era tan buena idea lo del lobo.

Sigue en el Cuchitril.

El camino al castillo no tenía pérdida. Contando esta vez ya lo había recorrido dos veces, aunque la primera hubiese sido dentro de un sueño. Al llegar a la puerta las cosas ya cambian, hay dos guardias apostados a la entrada que en el momento que nos ven cruzan las lanzas, nos detenemos y digo:

-Venimos a ver a Giz, el genemago,- pensé que diciendo eso nos dejarían pasar pero aun tuvimos que esperar un tiempo por un criado que abrió las puertas, nos hizo un gesto para saber qué queríamos y repetí lo que ya había dicho.

El criado asintió e hizo otro movimiento para que lo siguiéramos. Siendo sinceros el camino era como mínimo laberíntico, al final nos dejo delante de una puerta y se fue.

-Bueno, debe de ser aquí,- le dije al foner,- Vamos allá.- Golpeé la puerta un par de veces y pregunté,- ¿Hola? ¿Hay alguien?

Giz había acompañado a Gael al mercado a por el chocolate y, tras dejar la compra (y el vino) en el cuchitril, se desvió hacia el laboratorio. Para cuando llegó Stefan, él ya llevaba un buen rato ahí, trajinando con los aparatos y aplicando los hechizos de doma sobre las hienas trasgo. El goliat se asomó al pasillo y abrió la puerta. Reconoció a los novatos enseguida y les hizo un gesto para que pasaran hasta el fondo, donde se encontraba el despacho. Lean, el nublino deforme, y Miloslava estaban también ahí. Habían estado hablando largo y tendido los tres sobre sus diferentes mundos. Como solía ocurrir, tanto Liam como Giz habían acabado relegados al puesto de meros escuchas mientras la rusa se apoderó de la conversación con sus anécdotas.

La hiena con la que estaba trabajando en ese momento siguió a Giz y se asomó. Medía más del doble que las hienas de la ciudad y mantenía una pose encorvada. Su morro achatado olisqueaba el aire con la misma curiosidad con la que el asreniano solía hacerlo en la cocina cuando alguien usaba el horno. A un gesto de Giz, el animal se sentó en el suelo y el goliat pudo acercarse al os recién llegados sin que le siguiera.

—Alguien hay, sí—dijo en un tono más serio del que debería—. Giz—se presentó escuétamente al tiempo que les tendía una mano—. Buscáis algo. Decidme—lo primero debería de haber sido una pregunta, pero Giz no sintió la necesidad de preguntar algo tan obvio y, al pronunciarlo en voz alta, perdió cualquier entonación interrogativa que pudiera haber tenido.

Habían salido no mucho antes de Serpentaria tras que hubiesen preparado aquel pastel y allí estaba frente al castillo que a ojos de cambiante resultaba incluso mas imponente de cerca. Como ya se imaginaba la entradas las mazmorras tenían guardias. Por suerte los dejaron pasar en cuanto Enredo menciono a que venían, tras espera el ratito hasta que les abrieran la puerta y los guiaran por laberínticos pasillos "¿Que tiene esta ciudad con hacer zonas laberínticas?" pensó el foner cuando llegaron frente a una puerta y Enredo comenzó a llamar mientras DL miraba alrededor atentamente con curiosidad, al menos hasta que apareció Giz dejándolos pasar.

La atención del cambiante no tardo en posarse en el laboratorio, aparatos extraños y otros que le sonaban increíblemente familiar, una hiena de una envergadura bastante inquietante, comparándolas con las otras de la ciudad, paseándose por el laboratorio y aquel rincón dos personajes desconocidos totalmente por el cambiante. Su ojos se posaron de vuelta en Giz cuando hablo de nuevo cuando, confirmandolo mas que preguntando, señalo el porque de su visita. El cambiante miro por unos segundos a Enredo, bastante consciente de lo tímido que era,, por eso decidió hablar para destensarlo un poco n el caso de que estuviera un poco nervioso.

-El viene por algo, yo solo lo acompaño. Esta buscando un animal y averiguo que eres el único genemago de la ciudad, así que viene a preguntarte, y a pedirte, si es posible conseguir este pequeñajo de acá- añadió en suave siseo, mientras su cola se enrollaba en su cintura para que en movimientos incontrolable no golpeara nada. Tras eso cogió el libro de Enredo donde venia representado el panda rojo para mostrárselo al asreniano. Suponía que no seria fácil de conseguir aquella criatura, menos si venia de un mundo que sol se habría una noche al año, pero quien sabe si el genemago tendría sus métodos.

El propio genemago nos abrió la puerta, nos invito a pasar y la descomunal hiena me sorprendió, se comportaba tal que un perro, un perro de gran envergadura claro. Me presenté con mi nombre rocavarancolés y le estreché la mano al asreniano.

Contemple el lugar con gran curiosidad y vi jaulas y cosas por el estilo repartidas por la mazmorra, también estaban dos personas que no había visto nunca pero mi atención se dirigía irremediablemente a los animales de las jaulas. Por eso no me enteré de lo que dijo el goliat hasta que DL empezó a hablar.

-Oh, sí, cierto. Me gustaría hacerme con un animal como ese, venía por si por cualquier casualidad tienes un panda rojo. En caso de que no sea así tendré que esperar a que se reabra el portal a la tierra.- Hice una breve pausa.- A parte de eso también quiero darte esto,- le mostré la tarta,- es un agradecimiento por el día de la luna. La he hecho yo mismo,- sentí un ligero enorgullecimiento por ese hecho.- Espero que te guste,- completé con una ligera sonrisa.

Giz no había pasado por alto la tarta, pero no esperaba que fuera realmente para él. Cuando se lo dijeron, alzó las cejas y su rostro perdió parte de la seriedad ue reflejaba en un principio. Cogió el libro que le ofreció el acompañante escamoso del brujo y lo ojeó. El brujo ya sabía algunos inconvenientes de lo que quería y el genemago no tardó en decirles los que a lo mejor había pasado por alto.

—Espero que la tarta no venga con la segunda intención de ser chantaje, porque me la comeré igual y no afectará de ninguna manera al precio del encargo—explicó—. Como ya has dicho, si quieres un panda rojo como tal, vas a tener que esperar pacientemente a la próxima apertura del portal. Habría una segunda opción, que es modificar animales diferentes hasta hacerlos lucir igual, pero te aseguro que eso costaría más de lo que puedes pagarme. Cualquier modificación hecha al panda rojo, suponiendo que visites la Tierra y consigas muestras, te va a salir cara—Giz le hizo saber el precio de algo tan sencillo como hacer más dócil al animal o cambiarle el color del pelaje—. Ahora bien, supongamos que finalmente visitas la Tierra y llegas a uno de esos zoos que tienen. Están llenos de animales. La Tierra es un lugar muy inaccesible y a mí puede que me interesen muchos de los animales que la habitan—Giz pasó un par de páginas del libro que le habían ofrecido, curioseando. Ya conocía muchas de las especies que mencionaba—. Si estás dispuesto a trabajar un poco más, podría darte una lista de qué animales me interesan y reducir el precio en relación a la cantidad de muestras por individuo que me consiguieras traer (siempre y cuando lleguen sanas)—el goliat dirigió una mirada inquisitiva a Enredo—. ¿Qué te parece la idea? Creo que es un trato justo.

Parpadeé sorprendido, no se me había pasado por la cabeza que la tarta se pudiese tomar como una forma de chantaje así que me eché a reír, cosa que quitó todos los nervios que pudiese traer conmigo.

-No, no. Como ya he dicho la tarta es solo un agradecimiento, no tiene mas intenciones que ésa.- el asreniano comenzó a explicar las formas de conseguir al animal y rápidamente descarté la primera, demasiado costosa. Las modificaciones parecían tener precios razonables. Le estaba escuchando pero de repente volqué toda mi atención sobre él, escuché y medité el trato que me proponía y no tardé mucho en decidirme.- Es un trato más que justo y lo acepto encantado,- dije tendiéndole la mano.- Ahora solo me hace falta esa lista que decías y te traeré todos los que pueda cuando vuelva. Tengo que ir a la Tierra de todas formas, si además puedo hacer algo para rebajar el precio por mí perfecto,- dice sonriéndole al goliat por la perspectiva de nuestro trato.

Giz le devolvió la sonrisa por razones diferentes, realmente el trato no era tan justo. Las muestras que le iban a traer le saldrían baratas y poner al novato a trabajar para él le resultaba bastante provechoso. Ir a la Tierra requería una serie de medidas engorrosas que a Giz no le apetecía cubrir.

—Bien, pues gracias por la tarta y de nada por lo de la luna. Puedes dejarla sobre el escritorio, daremos cuenta de ella más tarde, que ahora estamos recién comidos—al tiempo que se giraba señalando a la mesa, hizo un gesto imperceptible a Miloslava. Ella sabría lo que significaba—. Si me dejas el libro, te marcaré las especies que necesitaré y te lo haré llegar de nuevo a Serpentaria en un par de días. Un placer hacer negocios—sobre todo por las muestras que conseguiría—. ¿Alguna cosa más?

Dejé la tarta en el lugar que me indicó el goliat y respondí:

-Sí claro, te dejo el libro. Pero a ser posible que el marcaje sea pasajero que si no Biblios me despelleja,- me reí un poco.- Volveré si eso unos días antes de que se reabra el portal para ultimar los detalles del trato.- y luego con una sonrisa,- y con el libro mándame las impresiones de la tarta, me gusta recibir críticas.

El foner le preguntó algo al asreniano y yo con algo de disimulo me puse a observar los animales, muchos eran interesantes y otros bonitos. Esperé hasta que terminaron y después nos fuimos.

-Pues yo creo que ha ido bien, tan solo me queda esperar. Y bueno, ¿tu tienes algo que quieras hacer? Por que puedo acompañarte si quieres.

No intervino durante la conversación de negocios de aquellos dos, solo estuvo escuchando pacientemente. Al final todo quedo en que debían esperar a la próxima apertura del portal para poder obtener tanto el panda como las muestras. Y fue ese hecho precisamente el que atrajo la atención del cambiante. Como genemago que era las muestras debían ser lo primordial para Giz, exceptuando los experimentos que hiciera luego con estas y a juzgar por como no había dudado en pedir muestras de animales de la tierra debía estar un poco obsesionado con el tema.

-Antes de que nos vayamos. Por un casual, ¿tienes muestras de F.O.N.E.R.A?- pregunto observandolo interesado en aquello, era el único mundo que podía decir que conocía y en el caso de recibir una negativa tal vez podría usarlo para tener algún trato con el genemago.

—No te preocupes, que haré llegarte la crítica con el libro. Seguro que está buena—. Giz estaba a punto de echarlos amablemente, excusandose en que tenía que seguir trabajando, lo cual era bastante cierto. Sin embargo, el acompañante reptiliano llamó su curiosidad con muy poquitas palabras—. Solo tengo muestras de foners, de los cosechados. ¿Por qué preguntas?—imaginaba la razón y, ciertamente, no le disgustaba la idea de agenciarse más muestras sin despeinarse.

Al parecer tenia muestras pero si solo eran de los foners aun le faltaban de las variadas especies inteligente y no tanto de F.O.N.E.R.A. El único problema es que el tenia aun cosas pendientes por hacer, sin contar que no quería volver a su mundo a ciegas, primero debía enterarse un poco de como iba aquello, pero no estaría mal dejarlo caer para un futuro próximo.

-Porque podría conseguirte muestras de algunas de las otras especies del mundo. A no ser quieras alguna muestra en especifico. - respondió en un suave siseo sin decir mucho mas al respecto no especificando exactamente cuando, pero si Giz era capaz de esperar casi un año por las muestras de la tierra dudaba que le fuera a importar esperar un poco por las de F.O.N.E.R.A.

A Giz se le iluminó la cara ante tal ofrecimiento.

—Me parece una idea genial. De momento me vendría bien tener genes de todas las especies cosechables que me faltan, como los savras, los auros y los blattas, pero cualquier ser vivo será un añadido útil a mi muestrario. Te pagaré por cada muestra útil que traigas. El precio inicial será algo más bajo que las terrestres, ya que F.O.N.E.R.A. es visitable cualquier día del año, pero valoraré también la dificultad y me aseguraré de que resulte un trabajo rentable—Giz había cogido carrerilla—. Me valdran pelos, escamas, trozos de piel, sangre... Incluso crías vivas, si así lo encuentras más sencillo. También me vendrá bien ver qué plantas crecen en ese mundo. Puedes pasarte por aquí cuando tengas algo, cambiante—había tardado en reconocerlo, pero una vez unió datos y recordó los escasos foners que había en la ciudad, no tuvo muchos problemas—. Ahora he de seguir con las hienas, pero sois bienvenidos aquí para seguir hablando de negocios.

El goliat los acompañó a la puerta y cerró bien cerrado. Una vez volvió con Miloslava y Lean, cogió la tarta intacta y la metió dentro de un terrario con hormigas fluorescentes de diferentes colores.

—No me fío—comentó simplemente, como si desperdiciar tartas para evitar envenenamientos fuera tan frecuente para él como lavarse los dientes—. No me miréis así... Mañana os traeré algo mejor que eso para compensar—. Cuando la tarta estuvo completamente cubierta por los insectos, Giz apagó las luces y observó con diversión la maraña de luces sobre la nata.

Sus palabras parecieron encender un interruptor en el genemago, toda la calma anterior usada para negociar con Enredo desapareció y comenzó a hablar tan rápido que al comienzo DL tuvo dificultad para seguirlo. Aun así se quedo con lo que necesitaba, y en cuanto pudiera obtendría las muestras.

-Bien, entonces volveré en cuanto tenga algo- añadió antes de finalmente salir de allí junto a Enredo que ya esperaba en la entrada y mirándolo atentamente cuando le pregunto sobre sus planes- Tengo planes si, pero bueno antes me gustaría volver a Serpentaria. Tu ya preparaste tu tarta, ahora me toca a mi- añadió con cierta diversión, no lo había hecho antes pues no sabia cuanto tiempo llevaría lo de Enredo, pero ahora si tenia tiempo suficiente.

Sigue en Sigue en la Torre Serpentaria.

RR contempló el interior de las supuestas mazmorras con ojo crítico e interesado. Había conseguido llegar allí tras disuadir a un corpulento guardia de que no constituía ningún tipo de amenaza, y que acudía allí única y exclusivamente a visitar al llamado genemago Giz por motivos de negocios. En aquellos precisos instantes, alcanzaba su destino junto a un guardia que le servía de guía. Se alegraba de volver al subsuelo, a decir verdad, aunque los muebles y utensilios le provocaban un cierto picor de intranquilidad en la parte anterior del cerebro. Sobre todo lo perturbaba la visión de las aberrantes bestias que moraban en el interior de las jaulas. Recelaba de las hienas, en concreto. Demasiado grandes y demasiado feas, incluso para el estándar de su raza. Se le ocurrió que aquellas podían ser fruto de la unión de las alimañas del anfiteatro y de su viejo amigo Aleksei, aunque aquella idea era más una bordería sin fundamentos que una deducción, y se habría sorprendido de saber hasta qué punto había sido precisa.

Finalmente, divisó a su anfitrión al final del pasillo.

-Buenos... ¿días?-inquirió en un tono algo agudo y tembloroso. A decir verdad, el tiempo le fluía a uno de forma confusa cuando pasaba la mayor parte de su tiempo bajo techo o en el subsuelo.- No tengo muy claro si te han informado de que venía...- prosiguió, intranquilo, mientras lanzaba miradas inseguras a los lados y a sus espaldas para escrutar la zona en busca de posibles amenazas. Las ratas, por otro lado, se dedicaban a recorrerle el cuerpo bajo la chaqueta, inquietas.

Giz estaba concentrado en guardar nuevas muestras en su libro cuando entró el foner. No le habían avisado de su llegada, pero yendo como iba acompañado por un guardia, no creyó que fuera especialmente problemático. Si, por casualidades de la vida, intentaba siquiera un amago de serlo, el goliat tenía claro que alimentaría sus creaciones.

—Entra aquí—dijo desde el despacho—. No te quedes mucho tiempo en el pasillo o las hienas trasgo se quedarán con tu olor. Uno nunca sabe cuando van a escaparse—cerró el libro y le ofreció una silla. Miloslava y Lean estaban fuera, por lo que esta vez no ocurrió como con su anterior visita y sobraron los asientos a ofrecer—. No me habían dicho nada, pero ya estás tú aquí para informarme. ¿Qué buscas, brujo?—El olor a ratas había delatado la identidad del foner casi tanto como su pelirrojismo.

Giz se cruzó de brazos, recostó la espalda contra la silla y apoyó los pies sobre la mesa. Un par de papeles cayeron, pero no le dio mucha importancia. Era el tercer novato que lo visitaba en poco tiempo y Giz se planteaba en aquel momento si eso era malo o no.

RR, aceptando mudamente la invitación de su anfitrión, abandonó el pasillo para tomar asiento en interior de la celda. “Hienas Trasgo”. Sonaba maravillosamente horrible. En aquel momento decidió tomar medidas y adquirir un nuevo rifle, proyecto que llevaba aplazando bastante tiempo en detrimento de otros horizontes porque, para qué negarlo, más le valía ahorrar para aquello que venía ahora a pedir.

-Bueno... verás... Supongo que lo primero es presentarme. Me llamo RR, de F.O.N.E.R.A. Antes era fontanero.- al decir esto, esbozó algo parecido a una sonrisa, que más que demostrar simpatía sugería la deflagración de su usuario. Mientras la blandía, clavaba su mirada en el goliat, aunque sus ojos carmesíes engrandecidos por su preocupante tendencia a la sociopatía paranoide aguda quedaba atenuada por los reflejos de las luces de la sala en sus gafas de trabajo, que ocultaban aquellos dos enormes y titilantes globos oculares. Para rematar su absoluto aborto de gesticulación afable, apoyó los codos en la mesa, uniendo sus manos y entrelazando sus dedos a la altura de su barbilla. Habría llegado a ser incómoda de no ser por el roedor que escapó despreocupadamente de su manga derecha, aterrizando sordamente en el mueble y husmeando el variopinto mobiliario que había desperdigado sobre él. Manteniendo la mirada en su interlocutor, el foner lanzó su diestra para cazarlo y devolverlo al interior de su chaqueta.- Ahora... bueno, digamos que estoy montando un pequeño negocio... tráfico de información, creo que lo llaman. Aunque dentro de poco diversificamos servicios, si la cosa prospera. Pero bueno, la cosa es que oí hablar de tí a Nasher...- y en aquel momento hizo una pequeña pausa, sin tener muy claro si el genemago tenía constancia de su curioso encuentro con su pareja.- y es probable que tus capacidades pudieran serme de gran ayuda. Verás, necesitaría ratas más listas.

Tras decir esto, dejó unos segundos de silencio para que su petición calara y, ya de paso, ver que tal sonaba cuando se lo decía a alguien. Era un resumen muy escueto, y no había tenido mucho tiempo para formularlo mentalmente. Y, efectivamente, tal y como se había figurado, sonaba a chorrada integral, así que se apresuró a matizarla.

-Permíteme que me explique: Necesito escribir todos los informes que me van pasando los roedores, pero evidentemente sólo yo puedo entender lo que dicen... y coño, cuando termine lo que estoy preparando, van a venir miríadas de información. Y yo tengo cosas que hacer a parte de sentarme todo el día poniéndolo por escrito todo. Así que lo que necesitaría es un roedor lo suficientemente listo como para comprender un lenguaje complejo, un sistema de escritura y quizás con capacidades dactilares suficientes como para manejarse con una pluma o una máquina de escribir, pero con la capacidad de entender a sus compañeros menores y transcribir los datos que estos traigan. Comprendo que te pido algo muy complejo, y no tengo claro que pueda pagarlo ahora (de hecho, yo diría que me es imposible hacerlo por el momento), pero si no hay forma de que te pueda embolsar su coste, y por cierto, estoy dispuesto ha hacer cualquier cosa para conseguirlo, me vendría bien al menos un presupuesto para el futuro.

Y, dicho esto, optó por tomar oxígeno de nuevo.