Plaza de la Fuente
+70
PePo
Cuervo
Harek
Kanyum
Reifon
Percy
Yber
Alicia
Dal
Hiss
Lobo_Negro
Lumichen
Neith2
Bellota
Jikan11
Manasard
Kial
Lathspell
Merodeador
Shiogen
Daninokuni
Aliera W
Seth
Aes
Shahrazad
Baurus
Lops
Zarket
Álvar
Carmesí
Yler
Evanna
Poblo
Tesla
LEC
Douriel
Naeryan
Dys
Matt
Esmael
dama draco
hechdi
Muffie
C.a.e
Frikomid
Vlad
Shylver
raiga00
Montblanc
Sevent
Soñador
Rapunzel
Martalar
Gilbert
liam
Jack
Serokrai
Fundador
alpeca
Elliot
Salokin
Littelzombie
Red
Giniroryu
Leonart
Tak
Reisha
RoX
Lala
Rocavarancolia Rol
74 participantes
- Rocavarancolia Rol
Plaza de la Fuente
02/08/11, 06:49 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Es una plaza amplia y rectangular con un monumento en el centro, una fuente formada por serpientes entrelazadas de cuyas bocas sale el chorro que llenaba la pila.
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astucia
Re: Plaza de la Fuente
17/12/16, 06:55 pm
Pam no dijo nada respecto al cadáver. Realmente lo que hicieron con el no le importaba demasiado, pero ciertamente dejarlo allí atraería alas alimañas y de hacerlo dificultaría en el futuro que pudiera volver allí a por comida, porque seguro estas, listas como el hambre rondaría ante la seguridad de comida asegurada. Ademas que volver, y encontrarse el posible cadáver de esa persona sin genero, ya convertido en huesos, no era tampoco algo que le gustaría ver.
Igual cuando Rena dijo de llevarla a otra parte, realmente no le gusto y esperaba que el llevarlo no atrajera alimañas hacia ellos mientras tanto, o peor, aquella mujer tan inquietante, cosa que por suerte no ocurrió e incluso el otro grupo pudo irse en dirección al torreón sin mas problemas. Pam se mantuvo en silencio todo el camino, mirando mas alrededor que al cuerpo que Rena portaba en dirección a la cicatriz, no pudiendo evitar que su sola presencia evocara nuevamente su anterior situación con las capuchas rojas. Ya sabia de antemano que eran peligrosas pero ¿porque ese extremo?, aparentemente esa persona no les había atacado ni nada, como Milo hizo cuando perseguían a Rox, como para que la atacaran así. <<Intenta descubrir que es lo que motivas a esos seres, atacar, perseguir o simplemente huir es algo imposible, así como cual es su método de elección, quien sabe si simplemente no estaban solos aburridas y decidieron hacerle...eso a esa persona >> pensó Pam, viendo el cadáver, conteniendo las arcadas. La visión no le inquietaba tanto, como el hecho de que ella pudo acabar así de haberle dado el capricho ala capucha roja que la persiguió esa vez. La respuesta a todo eso seguía siendo la misma: Evitar cuanto pudieran a esos seres.
<< Quiero averiguar mas sobre esos recién despertados ¿porque los que nos dieron la charla no dijeron nada de que había mas gente? >> pensó Pam frunciendo un poco el ceño, viendo apenas sin sentimiento alguno el momento en el que Rena lanzó el cuerpo a los gusanos, llegando a ve el momento en el que el fardo cayo entre los huesos. No vio el cuerpo siendo devorado, pero si lo escuchó, el sonido de deslizamiento y choques, el inquietante sonido de carne siendo perforada. Pam aligero el paso, acercándose mas alas figuras de Rena y Milo, acurrucándose bajo su vestido, no por frío...no sentía frío como otras veces, mas bien tenía un pensamiento negativo que quería hacer desaparecer de su mente. Cuando llegó pensó en aquellos gusanos como comida, pero realmente eran ella y sus compañero, los que estaban mas abajo en la cadena alimenticia de esa ciudad. << Incluso es así, yo no no acabare siendo la comida de nadie, incluso si algo intenta comerme me asegurare de provocarle tal indigestión que tendrá que vomitarme sino quiere acabar con el estomago como un colador >> pensó Pam decidida a que ella no había ido a ese sitio a morir, aun le quedaba mucho por descubrir y conseguir, como la magia, esa persona simplemente no supo atraer ala suerte y ella si sabia.
No tardaron mucho mas en llegar a la fuente, ese lugar que ya le aprecia incluso lejano en el tiempo, aunque realmente no había transcurrido tanto tiempo desde la ultima vez que pisaron aquella plaza. El fugaz pensamiento que que tal vez mas gente había bebido de esa fuente, después de ellos llegó a su mente.
- Estaba recordando el discurso... -comentó mientras Milo recogía el agua tras vaciar su odre- Nunca mencionaron la existencia de mas gente, y si fueron ellos quienes nos trajeron debían saber que habían mas – añadió Pam mirándolos a ambos queriendo saber su opinión mientras se ponía en marcha, vigilando los alrededor mientras hablaba con voz suave- Y con eso pensé ¿tal vez fue inesperado que no todos despertásemos a la vez? Es evidente que esos tres han despertado bastante tarde en comparación a nosotros y eso supondría gasto mágico y atención para mantenerlos vivos mientras duermen. Dudo que esperaran trabajar mas de lo estrictamente necesario en nuestros cuidados, ya vimos en el discurso que había cierto individuo con cero ganas de estar allí -aseguró Pam, arrugando la nariz al recordar a aquel ser con toga que se había alejado primero que todos. Aun pensaba que Dama Aroma era un caso aparte, a pesar que en cierta manera no había sido totalmente sincera con ella, pero realmente ella solo conocía a esta, a los que le dieron el discurso y a la chica enigmática e inquietante de rato antes, incluso si sabia existía mas habitantes de la ciudad que eran los que habían traído a sus compañeros.
Igual cuando Rena dijo de llevarla a otra parte, realmente no le gusto y esperaba que el llevarlo no atrajera alimañas hacia ellos mientras tanto, o peor, aquella mujer tan inquietante, cosa que por suerte no ocurrió e incluso el otro grupo pudo irse en dirección al torreón sin mas problemas. Pam se mantuvo en silencio todo el camino, mirando mas alrededor que al cuerpo que Rena portaba en dirección a la cicatriz, no pudiendo evitar que su sola presencia evocara nuevamente su anterior situación con las capuchas rojas. Ya sabia de antemano que eran peligrosas pero ¿porque ese extremo?, aparentemente esa persona no les había atacado ni nada, como Milo hizo cuando perseguían a Rox, como para que la atacaran así. <<Intenta descubrir que es lo que motivas a esos seres, atacar, perseguir o simplemente huir es algo imposible, así como cual es su método de elección, quien sabe si simplemente no estaban solos aburridas y decidieron hacerle...eso a esa persona >> pensó Pam, viendo el cadáver, conteniendo las arcadas. La visión no le inquietaba tanto, como el hecho de que ella pudo acabar así de haberle dado el capricho ala capucha roja que la persiguió esa vez. La respuesta a todo eso seguía siendo la misma: Evitar cuanto pudieran a esos seres.
<< Quiero averiguar mas sobre esos recién despertados ¿porque los que nos dieron la charla no dijeron nada de que había mas gente? >> pensó Pam frunciendo un poco el ceño, viendo apenas sin sentimiento alguno el momento en el que Rena lanzó el cuerpo a los gusanos, llegando a ve el momento en el que el fardo cayo entre los huesos. No vio el cuerpo siendo devorado, pero si lo escuchó, el sonido de deslizamiento y choques, el inquietante sonido de carne siendo perforada. Pam aligero el paso, acercándose mas alas figuras de Rena y Milo, acurrucándose bajo su vestido, no por frío...no sentía frío como otras veces, mas bien tenía un pensamiento negativo que quería hacer desaparecer de su mente. Cuando llegó pensó en aquellos gusanos como comida, pero realmente eran ella y sus compañero, los que estaban mas abajo en la cadena alimenticia de esa ciudad. << Incluso es así, yo no no acabare siendo la comida de nadie, incluso si algo intenta comerme me asegurare de provocarle tal indigestión que tendrá que vomitarme sino quiere acabar con el estomago como un colador >> pensó Pam decidida a que ella no había ido a ese sitio a morir, aun le quedaba mucho por descubrir y conseguir, como la magia, esa persona simplemente no supo atraer ala suerte y ella si sabia.
No tardaron mucho mas en llegar a la fuente, ese lugar que ya le aprecia incluso lejano en el tiempo, aunque realmente no había transcurrido tanto tiempo desde la ultima vez que pisaron aquella plaza. El fugaz pensamiento que que tal vez mas gente había bebido de esa fuente, después de ellos llegó a su mente.
- Estaba recordando el discurso... -comentó mientras Milo recogía el agua tras vaciar su odre- Nunca mencionaron la existencia de mas gente, y si fueron ellos quienes nos trajeron debían saber que habían mas – añadió Pam mirándolos a ambos queriendo saber su opinión mientras se ponía en marcha, vigilando los alrededor mientras hablaba con voz suave- Y con eso pensé ¿tal vez fue inesperado que no todos despertásemos a la vez? Es evidente que esos tres han despertado bastante tarde en comparación a nosotros y eso supondría gasto mágico y atención para mantenerlos vivos mientras duermen. Dudo que esperaran trabajar mas de lo estrictamente necesario en nuestros cuidados, ya vimos en el discurso que había cierto individuo con cero ganas de estar allí -aseguró Pam, arrugando la nariz al recordar a aquel ser con toga que se había alejado primero que todos. Aun pensaba que Dama Aroma era un caso aparte, a pesar que en cierta manera no había sido totalmente sincera con ella, pero realmente ella solo conocía a esta, a los que le dieron el discurso y a la chica enigmática e inquietante de rato antes, incluso si sabia existía mas habitantes de la ciudad que eran los que habían traído a sus compañeros.
- InvitadoInvitado
Re: Plaza de la Fuente
18/12/16, 07:31 pm
Rena necesitó hacer esfuerzo mental en varias ocasiones a lo largo del trayecto para no caer en un bucle de malos pensamientos. No había conversación que la distrajera, tampoco tenía ganas de empezar una ella misma, y dudaba que sus compañeros tuviesen ganas de seguirla. Llegaron sin más problemas a la fuente, donde Milo llenó el odre. Rena metió las manos en el agua y las frotó enérgicamente, hasta que su piel se enrojeció.
-En Irraria la fiesta de la cosecha es todos los años. Desde que los rocavarancoleses volvieron a asomar el morro creo que todos los años se han llevado a gente. Imagino que en el resto de mundos será igual y que no todos volverían a sus casas... Aunque no entiendo cómo alguien querría quedarse aquí
La última frase la dijo en un susurro. Se secó las manos en la ropa y comprobó que no había nada más en la plaza.
-Será mejor que nos vayamos ya.
Sigue en el Torreón Letargo
-En Irraria la fiesta de la cosecha es todos los años. Desde que los rocavarancoleses volvieron a asomar el morro creo que todos los años se han llevado a gente. Imagino que en el resto de mundos será igual y que no todos volverían a sus casas... Aunque no entiendo cómo alguien querría quedarse aquí
La última frase la dijo en un susurro. Se secó las manos en la ropa y comprobó que no había nada más en la plaza.
-Será mejor que nos vayamos ya.
Sigue en el Torreón Letargo
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.
Re: Plaza de la Fuente
08/08/18, 01:13 am
Sura se encontraba subida a la fuente de la plaza, acostada en la cima y con la cola colgando por el borde. Éste se movía rítmicamente mientras la naga contemplaba el astro rojo que dominaba los cielos de la ciudad.
Llevaba ahí un buen rato disfrutando de su tarde libre y tomando al sol. Pensaba en muchas cosas que habían pasado en los últimos meses cuando una voz la interrumpió.
-Sabía que te encontraría aquí - dijo Gran con humor.- Las serpientes con las serpientes ¿no?
-Claro, que te lo dijera esta mañana no ha tenido nada que ver - repuso ella con sarcasmo incorporándose para contemplar al recién llegado.
Gran Colmillo llevaba su pelo azul corto como siempre, según le había explicado una vez se había alterado de forma que no volviera a crecerle. Se había puesto un traje que resaltaba el color azul de su pelo y ojos. Observaba a la naga con mirada pícara. Ésta le hizo una mueca y le lanzó un siseo.
-¿Qué quieres, Gran? - le preguntó ligeramente molesta.
-Nada en especial, sólo ver la Luna en compañía de una amiga compartiendo un buena jarra de hidromiel fría - le respondió tendiendo hacia su compatriota una jarra que aún tenía escarcha. De dónde había sacado la bebida la naga no lo sabía pero aceptó la jarra con una sonrisa evidentemente de mejor humor.
-Está buena - alabó al licor tras darle un trago. Luego ensanchó su sonrisa y miró al chico.- ¿A qué se debe que por fin te hayas dado tan necesario baño?
-Yo siempre voy pulcro - replicó el licántropo elefante con voz ofendida, acto seguido soltó una risotada.- Ha llegado la Luna, y como siempre prefiero vestirme bien para la ocasión. Ella me creó al fin y al cabo, soy lo que soy por ella.
Sura no respondió pero dio otro trago a la dulce bebida. Tenía algo que pedirle a Gran, algo que había pospuesto durante un tiempo.
-Oye, Gran, tengo un favor que pedirte... - le dijo.
-¿Qué desea la reina de la serpientes de su humilde siervo? - respondió éste con cierto tono sarcástico.
-Idiota - siseó Sura, pero el hombre respondió con una sonrisa divertida.- Verás, tengo una discípula...
-Uy, pobre chica entonces - la interrumpió el licántropo.
-...y me gustaría que hablaras con ella - continuó la naga haciendo caso omiso a la burla del neuvlm.
-¿Por qué yo? - preguntó el ulterano con cierta curiosidad.
-Es licántropa también, no de tu especie, pero creo que le hará bien hablar con alguien como tú. Además aunque la chica ha aprendido artes marciales aún no he conseguido que elija un arma - la naga dirigió hacia Gran una mirada significativa.- Quizá tú puedas echarle una mano con eso.
-De acuerdo - aceptó el peliazul.- Me pasaré por allí un día de estos, pero me vas a deber un favor. Una cena por ejemplo - propuso él.
-Está bien, te invitaré a cenar donde quieras - consintió Sura. Sin conseguía que aquella chica no se muriese en los años próximos gracias a aquello bien poco valía una cena.
No dijeron más, se limitaron a beber y a contemplar la Luna con admiración.
Llevaba ahí un buen rato disfrutando de su tarde libre y tomando al sol. Pensaba en muchas cosas que habían pasado en los últimos meses cuando una voz la interrumpió.
-Sabía que te encontraría aquí - dijo Gran con humor.- Las serpientes con las serpientes ¿no?
-Claro, que te lo dijera esta mañana no ha tenido nada que ver - repuso ella con sarcasmo incorporándose para contemplar al recién llegado.
Gran Colmillo llevaba su pelo azul corto como siempre, según le había explicado una vez se había alterado de forma que no volviera a crecerle. Se había puesto un traje que resaltaba el color azul de su pelo y ojos. Observaba a la naga con mirada pícara. Ésta le hizo una mueca y le lanzó un siseo.
-¿Qué quieres, Gran? - le preguntó ligeramente molesta.
-Nada en especial, sólo ver la Luna en compañía de una amiga compartiendo un buena jarra de hidromiel fría - le respondió tendiendo hacia su compatriota una jarra que aún tenía escarcha. De dónde había sacado la bebida la naga no lo sabía pero aceptó la jarra con una sonrisa evidentemente de mejor humor.
-Está buena - alabó al licor tras darle un trago. Luego ensanchó su sonrisa y miró al chico.- ¿A qué se debe que por fin te hayas dado tan necesario baño?
-Yo siempre voy pulcro - replicó el licántropo elefante con voz ofendida, acto seguido soltó una risotada.- Ha llegado la Luna, y como siempre prefiero vestirme bien para la ocasión. Ella me creó al fin y al cabo, soy lo que soy por ella.
Sura no respondió pero dio otro trago a la dulce bebida. Tenía algo que pedirle a Gran, algo que había pospuesto durante un tiempo.
-Oye, Gran, tengo un favor que pedirte... - le dijo.
-¿Qué desea la reina de la serpientes de su humilde siervo? - respondió éste con cierto tono sarcástico.
-Idiota - siseó Sura, pero el hombre respondió con una sonrisa divertida.- Verás, tengo una discípula...
-Uy, pobre chica entonces - la interrumpió el licántropo.
-...y me gustaría que hablaras con ella - continuó la naga haciendo caso omiso a la burla del neuvlm.
-¿Por qué yo? - preguntó el ulterano con cierta curiosidad.
-Es licántropa también, no de tu especie, pero creo que le hará bien hablar con alguien como tú. Además aunque la chica ha aprendido artes marciales aún no he conseguido que elija un arma - la naga dirigió hacia Gran una mirada significativa.- Quizá tú puedas echarle una mano con eso.
-De acuerdo - aceptó el peliazul.- Me pasaré por allí un día de estos, pero me vas a deber un favor. Una cena por ejemplo - propuso él.
-Está bien, te invitaré a cenar donde quieras - consintió Sura. Sin conseguía que aquella chica no se muriese en los años próximos gracias a aquello bien poco valía una cena.
No dijeron más, se limitaron a beber y a contemplar la Luna con admiración.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Re: Plaza de la Fuente
06/04/19, 09:06 pm
A medida que los cosechados vayan llegando a la plaza, verán como algunos del grupo que ya está allí les hacen señas para que beban de la fuente, haciendo cuenca con las manos, tomando agua y acercándola a la boca. Alguno se señala a los labios y dice una palabra. No todos están volcados en transmitir ese mensaje, porque varios de ellos no le quitan los ojos de encima al navío, que ya se ha detenido completamente sobre ellos. Desde allí no se puede apreciar a las figuras que están sobre él porque todavía no se han acercado al borde, pero para los que hayan estado observando su avance será evidente que algo está a punto de suceder.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Re: Plaza de la Fuente
06/04/19, 10:04 pm
Cuando se habló en el consejo sobre el discurso de bienvenida, dama Azahar no pensaba ofrecerse, pero no tuvo más que ver las pocas ganas de participación (en especial del momio de Garoni) y las propuestas tan blandas y azucaradas para saber que, irónicamente, le tocaría a ella hacer el trabajo. Y allí estaba, con dama Aroma y Cicatriz a su lado, flotando a media altura sobre la plaza de la fuente, contemplando a un puñado de bebés que la miraban con distintos grados de horror. La momia iba cubierta de túnicas, pero para esta ocasión se había dejado el rostro al descubierto, el pellejo que debería cubrir toda su cara colgaba de su cuello como una capucha. Sus músculos se tensaron en una sonrisa macabra, roja y blanca.
Dama Aroma y Cicatriz se habían unido no por simpatía, sino por empatía por los nuevos cosechados, que no se merecían un discurso pronunciado únicamente por semejante carcamal. La bruja iba ataviada con ropas vaporosas y traía consigo un olor agradable, mezcla de frutos secos y diferentes especias; mantenía consigo la venda que le tapaba los ojos y que a estas alturas era seña de su identidad. Cicatriz, por el contrario, iba desnuda, convertida una figura lupina, bípeda y llena de cortes entre el pelaje que jamás se cerrarían del todo. Exhibía las marcas con orgullo, no tanto por causar terror como la vieja momia, sino para demostrar que también había futuro y gloria detrás de cada herida.
—Niños y niñas de todos los mundos que conectan con Rocavarancolia —la voz de la anciana arrastraba un sutil deje de superioridad, casi asco. Pero es que ella hablaba así siempre—. Habéis sido elegidos para levantar las ruinas de esta ciudad, otrora brillante y majestuosa. Al consejo nos complace inaugurar un proceso de criba en el que deberéis demostrar, tanto a nosotros como a vosotros mismos, si sois aptos para reparar el glorioso legado de Rocavarancolia. Si sois dignos herederos de nuestra portentuosidad.
Dama Aroma intercedió, interrumpiendo su discurso hábilmente en un parón para respirar.
—Tenéis hasta la salida de la Luna Roja para demostrar vuestra valía.
—Estaréis solos —añadió dama Azahar, lanzando una mirada cargada de odio a la bruja.
—Pero disponéis de varios refugios cedidos por el consejo en los que encontraréis todo lo que necesitáis para sobrevivir durante este periodo —intervino Cicatriz, alzando la voz. Estuvo a punto de poner los ojos en blanco—. Las calles de la ciudad son vuestras.
—Así como vosotros pertenecéis a ellas —dijo, de nuevo, la momia—. No contaréis con la ayuda de nadie y tenéis prohibido el paso al Castillo, al Panteón y Rocavaragálago, la catedral —la anciana señaló con un gesto solemne el edificio rojo cuya silueta asomaba a lo lejos, imponente.
Dama Aroma avanzó varios pasos, adelantando el lugar de dama Azahar.
—Seguid las bañeras y encontraréis comida. Buscad atentamente los refugios más cercanos y sobrevivid —Cicatriz también se adelantó.
—Con suerte, volveremos a vernos —dama Aroma esperaba que esta fuera la guinda final de aquel desastre de discurso.
La voz de Azahar, sin embargo, se alzó tras ellas:
—Que los dioses oscuros os juzguen impíos.
Dama Aroma y Cicatriz se habían unido no por simpatía, sino por empatía por los nuevos cosechados, que no se merecían un discurso pronunciado únicamente por semejante carcamal. La bruja iba ataviada con ropas vaporosas y traía consigo un olor agradable, mezcla de frutos secos y diferentes especias; mantenía consigo la venda que le tapaba los ojos y que a estas alturas era seña de su identidad. Cicatriz, por el contrario, iba desnuda, convertida una figura lupina, bípeda y llena de cortes entre el pelaje que jamás se cerrarían del todo. Exhibía las marcas con orgullo, no tanto por causar terror como la vieja momia, sino para demostrar que también había futuro y gloria detrás de cada herida.
—Niños y niñas de todos los mundos que conectan con Rocavarancolia —la voz de la anciana arrastraba un sutil deje de superioridad, casi asco. Pero es que ella hablaba así siempre—. Habéis sido elegidos para levantar las ruinas de esta ciudad, otrora brillante y majestuosa. Al consejo nos complace inaugurar un proceso de criba en el que deberéis demostrar, tanto a nosotros como a vosotros mismos, si sois aptos para reparar el glorioso legado de Rocavarancolia. Si sois dignos herederos de nuestra portentuosidad.
Dama Aroma intercedió, interrumpiendo su discurso hábilmente en un parón para respirar.
—Tenéis hasta la salida de la Luna Roja para demostrar vuestra valía.
—Estaréis solos —añadió dama Azahar, lanzando una mirada cargada de odio a la bruja.
—Pero disponéis de varios refugios cedidos por el consejo en los que encontraréis todo lo que necesitáis para sobrevivir durante este periodo —intervino Cicatriz, alzando la voz. Estuvo a punto de poner los ojos en blanco—. Las calles de la ciudad son vuestras.
—Así como vosotros pertenecéis a ellas —dijo, de nuevo, la momia—. No contaréis con la ayuda de nadie y tenéis prohibido el paso al Castillo, al Panteón y Rocavaragálago, la catedral —la anciana señaló con un gesto solemne el edificio rojo cuya silueta asomaba a lo lejos, imponente.
Dama Aroma avanzó varios pasos, adelantando el lugar de dama Azahar.
—Seguid las bañeras y encontraréis comida. Buscad atentamente los refugios más cercanos y sobrevivid —Cicatriz también se adelantó.
—Con suerte, volveremos a vernos —dama Aroma esperaba que esta fuera la guinda final de aquel desastre de discurso.
La voz de Azahar, sin embargo, se alzó tras ellas:
—Que los dioses oscuros os juzguen impíos.
- Percy
Ficha de cosechado
Nombre: Kolja Günterson
Especie: Humano/Alemán
Habilidades: Nociones de lucha. Rapidez mental. Resistencia.
Personajes : Kolja Günterson Humano Sutr
Status : Hype
Humor : Sarcastico/Incomprendido
Re: Plaza de la Fuente
06/04/19, 11:10 pm
Tras beber de la fuente Kolja noto algo muy raro. Sus pensamientos empezaron a sucederse en un idioma para el desconocido. Lo más extraño de todo es que rapidamente empezó a comprenderlo y que ya era incapaz de pensar en alemán. Miró a su alrededor dandose cuenta de que la gente que lo rodeaba hablaba en el mismo idioma en el que el pensaba ahora. Aquel suceso le mareo tanto que tubo que sujetarse a sus propias rodillas e inspirar y expirar profundamente una par de veces para calmarse. ¿Que coños esta pasandome? Esto no es normal, nadie es capaz de aprender un nuevo idioma en segundos y además olvidar el suyo propio. A ver, calmate Kolja, tienes que pensar en las cosas que dijo aquella mujer tan rara. Recordó la noche de la fiesta y la combersación que habia mantenido con la mujer que decia llamarse Akeyo Kau. Según ella este era el lugar al que pertenecia, donde por fin sería libre de forjar su propia historia. Hechó un vistazo más concienzudo a su alrededor, a la gente y a los edificios. De acuerdo, entonces en esta ciudad de aspecto medieval y rodeado de aliens es donde voy a descubrirme a mi mismo. De alguna forma me han hecho algo en la cabeza. La mujer habló de milagros y portentos, asi que esto tiene dos explicaciones, magia o tecnologia. Por un lado, hay demasiadas leyendas sobre la magia para descartarlo directamente, por las barbas de Odin, estoy en otro planeta, eso debería de ser imposible. La cuestión es que la magia nunca se ha asociado a una civilicación superior tecnologicamente, por lo que es probable que las apariencias sean ciertas y que este en un mundo en estancado en la era medieval con el plus de la magia. Entonces es probable que aqui necesiten buenos herreros, y yo, modestia a parte, soy uno de los mejores. Los edificios tambien parecen estar todos en ruinas, menos ese rojo tan horrible y el castillo de las montañas, asi que igual necesitan arquitectos competentes, podría mirar a ver como se me da eso. Me pregunto que materiales tendrán en este mundo, igual tengo que aprender a forjar con materiales nuevos. Además si tienen magia seguro que la utilizan para forjar armas, asi que es algo más que aprender a utilizar, lo cual va a ser muy tedioso. Espero que haya una forja por alguna parte donde pueda ganar algo de dinero y donde me dejen experimentar con las mezclas y con los hechizos o lo que sean. La gente que me rodea parece joven, aunque con los aliens no tengo como saberlo realmente. Parece que también hay más humanos, o por lo menos se parecen a los humanos. Esto que nos han hecho esta claro que es muy util, ahora todos hablamos el mismo idioma y podemos entendernos, pero sigue habiendo muchos misterios. Ni siquiera se donde estoy exactamente.Y luego está esa especie de avión o barco volador, lo cual sugiere que en efecto tienen magia o que estan más desarrollados que en la tierra, puesto que no tiene aspas como un helicoptero o reactores como un avión. Por el castillo y los edificios se podría juzgar que estan en algo parecido a la edad media terrestre, pero tambien podria ser que estoy en el casco viejo de la ciudad y que el castillo se use como el edificio del gobierno, una sociedad más democratica. Si esto es tecnologia, en esa fuente debía haber robots microscopicos o alguna mierda por el estilo. Creo que no voy a sacar nada más en claro hasta que nos expliquen que coños hacemos aqui. No se si esta gente es peligrosa, asi que lo mejor sería agenciarme un arma cuanto antes a parte de mi daga. Espera, parece que el barco volador se está acercando.
Durante el discurso Kolja permaneció en silencio, totalmente absorto en las palabras de aquellos extraños personajes. Poco a punto sus manos se fueron tensando hasta formar sendos puños mientras bajaba la barbilla enseñando los dientes y soltando un silencioso gruñido de furia contenida. Joder, poneos de acuerdo de una puta vez, me esta poniendo de los nervios que siempre se esten pisando las palabras. La verdad es que son un trio de aliens de lo más raros esos tres. ¿Y la tia esta no me podia mencionar que nos iban a cribar? Se suponía que ya sabían que yo soy especial, ¿a que viene este concurso de a ver quien tiene los cojones más grandes? ¿Y que es eso de la luna roja? ¿Es como la luna de sangre en la tierra? Esa mierda solo ocurre una vez cada vete tu a saber cuantos años. No, aqui tiene que ser más común, pero desde luego no es una luna normal, no pueden montar tanto jaleo para que nos demostremos dignos nada más caer la noche. Bueno, ha dicho que hay lugares seguros, lo cual implica que el resto de sitios no lo son. Tengo que encontrar uno de esos lo antes posible, no voy a morir el primer dia como un gilipollas. También ha dicho que estamos solos, así que no podemos esperar ayuda de nadie. Eso significa que no hay necesidad de ir de majos cuando nos encontremos con alguien, lo mejor será dar la vuelta y seguir por otro camino si se da el caso. Parece que una cosa que me prometió si que es verdad, esto va a ser una aventura cojonuda.
Lentamente una sonrisa se fue apoderando de la cara de Kolja, una sonrisa lobuna que no auguraba nada bueno y que desde luego no le hacía parecer muy encantador.
Durante el discurso Kolja permaneció en silencio, totalmente absorto en las palabras de aquellos extraños personajes. Poco a punto sus manos se fueron tensando hasta formar sendos puños mientras bajaba la barbilla enseñando los dientes y soltando un silencioso gruñido de furia contenida. Joder, poneos de acuerdo de una puta vez, me esta poniendo de los nervios que siempre se esten pisando las palabras. La verdad es que son un trio de aliens de lo más raros esos tres. ¿Y la tia esta no me podia mencionar que nos iban a cribar? Se suponía que ya sabían que yo soy especial, ¿a que viene este concurso de a ver quien tiene los cojones más grandes? ¿Y que es eso de la luna roja? ¿Es como la luna de sangre en la tierra? Esa mierda solo ocurre una vez cada vete tu a saber cuantos años. No, aqui tiene que ser más común, pero desde luego no es una luna normal, no pueden montar tanto jaleo para que nos demostremos dignos nada más caer la noche. Bueno, ha dicho que hay lugares seguros, lo cual implica que el resto de sitios no lo son. Tengo que encontrar uno de esos lo antes posible, no voy a morir el primer dia como un gilipollas. También ha dicho que estamos solos, así que no podemos esperar ayuda de nadie. Eso significa que no hay necesidad de ir de majos cuando nos encontremos con alguien, lo mejor será dar la vuelta y seguir por otro camino si se da el caso. Parece que una cosa que me prometió si que es verdad, esto va a ser una aventura cojonuda.
Lentamente una sonrisa se fue apoderando de la cara de Kolja, una sonrisa lobuna que no auguraba nada bueno y que desde luego no le hacía parecer muy encantador.
- Motes:
Alec: Granjero
Kahlo: Gatita
Qirra: Pequeña dragona
Chromsa: Chico nutria
Luci: Niño chuche
Adam: Rusky
Lethe: La pájaro
Kradko: Niña bicho
Reina: La japonesa
Amira: en proceso
Alyssa: en proceso
Levántate y pelea…héroe.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Plaza de la Fuente
07/04/19, 12:41 am
—Por los reptiles gigantes, qué frío hace en este lugar.
Una vez había soltado su diatriba acerca del estado de su caña se había podido dar cuenta de muchas más cosas. La primera: el frío de mil demonios que le había hecho colocarse la capucha sobre la cabeza y buscar arrebujarse en su capa sin mucho éxito. Mientras caminaba tras aquel grupo compuesto principalmente por mamíferos raritos desvió también la vista del barco con forma de reptil volador y se fijó en el estado de la ciudad en la que se encontraba. Ruinosa por todas partes. ¿Dónde vivía toda esa gente que tenía delante entonces? ¿Y los del barco? ¿Les habían llevado a unas ruinas a propósito? ¿Para qué, no obstante? Nada tenía el más mínimo sentido para Lethe y su mal humor no se veía disminuido en lo más mínimo.
Finalmente llegaron a su destino: aquella plaza que se avistaba desde la puerta del edificio donde se había despertado. Allí había todavía más mamíferos extraños. Algunos parecían hablar entre ellos, pero para la enderth todos emitían una serie de sonidos incomprensibles y tanto rumor de voces empezaba a levantarle dolor de cabeza.
—Dónde está el tal Noel para silenciar gente cuando de verdad hace falta. ¿Qué, qué?
La persona que le había encontrado tras salir de su cuarto le había tirado levemente de su poncho y se le quedó mirando fijamente. Le hizo gestos. Señalaba la fuente. Era cierto que tenía sed y acababa de darse cuenta de ello, pero no entendía por qué tenía tanto interés en que bebiese. Porque no paraba el tío.
>>¡Vale, vale! Ya voy, leches. Supongo que si estuviese en mal estado ya lo sabríamos. Parecer parece limpia…
A Lethe le daba igual que no pudiera entenderla y seguía farfullando mientras se acercaba al agua corriente.
Examinó la fuente mientras acercaba el pico al chorro, observando con curiosidad las serpientes talladas en la piedra. Muchos dryfenses despreciaban a los reptiles por tratarse de un peligroso depredador, pero para Lethe “así eran las cosas”. Ella también comía animales más pequeños que su especie, a fin de cuentas. Los peces, para empezar…
—¿¿Qué plumas…??
Acababa de dar su primer sorbo y se irguió de repente, conmocionada por la sensación tan extraña que recorrió su cuerpo de inmediato. Y en cuanto pronunció aquellas dos palabras se llevó las manos al pico. Acababa de hablar en otro idioma. Y ya no sabía el suyo.
No obstante, no tuvo tiempo de detenerse a pensar en ello, pues finalmente el barco había llegado a la altura de la plaza y los mamíferos extraños que estaban sobre él hablaron. La primera persona que habló, una extraña criatura que parecía que tenía la piel de la cabeza colgando, no le agradó en lo más mínimo. Los miraba como si fuesen insectos diminutos y su tono era de autosuficiencia. Las otras dos personas le resultaron más indiferentes, aunque se preguntaba como la que semejaba alguna especie de cánido podía estar tan campante con aquellas heridas. ¿Qué siluros era una bañera? ¿En cuánto apareciese esa cosa roja loquefuera tenían haber demostrado… qué? ¿Era así como iba a poder ganarse el derecho a hacer la magia que le habían mostrado? Lethe seguía sin entender nada de nada y cuando vio el barco alejarse en la distancia, pues al parecer aquellas palabras sin el más mínimo sentido de la despellejada habían sido una despedida, comenzó a correr con el trozo de caña alzado en su dirección.
—¡Eh, eh, eh! ¿Y quién me va a pagar a mí la caña? ¿Qué plumas es una luna? ¡Volved aquí!
Se detuvo al ver que era tarea inútil y regresó sobre sus pasos de alas cruzadas y refunfuñando para sí.
—¿Y vosotros qué miráis? —Preguntó sin dejar de mirar al frente mientras pasaba entre varias personas.
Ahora podía comprender lo que decían al menos varios de ellos. Había sido el agua, de algún modo. Bueno, lo cierto es que de aquel montón de palabrerío le había parecido entender que todos los allí presentes estaban en el mismo barco (no en uno de pesca, por desgracia), y sin duda el hablar idiomas completamente distintos hubiera sido horrible. Debía reconocer que habían solucionado ese problema de forma eficiente. Pero era lo único bueno que podía decir de ellos en aquel momento.
>>¿Y ahora qué? —Preguntó a nadie en particular, mirando a su alrededor.
Una vez había soltado su diatriba acerca del estado de su caña se había podido dar cuenta de muchas más cosas. La primera: el frío de mil demonios que le había hecho colocarse la capucha sobre la cabeza y buscar arrebujarse en su capa sin mucho éxito. Mientras caminaba tras aquel grupo compuesto principalmente por mamíferos raritos desvió también la vista del barco con forma de reptil volador y se fijó en el estado de la ciudad en la que se encontraba. Ruinosa por todas partes. ¿Dónde vivía toda esa gente que tenía delante entonces? ¿Y los del barco? ¿Les habían llevado a unas ruinas a propósito? ¿Para qué, no obstante? Nada tenía el más mínimo sentido para Lethe y su mal humor no se veía disminuido en lo más mínimo.
Finalmente llegaron a su destino: aquella plaza que se avistaba desde la puerta del edificio donde se había despertado. Allí había todavía más mamíferos extraños. Algunos parecían hablar entre ellos, pero para la enderth todos emitían una serie de sonidos incomprensibles y tanto rumor de voces empezaba a levantarle dolor de cabeza.
—Dónde está el tal Noel para silenciar gente cuando de verdad hace falta. ¿Qué, qué?
La persona que le había encontrado tras salir de su cuarto le había tirado levemente de su poncho y se le quedó mirando fijamente. Le hizo gestos. Señalaba la fuente. Era cierto que tenía sed y acababa de darse cuenta de ello, pero no entendía por qué tenía tanto interés en que bebiese. Porque no paraba el tío.
>>¡Vale, vale! Ya voy, leches. Supongo que si estuviese en mal estado ya lo sabríamos. Parecer parece limpia…
A Lethe le daba igual que no pudiera entenderla y seguía farfullando mientras se acercaba al agua corriente.
Examinó la fuente mientras acercaba el pico al chorro, observando con curiosidad las serpientes talladas en la piedra. Muchos dryfenses despreciaban a los reptiles por tratarse de un peligroso depredador, pero para Lethe “así eran las cosas”. Ella también comía animales más pequeños que su especie, a fin de cuentas. Los peces, para empezar…
—¿¿Qué plumas…??
Acababa de dar su primer sorbo y se irguió de repente, conmocionada por la sensación tan extraña que recorrió su cuerpo de inmediato. Y en cuanto pronunció aquellas dos palabras se llevó las manos al pico. Acababa de hablar en otro idioma. Y ya no sabía el suyo.
No obstante, no tuvo tiempo de detenerse a pensar en ello, pues finalmente el barco había llegado a la altura de la plaza y los mamíferos extraños que estaban sobre él hablaron. La primera persona que habló, una extraña criatura que parecía que tenía la piel de la cabeza colgando, no le agradó en lo más mínimo. Los miraba como si fuesen insectos diminutos y su tono era de autosuficiencia. Las otras dos personas le resultaron más indiferentes, aunque se preguntaba como la que semejaba alguna especie de cánido podía estar tan campante con aquellas heridas. ¿Qué siluros era una bañera? ¿En cuánto apareciese esa cosa roja loquefuera tenían haber demostrado… qué? ¿Era así como iba a poder ganarse el derecho a hacer la magia que le habían mostrado? Lethe seguía sin entender nada de nada y cuando vio el barco alejarse en la distancia, pues al parecer aquellas palabras sin el más mínimo sentido de la despellejada habían sido una despedida, comenzó a correr con el trozo de caña alzado en su dirección.
—¡Eh, eh, eh! ¿Y quién me va a pagar a mí la caña? ¿Qué plumas es una luna? ¡Volved aquí!
Se detuvo al ver que era tarea inútil y regresó sobre sus pasos de alas cruzadas y refunfuñando para sí.
—¿Y vosotros qué miráis? —Preguntó sin dejar de mirar al frente mientras pasaba entre varias personas.
Ahora podía comprender lo que decían al menos varios de ellos. Había sido el agua, de algún modo. Bueno, lo cierto es que de aquel montón de palabrerío le había parecido entender que todos los allí presentes estaban en el mismo barco (no en uno de pesca, por desgracia), y sin duda el hablar idiomas completamente distintos hubiera sido horrible. Debía reconocer que habían solucionado ese problema de forma eficiente. Pero era lo único bueno que podía decir de ellos en aquel momento.
>>¿Y ahora qué? —Preguntó a nadie en particular, mirando a su alrededor.
- Reifon
Ficha de cosechado
Nombre: Nery´s
Especie: Frivy
Habilidades: Velocidad, agilidad, resistencia.Personajes :- Spoiler:
Armas :- Spoiler:
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
- Dama Abrazos: Mandobles y manguales gigantes duales, balas cañon.
- Nery´s: Beyesha infinita. Esto que no sabe ni que es.
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
Status : Cazador de la luna de sangre.
Humor : JAJAJAJAJA *se marcha riéndose*
Re: Plaza de la Fuente
07/04/19, 09:31 am
Al final llego a aquella plaza repleta de elegidos, más de los que esperaba pero muy lejos de un número que lo impresionara, las multitudes era su pan de cada día. Vista de cerca la fuente formada por serpientes era bastante imponente a la par que elegante. La verdad es que como que superles pega. Todo el mundo estaba haciéndose gestos para beber y los que lo hacían empezaban a hablar distinto, los dos pequeños que habían tirado de él parecían indicarle lo mismo aunque no habían bebido ninguno. La idea de beber de una fuente en la que todo tipo de seres estaban metiendo la boca y las manos no era precisamente atrayente pero ante la idea de que les haría hablar a todos igual tuvo que rendirse, o lo hacía o iba a ser un caos, además empezaba a tener sed...
Con un pie en el borde estiró su brazo izquierdo hasta el agua que caía de las bocas y así al menos no coger la de abajo, una de sus grandes manos en cuenco era suficiente para hacer un trago decente y probar que tal. Con la elegancia y estilo que ya eran parte de él llevó el agua de la mano a la boca refrescándose del despertar y sintiendo extrañas ondas recorrer todo su cuerpo hacia su cabeza, retorciendo sus recuerdos para cambiar el propio núcleo de su habla.
-Wow, que... ¿que superlleva este agua? -Entonces se escuchó a sí mismo y alucinó, ¡en verdad estaba hablando en otro idioma!
-¿Superlleva? ¿Crees que la fuente la ha cagado con este? -Habló la chica.
-Oye, no seas grosera, debe ser cosa de su mundo. ¿Cómo te llamas? -Le riñó el chico.
-Nery´s. -Dijo con tono divertido mirando a la chica. -Y si es cosa de-
—Niños y niñas de todos los mundos que conectan con Rocavarancolia.
Miró hacia arriba como todos los presentes y se sorprendió, no conocía ni a la que hablaba ni a la de la venda en los ojos, aunque recordaba a Cicatriz. Pese a estar acostumbrado al tono de superioridad, (que él consideraba obvia), de los rocavarancoleses había un deje de menosprecio y asco en la voz de aquella cosa horrible que no le gusto nada, para él solo su precioso Andras Sula podría hablarle así y nadie más. Sin embargo dijo cosas interesantes, como la sorpresa de que aquello era Rocavarancolia y confirmar que aquello consistía en una prueba. "Aptos para reparar" Bueno desde luego con un pequeño vistazo sí que la ciudad lo necesitaba. A él y a todo un ejército frivy de constructores y arquitectos.
No sabía como habrían visto los demás el corte de la de las vendas pero un "Uy." sonó automáticamente en su cabeza. Ahí había rencillas, las mismas que coronaban sus discusiones con los ególatras de los total-diseñadores y los dejados de su familia. Si Cicatriz estaba ahí debían ser al menos personas importantes. Agh, hiperespero que no esten amargando que te crunchy´s a Andras. Comprendía demasiado bien lo que era estar a cargo de todo el mundo para que no la caguen y no estalle todo.
Por fin el incómodo discurso acabó y aquella cosa flotante empezó a alejarse. Refugios y bañeras que por algún estúpido motivo llevaban a comida fue con lo que más se quedó pues dos de las prohibiciones no sabía ni cómo eran y la tercera le daba el suficiente mal rollo desde ahí como para no acercarse ni de coña incluso si no la hubieran incluido.
-Bueno pues. ¿Superhabrá que moverse? ¿Supongo?-le pregunto a nadie en general.
Con un pie en el borde estiró su brazo izquierdo hasta el agua que caía de las bocas y así al menos no coger la de abajo, una de sus grandes manos en cuenco era suficiente para hacer un trago decente y probar que tal. Con la elegancia y estilo que ya eran parte de él llevó el agua de la mano a la boca refrescándose del despertar y sintiendo extrañas ondas recorrer todo su cuerpo hacia su cabeza, retorciendo sus recuerdos para cambiar el propio núcleo de su habla.
-Wow, que... ¿que superlleva este agua? -Entonces se escuchó a sí mismo y alucinó, ¡en verdad estaba hablando en otro idioma!
-¿Superlleva? ¿Crees que la fuente la ha cagado con este? -Habló la chica.
-Oye, no seas grosera, debe ser cosa de su mundo. ¿Cómo te llamas? -Le riñó el chico.
-Nery´s. -Dijo con tono divertido mirando a la chica. -Y si es cosa de-
—Niños y niñas de todos los mundos que conectan con Rocavarancolia.
Miró hacia arriba como todos los presentes y se sorprendió, no conocía ni a la que hablaba ni a la de la venda en los ojos, aunque recordaba a Cicatriz. Pese a estar acostumbrado al tono de superioridad, (que él consideraba obvia), de los rocavarancoleses había un deje de menosprecio y asco en la voz de aquella cosa horrible que no le gusto nada, para él solo su precioso Andras Sula podría hablarle así y nadie más. Sin embargo dijo cosas interesantes, como la sorpresa de que aquello era Rocavarancolia y confirmar que aquello consistía en una prueba. "Aptos para reparar" Bueno desde luego con un pequeño vistazo sí que la ciudad lo necesitaba. A él y a todo un ejército frivy de constructores y arquitectos.
No sabía como habrían visto los demás el corte de la de las vendas pero un "Uy." sonó automáticamente en su cabeza. Ahí había rencillas, las mismas que coronaban sus discusiones con los ególatras de los total-diseñadores y los dejados de su familia. Si Cicatriz estaba ahí debían ser al menos personas importantes. Agh, hiperespero que no esten amargando que te crunchy´s a Andras. Comprendía demasiado bien lo que era estar a cargo de todo el mundo para que no la caguen y no estalle todo.
Por fin el incómodo discurso acabó y aquella cosa flotante empezó a alejarse. Refugios y bañeras que por algún estúpido motivo llevaban a comida fue con lo que más se quedó pues dos de las prohibiciones no sabía ni cómo eran y la tercera le daba el suficiente mal rollo desde ahí como para no acercarse ni de coña incluso si no la hubieran incluido.
-Bueno pues. ¿Superhabrá que moverse? ¿Supongo?-le pregunto a nadie en general.
- Equilibrio:
Un blanco mas oscuro que el negro.
Un negro mas claro que el blanco.
El gris se desborda en mil tonos.
Y el arcoiris se hunde en monotonia.
Vivimos caminando el sendero dejado por los muertos.
Mientras brindamos nueva muerte a nuestro paso para extenderlo.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Plaza de la Fuente
07/04/19, 11:25 am
Iemai llegó a la plaza de la fuente y se mezcló entre la multitud. Los que llevaban ahí más rato parecían empeñados en que se bebiese del agua de la fuente de las serpientes y, tras un vistazo a su alrededor examinando a los presentes, se acercó al borde e hizo exactamente lo que le pedían, aunque utilizó solo la mano del brazo que no le dolía. El agua no tenía nada extraño en el sabor, pero no era lo que parecía. A medida que la gente bebía las conversaciones a su alrededor se iban haciendo comprensibles e Iemai abrió mucho los ojos. Estaba rodeada de un caos cultural importante del que ahora era más consciente que antes. Solo esperaba que aquella agua mágica no tuviese más efectos que el de cambiar el idioma de quienes la bebían.
No siguió dándole vueltas al asunto de la fuente embrujada porque las tres personas del navío se asomaron por la borda. Ninguna tenía rasgos cercanos, pero sin duda la más normal era la que llevaba la venda en la cara. De las otras no sabía cuál tenía más aspecto de haber salido de una pesadilla, si la que llevaba la carne al descubierto o la criatura peluda llena de heridas. Después empezaron a hablar, y la cercana las observó tensa, deseando hacerse lo más pequeña posible para que aquellas criaturas no pudiesen verla.
El discurso no fue demasiado halagüeño. Aquel grupo de jóvenes tenía un reto enorme ante ellos y muy poca información al respecto. Tenían refugios a su disposición, sí, pero ni siquiera les habían dicho dónde encontrarlos. Las personas del navío no eran de fiar, y la información que les estaban dando era muy escasa. La confusión a su alrededor dejaba patente que a todos les habían prometido cosas diferentes.
Iemai, en cambio, veía una oportunidad de sobrevivir. Ella estaba allí para salvarse. Solo tenían que encontrar los refugios y la comida, y sus expectativas ya serían mejores que las del día anterior.
No siguió dándole vueltas al asunto de la fuente embrujada porque las tres personas del navío se asomaron por la borda. Ninguna tenía rasgos cercanos, pero sin duda la más normal era la que llevaba la venda en la cara. De las otras no sabía cuál tenía más aspecto de haber salido de una pesadilla, si la que llevaba la carne al descubierto o la criatura peluda llena de heridas. Después empezaron a hablar, y la cercana las observó tensa, deseando hacerse lo más pequeña posible para que aquellas criaturas no pudiesen verla.
El discurso no fue demasiado halagüeño. Aquel grupo de jóvenes tenía un reto enorme ante ellos y muy poca información al respecto. Tenían refugios a su disposición, sí, pero ni siquiera les habían dicho dónde encontrarlos. Las personas del navío no eran de fiar, y la información que les estaban dando era muy escasa. La confusión a su alrededor dejaba patente que a todos les habían prometido cosas diferentes.
Iemai, en cambio, veía una oportunidad de sobrevivir. Ella estaba allí para salvarse. Solo tenían que encontrar los refugios y la comida, y sus expectativas ya serían mejores que las del día anterior.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Plaza de la Fuente
07/04/19, 12:25 pm
El grupo al que seguía se unió a más gente en torno a la fuente, y aunque ella iba ensimismada mirando el navío flotante preguntándose qué clase de maldición cargaba para semejante hazaña, no tardó en reparar en sus gestos apremiantes para que bebieran.
—¡Ah no!, ¿¡estáis locos!? —aunque no la entendieran, la hostilidad en su voz dejaba clara su negación—. ¿Qué pasa, sois un rebaño acaso?
Los gestos para que todos se acercaran no pararon, y cada vez más gente se acumulaba en torno al agua para beber. Kahlo tenía la boca pastosa, pero le resultaba como poco humillante beber a saber qué de esa fuente pública. Para ella todos los idiomas sonaban alienígena, indiferentes la inmensa mayoría, mas no tardó en fijarse en un mismo patrón de sonido cada vez más extendido entre los monstruos y varmanoides según bebían. No es que todos sonasen horrible al mismo nivel, es que parecían hablar el mismo -horrible- idioma. Suspiró bochornosamente, insegura de que algo así fuera posible, y de serlo no sería sino una maldición a la que se lanzaban como idiotas sin pensarlo.
«Qué importa otra maldición más» se dijo, resignada, según sus pasos la acercaban a la fuente. No pensaba beber de abajo cuál animal rumiante, así que se acercó a la boca de una de las serpientes. Se lavó la mano libre antes de nada, luego hizo un cuenco y la acercó a su nariz para olerla. Nada, solo agua, si era veneno ya lo descubrirían más adelante. «Me voy a asegurar de ahogar a Zarpa aquí cuando la vea.»
Llevó el líquido a su boca y bebió, descubriendo entonces toda la sed que sentía. Podría haber llenado la mano una segunda vez para dar otro trago, pero sus propios pensamientos cambiantes la detuvieron en el acto. El ruido a su alrededor se volvió (efectivamente) unísono y pudo entender lo que decían. La sorpresa fue visible en su rostro.
«Como me gusta tener razón» pensó. Instantes después trató de pensar en varmano y el resultado le hizo arrugar la cara. «Como odio tener razón.»
—Bien, ya estoy maldita, ¡¿contentos?! —bufó hacia los que más insistentemente la habían llamado a beber. Luego susurró—: Kahlo. Kah-lo. Hm.
«Al menos mi nombre sigue sonando igual. Lo que me faltaba era que sonase como el de un vagabundo.»
Una potente voz salió del barco, obligándola a mirar de nuevo hacia arriba. Antes había estado tan entretenida mirando los hermosos detalles del casco que ni siquiera había reparado en las tres figuras que lo pisaban. Y casi hubiera preferido no hacerlo. La horrible imagen de la vieja momia en carne “viva” le podía provocar el vómito, pero se guardó elegantemente la arcada para sí, cubriéndose la boca con una mano en lo que parecía sorpresa (que también, pero era sobre todo por náuseas).
Las palabras entraron a toda velocidad en su cerebro, y su vista viajaba de un monstruo a otro, de monumento a monumento. Demasiadas cosas de las que darse cuenta en tan corto plazo de tiempo: los monstruos eran horrendos, la ciudad era extremadamente horrenda, el discurso era insultantemente horrendo. Le temblaron las piernas ante las tajantes afirmaciones de que tendrían que sobrevivir solos, sin ayuda, paralizada para cuando acabó aquella sarta de cuchillos verbales.
Su respiración era manual de lo inútil que sentía los pulmones, y el temblor de sus piernas empezaba a ser tan notable que tuvo que tomar asiento al borde de la fuente. Abrió la mano donde tenía las perlas mientras el enorme peso de la realidad le aplastaba los hombros: ella había picado y había asentido con gusto a la idea de marcharse. El miedo se mezcló con furia y tuvo que contener el arrebato de lanzar el rutenio lo más lejos posible, cerrando ambos puños con fuerza para evitarlo. Si alguien se había fijado en ella habría visto a una chica asustada, ahora reemplazada por una cuya fría ira contenida era apabullante. Temblaba, sí, pero no era precisamente por miedo.
—Dignos herederos de nuestra portentuosidad, sí —exclamó en voz alta con un sarcasmo tangible. Automáticamente se puso en pie, alzó la vista al barco que se alejaba y aumentó el tono lo máximo que pudo para, con suerte, llegar a sus oídos—. ¡AHÍ PARTA UN RAYO EL ÁRBOL DE TODOS VUESTROS MUERTOS!
Dedicaría una mirada asesina a todo aquel que la estuviera mirando. No quería ver su pena, no quería su empatía. Muy en el fondo solo quería derrumbarse, pero su orgullo no iba a permitírselo. Se cruzó de brazos tras arreglarse la falda y el mantón con dignidad, dando un solo golpe al suelo con el tacón de su botín. Aún soltando culebras por la boca en una situación de mierda era toda una señorita.
—¡Ah no!, ¿¡estáis locos!? —aunque no la entendieran, la hostilidad en su voz dejaba clara su negación—. ¿Qué pasa, sois un rebaño acaso?
Los gestos para que todos se acercaran no pararon, y cada vez más gente se acumulaba en torno al agua para beber. Kahlo tenía la boca pastosa, pero le resultaba como poco humillante beber a saber qué de esa fuente pública. Para ella todos los idiomas sonaban alienígena, indiferentes la inmensa mayoría, mas no tardó en fijarse en un mismo patrón de sonido cada vez más extendido entre los monstruos y varmanoides según bebían. No es que todos sonasen horrible al mismo nivel, es que parecían hablar el mismo -horrible- idioma. Suspiró bochornosamente, insegura de que algo así fuera posible, y de serlo no sería sino una maldición a la que se lanzaban como idiotas sin pensarlo.
«Qué importa otra maldición más» se dijo, resignada, según sus pasos la acercaban a la fuente. No pensaba beber de abajo cuál animal rumiante, así que se acercó a la boca de una de las serpientes. Se lavó la mano libre antes de nada, luego hizo un cuenco y la acercó a su nariz para olerla. Nada, solo agua, si era veneno ya lo descubrirían más adelante. «Me voy a asegurar de ahogar a Zarpa aquí cuando la vea.»
Llevó el líquido a su boca y bebió, descubriendo entonces toda la sed que sentía. Podría haber llenado la mano una segunda vez para dar otro trago, pero sus propios pensamientos cambiantes la detuvieron en el acto. El ruido a su alrededor se volvió (efectivamente) unísono y pudo entender lo que decían. La sorpresa fue visible en su rostro.
«Como me gusta tener razón» pensó. Instantes después trató de pensar en varmano y el resultado le hizo arrugar la cara. «Como odio tener razón.»
—Bien, ya estoy maldita, ¡¿contentos?! —bufó hacia los que más insistentemente la habían llamado a beber. Luego susurró—: Kahlo. Kah-lo. Hm.
«Al menos mi nombre sigue sonando igual. Lo que me faltaba era que sonase como el de un vagabundo.»
Una potente voz salió del barco, obligándola a mirar de nuevo hacia arriba. Antes había estado tan entretenida mirando los hermosos detalles del casco que ni siquiera había reparado en las tres figuras que lo pisaban. Y casi hubiera preferido no hacerlo. La horrible imagen de la vieja momia en carne “viva” le podía provocar el vómito, pero se guardó elegantemente la arcada para sí, cubriéndose la boca con una mano en lo que parecía sorpresa (que también, pero era sobre todo por náuseas).
Las palabras entraron a toda velocidad en su cerebro, y su vista viajaba de un monstruo a otro, de monumento a monumento. Demasiadas cosas de las que darse cuenta en tan corto plazo de tiempo: los monstruos eran horrendos, la ciudad era extremadamente horrenda, el discurso era insultantemente horrendo. Le temblaron las piernas ante las tajantes afirmaciones de que tendrían que sobrevivir solos, sin ayuda, paralizada para cuando acabó aquella sarta de cuchillos verbales.
Su respiración era manual de lo inútil que sentía los pulmones, y el temblor de sus piernas empezaba a ser tan notable que tuvo que tomar asiento al borde de la fuente. Abrió la mano donde tenía las perlas mientras el enorme peso de la realidad le aplastaba los hombros: ella había picado y había asentido con gusto a la idea de marcharse. El miedo se mezcló con furia y tuvo que contener el arrebato de lanzar el rutenio lo más lejos posible, cerrando ambos puños con fuerza para evitarlo. Si alguien se había fijado en ella habría visto a una chica asustada, ahora reemplazada por una cuya fría ira contenida era apabullante. Temblaba, sí, pero no era precisamente por miedo.
—Dignos herederos de nuestra portentuosidad, sí —exclamó en voz alta con un sarcasmo tangible. Automáticamente se puso en pie, alzó la vista al barco que se alejaba y aumentó el tono lo máximo que pudo para, con suerte, llegar a sus oídos—. ¡AHÍ PARTA UN RAYO EL ÁRBOL DE TODOS VUESTROS MUERTOS!
Dedicaría una mirada asesina a todo aquel que la estuviera mirando. No quería ver su pena, no quería su empatía. Muy en el fondo solo quería derrumbarse, pero su orgullo no iba a permitírselo. Se cruzó de brazos tras arreglarse la falda y el mantón con dignidad, dando un solo golpe al suelo con el tacón de su botín. Aún soltando culebras por la boca en una situación de mierda era toda una señorita.
- ♪♫♬:
- Harek
Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carisma
Personajes :- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
- Rick: humano, neoyorquino
- Erknest: humano, italiano/inglés Kamaitachi
Síntomas : A veces tendrá ataques de claustrofobia. Sus irises dejan de ser círculos perfectos, y en ocasiones sus ojos serán brevemente fosforescentes en la oscuridad.
Armas :- Rick: Sable y arco
- Erknest: "Espada legendaria" y cuchillas de aire
Status : The journey never ends
Humor : Cualquier cosa me vale.
- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
Re: Plaza de la Fuente
07/04/19, 12:39 pm
Después de mirar un rato a la mancha-barco del cielo, se fijó que en el centro de la plaza había una fuente en la que se agrupaba buena parte de los allí presente y juraría que estaban haciéndole señas al resto. Chromsa se acercó como pudo atravesando al gentío y llegó a la fuente, que le llamó la atención por su decoración de serpientes entrelazadas; el agua era cristalina y se podía ver incluso el fondo de la fuente. Un ser a su izquierda seguía haciéndole señas para que bebiera. Ahora que lo pensaba, tenía un poco de sed... Así, Chromsa tomó un buen sorbo de agua.
-Está bastante fresquita. Me recuerda a la de casa.- dijo, y al instante añadió cada vez más tenso- Un momento... ¿En qué idioma estoy hablando? Esto no es ochrorio... Pero, ¿cómo se hablaba en ochrorio?-
Miró a aquel ser de su izquierda y le dijo, aunque sin estar muy convencido de que lo entendería:
-¿Es por el agua?-
-Eso parece- respondió el chico.
Entonces Chromsa dio un pequeño respingo. Desde que conoció al Heraldo Rocuo cada momento que pasaba era más extraño que el anterior. No solo había aparecido en un lugar desconocido con seres que no había visto nunca, sino que ahora hablaba en otro idioma y no recordaba el suyo. -Pero entonces, ¿cuando vuelva a casa cómo podré hablar con el resto?- pensó mientras se empezaba a poner un tanto nervioso, cosa que casi nunca le había pasado.
Por suerte, en ese momento llegó el barco y pudo evadir aquellos pensamientos escuchando el discurso de las tres mujeres (un tanto peculiares, pensó) que iban en la embarcación. Había un agradable olor en el ambiente que le recordaba a los dulces que hacía su padre, pero solo lo distrajo hasta que empezó el discurso. Siguió atento todo lo que decían y, cuando terminó, se quedó pensativo.
-Entonces, no estoy en Ochroria según lo que ha dicho. Y no solo eso, sino que tengo que sobrevivir hasta que... ¿salga la Luna Roja? Más o menos se lo que es el rojo, pero no se que es una luna. Ni tampoco que es una bañera, aunque si llevan comida supongo que será algún tipo de cesta. Y al menos tendré un refugio para vivir, así que no debería ser muy duro en principio si consigo comida de las bañeras y puedo cultivar unas cuantas verduras. Aunque no tengo ni idea de dónde está nada de eso. Además, solo podría vivir, pero como granjero se que la convivencia hará que todo sea más fácil.-
Se giró hacia la gente que quedaba en la plaza y empezó a saludar a la mayoría para intentar encontrar compañeros en aquel mundo distante y desconocido.
-Hola, yo soy Chromsa.- decía hacia todas direcciones con su típica sonrisa.
-Está bastante fresquita. Me recuerda a la de casa.- dijo, y al instante añadió cada vez más tenso- Un momento... ¿En qué idioma estoy hablando? Esto no es ochrorio... Pero, ¿cómo se hablaba en ochrorio?-
Miró a aquel ser de su izquierda y le dijo, aunque sin estar muy convencido de que lo entendería:
-¿Es por el agua?-
-Eso parece- respondió el chico.
Entonces Chromsa dio un pequeño respingo. Desde que conoció al Heraldo Rocuo cada momento que pasaba era más extraño que el anterior. No solo había aparecido en un lugar desconocido con seres que no había visto nunca, sino que ahora hablaba en otro idioma y no recordaba el suyo. -Pero entonces, ¿cuando vuelva a casa cómo podré hablar con el resto?- pensó mientras se empezaba a poner un tanto nervioso, cosa que casi nunca le había pasado.
Por suerte, en ese momento llegó el barco y pudo evadir aquellos pensamientos escuchando el discurso de las tres mujeres (un tanto peculiares, pensó) que iban en la embarcación. Había un agradable olor en el ambiente que le recordaba a los dulces que hacía su padre, pero solo lo distrajo hasta que empezó el discurso. Siguió atento todo lo que decían y, cuando terminó, se quedó pensativo.
-Entonces, no estoy en Ochroria según lo que ha dicho. Y no solo eso, sino que tengo que sobrevivir hasta que... ¿salga la Luna Roja? Más o menos se lo que es el rojo, pero no se que es una luna. Ni tampoco que es una bañera, aunque si llevan comida supongo que será algún tipo de cesta. Y al menos tendré un refugio para vivir, así que no debería ser muy duro en principio si consigo comida de las bañeras y puedo cultivar unas cuantas verduras. Aunque no tengo ni idea de dónde está nada de eso. Además, solo podría vivir, pero como granjero se que la convivencia hará que todo sea más fácil.-
Se giró hacia la gente que quedaba en la plaza y empezó a saludar a la mayoría para intentar encontrar compañeros en aquel mundo distante y desconocido.
-Hola, yo soy Chromsa.- decía hacia todas direcciones con su típica sonrisa.
- Lops
Ficha de cosechado
Nombre: Kradko
Especie: Clinger de la sociedad nómada
Habilidades: Agilidad, oído musical, habilidad manualPersonajes :
· Adara: Humana ángel negro.
· Heraldo Rocuo: Ochrorio ominario.
· Kradko: Clinger lepäni.
Armas : · Adara: ballesta, tonfas, espada larga y lanza naginata.
· Kradko: bastón.
Re: Plaza de la Fuente
07/04/19, 01:00 pm
Nadie respondió a su saludo, estaba sola y cada vez tenía cada vez más miedo. ¿Y cómo no tenerlo? Había creído que anoche tuvo un sueño muy raro con alguien muy raro que tenía plumas y una cola muy rara. ¡Pero no podía ser un Enderth, no tenía pico!
En aquel momento le quedó claro que no podía haber sido un sueño. Se encontraba en un lugar desconocido con edificios de piedra y madera raros sobre un terreno horizontal, con criaturas raras que hablaban de forma rara y hacían gestos raros para que bebiera de una fuente rara. Y no tenía tanto frío desde ese día que su papa tropezó con un pescado que se le cayó al suelo. ¡Y hacía muchísimo frío ese día!
Las extrañas criaturas a su alrededor empezaron a mirar al cielo, donde se veía un barco. Un barco que volaba. A Kradko se le iluminaron los ojos —un concepto difícil de imaginar en un insecto, pero lo hicieron—, pues por primera vez algo le sonaba ligeramente familiar. Corrió hacia el navío, dispuesta a escalar un edificio para contemplarlo más de cerca y hasta alcanzarlo si era posible. No le costó mucho percatarse, por eso, de que este no podía ser más distinto de los que había en su ciudad. Se detuvo decepcionada. «¿Será esto la nación arbórea?» Consideró durante un instante. Pero de nuevo, aquello era imposible: no había árboles de esos grandes de los que le hablaba su mama.
El navío finalmente se detuvo y unos seres más extraños aún que los de la plaza se pusieron a emitir sonidos indescifrables para ella. Imaginó que estaban hablando, ¡pero nunca había visto tal forma de hablar! Los contempló embobada. En parte le fascinaban. Por otra, daban miedo y vestían ropa y esta era rara.
Cuando parecía que terminaban, se oyeron algunos gritos en la plaza, todos desconocidos. Sin embargo, aquello le hizo fijarse en algo que hasta aquel momento no había visto. Algo que, por fin, le parecía realmente familiar: una caña. Y un enderth.
Al instante corrió hacia él, sinceramente contenta de haber encontrado a quien poder hacerle todas aquellas preguntas que se le arremolinaban en la cabeza. ¿Dónde estaban? ¿Qué eran todos esos animales extraños? ¿Había pescado para comer?
—¡Enderth! —Sacudió la capa del susodicho con ambas manos— ¿Dónde estamos? ¿Qué ocurre? ¿Quiénes son todos estos? ¿Por qué tu caña está rota? Yo estaba en casa de mi papa y vino un pájaro-mamífero muy muy raro y-y…
De repente se detuvo, pues aquel Enderth le miraba con cara de algo-va-mal. «¡Ah, que no me he presentado!»
—Kradko. Me llamo Kradko. Perdona.
En aquel momento le quedó claro que no podía haber sido un sueño. Se encontraba en un lugar desconocido con edificios de piedra y madera raros sobre un terreno horizontal, con criaturas raras que hablaban de forma rara y hacían gestos raros para que bebiera de una fuente rara. Y no tenía tanto frío desde ese día que su papa tropezó con un pescado que se le cayó al suelo. ¡Y hacía muchísimo frío ese día!
Las extrañas criaturas a su alrededor empezaron a mirar al cielo, donde se veía un barco. Un barco que volaba. A Kradko se le iluminaron los ojos —un concepto difícil de imaginar en un insecto, pero lo hicieron—, pues por primera vez algo le sonaba ligeramente familiar. Corrió hacia el navío, dispuesta a escalar un edificio para contemplarlo más de cerca y hasta alcanzarlo si era posible. No le costó mucho percatarse, por eso, de que este no podía ser más distinto de los que había en su ciudad. Se detuvo decepcionada. «¿Será esto la nación arbórea?» Consideró durante un instante. Pero de nuevo, aquello era imposible: no había árboles de esos grandes de los que le hablaba su mama.
El navío finalmente se detuvo y unos seres más extraños aún que los de la plaza se pusieron a emitir sonidos indescifrables para ella. Imaginó que estaban hablando, ¡pero nunca había visto tal forma de hablar! Los contempló embobada. En parte le fascinaban. Por otra, daban miedo y vestían ropa y esta era rara.
Cuando parecía que terminaban, se oyeron algunos gritos en la plaza, todos desconocidos. Sin embargo, aquello le hizo fijarse en algo que hasta aquel momento no había visto. Algo que, por fin, le parecía realmente familiar: una caña. Y un enderth.
Al instante corrió hacia él, sinceramente contenta de haber encontrado a quien poder hacerle todas aquellas preguntas que se le arremolinaban en la cabeza. ¿Dónde estaban? ¿Qué eran todos esos animales extraños? ¿Había pescado para comer?
—¡Enderth! —Sacudió la capa del susodicho con ambas manos— ¿Dónde estamos? ¿Qué ocurre? ¿Quiénes son todos estos? ¿Por qué tu caña está rota? Yo estaba en casa de mi papa y vino un pájaro-mamífero muy muy raro y-y…
De repente se detuvo, pues aquel Enderth le miraba con cara de algo-va-mal. «¡Ah, que no me he presentado!»
—Kradko. Me llamo Kradko. Perdona.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido MusicalPersonajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Plaza de la Fuente
07/04/19, 01:01 pm
Reina
Finalmente llegaron a un exterior. El contraste de luces le cegó unos instantes, pero en verdad aquel cielo gris no iluminaba demasiado. Al llevarse una mano a la frente se percató que ya no llevaba la peluca. Instintivamente se palpó detrás de la cabeza y descubrió que no colgaba por la redecilla y que, de hecho, no había redecilla siquiera. Su peluca habia desvanecido.
Resopló frustrada. Otros tantos miles de yenes por la borda. Estaba segura que no se le había caído por el camino ni que se la hubiera dejado en la mazmorra. Iba perdiendo preciosos materiales al segundo. Su mente comenzó rápidamente a hacer una suma general de daños y perjuicios causados para la denuncia que iba a plantar frente a los juzgados una vez volviera. Sino a la mujer que le drogó, a su directo supervisor. Aquel agravio no iría impune, y se aseguraría de usar hasta el último de los recursos del Clan para lograrlo.
Exteriormente, se la vió un tanto molesta, pero no por mucho tiempo. Adaptándose a la situación, se alisó el pelo cuidadosamente antes de avanzar donde muchos otros se habían congregado. Suerte de que no estaba muy desastre, se dijo, usando la pantalla apagada del teléfono como espejo.
Finalmente, respiró profundamente justo antes de dar el primer paso hacia la fuente.
Era una ciudad triste y desolada, pero a la vez extraña y misteriosa. Tenia algo que no podía definir con palabras sino con sentimientos. Había cierto olor a polvo y a viejo en el aire, así como deshecho. Era una ruina.
De olor a polvo a directamente polvo, tosió suavemente en su mano. Se lamentó de nuevo de haberse dejado el bolso atrás. Ahi tenia una mascarilla que le hubiera servido de perlas.
Miró a los demás ahora. Ojos inquisitivos con lentillas azules que brillaban con ráfagas amarillas. Estaba algo cansada y, entre el dolor, los picores y la sensación de vulnerabilidad se había olvidado que ni estaba sola ni estaba segura. Los demás chicos y chicas… y aliens, estaban confraternizando algo tímidamente. Había quienes, aun a pesar de sus diferencias fisionómicas se estaban comunicando e, incluso hablando en la misma lengua. ¿Como aquello era posible? ¿Se trataban de alienígenas de sociedades avanzadas y multiculturales como aquellas de sus Revistas de Pulp Fiction? La estética no era, pero no se le ocurría otra explicación. Se pudo imaginar con un traje de neopreno color fuchsia, una pecera por casco espacial y una pistola futurista con una antena de radio por cañón. Sin duda eso era mucho más romantizable que lo que estaba viendo.
Había cierta obsesión con la fuente, muchos intentaban atraer a otros a ella y a convencerles a beber. Al beber el líquido, muchos procedían a expresar vívidamente reacciones de sorpresa, de júbilo e incluso hubo alguno que se quedó paralizado. Reina era más sensata como para ir a beber de las primeras. Esperó y observó, analizando las reacciones de las chicas, chicos y alienígenas que bebían.
A continuación se fijó en los terceros. ¡Qué esperpento! Un espectáculo desfile de formas, colores y animales, algunos más parecidos y familiares a aquellos que ya conocía de la tierra y otros que apenas asemejaban una forma humana. Parecía una historia de ficción con todas las de la ley y Reina aún dudaba de si estaba soñando. Después de que empezase a formular preguntas muy estupidas, fruto de la droga sin duda, sus memorias estaban algo nubladas, así que no terminó de quitarse el sentimiento onírico.
Volvió su atención a la fuente. Era fea, no había duda. Serpientes talladas hacían de cañerías y vertían el agua, aparentemente limpia y podría decir, ¿adictiva? debido al énfasis con el que le intentaban convencer que bebiera de ella. Recibía señales mezcladas. Sin duda, aquellos seres intergalácticos y demás personajes estaban en la misma situación que ella. O eso suponía. Y, sin embargo, ¿como es que se fiaban de algo tan siniestro? A nivel de fuentes, lo normal seria poner unas carpas, unas focas, hasta unos delfines serían más naturales. Pero, ¿serpientes?
¿Era consciente esta gente qué tipo de líquido salía de la boca de Serpientes? Y sin embargo insisten. ¿Tendrían serpientes en sus mundos? Algunos incluso que parecían humanos salvo por el color de su piel. El espectro de arcoiris no era algo que podía esperarse de la piel de otros y, ahí estaban. Era hasta mono. Y aun así, su respuestas serian firmes y negativas.
—いいえ、結構です。— dijo una y otra vez en mil y una formas respetuosas, sin ser realmente entendida. Sus ojos frios y desmotivados pretendían mandar el mismo mensaje en idiomas más internacionales. Y, mientras que sirvió para intimidar a unos cuantos, otros se embrabucaron e insistían más de lo que a Reina le parecía agradable y rozaba con ser cargante.
—ちょっと! 私は英語を理解することはできません! こら!!—
Entre ellas, la más efusiva e insistente era una mujer negra con un peinado y pelo curiosos que le llamaron la atención a la nipona. En japón, los Kokujin, o “personas negras” eran una rareza fuera de las grandes ciudades, y aun en estas, siempre atraían miradas por cuan exóticos eran en el país homogéneo. Pero para Reina, esa mujer negra en esos instantes presentaba algo mucho más familiar y cercano que la masa de extraterrestres que la rodeaban insistiendo. Reina se mordió el labio (y la lengua) y mantuvo una predisposición respetuosa.
—大丈夫です。 ちょっとだけ ねぇ?。— acabó cediendo algo avergonzada por la atención que había traído sobre su persona.
Muy gentilmente, miró una vez más a la mujer y se retiró el pelo de la cara, trayendolo detrás de su oreja y manteniéndolo ahí sujeto. Lentamente, se inclinó sobre la fuente y con su mano libre recogió un pequeño sorbo con la cuenca. Delicadamente, se trajo el agua a los labios y, tras una pequeña pausa para reunir valor, bebió del agua. Al instante pudo notar que era, de hecho, agua. Un agua que sabía mal, a caliza, a polvo y a cañería vieja sin limpiar, pero era de hecho bebible. La cuestión de si era potable o no se resolvería en los momentos venideros, pue sabía cuán vulnerable era su genética a aguas poco salobres.
Se incorporó lentamente y se limpió cuidadosamente la boca con la manga de la camiseta. Girando a la chica negra, abrió la boca de nuevo.
—Lo siento, pero la verdad es que no se porqu....—
Cuando se percató que estaba hablando otro idioma le vino un hipo repentino que le silenció la voz. Llevándose la mano instintivamente a los labios, sus ojos se abrieron como platos mientras miraba a los demás con una moderada expresión de sorpresa en su rostro, oculto tras su mano.
Las miradas de complicidad de todos le confirmaron el secreto de la fuente. Esta, les permitía hablar a todos en el mismo idioma, hasta ahí era obvio. Pero lo que algunos no se habían percatado, y Reina prácticamente lo hizo al instante, es que también borraba los conocimientos sobre cualquier otro idioma. No solo el japonés, pero el poco inglés que chapurreaba, junto al mandarín y coreano que sabía, todo al traste. Cierto era que comunicarse iba a ser importante si querían salir de ahí, pero se preguntaba el precio que acababa de pagar por ello. Descubrió también que podía recordar frases de películas y libros y recitarlas, pero solo le venían a la mente traducidas, como si las hubiera leido u oido en aquel idioma nuevo de toda la vida.
Poco tiempo le dió para adaptarse a la situación cuando unos tipos raros se presentaron y, flotando por encima de ellos con un barco que también flotaba, parecía ser una suerte de tema que llevaban lo de flotar, se introdujeron y dieron un discurso que hablaba de gestas épicas y de desafíos y de supervivencia. ¿Qué era esto, un Battle Royale? La sangre de Satsuma le hervía a la chica, quien aún no se había terminado de calmar y frunció el ceño.
Una mirada reprobatoria se centró sobre cada uno, individualmente dejándoles ver su descontento. Brazos cruzados entorno a su pecho, la chica habló por debajo de su aliento.
—¿Que se creen que es esto? ¿Una broma?— resopló fuertemente, haciendo que su flequillo ondease al viento unos instantes.
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Plaza de la Fuente
07/04/19, 01:58 pm
Fleur siguió a los desconocidos hasta lo que parecía ser una plaza con una fuente. No tardó en verse abrumada por toda la información que recibía de golpe y la poca capacidad que tenía de asimilar nada en esos momentos.
Un mar de edificios en ruinas se extendía ante ella, a lo lejos podía distinguir las montañas y alguna estructura que destacaba sobre las demás. Pero sobre todo le llamó la atención el navío que flotaba por encima de los allí reunidos y por supuesto, la naturaleza de sus acompañantes. ¿Eran Aliens? ¿De este planeta, o de otros?. Abría los ojos de golpe como si le hubieran revelado la verdad del universo. >>Por supuesto, no debí dudar de tí, mi Señor. Has debido crear otros mundos<<. ¿Por qué sentía una inquietud sobrenatural entonces? Eran obras de Dios como ella... ¿o de otra cosa?.
Se acercó a la fuente, intentando pasar desapercibida y sin establecer contacto visual. Le tamblaban los muslos y la frenté se vio cubierta pronto por perlas de sudor. No hizo falta que nadie la instara a beber, se moría de sed. Cuando creyó que nadie la miraba directamente se acercó a la fuente e hincó las rodillas en la fría piedra, con sus manos consiguió simular un pequeño cuenco y dio pequeños sorbos sin pensarlo mucho.
-Mmm...gh- murmuró al notar como el efecto refrescante hacía mella deslizándose por su garganta. Pero algo más ocurrió, su cabeza pareció dar vueltas por unos segundos como si algo la hubiera sacudido y tuvo que apoyar su mano en una de las serpientes para no caer al agua. >>¿Qué ha sido eso?<<. Se preguntó, pero incluso sin decir nada ya se percató de que pensaba en un lenguaje diferente. Las conversaciones a su alrededor empezaron a cobrar sentido y Fleur no estaba del todo segura si se trataba de una buena noticia. Miró a los de su alrededor con expresión perpleja y abrazándose con los brazos. Había olvidado el francés, el inglés y lo que sabía de alemán. >>¿Magia?<<.
No tuvo mucho tiempo más para comprender lo ocurrido pues las tres figuras en lo alto de aquella cosa comenzaron a hablar. Y lo que dijeron a continuación no parecía ser bueno, ni mucho menos milagros.
Solos. Refugio. Demostrar valía. A la francesa le dio miedo las tres figuras sin excepción, aunque la que tenía una especie de capucha causó mas temor. Le dio miedo todo en realidad. Ella no había venido a competir, precisamente quería huir de todos los ideales de perfección y clasificación a los que había sido sometida.
Y ahora resultaba que debía mostrar ser apta. Akeyo no le había dicho nada de eso y encima no podía hablar como en la tierra, todo sonaba raro y distinto, todo era feo. Fleur se acuclilló en una esquina evitando el núcleo principal de gente pues se sentía mucho más cómoda en en un segundo plano. Se le empañaron los ojos y un leve temblor acudió a su labio, casi haciendo pucheros. Estaba triste. ¿Qué pasaba ahora? Consiguió escapar de su familia y aun así se sentía vendida. Un pequeño lagrimeo en silencio surgió y se tapó la cara con las manos desesperada porque nadie la viera así. No podía manejar su frustración.
Un mar de edificios en ruinas se extendía ante ella, a lo lejos podía distinguir las montañas y alguna estructura que destacaba sobre las demás. Pero sobre todo le llamó la atención el navío que flotaba por encima de los allí reunidos y por supuesto, la naturaleza de sus acompañantes. ¿Eran Aliens? ¿De este planeta, o de otros?. Abría los ojos de golpe como si le hubieran revelado la verdad del universo. >>Por supuesto, no debí dudar de tí, mi Señor. Has debido crear otros mundos<<. ¿Por qué sentía una inquietud sobrenatural entonces? Eran obras de Dios como ella... ¿o de otra cosa?.
Se acercó a la fuente, intentando pasar desapercibida y sin establecer contacto visual. Le tamblaban los muslos y la frenté se vio cubierta pronto por perlas de sudor. No hizo falta que nadie la instara a beber, se moría de sed. Cuando creyó que nadie la miraba directamente se acercó a la fuente e hincó las rodillas en la fría piedra, con sus manos consiguió simular un pequeño cuenco y dio pequeños sorbos sin pensarlo mucho.
-Mmm...gh- murmuró al notar como el efecto refrescante hacía mella deslizándose por su garganta. Pero algo más ocurrió, su cabeza pareció dar vueltas por unos segundos como si algo la hubiera sacudido y tuvo que apoyar su mano en una de las serpientes para no caer al agua. >>¿Qué ha sido eso?<<. Se preguntó, pero incluso sin decir nada ya se percató de que pensaba en un lenguaje diferente. Las conversaciones a su alrededor empezaron a cobrar sentido y Fleur no estaba del todo segura si se trataba de una buena noticia. Miró a los de su alrededor con expresión perpleja y abrazándose con los brazos. Había olvidado el francés, el inglés y lo que sabía de alemán. >>¿Magia?<<.
No tuvo mucho tiempo más para comprender lo ocurrido pues las tres figuras en lo alto de aquella cosa comenzaron a hablar. Y lo que dijeron a continuación no parecía ser bueno, ni mucho menos milagros.
Solos. Refugio. Demostrar valía. A la francesa le dio miedo las tres figuras sin excepción, aunque la que tenía una especie de capucha causó mas temor. Le dio miedo todo en realidad. Ella no había venido a competir, precisamente quería huir de todos los ideales de perfección y clasificación a los que había sido sometida.
Y ahora resultaba que debía mostrar ser apta. Akeyo no le había dicho nada de eso y encima no podía hablar como en la tierra, todo sonaba raro y distinto, todo era feo. Fleur se acuclilló en una esquina evitando el núcleo principal de gente pues se sentía mucho más cómoda en en un segundo plano. Se le empañaron los ojos y un leve temblor acudió a su labio, casi haciendo pucheros. Estaba triste. ¿Qué pasaba ahora? Consiguió escapar de su familia y aun así se sentía vendida. Un pequeño lagrimeo en silencio surgió y se tapó la cara con las manos desesperada porque nadie la viera así. No podía manejar su frustración.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- InvitadoInvitado
Re: Plaza de la Fuente
07/04/19, 02:18 pm
Luci bajó escaleras desgastadas de piedra y cruzó corredores oscuros siguiendo las voces, pero cuidando de no acercarse lo bastante para que lo vieran. En más de una ocasión se tropezó con una loseta suelta, pues la iluminación era tan pobre que casi no podía ver donde pisaba. Cuando cruzó el portón del edificio hacia el exterior le recibió una explanada de cascotes y edificios en ruinas. El paisaje era tan desolador que se le hizo un nudo en el estómago; todo era gris, ni siquiera el sol iluminaba lo suficiente. De alguna forma era como si lo hubiesen llevado a un mundo enfermo y moribundo.
Las voces se alejaban así que Luci se puso en marcha de nuevo. Al girar una esquina divisó la plaza, y lo que es más importante, divisó el barco volador que flotaba sobre ella. El daeliciano nunca había visto nada semejante. Tenía forma de lagarto gigante alado e incluso a esa distancia podía apreciar que había amor en su construcción. Fue la chispa de esperanza que necesitaba para apretar el paso.
La plaza estaba presidida por una gran fuente de serpientes. De nuevo reconoció la dedicación de su autor en cada ofidio de metal, pero no transmitía la idea de belleza idealizada que estaba acostumbrado a ver en el arte y eso le descolocaba. También el agua que soltaba no tenía color, casi se parecía al líquido de limpiar los pinceles aunque al acercarse olía más a metal y frío que al perfume cítrico con el que disimulaban su olor original. Los montruos (que vistos más de cerca no parecían tan amenazadores aunque fuesen terriblemente feos) bebían de ella sin problema, algunos incluso animándole a imitarles con gestos. A Luci no le hacía especial gracia eso de beberse esa cosa incolora pero la curiosidad era fuerte y a nadie parecía estar pasándole nada malo. Metió un único dedo bajo el chorro helado y se lo llevó a la boca, la sensación fue como si el agua se lo estuviese bebiendo a él. Soltó un grito de sorpresa, lo que provocó risas en algunos de los monstruos cercanos y fue al pensar en lo maleducados que eran cuando se dio cuenta de que ya no pensaba en su idioma, y tras comprobarlo confirmó de que tampoco podía hablarlo. De alguna forma el agua rara les había quitado su idioma natal para darle uno común. Luci miró maravillado a los monstruos que le saludaban y le preguntaban por su nombre y quiso corresponderles con el mismo saludo en el idioma que ahora compartían pero no tuvo ocasión. En el barco también había monstruos. Los monstruos les estaban hablando.
Ningún perfume mágico de dama Aroma habría podido endulzar la horrible visión que se presentaba ante él. ¡Aquellos sí que eran monstruos! Los ojos azules del daeliciano se clavaron en la mujer con la cara descarnada. ¡No tenía piel! ¿Cómo era posible que no tuviese piel y les estuviera hablando! Su palabras además eran duras, crueles, con clara intención de dañarles. Si había algo en el universo opuesto al Demiurgo debía ser esa criatura.
La bilis le subió por la garganta. Luci se tapó la boca con las manos y se apresuró a alejarse del grupo para no dar un espectáculo pero no consiguió llegar mucho más allá de la fuente. Vomitó, a través de sus dedos y sobre el suelo de piedra roñosa. Entre las arcadas se escapaban sollozos. Él no quería estar allí, no quería tener que luchar contra nada, quería volver a su casa.
Las voces se alejaban así que Luci se puso en marcha de nuevo. Al girar una esquina divisó la plaza, y lo que es más importante, divisó el barco volador que flotaba sobre ella. El daeliciano nunca había visto nada semejante. Tenía forma de lagarto gigante alado e incluso a esa distancia podía apreciar que había amor en su construcción. Fue la chispa de esperanza que necesitaba para apretar el paso.
La plaza estaba presidida por una gran fuente de serpientes. De nuevo reconoció la dedicación de su autor en cada ofidio de metal, pero no transmitía la idea de belleza idealizada que estaba acostumbrado a ver en el arte y eso le descolocaba. También el agua que soltaba no tenía color, casi se parecía al líquido de limpiar los pinceles aunque al acercarse olía más a metal y frío que al perfume cítrico con el que disimulaban su olor original. Los montruos (que vistos más de cerca no parecían tan amenazadores aunque fuesen terriblemente feos) bebían de ella sin problema, algunos incluso animándole a imitarles con gestos. A Luci no le hacía especial gracia eso de beberse esa cosa incolora pero la curiosidad era fuerte y a nadie parecía estar pasándole nada malo. Metió un único dedo bajo el chorro helado y se lo llevó a la boca, la sensación fue como si el agua se lo estuviese bebiendo a él. Soltó un grito de sorpresa, lo que provocó risas en algunos de los monstruos cercanos y fue al pensar en lo maleducados que eran cuando se dio cuenta de que ya no pensaba en su idioma, y tras comprobarlo confirmó de que tampoco podía hablarlo. De alguna forma el agua rara les había quitado su idioma natal para darle uno común. Luci miró maravillado a los monstruos que le saludaban y le preguntaban por su nombre y quiso corresponderles con el mismo saludo en el idioma que ahora compartían pero no tuvo ocasión. En el barco también había monstruos. Los monstruos les estaban hablando.
Ningún perfume mágico de dama Aroma habría podido endulzar la horrible visión que se presentaba ante él. ¡Aquellos sí que eran monstruos! Los ojos azules del daeliciano se clavaron en la mujer con la cara descarnada. ¡No tenía piel! ¿Cómo era posible que no tuviese piel y les estuviera hablando! Su palabras además eran duras, crueles, con clara intención de dañarles. Si había algo en el universo opuesto al Demiurgo debía ser esa criatura.
La bilis le subió por la garganta. Luci se tapó la boca con las manos y se apresuró a alejarse del grupo para no dar un espectáculo pero no consiguió llegar mucho más allá de la fuente. Vomitó, a través de sus dedos y sobre el suelo de piedra roñosa. Entre las arcadas se escapaban sollozos. Él no quería estar allí, no quería tener que luchar contra nada, quería volver a su casa.
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Plaza de la Fuente
07/04/19, 02:55 pm
A Alec no había que decirle que bebiera del agua de la fuente, de hecho prácticamente los ignoró a todos. Se arrodilló al lado y lo primero que hizo fue meter la cabeza dentro, necesita a despejarse y a falta de un buen café cargado el agua fría tendría que servir. Sacó la cabeza con el pelo y la barba empapados y chorreando, metió las manos y empezó a beber.
Lo primero que le chocó fue la sensación de ondas que el agua hizo por todo su cuerpo. Lo siguiente que había dejado de hablar su idioma para hablar otro completamente distinto. Pero a esas alturas ya de poco le iba a servir protestar. Tomó más tragos y miró hacia arriba cuando comenzó el sermón.
De las tres mujeres la que más le impresionó fue la loba. Sí, una era ciega y llevaba una venda en los ojos, la otra era asquerosa con la piel de la cara arrancada. Pero Cicatriz causó impresión en Alec, no sólo por ser un lobo a dos patas que habla, llevaba heridas por todo su cuerpo y parecía que se la sudaban olímpicamente.
Refugios, comida, Luna Roja, bañeras...
-¿Bañeras? ¿Qué es esto Pesadilla antes de Navidad? Lo que me puto faltaba hoy, seguir bañeras andantes - dijo en voz alta que todos los que tenía alrededor pudieron oír.
Se fueron y Alec se levantó. No tenía sentido quedarse allí quieto. Paseó la mirada a su alrededor y contempló al resto de los reunidos, lo que llamó su atención sin embargo fue una figura vestida de conejo azul que empezó a vomitar cosas de colores brillantes. Con un suspiro Alec se acercó a él para ofrecerle consuelo, no hacía mucho que sus hermanos habían pasado un brote de gastroenteritis y tenía fresco lo mal que lo habían pasado.
-Eh, ¿estás bien? ¿Necesitas ayuda? - le preguntó poniendo una mano en su hombro. Aún no había visto su cara pero era más bajo que el escocés.
Lo primero que le chocó fue la sensación de ondas que el agua hizo por todo su cuerpo. Lo siguiente que había dejado de hablar su idioma para hablar otro completamente distinto. Pero a esas alturas ya de poco le iba a servir protestar. Tomó más tragos y miró hacia arriba cuando comenzó el sermón.
De las tres mujeres la que más le impresionó fue la loba. Sí, una era ciega y llevaba una venda en los ojos, la otra era asquerosa con la piel de la cara arrancada. Pero Cicatriz causó impresión en Alec, no sólo por ser un lobo a dos patas que habla, llevaba heridas por todo su cuerpo y parecía que se la sudaban olímpicamente.
Refugios, comida, Luna Roja, bañeras...
-¿Bañeras? ¿Qué es esto Pesadilla antes de Navidad? Lo que me puto faltaba hoy, seguir bañeras andantes - dijo en voz alta que todos los que tenía alrededor pudieron oír.
Se fueron y Alec se levantó. No tenía sentido quedarse allí quieto. Paseó la mirada a su alrededor y contempló al resto de los reunidos, lo que llamó su atención sin embargo fue una figura vestida de conejo azul que empezó a vomitar cosas de colores brillantes. Con un suspiro Alec se acercó a él para ofrecerle consuelo, no hacía mucho que sus hermanos habían pasado un brote de gastroenteritis y tenía fresco lo mal que lo habían pasado.
-Eh, ¿estás bien? ¿Necesitas ayuda? - le preguntó poniendo una mano en su hombro. Aún no había visto su cara pero era más bajo que el escocés.
Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
- Percy
Ficha de cosechado
Nombre: Kolja Günterson
Especie: Humano/Alemán
Habilidades: Nociones de lucha. Rapidez mental. Resistencia. Personajes : Kolja Günterson Humano Sutr
Status : Hype
Humor : Sarcastico/Incomprendido
Re: Plaza de la Fuente
07/04/19, 03:24 pm
El barullo que se habia montado a su alrededor después del discurso sacó a Kolja de sus pensamientos. Miró a su alrededor a las caras de shock y de miedo de la gente que le rodeaba. Y en eso estaba cuando vio a un alien que se paseaba entre la gente presentándose. Cuando llegó hasta Kolja este le tendió la mano rápidamente antes de que siguiese con su camino.
-Hola, yo me llamo Kolja- se presentó.
-Esta claro que este lugar no es seguro, y que para sobrevivir vamos a tener que juntarnos en grupos. Tu tienes pinta de trabajador. ¿De que mundo eres? ¿A que te dedicabas?- se interesó.
-Eso esta bien, ¿No tendras por casualidad alguna semilla, no? No he visto nada de verde por aqui, pero seguro que tus habilidades son de mucha ayuda.
-Yo en mi planeta era herrero, además se manejar varias armas de filo.
-Hola, yo me llamo Kolja- se presentó.
-Esta claro que este lugar no es seguro, y que para sobrevivir vamos a tener que juntarnos en grupos. Tu tienes pinta de trabajador. ¿De que mundo eres? ¿A que te dedicabas?- se interesó.
-Eso esta bien, ¿No tendras por casualidad alguna semilla, no? No he visto nada de verde por aqui, pero seguro que tus habilidades son de mucha ayuda.
-Yo en mi planeta era herrero, además se manejar varias armas de filo.
- Motes:
Alec: Granjero
Kahlo: Gatita
Qirra: Pequeña dragona
Chromsa: Chico nutria
Luci: Niño chuche
Adam: Rusky
Lethe: La pájaro
Kradko: Niña bicho
Reina: La japonesa
Amira: en proceso
Alyssa: en proceso
Levántate y pelea…héroe.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.