Plaza de la Fuente

Esta vez, ambas caminaron mirando hacia todos los lados, intentando reconocer el camino. La libense recibió sin mucha ceremonia el trozo de galleta que Alder le ofreció y se lo comió de un bocado. Necesitaba fuerzas ya que no sabía cuánto tardarían en llegar al torreón. Por suerte para ambas, llegaron a la plaza de la fuente de las serpientes. Karime recordaba la fuente del primer día, cuando había llegado ahí con Ariv y había bebido esa agua que había cambiado su idioma.

- Supongo que ya no estaremos muy lejos, ¿no?- comentó la libense, mirando como el cielo se oscurecía.- Se hace de noche y me gustaría llegar al torreón antes de que no pueda ver un palmo más allá de mis narices.


Sigue en el Torreón Maciel.

El chorro de agua que manaba por una de las bocas de serpiente se vio interrumpido por las manos de un Dirke sediento. El alemán había tenido que darse una buena caminata en El Macetero hasta el portal que comunicaba con Rocavarancolia y, desde este, un buen paseo en patines hasta la fuente. Había estado viviendo bien en el bosque, con los repobladores funcionando de mayordomos por decisión propia. Pero como solía ocurrirle se había acabado aburriendo. La naturaleza estaba bien, pero aún así ¿de qué le había servido tanto estudiar rocavarancolés si al final no podía hablarlo con nadie? Quería hacer algo nuevo, algo que involucrara gente igual a él. Igual o parecida, al menos, no era necesario que fueran medio árboles. Simplemente, se apañaba con que no lo vanagloriaran por alguna creencia absurda y, en menor medida, que no chillaran ni hicieran ruidos exagerados. Los repobladores le resultaban cargantes a ratos, a pesar de cuánto lo consentían.

Cuando acabó de beber, se sentó en el bordillo de la fuente y se ajustó los patines. Aparte de estos y su boina con las gafas, Dirke solo llevaba una prenda con un parecido relativo a unos calzones, fabricada con hojas cosidas y cuyo objetivo principal era taparle las vergüenzas. Desde un tiempo a esta parte se sentía más cómodo yendo sin ropa, pero si no quería llamar la atención por la ciudad, tenía que taparse mínimamente.

Una vez tuvo los patines bien ajustados y se sentía más descansado, agarró la lanza que había dejado en el suelo y echó a rodar. Estaba deseando llegar a la sede para conocer a sus compañeros y comenzar a entrenarse como era debido.

Sigue en la Sede de los Taumaturgos.

Tras vagar un buen rato sin rumbo fijo, al final el sonido del agua acabó llevándome hasta la plaza. La reconocí enseguida. Aquí era donde había podido entender al resto por primera vez, la fuente cuyo agua te hacía olvidar tu lengua y te enseñaba la de la ciudad.
Aquí era donde había empezado todo, donde había hablado con los demás por primera vez y que me entendieran.
De forma general, y excluyendo el encuentro caótico en las mazmorras, aquí era donde la criba había empezado. El hecho de que estuviera aquí ahora que había terminado era curioso por lo menos.
Me senté en el bordillo y cogí un poco de agua para dar un trago. Mientras bebía me di cuenta de que el agua ya no me saciaría la sed nunca más, así que beber era bastante inútil. “Cuantas cosas han pasado”

Y cuantas quedaban por pasar. No supe cuanto tiempo estuve allí sentado, pero en algún momento me di cuenta de que había dejado de respirar. Al principio me alarmé y cogí aire rápidamente, pero poco a poco me fui dando cuenta de que no me pasaba nada por contener la respiración. Acabé por soltar todo el aire de mis pulmones y esperar sin volver a tomar aire de nuevo. Pasó el tiempo y no notaba nada, así que al final terminé por creérmelo. “No necesito respirar”
Bueno, si quería hablar iba a tener que hacerlo de todas formas, pero el hecho de que no era necesario... “Parece que realmente estoy muerto. Pero entonces si no necesito ni comer ni respirar... que hace que me mueva?”

La respuesta era tan evidente que casi me atizo a mi mismo por idiota. 
“La sangre”

Toda la calma del lugar llegó a a su fin de repente. La primera señal fueron los temblores, leves al principio, pero que fueron aumentando poco a poco. Al principio solo me extrañé, pero cuando noté la sacudida mágica sí que me alarmé bastante. “¿Qué coño ha sido eso? ¿Magia?”
A partir de ahí los vientos comenzaron a soplar con mucha mas fuerza de la que había visto nunca, y los temblores llegaron a tal punto que me costó mantener el equilibrio.
“¿Esto es por la luna? ¿Se supone que es algo normal?” Quise convencerme de que era algo normal, que cada luna era igual, pero cuando vi como se derrumbaba el primer edificio comencé a dudarlo, y mis dudas fueron aumentando más y mas a cada cosa que empeoraba. “Que se supone que debo hacer. ¿Me muevo o me quedo aquí a esperar a que todo se calme?”

La ciudad decidió por mí. Con todos los temblores constantes, no pude darme cuenta de que no todos tenían un mismo origen. Si el agua de la fuente no estuviera tan agitada quizás habría visto las ondas y vibraciones propias de cuando el suelo retumba por los pasos de algo grande que se acerca.

Aun así lo vi con bastante antelación. No habría podido describir qué tenia delante, solo podría decir que era grande, y con una forma totalmente deforme. Sus extremidades eran una mezcla extraña entre varias especies escamadas y acababan en lo que parecían ser muñones, como si alguien se hubiera olvidado de ponerle manos, o garras. Tampoco tenía nada que se pareciera a una cabeza. Varios ojos recorrían la parte delantera del torso, colocados sin ningún orden aparente.
Rápidamente saqué el arco y lo tensé con una flecha paralizante. Si hacía el mas mínimo ademán de acercarse o atacar dispararía.
No hizo falta esperar mucho, ya que embistió casi en cuanto me tuvo a la vista, con una velocidad sorprendente teniendo en cuenta su tamaño. Apenas lo vi venir solté la flecha, que acertó de lleno. Sin embargo, en vez de clavarse en la carne, rebotó contra la piel, como si esta fuera de metal. La runa de parálisis si se activó no causó efecto alguno.
Antes de que pudiera reaccionar, la criatura ya había acortado distancias y me asestó un golpe directo con uno de los dos muñones. 

El golpe fue brutal. Debido a la conmoción casi no me di cuenta, pero salí despedido varios metros hasta estrellarme contra la pared de un edificio, para luego caer un par de metros hasta estrellarme contra el suelo. Sorprendentemente, no me había roto ningún hueso, ni parecía que hubiera sufrido ninguna herida que me incapacitara, aunque heridas si que había sufrido unas cuantas, pero no demasiado graves y algunas ya estaban empezando a sanar. “Bendita regeneración”
Apenas tuve tiempo de pensar nada más. En el tiempo que me había llevado recuperarme del golpe ya tenía a la criatura encima de nuevo, y esta vez dio un salto para aplastarme. Tuve el tiempo justo para convertirme en polvo y dispersarme lo justo como para que el pisotón no me hiciera puré, y el golpe tuvo suficiente potencia como para que el muñón que se suponía que era un pie se hundiera en el suelo, lo que sirvió para asustarme aun más de lo que ya estaba, y ya estaba muy asustado desde el principio. 
“Si no llega Jack a enseñarme a convertirme en polvo ahora estaría muerto”

El monstruo no parecía haberse dado cuenta de lo que había pasado, y ahora escarbaba en el agujero que había hecho al intentar golpearme, buscándome. Aproveché la distracción para reagruparme y volver a alejarme, pero sin alzar el vuelo. No quería que se repitieran accidentes como los de antes.
Una vez estuve a una distancia prudencial volví a mi forma humana y le apunté otra vez con el arco. 
En circunstancias normales habría huido, pero me había golpeado y mis instintos pedían una venganza a gritos.
Esta vez cargué una flecha explosiva. “A ver si puedes aguantar esta con la misma facilidad” 
Esta también dio en el blanco, y pude ver con satisfacción como la explosión envolvía a la criatura.
-¡Toma! ¿Que dices a eso?-

Mi alegría duro bien poco, apenas se despejó un poco la explosión pude ver que el bichito, no solo seguía entero, sino que ahora estaba totalmente en llamas. Llamas que no parecían estar causándole ningún daño. “¡Joder! ¿Peor de que coño está hecha esa cosa?”
Ahora no solo tenía que enfrentarme a una cosa deforme y jodidamente fuerte que me superaba, sino que encima estaba cubierta de fuego. “¿No dijo Jack que el fuego era letal para los vampiros? Que listo he sido. Solo me falta pintarme una diana en la frente”
Además ahora estaba claramente furioso. No tardó en lanzarse a embestir de nuevo, y lo único que se me ocurrió en ese tiempo fue hacerme polvo otra vez y colarme por las rendijas de la puerta de la casa más cercana.
No había mucho que ver del edificio por dentro, paredes y un par de muebles, nada más. Sin recuperar mi forma y arrastrándome por el suelo me desplacé tan rápido como pude a la habitación con ventana más cercana, a tiempo de ver como la puerta de antes y un buen pedazo de pared saltaban por los aires al recibir un golpe de uno de los muñones.
Esta vez sí que se había dado cuenta de que el polvo era yo, pero ahora mismo no me veía y había empezado a destrozar toda la casa, golpeando en cada lugar en el que veía un poco de polvo. Con todo el sigilo que pude me escurrí por una ventana y recuperé mi forma una vez estuve fuera.
El monstruo no se había dado cuenta de que había salido, y seguía derrumbando la casa poco a poco mientras golpeaba cada mueble pared o puerta que veía manchada de polvo.

“Por ahora lo he despistado. Será mejor que me largue”

La idea de ir corriendo a la Cicatriz entre el caos de grietas surcando las calles, y marabuntas de bestias cruzándose con nosotros, era muy bonita. Y terriblemente letal para el recién transformado, por lo que antes de entablar combate cercano le hice levitar y para evitarme más problemas y sustos, intangible. El cambiante se deshizo en gritos de agradecimiento y maldiciones por hacerle levitar, pero no había otra visto su estado.

Ahora era más bonito el camino, pero... Primero teníamos que pasar por la plaza de la Fuente.
-¿Te trae recuerdos esa plaza? A mí también, aunque creo que la prefiero así.-exclamo, contagiado por la furia de las alimañas. <<¿Y ese fuego?>>

Menos mal que de las grietas no salían quimeras como la de varias cabezas pero aun a pesar de la "calidad" baja de las bestias, eran muchas... No me jodas... Bueno, en parte. La plaza es un jodido hervidero de criaturas y hay algunas que nunca he visto. <<¿Un pergamino con tentáculos?>> DL también lo localiza y masculla algo de conocerlo <<Yo no cosecho el año que viene. Ni os visito. Os apañáis solos>> decido mientras convoco los guanteletes-dagas. Menos mal que la quimera esa en llamas no se fija en nosotros...

-DL, tienes dos opciones, largarte a toda hostia, o quedarte de apoyo mágico. No me pongas esa cara que con tu transformación puedes hacer mucha más magia que como cosechado. ¡Yo ni siquiera la hacía antes de transformarme! Vamos, venga decídete rápido.-le digo, valga la redundancia, rápidamente.

Dicho esto, monto las dagas, ajusto la túnica al cinturón para que no puedan tirarme de esta, y me lanzo a por las criaturas, buscando primero a aquellos cuya sangre me sirva, mientras reparto cortes girando, saltando y agachándome. La primera sangre útil ya va impregnando las runas de mi ropa negra así como la de las dagas, sumando su brillo al de la Luna en la calle. <<Tengo que reservar la magia para la cosa-pergamino esa>> ¡Hombres bestia a las tres! Esquivo una cornada de algo convirtiéndome en humo y aparezco casi pegado a las criaturas, volviendo a la forma sólida girando en el sitio junto con mis armas y acabar pringado hasta arriba de sangre. <<Ahora sí vamos a disfrutar de la noche>>

Al siguiente que busco con la mirada es al gigante que portaba un garrote <<No aparenta que haga magia...>> Pero claro, según me interno más en la marabunta de criaturas, más me adentro en la plaza y más empiezo a captar un rastro bastante reciente y familiar. <<No puede ser. Será el viento que trae su olor, no puede ser>> Desde donde quiera que esté, DL me avisa con un grito y esquivo el garrote transformándome en humo, para luego envolverlo y "trepar" hacia sus hombros. Una vez allí vuelvo a la forma sólida y clavo con fuerza las dagas en ambas uniones del cuello con las claviculas. Al momento las runas empiezan a absorber su sangre pero rápidamente libero la diestra para dañar la manaza con la que me busca. En vano, ya que parece no sentirlo y tira de mi arma, tirando a su vez de todo mi cuerpo. Así, me dejo llevar tras liberar la otra y antes de estamparme contra el suelo, me deshago en humo para situarme a su espalda y lanzar dos estocadas a la parte posterior de sus rodillas. Con un hechizo de impacto me deshago de varias alimañas que se me tiran en cima y trepo de nuevo por la espalda del gigante, en forma sólida, sirviéndome de mis dagas que a cada herida le sacan un grito iracundo. Lo siguiente es su cabeza cayendo sobre más alimañas mientras repelo a otras con otro hechizo.

-¿Esto es todo? ¡Venga!-grito eufórico.

<<Ahora a por el pergamino ese raro... ¡Y otra vez el rastro de Pablo! Y si aquí estamos así... ¿En un torreón lleno de tiernos cosechados? ¡A Letargo en cuanto pueda!>> Al fin le localizo
-¡Ya me explicarás qué haces aquí solo, suicida loco!-le siseo tras llegar a su altura, para no alarmar a la quimera en llamas.-Veamos qué sabes hacer.

Pero por si las moscas le preparo un hechizo de campo de fuerza y luego retomo la lucha <<Arquero... necesitará distancia... Vamos a dársela>>

La ciudad se había vuelto completamente loca. El llegar a la plaza donde comenzaron fue un autentico suplicio. DL no murió en mas de una ocasión por culpa de las alimañas y fisuras porque Jack le puso un hechizo de intangibilidad y lo hizo levitar asustandolo al comienzo, aunque agradeciéndolo ya que eso lo haría ir mas rápido. ¿Para que? Solo para encontrarse un tremendo caos de criaturas varias en la plaza. Al llegar allí Jack lo bajo pero seguía teniendo el hechizo intangible, que de algún modo lo protegía de ser golpeado.

-Otra vez tu, muérete ya maldita sea....-palideció aun mas de lo normal al ver al viejo "amigo" por allí. El puñetero pergamino indestructible hacia aparición, junto con varias criaturas mitad humanoides mitad bestia, una cantidad enorme de alimañas varias y un criatura enorme con un garrote. "La ciudad nos ama hasta el punto de desearnos la muerte" pensó con ironía y nerviosismo. No le gustaba todo eso ni un pelo la tensión estaba matándolo, no es como si pudiera hacer gran cosa, algo que le confirmo el propio Jack cuando de forma admirablemente rápida y que o dejo totalmente quietos por unos segundos se cargo a  varia de aquellas bestias. "¿Pero que hago quieto como un imbécil? Reacciona, no puedes quedarte quieto por muy intangible que seas ahora, muévete" se repitió intentando salir del terror por la situación que aprecia estar haciendo mella en el. El escuchar de Jack que podía hacer mas magia de la que había podido hacer antes de la luna le dio algunas ideas, no había estado meses aprendiendo hechizo, tantos pudiéndolos usar como no pudiéndolo, para nada. No se iban a poder escapar de allí hasta acabar con esa horda de criaturas o al menos minar sus fuerzas. Empezaba sentirse un poco inútil en esos momentos, pero intento eliminar eso de su mente, tenia prioridades ahora.

-Esperemos que Jack tenga razón -dijo recordando pronunciando el hechizo de parálisis que había aprendido y que nunca había podido realizar por falta de magia, lo había estado estudiando después de lo de Marina, recordando lo poco que había aguantado su inmovilizacion en el trasgo. A la primera no le funciono, ni a la segunda, tercera ni cuarta ocasión desesperandolo, hasta que recordó con exactitud como eran el movimiento que tenia que hacer y dudando de que funcionar lo repitió, poniendo un mayor grado de magia para inmovilizar a tres hombres bestias que iba a por Jack. Sintió un cierto mareo al usar el hechizo peor nada comparado a cuando antes de la luna y con fuerzas renovadas realizo un hechizo de corte que no produjo mas que una herida superficial. "Mas potencia" pensó recordando el hechizo paralizante, volvió a hacerlo de nuevo dándole mas fuerza al hechizo y consiguiendo en esta ocasión hacer mas profunda la herida, una vez mas y termino por cortarles la garganta a uno de los tres hombres bestia matándolo y los otros quedaron gravemente heridos desangrándose pero aun pudiéndose mover.

Ver a las criaturas caer a plomo cubiertas de sangre fue realmente aterrador, DL se quedo paralizado por unos segundos escasos, tiempo para que algunos hombres bestias y su compañero pergamino se acercasen sin que se diese cuenta sobresaltándolo, sin contar lo hombres-bestias que aun seguían vivos. "Mierda, no tengo tiempo para quedarme estúpidamente mirando sin hacer nada, sino me defiendo seré comido por estas cosas" pensó mientras pronunciaba un hechizo de impulso y lanzaba a uno de los hombres bestia contra el pergamino para entretenerlo.

Cuando, una vez fuera de la casa, pude mirar a mi alrededor me di cuenta de que que mis problemas no hacían más que multiplicarse. “No, no podía haber solo uno verdad? Siempre tienen que venir más”
Efectivamente, habían venido más, pero la mayoría estaban ya muertos, y no necesité buscar al responsable, ya que apareció justo delante de mí.
-¿Jack? Cuando..- Ni pude hablar porque al instante se larga, no sin dejarme una protección mágica básica antes. “Otra vez... Esto de llegar, consejo relámpago y largarse empieza a ser cansino”

Tampoco puedo cabrearme con él por mucho tiempo. Justo delante puedo ver a tres seres que eran como el que se encontraba atado en la casa de Nihil, y del que me había alimentado. Estos por desgracia no parecen tan mansos y embisten nada más verme.
Con el arco preparado y flechas normales, sin runas, comienzo a soltar una flecha tras otra. Logro alcanzar varias veces a uno de los tres, que se tambalea en un par de ocasiones pero sigue corriendo. Al final logro abatirlo, pero ya tengo a los otros dos encima y el arco se vuelve inútil. Lo suelto y desenvaino la espada a tiempo para que me alcancen y me embistan. Resisto sin problemas la primera acometida gracias a las protecciones de Jack y hasta logro matar a uno al que cogí desprevenido, pero con el otro no tengo tanta suerte. Esquiva sin ninguna dificultad todas mis estocadas y de un solo golpe logra desarmarme, y dejarme una bonita herida en la mano. Luego me derriba y se me tira encima buscando el cuello “Ah no. Aquí solo yo puedo hacer eso”
Tan rápido como puedo logro agarrar una de mis flechas paralizantes y clavársela en el costado. La criatura se queda inmóvil al instante y me ocupo de rematarla.
Una vez de pie le echo un vistazo a la mano. La herida no es profunda y ya ha empezado a sanar. Luego  hago un rápido recuento de las flechas con runas que llevo encima. “Me quedan dos explosivas y ocho paralizantes. El resto son flechas normales. Joder y yo que pensaba que por pasarme tantas semanas haciendo flechas con Atol iban a sobrarme luego”

Recuento hecho, miro a mi alrededor. Puedo ver que Jack se ha visto rodeado por cinco hombres bestia por lo menos. Decido ir a ayudarle pero antes de que me de cuenta están todos muertos y el vampiro no tiene ni un rasguño. “Con lo que me ha costado a mí acabar con tres... Que rapidez”
Lo siguiente que veo es a otro grupo rodeando a alguien. “¿Ese es DL? ¿Qué hace aquí? ¿y que alas más deformes son esas? En fin ya me enterare luego”
El foner se encontraba totalmente rodeado, pero ningún ataque parecía alcanzarle. En cambio de vez en cuando algún hombre bestia caía cortado de forma invisible por los hechizos que lanzaba, me di cuenta de que no le podían herir porque era intangible.
Una idea macabra fruto de mi cada vez más incontrolable agresividad surgió en mi mente. Una idea que podía poner en peligro a DL, pero el olor de la sangre por todas partes, unido a los propios golpes que había recibido acabaron por borrar cualquier duda al respecto. “Es intangible, estará bien”
Corrí a recoger el arco, que todavía se encontraba en el suelo, le puse una flecha explosiva y apunté al centro del grupo, es decir, a los pies de DL, luego disparé. La explosión alcanzó al grupo entero, derribándolos a todos y sin causarle daño alguno a DL por ser intangible, aunque el susto seguramente se lo habría llevado. Por desgracia derribar era una cosa, matar otra. Unos cuantos estaban ardiendo y la mayoría tenían heridas a tener en cuenta, pero no todos, dos que habían salido prácticamente ilesos pudieron localizarme y se lanzaron contra mí. Dos flechas paralizantes dieron cuenta de ellos.
En ese mismo instante sentí un placaje que venía por mi espalda y me caí de bruces. Tan centrado que estaba en acabar con los que rodeaban a DL no me había fijado en que dos se me habían ido acercando por detrás y ahora me encontraba en el suelo, sin armas y a punto de ser despedazado. Todo lo que  logré hacer antes de que se me tiraran encima fue arrastrarme en dirección contraria, algo que no iba a servir de mucho.
Justo cuando los dos embistieron un muñón gigante los hizo papilla contra el suelo. El muñon en cuestión pertenecía a la criatura deforme a la que había logrado dar esquinazo en la casa de antes. 

Tras terminar de pulverizarla por completo había acabado por llegar a la conclusión de que su presa no se encontraba allí y se había dado la vuelta, para descubrirla a apenas unos metros a punto de ser asesinada por los dos hombres bestia. El vampiro era su presa, y no iba a permitir que nada ni nadie lo matara antes, por lo que su primera acción fue eliminar a la competencia.

Yo por mi parte no lograba entender por qué me había ayudado, antes de que me diera cuenta había alzado otro muñón y lo había descargado sobre mí esta vez. Igual que la ultima vez logré esquivarlo convirtiéndome en polvo, aunque a diferencia de la otra vez ahora si que se dio cuenta y comenzó a golpear en cada rincón en el que veía cualquier rastro de suciedad.
A duras penas conseguí reagruparme y salir de ahí serpenteando por el suelo como un chorrito de polvo. Cuando alcancé una distancia aceptable volví a mi forma humana, para ver como mi inseparable enemigo me localizaba. Eché a correr con todas mis fuerzas, volviéndome atrás para comprobar que me seguía, también a la carrera.
-Mierda mierda mierda mierda. ¿Pero por qué a mi?- Señalé a Jack -Mira ese de ahí también es vampiro ¿No te parece más apetitoso?- Obviamente decir eso no sirvió para nada. La criatura continuó la persecución sin inmutarse lo mas mínimo, ignorando cualquier otra cosa que no fuera su víctima.

DL se estaba manejando bien, aunque al principio le costase. Y Pablo hacía alarde de buena puntería e ingenio con las runas. <<Más motivo para enseñarle las de sangre>> Y yo como siempre, repartiendo cortes y estocadas en una vorágine de humo, sangre y metal. <<Esto es mejor que aquella vez en Nubla, aquí al menos o matas o mueres>> Y para mejorar la situación, el clima ofrece un paralelismo ideal a la violencia que nos rodeaba.

Intentaba no alejarme de Pablo, ya que a DL aún le duraban los hechizos y no se debería haber llevado más sustos que el de la explosión. El vampiro se manejaba de forma más o menos bien, pero de pronto la quimera en llamas se lanzó contra él, destrozando a las alimañas que trataban de matarle. No llegué a su altura ya que quería ver cómo se manejaba contra semejante criatura, pero anduve cerca. Hasta que oí sus gritos sobre mí. No pude hacer otra cosa que reírme mientras me abría paso hacia él.

-¡Eso, ven a por mí, bicho amorfo! Y tú lárgate, esto se va a poner al rojo.-le digo a Pablo.

Pero enfebrecido por la sangre y la Luna, cambio de idea y me acerco a él. Rápidamente lanzo un hechizo de impacto contra las criaturas de detrás y empujo al vampiro hacia el hueco recién hecho con otro de impulso.
-Procura no acercarte a nosotros más de esa distancia.-me giro hacia la quimera y sonrío.-Hola, bonita, voy a arreglarte ese cuerpo que tienes, ¿de acuerdo?

<<A ver... no tiene cabeza visible, varios ojos repartidos por el torso... Dos brazos, dos piernas, todo rematado en muñones... Probemos>> Esquivo uno de sus muñones saltando hacia un lado y cuando toco el suelo un lanzazo de magia impacta en su piel escamosa, pero sin más resultado que desvelar que resiste la magia <<Llevas un escudo... Muy bien, veamos cuánto aguanta>> Me escurro a su espalda para probar las dagas y también compruebo que lo resiste, así que vuelvo a esquivarle y vuelvo al sitio desde donde empujé a Pablo <<Te tiene enfilado, chico. Vamos a liarla>>
-¡Aguanta esto, escoria!

Al grito le sigue una consunción directa a sus ojos, que parecen no estar tan bien protegidos. ¡Impacto directo!
-¡Y un ojo ha sido sustituido por un agujero, damas y señores, esto se pone interesante!-exclamo riendo mientras esquivo otro golpe.

Esta vez lo esquivo acercándome a su torso, con la daga por delante para clavarla en uno de los ojos, pero estos se cierran y me repelen. De inmediato vuelvo a donde antes y desengancho la daga derecha para a continuación recibir su embestida con esta a modo de lanza. No parece notar mi arma clavada hasta la mitad en su ojo y sigue repartiendo golpes que esquivo con facilidad hasta que se detiene, buscándome.

-Quieta ahí, bonita. ¡Hace una noche estupenda!-grito riendo.

Y no sin razón: primero activo la runa del escudo mágico y luego activo la runa que desencadena la activación masiva de runas de mi ropa y daga y toda la sangre va a las heridas de mis manos (ocultas en los guanteletes) y de ahí a nutrir el hechizo que, a la vez, estoy preparando. La quimera por su parte se prepara para embestir. Hechizo pararrayos que va tomando forma en el cielo iluminado y cuyo letal fruto desciende a toda velocidad directo a la daga clavada en la quimera, la cual se lanzó a por mí segundos antes. Lo siguiente es disfrutar del espectáculo mientras me resguardo como puedo tras el escudo mágico.

Se encontraba lanzando hechizos sin parar y por pura costumbre alejándose cuando los hombres -bestias le atacaban aunque no pudieran tocarlo. Había conseguido matar a dos criaturas mas ensartando uno con un hechizo de impulso sobre la piel de púas del segundo o que quedo aplastado bajo la enorme mole que era el primero. "Esto no termina nunca" pensó DL agobiado echándose atrás cuando una de las alimañas intento agarrarle la pierna, sabiendo que siendo intangible no era posible que sufrirá daño pero a saber cuando Jack perdería las fuerzas para mantener el hechizo, mejor prevenir.

Se encontraba a punto de lanzar un nuevo hechizo contra un par de alimañas, viendo a cierta distancia a Jack aun peleando y a Pablo cogiendo un arco. Su expresión paso a ser de susto cuando vio la flecha de este siendo lanzada y cayendo justo a sus pies "Que pésima punter...."no pudo terminar pues apenas la flecha toco el suelo , la runa que tenia anclada estallo derribando a varias de las criaturas que lo rodeaba y causando un enorme susto al pobre foner que sintió casi como si su corazón fuese a salir de golpe por la garganta. Perdió por unos momentos la estabilidad del cuerpo, que perdió la forma de las alas y las piernas volvieron medianamente a las de forma de hilos. DL sorprendido e intentando recuperarse del susto y miro a Pablo que estaba huyendo perseguido por una quimera acorazada. La cara de mala leche del foner era indescriptible.

-¡Joder, avisa maldita sea, que soy intangible pero me puedas matar del susto igual!- le grito con enojo recomponiendo su cuerpo de nuevo por puro enojo, hasta las narices ya. Estaban luchando pero matar a sustos a un compañero no era inteligente. Estaba entre molesto y harto de tanto bicho que salían como si huyeran del subsuelo, se puso serio- Estoy harto de tanto bicho, puñetera luna- murmuro irritado lanzado un hechizo paralizante contra el pergamino, que se acercaba peligrosamente a Jack que estaba entretenido atacando ala quimera que intentaba cenarse a Pablo. No se fijo si había funcionado o no, ya sabia que esa cosa parecía ser indestructible, dado que podía acercarse y esta no le hacia daño intento recordar el hechizo de fuego que sabia. Se quedo a menos de un palmo del pergamino, bastante asustado en realidad al estar cerca de esa cosa pero no se dejo llevar por eso, lanzando un hechizo de fuego contra este, esperando que ardiera como el papel, sino estaban jodidos.

-Si que eres resistente, ¡muérete ya! -se quejo notando como era nuevamente encerrado por algunas bestias mas "Dejadme en paz ya...que no me podéis morder" pensó sintiendo las fuerzas empezar a consumirsele a grandes cantidades, lanzando un hechizo de impulso contras las alimañas que lo rodeaban haciendo que chocaran contra el medio derruido edificio de donde había salido la quimera de Pablo. Este, ya endeble, se derrumbo encima de las criaturas aplastandolas bajo el peso de las rocas- Hora de comer piedra -dijo con una sonrisa enorme aunque cansada. No sabia su se libraría de todas, lo cual dudaba pero al menos las ralentizaba y heria. No podían estar allí eternamente, las energías se les iba a agotar pronto a ese paso, el ya empezaba sentir lo primeros estragos del cansancio habiendo solo podido usar hechizos y nada de contraataque físico.

Salí del templo teniendo cuidado de que las alimañas no se fijasen en mí, cosa a la que ayudaba el sentido del viento. Nunca había visto esos monstruos, que tenían pinta de ser bastante más peligrosos que cualquiera que hubiésemos visto hasta entonces. «Bueno, estos no son los mismos, pero yo tampoco». Sonreí algo demente al saber que por fin mi transformación sería útil. Si era más grande, era también más fuerte. Y, por tanto, más útil en enfrentamientos físicos. «Creo que me voy a divertir ayudando a los chicos». Cuando había llegado casi a la salida de la Plaza en dirección a Maciel, olí algo familiar en el aire. «DL».

Recordando que shiz se había ido y que Saren y Ariv habían decidido ir a la biblioteca, decidí seguir el rastro que dejaba el foner, confundido con algún otro que no recordaba de nada. Pasé por medio de la plaza al darme cuenta de que los bichos se concentraban en torno al Templo, pero al partecer mi suerte había llegado a su fin. Un par de bichos especialmente grandes me vieron y, decidiendo que era una presa más fácil, volaron hacia mí. Parecían una especie de murciélagos gigantes con una bola morada en vez de cuerpo y cuatro alas. Decidí correr con la cola firmemente agarrada para no tropezar y alejarme al menos unas cuantas calles antes de hacerles frente.

Por desgracia estos murciélagos parecían ser bastante más rápido de lo que había pensado. Uno me alcanzó y me alzó con unas garras diminutas aunque bastante fuertes mientras el otro, más pequeño, comenzaba a revolotear alrededor dando unos chillidos bastante desagradables. Rugiendo de furia y rabia comencé a retorcerme, desando soltarme de aquel agarre. «¡Yo soy el cazador, no la presa!», gritaba cada milímetro de mi piel. Para mi mala suerte estos movimientos solo consiguieron que el bicho me agarrase más rápido, provocándome sangre. Cansado y furioso conseguí retorcerme lo suficiente como para cortarle una de las garras, que se quedó clavada en mi hombro izquierdo. La salida de un chorro de sangre de la herida enloqueció a ambas bestias, que comenzaron a chillar. La más chica se dividía entre beber la sangre de su congénere o intentar morderme, mientras que la grande intentaba alejar a la pequeña de ella a la vez que seguía manteniéndome agarrado con una sola zarpa. Las fuerzas, claramente descompensadas, nos hacían volar dando dando umbos de un lado a otro. La pequeña acabó con morder uno de mis brazos y comenzar a beber, lo que me hizo soltar un rugido de dolor. Mientras empujaba el brazo intentando sacarlo intenté también clavarle la espada en su cuerpo, con un éxito bastante limitado debido a la duerza de la piel. Finalmente nos estrellamos contra un edificio. Gracias a que no estábamos volando muy alto no me hice mucho daño al caer, aunque sí que me quedé aturdido unos momentos por los dos golpes. El dolor de la herida del brazo y unos gritos a unos metros de mí me hicieron levantar.

La bestia chica había decidido que era más fácil beber la sangre que soltaba de su congénere, que no paraca de revolotear y morder a la pequeña. Podría haberlos dejado allí, pero estaba bastante furioso con las dos bestias. La Luna estaba en lo alto, me había dado magia y fuerza, mis amigos estaban en peligro y esas alimañas habían querido comerme cuando me había convertido en un cazador. Estaba furioso y, actuando por impulsos, me abalancé sobre la más chica de las dos, buscando la garra con la espada. Para mi sorpresa, la piel aquí cedió mucho más rápido y pronto la espada estaba completamente sumergida (salvo el mango) dentro de la carne de la criatura.

Soltó un chillido de dolor que se tuvo que escuchar en varias calles cercanas, pero no me importaba. Desgarré desde dentro y, aunque tuve que aplicar mi nueva fuerza, la espada salió de su interior, creando un bonito corte vertical del que salía bastante sangre y unas cuantas tripas. La mayor enloqueció ante tal vista de sangre y saltó inmediatamente sobre la pequeña, devorando también parte de las tripas por su voracidad. Observé la Luna y reí maniáticamente al sentir la fuerza que me había dado y ver cómo la pequeña estaba perdida. Algo dentro de mí no encajaba bien con todo lo que estaba pasando, pero me daba igual. Deshechando a la pequeña, cargué con la espada sobre los amarillos ojos gigantes de la criatura más grande.

En cuanto el arma se hundió en aquella parte blanda salió un enorme chorro de sangre hacia mi pecho. Por desgracia mi atrevimiento de quedarme allí salió caro. Ignorando su comida, la bestia alzó el cuerpo y me miró con su ojo sano inyectado en sangre. Entonces me di cuenta de que, con el brazo sangrando y lleno de la sangre de las dos criaturas tenía que ser un aperitivo muy sabroso. Saltó rápidamente sobre mí, me agarró la barriga con su garra sana y me hincó sus colmillos en el pecho, comenzando a beber. Esta vez sentí un dolor mucho mayor que antes y mis espasmos sirvieron de poco. Además del dolor que sentía en brazo, pecho y barriga, los golpes contra el suelo al agitarme de forma bastante inútil me dieron también dolores de cabeza y de espalda. Pataleando, hinqué la espada en el ojo sano, pero no conseguí mucho. La revolví viendo salir sangre, trozos de nervio y sesos por ese ojo, pero, por más que tirase, sacase y metiese la espada, aquella criatura no moría, tan solo sufría unos espamos extrañamente macabros. Finalmente conseguí sacar la espada por el cráneo. Más trozos de sesos salieron despedidos y la criatura, finalmente, se separó de mí, chillando. Era extraño verla con la mitad del cráneo desaparecido, los sesos desaparrándose a través del ojo y la cabeza, y aun así dando tumbos, todavía intentando avalanzarse sobre mí. Dando un tropezón cayó al suelo, desaparramando lo que le faltaba de cerebro por el lugar y dejando de moverse.

Me acerqué al otro bicho, que ya no se movía. Sus tripas estaban bastante esparcidas, con lo que parecía que todavía había tardado un poco en morir después de que su congénere dejase de alimentarse de ella. Ahora que la pelea había terminado, solo dejaba dolor, heridas, arañazos, moratones y tres heridas más profundas de donde no dejaba de salir sangre. Aunque lo peor era que, con la lucha y las horas que hacíoa de mi última cena, el hambre había vuelto a despertar. Por milagro no había perdido el rastro de DL, pero este ya no me hablaba de un amigo. Sino de una presa.

Olfateé un poco más, pudiendo encontrar otro olor más cercano. El choque contra el edificio había derrumbado una parte de este, ya débil de por sí, y más todavía tras el terremoto. Se me hizo la boca agua al reconocerlo y acercarme a los escombros, donde había un cadáver y otro en vías de serlo. Ambas criaturas eran como la que ya me había cenado y, en el caso de una, los escombros habían caído directamente sobre su cabeza, aplastándola. La otra estaba enterrada entera, salvo la cabeza y uno de los brazos. Me acerqué mientras gemía y movía el brazo intentando escapar, creando una escena bastante patética. Su olor me daba todavía más hambre de la que tenía y sus gritos de temor al ver que estaba a mi merced me hicieron sonreír sádicamente. En ese momento el trasgo hambriento dominaba por completo al nublino, dispuesto a cualquier cosa por proteger y no hacer daño a sus amigos.

Cuando posé la espada sobre su frente la criatura no tuvo otra idea que agarrar la hoja con su mano libre. Al instante su sangre manchó la acera. Soltó un nuevo aullido de dolor, lo que hizo que formase una sonrisa torva. «Matarlo es una obra de piedad", me dije, sin estar seguro de necesitar esta excusa. Al instante alcé la espada, rebanándole el cuello. Me costó trabajo y tiempo sacar el cadáver de los escombros, y tuve que luchar con todas mis fuerzas para no ir devorándolo a la vez que lo sacaba. Temía que se quedase algo dentro, pero finalmente pude comerme ambos cadáveres. Note que el que estaba recién muerto me daba más magia que el descabezado, y entonces recordé las palabras del libro. Más sombrío que antes, me puse en camino detrás del cada vez más débil rastro de DL.

Estaba bastante magullado por la pelea. La sangre salía de los agujeros que me habían ocasionado las criaturas, no demasiados pero sí lo suficientes como para que me preocupase. El resto de golpes eran bastante molestos y no permitían que me concentrase en el rastro. Más de una vez tuve que esconderme o cambiar el rumbo, con lo que después tenía que invertir tiempo en encontrar el rastro de DL. Unas cuantas veces me dieron alcance alimañas más pequeñas y menos peligrosas que los murciélagos gigantes, pero pude matarlas sin que me provocasen más que arañazos y unos cuantos golpes demasiado fuertes que me provocaron más moratones. «El día de hoy está siendo maravilloso», pensé ya cansado. Necesitaba que me aplicasen unos cuantos hechizos de curación con algo de urgencia. Por suerte, el rastro de DL ya estaba más presente en el aire.

Un rugido interrumpió mi carrera. Dándome media vuelta, me encontré con el monstruo más horrible, feo y espantoso que había visto nunca. Llegaba al techo de un edificio bajo de una sola planta, tenía una cabeza mezcla entre lobo y león, con un par de cuernos largos y curvados. Su cuerpo era de reptil y tenía unas nada inofensivas garras de tres dedos. Todas estas partes estaban unidas por unas costuras que parecían bastante débiles. Soltando un sonido a medio camino entre un rugido y un mugido, comenzó a correr detrás de mí, probablemente atraído por toda la sangre que me manchaba.

—¡JODER! —comencé a correr con toda la velocidad a la que era capaz hacia la cercana Plaza de la fuente, siguiendo el rastro de DL. La bestia corría a una buena velocidad a pesar de lo que debía pesar, pero ya podía ver a un grupo de personas en la plaza, aunque no podía distinguir sus rasgos. Intenté correr más deprisa, a pesar de estar en el límite de mis fuerzas. «Solo un poco más, solo un poco más». En ese momento sentí como la bestia me daba con sus garras en la espalda, provocándome unas profundas heridas y mandándome a volar directamente hacia la Plaza. Aterricé de espaldas, dándome un golpe en la cabeza y desorientándome. Escuche voces cercanas pero, mareado, solo pude mirar a la bestia, que estaba restregando una de sus zarpas con el suelo mientras bajaba la cabeza, apuntándome con los cuernos y volvía hacer ese extraño sonido.

—Mierda —dije antes de que el animal comenzase a correr en mi dirección—.

Al final no fue para tanto excepto por mi daga al salir disparada. No reventó como esperaba así que deshice el escudo mágico. La quimera quedó bien asada en el sitio, ennegrecida la zona del torso. Ahora tocaba buscar mi arma y de paso ayudé un poco a Pablo con los bichos que le rodeaban. Tras recuperarla y encajarla en el guantelete, busqué a DL con la mirada y este parecía cansado <<Están recién transformados... Esto está durando demasiado... Y yo me estoy cansando y aún tenemos que llegar a Letargo...>>

Pero aún faltaba el pergamino, al cual DL estaba atacando con fuego. El chico me sorprendió al derribar un edificio en ruinas sobre unas alimañas, pero visto que el pergamino seguía su avance hacia el cambiante, corrí en su dirección sin dejar criatura viva a mi paso...

Un rugido salido de la nada me hizo detenerme, y una criatura volando hacia mi posición me hizo convertirme en humo, para luego ver a un trasgo con claras señales de Ewa, caer a plomo en el suelo. Los demás le reconocieron como Branniel y lo sumé a mi lista de cabreos nocturnos.

-¡No soy un cuidador de recién transformados, maldita sea! ¡Y encima te traes a otra quimera!-le grito mientras llego a su posición y liquido a los bichos que se nos acercan. Luego le pongo en pie.-Levanta y más te vale saber luchar.

Les habría dicho de replegarse y juntarse los tres pero Pablo se estaba descontrolando y podía resultar peligroso para los otros dos, sin contar que este nuevo es un trasgo y también podría sucederle lo mismo. Entonces me froto las manos y miro al pergamino y a la nueva quimera.
-¿Quién es el siguiente?

No lo dudo. En cuanto el reptiliano vuelve a rugir, echo a correr hacia la quimera asada y con un hechizo de levitación la subo sobre mi cabeza. <<No más magia con este, reserva para el pergamino misterioso>> La otra criatura se lanza a por mí, aplastando a las alimañas que se le cruzan, hasta que recibe el impacto de la quimera de lleno en la cabeza. No pierdo tiempo en ver el resultado y me lanzo yo mismo con mis dagas por delante, buscando sus costuras visibles. Harto de las quimeras, realmente harto, voy sembrando el caos en el cuerpo del reptil, descuartizándolo rápidamente a la par que esquivo sus garras y cuernos. En cuanto logro derribarle y decapitarlo, vuelvo a abrirme camino hacia DL, deseando que su hechizo de fuego le hubiese hecho algo.

-¡Estoy harto de quimeras y de mierdas! ¡En cuanto acabemos con esa cosa, nos largamos! ¡Y si resiste tanto como decís, también!-grito mientras desangro a un hombre bestia que cuelga atravesado en mi daga izquierda, al que luego tiro al suelo.

Alguien que tenía la piel bastante pálida y parecía un poco de mal humor se acercó, matando a las alimañas que se acercaban y ayudándome a ponerme de pie. Lo ignoré un poco, la Luna estaba en lo alto y, a pesar de mis heridas, me sentía lleno de fuerza. Mi naturaleza de trasgo, apenas contenida para no hacer daño a nadie, deseaba entrar en la pelea que había en ese lugar en la plaza. DL comenzó a curarme las heridas de las que salía sangre, lo que tardó su tiempo, probablemente debido a que ahora era más resistente a la magia. «Puedo vivir con ello», me dije mientras veía a la bestia que me había perseguido caer muerta. Notando que las heridas de la espalda, las peores, estaban menos profundas y sangraban bastante menos, me giré a DL con una sonrisa. El chico se veía bastante nervioso, y me imaginé que se había sorprendido mucho cuando caí por allí.

—Creo que ya está suficientemente bien, buena parte de la sangre que tengo encima es de alimañas, no mía. Gracias por gastar magia y no estés tan nervioso hombre. Ahora que la Luna está en el cielo es hora de disfrutar y dejarse llevar —le dije con una sonrisa algo maniática—.

Haciendo caso a mi propio consejo, me tiré inmediatamente sobre unas pequeñas alimañas cercanas. Sentía lo mismo que habían sentido mis compañeros unas horas atrás, y no tardé en decapitar a una de ellas. Otra, más ágil que su compañera, comenzó a morderme la pierna, mientras la tercera intentaba saltar directamente a mi cabeza mientras gruñía, aunque la mantenía alejada con la espada. «Joder, es difícil luchar agarrando a la vez la maldita cola». Agitando la pierna conseguí soltarme de la criatura, pero al despistarme la otra consiguió saltar y esquivar mi espada, fijándose con unas finas garras a ambos lado de mi cara. Rugiendo de furia al ver que el cuerpo de la criatura me quitaba la visión, solté la cola y la agarré con la mano. Caí al suelo al perder el equilibrio, pero pude quitarme el pequeño zorrillo y aplastarle la cabeza con los dientes. Al medio incorporarme, el que quedaba saltó sobre mí gruñendo, pero con un rápido movimiento quedó ensartado en la espada.

Alguna clase de bicho saltó sobre mí, haciéndome perder la espada, que salió volando hacia la fuente. El ser y yo rodamos unos cuantos metros, hasta que me di cuenta de que era igual que mi anterior cena. Comenzó a golpearme la cabeza contra el suelo con una fuerza que me sorprendió, mientras yo intentaba ahorcarlo con mis manos. «No necesito la espada para matarte, la Luna me ha dado suficiente fuerza como para hacerlo sin problemas», pensé de forma arrogante, aunque también falsa. Soltando aullidos al golpearme la cabeza contra el suelo, consiguió morderme en una de las manos. Furioso, le di con los dos puños en su nariz, provocándole sangre y que me soltase durante unos momentos, que aproveché para darle una patada y ponerme en pie. Pronto volvió a saltar sobre mí, agarrándose a mi espalda e intentando ahorcarme. Dimos tumbos por toda la plaza mientras intentaba quitarme sus manos del cuello. Cuando conseguí mover algo una de sus manos, el ser la cerró en un puño y buscó mi boca. La abrí casi por instinto yse lo arranqué de un bocado, descontrolado con el olor de carne tan cerca. El ser aulló de dolor y cayó al suelo, agarrándose el muñón. Descontrolado por completo con el olor que despedía y con la euforia de la Luna corriendo por mis venas me tiré sobre él, decidiendo que esa presa debilitada era prioritaria. Aquella parte de mí que todavía no había aceptado su transformación decidió no tener misericordia con el ser, deseando ante todo no hacer daño a sus amigos.

Cuando terminé con mi cena me levanté, mirando al astro que reinaba en ese momento. La noche era maravillosa y la plaza olía a sangre y presas. Un grupo de pequeños seres que cabían en la palma de mi mano, parecidos a ardillas, con los dientes realmente picudos, saltó sobre mí, mordiéndome. Al sentir un mordisco en la cola aullé de dolor y la agité sin saber muy bien qué hacía, haciendo que la alimaña que había sobre ella saliese volando. Una que estaba sobre mi pechó me mordió a unos milímetros de donde me había pordido uno de los murciélagos. Siseando, la agarré y cerré el puño, sintiendo cómo se quebraba por completo. Repetí este proceso con un par de bichos de mi brazo y conseguí que los de las piernas saliesen despedidos contra un edificio. Cogiendo unas piedras comencé a lanzárselas. Eran ágiles y consiguieron esquivarlas, pero pronto apareció otra alimaña. De cuerpo serpentease y escamoso, gris, tres largas protuberancias como cresta, cuatro extrañas patas y dos brazos que acababan en tres dedos con ventosas, tenía una enorme boca que sonreía, con unos dientes llenos de sangre. Agarró las pequeñas ardillas y se las comió en un momento, para a continuación fijarse en mí.

Con un rápido salto consiguió cubrir la distancia que nos separaras y agarrarse a mi cuerpo, cambiando de dolor a morado, mientras que la cabeza y el cuello se volvían verde oscuro. «¡¿Es que todas las alimañas de la ciudad han decidido que mi cuerpo es un lugar maravilloso para colgarse o qué?!». Al instante usó sus dedos para comenzar a estrangularme, con una fuerza mayor incluso que la del ser bestia del que me había alimentado. Comencé a dar tumbos, chocándome con edificios y tirándome al suelo en un intento de quitármela, mientras intentaba estrangularla, sin demasiado éxito. En un momento, al tropezar con mi cola, comencé a tropezar hacia atrás intentando mantener el equilibrio, hasta que caímos de lleno en la fuente.

En un primer momento la criatura se hizo de un azulado blanquecino, confundiéndose bien con el agua, para volverse roja en cuanto el agua se enrojeció gracias a la sangre que me cubría. Recordando que la espada había caído aquí, comencé a buscarla con una mano mientras con la otra intentaba seguir asfixiando al bicho. El aire comenzaba a faltarme, y temía acabar mis días ahogado dentro de la fuente donde todo comenzó. «No, no va a terminar así», pensé al encontrar la espada. Intenté hacerle un tajo en mitad del vientre, pero la criatura era muy ágil y, por más que lo intentaba, siempre esquivaba mis golpes con el arma con una velocidad increíble. Lo veía todo rojo por la luz de la Luna, por el color de la criatura y por la sangre que flotaba en el agua, además que la falta de aire me agobiaba bastante. En ese momento la criatura se quedó extrañamente quieta. Aprovechando, hundí (con esfuerzo) la espada en su carne, atravesándola de parte a parte repetidas veces. La propia sangre de la criatura comenzó a inundar la fuente y, quitándome sus dedos muertos, salí a tomar una bocanada de aire. Dando gracias por poder volver a respirar, comencé a ir al otro borde de la fuente, aprovechando para limpiarme de la sangre de alimañas (y propia) que llevaba mojándome desde que salí del Templo. Aunque la sanguinaria luz que inundaba la ciudad entera daba a entender que esa limpieza no duraría mucho.

Para nuestra sorpresa, aunque más aún para DL, el pergamino quedó destrozado, reduciéndose a cenizas y humo de colores raros a los que preferí no acercarme. Finiquitado eso, tocaba juntar a los recién transformados y ponernos en dirección a Letargo. Así fui abriendo camino para DL y yo hasta llegar a la fuente, "recogimos" al trasgo y luego busqué a Pablo, quien estaba luchando como una bestia más con una espada y sus manos en ocasiones. Le liberé el camino a base de hechizos de impulso y nos juntamos los cuatro. Pero antes de salir renové los hechizos de DL -quien además dijo algo de que sus compañeros, Ariv incluida, estarían en la Biblioteca- y le puse los mismos a Pablo. Brann sin embargo tendría que quedarse tal cual, no me salía rentable renovarle los hechizos a cada poco... A no ser que...

Me aplico el hechizo de levitación y sin darle tiempo al otro a reaccionar, le cojo como puedo aunque pronto tengo que hacerle una llave para que no me atice ya que al principio se revuelve un tanto.
-¡Nos largamos!-y una vez en el aire, estallo en carcajadas.-Maldita noche. Y maldito espectáculo de cuatro transformados distintos levitando sobre las alimañas, mientras el que va delante lleva a cuestas a un trasgo... Continuará, damas y caballeros, en la Biblioteca Mágica.

La cara de incredulidad de DL al ver que el pergamino indestructible se había destruido no tenia precio. "¿En serio, solo con fuego?" pensó mientras se ria de forma algo desquiciada, es anoche estaba siendo caótica y sus nervios a esas alturas estaban demasiado descompuestos. Si a eso se le unía la aparición repentina de Branniel seguido de un quimera deforme, era ya el desastre total. Se agarro la cabeza con ambas manos al verlo siendo lanzado por los aires y salvado por Jack.

-¡Pero no traigáis mas quimeras!- exclamo hastiado, por suerte Jack pudo encargarse de ella mientras el refunfuñando aun, intentaba curar a Branniel, maldiciéndolo por lo bajo cada vez que su magia era repelida. pero consiguiendo tras bastante esfuerzo curarlo lo suficiente para que no se desangrara allí en medio. Justo cuando Jack se acerco tras ayudar a Pablo, renovando sus hechizos de levitación intangibilidad. Parpadeo al ver que hacia lo propio con Pablo, pero sin embargo a Branniel lo agarro como si fuese un pájaro a su presa, llegando a ver como las heridas que tenia Jack en sus brazos al igual que las de atol iban cerrándose sin necesidad de hechizos "¿Como es posible? ...¿Sera su transformación?" se pregunto curioso, pensando en preguntar mas tarde que es lo que eran ya que aprecian humanos relativamente normales...sin contar el convertirse en polvo claro.

DL aviso que se encontraran Ariv y Saren allá. "Esta noche es eterna, espero que los que se fueron por su cuenta estén bien" pensó recordando que Shizel había sido el primero en irse solo, y seguramente Wintel o seguiría en Maciel o habría salido también al igual que Karime- Jack, ¿hay alguna forma de saber si los que faltan de nuestro torreón están bien? Nos desperdigamos hace un buen rato...-pregunto mientras intentaba con hechizo echar a las criaturas que intentaba alcanzarles.

Biblioteca Mágica

El paseo no duro mucho, aunque para Keiria el tiempo avanzó muy despacio. El ambiente que impregnaba la ciudad no le inspiraba ninguna confianza, no había nadie a la vista, pero en ocasiones tenía la sensación de que alguien o algo la observaba. La decadencia que le rodeaba no ayudaba a tranquilizarla, porque creía intuir la amenaza de lo que fuera que había destruido aquella urbe sobre su cabeza, y mientras caminaba asegurándose de no tropezar con el adoquinado en mal estado, jugueteaba nerviosamente con la punta de su trenza, retorciéndola entre los dedos hasta el punto de resultar ligeramente doloroso.

Su primera suposición había resultado ser correcta. En el centro de aquella plaza rectangular se alzaba una fuente de piedra en la que varias serpientes se retorcían entre si y echaban agua por las bocas abiertas. Seguía sin haber nadie a la vista, y la ibolense se acercó despacio hasta el borde de la estructura. El agua parecía clara y cristalina, así que rompió su superficie con ambas manos y se las llevó al rostro, limpiándose la cara y agradeciendo el frescor en su piel. Recogió un poco mas de líquido y se lo acercó a la boca, dando un largo trago con el que aplacó su sed.
Se puso derecha limpiándose la boca con la muñeca y observó mas detenidamente los edificios que rodeaban la plaza, tratando de ser mas positiva. Tenía agua, y si tenía suerte podría encontrar algo de comida en aquella ciudad polvorienta.
-Vamos, trata de pensar y aclara tus ide... -empezó a decirse, pero se calló cuando se dio cuenta de sus palabras no habían sido ulteranas, había hablado en otro idioma totalmente distinto. Incluso los pensamientos que circulaban por su cabeza eran en aquella extraña lengua.

Keiria estaba confusa y algo atemorizada, y miraba a su alrededor sin saber que estaba pasando. Sus ojos buscaban algo que explicara aquel extraño fenómeno, y al girar sobre si misma totalmente y encontrarse de nuevo con la fuente volvió a beber de aquel agua con cierta premura, tratando de recuperar su idioma.
-Funciona, funciona... -rogaba entre trago y trago, pensando que si aquella cosa había sustituido su lengua podía funcionar en la otra dirección, pero termino por desistir al no experimentar ningun tipo de cambio. Se alejó de la fuente y se dejó caer a la sombra de un edificio, sentándose sobre una roca y apoyando la espalda contra el muro de ladrillos. Empezaba a recordar trazos de la conversación que había mantenido con Cordia, una conversación que su memoria se resistía a reconstruir. Era cierto que había hablado de magia, un termino tan ambiguo que la ulterana no le había dado demasiado crédito, pero acababa de asistir a una demostración en la que ella había sido el sujeto de pruebas.

Estaba claro que aquella ciudad si que escondía algún secreto, pero la muchacha no tenía tan claro hasta que punto aquellas maravillas podían ser buenas. Normalizó su respiración poco a poco y alzó de nuevo la mirada hacia la plaza, atisbando a lo lejos una figura que se acercaba, una figura que venia por el mismo camino que había seguido ella apenas unos instantes. Su primera reacción fue refugiarse aun mas en la sombra del edificio, no sabía quién podía ser, así que prefirió esperar a ver que pasaba.