Plaza de la Fuente

Después de haber cambiado su idioma por otro y que este otro siguiera siendo su idioma, Rasqa no se vio sorprendido por compartirlo con el animal enorme que tenía delante. Lo escuchó hablar con una sonrisa bastante estúpida y le bufó cuando despreció su gruñido. No le faltaba razón, de todas formas.

—Ya creceré... —le respondió fingiendo haberse sentido ofendido.

Al tiempo que lo hacía, otro animal distinto venía a beber y se olvidó de dar a conocer su procedencia. <<Esto parece la Isla Central de este sitio. ¿Todos acuden aquí?>>. Este segundo animal era más extraño si cabía, tenía una especie de caparazón en la cabeza, con una abertura extraña que le permitía asomar la cara. <<Tiene sentido, sino estaría muerto por inanición>>, supuso. Como afirmación a su pregunta anterior, dos más se acercaron al chorro de agua. Rasqa no entendía por qué a la gente le molestaba seguir pudiendo hablar. No le veía mucho sentido. La pregunta del que tenia una cabeza-concha le recordó las respuestas que debía desde hacía un rato.

—Yo soy Rasqa y vengo de Isla Central, ¿qué sois vosotros? —dedicó unos segundos a pensar y añadió—. No tenéis pinta de ser del Archipiélago...

Todavía encaramado a la fuente, Rasqa observaba con curiosidad a unos y a otros. Definitivamente, Nasher no le había engañado: en aquella ciudad todo parecía nuevo para él. El parqio se moría por hacer preguntas, pero las callaba por una razón sencilla: saberlo todo de golpe era aburrido, mientras desconociera detalles, mantendría la curiosidad. Sus cuestiones podían espaciarse en el tiempo.

Lemus se encendió un pitillo por instinto de camino a la fuente y le dio una buena calada “Joder… pues si que hace frio…- farfulló con el cigarro entre los labios a la vez que se acomodaba en la chupa metiendo las manos en los bolsillos-“

El camino fue extraño, todas aquellas ruinas, un silencio soberano… ¿realmente aquello era una ciudad en ruinas o un escenario de alguna película a las afueras de la ciudad? Lemus seguía convencido que sus colegas lo habían abandonado y que de un momento a otro aparecerían de una de las ruinas riéndose por su desgracia…

Los pasos de Lemus resonaban por todas las ruinas en un silencio que parecía antinatural y más a una persona acostumbrada a vivir en la gran ciudad. No tardo en escuchar lo que parecía gente hablar cuando estaba cerca de la fuente, aunque no alcanzaba a entenderlos.

En efecto podía ver un grupo de personas <<¿De qué van disfrazados esos tíos? Quizás celebraron aquí la fiesta de Halloween y estos sean los rezagados… parecen muy frikis- pensaba mientras se acercaba desconfiado a la fuente un tanto bizarra llena de serpientes escupiendo agua->>

“Eh! – Saludó al grupo haciendo un gesto con la cabeza sin sacar las manos de los bolsillos con el pitillo en la boca-“ <<Menudos frikis… aunque he de reconocer que los disfraces están bastante conseguidos-pensaba mientras se acercaba a la fuente mirando al extraño grupo>>

Lo que más le impacto fue ver al chico pájaro y lo que parecía algún tipo de cerdo volador pero no pensó en demasía en ellos y se acercó a la fuente para beber. Tiró la colilla a un lado antes de meter las manos en el agua en forma de cuenco y beber hasta saciarse.

“Aaaah!- Exclamó con aprobación- el agua está jodidamente exquisita…eh…. ¿Qué? –se preguntó  extrañado-”

Había hablado en un idioma completamente diferente al suyo y también pensaba en el mismo idioma, lo más raro fue cuando se dio cuenta de que empezaba a entender lo que hablaban los frikis.

“¿Pero que mierda le habéis echado al agua?- pregunto al aire a nadie en concreto. ¿No, mejor, qué puta cosa es esa?-dijo señalando a la pequeña bestia alada-¿ O por qué estáis disfrazados? ¿O donde coño se supone que estoy?- Interrogaba al grupo un poco exaltado-ogfff… -se llevo a lo boca otro pitillo y se lo encendió un poco nervioso- ¿Dónde coño te has metido, Lemus?-Se pregunto más bien a si mismo mientras fumaba nervioso-“


Pd: digamos que le quedan unos 10 cigarrillos… xD

Perdida la distancia entre el grupo y ellos, su extrañeza fue evidente: había pájaros altos como personas, lagartos grandotes y chicos de rasgos exóticos, con pupilas redonditas.  Más importante, había una fuente, y el rumor del agua se colaba entre las conversaciones extranjeras. Arik se lamió los labios, sediento. ¿Eran ciudadanos de Rocavarancolia u otros elegidos? Ahora se daba cuenta de que todos hablaban lo mismo a pesar de sus diferencias.  Alzó una mano y sonrió a medias, sin saber como proceder. La respuesta vino en gestos. Era mayor que él, de ojos y cabello dorado y mejillas salpicadas de motas.
- ¿Que beba?- pero claro, no se entendían. Tampoco tenía que hacerse de rogar. Se inclinó sobre la superficie  y dejó que el agua le tocase los labios antes del primer trago. Frunció el ceño antes de saber que sucedía. Volvió a lamerse los labios-. Vorela... este agua no... Será mejor que no bebas.

Las palabras salieron diferentes de su boca. Trató de corregirse ¿sonaba así el nombre de la chica? Se giró hacia el que le había dirigido los gestos. Se dio cuenta despacio, y después de dedicarle una sonrisa amplia, se rió.
- ¿Vosotros también? Que agua tan útil. Soy Arik- y como a su madre no la conocía nadie, se la saltó- venimos de Libo.

Llegaron al fin a la salida, pero la alegría de Twixy's duró más bien poco. Aquello no era más que un vertedero de escombros; las calles estaban sucias, el suelo estaba incluso peor que dentro de las mazmorras y no había forma posible que los montones de pedruscos que tenían delante se pudiesen considerar edificios. La frivy se mordió el labio con frustración, pero no dejó que la niña ciega volviese a tirar de ella, y emprendió la marcha con decisión.

La herida escocía, más aún cuando el látez abierto la rozaba, y hacía un frío horrible. Había charcos aquí y allá, socavones y losas levantadas, y Twix pensaba que le faltaban pies para esquivarlos todos. No siguieron inguna dirección concreta, pero a los pocos metros ya pudieron divisar la fuente horrenda, y rumor de agua y voces. Fue en realidad la niña del palo la primera en darse cuenta de esto, y la encargada de conducirles hasta la plaza.

-¿Pero qué conchy's...?

Si ya eran raros sus compañeros de mazmorras, los de la fuente eran aún más raros... Y sobretodo aún más feos. Había pajarracos gigantes, lagartos voladores, colores de piel que parecía que habían desteñido a sus dueños al sol. Twixy's se acercó erguida, caminando lentamente y con paso firme para asegurarse de que no iba a caerse otra vez. Pensaba causar una buena impresión, y ni loca haría el ridículo delante de tanta gente. Según se fue acercando, comprobó que al menos los más parecidos a ella no eran tan horribles en comparación con los monstruos, y entre el gentío, dos sobresalían sobre los demás.

-Pues holy's bollitos...-susurró para sí misma.

Uno de ellos estaba bien formado, y su cuerpo sin duda compensaba lo extravagante de su piel. El otro parecía haber encontrado su ropa en la basura, pero no tenía ningún defecto que no pudiese arreglarse con una ducha y toda la ropa fuera. Twix se mordió el labio para contener una sonrisa.

Una leve sonrisa fue la única reacción de Sekk a las palabras del lagarto, pues su atención pasó a centrarse en su compatriota. Este parecía haber entrado en razón y se había acercado para presentarse, aunque al rubio no se le pasó por alto que solo se dirigiese a él. Antes de que pudiera hacer lo propio, sin embargo, aparecieron dos nuevas criaturas con algunos rasgos compartidos, pero claramente de distinta procedencia. Todo aquello era cada vez más raro, pero el intara se empeñaba en contemplar la situación con pragmatismo y era cierto que, aunque ver tantos alienígenas juntos resultaba chocante, se necesitaban los unos a los otros para sobrevivir. Su dolor de cabeza no estaba mejorando.

Fue el pelimorado el que tomó la palabra para dirigirse a los recién llegados y, aunque su tono dejaba mucho que desear, estuvo bastante acertado pidiendo nombres. El lagarto volador, que resultó llamarse Rasqa, fue el primero en identificarse, compartiendo también su lugar de procedencia.
—Yo soy Sekkeh Reikayame —respondió a su vez para el grupo en general—, de la ciudad-barco Reishasazhame —añadió para el xolnita. Los demás no lo entenderían—. Nosotros venimos de Ulterania —informó señalando al capellán.

Un nuevo individuo apareció en el lugar, vestido con ropa gastada, y curiosamente su apariencia era más cercana a los estándares ulteranos. Su pelo estaba tan muerto como el del intara, sin embargo, y su piel era demasiado oscura. Habría pasado por un terra, pero sus dientes planos lo identificaban como otro tipo de alienígena. Se sorprendió como casi todos los demás de que la fuente le robara su lengua natal, pero a parte de unas preguntas al aire apenas se acercó al variopinto grupo. Sekk aun así ofreció su nombre de nuevo, preguntándole cuál era el suyo y cual era su lugar de procedencia.
—Vete haciéndote a la idea de que no llevamos disfraces y de que venimos de planetas distintos. ¿No te lo comentó Cordia? Rocavarancolia, ciudad de mentiras y patrañas —dijo, imitando el tono grandilocuente de la cosechadora—. Otro mundo y tal —aclaró por si las moscas, con el ceño fruncido.

Aun llegaron más alienígenas, esta vez dos, presumiblemente del mismo mundo por la apariencia. El chaval canijo se mostró amistoso y, viendo la confusión reflejada en su mirada de pupilas verticales, el intara le indicó que bebiera de la fuente con un par de gestos. El efecto fue inmediato y en unos segundos estuvieron hablando el mismo idioma.
—Sí, podría decirse que es útil —reconoció tras presentarse por tercera vez—, pero deberían poner un cartel que avise o algo así. Por evitar quejas más que nada —comentó, devolviéndole la sonrisa a continuación.

Otro grupo numeroso apareció en las inmediaciones de la plaza, pero esta vez no pudo fijarse en el conjunto, pues una de sus integrantes destacaba sobre los demás. Era más alta y el color de su pelo era mas llamativo, pero el rasgo de su persona que más llamaba la atención era que su atuendo era más bien escaso, sobre todo en la parte superior. <<¿No tiene frío?>> fue lo único que acertó a pensar antes de desviar la mirada ligeramente cohibido. A pesar de ser una alienígena su voluptuosidad era más que evidente, tanto que en Ulterania habría resultado ofensiva, y por ese motivo el intara prefirió no observarla demasiado fijamente. Habría sido una falta de respeto entre otras cosas.

La niña vio aparecer a otras dos personas entre las sombras y miró con curiosidad a las dos chicas que llegaban, no podían ser más distintas. Le llamó la atención el palo de una de ellas y de la otra desde luego su nivel de desnudez.

Se puso delante de la desnuda y examinó sus facciones, la otra chica hizo lo propio con las de Varsai. La varmana se rió, la mujer desnuda le hacía cosquillas. La otra chica parecía tener rasgos distintos. <<¿Acaso la rara soy yo?>> se preguntó justo antes de que la frivy le quitase la libreta, la niña parpadeó y cuando vio que estaba dibujando algo se esperó. Al ver el dibujo asintió con la cabeza varias veces y siguió al resto recuperando su libreta de las manos de Twixy's.

<<Agua>> pensó al ver la fuente, no se había dado cuenta de la sed que tenía hasta ese momento, su curiosidad se había apoderado de ella, pero la visión del agua se lo recordó. Se adelantó y hundió las manos en el agua de la fuente y bebió copiosamente. Al primer sorbo se dio cuenta de que algo raro pasaba, no parecía que estuviese bebiendo agua. <<¿Qué es esto...? Espera, ¿qué? Éste no es mi idioma. Qué curioso, ¿será ésta la magia de la que hablaba dama Casia?>>. Les hizo una seña al resto para que bebiesen un poco, era una lógica sencilla, si a ella le había cambiado el idioma a ellos también se lo haría.

Se retiró un poco y volvió junto a los que conocía pasando su mirada sobre los que ya estaban allí y en los que no se había fijado antes. Los pájaros le llamaron la atención pero hubo una cosa que capturó por completo a la niña. No podía apartar los ojos del parqio, <<Nunca había visto esa clase de animal, ¿será la mascota de alguien? ¿me dirán algo si lo acaricio? ¿morderá?>> se preguntaba queriendo acercarse a él.

A Varsai le encantaban los animales, siempre había querido una mascota pero sus padres siempre se habían negado por una u otra razón.

La imagen que Rocavarancolia ofreció a Hal fue una sorpresa extremadamente desagradable para el carabés. Una demoledora ola de desilusión arrasó con cualquier cosa que hubiera podido sentir o pensar antes, volviendo a sacar a la luz un pensamiento anterior. «Un lugar donde sacar mi verdadero potencial... ¿Aquí... Aquí es donde pueden ayudarme a sacar lo mejor de mí?». Siempre había pensado que era alguien mediocre, sin ninguna habilidad real ni talento especial, incapaz de realizar ninguna actividad destacable. Sin embargo, aquello supuso la confirmación de sus eternos temores, y una cosa era pensar algo y otra muy distinta saberlo realidad. Sus labios temblaron levemente, mientras sus ojos brillaban de forma especial debido a algunas lágrimas que no salían y relajaba tanto sus brazos como sus manos, dejándolos completamente laxos. Andaba como si fuese un muerto viviente, pero no le importaba.

Se dejó guiar pacientemente a la plaza, con la mente completamente en blanco. Habían logrado salir de las mazmorras, pero ahora no parecía haber nada que hacer. Intentó hilar dos pensamientos, pero el desengaño era demasiado potente. Sólo le permitía sentir una honda autocompasión, por lo que en aquel momento su único deseo era acurrucarse en un rincón y llorar por su mediocridad.

La cercanía a la plaza de la fuente le dio sonido de voces, y el levantar la mirada hizo que viese a los que ya estaban allí. Encontrarse con cuatro personas más descongeló levemente su cerebro. Sus pasos comenzaron a hacerse más lentos, más vacilantes. El tamaño del grupo comenzaba a ser más grande lo estrictamente necesario, y su incomodidad, por tanto, se incrementaba. Sin embargo, los distintos animales que comenzaban a verse fueron un estímulo suficientemente fuerte como para no dejarlo totalmente apartado del grupo. Su cara todavía mostraba una expresión horriblemente plana, pero sus ojos saltaban entre los dos pájaros y el reptil volador. Eran claramente parte de la fauna local, y su mente no podía sino comenzar a inquietarse por ellos. Pero su abatimiento volvió a hundir su ánimo. En ese momento no tenía ganas de aquello. «Sólo soy un inútil».

Roaxen Tenvrai

El capellán arqueó una ceja debajo del casco cuando todos se tomaron la libertad de presentarse. Aquello no era por lo que el xolnita habia preguntado, pero si que lo respondia. Eran más inteligenes de lo que aparentaban sus formas bestiales y, por dentro, el ulterano se horrorizó. Tales xenos de desfigurada apariencia no tenian cabida en su concepto del universo y de la inteligencia de la que tanto se enorgullecia.

Sin embargo, si que se enteró de un nombre valioso y, confirmandolo como Ulterano y no como un xeno alienigena, se sintió algo más relajado. Ya supo que no tenia conexion alguna con las bestias que, como en una parodia de las personas, hablaban y se expresaban. El capellán no podia estar más confuso y a la vez más lleno de celo religioso. Le habian igualado al nivel de criaturas de intelectos bastos como el de una bestia que caza por sobrevivir o se esconde de sus depredadores, sin concepto de la fé, ni el concepto del valor, el amor o la amistad. Era indignante, cuanto menos. Pero tiró de sus modales cuando fueron apareciendo xenos de apariencia de persona. Sin embargo, con rápidos vistazos a sus apariencias y, cuando estas engañasen, a su pelo, pudo concluir con seguirdad que los únicos ulteranos presentes eran él y Sekkeh Reikayame.

Cogito Ergo Sum escribió:♚ Es terriblemente vergonzoso que unas meras bestias presenten mejores modales y conductas de vestimenta que los que, al menos, se esfuerzan en parodiar a las personas.

La ventaja de ir con el casco era que podia examinar y juzgar en silencio con total impunidad a los otros alienigenas que fueron llegando. Algunos presentaban modales que, a ojos del xolnita, eran deleznables y dignos de castigos de sala. Otros, vestian con tal libertinaje y sinverguenza, como una mujer extravagante y estrafalaria como un pelicano de metal, que a ojos del capellán, no merecian mayor respeto que el de las bestias que pretendian aparentar inteligentes. Y, por último, criaturas que parecian un paso intermedio entre personas y bestias.

Cogito Ergo Sum escribió:♚ ¡Vergonzoso! ¡Maleducados e indisciplinados! ¡Libertinos y exhibicionistas! ¡Mutantes y Herejes! ¡Es eso todo lo que son esta banda de criajos alienigenas! ¡Me hierve la sangre con tan solo tener que compartir esta absurda plaza gris con semejante verguenza de enemigos! Dicen que en el dolor hay gloria, pero no me siento en gloria, sino en la más absurda verguenza. ¡De guerrear con semejantes pusilanimes, Ulterania aplastaria a estos mequetrefes como una poderosa bota aplastando a un asqueroso roedor que chilla y defeca sobre si mismo como si la vida le fuera en él! ¡Vergonzoso una y otra vez!

-Mi nombre es Roaxen Tenvrai de la familia Viil Ordante.-apuntó en repetirse, con los nuevos que habian llegado. Ni en un ápice habia fallado su voz en mostrar las flexiones correctas para ser educado. Nadie podria imaginar lo que pasaba por la mente del fiel de Ul en aquellos momentos, y el Ulterano se enorgullecia de ello.
-Alzo el brazo en saludo pacífico desde la poderosa nación de Xol Noth, representando a la patria Ulterana en su conjunto.-dijo, mientras alzaba el brazo a la altura de su cabeza, en señal de saludo formal y neutral, pues no sabia de las costumbres de aquellos xenos.-Aquí, junto a mi compatriota, que...-miró en los ojos del Intara un instante para intentar leer sus intenciones. No entendia porque el intara se tomaba tantas licencias en no procurar un saludo adecuado. De nuevo, su zalameridad estorbaba en aquella situación diplomática-...como bien ha dicho, saluda desde una de las ciudades independientes.-
Lo cierto era que Roaxen Tenvrai conocia de nombre aquella embarcación. Si acaso, juraria recordar haberle estrechado la mano a quien era el almirante a bordo.

Inspiró, en una inflexión antes de terminar la presentación formal.
-Un placer conocer a otras especies xenitas tan...-buscó una palabra para definirlo correctamente.-...variadas.-concluyó, con una breve y comedida sonrisa para mostrar educación.

Cuando el mismo Intara replicó hacia el ser de pelo muerto con lenguaje zafio, por decir poco, el propio Xolnita asintió, dando aprovación a cualquier correctivo que se le aplicase, para luego añadir, sobre su comentario, algo.
-Mentiras y patrañas sin duda. Tus palabras sabias no hacen justicia a tu edad, Sekkeh Reikayame.-le elogió brevemente, con un movimiento de cabeza.- Y Cordia será maldita durante más de ocho de sus generaciones venideras. Pero aquí estamos y, aunque me gustaria pensar que tendremos la libertad de acción, presiento que no nos... "dejarian sueltos", si se me permite la licencia poetica, tal y como suena.-se cruzó de brazos. Si se fijaban, habia entrado a una zona relajada, apartandose lo suficiente de cualquier otro xeno e, inconscientemnete, escudandose en el intara, ofreciendole una porción de su espalda al hablar a los demás.
-Mi apuesta es que en breves recibiremos instrucciones con los que son los responsables de esta ultranza. O bien nos habrian matado hace tiempo, necesitan algo de nosotros.-

Cogito Ergo Sum escribió:♚ Y ese seria un momento excelente para golpear a estas comadrejas traidoras de no ser por la posibilidad que haya topos entre los propios xenos. No sabemos tampoco, hasta que punto llega su tecnologia. Atacar sin pensar en una estrategia a seguir implicaria, entre otras muchas, mi muerte. Primero has de ganar la guerra antes de ir a la batalla.

El ulterano pasó entonces a elevar con cierta moderación la voz, lo suficiente para que, cualquiera que escuchase o quisiera escuchar, oyese sus palabras.

-Lo mejor seria reabastecernos con el agua y organizarnos, que todos beban, para que seamos capaces de entendernos y, una vez lleguen el contacto de los Rocavarancoleses, deberiamos conseguir cuanta información esten dispuestos a prescindir, aun siendo las instrucciones precisas.-se aclaró la voz.- Creo que hablo por todos cuando digo que nos han traido a esta endiablada ciudad con engaños y que nos pueden engañar fácilmente una segunda vez. Ser ingenuos o sumisos no nos hará nada más que un pobre favor a nosotros mismos, como el tirar piedras a nuestra propia ventana.-

Roaxen Tenvrai ya habia puesto sus engranajes en marcha. Era capaz de obviar que habia xenos, bestias y, posiblemente, topos entre ellos. Una masa era una masa, si eran capaces de hablar, eran capaces de escuchar. Y aquello le bastaba al capellán para volcarse a trabajar.
-Ahora, si me disculpan.-dijo, con un leve movimiento de cabeza, mientras se abria paso en el grupo.

Anduvo una distancia moderada por la fuente, se acercó a aquellos que estaban aislados o que todavia no hubiesen bebido. Con cierta paciencia y movimientos roboticos, les gesticuló hasta que entendiesen que debian beber si deseaban comunicarse. Las veces que fuera necesaria hasta que consiguiese que se dirigiesen a la fuente a beber. Un sujeto, por el momento, un chico de pelo oscuro, corto y muerto, aislado de las congregaciones. Roaxen Tenvrai lo calificó mentalmente de "tétrico", pero logró que se acercase a beber.

Una vez concluido aquello se cruzó de brazos, observando al zoologico que se estaba congregando en la plaza. Tras observar un rato, anduvo hacia la salida por donde tantos otros habian aparecido en la plaza y, con cierto nerviosismo, procedió a esperar a que más salieran para que, al hacerlo, supiesen que debian de beber de la fuente.

Cogito Ergo Sum escribió:♚ La organización es uno de los puntos clave para lograr la victoria en el campo de batalla. Y esto, como todo lo demás, es guerra, señores.

Rasqa miró al tipo que le señalaba y parpadeó confuso. <<¿Qué es un putacosa y por qué lo soy yo?>>. Cada vez venían animales más extraños y cada vez se sentía más intimidado. Le miraban todos como si fuese un bicho raro, cuando los bichos raros eran cláramente ellos y, algunos, como aquella criatura con orejas puntiagudas, le prestaban excesiva atención. <<¿Pero qué les pasa?>>. El parqio se vio tentado a enseñarle los dientes al animal (que todavía no sabía que era hembra), pero acabó uniendo uno más uno y, si Sekkeh-nosequé y Roaxen-nosecuántas eran listos, a lo mejor ella (y el resto) también.

—¡Hey, tú! —trató de llamar su atención—. ¿Hablas? —preguntó, señalándose con una de las patas delanteras al morro y abriendo la boca para enseñarle la lengua. Si no le respondía, entendería que aquella criatura era un animal normal y tan solo había venido a beber.

Al mismo tiempo que él acababa de preguntar, el animal del caparazón se puso a dar un discurso y Rasqa bufó. <<No, por favor, no empecemos con cháchara aburrida>>, se quejó mentalmente, agarrándose los cuernecillos con las patas delanteras y pegando la cabeza contra la sierpe de piedra. <<¿Por qué tienen nombres tan largos? ¿Quién se va a acordar de ellos luego? ¿Cómo espera que le digamos cuando apenas haya tiempo para llamarle?>>. Chasqueó la lengua y relajó un poco la postura, acabando de tumbarse sobre la fuente. De verdad que no entendía para qué querían nombres que funcionaban mal. <<¿Roaxen Temprai de la vil familia organte?>>, probó suerte con un ejercicio de memoria.

De haber prestado atención y no haberse desviado mentalmente con lo de los nombres propios, Rasqa habría decidido que el chico de la concha tenía algo de razón, pero en su lugar todo lo que hizo fue volver a meter la cabeza bajo el chorro de agua para llenarse los carrillos y escupirla imitando a la serpiente sobre la que todavía se encontraba subido. No sabía qué más hacer, pero si iban a venir más rocavarancolianos, esperar podría valer la pena. <<¿Cómo serán?>>. A Rasqa no le habían mentido, se había encontrado algo nuevo, y por eso esperaba más novedades con la llegada de estos.

"Por fin aire puro y luz...¡bendita luz" pensó la mar de feliz por la escasa luz que había en el exterior del edificio y que le recordaba a aquellos días nublados con el sol brillando apenas en Londres. Aun así era una mejoría y dada la cercanía con sus compañeros fue finalmente capaz de identificar mejor a estos. Los detalles seguían siendo dificultosos de notar sino se acercaba mas (menos de medio metro) pero podía jurar, si sus ojos no estaban engañandole, de que la chica bajita tenía orejas puntiagudas visibles al sobresalir de su pelo de peculiar color"¡Llevo todo este tiempo con un pariente del elfo y no me di cuenta!" pensó un poco sorprendida, pues a su lado Jal lucía bastante mas normal, tal vez un poco enfermizo.

En sus elucubraciones sobre cual podría ser el disfraz del aquel chico, el sonido de la conversación y el golpeteo del agua caer atrajo su atención, terminando por guiar a sus acompañantes hacia el lugar donde tal vez podrían pedir una explicación. Al llegar Samika parpadeo confundida ante la imagen multitudinaria que sus ojo podían apenas describir. Si fuese capaz de notar mejor los detalles la impresión habría sido mas complicada de superar, pero ante los ojos de Samika solo eran sombras sin forma alguna, una visión un poco inquietante.

De todo modos Samika no solía darle importancia al aspecto pues de todos era algo que escasamente podía ver y se guiaba mas por las voces, voces que se confundían en su mente y que apenas podía lograr identificar de que boca provenía. Solo noto que todas ellas parecían hablar el mismo idioma. Se inquieto un poco cuando su compañera elfica se acerco a beber de aquella fuente por lo que la siguió preocupada de que saliera de su campo de visión y la perdiera en el mar de sombras, pero a esta nada le ocurrió al beber, tranquilizándola. Estaba lo suficientemente cerca para notar su gesto indicándoles que bebieran, por lo que Samika se acerco el par de pasos que le quedaba hasta la fuente. Aun así dudó cuando vio como una de las sombras de antes empezaba a cobrar cierta forma al entrar a su escaso campo visual "Un...¿reptil?" pensó al ver a la cosa que estaba subida a la estatua a una corta distancia. Confundida por aquel estraña criatura y mirándola de reojo, bebió un trago de la fuente, un trago donde sintió la extraña sensación de que, a la par que bebía,  algo era tomado de ella. "Vale...¿Y ahora q....? ¡eh! ¡Mi ingles! ¡Mi hermoso ingles! ¿¡Donde fuiste!?"la estupefacción total de la chica fue mas que notoria en su expresión.

-¿Pero que demonios?- parpadeo confundida al notar que no solos sus pensamientos se habían visto cambiados, sino su propia voz y provocando que el resto de los que habían bebido de esa agua con efectos cambia idiomas pudieran entenderla también. Un horrible presentimiento surgió en la mente de la chica y con presteza se acerco a la niña elfo de la cual aun no sabia su nombre- ¿Me prestas tu cuaderno un momento?- dijo hablando rápidamente tomando el cuaderno que ella le dejo solo un segundo e intentando escribir con el alfabeto braille...solo eran puntos, miseros puntos que formaban letras y palabras...ni puntos, ni ostias, por muchos puntos que hiciera eran solo eso, puntos. Sin significado, no eran nada para la mente cambiaba de la humana. Samika le devolvió el cuaderno suspirando frustrada, todo el estudio por el caño, o mas concretamente, por su vejiga.

Un tipo fuera de su campo visual, comenzó a hablar atrayendo su atención. Sus palabras sonaban rimbombantes, incluso su nombre lo era, como el de los nobles de la películas. "Espera, espera...¿xenos? ¿Ulterania? ¿Pero que se ha fumado? El opio no es sano..." pensó Samika por un momento al menos hasta que oyó al reptil sobre la estatua hablar, algo que de por si no debería ser. Aquello era demasiado extraño, por lo que intento organizar lo que sabía y lo retazos de conversaciones que escuchaba, mientras sus compañeros bebían de la fuente. Solo había una explicación para la magia del agua y todo lo demás, no estaba en la Tierra y eso solo podía significar una cosa..."La madre que lo pario..¡Me secuestro un marciano!" aquel pensamiento le hizo pensar en si sus compañeros de fuente no serían igualmente, marcianos, por lo que supuso que era un buen momento de presentarse al menos, ahora si en un idioma entendible. Solo así sabrían de donde provenían o si suponían algún peligro real.

-Al menos ya nos entendemos aunque parece que perdimos nuestro idioma. Mi nombre es Samika, Sami si lo preferís- dijo acercándose lo suficiente para meterlos a todos con los que habían venido con ella lejos de su campo visual de sombras, presentadose a estos y en general a quien le escuchara de alrededor- Y soy de Londres, una ciudad de la Tierra- le sonaba absurdo y estúpido decir aquello, como si hablara con niños de párvulos, pero solo así podía asegurarse de si sus conjeturas eran erróneas.

- Ostia que alta- se sobresaltó Arik, que había estado de espaldas al grupo nuevo. Era enorme, especialmente si lo comparaba consigo mismo. Las tenía enormes, también. Su piel desnuda era un color extraño y vivo. Como terracota. Los labios llenos prometían besos suaves y blanditos. El libense se humedeció las comisuras, pero más que de deseo, por intimidación. Le llamó la atención entonces otra boca casi femenina, con voz de muchacho. Tenía el pelo lila y la cara tapada.
- ¿Os han engañado para venir?- se sorprendió-. Yo no esperaba exactamente esto pero ya habían dicho que sería duro. Tampoco os han ocultado tanto. Hay yo que sé que potencial que nos hace distintos, o que nos hará distintos a lo que somos ahora. Pero no te lo dan sin más. Libo tiene una alianza con la ciudad. Y la gente que vive aquí es muy fuerte. En realidad....

Se giró a su alrededor, a la desolación aparente de Rocavarancolia

- Creía que habría más gente. Estamos muy solos. ¿Que os han dicho a vosotros, entonces? - se interesó

Hizo bien en no acercarse demasiado a toda esa extraña gente que estaba allí porque eso parecía más un espectáculo de bestias que otra cosa. Procuró no perder de vista a su compañero libense, y le vio beber del mismo agua que todos, en aquella extraña y cutre fuente. Le sorprendió bastante que de repente dejase de entender lo que decía, cuando ambos hablaban el mismo idioma.
No le quedaba otra que ir y ver todo aquello de cerca, pese a que varios de esos extraños seres le intimidaban bastante. No podía dejarse ver intimidada, así que se armó de valor, y se acercó al cada vez más numeroso grupo, y sin entender una palabra de lo que decía nadie fue directa a beber de la fuente. Se fijó en la vestimenta azul de una muchacha con bastón, bastante pobremente adornada para su gusto, y en una chica que aunque no llevaba tejidos vaporosos, le resultó interesante. El resto no eran más que seres que no tenían nada que ofrecerle, de momento.
Aprovechó su reflejo en el agua para intentar ver qué tan buen aspecto tenía, sin mucho éxito, así que resignada, se dio la vuelta con rapidez, para unirse a la conversación. -Soy Vorela, hija de Reira. ¿Quienes sois vosotros?- Mientras esperaba una respuesta hizo un breve visionado de la zona que había a su alrededor, seguían siendo solo ruinas y edificios rotos, si aquí era donde tenía que desarrollar todo su potencial, lo llevaba claro.El lugar parecía necesitarlo más que ella.

Paseaba la mirada entre los distintos integrantes del grupo, a medias aburrido y a medias desanimado. Su cara tan sólo mostraba el primer sentimiento, quedando el segundo presente únicamente en el hecho de que las comisuras de sus labios tiraban un poco hacia abajo. A veces también examinaba los pocos animales que había allí, que parecían bastante pacíficos. Lo que en otra ocasión sería un anhelo casi irresistible de saber más de ellos se veía aplacado por su humor sombrío, así que se limitaba a mirarlos. Lo que hizo el reptil volador no lo esperaba y provocó que diese un respingo, además de haber estado a punto de sacarle una minúscula sonrisa.

Un... Ser, cuyo casco de permitía distinguir su sexo, se acercó a hacerle señas para que bebiera de la fuente. Su desánimo hizo que, en vez de analizarlo de forma concienzuda con cuidadoso disimulo su veredicto mental se limitase a un "casco que no parece servir de nada, estilo bastante extravagante y único. Puestos altos. Dominante". Tuvo que reprimir un bufido de fastidio, pero decidió seguir su consejo. No tenía ganas de lidiar con alguien que parecía un tipo A con el que no podía ni hablar, así que cuanto antes se quitase aquello de en medio mejor.

En el mismo momento en el que comenzó a tragar sintió el chispazo de magia actuando en su cuerpo. Al instante escupió la poca agua que le quedaba en la boca y se alejó un par de pasos de la fuente, pero sabía que de nada servía aquello. Sentía sus pensamientos en un idioma distinto al suyo, y este estímulo fue suficiente como para arrancarle algo más en su monótona expresión. Giró la boca, con algo parecido al desagrado. «Aquí tienes la magia logomántica que pedías». Habría agradecido que aquello se lo hubiesen explicado previamente, o mejor todavía, que se lo hubiese dado un rocavarancolés. Naturalmente entendía que si distintos chicos de distintos mundos acababan allí lo más fácil era meterles a todos la lengua de Rocavarancolia en la cabeza, pero no terminaba de ver por qué tenían que quitarle también sus idiomas anteriores.

«un momento, si has perdido... Mierda, a ver...». Probablemente cualquiera que se fijase en la expresión de Hal en aquellos momentos se encontrase con más variaciones. Perdida la lengua carabesa, el joven intentaba recordar todos los hechizos que conocía. Comenzó a repasar su lista mental concienzudamente, aumentando la desesperación cada vez que comprobaba que había perdido uno más. Con cada resultado negativo sus ojos se agrandaban un poco, su boca se entreabía algo más y su respiración se volvía más agitada. Realmente era una pérdida de tiempo intentar encontrar uno que aquel agua hechizada no hubiese eliminado, pero necesitaba agotar todas las opciones.

No llegó a terminar su repaso mental. El enfado había subido progresivamente y había acabo cortando su diatriba de hechizos. Tenía los puños cerrados con fuerza, y los brazos también revelaban su tensión interior. Curiosamente él mismo no era el principal objetivo de su enojo, sino Rocavarancolia. Ahora entendía por qué habían borrado su idioma, y no le gustaba ni un pelo. Lo que no estaba nada claro era qué debían hacer ahora. Hal habría agradecido algo de comida, porque comenzaba a sentir hambre, aunque prefería que se lo aclarasen todo.

—Me llamo Hal.

Esa fue su respuesta a la tal Vorela. No la miró directamente por estar semidesnuda, cosa que provocó un levísimo color más oscuro en la cara de Hal a causa de la vergüenza. El detalle de que conociese a su madre hizo que frunciera un poco el ceño. Esperaba con sinceridad que aquella chica no fuera una mimada, pero siempre cabía que simplemente sus padres fueran unos excéntricos y habían dejado que los conociera cuando había crecido. En cualquier caso no entendía a que venía lo de usar el nombre de la madre tras el suyo.

Han salido corriendo tan rápido que ni siquiera se han dado cuenta de que les estoy persiguiendo. Llegan a una especia de Plaza con una fuente en medio. Todo es exageradamente extraño, un montón de gente con disfraces deambulan alrededor de la fuente, hablan  un idioma extraño que no parece ser de la Tierra y parecen estar tan confundidos como yo. >>Vale, entiendo que haya gente como yo que esté aquí, pero ¿Por que van así vestidos?<<. Me quedo agachada al acecho de cualquier movimiento amenazante de cualquiera, esto es un caos. Miro hacia atrás, no veo al rubio pero no me extrañaría que llegara en cualquier momento.
De pronto un bicho muy raro con alas se posa en la fuente, imitando a una estatua al hechar agua, a pesar de mi pánico la escena es cómica, no puedo evitar sonreírme por un momento. >>Pero ¿Si eso es un disfraz, el humano que lo viste, mide menos de medio metro? deber de ser un robot o algo así, aunque por otra parte parece muy real<<. Con desesperación busco a la chica del bastón, pero todas mis esperanzas se me caen a los pies cuando la veo también dialogar en esa lengua odiosa.
En el centro hay un tipo extraño de morado. >>Ese sí que es raro<<. Al parecer hace señas para que todos beban de la fuente. Me he fijado en que no es venenosa porque de hecho veo como algunos le hacen caso y no les ocurre nada raro, solo se ponen a hablar. >>Definitivamente voy a matar a Doce<<.
Reflexiono en el suelo sentada, >>¿Qué debería hacer?, tampoco quiero quedarme aquí en el suelo, pero tampoco me atrevo a moverme<<. Al cabo de un rato me decanto por la segunda opción, por lo menos tengo que saber que está ocurriendo y por qué estamos todos aquí. Así que me infiltro entre ellos sin llamar mucho la atención, me acerco a la fuente con cuidado y le doy grandes sorbos, cada vez con más frecuencia, de tal manera que incluso me zambullo la cabeza entera. >>No sabía que tenía tanta sed<<.
Me quedo mareada por instantes, el dolor de cabeza de mi despertar aumenta muchísimo, incluyendo ahora una fatiga enorme y una confusión total, intento pensar con claridad, pero no puedo. Mi cerebro ahora es una lavadora a toda pastilla. Ha pasado justo lo que me suponía, ya no sé castellano, ahora entiendo a estos tíos al hablar, cosa que no hacía antes. >>¿Pero qué es esto? ¿Droga?.<<.
Cojo aires de chula y empiezo a caminar hacia la chica del bastón >>Tengo que dejar de llamarla así<<, está de espaldas, así que le zarandeo un poco el hombro para que me mire.
-Oye tú, ¿Sabes por qué estamos aquí?- digo levantando la cabeza con vacilación, pero con verdadera curiosidad.

Estoy recorriendo los pasillos siguiendo a esa chica cuando por fin, encuentro la salida. Esta ciudad es más fea de lo que parecía por la ventana, veo a la marroquí a lo lejos tocándole el hombro a una muchacha que tiene un bastón ¿Es ciega? ¿Para que ha venido a este sitio? Bueno el caso es que lo que observo a continuación me deja sin habla: ¡Es un maldito circo!

Toda la plaza está llena de un montón de gente super rara de narices, desde un dragoncito hasta un tío con un casco parecido a Star War, ni que fuera el lugar ni el momento para disfrazarse, aunque ahora que lo pienso a lo mejor ya venían así de donde sea que vengan. El tío del casco se acerca a mí y hace gestos para que beba de una fuente con serpientes de piedra talladas.

Me da un poco de desconfianza beber de ahí pero me arriesgo y ando con paso vacilante hacia la fuente. Mientras me acerco vigilo a todos con los que me cruzo, hasta que finalmente llego a la fuente y bebo de ella.

-¡Que mierda es esto!- Ahora me doy cuenta de porque todo el mundo está hablando entre ellos, mi idioma ha cambiado, el holandés que me ha acompañado toda mi vida se ha esfumando, como si nunca hubiera estado ahí. Después de este hallazgo empiezo hasta a entender las conversaciones que mantienen mis compañeros de fuente.

Ya que los entiendo y ellos seguramente a mí digo:- Hola a todos, mi nombre es Devoss, de Holanda (Amsterdam).

Twixy's se sentó en el borde de la fuente viendo que todos se acercaban, y mientras la de las orejas de murciélago bebía, ella se esmeró en limparse la herida de la rodilla. Pensar en toda la mugre que había tocado su sangre le revolvía el estómago. La niña murciélago les indicó que bebieran, y visto que todo el mundo acababa por hacer lo mismo Twixy's los imitó casi por inercia. Incluso el agua de allí era insulsa, pero por el sabor no parecía tener nada raro. << Por lo menos no me hiperva a echar a perder la piel...>> pensó aliviada, hasta que una sensación de succión le hizo llevarse las manos a la boca y levantarse de un salto que casi la hace caerse de nuevo. De pronto todos los bichos raros a su alrededor parecían hablar el mismo idioma. Los que la habían acompañado desde las mazmorras por fin decían algo entendible, y Twixy's estaba al borde de un ataque de pánico por ser consciente de que había experimentado uno de esos trucos de los que hablaban en las teleseries; habia probado la magia. Se quedó sin habla un rato, confundida y asustada, pero tenía que reponerse pronto. Respiró hondo varias veces y recuperó la compostura, volviendo a su postura altiva y elegante.

-Soy Twixy's- dijo a cualquiera que le preguntara por su nombre. Los lugares de los que hablaban los demás no le sonaban ni remotamente, así que no iba a gastar saliva tratando de explicarles donde estaba su ciudad, pues si no la conocían ya es que no la tenían es su mundo o lo que fuera.

El tipo raro del pelo divino y el casco soltó un discurso que Twixy's escuchó a medias. Parecía estar acostumbrado a dar órdenes, y tenía cierta falsedad en su tono a la que la frivy estaba tan acostumbrada que ni se percató de ella. No tenía demasiadas ganas de que la mangoneasen, por lo que decidió ignorar en esencia lo que decía... en parte por eso y en parte porque no quería reconocer que el atractivo desconocido que la había convencido para ir a esa ciudad la había engañado. Mostró más interés por lo que decía el niño adorable de los aritos en el labio. Parecía saber más que los demás, por lo que se acercó un poco a él.

-¿Engaño? A mi me superprometieron poder. ¿ Me megapuedes decir qué significa eso de que no te lo superdan sin más? - su sonrisa pretendía ser agradable, pero tenía cierta tensión que podría denotar su desagrado, y un enfado creciente. Ahora iba a resultar que tendría que entrar en una nueva cueva de alimañas, como había sido la escuela de diseño y su examen de ingreso para Total-Diseñadora. Pronto empezó a pasear una mirada depredadora por el grupo, evaluando a los que a lo mejor serían sus competidores. << La gordy's va a caer, me hiperda igual de la total si tengo que aplastar a todos estos rary's...>>

Cuando a la niña la increpó el parqio se quedó soprendida, cosa que se notó en cómo abría los ojos desmesuradamente. <<Habla, ¿entonces no es una mascota? ¿es posible que sea como el resto de nosotros?>> pensó un poco desconcertada. Se acercó al ser y se agachó frente a él, sacó su cuadernito que la humana le había devuelto y escribió en una página en blanco:

"No, no puedo hablar, nací muda.
Me llamo Varsai y ¿tú?
¿Me dejas tocarte?"

La niña sentía mucha curiosidad sobre cómo se sentirían las escamas de Rasqa, y se veía a leguas que tenía ganas de comprobarlo. Los ojos le hacían chiribitas.

A medias oyó a un tipo muy raro dar un discurso al que apenas prestó atención, estaba concentrada en recordar los rasgos del parqio para dibujarlo.