Libo
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Rocavarancolia Rol
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- Rocavarancolia Rol
Libo
12/08/12, 06:27 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Libo
Portal situado en una escarpada montaña lejana a la capital.
Portal situado en una escarpada montaña lejana a la capital.
- InvitadoInvitado
Re: Libo
29/10/19, 03:53 am
Zmey se arrepintió de haber sugerido ir al puesto. Por supuesto que Evelhan no podía comer nada de allí, era una tontería, y encima Nai haría preguntas. Dejó que los libenses se adelantaran para comprar, ellos ya sabían lo que le gustaba, y se quedó con el brugho junto a la fuente. Alzó una ceja al oír sus comentarios. ¿Iba en serio? De verdad, a veces ese chico pecaba de ingenuo.
-Por supuesto que no tienes que levantarlo, era solo un ejemplo -respondió.
Se sentó al borde de la fuente y le hizo un gesto a Evelhan para que se sentase a su lado. El vapor que emanaba los envolvía como una manta y compensaba el frío de la calle. A Zmey le resultaba reconfortante; le traía buenos recuerdos de su hogar pero era lo bastante alienígena para que no llamase también a los malos.
-Siento si te hemos molestado, solo queríamos tomarte el pelo. Y Nai a veces habla antes de pensar.
Zmey no quería que Evelhan pasase un mal rato, se alegraba de que lo hubiese ido a visitar y siempre le había divertido meterse con él pero sus reacciones le estaban haciendo dudar.
**
Mánia dio gracias a la Luna por que Varsai excluyese a la pantera de su broma. Toda la sala se puso en guardia. Los andróginos más jóvenes chillaron asustados, las guardias apuntaron sus alabardas adonde pensaban que venía la voz y las que flanqueaban a la reina hicieron amago de llevársela de la sala. Por suerte una carcajada escandalosa de la soberana fue suficiente para romper la burbuja de tensión. Las invitadas se calmaron, pero ahora había incluso más miradas atentas a las dos invitadas reales.
-¡Maravilloso! Y útil también. Sería una verdadera bendición tener semejante poder -La reina le lanzó una mirada significativa a Mánia. Había dejado caer en más de una ocasión su interés por conseguir magia para sí misma y llegaría un momento en el que empezaría a impacientarse, pero la bruja se mantuvo firme en su negativa. No tenía permiso del Consejo para ir regalando magia por ahí.
-Lo es, sin duda. La Luna Roja es caprichosa concediendo sus dones, pero su poder es innegable -dijo Mánia, fingiendo que no había entendido la petición velada de la reina.
-¿Qué diosa no es caprichosa? -respondió la reina.
Por suerte dejó pasar el antojo y su interés pasó a la habilidad de Zarpa para cambiar de forma. Mánia se disculpó con la varmana varias veces, pues la reina le pidió no solo que se transformase parcial o totalmente en varias ocasiones, si no que le demostrase que poseía las mismas capacidades que los grandes felinos. Ante la primera cabriola Idara quiso unírsele. No solía tener más compañeros de juegos que las presas que la reina elegía para que cazara, así que se la veía contenta con el nuevo estímulo.
Las nobles habían formado un corro alrededor de los felinos y reían y aplaudían educadamente. La reina parecía encantada y Mánia, aún manteniéndose alerta por si acaso, también estaba disfrutando. Comió de las viandas que se le ofrecían e incluso bebió un poco, siempre con Ilol en los brazos. No tenian tiempo para hablar, la bruja nunca lo hacía cuando no estaba en un espacio seguro, sin embargo era tranquilizador tenerlo cerca. Le dijo a Varsai por telepatía que en el momento en que se cansase o se hartase de estar allí se lo dijera, y las excusaría al instante. La reina y las nobles de Libo podían ser exasperantes a veces.
-Por supuesto que no tienes que levantarlo, era solo un ejemplo -respondió.
Se sentó al borde de la fuente y le hizo un gesto a Evelhan para que se sentase a su lado. El vapor que emanaba los envolvía como una manta y compensaba el frío de la calle. A Zmey le resultaba reconfortante; le traía buenos recuerdos de su hogar pero era lo bastante alienígena para que no llamase también a los malos.
-Siento si te hemos molestado, solo queríamos tomarte el pelo. Y Nai a veces habla antes de pensar.
Zmey no quería que Evelhan pasase un mal rato, se alegraba de que lo hubiese ido a visitar y siempre le había divertido meterse con él pero sus reacciones le estaban haciendo dudar.
**
Mánia dio gracias a la Luna por que Varsai excluyese a la pantera de su broma. Toda la sala se puso en guardia. Los andróginos más jóvenes chillaron asustados, las guardias apuntaron sus alabardas adonde pensaban que venía la voz y las que flanqueaban a la reina hicieron amago de llevársela de la sala. Por suerte una carcajada escandalosa de la soberana fue suficiente para romper la burbuja de tensión. Las invitadas se calmaron, pero ahora había incluso más miradas atentas a las dos invitadas reales.
-¡Maravilloso! Y útil también. Sería una verdadera bendición tener semejante poder -La reina le lanzó una mirada significativa a Mánia. Había dejado caer en más de una ocasión su interés por conseguir magia para sí misma y llegaría un momento en el que empezaría a impacientarse, pero la bruja se mantuvo firme en su negativa. No tenía permiso del Consejo para ir regalando magia por ahí.
-Lo es, sin duda. La Luna Roja es caprichosa concediendo sus dones, pero su poder es innegable -dijo Mánia, fingiendo que no había entendido la petición velada de la reina.
-¿Qué diosa no es caprichosa? -respondió la reina.
Por suerte dejó pasar el antojo y su interés pasó a la habilidad de Zarpa para cambiar de forma. Mánia se disculpó con la varmana varias veces, pues la reina le pidió no solo que se transformase parcial o totalmente en varias ocasiones, si no que le demostrase que poseía las mismas capacidades que los grandes felinos. Ante la primera cabriola Idara quiso unírsele. No solía tener más compañeros de juegos que las presas que la reina elegía para que cazara, así que se la veía contenta con el nuevo estímulo.
Las nobles habían formado un corro alrededor de los felinos y reían y aplaudían educadamente. La reina parecía encantada y Mánia, aún manteniéndose alerta por si acaso, también estaba disfrutando. Comió de las viandas que se le ofrecían e incluso bebió un poco, siempre con Ilol en los brazos. No tenian tiempo para hablar, la bruja nunca lo hacía cuando no estaba en un espacio seguro, sin embargo era tranquilizador tenerlo cerca. Le dijo a Varsai por telepatía que en el momento en que se cansase o se hartase de estar allí se lo dijera, y las excusaría al instante. La reina y las nobles de Libo podían ser exasperantes a veces.
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.
Re: Libo
29/10/19, 02:12 pm
Varsai se rió con la reina, no siempre tenía la oportunidad de gastar aquellas bromas. En la ciudad la telepatía era algo tan común que nadie se sorprendía cuando te hablaban a la cabeza, era agradable poder ver las reacciones de gente no acostumbrada a la magia.
No hizo comentario alguno al intercambio de la embajadora y la reina, aquello era asunto suyo. Luego le preguntaría a Mánia por curiosidad.
La licántropa disfrutó de las peticiones de la soberana y no le molestó enseñar sus cambios de forma, y sus habilidades como gran felino. "No te estreses, esto es divertido" le dijo telepáticamente la cuarta vez que la bruja se disculpó.
Pasó el tiempo y Zarpa se dejó admirar y tocar, casi exclusivamente por los niños y los andróginos presentes. Finalmente se sentó en el suelo sobre sus cuartos traseros con la dignidad propia de un felino, se lamió la pata y la pasó por su cara para intentar despejarse un poco. Sólo entonces le vino un olor ligeramente familiar.
Olfateando llegó al lado de Mánia y el andrógino que estaba cerca de ella. Era el niño, su olor le recordaba a algo. Se acercó aún más.
"Tu olor me suena de algo, ¿nos hemos cruzado en algún sitio?" le preguntó de forma cortés. No sabía dónde podría haber sido eso, pero la licántropa no terminaba de caer en aquello.
No hizo comentario alguno al intercambio de la embajadora y la reina, aquello era asunto suyo. Luego le preguntaría a Mánia por curiosidad.
La licántropa disfrutó de las peticiones de la soberana y no le molestó enseñar sus cambios de forma, y sus habilidades como gran felino. "No te estreses, esto es divertido" le dijo telepáticamente la cuarta vez que la bruja se disculpó.
Pasó el tiempo y Zarpa se dejó admirar y tocar, casi exclusivamente por los niños y los andróginos presentes. Finalmente se sentó en el suelo sobre sus cuartos traseros con la dignidad propia de un felino, se lamió la pata y la pasó por su cara para intentar despejarse un poco. Sólo entonces le vino un olor ligeramente familiar.
Olfateando llegó al lado de Mánia y el andrógino que estaba cerca de ella. Era el niño, su olor le recordaba a algo. Se acercó aún más.
"Tu olor me suena de algo, ¿nos hemos cruzado en algún sitio?" le preguntó de forma cortés. No sabía dónde podría haber sido eso, pero la licántropa no terminaba de caer en aquello.
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.
Re: Libo
29/10/19, 04:04 pm
Al día siguiente de la fiesta en la playa.
Enredo volaba por el cielo de Libo seguido por Irdil y un pequeño transportín que contenía a Wyck. Podría haber usado el brazalete que le permitía teletransportarse por coordenadas pero no quería que el idrino se perdiese las vistas desde el cielo de su primer mundo vinculado.
Había decidido irse unos días antes para poder relajarse tras la eventualidad del mundo onírico pero ciertos acontecimientos hicieron que quisiera irse con más ganas. Necesitaba pensar.
Irdil por su parte disfrutaba del vuelo sin preocuparse por nada. Al principio le había sorprendido que el brujo lo incluyera en sus planes de unas mini vacaciones pero cuando le preguntó la respuesta había sido: "Unos días de descanso no le hacen mal a nadie. Tómatelo como un diagnóstico médico". Así que el joven se iba a dedicar a disfrutar de su estancia en otro mundo. Cosa que meses atrás le habría parecido impensable. Ya ni hablar del confiar lo suficiente en un transformado para que lo llevase volando. Pero si no hubiese aceptado se habría perdido aquellas vistas. Vistas de las que disfrutaba sobre todo cuando el brujo los detenía en medio de aquel mar sin agua para mirar un mapa que llevaba encima y luego modificar su rumbo.
Hasta donde el idrino sabía se iban a unas termas naturales que había en la montaña. Se habían traído a Wyck para que no molestase a Dédalo en su vuelta a casa. Lo cierto es que el joven aún no sabía muy bien que pensar del cambiante. Si era amigo de Enredo no debía de ser mala persona. Aún así Irdil no podía evitar recelar un poco.
Por fin llegaron al lugar que Enredo había marcado en el mapa y no tardaron en localizar las humeantes termas. Descendieron con suavidad y el idrino por poco pierde el equilibrio al volver a tocar tierra.
Enredo sin embargo se apoyó en el báculo y mantuvo el equilibrio. Empezó a murmurar por lo bajo y a dibujar unos símbolos en el aire y dos barreras físicas se emplazaron en las inmediaciones. Una para los animales que intentase entrar en el lugar y otra para el animal que podría intentar salir. Lo que notó Irdil fue una leve fluctuación en el aire, si se fijaba mucho podía ver dónde acababa el espacio delimitado por las barreras. Enredo lanzó otro hechizo que camufló su olor y por fin ancló los tres a aquel lugar.
Abrió el transportín en el que iba el panda rojo que se apresuró a explorar el nuevo lugar donde se encontraban. Por supuesto no tardó en darse de cabeza contra la barrera tal como había vaticinado el idrino. Pronto el panda tuvo investigado todo el lugar y se acercó al agua en la que metió una pata y la sacó casi al instante. Evidentemente estaba muy caliente pero Irdil dudaba seriamente que el animal se hubiese fijado en el vapor.
Enredo miró alrededor y asintió sintiéndose satisfecho. Sacó de su cinturón varias esferas que lanzó al suelo y pronto tuvo unas enredaderas cerca que formaron dos asientos tipo silla con reposabrazos y una pequeña mesa circular. También hicieron una pequeña tienda de campaña en la que cabrían fácilmente los dos. Irdil no podía dejar se asombrarse de lo evidentemente útiles que eran aquellas plantas. No podía ver por dentro pero seguro que aquellas plantas también habrían formado un lecho sobre el que se pudieran echar a dormir. El brujo se puso a rebuscar en su zurrón que era más grande por dentro que por fuerza y empezó a sacar cosas que les serían útiles más tarde.
Entonces el brujo se lo quedó mirando y alzó una ceja inquisitivo.
-Sabes que te puedes meter en el agua ya ¿no? No te cobran por hacerlo.
-Sí, sí, pero estaba esperando por ti para... - al decirlo en voz alta el idrino se dio cuenta de lo tonto que estaba sonando así que se sonrojó levemente y se dirigió al agua mientras Enredo terminaba de prepararlo todo.
El idrino se metió en el agua con ropa y todo y soltó un suspiro de gusto al notar como la piel que se le estaba secando se humedecía. Además aquel calorcito parecía alejar todos sus problemas. No supo cuánto permaneció en el agua con los ojos cerrados, se relajó con el agua y el tarareo del brujo, la música no le sonaba pero no hacía que fuese menos relajante. Volvió a abrir los ojos cuando notó movimiento en el agua y evidentemente vio al médico metiéndose en la terma frente a él. En cuanto tuvo la cabeza más cercana al suelo Wyck se subió a ella y se acurrucó, era algo que solía hacer que Irdil sonriese y esta vez no fue distinto.
El brujo por su parte observó que el idrino llevaba puesta la ropa pero se abstuvo de hacer comentarios, sabía que a veces lo hacían para mantener la piel húmeda, pero dudaba que aquí necesitase eso. Aún así era cosa suya. No se le escapó tampoco la sonrisa compuesta por su aprendiz.
-¿Y esa sonrisa? - le preguntó. No es que Enredo se quejase de que sonriese, de hecho era algo relativamente raro de ver, claro que con lo que había pasado en realidad no le extrañaba nada que fuese parco en sonrisas.
-Por Wyck, me hace gracia cuando se te sube a la cabeza. ¿No te molesta?
-A estas alturas ya estoy acostumbrado, aunque era más cómodo cuando era una cría. Pesaba menos - explicó. Wyck se asomó al oír su nombre con curiosidad.- Sí, hablamos de ti bola de pelo - le dijo al animal alzando una mano mojada para rascarle el cuello.
-¿Puedo hacerte una pregunta?
-Las que necesites.
El brujo siempre había respondido a todas sus preguntas con sinceridad, lo que animó al chico.
-¿Por qué Wyck?
-Eso es muy ambiguo, concreta un poco - respondió divertido.
-¿Por qué ese animal?
-Bueno - empezó a decir tras un breve momento de reflexión,- siempre me ha gustado este animal en concreto. En mi mundo son bastante raros pero siempre me han parecido monos a su manera. Así que se lo encargué a Giz en su momento. Le pedí unas cuantas modificaciones, que eliminara las enfermedades que pudiera tener, que aumentase su necesidad alimenticia, ese tipo de cosas. Además me apetecía tener una mascota por casa, me hacía compañía cuando Dédalo estaba fuera.
El idrino asintió, no hizo falta preguntar por Giz, había oído hablar del genemago de la ciudad.
-¿Y Sombra?
-Sombra es... distinto. Tenemos más historia y es un poco larga.
-No es que me vaya a ir a ningún lado - respondió el chico con un tono de diversión impregnando sus palabras.
-Cierto - rió Enredo. Se estiró un poco, cogió a Wyck y lo depositó sobre la ropa que se había quitado antes de meterse al agua. Acto seguido se hundió un poco más y apoyó su espalda contra el muro de piedra echando su cabeza hacia atrás.- Bueno, yo vivía en una casa grande, más que grande enorme, varias veces más que nuestra casa. La cosa es que una parte de la casa era entera mía y lo cierto es que no tenía demasiados amigos. No tenía amigos en absoluto - se corrigió el brujo.- Aquí donde me ves nunca he sido demasiado sociable. La cosa es que, un día que iba al Instituto me encontré con unos matones que se estaban ensañando con alguien, yo creía que era otro chico pero resultó que era Sombra, nunca me quedó claro por qué le estaban pegando pero entré allí, cogí al gato en brazos y me lo llevé a una clínica veterinaria. Tuvieron que hacerle varias pruebas a Sombra y una operación, pero bueno, salió bien parado de todo. Y después de eso lo acogí en mi casa... hasta que vine a la ciudad - el brujo hizo una breve pausa.- Años después volví a mi mundo y lo encontré vagando por los jardines como un gato abandonado. Y la verdad es que creo que aún me guarda rencor por haberlo dejado allí sólo. No hay más que ver cómo se acerca al resto y a mi me saca las uñas si me acerco mucho.
Enredo no dijo nada más y el idrino tampoco abrió la boca. Había notado cierto pesar en la voz del brujo, arrepentimiento quizá. También se había dado cuenta de una cosa que no tenía muy claro si el brujo sabía. ¿Se habría fijado en la similitud del idrino y el gato? A ambos los había recogido y adoptado. Lo más probable era que no.
Enredo abrió los ojos y miró al cielo, igual iba siendo hora de ponerse a hacer la cena. Salió del agua, se secó y se vistió. Preparó la cena con tranquilidad. Sacó verduras, carne y unos pinchos, creó un fuego con magia e hizo levitar las brochetas sobre el fuego para que se fuesen haciendo. Para Wyck troceó frutas y verduras y las metió en un bol. En cuanto estuvo todo listo los llamó para comer, dejó el bol en el suelo para el panda y se sentó a la mesa. Sirvió las brochetas y abrió una botella de vino para Irdil y él mismo.
Cenaron a la luz de unas llamas mágicas danzantes que había convocado el brujo. Para coronar la cena Enredo extrajo unas galletas, nubes de azúcar y chocolate. Tostó las nubes al fuego y las metió entre el chocolate y las galletas. Era un buen postre. Finalmente se metieron en el agua otro poco antes de echarse a dormir.
En mitad de la noche Enredo se despertó sobresaltado, Irdil se revolvía dentro de una pesadilla, el joven sudaba a mares y murmuraba por lo bajo.
-Irdil, despierta, despierta - le sacudió ligeramente mientras hablaba con tono tranquilizador. El idrino se despertó resollando y rompió a llorar, se abrazó al brujo entre lágrimas pidiendo perdón por haberlo despertado, con voz entrecortada mientras temblaba violentamente.
Enredo lo abrazó y lo tumbó en el lecho mientras trataba de calmarlo.
-Shhhhh. No pasa nada, todo está bien. Nadie te va a hacer nada malo, no lo voy a permitir - la voz grave y calmada del brujo terminó tranquilizando al aprendiz. Por dentro sin embargo el brujo ardía de rabia, ¿cómo era posible que alguien hiciese algo tan terrible que quedasen aquel tipo de cicatrices? Unas cicatrices que Enredo no podía curar mágicamente. Las enredaderas se removieron intranquilas. Y además... ¿cómo rayos no se había dado cuenta? ¿Cuánto tiempo llevaba así, sufriendo sin decir nada? Estaba claro que para el joven no se habían terminado las pesadillas.
El idrino se aferraba al brujo como si le fuera la vida en ello y poco a poco se calmó, dejó de llorar y su respiración se normalizó. Finalmente se durmió en brazos del médico que no lo soltó en lo que quedaba de noche. Y por primera vez desde que hacía meses Irdil durmió del tirón sin volver a despertarse durante la noche.
Enredo volaba por el cielo de Libo seguido por Irdil y un pequeño transportín que contenía a Wyck. Podría haber usado el brazalete que le permitía teletransportarse por coordenadas pero no quería que el idrino se perdiese las vistas desde el cielo de su primer mundo vinculado.
Había decidido irse unos días antes para poder relajarse tras la eventualidad del mundo onírico pero ciertos acontecimientos hicieron que quisiera irse con más ganas. Necesitaba pensar.
Irdil por su parte disfrutaba del vuelo sin preocuparse por nada. Al principio le había sorprendido que el brujo lo incluyera en sus planes de unas mini vacaciones pero cuando le preguntó la respuesta había sido: "Unos días de descanso no le hacen mal a nadie. Tómatelo como un diagnóstico médico". Así que el joven se iba a dedicar a disfrutar de su estancia en otro mundo. Cosa que meses atrás le habría parecido impensable. Ya ni hablar del confiar lo suficiente en un transformado para que lo llevase volando. Pero si no hubiese aceptado se habría perdido aquellas vistas. Vistas de las que disfrutaba sobre todo cuando el brujo los detenía en medio de aquel mar sin agua para mirar un mapa que llevaba encima y luego modificar su rumbo.
Hasta donde el idrino sabía se iban a unas termas naturales que había en la montaña. Se habían traído a Wyck para que no molestase a Dédalo en su vuelta a casa. Lo cierto es que el joven aún no sabía muy bien que pensar del cambiante. Si era amigo de Enredo no debía de ser mala persona. Aún así Irdil no podía evitar recelar un poco.
Por fin llegaron al lugar que Enredo había marcado en el mapa y no tardaron en localizar las humeantes termas. Descendieron con suavidad y el idrino por poco pierde el equilibrio al volver a tocar tierra.
Enredo sin embargo se apoyó en el báculo y mantuvo el equilibrio. Empezó a murmurar por lo bajo y a dibujar unos símbolos en el aire y dos barreras físicas se emplazaron en las inmediaciones. Una para los animales que intentase entrar en el lugar y otra para el animal que podría intentar salir. Lo que notó Irdil fue una leve fluctuación en el aire, si se fijaba mucho podía ver dónde acababa el espacio delimitado por las barreras. Enredo lanzó otro hechizo que camufló su olor y por fin ancló los tres a aquel lugar.
Abrió el transportín en el que iba el panda rojo que se apresuró a explorar el nuevo lugar donde se encontraban. Por supuesto no tardó en darse de cabeza contra la barrera tal como había vaticinado el idrino. Pronto el panda tuvo investigado todo el lugar y se acercó al agua en la que metió una pata y la sacó casi al instante. Evidentemente estaba muy caliente pero Irdil dudaba seriamente que el animal se hubiese fijado en el vapor.
Enredo miró alrededor y asintió sintiéndose satisfecho. Sacó de su cinturón varias esferas que lanzó al suelo y pronto tuvo unas enredaderas cerca que formaron dos asientos tipo silla con reposabrazos y una pequeña mesa circular. También hicieron una pequeña tienda de campaña en la que cabrían fácilmente los dos. Irdil no podía dejar se asombrarse de lo evidentemente útiles que eran aquellas plantas. No podía ver por dentro pero seguro que aquellas plantas también habrían formado un lecho sobre el que se pudieran echar a dormir. El brujo se puso a rebuscar en su zurrón que era más grande por dentro que por fuerza y empezó a sacar cosas que les serían útiles más tarde.
Entonces el brujo se lo quedó mirando y alzó una ceja inquisitivo.
-Sabes que te puedes meter en el agua ya ¿no? No te cobran por hacerlo.
-Sí, sí, pero estaba esperando por ti para... - al decirlo en voz alta el idrino se dio cuenta de lo tonto que estaba sonando así que se sonrojó levemente y se dirigió al agua mientras Enredo terminaba de prepararlo todo.
El idrino se metió en el agua con ropa y todo y soltó un suspiro de gusto al notar como la piel que se le estaba secando se humedecía. Además aquel calorcito parecía alejar todos sus problemas. No supo cuánto permaneció en el agua con los ojos cerrados, se relajó con el agua y el tarareo del brujo, la música no le sonaba pero no hacía que fuese menos relajante. Volvió a abrir los ojos cuando notó movimiento en el agua y evidentemente vio al médico metiéndose en la terma frente a él. En cuanto tuvo la cabeza más cercana al suelo Wyck se subió a ella y se acurrucó, era algo que solía hacer que Irdil sonriese y esta vez no fue distinto.
El brujo por su parte observó que el idrino llevaba puesta la ropa pero se abstuvo de hacer comentarios, sabía que a veces lo hacían para mantener la piel húmeda, pero dudaba que aquí necesitase eso. Aún así era cosa suya. No se le escapó tampoco la sonrisa compuesta por su aprendiz.
-¿Y esa sonrisa? - le preguntó. No es que Enredo se quejase de que sonriese, de hecho era algo relativamente raro de ver, claro que con lo que había pasado en realidad no le extrañaba nada que fuese parco en sonrisas.
-Por Wyck, me hace gracia cuando se te sube a la cabeza. ¿No te molesta?
-A estas alturas ya estoy acostumbrado, aunque era más cómodo cuando era una cría. Pesaba menos - explicó. Wyck se asomó al oír su nombre con curiosidad.- Sí, hablamos de ti bola de pelo - le dijo al animal alzando una mano mojada para rascarle el cuello.
-¿Puedo hacerte una pregunta?
-Las que necesites.
El brujo siempre había respondido a todas sus preguntas con sinceridad, lo que animó al chico.
-¿Por qué Wyck?
-Eso es muy ambiguo, concreta un poco - respondió divertido.
-¿Por qué ese animal?
-Bueno - empezó a decir tras un breve momento de reflexión,- siempre me ha gustado este animal en concreto. En mi mundo son bastante raros pero siempre me han parecido monos a su manera. Así que se lo encargué a Giz en su momento. Le pedí unas cuantas modificaciones, que eliminara las enfermedades que pudiera tener, que aumentase su necesidad alimenticia, ese tipo de cosas. Además me apetecía tener una mascota por casa, me hacía compañía cuando Dédalo estaba fuera.
El idrino asintió, no hizo falta preguntar por Giz, había oído hablar del genemago de la ciudad.
-¿Y Sombra?
-Sombra es... distinto. Tenemos más historia y es un poco larga.
-No es que me vaya a ir a ningún lado - respondió el chico con un tono de diversión impregnando sus palabras.
-Cierto - rió Enredo. Se estiró un poco, cogió a Wyck y lo depositó sobre la ropa que se había quitado antes de meterse al agua. Acto seguido se hundió un poco más y apoyó su espalda contra el muro de piedra echando su cabeza hacia atrás.- Bueno, yo vivía en una casa grande, más que grande enorme, varias veces más que nuestra casa. La cosa es que una parte de la casa era entera mía y lo cierto es que no tenía demasiados amigos. No tenía amigos en absoluto - se corrigió el brujo.- Aquí donde me ves nunca he sido demasiado sociable. La cosa es que, un día que iba al Instituto me encontré con unos matones que se estaban ensañando con alguien, yo creía que era otro chico pero resultó que era Sombra, nunca me quedó claro por qué le estaban pegando pero entré allí, cogí al gato en brazos y me lo llevé a una clínica veterinaria. Tuvieron que hacerle varias pruebas a Sombra y una operación, pero bueno, salió bien parado de todo. Y después de eso lo acogí en mi casa... hasta que vine a la ciudad - el brujo hizo una breve pausa.- Años después volví a mi mundo y lo encontré vagando por los jardines como un gato abandonado. Y la verdad es que creo que aún me guarda rencor por haberlo dejado allí sólo. No hay más que ver cómo se acerca al resto y a mi me saca las uñas si me acerco mucho.
Enredo no dijo nada más y el idrino tampoco abrió la boca. Había notado cierto pesar en la voz del brujo, arrepentimiento quizá. También se había dado cuenta de una cosa que no tenía muy claro si el brujo sabía. ¿Se habría fijado en la similitud del idrino y el gato? A ambos los había recogido y adoptado. Lo más probable era que no.
Enredo abrió los ojos y miró al cielo, igual iba siendo hora de ponerse a hacer la cena. Salió del agua, se secó y se vistió. Preparó la cena con tranquilidad. Sacó verduras, carne y unos pinchos, creó un fuego con magia e hizo levitar las brochetas sobre el fuego para que se fuesen haciendo. Para Wyck troceó frutas y verduras y las metió en un bol. En cuanto estuvo todo listo los llamó para comer, dejó el bol en el suelo para el panda y se sentó a la mesa. Sirvió las brochetas y abrió una botella de vino para Irdil y él mismo.
Cenaron a la luz de unas llamas mágicas danzantes que había convocado el brujo. Para coronar la cena Enredo extrajo unas galletas, nubes de azúcar y chocolate. Tostó las nubes al fuego y las metió entre el chocolate y las galletas. Era un buen postre. Finalmente se metieron en el agua otro poco antes de echarse a dormir.
En mitad de la noche Enredo se despertó sobresaltado, Irdil se revolvía dentro de una pesadilla, el joven sudaba a mares y murmuraba por lo bajo.
-Irdil, despierta, despierta - le sacudió ligeramente mientras hablaba con tono tranquilizador. El idrino se despertó resollando y rompió a llorar, se abrazó al brujo entre lágrimas pidiendo perdón por haberlo despertado, con voz entrecortada mientras temblaba violentamente.
Enredo lo abrazó y lo tumbó en el lecho mientras trataba de calmarlo.
-Shhhhh. No pasa nada, todo está bien. Nadie te va a hacer nada malo, no lo voy a permitir - la voz grave y calmada del brujo terminó tranquilizando al aprendiz. Por dentro sin embargo el brujo ardía de rabia, ¿cómo era posible que alguien hiciese algo tan terrible que quedasen aquel tipo de cicatrices? Unas cicatrices que Enredo no podía curar mágicamente. Las enredaderas se removieron intranquilas. Y además... ¿cómo rayos no se había dado cuenta? ¿Cuánto tiempo llevaba así, sufriendo sin decir nada? Estaba claro que para el joven no se habían terminado las pesadillas.
El idrino se aferraba al brujo como si le fuera la vida en ello y poco a poco se calmó, dejó de llorar y su respiración se normalizó. Finalmente se durmió en brazos del médico que no lo soltó en lo que quedaba de noche. Y por primera vez desde que hacía meses Irdil durmió del tirón sin volver a despertarse durante la noche.
- InvitadoInvitado
Re: Libo
17/11/19, 03:22 am
Fue un alivio para Mánia que a Zarpa no le importasen las atenciones de las libenses, hacía todo más sencillo.
Al dirigirse a Ilol el niño dio un respingo y miró a Zarpa confuso, luego a Mánia. No entendía a qué se refería, él no había visto a la bendecida en su vida.
-Ilol es el hermano pequeño de Karime -explicó Mánia. Luego por canal telepático le dijo que el andrógino había alguna vez de visita a la ciudad pero nunca se le había permitido salir fuera del palacete de la bruja. También que a la Reina Madre no acababan de agradarle estas visitas y era mejor no mencionarlas en su presencia.
La fiesta seguiría hasta la madrugada pero los andróginos no. La Reina Madre los mandó a todos a dormir, fueran suyos o no, y con ellos se marchó también su pantera. Mánia aprovechó la ocasión para excusar a Zarpa y a sí misma:
-Debemos partir temprano, hay asuntos que atender en Rocavarancolia.
-Lo comprendo perfectamente. Ha sido una delicia teneros hoy aquí. Por favor, Zarpa, ven a verme otra vez -pidió la Reina. Aunque lo llevase con mucha dignidad estaba claro que empezaba a hacer efecto el alcohol y el humo del opio.
En cuanto salieron al vestíbulo Mánia soltó un suspiro. Tenía la cabeza cargada por el humo y el ambiente cerrado de la sala, además de toda esa maldita tensión. Usó magia para despejarse y enfiló la salida como si no hubiese pasado nada, pero su escolta las esperaba en la entrada, y verlas quebró su máscara lo bastante como para arrancarle un bufido de fastidio.
-Oye… ¿te apetece que volvamos andando? -le preguntó a Zarpa.
Al pasar junto a las guardias pronunció un hechizo de trance. Eso las atontaría lo bastante como para que no se diesen cuenta de su presencia. Despidió al cochero y se quitó los zapatos para continuar el camino andando. Necesitaba sentir los adoquines bajo los pies y mirar el mundo desde su estatura real. Era de noche, hacía frío, pues los alrededores del castillo no estaban acondicionados como las calles de la ciudad, todo se sentía muchísimo más auténtico.
-Mañana no tenemos que salir temprano si no quieres. Podemos levantarnos tarde y que nos traigan el desayuno a la cama.
Al dirigirse a Ilol el niño dio un respingo y miró a Zarpa confuso, luego a Mánia. No entendía a qué se refería, él no había visto a la bendecida en su vida.
-Ilol es el hermano pequeño de Karime -explicó Mánia. Luego por canal telepático le dijo que el andrógino había alguna vez de visita a la ciudad pero nunca se le había permitido salir fuera del palacete de la bruja. También que a la Reina Madre no acababan de agradarle estas visitas y era mejor no mencionarlas en su presencia.
La fiesta seguiría hasta la madrugada pero los andróginos no. La Reina Madre los mandó a todos a dormir, fueran suyos o no, y con ellos se marchó también su pantera. Mánia aprovechó la ocasión para excusar a Zarpa y a sí misma:
-Debemos partir temprano, hay asuntos que atender en Rocavarancolia.
-Lo comprendo perfectamente. Ha sido una delicia teneros hoy aquí. Por favor, Zarpa, ven a verme otra vez -pidió la Reina. Aunque lo llevase con mucha dignidad estaba claro que empezaba a hacer efecto el alcohol y el humo del opio.
En cuanto salieron al vestíbulo Mánia soltó un suspiro. Tenía la cabeza cargada por el humo y el ambiente cerrado de la sala, además de toda esa maldita tensión. Usó magia para despejarse y enfiló la salida como si no hubiese pasado nada, pero su escolta las esperaba en la entrada, y verlas quebró su máscara lo bastante como para arrancarle un bufido de fastidio.
-Oye… ¿te apetece que volvamos andando? -le preguntó a Zarpa.
Al pasar junto a las guardias pronunció un hechizo de trance. Eso las atontaría lo bastante como para que no se diesen cuenta de su presencia. Despidió al cochero y se quitó los zapatos para continuar el camino andando. Necesitaba sentir los adoquines bajo los pies y mirar el mundo desde su estatura real. Era de noche, hacía frío, pues los alrededores del castillo no estaban acondicionados como las calles de la ciudad, todo se sentía muchísimo más auténtico.
-Mañana no tenemos que salir temprano si no quieres. Podemos levantarnos tarde y que nos traigan el desayuno a la cama.
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.
Re: Libo
11/12/19, 11:56 pm
Zarpa asintió a la respuesta de la embajadora, ahora ya sabía de qué le sonaba el olor del chico. No mencionó nada de las visitas del chico a la ciudad en público pero sí que dijo algo sólo para el andrógino y la bruja.
"La próxima vez que vengas por la ciudad avisa e iré a hacerte una visita. Seguro que podremos entretenernos mejor siendo más" luego le dirigió un guiño cosa que seguro quedaba graciosa en un leopardo.
Por lo demás la licántropa se lo pasó bien la fiesta. Procuró no abusar del alcohol y entabló conversación con todas las personas que se le acercaban, ya fuera en su forma varmana o su forma felina.
Finalmente agradeció que la bruja quisiera retirarse, empezaba a sentirse cansada. Hizo una última reverencia ante la reina.
"Por supuesto, mi señora. Para mí ha sido todo un honor estar entre tan ilustre compañía. No os quepa duda de que volveré a hacer alguna visita a vuestra hermosa corte" dijo en las mentes de todos los presentes en la sala y luego salió con Mánia.
El bufido de la la libense no le pasó desapercibido y soltó una risita cuando vio a las guardias atontadas.
"No hay problema, me vendrá bien para despejarme. Te ofrecería ir sobre mi lomo pero tengo la absoluta certeza de que llegarías antes corriendo por ti misma" dijo en tono divertido. Con su forma felina Zarpa no sentía el frío exterior, de hecho estaba en su salsa. Se estiró arqueando el lomo y bostezó. Luego comenzó a andar.
"Si no te importa preferiría que desayunáramos juntas. Puede ser en tu habitación si quieres. Me siento mejor cuando no como sola". Por lo demás Zarpa volvió hacia la mansión de Mánia ronroneando y tarareando mentalmente una canción.
"La próxima vez que vengas por la ciudad avisa e iré a hacerte una visita. Seguro que podremos entretenernos mejor siendo más" luego le dirigió un guiño cosa que seguro quedaba graciosa en un leopardo.
Por lo demás la licántropa se lo pasó bien la fiesta. Procuró no abusar del alcohol y entabló conversación con todas las personas que se le acercaban, ya fuera en su forma varmana o su forma felina.
Finalmente agradeció que la bruja quisiera retirarse, empezaba a sentirse cansada. Hizo una última reverencia ante la reina.
"Por supuesto, mi señora. Para mí ha sido todo un honor estar entre tan ilustre compañía. No os quepa duda de que volveré a hacer alguna visita a vuestra hermosa corte" dijo en las mentes de todos los presentes en la sala y luego salió con Mánia.
El bufido de la la libense no le pasó desapercibido y soltó una risita cuando vio a las guardias atontadas.
"No hay problema, me vendrá bien para despejarme. Te ofrecería ir sobre mi lomo pero tengo la absoluta certeza de que llegarías antes corriendo por ti misma" dijo en tono divertido. Con su forma felina Zarpa no sentía el frío exterior, de hecho estaba en su salsa. Se estiró arqueando el lomo y bostezó. Luego comenzó a andar.
"Si no te importa preferiría que desayunáramos juntas. Puede ser en tu habitación si quieres. Me siento mejor cuando no como sola". Por lo demás Zarpa volvió hacia la mansión de Mánia ronroneando y tarareando mentalmente una canción.
- InvitadoInvitado
Re: Libo
17/12/19, 12:51 am
-Si quieres podemos dormir juntas, mi cama es bastante grande -propuso.
Aunque al final no lo hizo Mánia estuvo tentada de retar a Varsai a una carrera. En su lugar bajaron paseando hasta la base del risco donde estaba emplazado el castillo. Caminaron en silencio. A medio camino la bruja pasó de caminar a levitar, pues sus pies no soportaban más el suelo de adoquines, pero aparte de eso no hubo ningún incidente.
En el palacete el servicio ya les tenía las habitaciones caldeadas. Mánia se lavó la cara para quitarse el maquillaje, se puso el camisón y se cepilló bien el pelo. Se ofreció a cepillárselo también a Varsai. La chica había aceptado dormir con ella, aunque le había advertido que se movía bastante, cosa que a Mánia no le importaba lo más mínimo. Dormía con la cola inquieta de Vlad a menudo, no le iba a molestar una más peluda y menos pervertida.
La cama de la bruja era enorme, atestada de almohadones de plumón y protegida por pesadas cortinas rojas. Ya acurrucada entre las sábanas, completamente a oscuras, Mánia se sintió con valor para confesarle algo a Varsai:
-Creo que iré a ver a mi hermano.
Le había estado dando vueltas en los ratos muertos en los que no estaba pensando en su invitada o en los infinitos protocolos. Se había desprendido de su familia por cultura, lo había aceptado, pero ahora pertenecía a una cultura diferente y no tenía que regirse por las mismas reglas.
Aunque al final no lo hizo Mánia estuvo tentada de retar a Varsai a una carrera. En su lugar bajaron paseando hasta la base del risco donde estaba emplazado el castillo. Caminaron en silencio. A medio camino la bruja pasó de caminar a levitar, pues sus pies no soportaban más el suelo de adoquines, pero aparte de eso no hubo ningún incidente.
En el palacete el servicio ya les tenía las habitaciones caldeadas. Mánia se lavó la cara para quitarse el maquillaje, se puso el camisón y se cepilló bien el pelo. Se ofreció a cepillárselo también a Varsai. La chica había aceptado dormir con ella, aunque le había advertido que se movía bastante, cosa que a Mánia no le importaba lo más mínimo. Dormía con la cola inquieta de Vlad a menudo, no le iba a molestar una más peluda y menos pervertida.
La cama de la bruja era enorme, atestada de almohadones de plumón y protegida por pesadas cortinas rojas. Ya acurrucada entre las sábanas, completamente a oscuras, Mánia se sintió con valor para confesarle algo a Varsai:
-Creo que iré a ver a mi hermano.
Le había estado dando vueltas en los ratos muertos en los que no estaba pensando en su invitada o en los infinitos protocolos. Se había desprendido de su familia por cultura, lo había aceptado, pero ahora pertenecía a una cultura diferente y no tenía que regirse por las mismas reglas.
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Libo
17/12/19, 02:41 pm
Ya en el palacete de la bruja Zarpa aceptó dormir con ella y subió a su habitación. También aceptó el ofrecimiento para cepillarle el pelo, cosa que le traía recuerdos de su madre haciendo aquello.
Finalmente se subió a la enorme cama de la embajadora bajo la forma de leoparda. Se aovilló cerca de Mánia y movió ligeramente las orejas cuando habló. Zarpa emitió un ronroneo de satisfacción, aquello era una buena señal.
"Me alegra esa decisión" le dijo con cierto deje de orgullo en la voz mental. "Preséntamelo algún día. Me gustaría conocerlo". Luego bostezó, se movió un poco para encontrar una postura adecuada y se tapó con la cola. No le hacía falta taparse, pero era ya una costumbre.
Se durmió, y aunque era verdad que la licántropa se movía no era tanto como había dicho. Amanecería estirada boca arriba con las patas cerca de sus ojos bloqueando la luz, a medio transformar.
Finalmente se subió a la enorme cama de la embajadora bajo la forma de leoparda. Se aovilló cerca de Mánia y movió ligeramente las orejas cuando habló. Zarpa emitió un ronroneo de satisfacción, aquello era una buena señal.
"Me alegra esa decisión" le dijo con cierto deje de orgullo en la voz mental. "Preséntamelo algún día. Me gustaría conocerlo". Luego bostezó, se movió un poco para encontrar una postura adecuada y se tapó con la cola. No le hacía falta taparse, pero era ya una costumbre.
Se durmió, y aunque era verdad que la licántropa se movía no era tanto como había dicho. Amanecería estirada boca arriba con las patas cerca de sus ojos bloqueando la luz, a medio transformar.
Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astuciaPersonajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Libo
19/12/19, 11:57 pm
Evelhan se sentó junto a Zmey, mirando con curiosidad a Nai y Veren yendo al puesto a comprar, el aroma era atrayente en realidad y se planteó la posibilidad de cocinarse algo parecido, con otra clase de ingredientes por supuesto, una vez volviera la ciudad. Estaba muy bien comerse la carne cruda y podrida tal cual, ya se había acostumbrado al sabor, pero a veces le apetecían también comer chucherías, como los ojos de gelatina de Nihil.
Desvió ligeramente sus ojos a Zmey, cuando este afirmó que no tendría que levantar al pobre señor en brazos, analizando sus facciones semiocultas, mientras disfrutaba del calor que emergía de toda aquella ciudad, que hacía que no le hiciera falta mantener los hechizos térmicos que había tenido que ponerse el trayecto del portal a la ciudad. Pensativo, sonrió suavemente, preguntándose vagamente si Zmey estaría dándole vueltas a todo eso de haber sido invitado a ese puesto donde ni siquiera podría comer.
Se decidido hablar, tal vez se equivocaba y Zmey no estuviera pensando nada de eso, pero no le gustaba que se sintiera mal, culpable o incómodo. Lo odiaba. Le gustaba más cuando sonreía, cuando se veía tomo emocionado e ilusionado, sin rastros de preocupación u tristeza en sus ojos. Aunque fuese mayor que él, Evelhan tenía por igual el instinto y deseo de querer cuidarlo y apoyarlo y de ser mimado por él.
-Gracias por traerme a este sitio- dijo Evelhan sonriendo ampliamente- Esto me va a dar muchas ideas para intentar incrementar un poco mis dotes culinarias, aunque posiblemente no sea algo que vayan a agradecerme en el torreón- añadió maliciosamente pues ya imaginaba que iba a tener que lanzar hechizos de limpieza y de olor a diestro a siniestro cuando se pusiera con ello. Eso o nadie volvería a querer usar ninguno de los utensilios de cocina que el usara “por si acaso”
- Cuando fui a preguntar por ti a tu maestra, conseguí comer algunos ojos de gelatina, estaban deliciosos, desde entonces me estoy planteado aprender un poco de repostería…mmm ¿inmoral? -se rió porque sonaba peor diciéndolo en voz alta- Y ya que no puedo comer dulces normales y valen bastante caros, más me vale aprender a hacerlos. –continúo asegurándose que Nai y Veren aún estaba lejos y ocupados, se acercó un poco a Zmey para hablar suavemente en su oído - ¿Qué tal suenan los pretzel de intestino delgado, cocinados en sangre y espolvoreados con polvo de huesos? Me parece una prueba interesante ¿Qué opinas? - bromeó suavemente pinchándolo en la mejilla con su dedo, aunque en cierta forma se lo estaba realmente planteando. ¿Por qué no? No perdía nada intentándolo.
Se alejó un poco para poder verle bien, cuando lo escucho disculparse. Parpadeo lentamente. ¿Creía que estaba enfadado o algo así? No lo estaba. Celoso si, un poco, para que negarlo, aunque se sentía un poco egoísta por eso en el fondo. Nunca había visto a Zmey relacionándose demasiado con otra gente de más o menos su edad, sin contarlo a él, así que su trato cercano con Nai le había pillado desprevenido.
-No estoy molesto, ya había pillado que estabais tomando el pelo, más o menos. Y no me desagrada Nai, es divertido - admitió, siendo sincero, antes de poner un leve puchero por tener que afirmar en voz alta lo que debía haber sido más que evidente para ambos chicos. Pero prefería pasar ese pequeño bochorno a hacer que Zmey se sintiera incomodo pensando que se había molestado con el- Solo…bueno…ha sido bastante evidente que estaba celoso…estoy celoso- se corrigió carraspeando, pues, aunque el sentimiento se había callado un poco seguía un poco ahí, junto con la cierta posesividad que no sabía que tenía hacia este. Hasta ese día- Es raro, no estoy acostumbrado a sentirme celoso…porque me alegro por un lado que no estés aquí solo, que tengas compañías y puedas distraerte, verte tan relajado y feliz, me hace sentir cómodo- admitió ruborizándose por su propia sinceridad, sonaba tan cursi y endulzado, que se puso a juguetear distraídamente con el collar de plumas que llevaba al cuello- Pero por otro lado…quiero ser el único que es tan cercano a ti…o algo asi. ¡Aish, ya, bueno, ya entendiste! – exclamo un poco al final demasiado avergonzado consigo mismo. ¿Porque sonaba sus palabras como una especie de confesión rara, que horror? Solo él podía resultar tan empalagosos diciendo cosas así. Hasta Hugin en su hombro había levantado un poco la cabeza para mirarlo y graznar bajito ante la turbación que sentía llegar de su amo. Evelhan por otro lado juraba estaba riéndose de el
<<Maldito pollo>> refunfuño mentalmente, mirando de reojo a Zmey, respirando hondo.
Desvió ligeramente sus ojos a Zmey, cuando este afirmó que no tendría que levantar al pobre señor en brazos, analizando sus facciones semiocultas, mientras disfrutaba del calor que emergía de toda aquella ciudad, que hacía que no le hiciera falta mantener los hechizos térmicos que había tenido que ponerse el trayecto del portal a la ciudad. Pensativo, sonrió suavemente, preguntándose vagamente si Zmey estaría dándole vueltas a todo eso de haber sido invitado a ese puesto donde ni siquiera podría comer.
Se decidido hablar, tal vez se equivocaba y Zmey no estuviera pensando nada de eso, pero no le gustaba que se sintiera mal, culpable o incómodo. Lo odiaba. Le gustaba más cuando sonreía, cuando se veía tomo emocionado e ilusionado, sin rastros de preocupación u tristeza en sus ojos. Aunque fuese mayor que él, Evelhan tenía por igual el instinto y deseo de querer cuidarlo y apoyarlo y de ser mimado por él.
-Gracias por traerme a este sitio- dijo Evelhan sonriendo ampliamente- Esto me va a dar muchas ideas para intentar incrementar un poco mis dotes culinarias, aunque posiblemente no sea algo que vayan a agradecerme en el torreón- añadió maliciosamente pues ya imaginaba que iba a tener que lanzar hechizos de limpieza y de olor a diestro a siniestro cuando se pusiera con ello. Eso o nadie volvería a querer usar ninguno de los utensilios de cocina que el usara “por si acaso”
- Cuando fui a preguntar por ti a tu maestra, conseguí comer algunos ojos de gelatina, estaban deliciosos, desde entonces me estoy planteado aprender un poco de repostería…mmm ¿inmoral? -se rió porque sonaba peor diciéndolo en voz alta- Y ya que no puedo comer dulces normales y valen bastante caros, más me vale aprender a hacerlos. –continúo asegurándose que Nai y Veren aún estaba lejos y ocupados, se acercó un poco a Zmey para hablar suavemente en su oído - ¿Qué tal suenan los pretzel de intestino delgado, cocinados en sangre y espolvoreados con polvo de huesos? Me parece una prueba interesante ¿Qué opinas? - bromeó suavemente pinchándolo en la mejilla con su dedo, aunque en cierta forma se lo estaba realmente planteando. ¿Por qué no? No perdía nada intentándolo.
Se alejó un poco para poder verle bien, cuando lo escucho disculparse. Parpadeo lentamente. ¿Creía que estaba enfadado o algo así? No lo estaba. Celoso si, un poco, para que negarlo, aunque se sentía un poco egoísta por eso en el fondo. Nunca había visto a Zmey relacionándose demasiado con otra gente de más o menos su edad, sin contarlo a él, así que su trato cercano con Nai le había pillado desprevenido.
-No estoy molesto, ya había pillado que estabais tomando el pelo, más o menos. Y no me desagrada Nai, es divertido - admitió, siendo sincero, antes de poner un leve puchero por tener que afirmar en voz alta lo que debía haber sido más que evidente para ambos chicos. Pero prefería pasar ese pequeño bochorno a hacer que Zmey se sintiera incomodo pensando que se había molestado con el- Solo…bueno…ha sido bastante evidente que estaba celoso…estoy celoso- se corrigió carraspeando, pues, aunque el sentimiento se había callado un poco seguía un poco ahí, junto con la cierta posesividad que no sabía que tenía hacia este. Hasta ese día- Es raro, no estoy acostumbrado a sentirme celoso…porque me alegro por un lado que no estés aquí solo, que tengas compañías y puedas distraerte, verte tan relajado y feliz, me hace sentir cómodo- admitió ruborizándose por su propia sinceridad, sonaba tan cursi y endulzado, que se puso a juguetear distraídamente con el collar de plumas que llevaba al cuello- Pero por otro lado…quiero ser el único que es tan cercano a ti…o algo asi. ¡Aish, ya, bueno, ya entendiste! – exclamo un poco al final demasiado avergonzado consigo mismo. ¿Porque sonaba sus palabras como una especie de confesión rara, que horror? Solo él podía resultar tan empalagosos diciendo cosas así. Hasta Hugin en su hombro había levantado un poco la cabeza para mirarlo y graznar bajito ante la turbación que sentía llegar de su amo. Evelhan por otro lado juraba estaba riéndose de el
<<Maldito pollo>> refunfuño mentalmente, mirando de reojo a Zmey, respirando hondo.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
- InvitadoInvitado
Re: Libo
10/01/20, 01:28 am
Mánia
Mánia sonrió.
-Claro.
Lo cierto es que llevaba diez años sin ver a su hermano, no sabía si saldría algo bueno del encuentro, pero sentía que debía intentarlo.
No habló más. Zarpa se durmió pero ella permaneció despierta un rato, dándole vueltas a la cabeza con la suave respiración de la leoparda de fondo. Estaba claro que había exagerado con lo de moverse pues cuando por fin se durmió no volvió a despertarse hasta que los criados la llamaron a la mañana siguiente. Se había quitado todas las mantas, ya que su amiga daba bastante calor, y se le había subido el camisón hasta el pecho dejándole la tripa al aire. Se levantó despeinada pero descansada.
Desayunaron en la cama y charlaron animadamente de posibles visitas futuras. Mánia estaba contenta. Amaba su mundo pero se sentía muchísimo más cómoda en Rocavarancolia tras los muros de su palacete y rodeada de sus libros. Pensaba tomarse un par de días para vaguear a gusto en cuanto volviera. Y ya después pensaría en cómo encontrar a su hermano.
*
Zmey
Zmey recordaba los ojos. Su maestra siempre tenía un bote por casa y la primera vez que se los encontró en la alacena casi le da un infarto.
-La maestra los encarga a la Casa de los Dulces, si quieres puedo pedirle la receta.
Sabía que tenía más recetas, al fin y al cabo cocinaba a menudo para Lil’, pero preguntar posiblemente abriría más heridas. Tal vez podría investigar por su cuenta y darle una sorpresa al brugho.
Cuando Evelhan le contó su idea de plato puso una expresión a medio camino entre una mueca de asco y una sonrisa divertida.
-¡Suena horrible! Pero si lo chamuscas lo bastante a lo mejor lo pruebo y todo.
El brugho le explicó que no estaba molesto y Zmey sintió alivio, aunque también se le hizo un nudo en el estómago. Si bien saber que el chico estaba celoso alimentaba su ego, la idea le hacía sentir un poco incómodo. La posesividad le daba miedo.
-Yo… entiendo lo que es estar celoso, yo también lo he estado -confesó. Intentaba buscar las palabras adecuadas pero le estaba costando. Evelhan le gustaba mucho y no quería decir algo que le hiciese sentir mal -Me gustas un montón, Evelhan, me encanta pasar tiempo contigo, pero no puedes ser… el único -El piromante se había encorvado en el sitio, adoptando una de las posturas propias de su vida anterior a la Luna -Me criaron para ser de una única persona y necesito sentir que no tengo ningún tipo de atadura, necesito estar con más gente. Lo entiendes, ¿verdad?
No tenía claro si lo que le había dicho Evelhan había sido una confesión o tan solo estaba explicando cómo se sentía, sin embargo tenía la necesidad de dejar claros sus propios sentimientos. Esperaba no estar cagándola y empujando a su amigo lejos de él. Buscó su mano a tientas y le rozó los dedos.
-Nunca había tenido amigos hasta que te conocí. Osea, algunos compañeros de cosecha fueron muy buenos conmigo y sé que aún hoy se preocupan, pero nunca había estado tan cómodo con nadie antes. L -lo siento si lo he echado a perder...
Mánia sonrió.
-Claro.
Lo cierto es que llevaba diez años sin ver a su hermano, no sabía si saldría algo bueno del encuentro, pero sentía que debía intentarlo.
No habló más. Zarpa se durmió pero ella permaneció despierta un rato, dándole vueltas a la cabeza con la suave respiración de la leoparda de fondo. Estaba claro que había exagerado con lo de moverse pues cuando por fin se durmió no volvió a despertarse hasta que los criados la llamaron a la mañana siguiente. Se había quitado todas las mantas, ya que su amiga daba bastante calor, y se le había subido el camisón hasta el pecho dejándole la tripa al aire. Se levantó despeinada pero descansada.
Desayunaron en la cama y charlaron animadamente de posibles visitas futuras. Mánia estaba contenta. Amaba su mundo pero se sentía muchísimo más cómoda en Rocavarancolia tras los muros de su palacete y rodeada de sus libros. Pensaba tomarse un par de días para vaguear a gusto en cuanto volviera. Y ya después pensaría en cómo encontrar a su hermano.
*
Zmey
Zmey recordaba los ojos. Su maestra siempre tenía un bote por casa y la primera vez que se los encontró en la alacena casi le da un infarto.
-La maestra los encarga a la Casa de los Dulces, si quieres puedo pedirle la receta.
Sabía que tenía más recetas, al fin y al cabo cocinaba a menudo para Lil’, pero preguntar posiblemente abriría más heridas. Tal vez podría investigar por su cuenta y darle una sorpresa al brugho.
Cuando Evelhan le contó su idea de plato puso una expresión a medio camino entre una mueca de asco y una sonrisa divertida.
-¡Suena horrible! Pero si lo chamuscas lo bastante a lo mejor lo pruebo y todo.
El brugho le explicó que no estaba molesto y Zmey sintió alivio, aunque también se le hizo un nudo en el estómago. Si bien saber que el chico estaba celoso alimentaba su ego, la idea le hacía sentir un poco incómodo. La posesividad le daba miedo.
-Yo… entiendo lo que es estar celoso, yo también lo he estado -confesó. Intentaba buscar las palabras adecuadas pero le estaba costando. Evelhan le gustaba mucho y no quería decir algo que le hiciese sentir mal -Me gustas un montón, Evelhan, me encanta pasar tiempo contigo, pero no puedes ser… el único -El piromante se había encorvado en el sitio, adoptando una de las posturas propias de su vida anterior a la Luna -Me criaron para ser de una única persona y necesito sentir que no tengo ningún tipo de atadura, necesito estar con más gente. Lo entiendes, ¿verdad?
No tenía claro si lo que le había dicho Evelhan había sido una confesión o tan solo estaba explicando cómo se sentía, sin embargo tenía la necesidad de dejar claros sus propios sentimientos. Esperaba no estar cagándola y empujando a su amigo lejos de él. Buscó su mano a tientas y le rozó los dedos.
-Nunca había tenido amigos hasta que te conocí. Osea, algunos compañeros de cosecha fueron muy buenos conmigo y sé que aún hoy se preocupan, pero nunca había estado tan cómodo con nadie antes. L -lo siento si lo he echado a perder...
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astucia
Personajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Libo
12/01/20, 09:24 pm
Por supuesto sabía que los dulces o la comida para aquellos con una dieta especifica podía conseguirse en la Casa de los Dulces, pero no era un lugar especialmente barato. Menos en su caso que el poco dinero que tenía que estar ahorrándole o gastándolo en su proyecto personal. Por eso necesitaba hacerlos por sí mismo.
- Lo sé, pero no es algo que pueda costearme cuando quiera- rio Evelhan asintiendo quedamente a eso y aquella leve risa se acentuó ante su reacción por su idea del dulce. Su expresión de asco fue tan divertida que fue imposible contenerlo-Prestzel de intestinos bien tostados para Zmey entonces- añadió con diversión ya imaginándoselo. Dudaba muy seriamente que fuese a ser bueno para su estómago. No dejaba de ser un cadáver al fin de cuentas. Pero él solito se había ofrecido, no iba a ser tan malo de negarle el placer de comer su postre.
La conversación tomo un rumbo un poco más incómodo ante su pseudo confesión y fue evidente para Evelhan que sus palabras habían incomodado en cierta manera a su compañero, por lo que se miró sus manos, cuyos dedos jugueteaban entre si sobre su regazo. Le alivio un poco saber que el entendía lo que era sentir celos por alguien, ya no se sentía tan estúpido y extraño por ello, si lo veía como algo que también le pasaba a personas que conociera.
No es como si le deseara a alguien sentir eso, no era agradable, pero le hacía sentirse un poco menos raro. Levanto un poco la cabeza para mirarle, preguntándose vagamente por quien habría llegado a sentir celos, mas no pregunto nada al respecto, sino que siguió escuchando sus palabras, viendo como su postura se hacía cada un poco más encogida. Reservada.
Se ruborizo ligeramente, cuando le escucho decir e forma tan clara que le gustaba, incluso si sintiera un “pero” detrás de aquello. Y este no tardó en llegar casi al final de sus palabras. Había usado la misma palabra que el minuto antes, no podía ser su único.
No pudo evitar sentirse un poco cabizbajo en esos momentos, incluso soy seguía sintiéndose feliz de saber que le gustaba, aun así el pensamiento de que no era suficiente, fuese lo que fuese que eso significase, surco su mente por algunos instantes. No es como si alguna vez hubiese tenido especial autoestima que se dijera, aunque estuviera aprendiendo a quererse más a sí mismo y a gustarse, a veces seguía dando pasos hacia atrás. Y odiaba enormemente eso, porque era tan raro…tan contrario a como quería ser y para lo que él era normal viniendo de Daelicia, que le sorprendía de sí mismo sentirse tan desalentado al saber que no podría ser el único chico en gustarle, porque nunca había sido posesivo, ni egoísta, ni había esperado de por si gustarle a nadie nunca.
<<¿Es por qué es la primera vez que me gusta alguien y siento la necesidad de tener a alguien que solo me preste atención a mí? Es raro, no sé si me gusta sentirme así>> pensó sintiéndose incomodo por ese sentimiento, también al saber que eso también parecía poner a Zmey en una situación incómoda a su vez. Lo miro, estaba notablemente incómodo. Sus ojos se desviaron por unos segundos hacia sus orejas, camufladas para que no se vieran como las de dragón y recordó que no siempre las había tenido. Sabía que él era un sinhadre y también sabía cómo funcionaban estos, como también un poco de cómo había sido su vida, sin detalles, pero algo sabía.
Asintió suavemente mirándole.
-Lo entiendo- susurro con voz suave y apenas lo dijo sintió que así era, mientras observaba como tomaba suavemente sus manos acariciando sus dedos. Zmey siente se sentía cálido contra su piel que se mantenía fría, a no ser que se echara magia. El contraste de temperaturas siempre le estremecía un poco, aunque no le desagradase en lo más mínimo-Si, lo sé ¿crees que no quiero que te relaciones con mas personas? Yo no quiero poseerte, como si fueses…una cosa o algo parecido…pero no pudo evitar sentirme celoso- era la verdad, si pudiera evitarlo lo haría, no era algo agradable.
-Sé que dije que quería ser el único, pero creo que es por…miedo, que los que hablan son esos tontos celos, el no tener mucha confianza en mí y el sentirme feo, pequeño o que bueno…ya sabes, nunca cambiare. Siempre seré exactamente como soy ahora, a no ser que me modifique con magia- añadió ligeramente ante eso ultimo porque era una buena definición
-No vas a dejar de gustarme o voy a dejar de querer estar cerca de ti solo porque estés con más personas, ni voy a enfadarme o algo así de tonto…aunque te pondré pucheros seguramente y pediré mimos cuando eso ocurra- añadió pensando en ello de forma algo divertida, tranquilizadora, una que le era más cómoda que el sentirse disgustado o celoso. En daelicia era normal tener relaciones abiertas mientras no tuvieras hijos y él no iba a tenerlos, así que ¿Por qué no? - Además significaría que yo también tendría la misma libertad, no le veo lo malo. Lo único, que si pido…es, bueno- dudo apretando un poco sus manos- Que cuando crezcas recuerdes que aunque me veré como un niño, no lo soy, que no te quedes con solo mi imagen física, que…que no temas ser como tu maestra…- añadió un poco más bajo, mas dubitativo, no sabiendo si estaba dándose a entender. No quería que cuando el creciera empezará a verlo como un criajo de 14 años y no quisiera rondando cerca.
Suponía que por eso se sentía un poco asustado también, y había visto un rival en Nai…simplemente porque había estado allí en ese momento, como la personificación misma de un temor. Porque era incuestionable lo hermosos que era Nai y que seguramente se volvería más lindo, más maduro, mas…todo conforme creciera. Igual que Zmey.
Lo miro largamente ante sus palabras, y notando el roce de sus dedos aun entre los suyos lo agarro levemente, entrelazando apenas sus manos con la de él. Sabiendo donde se encontraban no quería ser especialmente demostrativo y llamar más a la atención, pese a quererlo.
-¿Por qué el decir cómo te sientes lo echaría a perder? No soy tan malvado. Me importas mucho y me alegra que seas sincero conmigo, que me veas con tanto aprecio y que te sientas cómodo conmigo. Realmente me hace muy feliz el conseguir eso- dijo sonriendo con total sinceridad, dándole un leve cabezazo en el hombro, con su frente antes de hablar de nuevo, humedeciéndolos un poco los labios antes de hacerlo-Y ahora confírmame algo o seguramente me pondré a darle vueltas ¿te gusto solo como un buen amigo? ¿O no te soy…ehh…totalmente indiferente en otros aspectos? - pregunto con las mejillas encendidas, esta vez sin querer mirarlo a pesar de la seguridad con la que le había hablado apenas un minuto antes.
- Lo sé, pero no es algo que pueda costearme cuando quiera- rio Evelhan asintiendo quedamente a eso y aquella leve risa se acentuó ante su reacción por su idea del dulce. Su expresión de asco fue tan divertida que fue imposible contenerlo-Prestzel de intestinos bien tostados para Zmey entonces- añadió con diversión ya imaginándoselo. Dudaba muy seriamente que fuese a ser bueno para su estómago. No dejaba de ser un cadáver al fin de cuentas. Pero él solito se había ofrecido, no iba a ser tan malo de negarle el placer de comer su postre.
La conversación tomo un rumbo un poco más incómodo ante su pseudo confesión y fue evidente para Evelhan que sus palabras habían incomodado en cierta manera a su compañero, por lo que se miró sus manos, cuyos dedos jugueteaban entre si sobre su regazo. Le alivio un poco saber que el entendía lo que era sentir celos por alguien, ya no se sentía tan estúpido y extraño por ello, si lo veía como algo que también le pasaba a personas que conociera.
No es como si le deseara a alguien sentir eso, no era agradable, pero le hacía sentirse un poco menos raro. Levanto un poco la cabeza para mirarle, preguntándose vagamente por quien habría llegado a sentir celos, mas no pregunto nada al respecto, sino que siguió escuchando sus palabras, viendo como su postura se hacía cada un poco más encogida. Reservada.
Se ruborizo ligeramente, cuando le escucho decir e forma tan clara que le gustaba, incluso si sintiera un “pero” detrás de aquello. Y este no tardó en llegar casi al final de sus palabras. Había usado la misma palabra que el minuto antes, no podía ser su único.
No pudo evitar sentirse un poco cabizbajo en esos momentos, incluso soy seguía sintiéndose feliz de saber que le gustaba, aun así el pensamiento de que no era suficiente, fuese lo que fuese que eso significase, surco su mente por algunos instantes. No es como si alguna vez hubiese tenido especial autoestima que se dijera, aunque estuviera aprendiendo a quererse más a sí mismo y a gustarse, a veces seguía dando pasos hacia atrás. Y odiaba enormemente eso, porque era tan raro…tan contrario a como quería ser y para lo que él era normal viniendo de Daelicia, que le sorprendía de sí mismo sentirse tan desalentado al saber que no podría ser el único chico en gustarle, porque nunca había sido posesivo, ni egoísta, ni había esperado de por si gustarle a nadie nunca.
<<¿Es por qué es la primera vez que me gusta alguien y siento la necesidad de tener a alguien que solo me preste atención a mí? Es raro, no sé si me gusta sentirme así>> pensó sintiéndose incomodo por ese sentimiento, también al saber que eso también parecía poner a Zmey en una situación incómoda a su vez. Lo miro, estaba notablemente incómodo. Sus ojos se desviaron por unos segundos hacia sus orejas, camufladas para que no se vieran como las de dragón y recordó que no siempre las había tenido. Sabía que él era un sinhadre y también sabía cómo funcionaban estos, como también un poco de cómo había sido su vida, sin detalles, pero algo sabía.
Asintió suavemente mirándole.
-Lo entiendo- susurro con voz suave y apenas lo dijo sintió que así era, mientras observaba como tomaba suavemente sus manos acariciando sus dedos. Zmey siente se sentía cálido contra su piel que se mantenía fría, a no ser que se echara magia. El contraste de temperaturas siempre le estremecía un poco, aunque no le desagradase en lo más mínimo-Si, lo sé ¿crees que no quiero que te relaciones con mas personas? Yo no quiero poseerte, como si fueses…una cosa o algo parecido…pero no pudo evitar sentirme celoso- era la verdad, si pudiera evitarlo lo haría, no era algo agradable.
-Sé que dije que quería ser el único, pero creo que es por…miedo, que los que hablan son esos tontos celos, el no tener mucha confianza en mí y el sentirme feo, pequeño o que bueno…ya sabes, nunca cambiare. Siempre seré exactamente como soy ahora, a no ser que me modifique con magia- añadió ligeramente ante eso ultimo porque era una buena definición
-No vas a dejar de gustarme o voy a dejar de querer estar cerca de ti solo porque estés con más personas, ni voy a enfadarme o algo así de tonto…aunque te pondré pucheros seguramente y pediré mimos cuando eso ocurra- añadió pensando en ello de forma algo divertida, tranquilizadora, una que le era más cómoda que el sentirse disgustado o celoso. En daelicia era normal tener relaciones abiertas mientras no tuvieras hijos y él no iba a tenerlos, así que ¿Por qué no? - Además significaría que yo también tendría la misma libertad, no le veo lo malo. Lo único, que si pido…es, bueno- dudo apretando un poco sus manos- Que cuando crezcas recuerdes que aunque me veré como un niño, no lo soy, que no te quedes con solo mi imagen física, que…que no temas ser como tu maestra…- añadió un poco más bajo, mas dubitativo, no sabiendo si estaba dándose a entender. No quería que cuando el creciera empezará a verlo como un criajo de 14 años y no quisiera rondando cerca.
Suponía que por eso se sentía un poco asustado también, y había visto un rival en Nai…simplemente porque había estado allí en ese momento, como la personificación misma de un temor. Porque era incuestionable lo hermosos que era Nai y que seguramente se volvería más lindo, más maduro, mas…todo conforme creciera. Igual que Zmey.
Lo miro largamente ante sus palabras, y notando el roce de sus dedos aun entre los suyos lo agarro levemente, entrelazando apenas sus manos con la de él. Sabiendo donde se encontraban no quería ser especialmente demostrativo y llamar más a la atención, pese a quererlo.
-¿Por qué el decir cómo te sientes lo echaría a perder? No soy tan malvado. Me importas mucho y me alegra que seas sincero conmigo, que me veas con tanto aprecio y que te sientas cómodo conmigo. Realmente me hace muy feliz el conseguir eso- dijo sonriendo con total sinceridad, dándole un leve cabezazo en el hombro, con su frente antes de hablar de nuevo, humedeciéndolos un poco los labios antes de hacerlo-Y ahora confírmame algo o seguramente me pondré a darle vueltas ¿te gusto solo como un buen amigo? ¿O no te soy…ehh…totalmente indiferente en otros aspectos? - pregunto con las mejillas encendidas, esta vez sin querer mirarlo a pesar de la seguridad con la que le había hablado apenas un minuto antes.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
- InvitadoInvitado
Re: Libo
07/02/20, 02:30 am
Zmey quería dejar a Evelhan hablar pero no pudo evitar interrumpirle con una queja:
-¡Tú no eres feo! Y puedes modificar tu aspecto con magia si te preocupa no cambiar, yo me puse orejas y los brujos se hacen un montón de locuras. Pero no eres nada feo.
Hizo énfasis en ello para que el brugho no pensara que no le gustaba su aspecto actual o que tenía que cambiarlo de alguna manera. No comprendía cómo podía pensar en sí mismo como alguien feo.
Fue un alivio que Evelhan no le pusiese ningún impedimento y que sus únicas condiciones fuesen estar un poco más pendiente de él y darle mimos. Zmey se mordió el labio para no sonreir y apretó un poco más la mano de Evelhan. No sabía cómo iba a reaccionar él mismo ante la misma situación a la inversa pero no había empezado a imaginarlo cuando el comentario sobre su maestra lo descolocó. Nihil había hecho comentarios maliciosos sobre su amistad con el brugho y Zmey se había repetido una y otra vez que no era nada como ella. Había sentido incomodidad hacia la relación de la súcubo con Lil’, asco incluso, sin embargo al pensar en ello de nuevo solo le produjo un extraño tirón en el estómago. No sabía si sus sentimientos hacia Evelhan cambiarían en el futuro, sólo sabía lo que sentía en ese momento (más o menos). Abrazó a Evelhan después de su pregunta, tal vez para ganar tiempo, tal vez con la esperanza de que fuese suficiente como respuesta.
-Me gustas mucho. No sé decirlo de otra manera.
<< Maldición, esto se me da realmente mal>> pensó.
Entre toda la bruma y los altibajos emocionales de la conversación Zmey no se enteró de la vuelta de sus amigos hasta que tuvo a Nai encima literalmente.
-¡Abrazos! ¡Yo también quiero!
El piromante no necesitó expresar su furia contra Nai si no que fue Veren el que le dio una sonora colleja.
-¿No ves que estaban teniendo un momento? Mira que eres lerdo.
-Ay, jo… Lo siento -se disculpó Nai, frotándose la nuca y separándose de la pareja. -Pero seguro que me perdonan. Mirad, como Zmey dijo que Evelhan no podía comer comida del puesto a Veren se le ocurrió una cosa.
El chico rebuscó en la bolsa de papel que sostenía Veren hasta que sacó algo con gesto triunfal. Era una violeta de azúcar.
-¡Tachán! ¿A que es bonita? Ya que no puedes comértela por lo menos puedes mirarla. Duran un montón si las guardas bien, yo tengo varias. Elegimos la violeta porque pega con tu pelo.
Zmey intercambió una mirada de agradecimiento con Veren. Le pidió a Nai que le pasase la flor y pronunció un hechizo de conservación sobre ella. Luego se la colocó a Evelhan en el pelo.
-Pues sí, pega con tu pelo -dijo con aprobación.
-¡Tú no eres feo! Y puedes modificar tu aspecto con magia si te preocupa no cambiar, yo me puse orejas y los brujos se hacen un montón de locuras. Pero no eres nada feo.
Hizo énfasis en ello para que el brugho no pensara que no le gustaba su aspecto actual o que tenía que cambiarlo de alguna manera. No comprendía cómo podía pensar en sí mismo como alguien feo.
Fue un alivio que Evelhan no le pusiese ningún impedimento y que sus únicas condiciones fuesen estar un poco más pendiente de él y darle mimos. Zmey se mordió el labio para no sonreir y apretó un poco más la mano de Evelhan. No sabía cómo iba a reaccionar él mismo ante la misma situación a la inversa pero no había empezado a imaginarlo cuando el comentario sobre su maestra lo descolocó. Nihil había hecho comentarios maliciosos sobre su amistad con el brugho y Zmey se había repetido una y otra vez que no era nada como ella. Había sentido incomodidad hacia la relación de la súcubo con Lil’, asco incluso, sin embargo al pensar en ello de nuevo solo le produjo un extraño tirón en el estómago. No sabía si sus sentimientos hacia Evelhan cambiarían en el futuro, sólo sabía lo que sentía en ese momento (más o menos). Abrazó a Evelhan después de su pregunta, tal vez para ganar tiempo, tal vez con la esperanza de que fuese suficiente como respuesta.
-Me gustas mucho. No sé decirlo de otra manera.
<< Maldición, esto se me da realmente mal>> pensó.
Entre toda la bruma y los altibajos emocionales de la conversación Zmey no se enteró de la vuelta de sus amigos hasta que tuvo a Nai encima literalmente.
-¡Abrazos! ¡Yo también quiero!
El piromante no necesitó expresar su furia contra Nai si no que fue Veren el que le dio una sonora colleja.
-¿No ves que estaban teniendo un momento? Mira que eres lerdo.
-Ay, jo… Lo siento -se disculpó Nai, frotándose la nuca y separándose de la pareja. -Pero seguro que me perdonan. Mirad, como Zmey dijo que Evelhan no podía comer comida del puesto a Veren se le ocurrió una cosa.
El chico rebuscó en la bolsa de papel que sostenía Veren hasta que sacó algo con gesto triunfal. Era una violeta de azúcar.
-¡Tachán! ¿A que es bonita? Ya que no puedes comértela por lo menos puedes mirarla. Duran un montón si las guardas bien, yo tengo varias. Elegimos la violeta porque pega con tu pelo.
Zmey intercambió una mirada de agradecimiento con Veren. Le pidió a Nai que le pasase la flor y pronunció un hechizo de conservación sobre ella. Luego se la colocó a Evelhan en el pelo.
-Pues sí, pega con tu pelo -dijo con aprobación.
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astucia
Personajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Libo
22/02/20, 12:22 am
La repentina interrupción de Zmey, para reclamarle por describirse a sí mismo como alguien feo, le hizo sonrojar en contra de su voluntad y que una sonrisa algo tímida, pero a la vez alegre apareciera en su rostro. Estaba poco a poco cogiendo confianza en sí mismo, en su forma de vestir o de actuar, pero aún le costaba a veces.
Todo aquello de que le gustase alguien y ya ni hablar de decírselo en al cara era nuevo también para el, así que suponía debía ser también rarísimo para el piromante. El abrazo le hizo estúpidamente feliz por lo que no dudo en corresponderle, sonrojándose aún más cuándo le escucho decirle que le gustaba. Se apretó un poco mas contra el, ocultando así mejor el rostro y provocando que Hugin tuviera que bajarse de su hombro, posándose en la fuente junto a ellos.
- Si sigues haciendo...que me siente mas feliz de lo que ya lo estoy, voy a terminar estrujándote en un abrazo rompe huesos, no quieres eso, estoy seguro - susurro con un leve risa alegre, pero conteniéndose con todas sus fuerza de no estrujarlo en un abrazo demasiado fuerte. No se alejo a pesar de sus palabras, sintiendo la calidez natural del piromante, que lejos de parecerle incomoda, le hacia querer acurrucarse mas contra el.
<< ¡Le gusto! ¡Le gusto! >> era lo que se repetía en su cabeza de forma cantarina, ante el pensamiento de que lo apreciaba como amigo si, eso era innegable, pero que también le gustaba como algo mas. No lo habría dicho de esa forma de no ser algo así, con lo que parecía costarle a Zmey hablar de esas aquellas cosas. << Normal, esto es tan vergonzoso. ¡Ni siquiera me creo que me atreví a decirle yo mismo! >> admitió no pudiéndose creer tan siquiera su propio descaro al conseguir hablar de aquello. Le parecía tan increíble como el hecho de haber conseguido un confirmación semejante por parte de Zmey. Imaginarse a sí mismo siendo coqueto y todo descarado con Zmey le resultaba extraño y curiosos, pero no tan incómodo como habría esperado, al fin de cuentas quería llamar su atención cuanto pudiera, incluso si aceptaba perfectamente que no sería la única persona con la que estaría.
El momento no tardó en ser interrumpido, sobresaltándole y haciendo que se golpease ligeramente la nariz contra el torso de Zmey por la cercanía. Evelhan se rió, ante la mirada que le lanzo Zmey a Nai y la colleja que este recibió de Veren por interrumpirles. Evelhan puso un leve puchero descontento, aunque en el fondo estaba inusualmente alegre y positivo.
Se sentía tan idiota en esos momentos como si se hubiese comido una docena de dulces.
-¿El qué?- pregunto curioso y algo conmovido por que estuviera teniendo aquella consideración con él. En serio, se sentía blandito como un bollo, ¿así era todos los adolescentes de sensibleros? ¡Qué horror de edad mental!
No pudo pensar mucho más en sus repentinas sensiblerías, cuando vio como Nai sacaba de la bolsa una flor de azúcar, haciendo que sus ojos brillaran.
- ¿¡También tenéis esos dulces aquí!?- exclamo ligeramente sorprendido, viendo con ojos muy abiertos como Zmey la tomaba, la hechizaba y se la ponía entre sus revueltos cabellos aguamarina. Ese color, era como el tono exacto de su piel anterior. Sonrió ampliamente ante las palabras de Zmey.
-Es uno de mis colores preferido ¿sabias? ¿Porque crees que me gusta tanto tu pelo?- añadió sonriendo ampliamente, halagado a su vez por el cumplido que le había hecho casi sin darse cuenta. Miro a Veren y Nai, animado- Muchas gracias, me encanta, en serio….el color de esta flor es bastante significativo para mi así que ha sido un total acierto- admitió Evelhan mirando a ambos chicos atentamente y pensativo, aunque algo dudosos porque no quería ofenderles, hablo de nuevo.
- Me gustaría poder daros algo también, o hacer algo por ustedes, solo porque si…por la flor, por cuidar y ser amigos de Zmey que es como una llama inquieta, nerviosa y sexy – bromeo sacándole la lengua burlonamente a Zmey con algo de descaro antes de continuar, feliz a pesar de todo de que este hubiera hecho amistades en libo y no estuviera allí solo en su exilio impuesto. Le hacía sentir más tranquilo, a pesar de que sintiera celoso en parte- Así que, si tenéis algo que os gustaría, o algo que querías ver, decirme. Hasta puedo cumpliros la tomadura de pelo de antes de levantar algo pesado para ustedes...mientras no sea al pobre tendero- añadió claramente de forma traviesa, dejando claro que sabia que el pedido de antes había sido para tomarle el pelo y devolviéndola de forma animada mientras tocaba de vez en cuando distraídamente los pétalos de la flor que tenía entre su pelo.
Ahora que de alguna forma había aclarado como se sentía y se lo había dicho a Zmey, se sentía como si se hubiera quitado un peso de encima, más ligero y con la mente más clara, tras de alguna forma medio aclarar la situación con él. No eran nada especifico, pero tampoco era alguien totalmente ajeno. Zmey había dicho que le gustaba y no pensaba que fuera feo, era un comienzo para lo que sea que fuera a ir surgiendo entre ambos con el tiempo. Ese tipo de flexibilidad en la relación que tenían era algo cómodo, pues le era algo mucho más conocido y natural, mas normal en la forma en la que había visto siempre las relaciones desde su infancia.
Todo aquello de que le gustase alguien y ya ni hablar de decírselo en al cara era nuevo también para el, así que suponía debía ser también rarísimo para el piromante. El abrazo le hizo estúpidamente feliz por lo que no dudo en corresponderle, sonrojándose aún más cuándo le escucho decirle que le gustaba. Se apretó un poco mas contra el, ocultando así mejor el rostro y provocando que Hugin tuviera que bajarse de su hombro, posándose en la fuente junto a ellos.
- Si sigues haciendo...que me siente mas feliz de lo que ya lo estoy, voy a terminar estrujándote en un abrazo rompe huesos, no quieres eso, estoy seguro - susurro con un leve risa alegre, pero conteniéndose con todas sus fuerza de no estrujarlo en un abrazo demasiado fuerte. No se alejo a pesar de sus palabras, sintiendo la calidez natural del piromante, que lejos de parecerle incomoda, le hacia querer acurrucarse mas contra el.
<< ¡Le gusto! ¡Le gusto! >> era lo que se repetía en su cabeza de forma cantarina, ante el pensamiento de que lo apreciaba como amigo si, eso era innegable, pero que también le gustaba como algo mas. No lo habría dicho de esa forma de no ser algo así, con lo que parecía costarle a Zmey hablar de esas aquellas cosas. << Normal, esto es tan vergonzoso. ¡Ni siquiera me creo que me atreví a decirle yo mismo! >> admitió no pudiéndose creer tan siquiera su propio descaro al conseguir hablar de aquello. Le parecía tan increíble como el hecho de haber conseguido un confirmación semejante por parte de Zmey. Imaginarse a sí mismo siendo coqueto y todo descarado con Zmey le resultaba extraño y curiosos, pero no tan incómodo como habría esperado, al fin de cuentas quería llamar su atención cuanto pudiera, incluso si aceptaba perfectamente que no sería la única persona con la que estaría.
El momento no tardó en ser interrumpido, sobresaltándole y haciendo que se golpease ligeramente la nariz contra el torso de Zmey por la cercanía. Evelhan se rió, ante la mirada que le lanzo Zmey a Nai y la colleja que este recibió de Veren por interrumpirles. Evelhan puso un leve puchero descontento, aunque en el fondo estaba inusualmente alegre y positivo.
Se sentía tan idiota en esos momentos como si se hubiese comido una docena de dulces.
-¿El qué?- pregunto curioso y algo conmovido por que estuviera teniendo aquella consideración con él. En serio, se sentía blandito como un bollo, ¿así era todos los adolescentes de sensibleros? ¡Qué horror de edad mental!
No pudo pensar mucho más en sus repentinas sensiblerías, cuando vio como Nai sacaba de la bolsa una flor de azúcar, haciendo que sus ojos brillaran.
- ¿¡También tenéis esos dulces aquí!?- exclamo ligeramente sorprendido, viendo con ojos muy abiertos como Zmey la tomaba, la hechizaba y se la ponía entre sus revueltos cabellos aguamarina. Ese color, era como el tono exacto de su piel anterior. Sonrió ampliamente ante las palabras de Zmey.
-Es uno de mis colores preferido ¿sabias? ¿Porque crees que me gusta tanto tu pelo?- añadió sonriendo ampliamente, halagado a su vez por el cumplido que le había hecho casi sin darse cuenta. Miro a Veren y Nai, animado- Muchas gracias, me encanta, en serio….el color de esta flor es bastante significativo para mi así que ha sido un total acierto- admitió Evelhan mirando a ambos chicos atentamente y pensativo, aunque algo dudosos porque no quería ofenderles, hablo de nuevo.
- Me gustaría poder daros algo también, o hacer algo por ustedes, solo porque si…por la flor, por cuidar y ser amigos de Zmey que es como una llama inquieta, nerviosa y sexy – bromeo sacándole la lengua burlonamente a Zmey con algo de descaro antes de continuar, feliz a pesar de todo de que este hubiera hecho amistades en libo y no estuviera allí solo en su exilio impuesto. Le hacía sentir más tranquilo, a pesar de que sintiera celoso en parte- Así que, si tenéis algo que os gustaría, o algo que querías ver, decirme. Hasta puedo cumpliros la tomadura de pelo de antes de levantar algo pesado para ustedes...mientras no sea al pobre tendero- añadió claramente de forma traviesa, dejando claro que sabia que el pedido de antes había sido para tomarle el pelo y devolviéndola de forma animada mientras tocaba de vez en cuando distraídamente los pétalos de la flor que tenía entre su pelo.
Ahora que de alguna forma había aclarado como se sentía y se lo había dicho a Zmey, se sentía como si se hubiera quitado un peso de encima, más ligero y con la mente más clara, tras de alguna forma medio aclarar la situación con él. No eran nada especifico, pero tampoco era alguien totalmente ajeno. Zmey había dicho que le gustaba y no pensaba que fuera feo, era un comienzo para lo que sea que fuera a ir surgiendo entre ambos con el tiempo. Ese tipo de flexibilidad en la relación que tenían era algo cómodo, pues le era algo mucho más conocido y natural, mas normal en la forma en la que había visto siempre las relaciones desde su infancia.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
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- InvitadoInvitado
Re: Libo
29/02/20, 09:05 pm
Nai y Veren celebraron que a Evelhan le hubiese gustado el regalo (Nai de forma más escandalosa, por supuesto) y el mayor insistió en que no hacía falta que hiciera nada por ello. Zmey coincidió en ello, a pesar de las quejas de Nai. No sabía cómo se tomaría el Consejo una demostración de fuerza ghoul en un sitio público y no creía que pudieran hacerlo de forma segura dentro del burdel. Pero eso fue después de entrar en cortocircuito por el comentario del brugho.
-¿Eh? ¿Yo, sexy? -dijo confuso, señalándose a sí mismo.
Nai se burló del asunto, como no podía ser de otra forma y Veren se rió en voz alta por primera vez esa tarde.
Pasaron el resto de la visita de Evelhan en el dormitorio de Zmey, charlando y haciendo bromas estúpidas. Los dos libenses no pudieron quedarse mucho, pues tenían responsabilidades que atender, pero a Zmey le gustó pasar un poco de tiempo a solas con Evelhan, aún con todos los nervios que tenía.
-Gracias por venir a verme -le dijo cuando llegó la hora de despedirse. -De verdad. Veren y Nai son geniales pero a este paso iba a volverme loco. Espero que la maestra me deje volver pronto a casa.
Se lo había pasado realmente bien, ya ni siquiera recordaba que pudiera disfrutar de estar con otra gente de ese modo.
-¿Te apetece repetir en otra ocasión? Esta vez en la ciudad. -Intentaba reprimir una sonrisa idiota mientras jugueteaba con los dedos de Evelhan.
-¿Eh? ¿Yo, sexy? -dijo confuso, señalándose a sí mismo.
Nai se burló del asunto, como no podía ser de otra forma y Veren se rió en voz alta por primera vez esa tarde.
Pasaron el resto de la visita de Evelhan en el dormitorio de Zmey, charlando y haciendo bromas estúpidas. Los dos libenses no pudieron quedarse mucho, pues tenían responsabilidades que atender, pero a Zmey le gustó pasar un poco de tiempo a solas con Evelhan, aún con todos los nervios que tenía.
-Gracias por venir a verme -le dijo cuando llegó la hora de despedirse. -De verdad. Veren y Nai son geniales pero a este paso iba a volverme loco. Espero que la maestra me deje volver pronto a casa.
Se lo había pasado realmente bien, ya ni siquiera recordaba que pudiera disfrutar de estar con otra gente de ese modo.
-¿Te apetece repetir en otra ocasión? Esta vez en la ciudad. -Intentaba reprimir una sonrisa idiota mientras jugueteaba con los dedos de Evelhan.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Libo
28/02/23, 04:43 pm
Aquel año, en el Palacio de la Reina Madre había tres personas invitadas: Kalna, hija de Mánide; Lahria, hija de Marva y, por último, Ilol, el andrógino de la Reina Madre que se encontraba sentado justo al lado de Mánia.
Normalmente Ilol hubiese estado invitado al banquete de despedida de todas formas, pero aquella era una ocasión especial: la embajadora de Rocavarancolia le había comunicado a la Reina que el andrógino había mostrado los signos de un elegido por la Luna Roja y que debía ser llevado esa misma noche a la ciudad para desarrollar todo su potencial. Aunque la noticia producía sensaciones contradictorias en la Reina de Libo, sabía que era un gran honor que uno de sus preciados andróginos fuese elegido por la ciudad de los milagros y los portentos.
Ilol, por supuesto, sabía que eso no era cierto y Mánia le había recordado específicamente antes de que comenzase el evento que evitase desliz alguno.
Por otra parte, la otra chica que estaba sentada en frente de Kalna, era incluso más alta y corpulenta que la propia imperial y observaba el lugar con el ceño fruncido y sin hablar salvo que se dirigiesen a ella directamente. Se notaba que se estaba conteniendo por no expresar su desagrado extremo. Sus características físicas la delataban como una habitante de los valles: de pelo rubio oscuro y ondulado, piel tostada y brazos que presentaban una mayor cantidad de vello corporal de lo que era habitual en los libenses de la capital. Sus ojos esmeralda se clavaron en Kalna breve pero penetrantemente antes de volver su vista al lujoso plato del que empezó a comer sin mostrar muchas ganas.
—Gracias, Reina Madre, por este fabuloso banquete un año más —habló Mánia alzando su copa y dirigiendo una reverencia hacia la monarca en señal de respeto—. Estoy segura de que Lahria, Kalna e Ilol excelerán en las pruebas que les aguardan por delante para ganarse los dones que la Luna Roja proporciona a sus elegidos. Brindemos por ellos.
—Es un gran honor para vosotros tres y para mí —habló la Reina Madre, no pudiendo evitar detener largamente su mirada hacia el andrógino que esa misma noche dejaría de pertenecerle con un aire claramente melancólico. Cambió su gesto por una sonrisa al pasar la vista por Kalna, el cual volvió a cambiar cuando su vista se posó finalmente Lahria, a quien dirigió una mirada altiva, pero absteniéndose de hacer comentarios. En realidad, si por ella fuera habría omitido a la chica de los valles de su discurso por completo—. Espero que honréis a Libo con vuestras acciones en Rocavarancolia y demostréis la valía de nuestra gente como han hecho otros antes que vosotros —dirigió un asentimiento hacia Mánia—. Brindemos.
Normalmente Ilol hubiese estado invitado al banquete de despedida de todas formas, pero aquella era una ocasión especial: la embajadora de Rocavarancolia le había comunicado a la Reina que el andrógino había mostrado los signos de un elegido por la Luna Roja y que debía ser llevado esa misma noche a la ciudad para desarrollar todo su potencial. Aunque la noticia producía sensaciones contradictorias en la Reina de Libo, sabía que era un gran honor que uno de sus preciados andróginos fuese elegido por la ciudad de los milagros y los portentos.
Ilol, por supuesto, sabía que eso no era cierto y Mánia le había recordado específicamente antes de que comenzase el evento que evitase desliz alguno.
Por otra parte, la otra chica que estaba sentada en frente de Kalna, era incluso más alta y corpulenta que la propia imperial y observaba el lugar con el ceño fruncido y sin hablar salvo que se dirigiesen a ella directamente. Se notaba que se estaba conteniendo por no expresar su desagrado extremo. Sus características físicas la delataban como una habitante de los valles: de pelo rubio oscuro y ondulado, piel tostada y brazos que presentaban una mayor cantidad de vello corporal de lo que era habitual en los libenses de la capital. Sus ojos esmeralda se clavaron en Kalna breve pero penetrantemente antes de volver su vista al lujoso plato del que empezó a comer sin mostrar muchas ganas.
—Gracias, Reina Madre, por este fabuloso banquete un año más —habló Mánia alzando su copa y dirigiendo una reverencia hacia la monarca en señal de respeto—. Estoy segura de que Lahria, Kalna e Ilol excelerán en las pruebas que les aguardan por delante para ganarse los dones que la Luna Roja proporciona a sus elegidos. Brindemos por ellos.
—Es un gran honor para vosotros tres y para mí —habló la Reina Madre, no pudiendo evitar detener largamente su mirada hacia el andrógino que esa misma noche dejaría de pertenecerle con un aire claramente melancólico. Cambió su gesto por una sonrisa al pasar la vista por Kalna, el cual volvió a cambiar cuando su vista se posó finalmente Lahria, a quien dirigió una mirada altiva, pero absteniéndose de hacer comentarios. En realidad, si por ella fuera habría omitido a la chica de los valles de su discurso por completo—. Espero que honréis a Libo con vuestras acciones en Rocavarancolia y demostréis la valía de nuestra gente como han hecho otros antes que vosotros —dirigió un asentimiento hacia Mánia—. Brindemos.
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientaciónPersonajes :
● Wednesday: Vouivre humana británica.
● Karime: Licántropa loba libense de la capital.
● Kimbra: Demonio rakshasa krabelinense Hija de Lunas engendro.
● Irenneil: Brujo de la cera aurva sinhadre.
● Edén Damkinea: Atlante daeliciano de la Ciudad del Norte.
● Szczenyak//Colmillo: vittya zawodny nómada.
Unidades mágicas : 5/5
Heridas/enfermedades :
● Ka: Le falta el ojo izquierdo.
● Colmillo: Tiene partido el colmillo derecho.
Síntomas : Gusto por dibujar trazos sin ton ni son cuando vacía la mente.
Armas :
● Wen: Guadaña doble y arco.
● Ka: Espadas gemelas, arco y dardos.
● Kim: Arco, machetes y dagas.
● Neil: Cuchara de madera y cera.
● Edén: Magia y sonrisas amables.
● Colmillo: inutilidad.
Humor : Absurdo
Re: Libo
28/02/23, 05:18 pm
Ilol estaba pletórico de felicidad, lo que para cualquiera que lo conociera no sería nada fuera de lo común. Desde que el contacto con Rocavarancolia había empezado y se había conocido el destino de su hermana, Ilol había sido un fantático de todo lo que tuviera que ver con la ciudad de las maravillas y los portentos, bebiendo de cada relato, historia y anécdota que llegaba a él. Para cualquier persona que lo viera, se vería claramente como el niño al que se le estaba concediendo el anhelado deseo de la magia.
Pero la realidad era ligeramente diferente.
Si bien Ilol sí estaba exultante de felicidad y sí se sentía que le estaban concediendo su mayor deseo, pero no porque estuviera siendo cosechado, ya que esto era una gran mentira. Un mes atrás, en una de las raras ocasiones en las que Mánia y su hermana lo visitaban a la vez, ambas rocavarancolesas habían expuesto su plan y le habían preguntado su opinión, confiadas de su aceptación, pero también un poco preocupadas de que decidiera no seguirlas y quedarse en Libo, pero para el pequeño andrógino solo había una respuesta posible.
-Por supuesto que quiero, nada me haría más feliz que vivir en Rocavarancolia con vosotras.
Y con esas palabras su destino había sido sellado, el plan se había puesto en marcha e Ilol no podía evitar sentirse de nuevo el pequeño cómplice de las travesuras de su hermana, muy consciente a su vez de la importancia y relevancia que esta "pequeña travesura" tenía realmente.
Aunque tanto Mánia como Ka le habían prometido que tras el periodo de criba podría volver de vez en cuando a ver a sus viejos amigos tal y como hacen ellas, Ilol intentó pasar tiempo de calidad con los otros andróginos y Madre en ese último mes que le quedaba en palacio, intentando que pareciera algo espontáneo y caprichoso y no la despedida que era. Y en ese momento, sentado en el banquete y paseando su mirada por las personas que él apreciaba no pudo evitar pensar que, aunque había tomado la decisión correcta, les echaría más de menos de lo que en un principio había pensado.
-Gracias, Madre -habló educadamente levantando su copa hacia la Reina y mirándola con todo el cariño que esos años de convivencia habían producido-. Prometo hacerla sentir orgullosa con mis logros y honrar a Libo como hizo mi hermana antes de mi.
Aunque Mánia le había vuelto a recordar la importancia de que la farsa se mantuviera, Ilol no estaba preocupado de ser descubierto. No solo era un gran actor cuando se lo proponía, sino que, al final, la experiencia le estaba resultando más genuina que fingida.
"Rocavarancolia es una ciudad llena de misterios y sorpresas, como un acertijo complicado y excitante."
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.Personajes :
● Dama Puente/Kaila: Maga logomante austriaca (1.60).
● Kaethe/Dama Sobras: Ghoul nublina (1.46).
● Yttria: Bruja percusionista canadiense (1.53).
● Amira/Cálamo : Valkyria francesa (1.63).
● Kalna : Libense, del Imperio (1.78).
● Nefer : Ammut hijo de luna Levyna. (1.85)
Síntomas : Su sangre adquiere un tono anaranjado y se espesa un poco. Es capaz de intuir con mayor facilidad cómo se van a comportar los animales con los que se encuentre.
Armas :
● Dama Puente/Kaila: Magia, báculo
● Kaethe/Dama Sobras: Daga, fuerza bruta
● Yttria: Arco, hacha, magia, mala leche, cucharillas y otros objetos metálicos.
● Amira/Cálamo: Espada corta, pegaso (shire)
● Kalna : Espada bastarda; lanza y escudo
● Nefer : Lanza, venenos
Status : One flesh, one end
Humor : Permanent resting bitch face
Re: Libo
28/02/23, 06:58 pm
Aquel día todo tenía que ser incluso más perfecto de lo normal. No ya solo por el hecho de que iba a un banquete en el palacio de la Reina Madre, sino por el motivo de este: era una de las elegidas de ir a Rocavarancolia, a aquella ciudad de milagros y portentos en la que podría alcanzar todo su potencial. Era un honor, un honor que obviamente se merecía. Ordenó a sus sirvientes que la hicieran un complicado peinado de trenzas, y un maquillaje que pudiera lucir con orgullo no solo en el banquete, sino también donde se dirigía. Quería imponer, mostrarse como digna elegida de Rocavarancolia.
Lo único que le había costado elegir era qué joyas llevar. En cualquier otra visita al palacio de la Reina Madre hubiera optado por las mejores, las más caras y bonitas, pero le daba reparo perderlas o dañarlas una vez dejase Libo atrás, por lo que se conformó con las simples pulseras de oro y el anillo de la calavera con cuernos, símbolo de la nobleza a la que pertenecía.
Una vez en la mesa, Kalna no pudo evitar fruncir los labios en un gesto casi imperceptible. La habían sentado enfrente de aquella chica de los valles a la que su madre ni siquiera parecía haberla educado en los modales más básicos: veía cómo contenía que aquello no la gustaba, y no podía (ni quería) evitar juzgarla por ello. Estaba en presencia de la Reina Madre y de ella, una noble, ¿cómo osaba comportarse así?. «No deberías ni estar aquí», pensó. No pensaba dirigirle la palabra fuera de lo estrictamente necesario: no era digna de que alguien de la nobleza la hablase de tú a tú, pero sería lo esperado al ser ambas dignas de Rocavarancolia. Le devolvió la mirada con superioridad, manteniéndola hasta que la otra la retiró. No iba a dejarse amilanar por una chiquilla de los valles que ni siquiera entendía el honor de la situación en la que estaba.
—Será un honor, Reina Madre —habló tras Ilol, al que miró con deferencia. Era una andrógino, al fin y al cabo, y se merecía el mejor trato posible—, demostrar de lo que somos capaces. Espero poder haceros sentir orgullosa, a vos y a todo Libo.
Alzó la copa también. Había hablado con educación, como debía en aquel momento, aunque si hubiera sido por preferencia habría usado el singular y no el plural. Ilol merecía estar allí, desde luego, pero la chica de los valles (cuyo nombre ni iba a molestar en aprenderse) no se merecía ni tenerla sentada en frente.
Lo único que le había costado elegir era qué joyas llevar. En cualquier otra visita al palacio de la Reina Madre hubiera optado por las mejores, las más caras y bonitas, pero le daba reparo perderlas o dañarlas una vez dejase Libo atrás, por lo que se conformó con las simples pulseras de oro y el anillo de la calavera con cuernos, símbolo de la nobleza a la que pertenecía.
Una vez en la mesa, Kalna no pudo evitar fruncir los labios en un gesto casi imperceptible. La habían sentado enfrente de aquella chica de los valles a la que su madre ni siquiera parecía haberla educado en los modales más básicos: veía cómo contenía que aquello no la gustaba, y no podía (ni quería) evitar juzgarla por ello. Estaba en presencia de la Reina Madre y de ella, una noble, ¿cómo osaba comportarse así?. «No deberías ni estar aquí», pensó. No pensaba dirigirle la palabra fuera de lo estrictamente necesario: no era digna de que alguien de la nobleza la hablase de tú a tú, pero sería lo esperado al ser ambas dignas de Rocavarancolia. Le devolvió la mirada con superioridad, manteniéndola hasta que la otra la retiró. No iba a dejarse amilanar por una chiquilla de los valles que ni siquiera entendía el honor de la situación en la que estaba.
—Será un honor, Reina Madre —habló tras Ilol, al que miró con deferencia. Era una andrógino, al fin y al cabo, y se merecía el mejor trato posible—, demostrar de lo que somos capaces. Espero poder haceros sentir orgullosa, a vos y a todo Libo.
Alzó la copa también. Había hablado con educación, como debía en aquel momento, aunque si hubiera sido por preferencia habría usado el singular y no el plural. Ilol merecía estar allí, desde luego, pero la chica de los valles (cuyo nombre ni iba a molestar en aprenderse) no se merecía ni tenerla sentada en frente.
Regocijaos, pues ahora sois parte de la leyenda de Kalna, hija de Mánide
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Libo
28/02/23, 07:20 pm
Lahria sabía perfectamente lo que estaba pensando aquella engreída de la capital, mostrando los mismos aires de superioridad que la Reina Madre. Le estaba hirviendo la sangre por dentro, pero también sabía que nada podía hacer en aquella situación. Por lo que se limitó a comer y a realizar el brindis con desgana sin pronunciar palabra. No volvió a alzar la vista de su plato y si se dirigían a ella respondería de la forma más escueta posible sin llegar a mostrarse abiertamente maleducada. Odiaba a todos y cada uno de los que se encontraban en aquella sala, y saber que iba a tener que compartir lo que fuera que iban a hacer a ese lugar de nombre raro con el que Libo se había aliado la estaba exasperando ya antes de que empezase. Esperaba poder alejarse del andrógino y la niña bien en cuanto llegasen.
Mánia, por su parte, estaba más pendiente de Ilol que de otra cosa, aunque podía prever que si Kalna y Lahria acababan en el mismo torreón la cosa podría no acabar muy bien. Por supuesto se abstuvo de hacer ningún comentario en voz alta, y no tenía que preocuparse por el otro andrógino en realidad, así que decidió que sería lo que tuviese que ser. Ella preferiría que ambas libenses pudieran llegar a transformarse y ver la Luna, así como entenderse, pero aunque su opinión acerca de ciertos asuntos de Libo había cambiado considerablemente desde que pertenecía a Rocavarancolia, sabía que podría pasar mucho tiempo hasta que las dos cediesen en algo.
—Que los Grandes Felinos guíen vuestros pasos —añadió la Reina Madre con dignidad tras las intervenciones de Ilol y Kalna.
Ni siquiera esperó a comprobar si Lahria iba a añadir algo.
---
Cenaron y se despidieron de la Reina Madre. Las dos cosechadas e Ilol siguieron a Mánia a una estancia libre donde la cosechadora conjuró una burbuja de silencio para dirigirse a ellos.
—Vuestra primera prueba requiere ciertas medidas: de momento no habéis ganado el derecho a saber cómo acceder a nuestro mundo, por lo que dentro de poco os voy a dormir mediante magia. Cuando os despertéis, apareceréis en un lugar desconocido, pero podéis estar seguros de que se trata de Rocavarancolia. Si queréis realizar alguna pregunta este es el momento, pero no prometo que pueda responderla: hay información que no os puedo proporcionar para evitar ventajas injustas.
La andrógino dedicó una mirada a las cosechadas y, para evitar que se notase algo raro, finalmente a Ilol. No esperaba que la chica de los valles dijese nada, pero tal vez Kalna quisiese formular alguna pregunta. Lahria, tal y como esperaba, se limitó a esperar con los brazos cruzados y el ceño fruncido.
Mánia, por su parte, estaba más pendiente de Ilol que de otra cosa, aunque podía prever que si Kalna y Lahria acababan en el mismo torreón la cosa podría no acabar muy bien. Por supuesto se abstuvo de hacer ningún comentario en voz alta, y no tenía que preocuparse por el otro andrógino en realidad, así que decidió que sería lo que tuviese que ser. Ella preferiría que ambas libenses pudieran llegar a transformarse y ver la Luna, así como entenderse, pero aunque su opinión acerca de ciertos asuntos de Libo había cambiado considerablemente desde que pertenecía a Rocavarancolia, sabía que podría pasar mucho tiempo hasta que las dos cediesen en algo.
—Que los Grandes Felinos guíen vuestros pasos —añadió la Reina Madre con dignidad tras las intervenciones de Ilol y Kalna.
Ni siquiera esperó a comprobar si Lahria iba a añadir algo.
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Cenaron y se despidieron de la Reina Madre. Las dos cosechadas e Ilol siguieron a Mánia a una estancia libre donde la cosechadora conjuró una burbuja de silencio para dirigirse a ellos.
—Vuestra primera prueba requiere ciertas medidas: de momento no habéis ganado el derecho a saber cómo acceder a nuestro mundo, por lo que dentro de poco os voy a dormir mediante magia. Cuando os despertéis, apareceréis en un lugar desconocido, pero podéis estar seguros de que se trata de Rocavarancolia. Si queréis realizar alguna pregunta este es el momento, pero no prometo que pueda responderla: hay información que no os puedo proporcionar para evitar ventajas injustas.
La andrógino dedicó una mirada a las cosechadas y, para evitar que se notase algo raro, finalmente a Ilol. No esperaba que la chica de los valles dijese nada, pero tal vez Kalna quisiese formular alguna pregunta. Lahria, tal y como esperaba, se limitó a esperar con los brazos cruzados y el ceño fruncido.
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