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Ulterania

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Leonart
Rocavarancolia Rol
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Rocavarancolia Rol
Rocavarancolia Rol

Ulterania - Página 2 Empty Ulterania

12/08/12, 06:26 pm
Recuerdo del primer mensaje :

Ulterania

Portal suspendido en medio del océano en el trópico Norte.

Red

Ficha de cosechado
Nombre: Doe
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Ulterania - Página 2 Empty Re: Ulterania

27/05/13, 12:34 am
El ulterano y el griego continuaron su camino sin hablar demasiado. El tiempo pasaba mientras ellos se internaban mas y mas en la selva, buscando aquella criatura que el argos quería cazar.. No le había contado demasiado al hado sobre ella, y este no había preguntado aun, mas atento a los obstáculos que tenían que bordear y a las amenazas que tenían que eliminar. Ya estaba a punto de anochecer cuando llegaron a un extraño claro, iluminado por la luz del atardecer. En cuanto puso un pie en el claro, Vac arrugó la nariz, asqueado por el penetrante olor que inundaba el lugar, y apenas prestó atención a la luz que les asalto después de varias horas caminando en la penumbra de la jungla. Un rastro de pisadas y troncos derribados se internaba en la jungla y al verlo supieron que estaban sobre la pista de la criatura. En ese momento Toima procedió a explicarle el modo de cazar al animal,momento en el que el hado aprovecho para interrogarle un poco sobre la criatura. Al parecer deberían esperar al amanecer para atraparlo, momento en el que estaba aletargado por la falta de luz solar, como los reptiles de la Tierra.

Ignorando lo mejor que pudo el olor, el griego imitó a Toima y subió a uno de los viejos árboles que dominaban el claro, dejando su saco de dormir y su mochila en una de las ramas mas altas. Ambos chicos se afanaron en adecentar el lugar, limpiando las telarañas y echando a cualquier criatura que pudiera envalentonarse cuando llegara la hora de dormir. Mientras Vac preparaba una pequeña fogata controlada, ele argos fue en busca de agua. Cuando el fuego estuvo listo, el hado se puso a preparar un poco de comida, cuidándose de que el olor de la comida no atrajera a nada indeseado con un pequeño hechizo que enmascaró el aroma de la cena. Toima no tardó en volver, y cuando le contó lo que había encontrado en e arroyo, se alegró de que no hubiera traído agua. Vac había sido previsor y tenía un par de botellas llenas de agua, por lo que no tuvieron problemas de sed.

;-

Vac volaba por encima del Traxondonte tratando de no chocarse con las ramas de los árboles. El reptil corría mu rápido para tener unas patas tan cortas, y el hado trataba de guiarlo hacia la trampa que Toima y él habían preparado poco antes del amanecer. Ya estaban cerca, pero el enorme reptil avanzaba en la dirección equivocada. El griego aceleró, desenfundando la espada, y con dos rápidos mandoble, partió dos gruesas ramas que cayeron a la izquierda y al frente del Traxondonte. La criatura se asustó y giro hacia la derecha, enfilando hacia la trampa que le estaba aguardando. En el momento justo en el que el animal se colocó sobre la trampa, Toima accionó el mecanismo, y el enorme reptil cayó sobre una cama de estacas serradas hechas con los tallos de una planta similar al bambú. Vac procedió entonces a activar la otra parte de la trampa, que atrapó al reptil con una estructura repleta de mas estacas que cayó desde las copas de los árboles. El argos puso fin al sufrimiento del animal con un virote directo al cerebro.

Cuando Vac aterrizo en el suelo, el argos ya estaba sobre el lomo de la criatura, saltando con una sonrisa enorme en el rostro. Vac rió al verlo tan emocionado, comentando con él el enrome tamaño que tenía la criatura. Mientras el ulterano recorría el lomo de la presa, el griego sacó su cuaderno y empezó a dibujar al enorme reptil, pero apenas había empezado cuando Toima le llamó desde la cabeza del animal. El argos había sacado su pico de la mochila y trataba de hacer palanca en la base del cráneo del Traxondonte, pero parecía que se le resistía. Vac sonrió y voló hasta allí, posicionándose junto a Toima y uniendo sus fuerzas a las del ulterano. Tras unos segundos de tensión la espina crujió y el cráneo se separó de esta, quedando la cabeza laxa y girada en un ángulo extraño. El hado sacó su cuchillo y salto al suelo, desenvainando su cuchillo.

-Empieza tu por el otro lado de cuello -le dijo a Toima-, así tardaremos menos en separar la cabeza del cuerpo -comentó, mientras empezaba a cortar-. Por cierto -le dijo al ulterano al cabo de un rato, alzando la voz para que este le oyera desde el otro lado de la criatura-, ¿qué haremos con la carne y la piel? -se interesó-, no se si la primera es comestible, pero sin duda con esta piel se podrían hacer un montón de cosas, y la que no usemos podemos venderla en el mercado. Seguro que encontramos a algún mercader que pueda estar interesado...
Leonart

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Nombre: Reina Tomoe
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Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical

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27/05/13, 05:07 pm
Toima

Con el esfuerzo mutuo de los dos, consiguieron separar la cabeza del cuerpo que cayó al suelo con un ruido pesado y Toima se acuclilló sobre esta y comenzó a separar la carne del hueso. El griego le dejó una pregunta que le sorprendio, porque no se habia parado a pensar en ello. Se rascó la barbilla, pensativo.
-Cierto es... Podriamos sacar provecho del resto...-
En su plan solo habia elaborado el extraer la cabeza y volver, y habia supuesto que el cuerpo no se echaria a perder, no en aquella selva, no con tantas bocas. Pero por otra parte, el saldo extra no era algo que le desagradaba asi que le dio la razón al griego.
-Si, quizás deberiamos sacar algo de la carne y piel para venderla, pero el problema seria transportarla...-
Con respecto a si era comestible o no, Toima no estaba muy seguro, pero habia visto desde predadores más grandes hasta carroñeros enanos comerla, asi que supuso que lo seria.
-Lo que no te mata, te hace más fuerte.-dijo Toima mientras sajaba el resto de musculo pegado al hueso con la ayuda de un cuchillo curvado.-Y bueno, otra cosa seria preservarlo porque-
La voz de Toima se cortó ahí, pues un grito desgarrador inundó el aire, haciendo que varios pajaros de las copas salieran despavoridos. Era una voz de una persona. Toima abrió bien los ojos y localizó la fuente. Un desgraciado ulterano habia caido en una de las fosas que habian creado para atrapar al Traxodonte en caso de que se liberara de los primeras. El muy desafortunado hijo de ul no habia muerto en el acto, pero varias de las cañas le atravesaban el cuerpo, asegurando que su muerte era próxima. Toima le indicó el lugar a Vac que fue el primero en llegar, gracias a sus alas. Cuando Vac llegó, el ulterano, que parecia bastante deshidratado y malnutrido, que parecia un militar, le lanzó una mirada fiera, mientras se intentaba liberar de las cañas que atrapaban a su cuerpo ensartado, sin conseguir progreso alguno. Escupio unas palabras entre gapos de sangre que parecian cargadas de odio. El ulterano era un idioma complicado de entender y aunque Vac hubiera dado clases básicas sobre el idioma, aún tendria mucho que aprender sobre el tono y más si la garganta de quien hablaba se encontraba perforada.
El ulterano no entendia a Vac y viceversa. El ulterano intentó mover su brazo derecho, intentando alcanzar una cartuchera en su cintura, pero su brazo estaba completamente inutilizado, al ser perforado por varias de las cañas. Un alarido de dolor entendible llegó hasta los oidos de Toima que acababa de llegar. El ulterano moribundo giró el cuello para ver la nueva figura mientras musitó unas palabras cargadas de dolor. Toima miró a Vac, indeciso mientras parpadeaba lentamente.
-Nos ha llamado monstruos...-explicó, algo perplejo, consciente por primera vez de su apariencia. Aunque fuera un watahré, eso no le quitaba que tuviera una apariencia monstruosa. Toima se quedó algo desolado mientras el otro ulterano vio la debilidad del titan blanco que estaba delante de él y soltó una carcajada despues de escupir mas liquido escarlata por la boca.
-Te ro sukarara no sé...-una risotada seca-Ware to wa Ulterania! Ware to wa gekki sonn wa Neosi! Neosi to ta nare silonte!-
Dicho esto, el ulterano aprovecho para liberar su brazo por medio de fuerza bruta, rompiendo las cañas y al borde de la muerte, alcanzó a la cartuchera en su cintura y extrajo la pistola, apuntándola contra los dos transformados.
-Tetoimaré!-gritó, rabioso, apunto de disparar. Sin embargo el albino no le dió oportunidad, acortando la distancia de los dos en un instante, le agarró de la cabeza y, con un movimiento seco, le partió el cuello, acabando con su sufrimiento y la amenaza. Sus ojos se entrecerraron mientras le cerró los párpados al otro, consciente de lo que habia hecho.
-Me geme to gekki... Nost'adara vas ta trias.-dijo Toima, con algo de dificultad, como si estuviera buscando palabras que no encontraba para finalmente, tras un acto como de respeto, procedio a saquear al ulterano sin más de un miramiento. Muy animado, cogio la pistola y evaluó su peso, haciendo un par de virgerias con ella, apuntando al aire, haciendola girar con su dedo en el gatillo. Se giró hacia Vac y tardó un rato en darse cuenta que le estaba encañonando.
-Lo siento...-dijo tímidamente mientras le sacaba el cinto al soldado y se lo ponia en el suyo.-Hacia mucho que no tenia una de estas... Está casi cargada del todo.-dijo despues, casi al borde de la ilusión. El otro brazo del ulterano, el que no habia salido herido por la fosa, colgaba como un peso muerto al costado del cadaver, la melena de este estaba enrollada en gran parte alrededor del mismo, haciendo como un cabestrillo. El brazo estaba claramente dañado, por algo y el ulterano solo contaba con su otro brazo para operar por aquella jungla y él solo, lo cual le hizo adivinar a Toima el motivo por el cual apareció.
-Este desgraciado probablemente se perdió en medio de una misión, se separó de su unidad, o le dieron por muerto...-le explicó a Vac.-Normalmente los equipos militares ulteranos son una piña de compañeros que no dudarian en morir los unos por los otros, pero aún así, la gente suele morir, y es algo que se acaba aceptando rápidamente... Este es de los que le dieron por muerto...-comentó con una mirada que se debatia entre la pena y la desolación, pero al fijarse en el brazo herido dio casi un salto de alegria, de no ser porque Vac estaba presente. Tenia en la muñeca un extraño aparato, como un brazalete pero tenia una pantalla relativamente grande incorporada. Por la reacción del ulterano, Vac pudo averiguar que se trataba de algo muy exclusivo.
-¡Es un Dispositivo de Virtuolocalización por Onda!-dijo casi en una exhalación mientras lo separaba de la muñeca del ulterano. Intentó encenderlo y nada pasó. El ulterano frunció el ceño. Pero al rato se le ocurrió una idea.
-Está sin bateria.-explicó.-Pero... si hacemos... esto.... y esto...-dijo mientras desmontaba la parte exterior con la ayuda de un cuchillo y raspaba la superficie de la cubierta protectora hasta encontrar un relé metálico y entonces, con ayuda del cuchillo, lo retorció, formando una espiral. La maquina soltó un ruidito que podria recordar a la pantalla de inicio de la consola y la pantalla se encendió, iluminando la cara del ulterano.-De esta forma la bateria de emergencia se activa de nuevo, dura un par de horas, pero no se puede abusar de esto, o podria romperse de verdad.-explicó de nuevo al griego, recordando la de veces que habia necesitado un cambio de bateria. Se giró al difunto ulterano y le soltó una colleja, como si todavia estuviera vivo.-Idiota, asi te habrian encontrado... Solo meten a novatos en el ejercito ahora ¿o que?-dijo con una risotada que parecia un poco fuera de lugar despues de haber intentado interactuar amistosamente con un muerto que él mismo habia asesinado. Detalles como este, se escapaban a ojos de Toima, y los hacia con total naturalidad.
Finalmente cargó y Toima intentó localizarse con ayuda del D.V.O. No tardó mucho en entrar en el menú principal, como si fuera un jugete, comenzó a explorar las opciones que ofrecia el aparato, aunque los caracteres ulteranos eran algo complejos para el chico, logró entenderse al cabo de unos minutos con él. En el aparato habia desde juegos a datos militares, a efectos personales, fotos, direcciones, un poco de todo. Se trataba como un ordenador en miniatura. Toima borró lo que no queria y estaba dispuesto a guardar el aparato cuando se dio cuenta que tenia opción de conectrse a una red.
-Oh vaya...-dijo, mirando nerviosamente al griego.-Nunca antes habia entrado en la red... Por lo que me dijeron era un sitio peligroso, mucha gente miente, mucha gente engaña, se cometen muchos crimenes y mucha gente se queda adicta a ella.-
La conexión era bastante pésima allí y tardó más de cuarenta minutos en cargar la primera página, que parecia que se trataba de un periodico, o al menos aquello le pareció a Toima, mientras se lo enseñaba a Vac con sorpresa. Saltó un anuncio, en él, un ulterano de uñas largas y un flequillo ridículamente peinado por encima del ojo les invitaba a contratarle para "una ceremonia de compromiso ideal" el tono pomposo del otro ulterano crispó los nervios del albino quien se dispuso a cerrar aquella ventana publicitaria, pero captó una lista de nombres importantes que captaron su atención y entonces se detuvo, como congelado. Los ojos fijados en la pantalla, como faros, no pestañeaban. Toima decidio meterse en el enlace que mostraba videos de sus mejores negocios. El ulterano en cuestión se llamaba Toimare'Meite, y Toima se quedó perplejo.
-Que nombre más estúpido...-Se dio cuenta que su nombre era altamente parecido y decidió dejar el tema.
Siguio leyendo la pagina, abrio varios videos, en ellos, salian bodas de gran pomposidad y prestigo, a la ulterana, o eso es lo que pudo suponer Vac en el poco tiempo que Toima los dejaba puestos, porque tardaba menos de un minuto entre video y video en cerrarlos, parece que buscaba a alguien. Finalmente encontró el video que buscaba.
Un altar dorado, cubierto de hiedras y al aire libre. Las hojas tenian un color dorado tambien. El novio, engalanado con vestido con mil flecos, llevaba su pelo cerúleo recogido en una coleta alta y esperaba al final del altar, mirando a la otra punta, esperando a la novia. Era considerablemente mayor en comparación a esta, tambien tenia el pelo ceruleo y un largo vestido del mismo color, con una cola que la llevaban otros dos ulteranos, vestidos de manera más servicial. Un grán publico de diferente raza miraba con solemne silencio mientras la novia se acercaba al altar.
Toima no pudo aguantar más. Encontró lo que creia que buscaba pero no era lo que buscaba. Se levantó, soltando un gritó de desesperación y arrojó el aparato a un lado, sin fuerza que aterrizó sobre el suelo de la jungla. Se acercó a un árbol y comenzó a golpearlo con sus puños desnudos hasta hacerse sangre y entonces cayó al suelo, del que no quiso levantarse. No parecia querer hablar del tema.
Red

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29/05/13, 05:52 pm
Una vez la cabeza estuvo separada del cuerpo, el ulterano y el griego empezaron a despellejarla y a descarnarla para dejar el cráneo limpio. Mientras el cuchillo se deslizaba sobre el hueso, Toima le respondió, valorando la forma de transportarlo. El hado evaluó la cantidad que podría cargar Feliks mentalmente, sumándole el peso del ulterano y añadiendo lo que el mismo podría trasportar. Si las cuentas no le habían salido mal, estaba seguro de que sacarían una buena suma de dinero. El no lo necesitaba, pero les vendría bien a los del Cuchitril.

-Feliks nos ayudara a llevar el “botín” -le dijo al argos con una media sonrisa-, y yo puedo cargar una buena cantidad también, no hay problema.

En ese momento Toima comentó algo sobre preservar la carne, pero antes de que Vac pudiera responder un grito desgarrador silenció su conversación. El sonido provenía de una de las trampas que habían preparado por si el Traxondonte evitaba la primera, y parecía de una persona. Con la indicación de Toima, el hado alzó el vuelo y no tardó en legar al lugar indicado, encontrando al desgraciado que había caído en el foso y había quedado empalado. Varias de las cañas le perforaban el cuerpo, y aunque no estaba muerto, no tardaría en estarlo. El hado se agachó a su lado y trato de hablarle, pero sus conocimientos del idioma eran demasiado rudimentarios, y el sonido borboteante de la voz del ulterano no ayudaba a comprenderle. A pesar de todo, el griego captaba el tono desafiante y furioso del soldado, pues estaba seguro de que esa era su profesión por su atuendo. El tono de odio que impregnaba sus palabras resbalo sobre Vac como si de agua se tratase, e indiferente a el sufrimiento del soldado, espero a Toima.

A pesar de la aparente impasibilidad del chico, Vac estaba preparado para desenfundar su cuchillo y terminar con aquel desgraciado. Sus ojos seguían cada intento que hacía el soldado para desenfundar el arma de su cartuchera, intentos vanos debido a su estado. Un alarido de dolor precedió a la llegada de Toima. En cuanto el argos apareció, el soldado giró el cuello para vislumbrarle, y musitó algo con dificultad. Toima miró algo confundido al griego y le tradució lo que había dicho.

-Monstruos -comentó el griego, deslizando la palabra por su boca con un regusto familiar-. Parece que el capitán obvio viene al rescate -añadió con tono irónico, sin sonreír-, desde luego puedo asegurar que no somos una nueva especie de este bonito bosque.

Toima por otra parte no pareció tomárselo del todo bien, y cuando el otro ulterano vio su expresión soltó una carcajada gorgoteante. Tras escupir mas sangre procedió a decir algo con una risotada, y luego liberó el brazo con un brusco movimiento. Desenfundó su arma y les apunto, gritando algo con sus últimas fuerzas, y Vac ya estaba preparado para acelerar su último aliento cuando Toima se le adelantó, acortando distancias con el soldado y partiendole el cuello con un movimiento seco. El argos dijo algo trabajosamente en su idioma, y a continuación procedió a saquear el cadáver sin miramientos. Lo primero que cogió fue su arma, evaluando su peso y haciéndola girar en sus manos. Cuando se giro hacia el hado le encañono sin aparentemente darse cuenta, y Vac entornó la mirada hasta que el argos se dio cuenta y se disculpo, enfundandola en su cadera y comentando casi ilusionado que estaba casi cargada del todo.

El hado atendió a las palabras del ulterano sobre la situación del soldado sin decir nada, observando curioso como el desgraciado propietario del cadáver empalado había utilizado su melena como un cabestrillo, inmovilizando el brazo inutilizado. Fue en ese brazo donde Toima encontró algo que estuvo a punto de hacerle saltar. Era una especie de brazalete con una pantalla de considerable tamaño incorporada, un objeto que debía ser bastante exclusivo dada la reacción del argos. Parecía que el aparato no tenia batería, pero Toima no tardó en ponerle solución, trasteando en la maquina hasta que esta se encendió con un ruidito de encendido similar al de una consola Vac pasó por alto el hecho de que Toima hablara con un cadáver de forma tan amistosa y observó con curiosidad como el argos trasteaba con aquel aparato que tenia nombre de película de ciencia ficción.

Aquel aparato era como un ordenador en miniatura, y Toima se dedicó a mirar todos los archivos, borrando lo que no quería. Un rato después, cuando estaba a punto de guardarlo, el ulterano se dio cuenta que el dispositivo tenía una opción para conectarse a la red. El chico comentó algo sobre lo que peligroso que era navegar por aquella red, hablando de ella en unos términos muy parecidos a los que usaban los padres para hablar sobre Internet en la Tierra, y como un buen adolescente termino por ceder ante su curiosidad. Parecía que allí perdidos en medio de la selva no tenían buena conexión, porque la primera página tardó en cargar casi cuarenta minutos, tiempo que el hado invirtió en estirar las piernas caminando alrededor de la fosa, pateando alguna que otra piedra. Toima le enseño con sorpresa a Vac la primera página, que resulto ser un periódico. En ese momento saltó un anuncio sobre bodas, y la pomposa voz de aquel ulterano crispó los nervios a ambos chicos, por lo que el argos se dispuso a cerrarlo, pero el argos vio algo que le dejo congelado. Parecía una especie de lista de clientes importantes, pero Toima no dijo nada cuando se metió en el enlace que levaba a la página de enlaces.

El nombre del agente matrimonial, si se le podía llamar así, sonaba similar al de Toima, y el comentario del argos sobre los ridículo que era casi hizo que se le escapara un bufido de risa contenida. El griego observó por encima del hombro del ulterano con curiosdad mientras este navegaba por los distintos videos de bodas pomposas, sin saber exactamente que buscaba. Al cabo d un rato Toima se detuvo en un video, en el que una pareja de pelo cerúleo estaba a punto de casarse. El novio parecía mayor que la novia, y el público, en el que había bastante heterogeneidad de razas, parecía solemne. Vac estaba a punto de preguntarle al argos que era aquello, cuando Toima, con un grito desesperado, arrojo el aparato a un lado y se acercó a un árbol al que empezó a golpear con fuerza hasta que se desolló los nudillos.

El hado asistió a aquello en silencio, sin saber que decir, y cuando Toima se dejó caer al suelo estuvo a punto de acercarse a preguntarle, pero no parecía que el argos estuviera muy dispuesto a hablar sobre el tema. Decidió dejarle pensar un rato y volvió hasta donde habían dejado al Traxondote. Vac se dedicó a la tarea de recoger la carne y la pie que se iban a llevar en silencio, sirviéndose de algo de magia para ir mas rápido y conservando la carne con un hechizo térmico antes de guardarla en varios fardos hechos con grandes hojas. Cuando dejo todo listo, se acercó al cráneo y procedió a acabar de limpiarlo, terminando de descarnarlo y vaciandolo con cuidado, dejando por fin limpio del todo y guardándolo con lo demas. El chico se ocupó de los restos del gran reptil, juntandolos en un montón y dejándolos junto a las raíces de un inmenso árbol, donde los animales no tardarían en dar cuenta de ellos.

Ya había pasado tiempo suficiente para que el ulterano pusiera en orden sus ideas, así que se acercó a donde lo había dejado.

-Ya esta todo listo, compañero -le dijo cuando le encontró-, y no voy a preguntar sobre lo que paso antes, pero recuerda que estoy aquí para lo que haga falta -concluyó, sin añadir mas.
Leonart

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01/06/13, 01:31 am
Herencia de Sangre

El sonido monótono de las gotas inundaba la estancia. El color púrpura de las paredes, engalardonado con múltiples detalles ornamentados con oro daba un toque pomposo a la sala, que solo pocos podrian juzgarla por lo que era, un baño. En cada pared, un terceto de guardias, con armaduras gigantescas y armas amenazadoras, permanecian impasibles, como muebles y se confundian con el lujo que les rodeaba. En el centro, una figura femenina se bañaba en agua de flores, de un color rosado. La chica no deberia estar más allá de los veinte, lucia una piel pálida y un pelo largo y perfectamente recordado de un color púrpura vivido. Se estaba bañando, ante el atento escrutinio de su guardia.
Hundió la esponja, de color morado, en el agua de flores. Liberó la cargada esponja en una de sus piernas, que levantó con gracilidad y gran delicadeza, como si fuera de cristal que estuviera apunto de romperse, para después repetir el gesto y volver a escurrir la esponja sobre su otra pierna. Estuvo tan relajada, que tardó en percibir el ruido tras la costosa puerta de ónix.
Mamporros, pisadas fuertes, sonidos de cadenas, disparos, sables desenvainando. Era un sonido que conocia bien, pero que sin duda no se esperaba. Sus ojos color violeta parpadearon, imitando a una mariposa batir sus alas, mientras, ajena al ruido, limpiaba con delicadeza su tonificado abdomen. Los guardias formaron un corro en torno a la mujer mientras apuntaban sus peligrosas alabardas ornamentarias hacia la puerta, protegiendo a su señora. La ulterana se limitó a tirar de la cortina, para tapar la vista de la puerta. Finalmente, el pesado ónix cayó, con un gran retumbo.

Gritos de guerra, de hombres y mujeres, sonido de metal entrechocando, electrocuciones y, si no habia oido mal, habia hasta un arma blanca automatizada gracias al sonido que desprendia el motor de esta. Al poco de un minuto, los ruidos cedieron y el silencio inundó la sala, salvo quizas, por unas cuantas respiraciones fuertes. La ulterana, mientras, habia seguido aseandose con total tranquilidad, y todavia seguia en la bañera dorada.
Una mano enguantada de metal militar abrio las cortinas con un gesto seco. Un joven de unos treinta años fue lo primero que vio. El pelo algo despeinado, pero perfectamente recortado, de un color cerúleo pálido. En la barbilla, una tímida perilla que llevaba con orgullo. Sus ojos color lila se pasearon por la figura de la chica mientras respiraba fuertemente, como si acabara de hacer un gran esfuerzo. Su armadura, bellamente decorada con heráldica imperial de gran lujo, estaba manchada de sangre carmesí seca y recién derramada. Cuando se hizo a la vista del hombre, pudo ver el resto de la escena detrás de él.
Unos veinte soldados aproximadamente estaban ordenados en fila y permanecian a la espera de órdenes. La entrada de la estancia, esparramada de cadáveres de un bando y otro. Cada muerto habia luchado con uñas y dientes pues varios miembros estaban separados de sus dueños. La ulterana les dedicó un lentó parpadeo para despues enfrentarse a la figura de su hermano, que todavia no habia dicho nada.

-¿Qué quieres Tel? ¿No ves que me estoy bañando?-dijo, pasando a hundir de nuevo la esponja en el agua, ignorando la situación en la que se encontraba.
El ulterano de pelo azulado grindó sus dientes antes de hablar.
-No pareces entender la situación, hermana Talia-dijo mientras se formaba una sonrisa torva en sus comisuras.-He matado a tus guardias, estás sola, desarmada y yo tengo todo un pelotón esperando ordenes. Matarte ahora mismo seria más fácil que capturar una anguila en una gota de agua.-una risa carrasposa afloró en su garganta.-El trono es por fín mio.-
La ulterana fue entonces cuando le prestó atención, algo ofendida. Su mirada estaba cargada de severidad y su tono de enfado, pero su semblante no cambio, mostrando total indiferencia por la situación en la que se encontraba.

-No hables como si padre hubiera muerto, hermano Tel.-le contestó, lecturizándole.-Padre me escogió a mi por un motivo que al parecer, pasa por encima de tu cabeza como una nube vacia.-escurrió la esponja lentamente antes de soltarla desde su mano, haciendo que salpicase contra la superficie del agua.-Y, mucho más fantasioso, que yo haya muerto.-
El ulterano alzó una ceja, una mezcla de furia y odio se cruzaron su mirada.
-No por mucho tiempo hermanita... No por mucho tiempo...-dijo mientras desenvainaba su sable electrocutador. Encendió el sistema una vez, como en un parpadeo, dejando ver las descargas de electricidad que circulaban por la hoja antes de analizar la situación. Tenia un arma letal en sus manos, ella estaba sumergida en agua, aunque tuviera los mejores reflejos de la salida hasta el poniente, no podria evitar que el agua condujera la electricidad hasta su corazón, haciéndolo estallar. Hizo una virgeria con el sable mientras una sonrisa siniestra cruzaba su cara.
Los soldados que habian acompañado al hombre se replegaron a la antesala y formaron una barricada defensiva, dándole tiempo a su señor para tratar con su hermana mientras ellos peleaban hasta la muerte con la guardia real.

-Te haré un bonito sepulcro en la Sala de la Eternidad.-dijo entonces. La mirada desafiante de su hermana pequeña fue lo único que recibió como respuesta. Hizo una punción rápida hacia el fondo de la bañera, sin ni si quiera intentar darle a su hermana, solo necesitaba meter el arma en el agua. La ulterana se movió rápido. Con un simple gesto, arrancó la cortina de sus anillas y envolvió el sable de su hermano antes de que este entrara en el agua. Se puso de pie a una velocidad que no era normal y le depositó una potente patada a la altura del estómago, derribandole en el acto y desarmandole. Extrajo el sable de la cubierta plastificada de la cortina y juzgó el peso en sus manos. Sacó un pie de la bañera y lo usó para derribar a su hermano de nuevo con otra potente patada. Acto seguido, le apuntó con el sable, posandoselo tan cerca de la nariz que comenzó a chispear en contacto con la perilla del ulterano.
-Eres débil, Tel. Siempre lo has sido, y esto se repetirá cada vez que lo intentes. Yo seré emperatriz, Ulterania será mía.-
La cara del ulterano pasó por varias expresiones, primero rabia, despues miedo y finalmente impotencia antes de lanzarle otra mirada amenazadora a su hermana. Esta, alzó la ceja, como antes habia hecho su hermano y arrojó el sable al fondo de la habitación.
-Pero sigues siendo mi hermano después de todo.-le ofreció la mano. A malas ganas, este la cogio y la chica tiró de él más que él puso esfuerzo para levantarse.-Pensé que despues de lo hace una semana ya habrias aprendido tu lección... pero bueno...el pez que nada contra la corriente-
Dicho esto, se sumergio de nuevo en el agua, recogiendo su largo pelo y sacándolo del agua que comenzó a gotear.

-Lávame el pelo.-ordenó calmadamente.
El ulterano torció el rostro en una mueca para finalmente arrodillarse al lado de la bañera en la que se encontraba su hermana. Con la ayuda de un aparato de plástico que podria recordar a un peine, comenzó a tratar y cuidar del pelo de su hermana como si fuera suyo, con gran ternura en su gesto. Tras un rato, la guardia entró a la puerta, para ver si quedaba algún soldado leal al hermano vivo. Al ver la escena, los soldados se retiraron con una reverencia exagerada y les dejaron en la intimidad.
Ithalia atrajo para sí a su hermano, agarrandole de la perilla y tirando de esta suavemente, casi con dulzura. Cuando estuvieron cara a cara, la chica besó a su hermano tiernamente y este no hizo nada para resistirse sino más bien lo contrario, se sumio en el calor y la humedad de este plácidamente, tanto, que su melena comenzó a menearse, como si fuera el rabo de un perro que estaba sumido en la más plena felicidad.

Spoiler:
Leonart

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22/06/13, 09:40 pm
Escamas de Festival

Habían cruzado el portal sin muchos problemas. Ella y su ayudante frivy estaban ahora en ulterania. Aunque el frivy estaba entusiasmado con el viaje, la ulterana no daba signos de estarlo. Aquella era la primera vez que su jefa le habia pedido ayuda en uno de sus viajes y él no seria el que rechazara la oferta de dejar a esos dos carcamales en la botica mientras hacia turismo y, quién sabe, quizás conocer más de la cultura del planeta de donde habia nacido y se había criado la jefa.
La niña flotaba imperturbable junto al frivy, todavía no acostumbrado a esa forma de viajar. Ambos llevaban una mochila, la de la niña estaba vacía mientras que la del chico estaba llena de útiles para el viaje, asi como mapas, brújulas y algún que otro aparato que no sabia para que servia. El viaje no fue muy largo y pronto aterrizaron en tierra sólida, en una isla enorme, más grande que la totalidad de la ciudad rocavarancolesa y más grande que cualquier isla que hubiera visto el chico antes.
La ulterana pronto mandó al frivy ponerse la peluca y encapucharse. La peluca, aunque servia para camuflarse como un habitante del mundo más, no era más que una replica de una sustancia que parecía pelo, pero que en verdad era totalmente inerte y que por ello, era necesario encapucharse.
No tenían pensado verse demasiado por el público. La explanada en la que habían aterrizado, se trataba de una acantilado de piedra blanquecina con musgos amarillentos. Todos los hierbajos eran amarillos también, como toda la demás vegetación. Era un humilde bosquecito de color amarillento. La ulterana se adelantó y llamó la atención al frivy para que no se quedara atrás. Siguieron una senda que la niña parecía conocer muy bien. El frivy se limitó a observar y escuchar todo lo que se moviera en aquel lugar. Le pareció bastante pacífico como para albergar una civilización. Probablemente, ni habría lavabos cerca ni baños, suerte tendría si se encontraba con un espejo, pero no comentó nada, porque sabia que a la jefa no le gustaba que pusiera sus manías por delante de la necesidad de los demás. Por el momento, esperaría pacientemente hasta encontrar civilización.
El paseo se le hizo bien largo y pudo jurar que un lagarto amarillo del tamaño de un cocodrilo les estaba siguiendo ágilmente por encima del techo de ramas y hojas. La ulterana no se inmutó ante la presencia del animal, reconociendo la especie al instante, supo que solo les estaba vigilando por curiosidad. El cielo comenzó a oscurecerse, abandonando el color naranja del atardecer, Nia se guio por las estrellas en los pocos claros que se encontraban y en menos de una hora, pudieron apreciar una luz al final del bosque, y un sonido, un sonido como de gente moviéndose, hablando, viviendo.
Se fueron encontrando ulteranos celebrando con fuegos artificiales, ulteranos bebiendo, gritando, algunos peleándose pero siempre con un ambiente festivo que se contagiaba fácilmente. Numerosos puestos aparecieron, vendiendo comida, juguetes u ofreciendo desafíos ante los mas osados que querían la recompensa que se ofrecía por ganar uno de sus complicados juegos. La ulterana, no dio señales de emocionarse por el ambiente. El frivy se quedó mirando un puesto que tenia lo que parecía un tiburón en miniatura que hasta el último centímetro de su piel estaba cubierto de un plumón amarillo. El animal se retorcía violentamente en su pecera, buscando presas con su hocico. La ulterana le enganchó de una oreja y le sacó de aquel lugar.
Siguieron andando por el festival y en medio de esto, un borracho se chocó contra la niña, tirándola al suelo. El frivy se acercó a ayudarla a levantarse, pero fue el otro ulterano quien se preocupó de ayudar a la cría. Intercambió un par de palabras con ella y se despidió, tras revolverle el pelo. La niña se peinó de nuevo con una cara asesina, pero le devolvió el saludo de despedida por respeto.
El chico no comprendía muy bien la situación. El frivy solo sabia que la ulterana estaba soberanamente triste desde que volvió de la fiesta, bastante apartada de la realidad. Que cada vez viajaba más y buscaba algo en sus viajes. Los ulteranos que había concentrados, parecían estar festejando algo que tenia que ver con un pez o peces, ya que había bastante simbolismo con ellos en pancartas y señales colgadas por todos lados. La gente comía, bebía y bailaba e incluso contaban historias los unos a los otros. La jefa y él no eran más que dos manchas pobremente disimuladas entre el torrente de colores que llevaba la gente. La mayoría de esta, tenían el pelo rubio, pero también los habían con el color verdoso o los que menos, rojizo.

Entraron en lo que pareció una ciudad y estuvieron andando por las calles. Numerosos edificios cochambrosos les recibieron. En cuanto entraron a un callejón, Nia alzó al frivy y a ella misma hasta un tejado con una cristalera, donde pudieron mirar la ciudad por encima de todo y encontrar el edificio que buscaban. Ajeno al resto de la ciudad, como si se hubiera levantado hace poco, había un estadio con una construcción exagerada para un escenario, rodeado de vallas altas y con numerosos palcos, gradas y asientos para casi toda la ciudad. Aun estaban preparándolo para el gran espectáculo que empezaría dentro de unas horas y reuniría a mucha gente. Nia se giró ante el frivy y le ordenó que permaneciera en el tejado hasta que volviera ella, después de dos horas. El frivy se quejó abiertamente, alegando que si había un festival más abajo, él no se iba a quedar ahí arriba aburrido.
Las quejas no fueron ni oídas por la niña que desapareció casi al instante.

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Mientras, en una sala oscura, muy lejos de ahí, hombres poderosos hablaban entre susurros. Estos susurros traían pesimismo y desconfianza, otros parecían ser más positivos, pero sobretodo, el aura que se respiraba en aquella estrecha y privada sala hexagonal era de negativismo. En una gran mesa con la misma forma que la sala, seis asientos ocupados, muy espaciados entre ellos, la ocupaban los hombres más poderosos de ulterania. Miembros de casi todos los clanes, había un mesara cuyo pelo estaba cuidadosamente trenzado para aparentar que tenia unas orejas lobunas del mismo color verdoso que era característico en ellos. Un ibolense de aspecto bonachón con un intrincado bigote que parecía salirle de la nariz y unos brazos fuertes y gruesos que indicaban que era un guerrero, llevaba el pelo recogido en una cinta que circulaba su sien y lo dejaba caer por la espalda, liso y de color escarlata. Había dos neuvm, uno con unas patillas gruesas y largas y una pelusilla azulada como su cabello debajo de la nariz más joven que el otro que tenia todo su pelo recogido en una coleta alta y unas barbas disimuladas. Este último mostraba cicatrices en su rostro, su ojo derecho estaba destrozado y no lo ocultaba con un parche. La edad no le hacia ningún favor y su piel estaba completamente arrugada. Tenia un aura orgullosa alrededor de él y no paraba de lanzar miradas enjuiciadoras a todos los demás miembros de aquella mesa. La única mujer presente, se trataba de una chica bastante joven, de unos dieciséis años. Su pelo morado iba recogido en dos coletas a ambos lados de la cabeza. En el rostro, portaba una máscara que solo dejaba ver sus ojos y parecía ocultar algún tipo de maquinaria bajo esta, que, fuera lo que fuese, sonaba como una pausada y metálica respiración. El último miembro de la mesa hexagonal permanecía encapuchado y su cara vendada al igual que sus manos. No llevaba ropas elegantes ni tenia un aura de arrogancia alrededor de él, al contrario que otros.
Fue la chica quien decidió levantarse y hablar para todos, acallando los susurros insidiosos. Su voz sonaba metálica y pesada, como si pronunciar cada palabra fuera un esfuerzo sobrehumano y tuviera que tomar aire en cada una.
-Ya estamos todos reunidos. Se ha convocado la reunión de los seis gracias a nuestro miembro Veilm'ador.-dijo, señalando con la mano abierta al anciano que simplemente resopló ante la mención de su nombre y permaneció cruzado de manos.-He oído el tema antes, pero, ¿le importaría repetir para la cámara de los seis cuales son sus cargos?-
El anciano apoyó sus huesudas manos en la blanquecina mesa y se puso de pie. Se agarró de las barbas y paladeó el aire antes de hablar, como pensando que palabras fueran las más correctas para usar en aquella situación.
-Como bien conoce la Cámara de los Seis presente, el nombramiento de la célebre Ithalia de Kanthos como sucesora en el trono una vez que nuestro bienamado y benefactor, el emperador Iuthulius VII. expire su último aliento, quieran los vientos de Ul que no sea pronto, ha traído...-pausó por un momento, para dejar más enfasis de odio en su palabra.-...cambios.-
La chica alzó una ceja, lentamente, pero el resto de la cámara no dijo nada ni actuaron de manera diferente.
-Estos cambios, pese a descontentar a la mayoría de la población, se han llevado a cabo a día de hoy, para que coincidiera con una de las fiestas más celebradas del populacho, la llamada "Fiesta de la Última Cena de Pescado." o, simplemente, "Fiesta del Pescado" para abreviar.-
-No hay que decir que el gobierno ha estado llevando cambios para el progreso del pueblo ulterano en los últimos cuarenta y cinco años de gobierno. Se ha limpiado aún más territorio de minerales y fuentes combustibles, nuestra economía esta en su máximo exponente en la historia y se ha recuperado aún más terrenos de las garras de la sucia escoria rebelde que envenena nuestras tierras con su presencia.-
La mitad de la Cámara parecía no estar escuchando ya al anciano, cada uno con sus propios asuntos, salvo el otro neuvlm más joven que parecía nervioso y le pedía con la mirada que acortara los preámbulos y fuera al grano. El anciano se impacientó y la cólera burbujeó dentro de él.
-Lo que ha intentado su majestad, Ithalia de Kanthos, es un atentado directo y abierto ante el códice imperial. ¡Una herejía! ¡Un sacrilegio! ¡Y tengo suerte de que pronto estaré visitando a mis ancestros antes que ella ponga su trasero de herética sobre el trono imperial!-dijo al fin, al límite de sus fuerzas con una vena palpitante en la sien, colérico. El otro neuvlm se puso en pie y obligo a sentarse al anciano que se agarraba el pecho, peleando por respirar.
El ibolense soltó una carcajada y le dio una fuerte palmada en la espalda al anciano que probablemente le hizo más mal que bien, estando tan débil.
-¡Pero que dices, Tio Veil! ¡Si sigues igual de enérgico que un mozo, nos acabaras enterrando a todos!-
El otro neuvlm se giró hacia el enorme ibolense y le reprochó su actitud.
-Por favor, evite referirse ante su eminencia Veilm'ador el sabio, como "tio" o usando motes. Estamos ante una sala sagrada en el que el respeto mutuo es imprescindible.-
El ibolense se rascó detrás de la oreja y rodó los ojos.
- Si, si, como usted diga señorito-tengo-una-islita-y-me-creo-importante.-respondió con sarna.
El joven neuvlm iba a protestar pero la chica enmascarada les interrumpió, realmente alterada.
-No estamos... aquí... Para insultarnos los unos a los otros... Hemos sido convocados por Veilm'ador... y tenemos que tomar una decisión.-dijo, faltandole el aire.
La sala se quedó en silencio un instante antes de que el mesara con las orejas de lobo hablase.
-Es de mi creer, que el código imperial establece unas claras normas respecto al poder de los emperadores y su familia, y que, la niña en cuestión, ha extrapolado su autoridad y se la ha impuesto sobre la de su padre.-
-Es un desafio ante la ley. La ley de Ul.-soltó por lo bajo el hombre vendado y encapuchado. Su seca voz era casi inaudible.
-¡ Herejía!-bramó de nuevo el anciano que se había recuperado.
El ulterano con las orejas de lobo siguió hablando.
-Pero, es mi creencia que las leyes son algo mutables y que deben de adaptarse a las nuevas tecnologías y a una sociedad siempre cambiante.-
El encapuchado asintió, mostrando su apoyo al mesara.
-Oh vaya. Si estos dos pueden estar de acuerdo en algo por una vez.-dijo el ibolense con otra carcajada.
Veilm'ador volvió al ataque.
-¿¡Entonces que pretendéis!? ¿Que todo por lo que hemos luchado, generaciones enteras, se vaya al traste, porque una mujer de tres al cuarto decida que sus amigos desviados y los deformes no tienen un lugar en el mundo? ¿Porque no cambiar la naturaleza en si y hacernos creer que somos otra cosa de lo que somos?-borboteó.
Todas las miradas, incluidas las del anciano se posaron entonces en la que era su moderadora que miraba al arrugado ulterano protestar como si estuviera siendo una broma de mal gusto. Lentamente, bajó la mascara que cubría su cara. El rostro de la chica, era aparentemente impecable, no tenia ninguna enfermedad de la piel pero en la boca llevaba algo colocado, como una pequeña maquina que al parecer la permitía respirar. Pero aun así aquello no le bastó a la chica, que siguió mostrando su cuello. Ahí fue cuando el Mesara apartó la mirada. El cuello de la ulterana estaba unido por unos finos hilos negros. Parecía que le habían abierto en canal la garganta y la habían vaciado de todo su contenido. Se podía apreciar algo de pus en la herida.
-Argh... No aguanto que una chica tan mona sufra de unas heridas tan feas.-dijo el mesara mientras dirigía la mirada al suelo. La ulterana inspiró lentamente, mostrando como funcionaba el aparato que la permitía seguir con vida. El anciano recorrió con la mirada la grotesca herida y puso una mueca de asco.
Lentamente, la ulterana extrajo el aparato de su boca, que le permitió hablar con su propia garganta. Las palabras, costaba comprenderlas e hilarlas, pero todos los presentes sabían que estaba enfadada. Mucho.
-¿Amigos deformes? Dime, Veilm'ador,¿cuando fue la última vez que viste el códice imperial? Si yo no recuerdo mal, hay una sección muy clara sobre el trato con un miembro de la familia real y tu acabas de insultar a uno. Delante de otros cuatro testigos.-dijo perdiendo la aparente compostura.
-Yo... no pretendía... Prince-musitó el hombre, pero la ulterana le mandó callar. No tenia mucho aire y no podía sobrevivir mucho sin su sistema de soporte vital.
-Y con respecto a lo que somos, pensé que ciento veinticuatro años te habían dado la suficiente experiencia para saber que los ulteranos, no somos mas que polvo y que polvos seremos. Sacos de carne que se cortan con facilidad. Y que, solo juntos, formamos un muro impenetrable frente a todas las amenazas, como cada una de las cadenas de una armadura. Vivimos juntos, luchamos juntos, morimos juntos. Y somos iguales.-
Habiendo terminado su arenga, volvió a colocarse su aparato y a taparlo con la mascara. Se tomó un tiempo para recuperar el aliento perdido antes de volver a hablar, de nuevo, con su más monótona voz metálica.
-Mi hermana solo desea que los ulteranos vivamos unidos, juntos como iguales y que prosperemos hasta nuevos horizontes que nunca llegaríamos a vislumbrar por separado.-pausó.-Esto incluye el respetar las fiestas del "populacho" como lo has llamado. El de ofrecer igual de oportunidades para los intara que para cualquier otro ulterano. ¿O es que acaso piensas que los intara deciden abandonar sus ciudades, sus familias y se van a luchar contra los soldados del emperador por gusto? Todo el mundo sabe que lo que les depara a los traidores y que la causa de los rebeldes está perdida.-concluyó la arenga.-Muy bien, se someterá a votación, los que quieran condenar a Ithalia de Kanthos por herejía que levanten la mano.-dejó un par de segundos en los que nadie levantó la mano, ni si quiera el anciano amargado que se miraba las huesudas manos.-¿Nadie? Se cierra la Cámara de los Seis, entonces.-
Finalmente, la chica se desplomó en la silla. Estaba sudando y se frotaba la garganta. La sala se quedó en silencio unos segundos hasta que el ibolense se levantó y se acercó a ella, inclinándose, le susurró al oído.
-Mandaré llamar a tu hermano, Ty.-
Y entonces el enorme soldado salio de la sala a paso veloz.

;-

La ulterana volvió a las dos horas como prometió. Para entonces, el enorme estadio estaba colmado y mucha gente que se había quedado fuera, miraba por encima de las vayas el enorme escenario. Se habían colocado varios estandartes blancos con la insignia de la familia imperial y varios pares de altavoces gigantes que estaban colocados a un solo micrófono. Una sola chica, con un pelo tan largo que lo llevaba recogido con varias coletas con decoraciones, de un color púrpura y ojos igual. Fácilmente reconocible como Ithalia, la chica que fuera a ser la futura emperadora de Ulterania.
Nia ya tenia lo que venia buscando, y se habia encontrado más de una cosa para cotillear. Mientras guardaba gran parte de lo que llevaba en su mochila en la del frivy, pudo apreciar como un comité de soldados albinos con alabardas y armaduras doradas se unieron al escenario, junto con un tipo que había estado dando bastante de que hablar últimamente, de nombre Toimare'Meite. Este llevaba un peinado muy extravagante que combinaba el azul, con el purpura y un flequillo intrincado que daba muchas vueltas y bucles de color dorado, probablemente en honor a los Intara, pues en todas las fotos que había de él llevaba el color natural púrpura y teñido de azul en algunas partes. Sin decir una palabra, o si quiera quedarse para el espectáculo, los dos partieron de vuelta para rocavarancolia. En el camino de vuelta, Nia guió con señales y movimientos de cabeza mientras canturreaba, en ulterano una canción, pasada al ulterano, que aún conservaba su ritmo. Un terrícola la hubiera identificado al instante como la canción que se solia cantar cuando se sacaba una tarta con velas encendidas en la fiesta de cumpleaños de alguien. Al frivy, le pareció una canción de camino ulterana, ignorante de saber que los ulteranos no tenian canciones escritas.
Dal
Dal

Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.

Personajes :
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.

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03/08/13, 12:50 pm
Cosecha de Surásara

Estaba cansada, los entrenamientos del día me habían dejado para el arrastre y lo único que quería era tirarme en mi cama. Mi tienda estaba en el otro extremo del campamento y la caminata aunque no larga sí era cansada.

A la puerta de mi tienda vi a un tío con el que me había acostado hacía apenas unos días, era del escuadrón de francotiradores.

-¿Qué haces tú aquí?- Arqueé una ceja al hacer la pregunta, aunque no necesitaba la respuesta ya que lo sabía perfectamente. Disimuladamente y sin que se diese cuenta lo escruté en busca de armas, no encontré ninguna, así que me relajé interiormente.

La respuesta del ulterano era la que me esperaba, añadiendo que no se marcharía hasta que lo satisficiese. Suspiré, estaba demasiado cansada como para tratar aquello de discusión, sería demasiado largo y yo quería dormir.

Le di una respuesta tajantemente negativa y cuando pasé a su lado me agarró por el brazo, hice un quiebro y provoqué que él girase sobre sí mismo dándome la espalda, a continuación propiné tal patada en su culo que lo desplacé un par de metros y acabó cayendo sobre un cubo de agua sucia. Comencé a reírme a carcajadas, y parte de la gente del campamento que se había reunido al escuchar el estrépito también. Esto no hizo si no aumentar la furia del afrentado.

El ulterano en vez de irse con el rabo entre las piernas aunque furioso decidió atacarme otra vez, si es que no aprendía. Dirigió un puñetazo contra lo que décimas de segundo antes era mi cabeza, yo me agaché, salté y aprovechando el apoyo que era su brazo pasé mis piernas alrededor de su cuello, hice un poco de fuerza y el soldado acabó por los suelos. Me subí encima de él y lo inmovilicé, con uno de los tentáculos agarré el cuchillo de mi cinturón, con el otro tentáculo le recogí el pelo y puse el cuchillo en disposición de cortar.

-Así no se hace cariño,- le dije con voz sexy al oído,- ¿quieres que te enseñe cómo se hace?,- el francotirador palideció a ojos vista, el pobre no tenía ni idea de que mi cuchillo no cortaba, lo cual hizo que me carcajease interiormente.

Al final el hombre se fue corriendo, yo negué con la cabeza y miré a la multitud con expresión divertida.

-Venga chicos, disuélvanse, ya no hay nada que ver, ¿o acaso alguno más lo quiere intentar?,- dirigí el desafió a sabiendas de que ninguno lo tomaría, segundos después ya no quedaba nadie allí. Entré en mi tienda y me quedé como paralizada, en mi tienda había una mujer sentada en mi cama,- ¿Quién eres tú?,- no me sonaba su cara del campamento,- ¿tú también vienes por favores sexuales?

La mujer se comenzó a reír con voz cantarina, dijo que no había venido por nada parecido, pero que había venido a proponerme una cosa, venía a llevarme a su mundo, lugar en el que adquiriría poder, mucho poder. No parecía mentir, así que tras unos segundos le pregunté si ese poder podría ayudarme a acabar con los rebeldes, su sonrisa se ensanchó y dijo que muy posiblemente sí, no lo pensé más y acepté su oferta, lo último que recuerdo es verla sacando una especie de tablero.

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Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
Leonart
Leonart

Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Personajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :
Heridas:

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11/08/13, 03:14 am
El Conejo de Marinero con el Reloj de Oro

Era una mañana fresca. Por la noche las temperaturas habian caido extremadamente bajas y aun el sol no habia calentado lo suficiente la tierra como para que se notara diferencia. Habia una niebla espesa en el horizonte y desde la cubierta revestida de titaneo de un buque de guerra, habia un alma que decia los buenos dias al mundo con un suspiro de aburrimiento.

Talia estaba apoyada sobre el lujurioso balcón de su camarote, aunque seria más adecuado llamarlo suite de lujo, puesto que la joven parecia estar viajando en un hotel de lujo. Ahí tenia todo lo que podria necesitar durante el viaje. Una cama mullida, un sofá, una computadora, una modesta pero variada biblioteca, una salita de estar. Casi parecia un piso de lujo del centro de la capital. De no ser porque el lujo que normalmente la rodeaba era mucho mayor, la ulterana se habria sentido un poco menos desinteresada.
Lo emocionante de aquel viaje no iba a ser su estancia en el camarote, eso si. Tenia planeado hacer una visita sorpresa a uno de los cuarteles principales en las zonas limítrofes del Imperio, al este, donde los mejores hombres de la milicia estaban destinados a luchar contra los elementos, los peligros de las junglas y, por supuesto, cualquier amenaza directa contra el mismisimo Imperio.
De no ser porque dos estandartes blancos bordados con oro pendian de los lados de la fachada en la que se encontraba su camarote habria sido una verdadera sorpresa para todos, pero al hacerlo así, las primeras horas no habia podido ni asomarse a su balcón ya que entonces todos los soldados, maquinistas y demás trabajadores del barco en el que estaban alzaban su vista a aquel balcón de barrotes dorados y cantaban alabanzas nuevas y oraciones viejas y les pedia unas palabras o directamente, les preguntaban cosas de diversa índole.
No es que llamar la atención y dejar bien claro de quien se trataba no fuera útil. Si tuviera que viajar de incógnito, al llegar, la gente se extrañaria. Muchos expertos creian que de ahí que el color del legado imperial fuera el blanco, no por el color característico del pelo de estos, no. Era porque al ser blanco, llamaba más la atención y por lo tanto sabian que estandartes seguir. Claro que esto eran puras tonterias, puesto que las leyendas más antiguas describian el pelo del mismisimo Ul como una tormenta de nieve en calma, de una blancura que parecia un diente cortando el terreno.

Talia bufó. Sin embargo, con las horas sin salir, muchos se dieron por vencidos y solo quedaron los más fervientes que se apostaban pegados a la fachada con la cara apuntando al balcón de esta. Casi se pegó un susto de muerte cuando uno comenzó a narrar una historia que describia, aparentemente su belleza. Una simple orden bastó para mandar a alguien abajo a apartar a aquel fanático acosador. Ahora al fin podia salir al balcón y dejar que la brisa matutina le golpease en el rostro, suavamente sacudiendo el pelo morado de la chica, que lo dejó ondear, como los otros dos estandartes. Tomó aire y llenó del olor del mar sus pulmones. Finalmente, cuando sus ojos se acostumbraron a la niebla, pudo distinguir entre esta la gargantuesca construcción que suponia aquella embarcación. Su nombre era Intaoira, que venia a significar "Gran Viaje" en lenguaje común. Aquella embarcación de titaneo reforzado con bastantes metros de chapa habia existido desde hace siglos. Incluso una aristócrata como ella habia oido de los movimientos militares de Menzes y de como esta y otras seis embarcaciones parecidas habian sido de vital importancia para controlar aquella bahia tan importante.

Se estiró y alguien llamó a la puerta. En el suelo estaba la parte inferior de su pijama, unos pantalones corto color perla y ella solo llevaba la parte de arriba puesta, una camisa de seda del mismo color, además de su ropa interior que era rosadita a franjas horizontales más claras. En situaciones normales hubiera preguntado quien es, pero ahora que era la heredera sabia de sobra que debia hacer esperar a la otra persona al otro lado de la puerta siempre, como señal de autoridad. Aunque estúpido, en ocasiones le ayudaba a tomarse descansos entre acoso y acoso entre los diferenes ministros y sus montañas infinitas de papeleo.

El timbre volvio a sonar. La ulterana alzó una ceja. Que los guardias le hubieran dejado sonar el timbre una vez más indicaba que era alguien que era de importancia para ella. Posiblemente cercano. ¿Quizás seria un noble de las altas esferas? Aún así no pensaba abrirle de inmediato. Se sentó en la cama gracilmente y se estiró vagamente hasta alcanzar la parte inferior de su pijama. A continuación ocurrió lo insospechado. El timbre volvió a sonar una tercera vez, solo que esta vez apenas se mantuvo una décima de segundo, como si el hecho de llamar a él hubiera sido interrumpido de súbito. Tuvo un mal presentimiento. Solo el Emperador tenia derecho a reclamar presencia de la heredera el total de veces que quisiera y el gesto de llamar a la puerta de su cuarto solo podia hacerse hasta dos veces si era alguien de extrema cercania en escala social y/o confianza. Su padre no estaba ahí seguro. Se encontraba a kilómetros del lugar, bendiciendo otra campaña militar al noroeste.
Saltó de la cama y pulsó el botón de apertura de la puerta. A continuación, dividida en dos mitades artísticamente diseñadas para separarse pero iguales, la puerta desapareció ante ella. El pasillo que se extendia entonces, era del mismo color blancuzco que tenia su camarote y estaba cubierta por una alfombra que combinaba colores marfil con bordados dorados. Habia un total de cuatro guardias Watahrés, vestidos con la armadura ornamental y las alabardas, tambien ornamentales pero no por ello menos mortíferas. Estos estaban volcados en reducir a un individuo que chillaba como un cerdo con voz aguda. De lo que podia intuirse de él entre tanta capa y armadura blanca era que tenia el pelo de tres colores que llevaba un unifrome marinero purpura bordado en blanco y que tenia un bastón de caminar de oro macizo. Esta estrafalaria indumentaria para un ulterano habria extrañado hasta el más suspicaz de los ulteranos, pero Talia conocia al hombre en cuestión.
El sonido del acero desenvainandose inundó el pasillo mientras uno de los guardias desenvainaba un cuchillo ceremonial curvo y se lo llevaba al cuello al esperpento de hombre que se revolvia y chillaba con fuerzas renovadas al notar el frío acero contra su garganta. Los ojos rojos del Watahré que sostenia el cuchillo curvo en la garganta del hombre apuntaron en dirección a la heredera y suplicaron, a través del casco pretoriano, con paciencia y frialdad asesina que se le otorgase el honor de degollar al engendro que habia venido a molestarla.

Talia suspiró y a un movimiento de su mano, los guardias soltaron todos a la vez al individuo chillón que encontró el suelo duramente a su vez. Los guardias retrocedieron dos pasos al compás y volvieron a guardar sus puestos de vigilancia, ignorando al individuo tirado sobre la lujosa alfombra de marfil.
El ulterano inició su caminata a gatas para finalmente ponerse de pie y arreglarse el uniforme como pudo, lanzando una mirada asesina a los cuatro guardias apostados que no parecieron inmutarse en lo más mínimo.

-¿Cuántas veces te he dicho que no llames a mi puerta más de dos veces, Re'Meitre?-dijo la ulterana invitándole a pasar.
El hombre se colocó el cuello y aceptó la oferta de la chica, siguiendola dentro de su camarote. No parecia reparar en la semi desnudez de la chica ni ella parecia importarle lo más mínimo el verse así ante él.
-El mundo es muy vasto e interesante como para que nadie me haga esperar, ni siquiera tú, bo-ni-ta.-dijo con una voz cantarina, haciendo especial énfasis en la última palabra.

-Sabes de sobra que no soy yo, son las reglas que impuso mi padre hará ya más de un siglo...-le dijo, con una sonrisa.
Parecian conocerse de toda la vida y sin duda se trataban como amigos muy cercanos.
-Ayyy tu padre, tu padre... Cuanto bien y cuanto mal ha hecho ese hombre. ¿Y dices que está bien de salud ultimamente?-le preguntó a la chica con una sonrisa socarrona, mientras golpeaba suavemente con el bastón en el suelo blancuzco.

-¡Re'Meitre!-le instó la chica, entre risas.-¿Estas insinuando que la muerte de mi padre, el Emperador, te traeria alegria y felicidad?-le preguntó, fingiendo sentirse ofendida.
-No es eso, linda.-dijo y dio una vuelta completa para andar hacia el balcón con aires muy dramáticos y contonoeando la cadera hacia un lado y hacia otro.-Este gobierno tétrico necesita un lavado de...-se pasó la mano por encima del rostro.-...cara.-golpeó con el bastón una vez.- Te necesita en el poder.-dos veces más.-A ti.-tres veces más.-Ya.-una última y sonora vez.
Sus ojos zumbaron de un lado a otro de la habitación de la chica, examinandolo todo y etiquetando mentalmente que cambiaria y porque y en que color querria ver una cosa o la otra.
-Bonito cuarto que te han puesto... Muy tétrico y soso para mi gusto, pero a ti te pega.-dijo con tono casual.-¿Has visto el modelito que me he agenciado?-dijo con voz cantarina, posando cual modelo orgulloso de su nuevo vestuario.-Yo lo llamo "Época de Lanzarse al Mar".-

-Pues siento decirte que mi padre esta más sano y más en forma que mi propio hermano, que ya es decir.-le acabó contestando, ignorando su comentario sobre el aspecto del cuarto o de su nueva ropa. No queria darle coba con eso que sino no callaria nunca.

-¡Ay tu hermano! ¡Otro elemento más en la familia! Chica, no se como has podido salir tan guapa y tan lista teniendo la familia que tienes. Deberias ser catalogada tu como la rara.-aquello provoco una risilla débil en la chica que pareció entristecerse por unos momentos. No pasó desapercibido por el otro. Con un tono de voz más serio se acercó a la chica, dirigiendo miradas nerviosas a la puerta y a la ventana como si alguien pudiera estar espiandoles.-¿Te ha estado molestando de nuevo?-

La chica se encogió de hombros.
-Ha intentado una o dos cosas más.-comentó con una sonrisa triste.- Cada vez se esta desesperando más. Temo porque se haga daño de verdad algun dia.-
-Tu hermano es un peligro, si. Pero es más peligro para sí mismo que para cualquier otro ser de este mundo.-comentó y soltó una carcajada pausada.

No queriendo marear más la perdiz con el hombre, porque sabia que podian estarse así durante horas y horas. Decidió ir al grano.
-¿Y a que debo de tu visita, Toimarei'meite?-dijo con un tono de voz sofisticado mientras intentaba poner la postura más serena que pudo, debido a su condición de semi desnuda.
El otro ulterano siguio la broma con una reverencia exagerada y una floritura con la mano, mientras dirigia la mirada a sus pies, la contestó con una voz mucho más grave de lo que solia usar.
-Mi señora, tan solo estaba consternado por su soledad en este sucio y húmedo camarote y como buen caballero que me porto, la ofrezco a dar un revitalizante paseo por este buque de guerra cargado de historia para finalizar con un desayuno mientras el oleaje se rompe a nuestros pies hasta el desembarco en tierra firme.-

Un sencillo "oooh" se escapó de los labios de la chica mientras que la tristeza desaparecia lentamente de su rostro, truncandose por ilusion.
-Dame unos minutos y estaré lista.-comentó con una sonrisa sincera asomándose por sus comisuras.


(Ale, esta es la primera parte de dos de la actualización de esta vez :3 espero que os guste pero os dosifico la lectura esta vez xD mañana, más pero no mejor.)

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す           争            基         ま
べ           は            づ         す
て           欺            い          。
の           瞞            て          
戦           に            い          

Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
Leonart
Leonart

Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Personajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :
Heridas:

Ulterania - Página 2 Empty Re: Ulterania

15/11/13, 06:02 pm
Toima

Jadeaba forzosamente. El corazón le latia violentamente en el pecho. Cerró el puño y arrancó unas briznas de hierba amarillenta. Sudaba y le dolia la garganta de gritar. Sabia que iban a aterrizar del mismo modo que en el último viaje, pero el saber su destino no le hizo prepararse para aquello. Casi se puso a besar la tierra cuando consiguió soltarse del pájaro. Limpiandose el sudor de la frente y respirando forzosamente señaló a Vac y le habló, con voz débil.
-¡A partir de ahora...!-le costaba hablar.-¡No más viajes en pollo!-se acabó por levantar, barriendose el polvo y hierbajos de los pantalones-¡Ni uno más!-

Habian aterrizado en una isla diferente aquella vez. Guiado por un Toima al borde de un infarto del corazón, habian tomado rumbo hacia una enorma isla que se perdia en el horizonte. Toima entonces sacó un mapa plegado a conciencia y hundió su nariz en él. Siguiendo las rutas que podian tomar con los dedos mientras murmuraba entre dientes hasta finalmente guiarlos al siguiente destino. Por lo poco que le contó Toima, iban a tomar un transporte automatizado, ya que Toima no estaba seguro si tendrian de esos en la Tierra y su explicación dejaba mucho que desear. Por lo poco, podia intuirse que era una especie de hibrido entre tren bala y montaña rusa.
Le explicó a su vez que Vac deberia camuflarse para poder continuar, un punto que se le olvidó aclararle antes de ir a Ulterania, pero que el griego supo solucionar de nuevo, con magia. La solución aunque inesperada y acertada, dejó algo inseguro a Toima. A sus ojos podia ver que claramente era Vac, pero una vez más, sus ojos no eran como los de todo el mundo. No comentó nada y emprendieron una marcha através de llanuras de pastos amarillentos. Ocasionalmente se cruzaron con granjeros de rasgos Mesara y más adelante encontraron pequeños reductos de población, tambien Mesara que se dedicaban sobretodo a la ganaderia, pastoreando grandes rebaños de lo que podian parecer escarabajos lanudos gigantes, parecidos a las ovejas terricolas hasta que no se fijaba en los queliceros, las múltiples patas segmentadas y las antenas. Además que hacian un ruido de rebaño parecido a un claqueo más que a un balido. Pensandolo bien, tampoco se parecian demasiado a las ovejas.
Varios de los granjeros, ganaderos y agricultores con los que se encontraron les dirigieron miradas de asombro y vacilantes pero no demostraron miedo o detuvieron su trabajo. Los miraban como si fueran una vista rara por aquella zona.
Si bien Toima podria haber explicado algo de lo que se desarrollaba a su alrededor, no dijo nada y seguia andando. Se habia cambiado antes de entrar a aquellos campos y ahora lucia una camiseta gruesa por debajo de su sudadera agujereada y en la cara llevaba unas gafas de sol simples sacadas de la Tierra. Además, llevaba guantes que claramente no habian sido diseñados para unas manos tan grandes y presentaban aberturas aqui y allá. Disfrazado, el ulterano los guió ante lo que parecia una pequeña población estancada en el tiempo, pero aun así, podian verse rastros de civilización aqui y allá, como pequeñas naves monoplaza levitando por el aire y otras máquinas de diferentes propósitos.
Abrió el mapa una vez más y, tras contemplarlo un par de segundos más, llegaron ante lo que parecia un ayuntamiento local, donde encontraron, otro mapa, esta vez digital. Mientras el ulterano se peleaba con él, en un intento de comprenderlo mientras aporreaba sobre la pantalla táctil y maldecia en un claro rocavarancolés, Vac podia explorar la gente ir y venir por la calle. Si se fijaba bien, podia ver que la mayoria de los habitantes eran Mesaras puros, algunos hibridos con raices Intara o Ibolenses. Estos compartian normalmente las calles como era normal en los pueblos, allá en la tierra. Algunos se saludaban al verse, otros iban solos a sus asuntos, otros conducian, pero quizás, lo más remarcable que podia apreciar el griego mientras permanecian expectantes que Toima lograse encontrar sus dotes de informatico latentes, era que los ocasionales Intara que se encontraban, puros o híbridos, eran evitados por la población local.
Se movian por las calles como almas en pena, con ropas viejas y gastadas y normalmente sucios, como vagabundos y la gente les evitaba como si tuvieran la peste. Si uno se ponia en un lado de la calle, automáticamente los demás cambiaban a la otra acera. Aquello parecia ser un trato establecido y a nadie parecia importarle.

Con una exclamación, el ulterano soltó una risotada, extático. Palmeando el griego, le informó de que ya sabia donde tenian que ir y sin meditarlo más, pusieron rumbo al siguiente lugar, donde se encontrarian con aquel extraño tren. El edificio en cuestión era uno de los más largos y altos de la pequeña población. Disponia de varios andenes de los cuales salian largos trenes flotantes potenciados por algun tipo de energia que les hacia flotar por encima de aquellas vias metálicas. Antes de acceder a los trenes, habia una verjas metálicas y, para salvarlas, debian pasar por una cabina con una pequeña puerta falsa que regulaba el tráfico de entrada y salida de los seis andenes que componian la estacion. Tras el mostrador, habia una ulterana con el pelo recogido, de rasgos Mesara y con los ojos azules, de Neuvlm. Toima se dirigió a Vac, aclarándole que él se encargaria de conseguir los billetes. Aclarandose la voz, se dirigió hacia la taquilla con pasó que consideró elegante pero que era tan elegante como el lago de los cisnes bailado por hipopótamos. Llamó la atención de la taquillera que le empezó a mirar por encima de las gafas con una mezcla de curiosidad y cansancio.
-Vesser ve'rah.-saludó el ulterano.-Ware to ga sinhi treme vass ir bolen-karia.-le pidió educadamente a la mujer mientras se señalaba a sí mismo y a Vac a pocos metros. La mirada de la mujer se llenó con sospecha y comenzó a hojear entre una pila de panfletos duros con parsimonia. Mientras lo hacia, respondió al albino.
-Troiga to ga, vasse?-preguntó con desgana.

-Ia, gas to zarsha. Veki nore toiga. Ware to ga Insterquia.-le contestó, algo sorprendido, y al poco añadió.-Gaki wa Urruquius, tas te Geme.-de nuevo, señalandose a si mismo y luego al griego.
La risa borbotó en la garganta de la ulterana pero se calló al poco.
-Zase, vir quen dessa.-dijo. Parecia que se estaba disculpando.
Toima respondio negando con la cabeza.
-Iga, iga. Geme ware to sen zakka.-contestó, quitandole importancia.-Gare ga te ite, norsi ware to ga! Ga tora tokeden, vas te notten!-y a continuación, se golpeó la cabeza teatralmente. Aquello se ganó una risa más disimulada de la mujer mientras miraba de reojo al griego.
Todo apuntaba que estaban hablando de él. La ulterana le dió dos tickets al albino y este volvió con aire triunfal hacia el griego.
-Otra cosa en la que tenia razón...-comentó de pronto con un aire triste mientras le daba uno de los boletos al griego.


Última edición por Leonart el 17/11/13, 10:25 pm, editado 1 vez

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す           争            基         ま
べ           は            づ         す
て           欺            い          。
の           瞞            て          
戦           に            い          

Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
Red
Red

Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tiene
Personajes :
Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
Saren: Selkie roc idrino.
Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
Sekk: Berserker ulterano.
Remilo: Brujo del cobre irrense.
Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.

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17/11/13, 09:55 pm
Vac se despidió de Feliks mientras Toima maldecía en el suelo, competamente agitado. El hado le ignoró deliberadamente mientras una sonrisa burlona se extendía por su rostro y observaba al fénix desaparecer por el portal de vuelta a Rocavarancolia. Era una tontería llevarlo con ellos, y no sabía cuanto tiempo les iba a llevar aquella expedición, así que lo mejor era que el ave regresara a casa. Habían aterrizado en una isla mucho mas grande que la de la última vez, tanto que su extensión se perdía en el horizonte. El griego esperó pacientemente mientras el argos recuperaba la vertical y hundía el rostro en un mapa murmurando entre dientes, visiblemente molesto. No tardaron en ponerse en marcha mientras Toima le explicaba que iban a tomar un trasporte automatizado, un cruce entre tren bala y montaña rusa. Al chico no parecieron molestarle los inexistentes intentos de ponerle al día sobre lo que iban a hacer, y no le dio importancia al hecho de que Toima lo trataba como si no tuviera ni idea de que le estaba hablando. Estaba claro que el albino no sabía nada sobre tecnología humana, y el hado no le iba a dar una clase en ese momento.

Cuando el ulterano tocó el tema del camuflaje, Vac acudió a su nuevo amuleto y no tardó en crear un ilusión sobre si mismo. A ojos de cualquier observador ahora parecía un ulterano normal, o todo lo normal que podía parecer un watarhré de algo mas de dos metros. Su pelo había ganado en longitud y había adquirido una tonalidad blanca ligeramente plateada, y sus ojos se habían vuelto azules, un rasgo típico de los Neuvlm. La solución no parecía convencer al argos, que era capaz de verle tal y como era gracias a su trasformación, pero el hado le restó importancia y continuaron su camino. Durante su marcha a través de llanuras de pastos amarillos, se toparon con varios granjeros de rasgos Mesara, para llegar mas tarde a algunos núcleos pequeños de población donde se dedicaban principalmente a la ganadería. Sus rebaños eran bastante extraños, y aunque el griego estuvo tentado de pararse un par de veces a dibujar a una de aquellas extrañas criaturas insectoides con complejo de ovejas, logró contenerse y siguió interpretando su papel, sin dejar que la curiosidad se reflejara en su rostro. No se le pasaban por alto las miradas de asombro de los lugareños, pero conocía bastante sobre la cultura ulterana para saber que un par de watarhé no eran una visión frecuente.

Al cabo de un rato los dos rocavarancoleses llegaron a una población un poco mas grande que las anteriores, y el hado se dejó guiar por el argos mientras observaba a su alrededor. El pueblo parecía estar estancado en el pasado, pero se podían apreciar varios avances tecnológicos como pequeñas naves monoplaza y diversas máquinas con diferentes propósitos. El ulterano sustituyo su mapa de papel por uno digital frente a lo que parecía un ayuntamiento, y mientras se peleaba con el, Vac se dedicó a observar a la población. La mayoría eran claramente Mesara, pero se podían apreciar rasgos Ibolenses e Intara aquí y allá. El humano fue testigo de primera mano de la discriminación hacía estos últimos, viendo como la gente se cambiaba de acera cuando iban a cruzarse con alguno de dichos mestizos; y también fue consciente de que a nadie parecía importarle. No sabía que pensar, era consciente de lo diferentes que podían ser las culturas entre los mundos vinculados, pero un desprecio así hacia toda una raza tenía tientes de nazismo. La risotada de Toima le indicó que este había encontrado lo que buscaba, así que se pusieron en camino de nuevo, dirigiéndose esta vez a un edificio mas alto y largo. Era presumiblemente la edificación mas importante de aquella localidad, y no era otra cosa que una estación de tren. El griego observó con curiosidad aquellos vehículos, llegando rápidamente a la conclusión de que era muy parecidos a los trenes bala magnéticos que tan habituales eran en Japón. Se abstuvo de hacer comentarios, sin embargo, cuando se acercaron a la taquilla que permitía el acceso a los trenes y Toima dijo que se ocupaba de todo.

Vac asistió en silencio a la conversación del argos con la ulterana del mostrador, sonriendo ligeramente cuando esta le dedicó alguna mirada disimulada. No reacciono a sus risas de ninguna manera, pero cuando el albino regresó con el boleto y se lo tendió, el griego habló en un impecable ulterano.
-Tarte tore nokke, vasci, uga'sara oel it nat il -comentó, dándole un capirotazo en la frente y empujándole hacia el andén mientras le guiñaba un ojo a la recepcionista.
Leonart
Leonart

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18/11/13, 05:15 pm
Toima

El ulterano se sobresaltó enormemente al oir al hado hablar en un claro ulterano. Recibió la toba en la frente sin inmutarse. Tardó bastante en localizar el origen de aquel misterio. Una especie de coso-raro-magico que llevaba encima el griego desprendia unas vibraciones muy raras, algo que Toima no sabria cmo explicar a ciencia cierta pero que sus tripas le decian que era la causa. Acabó barriendolo bajo la alfombra y suspirando. Su cara de incredulidad duró unos segundos hasta que finalmente estalló en risas.
-¡Suenas como un pijo de la capital!-las carcajadas murieron entonces mientras Toima les guió al andén correcto mientras seguia hablando con el griego.-Si llego a saber que podias hablar no me habria tomado el tiempo para inventar una historia creible.-

Y entonces esperaron al tren aproximadamente media hora. E iniciaron un viaje un tanto largo que les llevó casi tres horas. Durante el viaje Vac pudo apreciar que estaban sentados en algo parecido a la primera clase de la Tierra y que si querian podian pedir bebidas y comidas gratis. Los asientos podian transformarse en camillas con una palanca y Toima se pasó gran tiempo del trayecto durmiendo para luego al despertarse beber hasta volver a coger sueño. Vac pudo apreciar que los railes a veces atravesaban montañas, se elevaban en el aire y hasta a veces se sumergian en el agua, mostrandole el fondo marino desde su misma ventana. La primera parada en la que se bajaron en una ciudad marítima de color perla que, aunque dotada de tecnologia avanzada y bañada con un lugar de aparente valor turístico con sus aguas de un color zafiro cristalino, no disponia de grandes edificos o rascacielos y parecia más bien un complejo de viviendas y urbanizaciones destinadas a la tercera edad, pues apenas podia verse a gente joven por la calle.
Toima se bajó con el rostro serio y comenzó a andar sin girarse, pues sabia que Vac le estaba siguiendo. En ningun momento le dijo a donde se dirigian o a que venian a ese complejo residencial de retiro para la tercera edad. Tan solo seguia andando y si Vac se paraba a preguntarle el ulterano hacia oidos sordos y seguia camiando entre las casas. Esta vez para guiarse usó el aparato que habia obtenido de su última visita y lo conectó a la red. Tuvo que guiarse por él en unas tres ocasiones hasta finalmente encontrar el edificio que estaban buscando. Parecia uno como cualquiera, así que sin duda Toima buscaba a alguien en particular en aquel edificio numerado como el treinta y uno. Le pidió a Vac que le esperase fuera y, sin girarse, se adentró en él.

No le costó mucho encontrar la habitación. De sus ojos pocas cosas escapaban y aquellas paredes pintadas de azul cielo no suponian mucho esfuerzo para él. Ahí estaba postrada, como una sombra de su pasado ser, una mujer que probablemente habia envejecido cincuenta años en los ultimos diez, atada a varias máquinas que la mantenian con vida. Dos sonidos traqueteantes indicaban su respiración y ritmo cardíaco resonaban en la habitación, custodiada por nadie. En general la seguridad en aquel complejo era bastante baja y, habiendo despachado las pocas cámaras que habia dentro, nadie le interrumpiria en su breve estancia. Acortó la distancia entre él la camillia de la anciana. Aquella mujer que tanto habia respetado y venerado, la primera persona que no le habia dado la espalda como los demás y él... él no habia hecho nada para ayudarla. Sobretodo le dolia contemplar su parcheada mano izquierda, falta de gran parte del dedo índice y el corazón. Aunque Toima le dolia el hacerlo, con lágrimas en sus múltiples ojos, empapando la ropa por encima, él sabia que debia hacerlo. La vida no habia tratado bien a Mishara, su primera maestra. La única persona en toda su vida que habia aguantado con él más tiempo, aun a costa de dos de sus dedos. No habia vivido una vida fácil asi que por lo menos se merecia una muerte digna y no una muerte lenta y agonizante mantenida por un puñado de máquinas.
Cuando arrancó el enchufe las máquinas entraron en frenesí y comenzaron a montar un escándalo, alertando a todo el personal médico del edificio. Toima permaneció unos segundos absorto en contemplar la vida escapar de la mujer. Aquella seria la única vez que estaba matando a alguien para ayudarle y por desgracia, no experimentó ningun tipo de limpieza interior. Lo que estaba haciendo después de todo, era privar una vida, lo único que habia sabido hacer toda su vida. Acarició un carrillo a la anciana mientras forzaba una aparatosa sonrisa.
-Soy más fuerte.-dijo al fin y sintió una paz inmesurable.
Los enfermeros y médicos aporreaban aquella puerta, cuya clave para entrar se hallaba destruida y no leia las tarjetas que normalmente les permitirian entrar. A través de la puerta Toima pudo apreciar como se disponian a derribarla y acceder a la sala. No se tomó más tiempo. Saltó hacia la ventana y se descolgó por ella, dedicándole una última mirada a la anciana antes de descolgarse y echar a correr por el patio y dando la vuelta al complejo volvió a alcanzar a Vac que, con la voz tomada, le dijo que debian de salir de ahí cuanto antes.
De vuelta al tren, el viaje les llevó menos de dos horas esta vez. Igual que antes, en el territorio Neuvlm, Toima se guió con su Dispositivo de Virtuolocalización por Onda y esta vez llevó a Vac a un edificio de aspecto remodelado a la antigua, algó así que podia recordar a la arquitectura dórica griega, con grandes pilares soportando un edificio aún más grande. De nuevo, Toima le instó que Vac aguardara en la entrada solo que esta vez le pidió que si algo saliese mal, le esperase en el tejado.
Esta vez usó garfios y escaló desde un callejón contiguo para parapetarse sobre el techo acristalado del museo. Acostumbrado a aquella tarea, se lo tomó con calma y precisión hasta lograr descolgarse hasta el sótano, habiendo explotado todos los puntos ciegos de las cámaras y otros sistemas de seguridad que pudo encontrar, que fue tarea fácil gracias a su vista. Se adentró en las cámaras acorazadas de seguirdad el museo y no tardó en encontrar aquella nauseabunda pintura. En ella, se podian ver claramente a una pareja de ulteranos engalardonados con fina ropa, estaban formando un baile y se notaba que faltaba una figura que habia sido pintada por encima. Pudo reconocer a su padre en la figura y su cara se entornó en una mueca de odio e ira. Sin embargo, no tenia mucho tiempo. La alarma silenciosa ya habia saltado y tenia los segundos contados antes de que llegara la seguridad a investigar la brecha. Recortó la figura de su madre y guardó ese trozo de lienzo en sus bolsillos. Prendió fuego al resto del cuadro con una sonrisa de satisfacción. Justo vio como la seguridad aparecia al final del pasillo.
-Soy más listo.-dijo. Les tendió una emboscada. Tres hombres armados fuertemente avanzaban con las armas desenfundadas y los seguros quitados. Iban a disparar a matar. Esperando en el giro del pasillo alcanzó al primero al cual consiguió desarmar con facilidad y en menos de un segundo le inmovilizó con un brazo y sus tentáculos para apuntar a los otros dos con el arma del primero. Por supuesto, aquellos guardias no iban a vacilar sobre disparar sobre su compañero o no. Tenian un deber que cumplir y el desgraciado guardia que servia de escudo de carne sabia muy bien que estaba muerto. Toima fue más rápido y mató a uno de una ráfaga a corta distancia al cuello. El otro sin embargo dio buena cuenta del escudo de carne y lo atravesó vaciando el cargador sobre el brazo y costado izquierdos de Toima mientras este se le abalanzaba y le hundia un cuchillo en la cara.
Sangrante, se agarró el costado maldiciendo por las heridas y el dolor. No habian sido fatales, pero el sangrado era muy feo y escandaloso. Recogió dos rifles y se guardó todos los cargadores que llevaban encima. Cargandoselos a la espalda, probó a salir por una de las ventanas, pero como habia predicho, el lugar se habia cerrado a cal y canto a la primera señal de violencia y ahora unas densas planchas de titaneo cubrian todas las salidas, menos la que habia creado el argos para entrar. Subiendo por los garfios, varios guardias intentaron abatirle a tiros pero solo lograron hacerle heridas superficiales, sobretodo por las protecciones metálicas que llevaba bajo la ropa y al pésimo entrenamiento de disparo que tenian aquellos guardias que eran más disuasorios que otra cosa.
Arrancando la, ahora débil plancha, que cubria aquel segmento de techo, alzó el brazo, exhausto y dejó que el griego lo sacara tirando de él. Entonces si que deberian correr y usando la magia y Vac volando, lograron aterrizar en el mismo callejon por el que Toima habia ascendido y descendieron por una alcantarilla que no olia todo lo mal que se podia esperar de un lugar como ese.
-Perdón por ser tan repentino... Si nos movemos rápido, no nos encontrarán, manten la cabeza gacha y... respira por la boca...-dijo mientras le guiaba a través de las galerias interminables del sistema de alcantarillado de aquella ciudad mientras cojeaba por sus heridas que lentamente dejaron de sangrar, crudamente vendadas. Entonces sacó de su bolsillo el trozo de lienzo y contemplo, más detalladamente el retrato de su madre. Parecia una mujer que daba miedo y, al lado de su padre, sin duda aparentaba que habia que tenerle más miedo a ella que a él. Unos ojos color carmesí que parecian poder apuñalarte en cualquier momento en contraposición a los ojos azules de su padre que denotaban felicidad y ambición. Aquello era lo más cercano a su madre que podria tener nunca, pues su única fotografia existente estaba en manos de su padre y aquello era un asunto para otro día. Iba tan centrado en observar aquel trozo de lienzo que se dió con una tuberia y maldijo en voz alta.

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20/11/13, 10:36 pm
Un media sonrisa fue la única respuesta del hado a la pulla que le lanzó el argos, y después se sentaron a esperar el tren. Este no tardó mas de media hora en llegar, y cuando estuvieron instalados en sus respectivos sitios, el griego pudo apreciar que viajaban en algo similar a la primera clase humana. Pidió algo de beber y se limitó a observar el paisaje cambiante mientras el albino dormía un rato, memorizando los distintos terrenos por los que pasaron y preguntándose que tipo de energía impulsaría aquel vehículo, permitiendole ir tanto por encima como por debajo del agua. El trayecto duró tres horas, y el destino dejó un poco descolocado al hado: ¿qué buscaba el argos en un complejo residencial para la tercera edad? Desistió de sonsacarle nada cuando el ulterano continuó caminando sin contestar a sus preguntas por tercera vez, y decidió esperar a un momento mas oportuno. Con la ayuda de un ordenador de muñeca, el que le había sustraído al desafortunado soldado con el que se habían topado en su última expedición, el albino se guió por la ciudad hasta localizar un edificio en particular, y tras pedirle que esperar fuera, se internó en el.

Vac maldijo por lo bajo, mascullando algo sobre garrotes y cráneos duros antes de apartarse de la entrada y ocultarse un poco de la vista. Lejos de miradas indiscretas, el hado tejió un hechizo de niebla mágica ante sus ojos y se dispuso a observar al argos tras asegurarse de que no había nadie cerca. Lo hacía en parte por estar al tanto si liaba alguna, pero también sentía curiosidad por lo que pretendía hacer allí. El griego vio como el albino desconectaba a una anciana de las maquinas que le mantenían con vida, y fue testigo de como el personal de la residencia trataba de echar la puerta abajo. Maldijo de nuevo, deshaciendo el hechizo y reuniéndose rápidamente con Toima, que había saltado por la ventana. Se pusieron en marcha rápidamente y regresaron al tren sin llamar la atención. Las ganas de preguntar volvían a acosarle, pero se contuvo de nuevo y mantuvo un silencio hosco durante todo el viaje.

La segunda parada fue en territorio Neuvlm, y el viaje solo duró dos horas. Siguiendo las mimas pautas que la vez anterior, Toima los condujo hacia un edificio que tenía toda la pinta de ser un museo. Esta vez el argos le pidió que esperara en el tejado por si tenían que huir rápido, y tras ver como se colaba en un callejón y escalaba hasta una ventana, el griego suspiro y voló hasta el tejado tras asegurarse de que no había ojos indiscretos en los alrededores. Volvió a trazar el hechizo de niebla mágica y observó las evoluciones del argos en el interior del museo, enarcando una ceja al ver que era un cuadro lo que le había llevado hasta allí. El albino rajó la pintura, llevándose un trozo, y quemó el resto con una sonrisa de satisfacción en el rostro. En ese momento saltaron las alarmas, y en unos segundos se le echaron encima tres guardias. No tuvo demasiados problemas para deshacerse de ellos, pero le hirieron en el proceso, y cuando escaló la pared de la habitación en la que estaba para llegar hasta el tejado, recibió unos cuantos disparos mas. Vac tiró del ulterano en cuanto asomó por la abertura en el tejado, y sin mediar palabra lo bajó hasta el callejón con un hechizo de levitación, saltando después tras él.

La ruta de escape resultaron ser las alcantarillas, y hacia allí bajaron, perdiéndose en la oscuridad. Avanzaron en silencio con rapidez, respirando por la boca. Al cabo de un rato, Toima se golpeó la cabeza con una tubería por ir pendiente del trozo de cuadro que se había llevado, momento que el hado aprovechó para detener la marcha unos instantes. Había visto como el albino se vendaba las heridas de forma bastante cuestionable, y por lo pronto el hado no tenía ganas de verlo hecho una piltrafa.
-He aceptado venir aquí sin que me expliques el motivo, te he seguido de un lado a otro sin obtener ninguna respuesta a mis preguntas, y para colmó hemos tenido que salir por patas porque decir que has llamado la atención sería quedarse corto. Ahora no estoy de humor para tus chorradas contra la magia, como intentes impedir que te cure esas heridas te dejo inconsciente y te arrastró de vuelta a Rocavarancolia, ¿está claro? -preguntó con el ceño fruncido, y sin esperar respuestas procedió a cerrar los disparos.

Durante los siguientes minutos el chico se limitó a murmurar por lo bajo mientras trazaba los gestos de los distintos hechizos curativos sobre las heridas del ulterano.
-Te he dejado las cicatrices, ya se cuanto te gusta presumir de ellas, y si lo que quieres es experimentar el dolor, yo mismo te abriré unos cuantos cortes cuando volvamos a casa. Por el momento tienes que estar entero para hacer lo que sea que hayas venido a hacer, y seguro que un montón de heridas infectadas no vendrían bien -comentó, mirando significativamente el agua sucia con deshechos flotando que les rodeaba-. ¿A donde vamos ahora? -preguntó, empezaba a estar harto de aquel olor.
Leonart
Leonart

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21/11/13, 01:32 am
Toima

Era bien consciente de que el hado le estaba curando. No solo lo estaba contemplando con sus propios ojos, sino que se sentia cada vez con más fuerzas y menos dolor. Como de costumbre, tan solo se limitó a gruñir y a no colaborar a que fuera curado, pero sin oponerse directamente al hechizo. Es más, tenia más razones para aguantar la magia del griego un rato más. Lo que le descolocó fue la bronca que le cayó entonces. No dijo nada a modo de réplica y tan solo se centró en no pensar en las nauseas que le estaban causando el viaje.
Se limitó a contestar a su pregunta.
-A matar a un tipo.-dijo sin emoción alguna.

Tras un entramado bastante enrevesado, y guiados por los ojos de Toima, los dos monstruos se arrastraron por unas alcantarillas más entramadas, siguiendo un riachuelo de porqueria que les llegaba hasta los tobillos. Finalmente Toima dio el alto y comenzó a rebuscar en su mochila hasta sacar unas pequeñas cargas explosivas que adhirió a las dos paredes de aquella tuberia y, tras retirarse a una distancia prudente, las detonó, haciendo que la tuberia saliera por los aires, o al menos parte de ella, lo suficientemente grande para que pudieran salir.
Una vez fuera pudieron apreciar que estaban cerca del mar, el entramado de alcantarillas continuaba hacia lo que parecia una depuradora de aguas y luego de vuelta a la ciudad. Los trozos de la tuberia que habian volado estaban desperdigados por el litoral. Toima entonces volvió a hablar, respirando hondamente el aire limpio del exterior.
-No tardarán en averiguar sobre la averia.-dijo recogiendo sus cosas.-Tenemos que darnos prisa.-

Entonces caminaron al borde de los acantilados con el agua zafiro cristalino rompiendo contra las piedras con fuerza. Podia adivinarse mal temporal pero no les afectaba en lo más minimo ya que correrian a favor de este. Se plantaron ante un pequeño puerto, de aspecto privado, y Toima los coló a ambos, saltando ciertas medidas de seguridad. Una vez dentro, Toima eligió uno de los botes, un pequeño yate privado que se encontraba atracado y le hizo un puente sin mucha dificultad. Aunque la alarma saltó durante unos segundos, pronto se calló y Toima comenzó a conducir aquella pequeña embarcación. No se le notaba estar muy concentrado en su tarea, pues perdió el control de la embarcación en numerosas ocasiones en las que aprovechó para vomitar por la borda, para luego alejarse con pavor de esta al contemplar su reflejo en el agua.
Toima entonces informó a Vac que el viaje no seria muy largo pero que se podia poner cómodo, su objetivo era una de las islas menores de aquel archipielago, una propiedad privada, de una especie de alta sociedad. Mientras le explicaba, conectó el piloto automático y se puso a buscar pastillas contra el mareo, pero encontró algo mucho más diferente. Un minibar. En él habia varias botellas identicas de un licor amargo de aspecto bastante caro. Tras ofrecer a Vac un trago, descorchó una de un bocado y se pimpló mitad de su contenido de un solo trago.
Algo más relajado, volvió a tomar el timón y navegó sin distracciones hasta alcanzar la isla. Se paró a algo más de media legua del pequeño puerto del cual disponia. Si Vac se fijaba bien, una gran mansion a modo de casa de campo se alzaba entre bellos jardines azulados con flores de múltiples tonos de cerúleo. Contaba con un establo, playas privadas un pequeño bosque.
Toima paró los motores en seco y se giró hacia el griego. Descolgando uno de los rifles y una buena cantidad de cartuchos, los apoyó en una mesa cercana al griego, haciendole entender que los cogiera.
-No se va a dejar matar por las buenas, eso te lo garantizo.-

Dudó sobre como expresarse a continuación, pero tras meditarlo un rato, habló.
-No se si entendies muy bien como funcionan estas...-dijo palmeando el costado del rifle. Rebuscó en su bolsillo una bala y se la mostró-Disparan esto, que van dentro de estas.-dijo mientras le enseñaba un cargador.-Cuando se acaban, tiras de la revista... así...-le explicó, cambiando el cartucho del rifle delante de él.-Y se disparan tirando de esto.-dijo, rozando el gatillo del arma.-Te haria una mejor explicación en cualquier otro momento, pero no tenemos tiempo para entretenernos... Si ves que es muy complicado defiendete como mejor veas, pero no dejes que te den. Y... si usas magia...-dijo con cierto resquicio en sus palabras.-...haz que no se note, quema los cuerpos, transformales en rana y luego pisalos, me da igual, pero no mueras.-

Encendió los motores y, a medida que se fueron acercando, salieron a recibirle otros tres watahrés, mejor armados y protegidos que ellos, liderados por un tipejo algo enclenque y remilgado que andaba dando saltitos cada pocos pasos con un aire de superioridad que no terminaba de coordinar con los tres gigantes que llevaba andando detrás de él. Anclaron en el puerto y al final de este, les esperó su comitiva.
-Joder...-maldijo en voz baja.-Son lanzas de energia, esas cosas te golpean y te carbonizan, ten cuidado, tambien disparan. No podremos usar los rifles con estos.... A mi señal, acabamos con ellos.-le dijo rápidamente mientras salian de la embarcación. Los tres watahrés que escoltaban al menudo ulterano estaban armados con las susodichas lanzas de energia. Aparentemente, no se podian diferenciar en con una lanza normal y corriente, salvo por la punta que era hueca y tenia marcas de enfriamiento, además, el arma en si estaba recubierta de algun metal, que la hacia bastante más resistente que una lanza común de madera. Aparte de eso, tenian pistolas en cartucheras y un casco metálico cubria sus cabezas, además de un kevlar completo en el pecho y largas capas blancas. El menudo ulterano no parecia llevar nada, pero si que portaba una pistola corta entre sus prendas. Aparte de eso, nada más remarcable fue lo que le cantó el ulterano al griego antes de que anduviesen en dirección a ellos.
A los pocos metros, el menudo ulterano les detuvo.
-Saludos hijos de Ul, explicad vuestra intención de visita sin aviso previo y profesad vuestro rango y posición.-les exigió con una voz chillona.

Toima asintió mientras se doblaba para hacer lo que parecia una reverencia apropiada a modo de respuesta.
-Mi nombre es Toima, hijo de Tenvrai el alto.-comenzó contestando mientras se quitaba las gafas de sol y las arrojaba.-Mi compañero es un alienigena de un planeta muy raro en el que se mutila el pelo y comen fruta sin sufrir cagaleras.-finalmente se incorporó con una sonrisa taimada describiendo su cara, revelando la falta de ojos en esta.-¡Y ambos somos monstruos de un lugar que vosotros os atreveriais a llamar infierno!-
Frente a la sorpresa de la revelación no le costó arrojar uno de los kpingas de su cinturón hacia la garganta de uno de los watahrés, sesgándola casi instantaneamente, haciendole caer abrazandose la garganta abierta aparatosamente y pataleante mientras la vida se le escapaba latido a latido. No perdió el ritmo y desenfundó la pistola de entre su pelambrera. Abriendo fuego dos veces, logró impactar una en la cara y otra en el pecho de otro de los ulteranos. Este, antes de caer paralizado, logró disparar un tiro de su lanza que esquivó la cabeza de Toima por muy poco, quemándole parte de la melena. Con un gruñido a modo de canalizar su dolor, comprobó como Vac se deshacia del tercero y avanzó rápidamente para perseguir al menudo ulterano que se estaba escapando. Tras darle caza y cortarle la mano con la que sujetaba su patética pistola le aplastó la cabeza con la bota, llenandosela de sesos y sangre.
Se giró hacia el griego y fue entonces cuando se descolgó su rifle y le quitó el seguro.
-Ahora es cuando toca usar estas.-dijo palmeando la cubierta.

Irrumpieron en la casa de campo tirando la puerta. Multiples criados huyeron ante la vista de las dos enormes figuras ensangrentadas atravesando el umbral con violencia. Los primeros dos guardias que se encontraron, fueron abatidos sin darles acaso una oportunidad por dos tiros de Toima, poniendo un grito de júbilo en el aire al hacerlo.
-¡No he perdido mi toque!-exclamó, cambiando a disparo semi automático.
Subieron el primer tramo de escaleras. El plan era sencillo. Toima habia escaneado el edificio de arriba a abajo y habia logrado identificar a su objetivo en una de las salas del tercer piso, pero la mayoria de la guardia que quedaba se encontraba desorganizada en el segundo y primer pisos. La parte de Vac consistia en atrincherarse al fondo del pasillo que conducia a las escaleras del tercer piso mientras y mantener su posición. Toima mientras se encargaria de abrirse paso entre lo que se encontrase, matar a ese tipo y luego escapar de vuelta al barco hacia la última de sus paradas.

Pronto aquella casa de campo se volvió una masacre. Aquellos guardias, en su mayoria watahrés pero sobretodo mercenarios, eran bastante verdes comparados con el ulterano y su ahora mejorado cuerpo tras la bendición de la Luna. Eliminaba a sus presas con una eficacia animal y una frialdad asesina, hasta que finalmente paso a la sala en la que se encontraban el noble y su séquito. Todos estaban tan borrachos que ni habian oido el tiroteo y canturreaban y seguian bebiendo ignorantes de su situación, ignorantes del gigante albino que les miraba como si trozos de carne animada se tratasen. Toima pulsó el gatillo y en breves ráfagas, todos dejaron de moverse, y las paredes se tintaron de carmesí.

Bajando las escaleras como una exhalación se reunió con Vac y le ayudó a expulsar al resto de atacantes. De nuevo, el tiempo corria en su contra, y la tormenta se cernia sobre ellos. Volvieron al bote, pero justo antes de irse, el ulterano gastó gran parte de sus explosivos en aquella casa, asegurandose de que no quedase piedra sobre piedra. Con un estruendo, dejaron la isla. La fuerte lluvia, viento y mareos de Toima por el revuelto mar les dificultaron la vuelta a costa. Una vez ahí dejaron el barco a la deriva y se adentraron en el bosque donde encontraron una cueva donde resguarecerse de la tormenta.

-Media ulterania nos persigue ya...-comentó por encima el ulterano como si aquel hecho fuera poco importante, mientras sacaba su saco de dormir y lo extenia en el seco fondo de la cueva.-Mejor será que nos durmamos ya. Mañana ya es el dia de vuelta.-le dijo al griego y se acostó, pero ni pegó ojo en toda la noche ni tenia intención de hacerlo.

Con el romper del alba, el ulterano se encontraba asomado a la ladera de la cueva y exploraba con sus ojos todos los moviemientos del bosque. No habia ninguna señal de que los hubiesen seguido hasta ahí, pero el ulterano siempre paranoico, tenia bastante prisa por alejarse de ahí cuanto antes y, para ello, habia recogido todas sus cosas de antemano y esperaba a que el griego se levantase.

Cuando lo hizo, sin embargo, el ulterano demostró estar completamente grisaceo. Numerosas ojeras surcaban su cuerpo allá a donde se estendieran ojos, al igual que numerosas heridas reabiertas y pobremente vendadas. Sin girarse hacia el hado, le habló cuando este salió de la cueva, dispuesto a salir.
-Vac... Voy a tener que pedirte un último favor.-le dijo. Su voz sonaba seca y tomada. Tan seca y tomada que el haber estado a la interperie durante toda la noche le habia ganado el más tonto de los catarros y en esos momentos moqueaba sonoramente. No tardó en explicar que se trataria.- Necesito que vuelvas a Rocavarancolia; a casa, con los demás... Y que me dejes hacer esto último a mí. Yo... solo.-le soltó, sorbiendo mocos.

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す           争            基         ま
べ           は            づ         す
て           欺            い          。
の           瞞            て          
戦           に            い          

Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
Red
Red

Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tiene
Personajes :
Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
Saren: Selkie roc idrino.
Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
Sekk: Berserker ulterano.
Remilo: Brujo del cobre irrense.
Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.

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24/11/13, 07:07 pm
Vac empezaba a estar harto de aquel olor nauseabundo que les envolvía como un sudario, y cuando  Toima se detuvo y colocó unas cargas de explosivos en una de las paredes después de aquel interminable paseo a través de porquería desechada, el hado estuvo a punto de arrojarse al exterior de cabeza. La brisa marina despejó sus fosas nasales, y agradecido, se mostró mas dispuesto a escuchar lo que tenía que decir el argos. Se pusieron en marcha y caminaron por un acantilado cercano, y al cabo de un rato llegaron a un pequeño puerto privado. El ulterano les coló sin muchos problemas, y después de escoger una embarcación y hacerle un puente, salieron a mar abierto. El objetivo era una isla pequeña de aquel archipiélago, una especie de club de campo pijo (conclusión del griego tras la explicación del argos). Vac asintió y se echó una cabezada tras eliminar los restos de su paseo por las alcantarillas con un rápido hechizo. A pesar de los vaivenes del barco, frutos del temporal y del propio Toima, el sueño del hado fue profundo, y para cuando su compañero le despertó se encontraba mas despejado.

La isla en cuestión estaba cerca, se podía ver en la distancia, pero el argos aprovechó para darle al griego una “clase” apresurada de disparo con armas de fuego. El chico se abstuvo de comentar nada, aunque internamente estaba poniendo los ojos en blanco, estaba claro que el albino no era un entendido en materia de humanos. Cogió el rifle entre sus manos cuando se lo tendió y le echó un vistazo rápido, identificando las partes importantes. El diseño era un poco raro, pero en lo funcional era muy similar a un arma humana. Asintió hacia su compañero y se pusieron de nuevo en marcha, dispuestos a enfrentarse al primer obstáculo que se encontraran.

Este no tardó en aparecer, en las figuras de un ulterano bajito y tres watarhé enormes. Vac no dijó nada mientras Toima hablaba, mirando fijamente al mas grande los tres albinos, que no le quitaba el ojo de encima. El hado le dirigió una amplia sonrisa cuando el argos llegaba al final de su discursó, y cuando el argos reveló su rostro, Vac se lanzó hacia delante con velocidad sobrehumana, reduciendo la distancia con su objetivo a apenas unos centímetros. Con un gesto casi descuidado apartó el arma que su presa alzaba hacía él, para después afianzar los pies en el suelo y encajar el cabezazo como buenamente pudo. A pesar de no estar bendecido por la Luna, el enorme ulterano era fuerte, pero no lo suficiente. El hado proyectó su mano hacía el cuello enemigo y hundió sus dedos en la garganta desprotegida, abriéndose paso entre músculos y tendones hasta romper la traquea y partir la columna con un tirón brusco. Tenía el brazo empapado en sangre cuando se giró hacía Toima, que ya había dado cuenta del resto.

Se pusieron en movimiento, agujereando con los rifles a los guardias que se encontraron por el camino, y cuando el argos le pidió que defendiera un punto y evitara el avance del resto del personal de seguridad mientras el se ocupaba de lo que había venido a hacer, el griego se atrincheró en una esquina y empezó a acribillar a todo imprudente que se acercaba. Si fuera por el habría preferido lanzarse con su espada, pero no era plan de llamar mucho la atención sobre aquel que investigara lo que allí había pasado, así que se limitó a matar a la manera ulterana. No tardó en unirsele Toima cuando hubo puesto en orden sus asuntos, y hombro con hombro se abrieron paso hasta la salida.

Antes de subirse a la embarcación que les había llevado hasta allí, Toima voló la casa por los aires en un último gesto dramático. La tormenta se les echaba encima, y la travesía de vuelta a la costa no fue complicada debido al agua revuelta y al mareo del argos. Vac hizo lo posible por ayudar, y cuando por fin llegaron a tierra, ambos se bajaron del barco aliviados. Después de dejar el yate a la deriva, ambos monstruos se internaron en el bosque, caminando hasta que encontraron un refugio para pasar la noche. Vac no discutió lo de irse a dormir, y el cansancio lo sumió en un sueño profundo vacío de sueños. La luz del alba entrando por la entrada del refugió lo despertó, y cuando salió al exterior se encontró a Toima echó una piltrafa. No había dormido nada, y para colmó le decía que lo que quedaba de hacer lo quería hacer solo.

Vac lo observó unos minutos sin decir nada, sopesando la posibilidad de discutirle, pero sabía que no llegaría a nada, así que sin que le diera tiempo a reaccionar, realizó un hechizo sobre él por segunda vez en aquella expedición. El hado metió la mano por la frente del albino y la sacó por la parte posterior de su cabeza con una pelota de aspecto gomoso y de color gris en la palma de la misma. El sortilegio de vela había eliminado el cansancio del cuerpo del ulterano.
-Vas a necesitar estar en plena forma para hacer lo que sea que quieres hacer -comentó, deshaciéndose de la bolita gomosa con la ayuda de otro hechizo-. Te esperaré cerca del portal a casa, en la isla donde cazamos la última vez, porque no creo que te dejen entrar con una de esas naves voladoras que tanto te gustan, y sería contraproducente que te arrojaran una cuerda desde el cielo, ¿no crees? -rió con suavidad- De cualquier modo recuerda esto: si por cualquier cosa te llegan a atrapar, usa el comunicador -dijo, señalándose su propia muñeca-. No lo recibirán al otro lado del portal, pero lo haré yo, y si se da el caso destrozare a quien sea o lo que sea que se interponga en mi camino hasta encontrarte -aclaró en tono sombrío, para después sonreír con gesto mas relajado-. Ha sonado demasiado solemne, me parece -comentó riendo de nuevo, aunque en el fondo lo había dicho muy enserio-. Procura no tardar -se despidió, antes de recoger sus cosas y ponerse en marcha.

Voló durante un largo rato, poniendo distancia entre Toima y él, alejándose mas y mas del lugar donde había dejado al ulterano hasta que estuvo seguro de que ya no podía verle. Le importaba un carajo que quisiera hacer las cosas solo, no iba a permitir que se matara en su cruzada particular por hacerse el machote. Aterrizó en una ladera montañosa y se sentó sobre un risco, tejiendo un hechizo de niebla mágica antes sus ojos y observando que estaba haciendo el albino. A parir de ese momento lo seguiría a una distancia prudencial, asegurándose de que había suficientes cosas entre ellos para que interfirieran con la visión del argos, preparado para darle alcance si las cosas se ponían feas.
Leonart
Leonart

Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical

Personajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :
Heridas:

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26/11/13, 12:55 am
Toima

Suspiró, cansado, más de espíritu que físicamente cuando notó el hechizo del hado. No dijo nada, ni si quiera se despidió del griego cuando este remontó el vuelo y se marchó y, entonces, comenzó una carrera contra el reloj.
Vac podia observar como Toima se desplazaba marcialmente a través del terreno, sin pararse a descansar ni una sola vez, el ulterano recorrió así varios kilómetros de salvaje antes de llegar a una carretera, sin tomar un respiro, detuvo y requisó el primer vehículo que pasó a punta de pistola y, entonces su carrera aumentó de velocidad. Condujo hasta quedarse sin gasolina, habiendose saltado dos controles arrollando los pasos y matando a los soldados que los vigilaban. Actualmente, gran parte de las fuerzas militares Neuvlm le buscaban como un terrorista peligroso y temerario. Aquello quizás jugase a su favor, pues pensaban que era un simple ulterano tan mortal como los demás.
A decir verdad sus ojos le ayudaron bastante a que no le localizaran en absoluto. Guiado por mapas y su visión, el ejercito no logró cercarle ni una sola vez y para cuando se bajó del vehículo, le habian perdido el rastro. De nuevo a la carrera. Cruzó dos fronteras a través de bosques, neutralizando a todas las patrullas locales que mandaban tras él, dejando un rastro de cadáveres y pertrechandose con cada uno que asesinaba a sangre fría.

Para cuando cruzó la segunda frontera, adentrandose de nuevo en territorio Neuvlm, nevado, el cordón militar era tan fuerte que tuvo que evitar cualquier enfrentamiento y esperar a un momento de flaqueza en la seguridad para colarse. Aquello no pasó hasta la noche, en la que un Toima muerto de frío y entumecido se escabulló de nuevo en nación Neuvlm con tan solo unas orugas tostadas en el estómago cuya obvia vacuidad era molesta para él.

Y entonces empezó otra carrera, en mitad de la noche, interceptó a dos militares con un buggy y, tras deshacerse de ellos usó el vehículo para avanzar por las heladas carreteras del pais, hasta que finalmente llegó a un bastión, de aspecto inexpugnable. Normalmente, tendria tres veces más de soldados custodiandolo, pero debido a los estragos que habia estado causando en todo el hemisferio norte la mayoria habian sido despachados en misiones de búsqueda. Sin duda, si tenia alguna ventaja para realizar aquella misión suicida, era que no le esperarian ahí. Si le juzgaban como un terrorista, lo más seguro seria que le esperasen custodiando edificios, monumentos y personalidades más importantes que las que contenian el antiguo castillo de piedra reforzado con cemento armado. Tallado en la piedra de la montaña, hacia siglos que aquella zona habia dejado de ser una zona peligrosa, pues todos los Terran habian sido expulsados del norte hacia ya tiempo, así que era más un punto de abastecimiento y concentración para diferentes unidades del ejercito Neuvlm.

Aun así, el lugar estaba duramente guardado y los soldados que habia dentro podrian contarse entre las decenas y centenas, y eso deberia de considerarse "casi vacio". Toima se apostó en el soto bosque helado, tirandose al suelo. Rebuscó en su mochila y entre los objetos garrapiñados logró extraer unos prismáticos. La tormenta de nieve no le ayudaba mucho para su visión y aquel utensilio tenia las aplicaciones necesarias para poder estudiar a continuación los patrones. Y así se pasó horas, mirando por los prismáticos y estudiando los movimientos, las guardias, los relevos, cuando recibian nuevos camiones con provisiones, las idas y venidas de bloques militares que salian en su búsqueda en alguna tierra lejos de ahí. Para cuando tuvo un plan bien trazado, ya era mediodía del día siguiente. Se moria de hambre pero dudaba si moverse en plena luz del día seria una buena opción. Por suerte, un conejo estaba olisqueando en una zona cercana y logró abatirlo sin hacer el más mínimo ruido. Tras limpiarle las barbas y el pelaje se lo comió crudo, bocado a bocado, mientras repasaba mentalmente su plan y miraba por los prismáticos.
En cuanto cayó el sol, entrada la tarde, el ulterano hizo su movimiento. Escalando la escarpada roca, con los dedos morados del frío, logró acceder a la zona menos custodiada de la muralla exterior. Logró una muerte limpia y silenciosa con el guardia que, cada tres minutos patrullaba la zona y arrojó su cadaver al otro lado del muro, haciendose que se despeñara entre la ventisca y la caida, para perderle de vista hasta él. Entonces empezó el contrarreloj. La persona que estaba buscando deberia encontrarse en uno de los torreones más altos de la fortaleza. Colocó los silenciadores en sus armas y avanzó. Dos tiros limpios atravesaron los dos cascos de los dos guardias en el puesto. Repitiendo el mismo proceso, se deshizo de los cadáveres. Y entonces, entró al puesto.

Dentró estaba caliente, gracias a unas estufas pegadas a los muros de cemento armado y a un fuego en el que una olla parecia preparar una especie de sopa de pescado que humeaba y olia a pura gloria para el hambriento ulterano, aun cubierto de la sangre del conejo de antes. Pero no tenia tiempo para pararse a probar el guiso. Abrió una trampilla y se bajó las escaleras de caracol en una exhalación hacia las mazmorras. Ahí, encontró a dos reclutas limpiando las celdas, todas desocupadas. Debido a su inexperiencia o quizás a la pura ingenuidad, tenian la guardia bajada y a Toima no le costó mucho deshacerse de ellos sin tener que esconderse mucho.
Las mazmorras tenian una salida a una de las plazas céntricas de la fortaleza, si lograba acceder a esta sin problemas, podria encontrar la torre que llevase directamente a su objetivo. Subió por un set gemelo de escaleras de caracol para abrir otra trampilla. Una ulterana con el uniforme a medio quitar dormia frente a un sillón al fuego. No hubo piedad para ella tampoco.
Abrió la puerta del puesto unas pocas pulgadas y dejó que un ojo espia mirase a través de esta. La plaza estaba desierta, o casi, tan solo habian dos pequeñas patrullas de tres soldados que desaparecian constantemente. Se fijó en los edificios que rodeaban la plaza. Casi todos, estaban reforzados con gruesas planchas de metal con parapetos, comprensible, ya que aquella plaza comunicaba directamente con las puertas de la fortaleza y si el enemigo llegase a entrar, esta seria una segunda línea de defensa para contenerles. Un vehículo se encendió y abandonó la plaza, dejandola absolutamente vacia. Entonces Toima localizó el portón que abria a aquella torre, tras un pequeño porche. El ulterano, en toda su experiencia, no se impacientó y esperó a que pasasen las dos guardias antes de moverse, entre las sombras se dirigió al portón y forcejeó con él. La cerradura no se inmutaba ante el acoso del ulterano que empezaba a montar un escándalo. Sus ojos comenzaron a captar numerosos movimientos indefinidos en los edificios cercanos y el albino entró en pánico. Sacó un cuchillo e intentó forzar la cerradura con él. No logró desbloquearla del todo, y para cuando se dió cuenta cuatro punteros láser le apuntaban a la nuca. Se giró lentamente y entonces contempló el espectáculo militar desplegado tan solo para él.

Centenas de soldados se habian desplazado a la plaza y entonces le apuntaban con sus armas. Pero no solo en la plaza, sinó que en los edificios contiguos, balcones, terrazas y ventanas habia apostados francotiradores e incluso alguna que otra arma pesada. Toima escupió al suelo y permaneció inmovil y cabizbajo. Se habian escondido entre los numerosos parapetos de metal, inmoviles y, gracias a eso, ignorantes de ello, habian escapado de la mirada del argos. Aquello enfureció al albino.
Entre los soldados reunidos en la plaza con armas preparadas para dispararle en cualquier momento, se alzó un ulterano. De raza Xol'Noth, tenia parte del pelo en tres trenzas y llevaba un megáfono. Se empujó las gafas contra la cara antes de hablar por él.

-Estás atrapado, escoria rebelde.-comenzó diciendo. Su tono denotaba un ego notable y un tono de superioridad omnipresente.-Depón las armas y ruega perdon a Ul, porque esta noche va a ser tu última con vida.-

Toima habia considerado esa posibilidad. La posibilidad de que se viese rodeado ante una muerte segura. Solo le quedaba por hacer una cosa. Lentamente, alzó las manos, trazando arcos vagos por encima de su cabeza hasta que afiló las manos para hacerlas parecer como garras y entonces rugió, como un animal acorralado, vació con potencia sus pulmones haciendo gala de sus afilados dientes. Y entonces, alzó la voz para que todos le oyeran.

-¡Yo soy la pantera negra! ¡El holocausto cerniente! ¡Soy la pesadilla de todo hombre mujer y niño! ¡Me llamo Unabara, y deseareis no haberme enfadado!-

Aquellas palabras, en cualquier otra situación, hubieran pasado por una farsa sin sentido, fruto de un loco, pero dichas por el ulterano y conociendo lo que habia hecho hasta el momento, el miedo se presentó en los ojos y corazones de muchos de los ahí presentes. Sumidos en susurros entre ellos, mientras no dejaron de apuntarle. De entre todos los susurros solo habia una palabra inteligible, una palabra que se repetia con tanto miedo como respeto y admiración y esa era "Unabara" o, traducido "Pantera Negra"

El ulterano con el megáfono, no solo no les mandó callar, sino que se limitó a contestarle, usando un tono de voz muy monótono, como cuando alguien lee una enciclopedia en voz alta.
-Negativo.-comenzó diciendo.-Unabara, el título que se le da al primero de los hijos de Ul, fue asesinado hará más de ocho años. Yo mismo vi el cadaver en mi juventud. No eres más que escoria rebelde.-

Toima se sumió entonces en una carcajada tan seca como amenazadora.
-¿Y porqué será eso? Yo le maté. Maté al anterior Unabara y me convertí en él. ¿Necesitais más pruebas aparte de los hechos y mis palabras?-

-Negativo.-dijo el ulterano, meditando un momento.-Pero, si fuese así e intentases actuar como lo haria el verdadero Unabara, vaya ironia, ¿no? Eso me convertiria a mí en el proximo primer nacido de Ul.-el xol'noth se sumió entonces en una chillona risa que fue acompañada por otras tantas de sus hombres. A los pocos segundos, la risa murió abruptamente y el ulterano volvió a comunicarse con el megáfono. - No me harás repetirme. Depón las armas o serás aniquilado.-

Toima no pensaba soltar sus preciadas armas y sabia que no llegaria a dar un paso sin que su cabeza fuese reventada a pulpa por los francotiradores. Pero aún así, lo intentaria. No se rendiria ni por un instante. Sus pensamientos entonces se llenaron entonces de pena y tristeza mientras el cuchillo se deslizaba lentamente hacia su palma abierta. Una pena abrumadora le invadió y le temblaron las piernas. Justo antes de abalanzarse ante la que seria su muerte segura, murmuró por lo bajo en rocavarancolés.
-Lo siento.-

Fue hacer el primer paso y un dardo tranquilizante le impactó con fuerza en el cuello. Arrancándoselo con furia, contempló como el ulterano con el megáfono le observaba con aire de superioridad y una sonrisa victoriosa. Aquello le enfureció. No sentia muy bien sus extremidades y el cuerpo comenzaba a pesarle, alzó el brazo en un arco, dispuesto a arrojarle un cuchillo al creido cuando otros dos dardos le impactaron, uno en el brazo y otro en el costado. Entonces, calló de rodias contra el entablado del porche. Su boca estaba abierta de par en par y un hilo de baba se resbalaba desde su comisura. Gracias a su tamaño y condición habia logrado aguantar las toxinas de los dardos, pero hasta él acabaria cayendo por la ponzoña. La vista se le nublaba y perdia el control completo de su cuerpo, mientras cada vez sus párpados le pesaban más y más. El ulterano no sabia porque le estaban durmiendo, porque no le mataban y estaba seguro de que no volveria a despertar. Antes de finalmente caer bajo el efecto de la droga, pegó un grito en el cielo con sus últimas fuerzas usando un claro rocavarancolés para ello.

-¡NI SE TE OCURRA VENIR A POR MI! ¡VETE DE AQUÍ AHORA!-le gritó a Vac que se encontraba a una distancia considerable.

Y entonces, el ulterano perdió la consciencia.


Cuando volvió a abrir los ojos, tenia nieve en la cabeza y hombros y los huesos helados. La celda en la que se encontraba era peculiar. Tallada en la montaña, la puerta de barrotes y las dos paredes que componian la celda no ofrecian mucha posibilidad de retencion ante el ulterano, de no ser porque la enorme abertura de esta fuese hacia el vacio una larga y enorme caida le esperaba al ulterano si intentaba fugarse de esa celda por otro lado que no fuese la puerta. Todavia estaba algo adormilado por los efectos de la droga pero comenzaba a recuperar la noción de su cuerpo. Mientras recuperaba el control de sus dedos, escuchó una conversación por encima.

-[...] claramente, tenia por objetivos al círculo más interior de amistades de su excelencia Tenvrai el alto. No estabamos tratando con el terrorista habitual.-

-Es usted un genio.-

-Por favor, me halaga, pero ya habrá tiempo para eso más tarde, primero dejeme continuar. Para empezar, tiene un claro conocimiento de como funcionan las cosas. Segun nuestras fuentes, pudo comenzar sus fechorias desde el L-72 en Mesara y halla estado rastreando a su excelencia Tenvrai el alto desde ahí. Sin duda viene de algún lugar salvaje, con ese acento tan cerrado y horrendo pero sin duda no era incivilizado. Al conocer al ejercito logró esquivar todos los cordones militares que pusimos en las fronteras sin esfuerzo, casi demasiado perfectamente, mi opinion es que tuvo ayuda desde dentro.-

-¿Sugiere que hay miembros podridos dentro del cuerpo?-

-No lo sugiero, lo tengo bastante claro que si. Y usted deberia tenerlo claro tambien ¿Como sino ha podido esquivar a las fuerzas del emperador con tanta facilidad?-

-Oh si, sin duda, sin duda. No era mi intención blasfemar con mi estupidez.-

-Creame, le entiendo. Ni yo mismo pude creer en la eficacia de semejante bárbaro a la hora de desbaratar nuestro sistema. Y-

-Permitame que le interrumpa y le pregunte, ¿qué hay de su cara? ¿Se sabe ya porque no tiene ojos?-

-Es un especimen particular, su tamaño, su musculatura, su fuerza y velocidad... Creame, si no fuera una herejia, seria el primero que creyese toda la historia que escupió sobre ser Unabara. Mi apuesta es que lo de los ojos debe ser algun ritual de los de su tribu. He oido que hay terran muy exigentes para aceptar a "rostros pálidos" en sus circulos barbáricos de guerreros. Quizás, le pidieron que renunciase a sus ojos, lo que le da, si acaso, más mérito para lograr tales resultados ciego.

>> De todas formas, he hecho llamar a un equipo especializado de médicos para tratarle y abrirle en canal una vez le hayamos sacado las respuestas que queramos.


-Una excelente idea, si se me permite decirlo. Oh, y, permítame preguntarle ¿Que hay del Maese Tenvrai? ¿Que opina de todo esto?-

-Su excelencia Tenvrai el alto ha comandado que yo me encargue de absolutamente todo el proceso, puesto de captura, interrogación y disposición del prisionero. Confia claramente en mis habilidades y ahora mismo esta con las manos llenas comandando desde el puesto de mando la caza y captura del otro traidor que se separó en algun punto de los bosques de Nejatm con el que ya tenemos.-

-Era de esperar, no hay lealtad entre traidores.-

Entonces solo hubo risas chillonas de parte de los dos interlocutores. Toima se habia cansado de escuchar. No dudaba de su voluntad con sus amigos que no diria ni una sola palabra. No iba a dejar que Ulterania descubriese sobre Rocavarancolia. No se lo perdonaria nunca, si les llegara a afectar a cualquiera de sus amigos por culpa de su impotencia y su estupidez. Debido a que le habian cacheado a fondo, no tenia ninguna de sus armas a mano y por lo tanto, no tenia ninguna forma de disponer de una manera limpia de su vida, salvo saltando al vacio. Arrastrándose lastimosamente, se acercó al precipicio. Contemplando el vacio tormentoso en mitad de la ventisca, tragó y se dispuso a saltar por este. Pero algo captó sus ojos en la distancia.
-Te dije que no vinieses a por mi...-murmuró, débil.

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Ulterania - Página 2 Empty Re: Ulterania

07/12/13, 12:50 am
Vac siguió el rastro de Toima de forma metódica, lo que no le costo demasiado debido a la enorme señal de neón que era la matanza que iba dejando a su paso, maldiciendo al albino por los problemas que les iba a causar cuando volvieran a la ciudad y tuvieran que explicar aquel asunto al Consejo. No hacer nada que no llamara la atención era una de las normas básicas que se aplicaban a mundos vinculados como Ulterania, norma que el descerebrado gigantón había empezado a pisotear sin pensar en las posibles repercusiones.

El inexorable y poco sutil avance del argos había puesto en jaque a todo el ejército de pescados, y aunque el hado había tratado de volar rápido para ocultar el rastro de Toima, siempre se le adelantaba alguna patrulla a la hora de llegar hasta la última carnicería del ulterano, lo que le impedía intervenir sin dejarse ver. Viajaba todo lo rápido que le permitían sus alas, a bastante altura para pasar desapercibido, y utilizando el amuleto de ilusión para terminar de ocultarse. El gasto de magia, que en un principio apenas había acusado, empezaba a ser preocupante, y tuvo que asegurarse de guardar una reserva para un caso de emergencia, algo le decía que iba a necesitarla pronto.

En un momento dado de aquella extraña persecución los soldados cercaron al albino, y este se vio obligado a ocultarse hasta la noche, momento en el que aprovechó un falló en las defensas para escabullirse. Se le veía cansado y hambriento, y temblaba de frío, pero su cabezonería lo seguía impulsando hacia delante, conduciéndolo hacía solo él sabía donde. Vac deshizo el hechizo de niebla mágica para ahorrar reservas y continuó tras la pista de Toima, siguiendo su rastro de forma mas convencional, tratando de utilizar lo menos posible el conjuro de visión a distancia.

En un momento dado, el chico encontró a los últimos dos soldados que el argos se había topado, muertos en la cuneta de la carretera a pocos pasos de un bosque cubierto de nieve. El griego aterrizó junto a los cadáveres y los examinó rápidamente, comprobando que llevaban horas allí y confirmando que el albino ya los había saqueado. Le habrían venido bien un par de granadas o algo de munición por si Toima se metía en algún lio, pero no había nada. Masculló algo y se sentó sobre uno de los cuerpos, tejiendo una vez mas el hechizo de niebla ante sus ojos para ver que estaba haciendo el ulterano.

El argos estaba en un patio, rodeado de sombras, y avanzaba furtivamente hacia una puerta que resultó estar cerrada. Al resistirsele la cerradura se empezó a poner mas y mas nervioso, y cuando los focos iluminaron el lugar, dio un bote, dándose la vuelta y encarándose a sus enemigos con la fiera expresión de un monstruo acorralado. Vac, rodeado de nieve y ajeno a su entorno, modificó el hechizo para que entrara en su rango de visión el que parecía ser el líder de aquel destacamento. No podía oír nada, pero si podía leer los labios y enterarse de que decían. La conversación no le gusto nada, aunque se guardó algunos datos conscientemente, datos que podrían serle de utilidad mas adelante. No creía que fueran a liquidarle sin mas, seguro que estaban mas interesados en enterarse como podía haber llegado tan lejos sin que lo capturaran, y aunque la conversación no daba eso a entender, el griego confió en su propio criterio, arriesgándose a estar equivocado. Aquel jodido pelirrosa cada vez le caía mas mal, y viendo su sonrisa de superioridad le dieron ganas de arrancarle los dientes uno a uno. Fue al único que no le causó impresión el nombre con el que se presentó Toima, Unabara, y poco después los dardos tranquilizantes empezaron a perforar la piel del argos. Vac maldijo en silencio, viendo impotente como el enorme ulterano caía al suelo, y sobresaltándose cuando su comunicador se activó y le trasmitió el mensaje del albino a todo volumen.

El griego deshizo el sortilegio de niebla mágica rápidamente y se quedó paralizado al ver a un soldado a apenas diez metros. El militar había dejado a su compañero en un buggy, junto a la carretera, y se había apeado a vaciar la vejiga. La oscuridad había ocultado al hado y a su improvisado asiento, pero el comunicador le había delatado. Durante unos interminables segundos, el ulterano y el rocavarancoles se miraron fijamente, midiéndose mutuamente, y cuando el primero se llevó la mano a la cartuchera  de su arma, Vac se movió mas rápido, recorriendo la distancia que los separaba a velocidad de vértigo y atenazando el cuello del desdichado con ambas manos. El griego apretó mas y mas fuerte, con una sonrisa sádica en el rostro, cortando la respiración del soldado hasta que con un crujido, sus sacudidas se detuvieron completamente. El chico recogió las lágrimas que se habían deslizado por el rostro retorcido del cadáver con los dedos y se las llevó a los labios, notando como sus reservas empezaban a cargarse nuevo. No tenía demasiado tiempo, pero dedicó los siguiente minutos a secar al otro militar, acumulando la máxima cantidad de magia y arrojándolo con su compañero junto a los cadáveres que previamente había dejado Toima. El chico prendió fuego a la pila de cuerpos y se subió al buggy, poniéndolo en marcha y conduciendo hacia la fortaleza en la que retenían a su amigo. Había saqueado los cuerpos de sus víctimas e iba bien pertrechado, y la ilusión que eligió para la incursión le pareció apropiada tras la conversación entre el argos y el pelirrosa. No tardó mucho tiempo en llegar a las inmediaciones de la fortaleza, y para crear una distracción, prendió fuego al buggy y lo dejó en medio de la carretera, a un kilómetro de la edificación.

Localizó al albino en una celda que daba a un precipicio, semiinconsciente, y al otro lado de la puerta encontró al pelirrosa hablando con un oficial neuvlm. La conversación no le gustó un pelo, y mientras volaba entre la ventisca hacía el argos, el griego rechinó los dientes. No se le pasó por alto como el ulterano se acercaba al borde de su celda, con claras intenciones de poner fin a su vida, pero el hado no tuvo que intervenir, pues fue el propio Toima el que le vio acercarse.
-Y yo te dije que tuvieras cuidado, pero parece que nos hemos ignorado mutuamente -dijo en voz baja, aterrizando con suavidad en el suelo inclinado de la celda y evaluando rápidamente el estado del argos.

Estaba famélico y bajo de energía, pero eso tenía solución. Al parecer los soldados no se habían percatado de que su cuerpo estaba plagado de ojos, lo cual era buena señal, pero había que asegurarse de que aquellos actos fueran atribuidos a los rebeldes. La ilusión que ocultaba al hado de los ojos indiscretos, era la de un ulterano enorme, de pelo negro y piel oscura. Sus ojos eran de un gris tormentoso, y la mirada que dirigió a la puerta podría haberla derribado. Parecía un rebelde, y tenía que asegurarse de que alguien lo viera. La puerta salió despedida hacia el pasillo cuando la golpeo un potente hechizo de impacto que imbuyó en su bota derecha, y el hado salió tras ella con rapidez, acercándose a zancadas hacía los dos sorprendidos oficiales.
-No tenéis ni puta idea de lo que significa la lealtad entre traidores, tragasangres -dijo en ulterano, y con un rugido se lanzó sobre el pelirrosa, sujetando su cabeza con una mano sin que le diera tiempo a reaccionar y estampandola con fuerza contra el muro de piedra.

El cráneo del ulterano se hizo añicos bajos sus dedos, y el hado dejó que el cuerpo resbalara por la pared, dirigiéndole una mirada furibunda al neuvlm. El oficial estaba aterrorizado, pero superó su parálisis y desenfundó su arma, disparando dos tiros hacia el griego. Vac se movió con rapidez, y esquivó el primer tiro, aunque el segundo le alcanzó en uno de los hombros. Contuvo un gruñido de dolor y lanzó el puño cerrado contra el estómago del militar, haciendo que se doblara hacia delante y aprovechando el movimiento para degollarle con su cuchillo. Estaba salpicado de sangre, y por un segundo permaneció inmóvil, observando a su alrededor. Se puso en movimiento de nuevo y no tardó mucho en encontrar la sala donde guardaban los objetos personales del argos. De camino se encontró con unos cuantos guardias, pero los fue despachando uno a uno sin usar magia, sirviéndose únicamente de sus habilidades físicas. La mayoría de los soldados estaban en la muralla, vigilando el fuego en la distancia que era el vehículo, en estado de alerta ante un ataque frontal. No se esperaban un ataque desde el interior, y el hado se aseguró de que ninguno de los inconvenientes con los que se topo diera la alarma antes de exhalar su ultimo aliento.

Tras recoger las pertenencias de Toima, Vac enfiló la puerta de la habitación pero se quedó inmóvil, observando fijamente la figura del joven guardia que hacía todo lo posible por encogerse y parecer mas pequeño, apretujado contra una esquina. El griego le dedicó una amplia y siniestra sonrisa plagada de dientes de tiburón gracias al amuleto de ilusión y salió de la estancia sin acercarse a él, sería bueno que quedara un testigo de la furia rebelde.
-Vamos, tenemos que salir de aquí -le dijo al argos en cuanto regreso a su celda, ayudándolo a ponerse en pie y cuidándose de no forzar su hombro herido.

Antes de saltar al vacío, el hado quitó la anilla a una granada y la dejo caer en una bolsa repleta de ella que había dejado en la puerta, activando después un hechizo de levitación para el argos y alejándose por el aire a gran velocidad, abrigados por la oscuridad. Ya se habían alejado suficiente cuando las granadas hicieron explosión, y aun así les golpeo una oleada de calor. El humano estabilizó su vuelo y se aseguró de que Toima lo estaba, ganando después suficiente altura para no ser detectados y poniendo rumbo hacia el portal sin decir nada, no tenía ganas de conversar.


Última edición por Red el 07/12/13, 03:58 am, editado 1 vez
Leonart
Leonart

Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical

Personajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :
Heridas:

Ulterania - Página 2 Empty Re: Ulterania

07/12/13, 01:10 am
El argos esbozó una sonrisa débil ante el comentario del griego.
-Eso es porque eres un cabezota.-le contestó con una risa que acabó en un tosido. Vac no tardó en destrozar la puerta y tintar las paredes con la sangre de los dos desgraciados que habian estado de chachara tan contentos antes. Asomándose al pasillo, debilmente agarrado al marco de la puerta, miró la escena que habia desatado el griego. Contempló la pared en la que el xol'noth se habia dejado los sesos y se quejó hacia un Vac muy laborioso que llevaba a rastras sus cosas.
-Ese me lo habia pedido yo.-le dijo de un modo que casi sonó infantil. Entonces, tan solo se sumió en una tos.

Estándo todo listo, el griego encantó al argos para que este levitase, cosa que normalmente se habria ganado alguna queja por parte del albino, pero que esta vez se encontraba demasiado débil para hacer nada. Al salir, la tremenda explosión que dejaron en las mazmorras nubló la vista del ulterano unos segundos antes de darse cuenta de que por todo lo que habia ido, por todo lo que habia trabajado, aquello habia sido inútil pues aunque intentarsen ir a por él, ahora mismo Tenvrai estaria pies en polvorosa, abandonando el bote el primero. Maldijo por lo bajo y no corrigió a Vac en la ruta de vuelta a rocavarancolia. Tan solo, comentó una última cosa, antes de perder la consciencia.
-Has dicho algo muy hiriente ahí atrás. No se si te podré perdonar.-dos carcajadas secas y todo se volvió negro.

Continua en ¡Casita!.

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す           争            基         ま
べ           は            づ         す
て           欺            い          。
の           瞞            て          
戦           に            い          

Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
Leonart
Leonart

Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Personajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :
Heridas:

Ulterania - Página 2 Empty Re: Ulterania

30/12/13, 04:59 pm
Los Reinos Olvidados

Nia

A la hora acordada, los tres rocavarancolenses habian cruzado el portal. Quizás, de los tres, la ulterana era la que estaba más excitada. Tuvo que convencerse más de una vez a si misma que aquel no era una incursión de placer, sino que le estaba haciendo un favor a Cain y, más importante a algún desdichado Terra. La niña no quiso pensar mucho en que tipo de trabajo tenia planeado que hiciera el invocador al que eligieran, pero sabia que el italiano le trataria bien, le daria de comer y más importante, lo mantendria seguro. Mirandolo desde ese punto de vista, la náyade habia aceptado sin vacilar el guiar a los que fueran a por el susodicho, que resultaron ser Noel y Wen. Aquello le parecio perfecto, pues sabia que ellos dos serian bastante responsables y asi no tendrian problema alguno si se dejaban guiar.

Las restricciones en el portal habian aumentado exponencialmente gracias a la ultima incursion que habian hecho Vac y Toima, tiempo atrás. Como era considerable, no solamente los del portal, sino que las aduanas y fronteras del mundo se habian endurecido hasta el tedio y por ello, la Intara siempre maldecia en voz baja a los dos chicos. Aquella vez no fue una excepción y, cuando tuvo que exponer el propósito de su viaje tuvo que presentar además bastantes credenciales por ella y por los dos terrícolas que les acompañaban. Tras momentos que parecieron alargarse eternidades, el guardian del portal les concedió acceso y la ulterana se lo agradeció con cierto toque de sarcasmo en su voz.

-Preparaos para volar.-les avisó antes de sumergirse en la superficie del portal.


Ya en ulterania, levitando, tomaron el sureste. Mientras descendian con el viento del mar color esmeralda acariciandoles el rostro. Nia tomó aire lentamente y lo expulsó con una expresión más relajada, entonces, explicó a los dos terrícolas donde se encontraban.
-Estais sobre el Océano Mes'a'hrn. Es uno de los más extensos en este hemisferio del planeta y es rico en biodiversidad y recursos, casi como cualquier otro. Ahora tenemos que ir al sureste.-añadió, señalando la direccion de memoria, sin tener que mirar una brújula.-Al poco encontraremos un pequeño archipielago que recorreremos en tierra y... tendreis que activar esos colgantes de camuflaje. De ahí, cogeremos un ferry hasta Nuova y finalmente de ahi haremos transbordo a una deslizadora hasta el norte de Neuvlm, cruzar un par de fiordos salvajes y ...el resto dependeria de si tenemos suerte.-dijo la ulterana con una sonrisa conciliadora mientras se encogia de hombros.-Si quereis parar o teneis alguna duda, consultadme lo que sea.-añadió mientras sacaba un pequeño libro de su morrón. Era bastante grueso y la cubierta estaba en francés. Aunque Noel y Wen podrian no saber francés, la cruz en la contraportada podria bastar para darles a saber que el libro que estaba leyendo Nia se trataba de, en efecto, la biblia. Retomó su lectura de un pequeño marcapáginas de seda dorada y comenzó a leer en voz muy baja, más bien un susurro para su cuello, en un francés muy desastroso. Cada dos por tres se alejaba el libro de la cara y lo miraba extrañado y a veces se equivocaba en una frase o se saltaba otra y tenia que volver a leerla de nuevo. Pero la mayoria de tiempo se lo pasó con la nariz pegada a este y devorando sus páginas lenta pero continuadamente. Pareceria que no estaba prestando atención a donde estaba conduciendoles, atravesando una porción de jungla verdosa mientras levitaba y pasaba las páginas, pero de vez en cuando cambiaba el curso y hacia giros en el camino con la confianza de alguien que habia hecho ya el camino bastantes veces.
Llegando a la playa, recorrieron unos pocos kilómetros de arena color pistacho y olas color esmeralda mientras Nia seguia con su lectura cuasi silenciosa. De la nada, alejó la cabeza del libro y se giró hacia los dos terrícolas, mientras levitaba de espaldas, siguiendo el camino de la playa.
-Una pregunta... ¿Sigue habiendo lapidaciones entre los humanos por llevar ropa de dos materiales distintos?-soltó, muy confusa.

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す           争            基         ま
べ           は            づ         す
て           欺            い          。
の           瞞            て          
戦           に            い          

Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
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