1ª Incursión de Azura, Noel, Gael, Giz y Nia:Nubla
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Administración
Giniroryu
Alicia
7 participantes
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- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejosPersonajes :- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
- Ri:Tengu. Aurva albina, 18 años. 170 cm
- Nero:Sin esencia, edeel. 18 años, 175 cm.
- Siete: idrino cosechado. 18 años. 172 cm.
Heridas/enfermedades : Cicatrices desiguales con forma de arañazo en los gemelos, que se extienden hacia la parte frontal de la pierna. Más anchas y verticales en la pierna derecha.
Status : So. FLUFFY.- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
1ª Incursión de Azura, Noel, Gael, Giz y Nia:Nubla
02/07/12, 04:40 pm
Acompañada por sus amigos y la chica medusa, Azura salió al fin, dispuesta a cruzar, después de más de un año confinada en la ciudad, el portal hacia otro mundo. Persistía el cosquilleo a la altura del pecho, el nerviosismo y la actividad que se había apoderado del grupo después de comer; tanto, que casi sin notarlo, caminaban anormalmente rápido. No tardaron apenas en encontrarse frente al que custodiaba el portal, que los miró reacio ante un grupo tan numeroso. Les preguntó sus planes, que ella contestó, adelantandose a las palabras de sus compañeros, de manera parca, y a la vez apremiante. No tenía tiempo que perder con trámites que ni si quiera interesaban al que hacía las preguntas.
Respecto a su sospecha acerca de la naturaleza del condimento que tan alegremente habían echado en su almuerzo, había quedado desplazada y olvidada, porque Azura estaba muy ocupada urdiendo planes con los que desenmascarar a un ladrón suficientemente hábil. Aun no había dicho nada de esto a los demás.
Les colocaron unos brazaletes para localizarlos, y ella se dejó hacer cada vez más nerviosa.
Salieron en mitad de una extensión de campo, donde la pradera verde, cubierta de hierba esponjosa por recientes lluvias, se perdía en el horizonte. El cielo estaba encapotado por nubes, pero la luz se colaba grisacea por ellas. Un tipo de palidez distinta a la de Rocavarancolia, y más parecida a la de la tierra natal de Azura. En realidad, casi idéntica. Abandonando de repente la compostura, se dejó caer sobre el suelo y rodó como si hubiese olvidado la sensación de aquel suelo, queriendo abrazar a una vieja amiga perdida. Se quedó unos segundos quieta, bocarriba, mirando las nubes con placer, y con el cosquilleo y el picor que acompañan a la hierba que roza piel desnuda. Sus compañeros de viaje la miraban. Azura que no había nacido como una persona muy extrovertida, se había vuelto una desequilibrada emocional en la ciudad, y tras la transformación, era tan solo como una niña, mucho mas pasional de lo que había pretendido ser nunca. Ella se daba cuenta de esto, y no le sorprendía que sus amigos la mirasen con extrañeza porque era la primera que no estaba acostumbrada a esas reacciones. Pero empujada de nuevo por la especie de cafeína que tenía en el cuerpo, se levantó y caminó.
Azura tenía un aspecto muy cómico. Cubierta con una larga capa con capucha que había cogido de la torre, andaba a ratos lento, a ratos rápido. No podía evitar acelerar, pero luego recordaba que le apetecía saborear el momento, e iba más despacio. Por eso, rara vez iba al mismo paso que el resto.
Las primeras chozas aparecieron ante ellos, pero no quiso detenerse en ellas, sin dar ningun motivo concreto. Los ladronzuelos, los pícaros, se mueven entre la gente, porque necesitan alguien a quien robar, no aran tierra y plantan... no sé... calabazas.
Por fin llegaron a una ciudad. A la capital, algo que algunos sospecharon, pero ninguno sabía con seguridad, porque no habían caído en que necesitaban un mapa.
Las calles se sucedieron mientras ellos caminaban tratando de ser discreto. Azura se había recogido el pelo rubio y escondido. Todos los transeuntes, vestidos con ponchos coloridos, solían ser bajitos, pocos más altos que la propia Azura. El pelo negro y los ojos un poco rasgados les daba aspecto de asiáticos pálidos, excepto por los cuernos de los adultos. Azura pidió disculpas y se separó del grupo, prometiendo regresar pronto. Había repasado hechizos la noche anterior. A ella no se le acababa la fuente de magia, y aunque resultaba cansado, podía practicar durante más tiempo. Todos los hechizos eran ilusorios. Se hizo ensanchar hasta parecer un nublino más fuerte y robusto de lo normal. Y una bolsa colgaba de su capa con un tintineo de monedas que no existían. Cualquiera se vería tentado por semejante frotuna imaginaria, pero se necesitaba ser valiente para exponerse a que aquel tipo que en realidad era Azura te cogiese.
Se sentó en un banco de una concurrida plaza, y se fingió dormido. La gente la miraba con creciente curiosidad, pero como no hacía nada y parecía intimidatorio, dejaban pronto de prestar atención y se iban. No es que Azura no estuviese llamando la atención, como les había prohibido el guardia, pero como iba disfrazada, tampoco le pareció un gran crimen.
El cordon de la bolsa estaba encantado, y cuando un muchacho jovencito probó a cortarlo con un habil movimiento de cuchillo, se encontró con que el cuchillo no hacia ni cosquillas a la cuerda. Ligeramente sorprendido, se quedó quieto el tiempo justo como para que la mano de Azura lo aprisionara junto a ella. El chico cada vez más asustado la miró con ojos de horror cuando la mano grande y peluda paso a ser una delicada mano de mujer que le aferraba con igual fuerza. Azura se llevó una mano a los labios- esta todavía gruesa y varonil, porque solo la mano que sujetaba al muchacho estaba libre de la ilusión - esperando que fuese un signo universal, y el chico dejó de intentar huir. Quizás, atrapado como una mosca por la curiosidad, o por el miedo, o porque intuía la verdadera forma de su captor. Azura lo arrastró hasta un callejón oscuro, lejos del tránsito de las personas. Cuando estuvo segura de que nadie observaba, se quitó la capucha y deshizo el hechizo. El chico cayó de culo en el suelo, atónito. Azura, que había oido hablar a Jack mas de una vez con Elunin, y que también sabía más o menos sobre su primer encuentro, no le dejó tiempo a hablar y actuo con firmeza:
- Estas frente a mi, bruja escindida de Rocavarancolia, ¿que tienes que decir?
Pero el chico no tenía palabras. En cambio se arrodilló, repentinamente devoto. No temblaba como hacía la chica de Toima, y eso le gustó aun más.
- ¿como te llamas, y donde está tu familia?
- Yloh, huerfano, señora.
- Huerfano y ladrón.- esto pareció asustarlo proque pego un respingo – pero yo busco un ladrón que me sirva. A donde te llevo, si aceptas, la persona a quien debes robar es igual de temible que yo. Si eso te echa para atrás...- dejó la frase inacabada.
Poco después se unió encontró al grupo, y apareció acompañada de Yloh, que iba cabizbajo a su lado, sumiso. Sin embargo se entreveía que estaba excitado, porque apretaba los puños junto al cuerpo, como si solo la fuerza de voluntad le impidiese dar saltos o montar un numerito. Pero en general, resultaba muy discreto.
- Yo he hecho lo que vine a hacer – informó resuelta. Por dentro, un gran peso se le había quitado, y sustituido solo por una vaga duda de si se habría equivocado. Volvía a llevar la capucha calada casi hasta la nariz.- Os acompaño a donde querais. Este es Yloh, por cierto.
El chico miró con cara de haber sido golpeado con una sartén en la cara, aparentemente, su nueva señora le concedía el honor de ser presentado a sus semejantes. Otro quizás habría hecho una gran reverencia, pero como había sido advertido, inclinó la cabeza y no pronunció palabra. Luego se llevó una mano al pelo, y retorció un corto mechón, pensativo.
Respecto a su sospecha acerca de la naturaleza del condimento que tan alegremente habían echado en su almuerzo, había quedado desplazada y olvidada, porque Azura estaba muy ocupada urdiendo planes con los que desenmascarar a un ladrón suficientemente hábil. Aun no había dicho nada de esto a los demás.
Les colocaron unos brazaletes para localizarlos, y ella se dejó hacer cada vez más nerviosa.
Salieron en mitad de una extensión de campo, donde la pradera verde, cubierta de hierba esponjosa por recientes lluvias, se perdía en el horizonte. El cielo estaba encapotado por nubes, pero la luz se colaba grisacea por ellas. Un tipo de palidez distinta a la de Rocavarancolia, y más parecida a la de la tierra natal de Azura. En realidad, casi idéntica. Abandonando de repente la compostura, se dejó caer sobre el suelo y rodó como si hubiese olvidado la sensación de aquel suelo, queriendo abrazar a una vieja amiga perdida. Se quedó unos segundos quieta, bocarriba, mirando las nubes con placer, y con el cosquilleo y el picor que acompañan a la hierba que roza piel desnuda. Sus compañeros de viaje la miraban. Azura que no había nacido como una persona muy extrovertida, se había vuelto una desequilibrada emocional en la ciudad, y tras la transformación, era tan solo como una niña, mucho mas pasional de lo que había pretendido ser nunca. Ella se daba cuenta de esto, y no le sorprendía que sus amigos la mirasen con extrañeza porque era la primera que no estaba acostumbrada a esas reacciones. Pero empujada de nuevo por la especie de cafeína que tenía en el cuerpo, se levantó y caminó.
Azura tenía un aspecto muy cómico. Cubierta con una larga capa con capucha que había cogido de la torre, andaba a ratos lento, a ratos rápido. No podía evitar acelerar, pero luego recordaba que le apetecía saborear el momento, e iba más despacio. Por eso, rara vez iba al mismo paso que el resto.
Las primeras chozas aparecieron ante ellos, pero no quiso detenerse en ellas, sin dar ningun motivo concreto. Los ladronzuelos, los pícaros, se mueven entre la gente, porque necesitan alguien a quien robar, no aran tierra y plantan... no sé... calabazas.
Por fin llegaron a una ciudad. A la capital, algo que algunos sospecharon, pero ninguno sabía con seguridad, porque no habían caído en que necesitaban un mapa.
Las calles se sucedieron mientras ellos caminaban tratando de ser discreto. Azura se había recogido el pelo rubio y escondido. Todos los transeuntes, vestidos con ponchos coloridos, solían ser bajitos, pocos más altos que la propia Azura. El pelo negro y los ojos un poco rasgados les daba aspecto de asiáticos pálidos, excepto por los cuernos de los adultos. Azura pidió disculpas y se separó del grupo, prometiendo regresar pronto. Había repasado hechizos la noche anterior. A ella no se le acababa la fuente de magia, y aunque resultaba cansado, podía practicar durante más tiempo. Todos los hechizos eran ilusorios. Se hizo ensanchar hasta parecer un nublino más fuerte y robusto de lo normal. Y una bolsa colgaba de su capa con un tintineo de monedas que no existían. Cualquiera se vería tentado por semejante frotuna imaginaria, pero se necesitaba ser valiente para exponerse a que aquel tipo que en realidad era Azura te cogiese.
Se sentó en un banco de una concurrida plaza, y se fingió dormido. La gente la miraba con creciente curiosidad, pero como no hacía nada y parecía intimidatorio, dejaban pronto de prestar atención y se iban. No es que Azura no estuviese llamando la atención, como les había prohibido el guardia, pero como iba disfrazada, tampoco le pareció un gran crimen.
El cordon de la bolsa estaba encantado, y cuando un muchacho jovencito probó a cortarlo con un habil movimiento de cuchillo, se encontró con que el cuchillo no hacia ni cosquillas a la cuerda. Ligeramente sorprendido, se quedó quieto el tiempo justo como para que la mano de Azura lo aprisionara junto a ella. El chico cada vez más asustado la miró con ojos de horror cuando la mano grande y peluda paso a ser una delicada mano de mujer que le aferraba con igual fuerza. Azura se llevó una mano a los labios- esta todavía gruesa y varonil, porque solo la mano que sujetaba al muchacho estaba libre de la ilusión - esperando que fuese un signo universal, y el chico dejó de intentar huir. Quizás, atrapado como una mosca por la curiosidad, o por el miedo, o porque intuía la verdadera forma de su captor. Azura lo arrastró hasta un callejón oscuro, lejos del tránsito de las personas. Cuando estuvo segura de que nadie observaba, se quitó la capucha y deshizo el hechizo. El chico cayó de culo en el suelo, atónito. Azura, que había oido hablar a Jack mas de una vez con Elunin, y que también sabía más o menos sobre su primer encuentro, no le dejó tiempo a hablar y actuo con firmeza:
- Estas frente a mi, bruja escindida de Rocavarancolia, ¿que tienes que decir?
Pero el chico no tenía palabras. En cambio se arrodilló, repentinamente devoto. No temblaba como hacía la chica de Toima, y eso le gustó aun más.
- ¿como te llamas, y donde está tu familia?
- Yloh, huerfano, señora.
- Huerfano y ladrón.- esto pareció asustarlo proque pego un respingo – pero yo busco un ladrón que me sirva. A donde te llevo, si aceptas, la persona a quien debes robar es igual de temible que yo. Si eso te echa para atrás...- dejó la frase inacabada.
Poco después se unió encontró al grupo, y apareció acompañada de Yloh, que iba cabizbajo a su lado, sumiso. Sin embargo se entreveía que estaba excitado, porque apretaba los puños junto al cuerpo, como si solo la fuerza de voluntad le impidiese dar saltos o montar un numerito. Pero en general, resultaba muy discreto.
- Yo he hecho lo que vine a hacer – informó resuelta. Por dentro, un gran peso se le había quitado, y sustituido solo por una vaga duda de si se habría equivocado. Volvía a llevar la capucha calada casi hasta la nariz.- Os acompaño a donde querais. Este es Yloh, por cierto.
El chico miró con cara de haber sido golpeado con una sartén en la cara, aparentemente, su nueva señora le concedía el honor de ser presentado a sus semejantes. Otro quizás habría hecho una gran reverencia, pero como había sido advertido, inclinó la cabeza y no pronunció palabra. Luego se llevó una mano al pelo, y retorció un corto mechón, pensativo.
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- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: 1ª Incursión de Azura, Noel, Gael, Giz y Nia:Nubla
02/07/12, 06:13 pm
Recordando las palabras de Jack llegamos al lugar donde se encontraba el portal, bastante escondido y difícil de descubrir sin indicaciones de ningún tipo. Un extraño guardián cuyo rostro estaba cubierto por una máscara de un dragón nos inquirió acerca de la naturaleza de nuestro viaje a Nubla y nos dio algunas instrucciones, así como una pulsera para mantenernos localizados y anotó nuestros nombres en un enorme cuaderno. Estiré mi brazo para dejar que me la colocase y centro mi atención en el portal. No me sorprendió ver una grieta en medio del aire, pues Jack y Toima ya nos habían contado como era, pero lo observé con curiosidad mientras los demás terminaban el trámite. Azura, finalmente, se adentra en el portal.
-Allá vamos... espero que no se haya convertido en un agujero negro en los últimos meses.
Doy un pequeño salto y agito las alas para entrar en el portal, gesto innecesario pero involuntario.
El traslado es casi inmediato, tanto que apenas me dio tiempo a reaccionar ante lo que estaba sucediendo. Una luz cegadora me envuelve durante menos de un segundo y el ambiente a mi alrededor es extraño. Pero todo eso desaparece de un plumazo. De pronto aparezco en medio de una llanura de suave prado. Se pueden ver algunos animales en la distancia así como se adivinan las siluetas de algunos nublinos. El cielo está totalmente cubierto de nubes, pero algunos rayos de luz se cuelan entre ellas, provocando un efecto de paisaje idílico. Siento ganas de echar a volar en medio de la suave brisa que hace que se inclinen los matojos de hierba y, impulsado por una súbita euforia que ya venía arrastrando desde que comimos, alzo el vuelo y comienzo a realizar alguna que otra pirueta en el aire mientras me río. Observo como Azura se echa a rodar por el prado y la miro sorprendido para después reírme todavía más fuerte. Parecía algo tan impropio de ella... Veo que Gael, Giz y Nia ya han llegado también por lo que desciendo en picado y aterrizo aparatosamente cerca de ellos, provocando una pequeña ventolera a su alrededor.
-Perdón -digo con una gran sonrisa-. Suspendí en "maniobras de aterrizaje suave".
Tras consultar con Azura, decidimos buscar una población. Habíamos salido con tanto entusiasmo que nadie se acordó de llevarse un mapa, así que tuvimos que vagar un rato al azar hasta que a lo lejos, no demasiado alejada de donde habíamos aparecido, divisamos lo que sin lugar a dudas era una población de gran tamaño. Durante nuestro camino nos encontramos con pocos nublinos. La mayoría murmuraban cosas al vernos pero ninguno se atrevió a hablarnos. Eran todos muy bajitos. Elunin y Tania no parecían ser una excepción. Todos tenían el pelo de colores apagados y los adultos portaban cuernos en sus cabezas, tal y como había leído en un libro sobre el mundo. Me resultó gracioso el que todos y cada uno de los nublinos fuesen como mínimo una cabeza más bajos que yo, que si bien había crecido bastante todavía me faltaba para llegar a la altura de Toima o Vacuum.
-Me siento como si estuviera en un país de enanitos -me reí.
Al llegar a los lindes de la ciudad, Azura se despidió de nosotros y dijo que volvería pronto. Observé un instante como se perdia entre la muchedumbre y después me volví al resto.
-Bueno, ¿y ahora qué hacemos? El cara-dragón aquel dijo que no debíamos llamar la atención. Creo que si entro ahí se me verá desde cualquier rincón de la ciudad- bromeé-. Supongo que será mejor que evite las ciudades tan pobladas.
Me senté en la hierba bastante alejado de la ciudad y tras una gran roca, aunque por algún motivo no era capaz de permanecer quieto sin hacer nada, así que me puse a mover las alas y la cola sin ningún propósito más que mantenerme en movimiento. Comencé a canturrear una canción por lo bajo mientras arrancaba unas briznas de hierba. Me puse a reflexionar acerca del carácter de los nublinos y lo que sabía sobre Elunin, Tania y lo que había leído en los libros acerca de su temor y adoración reveracional a los transformados; no creía que a Azura le costase mucho encontrar un "ayudante".
-No me gusta como nos tratan los nublinos, no importa que les expliques que no eres ningún Dios. -me dirigí a los demás- Me gustaría encontrarme con algún habitante de este mundo que odiase Rocavarancolia y sus "todopoderosos transformados", sería un cambio interensante.
Tras charlar un poco más sin incidentes, nuestra conversación se vio interrumpida por la vuelta de Azura. Y no volvía sola. Un chico, del cual me resultaba difícil de determinar la edad que tenía debido a la estatura de los nublinos, la acompañaba. Nos lo presentó como Yloh. El chico no pronunció ninguna palabra y tan sólo inclinó la cabeza cuando nos lo presentó. Se tocó con nerviosismo unas diminutas protuberancias en su frente. Deduje que eran el inicio de los cuernos que le saldrían posteriormente. "Sin duda este es otro nublino sumiso más... pero claro, si aceptó irse con Azura no puedo esperar otra cosa".
-Hola, Yloh. Yo me llamo Noel -me presenté-. Creo que vivirás con nosotros a partir de ahora, ¿no es así? Prometo que no te aburrirás -finalizo con una sonrisa.
Probablemente le sorprenda el trato familiar, pero por mi parte no pensaba tratarlo de ninguna otra forma.
-Bueno, ¿y ahora qué hacemos? -pregunté-. No podemos dejarnos ver apenas, así que habrá que evitar las ciudades como mínimo. Creo que voy a seguiros desde el aire, ahí no se podrá diferenciar lo que soy... ¿Alguno me ayuda con algún hechizo de camuflaje? Por ejemplo recuerdo el de distorsión de la luz... ese podría ser útil -solicito mientras comienzo a alzar el vuelo.
-Allá vamos... espero que no se haya convertido en un agujero negro en los últimos meses.
Doy un pequeño salto y agito las alas para entrar en el portal, gesto innecesario pero involuntario.
El traslado es casi inmediato, tanto que apenas me dio tiempo a reaccionar ante lo que estaba sucediendo. Una luz cegadora me envuelve durante menos de un segundo y el ambiente a mi alrededor es extraño. Pero todo eso desaparece de un plumazo. De pronto aparezco en medio de una llanura de suave prado. Se pueden ver algunos animales en la distancia así como se adivinan las siluetas de algunos nublinos. El cielo está totalmente cubierto de nubes, pero algunos rayos de luz se cuelan entre ellas, provocando un efecto de paisaje idílico. Siento ganas de echar a volar en medio de la suave brisa que hace que se inclinen los matojos de hierba y, impulsado por una súbita euforia que ya venía arrastrando desde que comimos, alzo el vuelo y comienzo a realizar alguna que otra pirueta en el aire mientras me río. Observo como Azura se echa a rodar por el prado y la miro sorprendido para después reírme todavía más fuerte. Parecía algo tan impropio de ella... Veo que Gael, Giz y Nia ya han llegado también por lo que desciendo en picado y aterrizo aparatosamente cerca de ellos, provocando una pequeña ventolera a su alrededor.
-Perdón -digo con una gran sonrisa-. Suspendí en "maniobras de aterrizaje suave".
Tras consultar con Azura, decidimos buscar una población. Habíamos salido con tanto entusiasmo que nadie se acordó de llevarse un mapa, así que tuvimos que vagar un rato al azar hasta que a lo lejos, no demasiado alejada de donde habíamos aparecido, divisamos lo que sin lugar a dudas era una población de gran tamaño. Durante nuestro camino nos encontramos con pocos nublinos. La mayoría murmuraban cosas al vernos pero ninguno se atrevió a hablarnos. Eran todos muy bajitos. Elunin y Tania no parecían ser una excepción. Todos tenían el pelo de colores apagados y los adultos portaban cuernos en sus cabezas, tal y como había leído en un libro sobre el mundo. Me resultó gracioso el que todos y cada uno de los nublinos fuesen como mínimo una cabeza más bajos que yo, que si bien había crecido bastante todavía me faltaba para llegar a la altura de Toima o Vacuum.
-Me siento como si estuviera en un país de enanitos -me reí.
Al llegar a los lindes de la ciudad, Azura se despidió de nosotros y dijo que volvería pronto. Observé un instante como se perdia entre la muchedumbre y después me volví al resto.
-Bueno, ¿y ahora qué hacemos? El cara-dragón aquel dijo que no debíamos llamar la atención. Creo que si entro ahí se me verá desde cualquier rincón de la ciudad- bromeé-. Supongo que será mejor que evite las ciudades tan pobladas.
Me senté en la hierba bastante alejado de la ciudad y tras una gran roca, aunque por algún motivo no era capaz de permanecer quieto sin hacer nada, así que me puse a mover las alas y la cola sin ningún propósito más que mantenerme en movimiento. Comencé a canturrear una canción por lo bajo mientras arrancaba unas briznas de hierba. Me puse a reflexionar acerca del carácter de los nublinos y lo que sabía sobre Elunin, Tania y lo que había leído en los libros acerca de su temor y adoración reveracional a los transformados; no creía que a Azura le costase mucho encontrar un "ayudante".
-No me gusta como nos tratan los nublinos, no importa que les expliques que no eres ningún Dios. -me dirigí a los demás- Me gustaría encontrarme con algún habitante de este mundo que odiase Rocavarancolia y sus "todopoderosos transformados", sería un cambio interensante.
Tras charlar un poco más sin incidentes, nuestra conversación se vio interrumpida por la vuelta de Azura. Y no volvía sola. Un chico, del cual me resultaba difícil de determinar la edad que tenía debido a la estatura de los nublinos, la acompañaba. Nos lo presentó como Yloh. El chico no pronunció ninguna palabra y tan sólo inclinó la cabeza cuando nos lo presentó. Se tocó con nerviosismo unas diminutas protuberancias en su frente. Deduje que eran el inicio de los cuernos que le saldrían posteriormente. "Sin duda este es otro nublino sumiso más... pero claro, si aceptó irse con Azura no puedo esperar otra cosa".
-Hola, Yloh. Yo me llamo Noel -me presenté-. Creo que vivirás con nosotros a partir de ahora, ¿no es así? Prometo que no te aburrirás -finalizo con una sonrisa.
Probablemente le sorprenda el trato familiar, pero por mi parte no pensaba tratarlo de ninguna otra forma.
-Bueno, ¿y ahora qué hacemos? -pregunté-. No podemos dejarnos ver apenas, así que habrá que evitar las ciudades como mínimo. Creo que voy a seguiros desde el aire, ahí no se podrá diferenciar lo que soy... ¿Alguno me ayuda con algún hechizo de camuflaje? Por ejemplo recuerdo el de distorsión de la luz... ese podría ser útil -solicito mientras comienzo a alzar el vuelo.
- Administración
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Re: 1ª Incursión de Azura, Noel, Gael, Giz y Nia:Nubla
03/07/12, 12:40 am
Algo parecido a una estrella fugaz descendía desde el cielo. Pasó cerca de Noel pero no lo percibió. Un grito de mujer se oía desde una de las torres. Un estruendo recorrió toda la ciudad y una oleada sacudió las ropas de todos los nublinos.
Empezaron a aplaudir y vitorear. El tercer fragmento, nada menos.
Alfa Necir lo dejó caer en una zona al otro extremo de la ciudad junto con los otros dos. El nigromante se derrumbó y sus súbditos más cercanos corrieron a socorrerlo. No tardaron en llevárselo a una torre junto a la biblioteca.
Los varanublinos seguían aplaudiendo. Habían olvidado ya casi toda sospecha que el grupo de forasteros con capa hubiera podido despertar en ellos.
Empezaron a aplaudir y vitorear. El tercer fragmento, nada menos.
Alfa Necir lo dejó caer en una zona al otro extremo de la ciudad junto con los otros dos. El nigromante se derrumbó y sus súbditos más cercanos corrieron a socorrerlo. No tardaron en llevárselo a una torre junto a la biblioteca.
Los varanublinos seguían aplaudiendo. Habían olvidado ya casi toda sospecha que el grupo de forasteros con capa hubiera podido despertar en ellos.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: 1ª Incursión de Azura, Noel, Gael, Giz y Nia:Nubla
03/07/12, 03:53 pm
No tardamos mucho en llegar al sitio en el que se ubicaba el portal y dar unas escuetas instrucciones al vigilante sobre lo que nos disponíamos a hacer en Nubla. Tras eso avanzo hasta el portal igual que hacían el resto de compañeros y me sobreviene un fogonazo de luz repentina. Mientras mis ojos se van adaptando, mis pies pisan un suelo mullido, suave en comparación al de la ciudad, y algo parecido a unos dedos finos acaricia la planta de mis pies haciéndome cosquillas. Cuando mis ojos se adaptan al nuevo lugar, puedo distinguir lo que estoy pisando. << Plantas >> como el jardín de letargo, pero extendiéndose hasta donde abarca mi vista por el suelo. Abro los ojos asombrado y me agacho para pasar las palmas de las manos sobre las puntas de los hierbajos. Arranco uno de los tallos y lo acerco a mi nariz, el olor no es muy intenso, pero resulta agradable y se extiende por todo el lugar. Está salpicado por algunas zonas, pocas, con distintos matices, supongo que por la variedad de plantas que crezcan en ellas.
-Sea quien sea el que haya plantado este jardín, se ha debido de pegar su buen trabajo-comento a nadie en concreto mientras me siento a esperar sobre la hierba.
Noel aterriza levantando una ventolera que hace girarse el poncho y me tapa la cara. Inmediatamente echo a reír mientras me lo quito de la cara. Todavía me dura el repentino entusiasmo y nerviosismo de la comida, aunque parece que poco a poco va desapareciendo. Tras el pequeño lapsus, Alicia decide buscar una ciudad y nosotros nos quedamos en las afueras esperando. De vez en cuando pasan seres de tamaño mediano, tirando a pequeño. Como yo de altos, realmente. Aunque algunos aparentaban un poco más, por unos cuernos que sobresalían de sus cabezas. El aspecto de todos era de blandito, más parecido a los humanos y a los ulteranos que a mí o a cualquier asreniense, el mismo aspecto de Elunin o Tania. Por lo que decido no adentrarme ni acercarme a ellos, a pesar de que la curiosidad me lo pida a gritos. Si lo hago podría asustarlos.
Alicia aparece un rato después acompañada de un muchacho al que llama Yloh y nos lo presenta. Por mi parte, apenas recibe un pequeño saludo ausente, pues mi atención está puesta por completo en algo que caía del cielo, a espaldas de Noel. La gola vibraba levemente, a pesar de la distancia. << Sea lo que sea eso... >>. Es magia, magia a espuertas. La cantidad suficiente para que cambie de opinión con respecto a lo de adentrarme entre la multitud.
-¿Habéis visto eso, no?-no espero respuesta alguna, directamente preparo el hechizo ilusorio más sencillo que conozco para que mis facciones parezcan, al menos visualmente, las de cualquier nublino (quizá uno con un gusto extraño, por el poncho) y salgo corriendo entre la multitud.
-Sea quien sea el que haya plantado este jardín, se ha debido de pegar su buen trabajo-comento a nadie en concreto mientras me siento a esperar sobre la hierba.
Noel aterriza levantando una ventolera que hace girarse el poncho y me tapa la cara. Inmediatamente echo a reír mientras me lo quito de la cara. Todavía me dura el repentino entusiasmo y nerviosismo de la comida, aunque parece que poco a poco va desapareciendo. Tras el pequeño lapsus, Alicia decide buscar una ciudad y nosotros nos quedamos en las afueras esperando. De vez en cuando pasan seres de tamaño mediano, tirando a pequeño. Como yo de altos, realmente. Aunque algunos aparentaban un poco más, por unos cuernos que sobresalían de sus cabezas. El aspecto de todos era de blandito, más parecido a los humanos y a los ulteranos que a mí o a cualquier asreniense, el mismo aspecto de Elunin o Tania. Por lo que decido no adentrarme ni acercarme a ellos, a pesar de que la curiosidad me lo pida a gritos. Si lo hago podría asustarlos.
Alicia aparece un rato después acompañada de un muchacho al que llama Yloh y nos lo presenta. Por mi parte, apenas recibe un pequeño saludo ausente, pues mi atención está puesta por completo en algo que caía del cielo, a espaldas de Noel. La gola vibraba levemente, a pesar de la distancia. << Sea lo que sea eso... >>. Es magia, magia a espuertas. La cantidad suficiente para que cambie de opinión con respecto a lo de adentrarme entre la multitud.
-¿Habéis visto eso, no?-no espero respuesta alguna, directamente preparo el hechizo ilusorio más sencillo que conozco para que mis facciones parezcan, al menos visualmente, las de cualquier nublino (quizá uno con un gusto extraño, por el poncho) y salgo corriendo entre la multitud.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido MusicalPersonajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: 1ª Incursión de Azura, Noel, Gael, Giz y Nia:Nubla
04/07/12, 01:08 am
Nia
La niña seguía silbando la melodía que antes había estado cantando. Debía encontrar una manera para llevarse a Floatfred y Jetfred con ella a mundos que no fueran océanos enormes. Llegaron a una habitación como la que había en el portal para Ulterania. Debido a que ya se sabia el procedimiento, Nia estaba impaciente por cruzar la capa plateada que era el portal para ir al otro lado. Le pusieron el localizador, le dieron las mismas instrucciones que en Ulterania y finalmente todos partieron.
Lo primero que miró Nia fue al suelo, ya que el portal de Ulterania, estaba situado encima del mar y esperaba que este también estuviera suspendido en el aire. Se llevó una gran sorpresa al ver que bajo su falda había un fresco pasto. Alzó la cabeza y contempló el primer trozo de Nubla que había visto. Era un bosque con un simple camino. Los arboles, algunos animales, eran muy parecidos a otras animales y plantas.
Nia pronto sacó su cuaderno, un lápiz de carboncillo y una pluma. Mientras los demás andaban, Nia levitaba alrededor de todo el bosque, tomando apuntes y lo que parecía ser, dibujando. Cuando dibujaba, el grupo apreciaba como a continuación sacaba un pequeño cuchillo y cortaba la planta en cuestión, para luego ponerla en un envase y guardarla en su bolsa.
Cuando llegaron a una población, Nia comenzó a levitar al lado del grupo para no llamar la atención y se echó la capucha por encima de la cabeza. Y solo canturreaba la misma canción que había cantado antes. Dibujaba a la gente en el cuaderno. Ya de cerca, sus compañeros de incursión pudieron apreciar que la niña tenia talento artístico, cosa que nunca antes había demostrado. No dibujaba de una manera muy pulcra, pero clavaba las proporciones y sabia como mantener una imagen mental. El papel siempre se rasgaba con el carboncillo y cuando no era así, blandía la pluma, tomando anotaciones sobre la gente o sobre lo que estaba dibujando. De pronto paró de estar a su cuaderno y rió en voz baja.
-Así de encapuchados y siendo ellos tan bajitos, da la impresión como si fuéramos los malos de alguna historia que buscamos a alguien....-
Y volvió a sus anotaciones. Su letra podía entenderse y a veces escribía cosas que estaban claramente en otro idioma, que era el ulterano. Estaba tan sumergida en sus anotaciones que estuvo bastante ausente del grupo. En medio de sus anotaciones se dio cuenta de que habían acabado en otro sitio distinto, y este tiempo parecía una ciudad.
-¿Ya estamos en la capital?-dijo sorprendida, contemplando los edificios y garabateando en su cuaderno. Por la esquina de su ojo, captó la presencia del nublino. Se giró hacia él.
-Tu eres Yloh? Encantada, me llamo Nia. No se lo digas a nadie, pero venimos de Rocavarancolia.-añadió en un susurro.
Cerró su cuaderno y llamó la atención a su grupo.
-Yo... Yo voy a tener que separarme por el momento.-dijo con una sonrisa.-Tengo...Tengo cosas que hacer en Nubla antes de que nos vayamos... No me meteré en problemas y si me necesitáis para algo llamadme.-añadió mientras se desvió por un callejón mientras se volvía invisible con su magia.
Ando un par de callejones, flotando por encima de edificios. Detectó a su primera presa: un joven que tomó un desvió en una calle internándose en los callejones. Nia se lanzó en picado contra el chico y atrapó su cabeza con sus tentáculos de medusa. Pronto los cnelidos de sus pegajosas extremidades se adentraron en la cabeza del chico que cayó rotundo, paralizado.
-Bien... Je Je Je.-se río, como si fuera algún villano.-Es la hora de los experimentos...-
Sacó un frasco con un alga morada que apestaba y, tras hacerle un pequeño corte en el brazo, este se le empezó a infectar y la herida comenzó a adquirir una forma de pústula asquerosa y licuosa. El chico comenzó a tener dolor de cabeza y entonces Nia sacó un polvo rosado de uno de sus frasquitos. Vació el contenido del frasco en la boca del chico y retiró el alga, para volver a guardarla en el frasco y entonces esperó.
A los pocos minutos, la fiebre del chico había remitido y la herida estaba curada y sin infección alguna.
-Excelente...vayamos a por la siguiente...-dijo tras darle un poco de beber de una botella que contenía un liquido amarillo.-No sabrá que le ha pasado cuando despierte...-
Volvió a remontar el aire, buscando su siguiente Nublino y cuando lo encontró, se lanzó contra él, como el anterior.
La niña seguía silbando la melodía que antes había estado cantando. Debía encontrar una manera para llevarse a Floatfred y Jetfred con ella a mundos que no fueran océanos enormes. Llegaron a una habitación como la que había en el portal para Ulterania. Debido a que ya se sabia el procedimiento, Nia estaba impaciente por cruzar la capa plateada que era el portal para ir al otro lado. Le pusieron el localizador, le dieron las mismas instrucciones que en Ulterania y finalmente todos partieron.
Lo primero que miró Nia fue al suelo, ya que el portal de Ulterania, estaba situado encima del mar y esperaba que este también estuviera suspendido en el aire. Se llevó una gran sorpresa al ver que bajo su falda había un fresco pasto. Alzó la cabeza y contempló el primer trozo de Nubla que había visto. Era un bosque con un simple camino. Los arboles, algunos animales, eran muy parecidos a otras animales y plantas.
Nia pronto sacó su cuaderno, un lápiz de carboncillo y una pluma. Mientras los demás andaban, Nia levitaba alrededor de todo el bosque, tomando apuntes y lo que parecía ser, dibujando. Cuando dibujaba, el grupo apreciaba como a continuación sacaba un pequeño cuchillo y cortaba la planta en cuestión, para luego ponerla en un envase y guardarla en su bolsa.
Cuando llegaron a una población, Nia comenzó a levitar al lado del grupo para no llamar la atención y se echó la capucha por encima de la cabeza. Y solo canturreaba la misma canción que había cantado antes. Dibujaba a la gente en el cuaderno. Ya de cerca, sus compañeros de incursión pudieron apreciar que la niña tenia talento artístico, cosa que nunca antes había demostrado. No dibujaba de una manera muy pulcra, pero clavaba las proporciones y sabia como mantener una imagen mental. El papel siempre se rasgaba con el carboncillo y cuando no era así, blandía la pluma, tomando anotaciones sobre la gente o sobre lo que estaba dibujando. De pronto paró de estar a su cuaderno y rió en voz baja.
-Así de encapuchados y siendo ellos tan bajitos, da la impresión como si fuéramos los malos de alguna historia que buscamos a alguien....-
Y volvió a sus anotaciones. Su letra podía entenderse y a veces escribía cosas que estaban claramente en otro idioma, que era el ulterano. Estaba tan sumergida en sus anotaciones que estuvo bastante ausente del grupo. En medio de sus anotaciones se dio cuenta de que habían acabado en otro sitio distinto, y este tiempo parecía una ciudad.
-¿Ya estamos en la capital?-dijo sorprendida, contemplando los edificios y garabateando en su cuaderno. Por la esquina de su ojo, captó la presencia del nublino. Se giró hacia él.
-Tu eres Yloh? Encantada, me llamo Nia. No se lo digas a nadie, pero venimos de Rocavarancolia.-añadió en un susurro.
Cerró su cuaderno y llamó la atención a su grupo.
-Yo... Yo voy a tener que separarme por el momento.-dijo con una sonrisa.-Tengo...Tengo cosas que hacer en Nubla antes de que nos vayamos... No me meteré en problemas y si me necesitáis para algo llamadme.-añadió mientras se desvió por un callejón mientras se volvía invisible con su magia.
Ando un par de callejones, flotando por encima de edificios. Detectó a su primera presa: un joven que tomó un desvió en una calle internándose en los callejones. Nia se lanzó en picado contra el chico y atrapó su cabeza con sus tentáculos de medusa. Pronto los cnelidos de sus pegajosas extremidades se adentraron en la cabeza del chico que cayó rotundo, paralizado.
-Bien... Je Je Je.-se río, como si fuera algún villano.-Es la hora de los experimentos...-
Sacó un frasco con un alga morada que apestaba y, tras hacerle un pequeño corte en el brazo, este se le empezó a infectar y la herida comenzó a adquirir una forma de pústula asquerosa y licuosa. El chico comenzó a tener dolor de cabeza y entonces Nia sacó un polvo rosado de uno de sus frasquitos. Vació el contenido del frasco en la boca del chico y retiró el alga, para volver a guardarla en el frasco y entonces esperó.
A los pocos minutos, la fiebre del chico había remitido y la herida estaba curada y sin infección alguna.
-Excelente...vayamos a por la siguiente...-dijo tras darle un poco de beber de una botella que contenía un liquido amarillo.-No sabrá que le ha pasado cuando despierte...-
Volvió a remontar el aire, buscando su siguiente Nublino y cuando lo encontró, se lanzó contra él, como el anterior.
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejos
Personajes :- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
- Ri:Tengu. Aurva albina, 18 años. 170 cm
- Nero:Sin esencia, edeel. 18 años, 175 cm.
- Siete: idrino cosechado. 18 años. 172 cm.
Heridas/enfermedades : Cicatrices desiguales con forma de arañazo en los gemelos, que se extienden hacia la parte frontal de la pierna. Más anchas y verticales en la pierna derecha.
Status : So. FLUFFY.- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
Re: 1ª Incursión de Azura, Noel, Gael, Giz y Nia:Nubla
04/07/12, 01:22 pm
Azura no dijo nada. Yloh en cambio miró un poco sorprendido al que se presentó como Noel. Había mantenido la cabeza gacha por respeto a su nueva señora, pero vio que no le molestaba y que no hacía gestos de desaprobación, y se permitió observar hasta el descaro a los compañeros de la bruja escindida. Noel, que tan amigablemente se había presentado, llevaba capa, pero no tenía capucha. Eso quería decir que consideraban que estaban bien escondidos, asi que se relajó. Hizo una segunda reverencia, mas amplia, pero torpe porque el muchacho no dejaba de ser una rata callejera. Era algo falto de elegancia, pero que dejaba claro que Yloh sabía su nueva posición. Después se quedó unos segundos pensativo, observando a sus dioses. ¿era así como se comportaba un Dios? No negaba que tuvieran aspecto de serlo. Todos era altos y terribles. Uno estaba envuelto en un resplandor azulado como si su magia no cupiese entera en él y saliese por los bordes de su cuerpo. Yloh pensó que debía ser muy peligroso. El que se había presentado como Noel, tenía garras por manos y una piel dorada con ojos amarillos. Su cabeza estaba coronada de plumas, y no quedaba rastro de pelo en ninguna parte. Una muchacha de cabello pálido, se le acerco y se presentó como Nia con una voz cantarina. Yloh tuvo un pequeño deje de indignación cuando ella dijo en tono confidencial que eran de Rocavarancolia. ¡El ya lo sabía! ¿quién, por toda la Rocavaragálago, no se daría cuenta ante semejante desfile, de que eran dioses? Dioses terribles, enormes, de aspecto extraño... y palabras muy amables.
Solo su señora había hablado una vez con la firmeza del que sabe que esta por encima.
Pero en la conversación que habían mantenido ella lo había dejado claro. Ella era la única a quien debía servir, y su lealtad era para con ella. Por eso a Yloh se le ocurrió pensar que su ama, que era la que presentaba un aspecto más corriente, podía ser también la más importante o al menos, la más poderosa. Ese pensamiento bailó con alegría y orgullo en el pecho de Yloh. No se permitió dudar más de la naturaleza de sus dioses. Él sabía muy bien estar por debajo de otros, no estaba acostumbrado a que eso significase mucho para él, que robaba sin problemas de los más y menos ricos, pero sí a estar por debajo. No era el más devoto de todos, porque había dudado de su existencia muchas veces, pero frente a ellos, eso era innegable, e Yloh estaba invadido por un fervor religioso que no tenía antes.
Entonces sono un ruido. Aplausos. Giz, un lagarto.., no; un dragón, se separó en dirección al ruido. Nia también se despidió y marchó en otra dirección.
Azura observaba muy satisfecha a Yloh como si ella misma lo hubiera hecho y no recogido al azar por las calles. Respeto, pero no miedo, era lo que se adivinaba en el chico. Giz al salir entre la multitud, mientras sus rasgos se volvían inocentes y casi humanos, la despistó. Azura transformó el aspecto de Noel con unas pocas palabras, y disfrazó el resplandor del cadáver que ocupaba Gael. Una vez había ayudado a sus amigos, corrió tras Giz, calándose la capucha de nuevo. Yloh le seguía, siempre detrás, siempre a la misma distancia de tres pasos.
Solo su señora había hablado una vez con la firmeza del que sabe que esta por encima.
Pero en la conversación que habían mantenido ella lo había dejado claro. Ella era la única a quien debía servir, y su lealtad era para con ella. Por eso a Yloh se le ocurrió pensar que su ama, que era la que presentaba un aspecto más corriente, podía ser también la más importante o al menos, la más poderosa. Ese pensamiento bailó con alegría y orgullo en el pecho de Yloh. No se permitió dudar más de la naturaleza de sus dioses. Él sabía muy bien estar por debajo de otros, no estaba acostumbrado a que eso significase mucho para él, que robaba sin problemas de los más y menos ricos, pero sí a estar por debajo. No era el más devoto de todos, porque había dudado de su existencia muchas veces, pero frente a ellos, eso era innegable, e Yloh estaba invadido por un fervor religioso que no tenía antes.
Entonces sono un ruido. Aplausos. Giz, un lagarto.., no; un dragón, se separó en dirección al ruido. Nia también se despidió y marchó en otra dirección.
Azura observaba muy satisfecha a Yloh como si ella misma lo hubiera hecho y no recogido al azar por las calles. Respeto, pero no miedo, era lo que se adivinaba en el chico. Giz al salir entre la multitud, mientras sus rasgos se volvían inocentes y casi humanos, la despistó. Azura transformó el aspecto de Noel con unas pocas palabras, y disfrazó el resplandor del cadáver que ocupaba Gael. Una vez había ayudado a sus amigos, corrió tras Giz, calándose la capucha de nuevo. Yloh le seguía, siempre detrás, siempre a la misma distancia de tres pasos.
-
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: 1ª Incursión de Azura, Noel, Gael, Giz y Nia:Nubla
06/07/12, 06:19 am
Después de haber escogido el cadáver del muchacho para no llamar la atención y cubrirlo con una capa con capucha que ocultase el brillo azulado, nos dirigimos por fin al portal de Nubla. Tras atravesarlo, la primera impresión no fue ni buena ni mala. Poco a poco pudimos ver algunas poblaciones de nublinos, y el mundo era verde, algo que me gustaba y me recordaba a la tierra. Decidí entretenerme observando atentamente todo a mi alrededor y comentándolo con mis amigos, hasta que llegamos a las cercanías de una ciudad, donde Azura se separó del grupo y la exploró en solitario. Al igual que los demás, no me gustaría adentrarme mucho en lugares muy habitados por si alguien ve el brillo y se da cuenta de que soy de Rocavarancolia. No me gustaría acabar llamando la atención.
Mientras esperamos a Azura hablamos de los sumisos nublinos y de su actitud. Estoy de acuerdo con lo que comenta Noel y también me gustaría saber si hay algún nublino que nos odie.
-Digo yo que los habrá... por mucho que les fascine, entre tanta gente... Realmente es extraño que actúen de tan buena gana. Cualquiera diría que fingen por miedo, pero no parece ser eso.
Al cabo de un rato Azura regresa acompañada de un nublino que responde al nombre de Yloh. Lo miro de arriba a abajo sopesando inconscientemente si es de fiar. El chico tiene, desde luego, la actitud típica de un sirviente nublino. Seguramente sirva a Azura sin ninguna queja. Cuando todos le han dicho alguna palabra al muchacho.
-Bienvenido al grupo Yloh, el nombre por el que se me conoce es Koval, pero ya que vivirás con nosotros sabrás que mis amigos me llaman Gael -le digo sonriendo con tranquilidad. Y entonces Nia dice que debe separarse de nosotros un momento. Estoy a punto de decirle que tenga cuidado y que no se pierda, pero entonces me doy cuenta de que ya no estamos en los tiempos de la cosecha, y solamente me despido.
Entonces se oye un estruendo, como si algo hubiese impactado con el suelo, y me vuelvo buscando con la mirada el origen. Giz tiene la vista fija en algún punto de la ciudad, y de proto pregunta si lo hemos visto.
-¿Qué era eso? -trato de preguntarle. Pero Giz ya estaba preparando un hechizo y al terminar salió corriendo a curiosear-. ¡E... espera, Giz!
Al ir a preguntar si lo seguíamos, Azura preparó un hechizo para disimular el aspecto de Noel y el mío, y acto seguido echamos a correr tras el asreniano. El cuerpo no responde tan rápidamente como quisiera y casi me rezago en un par de ocasiones, pero al final logramos alcanzar a Giz para encontrar juntos el origen de aquel estruendo.
Mientras esperamos a Azura hablamos de los sumisos nublinos y de su actitud. Estoy de acuerdo con lo que comenta Noel y también me gustaría saber si hay algún nublino que nos odie.
-Digo yo que los habrá... por mucho que les fascine, entre tanta gente... Realmente es extraño que actúen de tan buena gana. Cualquiera diría que fingen por miedo, pero no parece ser eso.
Al cabo de un rato Azura regresa acompañada de un nublino que responde al nombre de Yloh. Lo miro de arriba a abajo sopesando inconscientemente si es de fiar. El chico tiene, desde luego, la actitud típica de un sirviente nublino. Seguramente sirva a Azura sin ninguna queja. Cuando todos le han dicho alguna palabra al muchacho.
-Bienvenido al grupo Yloh, el nombre por el que se me conoce es Koval, pero ya que vivirás con nosotros sabrás que mis amigos me llaman Gael -le digo sonriendo con tranquilidad. Y entonces Nia dice que debe separarse de nosotros un momento. Estoy a punto de decirle que tenga cuidado y que no se pierda, pero entonces me doy cuenta de que ya no estamos en los tiempos de la cosecha, y solamente me despido.
Entonces se oye un estruendo, como si algo hubiese impactado con el suelo, y me vuelvo buscando con la mirada el origen. Giz tiene la vista fija en algún punto de la ciudad, y de proto pregunta si lo hemos visto.
-¿Qué era eso? -trato de preguntarle. Pero Giz ya estaba preparando un hechizo y al terminar salió corriendo a curiosear-. ¡E... espera, Giz!
Al ir a preguntar si lo seguíamos, Azura preparó un hechizo para disimular el aspecto de Noel y el mío, y acto seguido echamos a correr tras el asreniano. El cuerpo no responde tan rápidamente como quisiera y casi me rezago en un par de ocasiones, pero al final logramos alcanzar a Giz para encontrar juntos el origen de aquel estruendo.
- Spoiler:
- Discúlpenme si hay derpedades... oxidada, es tarde, nu sé qué poner... <_>
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: 1ª Incursión de Azura, Noel, Gael, Giz y Nia:Nubla
06/07/12, 03:48 pm
Tras presentarnos todos a Yloh y cuando Nia se separó del grupo, alcé el vuelo. El clima de Nubla era agradable, al menos en este día y disfrute durante unos segundos de la brisa en el rostro. Sin embargo poco duró el momento de paz; un gran estruendo sonó en la ciudad, gente aplaudiendo y gritando. Bajé a tierra y pregunté a mis amigos que habían estado mirando a un punto en el cielo a mis espaldas. Por lo visto algo había caído muy cerca de donde nos encontrábamos, como un trozo de meteorito o algo similar. Iba a comentar algo pero Giz ya había empezado a correr hacia el lugar donde lo había visto caer. Azura se encargó del problema de nuestra apariencia y, sin pensarlo más, eché también a correr tras Giz y los demás.
El lugar se encontraba al otro lado de la ciudad, pero esta no era especialmente grande así que no tardamos mucho en llegar. Fue fácil dar con él: todos los nublinos se habían congregado allí atraídos como moscas a la miel. Probablemente podríamos haber ido al descubierto y no se habrían fijado en nosotros: parecían sumamente entusiasmados y enfervecidos por lo que acababa de ocurrir. Si no fuera por mi altura, o más bien la carencia de esta de los nublinos, no habría podido distinguir que estaban mirando con tanta expectación debido a la aglomeración que había alrededor del objeto en cuestión.
Se trataba de un trozo de roca de considerables dimensiones. A simple vista no parecía tener nada de especial.
-¿Qué será eso? -pregunté a mis compañeros en un tono de voz moderado-. Para los frikis de Rocavarancolia estos parece ser algo muy importante.
Lo cierto era que sentía bastante curiosidad. Si los nublinos actuaban de este modo, ¿se trataba de algo relacionado con Rocavarancolia? Todo parecía indicar que sí, pero no podía imaginar de que se trataba.
El lugar se encontraba al otro lado de la ciudad, pero esta no era especialmente grande así que no tardamos mucho en llegar. Fue fácil dar con él: todos los nublinos se habían congregado allí atraídos como moscas a la miel. Probablemente podríamos haber ido al descubierto y no se habrían fijado en nosotros: parecían sumamente entusiasmados y enfervecidos por lo que acababa de ocurrir. Si no fuera por mi altura, o más bien la carencia de esta de los nublinos, no habría podido distinguir que estaban mirando con tanta expectación debido a la aglomeración que había alrededor del objeto en cuestión.
Se trataba de un trozo de roca de considerables dimensiones. A simple vista no parecía tener nada de especial.
-¿Qué será eso? -pregunté a mis compañeros en un tono de voz moderado-. Para los frikis de Rocavarancolia estos parece ser algo muy importante.
Lo cierto era que sentía bastante curiosidad. Si los nublinos actuaban de este modo, ¿se trataba de algo relacionado con Rocavarancolia? Todo parecía indicar que sí, pero no podía imaginar de que se trataba.
- Administración
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Re: 1ª Incursión de Azura, Noel, Gael, Giz y Nia:Nubla
06/07/12, 04:50 pm
Unos nublinos se acercaron a la roca. Eran gente de cuernos muy pequeños y vestidos con ponchos muy poco decorados en su mayoría. Parecían serios. Una mujer señaló un extremo de la roca, y algunos de sus acompañantes asintieron y se colocaron a distancia para medirla. Uno de los integrantes de aquel raro equipo llevaba consigo un trozo de papel sobre una tabla de madera, y empezó a dibujar algunos signos.
-Tres tarnaes con dos -dijo. Los nublinos con ponchos austeros sonrieron. Aquel fragmento tenía un tamaño superior al que Necir había dicho que necesitaría.
La multitud aplaudió discretamente ante el no tan espectacular trabajo de medición. Luego, algunos nublinos bastante robustos comenzaron a picar en la piedra símbolos que copiaban de unos papeles que los medidores les mostraban. De vez en cuando les corregían si no hacían bien la proporción.
"¿Pretendes que con esa línea cale bien el hechizo para pulir la forma?"
"No, no, ese punto va a cero con treinta y seis rotaciones del círculo, no a cero con cuarenta y cinco. Así, así mejor."
"No piques tan superficialmente, así el hechizo no calará bien. Pero tampoco te pases tanto, así se va a agrietar. Ahora sí, ¿ves?"
Algunos espectadores ya habían vuelto a su rutina, aunque ancianos desocupados y niños observaban la preparación de la piedra. Pronto, los esbozos de cinco grandes símbolos que parecían ser mucho más complejos, empezaron a tomar forma bajo los cinceles de los obreros y los carboncillos de los medidores.
-Tres tarnaes con dos -dijo. Los nublinos con ponchos austeros sonrieron. Aquel fragmento tenía un tamaño superior al que Necir había dicho que necesitaría.
La multitud aplaudió discretamente ante el no tan espectacular trabajo de medición. Luego, algunos nublinos bastante robustos comenzaron a picar en la piedra símbolos que copiaban de unos papeles que los medidores les mostraban. De vez en cuando les corregían si no hacían bien la proporción.
"¿Pretendes que con esa línea cale bien el hechizo para pulir la forma?"
"No, no, ese punto va a cero con treinta y seis rotaciones del círculo, no a cero con cuarenta y cinco. Así, así mejor."
"No piques tan superficialmente, así el hechizo no calará bien. Pero tampoco te pases tanto, así se va a agrietar. Ahora sí, ¿ves?"
Algunos espectadores ya habían vuelto a su rutina, aunque ancianos desocupados y niños observaban la preparación de la piedra. Pronto, los esbozos de cinco grandes símbolos que parecían ser mucho más complejos, empezaron a tomar forma bajo los cinceles de los obreros y los carboncillos de los medidores.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Personajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: 1ª Incursión de Azura, Noel, Gael, Giz y Nia:Nubla
06/07/12, 08:38 pm
Nia
La niña llevaba más de doce nublinos testados con su cura. Estaba logrando grandes resultados, y solo uno habia sufrido convulsiones y otro una grave urticaria por todo el cuerpo, debido a que probablemente, era alérgico a la cura. Finalmente, encontró a la que seria su ultima prueba, una mujer con una bolsa a su espalda. Nia, repitiendo el mismo proceso, picó a lo largo de su cabeza y cuello hasta que cayó inconsciente al suelo. Preparó el ungüento. Y justo cuando se lo iba a aplicar a la mujer, escuchó un pequeño sonido, apagado. Parpadeó varias veces como si pensase que hubiera sido su imaginación, pero el sonido se repitió una vez más. Eran las carcajadas de un bebe.
Lentamente, abrió la bolsa que estaba a la espalda de la mujer. Un bebé extendió sus brazos mientras babeaba, feliz, viendo como la bolsa se habia abierto sola, pues Nia era invisible. Un ligero color aparecio en los carrillos de la niña mientras se sonrojaba. Nia alzó la cabeza mirando en todas direcciones, comprobando que no habia nadie, y deshizo el hechizo de invisibilidad apareciendo súbitamente ante el bebé.
-¡BU!-dijo haciéndole dar un respingo mientras ponía una cara de sorpresa expresiva solo como los bebes saben hacer. El bebé se quedó mirando a la ulterana como sin saber si estaba asustado o no y finalmente rompió a llorar.
Nia dio un respingo pues no se esperaba aquello. El bebé probablemente la delataria. Alarmada y mirando en todas direcciones se giró hacia el bebe llevándose un dedo a los labios.
-¡¡SHHHHH!! ¡Qué te van a oír!-
Pero el bebé no callaba. Nia se mordió el labio y le tapó la boca con sus manos que empezaron a brillar por la bioluz, debido al pánico en que se encontraba. El bebé se fue callando a medida que la luz de la niña fue aumentando. Viendo que eso le hacia callar, probó a encender su bioluz a diferentes ritmos y colores, cosa que hizo chillar al bebé de emoción, tirando de las manos de Nia, con ganas de palmear las luces, como si fueran botones.
-Ya va... Ya va...-decía Nia, fascinado con el bebé. Nunca habia visto uno de cerca y le parecían muy monos y adorables, claro está que Nia no sabia todo el trabajo que suponían. Cuando se acercó para que viera las luces de sus brazos, el traicionero bebé comenzó a tirarle de un mechón, cosa que a un humano, puede dolerle más o menos, pero a un ulterano, era bastante doloroso tirar del pelo así porque si, sobretodo cuando era tan delicado como el de Nia. La chica abrió los ojos con dolor e intentó, sin éxito separar la mano rechoncha del bebé de su pelo, que encima, el infante se divertía tirando de él. Nia no podía aguantar aquel maltrato así que rápidamente le tocó la frente al pequeño y, con una caricia y un hechizo, le dejó durmiendo plácidamente en la bolsa.
La niña retrocedió con una lágrima en el ojo, agarrando su maltratado mechón. Y finalmente, cerró la bolsa. Curó las heridas a la madre y le dio el antídoto. Pronto se despertaría. Nia volvió a lanzar el hechizo de invisibilidad y remontó el aire, intentando buscar al grupo, pero no encontró a simple vista de pájaro a nadie. Miró una ultima vez a su mechón de pelo, que estaba retorcido en zig-zag y para nada liso. Aguantó un último lloriqueo y vio como un grupo grande de nublinos se habia reunido entorno a una roca enorme.
Quizás ahí encontrase al grupo. Mientras se acercaba al lugar, sacó su cuaderno y anotó lo malo que era dejar que un bebé se acercase mucho a su pelo. Finalmente, comprobó como el grupo de encapuchados se encontraba en el lugar, pero no muy cerca de la roca o de los operarios. Nia sonrió, mientras su lado travieso se puso en acción. Aún invisible, comenzó a robar utensilios y herramientas que estaban usando los trabajadores, haciendo tropezar a alguno de ellos, o simplemente distrayéndoles, todo ello conteniendo la risa.
La niña llevaba más de doce nublinos testados con su cura. Estaba logrando grandes resultados, y solo uno habia sufrido convulsiones y otro una grave urticaria por todo el cuerpo, debido a que probablemente, era alérgico a la cura. Finalmente, encontró a la que seria su ultima prueba, una mujer con una bolsa a su espalda. Nia, repitiendo el mismo proceso, picó a lo largo de su cabeza y cuello hasta que cayó inconsciente al suelo. Preparó el ungüento. Y justo cuando se lo iba a aplicar a la mujer, escuchó un pequeño sonido, apagado. Parpadeó varias veces como si pensase que hubiera sido su imaginación, pero el sonido se repitió una vez más. Eran las carcajadas de un bebe.
Lentamente, abrió la bolsa que estaba a la espalda de la mujer. Un bebé extendió sus brazos mientras babeaba, feliz, viendo como la bolsa se habia abierto sola, pues Nia era invisible. Un ligero color aparecio en los carrillos de la niña mientras se sonrojaba. Nia alzó la cabeza mirando en todas direcciones, comprobando que no habia nadie, y deshizo el hechizo de invisibilidad apareciendo súbitamente ante el bebé.
-¡BU!-dijo haciéndole dar un respingo mientras ponía una cara de sorpresa expresiva solo como los bebes saben hacer. El bebé se quedó mirando a la ulterana como sin saber si estaba asustado o no y finalmente rompió a llorar.
Nia dio un respingo pues no se esperaba aquello. El bebé probablemente la delataria. Alarmada y mirando en todas direcciones se giró hacia el bebe llevándose un dedo a los labios.
-¡¡SHHHHH!! ¡Qué te van a oír!-
Pero el bebé no callaba. Nia se mordió el labio y le tapó la boca con sus manos que empezaron a brillar por la bioluz, debido al pánico en que se encontraba. El bebé se fue callando a medida que la luz de la niña fue aumentando. Viendo que eso le hacia callar, probó a encender su bioluz a diferentes ritmos y colores, cosa que hizo chillar al bebé de emoción, tirando de las manos de Nia, con ganas de palmear las luces, como si fueran botones.
-Ya va... Ya va...-decía Nia, fascinado con el bebé. Nunca habia visto uno de cerca y le parecían muy monos y adorables, claro está que Nia no sabia todo el trabajo que suponían. Cuando se acercó para que viera las luces de sus brazos, el traicionero bebé comenzó a tirarle de un mechón, cosa que a un humano, puede dolerle más o menos, pero a un ulterano, era bastante doloroso tirar del pelo así porque si, sobretodo cuando era tan delicado como el de Nia. La chica abrió los ojos con dolor e intentó, sin éxito separar la mano rechoncha del bebé de su pelo, que encima, el infante se divertía tirando de él. Nia no podía aguantar aquel maltrato así que rápidamente le tocó la frente al pequeño y, con una caricia y un hechizo, le dejó durmiendo plácidamente en la bolsa.
La niña retrocedió con una lágrima en el ojo, agarrando su maltratado mechón. Y finalmente, cerró la bolsa. Curó las heridas a la madre y le dio el antídoto. Pronto se despertaría. Nia volvió a lanzar el hechizo de invisibilidad y remontó el aire, intentando buscar al grupo, pero no encontró a simple vista de pájaro a nadie. Miró una ultima vez a su mechón de pelo, que estaba retorcido en zig-zag y para nada liso. Aguantó un último lloriqueo y vio como un grupo grande de nublinos se habia reunido entorno a una roca enorme.
Quizás ahí encontrase al grupo. Mientras se acercaba al lugar, sacó su cuaderno y anotó lo malo que era dejar que un bebé se acercase mucho a su pelo. Finalmente, comprobó como el grupo de encapuchados se encontraba en el lugar, pero no muy cerca de la roca o de los operarios. Nia sonrió, mientras su lado travieso se puso en acción. Aún invisible, comenzó a robar utensilios y herramientas que estaban usando los trabajadores, haciendo tropezar a alguno de ellos, o simplemente distrayéndoles, todo ello conteniendo la risa.
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- Administración
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Re: 1ª Incursión de Azura, Noel, Gael, Giz y Nia:Nubla
09/07/12, 07:59 pm
Dama Liviana no raptaba nublinos por su fidelidad. Tampoc por su fuerza, qué tontería hubiera sido hacerlo por esa razón. Y mucho menos por su diligencia. Raptaba nublinos porque tenían el sistema digestivo igual que ella.
Qué fácil era perder a uno en un bosque -o lejos de algún camino- e interpretar el espectáculo de que lo estaba cosechando. Siempre lejos de Varanublia, lejos de lo delicado. Cuando raptaba, lo hacía en lugares diferentes y normalmente cerca de las montañas para que pudieran culpar a los uroks.
Pero aquella vez sí que fue a la capital. Disfrazada con ropas normales, era indistinguible del resto de la población. Le disgustaba tener que pisar el suelo, pero quería comprobar de primera mano la naturaleza de los hechizos de Necir. Caminó hacia los tres fragmentos que ya debían haber descendido cruzando la ciudad. Era extraño el ambiente de la población. Los nublinos parecían preocupados. No era raro que a veces lo estuvieran por los problemas de convivencia que su ciudad inexperta solía suponerles. Pero generalmente se sentían orgullosos y energéticos en su "nueva Rocavarancolia".
"Pobres. Menos mal que a mí nunca se me pegó su tontería". Dama Liviana se estaba mintiendo. "Bueno, al menos nunca se me pegó por completo". La bruja cruzó los brazos. Aquella ciudad era como una derrota vergonzosa para ella. Toda su juventud escuchando como tonta los relatos de aquel despropósito y admirando al idiota de Necir. "De todas formas, no se puede culpar a una ignorante niña del Norte de creer las falsas promesas de Brinael. Brinael, ¿cómo pudiste atreverte, rata venida a más? Una concubina fanática no puede guiar a un pueblo. Ni si quiera es capaz de gastar ella sola su energía mágica regalada.".
Al llegar a los fragmentos de lunas, trató de ignorar el olor a quemado. A pesar del clima húmedo de aquella zona del planeta, nadie podía librarse de los incendios eternamente. Así que no le dio mucha importancia. Abrió discretamente un frasco diminuto del que voló un polvo detector. Lo prefería a los hechizos normales porque, a pesar de tardar más en elaborarse, consumían menos energía y podía utilizarlos repetidas veces si guardaba todos los restos con sus manos de brisa.
Lo normal. Impulsores que lanzaban los hechizos puestos a las personas que encontraban, con prioridad entre los que más esencia tenían. Necir había retocado un poco los hechizos para hacerlos pensar en orgánico, y había aguzado el criterio de éstos. Pero poco más. Un engaño solamente. Como un truco de ilusionista, eso era lo que reposaba en las piedras. Y ni si quiera completo. En la más antigua había tristes intentos de potenciar la magia. Podía verse que eran como garabatos, escritos y borrados y vueltos a escribir con cambios y luego vueltos a borrar porque Necir no tenía ni idea de cómo crear hechiceros. De hecho, tendría suerte si conseguía que aquella obra llegara a convertir a alguien en una rana.
Dama Liviana siguió escrutando y no vi ni rastro de ningún intento de potenciador de esencia. Nada de nada porque ningún nigromante había conseguido hacer algo así. A la bruja le constaba de intentos fallidos de transplantarla, pero desde los hermanos fundadores, nadie había conseguido amplificarla. Sin duda aquellos primeros hechizos eran una declaración de impotencia. ¿Lo sabría Brinael?
"Me apuesto lo que sea a que no le hace ni caso a Necir"
Dama Liviana ya había visto bastante, y le hubiera hecho gracia de no ser porque ya había dejado de hacerle gracia. Así que volvió a internarse en la ciudad.
La luz de las lámparas iluminaba bien las anchas calles expuestas. La bruja iba a preguntar a alguien cuando olió a plata vieja. Probablemente fuera el hechizo de Necir al descender, pero se concentraba en un banco de la plaza en la que se encontraba. La brisa le trajo el conocido aroma y pudo ver bien el rastro. Lo siguió, esperando encontrarse tarde o temprano con la torre de los líderes, pero sin embargo le llevó lejos del centro. Cruzando por la ciudad detectó un nuevo efluvio. Era una esencia vegetal, química. Con un algo de alcohol y parte de salitre. Tenía el olor molesto de lo que no es alimento natural pero tampoco mata. El olor de los medicamentos. Eso era muy extraño. Los nublinos no tenían ni idea de medicamentos más allá de remedios ridículamente caseros. Aquello era demasiado sofisticado, sin embargo. Con un presentimiento de sospecha, siguió al olor hacia una colina fuera de la ciudad donde se olía la plata vieja con mucha más claridad en comparación.
A la luz de la noche no le fue difícil distinguir el extraño grupo de encapuchados. Eran rocavarancoleses. ¿Pero por qué tantos? La bruja se deshizo la trenza del pelo dejando sus cintas libres a la brisa y su pelo pareció ganar tamaño. Levitó sin quitarse la ropa normal, pero mantuvo su pose digna.
-Soy dama Liviana, la alquimista mayor del reino. Quiero saber qué hacéis aquí y por qué habéis apestado toda Varanublia de magia.
Qué fácil era perder a uno en un bosque -o lejos de algún camino- e interpretar el espectáculo de que lo estaba cosechando. Siempre lejos de Varanublia, lejos de lo delicado. Cuando raptaba, lo hacía en lugares diferentes y normalmente cerca de las montañas para que pudieran culpar a los uroks.
Pero aquella vez sí que fue a la capital. Disfrazada con ropas normales, era indistinguible del resto de la población. Le disgustaba tener que pisar el suelo, pero quería comprobar de primera mano la naturaleza de los hechizos de Necir. Caminó hacia los tres fragmentos que ya debían haber descendido cruzando la ciudad. Era extraño el ambiente de la población. Los nublinos parecían preocupados. No era raro que a veces lo estuvieran por los problemas de convivencia que su ciudad inexperta solía suponerles. Pero generalmente se sentían orgullosos y energéticos en su "nueva Rocavarancolia".
"Pobres. Menos mal que a mí nunca se me pegó su tontería". Dama Liviana se estaba mintiendo. "Bueno, al menos nunca se me pegó por completo". La bruja cruzó los brazos. Aquella ciudad era como una derrota vergonzosa para ella. Toda su juventud escuchando como tonta los relatos de aquel despropósito y admirando al idiota de Necir. "De todas formas, no se puede culpar a una ignorante niña del Norte de creer las falsas promesas de Brinael. Brinael, ¿cómo pudiste atreverte, rata venida a más? Una concubina fanática no puede guiar a un pueblo. Ni si quiera es capaz de gastar ella sola su energía mágica regalada.".
Al llegar a los fragmentos de lunas, trató de ignorar el olor a quemado. A pesar del clima húmedo de aquella zona del planeta, nadie podía librarse de los incendios eternamente. Así que no le dio mucha importancia. Abrió discretamente un frasco diminuto del que voló un polvo detector. Lo prefería a los hechizos normales porque, a pesar de tardar más en elaborarse, consumían menos energía y podía utilizarlos repetidas veces si guardaba todos los restos con sus manos de brisa.
Lo normal. Impulsores que lanzaban los hechizos puestos a las personas que encontraban, con prioridad entre los que más esencia tenían. Necir había retocado un poco los hechizos para hacerlos pensar en orgánico, y había aguzado el criterio de éstos. Pero poco más. Un engaño solamente. Como un truco de ilusionista, eso era lo que reposaba en las piedras. Y ni si quiera completo. En la más antigua había tristes intentos de potenciar la magia. Podía verse que eran como garabatos, escritos y borrados y vueltos a escribir con cambios y luego vueltos a borrar porque Necir no tenía ni idea de cómo crear hechiceros. De hecho, tendría suerte si conseguía que aquella obra llegara a convertir a alguien en una rana.
Dama Liviana siguió escrutando y no vi ni rastro de ningún intento de potenciador de esencia. Nada de nada porque ningún nigromante había conseguido hacer algo así. A la bruja le constaba de intentos fallidos de transplantarla, pero desde los hermanos fundadores, nadie había conseguido amplificarla. Sin duda aquellos primeros hechizos eran una declaración de impotencia. ¿Lo sabría Brinael?
"Me apuesto lo que sea a que no le hace ni caso a Necir"
Dama Liviana ya había visto bastante, y le hubiera hecho gracia de no ser porque ya había dejado de hacerle gracia. Así que volvió a internarse en la ciudad.
La luz de las lámparas iluminaba bien las anchas calles expuestas. La bruja iba a preguntar a alguien cuando olió a plata vieja. Probablemente fuera el hechizo de Necir al descender, pero se concentraba en un banco de la plaza en la que se encontraba. La brisa le trajo el conocido aroma y pudo ver bien el rastro. Lo siguió, esperando encontrarse tarde o temprano con la torre de los líderes, pero sin embargo le llevó lejos del centro. Cruzando por la ciudad detectó un nuevo efluvio. Era una esencia vegetal, química. Con un algo de alcohol y parte de salitre. Tenía el olor molesto de lo que no es alimento natural pero tampoco mata. El olor de los medicamentos. Eso era muy extraño. Los nublinos no tenían ni idea de medicamentos más allá de remedios ridículamente caseros. Aquello era demasiado sofisticado, sin embargo. Con un presentimiento de sospecha, siguió al olor hacia una colina fuera de la ciudad donde se olía la plata vieja con mucha más claridad en comparación.
A la luz de la noche no le fue difícil distinguir el extraño grupo de encapuchados. Eran rocavarancoleses. ¿Pero por qué tantos? La bruja se deshizo la trenza del pelo dejando sus cintas libres a la brisa y su pelo pareció ganar tamaño. Levitó sin quitarse la ropa normal, pero mantuvo su pose digna.
-Soy dama Liviana, la alquimista mayor del reino. Quiero saber qué hacéis aquí y por qué habéis apestado toda Varanublia de magia.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: 1ª Incursión de Azura, Noel, Gael, Giz y Nia:Nubla
13/07/12, 03:30 pm
Al ver que los nublinos comienzan a medir la roca y tallarla con símbolos y runas mágicas, mi atención se focalizó casi en su totalidad en ellos. Incluso cuando la mayoría de ciudadanos ya se habían aburrido de mirar, yo seguía atento. Me había preguntado si habría alguna manera de sonsacarles la información, pero no estaba seguro de saber un hechizo que lo hiciera de forma pacífica y poco llamativa.
Después de que haya caído el sol, mientras continuamos varados en el mismo sitio, una mujer se nos acerca. Se suelta la larga melena al aire y, al tiempo que echa a levitar, nos pregunta con un tono entre digno y borde el por qué de haber apestado la ciudad con magia. << Pues ya podría estar así de apestada siempre... >>. Abro la gola como respuesta a mi propio pensamiento.
-¿Qué es lo que está ocurriendo aquí?-pregunto a la alquimista en un tono inocentemente curioso, obviando darle una respuesta a su anterior pregunta. Si algo tengo (o creo tener) claro, es que esta mujer no quiere saber el motivo de la magia, sino el motivo por el que estamos en Nubla y yo tampoco tengo un motivo importante, más allá de acompañar a mis amigos-¿Es alguna ceremonia típica de los Nublinos? Oh, por cierto. Yo soy Giz, encantado-improviso tras recordar fugazmente ciertas normas de cortesía.
Después de que haya caído el sol, mientras continuamos varados en el mismo sitio, una mujer se nos acerca. Se suelta la larga melena al aire y, al tiempo que echa a levitar, nos pregunta con un tono entre digno y borde el por qué de haber apestado la ciudad con magia. << Pues ya podría estar así de apestada siempre... >>. Abro la gola como respuesta a mi propio pensamiento.
-¿Qué es lo que está ocurriendo aquí?-pregunto a la alquimista en un tono inocentemente curioso, obviando darle una respuesta a su anterior pregunta. Si algo tengo (o creo tener) claro, es que esta mujer no quiere saber el motivo de la magia, sino el motivo por el que estamos en Nubla y yo tampoco tengo un motivo importante, más allá de acompañar a mis amigos-¿Es alguna ceremonia típica de los Nublinos? Oh, por cierto. Yo soy Giz, encantado-improviso tras recordar fugazmente ciertas normas de cortesía.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
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