Avenida de las Casas Carnívoras
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Rocavarancolia Rol
28 participantes
- Rocavarancolia Rol
Avenida de las Casas Carnívoras
02/08/11, 06:45 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Las casas de esta avenida están en bastantes buenas condiciones, o esa es la imagen que dan. Son capaces de crear ilusiones para tentarte e invitarte a entrar en ellas, para así poder devorarte. Antiguamente no había más que una, pero dado su éxito pudo reproducirse.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Avenida de las Casas Carnívoras
18/04/14, 10:33 pm
El fracaso en la búsqueda de Baurus había influido más en el ánimo de Archime de lo que el irrense estaba dispuesto a aceptar. No obstante, eso no iba a hacer que abandonase o que creyese que sus intenciones fuesen completamente inservibles. Los hechos habían sido claros: Taro había desaparecido en un lapso de tiempo muy breve sin dejar rastro ni emitir ningún sonido. Era cierto que pensar que había fallecido de algún modo, especialmente tras más de dos semanas de búsqueda infructuosa, era lo más lógico. Pero el biomecánico no podía negar ni descartar el nimio porcentaje de probabilidad que admitía una segunda opción. Una circunstancia alternativa.
La Avenida le mostró al biomecánico ilusiones similares a las de la vez anterior. De hecho le mostraron a Taro y a Baurus, el segundo con la pequeña Rica en brazos, pero el irrense lo ignoró. No era eso lo que buscaba, ya conocía el funcionamiento de aquel engaño y si la primera vez apenas había tenido el efecto de provocarle un ligero sentimiento irreconocible no iba a ser diferente en esta ocasión.
Una casa irreconocible para él. Eso era lo que atrajo la atención del biomecánico. Enseguida conjuró la niebla mágica y comenzó a inspeccionarla. No había nada en su interior, a parte de restos de escombros que no desentonaban con el resto de edificios de Rocavarancolia. No obstante, no era la única. Había más, había más edificios como aquel. El irrense comprendió por qué. La mayoría eran ilusiones también. Pero entonces lo vio.
Tras enfocar el interior de la tercera casa que seguía el mismo patrón de edificio ruinoso y sin ningún tipo de aspecto evocador para el ingeniero, lo vio. El carabés estaba allí, encadenado y sin señales de movilidad alguna. Archime no pudo evitar notar el horrible aspecto que presentaba, pero algo en su interior le decía que se limitase a informar de lo más relevante.
—Taro... ¡Taro está ahí dentro! —articuló empleando un tono impropio de él, alterado por la sensación de alivio e impaciencia que lo embargaba en aquellos momentos.
No esperó. Sabía que podría no estar vivo. Era bastante probable, de hecho. Pero habían llegado hasta aquel punto y no pensaba detenerse a pensar en ello. No hacía flata, lo sacaría de allí. Comenzó a conjurar pero se detuvo, para pedirle en tono urgente un traspaso a Cío. E inmediatamente después retomó el hechizo.
Intangible, atravesó las paredes para llegar hasta Taro. No perdió el tiempo, no tenía sentido hacerlo. Moldear materia inorgánica. Lo ejecutó sobre los grilletes que mantenían preso al carabés y los abrió uno a uno de este modo hasta que consiguió liberar el maltrecho cuerpo de su compañero. Fue entonces cuando la casa reaccionó.
Un estruendo alertó al biomecánico de que algo no iba bien. Se escucharon golpetazos de puertas cerrándose y de muebles de madera chirriante cayendo violentamente al suelo. El interior se oscureció al pagarse de pronto una serie de velas que iluminaban la estancia. Para cuando comenzó a conjurar la intangibilidad sobre Taro, se escuchó el sonido de una válvula chirriante y, inmediatamente después, una extraña sustancia había comenzado a filtrarse por las paredes de la habitación donde se encontraban. Los restos de lo que tenía toda la pinta de ser un brazo comenzaron a expelir humo al contacto con aquel líquido. Lo estaba corroyendo.
El biomecánico pasó por un corto episodio de pánico incapacitante. Durante un instante se quedó inmóvil, bloqueado. Taro corría peligro. Y por eso cambió de idea y primero conjuró un hechizo de levitación, justo a tiempo. Para cuando la sustancia alcanzó la zona donde se encontraban, el carabés flotaba en el aire fuera de su alcance. No obstante, para salir de allí necesitaba aplicarle la intangibilidad, y eso hizo a continuación.
El líquido corrosivo cubría los tobillos del irrense, sin posibilidad de dañarlo debido al uso de la intangibilidad para cuando volvió intangible también al carabés. No perdió el tiempo y se dirigió hacia el exterior de la casa, moviendo el levitante cuerpo de Taro delante de él.
Y así fue como Archime abandonó la casa carnívora. Los macieleros desde fuera lo primero que verían sería al casi irreconocible carabés atravesando la pared y a continuación los brazos del biomecánico. El irrense deshizo la intangibilidad sobre ambos en cuanto se encontraban a una distancia prudencial de la casa y después le tocó el turno a la levitación. Esperó a que alguien sujetase el cuerpo del carabés antes de deshacer el hechizo y, finalmente, Archime se desplomó de rodillas, agotado y jadeante. Hizo ademán de extender su mano izquierda hacia Taro, buscaba tomarle el pulso. Pero no pudo.
La Avenida le mostró al biomecánico ilusiones similares a las de la vez anterior. De hecho le mostraron a Taro y a Baurus, el segundo con la pequeña Rica en brazos, pero el irrense lo ignoró. No era eso lo que buscaba, ya conocía el funcionamiento de aquel engaño y si la primera vez apenas había tenido el efecto de provocarle un ligero sentimiento irreconocible no iba a ser diferente en esta ocasión.
Una casa irreconocible para él. Eso era lo que atrajo la atención del biomecánico. Enseguida conjuró la niebla mágica y comenzó a inspeccionarla. No había nada en su interior, a parte de restos de escombros que no desentonaban con el resto de edificios de Rocavarancolia. No obstante, no era la única. Había más, había más edificios como aquel. El irrense comprendió por qué. La mayoría eran ilusiones también. Pero entonces lo vio.
Tras enfocar el interior de la tercera casa que seguía el mismo patrón de edificio ruinoso y sin ningún tipo de aspecto evocador para el ingeniero, lo vio. El carabés estaba allí, encadenado y sin señales de movilidad alguna. Archime no pudo evitar notar el horrible aspecto que presentaba, pero algo en su interior le decía que se limitase a informar de lo más relevante.
—Taro... ¡Taro está ahí dentro! —articuló empleando un tono impropio de él, alterado por la sensación de alivio e impaciencia que lo embargaba en aquellos momentos.
No esperó. Sabía que podría no estar vivo. Era bastante probable, de hecho. Pero habían llegado hasta aquel punto y no pensaba detenerse a pensar en ello. No hacía flata, lo sacaría de allí. Comenzó a conjurar pero se detuvo, para pedirle en tono urgente un traspaso a Cío. E inmediatamente después retomó el hechizo.
Intangible, atravesó las paredes para llegar hasta Taro. No perdió el tiempo, no tenía sentido hacerlo. Moldear materia inorgánica. Lo ejecutó sobre los grilletes que mantenían preso al carabés y los abrió uno a uno de este modo hasta que consiguió liberar el maltrecho cuerpo de su compañero. Fue entonces cuando la casa reaccionó.
Un estruendo alertó al biomecánico de que algo no iba bien. Se escucharon golpetazos de puertas cerrándose y de muebles de madera chirriante cayendo violentamente al suelo. El interior se oscureció al pagarse de pronto una serie de velas que iluminaban la estancia. Para cuando comenzó a conjurar la intangibilidad sobre Taro, se escuchó el sonido de una válvula chirriante y, inmediatamente después, una extraña sustancia había comenzado a filtrarse por las paredes de la habitación donde se encontraban. Los restos de lo que tenía toda la pinta de ser un brazo comenzaron a expelir humo al contacto con aquel líquido. Lo estaba corroyendo.
El biomecánico pasó por un corto episodio de pánico incapacitante. Durante un instante se quedó inmóvil, bloqueado. Taro corría peligro. Y por eso cambió de idea y primero conjuró un hechizo de levitación, justo a tiempo. Para cuando la sustancia alcanzó la zona donde se encontraban, el carabés flotaba en el aire fuera de su alcance. No obstante, para salir de allí necesitaba aplicarle la intangibilidad, y eso hizo a continuación.
El líquido corrosivo cubría los tobillos del irrense, sin posibilidad de dañarlo debido al uso de la intangibilidad para cuando volvió intangible también al carabés. No perdió el tiempo y se dirigió hacia el exterior de la casa, moviendo el levitante cuerpo de Taro delante de él.
Y así fue como Archime abandonó la casa carnívora. Los macieleros desde fuera lo primero que verían sería al casi irreconocible carabés atravesando la pared y a continuación los brazos del biomecánico. El irrense deshizo la intangibilidad sobre ambos en cuanto se encontraban a una distancia prudencial de la casa y después le tocó el turno a la levitación. Esperó a que alguien sujetase el cuerpo del carabés antes de deshacer el hechizo y, finalmente, Archime se desplomó de rodillas, agotado y jadeante. Hizo ademán de extender su mano izquierda hacia Taro, buscaba tomarle el pulso. Pero no pudo.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Re: Avenida de las Casas Carnívoras
18/04/14, 11:21 pm
Si algo escaseaba en aquel barrio era comida. La casa había permanecido aletargada desde que aquel incauto se había dejado tragar, pues sabía que no podría escapar. El cosechado debía de durar años, la casa trabajaba para que eso fuera así y, día a día, lo había ido consumiendo con cuidado, deleitándose del exótico sabor que su vitalidad suponía. La casa había permanecido en duermevela, hasta que Archi se encargó de despertarla.
Aquellos despertares nunca eran agradables para las casas. Acababan de robarle el sustento y no hubo cabida en la magia que las volvía depredadoras para contener su rabia famélica. Había pasado casi un mes, pero la casa apenas había empezado a disfrutar de la comida. Los cosechados que permanecieran fuera verían el edificio sacudirse colérico durante todo el tiempo que la casa trató de detener al irrense.
Las puertas y las ventanas exteriores enloquecieron y se sacudieron de tal manera que los goznes peligraron. La lengua espinosa que días atrás había atrapado a Taro asomó por la puerta y se sacudió con violencia al descubrir que alimento y ladrón había conseguido escapar.
Varios chillidos desgarraron el aire. Los macieleros que decidieran volver la mirada hacia atrás descubrirían que las ilusiones se habían apoderado de nuevo del edificio. La casa fue poco amistosa y esta vez su niebla hipnótica no quiso atraer a nadie, sino sembrar terror. Sobre su ubicación se alzó el torreón Maciel, completamente derruído. Entre los escombros, los macieleros podrían ver los cuerpos de sus compañeros atrapados, siendo devorados vivos por las estirges. Los pájaros dirigieron su mirada hacia el grupo, cargando ojos y otras vísceras en el pico.
Las ilusiones se volverían más inestables conforme se alejaran, hasta ser poco más que parpadeos iracundos nacidos de una casa hambrienta.
Aquellos despertares nunca eran agradables para las casas. Acababan de robarle el sustento y no hubo cabida en la magia que las volvía depredadoras para contener su rabia famélica. Había pasado casi un mes, pero la casa apenas había empezado a disfrutar de la comida. Los cosechados que permanecieran fuera verían el edificio sacudirse colérico durante todo el tiempo que la casa trató de detener al irrense.
Las puertas y las ventanas exteriores enloquecieron y se sacudieron de tal manera que los goznes peligraron. La lengua espinosa que días atrás había atrapado a Taro asomó por la puerta y se sacudió con violencia al descubrir que alimento y ladrón había conseguido escapar.
Varios chillidos desgarraron el aire. Los macieleros que decidieran volver la mirada hacia atrás descubrirían que las ilusiones se habían apoderado de nuevo del edificio. La casa fue poco amistosa y esta vez su niebla hipnótica no quiso atraer a nadie, sino sembrar terror. Sobre su ubicación se alzó el torreón Maciel, completamente derruído. Entre los escombros, los macieleros podrían ver los cuerpos de sus compañeros atrapados, siendo devorados vivos por las estirges. Los pájaros dirigieron su mirada hacia el grupo, cargando ojos y otras vísceras en el pico.
Las ilusiones se volverían más inestables conforme se alejaran, hasta ser poco más que parpadeos iracundos nacidos de una casa hambrienta.
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejos
Re: Avenida de las Casas Carnívoras
18/04/14, 11:28 pm
Ri notaba la puñalada que suponía la realidad sobre sus esperanzas. Aun así todavia la oprimían, y la hacían contener el aliento mientras caminaban por la avenida. Los muertos la esperaban en los portales, saludando o pidiendo ayuda, pero ya todos sabían que aquello no era real. Anriel tenía esperanza, pero en realidad no esperaba que Archi encontrase nada.
El pulso le martilleaba el oido cuando el cuerpo desnutrido y delgado del chico salió de la casa. Las sacudidas y el ruido, su "lengua" fuera; estaba tan asustada como expectante.
Sujetó a Taro y terminó el gesto que trataba de hacer Archi. Debil, bajo sus dedos, las pulsaciones del corazón de Taro dieron un vuelco al suyo. Apretó levemente el abrazo con el que lo mantenía sujeto.
- Tenemos que llevarlo a Maciel. - dijo, ya emprendiendo la marcha. La casa a la que acababan de robar su presa mostraba imagenes terribles. Se obligó a mirar a otro lado y aceptó la ayuda de Kei para llevar al chico. Cuanto antes saliesen de allí mejor.
El pulso le martilleaba el oido cuando el cuerpo desnutrido y delgado del chico salió de la casa. Las sacudidas y el ruido, su "lengua" fuera; estaba tan asustada como expectante.
Sujetó a Taro y terminó el gesto que trataba de hacer Archi. Debil, bajo sus dedos, las pulsaciones del corazón de Taro dieron un vuelco al suyo. Apretó levemente el abrazo con el que lo mantenía sujeto.
- Tenemos que llevarlo a Maciel. - dijo, ya emprendiendo la marcha. La casa a la que acababan de robar su presa mostraba imagenes terribles. Se obligó a mirar a otro lado y aceptó la ayuda de Kei para llevar al chico. Cuanto antes saliesen de allí mejor.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Re: Avenida de las Casas Carnívoras
19/04/14, 02:50 am
Reinaba un silencio pesado e incómodo entre ellos. Pronto el eco de los pasos parecía toda la conversación que iba a haber. Terminarían aquello rápido y volverían. Recibió con la misma cara impasible la noticia de que no había manera de ver qué había sido de Baurus. En realidad ya lo sabía. Lo mismo pasaría al buscar a Taro, y si no, casi se alegraba de no ser Archi para no tener que ver sus huesos y lo que quedara de él si realmente terminaba apareciendo. Llegaron a la calle plagada de casas ilusorias y se adentraron en ella mientras Archi conjuraba e inspeccionaba lo que quiera que estuviese viendo. Cío no quería detenerse a mirar el exterior de las casas. De ellas venían decenas de voces distintas, y algunas de tantas lo llamaban o simplemente decían su nombre con un tono casual. No quiso detenerse a mirar las figuras de las que venían las voces de Ippon, Labril, Radilo, aquella que debía ser su madre, voces del torreón, voces…
―¿Te arrepientes ya de haberte ido? ―Esa era una voz que prefería no haber escuchado―. Deberías haberte quedado en casa ―insistió.
Su madre la coreó a continuación.
―Ven aquí, vuelve.
Cerró los puños con más fuerza. Era inútil discutir con ilusiones, pero finalmente terminó girando la cabeza hacia su padre. Allí tenía un buen motivo, aunque fuera ilusorio, para no volver a Irraria. Sabía que la casa estaba aprovechándose de su debilidad en ese momento. Fulminó al irrense con la mirada y le faltó poco para dedicarle un gesto abiertamente obsceno. Pero habría sido terriblemente infantil, y nadie más podía ver lo que él veía. Tampoco tenía sentido exteriorizar su frustración, ni mucho menos pagarla con alucinaciones. Chasqueó la lengua y siguió el recorrido de los demás por la avenida, hasta el sobresalto de Archi.
Echó la cabeza hacia atrás, sorprendido, con un hervidero de preguntas en mente «está ahí, pero… ¿en qué estado?». Estaba conjurando y se detuvo. Le pidió un traspaso y se lo permitió al momento. Su urgencia lo decía todo, Archi no rescataría un cadáver, y eso era lo más asombroso de todo. «¿Cómo es… posible?». No conocía los detalles del hechizo, pero temía que la casa estuviera engañándole a él también. Miró a Keiria, que sabía más que él, y trató de convencerse de que no se equivocaba. Todavía faltaba ver si aquella casa le dejaba entrar. Así fue. Los segundos se hicieron eternos después, la casa se volvió loca, y hasta que no vio emerger de ella a un Taro demacrado e irreconocible, no se lo terminó de creer. No podían acercarse más a la casa, por lo que tuvieron que esperar a la llegada de ambos, ignorando la locura que se desataba a espaldas de Archi y Taro. Cuando se desplomaron, el grupo ya se había arremolinado a su alrededor. Taro había acabado en manos de Ri, y de alguna manera parecía que todavía respiraba.
Al desviar su mirada a la casa, a causa de los gritos, vio escenas que hicieron evidente que esta buscaba hacer daño. Le dio la espalda enseguida y vio que Taro ya había conseguido un segundo apoyo. Tenían que llegar a Maciel cuanto antes. Entonces vio a Archi arrodillado y se agachó para levantarlo, pasándole la mano bajo el brazo y sirviéndole de bastón.
―Parece que nadie se acuerda del héroe ―bromeó. Lo dijo con un asomo de sonrisa porque, por primera vez, la esperanza tenía una razón de ser, y toda su negatividad había sido el sinsentido. No estaba pensando en lo que podía pasar a continuación, pero al hacerlo perdió el buen humor. Los gritos provenientes de la casa a su espalda no ayudaban en absoluto.
―¿Te arrepientes ya de haberte ido? ―Esa era una voz que prefería no haber escuchado―. Deberías haberte quedado en casa ―insistió.
Su madre la coreó a continuación.
―Ven aquí, vuelve.
Cerró los puños con más fuerza. Era inútil discutir con ilusiones, pero finalmente terminó girando la cabeza hacia su padre. Allí tenía un buen motivo, aunque fuera ilusorio, para no volver a Irraria. Sabía que la casa estaba aprovechándose de su debilidad en ese momento. Fulminó al irrense con la mirada y le faltó poco para dedicarle un gesto abiertamente obsceno. Pero habría sido terriblemente infantil, y nadie más podía ver lo que él veía. Tampoco tenía sentido exteriorizar su frustración, ni mucho menos pagarla con alucinaciones. Chasqueó la lengua y siguió el recorrido de los demás por la avenida, hasta el sobresalto de Archi.
Echó la cabeza hacia atrás, sorprendido, con un hervidero de preguntas en mente «está ahí, pero… ¿en qué estado?». Estaba conjurando y se detuvo. Le pidió un traspaso y se lo permitió al momento. Su urgencia lo decía todo, Archi no rescataría un cadáver, y eso era lo más asombroso de todo. «¿Cómo es… posible?». No conocía los detalles del hechizo, pero temía que la casa estuviera engañándole a él también. Miró a Keiria, que sabía más que él, y trató de convencerse de que no se equivocaba. Todavía faltaba ver si aquella casa le dejaba entrar. Así fue. Los segundos se hicieron eternos después, la casa se volvió loca, y hasta que no vio emerger de ella a un Taro demacrado e irreconocible, no se lo terminó de creer. No podían acercarse más a la casa, por lo que tuvieron que esperar a la llegada de ambos, ignorando la locura que se desataba a espaldas de Archi y Taro. Cuando se desplomaron, el grupo ya se había arremolinado a su alrededor. Taro había acabado en manos de Ri, y de alguna manera parecía que todavía respiraba.
Al desviar su mirada a la casa, a causa de los gritos, vio escenas que hicieron evidente que esta buscaba hacer daño. Le dio la espalda enseguida y vio que Taro ya había conseguido un segundo apoyo. Tenían que llegar a Maciel cuanto antes. Entonces vio a Archi arrodillado y se agachó para levantarlo, pasándole la mano bajo el brazo y sirviéndole de bastón.
―Parece que nadie se acuerda del héroe ―bromeó. Lo dijo con un asomo de sonrisa porque, por primera vez, la esperanza tenía una razón de ser, y toda su negatividad había sido el sinsentido. No estaba pensando en lo que podía pasar a continuación, pero al hacerlo perdió el buen humor. Los gritos provenientes de la casa a su espalda no ayudaban en absoluto.
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tiene
Re: Avenida de las Casas Carnívoras
19/04/14, 05:37 pm
Nadie habló durante todo el trayecto, pues a pesar de lo que suponía aquel hechizo, ninguno de sus compañeros tenía verdaderas esperanzas de encontrarlos. La ulterana, por el contrario, se aferraba a aquella ilusión con fuerza, y muy en el fondo confiaba ciegamente en que al menos encontrarían a uno de ellos con vida. En la Casa de los Dulces el infructuoso intentó de Archi minó sus ánimos, pero no su confianza, y cuando se pusieron en marcha hacía la avenida de las Casas Carnívoras, aun era positiva. Sabiendo que el día anterior la condenada casa que se había tragado al japones había rechazado cualquier intrusión mágica, no era de extrañar que el hechizo de niebla mágica no surtiera efecto en su interior, pero eso no significaba que en la avenida ocurriera lo mismo.
No tardaron en llegar a su segundo destino, y en cuanto pusieron un pie en aquella calle, las casas empezaron a mostrar imágenes a los cosechados con la intención de tentarlos. Los macieleros ya sabían como funcionaban aquellas depredadoras, pero eso no lo hacía mas fácil, y cada vez que la pelirroja desviaba su mirada del suelo hacía una de las estructuras, tenía que esforzarse por no correr hacia ellas. Sabía que eran todo mentiras, pues las casas le mostraban situaciones familiares que nunca habían ocurrido, y que dado que su madre estaba muerta, nunca pasarían. Era difícil ignorarlas aun así, pues ella anhelaba que todas aquellas cosas hubieran ocurrido de verdad.
Fue precisamente el fenómeno de las ilusiones que mostraban aquellas criaturas las que hicieron que Archi se fijara en las casas que no les tentaban con nada, y simplemente parecían un montón de escombros ruinosos. El biomecánico ejecuto el sortilegio de niebla mágica en sus inmediaciones sin resultado, repitiendo el proceso en un edificio más antes de que algo cambiara en la tercera casa.
La expresión del irrense cambió tras observar el interior del lugar durante unos segundos, y lo que dijo a continuación les confirmó que el carabés estaba allí dentro. Archi le pidió un traspaso de energía a su compañero irrense con urgencia y sin mediar palabra se hizo intangible y desapareció en el interior de la estructura. La mirada que le dirigió Cío a la pelirroja estaba cargada de interrogantes, pero Keiria se limitó a asentir con positivismo hacía el chico y centraron su atención en la fachada de la casa. Los siguientes minutos estuvieron dominados por una tensa expectación, y cuando la criatura empezó a agitarse con violencia todos se sobresaltaron.
Keiria permaneció atenta, completamente segura de que el biomecánico saldría llevando al carabés con él, y así fue. Un Taro casi irreconocible de lo delgado que estaba salió de una de las paredes precediendo a Archi, mientras la casa a sus espaldas se convulsionaba furiosa. Ri tomó el relevó del irrense y comprobó el pulso del chico mientras su salvador caía al suelo de rodillas debido al enorme gasto de energía.
Los sonidos que emitía la entidad carnívora que había retenido durante todo un mes a Taro al ver alejarse su sustento hicieron que la ulterana desviara su mirada hacia ella, y lo que vio la horrorizó. Apartó la vista de aquella imagen de pesadilla y se acercó a la sinhadre para ayudarla a cargar con el carabés. Mientras se alejaban de allí se aseguró de que Archi estaba bien, y al ver que Cío lo ayudaba a caminar se quedó tranquila.
Taro apenas era un reflejo del chico que había visto salir del torreón hacía casi un mes: casi no sentía su peso sobre los hombros, y si no estuviera sujetando personalmente uno de sus brazos habría pensado que solamente era otra de las ilusiones de las casas.
―Aguanta un poco mas, chico ―murmuró―, y antes de lo que crees estarás diezmando todas las provisiones del torreón.
Continúa en el Torreón Maciel.
No tardaron en llegar a su segundo destino, y en cuanto pusieron un pie en aquella calle, las casas empezaron a mostrar imágenes a los cosechados con la intención de tentarlos. Los macieleros ya sabían como funcionaban aquellas depredadoras, pero eso no lo hacía mas fácil, y cada vez que la pelirroja desviaba su mirada del suelo hacía una de las estructuras, tenía que esforzarse por no correr hacia ellas. Sabía que eran todo mentiras, pues las casas le mostraban situaciones familiares que nunca habían ocurrido, y que dado que su madre estaba muerta, nunca pasarían. Era difícil ignorarlas aun así, pues ella anhelaba que todas aquellas cosas hubieran ocurrido de verdad.
Fue precisamente el fenómeno de las ilusiones que mostraban aquellas criaturas las que hicieron que Archi se fijara en las casas que no les tentaban con nada, y simplemente parecían un montón de escombros ruinosos. El biomecánico ejecuto el sortilegio de niebla mágica en sus inmediaciones sin resultado, repitiendo el proceso en un edificio más antes de que algo cambiara en la tercera casa.
La expresión del irrense cambió tras observar el interior del lugar durante unos segundos, y lo que dijo a continuación les confirmó que el carabés estaba allí dentro. Archi le pidió un traspaso de energía a su compañero irrense con urgencia y sin mediar palabra se hizo intangible y desapareció en el interior de la estructura. La mirada que le dirigió Cío a la pelirroja estaba cargada de interrogantes, pero Keiria se limitó a asentir con positivismo hacía el chico y centraron su atención en la fachada de la casa. Los siguientes minutos estuvieron dominados por una tensa expectación, y cuando la criatura empezó a agitarse con violencia todos se sobresaltaron.
Keiria permaneció atenta, completamente segura de que el biomecánico saldría llevando al carabés con él, y así fue. Un Taro casi irreconocible de lo delgado que estaba salió de una de las paredes precediendo a Archi, mientras la casa a sus espaldas se convulsionaba furiosa. Ri tomó el relevó del irrense y comprobó el pulso del chico mientras su salvador caía al suelo de rodillas debido al enorme gasto de energía.
Los sonidos que emitía la entidad carnívora que había retenido durante todo un mes a Taro al ver alejarse su sustento hicieron que la ulterana desviara su mirada hacia ella, y lo que vio la horrorizó. Apartó la vista de aquella imagen de pesadilla y se acercó a la sinhadre para ayudarla a cargar con el carabés. Mientras se alejaban de allí se aseguró de que Archi estaba bien, y al ver que Cío lo ayudaba a caminar se quedó tranquila.
Taro apenas era un reflejo del chico que había visto salir del torreón hacía casi un mes: casi no sentía su peso sobre los hombros, y si no estuviera sujetando personalmente uno de sus brazos habría pensado que solamente era otra de las ilusiones de las casas.
―Aguanta un poco mas, chico ―murmuró―, y antes de lo que crees estarás diezmando todas las provisiones del torreón.
Continúa en el Torreón Maciel.
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Avenida de las Casas Carnívoras
19/04/14, 06:50 pm
Taro había estado sumido en la inconsciencia hasta el momento, y el brusco ascenso a la realidad lo produjo el desprendimiento de sus grilletes. El carabés sintió una debilidad repentina, y el impacto del bajón le sacó de su sueño. En aquel estado de duermevela la ira de la casa llegó hasta él, y el terror que le produjo eso le dio el empujón que le faltaba hacia la consciencia.
Muchos estímulos se sucedieron demasiado rápido para que pudiera identificarlos correctamente en su nuevo estado de confusión. En un momento había piedra sólida bajo él, en otro manos que lo agarraban, voces que retumbaban en sus oídos, rostros que lo miraban con una mezcla de ansiedad y alivio. En estado de shock, Taro no encontraba en ese momento el circuito de su cerebro que debía poner nombre a todo eso.
Por las muñecas le resbalaban sendos hilos de sangre resultado de las incisiones que habían hecho los grilletes en ellas para poder alimentarse. La casa tenía extremo cuidado en no retirar la suficiente sangre del cuerpo de su víctima para matarla, y las heridas no eran lo bastante grandes como para que pudiese desangrarse por ellas, pero aún así tendrían que sujetar al carabés para que pudiese caminar.
No duraría mucho despierto en aquellas condiciones. Por otra parte, sin alimento tampoco duraría mucho de todas formas.
Continúa en el Torreón Maciel.
Muchos estímulos se sucedieron demasiado rápido para que pudiera identificarlos correctamente en su nuevo estado de confusión. En un momento había piedra sólida bajo él, en otro manos que lo agarraban, voces que retumbaban en sus oídos, rostros que lo miraban con una mezcla de ansiedad y alivio. En estado de shock, Taro no encontraba en ese momento el circuito de su cerebro que debía poner nombre a todo eso.
Por las muñecas le resbalaban sendos hilos de sangre resultado de las incisiones que habían hecho los grilletes en ellas para poder alimentarse. La casa tenía extremo cuidado en no retirar la suficiente sangre del cuerpo de su víctima para matarla, y las heridas no eran lo bastante grandes como para que pudiese desangrarse por ellas, pero aún así tendrían que sujetar al carabés para que pudiese caminar.
No duraría mucho despierto en aquellas condiciones. Por otra parte, sin alimento tampoco duraría mucho de todas formas.
Continúa en el Torreón Maciel.
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
- Al veros conspirar... (CLICK):
- Al poner un evento... (CLICK):
- Durante el transcurso del evento... (CLICK):
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido MusicalPersonajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Avenida de las Casas Carnívoras
21/06/14, 08:48 pm
Aprendiz
El joven ruso se fue mentalizando a medida que se abrian paso en las calles, su mente se despejaba: se iba concentrando gradualmente en su objetivo. A su lado, iban Archi, Keiria y Ri. Los cuatro eran bastante capaces de por sí, pero aún así no podia sino evitar sentir miedo. Era una presencia que no podia ignorarse.
En aquel lugar tan peligroso, donde casi habia perdido a un amigo, donde tenias que educar a la mente a no dejarse llevar por lo que tus ojos veian, donde lo caluroso y agradable eran engaños, debia encontrar una de las piezas de su memoria.
Nada más llegar, sintió un escalofrío recorriendole la espalda. Era un lugar espectral. Podia ver tantas cosas reflejadas en las casas, tantas distintas personas, celebridades, amigos y familiares que la cabeza le empezó a dar vueltas.
-E-Empecemos...-dijo, algo mareado.
Sacó la mano de mono y comenzó a pasearse entre las casas. En una de ellas Jessica Alba le hacia una señal para que se acercase. Desde otra, podia ver y oir como Jackie Chan y Jet Li peleaban bajo la supervisión de Bruce Lee y Chuck Norris, estos dos últimos con el mono amarillo y el otro disfrazado de Walker, el ranger de Texas.
Más alla, la mujer que suponia que era su madre le saludaba y le invitaba a pasar, con palabras probablemente convincentes. No les prestó oidos. No tenia el valor de intentar hallar cosas de si mismo de esa manera. No sabia cuan poderosas podian llegar a ser las casas.
No tardó mucho en notar una pulsación en la mano. Cuando se centró en ella, comenzó a apretar el paso, inconscientemente. A medida que se acercaba más y más a la zona, la mano resonaba más fuerte. Pronto se dió cuenta que habia echado a correr, casi a cuatro patas y habia dejado al grupo atrás. Torció la esquina de una de las casas, pasando entre otras dos plagadas de caras conocidas de famosos de televisión. Y ahí estaba. Era una casa abandonada, notablemente más pequeña que las demás. Bill Murray le retaba a acercarse a otra de las casas adyacentes, alegando que habia numerosas personas a las que quieria presentarle.
El aprendiz miró hacia atrás. Efectivamente habia dejado a los otros atrás. Pero la pulsacion en la mano de mono no mentia. Aquella era la casa. Miró hacia atrás unos instantes antes de girarse a la casa desde la que Bill Murray le habia llamado la atención. Entonces vio que estaba junto a Bruce Willis y a Will Smith, chaparreando una broma realmente mala, mientras los otros dos hombres reian a desparpajo y le invitaban a subir tambien.
-Lo siento señores. Tengo que recuperar mis memorias.-dijo fríamente antes de entrar en la casa abandonada tieso como una estaca de puro miedo.
Una vez dentro, la mano se quedó inmovil. Ya no reaccionaba. Supuso que tendria que encontrarlo por su cuenta. Eran solo dos pisos y no era muy grande. No iba a tardar mucho. Lo primero en lo que pudo apreciar, era el enorme desastre y la capa de polvo que tenia el lugar. Si se fijaba bien, podia apreciar que la planta baja estaba cubierta de polvo y astillas: Nadie parecia haberse movido mucho por el lugar. Asi que se dirigió directamente a la de arriba.
Dos dormitorios y un baño. El baño estaba descubierto al exterior debido al derrumbamiento de dos de sus paredes y se podia ver la calle desde ahí, así que supuso que ahi nadie esconderia nada. En el primer dormitorio, se puso a rebuscar, volcó el camastro, retiró las polvorientas alfombras y abrió los armarios y mesillas de madera podrida. Nada. Ni rastro.
>> Esto es más deprimente que cuando descubrí que en el dark souls nadie esconde nada en los barriles.
Y probó suerte con el segundo dormitorio. Aqui el polvo habia sido removido así que tuvo una buena corazonada. Algo apresuradamente, se dirigió al único mueble que habia a la vista: Un aparador de madera grisacea. En uno de los cajones habia una inscripción tallada algo toscamente que ponia flechas indicando lugares y una palabra que decia así:
" ↓ ↓ → → + Puñetazo."
Al instante supo que referenciaba aquello y que ahí debia de haber escondido el objeto que guardaba sus memorias.
De no haberse apurado, se habria dado cuenta que la alfombra que pisaba en esos instantes habia sido arrastrada hacia su actual lugar, prueba de ello era de nuevo, el polvo. Al pisar el centro de la alfombra, el suelo se hundió y se le empezó a tragar adentro. Intentó agarrarse a la alfombra pero solo le hizo caerse más. En el último instante se agarró al borde de la madera podrida, clavandose dolorosas astillas en la palma. Miró entonces hacia abajo. Era un agujero que conducia al sótano de aquella misma casa y aquel agujero en el suelo estaba perfectamente colocado encima de una estaca de hierro. De no haberse agarrado, el aprendiz seria en esos momentos poco más que un pincho moruno. Con dificultad y dolor en las manos se incorporó de nuevo en el suelo de madera y se reclinó en una pared dolorido.
No solo habia salida herida su mano sino que se habia torcido el tobillo con aquella endiablada trampa. Supo bien porque habia esa trampa ahí. Él no habia sido quien habia escondido sus propios recuerdos: Habia sido estúpido por pensar así. Si habia una sola persona que querria esconderselos era Jack. Y Jack se las habia tomado personal a la hora de hacerlo. Por una parte, le hizo preocuparse porque más trampas aparecieran, pero, por otra, la idea de que Jack tuviera que llegar hasta aquel punto para evitar que diesen con esos objetos le aseguraba que la recompensa seria grande.
Se acercó al aparador cojeando. Lenta y cuidadosamente, abrió los cajones que no tenian la marca, para asegurarse de que no tenian ninguna trampa. Y, solo entonces, intentó abrir el cajón marcado, lenta y suavemente. Pero estaba como atascado y ahí empezó a desconfiar. Se puso de lado con el aparador e hizo palanca con el bõ. Al tercer intentó, el cajón se abrió de golpe y disparado por un mecanismo de resorte, un cuchillo salió volando de este para clavarse en la pared opuesta.
El aprendiz soltó un bufido. Habia sido demasiado predecible. Dentro, habia unas molonas gafas de sol naranjas: gafas que juraria haberse visto llevando en el video. Escrito, dentro del cajón habia una frase que le hizo arrugar la nariz al ruso.
"Hadouken, gilipollas."
-Si, ya se que es el hadouken, capullo.-contestó el aprendiz mientas alcanzaba para las gafas y se las ponia. Al instante, pudo sentirlo. El torrente de memorias volviendo a él.
El joven ruso se fue mentalizando a medida que se abrian paso en las calles, su mente se despejaba: se iba concentrando gradualmente en su objetivo. A su lado, iban Archi, Keiria y Ri. Los cuatro eran bastante capaces de por sí, pero aún así no podia sino evitar sentir miedo. Era una presencia que no podia ignorarse.
En aquel lugar tan peligroso, donde casi habia perdido a un amigo, donde tenias que educar a la mente a no dejarse llevar por lo que tus ojos veian, donde lo caluroso y agradable eran engaños, debia encontrar una de las piezas de su memoria.
Nada más llegar, sintió un escalofrío recorriendole la espalda. Era un lugar espectral. Podia ver tantas cosas reflejadas en las casas, tantas distintas personas, celebridades, amigos y familiares que la cabeza le empezó a dar vueltas.
-E-Empecemos...-dijo, algo mareado.
Sacó la mano de mono y comenzó a pasearse entre las casas. En una de ellas Jessica Alba le hacia una señal para que se acercase. Desde otra, podia ver y oir como Jackie Chan y Jet Li peleaban bajo la supervisión de Bruce Lee y Chuck Norris, estos dos últimos con el mono amarillo y el otro disfrazado de Walker, el ranger de Texas.
Más alla, la mujer que suponia que era su madre le saludaba y le invitaba a pasar, con palabras probablemente convincentes. No les prestó oidos. No tenia el valor de intentar hallar cosas de si mismo de esa manera. No sabia cuan poderosas podian llegar a ser las casas.
No tardó mucho en notar una pulsación en la mano. Cuando se centró en ella, comenzó a apretar el paso, inconscientemente. A medida que se acercaba más y más a la zona, la mano resonaba más fuerte. Pronto se dió cuenta que habia echado a correr, casi a cuatro patas y habia dejado al grupo atrás. Torció la esquina de una de las casas, pasando entre otras dos plagadas de caras conocidas de famosos de televisión. Y ahí estaba. Era una casa abandonada, notablemente más pequeña que las demás. Bill Murray le retaba a acercarse a otra de las casas adyacentes, alegando que habia numerosas personas a las que quieria presentarle.
El aprendiz miró hacia atrás. Efectivamente habia dejado a los otros atrás. Pero la pulsacion en la mano de mono no mentia. Aquella era la casa. Miró hacia atrás unos instantes antes de girarse a la casa desde la que Bill Murray le habia llamado la atención. Entonces vio que estaba junto a Bruce Willis y a Will Smith, chaparreando una broma realmente mala, mientras los otros dos hombres reian a desparpajo y le invitaban a subir tambien.
-Lo siento señores. Tengo que recuperar mis memorias.-dijo fríamente antes de entrar en la casa abandonada tieso como una estaca de puro miedo.
Una vez dentro, la mano se quedó inmovil. Ya no reaccionaba. Supuso que tendria que encontrarlo por su cuenta. Eran solo dos pisos y no era muy grande. No iba a tardar mucho. Lo primero en lo que pudo apreciar, era el enorme desastre y la capa de polvo que tenia el lugar. Si se fijaba bien, podia apreciar que la planta baja estaba cubierta de polvo y astillas: Nadie parecia haberse movido mucho por el lugar. Asi que se dirigió directamente a la de arriba.
Dos dormitorios y un baño. El baño estaba descubierto al exterior debido al derrumbamiento de dos de sus paredes y se podia ver la calle desde ahí, así que supuso que ahi nadie esconderia nada. En el primer dormitorio, se puso a rebuscar, volcó el camastro, retiró las polvorientas alfombras y abrió los armarios y mesillas de madera podrida. Nada. Ni rastro.
>> Esto es más deprimente que cuando descubrí que en el dark souls nadie esconde nada en los barriles.
Y probó suerte con el segundo dormitorio. Aqui el polvo habia sido removido así que tuvo una buena corazonada. Algo apresuradamente, se dirigió al único mueble que habia a la vista: Un aparador de madera grisacea. En uno de los cajones habia una inscripción tallada algo toscamente que ponia flechas indicando lugares y una palabra que decia así:
" ↓ ↓ → → + Puñetazo."
Al instante supo que referenciaba aquello y que ahí debia de haber escondido el objeto que guardaba sus memorias.
De no haberse apurado, se habria dado cuenta que la alfombra que pisaba en esos instantes habia sido arrastrada hacia su actual lugar, prueba de ello era de nuevo, el polvo. Al pisar el centro de la alfombra, el suelo se hundió y se le empezó a tragar adentro. Intentó agarrarse a la alfombra pero solo le hizo caerse más. En el último instante se agarró al borde de la madera podrida, clavandose dolorosas astillas en la palma. Miró entonces hacia abajo. Era un agujero que conducia al sótano de aquella misma casa y aquel agujero en el suelo estaba perfectamente colocado encima de una estaca de hierro. De no haberse agarrado, el aprendiz seria en esos momentos poco más que un pincho moruno. Con dificultad y dolor en las manos se incorporó de nuevo en el suelo de madera y se reclinó en una pared dolorido.
No solo habia salida herida su mano sino que se habia torcido el tobillo con aquella endiablada trampa. Supo bien porque habia esa trampa ahí. Él no habia sido quien habia escondido sus propios recuerdos: Habia sido estúpido por pensar así. Si habia una sola persona que querria esconderselos era Jack. Y Jack se las habia tomado personal a la hora de hacerlo. Por una parte, le hizo preocuparse porque más trampas aparecieran, pero, por otra, la idea de que Jack tuviera que llegar hasta aquel punto para evitar que diesen con esos objetos le aseguraba que la recompensa seria grande.
Se acercó al aparador cojeando. Lenta y cuidadosamente, abrió los cajones que no tenian la marca, para asegurarse de que no tenian ninguna trampa. Y, solo entonces, intentó abrir el cajón marcado, lenta y suavemente. Pero estaba como atascado y ahí empezó a desconfiar. Se puso de lado con el aparador e hizo palanca con el bõ. Al tercer intentó, el cajón se abrió de golpe y disparado por un mecanismo de resorte, un cuchillo salió volando de este para clavarse en la pared opuesta.
El aprendiz soltó un bufido. Habia sido demasiado predecible. Dentro, habia unas molonas gafas de sol naranjas: gafas que juraria haberse visto llevando en el video. Escrito, dentro del cajón habia una frase que le hizo arrugar la nariz al ruso.
"Hadouken, gilipollas."
-Si, ya se que es el hadouken, capullo.-contestó el aprendiz mientas alcanzaba para las gafas y se las ponia. Al instante, pudo sentirlo. El torrente de memorias volviendo a él.
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Avenida de las Casas Carnívoras
22/06/14, 12:14 am
El irrense había empezado a utilizar la niebla mágica para examinar todos los rincones posibles en busca de alguno de los objetos que aún le faltaban al aprendiz. No obstante, el mencionado desapareció por una esquina no mucho después de la llegada a la avenida y el biomecánico consideró que vagar en solitario por aquel lugar comportaba un nivel de riesgo demasiado elevado. Echó a andar sin deshacer la niebla hasta que le vio entrar en un edificio y detuvo el sortilegio para evitar un gasto mágico continuado. Podrían tener problemas más adelante y aquel conjuro minaba sus energías a más velocidad que otros.
El ingeniero resopló de cansancio una vez alcanzaron la puerta que había visto atravesar al humano, hacia donde condujo a Keiria y Anriel.
—Se trata de un edificio normal —aseguró a las chicas sin dejar de caminar a un paso relativamente apresurado el cual no aminoró hasta alcanzar al aprendiz.
Lo primero que vio fue que había recuperado sus gafas debido a que estas resaltaban visiblemente en su rostro y había perdido la costumbre de verlo siempre con ellas puestas desde hacía más de dos meses. Pero solo ello evidenciaba este hecho con tanta claridad como que el aprendiz se encontraba en estado de shock. El ingeniero se acercó a él con cautela y jadeando ligeramente.
—¿Has recordado algo? —Al cabo de unos segundos, si el aprendiz no daba muestras de mejoría, volvería a hacerle otra pregunta— ¿Necesitas ayuda?
El ingeniero resopló de cansancio una vez alcanzaron la puerta que había visto atravesar al humano, hacia donde condujo a Keiria y Anriel.
—Se trata de un edificio normal —aseguró a las chicas sin dejar de caminar a un paso relativamente apresurado el cual no aminoró hasta alcanzar al aprendiz.
Lo primero que vio fue que había recuperado sus gafas debido a que estas resaltaban visiblemente en su rostro y había perdido la costumbre de verlo siempre con ellas puestas desde hacía más de dos meses. Pero solo ello evidenciaba este hecho con tanta claridad como que el aprendiz se encontraba en estado de shock. El ingeniero se acercó a él con cautela y jadeando ligeramente.
—¿Has recordado algo? —Al cabo de unos segundos, si el aprendiz no daba muestras de mejoría, volvería a hacerle otra pregunta— ¿Necesitas ayuda?
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido MusicalPersonajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Avenida de las Casas Carnívoras
22/06/14, 07:30 pm
Aprendiz
Lo primero que el chico visualizó fue a Cio. Ese era su nombre. Cio. Podia verle practicar un par de técnicas que él mismo le habia enseñado meses antes, y recordaba tener especial cuidado de no dañarle los brazos mecánicos, a diferencia del bicho.
Podia recordar muchas más escenas, como momentos fragmentarios en su memoria, que se fueron completando a medida que se iban completando todos los fragmentos y dándole unidad y sentido a todo.
-Se llama Cio. Su nombre es Cio.-susurró, con los ojos en blanco.
Podia recordar ya a todos sus compañeros, pero, aun así, habia cierto sentimiento de vacio. No tardó mucho en darse cuenta que todavia le quedaba una gran parte: Tenia que recordar a la chica pelirroja, tenia que recuperar su bufanda y tenia que recordar a todos: Los de letargo, su vida pasada... Sintió hasta miedo. Era una tarea muy grande para él. Él que no servia para nada. Él, que mentia. Él, que engañaba a los que estaban cerca.
Su mente, nublada por sus dudas e inseguiridades, no hizo sinó mal al intentar corromper sus memorias, quizás por obra de Jack, y le mostró memorias equivocadas, más cosas que no desearia recordar; más traumas.
En la primera, estaba hecho un guiñapo de sangre, arrodillando ante el hombre asiatico con barba que habia visto en las últimas memorias. A su lado, en las sombras de la habitación Mei Húllìn reposaba con los brazos cruzados y una mirada tensa y juiciosa en su rostro. El hombre con barba estaba echandole el rapapolvo de su vida, hablando de la deshonra que habia sido tener que pedir perdón por él, echandole en cara su irresponsabilidad, su genio y su inquietud, valores que decian ser "la via equivocada". El aprendiz no podia sinó cerrar los puños y aguantar la regañina mientras su espíritu se quebraba aún más.
La siguiente memoria mostraba una puerta cerrandose. Le cerraba siempre a él en un cuarto oscuro. De pronto una pantalla se encendia dentro y el aprendiz perdia el conocimiento. La memoria se repetia. Una puerta que se cerraba, una pantalla que se encendia. No fue hasta la cuarta o la quinta vez que empezó a ver más cosas. La puerta la cerraba una persona y tras que se encendiese la pantalla él sentia una desconexión total de su cuerpo hasta que la memoria se repetia y volvia a cerrar la puerta. A la decimonovena vez ya podia distinguir quien cerraba la puerta: Una criada un tanto mayor con una mirada asqueada en su rostro, como si el ocupante de la habitación no fuera más que basura rodeado de más basura.
A la trigesimosegunda vez podia ver más: La criada abria la puerta, empujaba un carrito con comida dentro, limpiaba vagamente algo de la habitación y salia. Fijandose más en la habitación podia ver un reloj que daba la hora y el día. Al parecer la criada solo aparecia una vez al día. Él, se limitaba a desconectarse de aquella estancia con la pantalla: Ya fuese con series, videojuegos o películas. Mataba las veinticuatro horas del día así, solo parando para comer, ir al servicio (un orinal en una esquina del revuelto cuarto) y para dormir unas pocas horas para no caer desfallecido.
La quintesimo cuarta vez, pudo ver más. Estaba llorando. Se reia por una parte, habian hecho un chiste gracioso en aquel capítulo, pero lloraba internamente. No tenia manera de romper aquel ciclo. Acercarse a la puerta, apagar la pantalla o tratar de interactuar con la criada más de lo que ya hacia se le antojaba como una misión imposible y, cobardemente, acabó creyendoselo como tal. Era imposible que él saliera de aquel cuarto por su cuenta. Poca cosa podia interesarle fuera de aquel cuarto: Mientras él tuviese la pantalla, nada ni nadie lograria sacarle de aquel ciclo autodestructivo.
El recuerdo terminaba con él vomitando en una esquina del cuarto hasta desmayarse.
El tercer y último recuerdo, el más corto tambien, tomaba lugar en una escena en blanco. La comodidad de la seda le rodeaba y podia jurar que él era un bebe. De entre las sábanas de seda blanca que le rodeaban, se asomó una cara, una cara gentil: ¿Era él mismo, de mayor? No supo distinguirlo. La cara le sonreia. Tenia el pelo notablemente más largo y algo más claro, pero sus facciones eran sino identicas, parecidas. Y habia algo en su sonrisa y en su mirada a su vez, que le decia que no era él. ¿Entonces? ¿Quién podia ser? Entonces volvió a la realidad, pero esta habia cambiado: Esta era más naranja.
Salió del trance muy desorientado, teniendo que sentarse unos instantes para recuperarse.
-Cui-Cuidado con... las trampas...-escupió, mareado.-Jack lo ha llenado todo... de trampas...-explicó.
Entonces, sintió una sacudida y se llevó las manos a la cabeza. Dando tumbos, agarrada a ella, soltó un único y corto grito antes de que el detective tomase el control.
Detective
Tras quitarse el colgante de la mano de mono con cierto asco, el detective habló.
-Ya se donde está el siguiente objeto. Está muy cerca.-les explicó mientras se incorporaba, barriendose el polvo de encima con parsimonia.-Todas las pistas concuerdan en el mismo sitio: Gamides.-
Lo primero que el chico visualizó fue a Cio. Ese era su nombre. Cio. Podia verle practicar un par de técnicas que él mismo le habia enseñado meses antes, y recordaba tener especial cuidado de no dañarle los brazos mecánicos, a diferencia del bicho.
Podia recordar muchas más escenas, como momentos fragmentarios en su memoria, que se fueron completando a medida que se iban completando todos los fragmentos y dándole unidad y sentido a todo.
-Se llama Cio. Su nombre es Cio.-susurró, con los ojos en blanco.
Podia recordar ya a todos sus compañeros, pero, aun así, habia cierto sentimiento de vacio. No tardó mucho en darse cuenta que todavia le quedaba una gran parte: Tenia que recordar a la chica pelirroja, tenia que recuperar su bufanda y tenia que recordar a todos: Los de letargo, su vida pasada... Sintió hasta miedo. Era una tarea muy grande para él. Él que no servia para nada. Él, que mentia. Él, que engañaba a los que estaban cerca.
Su mente, nublada por sus dudas e inseguiridades, no hizo sinó mal al intentar corromper sus memorias, quizás por obra de Jack, y le mostró memorias equivocadas, más cosas que no desearia recordar; más traumas.
En la primera, estaba hecho un guiñapo de sangre, arrodillando ante el hombre asiatico con barba que habia visto en las últimas memorias. A su lado, en las sombras de la habitación Mei Húllìn reposaba con los brazos cruzados y una mirada tensa y juiciosa en su rostro. El hombre con barba estaba echandole el rapapolvo de su vida, hablando de la deshonra que habia sido tener que pedir perdón por él, echandole en cara su irresponsabilidad, su genio y su inquietud, valores que decian ser "la via equivocada". El aprendiz no podia sinó cerrar los puños y aguantar la regañina mientras su espíritu se quebraba aún más.
La siguiente memoria mostraba una puerta cerrandose. Le cerraba siempre a él en un cuarto oscuro. De pronto una pantalla se encendia dentro y el aprendiz perdia el conocimiento. La memoria se repetia. Una puerta que se cerraba, una pantalla que se encendia. No fue hasta la cuarta o la quinta vez que empezó a ver más cosas. La puerta la cerraba una persona y tras que se encendiese la pantalla él sentia una desconexión total de su cuerpo hasta que la memoria se repetia y volvia a cerrar la puerta. A la decimonovena vez ya podia distinguir quien cerraba la puerta: Una criada un tanto mayor con una mirada asqueada en su rostro, como si el ocupante de la habitación no fuera más que basura rodeado de más basura.
A la trigesimosegunda vez podia ver más: La criada abria la puerta, empujaba un carrito con comida dentro, limpiaba vagamente algo de la habitación y salia. Fijandose más en la habitación podia ver un reloj que daba la hora y el día. Al parecer la criada solo aparecia una vez al día. Él, se limitaba a desconectarse de aquella estancia con la pantalla: Ya fuese con series, videojuegos o películas. Mataba las veinticuatro horas del día así, solo parando para comer, ir al servicio (un orinal en una esquina del revuelto cuarto) y para dormir unas pocas horas para no caer desfallecido.
La quintesimo cuarta vez, pudo ver más. Estaba llorando. Se reia por una parte, habian hecho un chiste gracioso en aquel capítulo, pero lloraba internamente. No tenia manera de romper aquel ciclo. Acercarse a la puerta, apagar la pantalla o tratar de interactuar con la criada más de lo que ya hacia se le antojaba como una misión imposible y, cobardemente, acabó creyendoselo como tal. Era imposible que él saliera de aquel cuarto por su cuenta. Poca cosa podia interesarle fuera de aquel cuarto: Mientras él tuviese la pantalla, nada ni nadie lograria sacarle de aquel ciclo autodestructivo.
El recuerdo terminaba con él vomitando en una esquina del cuarto hasta desmayarse.
El tercer y último recuerdo, el más corto tambien, tomaba lugar en una escena en blanco. La comodidad de la seda le rodeaba y podia jurar que él era un bebe. De entre las sábanas de seda blanca que le rodeaban, se asomó una cara, una cara gentil: ¿Era él mismo, de mayor? No supo distinguirlo. La cara le sonreia. Tenia el pelo notablemente más largo y algo más claro, pero sus facciones eran sino identicas, parecidas. Y habia algo en su sonrisa y en su mirada a su vez, que le decia que no era él. ¿Entonces? ¿Quién podia ser? Entonces volvió a la realidad, pero esta habia cambiado: Esta era más naranja.
Salió del trance muy desorientado, teniendo que sentarse unos instantes para recuperarse.
-Cui-Cuidado con... las trampas...-escupió, mareado.-Jack lo ha llenado todo... de trampas...-explicó.
Entonces, sintió una sacudida y se llevó las manos a la cabeza. Dando tumbos, agarrada a ella, soltó un único y corto grito antes de que el detective tomase el control.
Detective
Tras quitarse el colgante de la mano de mono con cierto asco, el detective habló.
-Ya se donde está el siguiente objeto. Está muy cerca.-les explicó mientras se incorporaba, barriendose el polvo de encima con parsimonia.-Todas las pistas concuerdan en el mismo sitio: Gamides.-
す 争 基 ま
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— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
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— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Avenida de las Casas Carnívoras
24/06/14, 04:43 am
El aprendiz se separó del grupo poco después de llegar a la avenida, y Archi, que en un principio había ejecutado el hechizo de niebla mágica para buscar algún objeto del humano, tuvo que usar el sortilegio para evitar perderle de vista. El biomecánico les guió por la calle, siguiendo la pista del pelinaranja, y una vez alcanzaron su posición, el irrense detuvo el caudal mágico que alimentaba el conjuro. Keiria no había prestado atención a las casas en ningun momento del trayecto, pues acostumbrada como estaba a ignorar sus alucinaciones, aquello no era diferente.
El chico estaba dentro de una estructura ruinosa que Archi calificó como segura, por lo que la pelirroja no dudo en seguirlo al interior, buscando al aprendiz con la mirada. Lo encontraron en estado de shock en la segunda planta con sus viejas gafas puestas, pero el humano no tardó en reaccionar a las preguntas del irrense, y dedujeron que había recuperado parte de sus recuerdos. Tras una ligera sacudida, sin embargo, el detective regresó al cuerpo del chico y tomó el control, indicándoles donde podía estar el siguiente objeto. Se había quitado el talismán del aprendiz con un gesto de asco y lo había dejado caer, sin hacer ademán de recuperarlo antes de ponerse en marcha.
La ibolense dudo, quedándose atrás, pero al final alcanzó la mano de mono y se la guardó en el bolsillo, alcanzando con rapidez al resto del grupo. Estaba segura de que al pelinaranja le gustaría recuperarla cuando retomara el control de su cuerpo, y como regresar a la avenida no entraba en los planes de la ulterana, prefería ser previsora.
Continúa en la Casa Gamides.
El chico estaba dentro de una estructura ruinosa que Archi calificó como segura, por lo que la pelirroja no dudo en seguirlo al interior, buscando al aprendiz con la mirada. Lo encontraron en estado de shock en la segunda planta con sus viejas gafas puestas, pero el humano no tardó en reaccionar a las preguntas del irrense, y dedujeron que había recuperado parte de sus recuerdos. Tras una ligera sacudida, sin embargo, el detective regresó al cuerpo del chico y tomó el control, indicándoles donde podía estar el siguiente objeto. Se había quitado el talismán del aprendiz con un gesto de asco y lo había dejado caer, sin hacer ademán de recuperarlo antes de ponerse en marcha.
La ibolense dudo, quedándose atrás, pero al final alcanzó la mano de mono y se la guardó en el bolsillo, alcanzando con rapidez al resto del grupo. Estaba segura de que al pelinaranja le gustaría recuperarla cuando retomara el control de su cuerpo, y como regresar a la avenida no entraba en los planes de la ulterana, prefería ser previsora.
Continúa en la Casa Gamides.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Avenida de las Casas Carnívoras
26/08/14, 07:40 pm
A Rasqa le costó entenderles, pero pronto dio con el torreón (una cueva muy alta y gruesa, cubierta de enredaderas y rodeada de una pared circular. No tuvo problemas para colarse en su interior por lo que todavía no sabía que era el patio, y dio una ojeada rápida para asegurarse de que no había nada peligroso dentro. Volvió con el resto y les avisó de que era seguro. Una vez hecho esto, el grupo decidió dividirse para ir a buscar comida. La chica sin lengua le pidió entonces un abrazo y Rasqa la miró raro. <<¿Y esto?>>. Tras preguntarle por el motivo y quedarse más tranquilo, cedió a regañadientes a dejarse abrazar. Le parecía pronto para esas cosas, pero si a los de su especie eso les daba fuerzas y el abrazo no le robaba demasiado el aire, el dragoncillo no tendría problemas en dejarse abrazar.
—Pero cuidado con las alas, ¿eh? —fue todo lo que dijo, en un tono que evidenciaba que la preocupación era real. Sin alas no había vuelo, y sin vuelo no había Rasqa.
Como no podía ser de otra manera, el parqio no tuvo ningún interés por quedarse en la cueva torreón y se apuntó con los exploradores. <<Seré más útil para ellos>> creía saber. En aquel refugio no había nada tan interesante como alargar el paseo. Los gusanos de aquel río-vertedero , sin embargo, ayudaron a que fuera con más precaución de ahí en adelante y, esta vez, el parqio no se separaría demasiado del grupo, mientras los guiaba en la misma dirección en la que había visto moverse a una de las bañeras. Si su intuición no le fallaba, habría aterrizado relativamente cerca del refugio. <<Espero que no haya más gusanos gigantes>>. Sus islas no eran un lugar tan peligroso, pero sabía de sobra qué ocurría entre los animales grandes y los pequeños. Y él era pequeño de más, para su propio gusto.
Así, disfrutando de la brisa rocavarancolesa, Rasqa condujo al grupo por los senderos entre cuevas y, desde lo alto, no tardó en divisar lo que parecían ser las cestas esas que parecían hechas de hojas gordas y secas.
—¡Por aquí! —exclamó al tiempo que descendía para volar a ras del suelo, entusiasmado por haber dado con ellas. Su instinto no se había enfrentado nunca a nada mágico y Rasqa no tenía ni idea de que estaba metiendo a sus compañeros en la boca del depredador.
—Pero cuidado con las alas, ¿eh? —fue todo lo que dijo, en un tono que evidenciaba que la preocupación era real. Sin alas no había vuelo, y sin vuelo no había Rasqa.
Como no podía ser de otra manera, el parqio no tuvo ningún interés por quedarse en la cueva torreón y se apuntó con los exploradores. <<Seré más útil para ellos>> creía saber. En aquel refugio no había nada tan interesante como alargar el paseo. Los gusanos de aquel río-vertedero , sin embargo, ayudaron a que fuera con más precaución de ahí en adelante y, esta vez, el parqio no se separaría demasiado del grupo, mientras los guiaba en la misma dirección en la que había visto moverse a una de las bañeras. Si su intuición no le fallaba, habría aterrizado relativamente cerca del refugio. <<Espero que no haya más gusanos gigantes>>. Sus islas no eran un lugar tan peligroso, pero sabía de sobra qué ocurría entre los animales grandes y los pequeños. Y él era pequeño de más, para su propio gusto.
Así, disfrutando de la brisa rocavarancolesa, Rasqa condujo al grupo por los senderos entre cuevas y, desde lo alto, no tardó en divisar lo que parecían ser las cestas esas que parecían hechas de hojas gordas y secas.
—¡Por aquí! —exclamó al tiempo que descendía para volar a ras del suelo, entusiasmado por haber dado con ellas. Su instinto no se había enfrentado nunca a nada mágico y Rasqa no tenía ni idea de que estaba metiendo a sus compañeros en la boca del depredador.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Avenida de las Casas Carnívoras
27/08/14, 03:30 am
Hubo una especie de consenso dentro del grupo y se decidió que se dividirían una vez llegaran al refugio. Unos se quedarían a limpiar y el resto iría a por las cestas de comida. Sekk no habló de camino a Letargo y no comentó nada cuando avisto el torreón, guardándose sus impresiones para si. No le habría importado quedarse para adecentar el lugar y descansar un poco, pero los suministros eran importantes, y como por el momento solo se fiaba de si mismo, prefirió estar presente en el instante de recoger la comida.
Se mantuvo igual de taciturno mientras seguían a Rasqa hacia la avenida, avanzando en la cabeza del grupo con todos los sentidos alerta. El ruinoso paisaje apenas cambiaba, pero el intara veía peligros en cada esquina, y fue esa paranoia la que le salvó cuando avistó a sus padres apoyados en una de las barandillas de la ciudad-barco que era su hogar.
—¿Pero qué demonios... ? —masculló para si. Su mente se negaba a aceptar lo que sus ojos veían con claridad, pues por muy nítida que fuera aquella visión era imposible que un trozo de Reishasazhame, y mas teniendo en cuenta que llevaba a sus padres consigo, hubiera aterrizado en una calle cualquiera de una ciudad de otro planeta—. Tiene que ser alguna clase de truco.
Las cestas de suministros estaban en mitad de la avenida y nada se había acercado a ellas, pero las casas que se alzaban en aquella calle eran una trampa mortal en si mismas. <<¿Qué es este lugar?>> pensó el ulterano, alejándose de sus padres sin darles las espalda.
—¿Soy yo el único que esta viendo cosas fuera de lugar? —preguntó a nadie en particular.
Se mantuvo igual de taciturno mientras seguían a Rasqa hacia la avenida, avanzando en la cabeza del grupo con todos los sentidos alerta. El ruinoso paisaje apenas cambiaba, pero el intara veía peligros en cada esquina, y fue esa paranoia la que le salvó cuando avistó a sus padres apoyados en una de las barandillas de la ciudad-barco que era su hogar.
—¿Pero qué demonios... ? —masculló para si. Su mente se negaba a aceptar lo que sus ojos veían con claridad, pues por muy nítida que fuera aquella visión era imposible que un trozo de Reishasazhame, y mas teniendo en cuenta que llevaba a sus padres consigo, hubiera aterrizado en una calle cualquiera de una ciudad de otro planeta—. Tiene que ser alguna clase de truco.
Las cestas de suministros estaban en mitad de la avenida y nada se había acercado a ellas, pero las casas que se alzaban en aquella calle eran una trampa mortal en si mismas. <<¿Qué es este lugar?>> pensó el ulterano, alejándose de sus padres sin darles las espalda.
—¿Soy yo el único que esta viendo cosas fuera de lugar? —preguntó a nadie en particular.
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Personajes :
● Wednesday: Vouivre humana británica.
● Karime: Licántropa loba libense de la capital.
● Kimbra: Demonio rakshasa krabelinense Hija de Lunas engendro.
● Irenneil: Brujo de la cera aurva sinhadre.
● Edén Damkinea: Atlante daeliciano de la Ciudad del Norte.
● Szczenyak//Colmillo: vittya zawodny nómada.
Unidades mágicas : 5/5
Heridas/enfermedades :
● Ka: Le falta el ojo izquierdo.
● Colmillo: Tiene partido el colmillo derecho.
Síntomas : Gusto por dibujar trazos sin ton ni son cuando vacía la mente.
Armas :
● Wen: Guadaña doble y arco.
● Ka: Espadas gemelas, arco y dardos.
● Kim: Arco, machetes y dagas.
● Neil: Cuchara de madera y cera.
● Edén: Magia y sonrisas amables.
● Colmillo: inutilidad.
Humor : Absurdo
Re: Avenida de las Casas Carnívoras
27/08/14, 04:08 pm
Kimbra se sorprendió de las palabras del tal Roaxen ante el desconocimiento de Irianna de su nombre completo. Por lo visto, en su mundo se le daba una importancia significativa a un conjunto de letras que simplemente se utilizaba para denominarse. El comportamiento del ulterano se le antojó absurdo, inútil y totalmente fuera de lugar; al igual que su nombre que, a su entender, carecía por completo de practicidad. Teniendo en cuenta esto, Kimbra decidió que un acercamiento con este ser no resultaría beneficioso por el momento y prefirió ignorarlo para evitar presenciar más momentos desagradables.
De nuevo, se pusieron en marcha con la intención de buscar un camino que les permitiera cruzar la gran grieta que partía el suelo. Kimbra, inconscientemente, esperaba que el paso fuera lo suficientemente ancho como para no ver la diferencia de altura, pues no quería repetir la desagradable experiencia que había tenido al acercarse en un primer momento al borde del precipicio.
Mientras andaba, Irianna reanudó su anterior conversación informándole que en su mundo todos eran nombrados por unos individuos llamaos padres de los que Kimbra no tenía constancia.
- Efectivamente, al nacer somos numerados por los Sabios y de esta manera se nos llama durante toda nuestra existencia. Siempre y cuando uno no decida seguir la senda marcada por Lakra, por supuesto- explicó-. Estoy completamente de acuerdo contigo, Irianna. Realmente me gustaría saber qué son esos padres y si cuentan con algún cometido más a parte de nombrar a los recién nacidos.
Ciertamente, aquellas no eran las condiciones optimas para una conversación que consistiera en intercambiar información de mundos distintos, pero la curiosidad de la engendro afloraba con cada nueva palabra extraña o dato de apariencia relevante.
Sus pasos y la guía del Bakaiar en miniatura llamado Rasqa les llevó a dar con una cueva cubierta de enredaderas que llamaron refugio. Según parecía, el grupo pretendía hacerlo su hogar por el momento y Kimbra dedujo que la palabra refugio denominaba un lugar cubierto en el que habitar. En la puerta del llamado refugio se decidió separarse para que, mientras unos adecentaban el lugar, otros fueran en busca del alimento prometido. Kimbra, obviamente, se unió al grupo de buscadores de comida, pues aquel siempre había sido su cometido, aunque en este caso no se tratara de cazar sino simplemente de recoger.
Kimbra se limitó a andar al lado de Irianna, pues por el momento era con quien más había tenido trato del grupo, además que había sido la única que se había dirigido directamente a ella. Siguiendo al pequeño dragón, el grupo dio con un sendero entre cuevas al fondo del cual se encontraban una especie de recipientes de tamaño moderado hechos de madera trenzada que Kimbra sospechó que debían ser los contenedores de la comida. Decidida a hacerse con ellos, la engendro se encaminó hacia su posición cuando un aullido hizo que se parara. Lentamente se giró a su lado derecha para encontrarse la visión de la Fuente de los Nacimientos frente a la que se encontraba Ámarok recostado en el pasto. A su lado, sobre un pedestal, había un Hijo de Lunas que por la descripción que ella tenía archivada en su mente solo podía tratarse del Portador, sosteniendo entre sus manos el amuleto como si fuera a colocárselo al próximo que se sentara sobre el lomo del kerlax de Kimbra. A su lado, con una sonrisa, se encontraba Ekatechs llamándola y advirtiéndole de que su iniciación iba a dar comienzo en cualquier momento y que debía darse prisa.
La Hija de Lunas quedó en shock. Ella recordaba perfectamente como Diurna le había advertido de lo contraproducente que sería ir acompañada de su kerlax y que Ekatechs y el Portador hubieran viajado hasta ahí con Ámarok confundía muchísimo a la engendro. “¿O acaso no he salido de Krabelin en ningún momento? ¿Habrá sido todo producto de mi imaginación? ¿Será que en realidad no existe Diurna, Irianna, todos aquellos seres y ese lugar?” se preguntó con el ceño completamente fruncido. Kimbra sabía que su curiosidad era mucha, pero su imaginación más bien escasa, por lo que aquella hipótesis debería quedar descartada. “Entonces, ¿Por qué están aquí ellos?”
"Rocavarancolia es una ciudad llena de misterios y sorpresas, como un acertijo complicado y excitante."
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguasPersonajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Avenida de las Casas Carnívoras
27/08/14, 05:12 pm
La habilidad de Roaxen Tenvrai para desagradar era ciertamente reseñable. Irianna pudo notar en varios de los presentes debido a su lenguaje corporal que no era, ni de lejos, la única a la que el comportamiento del pelimorado le resultaba, cuanto menos, irritante. La idrina se sintió en cierta medida aliviada por ello de cara al futuro, ya que de este modo seguramente no sería la primera en perder la paciencia y mostrarse abiertamente hostil con el ulterano, cosa que la había empezado a preocupar desde que el enmascarado la increpó por olvidar su nombre completo. Desde el punto de vista de su educación sería más bien poco decoroso hacerlo, pero no se veía con la capacidad para aguantar durante demasiado tiempo. Si había tenido paciencia antes, Veril se la había llevado toda. Pero Irianna no quería pensar en un cerdo con piel de cordero ahora que había logrado alejarse de él. Darse cuenta una vez más de que se encontraba a varios mundos de distancia de él, de hecho, hacía que Rocavarancolia le resultase casi más reconfortante que peligrosa. <<Irianna, estás loca>>.
Una vez hallaron la forma de pasar, la idrina se limitó a caminar sin detenerse sobre aquella montaña de escombros que hacía las veces de puente, sin mirar hacia abajo en ningún momento. Nunca había tenido acrofobia, pero no había nada en aquel lugar que ofreciese sensación de seguridad. De camino hacia el refugio, Kimbra volvió a decir algo que la sorprendió, pero tal y como habían convenido decidió dejar las preguntas para otro momento.
>>El refugio apenas era visible bajo la congregación de presuntuosas enredaderas que reclamaban la atención del transeúnte. O tal vez incluso buscando evitar que el necesitado hallase el resguardo que necesitaba en alguna suerte de absurda competición de tretas vegetales.
Aunque, desde luego, dicha competición no podría existir en un lugar como aquel. Las enredaderas habían sido la primera planta a la vista desde que había salido del edificio con celdas en el que despertó. Al menos que se hubiera dado cuenta y, en aquellas calles grises y llenas de suciedad, estaba bastante segura de que si hubiese visto algo verde su ojo lo habría captado con facilidad.
Tal y como habían consensuado, parte del grupo permaneció en busca de la entrada al refugio mientras la otra mitad, en la que se encontraba ella misma, siguió una vez más las indicaciones de Rasqa intentando encontrar el lugar de aterrizaje de aquella otra bañera que habían visto pasar sobre sus cabezas. Por suerte aquella no había descargado su mercancía en un lugar inaccesible y tras caminar un rato dieron con las cestas que se suponía que contenían sus provisiones.
No obstante, algo distrajo la atención de la idrina antes de que pudiera acercarse siquiera a las cestas. Un refugio idéntico a aquel en el que acababan de dejar al resto del grupo se alzaba entre el resto de edificios de aspecto ruinoso. Irianna se preguntó por qué no lo habían visto antes, pero sin duda si había otro refugio tan cercano al punto de abastecimiento resultaba mucho más conveniente… Claro que no sabía si en futuras ocasiones las provisiones aterrizarían allí. Podían tener algún recorrido designado o ser totalmente aleatorio.
—Oíd… —comenzó a decir, girándose hacia el resto del grupo que por algún motivo se encontraba mirando hacia varios lugares entre las ruinas en lugar de a aquel otro edificio ahogado en plantas.
Fueron las palabras de Sekkeh las que la extrañaron y la despistaron lo suficiente como para no llegar a advertir de lo que había descubierto, hasta que una nueva voz que la llamaba por su nombre le hizo girarse de nuevo hacia el refugio. Eara, y tras ella Ayne, salió en ese momento de la puerta del edificio y le hizo un gesto con el brazo, claramente una indicación a que se acercase. Enseguida comenzaron a salir por la puerta otros integrantes del grupo al que habían perdido, como el pájaro al que siguió en un principio en busca del refugio o el niño que se había presentado como Arik.
—¡Los demás están aquí! —señaló claramente sorprendida.
Desde luego le había parecido que cuando les atacó el escarabajo gigante el otro grupo se había perdido en dirección contraria.
Lo único que la detuvo de salir corriendo hacia allí fue que los demás no parecían mostrar interés, por algún motivo, en que hubiesen encontrado al resto. De hecho hasta ese momento al menos a Irianna le había dado la impresión de que ni siquiera los veían. No encontraba motivos tampoco para fingir que no estaban allí, pero además su lenguaje corporal dejaba claro que no lo estaban haciendo: por alguna razón las ruinas que tenían delante llamaban mucho más su atención. Tal vez lo mejor sería hablar primero con Eara y preocuparse después, decidió mientras se dirigía hacia el refugio.
Una vez hallaron la forma de pasar, la idrina se limitó a caminar sin detenerse sobre aquella montaña de escombros que hacía las veces de puente, sin mirar hacia abajo en ningún momento. Nunca había tenido acrofobia, pero no había nada en aquel lugar que ofreciese sensación de seguridad. De camino hacia el refugio, Kimbra volvió a decir algo que la sorprendió, pero tal y como habían convenido decidió dejar las preguntas para otro momento.
>>El refugio apenas era visible bajo la congregación de presuntuosas enredaderas que reclamaban la atención del transeúnte. O tal vez incluso buscando evitar que el necesitado hallase el resguardo que necesitaba en alguna suerte de absurda competición de tretas vegetales.
Aunque, desde luego, dicha competición no podría existir en un lugar como aquel. Las enredaderas habían sido la primera planta a la vista desde que había salido del edificio con celdas en el que despertó. Al menos que se hubiera dado cuenta y, en aquellas calles grises y llenas de suciedad, estaba bastante segura de que si hubiese visto algo verde su ojo lo habría captado con facilidad.
Tal y como habían consensuado, parte del grupo permaneció en busca de la entrada al refugio mientras la otra mitad, en la que se encontraba ella misma, siguió una vez más las indicaciones de Rasqa intentando encontrar el lugar de aterrizaje de aquella otra bañera que habían visto pasar sobre sus cabezas. Por suerte aquella no había descargado su mercancía en un lugar inaccesible y tras caminar un rato dieron con las cestas que se suponía que contenían sus provisiones.
No obstante, algo distrajo la atención de la idrina antes de que pudiera acercarse siquiera a las cestas. Un refugio idéntico a aquel en el que acababan de dejar al resto del grupo se alzaba entre el resto de edificios de aspecto ruinoso. Irianna se preguntó por qué no lo habían visto antes, pero sin duda si había otro refugio tan cercano al punto de abastecimiento resultaba mucho más conveniente… Claro que no sabía si en futuras ocasiones las provisiones aterrizarían allí. Podían tener algún recorrido designado o ser totalmente aleatorio.
—Oíd… —comenzó a decir, girándose hacia el resto del grupo que por algún motivo se encontraba mirando hacia varios lugares entre las ruinas en lugar de a aquel otro edificio ahogado en plantas.
Fueron las palabras de Sekkeh las que la extrañaron y la despistaron lo suficiente como para no llegar a advertir de lo que había descubierto, hasta que una nueva voz que la llamaba por su nombre le hizo girarse de nuevo hacia el refugio. Eara, y tras ella Ayne, salió en ese momento de la puerta del edificio y le hizo un gesto con el brazo, claramente una indicación a que se acercase. Enseguida comenzaron a salir por la puerta otros integrantes del grupo al que habían perdido, como el pájaro al que siguió en un principio en busca del refugio o el niño que se había presentado como Arik.
—¡Los demás están aquí! —señaló claramente sorprendida.
Desde luego le había parecido que cuando les atacó el escarabajo gigante el otro grupo se había perdido en dirección contraria.
Lo único que la detuvo de salir corriendo hacia allí fue que los demás no parecían mostrar interés, por algún motivo, en que hubiesen encontrado al resto. De hecho hasta ese momento al menos a Irianna le había dado la impresión de que ni siquiera los veían. No encontraba motivos tampoco para fingir que no estaban allí, pero además su lenguaje corporal dejaba claro que no lo estaban haciendo: por alguna razón las ruinas que tenían delante llamaban mucho más su atención. Tal vez lo mejor sería hablar primero con Eara y preocuparse después, decidió mientras se dirigía hacia el refugio.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido MusicalPersonajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Avenida de las Casas Carnívoras
27/08/14, 07:29 pm
Roaxen Tenvrai
-Mirad este lugar... Parece abandonado...-comentó Roaxen Tenvrai al ver el torreón. Las enredaderas lo habian tomado por completo. ¿Es que acaso pretendian darles un sitio tan ruinoso para vivir? La tierra del patio, aun a pesar de ser la primera que veian en la ciudad, no era para nada fertil. Estaba seca y las malas hierbas la poblaban. El capellán se preguntó si acaso si seria sano cultivar en ella. La idea de tener que rebajarse a vivir en esas condiciones por su supervivencia se le hacia cada vez más cuesta arriba.
Se dividieron en dos grupos. Los más jovenes y vulnerables entrarian al torreón mientras que los que parecian más maduros saldrian por las cestas. El capellán ya intentaba postergar lo inevitable, el contemplar las ruinas del interior donde tendria que vivir durante los próximos meses. Salieron en pos de las cestas y toparon con una calle un tanto particular.
En la distancia podia ver a una persona, asomada en el patio. Estaba rodeada de cámaras con unos enormes altavoces y una aún más grande pantalla. La persona saludaba con la mano al capellán y las cámaras le apuntaban. La imagen salia en la gran pantalla.
Era su hermano pequeño. De catorce años de edad, pelo violeta atado en una larga coleta, flequillo de corte imperial y ojos de color chicle y con un largo vestido color lila. El niño sonreia con cierto júbilo. Tenia un micrófono en las manos mientras saludaba.
-¡Hermano Roaxen!-le decia.-¡Ven aquí, Roaxen! ¡Hemos venido a rescatarte!-
El ulterano se sintió completamente fuera de sí y esbozó una mueca de incredulidad.
-¡N-No... ¡No puede ser!-dijo, perdiendo el tipo.-Roaxite... Hermano... ¿Qué diablos...-murmuró a continuación.
Miro a los demás, con perplejidad que el casco ocultaba. Cada uno veia una cosa diferente. Y ya algunos les saltaron las alarmas. Fue entonces que la mente del genio tactico comenzó a dar vueltas, no entendiendo del todo lo que estaba pasando, pero recuperando su tipo al instante.
-¡Es una trampa!-declaró, señalando la casa con la mano.-¡No os acerqueis a esa casa!-ordenó.-¡Está imbuida con algún tipo de tecnologia o arte oscura que altera la mente! ¡Lo que estais viendo no es real!-exclamó.
-Jo... Tan desconfiado como siempre, Hermano Roaxen. Padre movió cielo y tierra cuando desapareciste de la fiesta, como de costumbre, y nos encontramos a Cordia que nos informó a donde te habias ido.-Su rostro se compungió unos instantes antes de que el niño empezase a llorar.-Nos abandonaste, Hermano. Nos abandonaste otra vez. ¿Por qué tienes que ser tan malo con nosotros, hermano? Roaxkala y Roaxzhuil te esperan, junto a Padre. ¿Por qué no vienes aquí? ¿No quieres volver con nosotros?-
-¡Mentiras! ¡Esta ciudad usa el terror y el miedo para intentar acabar con nosotros!-exclamó, iracundo.-¡No escucheis lo que os digan! ¡Vamonos de aquí ahora!-continuó, hecho un manojo de nervios.
-Si no vienes... Vamos a tener que sacar eso. No queriamos recurrir a ello.-
El capellán se quedó paralizado y boquiabierto cuando, detrás de tenia la forma física de su hermano, salieron sus otros dos hermanos mayores cargando con una larga estaca y, al final de esta, una persona, no, dos personas que creia conocer y que le importaban. Una de las personas era una mujer desnuda, o lo que quedaba de ella. Su cuerpo, inerte, se mecia empalado en la estaca. Su pelo, antes platino y largo, habia sido rapado al cero y sangre le manaba de las raices precipitandose por todo su cuerpo. Sus extremidades habian sido salvajemente mutiladas y de los muñones fluia sangre que se precipitaba más abajo, manchando a sus tres hermanos mientras estos reian macabramente, zarandeandola en el aire como un muñeco. Además, su cuerpo habia sido brutalmente destripado y de la obertura a la altura de su estómago pendian sus entrañas y, de entre ellas, colgaba un cordón umbilical. Al final de este, se encontraba la segunda vida: Un feto que yacia muerto y igual de despatarrado que su madre.
-¡Tú nos has hecho hacer esto, hermano Roaxen!-gritaba su hermana.
-¿No sientes la ira, Roaxen? ¡Ahora ya sabes como nos sentimos!-seguia el mayor.
-¡Nos traicionaste! ¡Traicionaste a tu propia familia y a tu propia sangre y ella es la culpable! ¡Consiguió lo que se merecia, junto a ese pequeño bastardo tuyo!-dijo el pequeño con malicia.
Roaxen Tenvrai habia aguantado lo suficiente. Era perfectamente consciente de que aquellas personas no eran sus hermanos y, podia jurar que la persona empalada no era ella tampoco. Sus hermanos mayores eran dos pacifistas que trabajaban junto a su Padre en el Loto Blanco y su hermano pequeño era incapaz si quiera de matar a un ratoncillo. Y, conrespecto a la mujer, el ulterano la creia incapaz de morir. Para él, no habia persona más fuerte que ella.
Pero que usasen su imagen de aquella manera le enfurecia. Su sangre hervia por debajo de sus venas. Habia comprobado, por tercera vez aquel día, que no portaba su arma consigo. En un acto de extrema temeridad y completamente fuera de sí mismo, se agachó a coger una piedra, una lo bastante pequeña como para que la pudiera lanzar, pero lo suficiente grande como para poder hacer daño de verdad.
-¡No os permitiré corromper su imagen más, malditos herejes!-gritó a los cuatro vientos antes de cargar.
Pero algo le detuvo en seco. Una fuerza considerable le habia agarrado del cuello de su casaca. Furibundo, torció la cabeza con la mano sujetando la piedra en alto, mostrando los dientes en señal de amenaza. Enorme fue su sorpresa cuando vió quien le estaba intentando detener.
-¿Cuál es el significado de esta acción, Sekkeh Reikayame?-preguntó, resoplando.-Creia que teniamos un trato. Están manchando el nombre y la imagen de mi familia. He de detenerles.-dijo tras lo cual se intentó librar, con un aspamiento, pero que concluyo con el otro ulterano, más fuerte y atletico, reduciendo al capellán y desarmandole con poco esfuerzo. El capellán se limitó a gritar de exhasperación entonces.
-Mirad este lugar... Parece abandonado...-comentó Roaxen Tenvrai al ver el torreón. Las enredaderas lo habian tomado por completo. ¿Es que acaso pretendian darles un sitio tan ruinoso para vivir? La tierra del patio, aun a pesar de ser la primera que veian en la ciudad, no era para nada fertil. Estaba seca y las malas hierbas la poblaban. El capellán se preguntó si acaso si seria sano cultivar en ella. La idea de tener que rebajarse a vivir en esas condiciones por su supervivencia se le hacia cada vez más cuesta arriba.
Se dividieron en dos grupos. Los más jovenes y vulnerables entrarian al torreón mientras que los que parecian más maduros saldrian por las cestas. El capellán ya intentaba postergar lo inevitable, el contemplar las ruinas del interior donde tendria que vivir durante los próximos meses. Salieron en pos de las cestas y toparon con una calle un tanto particular.
En la distancia podia ver a una persona, asomada en el patio. Estaba rodeada de cámaras con unos enormes altavoces y una aún más grande pantalla. La persona saludaba con la mano al capellán y las cámaras le apuntaban. La imagen salia en la gran pantalla.
Era su hermano pequeño. De catorce años de edad, pelo violeta atado en una larga coleta, flequillo de corte imperial y ojos de color chicle y con un largo vestido color lila. El niño sonreia con cierto júbilo. Tenia un micrófono en las manos mientras saludaba.
-¡Hermano Roaxen!-le decia.-¡Ven aquí, Roaxen! ¡Hemos venido a rescatarte!-
El ulterano se sintió completamente fuera de sí y esbozó una mueca de incredulidad.
-¡N-No... ¡No puede ser!-dijo, perdiendo el tipo.-Roaxite... Hermano... ¿Qué diablos...-murmuró a continuación.
Miro a los demás, con perplejidad que el casco ocultaba. Cada uno veia una cosa diferente. Y ya algunos les saltaron las alarmas. Fue entonces que la mente del genio tactico comenzó a dar vueltas, no entendiendo del todo lo que estaba pasando, pero recuperando su tipo al instante.
Cogito Ergo Sum escribió:♚ ¡Esto no tiene sentido! ¿Qué hace Roaxite aquí? ¿Le habrá secuestrado Cordia tambien? ¿Porqué no está en la plaza? No no no. Espera. Esto es aún más sospechoso de lo que parece. Como puede mi hermanito pequeño, el artista, el mismo que a duras penas lograba aprobar sus exámenes de filologia y lengua haber dominado con tal facilidad un nuevo idioma. Esto no puede ser otra cosa que...
-¡Es una trampa!-declaró, señalando la casa con la mano.-¡No os acerqueis a esa casa!-ordenó.-¡Está imbuida con algún tipo de tecnologia o arte oscura que altera la mente! ¡Lo que estais viendo no es real!-exclamó.
-Jo... Tan desconfiado como siempre, Hermano Roaxen. Padre movió cielo y tierra cuando desapareciste de la fiesta, como de costumbre, y nos encontramos a Cordia que nos informó a donde te habias ido.-Su rostro se compungió unos instantes antes de que el niño empezase a llorar.-Nos abandonaste, Hermano. Nos abandonaste otra vez. ¿Por qué tienes que ser tan malo con nosotros, hermano? Roaxkala y Roaxzhuil te esperan, junto a Padre. ¿Por qué no vienes aquí? ¿No quieres volver con nosotros?-
-¡Mentiras! ¡Esta ciudad usa el terror y el miedo para intentar acabar con nosotros!-exclamó, iracundo.-¡No escucheis lo que os digan! ¡Vamonos de aquí ahora!-continuó, hecho un manojo de nervios.
-Si no vienes... Vamos a tener que sacar eso. No queriamos recurrir a ello.-
El capellán se quedó paralizado y boquiabierto cuando, detrás de tenia la forma física de su hermano, salieron sus otros dos hermanos mayores cargando con una larga estaca y, al final de esta, una persona, no, dos personas que creia conocer y que le importaban. Una de las personas era una mujer desnuda, o lo que quedaba de ella. Su cuerpo, inerte, se mecia empalado en la estaca. Su pelo, antes platino y largo, habia sido rapado al cero y sangre le manaba de las raices precipitandose por todo su cuerpo. Sus extremidades habian sido salvajemente mutiladas y de los muñones fluia sangre que se precipitaba más abajo, manchando a sus tres hermanos mientras estos reian macabramente, zarandeandola en el aire como un muñeco. Además, su cuerpo habia sido brutalmente destripado y de la obertura a la altura de su estómago pendian sus entrañas y, de entre ellas, colgaba un cordón umbilical. Al final de este, se encontraba la segunda vida: Un feto que yacia muerto y igual de despatarrado que su madre.
-¡Tú nos has hecho hacer esto, hermano Roaxen!-gritaba su hermana.
-¿No sientes la ira, Roaxen? ¡Ahora ya sabes como nos sentimos!-seguia el mayor.
-¡Nos traicionaste! ¡Traicionaste a tu propia familia y a tu propia sangre y ella es la culpable! ¡Consiguió lo que se merecia, junto a ese pequeño bastardo tuyo!-dijo el pequeño con malicia.
Roaxen Tenvrai habia aguantado lo suficiente. Era perfectamente consciente de que aquellas personas no eran sus hermanos y, podia jurar que la persona empalada no era ella tampoco. Sus hermanos mayores eran dos pacifistas que trabajaban junto a su Padre en el Loto Blanco y su hermano pequeño era incapaz si quiera de matar a un ratoncillo. Y, conrespecto a la mujer, el ulterano la creia incapaz de morir. Para él, no habia persona más fuerte que ella.
Pero que usasen su imagen de aquella manera le enfurecia. Su sangre hervia por debajo de sus venas. Habia comprobado, por tercera vez aquel día, que no portaba su arma consigo. En un acto de extrema temeridad y completamente fuera de sí mismo, se agachó a coger una piedra, una lo bastante pequeña como para que la pudiera lanzar, pero lo suficiente grande como para poder hacer daño de verdad.
-¡No os permitiré corromper su imagen más, malditos herejes!-gritó a los cuatro vientos antes de cargar.
Pero algo le detuvo en seco. Una fuerza considerable le habia agarrado del cuello de su casaca. Furibundo, torció la cabeza con la mano sujetando la piedra en alto, mostrando los dientes en señal de amenaza. Enorme fue su sorpresa cuando vió quien le estaba intentando detener.
Cogito Ergo Sum escribió:♚ ¡Sekkeh Reikayame! ¿¡Qué pretende!?
-¿Cuál es el significado de esta acción, Sekkeh Reikayame?-preguntó, resoplando.-Creia que teniamos un trato. Están manchando el nombre y la imagen de mi familia. He de detenerles.-dijo tras lo cual se intentó librar, con un aspamiento, pero que concluyo con el otro ulterano, más fuerte y atletico, reduciendo al capellán y desarmandole con poco esfuerzo. El capellán se limitó a gritar de exhasperación entonces.
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Avenida de las Casas Carnívoras
28/08/14, 08:26 pm
No obtuvo respuesta a su pregunta, pero el intara supuso que si al ver como sus compañeros se quedaban mirando casas ruinosas como si hubiera algo realmente interesante en ellas. Sekk se mantuvo estoicamente en el centro de la avenida, ignorando los saludos de sus padres y los posteriores gritos de auxilio cuando unos piratas les asaltaron. Era una mentira muy convincente, pero no dejaba de ser una mentira.
Los demás no parecían percatarse de que estaban viendo ilusiones, pero fue el movimiento de Irianna lo que hizo saltar las alarmas del ulterano. Por sus palabras se podía deducir que la idrina estaba viendo a la mitad del grupo que habían perdido al salir de la fuente, pero la casa que señalaba estaba igual de vacía que las demás, y cuando dio dos pasos en su dirección el intara percibió un ligero temblor en la estructura.
De dos zancadas alcanzó a la muchacha y la retuvo sujetándola por la espalda de la chaqueta, tirando para devolverla al grupo e interponiéndose entre ella y el edificio.
—Ahi no hay nadie, Irianna, solo es una casa vacía. Es una ilusión, un truco —le aclaró sin darle tiempo a replicar—, y mi instinto me dice que es peligroso acercarse —añadió a media voz, pendiente repentinamente de las acciones de Roaxen. El xolnita había cogido una piedra y se acercaba a otro de los edificios con intenciones claramente hostiles.
—No os acerquéis a las casas —dijo con tono autoritario, corriendo a continuación hacia su compatriota descerebrado.
Lo sujeto por el cuello de la casaca antes de que se alejara demasiado, pero el capellán se giró hacia él enseñando los dientes, como si pretendiera golperlo. El intara le devolvió la mirada con el ceño fruncido sin cambiar de expresión, e ignorando sus palabras le redujo en cuanto hizo amago de soltarse. Le dobló el brazo a la espalda y le hizo soltar la piedra, tirando de él para alejarlo de la casa que, rota la ilusión, se había empezado a retorcer al ver como su presa se le escapaba. Una lengua de alfombra salió de una boca con dientes de astillas para tratar de alcanzar a los dos ulteranos, pero ya estaban demasiado lejos.
—Escúchame bien, Roaxen Tenvrai, pues no lo voy a repetir dos veces —masculló, manteniendo su presa sobre el xolnita—. No se lo que has visto y si te soy sincero tampoco es que me importe, pero solo era una ilusión. Algo que no es real no justifica esta imprudencia. Si quieres morir joven, hay formas menos humillantes que ser devorado por una casa de madera —comentó con acidez. El edificio volvió a retorcerse y toda su estructura crujió como si tratara de llevarle la contraria—. Tu intención era sobrevivir, ¿recuerdas? —añadió, soltándole por fin—. Yo no soy el que está incumpliendo el acuerdo —sentenció.
Se acercó a las cestas y se agachó a comprobar que contenían. Al parecer lo que habían dicho los espantapájaros era pura palabrería, pues no había nada excesivamente raro entre los suministros y todo parecía comestible.
—Sugiero que nos vayamos de aquí de una vez. Pronto anochecerá y yo no quiero ver que clase de depredadores nocturnos pueblan esta ciudad ruinosa —dijo para nadie en particular, cogiendo dos de las cestas y esperando a que los demás cargaran las demás. Estaba de mal humor.
Los demás no parecían percatarse de que estaban viendo ilusiones, pero fue el movimiento de Irianna lo que hizo saltar las alarmas del ulterano. Por sus palabras se podía deducir que la idrina estaba viendo a la mitad del grupo que habían perdido al salir de la fuente, pero la casa que señalaba estaba igual de vacía que las demás, y cuando dio dos pasos en su dirección el intara percibió un ligero temblor en la estructura.
De dos zancadas alcanzó a la muchacha y la retuvo sujetándola por la espalda de la chaqueta, tirando para devolverla al grupo e interponiéndose entre ella y el edificio.
—Ahi no hay nadie, Irianna, solo es una casa vacía. Es una ilusión, un truco —le aclaró sin darle tiempo a replicar—, y mi instinto me dice que es peligroso acercarse —añadió a media voz, pendiente repentinamente de las acciones de Roaxen. El xolnita había cogido una piedra y se acercaba a otro de los edificios con intenciones claramente hostiles.
—No os acerquéis a las casas —dijo con tono autoritario, corriendo a continuación hacia su compatriota descerebrado.
Lo sujeto por el cuello de la casaca antes de que se alejara demasiado, pero el capellán se giró hacia él enseñando los dientes, como si pretendiera golperlo. El intara le devolvió la mirada con el ceño fruncido sin cambiar de expresión, e ignorando sus palabras le redujo en cuanto hizo amago de soltarse. Le dobló el brazo a la espalda y le hizo soltar la piedra, tirando de él para alejarlo de la casa que, rota la ilusión, se había empezado a retorcer al ver como su presa se le escapaba. Una lengua de alfombra salió de una boca con dientes de astillas para tratar de alcanzar a los dos ulteranos, pero ya estaban demasiado lejos.
—Escúchame bien, Roaxen Tenvrai, pues no lo voy a repetir dos veces —masculló, manteniendo su presa sobre el xolnita—. No se lo que has visto y si te soy sincero tampoco es que me importe, pero solo era una ilusión. Algo que no es real no justifica esta imprudencia. Si quieres morir joven, hay formas menos humillantes que ser devorado por una casa de madera —comentó con acidez. El edificio volvió a retorcerse y toda su estructura crujió como si tratara de llevarle la contraria—. Tu intención era sobrevivir, ¿recuerdas? —añadió, soltándole por fin—. Yo no soy el que está incumpliendo el acuerdo —sentenció.
Se acercó a las cestas y se agachó a comprobar que contenían. Al parecer lo que habían dicho los espantapájaros era pura palabrería, pues no había nada excesivamente raro entre los suministros y todo parecía comestible.
—Sugiero que nos vayamos de aquí de una vez. Pronto anochecerá y yo no quiero ver que clase de depredadores nocturnos pueblan esta ciudad ruinosa —dijo para nadie en particular, cogiendo dos de las cestas y esperando a que los demás cargaran las demás. Estaba de mal humor.
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Personajes :
● Wednesday: Vouivre humana británica.
● Karime: Licántropa loba libense de la capital.
● Kimbra: Demonio rakshasa krabelinense Hija de Lunas engendro.
● Irenneil: Brujo de la cera aurva sinhadre.
● Edén Damkinea: Atlante daeliciano de la Ciudad del Norte.
● Szczenyak//Colmillo: vittya zawodny nómada.
Unidades mágicas : 5/5
Heridas/enfermedades :
● Ka: Le falta el ojo izquierdo.
● Colmillo: Tiene partido el colmillo derecho.
Síntomas : Gusto por dibujar trazos sin ton ni son cuando vacía la mente.
Armas :
● Wen: Guadaña doble y arco.
● Ka: Espadas gemelas, arco y dardos.
● Kim: Arco, machetes y dagas.
● Neil: Cuchara de madera y cera.
● Edén: Magia y sonrisas amables.
● Colmillo: inutilidad.
Humor : Absurdo
Re: Avenida de las Casas Carnívoras
28/08/14, 08:41 pm
Kimbra seguía cavilando las muchas posibilidades que encerraba aquella presencia, cuando oyó el grito del tal Roaxen. “Una trampa.” Se dijo y al instante sacó su daga de la bota y comenzó a dar girarse en todas las direcciones buscando a su posible cazador. No sabía cómo alguien podía haber hecho aquella trampa, pero era una verdadera obra maestra. Ella, como todos los Hijos de Luna Kepryna, se valían de trampas para cazar en las que usaban sangre fresca como cebo. Kimbra no podía imaginarse que criatura sería tan inteligente para poder hacer aquello y cuál sería la razón para querer cazarla.
La engendro hizo caso al chico del pelo trenzado cuando este indicó que no debían acercarse a las casas, entendiendo con esto que no debía acercarse a las cuevas que franqueaban el camino, y, al no encontrar cazador a la vista, se volvió de nuevo al grupo. Cuando el chico cogió a Roaxen, la Hija de Lunas vio la casa retorcerse y asemejarse a una cara. “La propia cueva es el cazador” se dijo y la simple idea la sobresaltó. ¿Cuánto de todo aquello que había visto resultaba ciertamente imposible? ¿Sería todo eso una prueba que debía pasar antes de ser iniciada e instruida en el conocimiento? Kimbra se encontraba ciertamente confusa, por lo que no perdió tiempo en acercarse a lo que llamaban cestas y recoger tantas como podía cargar. No se paró mucho a comprobar lo que había en ellas, pero si divisó algunos alimentos que no conocía. Parecía que la confusión no terminaba nunca en aquel lugar.
"Rocavarancolia es una ciudad llena de misterios y sorpresas, como un acertijo complicado y excitante."
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