Templo de los suicidas abnegados
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Rocavarancolia Rol
14 participantes
- Rocavarancolia Rol
Templo de los suicidas abnegados
13/04/12, 05:54 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Edificio alto con torres puntiagudas y fachada recargada y llena de salientes, de los que cuelgan ahorcados en distintos estados de descomposición. El interior es oscuro, con ventanas diminutas a través de las cuales apenas entra luz. Las paredes estan desnudas salvo por algunos frescos con escenas cruentas y deprimentes. No queda ningún mueble, y no hay pisos salvo por las escaleras que permiten subir a las fachadas y las que bajan a las catacumbas, cuyas paredes están cubiertas de huesos de todo tipo. Era donde se encontraba la sede de los Hijos de Ewa, y donde vivían la mayoría de los sacerdotes y algunos adeptos.
La secta fue completamente aniquilada por Azra y sus viragos, muriendo el culto a Ewa (así como la propia "diosa") junto a sus seguidores, y actualmente el enorme edificio está abandonado.
La secta fue completamente aniquilada por Azra y sus viragos, muriendo el culto a Ewa (así como la propia "diosa") junto a sus seguidores, y actualmente el enorme edificio está abandonado.
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejos
Re: Templo de los suicidas abnegados
20/01/16, 11:08 am
Siete había tardado mucho en reaccionar o moverse cuando había aparecido el lagarto. En principio, no le había preocupado, y solo le supuso un sobresalto que pegara la lengua en Monica. En cambio, la falta de boca (y el detalle de habersela pintado) de su dueña lo dejó livido.
Siete había estado a favor de dejarla tranquila por fiarse del juicio de alguien de su mundo, y porque no parecía que quisiera insistencias, pero su tendencia siempre estaba con el grupo y acabó siguiendolos en silencio.
Había tenido los ojos pegados en los cadaveres del edificio frente al que se detuvieron, cubriendose de sudor frío, cuando Monica les dijo que Sox y Sinceridad se acercaban. La miró muy sorprendido que hablase de fingir "¿No había dicho que no mentian en su mundo?". Podía ser discreto, pero no pretender.
Salió al paso a la pareja, con el nerviosismo pegado en el cuerpo.
- ¿Ha servido de algo?- preguntó. Estaba deseando con todas sus fuerzas que no estuvieran alli para servir de redecoración.
Siete había estado a favor de dejarla tranquila por fiarse del juicio de alguien de su mundo, y porque no parecía que quisiera insistencias, pero su tendencia siempre estaba con el grupo y acabó siguiendolos en silencio.
Había tenido los ojos pegados en los cadaveres del edificio frente al que se detuvieron, cubriendose de sudor frío, cuando Monica les dijo que Sox y Sinceridad se acercaban. La miró muy sorprendido que hablase de fingir "¿No había dicho que no mentian en su mundo?". Podía ser discreto, pero no pretender.
Salió al paso a la pareja, con el nerviosismo pegado en el cuerpo.
- ¿Ha servido de algo?- preguntó. Estaba deseando con todas sus fuerzas que no estuvieran alli para servir de redecoración.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Re: Templo de los suicidas abnegados
20/01/16, 11:32 am
A la roquense le habría gustado que los nublinos hubieran visto aquello. Que hubieran visto qué gustos más hermosos tenían sus adorables dioses.
—Puede ser que lo que haya de interés se camufle a la vista como su lagarto. No lo vimos hasta que el bicho se mostró... Y no tengo ni idea de qué papel juega esa atrocidad en todo esto... Y ya, ni sorprendida ni nada, solo se limitó a ignorarnos... o a llevarnos a una trampa. A saber si los ahorcados no son gente como nosotros que hayan pasado demasiado cerca... o que tuvieron la curiosa idea de llamar a la puerta —remató con un resoplido. Aun no se creía aquella sugerencia del macho.
Pero aún menos se creería lo que vio poco después, más adelante, en la calle. ¿No había pensado hacía poco que le habría gustado que los nublinos vieran aquello? ¡Pues mira por donde! <<Menuda... Qué gente más...>> Aceleró el paso y dejó atrás al Chamán. Siete iba más adelantado, y de hecho les habló cuando estuvieron a su alcance. La roquense bufó y le esquivó, pero le respondió. Más o menos.
—No, no ha servido —y luego pasó de largo.
Llegó al condenado grupo, golpeó el suelo con el extremo romo de la lanza y les soltó lo más suave que se le ocurrió:
—Menuda panda de imbéciles y mentirosos. Hipócrit... —pero algo llamó su atención—. ¿A qué mierda huel... Joder, es la segunda vez que una humana vomita; a ver si aprende a controlarse o necesitará raciones extra de comida. Y vosotros la última que nos tratáis como si fuéramos tontos. Hipócritas. No queríais venir, pero aquí estáis. ¿Qué hacéis aquí? ¿Os perdisteis camino de la fuente y aparecisteis por arte de magia justo donde nosotros? —y luego miró a los nublinos—. ¿O habéis venido a disfrutar del arte tan hermoso y macabro de vuestros dioses? —y empezó a carcajearse en voz alta, sin importarle un ápice que le escuchara algo ajeno al grupo. Aquello le parecía surrealista.
—Puede ser que lo que haya de interés se camufle a la vista como su lagarto. No lo vimos hasta que el bicho se mostró... Y no tengo ni idea de qué papel juega esa atrocidad en todo esto... Y ya, ni sorprendida ni nada, solo se limitó a ignorarnos... o a llevarnos a una trampa. A saber si los ahorcados no son gente como nosotros que hayan pasado demasiado cerca... o que tuvieron la curiosa idea de llamar a la puerta —remató con un resoplido. Aun no se creía aquella sugerencia del macho.
Pero aún menos se creería lo que vio poco después, más adelante, en la calle. ¿No había pensado hacía poco que le habría gustado que los nublinos vieran aquello? ¡Pues mira por donde! <<Menuda... Qué gente más...>> Aceleró el paso y dejó atrás al Chamán. Siete iba más adelantado, y de hecho les habló cuando estuvieron a su alcance. La roquense bufó y le esquivó, pero le respondió. Más o menos.
—No, no ha servido —y luego pasó de largo.
Llegó al condenado grupo, golpeó el suelo con el extremo romo de la lanza y les soltó lo más suave que se le ocurrió:
—Menuda panda de imbéciles y mentirosos. Hipócrit... —pero algo llamó su atención—. ¿A qué mierda huel... Joder, es la segunda vez que una humana vomita; a ver si aprende a controlarse o necesitará raciones extra de comida. Y vosotros la última que nos tratáis como si fuéramos tontos. Hipócritas. No queríais venir, pero aquí estáis. ¿Qué hacéis aquí? ¿Os perdisteis camino de la fuente y aparecisteis por arte de magia justo donde nosotros? —y luego miró a los nublinos—. ¿O habéis venido a disfrutar del arte tan hermoso y macabro de vuestros dioses? —y empezó a carcajearse en voz alta, sin importarle un ápice que le escuchara algo ajeno al grupo. Aquello le parecía surrealista.
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Re: Templo de los suicidas abnegados
20/01/16, 04:13 pm
—Es posible —coincidió con la roquense. Hechizos de camuflaje. Otra posibilidad que añadir a la lista. Muchas conjeturas, pocos hechos con los que contrastarlas.
Frunció el ceño al divisar figuras familiares más adelante, frente al templo. ¿No se suponía que habían decidido volver a las mazmorras?
Since se adelantó y Sox aceleró el paso en consecuencia, aunque aún a la zaga de la roquense. Se paró un momento al llegar a la altura de Siete para elaborar en la seca respuesta de su compañera.
—En cierto modo. Hay material para hacer conjeturas, y de entrar habríamos conseguido más, pero hemos preferido no arriesgarnos —contestó, fiel a su política de matizar con exactitud —. Estábamos a punto de volver, de hecho. ¿Qué hacéis aquí?
La respuesta de Siete le arrancó un "mmm" . Por un lado estaba contrariado ante aquella falta de consecuencia, pero por otro coincidía con la noción de que un grupo grande era mejor.
—Vale —terminó por decir, con un asentimiento parco de cabeza.
No llegó a la altura del resto del grupo a tiempo para oír toda la diatriba de Since, pero no le hizo falta. Le dirigió una breve mirada de desagrado.
—¿No tenías prisa por irte? —tener razón era algo muy importante para Sox, incluso prioritario, pero también era firme creyente de que bastaba con ello. Perder el tiempo restregándoselo a alguien por la cara sobraba. Sin embargo recriminar la idiosincrasia de la roquense era inútil si uno no tenía posición para respaldarlo, y de momento la roquense ocupaba un primer puesto muy claro gracias a su capacidad de volar.
Sin preámbulos cogió a Nad del brazo y tiró de ella para ayudarla a incorporarse. No le sorprendió que hubiese sido la única en vomitar. Aunque en Carabás se madurase rápido, la chavala había estado viviendo con sus padres.
—¿Puedes caminar? Cuanto antes nos vayamos de aquí, mejor.
Sox creía que tratarla diferente por su edad era hacerla de menos. Si la habían traído era que poseía la misma capacidad que los demás.
—Podemos contaros por el camino lo que hemos visto —no había ninguna regla no escrita que impidiera caminar y hablar al mismo tiempo. Si no iban a hacer nada más cerca del templo siniestro, no tenía sentido permanecer cerca de él.
Había advertido que la ausencia de Sak permanecía pero buscarla a pie en una ciudad desconocida, sin saber qué dirección pudiera haber tomado y sin magia de su lado era un esfuerzo en balde. Su mejor apuesta consistía en volver a las mazmorras, dado que era un punto que la clinger también conocía. Si alguien sacaba el tema a colación lo diría, pero no sería él quien lo iniciase si iban a volver a su refugio de todos modos.
Frunció el ceño al divisar figuras familiares más adelante, frente al templo. ¿No se suponía que habían decidido volver a las mazmorras?
Since se adelantó y Sox aceleró el paso en consecuencia, aunque aún a la zaga de la roquense. Se paró un momento al llegar a la altura de Siete para elaborar en la seca respuesta de su compañera.
—En cierto modo. Hay material para hacer conjeturas, y de entrar habríamos conseguido más, pero hemos preferido no arriesgarnos —contestó, fiel a su política de matizar con exactitud —. Estábamos a punto de volver, de hecho. ¿Qué hacéis aquí?
La respuesta de Siete le arrancó un "mmm" . Por un lado estaba contrariado ante aquella falta de consecuencia, pero por otro coincidía con la noción de que un grupo grande era mejor.
—Vale —terminó por decir, con un asentimiento parco de cabeza.
No llegó a la altura del resto del grupo a tiempo para oír toda la diatriba de Since, pero no le hizo falta. Le dirigió una breve mirada de desagrado.
—¿No tenías prisa por irte? —tener razón era algo muy importante para Sox, incluso prioritario, pero también era firme creyente de que bastaba con ello. Perder el tiempo restregándoselo a alguien por la cara sobraba. Sin embargo recriminar la idiosincrasia de la roquense era inútil si uno no tenía posición para respaldarlo, y de momento la roquense ocupaba un primer puesto muy claro gracias a su capacidad de volar.
Sin preámbulos cogió a Nad del brazo y tiró de ella para ayudarla a incorporarse. No le sorprendió que hubiese sido la única en vomitar. Aunque en Carabás se madurase rápido, la chavala había estado viviendo con sus padres.
—¿Puedes caminar? Cuanto antes nos vayamos de aquí, mejor.
Sox creía que tratarla diferente por su edad era hacerla de menos. Si la habían traído era que poseía la misma capacidad que los demás.
—Podemos contaros por el camino lo que hemos visto —no había ninguna regla no escrita que impidiera caminar y hablar al mismo tiempo. Si no iban a hacer nada más cerca del templo siniestro, no tenía sentido permanecer cerca de él.
Había advertido que la ausencia de Sak permanecía pero buscarla a pie en una ciudad desconocida, sin saber qué dirección pudiera haber tomado y sin magia de su lado era un esfuerzo en balde. Su mejor apuesta consistía en volver a las mazmorras, dado que era un punto que la clinger también conocía. Si alguien sacaba el tema a colación lo diría, pero no sería él quien lo iniciase si iban a volver a su refugio de todos modos.
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Re: Templo de los suicidas abnegados
20/01/16, 09:37 pm
Tayron agradeció en silencio que Dafne le ayudara con el corte que se había hecho, le dedicó un guiño y le sacó la lengua con burla.
-Vamos- dijo posando la mirada por donde el resto debía de haberse marchado- no nos quedemos atrás que de momento esto es una pasada.
Algo más tarde ambos se reunieron con el grupo y el belga no pudo ocultar su asombro cuando llegó jadeando a los jardines de las memorias. Los muros eran violetas y había toda clase de esculturas de piedra situadas en todos lados. El chico observó con curiosidad lo que Rocavarancolia le mostraba, fragmentos de algo probablemente, ¿Pero de qué?.
-¿Varago Tay?- pronunció divertido con orgullo- ¿A quién se le ocurrió ese nombre?, no entiendo el gusto de los rocavarancoleses. Estas estatuas deben representar a gente que fue alguien en sus tiempos, ¿Qué harían para que los alabaran plasmándolos en un lugar de ruina como este?, y además...- intentó decirle a la noruega, pero Sox le interrumpió algo alarmante, Tayron calló de inmediato y siguió la trayectoria del carabés con el ceño fruncido.
-¿Qué ha sido qué?- inquirió saber, solo unos segundos más tardes Barael lo sacó de dudas, escuchó el grito del nublino y al principio se quedó paralizado, confuso, tres segundos más tarde lo comprendió todo y logró reaccionar a tiempo para echar a correr desesperadamente en dirección contraria a lo que sea que fuera eso. Le hubiese gustado que su lanza le hubiese sido de utilidad o que el valor que creía tener hubiese salido, pero en aquel momento, y con lo rápido que todo sucedió no supo hacer más que correr por su vida. Una vez lo suficientemente lejos su personalidad regresó y se paró en seco para darse la vuelta, no iba a dejar que alguno de sus compañeros muriese mientras el huía como un cobarde.
-¡Suéltala!- gritó blandiendo la lanza desde lejos al ver que el monstruo se dirigía hacia la española, se acercó un poco al trote pero, por suerte aquel bicho solo se llevó trozos de ropa y la muchacha salió relativamente ilesa. Relajó los músculos y se situó junto al grupo, también él advirtió que el grotesco ser se había parado sin razón aparente, enlazó los pocos conocimientos que tenía sobre la ciudad y supuso que alguna clase de magia debía tener el mérito tras dejar totalmente quieto al peligro cuando este ya los había tachado de comida.
Una nueva figura apareció no muy lejos y el belga apreció bien que tenía forma de mujer, no se aproximó por si acaso pero tenía una idea de lo que aquella chica de aspecto extraño hacía allí. Tuvo que haberlos ayudado, todo encajaba en el puzzle y agradeció con un asentimiento el gesto. ¿Entonces hay gente buena que podía ayudarlos o cómo iba eso?. Se quedó en silencio, dándole vueltas a la cabeza y sintiéndose mal por haber echado a correr antes sin pensar en sus compañeros. ¿Qué clase de tío era?. No valía la pena seguir pensando en ello pero de ahora en adelante se guardaría algunos comentarios sobre ir de cabeza a la aventura e historias de dragones. Porque ahora que la aventura le había saludo con su doble filo se replanteaba si de verdad podría vencer a un dragón si ni siquiera poseía el valor de no darse la vuelta tan pronto con aquella bestia.
-Pero entonces no sería humano -susurró, autoconvenciéndose.
La discusión que vino luego lo cogió por sorpresa. Él era el primero que iba detrás de cualquier lío, pero sino fuera por la suerte o el destino ahora mismo serían uno menos en el grupo y la ciudad ya se habría ganado una vida, Mónica no lo habría contado. En cambio Tayron se moría de ganas por correr tras esa mujer, pero comprendía que no era le mejor situación, quería demostrar su valía, pero habría más momentos para sacarla a pulir.
-No me parece buena idea- dijo algo más lúgubre, que en su caso era en un tono de lo más normal- separarse es poner en bandeja el cuello, yo volvería, no me parece justificable el que alguien de la ciudad nos ayudara para seguir en peligro. Tanto como si el mismísimo Dios de este lugar baja lo mejor es permanecer unidos. Si queréis jugaros el cuello después de lo que habéis visto allá vosotros- les dijo con una sonrisa que anunciaba que él también deseaba ir a toda costa.
De algún modo u otro ese día no era el suyo, o todo lo que pensaba que haría acababa por no hacerlo, una vez más no supo como se vio envuelto pero acabaron siguiendo a Sox y Sinceridad hacia un alto edificio con mala pinta. Aún no se había recuperado del susto y aunque tenía los nervios a flor de piel por entrar algo le decía que se estaban equivocando, se adentró en guardia.
-Deberíamos salir- dijo nada más llegar, echando por la borda su parte más atrevida- aquí no hay nada, no me da buena espina, deberíamos irnos, mañana será otro día- opinó, y era cierto, habían tenido mala suerte y Tayron había descubierto que la ciudad iba en serio. Él tenía claro que para participar en una aventura había que luchar, tener valor, ser fuerte y burlar a la muerte, pero si se consideraba algo no era estúpido, también conocía las otras leyes de la vida, cuando había que huir había que huir y ya está, puede que mañana se despertará con la vena de héroe y le apeteciera empuñar una espada, pero en ese momento, y en aquel lugar, estaba totalmente convencido de que era partidario de los de marcharse lo más pronto posible.
-Vamos- dijo posando la mirada por donde el resto debía de haberse marchado- no nos quedemos atrás que de momento esto es una pasada.
Algo más tarde ambos se reunieron con el grupo y el belga no pudo ocultar su asombro cuando llegó jadeando a los jardines de las memorias. Los muros eran violetas y había toda clase de esculturas de piedra situadas en todos lados. El chico observó con curiosidad lo que Rocavarancolia le mostraba, fragmentos de algo probablemente, ¿Pero de qué?.
-¿Varago Tay?- pronunció divertido con orgullo- ¿A quién se le ocurrió ese nombre?, no entiendo el gusto de los rocavarancoleses. Estas estatuas deben representar a gente que fue alguien en sus tiempos, ¿Qué harían para que los alabaran plasmándolos en un lugar de ruina como este?, y además...- intentó decirle a la noruega, pero Sox le interrumpió algo alarmante, Tayron calló de inmediato y siguió la trayectoria del carabés con el ceño fruncido.
-¿Qué ha sido qué?- inquirió saber, solo unos segundos más tardes Barael lo sacó de dudas, escuchó el grito del nublino y al principio se quedó paralizado, confuso, tres segundos más tarde lo comprendió todo y logró reaccionar a tiempo para echar a correr desesperadamente en dirección contraria a lo que sea que fuera eso. Le hubiese gustado que su lanza le hubiese sido de utilidad o que el valor que creía tener hubiese salido, pero en aquel momento, y con lo rápido que todo sucedió no supo hacer más que correr por su vida. Una vez lo suficientemente lejos su personalidad regresó y se paró en seco para darse la vuelta, no iba a dejar que alguno de sus compañeros muriese mientras el huía como un cobarde.
-¡Suéltala!- gritó blandiendo la lanza desde lejos al ver que el monstruo se dirigía hacia la española, se acercó un poco al trote pero, por suerte aquel bicho solo se llevó trozos de ropa y la muchacha salió relativamente ilesa. Relajó los músculos y se situó junto al grupo, también él advirtió que el grotesco ser se había parado sin razón aparente, enlazó los pocos conocimientos que tenía sobre la ciudad y supuso que alguna clase de magia debía tener el mérito tras dejar totalmente quieto al peligro cuando este ya los había tachado de comida.
Una nueva figura apareció no muy lejos y el belga apreció bien que tenía forma de mujer, no se aproximó por si acaso pero tenía una idea de lo que aquella chica de aspecto extraño hacía allí. Tuvo que haberlos ayudado, todo encajaba en el puzzle y agradeció con un asentimiento el gesto. ¿Entonces hay gente buena que podía ayudarlos o cómo iba eso?. Se quedó en silencio, dándole vueltas a la cabeza y sintiéndose mal por haber echado a correr antes sin pensar en sus compañeros. ¿Qué clase de tío era?. No valía la pena seguir pensando en ello pero de ahora en adelante se guardaría algunos comentarios sobre ir de cabeza a la aventura e historias de dragones. Porque ahora que la aventura le había saludo con su doble filo se replanteaba si de verdad podría vencer a un dragón si ni siquiera poseía el valor de no darse la vuelta tan pronto con aquella bestia.
-Pero entonces no sería humano -susurró, autoconvenciéndose.
La discusión que vino luego lo cogió por sorpresa. Él era el primero que iba detrás de cualquier lío, pero sino fuera por la suerte o el destino ahora mismo serían uno menos en el grupo y la ciudad ya se habría ganado una vida, Mónica no lo habría contado. En cambio Tayron se moría de ganas por correr tras esa mujer, pero comprendía que no era le mejor situación, quería demostrar su valía, pero habría más momentos para sacarla a pulir.
-No me parece buena idea- dijo algo más lúgubre, que en su caso era en un tono de lo más normal- separarse es poner en bandeja el cuello, yo volvería, no me parece justificable el que alguien de la ciudad nos ayudara para seguir en peligro. Tanto como si el mismísimo Dios de este lugar baja lo mejor es permanecer unidos. Si queréis jugaros el cuello después de lo que habéis visto allá vosotros- les dijo con una sonrisa que anunciaba que él también deseaba ir a toda costa.
De algún modo u otro ese día no era el suyo, o todo lo que pensaba que haría acababa por no hacerlo, una vez más no supo como se vio envuelto pero acabaron siguiendo a Sox y Sinceridad hacia un alto edificio con mala pinta. Aún no se había recuperado del susto y aunque tenía los nervios a flor de piel por entrar algo le decía que se estaban equivocando, se adentró en guardia.
-Deberíamos salir- dijo nada más llegar, echando por la borda su parte más atrevida- aquí no hay nada, no me da buena espina, deberíamos irnos, mañana será otro día- opinó, y era cierto, habían tenido mala suerte y Tayron había descubierto que la ciudad iba en serio. Él tenía claro que para participar en una aventura había que luchar, tener valor, ser fuerte y burlar a la muerte, pero si se consideraba algo no era estúpido, también conocía las otras leyes de la vida, cuando había que huir había que huir y ya está, puede que mañana se despertará con la vena de héroe y le apeteciera empuñar una espada, pero en ese momento, y en aquel lugar, estaba totalmente convencido de que era partidario de los de marcharse lo más pronto posible.
- InvitadoInvitado
Re: Templo de los suicidas abnegados
20/01/16, 10:14 pm
Un zumbido precedió a la sombra que se cernió sobre Sinceridad. Había descendido volando de uno de los edificios, y algo impidió que los cachorros pudieran distinguir bien su aspecto hasta que estuvo inclinado de forma grotesca para mirar a la roquense. Era enorme y huesudo, de piel violácea y rasgos deformados. Sus ojos estaban velados por una película negra, y sus labios finísimos y azulados se torcían en una sonrisa maníaca.
-<<No deberías insultar a tus propios compañeros, es una cosa muy fea.>>- resonó una voz metálica en las cabezas de los cosechados. Su tono era dulce, como el que se usa con los niños Agarró con sus dedos largos la cabeza de Sinceridad.- << Ah, otro de estos. Nunca he llegado a ver uno de cerca...>>- masajeó el plumaje, agradado por el tacto.
-<<No deberías insultar a tus propios compañeros, es una cosa muy fea.>>- resonó una voz metálica en las cabezas de los cosechados. Su tono era dulce, como el que se usa con los niños Agarró con sus dedos largos la cabeza de Sinceridad.- << Ah, otro de estos. Nunca he llegado a ver uno de cerca...>>- masajeó el plumaje, agradado por el tacto.
- Neith2
Ficha de cosechado
Nombre: Dafne
Especie: Humana
Habilidades: Habilidad mental, sentido común, reflejos
Re: Templo de los suicidas abnegados.
20/01/16, 11:34 pm
Cuando la noruega se hubo unido de nuevo al grupo, tras curarle el pequeño rasguño a Tay, volvió a unirse al grupo, la cual optó la posición de retaguardia. Salieron de la gran plaza de la fuente y acto seguido, se internaron en una de las calles que aguardaba aquella ciudad. Dafne mientras caminaba pensativa, observando siempre al detalle cada edificio que se cruzaba en su camino, no dudó en pensar, en que cada uno de los callejones, plazas y edificaciones, que se cruzase por su itinerario, guardaba secretos y despertaba una dichosa intriga, la cual era producida por la mera curiosidad de la chica, por saber que enigmas podía contener cada uno de estos. Pero a pesar de tener esos impulsos de entrar y recorrer lugares extraños, se limitaba a seguir al grupo sin decir palabra, ya que por ella entraría a cada edificio que se encontrarse, pero rápidamente pensaba en que podía poner en peligro la seguridad del todo el grupo, solo por descubrir algo más.
Todas aquellas calles grises con edificios ruinosos sin nada diferente los unos a los otros, los encaminaron a lugar bastante peculiar, ya que al menos no era como el resto de la ciudad, al menos eso era lo que conocían ahora. Ese sitio, constaba de un gran jardín el cual disponía unas decenas de estatuas, en la que al pie de cada una de estas había como una especie de tabla, donde se encontraba algo escrito en una lengua ilegible y algo complicada.
-Vaya, al menos hay un lugar que cambia con respecto al lugar en el que nos alojamos-Afirmó Dafne con tono de entusiasmo.
Al principio a la noruega no le iba nada el rollo de esta ciudad, pero conforme iba pasando el tiempo, no tuvo más remedio que acostumbrarse a todo aquello, en parte, pensaba que por algo tenía que estar allí, por lo que ese pensamiento siempre la animaba más a seguir adelante, y seguir explorando la ciudad y seguir revelando secretos, tal y como lo llamaba ella.
Cuando todos estuvieron dispersos por aquel jardín mirando cada una de las figuras que habitaban allí, una presencia extraña comenzaba a despertar el pánico entre los cosechados, una especie de rugido lejano se hacía oir entre todos los presentes.
-Hostias, ¿Q...Que es...Eso?-No hubo terminado la noruega de formular la pregunta cuando una gran criatura con ojos amarillentos surgió de la nada...
Siempre que la chica se veía en peligro, miraba de un lado hacia otro buscando algún arma con el que pudiese defenderse, aunque fuese un mísero palo, pero bastaba para que la chica se sintiese más segura.
Dafne se alejó de la zona, mientras se fijó que alguien no muy lejos de aquel bicho, se encontraba bajo la sombra de este, era Mónica. Cuando la criatura la tuvo frente a sus fauces este no dudó en sacar la lengua e intentar casi comérsela, pero cuando, la gran lengua envolvió el vestido de la española, esta no osciló en coger un cuchillo y deshacerse de una parte de su vestimenta, pero más valía eso, antes de que la devorase.
-Uf menos mal que ya se ha relajado, eso...aunque..debido a qué-Dijo Dafne dubitativa.
La noruega extrañada, por la reacción de aquella cosa, miraba de algún lado a otro si había algo mas aterrador que él mismo que pudiese asustarlo y acabásase retrocendiendo volviendo al lugar por el que había salido. Pero, no, no había nada todo volvió a estar como antes, excepto una ligera presencia algo extraña se llevó todas las miradas de los cosechados, aquella criatura parecía ser el dueño de aquel monstruo, seguramente hizo que este volviese al lugar en el que se aposentaba...
Aquella persona, o fuese lo que fuese, no dijo palabras, pero aun así el grupo la siguió, sin saber al sitio al que nos llevaba.
Y así fue, los condujo a un lugar súper estranbótico, propio de aquella ciudad, en el que las fachadas estaban adornadas por un aderezo algo particular, es decir, cuerpos que yacían ahorcados en aquellos edificios...
-Chicos que mal rollo da este lugar, no se donde vamos a acabar pero muy buena pinta no tiene por lo que veo, vaya-Dijo Dafne con voz algo temerosa mientras se cruzaba fuertemente de brazos...
Aquel lugar era unos de los más caóticos, que se había encontrado hasta ahora en la ciudad...
A pesar de la decoración tan nausebunda que rodeaba a los cosechados en aquel momento, desde el exterior se veía todo muy tranquilo, hasta que una sombra extraña parecida a la oscuridad que ofrecía una nube tras darle el sol, se hizo visible tras descender de unos de los edificios de la zona y plantarse delante de Sinceridad. Dafne aseguró que aquella presencia tan negra, nada bueno podía traer, pero aún así aguardo en silencio mirando expectante. Mientras aquel ser grotesco observaba a la roquense una voz, poco familiar y deforme retumbó en la mente de la chica. Durante aquellos instantes, se tocó la frente, y sintió como un leve mareo que se fue en segundos, a causa de aquellas palabras que su hubieron pronunciado en su cabeza.
Cuando se paró a recordar lo dicho en su interior, no encontró causa por la que sentirse aludida ante tal advertencia...
La noruega algo asombrada por aquella realidad, se dirigió junto a Tay y le agarró el brazo fuertemente, para sentirse algo reconfortada...
-No sé que se trae esa cosa entre manos-Afirmó susurrando mientras se encontraba junto al Belga, y observaba a la roquense y aquella criatura frente a frente
Todas aquellas calles grises con edificios ruinosos sin nada diferente los unos a los otros, los encaminaron a lugar bastante peculiar, ya que al menos no era como el resto de la ciudad, al menos eso era lo que conocían ahora. Ese sitio, constaba de un gran jardín el cual disponía unas decenas de estatuas, en la que al pie de cada una de estas había como una especie de tabla, donde se encontraba algo escrito en una lengua ilegible y algo complicada.
-Vaya, al menos hay un lugar que cambia con respecto al lugar en el que nos alojamos-Afirmó Dafne con tono de entusiasmo.
Al principio a la noruega no le iba nada el rollo de esta ciudad, pero conforme iba pasando el tiempo, no tuvo más remedio que acostumbrarse a todo aquello, en parte, pensaba que por algo tenía que estar allí, por lo que ese pensamiento siempre la animaba más a seguir adelante, y seguir explorando la ciudad y seguir revelando secretos, tal y como lo llamaba ella.
Cuando todos estuvieron dispersos por aquel jardín mirando cada una de las figuras que habitaban allí, una presencia extraña comenzaba a despertar el pánico entre los cosechados, una especie de rugido lejano se hacía oir entre todos los presentes.
-Hostias, ¿Q...Que es...Eso?-No hubo terminado la noruega de formular la pregunta cuando una gran criatura con ojos amarillentos surgió de la nada...
Siempre que la chica se veía en peligro, miraba de un lado hacia otro buscando algún arma con el que pudiese defenderse, aunque fuese un mísero palo, pero bastaba para que la chica se sintiese más segura.
Dafne se alejó de la zona, mientras se fijó que alguien no muy lejos de aquel bicho, se encontraba bajo la sombra de este, era Mónica. Cuando la criatura la tuvo frente a sus fauces este no dudó en sacar la lengua e intentar casi comérsela, pero cuando, la gran lengua envolvió el vestido de la española, esta no osciló en coger un cuchillo y deshacerse de una parte de su vestimenta, pero más valía eso, antes de que la devorase.
-Uf menos mal que ya se ha relajado, eso...aunque..debido a qué-Dijo Dafne dubitativa.
La noruega extrañada, por la reacción de aquella cosa, miraba de algún lado a otro si había algo mas aterrador que él mismo que pudiese asustarlo y acabásase retrocendiendo volviendo al lugar por el que había salido. Pero, no, no había nada todo volvió a estar como antes, excepto una ligera presencia algo extraña se llevó todas las miradas de los cosechados, aquella criatura parecía ser el dueño de aquel monstruo, seguramente hizo que este volviese al lugar en el que se aposentaba...
Aquella persona, o fuese lo que fuese, no dijo palabras, pero aun así el grupo la siguió, sin saber al sitio al que nos llevaba.
Y así fue, los condujo a un lugar súper estranbótico, propio de aquella ciudad, en el que las fachadas estaban adornadas por un aderezo algo particular, es decir, cuerpos que yacían ahorcados en aquellos edificios...
-Chicos que mal rollo da este lugar, no se donde vamos a acabar pero muy buena pinta no tiene por lo que veo, vaya-Dijo Dafne con voz algo temerosa mientras se cruzaba fuertemente de brazos...
Aquel lugar era unos de los más caóticos, que se había encontrado hasta ahora en la ciudad...
A pesar de la decoración tan nausebunda que rodeaba a los cosechados en aquel momento, desde el exterior se veía todo muy tranquilo, hasta que una sombra extraña parecida a la oscuridad que ofrecía una nube tras darle el sol, se hizo visible tras descender de unos de los edificios de la zona y plantarse delante de Sinceridad. Dafne aseguró que aquella presencia tan negra, nada bueno podía traer, pero aún así aguardo en silencio mirando expectante. Mientras aquel ser grotesco observaba a la roquense una voz, poco familiar y deforme retumbó en la mente de la chica. Durante aquellos instantes, se tocó la frente, y sintió como un leve mareo que se fue en segundos, a causa de aquellas palabras que su hubieron pronunciado en su cabeza.
Cuando se paró a recordar lo dicho en su interior, no encontró causa por la que sentirse aludida ante tal advertencia...
La noruega algo asombrada por aquella realidad, se dirigió junto a Tay y le agarró el brazo fuertemente, para sentirse algo reconfortada...
-No sé que se trae esa cosa entre manos-Afirmó susurrando mientras se encontraba junto al Belga, y observaba a la roquense y aquella criatura frente a frente
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Personajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Templo de los suicidas abnegados
21/01/16, 01:22 am
Chamán fue el primero en responder a la roquense y esta le miró de reojo, apenas movió la cabeza en su dirección. Quería que aquella panda de idiotas dijera algo que confirmase su idiotez, pero el macho tenía razón. Completó el gesto de mirarle y le respondió con una idea muy clara: largarse volando. Con suerte hasta vería a la alocada de Sak camino del Refugio.
—Prisa, cier...
Pero no llegó a terminar. Un bicharraco enorme salió de la nada, o al menos no lo vio llegar. Fue más rápido que ella y le cogió de la cabeza. Al principio era suave, pero en cuanto intentó soltarse, la criatura apretó su presa. Para colmo, le estaba hablando. Y se ponía de parte del grupito de genios. Solo le cogía la cabeza por delante, de momento, así que interpuso la lanza entre ambos, no apuntándole sino como una especie de barrera en diagonal para que no se acercase más de la cuenta. Sabía que el "arma" serviría de poco y quería conseguir tiempo y espacio, así que decidió intentar conseguirlo en lugar de insistir en soltarse. Temía que aquel ser tuviera fuerza para aplastarle la cabeza. Al menos la sorpresa le había quitado la respiración. Y sus palabras le pillaron muy desprevenida. ¿De verdad le había dicho eso sobre sus compañeros?
—¿Q-que qué? S-si los conocieras como yo... —resopló e hizo amago de reírse, pero lo siguiente le heló la sangre.
Nadie nunca le había cogido por el cuello o por la cabeza, y menos nadie como aquella cosa parlante. Lo peor es que aquello parecían caricias... Casi habría preferido que le golpeara o algo, ¿pero tocarla así? Le asqueaba. Había oído cosas terribles que el Coro hacía a algunos de sus condenados y aquello se lo estaba recordando. Había escuchado y leído demasiado sobre el destino de muchas de sus congéneres cuando caían en manos del Coro. Ojalá, ojalá, ojalá que aquella criatura solo quisiera echarle un sermón o matarla.
Estaba empezando a asustarse, a aterrarse, así que intentó centrarse en cómo huir. Sinceridad estaba muy segura de que a la criatura le costaría bastante poco matarla si se defendía con su arma. No quería jugársela y dudaba mucho de su supervivencia si intentaba algo con la lanza, pues en su posición sería difícil manejar la lanza dado que apenas tenía espacio como para intentar siquiera golpearle con la punta. Como mucho con el mango como si fuera un bastón... y se rompería, así que solo quedaba ganar tiempo. <<A lo mejor mis compañeros... No, ni hablar, no después del día tan agradable que llevamos>> Además, había sido la primera en alejarse en los jardines y ella misma no se la jugaría por ellos. Así que estaba sola, agarrada por el pescuezo por una criatura grotesca, de fuerza desconocida y con motivos nada halagüeños. Casi preferiría que le matase, total con romperle el cuello sería suficiente, antes que cualquier otra cosa en la que ni quería pensar.
—¿Q-quién eres? Yo soy Afilada —deseo que se le ocurrió al pensar en lo que tenía más a mano: su lanza. Hizo de tripas corazón, intentó que no se le notase el miedo, y siguió—. S-si te gustan mi aspecto o mis plumas, si me sueltas podrías verlo mejor... ¿Y cómo es que no has visto más como yo? Pensaba que traíais gente de todos los mundos...
—Prisa, cier...
Pero no llegó a terminar. Un bicharraco enorme salió de la nada, o al menos no lo vio llegar. Fue más rápido que ella y le cogió de la cabeza. Al principio era suave, pero en cuanto intentó soltarse, la criatura apretó su presa. Para colmo, le estaba hablando. Y se ponía de parte del grupito de genios. Solo le cogía la cabeza por delante, de momento, así que interpuso la lanza entre ambos, no apuntándole sino como una especie de barrera en diagonal para que no se acercase más de la cuenta. Sabía que el "arma" serviría de poco y quería conseguir tiempo y espacio, así que decidió intentar conseguirlo en lugar de insistir en soltarse. Temía que aquel ser tuviera fuerza para aplastarle la cabeza. Al menos la sorpresa le había quitado la respiración. Y sus palabras le pillaron muy desprevenida. ¿De verdad le había dicho eso sobre sus compañeros?
—¿Q-que qué? S-si los conocieras como yo... —resopló e hizo amago de reírse, pero lo siguiente le heló la sangre.
Nadie nunca le había cogido por el cuello o por la cabeza, y menos nadie como aquella cosa parlante. Lo peor es que aquello parecían caricias... Casi habría preferido que le golpeara o algo, ¿pero tocarla así? Le asqueaba. Había oído cosas terribles que el Coro hacía a algunos de sus condenados y aquello se lo estaba recordando. Había escuchado y leído demasiado sobre el destino de muchas de sus congéneres cuando caían en manos del Coro. Ojalá, ojalá, ojalá que aquella criatura solo quisiera echarle un sermón o matarla.
Estaba empezando a asustarse, a aterrarse, así que intentó centrarse en cómo huir. Sinceridad estaba muy segura de que a la criatura le costaría bastante poco matarla si se defendía con su arma. No quería jugársela y dudaba mucho de su supervivencia si intentaba algo con la lanza, pues en su posición sería difícil manejar la lanza dado que apenas tenía espacio como para intentar siquiera golpearle con la punta. Como mucho con el mango como si fuera un bastón... y se rompería, así que solo quedaba ganar tiempo. <<A lo mejor mis compañeros... No, ni hablar, no después del día tan agradable que llevamos>> Además, había sido la primera en alejarse en los jardines y ella misma no se la jugaría por ellos. Así que estaba sola, agarrada por el pescuezo por una criatura grotesca, de fuerza desconocida y con motivos nada halagüeños. Casi preferiría que le matase, total con romperle el cuello sería suficiente, antes que cualquier otra cosa en la que ni quería pensar.
—¿Q-quién eres? Yo soy Afilada —deseo que se le ocurrió al pensar en lo que tenía más a mano: su lanza. Hizo de tripas corazón, intentó que no se le notase el miedo, y siguió—. S-si te gustan mi aspecto o mis plumas, si me sueltas podrías verlo mejor... ¿Y cómo es que no has visto más como yo? Pensaba que traíais gente de todos los mundos...
No Hope. No Dreams. No Love.
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- InvitadoInvitado
Re: Templo de los suicidas abnegados
21/01/16, 01:34 am
El hado soltó a Sinceridad, apartándola de un empujón y arrancándole la lanza de las manos. Empezó a inspeccionarla con curiosidad. Cada año daban armas más cutres para la criba.
-No siempre de todos. Mueren antes de que pueda conocerlos. Una lástima, esas buenas mentes enfermas que podrían haber servido a nuestra Madre...
Empezó a escarbarse los dientes con la punta de la lanza, mientras se paseaba entre los cosechados, estudiando sus caras. A su espalda sus alas de libélula vibraban de emoción.
-No siempre de todos. Mueren antes de que pueda conocerlos. Una lástima, esas buenas mentes enfermas que podrían haber servido a nuestra Madre...
Empezó a escarbarse los dientes con la punta de la lanza, mientras se paseaba entre los cosechados, estudiando sus caras. A su espalda sus alas de libélula vibraban de emoción.
- Reifon
Ficha de cosechado
Nombre: Nery´s
Especie: Frivy
Habilidades: Velocidad, agilidad, resistencia.
Personajes :- Spoiler:
Armas :- Spoiler:
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
- Dama Abrazos: Mandobles y manguales gigantes duales, balas cañon.
- Nery´s: Beyesha infinita. Esto que no sabe ni que es.
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
Status : Cazador de la luna de sangre.
Humor : JAJAJAJAJA *se marcha riéndose*
Re: Templo de los suicidas abnegados
21/01/16, 02:26 am
A su modo de ver ellos dos ya estaban prácticamente muertos, aunque con un poco de suerte sacarían algo.
<<Aunque con un poco de suerte también simplemente mueren y no les pasa algo peor, de todas maneras ya les he advertido, que hagan lo que quieran.>>
No le importaban en lo absoluto, como mucho la perdida de Sinceridad era un duro golpe para la orientación del grupo, pero no es como si fuera el fin de todo. No habló más, había unas cuantas preguntas clave sobre las que el nublino no paraba de dar vueltas y formular teorías. También tenían que buscar a Sakrit, en este poco tiempo Barael se había dado cuenta de que a pesar de su carácter rudo no era más que una niña asustadiza y enfadadiza, cosa que confirmó con esa manera de huir. Pese a ello ella había tomado la decisión correcta e inteligente, huir.
<<Espero que si se lo reprocho y digo de buenas maneras no se aleje del grupo la próxima vez que pase algo así.>>
Estaba tan inmerso en sus pensamientos que no se dio cuenta de que su hermano había hablado y del cambio de marcha del grupo hasta que se encontró solo caminando y escuchó a Mónica quejarse.
<<Espera ¡¿qué?!>>
No se lo podía creer, estaban dando la vuelta, por alguna estúpida razón y encima por las quejas de Mónica supo que había sido su hermano el que de alguna manera que se escapaba a su comprensión, los había convencido.
Apretó sus puños tanto que sus nudillos aclarecieron junto a sus cicatrices. Quería gritarles, aclararles que era una locura, resaltarle a su hermano lo hipócrita que estaba siendo tomando esta decisión y mandarles a la mierda llamándoles imbéciles a todos por seguir aquello tan ciegamente. Se podían ver las venas de sus manos y su cuello hinchadas, de no ser porque llevaba mangas largas, también se verían las de sus brazos.
Pero respiró. <<Cálmate>> -Se dijo así mismo. -<<Esto no es propio de ti.>> -Y así era, le sorprendía a sí mismo como lo lograban enfadar en aquel lugar, nunca en su vida había perdido tanto los estribos. Por segunda vez desde que estaba aquí le apetecía golpear a alguien y abandonarlos a su suerte, a que se suicidaran yendo a molestar a aquella rocavarancolesa y probablemente a sus amigos. Pero por desgracia, su hermano estaba con ellos.
-Trato de respirar lentamente. -<<Calma.>> -Se repetía una y otra vez. -<<Si Sakrilt muere me encargaré de hacerle saber que fue su culpa y que era solo una niña. Si... esa será una buena lección, alguna vez tenía que madurar y dejar de hacer tonterías. Eso si salimos de esta.>>
Estaba enfadado por lo que las constantes quejas de Mónica le molestaban. <<No haberle hecho caso directamente.>> Aunque no podía culparla por el hecho de seguir al grupo. Seguía sin explicarse cómo demonios su hermano los había convencido a todos.
Al llegar los cadáveres ni le sorprendieron, pegaban mucho con la ciudad. Además dentro de poco ellos tendrían su propia ristra de cadáveres. Realmente le gustaría abrirlos y observar las diferencias internas entre especies, pero tenía por seguro que a pocos de sus compañeros iba a parecerle bien o siquiera cuerdo. Se fijó en los más frescos pero ninguno de ellos era alguno de los dos suicidas principales.
Aquel edificio le parecía alguna especie de lugar de culto y visto lo visto parecía que los rocavarancoleses adoraban a la muerte, la putrefacción o a algo de carácter similar.
<<Ah, y a los jardines con estatuas.>> -Pensó para animarse un poco a sí mismo.
Le pareció ver algo en uno de los edificios circundantes, pero creyó que había sido su imaginación.
Ver a la pobre Nad vomitando le ablandó algo quitándole parte del enfado pero cuando ellos dos aparecieron y Sinceridad empezó a reírse de ellos esa llama volvió a arder, tenía derecho a replicarles pero aquella sarta de tonterías estaba completamente fuera de lugar.
Se acercó dos pasos a dejarle las cosas bien claras pero entonces aquél tipo cayó sobre ella. Era enorme y pese a sus palabras inocentes su sonrisa no auguraba nada bueno.
<<¿No hay alguna palabra para describir la justo de este momento en algún idioma?>>
Un rocavarancolés, ni podrían con él, ni podrían huir de él, solo quedaba ser amables y rezar para que no les hiciera nada. Tenía preguntas, pero en su cabeza el siquiera incordiarlo con estas sería tan estúpido como lo que habían hecho aquellos dos.
Cuando la soltó solo pudo pensar una cosa. -<<Vaya, que poco ha durado lo único bueno de esta situación.>>
-Hola, señor rocavarancolés. -Dijo con calma y de forma respetuosa. -¿Que le trae a usted ver un grupo de elegidos?
<<Aunque con un poco de suerte también simplemente mueren y no les pasa algo peor, de todas maneras ya les he advertido, que hagan lo que quieran.>>
No le importaban en lo absoluto, como mucho la perdida de Sinceridad era un duro golpe para la orientación del grupo, pero no es como si fuera el fin de todo. No habló más, había unas cuantas preguntas clave sobre las que el nublino no paraba de dar vueltas y formular teorías. También tenían que buscar a Sakrit, en este poco tiempo Barael se había dado cuenta de que a pesar de su carácter rudo no era más que una niña asustadiza y enfadadiza, cosa que confirmó con esa manera de huir. Pese a ello ella había tomado la decisión correcta e inteligente, huir.
<<Espero que si se lo reprocho y digo de buenas maneras no se aleje del grupo la próxima vez que pase algo así.>>
Estaba tan inmerso en sus pensamientos que no se dio cuenta de que su hermano había hablado y del cambio de marcha del grupo hasta que se encontró solo caminando y escuchó a Mónica quejarse.
<<Espera ¡¿qué?!>>
No se lo podía creer, estaban dando la vuelta, por alguna estúpida razón y encima por las quejas de Mónica supo que había sido su hermano el que de alguna manera que se escapaba a su comprensión, los había convencido.
Apretó sus puños tanto que sus nudillos aclarecieron junto a sus cicatrices. Quería gritarles, aclararles que era una locura, resaltarle a su hermano lo hipócrita que estaba siendo tomando esta decisión y mandarles a la mierda llamándoles imbéciles a todos por seguir aquello tan ciegamente. Se podían ver las venas de sus manos y su cuello hinchadas, de no ser porque llevaba mangas largas, también se verían las de sus brazos.
Pero respiró. <<Cálmate>> -Se dijo así mismo. -<<Esto no es propio de ti.>> -Y así era, le sorprendía a sí mismo como lo lograban enfadar en aquel lugar, nunca en su vida había perdido tanto los estribos. Por segunda vez desde que estaba aquí le apetecía golpear a alguien y abandonarlos a su suerte, a que se suicidaran yendo a molestar a aquella rocavarancolesa y probablemente a sus amigos. Pero por desgracia, su hermano estaba con ellos.
-Trato de respirar lentamente. -<<Calma.>> -Se repetía una y otra vez. -<<Si Sakrilt muere me encargaré de hacerle saber que fue su culpa y que era solo una niña. Si... esa será una buena lección, alguna vez tenía que madurar y dejar de hacer tonterías. Eso si salimos de esta.>>
Estaba enfadado por lo que las constantes quejas de Mónica le molestaban. <<No haberle hecho caso directamente.>> Aunque no podía culparla por el hecho de seguir al grupo. Seguía sin explicarse cómo demonios su hermano los había convencido a todos.
Al llegar los cadáveres ni le sorprendieron, pegaban mucho con la ciudad. Además dentro de poco ellos tendrían su propia ristra de cadáveres. Realmente le gustaría abrirlos y observar las diferencias internas entre especies, pero tenía por seguro que a pocos de sus compañeros iba a parecerle bien o siquiera cuerdo. Se fijó en los más frescos pero ninguno de ellos era alguno de los dos suicidas principales.
Aquel edificio le parecía alguna especie de lugar de culto y visto lo visto parecía que los rocavarancoleses adoraban a la muerte, la putrefacción o a algo de carácter similar.
<<Ah, y a los jardines con estatuas.>> -Pensó para animarse un poco a sí mismo.
Le pareció ver algo en uno de los edificios circundantes, pero creyó que había sido su imaginación.
Ver a la pobre Nad vomitando le ablandó algo quitándole parte del enfado pero cuando ellos dos aparecieron y Sinceridad empezó a reírse de ellos esa llama volvió a arder, tenía derecho a replicarles pero aquella sarta de tonterías estaba completamente fuera de lugar.
Se acercó dos pasos a dejarle las cosas bien claras pero entonces aquél tipo cayó sobre ella. Era enorme y pese a sus palabras inocentes su sonrisa no auguraba nada bueno.
<<¿No hay alguna palabra para describir la justo de este momento en algún idioma?>>
Un rocavarancolés, ni podrían con él, ni podrían huir de él, solo quedaba ser amables y rezar para que no les hiciera nada. Tenía preguntas, pero en su cabeza el siquiera incordiarlo con estas sería tan estúpido como lo que habían hecho aquellos dos.
Cuando la soltó solo pudo pensar una cosa. -<<Vaya, que poco ha durado lo único bueno de esta situación.>>
-Hola, señor rocavarancolés. -Dijo con calma y de forma respetuosa. -¿Que le trae a usted ver un grupo de elegidos?
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Personajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Templo de los suicidas abnegados
21/01/16, 03:26 am
La roquense no opuso resistencia alguna a que le quitara la lanza y luego trastabilló le empujó, pero pudo mantener el equilibro. Sin darle la espalda, se alejó lo que pudo de la criatura y fue a parar a la fachada en ruinas más cercana hasta que dio con las plumas en la pared polvorienta. Ahora podía respirar agitadamente sin esforzarse por disimular... e intentar tranquilizarse cuando se le pasara algo del miedo. Pero no se le pasaría mientras siguiera allí. Y menos después de su respuesta, que le atravesó la cabeza. No sabía qué les habría pasado a los otros, pero por su vida que ella no correría su misma suerte.
Y entonces uno de los fanáticos habló... y Sinceridad decidió que aquello había sido suficiente. A este paso ella sería la causa de que los elegidos durasen poco. <<Pero qué... ¿De verdad le... acaba de llamar... "Señor rocavarancolés"?>> Dejó de mirar al nublino y trató de mirar a cada uno de los demás. Su cara gritaba "¡tenemos que largarnos!" sin mucho esfuerzo. Pero bien capaces que eran de preguntarle... Ella le había dado coba porque estaba presa, pero... <<Hmm... ¿Y si está haciendo de cebo?>> Tenía sentido. Quizás no estuviera haciendo de cebo voluntariamente, pero sí para la propia roquense. Si no les habían mentido sobre los dioses, era muy probable que estos supieran de la existencia de los nublinos y también supieran que estos sabían "tanto" sobre ellos... Así que quizás nadie mejor que un fanático para hablar con un rocavarancolés.
Lo importante era que le distrajera y que pudieran salir de allí. Con eso último en mente, Sinceridad empezó a caminar hacia el extremo contrario a la catedral de los ahorcados. Lo mejor sería echar todos a correr. El bicho sería grande, pero no... <<No pienses tanto>> En cuanto dejase de temblar, correría, y de ahí a volar solo habría un salto.
Y entonces uno de los fanáticos habló... y Sinceridad decidió que aquello había sido suficiente. A este paso ella sería la causa de que los elegidos durasen poco. <<Pero qué... ¿De verdad le... acaba de llamar... "Señor rocavarancolés"?>> Dejó de mirar al nublino y trató de mirar a cada uno de los demás. Su cara gritaba "¡tenemos que largarnos!" sin mucho esfuerzo. Pero bien capaces que eran de preguntarle... Ella le había dado coba porque estaba presa, pero... <<Hmm... ¿Y si está haciendo de cebo?>> Tenía sentido. Quizás no estuviera haciendo de cebo voluntariamente, pero sí para la propia roquense. Si no les habían mentido sobre los dioses, era muy probable que estos supieran de la existencia de los nublinos y también supieran que estos sabían "tanto" sobre ellos... Así que quizás nadie mejor que un fanático para hablar con un rocavarancolés.
Lo importante era que le distrajera y que pudieran salir de allí. Con eso último en mente, Sinceridad empezó a caminar hacia el extremo contrario a la catedral de los ahorcados. Lo mejor sería echar todos a correr. El bicho sería grande, pero no... <<No pienses tanto>> En cuanto dejase de temblar, correría, y de ahí a volar solo habría un salto.
No Hope. No Dreams. No Love.
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- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Templo de los suicidas abnegados
21/01/16, 09:17 pm
Vio al fondo a Sox y a Sinceridad caminando hacia ellos y Eriel respiró tranquilo. Se alegraba de que los dos estuviesen bien y formó una sonrisa para recibirlos, sonrisa que se ensanchó con la ocurrencia de Mónica y que desapareció cuando oyó las palabras de Sinceridad.
Eriel la miró ceñudo y a punto estuvo de soltarle todo lo que estaba pasando por su mente. <<Eres una desagradecida, la próxima no vendré a por vosotros, como si os come un lagarto gigante...>> y más cosas por el estilo.
A punto porque una sombra se cernió sobre el grupo haciendo que el nublino se volviese a quedar sin palabras. Era la primera vez que estaba tan cerca de un dios y más de uno tan atemorizante como era aquel. Eriel sintió un peso en la boca del estómago y un ligero temblor en las manos que se apresuró a atajar antes de que fuese a más. Con los puños apretados el nublino se adelantó con una pequeña reverencia tras la intervención de su hermano.
-Mi señor, disculpad la descortesía de mi compañera - dijo con un ligero temblor en la voz, ni el propio chico sabía si era de miedo o de reverencia pero sus pensamientos estaban claros. <<Quiero ser como tú, déjame vivir y ver la Luna, déjame convertirme en un Dios.>>.- Perdonad también mi ignorancia, ¿cuándo decís Madre os referís a la Luna Roja?
Ni siquiera sabía por que le preguntaba, aquel ser podía matarlos a todos con la facilidad con la que respiraba, era algo que le había salido solo.
Eriel la miró ceñudo y a punto estuvo de soltarle todo lo que estaba pasando por su mente. <<Eres una desagradecida, la próxima no vendré a por vosotros, como si os come un lagarto gigante...>> y más cosas por el estilo.
A punto porque una sombra se cernió sobre el grupo haciendo que el nublino se volviese a quedar sin palabras. Era la primera vez que estaba tan cerca de un dios y más de uno tan atemorizante como era aquel. Eriel sintió un peso en la boca del estómago y un ligero temblor en las manos que se apresuró a atajar antes de que fuese a más. Con los puños apretados el nublino se adelantó con una pequeña reverencia tras la intervención de su hermano.
-Mi señor, disculpad la descortesía de mi compañera - dijo con un ligero temblor en la voz, ni el propio chico sabía si era de miedo o de reverencia pero sus pensamientos estaban claros. <<Quiero ser como tú, déjame vivir y ver la Luna, déjame convertirme en un Dios.>>.- Perdonad también mi ignorancia, ¿cuándo decís Madre os referís a la Luna Roja?
Ni siquiera sabía por que le preguntaba, aquel ser podía matarlos a todos con la facilidad con la que respiraba, era algo que le había salido solo.
Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejosPersonajes :- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
- Ri:Tengu. Aurva albina, 18 años. 170 cm
- Nero:Sin esencia, edeel. 18 años, 175 cm.
- Siete: idrino cosechado. 18 años. 172 cm.
Heridas/enfermedades : Cicatrices desiguales con forma de arañazo en los gemelos, que se extienden hacia la parte frontal de la pierna. Más anchas y verticales en la pierna derecha.
Status : So. FLUFFY.- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
Re: Templo de los suicidas abnegados
22/01/16, 12:44 am
-Ellos se quedaron preocupados y querían asegurarse de que no sucedía nada. Yo estaba preocupado, pero solo vengo por mantenerme en el grupo.- le dijo, sin una traza de arrepentimiento en la voz. Entendió, por la respuesta de Sox, que su explicación era suficiente.
Alcanzó al grupo principal mirando con cierto desdén el intercambio. El hubiera usado otras palabras y elegido otro momemto, pero desde luego, la actuación dejaba que desear.
Y entonces llegó, cabeza y media más alto que el, con una voz que se metía en el cerebro y otra piel extraña. ¡Y Sinceridad se atrevía a mentirle! Siete se sobresaltó y luego se cabreó. Era demasiado evidente, flagrante en el tono de su voz y la velocidad de respuesta. Y si no, al menos a él le bastaba conocer la verdad para reconocer la mentira. En un detalle tan innecesario y pequeño que nisiquiera se le ocurría por qué ocultarlo. No, porque ocultarlo habria sido comprensible. Sinceridad se había inventado otro, arriesgandose a que se diera cuenta de ello su captor.
Mónica quería fingir, Sinceridad mentía en estupideces, y la frustración con el grupo en general solo creció. ¿Pensaban realmente en que estaban unidos, si no como familia o clan, como compañeros? A sus ojos, correteaban sin dirección comun y ajenos a las necesidades de los demás. Niños. Niños indisciplinados, mentirosos y egoistas. Y a ver quien no le sorprendía pronto con otra invención a la descarada.
Se pasó las manos por la cara con frustración. Los ojos humedecidos. Se sentía perdido.
– Por favor, todavía tenemos una visita que hacer- pidió. No al ser nuevo, a su grupo.
Alcanzó al grupo principal mirando con cierto desdén el intercambio. El hubiera usado otras palabras y elegido otro momemto, pero desde luego, la actuación dejaba que desear.
Y entonces llegó, cabeza y media más alto que el, con una voz que se metía en el cerebro y otra piel extraña. ¡Y Sinceridad se atrevía a mentirle! Siete se sobresaltó y luego se cabreó. Era demasiado evidente, flagrante en el tono de su voz y la velocidad de respuesta. Y si no, al menos a él le bastaba conocer la verdad para reconocer la mentira. En un detalle tan innecesario y pequeño que nisiquiera se le ocurría por qué ocultarlo. No, porque ocultarlo habria sido comprensible. Sinceridad se había inventado otro, arriesgandose a que se diera cuenta de ello su captor.
Mónica quería fingir, Sinceridad mentía en estupideces, y la frustración con el grupo en general solo creció. ¿Pensaban realmente en que estaban unidos, si no como familia o clan, como compañeros? A sus ojos, correteaban sin dirección comun y ajenos a las necesidades de los demás. Niños. Niños indisciplinados, mentirosos y egoistas. Y a ver quien no le sorprendía pronto con otra invención a la descarada.
Se pasó las manos por la cara con frustración. Los ojos humedecidos. Se sentía perdido.
– Por favor, todavía tenemos una visita que hacer- pidió. No al ser nuevo, a su grupo.
-
- Bellota
Ficha de cosechado
Nombre: Mónica Gutiérrez.
Especie: Humana (Española, madrileña de las afueras).
Habilidades: Espontaneidad, automotivación, imaginación.
Personajes : ● Mónica: Bruja de los espejos. Terrícola.
Heridas/enfermedades : ● Mónica: Pequeñas cicatrices por el cuerpo.
Manos heridas, chichón en la cabeza.
Armas : ●Mónica: Bolsito de pompones rosa multiusos.
Cuchillo del pan.
Espejos.
Status : «En busca de 12.: el romance».
Humor : No.
Re: Templo de los suicidas abnegados
22/01/16, 12:51 pm
Mon escuchó la respuesta de la roquense a Tritón (respuesta que no le satisfizo)… y se estaba girando hacia Vampy cuando oyó lo que dijo de ellos. En ese momento se le borró la sonrisa de los labios, de tal modo que no pudo prestarle atención siquiera a lo que contaba Vampy y a lo que pasaba alrededor de la furia que sentía.
-A ver, pajarraca insensible- comenzó diciendo mientras se le ponía la cara cada vez más roja del enfado. –Hemos venido porque estábamos preocupados por vosotros y somos un grupo, y por mucho que yo preferiría haberme ido a las mazmorras he acompañado a los demás porque SOMOS. UN. GRUPO… y… oh. Ooh, Dios- Mon perdió el hilo al ver cómo una sombra terrorífica aterrizaba sobre Doña Plumitas, y sacudió con fuerza la cabeza cuando su voz resonó en sus mentes. La chica se agarró las sienes con las manos.
“¿Ha hablado en mi cabeza?” se preguntó, retrocediendo un par de pasos y con los ojos muy abiertos, de nuevo más allá del terror y ahora sabiendo que podía haber escapado de la muerte antes, pero que ahora iba a ser mucho más difícil. Veía el terror de la roquense y se sentía incapaz de ayudarla: tirarle una piedra a ese ser no parecía buena idea, desde luego, y comprendió por qué no quiso decirle su verdadero nombre. “Yo tampoco lo haría”. Escuchar lo que le dijo la princesa Dafne a su amigo entre susurros hizo que les mirara con los ojos como platos. "<<¿No sé qué se trae esa cosa entre manos?>> ¿En serio?" se dijo cerrando los ojos por un momento, anonadada y frustrada. "¡Hacernos una fiesta del té, no te jode! Voy a morir entre gente corta, lo veo...".
Retrocedió imperceptiblemente otra vez y abrazó a Zanahoria, no tanto por darle sensación de seguridad a la pequeña como para dársela a ella misma. Se giró bruscamente hacia Roño al escucharle hablar. “¿Señor rocavarancolés? ¿SEÑOR?”. Mónica sintió la risa nerviosa acumularse en su garganta y la retuvo, aunque no pudo evitar un levísimo bufido que se le escapó por la nariz.
Al ver a Doña Plumitas moverse le dirigió una mirada de advertencia mientras vocalizaba en su dirección un “NO TE MUEVAS, NO TE MUEVAS, NO LE CABREES”. Enfadar a ese ser parecía la peor opción que tenían en ese momento... ¡y la pájara esa quería hacerlo! "Claro, como tiene alas la cabrona... ¡Nos abandonaría aquí por algo que ha atraído ella!". Sin embargo la intervención de Cenizo devolvió su atención al ser salido de una pesadilla. “¿Mi señor?” se dijo de nuevo, divertida y aterrorizada al mismo tiempo. Para evitar reírse se tapó la boca con una mano, pero no pudo evitar abrirla de par en par al escuchar lo que dijo Tritón tras ella. “¿Le está ignorando? ¡¿A esa cosa?! ¡¿Estamos locos?!”. Abrazó con más fuerza a Zana mientras miraba alternativamente a sus compañeros y al ser que tenían delante.
“¡¿NADIE SE DA CUENTA DE QUE ESA COSA NOS PUEDE MATAR CUANDO Y COMO QUIERA?! ¡¿CÓMO PUEDEN SER TAN CABESTROS?!”
-A ver, pajarraca insensible- comenzó diciendo mientras se le ponía la cara cada vez más roja del enfado. –Hemos venido porque estábamos preocupados por vosotros y somos un grupo, y por mucho que yo preferiría haberme ido a las mazmorras he acompañado a los demás porque SOMOS. UN. GRUPO… y… oh. Ooh, Dios- Mon perdió el hilo al ver cómo una sombra terrorífica aterrizaba sobre Doña Plumitas, y sacudió con fuerza la cabeza cuando su voz resonó en sus mentes. La chica se agarró las sienes con las manos.
“¿Ha hablado en mi cabeza?” se preguntó, retrocediendo un par de pasos y con los ojos muy abiertos, de nuevo más allá del terror y ahora sabiendo que podía haber escapado de la muerte antes, pero que ahora iba a ser mucho más difícil. Veía el terror de la roquense y se sentía incapaz de ayudarla: tirarle una piedra a ese ser no parecía buena idea, desde luego, y comprendió por qué no quiso decirle su verdadero nombre. “Yo tampoco lo haría”. Escuchar lo que le dijo la princesa Dafne a su amigo entre susurros hizo que les mirara con los ojos como platos. "<<¿No sé qué se trae esa cosa entre manos?>> ¿En serio?" se dijo cerrando los ojos por un momento, anonadada y frustrada. "¡Hacernos una fiesta del té, no te jode! Voy a morir entre gente corta, lo veo...".
Retrocedió imperceptiblemente otra vez y abrazó a Zanahoria, no tanto por darle sensación de seguridad a la pequeña como para dársela a ella misma. Se giró bruscamente hacia Roño al escucharle hablar. “¿Señor rocavarancolés? ¿SEÑOR?”. Mónica sintió la risa nerviosa acumularse en su garganta y la retuvo, aunque no pudo evitar un levísimo bufido que se le escapó por la nariz.
Al ver a Doña Plumitas moverse le dirigió una mirada de advertencia mientras vocalizaba en su dirección un “NO TE MUEVAS, NO TE MUEVAS, NO LE CABREES”. Enfadar a ese ser parecía la peor opción que tenían en ese momento... ¡y la pájara esa quería hacerlo! "Claro, como tiene alas la cabrona... ¡Nos abandonaría aquí por algo que ha atraído ella!". Sin embargo la intervención de Cenizo devolvió su atención al ser salido de una pesadilla. “¿Mi señor?” se dijo de nuevo, divertida y aterrorizada al mismo tiempo. Para evitar reírse se tapó la boca con una mano, pero no pudo evitar abrirla de par en par al escuchar lo que dijo Tritón tras ella. “¿Le está ignorando? ¡¿A esa cosa?! ¡¿Estamos locos?!”. Abrazó con más fuerza a Zana mientras miraba alternativamente a sus compañeros y al ser que tenían delante.
“¡¿NADIE SE DA CUENTA DE QUE ESA COSA NOS PUEDE MATAR CUANDO Y COMO QUIERA?! ¡¿CÓMO PUEDEN SER TAN CABESTROS?!”
- Merodeador
Ficha de cosechado
Nombre: Nadzieja Sikorski.
Especie: Humana.
Habilidades: Resistencia, oído musical e imaginación.Personajes :- ● Ergot: -Véspido Soldado Repobladoril-
● Nadzieja: -Escoria Cosechada HomoSapiens-
Status : Las dudas son como los muertos, siempre acaban saliendo a flote.
Humor : Epístola de San Pablo a los adefesios: "Sois feos de cojones."
Re: Templo de los suicidas abnegados
23/01/16, 12:03 am
Nadzieja estaba harta de todo aquello, si pudiera les enviara a todos a la mierda. Pero aceptó gustosamente el trozo de pañuelo que le ofrecía Mónica para limpiarse la boca “Ni si quiera esta entero ¡será egoísta!”. Y aunque en otra ocasión se hubiese reido con las pantomimas de la española en ese momento no tenía fuerzas ni ganas para nada de eso. Por lo que se quedó en el suelo limpiándose la boca y recogiendo los escasos trozos de dignidad que le quedaban.
Las palabras de la Roquense le erizaron el pelo de todo el cuerpo como un viento frio, era tan humillante para ella que le recordasen su poco aguante. Tampoco soportaba el modo con el que los trataba, como si todos fuesen tontos, ella no era tonta “Pues si no ha servido para nada, los únicos tontos sois vosotros… y que más te da lo que hagamos, plumero con patas, podemos hacer lo que queramos. Deja de reírte de nosotros. Deja de reír. Eres horrible.” Se mantuvo callada a pesar de que tenía ganas de decirle todo aquello, pero por debajo del pelo le lanzo una mirada llena de odio que se vio interrumpida por el jalón de Sox al ponerla en pie.
-Sí, puedo caminar y sola además, pero muchas gracias. – Ya estaba caminando en la dirección por la que habían venido cuando un zumbido le hizo girar la cabeza para ver a un monstruo horripilante cernirse sobre la pájara, del susto no pudo ni gritar. “Oh, no, ahora sí que sí, esta vez la palmamos seguro, no nos salva nadie, que bicho más horrible y feo… nos va a destrozar, nos arrancara la piel y las uñas y el pelo y otras cosas… nos meterá en cajas con clavos, nos cocinara…” Y entonces la voz resonó en su cabeza y tuvo que agárrasela para comprobar que seguía ahí y no eran alucinaciones suyas “No, por favor no, me estoy volviendo loca, oigo cosas en mi cabeza, estoy perdida, olvidare quien soy, y a mi familia, y la dirección de casa, como llegar al colegio... que es… ¿cómo era? No me acuerdo, estoy perdiendo la mente, Primero salimos de casa y vamos hasta la parada de tranvía de Georges Henri, de ahí cogemos el tranvía hasta Montgomery, donde cambiamos a la línea de la derecha, cogemos el tranvía pasamos por Le Chien Vert hasta Woluwe, cruzamos la carretera mirando a ambos lados y bajamos la calle… si, uf, aún me acuerdo. Pero vamos a morir.”
Nad apenas presto atención a las palabras de Sinceridad porque solo podía mirar a la criatura que ahora los observaba intentando un nuevo método de supervivencia “Comete al pájaro y deja al resto. Comete al pájaro. A mí no. Comete al pájaro. Comete al pájaro…” Pero las palabras de los nublinos si le llamaron la atención lo suficiente como desconcentrarla de su labor de persuasión. “¿Señor? Estáis mas locos que… que algo que este muy loco… ¡estáis más locos que los elefantes rosas de dumbo!” Y para añadir a todo eso la española se abrazó a ella, lo que la pequeña belga aprovecha para refugiarse “tengo un escudo” para luego pensar “no tan fuerte, no me agarres tan fuerte, me ahogas”.
Las palabras de la Roquense le erizaron el pelo de todo el cuerpo como un viento frio, era tan humillante para ella que le recordasen su poco aguante. Tampoco soportaba el modo con el que los trataba, como si todos fuesen tontos, ella no era tonta “Pues si no ha servido para nada, los únicos tontos sois vosotros… y que más te da lo que hagamos, plumero con patas, podemos hacer lo que queramos. Deja de reírte de nosotros. Deja de reír. Eres horrible.” Se mantuvo callada a pesar de que tenía ganas de decirle todo aquello, pero por debajo del pelo le lanzo una mirada llena de odio que se vio interrumpida por el jalón de Sox al ponerla en pie.
-Sí, puedo caminar y sola además, pero muchas gracias. – Ya estaba caminando en la dirección por la que habían venido cuando un zumbido le hizo girar la cabeza para ver a un monstruo horripilante cernirse sobre la pájara, del susto no pudo ni gritar. “Oh, no, ahora sí que sí, esta vez la palmamos seguro, no nos salva nadie, que bicho más horrible y feo… nos va a destrozar, nos arrancara la piel y las uñas y el pelo y otras cosas… nos meterá en cajas con clavos, nos cocinara…” Y entonces la voz resonó en su cabeza y tuvo que agárrasela para comprobar que seguía ahí y no eran alucinaciones suyas “No, por favor no, me estoy volviendo loca, oigo cosas en mi cabeza, estoy perdida, olvidare quien soy, y a mi familia, y la dirección de casa, como llegar al colegio... que es… ¿cómo era? No me acuerdo, estoy perdiendo la mente, Primero salimos de casa y vamos hasta la parada de tranvía de Georges Henri, de ahí cogemos el tranvía hasta Montgomery, donde cambiamos a la línea de la derecha, cogemos el tranvía pasamos por Le Chien Vert hasta Woluwe, cruzamos la carretera mirando a ambos lados y bajamos la calle… si, uf, aún me acuerdo. Pero vamos a morir.”
Nad apenas presto atención a las palabras de Sinceridad porque solo podía mirar a la criatura que ahora los observaba intentando un nuevo método de supervivencia “Comete al pájaro y deja al resto. Comete al pájaro. A mí no. Comete al pájaro. Comete al pájaro…” Pero las palabras de los nublinos si le llamaron la atención lo suficiente como desconcentrarla de su labor de persuasión. “¿Señor? Estáis mas locos que… que algo que este muy loco… ¡estáis más locos que los elefantes rosas de dumbo!” Y para añadir a todo eso la española se abrazó a ella, lo que la pequeña belga aprovecha para refugiarse “tengo un escudo” para luego pensar “no tan fuerte, no me agarres tan fuerte, me ahogas”.
"Mientras no tengan conciencia de su fuerza no se rebelarán, y hasta después de haberse rebelado no serán conscientes. Éste es el problema." G.O.
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Templo de los suicidas abnegados
23/01/16, 04:07 pm
Parecía que Since se iba volando. Los demás parecían más que listos, ansiosos por ponerse en marcha, de modo que aquella discusión podían seguirla por el camin-
Sus pensamientos se vieron interrumpidos, literalmente. Reconoció con desconcierto el zumbido interno de la telepatía ajena en su cabeza, y se giró al ver las caras de sus compañeros.
Otra especie. Podía ser la autóctona, podía no serlo. Al contrario que la mujer a la que habían visto antes, su envergadura y sus ademanes hablaban de peligro. Sox no llevó a cabo ninguna acción precipitada. En su lugar clavó la mirada en Since en busca de alguna clase de señal, en tensión, y cuando la roquense dijo un nombre diferente al que conocían supuso que tenía alguna clase de plan. Aprobó la estrategia que usó, aunque se sorprendió cuando realmente funcionó y aquel ser la soltó. La inquietud aún le hormigueaba en el estómago, pero aquel giro de los acontecimientos le infundió un renovado brote de seguridad. Se podía dialogar con él. Atendía a razones. Era una buena base; más de lo que había esperado tras el susto inicial.
¿Descortesía? Aquello le distrajo momentáneamente y miró a Eriel con el ceño fruncido. La había cogido de la cabeza sin un "qué tal". Ninguno de los nublinos parecía cuestionar lo que tenían delante. "La cabeza clara", les increpó mentalmente. No era el momento de hacerlo en voz alta.
El ser había comenzado a pasearse entre ellos. Sox le salió al paso porque, fuese lo que fuese, quería buena vista de lo que se dijese y lo que pasase. Puede que si se parara a pensar en ello sus posibilidades de intervenir fueran muy limitadas, pero mantenerse de observador le resultaba insoportable. Tenía que sentirse preparado para ello, al menos.
—¿Sois vosotros los que traéis gente a este lugar? —la pregunta fue disparada rápido y al grano—. ¿Por qué dejáis que mueran?
Le latía rápido el corazón, aunque se mantenía inmóvil como una estatua en un intento de que no se le notara. Si el objetivo de todo aquello era satisfacer los hechizos de un culto raro... No iban a tener mejor oportunidad de confirmarlo que aquella.
Siete les recordó que tenían otras cosas que hacer, y una parte de Sox le daba la razón. Sin embargo el mismo impulso que le había impelido a no querer volver a las mazmorras sin resultados tiraba de él, manteniéndole reluctantemente parado en el sitio.
Aquella salida, que se suponía que debía ser estúpidamente predecible, estaba desmontándose progresivamente como un castillo de naipes. Tenían que sacar algo de provecho de aquello, poder unir los puntos de forma aunque fuese una milésima más fiable que el día anterior. Por favor.
Sus pensamientos se vieron interrumpidos, literalmente. Reconoció con desconcierto el zumbido interno de la telepatía ajena en su cabeza, y se giró al ver las caras de sus compañeros.
Otra especie. Podía ser la autóctona, podía no serlo. Al contrario que la mujer a la que habían visto antes, su envergadura y sus ademanes hablaban de peligro. Sox no llevó a cabo ninguna acción precipitada. En su lugar clavó la mirada en Since en busca de alguna clase de señal, en tensión, y cuando la roquense dijo un nombre diferente al que conocían supuso que tenía alguna clase de plan. Aprobó la estrategia que usó, aunque se sorprendió cuando realmente funcionó y aquel ser la soltó. La inquietud aún le hormigueaba en el estómago, pero aquel giro de los acontecimientos le infundió un renovado brote de seguridad. Se podía dialogar con él. Atendía a razones. Era una buena base; más de lo que había esperado tras el susto inicial.
¿Descortesía? Aquello le distrajo momentáneamente y miró a Eriel con el ceño fruncido. La había cogido de la cabeza sin un "qué tal". Ninguno de los nublinos parecía cuestionar lo que tenían delante. "La cabeza clara", les increpó mentalmente. No era el momento de hacerlo en voz alta.
El ser había comenzado a pasearse entre ellos. Sox le salió al paso porque, fuese lo que fuese, quería buena vista de lo que se dijese y lo que pasase. Puede que si se parara a pensar en ello sus posibilidades de intervenir fueran muy limitadas, pero mantenerse de observador le resultaba insoportable. Tenía que sentirse preparado para ello, al menos.
—¿Sois vosotros los que traéis gente a este lugar? —la pregunta fue disparada rápido y al grano—. ¿Por qué dejáis que mueran?
Le latía rápido el corazón, aunque se mantenía inmóvil como una estatua en un intento de que no se le notara. Si el objetivo de todo aquello era satisfacer los hechizos de un culto raro... No iban a tener mejor oportunidad de confirmarlo que aquella.
Siete les recordó que tenían otras cosas que hacer, y una parte de Sox le daba la razón. Sin embargo el mismo impulso que le había impelido a no querer volver a las mazmorras sin resultados tiraba de él, manteniéndole reluctantemente parado en el sitio.
Aquella salida, que se suponía que debía ser estúpidamente predecible, estaba desmontándose progresivamente como un castillo de naipes. Tenían que sacar algo de provecho de aquello, poder unir los puntos de forma aunque fuese una milésima más fiable que el día anterior. Por favor.
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
- Al veros conspirar... (CLICK):
- Al poner un evento... (CLICK):
- Durante el transcurso del evento... (CLICK):
- InvitadoInvitado
Re: Templo de los suicidas abnegados
24/01/16, 02:51 am
Los ojos del demente se iluminaron con las palabras de los nublinos. Que lo tratasen de ''señor rocavarancolés'' no era algo que ocurriese a menudo. Los rodeó a ambos con sus largos y huesudos brazos.
-<< Me traen las risas de vuestra compañera. Y la curiosidad. De normal no me permiten acercarme a los cosechados pero que vosotros entreis en territorio del culto me da la excusa perfecta>>- y cerrando el canal solo al menor de los nublinos- << Y entre tú y yo, si los cachorros entran en nuestras propiedades por ley podemos mataros.>>
Se acabó decantando por este, ignorando al resto del grupo y cualquiera de sus acciones. La roquense dejó de ser de su interés en cuanto salió de su campo de visión, y tuvo una reacción más o menos coherente.
-<< Ewa...>> -saboreó el nombre pronunciándolo al mismo tiempo por telepatía y a viva voz- << La segunda madre. Aquella que nos liberará de las ataduras de la razón, que nos mostrará el Mundo Verdadero. Rocavarancolia está llena de secretos reservados para unos pocos, y la Secta acoge a todos aquellos que deseen conocer la verdad, acceder a la forma detrás de la forma.>>
El niño rubio lo interrumpió. Ladeó la cabeza para mirarle, soltando a los nublinos y acuclillándose frente a él, muy cerca, de forma que Sox podía verse reflejado en la bilis de sus ojos. De nuevo restringió su canal telepático.
-<< Yo no os traje aquí, cachorro, yo vine, igual que vinisteis vosotros. Los dones de la Luna Roja son preciados, y no se os concederán si no sois capaces de sobrevivir a la ciudad. Esta no es tierra de débiles, tarde o temprano todos seréis devorados, ya sea por los monstruos que habitan en las calles, o por los que habitan en vuestras mentes.>>
Dió un toquecito en la frente de Sox con la punta de la uña, y una imagen de un astro rojo aclamado por aullidos invadió su cabeza unos segundos.
-<< Es la hora de la misa>>- anunció, poniéndose en pie.- << No me sigais si no quereis morir.>>
Alzó el vuelo, haciendo zumbar sus alas de insecto. Su figura se perdió en la cima del templo, y poco después un llanto se extendió por las calles, llamando a los fieles.
-<< Me traen las risas de vuestra compañera. Y la curiosidad. De normal no me permiten acercarme a los cosechados pero que vosotros entreis en territorio del culto me da la excusa perfecta>>- y cerrando el canal solo al menor de los nublinos- << Y entre tú y yo, si los cachorros entran en nuestras propiedades por ley podemos mataros.>>
Se acabó decantando por este, ignorando al resto del grupo y cualquiera de sus acciones. La roquense dejó de ser de su interés en cuanto salió de su campo de visión, y tuvo una reacción más o menos coherente.
-<< Ewa...>> -saboreó el nombre pronunciándolo al mismo tiempo por telepatía y a viva voz- << La segunda madre. Aquella que nos liberará de las ataduras de la razón, que nos mostrará el Mundo Verdadero. Rocavarancolia está llena de secretos reservados para unos pocos, y la Secta acoge a todos aquellos que deseen conocer la verdad, acceder a la forma detrás de la forma.>>
El niño rubio lo interrumpió. Ladeó la cabeza para mirarle, soltando a los nublinos y acuclillándose frente a él, muy cerca, de forma que Sox podía verse reflejado en la bilis de sus ojos. De nuevo restringió su canal telepático.
-<< Yo no os traje aquí, cachorro, yo vine, igual que vinisteis vosotros. Los dones de la Luna Roja son preciados, y no se os concederán si no sois capaces de sobrevivir a la ciudad. Esta no es tierra de débiles, tarde o temprano todos seréis devorados, ya sea por los monstruos que habitan en las calles, o por los que habitan en vuestras mentes.>>
Dió un toquecito en la frente de Sox con la punta de la uña, y una imagen de un astro rojo aclamado por aullidos invadió su cabeza unos segundos.
-<< Es la hora de la misa>>- anunció, poniéndose en pie.- << No me sigais si no quereis morir.>>
Alzó el vuelo, haciendo zumbar sus alas de insecto. Su figura se perdió en la cima del templo, y poco después un llanto se extendió por las calles, llamando a los fieles.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Personajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Templo de los suicidas abnegados
24/01/16, 03:48 pm
La roquense habría seguido alejándose de no ser por algunas miradas que le impelían a no hacerlo. Se quedó quieta, esperando, mientras trataba de calmarse. Por suerte, no tuvo que aguardar mucho tiempo: la criatura se dirigió a los nublinos. Sinceridad aprovechó la ocasión. No iba a seguir escuchando aquella voz en su cabeza, aquello no era normal. Si al menos les dijera algo importante, pero eso era, en su opinión, basura. Si no fuera porque sus compañeros le habían detenido, hacía tiempo que habría estado más cerca del Refugio que de aquel edificio. Un tiempo malgastado que decidió reutilizar. No miró a nadie cuando saltó y se elevó. Ni tampoco cuando se alejó. Si no habían huido antes, no era su problema. Cuando estuviera en el único lugar que le parecía seguro, ya pensaría en todo lo sucedido.
Sigue en las Mazmorras
Sigue en las Mazmorras
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
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