Templo de los suicidas abnegados
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Rocavarancolia Rol
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- Rocavarancolia Rol
Templo de los suicidas abnegados
13/04/12, 05:54 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Edificio alto con torres puntiagudas y fachada recargada y llena de salientes, de los que cuelgan ahorcados en distintos estados de descomposición. El interior es oscuro, con ventanas diminutas a través de las cuales apenas entra luz. Las paredes estan desnudas salvo por algunos frescos con escenas cruentas y deprimentes. No queda ningún mueble, y no hay pisos salvo por las escaleras que permiten subir a las fachadas y las que bajan a las catacumbas, cuyas paredes están cubiertas de huesos de todo tipo. Era donde se encontraba la sede de los Hijos de Ewa, y donde vivían la mayoría de los sacerdotes y algunos adeptos.
La secta fue completamente aniquilada por Azra y sus viragos, muriendo el culto a Ewa (así como la propia "diosa") junto a sus seguidores, y actualmente el enorme edificio está abandonado.
La secta fue completamente aniquilada por Azra y sus viragos, muriendo el culto a Ewa (así como la propia "diosa") junto a sus seguidores, y actualmente el enorme edificio está abandonado.
- InvitadoInvitado
Re: Templo de los suicidas abnegados
09/07/13, 02:24 am
-Pues... como funcionan los tatuajes de bilis, por si algún día quieres uno- recogió las cuchillas- Los hace Nihil, tendrías que pedírselo a ella.
Se fue acercando lentamente a la mesa tras la que se escondía Branniel, hasta acabar de rodillas sobre esta, a la altura del trasgo. Le mostró los tatuajes de sus muñecas.
-Se hace la microdimensión donde se guarda el objeto deseado y se incrusta en la piel a través del tatuaje aún fresco. Luego se fija y se sella con otros símbolos. Cuando sale, tiene que rasgar la capa superficial de la piel, pero no duele nada- aseguró, como si temiera que Branniel fuese a echarse atrás por eso- Puedes elegir las cuchillas que quieras, incluso puedes pedir que te las hagan a medida...
Perdió el hilo de su explicación, mirando fijamente al trasgo con sus grandes ojos oscuros. Tero parecía mucho menor de lo que realmente era. Tanto sus rasgos como sus gestos y su comportamiento eran muy infantiles, al tiempo que crueles y macabros, lo cual provocaba en la gente el doble de rechazo. Se había sentado con las piernas cruzadas sobre la mesa, sonriendo, sin añadir una palabra más a su monólogo, hasta que los pensamientos en los que se había sumido se convirtieron en palabras.
-Me da envidia tu transformación- confesó- Las criaturas con precio son las mejores, teneis la excusa perfecta para divertiros con la gente, y encima os dan magia por ello. Además los trasgos son increibles...
Se había puesto de nuevo de rodillas y tenia las manos sobre la cara de Branniel, acariciándola. Con mirada curiosa exploró todos sus rasgos, y con una fuerza impropia de sus delgados bracitos obligó al trasgo a abrir la boca para inspeccionarle los dientes. Los repasó con los dedos hasta qye se hizo sangre, y aspiró el olor a carne y vísceras de su aliento con sincera admiración. Casi pareció que tuviera intención de meterse entero en su boca.
-¿Algún día me morderás con esos dientes?- pidió entusiasmado
Había dejado la cara de Branniel para centrarse en sus manos. Fue descosiendo las dos bocas pequeñas, que se abrieron en cuanto se vieron libres.
-Esto solo lo puede hacer un sacerdote. Si un sacerdote entra a la fuerza en la boca de cualquier otro puede causarle mucho dolor, pero aun así somos los únicos que podemos ayudar a liberar las lenguas de otros. Suelen estar pegadas a uno de los paladares- explicó tanteando el interior de la primera boca- ¡La encontré! Esto te va a doler...- pegó un tirón y la gruesa lengua negra se desprendió y salió fuera de la boca- Ahora la otra...- Repitió el proceso disfrutando dle dolor que estaba causando en el trasgo, y lamentando que solo tuviera una lengua por boca- ¡Ooh, pero son bastante gordas! Prueba a moverlas
Se fue acercando lentamente a la mesa tras la que se escondía Branniel, hasta acabar de rodillas sobre esta, a la altura del trasgo. Le mostró los tatuajes de sus muñecas.
-Se hace la microdimensión donde se guarda el objeto deseado y se incrusta en la piel a través del tatuaje aún fresco. Luego se fija y se sella con otros símbolos. Cuando sale, tiene que rasgar la capa superficial de la piel, pero no duele nada- aseguró, como si temiera que Branniel fuese a echarse atrás por eso- Puedes elegir las cuchillas que quieras, incluso puedes pedir que te las hagan a medida...
Perdió el hilo de su explicación, mirando fijamente al trasgo con sus grandes ojos oscuros. Tero parecía mucho menor de lo que realmente era. Tanto sus rasgos como sus gestos y su comportamiento eran muy infantiles, al tiempo que crueles y macabros, lo cual provocaba en la gente el doble de rechazo. Se había sentado con las piernas cruzadas sobre la mesa, sonriendo, sin añadir una palabra más a su monólogo, hasta que los pensamientos en los que se había sumido se convirtieron en palabras.
-Me da envidia tu transformación- confesó- Las criaturas con precio son las mejores, teneis la excusa perfecta para divertiros con la gente, y encima os dan magia por ello. Además los trasgos son increibles...
Se había puesto de nuevo de rodillas y tenia las manos sobre la cara de Branniel, acariciándola. Con mirada curiosa exploró todos sus rasgos, y con una fuerza impropia de sus delgados bracitos obligó al trasgo a abrir la boca para inspeccionarle los dientes. Los repasó con los dedos hasta qye se hizo sangre, y aspiró el olor a carne y vísceras de su aliento con sincera admiración. Casi pareció que tuviera intención de meterse entero en su boca.
-¿Algún día me morderás con esos dientes?- pidió entusiasmado
Había dejado la cara de Branniel para centrarse en sus manos. Fue descosiendo las dos bocas pequeñas, que se abrieron en cuanto se vieron libres.
-Esto solo lo puede hacer un sacerdote. Si un sacerdote entra a la fuerza en la boca de cualquier otro puede causarle mucho dolor, pero aun así somos los únicos que podemos ayudar a liberar las lenguas de otros. Suelen estar pegadas a uno de los paladares- explicó tanteando el interior de la primera boca- ¡La encontré! Esto te va a doler...- pegó un tirón y la gruesa lengua negra se desprendió y salió fuera de la boca- Ahora la otra...- Repitió el proceso disfrutando dle dolor que estaba causando en el trasgo, y lamentando que solo tuviera una lengua por boca- ¡Ooh, pero son bastante gordas! Prueba a moverlas
- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de lucha
Re: Templo de los suicidas abnegados
09/07/13, 02:15 pm
«Nihil... Después de este, es ya la única con la que no he hablado». Me tensé un poco cuando Tero se puso encima de la mesa. Además de controlar mis propios instintos, también tenía que intentar no saltar sobre ese psicópata para evitar que hiciese cosas raras. Y, por supuesto, tenía que controlar sus cuchillas con los ojos. No me gustaba, era evidente que estaba loco, era muy macabro y tenía unas armas un tanto peligrosas. «Maldito crío, no te acerques. Joder, como no me cuesta controlarme de por sí...». El olor de Tero me envolvía, y si todavía no había saltado sobre él era gracias a los cinco hombres bestia que me había comido desde que salió la Luna. Intentando distraerme con cualquier otra cosa, presté atención a su explicación sobre los tatuajes. Lo del dolor era lo que menos me preocupaba de aquel tema. Incluso aunque doliese, no podría ser peor que la tortura que sufrí durante mi transformación.
El repentino silencio de Tero me intranquilizó bastante. Di medio paso atrás para deshacerlo casi al instante. La apariencia del chico era bastante infantil y parecía ser bastante joven, pero lo viciado que estaba esa infantilidad por lo macabro de su forma de ser me inquietaba. En Tero no había ningún rastro de inocencia infantil, que estaba completamente sustituda por la crueldad. «Solo es un niño, o eso aparenta. Y sin embargo, ni a él lo ha respetado la ciudad. ¿Es que todos estamos destinados a acabar así? ¿Ni un niño puede escapar a ese destino?». A estas alturas, ya había deshechado por completo las historias de Nubla. Aquello no era la ciudad de los dioses, era la ciudad de los monstruos. «Y ahora yo también soy uno de ellos».
—Si quieres las intercambiamos —bromeé cuando volvió a hablar. Realmente, a pesar de saber que era imposible, me hubiese gustado poder hacerlo. «¿Excusa para divertirnos? Maldito demente, no tienes ni idea. Ni la más remota idea de lo que es esto»—. Por cierto, ¿qué eres tú? —su respuesta hizo que lo mirase sorprendido. ¿Que la magia era aburrida? «Pues precisamente la magia es lo único bueno de mi transformación».
Cuando comenzó a tocarme la cara no pude evitar un escalofrío. Incluso sin hambre, mi instinto seguía diciéndome que aquello era comida. Su tacto era estremecedor, y apenas podía contenerme. Cuando me abrió la boca me agarré tan fuerte a la mesa que mis manos empalidecieron. Necesitaba distraerme con cualquier cosa para no comerme a Tero, y el chico no lo ponía nada fácil. «Puedes controlarte, ¡puedes controlarte! ¡Joder, si ni tienes hambre, has comido cinco hombres bestia! ¡Puedes controlarte!». Cerré con fuerza mis mandíbulas en cuanto sacó la mano. Intentando disimular que, de hecho, aquello había sido un intento de mordisco, le contesté.
—¿Cómo puedes estar tan entusiasmado por eso? —interiormente, me lamí las gotas de sangre que me había dejado en los dientes—. Ya has visto lo afilado que son. Podría arrancarte un miembro con facilidad. E incluso podría descontrolarme... —acerqué mi cara a la suya, gruñendo un poco— y comerte.
Por suerte, pareció olvidarse de mi cara y decidió sacarme las lenguas. Alejé mi cara y fui observando cómo me descosía las bocas. De alguna manera, eso me recordaba mi transformación y la visita de Ewa. «Cuanto he cambiado en tan poco tiempo». Me parecía increíble que solo un día antes fuese un nublino ansioso de que saliese la Luna Roja. Aquella vida parecía a siglos de distancia.
—¿Es que hay algo de mi transformación que no se doloroso? Bueno, esto no me preocupa mucho, lo que sufrí al transformarme hizo qu- ¡¡ARGH, JODER!! —grité al desprenderse la primera lengua. Había retirado la mano por instinto, pero la lengua ya estaba fuera. «Maldito crío, le gusta hacer sufrir». El tercero repitió la operación con la otra mano, esta vez sin avisar—. ¡¡JODER, AVISA DE QUE ME VAS A SACAR LA OTRA!! —miré las dos lenguas, que ahora estaban libres. Eran bastante gruesas y, como casi cualquier cambio de mi transformación, profundamente desagradables. «Bueno, habrá que acostumbrarse a esto también». Intenté controlarlas pero parecían bastante caóticas.
—Intentar controlar tres bocas en lugar de una es... Extraño —murmuré, más para mí que para Tero. Recordando los consejos de Quinto, intenté tragar la bilis acumulada como si fuese saliva antes de poner el cuarto hecho un asco, pero fue de la boca que siempre había tenido de donde tragué. Torciendo el gesto, intenté meter las lenguas y cerrar las bocas, pero solo conseguí morderme la lengua de la derecha. Harto, alcé las manos hasta ponerlas a la altura de mi cara. «Es parte de ti, esto también es tu cuerpo. Puedes controlarlo como controlas cualquier otro miembro». Me dije.
Poco a poco, fui consiguiendo controlar algo el movimiento de las lenguas. Ambas habían estado caídas, como muertas, hasta ese momento. Ahora, la derecha se movía de forma vertical un poco, mientras que la izquierda... «¿Estoy dándome golpes contra los dedos?». Miraba con la ceja alzada a mi lengua izquierda, sin entender su comportamiento. Estaba intentando hacer con ambas lenguas lo mismo, pero era difícil y casi parecía que hiciesen lo que deseasen. Centrándome otra vez, conseguí controlar algo mejor el movimiento de la lengua izquierda, aunque a costa de dejar inerte la derecha. En ese momento me di cuenta que había estado repitiendo los movimientos de las lenguas de las manos con la de mi boca, y maldecí por lo bajo. «Son independientes, son tuyas. Contrólalas como controlas cualquier otra parte de tu cuerpo», me dije. Intentando no mover nada de la boca fui intentando controlar mis nuevas lenguas, sin tener demasiado éxito.
El repentino silencio de Tero me intranquilizó bastante. Di medio paso atrás para deshacerlo casi al instante. La apariencia del chico era bastante infantil y parecía ser bastante joven, pero lo viciado que estaba esa infantilidad por lo macabro de su forma de ser me inquietaba. En Tero no había ningún rastro de inocencia infantil, que estaba completamente sustituda por la crueldad. «Solo es un niño, o eso aparenta. Y sin embargo, ni a él lo ha respetado la ciudad. ¿Es que todos estamos destinados a acabar así? ¿Ni un niño puede escapar a ese destino?». A estas alturas, ya había deshechado por completo las historias de Nubla. Aquello no era la ciudad de los dioses, era la ciudad de los monstruos. «Y ahora yo también soy uno de ellos».
—Si quieres las intercambiamos —bromeé cuando volvió a hablar. Realmente, a pesar de saber que era imposible, me hubiese gustado poder hacerlo. «¿Excusa para divertirnos? Maldito demente, no tienes ni idea. Ni la más remota idea de lo que es esto»—. Por cierto, ¿qué eres tú? —su respuesta hizo que lo mirase sorprendido. ¿Que la magia era aburrida? «Pues precisamente la magia es lo único bueno de mi transformación».
Cuando comenzó a tocarme la cara no pude evitar un escalofrío. Incluso sin hambre, mi instinto seguía diciéndome que aquello era comida. Su tacto era estremecedor, y apenas podía contenerme. Cuando me abrió la boca me agarré tan fuerte a la mesa que mis manos empalidecieron. Necesitaba distraerme con cualquier cosa para no comerme a Tero, y el chico no lo ponía nada fácil. «Puedes controlarte, ¡puedes controlarte! ¡Joder, si ni tienes hambre, has comido cinco hombres bestia! ¡Puedes controlarte!». Cerré con fuerza mis mandíbulas en cuanto sacó la mano. Intentando disimular que, de hecho, aquello había sido un intento de mordisco, le contesté.
—¿Cómo puedes estar tan entusiasmado por eso? —interiormente, me lamí las gotas de sangre que me había dejado en los dientes—. Ya has visto lo afilado que son. Podría arrancarte un miembro con facilidad. E incluso podría descontrolarme... —acerqué mi cara a la suya, gruñendo un poco— y comerte.
Por suerte, pareció olvidarse de mi cara y decidió sacarme las lenguas. Alejé mi cara y fui observando cómo me descosía las bocas. De alguna manera, eso me recordaba mi transformación y la visita de Ewa. «Cuanto he cambiado en tan poco tiempo». Me parecía increíble que solo un día antes fuese un nublino ansioso de que saliese la Luna Roja. Aquella vida parecía a siglos de distancia.
—¿Es que hay algo de mi transformación que no se doloroso? Bueno, esto no me preocupa mucho, lo que sufrí al transformarme hizo qu- ¡¡ARGH, JODER!! —grité al desprenderse la primera lengua. Había retirado la mano por instinto, pero la lengua ya estaba fuera. «Maldito crío, le gusta hacer sufrir». El tercero repitió la operación con la otra mano, esta vez sin avisar—. ¡¡JODER, AVISA DE QUE ME VAS A SACAR LA OTRA!! —miré las dos lenguas, que ahora estaban libres. Eran bastante gruesas y, como casi cualquier cambio de mi transformación, profundamente desagradables. «Bueno, habrá que acostumbrarse a esto también». Intenté controlarlas pero parecían bastante caóticas.
—Intentar controlar tres bocas en lugar de una es... Extraño —murmuré, más para mí que para Tero. Recordando los consejos de Quinto, intenté tragar la bilis acumulada como si fuese saliva antes de poner el cuarto hecho un asco, pero fue de la boca que siempre había tenido de donde tragué. Torciendo el gesto, intenté meter las lenguas y cerrar las bocas, pero solo conseguí morderme la lengua de la derecha. Harto, alcé las manos hasta ponerlas a la altura de mi cara. «Es parte de ti, esto también es tu cuerpo. Puedes controlarlo como controlas cualquier otro miembro». Me dije.
Poco a poco, fui consiguiendo controlar algo el movimiento de las lenguas. Ambas habían estado caídas, como muertas, hasta ese momento. Ahora, la derecha se movía de forma vertical un poco, mientras que la izquierda... «¿Estoy dándome golpes contra los dedos?». Miraba con la ceja alzada a mi lengua izquierda, sin entender su comportamiento. Estaba intentando hacer con ambas lenguas lo mismo, pero era difícil y casi parecía que hiciesen lo que deseasen. Centrándome otra vez, conseguí controlar algo mejor el movimiento de la lengua izquierda, aunque a costa de dejar inerte la derecha. En ese momento me di cuenta que había estado repitiendo los movimientos de las lenguas de las manos con la de mi boca, y maldecí por lo bajo. «Son independientes, son tuyas. Contrólalas como controlas cualquier otra parte de tu cuerpo», me dije. Intentando no mover nada de la boca fui intentando controlar mis nuevas lenguas, sin tener demasiado éxito.
- InvitadoInvitado
Re: Templo de los suicidas abnegados
09/07/13, 02:33 pm
-Yo soy... un brujo. Pero la magia es aburrida y dificil, así que no hago mucha- le gustaba que su dominio fuese sorpresa, y tampoco le gustaba hablar de su tranformación, así que aparcó el tema rápido.
Cuando Branniel lo amenazó con comérselo la sonrisa de Tero se ensanchó y su rostro se iluminó.
-¡Cómeme! Puedes comerme. Los fieles lo hacen y a veces es raro pero luego es divertido.- evidentemente no se estaba refiriendo a lo mismo que el trasgo.
Mientras Branniel practicaba, se puso a jugueterar por la habitación, tocándolo todo. Parecía que no podía estarse quieto. Caminó por el techó, miró todos los libros, se metió en la cams de Branniel y rodó por ella, tiró de su cola y acabó encaramándose a su espalda para mirar por encima de su hombro. Cuando vio lo que le costaba controlar sus lenguas soltó una risilla burlona.
-Y eso que solo son dos... Tienes que aprender a usarlas pronto para poder hacer cosas divertidas con ellas
Cuando Branniel lo amenazó con comérselo la sonrisa de Tero se ensanchó y su rostro se iluminó.
-¡Cómeme! Puedes comerme. Los fieles lo hacen y a veces es raro pero luego es divertido.- evidentemente no se estaba refiriendo a lo mismo que el trasgo.
Mientras Branniel practicaba, se puso a jugueterar por la habitación, tocándolo todo. Parecía que no podía estarse quieto. Caminó por el techó, miró todos los libros, se metió en la cams de Branniel y rodó por ella, tiró de su cola y acabó encaramándose a su espalda para mirar por encima de su hombro. Cuando vio lo que le costaba controlar sus lenguas soltó una risilla burlona.
-Y eso que solo son dos... Tienes que aprender a usarlas pronto para poder hacer cosas divertidas con ellas
- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de lucha
Re: Templo de los suicidas abnegados
09/07/13, 04:00 pm
No presté mucha atención a lo que hacía Tero por la habitación, hasta que sentí tirones en la cola. Gruñendo, comencé a agitarla con fuerza, esperando mandarlo a volar a la otra punta de la habitación, pero al momento sentí cómo se encaramaba a mi espalda.
—¡Maldito crío, eso no se toca! —sentí un nuevo peso en la espalda y comenzó a burlarse de mí. Sentía una vena de frustración en la frente y, por un momento, cerré las manos, imaginando que estrangulaba al pequeño diablo—. Quítate-de-mi-espalda —ignorándome, el chico siguió hablando, "animándome" a aprender a controlar las lenguas. Volví la cabeza y le miré de reojo, cansado—. ¿Algo divertido? Defíneme eso, por favor. O no, espera que lo adivine —le dije con cierto deje burlón—. Conociéndote... ¿Como forma de tortura a mis presas o algo así? No sé, pero seguro que lo que tienes en mente incluye dolor. Por cierto —dije, poniendo mis manos sobre su mano izquierda—, creo haberte dicho ¡¡que te quites de ahí!! —agarrando bien su brazo, tiré para lanzarlo al suelo.
—¡Maldito crío, eso no se toca! —sentí un nuevo peso en la espalda y comenzó a burlarse de mí. Sentía una vena de frustración en la frente y, por un momento, cerré las manos, imaginando que estrangulaba al pequeño diablo—. Quítate-de-mi-espalda —ignorándome, el chico siguió hablando, "animándome" a aprender a controlar las lenguas. Volví la cabeza y le miré de reojo, cansado—. ¿Algo divertido? Defíneme eso, por favor. O no, espera que lo adivine —le dije con cierto deje burlón—. Conociéndote... ¿Como forma de tortura a mis presas o algo así? No sé, pero seguro que lo que tienes en mente incluye dolor. Por cierto —dije, poniendo mis manos sobre su mano izquierda—, creo haberte dicho ¡¡que te quites de ahí!! —agarrando bien su brazo, tiré para lanzarlo al suelo.
- InvitadoInvitado
Re: Templo de los suicidas abnegados
09/07/13, 04:28 pm
Cuando Branniel intentó lanzarlo, Tero se agarró con fuerza a su mano y usó un hechizo de inercia, arrastrándolo con é. Plantó los pies en el suelo y al final fue el trasgo el que acabó por los aires.
-¡Novato!- se burló entre risas- Y esas lenguas no se usan para torturas, míralas bien.
A la velocidad de un parpadeo, se plantó junto al trasgo que estaba tirado en el suelo de mala manera y se le sentó encima. Agarró una de las manos y jugueteó con la lengua usando la suya propia, para ir bajándola por su vientre.
-Vamos, que no se diga que en Nubla no tenemos imaginación...
-¡Novato!- se burló entre risas- Y esas lenguas no se usan para torturas, míralas bien.
A la velocidad de un parpadeo, se plantó junto al trasgo que estaba tirado en el suelo de mala manera y se le sentó encima. Agarró una de las manos y jugueteó con la lengua usando la suya propia, para ir bajándola por su vientre.
-Vamos, que no se diga que en Nubla no tenemos imaginación...
- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de lucha
Personajes :
- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran/Branniel): Trasgo de Ewa sexto sacerdote de la Secta, sádico, aficionado a matanzas y luchador en los bajos fondos. No tocarle los cojoncios, que muerde.
●Lanor Gris: demiurgo procedente de Carabás. Tímido, llorica y buena gente.
●Rádar (o Rad): astrario carabés tsundere hacia la magia, mandón, brusco y estricto. Fashion victim. Reloj andante.
●Galiard syl: mago rabiosamente rocavarancolés, despiadado antihéroe brutalmente pragmático y compasivo antivillano bienintencionado.
Armas :- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran): magia, garras, dientes y una espada de longitud media a larga. O lo que haga falta.
●Lanor Gris: magia y sus criaturas.
●Rádar (o Rad): espada de longitud media. Sus habilidades de desviación de hechizos.
●Galiard Syl: magia y, si hace falta, una espada de longitud corta a media.
Status : Jinete del apocalipsis (¡ahora con extra de torpeza social!)
Humor : En muerte cerebral.
Re: Templo de los suicidas abnegados
09/07/13, 08:19 pm
Sin saber muy bien cómo, al final fui yo el que acabó por estamparse contra el suelo. «Ha tenido que usar magia para eso», me quejé mentalmente.
—Mis cojones novato. Nunca he tenido mucho gusto por el canibalismo, así que hay que comprender que no conozco ni un hechi-¡ehhhhh! —«qué bien, además de psicópata, pervertido». Aprovechando que estaba distraido jugado con una mano con la que no debía jugar, le di un rodillazo en aquella parte que más tendría que dolerle. Aprovechando su distracción, rodé por el suelo y me pusé rápidamente en pie, perdiendo un poco el equilibrio con la cola.
Ah, que eres nublino —solté con una risita nerviosa—. Bueno, compatriota o no, pero creo que me has malinterpretado —dije alejándome de él, riendo un poco histéricamente—. Porque créeme, no estoy interesado en eso, y menos contigo.
—Mis cojones novato. Nunca he tenido mucho gusto por el canibalismo, así que hay que comprender que no conozco ni un hechi-¡ehhhhh! —«qué bien, además de psicópata, pervertido». Aprovechando que estaba distraido jugado con una mano con la que no debía jugar, le di un rodillazo en aquella parte que más tendría que dolerle. Aprovechando su distracción, rodé por el suelo y me pusé rápidamente en pie, perdiendo un poco el equilibrio con la cola.
Ah, que eres nublino —solté con una risita nerviosa—. Bueno, compatriota o no, pero creo que me has malinterpretado —dije alejándome de él, riendo un poco histéricamente—. Porque créeme, no estoy interesado en eso, y menos contigo.
- InvitadoInvitado
Re: Templo de los suicidas abnegados
09/07/13, 08:32 pm
Tero se llevó las manos a la entrepierna y soltó un quejido ahogado, no tenía niguna intención de darle la satisfacción a Branniel. Rodó a un lado y se quedó en el sitio unos instantes, dándole la espalda a el trasgo. Luego se echó a reir, girándose para mirarlo, aun tendido en el suelo.
-No me digas que vas a ser aburrido como Quinto. Mamá y Nihil con mucho más divertidas que tú...- se fue poniendo en pie lentamente- Y Casia también, aunque Nihil no me deja tocarla...
Le dedicó una sonrisa y desapareció. De pronto estaba a escasos centímetros de él. Los golpes se sucedieron uno detrás de otro, y el trasgo no podía ver de dónde venían, y en poco tiempo volvió a estar en el suelo, dolorido y magullado.
-Ya que parece que prefieres este tipo de diversión, la sala de entrenamiento está al final de este pasillo. Ven cuando quieras que te pegue una paliza.- dijo con dulzura. Pasó la planta del pie por la boca del trasgo y se dirigió a la salida.
-No me digas que vas a ser aburrido como Quinto. Mamá y Nihil con mucho más divertidas que tú...- se fue poniendo en pie lentamente- Y Casia también, aunque Nihil no me deja tocarla...
Le dedicó una sonrisa y desapareció. De pronto estaba a escasos centímetros de él. Los golpes se sucedieron uno detrás de otro, y el trasgo no podía ver de dónde venían, y en poco tiempo volvió a estar en el suelo, dolorido y magullado.
-Ya que parece que prefieres este tipo de diversión, la sala de entrenamiento está al final de este pasillo. Ven cuando quieras que te pegue una paliza.- dijo con dulzura. Pasó la planta del pie por la boca del trasgo y se dirigió a la salida.
- Zarket
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Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de lucha
Personajes :
- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran/Branniel): Trasgo de Ewa sexto sacerdote de la Secta, sádico, aficionado a matanzas y luchador en los bajos fondos. No tocarle los cojoncios, que muerde.
●Lanor Gris: demiurgo procedente de Carabás. Tímido, llorica y buena gente.
●Rádar (o Rad): astrario carabés tsundere hacia la magia, mandón, brusco y estricto. Fashion victim. Reloj andante.
●Galiard syl: mago rabiosamente rocavarancolés, despiadado antihéroe brutalmente pragmático y compasivo antivillano bienintencionado.
Armas :- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran): magia, garras, dientes y una espada de longitud media a larga. O lo que haga falta.
●Lanor Gris: magia y sus criaturas.
●Rádar (o Rad): espada de longitud media. Sus habilidades de desviación de hechizos.
●Galiard Syl: magia y, si hace falta, una espada de longitud corta a media.
Status : Jinete del apocalipsis (¡ahora con extra de torpeza social!)
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Re: Templo de los suicidas abnegados
17/07/13, 12:25 am
—No es ser aburrido. Es que no tengo ganas de hacerlo con un psicópata pervertido —en cuanto Tero desapareció me puse en guardia, mirando atentantente por toda la habitación. Solo un momento después apareció justo a mi lado, comenzando a golpearme. No podia ver de dónde venían los golpes y, por mucho que intentase defenderme, parecía que nunca lograba golpear al muchacho, si es que los lugares donde golpeaban eran algo más que aire. Pronto volví a estar tirado en el suelo, herido. Furioso, intenté arrancarle el pie de un mordisco, pero fue demasiado rápido y salió pronto del lugar.
Me quedé tendido un rato, intentando aplacar mi furia. El maldito demonio me había vencido con una enorme facilidad para haberme convertido en un trasgo, y era en parte culpa mía. «Demasiada atención a la espada y muy poca al entrenamiento personal. Y ahora mi propio cuerpo es un arma que no tengo ni idea de cómo utilizar. Menudo inútil soy», pensé bastante enfadado conmigo mismo. Me levanté y miré furioso hacia la puerta por donde había desaparecido Tero. «Maldito criajo, te juro que me las pagarás. Haré que te comas todos los golpes que acabas de darme, uno por uno». No pensaba dejar esto así, y pensaba ocuparme intensamente a mi entrenamiento. Hasta mejorar lo suficiente como para hacer polvo a ese engreído psicópata.
Sin embargo, la facilidad con la que se había movido todavía me sorprendía. Teniendo curiosidad por las habilidades propia de la transformación del chico -y pensando que era muy importante conocerlas si quería hacerle morder el polvo alguna vez-, me puse a leer el libro que me había dado dama Casia el día anterior. No tardé en encontrar la transformación de brujo, que parecía bastante interesante. «No podía ser yo esto, no, yo tenía que ser un monstruo que come personas como-». Cortando mis antes de que saliesen a la luz pensamientos que no quería que salieran, seguí leyendo la transformación de brujo. «Ya no hay nada que hacer, eres un trasgo y has entrado en esta secta de locos y monstruos. No pienses en cosas inútiles». Lo que más me interesó de la transformación fue lo que se decía del dominio, que seguro que era donde se encontraba la clave de la victoria de Tero. Estuve pensando un buen rato sobre esto, pero no sacaba en claro qué podía controlar el chico. «¿El espacio? ¿La rapidez? Tiene que ser algo así, aunque le pega bastante más mi propia transformación».
Pasé la tarde sin salir de mi habitación. Una vez el dolor por las heridas se fue haciendo más soportable decidí ponerme a practicar con las manos, deseando poder controlarlas para tener mayor libertad. Recordé los consejos de Quinto y las palabras de Ewa de que iba a llevarle "muchas cosas ricas" al mirarme las manos. Una sonrisa se extendió por mi cara al recordar cómo me había dicho la diosa cual era mi transformación. «Si las bocas de los sacerdotes están conectadas, ¿también lo están con la propia Ewa?». Esperando que fuese así, llamé a Casia y le indiqué que me trajese fruta.
Pasé toda la tarde practicando con las dos bocas. Controlar las lenguas, los labios y los dientes era bastante más difícil de lo que me pareció antes, y comer frutas con aquellas bocas era bastante extraño y desagradable. De alguna forma, una parte de mí me decía que aquello no me pertenecía, lo que dificultaba el trabajo al sentirlas totalmente extrañas a mi cuerpo. No obstante, lo más difícil era controlar la producción de bilis. Por suerte podía apañármelas (más o menos) para no inundar la habitación con aquella cosa, pero era bastante difícil.
Para cuando llegó la noche, mi nivel de control de las bocas había pasado de ser "nulo" a ser "mediocremente pasable". Una vez pasado un rato los movimientos que había que hacer eran relativamente fáciles, siendo lo difícil el controlar las tres a la vez, además de la cola. Conforme había pasado la tarde me había dado cuenta de que no tenía ni idea de cual podría ser mi nuevo nombre, pero por la noche no tenía mucha idea sobre eso. Esperando poder dormir una noche entera en una cama decente, cosa que no había hecho desde antes de salir la Luna («Parece que aquella vida esté a un mundo de distancia»), me metí en la cama, deseando que Ewa hubiese enfermado con las frutas.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Me levanté escuchando el familiar quejido del hambre. «No, maldita sea, otra vez no», pensé mientras me hacía un ovillo. Aunque mi apetito me dijese otra cosa, no tenía absolutamente ningunas ganas de comer. Todavía recordaba al hombre bestia de la Plaza de la fuente, y sus gritos cuando empecé a devorarlo resonaban en mis oídos. Me enfermaba la forma en la que me había descontrolado en aquel lugar y no deseaba repetirlo, por lo que, intentando ignorar el hambre, me levanté. El día anterior había dado vueltas a lo del nombre, y me había dado cuenta de que solo había un lugar donde pudiese solucionar mis dudas.
Sigue en la Biblioteca Mágica.
Me quedé tendido un rato, intentando aplacar mi furia. El maldito demonio me había vencido con una enorme facilidad para haberme convertido en un trasgo, y era en parte culpa mía. «Demasiada atención a la espada y muy poca al entrenamiento personal. Y ahora mi propio cuerpo es un arma que no tengo ni idea de cómo utilizar. Menudo inútil soy», pensé bastante enfadado conmigo mismo. Me levanté y miré furioso hacia la puerta por donde había desaparecido Tero. «Maldito criajo, te juro que me las pagarás. Haré que te comas todos los golpes que acabas de darme, uno por uno». No pensaba dejar esto así, y pensaba ocuparme intensamente a mi entrenamiento. Hasta mejorar lo suficiente como para hacer polvo a ese engreído psicópata.
Sin embargo, la facilidad con la que se había movido todavía me sorprendía. Teniendo curiosidad por las habilidades propia de la transformación del chico -y pensando que era muy importante conocerlas si quería hacerle morder el polvo alguna vez-, me puse a leer el libro que me había dado dama Casia el día anterior. No tardé en encontrar la transformación de brujo, que parecía bastante interesante. «No podía ser yo esto, no, yo tenía que ser un monstruo que come personas como-». Cortando mis antes de que saliesen a la luz pensamientos que no quería que salieran, seguí leyendo la transformación de brujo. «Ya no hay nada que hacer, eres un trasgo y has entrado en esta secta de locos y monstruos. No pienses en cosas inútiles». Lo que más me interesó de la transformación fue lo que se decía del dominio, que seguro que era donde se encontraba la clave de la victoria de Tero. Estuve pensando un buen rato sobre esto, pero no sacaba en claro qué podía controlar el chico. «¿El espacio? ¿La rapidez? Tiene que ser algo así, aunque le pega bastante más mi propia transformación».
Pasé la tarde sin salir de mi habitación. Una vez el dolor por las heridas se fue haciendo más soportable decidí ponerme a practicar con las manos, deseando poder controlarlas para tener mayor libertad. Recordé los consejos de Quinto y las palabras de Ewa de que iba a llevarle "muchas cosas ricas" al mirarme las manos. Una sonrisa se extendió por mi cara al recordar cómo me había dicho la diosa cual era mi transformación. «Si las bocas de los sacerdotes están conectadas, ¿también lo están con la propia Ewa?». Esperando que fuese así, llamé a Casia y le indiqué que me trajese fruta.
Pasé toda la tarde practicando con las dos bocas. Controlar las lenguas, los labios y los dientes era bastante más difícil de lo que me pareció antes, y comer frutas con aquellas bocas era bastante extraño y desagradable. De alguna forma, una parte de mí me decía que aquello no me pertenecía, lo que dificultaba el trabajo al sentirlas totalmente extrañas a mi cuerpo. No obstante, lo más difícil era controlar la producción de bilis. Por suerte podía apañármelas (más o menos) para no inundar la habitación con aquella cosa, pero era bastante difícil.
Para cuando llegó la noche, mi nivel de control de las bocas había pasado de ser "nulo" a ser "mediocremente pasable". Una vez pasado un rato los movimientos que había que hacer eran relativamente fáciles, siendo lo difícil el controlar las tres a la vez, además de la cola. Conforme había pasado la tarde me había dado cuenta de que no tenía ni idea de cual podría ser mi nuevo nombre, pero por la noche no tenía mucha idea sobre eso. Esperando poder dormir una noche entera en una cama decente, cosa que no había hecho desde antes de salir la Luna («Parece que aquella vida esté a un mundo de distancia»), me metí en la cama, deseando que Ewa hubiese enfermado con las frutas.
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Me levanté escuchando el familiar quejido del hambre. «No, maldita sea, otra vez no», pensé mientras me hacía un ovillo. Aunque mi apetito me dijese otra cosa, no tenía absolutamente ningunas ganas de comer. Todavía recordaba al hombre bestia de la Plaza de la fuente, y sus gritos cuando empecé a devorarlo resonaban en mis oídos. Me enfermaba la forma en la que me había descontrolado en aquel lugar y no deseaba repetirlo, por lo que, intentando ignorar el hambre, me levanté. El día anterior había dado vueltas a lo del nombre, y me había dado cuenta de que solo había un lugar donde pudiese solucionar mis dudas.
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- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de luchaPersonajes :
- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran/Branniel): Trasgo de Ewa sexto sacerdote de la Secta, sádico, aficionado a matanzas y luchador en los bajos fondos. No tocarle los cojoncios, que muerde.
●Lanor Gris: demiurgo procedente de Carabás. Tímido, llorica y buena gente.
●Rádar (o Rad): astrario carabés tsundere hacia la magia, mandón, brusco y estricto. Fashion victim. Reloj andante.
●Galiard syl: mago rabiosamente rocavarancolés, despiadado antihéroe brutalmente pragmático y compasivo antivillano bienintencionado.
Armas :- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran): magia, garras, dientes y una espada de longitud media a larga. O lo que haga falta.
●Lanor Gris: magia y sus criaturas.
●Rádar (o Rad): espada de longitud media. Sus habilidades de desviación de hechizos.
●Galiard Syl: magia y, si hace falta, una espada de longitud corta a media.
Status : Jinete del apocalipsis (¡ahora con extra de torpeza social!)
Humor : En muerte cerebral.
Re: Templo de los suicidas abnegados
18/08/13, 01:53 pm
Durante el camino volví a comerme unas alimañas, pero esta vez el alivio no fue tan grande como durante la mañana. Sabía que, si no comía pronto, acabaría peor que la noche de la Luna, pero no podía rendirme a mis instintos tan en frío, sencillamente no podía. La noche de la Luna me había descontrolado ante la lucha que inundaba las calles de la ciudad y el hambre que me había provocado la transformación, pero ahora me revolvía ante el mero pensamiento de comerme a alguien que tenía su propia vida, sus inquietudes e ilusiones. «No puedo hacer eso, no puedo matar a nadie». Algo dentro de mí me dijo que acabaría descontrolándome si seguía así y que daba igual lo que hiciese, al final acabaría rindiéndome a mi verdadera naturaleza, pero conseguí acallar esa parte con algo de esfuerzo.
Volví a encerrarme en mi habitación del Templo, sin saber muy bien cómo pasar el día. El hambre me molestaba cada vez más, pero no me sentía capaz de ceder a mis nuevas necesidades. «¿Por qué tengo que ser esto? La Luna Roja ya podía gustarle menos la ironía» pensé hosco e irritado. No se me había pasado que, mientras la Luna había mostrado una cara más benévola a compañeros que no habían sentido las mismas ganas que yo a que saliera, a mí me había enseñado su faceta más cruel.
Me sentí tentado de leer más información sobre mi transformación, pero seguía sin tener ganas de saber más, especialmente con el hambre que tenía. «Debería seguir entrenando con las manos» pensé, pero no estaba de humor para ello. No quería usar las bocas para no recordar el hambre, y por lo menos, con más o menos concentración, podía limitarme a mantenerlas cerradas y tragar la bilis sobrante, aunque reflejase este movimiento en la boca que había tenido siempre. Lo cierto era que estaba bastante irritado, en su mayoría a causa del hambre, y necesitaba alguna manera de liberar esa irritación.
Al recordar las palabras de Tero y el campo de entrenamiento que había al final del pasillo no pude evitar sonreír algo airado. Entrenar era justo lo que necesitaba, aunque no estaba seguro de si estar rodeado de personas sería bueno. «Bueno, Quinto dijo que podían controlarme, y de momento tengo buen autocontrol» me dije, así que de un tirón algo violento abrí la puerta de la habitación y me dirigí hacia la sala que había nombrado el tercero.
Volví a encerrarme en mi habitación del Templo, sin saber muy bien cómo pasar el día. El hambre me molestaba cada vez más, pero no me sentía capaz de ceder a mis nuevas necesidades. «¿Por qué tengo que ser esto? La Luna Roja ya podía gustarle menos la ironía» pensé hosco e irritado. No se me había pasado que, mientras la Luna había mostrado una cara más benévola a compañeros que no habían sentido las mismas ganas que yo a que saliera, a mí me había enseñado su faceta más cruel.
Me sentí tentado de leer más información sobre mi transformación, pero seguía sin tener ganas de saber más, especialmente con el hambre que tenía. «Debería seguir entrenando con las manos» pensé, pero no estaba de humor para ello. No quería usar las bocas para no recordar el hambre, y por lo menos, con más o menos concentración, podía limitarme a mantenerlas cerradas y tragar la bilis sobrante, aunque reflejase este movimiento en la boca que había tenido siempre. Lo cierto era que estaba bastante irritado, en su mayoría a causa del hambre, y necesitaba alguna manera de liberar esa irritación.
Al recordar las palabras de Tero y el campo de entrenamiento que había al final del pasillo no pude evitar sonreír algo airado. Entrenar era justo lo que necesitaba, aunque no estaba seguro de si estar rodeado de personas sería bueno. «Bueno, Quinto dijo que podían controlarme, y de momento tengo buen autocontrol» me dije, así que de un tirón algo violento abrí la puerta de la habitación y me dirigí hacia la sala que había nombrado el tercero.
- InvitadoInvitado
Re: Templo de los suicidas abnegados
23/08/13, 05:51 pm
La sala era alargada, de techo alto cubierto por una bóveda de huesos ennegrecidos que se abrían en el centro creando una especie de tragaluz por el que no entraba luz alguna. Las paredes estaban forradas de piel y el suelo era liso, con manchas de sangre aquí y allá. Las antorchas emitían una luz clara que hacía que se viese bastante mejor que en otras salas, y en la zona central de una de las paredes más largas había un expositor con algunas armas, así como ''muñecos de entrenamiento'' hechos con restos de cuerpos momificados.
Tero estaba despedazando con sus garras uno de esos muñecos, que había colgado del techo con una soga. En cuanto vio a Branniel entrar por la puerta le recibió con una sonrisa de absoluta felicidad.
-¿Has venido a jugar conmigo?
Rápidamente dejó el muñeco y corrió hacia el trasgo para dar saltitos a su alrededor. En uno de los saltos se le colgó del cuello y empezó a intentar estrangularle con algo que podía parecerse ligeramente al cariño. Dama Casia estaba sentada en una silla de respaldo alto a un lado de la sala. Le habían ordenado que cuidase del tercero mientras la primera estaba reunida, y ahora debía ocuparse de atender a Branniel también, y eso incluía estar atenta por si se asesinaban mutuamente.
Tero estaba despedazando con sus garras uno de esos muñecos, que había colgado del techo con una soga. En cuanto vio a Branniel entrar por la puerta le recibió con una sonrisa de absoluta felicidad.
-¿Has venido a jugar conmigo?
Rápidamente dejó el muñeco y corrió hacia el trasgo para dar saltitos a su alrededor. En uno de los saltos se le colgó del cuello y empezó a intentar estrangularle con algo que podía parecerse ligeramente al cariño. Dama Casia estaba sentada en una silla de respaldo alto a un lado de la sala. Le habían ordenado que cuidase del tercero mientras la primera estaba reunida, y ahora debía ocuparse de atender a Branniel también, y eso incluía estar atenta por si se asesinaban mutuamente.
- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de lucha
Personajes :
- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran/Branniel): Trasgo de Ewa sexto sacerdote de la Secta, sádico, aficionado a matanzas y luchador en los bajos fondos. No tocarle los cojoncios, que muerde.
●Lanor Gris: demiurgo procedente de Carabás. Tímido, llorica y buena gente.
●Rádar (o Rad): astrario carabés tsundere hacia la magia, mandón, brusco y estricto. Fashion victim. Reloj andante.
●Galiard syl: mago rabiosamente rocavarancolés, despiadado antihéroe brutalmente pragmático y compasivo antivillano bienintencionado.
Armas :- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran): magia, garras, dientes y una espada de longitud media a larga. O lo que haga falta.
●Lanor Gris: magia y sus criaturas.
●Rádar (o Rad): espada de longitud media. Sus habilidades de desviación de hechizos.
●Galiard Syl: magia y, si hace falta, una espada de longitud corta a media.
Status : Jinete del apocalipsis (¡ahora con extra de torpeza social!)
Humor : En muerte cerebral.
Re: Templo de los suicidas abnegados
23/08/13, 06:47 pm
El hambre y la irritación que tenía impidieron que me fijase tanto en las manchas de sangre y el aspecto del lugar como habría hecho otras veces, aunque no pude reprimir del todo un escalofrío al ver de qué estaba formado el techo y qué era el muñeco con el que Tero "entrenaba". Sentí un remalazo de hambre y por un momento estuve a punto de saltar sobre él y arrancarle la cabeza de un mordisco. Pude controlarme a tiempo, si bien fue a duras penas.
—Quita bicho —intenté apartarlo de un empujón, pero el psicópata fue más rápido y se colgó del cuello. Entre la molestia de sentirlo colgado y oler comida tan cerca estuve a punto de volver a atacarle, aunque pude refrenarle a tiempo. Sin embargo me costó más que nunca, era bastante difícil concentrarme con el hambre y más todavía autocontrolarme, así que le di un empujón para descolgarlo y quitármelo de encima antes de descontrolarme—. Tero, me asfixias —le gruñí, con más agresividad de la que quería. Este detalle tampoco me importó mucho y decidí ignorarlo: tenía demasiadas cosas en la cabeza como para meter otra. «Jodido niño psicópata, tienes que tener alguna habilidad especial para sacarme de quicio»
—Estoy aquí para entrenar. Y para conseguir un arma, ahora que he dejado la que tenía como cosechado —cogí una espada de buen tamaño, ideal para un trasgo. Mi concentración estaba dividida entre el frágil autocontrol que estaba teniendo y mantener las dos bocas cerradas para evitar llenar todo de bilis. Por supuesto, el tragar el exceso de bilis con las manos se reflejaba en mi propia boca "natural", lo que solo aumentaba el hambre. Y eso solo me provocaba más tensión y un humor todavía peor. Como queriendo sumarse, la risa de Ewa apareció en ese momento, empeorando mi humor al recordar su visita la noche de la Luna. Necesitaba liberar tensión, y una sonrisa maliciosa apareció en mi cara al ver de reojo a Tero—. Oye, tercero. ¿Quieres ayudarme a entrenar? Pareces saber de sobra cómo... —miré al muñeco que había usado para entrenar, torciendo la boca al preguntarme qué estaba haciendo— Destrozar a un enemigo —ahora que sabía lo que podía hacer estaba más precavido. «Esta vez no me tomará por sorpresa» me dije.
—Quita bicho —intenté apartarlo de un empujón, pero el psicópata fue más rápido y se colgó del cuello. Entre la molestia de sentirlo colgado y oler comida tan cerca estuve a punto de volver a atacarle, aunque pude refrenarle a tiempo. Sin embargo me costó más que nunca, era bastante difícil concentrarme con el hambre y más todavía autocontrolarme, así que le di un empujón para descolgarlo y quitármelo de encima antes de descontrolarme—. Tero, me asfixias —le gruñí, con más agresividad de la que quería. Este detalle tampoco me importó mucho y decidí ignorarlo: tenía demasiadas cosas en la cabeza como para meter otra. «Jodido niño psicópata, tienes que tener alguna habilidad especial para sacarme de quicio»
—Estoy aquí para entrenar. Y para conseguir un arma, ahora que he dejado la que tenía como cosechado —cogí una espada de buen tamaño, ideal para un trasgo. Mi concentración estaba dividida entre el frágil autocontrol que estaba teniendo y mantener las dos bocas cerradas para evitar llenar todo de bilis. Por supuesto, el tragar el exceso de bilis con las manos se reflejaba en mi propia boca "natural", lo que solo aumentaba el hambre. Y eso solo me provocaba más tensión y un humor todavía peor. Como queriendo sumarse, la risa de Ewa apareció en ese momento, empeorando mi humor al recordar su visita la noche de la Luna. Necesitaba liberar tensión, y una sonrisa maliciosa apareció en mi cara al ver de reojo a Tero—. Oye, tercero. ¿Quieres ayudarme a entrenar? Pareces saber de sobra cómo... —miré al muñeco que había usado para entrenar, torciendo la boca al preguntarme qué estaba haciendo— Destrozar a un enemigo —ahora que sabía lo que podía hacer estaba más precavido. «Esta vez no me tomará por sorpresa» me dije.
- InvitadoInvitado
Re: Templo de los suicidas abnegados
23/08/13, 08:12 pm
Tero lo acabó soltando y se alejó de él para poder verlo con más facilidad. No necesitó señalarle donde estaban las armas ni enviar a Casia a por una, sino que el mismo trasgo cogió una espada de gran tamaño. Tero se relamió.
-No puedo enseñarte pero puedo ayudarte a aprender
Ciertamente todo lo que Tero sabía salvo sus conocimientos en magia era pura intuición, y luego ensayo y error. Su entrenamiento era no estarse quieto, y enfrentarse a todo lo que se le pusiera por delante. Claro que... su velocidad natural también ayudaba.
-Intenta golpearme- dijo abriendo los brazos como si le diese la bienvenida a Branniel- No te cortes, sé que me tienes ganas...
-No puedo enseñarte pero puedo ayudarte a aprender
Ciertamente todo lo que Tero sabía salvo sus conocimientos en magia era pura intuición, y luego ensayo y error. Su entrenamiento era no estarse quieto, y enfrentarse a todo lo que se le pusiera por delante. Claro que... su velocidad natural también ayudaba.
-Intenta golpearme- dijo abriendo los brazos como si le diese la bienvenida a Branniel- No te cortes, sé que me tienes ganas...
- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de lucha
Personajes :
- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran/Branniel): Trasgo de Ewa sexto sacerdote de la Secta, sádico, aficionado a matanzas y luchador en los bajos fondos. No tocarle los cojoncios, que muerde.
●Lanor Gris: demiurgo procedente de Carabás. Tímido, llorica y buena gente.
●Rádar (o Rad): astrario carabés tsundere hacia la magia, mandón, brusco y estricto. Fashion victim. Reloj andante.
●Galiard syl: mago rabiosamente rocavarancolés, despiadado antihéroe brutalmente pragmático y compasivo antivillano bienintencionado.
Armas :- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran): magia, garras, dientes y una espada de longitud media a larga. O lo que haga falta.
●Lanor Gris: magia y sus criaturas.
●Rádar (o Rad): espada de longitud media. Sus habilidades de desviación de hechizos.
●Galiard Syl: magia y, si hace falta, una espada de longitud corta a media.
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Re: Templo de los suicidas abnegados
23/08/13, 08:47 pm
—¿Estás loco? —se me escapó al escuchar sus palabras. Bien era cierto que quería demostrar a aquel criajo con quien se había metido el día anterior, pero simplemente quería darle una lección, tampoco llegaba al extremo de querer matarlo. «¿Seguro?» pareció decir una vocecita en mi cabeza, una parte de mí que no había conocido hasta que la Luna la había despertado. Casi inconscientemente ladeé la espada para no hacer daño am Tero si saltaba sobre él
Con el astro rojo todavía en el cielo seguía sintiendo al trasgo clamando para abalanzarse sobre el mocoso y convertirlo en el almuerzo. Ni el olor de Tero ni la risa de Ewa ni, por supuesto, el hambre que sentía ayudaba a calmarme. «Bien pensado, tiene magia. Y tampoco es que fuese a herirlo gravemente». Una sonrisa algo demente se formó en mi cara cuando mis nuevos instintos tomaron el control.
—Bueno, si es lo que quieres... —dije antes de abalanzarme sobre él, sin darme cuenta que había vuelto a colocar el filo dirigido hacia su cuello.
Con el astro rojo todavía en el cielo seguía sintiendo al trasgo clamando para abalanzarse sobre el mocoso y convertirlo en el almuerzo. Ni el olor de Tero ni la risa de Ewa ni, por supuesto, el hambre que sentía ayudaba a calmarme. «Bien pensado, tiene magia. Y tampoco es que fuese a herirlo gravemente». Una sonrisa algo demente se formó en mi cara cuando mis nuevos instintos tomaron el control.
—Bueno, si es lo que quieres... —dije antes de abalanzarme sobre él, sin darme cuenta que había vuelto a colocar el filo dirigido hacia su cuello.
- InvitadoInvitado
Re: Templo de los suicidas abnegados
23/08/13, 09:20 pm
En un abrir y cerrar de ojos, Tero ya no estaba allí... sino detrás de Branniel. Lo había esquivado casi sin esfuerzo y había aparecido a su espalda, con las garras desplegadas sobre su cuello. Un fino hilo de sangre caía desde donde las cuchillas de Tero tocaban la piel del trasgo.
-Eres lento- se burló el niño- Prueba otra vez
Usó la espalda de Branniel para impulsarse y saltó dando una voltereta en el aire y aterrizando en posición defensiva, con las garras aún desplegadas. Una sonrisa traviesa se dibujó en sus labios.
-¿Y si nos jugamos algo para hacerlo más divertido? Sí, vamos a apostar... Iremos en serio, ¡y el que pierda será el esclavo del otro durante un día entero!- se echó a reír como un desquiciado- ¡Ven a comerme, lobo!
Pasó de la defensa al ataque, por puro capricho. Echó a correr contra el trasgo pero cuando llegó hasta él hizo una finta y atacó por el lateral.
-Eres lento- se burló el niño- Prueba otra vez
Usó la espalda de Branniel para impulsarse y saltó dando una voltereta en el aire y aterrizando en posición defensiva, con las garras aún desplegadas. Una sonrisa traviesa se dibujó en sus labios.
-¿Y si nos jugamos algo para hacerlo más divertido? Sí, vamos a apostar... Iremos en serio, ¡y el que pierda será el esclavo del otro durante un día entero!- se echó a reír como un desquiciado- ¡Ven a comerme, lobo!
Pasó de la defensa al ataque, por puro capricho. Echó a correr contra el trasgo pero cuando llegó hasta él hizo una finta y atacó por el lateral.
- Zarket
Ficha de cosechado
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Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de lucha
Personajes :
- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran/Branniel): Trasgo de Ewa sexto sacerdote de la Secta, sádico, aficionado a matanzas y luchador en los bajos fondos. No tocarle los cojoncios, que muerde.
●Lanor Gris: demiurgo procedente de Carabás. Tímido, llorica y buena gente.
●Rádar (o Rad): astrario carabés tsundere hacia la magia, mandón, brusco y estricto. Fashion victim. Reloj andante.
●Galiard syl: mago rabiosamente rocavarancolés, despiadado antihéroe brutalmente pragmático y compasivo antivillano bienintencionado.
Armas :- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran): magia, garras, dientes y una espada de longitud media a larga. O lo que haga falta.
●Lanor Gris: magia y sus criaturas.
●Rádar (o Rad): espada de longitud media. Sus habilidades de desviación de hechizos.
●Galiard Syl: magia y, si hace falta, una espada de longitud corta a media.
Status : Jinete del apocalipsis (¡ahora con extra de torpeza social!)
Humor : En muerte cerebral.
Re: Templo de los suicidas abnegados
23/08/13, 10:11 pm
Ni siquiera llegué a rozar a Tero antes de que hubiese desaparecido. Se me ocurrió dónde estaba un instante antes de de sentir el hilo de sangre y escuchar la burla, que solo contribuyó a aumentar mi enfado. Rugiendo de furia giré el torso y atravesé con la espada el lugar donde habían estado las tripas del sacerdote, otra vez demasiado tarde como para hacerle daño.
—Maldito mocoso. Veamos si queda algo que pueda hacerme caso cuando acabe contigo —gruñó, más que habló mi parte de trasgo.
La súbita carrera del tercero me sorprendió tanto como el olor de carne que me envolvió al acercarse tanto y tan rápido. Por instinto me abalancé sobre él a la vez que hacía la finta, pensando que ya lo tenía. Casi sin darme cuenta había catalogado aquel ejercicio como "caza", y mi lengua ya palpitaba al imaginar el festín que se daría con el sacerdote.
«¿Qué...» pensé al verlo de reojo, súbitamente al lado y no delante. Me di cuenta de lo que había pasado y solo un rápido giro con la espada enfrente evitó que las heridas fuesen realmente profundas. Aun así me había dado, si bien de manera más superficialmente que la que se esperaba.
Conseguí dejar las molestias de las heridas en un segundo plano con asombrosa facilidad, al igual que la noche de la Luna. Me abalancé ansioso hacia Terocontrolando con la espada las cuchillas para evitar que me hiciese daño y comencé a hablarle con un tono que probablemente habría inquietado mucho al que era antes de la Luna.
—¿Nunca te han enseñado a respetar a tus mayores? —el tono burlón se confundía con aquello que la Luna había despertado a la luz. Dirigí una patada a su abdomen, esperando poder dejarle suficiente dolorido como para inmovilizarlo un momento y, a continuación, salté sobre él sin perder tiempo. No estaba seguro de qué era Tero, pero sabía que una velocidad pasmosa era una de sus habilidades, y estaba decidido a que, al menos esa, iba a poder utilizarla lo menos posible.
—Maldito mocoso. Veamos si queda algo que pueda hacerme caso cuando acabe contigo —gruñó, más que habló mi parte de trasgo.
La súbita carrera del tercero me sorprendió tanto como el olor de carne que me envolvió al acercarse tanto y tan rápido. Por instinto me abalancé sobre él a la vez que hacía la finta, pensando que ya lo tenía. Casi sin darme cuenta había catalogado aquel ejercicio como "caza", y mi lengua ya palpitaba al imaginar el festín que se daría con el sacerdote.
«¿Qué...» pensé al verlo de reojo, súbitamente al lado y no delante. Me di cuenta de lo que había pasado y solo un rápido giro con la espada enfrente evitó que las heridas fuesen realmente profundas. Aun así me había dado, si bien de manera más superficialmente que la que se esperaba.
Conseguí dejar las molestias de las heridas en un segundo plano con asombrosa facilidad, al igual que la noche de la Luna. Me abalancé ansioso hacia Terocontrolando con la espada las cuchillas para evitar que me hiciese daño y comencé a hablarle con un tono que probablemente habría inquietado mucho al que era antes de la Luna.
—¿Nunca te han enseñado a respetar a tus mayores? —el tono burlón se confundía con aquello que la Luna había despertado a la luz. Dirigí una patada a su abdomen, esperando poder dejarle suficiente dolorido como para inmovilizarlo un momento y, a continuación, salté sobre él sin perder tiempo. No estaba seguro de qué era Tero, pero sabía que una velocidad pasmosa era una de sus habilidades, y estaba decidido a que, al menos esa, iba a poder utilizarla lo menos posible.
- InvitadoInvitado
Re: Templo de los suicidas abnegados
23/08/13, 11:06 pm
Parecía que Branniel estaba ingeniándoselas para parar los golpes de Tero, pero esto no le preocupaba demasiado. Se estaba divirtiendo. Era un tipo de diversión distinto a cuando simplemente mataba a alguien o algo y se deleitaba con su sufrimiento; aquel trasgo le estaba plantando cara de verdad, su sed de sangre era genuina, y con práctica no tardaría en igualarlo. Eso le gustaba.
Recibió la patada en el estómago pero lejos de tirarlo al suelo lo lanzó hacia una pared que usó para impulsarse de nuevo hacia adelante. De nuevo otro golpe. Tenía al trasgo encima, pero logró escurrirse y acabar de nuevo en su espalda. Lanzó tajos a los huecos de sus rodillas para hacerlo caer y poniéndose sobre él proyectó las garras con la intención de clavar en el suelo la mano con la que el trasgo sujetaba la espada.
-Es difícil respetarlos cuando al final acaban todos muertos.- respondió imitando el tono de burla de Branniel
Recibió la patada en el estómago pero lejos de tirarlo al suelo lo lanzó hacia una pared que usó para impulsarse de nuevo hacia adelante. De nuevo otro golpe. Tenía al trasgo encima, pero logró escurrirse y acabar de nuevo en su espalda. Lanzó tajos a los huecos de sus rodillas para hacerlo caer y poniéndose sobre él proyectó las garras con la intención de clavar en el suelo la mano con la que el trasgo sujetaba la espada.
-Es difícil respetarlos cuando al final acaban todos muertos.- respondió imitando el tono de burla de Branniel
- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de lucha
Personajes :
- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran/Branniel): Trasgo de Ewa sexto sacerdote de la Secta, sádico, aficionado a matanzas y luchador en los bajos fondos. No tocarle los cojoncios, que muerde.
●Lanor Gris: demiurgo procedente de Carabás. Tímido, llorica y buena gente.
●Rádar (o Rad): astrario carabés tsundere hacia la magia, mandón, brusco y estricto. Fashion victim. Reloj andante.
●Galiard syl: mago rabiosamente rocavarancolés, despiadado antihéroe brutalmente pragmático y compasivo antivillano bienintencionado.
Armas :- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran): magia, garras, dientes y una espada de longitud media a larga. O lo que haga falta.
●Lanor Gris: magia y sus criaturas.
●Rádar (o Rad): espada de longitud media. Sus habilidades de desviación de hechizos.
●Galiard Syl: magia y, si hace falta, una espada de longitud corta a media.
Status : Jinete del apocalipsis (¡ahora con extra de torpeza social!)
Humor : En muerte cerebral.
Re: Templo de los suicidas abnegados
24/08/13, 01:19 am
Me encontré con que el resultado de mi patada no había sido el deseado, y mi carrera había acabado teniendo como resultado que acabase en el suelo. Conseguí evitar que sus tajos me clavasen las manos en el suelo, aunque sí me dejaron unas heridas más profundas. La espada, por desgracia había salido disparada por la inercia y los golpes y no podía recuperarla en ese momento. «Maldito chico, sabe pelear bien». Aun así no pensaba rendirme. Mis sentidos no solo sentían una presa como premio, sino que mi propio orgullo se negaba a perder ante alguien que, en apariencia, no podía ni alcanzar físicamente a un trasgo. Por otra parte no pemnsaba ser el esclavo de Tero, ni siquiera por una hora, mucho menos un día entero.
—¿Por qué tengo la sensación de que has tenido que ver con sus muertes? —le pregunté antes de asestarle un rodillazo y rodar hacia un lado. La mano me sangraba más abundantemente que otras heridas, cosa a una parte de mí le parecía inaceptable. Además la espada seguía demasiado lejos, por lo que, con la única intención de dañar a Tero, dejé que mis propios instintos me controlasen todavía más. Tras darme la vuelta me lancé sobre el muchacho buscando la yugular con mis propios dientes. Si no podía usar armas externas, por lo menos utilizaría las que tenía mi propio cuerpo.
—¿Por qué tengo la sensación de que has tenido que ver con sus muertes? —le pregunté antes de asestarle un rodillazo y rodar hacia un lado. La mano me sangraba más abundantemente que otras heridas, cosa a una parte de mí le parecía inaceptable. Además la espada seguía demasiado lejos, por lo que, con la única intención de dañar a Tero, dejé que mis propios instintos me controlasen todavía más. Tras darme la vuelta me lancé sobre el muchacho buscando la yugular con mis propios dientes. Si no podía usar armas externas, por lo menos utilizaría las que tenía mi propio cuerpo.
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