Torre Leprosa

Su cuerpo se tensaba cada vez que dejaba atrás Maciel, la sensación de peligro o alarma eran constantes en las salidas. Así que Tayron permaneció todo el viaje con ojo avizor, cualquier sombra, sonido, movimiento, algún cambio brusco y repentino en uno de sus compañeros lo alertaba, no era sano. Al menos el viaje fue más rápido que otras veces, por suerte se sabían el camino como si fuese la verea de hierba que le llevaba a su escuela en la Tierra.

Ya desde lejos el olor de la Torre Leprosa se hacía presente, con muecas de asco observaba divertido mientras caminaba el rostro agrio de la xolnita ante tal espectáculo. De todas formas Tayron no sabía que desde el punto de vista de otra persona él tenía la misma cara de pino seco.
-Las primeras veces son las peores- le dijo a Fahran, claramente mintiendo, la putrefacción que la torre emanaba era la misma el día uno y día cien.

Barael le pilló por sorpresa, y ni quiso, ni pudo disimularlo. ¿A qué venía eso tan de repente? ¿Tan evidente era el tipo de relación que llevaba con Dafne?, aunque él no supiera definirla parecía que algunos ya habían dado cosas por asumidas, y qué cosas. El humano nunca había sido vergonzoso, y normalmente no tendría problemas de hablar aquel tema abiertamente. Pero es que delante de gente que no conocía tan bien, y así de violento, le resultaba incómodo.
-Eh...- tardó tanto en contestar que cualquiera diría que se estaba pensando la respuesta- no sé de qué me hablas- sus ojos pasaron alternativamente a los de Charlie y Fahran con un tinte nervioso- ¡No hemos hecho nada! ¿En qué te basas para preguntarme eso tío?- ahogó una risa nerviosa y prosiguió- ni siquiera... ni siquiera estamos juntos ¿sabes?, ten cuidado tú de no decir estas cosas delante de ella, no te vayas a encontrar un bozal en la boca cuando despiertes- y endureció la voz un poco para que se notase que iba medio en serio. Dafne le importaba demasiado como para perderle de una manera tan tonta, podría pensarse que él iba alardeando de tener relaciones sexuales con ella. Aunque no le importaría tenerlas, y esperaba que a ella tampoco, él no podía tenerlo más claro.

Unas ganas súbitas de decirle que se encargara de controlar a su hermano le recorrieron el cuerpo, pero tampoco era algo que le importara. Eriel podía sentir lo que fuera por Mónica, contando claro con que sus sospechas fueran ciertas.
-Revisa tu oído, coño, no sé qué escuchas por las noches- esbozó una sonrisa pasado el sudor inicial de la pregunta- a todo esto, creo que no te he entendido en lo último de todo. ¿Per y Brina, son hermanos tuyos no? ¿Vas a ser tito?- cambiar de tema con la rapidez con la que el viento lo hacía de dirección era una buena manera de escapar de la situación, a menos que el chico insistiera en saber más con esa cara de serio, que hacía peor la pregunta, como si fuera totalmente normal hablar de eso delante de personas sin confianza o de una manera tan directa.

El nublino abrió los ojos como platos. -¿En serio? -No pudo evitar reír un momento, después de todo aunque eran más grandes seguían siendo niños. Una sonrisa risueña deformada se asomó en su cara. -Paso tiempo ya... <<Desde que jugábamos a buscarnos así.>> -El olor ya era como un soplo mañanero, en cierto sentido le ancló a lo que habían venido a hacer y lo agradeció. Le había ayudado a despertarse.

El nerviosismo y timidez de Tay se le hacía adorable, le recordaba a Per. -No. -Dijo rotundamente. -Si los volviera a llamar hermanito y hermanita probablemente me castigarían por ello. -Rio haciendo un gesto de como de espantar algo con la mano. -Son mis parejas.

Quizás era el atontamiento, quizás todas esas horas llorando de dolor, todo ese tiempo ocultándose de su hermano.... Quizás era todo, pero le apetecía hablar, sentirse tranquilo y en calma, como si nada fuera a pasar. -<<Ojalá lloviera un poco...>>

Golpeo levemente con el escudo a Tay. -Deberías ir a por ello peliverde, se os ve bien juntos. -Miraba hacia delante. -No deberías esperar a la Luna como si fuera la fiesta de Nubla me temo. -Lo había dicho a posta en parte, debía mantenerles a todos alerta y conscientes de donde estaban, aún si aquello ensombrecía un poco los ánimos. Miró hacia atrás comprobando un poco las reacciones y se topó con la cara de asco de Fahra, habitual ya estos días, había ignorado totalmente al nublino cuando le ofreciño la daga aunque no era nada sorprendente. Lejos del odio del primer día ahora solo la consideraba como una pieza inútil y extraña que usar, pero todo lo extraño siempre provoca dos reacciones, miedo o curiosidad.

No se cortó nada a la hora de mirar hacia ella. -El orgullo de una diosa pero nada tangible para respaldarlo. -Comentó. -Es... extraño. ¿Por qué? -Le preguntó directamente.

El cachondeo que se traía el nublino no se podía pasar por alto, Tayron dejó su estado de confusión y enfado enseguida, era increíble como podía contagiarse con una risa, incluso si era a costa suya.
Puede que con Dafne sí que hubiera pasado tiempo, demasiado para su gusto, pero es que nunca le había gustado alguien tanto como para temer perderlo. Que saltara tan a la vista le daba pudor.

El belga escuchó con atención la respuesta de Barael, tardó un tanto en procesar.
-Ah, tus parejas...- hizo un gesto con la mano como si apartara el aire de manera aburrida, luego  abrió los ojos como platos y se acercó tanto al nublino que casi podía olerlo- ¡espera! ¿parejas? ¿en plural?- podía notarse la fascinación en su voz- ¿dos a la vez? ¿pero saben la existencia el uno del otro?- dijo quizás pasándose de entrometido, conocía el concepto de poligamia, pero no si se podía atribuir a Nubla, el choque cultural podía ser importante, de todas formas con la naturalidad que Barael lo había soltado le tranquilizaba un poco, aunque él lo soltaba casi todo con demasiada sencillez- ¿y dices que Brina podría estar embarazada y te quedas tan tranquilo?, de preguntarte si puedes ser tito a poder ser padre, flípalo- su tono incrédulo provocó un asentimiento de Charlie, con el que no paraba de intercambiar miradas- como el que caga, venga de dos en dos- echó una pequeña carcajada que el otro humano esta vez fulminó con la mirada, puede que se estuviera excediendo- vale vale, es que en la Tierra lo normal es tener una pareja, así de aburridos somos, lo sé, no me confundas, no es que lo vea mal- hasta le daba un punto interesante al chico, eso y el hecho de que también le gustaran los tíos, no podía evitar sentir cierta empatía y complicidad con el grupo lgtb al que pertenecía.

Solo con esos detalles ya parecía conocerle mejor, aunque no fuera cierto del todo. Se daba cuenta de que en realidad el pasado de sus compañeros era un misterio, y por tanto ellos también. ¿Cuál sería la familia de Sinceridad? ¿Por qué Fahran decidió abandonar su planeta? ¿Tendría Charlie novia, o era adoptado?. Preguntas sin respuesta rodaban en su mente mientras paseaba la mirada por los presentes, ajenos al bucle de pensamientos que habitaban en el belga.
-No pienso esperar a la Luna- soltó de repente, en un acto de espontánea confesión- pero no es tan fácil- a su lado le costaba decir esas cosas, como si Barael fuera ya un experto en el tema, como si también supiera lo que se hacía en el puñetero amor- y si me vuelves a llamar peliver...- no pudo continuar la frase, ni tampoco escuchar las palabras que su compañero le había dedicado a la xolnita. Sus ojos estaban fijos en la bañera que se aproximaba a ellos y aterrizaba con normalidad. Arrugó la frente con las palabras del espantapájaros y como un resorte su atención se posó en Fahran.

Algo perpleja, Fahran pestañeaba. Mirando enrededor, encontró a una figura extraña hablandole a ella. Decia que se acostumbraria al olor con el tiempo. ¿Se estaba mofando de ella? No podia estar segura al respecto, apenas escuchandole, sus pensamientos centrados en otra persona.
-Ah...-intercedió, menos arisca que de costumbre, pero con cierto eco en su voz de altivez. Sus ojos purpras se movieron, observandole solo a el en silencio. Juzgando lo que venia a ser otro atentado contra el sentido de la moda.
-No es tanto el olor lo que me molesta.-mintió con confianza y con una voz nasal a la vez que soltaba su pinza sobre la nariz.-Lo que me preocupa es que la fuente de esta peste acabe decorando mi ropa.-

Se aclaró la voz, y justo cando planeaba tirar del hilo en aquella parodia de conversación, otra voz la cortó en mitad. Girando la cara lentamente para ver quien osaba, su expresión se endureció al insante, su nariz arrugandose.
-¿No tienes nada mejor que hacer que molestar a otros?-sus botas de cuero blanco resonaban en el adoquinado a medida que aceleró y deliberadamente le empujó a un lado con el total de su cabellera.
-Alguien tan barriobajero como tu no podria comprender la belleza divina ni aunque le estuviera golpeando en la cara repetidas veces y, sinceramente, a eso ya estoy tentada de sobra.-

Y otra sorpresa, justo cando se disponia a acelerar la marcha y alejarse de semejante energumeno, sus ojos color orquidea se posaron sobre na extraña figura flotante, no, voladora justo encima de ellos. Lo que no podria describirse de otra forma salvo como una bañera gigante tripulada por un espantapajaros cantando cosas sin sentido, aunque le costase a Fahran darsv cuenta, esto era exactamente lo que los demás habian estado esperando.

Su nariz se arrugo de nuevo, anonadada y algo avergonzada.
¿Por que este lugar debia ser raro y siniestro? Nada le hacia sentir más incómoda que no ser capaz de predecir lo que iba a pasar. Odiaba este mundo.

Cuando las cestas tocaron el suelo, Fahran fe la primera en reaccionar. Por supesto, no iba a permitir que nadie más se le adelatase. Si alguien se merecia comida era ella.
Cogiendose de las faldas con gracia, correteó tan rapido como le era posible manteniendo su elegancia natural, sin importarle si los demás corriesen tambien y sin miedo de placarles si lo hacian de todas formas.

Agachandose con gracia, meñique alzado, examinó los contenidos de la primera cesta. Al instante, dejó escapar un suspiro de alivio cuando localizó algo tan familiar como era aquel pescado que le daba algo de paz y saciaba su vacio ahora que no estaba en ulterania por algun tiempo. ¡Que tonteria, pero cierta!
Lo sujetó con dos dedos en el aire, una amplia e inocente sonrisa se apoderó de sus labios, mostrando las siniestras filas de dientes afilados detrás de sus labios.

Sin embargo, antes de que se diera un capricho e hiciera de aquel pez un tentempie, su sensitiva nariz captó algo más.
Por supesto se trataba de... Pero... ¿podría ser cierto?

Sacando rápidamente la comida que no le importaba de la cesta y, dejandola caer al suelo sin preocupación alguna, encontró un sobre en el fondo de la cesta. Su cara se iluminó al instante. Cogiendolo con celeridad, se lo acercó a la cara y tomó una honda calada de su aroma.
un profundo suspiro de felicidad pronto voló de entre sus labios.
¡Justo cando pensaba que nunca jamás iba a oler algo que no derritiera su delicada nariz! Dulce y encantador, pero aun envolvente, el potente aroma a lavanda con el cual estaba perfumado el sobre era, literalmente, una bocanada de aire fresco para la ulterana.

Y justo cando la excitada joven pretendia darle la vuelta al sobre, se sorprendió incluso más, conteniendo el aliento, de piedra y con los ojos como platos.
Aquel sobre estaba destinado a ella, nombre y todo.

La reacción del belga aunque divertida no le tomó por sorpresa, incluso en Nubla también era algo más bien raro.

-Por supuesto que lo saben. ¿Qué ejemplo le estaría dando a mis hermanos si no? -Afirmó con rotundidad. -No te preocupes, en Nubla es poco común también y estoy tranquilo porque es muy poco probable, no es como si  me hubiera dedicado a acabar dentro, aún tenía que acabar de preparar un par de cosas para empezar una familia.

Se paró a pensar un momento. -Supongo que ahora no las necesitaré. -Se dijo más a si mismo que otra cosa.

La respuesta de Fahran fue para Barael otra sarta de prepotencias sin fundamento, lo cual lejos de responder su pregunta la reafirmaba en su cabeza. Simplemente se dejó empujar, tenia curiosidad de saber cómo funcionaba su pelo.

Pasaba de enfadarse, no tenía fuerzas para ello. -Ya, que pena que no tengas ni una daga para siquiera intentar algo, ¿verdad? -Dijo mientras la xolnita se alejaba.

La confesión de Tay le agradó en gran parte. -Ánimo. -Fue lo único que le contestó.

Entonces apareció, como todas las mañanas, canturreando comida sacada de la pesadilla de alguien, siempre con menús novedosos y sorprendentes acompañados de aquella chirriante voz. La cara del nublino se endureció. -Llegamos muy justos. -No le gustaba para nada eso, si llegaran tarde y perdieran las cestas sería un golpe para la supervivencia de todos. Miraba a todas partes con la mano posada en la empuñadura de su estoque, en busca de algo que los acechara, cualquier mínimo atisbo de algún peligro como que descendiese uno de los dragones cuando el comportamiento de la xolnita se torno al de una niña en frente de unos cuantos regalos.

-Vaya, si no fuera por ese carácter sería tan adorable como tú, peliverde.

Y avanzaron con cautela, algunos ya sacando la tela para empezar a amarrar cestas mientras que otros como Barael quedaban alerta de que nada les sorprendiera con la guardia baja.

En cuanto Fahran se llevó el sobre a la cara una alarma saltó dentro de Barael quien alzó su escudo hacia la xolnita y le llamó la atención para que todos se alertaran.

-¡Eh! ¿Pero qué haces? Podría ser una trampa. -Le advirtió el nublino. -Si quieres arriesgarte y abrirlo aléjate un poco del resto por si acaso.

No había metido la pata, eso le rejaló tanto como que Charlie descansara los hombros y aliviara su expresión, cuando el nublino no miraba le guiñó un ojo al humano.
-Acabar dentro...- intentó seguirle, confuso- ah, acabar dentro, je- se preguntaba por qué era tan gráfico, puede que demasiado directo, pero le gustaban las personas directas, no tendría la clase de amigos que tenía si no le gustaran. Por encima de todo elegía a los que iban de frente, con los que se podía leer sus intenciones fácilmente. Luego estaban Fahran o Inna, aunque en cierta medida muy diferentes, para Tayron eran más parecidas de lo que a Eorlir le gustaría. La sinhadre podía ser humilde, buena gente, todo lo que se le ocurriera, pero en cuestiones de saber lo que pensaba, para él era un misterio, nunca había visto a nadie tan callado.

Asintió a los ánimos, se daba cuenta de lo que había cambiado con el simple hecho de que se los dieran. En Bélgica era él el que se demostraba motivador para sus amigos, pocas veces había necesitado un empujón, pero sí sabía algo, si cogía el impulso era para aprovecharlo al máximo. Lo malo de tocar fondo con alguien era que solo se podía seguir una dirección. Siempre hacia arriba, ¿no?.

-Ten cuidado Barael- dijo a lo de peliverde, pero no sin esgrimir un bufido de risa, propia de la camaradería. El Tayron de meses atrás se sorprendería del Barael de ahora, parecía que no todo eran órdenes y caras serias- no le pilles cariño al mote, además ya mismo empezarás a llamarme peliazul, ya se me está empezando a quitar por las raíces. Prefiero ser adorable, que no lo soy, que a un buzo de pecera, medio metro- sacó la lengua al final, dándole un pequeño codazo en el hombro, como hacía con Chris o Evens.

Por instinto apresuró el paso un poco cuando Fahran echó a correr, llegaban un poco retrasados pero para su gusto no demasiado. El belga recibió la ayuda de Charlie en seguida, juntos empezaron con las telas y a coger comida mientras amarraban las telas, siempre seguía el mismo orden, fruta, miel daeliciana, pan, leche, tabletas energéticas y vuelta a empezar. Charlie combinó también umbra de origen idrino y pescado, el bendito pescado. Se moría de hambre solo de ver tanta comida.

Entretenido en sus quehaceres pegó un respingo y se le cayó una manzana al suelo, la limpió con el borde su camiseta al tiempo que sus mejillas se tintaron de rojo.
-Ya tienes que ser importante- perplejo, se acercó un poco a la xolnita, oteando a ver si veía de quién era la carta. No quería darle coba a la chica ni aires de grandeza pero la verdad es que podía ser importante, ellos no habían recibido nunca nada, ni una felicitación por sobrevivir un mes- nunca había pasado, ¿puedes decirnos de quién es?- preguntó cauteloso- y sí- le concedió al nublino- por lo que sabemos podría ser una trampa- Tayron levantó la cabeza hacia los tejados más alejados y la misma torre, al hacerlo un tufillo le inundó toda la garganta y escoció sus ojos- y por lo que sabemos hasta podrían estar observándonos, si es para ti sabían que estabas aquí y que ibas a venir- quería contemplar todas las opciones, era curioso que en Rocavarancolia una carta pudiera ser de todo menos una carta. De nuevo Charlie mostraba confusión, como si no entendiera a qué venía tanta precaución, cómo se notaba que no habían asistido a la muerte de Nad.

Después de su intento fallido con la tijera, dejó que se encargara Sox y le observó hacerlo como si fuera un arte desconocido o de otro mundo. Bueno, sí que era de otro mundo. Le escuchó hablar y por lo visto el macho sabía bastante del asunto. No le quitó ojo de encima hasta que oyó el aviso de Tay: iban a ir a por las provisiones. En ese momento, se excusó y salió del patio para prepararse y poder acompañarles. Subió poco después con su espada corta ceñida a la cintura, y su arco y la jabalina a la espalda, y se unió a la pequeña expedición.

Durante el camino, que fue tranquilo y a esta tranquilidad ayudaba saberse de memoria la ruta, Tay y Bara estuvieron hablando. La conversación llamó su atención desde el primer momento. No entendió de qué hablaba el nublino al principio porque no entendía el término "embarazada". O sea, sí lo entendía, pero a su manera <<¿los humanos se embarazan como el ganado?>> Sus pasos se dirigieron a la pareja sin discreción alguna para "escudriñar" de qué hablaban. <<Menudo día llevo hoy>> pensó para sí la roquense <<Primero cortar pelo y ahora embarazadas. Qué es esto, el día de compartir culturas?>> Le hacía gracia y le gustaba, ojo, nada malo con que estuvieran pasando esas cosas.

Por fin pudo comprender de qué iba la cosa y a punto estuvo de llevarse las manos a la cabeza. ¡El nublino sospechaba que Tay y Dafne estaban intimando...! ¿Pero es que estaban locos? Estaba a punto de echarle la bulla al chico cuando este desmintió los hechos... a lo grande. ¿Era honesto o...? Sinceridad le miró con los ojos entrecerrados <<Más te vale, humano, no queremos llenar el torreón de huevos>>

Según el olor a la torre se hacía más acuciante, la roquense se envaraba y distanciaba más de la conversación, tanto físicamente como a nivel de atención, pero siguió escuchando un poco más, desconfiada. No era una tontería, no podían pensar de verdad en traer crías... Se tranquilizó en ese aspecto cuando cambiaron de tema, pero no hizo más que empeorar <<Espera, espera, ¿"parejas"? Están locos estos nublinos y estos humanos>> Sin embargo, no les interrumpió. Prefería escuchar lo que Barael dijera al respecto. Era... curioso. Le chocaba, pero no podía pretender que habiendo tantos mundos por ahí, todas las familias se estructuran igual, ¿no? <<Aun así... lo que cuenta Tay se asemeja un poco a lo nuestro>>

La bañera llegó entonces, anunciando el Maldito su contenido. Se negaba a llamarlo espantapájaros. Aún no entendía cómo los demás tenían ese concepto en sus mundos. ¿Incluirían a los roquenses en la lista de criaturas a espantar? ¿Por qué...

—¡Fah! Yo la mato...

La ulterana había echado a correr a por las cestas sin esperar al grupo. ¿No le habían dicho infinidad de veces que la maldita ciudad era peligrosa? Y más allí, tan cerca de esas criaturas que vivían en la torre. Nunca les habían intentado hacer nada, pero a saber. En fin. Sacudió la cabeza y aceleró el paso para llegar a su altura, pero paró en seco al ver que tenía algo entre sus manos. Menuda expedición de desconfianza llevaba hoy.

—¿Qué es...? Ah, una carta... ¿Por qué lleva tu nombre?

<<¿Acaba de llegar y la ciudad le manda algo? ¿Por qué? ¿Por ser de la nobleza en su mundo tienen esa deferencia con ella?>> Pero las voces de sus compañeros la sacaron de sus pensamientos. Era cierto. Miró a los chicos y asintió

—Coincido con ellos. Con tanta magia tan rara... Ten mucho cuidado.

-Por supuesto que soy alguien importante.-Fahran afianzó, sus delicados y finos dedos trazando las muescas marcadas sobre el papel con tinta en el cual se podía leer su nombre.-De hecho, soy alguien muy importante.-

La joven se alzó de subito y alcanzó a una de las cestas que ahora había llenado con el pescado.
-Si alguien quisiera matarme con esto podria haberlo hecho en cualquier momento mientras estaba sola corriendo hacia las cestas.-dijo mientras una pequeña sonrisa afloraba en sus labios.-O eso o el remitente de esta carta tiene un sentido del humor un tanto extraño.-

Se apartó hacia un lado con las cestas colgandole de los brazos. Concentrada en arreglarse el flequillo, sentia entonces la carta donde la habia metido, muy junto a su pecho.-No os preocupeis, las cartas personales no son algo que deberia ser leído en público.-

Desde luego, era extraño ver a la ave de acuerdo con él.

-Sí, Tay tiene razón, para colocar la carta para ti ahí o la Luna le ha dado el don de ver el futuro o está por aquí cerca, aunque también puede ser que un amigo suyo tenga ese don. -Respondió sumándose al belga y la miró  unos momentos pensativo. <<Ella también conoce a un ciudadano... Ahora que lo pienso bien el amigo de mi tatarabuelo bien podría estar muerto y aún si no, no creo que pudiera saber que somos sus descendientes o directamente saber si a alguno de los dos nos lo han contado.>> -Hmmm... -Siguió mirando para ella sin bajar su escudo mientras ordenaba las opciones y entornó un poco sus ojos. -<<Uno: Podría ser alguien de su mundo que ha pasado la prueba. Dos: Un ciudadano cualquiera que la ha visitado en su mundo y...>>  -La miró de arriba abajo. <<Y le ha gustado sexual o socialmente. En todo caso...>>

Podría ser más útil de lo que pensaba.

-Bien, me alegro de que sepas pensar. -Le soltó con un tono neutro típico de él. -Aún así puede seguir siendo una trampa de algún conocido del que te ha enviado la carta que sepa de ti... Es una pequeña posibilidad, pero sigue ahí. -Se encogió de hombros. -No sería agradable para nadie que alguien más muriera así que mejor deja que Sox la revise primero. -Antes de que le diera tiempo a protestar siguió hablando bajando el escudo y haciendo un gesto con la mano como deteniéndola. -Sí, es privada, lo entiendo, pero sería bastante ridículo morir por eso, ¿no crees?

Se dio la vuelta y se frotó los ojos, había cosas que hacer así que se puso a recoger cestas ayudándose de su boca para hacer lazos sin ningún tipo de vergüenza. Había dejado la conversación con Tayron en pausa, pero le resultaba agradable así que continuó.

-Este medio metro sigue pudiendo darte una buena incluso sin una mano, peliverde. -Sonrió. -Y que mono negando que eres adorable, seguro que a Dafne le encanta. -Seguía burlándose totalmente a posta. Haber pasado dos meses sin Per le hacían querer tener ese tipo de interacciones.

La roquense suspiró. No tenía remedio. ¿Y qué iba a hacer? ¿Quitarle la carta? Los demás solo la habían prevenido y ella les había ignorado... No estaba de humor para follones. Se acercó a las cestas.

—Haz lo que sea, pero si hay algo que nos sea útil, haz el favor de compartirlo.

Cogió lo que pudo y mientras estaba en ello, vio a Barael apañarse como podía. No le ofreció su ayuda porque el macho tampoco la había pedido ni había dado señales de necesitarla. También miraba de reojo a Fah, por si terminaba de abrir la carta y un hechizo la fulminaba de una vez. Entre tanto, oyó a los chicos hablar de lo mismo de antes. Sinceridad rodó los ojos. ¿Cómo se lo podían tomar a broma? Resopló, dejó lo que estaba haciendo y les miró con el ceño fruncido.

—Cortad el rollo. Ya ha dicho que no están intimando, deja de burlarte. Y si lo hacen, si están tan locos como para hacerlo, yo misma les castraré —gruñó. Después, siguió llenando la cesta mientras murmuraba—. Malditos cabezas hueca, mira que bromear sobre traer crías a la ciudad como si no estuviéramos jodidos ya... Están todos locos...

Tenía que admitirlo, le estaban estropeando el momento a la chica, mucho mejor eso que fastidiar el día con sorpresas inesperadas. ¿Pero qué podían hacer para impedirlo? ¿Cómo de peligroso podía ser eso? ¿Y si era un mero trozo de papel con palabras en tinta y poco más?. No había manera de saberlo.
-Eso es más bueno que malo- le contestó a la xolnita cuando esta se proclamó de bastante importante, la mirada del belga recorrió a Fahran de arriba a abajo, detestaba los aires de grandeza, a menos que fueran fingidos, pero eso no importaba, a los ojos de la ciudad todos eran igual, ni coronas, ni joyas, ni mendigos. Le daba miedo que eso cambiara ahora, Sinceridad expresó sus dudas en alto- si es bueno puede ayudarnos, si es malo te ayudaremos...- no le gustaba hablar por nadie así que rectificó- eh te ayudaré. Y a lo de antes, es cierto que si alguien quisiera matarte lo habría hecho, desde luego no te has ocupado en ponerlo difícil, tendrías razón en eso-suspiró a posta- a menos que quisiera otra cosa de ti.
Tayron siguió con sus cosas, de verdad deseaba que la carta fuera algo bueno para todos, o para ella, a Fahran tampoco le vendría mal una alegría. Sentirse importante era bueno, siempre que no acabara en arrogancia y ego. Confiaba en la ulterana a medias, pero sabía que no era estúpida, ojalá eso bastara.

-¿Espera qué?- se hizo el desconcertado, mirando a todas partes sin ocultar las ganas que tenía de reírse- ¿me ha hablado alguien?, ¿Charlie has sido tú?, parecía la voz de Barael, ¡Barael no te veo!- ahora le hablaba al suelo- vas a tener que subirte a lomos de alguien para hablar conmigo- y se echó a reír, observando lo bien que llevaba el nublino lo de su mano- espero que a Dafne le gustan más cosas a parte de eso, no sé si ser mono es suficiente.

Tayron no pudo aguantar con Sinceridad, las carcajadas se agruparon en su garganta al principio cuando intentó contenerlas, pero se liberaron con un quejido sordo como pistoletazo de salida.
-¿Qué? ¿Castrarme? Pero que se os va la cabeza mucho, capullos, nadie va a traer crías, ni pollos, ni qué coño ¿De qué estamos hablando?- las lágrimas afloraron en sus ojos pero, tímidas, se quedaron acumuladas allí- esta conversación es tan surrealista. Pero vamos- se dirigió a la roquense- si por un casual surgiera, estoy seguro de que serías buena cuidando de mis hijos, la tita Sinceridad, al fin y al cabo esto es como una familia ¿no?, la tita Sinceridad y el tito Barael, no sé quién da más miedo.

Sus ojos color uva estaban distantes. La joven claramente no prestaba mucha atención a su alrededor, tan metida en sus propios pensamientos que las voces de los demás no eran más que ruido de fondo.
-Realmente, no importa si esta relacionado conmigo o no.-musitó para si misma, sigiendolo con una contestación directa hacia el nublino.-Y menos que te incumba a ti.-

De tener algún beneficio para todos ¿compartiría los contenidos de la carta? Probablemente no. ¿Cuando fue la ultima vez que le habían ayudado a ella? Todos ellos eran egoístas y antipáticos.
Fahran no podía, ni quería, arriesgar sus posibilidades de supervivencia por unos simples críos.

Después de un sonoro suspiro, se encontró con las botas andando entre los adoquines de la calzada. Aburrida, hambrienta y deseosa de descubrir los contenidos de la carta. Sus largas uñas hurgaban por debajo del sello ansiosos.
-Terminemos con esto de una vez. No quiero que nos ataquen cuando estamos tan expuestos.-

El chico se rebotó. La roquense volvió a dejar las cestas y puso los brazos en jarras. Le dejó hablar, le dejó terminar. No pensaba realmente que fuera un cabeza hueca, por lo que le escuchó. Como quien te da una oportunidad. Y la cagó.

—"¿Si por un casual surgiera"? ¿Pero es que en vuestro mundo no tenéis ni idea de cómo va esto? Si intimáis, no hay vuelta atrás, a no ser... —no pudo seguir. La alternativa era inmoral, tabú, impensable, ni la diría ni conviviría con ello—. ¡Por todas mis plumas, ¿de verdad tengo que explicar esto?!

Entonces, ulterana habló de marcharse... y otra cagada. <<Solo falta que las estirges nos caguen encima al volver y el día estará completo>> Al menos sirvió para distraerle momentáneamente del sinsentido de Tay. Aún con la boca abierta, giró la cabeza y miró a la hembra, como si fuera un resorte.

—Dijo la que se separa del grupo a lo loco sin saber defenderse —le dijo, perpleja. Después, terminó de una vez con sus cestas y volvió a la calle detrás de Fah. Volvía a murmurar para sí misma—. Por mis plumas, ¿cuánto va a durar esta tortura? Si quieren que enloquezcamos como ellos, no me extrañaría que lo consiguieran.

Aún pensaba en lo distraída que se veía la señora magnánima y la usual bordería y estupidez con la que le contestó pero los comentarios de Tay no pasaron desapercibidos, es más, en cierto modo le relajaban.

-No será solo eso, pero ganas puntos. -Chasqueó la lengua e inspiró preparándose. -Y con esa vista espero que llegues a atinar. Luego no me vengas a por consejos con Dafne. -Se burló mientras elevaba las cestas con su mano. -<Hace tiempo que no hablo con ella...> Entonces Sinceridad los sorprendió tratando de reprenderlos, pero le desconcertaba como lo decía. Así que les escucho hablar para aclararse.

-No me importaría, hace mucho que no cuido a un pequeño. -Y en verdad lo echaba de menos. -Tú de padre sí que das miedo cabeza musgo.

Ahora tenía más sentido la reprimenda de la pájara.

-Sinceridad, en tu especie el coito solo es para tener hijos, ¿verdad?

Como no otro comentario absurdo de la xolnita. Pero no quería discutir o explicar cosas así que hizo un aspaviento con el escudo hacia ella. -Habla por ti, mechones rebeldes. -Y tornó la mirada a la roquense en busca de una respuesta.

El comentario de Barael cortó sus murmullos. Parpadeó varias veces, perpleja. <<¿Eh...?>>
—Pues claro, ¿para qué si no?

No se le ocurría otra alternativa "razonable" y nada le parecía razonable teniendo en cuenta el detalle de la reproducción...

—Eh... ¿Vosotros... no? No tengo ni idea de cómo os reproducís, la verdad. Pero... pero no he visto nunca otra razón para eso, ni en mi especie ni en los animales de Tierra Bruja —se rascó la cabeza, confusa, con el ceño fruncido, pero les miraba con curiosidad. No cabía en su cabeza otra posibilidad. Ni por asomo.

Le respondió a Barael con un tinte divertido, fingiendo molestia por lo de cabeza musgo.
-Tranquilo tranquilo, no pienso venirte pidiendo consejos- hablaba con el nublino al tiempo que su sonrisa lo delataba- no los necesito. Y como padre, no digo más que pobre de mis hijos, eso sí, aprenderían a montar en bicicleta como si hubieran nacido con ella pegada al culo.

Sinceridad lo desarmaba completamente, pero como él tenía bastante claro que no iba a ocurrir nada no se tomó a mal que dieran por hecho lo que podía o no podía hacer con la noruega. Igual que pasó olímpicamente de la xolnita, pasaba de sus comentarios igual que un árbol fuerte de la brisa.
-¿En tu mundo también hacéis nidos a las crias?, si es así ve pillando ramitas, puede que nuestros pájaros de torreón se apunten- y sus ojos enrojecieron como sus mejillas- ahora en serio, que triste todo, ¿sexo solo para tener crías? ¿y dónde queda hacerlo por puro placer, o el sexo contigo mismo?- una sombra pícara le cruzó la cara- ¿o las orgías?- por supuesto que no pensaba saturar a nadie, ni pensaba explicar nada, pues ya le había costado lo suyo hacerle entender a Barael que era una película, pero ya que se habían metido donde no los llamaban pues era lo que tocaba. Mientras se iban acercando a Maciel y Tayron ya iba notando el peso de las cestas en los brazos volvió a hablar- en mi mundo sí hay vuelta atrás, la posibilidad de... ¿intimar?, sí, intimar, sin riesgo de embarazo es real.