Faro
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Rocavarancolia Rol
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- Rocavarancolia Rol
Faro
02/08/11, 06:25 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Construido en piedra blanca, de una sola pieza, mide 150 metros de alto, terminado en una linterna que atrae a los barcos para hacerlos naufragar.
- Descripción del interior:
- La puerta del faro da a un vestíbulo. Allí se encuentra una trampilla que conduce a una bodega repleta de maromas, herramientas y barriles. A todo esto se les suman unos rollos de papel fino, granuloso, apilados en el suelo. Cada uno mide más de dos metros y en cada extremo hay ceñida una arandela metálica.
Al fondo del vestíbulo también comienza una gran escalera de caracol robusta, con escalones de madera y una barandilla oxidada y poco fiable. Esta les conduce hasta la parte alta del faro, compuesta por dos pisos habitables y un tercero para la linterna.
La escalera acaba frente a un arco sin puerta tras el cual se abre paso una sala de estar muy sencilla, con muy poca coherencia a nivel estético. Pegado a una pared hay un sofá y, a ambos lados de este, un par de muebles entreabiertos, desordenados y más vacíos que llenos. Cada pieza de la decoración es de un color y formas diferentes, parecen no ser del mismo lugar o de la misma época; esto incluye los cajones de los muebles, que nisiquiera cierran bien. Dentro de ellos pueden encontrar algún que otro amuleto y ropa en desuso de varios mundos vinculados. Una mesa coja preside el salón, con la pata corta apoyada sobre un par de revistas de Frivowaldanny y la Tierra. Cuatro sillas de diferente tamaño la rodean.
En la pared frente al arco de entrada se abren dos puertas: una da a una cocina ligeramente más moderna que las de los torreones e igual de disparatada que la sala de estar. La otra da a un pasillo por el cual continúan las escaleras hasta el siguiente piso.
La segunda planta está ocupada enteramente por un baño y dos habitaciones. La primera es una estancia grande con cama de matrimonio, frente a esta hay un gran ventanal que ocupa toda la pared. Destacan un par de mesitas de noche en mitad de la habitación y un espejo rectangular, de cuerpo entero, apoyado en la misma pared que la cabecera de la cama. La segunda habitación es mucho más pequeña, apenas tiene una cama individual y un armario diminuto. La luz entra en ella por una ventana mucho más modesta, apenas mide el metro cuadrado.
El pasillo que une ambas habitaciones y el baño tiene unas escaleras que conducen al último piso. Esta planta es completamente circular: en el centro está la habitación de la linterna, a la cual se accede por una arcada. A un lado de esta arcada descansa un arpón clavado en la pared, sobre una vieja mancha de sangre. Desde la habitación de la linterna se puede salir a una balconada que rodea toda la planta y que permite asomarse al exterior. El suelo está repleto de mantas y toallas con motivos variopintos, entre las que destacan algunas con aspecto de banderas piratas.
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- Sevent
Ficha de cosechado
Nombre: Abel
Especie: Humano español
Habilidades: Intuición, imaginación y velocidad
Re: Faro
22/08/23, 11:33 pm
Enseguida Rick fue a buscar pañuelos, ofreciéndoselos tanto a Kalna como a él. Abel enseguida se lo agradeció con una sincera sonrisa. La predisposición a colaborar que el chico había mostrado durante ambos días lograba que ahora Abel no encontrase motivos para dudar de su fidelidad con el grupo. De hecho, en esos momentos agradecía tener a una persona que pudiese tener experiencia en manejarse con algún tipo de arma en el grupo, y no dudaba de que, si se diese el caso, fuese a usar su habilidad para protegerlos.
En cambio, cada vez era más consciente de los aires de superioridad con los que Kalna miraba al resto. Incluso en la situación tan difícil en la que se encontraban, se podía intuir la decepción general de la chica. Por su parte, Abel pensaba que la chica debía tener una opinión pésima de él y, por supuesto, no la culpaba, ya que pensaba que la inutilidad que había mostrado esos días más que justificaba esa actitud. Aunque a Abel le apenaba pensar que su compañera pudiese tener esa imagen de él, estaba dispuesto a ayudarla y así cambiar su opinión.
Limpió el grimorio todo lo que pudo y, aunque no pudo acabar de limpiar las manchas más secas, no iba dudar en abrir un posible libro mágico por ese motivo. En un principio, lo hojeó para buscar algún tipo de hechizo que pudiese servir para curar a Kalna. Sin embargo, todo lo que leía parecía indicar que allí solo encontraría hechizos relacionados con la cocina. Abel sentía que la frustración se apoderaba de él, ¿De verdad no había nada en ese faro que pudiese servirles? Por suerte, la siguiente página que leyó sí que llamó su atención; se trataba de un hechizo para invocar el fuego. No pudo evitar emocionarse un poco al pensar que ese tipo de magia existía, puesto que la había visto miles de veces en libros de fantasía e incluso la había incluido en sus propias historias.
Cuando se giró para contarle el descubrimiento a sus compañeros, los encontró debatiendo los planes que seguir a continuación y, todavía conmovido por haber hallado magia, les contestó con bastante ingenuidad:
- En el grimorio hay un hechizo para invocar fuego que nos puede ayudar– exclamó un tanto nervioso por el descubrimiento – Me parece bien volver, y si nos lo encontramos…- en medio de la frase se detuvo, ya que, por contento que estuviese, no quería para nada volver a ver esa pesadilla andante.- …quizás es útil contra un fantasma hecho de oscuridad.
De alguna manera, el cerebro fantasioso del chico había entendido mal cómo funcionaba la magia, precipitándose a la conclusión de que el libro era una especie de vector de poder mágico y que teniéndolo en sus manos y pronunciando el nombre del hechizo podría invocar el fuego instantáneamente.
- Mi… mirad – dijo en un tono nerviosísimo, agitándose por la emoción que le provocaba lo que iba a intentar hacer.
Así, Abel realizó lo que tantas veces había practicado en la soledad de su cuarto. Abrió hábilmente con la mano izquierda el libro por la página del hechizo, manteniéndolo abierto en esta. Bajó el brazo derecho con una elegancia fingida y exagerada, extendiendo la mano, la cual miró con intensidad. De tal manera, con una solemnidad que podía llegar a ser ridícula, pronunció:
- Invocar llamas.
Y no paso nada, pero nada de nada. Repitió la frase cuatro o cinco veces más, hasta que la vergüenza lo superó por completo. Rojo como un tomate, cerró el libro y simplemente les dijo en voz muy baja:
- Perdón… creía que funcionaría…
Decepcionado, el entusiasmo había desaparecido por completo. No sabía si alguno de sus compañeros podría hacerlo funcionar, pero sus esperanzas por hacer magia y por poder tener una mayor seguridad contra el monstruo habían sido aniquilidas. Por tanto, finalmente la decisión en cuanto a qué hacer la dejaría en manos de sus compañeros. Consideraba cualquiera de las opciones era peligrosa, el gran nido que presidía la habitación no paraba de recordárselo, por lo que, aun sin magia, estaba de acuerdo con volver.
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