Taberna del Mago Tuerto

Saber que era un amigo de Wen pareció tranquilizar a la idrina y, una vez mas calmada, le habló un poco de las razones por las que se había ofrecido a ayudar a la vouivre. Vac no conocía el nombre de Kimbra, pero lo memorizo asociándolo con la demonio Rakshasa de la que también había oído hablar, preguntándose como se habría tomado la krabeliense el precio que necesitaba para recargar magia. Sabía por experiencia propia que las transformaciones de su tipo resultaban complicadas tanto para el afectado como para sus compañeros más cercanos, pero no vio oportuno sacar el tema a colocación y continuó escuchando a su interlocutora.
—No es que esta ciudad destaque por su variedad climatológica, la verdad, pero al menos tienes una buena excusa para viajar por los distintos mundos vinculados. —señaló en respuesta a su comentario sobre la poca niebla que había en Rocavarancolia. Le habría gustado sugerirle algún uso interesante para su dominio, pero lo cierto era que en aquel momento no se le ocurría nada, así que se limitó a beberse el café en silencio.

El violinista no tardó mucho más en terminar su descanso y, tras intercambiar unas palabras con Mikk, se acercó al escenario con su violín. Antes de que empezara le pidió una jarra de hidromiel al trasgo, escuchando mientras tanto las preguntas de Irianna.
—Lo cierto es que sí, he venido justo a eso —respondió con una sonrisa—. Le conozco desde hace años, de hecho, y a veces toco con él, pero nunca me canso de verle en acción —añadió, aplaudiendo cuando el dullahan se subió a la tarima—. Ahí le tienes, como has dicho, dispuesto a continuar...

Asintió con una leve sonrisa ante la afirmación de Vac.
—La verdad es que es algo que me habría gustado hacer independientemente de mi transformación… Y ahora ya puedo ir yo sola o con mis compañeros a los mundos vinculados. Hasta ahora tan solo tuve la oportunidad de estar en Krabelin gracias a Dama Diurna. Aunque no podré visitar la Tierra hasta el próximo Samhein… Por lo que tengo entendido allí no tendría problemas en encontrar niebla cerca del portal.
No creyó oportuno dar más detalles, seguro que su interlocutor estaba perfectamente al tanto de la restricción que había para los nuevos transformados en cuanto al paso por los portales.

Vac le confirmó que también estaba allí para escuchar la música, por lo que no llegó a poder realizar ningún comentario inmediato a su respuesta: el dullahan comenzó a tocar en aquel momento y la idrina no consideró adecuado hablar durante el resto de la actuación. Además era su oportunidad para beber el resto del zumo tranquilamente mientras disfrutaba del sonido del violín. No cabía duda de que el dullahan era un virtuoso con aquel instrumento. El resto del concierto transcurrió sin incidentes y la lacustre consiguió abstraerse lo suficiente como para permitirse olvidar en buena medida dónde se encontraba y pensar demasiado en si aquello había sido una buena idea.

Aplaudió una vez más siguiendo al resto, ahora segura de que sí era el fin de la actuación. Se había levantado del taburete casi sin pensar al deleitarse con la última pieza que sin duda había sido la mejor de todas las que había interpretado aquella tarde. Una vez los aplausos fueron decayendo y todo el mundo volvió a sus conversaciones, la idrina observó los alrededores disimuladamente, preguntándose qué debía hacer. Fijó su mirada en su vaso de zumo prácticamente terminado, pero todavía le faltaban un par de tragos: se había centrado tanto en la música que se había olvidado por completo de beber a partir de cierto punto. Lo primero que pensó fue en terminar rápido la bebida, ya que era muy poca cantidad lo que faltaba, excusarse con su compañía inesperada e irse. Pero, ¿acaso no había decidido ir sola hasta allí para empezar a cambiar aquello? La Irianna de hacía pocos meses no habría ni siquiera llegado hasta la barra y se habría ido tras el primer parón del violinista. No, siendo realistas, aquella Irianna ni siquiera habría sido capaz de acceder al local. Si se rendía tan pronto poco significaría el haber conseguido reunir el valor para llegar hasta allí.

<<Tengo que aguantar un poco más>>. Con ese pensamiento en mente se sentó de nuevo en el taburete. Había conseguido entablar conversación con alguien que le había ayudado y que además era amigo de dama Diurna. En realidad incluso se podía decir que había tenido bastante suerte en ese aspecto… Si obviaba el hecho de que había estado a punto de sufrir un ataque de ansiedad gracias a aquel grupo de borrachos tan desagradable, que por suerte ya no se encontraban a la vista.
—Tu amigo es increíble —le dijo a Vac con una sonrisa amable evitando comerse demasiado la cabeza con la situación—. Antes dijiste que a veces tocabas con él. ¿Por algún casual tú también sabes tocar el violín? Yo lo echo bastante de menos…
Había añadido lo último casi sin pensar pues no solía hablar de sus capacidades sin que le preguntasen a riesgo de sonar presuntuosa, aunque en aquel momento encajaba perfectamente con la situación por lo que no le dio demasiada importancia a haberlo dejado escapar. Dio un sorbo a su bebida. Solo le quedaba un trago más.

Vac escuchó a la nebulomante en silencio, asintiendo cuando mencionó que visitar distintos mundos vinculados era una idea que le atraía desde mucho antes de ver la Luna Roja. En cierto modo tenía suerte, porque su dominio le sería muy útil en esas expediciones, pero como ella misma había dicho tendría que esperar un tiempo antes de ir a la Tierra.
—Si, en la región de los Alpes en la que se sitúa el portal se suelen ver bancos de niebla bastante densos. Yo he entrado en alguno y la sensación de estar a punto de perderte resulta muy inquietante. Dudo que tu tuvieras ese problema, de todos modos, a fin de cuentas es tu elemento natural. —comentó con una sonrisa, volteándose hacia el escenario cuando el violinista empezó a tocar.

El griego disfrutó el concierto abstraído, dando sorbos de vez en cuando a su hidromiel mientras su mente viajaba sobre la melodía que el dullahan pintaba en el aire. La música siempre había tenido un efecto de evasión en el hado infernal, pero cuando el violinista tocaba dicho efecto se incrementaba y perdía la noción del tiempo. Era un auténtico virtuoso en la materia y siempre era un deleite escucharle. Cuando la última nota de la pieza final se desvaneció en el aire el griego aplaudió con fuerza, uniéndose a los vitoreos del público y sonriendo al ver a Irianna en pie. Estaba bastante claro que le había gustado el concierto, por lo que se abstuvo de preguntarle al respecto y esperó a que ella hiciera algún comentario para proseguir con la conversación.
—Estoy seguro de que te agradecerá el cumplido si se lo haces llegar a él en persona —le dijo, riendo con suavidad—. Se tocar el violín, sí —reconoció con una media sonrisa, paladeando el último trago de hidromiel y dejando la jarra vacía sobre la barra—. Por tus palabras deduzco que tu también, ¿verdad? Si quieres conseguir un violín para retomar el hábito... bueno, tienes varias opciones. Puedes ahorrar para comprarte uno, pasar por tu antigua casa a recuperar el tuyo si es que aún sigue allí o, si no te importa saltarte las normas, sustraerle uno a alguien que tenga muchos —enumeró con una sonrisa divertida—. En cualquier caso me alegra haber podido ahorrarte unas monedas para la primera opción. —concluyó riendo, ejecutando el gesto de broma amistosa con la mano izquierda.

La descripción sobre el entorno alrededor del portal de la Tierra aumentaron sus ganas de visitar aquel lugar: perderse en la niebla había adquirido un nuevo significado para ella desde que había visto la Luna y, con el paso de los meses, había aumentado el gusto por su dominio. De hecho, tenía planes para acondicionar su cuarto de Serpentaria acorde a su recién adquirida fascinación por la niebla, habiendo empezado a aceptar que no había nada de malo en ello a pesar de que seguramente para muchos sería un extraño sinsentido.

La sugerencia de hacer llegar ella misma el cumplido al dullahan no fue ignorada por la cabeza de Irianna, pero no consiguió hacer ningún comentario al respecto. No se atrevía, pero tampoco sabía qué decir para justificar aquella noción. Era cierto que no lo conocía de nada, pero ese no era un requisito necesario para felicitar a un artista por su obra. Por suerte para ella, Vac cambió enseguida de tema. Otra coincidencia más: él también sabía tocar el violín. Le aconsejó varias posibilidades para poder recuperar aquel hábito que había empezado a echar tanto en falta, pero todas ellas le parecían demasiado lejanas… O impensables. La cláusula que añadió a la opción de recuperar su propio violín suscitó su curiosidad, pero, con el último trago a su zumo, había decidido que ya había tenido suficiente por aquel día. Investigaría en Serpentaría a qué se podría referir Vac.
—Tendré en cuenta lo que me has dicho, aunque creo que por ahora hay otras cosas más urgentes por mucho que me gustaría volver a tocar de vez en cuando al menos.
Había escogido una respuesta para “salir del paso” pues, además de su intención por regresar cuanto antes, no pretendía explicar a un desconocido que era muy reacia a utilizar métodos poco morales para obtener lo que quería y, sobre todo, suscitar alguna pregunta acerca de por qué no quería volver a Idris por el momento.
>>Gracias por todo, Vac, pero debería irme ya. No queda mucho para la hora de cenar —ofreció como explicación escueta. De todos modos no creía necesario mucho más—. Saluda a dama Diurna de mi parte.

Mientras abandonaba el local, con algo menos de congoja con la que entró incluso a pesar de haber empezado con mal pie, pensó para sus adentros que tal vez la próxima vez que viese a la humana podría aceptar al fin su oferta de pasarse por su casa a visitarla y conocer a sus amigos.

Sigue en la Torre Serpentaria.

La idrina, bastante diplomática, tuvo en cuenta sus sugerencias para conseguir un violín, aunque el griego dudaba que valorara la última que le había ofrecido. Era normal, sin embargo, aún estaba muy verde y tal vez la ponzoña de la ciudad nunca llegara a infectarla. Poco después la nebulomante le agradeció la conversación y el cable que le había echado con Cerril y se excusó, comentando que no quedaba mucho para la hora de cenar.
—No ha sido nada, de verdad, cualquiera habría hecho lo mismo que yo —le respondió, quitándole importancia a lo sucedido con un gesto de la mano—. Y le daré recuerdos tuyos a Diurna, no te preocupes. Un placer haberte conocido, Irianna. —se despidió, dedicándole una sonrisa amistosa antes de que la bruja abandonara el local.

Vac tenía cosas que hacer antes de que anocheciera del todo, por eso no se quedó mucho más, pero antes de marcharse fue a hablar con el violinista. Le felicitó por la actuación efusivamente y prometió que le invitaría a un trago en cuanto pudiera, encaminándose hacia la puerta cuando otros espectadores se acercaron a hablar con el artista. Había sido una tarde agradable, con buena música, buena bebida y una conversación inesperada, por lo que el hado regresaba a casa satisfecho.

Sigue en alguna parte.

Justo después de comer había ido a la Sede a preguntar por Samika. Una vez la evaki estuvo lista le dijo que le siguiera volando hasta el burdel, en donde llamó a la puerta con unos instantes de antelación antes de que Samika aterrizase tras él. Norou les había abierto y pidió enseguida ver a Cain, presentándole a la evaki fugazmente al guerrero tengu y viceversa. El invocador los recibió enseguida y el draco le refirió la situación. Cain accedió sin problemas a quedar con Samika para tatuarla cuando a ambos les viniese bien y les ofreció tomar algo, a lo cual el sueco declinó educadamente explicándole que habían quedado pocos minutos después en la taberna.

Allí se fueron tras terminar la breve reunión con Cain. Llegaron los primeros y dejó que Samika se familiarizase un poco con el ambiente, especialmente con los sonidos que sabía bien que podían resultar abrumadores para su oído fino. Por suerte a aquellas horas el local no estaba concurrido, aunque era raro ir a la taberna en un momento de tranquilidad absoluta.
—El trasgo es bastante gruñón pero en el fondo es buena gente: si no estás segura sobre qué pedir seguro que te puede aconsejar. Aunque la verdad es que yo también me conozco a fondo lo que sirven en este local, para qué mentir —añadió dejando escapar una carcajada֫—. Yo voy a pedir hidromiel: tienen de la buena, importada de la Tierra. En realidad te recomiendo probarla si te gustan las bebidas dulces. Solo si no te importa que lleve alcohol, claro. Aunque no es una bebida especialmente fuerte: apenas un poco más que una cerveza de graduación alta.
Tras ponerse de acuerdo con la evaki se acercaría a la barra indicándole que le siguiera. Algunos habituales de la taberna girarían la cabeza según pasaba y enseguida les escucharía cuchichear entre ellos.
>>Por desgracia, la mayoría de la gente aquí sabe quién soy y a algunos les gusta demasiado meterse en los asuntos de los demás —le explicó a Samika sin molestarse en bajar demasiado la voz: no le importaba quién se diese por aludido—. No hagas ni caso a lo que puedas llegar a escuchar: son peores que abuelas cotilleando con sus vecinas.
Todavía recordaba el encuentro con el grupo de Cerril. Por suerte dudaba que en aquella ocasión fuese a tener motivos para querer partirle la cara a alguien, aunque probablemente sí para rodar los ojos hasta la parte trasera de su cráneo. Definitivamente aquella era la peor parte, en su opinión, de que los mercenarios de la Brecha fuesen un nombre conocido en la ciudad.

Agradeció que Noel pasara a buscarla para el ir al Burdel tal y como habían planeado uno días después, donde Samika no se olvido de mencionar a sus amistades sobre aquella cita con Noel y sus compañeros, por si estaba interesados en asistir.

La presencia de Noel como su acompañante en el Burdel, fue un muy buena aliciente para ser presentada sin problemas y aun mas para llegar buen puerto en la pequeña negociación con Cain sobre su tatuaje.

Samika salio del burdel realmente de buen animo viendo un poco mas cerca su objetivo que aunque sonara como capricho, pues al fin de cuenta solo era algo para vestirse, por el momento pues a saber sino se pondría algo mas mas adelante, para ella era vital. Pronto se acabarían los problemas para vestirse cada mañana y ciertas comicidades al realizar volteretas tanto en el aire como en el suelo.

No tardaron en llegar a la taberna mencionada por el draco y el ruido proveniente de ella, confundiendo inicialmente a la evaki que frunció levemente la nariz. por suerte se había acostumbrado ya a la algarabía en el ejercito, era el hecho de que fuese ruidosos en un síntomas reducido lo que hacia que todas las voces y sonidos se volvieron un poco caóticas. Tardo bastante en lograr que la voz de Noel fuese mas audible para ella que todos el resto de sonidos, que aun de todas formas lograban a ratos medio ensordecerlo un poco. Bueno, tardaría aun un rato en acostumbrarse. Era como intentar sintonizar una radio. Menos mal que estaba acostumbrada a vivir con su audición como sentido base, que sino.

-Dulce, suena genial para mi, desde que me transforme he cogido un real gusto por beber y comer cosas dulces - admitió Samika estando mas que de acuerdo en pedirse también un hidromiel ante la sugerencia de Noel, nunca lo había probado, pero sonaba ya de por si dulce- Es mas como mucha fruta -añadió con humor por el detalle que no sabia si venia pos su transformación o que, pero ciertamente le llamaba mas la fruta fresca que un buen filete.

Mientras hablaba distraídamente de eso esperando sube bebida y manteniendo lo suficientemente cerca del Draco para lograr tenerlo en su campo de visión, no pasaron desapercibidos para ellos los cuchicheo que se iniciaban mientras avanzaban hacia la mesa, algunos mas audible que otro,con frases que claramente dejaban claro que Noel era muy conocido por esos lares y no parecía solo precisamente por ir a beber allá a menudo. <<Ahora que caigo, no le pregunte realmente cual era su oficio, sea como ea esta claro es conocido y no de buena manera por lo que estoy escuchando. ¿Tanta tirria le tienen? >>.

Samika no iba a ponerse a juzgar en base a cuchicheas dicho por gente que no conocía de na  ay que ante todo no eran capaces de decir las cosas claras y en voz alta y se escondían en meros murmullos. Pero no evitaba que aquello le intrigara. ¿Estaba metiéndose con gente incorrecta? << Espero que el andar de confiada no me haga meterme e un buen berenjenal...>> no quera pecar de estúpida o inconsciente, pero sabia que a veces era un poco demasiado positiva al pensar en la gente.

-No te preocupes, no me gusta juzgar en base a cuchicheos, me pase la vida oyéndolos incluso cuando no quería. Haber tenido siempre buen oído tiene sus desventajas también  - admitió Samika que aunque siempre la había tratado respetuosamente allá donde iba cuando estaba en la Tierra, no faltaba el imbécil o la idiota que empezaban con cuchicheo y comentarios de mal gusto, hablando sin saber o metiéndose donde no les incumbía- Aunque si me ha despertado la duda de tu trabajo y el de tu grupo, es evidente sois reconocidos. No paro de escuchar la palabra “Brecha” ¿significa algo? -era lo que había logrado realmente captar pues no había querido darles demasiada atención para  no verse invadida por prejuicios de antemano.

Ya que Samika aceptó su sugerencia, le pidió al trasgo dos botellines de hidromiel y esperó a que la evaki pagase, ya que la idea era que le invitase, antes de decirle que se fuesen a sentar a la mesa con menos gente cerca en ese momento y espacio suficiente para todos los que debían estar a punto de llegar. Echó el primer trago a su bebida mientras Samika le preguntaba acerca de su oficio, frunciendo ligeramente el ceño.
—¿No lo llegué a mencionar? Creo que asumí que Rasqa también te habría contado eso —le explicó mientras posaba de nuevo la botella en la mesa—. Somos un grupo de mercenarios, y “La Brecha” es el nombre por el que se nos conoce. Nuestra casa fue una posada en su tiempo que se llamaba así, por eso el apelativo. Aunque nos enteramos de esto mucho después cuando la gente empezó a referirse a nosotros así al volvernos conocidos. Para nosotros nuestra casa siempre será “el cuchitril” aunque de ruina ya no tenga nada precisamente —explicó riéndose—. No obstante, creo que “mercenarios de la Brecha” suena bastante mejor como nombre de cara al público así que no seremos nosotros quiénes se quejen.
Poco después, el draco escuchó la puerta de la taberna abrirse seguida de sonidos familiares: Gael y Giz habían llegado.
>>Ya están aquí mis amigos —anunció a Samika mientras alzaba un brazo para asegurarse de que habían visto dónde se encontraban. Cuando estuvieron ya en la mesa y suponía que lo suficientemente cerca para que la evaki pudiera distinguirlos, empezó las presentaciones señalando a cada uno—. Este es Koval y este es Giz. Y esta es Samika —añadió para sus amigos.

Giz y Gael habían sido citados para después de la visita al burdel, así que habían hecho el camino juntos hasta la taberna. El fuego fatuo iba agotado: el día anterior se había quedado trabajando en el taller hasta tarde y luego apenas había podido dormir. Sin embargo, salirse de la rutina y pasarse por la taberna podían ayudarle a animarse un poco, y no era su intención poner mala cara a la evaki que les iba a presentar Noel. Al contrario, iba mentalizado de dejar los problemas de lado durante un rato.

—¡Hola! —saludó a ambos al llegar junto a su mesa, y luego se dirigió a Samika—. Encantado de conocerte. A lo tonto, creo que conocemos a casi todos los de tu quinta —bromeó.

Gael tomó asiento en la mesa y levantó la mano buscando con la mirada a alguien que viniera a tomarles el pedido a los recién llegados. Su mirada se cruzó con la de la nueva camarera, una chica de pelo rojo con un buen número de colas a su espalda del mismo color. No la había visto antes, porque si hubiese sido así, la habría recordado. Su aspecto no era de lo más común.
—¿El trasgo ha cogido a una persona nueva? —preguntó a sus amigos mientras ella no se acercaba a la mesa.

Tras las jornadas de trabajo en las dragoneras, Giz había vuelto a recluírse en el laboratorio. De no ser por la insistencia de Miloslava y Lean, el goliat no se habría animado a acudir. Caminaba distraído, intentando convencerse a sí mismo que debía cambiar su gesto por uno menos agrio e intentar pasárselo bien. Aun así le salía regular. Nada más llegar, lo primero que hizo fue examinar a la evaki de arriba a abajo y cuestionarse qué se podrían hacer con sus genes. Lo segundo fue tenderle la mano y saludarla con un modesto "Hola".

El comentario de Koval le hizo gracia porque no le faltaba razón: la evaki, el cizaña, el moloch, la nebulomante, la rakshasa... No podían faltarles muchos más por conocer. Parecía que la ciudad se hiciera más y más pequeña con cada nueva tanda de transformados.

—Eso parece —respondió al fuego fatuo.

En otra ocasión habría intentado entablar conversación o, al menos, aportar algo a la que ya había, pero desde la muerte de Nasher le seguía costando.

Samika lo siguió tras pagar las bebidas, haciendo un poco de memoria sobre si Rasqa menciono lo de que eran mercenarios en articular, pero no caía en ese momento o ella no había prestado mucha atención. A saber.

-Eso me explica un poco mejor que conviváis y sobretodo todo lo que contaste sobre ese compañero tuyo y los desastres en los que os ha metido- dijo Samika entretenida recordando la de anécdotas que tenia el draco respecto al argos- También explica el por qué no paro de oír murmullos sobre vuestro grupo incluso ya sentados aquí, debéis tener, o muy mala fama o muy buena...no se que es mas conveniente para ustedes en este caso- acepto Samika que entendía que como mercenarios cobraban pues por encargos y necesariamente estos  entrarían dentro de lo "legal" si es que había algo realmente considerado ilegal en esa ciudad, vaya. Lo único que no parecía estar permitido bajo pena de recibir algún castigo, era lo e ayudar a las cosechas, por lo demás: matar robas, extorsionar...etc, todo lo que en la Tierra seria enjuiciado aquí era normal, con probables represalias de los afectados, pero normal.

Pronto los amigos de Noel no tardaron en llegar a juzgar por el movimiento que logro percibir en su visión, gracia a la tamaño la mesa, cualquiera que se sentara estaba dentro de su rango, no podría verle específicamente el rostro peor al menos podía saber que esta ahí, mas allá de ser una simple voz en el aire. De ahí que cuando los amigos de Noel llegaron y noto una figura que lucia humanoide y que era muy....azul, parpadeo con evidente confusión. Intentó enfocar porque juraba lo azul no simple piel sino que se movía y contorsionaba como el fuego de una fogata.

-Encantada de conocerlos también y si, ya he notado que existen mucha coincidencias entre el numero de nuestros conocidos -sonrió suavemente Samika aun con la confusión y curiosidad golpeando su cabeza,pues si ya lo del chico azul que decía ser Koval le había dejado completamente perpleja, notar que le acompañaba un chico reptil, algo que solo notó cuando ya tomo asiento y le saludó, llamaba mucho su atención, pero decidido que sería demasiado descarado preguntar así de primeras que eran. Seguro saldría de a poco en la conversación, ademas aunque no lo admitiera la situación le ponía algo nerviosa, pues incluso si e a sociable siempre estaba ese sensacional anidada en el cerebro advirtiendo de las posibles de cargarla al decir algo, como si se tratara de un un mosquito fastidioso.

El detalle de que hablasen de una persona que definitivamente no podía captar hizo que Samika ladeara un poco el rostro intentando enfocar sus oídos chasqueando suavemente la lengua intentando buscar a la persona de la que hablaban, pero con tantos cuerpos donde  su ecolocación chocaba se hacia difícil, así que se rindió.

-Cuando hay tanta gente resulta complicado buscar a una persona en especifico, mas sino conozco su voz y no habla- suspiro Samika resignada ala evidencia mientras tomaba un trago del hidromiel con leve curiosidad- ¡Wow, asi que esta dulce!- ya se lo había dicho Noel para comprobarlo y notar que hasta sus exigentes papilas gustativas bailaban de gusto, siendo que por lo general el alcohol en cualquiera de sus formas no le agradaba realmente, era para disfrutarlo.

Noel no hubiese sabido responder a la pregunta de si tenían mala fama o buena. Creía que ambas, y dependiendo del significado que se le diese a cada una. Sabía que, como mínimo, infundían respeto después de lo sucedido con el grupo de Gar, aunque no le disgustaba la idea precisamente.
—Sí, ya veis, y eso que hasta hace poco no conocíamos a nadie de la criba más reciente —añadió a los comentarios al respecto—. Pero parecéis un grupo muy agradable. Ah, sí, me llamó la atención esa chica… Nunca la había visto así que debe de haber empezado a trabajar hace poco, creo que es ulterana. Es una kitsune: es fácil de distinguir porque no hay nadie más con nueve colas aquí dentro —añadió para la evaki.

Observaba a Giz de reojo y había notado lo apagado que estaba y que había hecho un esfuerzo considerable por acudir a aquel encuentro. Cuando Samika dio su aprobación a la hidromiel, el sueco alzó el pulgar y se dirigió al asreniano.
—¿Te apetece una de doble miel, Giz? El Capitán Lagartijo también es muy fan del dulce —le dijo a su nueva amiga.

Gael no había olvidado lo que les había contado Noel sobre la evaki. Se sintió un poco mal al darse cuenta de que no podía participar en la conversación sin identificar a lo lejos a la nueva camarera, aunque por otro lado, si no era habitual de la taberna podía no resultarle un tema de conversación muy interesante. Él tampoco tenía pensado ponerse a cotillear sobre la chica nueva, de todos modos.

El fuego fatuo tenía en mente pedir una cerveza, pero escuchar a los demás hablar de hidromiel le hizo cambiar de idea.
—Yo también me voy a subir al carro —dijo, mirando a Giz y luego, de reojo, a Noel. Se había dado cuenta de que el draco estaba intentando ayudarlo a entrar en la conversación—. Y tú, Samika, ¿vienes mucho por aquí? —le preguntó a la evaki, ya que fue lo primero que se le ocurrió. La nueva camarera ya venía hacia ellos para tomarles el pedido.

Giz calló durante un rato, atendiendo al o que se decía mientras sus pensamientos volaban. ¿Sería la ceguera de la evaki algo genético? ¿Podría curárselo? ¿Sería maleducado ofrecerle esa posibilidad sin apenas conocerla y en mitad de la taberna? Supuso que sí, por lo que lo dejó estar.

Asintió a la pregunta de Noel y añadió:

—El dulce fue uno de mis descubrimientos desde que llegué a Rocavarancolia, junto a la magia y los colchones. —Sonrió con algo de incomodidad, pues aunque quería mostrarse alegre, no lo estaba del todo—. ¿Cómo fue para ti el choque de culturas durante la cosecha?

Giz pensaba que tal vez la ceguera supusiera una dificultad extra, pero también barajó la posibilidad de que ayudara a la evaki a no prejuzgar tan a la ligera como habían hecho otros. El goliat no tuvo problemas en su cosecha, más allá de todo lo que desconocía, pero había oído hablar de verdaderos encontronazos en cosechas posteriores.

Samika ante la descripción de Noel parpadeo rápidamente al oír eso, porque aunque no recordaban hubiesen hablando mucho realmente, estaba segura que alguna otra vez se había topado con una chica con dicha descripción. Eso o alguien similar, vaya, que de primeras en su caso si que había oportunidades de error.

-Creo que la he visto antes, valga la redundancia- dijo Samika sonriendo ante lo difícil que  era eso precisamente- Digo creo que vive en la Sede al igual que yo, estoy segura alguna vez nos hemos encontrado por los pasillos y eso...a no ser que haya mas kitsunes, claro. - añadió Samika que un peculiaridad tan notoria incluso con su ecolocalizacion, que le era mas facial distinguir partes del cuerpo prominentes, como era el caso de las alas por ejemplo-Pero ahora me he quedado con la duda también...- murmuro Samika curiosa esperando que la camarera se acercara en algún momento y así poder verificarlo mejor, cosa que no tardaría  en ocurrir porque tanto Koval como Giz decidieron pedir lo mismo que ella.

-Pues la verdad es que no, estoy siempre yendo y viniendo por los entrenamientos del ejercito y mis propias amistades andan bastante ocupadas de serie intentando hacerse hueco en la ciudad. Incluso les comente de venir, pero la mayoria estaban ya ocupados -aseguró Samika sonriendo pues realmente tenia amigos con objetivos bastante altos, y otros que se lo tomaban con mas calma, cosa que envidiaba, sinceramente- Y bueno, esta es mi primera vez...o casi, bebiendo alcohol- confeso Samika ruborizándose con una sonrisa divertida, alzando su jarra de hidromiel para darle un trago-pero quería desocuparme un poco para variar,que últimamente solo hablo de cosas de trabajo y con gente del trabajo, así que esto me vino genial -admitió la evaki alegremente, antes de acomodarse en ella siento,soltando un suave risa ante el apodo que le había dado Noel a Gi.

-¿No hay cosas dulces o colchones en tu mundo? Debió ser realmente raro entonces -parpadeo Samika con profunda confusión- Ah,creo que no había nadie de tu mundo en mi cosecha entonces...perdona si así de primera no reconozco de donde provienes, a veces me cuesta distinguir que es transformación y que es la raza de origen sin mas- aseguro Samika que bueno, sabia era un lagarto y sabia que había una raza de reptiles de otro mundo por supuesto, pero así de primeras lera difícil catalogar si era alguien de tal o cual sitio cuando averiguar las transformaciones, o incluso la raza, de primeras podía ser por pura suerte a no ser que se la dijeran- La magia es algo que me quede sin saber hacer al final, es una lastima...-añadió pensativa aunque no lamentándose mucho ya, osea aun le daba curiosidad de probarla pero bueno, se limitaba aprender magia por saber como contrarrestarla y cuando hacerlo. Sonrió finalmente ante la pregunta de Giz, haciendo memoria.

-Un poco caótico, no había en si malas relaciones en mi grupo, aunque al inicio tuvimos nuestros mas y menos con un par de roquenses por la causa del fanatismo y también algún que otro incidente desagradable cortesía de la ciudad- añadió Smaika sin entrar mucho en detalle porque no quería amargar la cosa , continuando hablando- Pero a mi acostumbrarme a nuevos entornos siempre supone un extra...reconocer el lugar, las voces, siempre es algo con lo que tengo que lidiar. Salvo por que habíamos varios humanos y esos dos roquenses, los demás eran todos de mundos diferentes, muy dispares, pero nos entendimos bastante bien aun así - añadió recordando especialmente a Tesón con eso, el cual seguía pululando por la ciudad como fantasma, algo que sinceramente le ponía  el vello de punta pues jamas podría saber si estaba cerca suya o no-Sus ojos no daban para tanto

-Me considero bastante abierta en conocer otros aspectos de la gente y en respetar que sean diferentes a mi...como no puedo verles pues me es mas difícil prejuzgar por la simple apariencia, incluso algunos no llegue a saber que no eran humanos como yo hasta muuuucho después de llegar y fue mas como algo sorpresivo y natural como si simplemente fuesen de un país diferente al mio, así que por mi parte gracias a eso no tuve muchos problemas con las diferencias culturales, me llamabas mucho la atención pero mas que un choque creo que fue como un aventura – admitió Samika que quitando el asuntillo del fanatismo roquense y algún detalle mas que surgió que siempre caía mal fuera del mundo en el que fueras, por lo demás no tuvo problemas  mayores que ella recordara.

-También debido a mi ceguera me costo bastante trabajo convencer a mis compañeros de que podía salir y hacer las cosas casi con la misma normalidad que ellos, eran muy protectores conmigo con eso -sonrió Samka entretenida aunque en cierta forma lo entendía.

>>-¿Y en tu caso, Giz? Se que no todos erais de la misma cosecha – dijo viendo tanto al borrón que era Giz como al de Koval, pues la pregunta era para ambos aunque le hubiese preguntado directamente a Giz- Pero no se quienes coincidisteis y quienes no. ¿Tuvisteis muchas diferencias culturales al juntaros entre vosotros?-pregunto interesada, pues ya sabia que Noel era humano, evidentemente Giz no parecía serlo, de Koval no tenia idea y de tal Toima que Noel siempre mencionaba con tanto cariño, tampoco.

—Es muy posible, yo no la había visto antes así que debe de pertenecer a alguna de las nuevas cosechas. No me consta que haya más kitsunes de nueve colas —respondió cuando la evaki mencionó la posibilidad de que ya la hubiera visto antes.

El intento por incluir a Giz en la conversación parecía haber surtido efecto y el asreniano dijo más que un par de palabras por fin. Tanto él como Gael le habían hecho un par de preguntas a Samika, por lo que dejó que las contestase mientras la nueva camarera ya se acercaba para tomar nota.
—Pues bebe despacio o seguramente no te siente muy bien —le aconsejó cuando dijo que era su primera vez bebiendo alcohol, dándole un trago a su propia botella después.

Prefirió dejar que fuese el propio goliat quien respondiese a las preguntas acerca de su especie y planeta de origen y pasó a escuchar el relato que siguió a la pregunta que le había hecho el asreniano.
—No conocemos a ningún roquense, pero si eran del Coro me puedo imaginar el percal —intervino en algún momento de la historia, dejando escapar una leve risa.
Conocía el fanatismo de los roquenses y lo cierto era que se sentía afortunado de no haber tenido que tratar durante su criba con gente de aquella clase. Los fanáticos religiosos no los llevaba bien.

—Giz y yo compartimos criba. Koval es de la anterior y vino a ayudarnos la misma noche de Luna —respondió parcialmente a su última pregunta—. Toima también coincidió con nosotros, pero durante el período de criba apenas le vimos porque estábamos en refugios distintos… —Se echó a reír al recordar el primer encuentro con el ulterano—. Lo primero que hicimos al vernos fue amenazarnos mutuamente, seguro que Giz se acuerda —le dirigió una mirada jocosa al goliat—, pero solo nos vimos una vez antes del día de Luna porque él llegó a Maciel más tarde. Aparte de ellos, vivimos también con dos chicas, una es de la misma criba que Koval y la otra de la posterior a la nuestra.
Volvió a dar un largo trago a su botella. Había omitido a Tania a propósito porque no sabía cómo se tomaría una recién llegada el hecho de que convivieran con una nublina sin esencia. Tania no era una esclava en ningún sentido, pero podría ser bastante difícil de explicar la relación que tenían con ella y qué hacía allí sin que lo pareciese. Después de todo sí que había sido llevada allí como una, a fin de cuentas, aunque en la actualidad fuese completamente libre de hacer lo que quisiera.

No tardó en hacerse evidente que, tal y como la había descrito Noel, Samika era muy habladora y abierta. Era capaz de conversar con ellos con la naturalidad de quien ya se conoce desde hace tiempo, pero eso era refrescante teniendo en cuenta lo habitual que era la desconfianza en su entorno. Al principio Gael se limitó a escuchar y reaccionar, pero cuando la conversación se desvió hacia las experiencias en las cosechas empezó a intervenir.
—Roca Sagrada es un sitio interesante, pero lidiar con roquenses… eso ya no me atrae para nada —comentó tras la mención de Noel al Coro. Luego se dirigió a Samika—. Aun así parece que tuviste suerte con tus compañeros. Quiero decir… tenías a esos roquenses, pero el grupo se preocupaba por ti. No siempre hay tan buen rollo, la verdad. Ah, y no lo digo por mí, simplemente conozco casos. Considero que tuve mucha suerte yo también, era de los más jóvenes de mi grupo y mis compañeros se hicieron cargo de mí y mis arranques de cobardía. —Sonreía mientras recordaba sus inicios en la ciudad.

Cuando Noel terminó de explicar la formación de su grupo a la evaki, Gael añadió:
—No vivimos juntos desde el principio, así que lo de acostumbrarnos unos a otros fue muy progresivo. Pero sí sabíamos lo que era convivir de haber estado en los refugios, que no es lo mismo que hacerte cargo de tu propia vivienda y comida. Pero cuando nos mudamos a la posada fue porque estábamos seguros de que podíamos aguantarnos unos a otros. Y hasta hoy. —Al fuego fatuo le hacía feliz recordar de vez en cuando que aquella familia la había encontrado él. Que se habían encontrado todos unos a otros. Rara vez se paraba a darle importancia, pero la tenía.