Biblioteca Mágica

Nia asintio y comenzó a buscar entre las estanterias. Muchos libros, antes ocultos para ella. Nia sacó un libro curioso, con forma circular. En el unas...¿humanas? No...eso no eran humanas. Su mitad inferior era de pez y parecian unos seres irascibles e impredecibles. Siguio leyendo. Al parecer eran sus vecinas. Nia tragó saliva. No queria encontrarse con semejantes bichos cerca de su cama. Intentó seguir leyendo pero Gael ya se iba asi que guardó el libtro y volvio flotando hasta él. Juntos se dispusieron a salir. ¿Entrenamientos? Nia esperaba mejorar y mucho en la magia, no queria depender de los demas para siempre.
(CONTINUA EN EL CASTILLO/PREPARACION)

Llegamos juntos a la biblioteca. Allí nos espera el fantasma con unos libros para cada uno. Me sorprende que se hayan tomado tantas molestias por nosotros... A mi me han dado uno de Alquimia cubierto de piedras preciosas, refleja la luz por todas partes y tiene un brillo misterioso.

Empiezo a hojearlo un poco y veo muchas cosas interesantes... Transmutación de metales, pocimas extrañas... "Que divertido! Seguro que me lo paso bien con esto..." Est / oy muy concentrado y no me doy cuenta de que Gael y Nia se van hasta que me avisan desde la puerta. Voy corriendo y les sigo hacia el castillo para hacer los entrenamientos que nos han prometido...

-Como serán los entrenamientos?-murmuro para mi...

Continua en el Castillo / Entrenamientos

Después de asistir a mi cita, fuí a la biblioteca, y conseguí subir hasta el poyete de una ventana, donde me senté y empecé a observar a los que entraban.
Después del discurso, todos quedaron algo aturdidos, y algunos murmullaban sobre los entrenamientos. No tardaron en salir corriendo de la biblioteca en dirección al castillo, para comenzar.
Cuando se vació la biblioteca, me dejé caer al suelo y seguí desde lejos al último que salio hasta el Castillo, con un frufrú creado por la capa sonando tras de mí.

(CONTINUA EN EL CASTILLO/ENTRENAMIENTOS)

Llego andando tranquilamente a la biblioteca, pensando en cuantas especialidades mágicas podría haber... ¿25? ¿50, como mucho? Tampoco puede haber muchas...o a lo mejor sí. Entro al edificio, sin esperar encontrar a nadie, y comienzo a buscar entre las estanterías libros sobre especialidades mágicas, frustrada por no encontrar ninguno. ¿Dónde se meten los bibliotecarios cuando los necesitas? Estoy harta de venir aquí y no encontrar a nadie. Y se supone que he venido aquí para buscar libros y, ya de paso relajarme. Pues más que relajarme estoy quejándome de todo. Respiro hondo y continúo buscando libros. Aunque buscar un libro sin saber el título, ni el autor, solo sabiendo más o menos el tema del libro que necesitas es como buscar una aguja en un pajar. Uf, mejor será que me relaje y busque tranquilamente lo que necesito...

-¡Espera!

Biblios la llamó desde detrás de una enorme pila de libros. Había casi una centena.

-Me dijeron que necesitarías esto. Te ayudaré a llevarlos.

Señaló en dirección a la puerta y los libros marcharon volando en fila.

(CONTINUA EN LOS ENTRENAMIENTOS)

Alguien me llama desde detrás de una pila de libros. Parecen unos cien libros. ¡Dios mío! ¿De verdad voy a tener que leer tanto? Bueno, tendré que pasarme mucho tiempo leyendo. Al ver al hombre lo reconozco en seguida: fue el que trajo ''por accidente'' el diccionario a Drike. Fue de los primeros días en esta ciudad. En ese tiempo, jamás me habría imaginado leyendo una centena de libros porque una mujer-dragón que me daba clase me lo hubiera mandado. Aún pensando en mis cosas, sigo al bibliotecario fuera de la biblioteca, mirando los libros y preguntándome muchas cosas sobre los próximos días. En fin...no me va a quedar más remedio que leer mucho.

(Continúa en los entrenamientos)

Cain leía con ojos cansados y ojerosos, acariciándo el lomo del libro de forma mecánica, sin prestar atención a las magulladuras y cortes que llenaban sus dedos. Estaba pálido, demasiado delgado, y aunque el temblor anémico había desaparecido su aspecto resultaba enfermizo. A su alrededor se amontonaban pergaminos y libros de todo tipo, plumas y tinteros vacíos, cientos de bocetos y velas gastadas. Sobre el regazo del chico, envuelto en un amasijo de telas manchadas de sangre, estaba el huevo de gallo, ahora con un pegotón de cera adornando la parte superior. Al poco de encontrar el libro adecuado, Cain no había dudado un instante en hacer el rito... Le parecía tan sencillo; un simple agujero en el huevo, una gota de sus sangre, las palabras adecuadas y cera caliente... Lo siguiente que Cain recordaba era dolor, aquél dolor insoportable que había durado el tiempo en solidificarse la cera. Pero el dolor había traído algo bueno, un quejido, algo revolviéndose en su interior... como un tumor olvidado, un viejo y odiado compañero... Estigma seguía ahi, dentro de él, alimentándose de su dolor, riéndose de su sufrimiento, y extralamente Caín se había alegrado de ello. Tres días con sus noches sin probar bocado, ahogado entre círculos y runas, entre bizarros nombres de aún más bizarras criaturas sobre las que parecía tener algún poder, a pesar de que ya sabía a ciencia cierta lo caro que le iba a resultar ese poder. Aguardaba impaciente y a la vez apático el nacimiento de su primer esclavo.. No, no le gustaba como sonaba eso... <<Es mi hijo>> Eran sus niños, iban a serlo... Pequeños parásitos...
-Mi pequeño tumor...- dijo con cariño dejando su lectura para rozar la cáscara del huevo entre las telas que lo portegían, pero la caricia no duró mucho, pues el libro que estaba leyendo gruñó ligeramente para reclamar su atención. Se meció un poco en la silla mientras terminaba las anotaciones en una hoja, con la lista de materiales que necesitaba. Si los conseguía tal vez incluso podría llevarla a cabo esa misma noche... Cerró el libro con delicadeza y le puso el bozal que traía la primera vez que lo cogió, luego lo metió en su jaula y se las apañó para acomodar el huevo en su bolsa acolchada y apilar todos los pergaminos que había rellenado a lo largo de esos días. Así cargado, dejó la biblioteca al fin hacia su primera parada.

(sigue en la cicatriz de Arax)

Llego a la biblioteca con la cabeza aun en el barrio quemado y en la chica. Espero que este bien, espero que salga ilesa, espero poder verla de nuevo y poder ayudarla en lo que este en mi mano. Saco a Feliks de mi camisa y lo coloco sobre mi hombro tras sacudirme un poco la suciedad. El fénix picotea mi camisa, buscando trazas de carbón que quedaron tras el derrumbe del muro. Atravieso las puertas de la biblioteca con paso decidido, no se que es lo que busco, pero estoy decidido a encontrarlo. Camino entre las estanterías, pasando los dedos por el lomo de los libros, llevándome el polvo con ellos. Los títulos son variados y pintorescos, desde herbolarios ha enciclopedias, desde atlas a censos históricos, pasando por libros de magia y bestiarios. No me detengo ante los títulos que anuncian esos libros. Mis pasos me conducen a unas estanterías un poco apartadas.Tras buscar un poco encuentro dos libros que llaman mi atención. Uno sobre fénix y sus distintas razas, con descripciones, dibujos originales, cualidades, y cuidados en general. No dudo en cogerlo automáticamente y guardarlo bajo el brazo. También encuentro uno titulado "La magia del fuego infernal", que guardo junto al otro. Tras dejarlos apuntados en la libreta que hay junto a la mesa de la entrada, salgo volando con Feliks y los libros a buen recaudo, bajo mi camisa el primero, envueltos en mi capa los segundos. Ahora necesito un arma, y creo saber donde hay, aunque también hay mas cosas...

Continúa en la Cicatriz de Arax.

Atravieso la ciudad, silenciosa a estas horas, pasando por varios barrios, unos en mejor estado que otros. Me limito a pasear a mi ritmo. No estoy cansado, y no me importa volver demasiado tarde a la torre. Observo atentamente cada lugar que paso, atento por si me encuentro con alguien o veo algo que me llame la atención. Pero de noche poco más allá veo de lo que iluminan mis llamas, y aparentemente no me topo con nadie por las calles. Cuando llego a la biblioteca me la encuentro desierta, como habitualmente. Atravieso la puerta de la entrada con cautela, como siexmpre, por si había alguien más en el interior, aparte del bibliotecario, pero no está ni él. Habrá que andarse con pies de plomo ahora que anda una nueva cosecha por la ciudad, e inevitablemente tendrán que venir aquí. Pero no creo que lo hagan a esta hora... Acaban de llegar. Recuerdo cómo eramos nosotros antes, al llegar. Inseguros, con miedo. Explorando poco a poco nuestro entorno, buscando donde alojarse, tratando de sobrevivir. Cuánto han cambiado las cosas en solo un año...

Me adentro en el edificio, paseando entre las estanterías, conteniendo el impulso de acariciar los lomos de los libros al pasar. Las secciones que están más a la vista poco tienen que ver con lo que yo busco, aunque encuentro montones de cosas que me gustaría leer para informarme o por curiosidad. Pero de momento tendrán que esperar, mi objetivo de hoy es algo concreto. Cuando venga a devolverlo tal vez me quede leyendo otras cosas que encuentre por aquí, aunque mejor será que me lleve los libros para no pasar aquí demasiado tiempo... por si viene la nueva cosecha.

Busco entre las diversas secciones durante bastante tiempo, no puedo saber cuanto. Los lomos de los libros me entretienen demasiado. Hay tantos, de tantas cosas y en tantos idiomas... Pero al final doy con una sección en cuyos lomos veo pucheros, utensilios de cocina, comida... Reviso los libros y voy apartando los que sí puedo entender. Los llevo a una mesa y los hojeo, buscando el que me pueda ser de más utilidad. Al final me decanto por uno con muchas recetas de cocina clásica... o al menos eso parecía. Tenía algunas ilustraciones de lo que bien podrían ser los guisos de mi madre. Decidido a no perder más tiempo cojo ese y guardo los demás. Y, asegurándome de que realmente no hay nadie en la biblioteca, lo hechizo para hacerlo incombustible. No sé si que ande hechizando los libros es algo permitido, pero prefiero eso a que se acaben consumiento entre mis manos por no andarme con cuidado. Y todavía me queda un largo viaje con él bajo el brazo.

Voy hacia la salida y dejo atrás la biblioteca, contento con mi libro. Al menos así intentaré cocinar mejor, o algo por el estilo. Total, tiempo me sobra... y echo de menos las comidas de antaño, en el torreón, con los demás. De hecho... tal vez sea eso lo que más echo en falta, la compañía, escuchar a los demás conversar. La torre Serpentaria es extrañamente silenciosa siempre, rara vez me topo con nadie. Suspiro mientras sigo avanzando por las calles. Todavía me queda un largo paseo de vuelta a mi nuevo hogar. Hace bastante frío y el viento arrastra mis llamas haciéndome temblar con cada ráfaga. Trato de apresurarme para llegar cuanto antes, pero sin perder de vista mi entorno, que observo con cautela.

(Sigue en la Torre Serpentaria).

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Kaila, Nia y yo llegamos a la biblioteca después de lo que ha sido un largo paseo por Rocavarancolia. Hacía ya tiempo que no salía de día, aunque no cambiaba demasiado nada respecto a la noche. Apenas se veía vida por el lugar, pero se agradece el ver más allá de los próximos pasos que vas a dar. Cuando la gran luna iluminaba el cielo era más fácil orientarse en la noche. Me gustaría tener ahora uno de esos cuerpos como el que usé hace ya tiempo en los subterráneos, aquel murciélago de gran tamaño.
Cuando llegamos ante el gran edificio atravesamos sus puertas y nos adentramos entre las largas hileras de estanterías, repartiéndonos para buscar los libros de historia, geografía y otros mundos y especies. Me pongo a recorrer la zona, pasando la vista por las secciones que ya conozco de pasada, pero intento no distraerme demasiado. Me sonaba haber visto algo pero no recordaba donde. Recorro con la vista multitud de lomos de libros hasta que noto como empiezan a bailarme las letras. Pero por suerte para mí, acabo dando con un libro con un título interesante, y a su lado encuentro muchos más.
-¡Venid! ¡Creo que los he encontrado! -llamo en voz alta. Las chicas aparecen desde distintos puntos y se acercan a la estantería con curiosidad-. Hay muchos libros aquí, aunque algunos lomos no se sabe en qué idiomas están. Pero tenemos mucho por donde empezar -digo sonriente mientras saco el primer libro que había visto.
Lo dejo sobre una mesa y empiezo a pasar las páginas tarareando por lo bajo. Era un atlas en el que salían diferentes planetas. Traía información algo esquemática de cada uno, pero estaba bien para empezar y hacerse una idea. Voy pasando las hojas y leyendo nombres. Algunos me sonaban de clase de biología, como Arfes, Alais, Nubla... Pero también había muchos otros. Varmania, un lugar con hombres gato... ¿de qué me suena eso? ¿El chico del ángel? Tal vez sea de allí. Otro mundo se llama Asrena, pero no recuerdo haber visto a nadie que encaje con la descripción de sus habitantes. Y también encuentro Ulterania. Pienso en llamar a Nia, pero antes leo lo que dice sobre el mundo la hoja que el libro le dedica. Según leo el entsiasmo se esfuma de mi rostro, pues según el libro viven en un mundo en el que rige un emperador que tiene poder absoluto. Así que Nia viene de un mundo así... con represión, sin arte... Recuerdo que no sabía lo que era la música. La miro de reojo y le hago un gesto para que venga.
-Nia, he estado leyendo sobre Ulterania. -Me paro, sin saber cómo continuar-. Es... um... Parece... parece duro.

Nia se acercó, en una parodia de trotar ya que no tenia piernas a una estantería. Reconocía perfectamente ese libro y, lo había ignorado hasta ahora. Era un libro que enseñaba a leer y a escribir en Ulterano. Muy básico, era para párvulos pero Nia no sintió ninguna vergüenza en tomarlo prestado para "recordar" su lengua, por si alguna vez encontraba a otro Ulterano o volvía a su planeta. En la primera página enseñaban lo básico: Los movimientos y trazados del complejo sistema de glifos que componían la lengua ulterana. Venia además, garabateado al lado en rocavarancolense, múltiples pistas y consejos y, lo primero que hizo Nia fue intentar escribir su nombre, guiada por las pistas del libro y el glosario. Harm lo hubiera conseguido a la primera pero a ella le estaba costando bastante más.
Antes de que terminara con la entonación del primer glifo, Gael les llamó la atención. Nia cerró el libro y se acercó a él. Estaba leyendo datos sobre otros planetas con una cara muy seria le dice que ha debido de ser duro. Nia frunce el ceño.
-Para nada. Cierto es que a veces el gobierno es un pesado con haz esto, haz lo otro, pero están ahí porque el Emperador lo quiere así. Y él nunca se equivoca.-dice Nia, dejando ampliamente claro la influencia que había ejercido el estado en su mente infantil.
-Además, si te niegas a ayudar al gobierno te castigan. A mi hermano mayor no le gustaba como iban las cosas y le mandaron a un colegio muy al norte para que cambiara de idea y viera que bien iban las cosas. No le volví a ver desde entonces.-un sentimiento de pena golpeo a Nia de pronto, al recordar a su hermano. Intentó animarse.
-¿Y sale la Tierra ahí?-

Llego rápidamente, impulsándome en la poca brisa que había sobre la ciudad y bajando suavemente y sin hacer ruido, ya transformado y sin necesidad de mirar mucho por el equilibrio. Subo los escalones del edificio y me aliso la ropa antes de entrar, siempre cohibido por su magnificiencia. Y lo primero que detecto es un olor horrible a libro, así que acelero el paso para dirigirme a la estantería donde encontré el libro de la reina vampiresa y su dragón, cubriéndome la nariz con el brazo derecho para que, ni siquiera respirando, se me cuele el maldito olor. Pero, según avanzo, un ápice de una fragancia dulzona y con dos tonos bien diferentes me toma desprevenido... ¿Gael y Nia? Siempre van juntos desde que pasó la Luna. <<Pero uno es de fuego en apariencia y la otra se transformó en algo más acuático... No es una relación muy... coherente. Aunque... Erika y yo... je...Humano y vampiro sediento, tampoco es muy coherente>> pienso riendo en voz baja. Pero me acuerdo del "experimento" y me olvido por completo de lo que había venido a hacer. Y el otro olor no acabo de distinguirlo... Así que me acerco al origen de los olores a paso tranquilo, pero haciendo ruido con los pies a propósito, para evitar sustos innecesarios. Veo que están leyendo un libro... <<Ulterania...Hum... ¿Mundo vinculado? A ver cuándo son las misiones, quizá saque algo de dinero o algo con lo que comerciar... O haya humanos o humanoides de los que beber, o pueda tener mi terreno o yo qué sé... Estoy pensando ideas de futuro sin saber siquiera qué va a pasar mañana>> Porque eso es lo cierto, tengo una idea de qué quiero hacer en el día a día pero no sé qué puede o va a pasar ajeno a mí y directamente relacionado con la ciudad. Pero que venga lo que venga. De momento estoy tras estos dos pequeñajos, sin contar a Kaila a la que saludo con un gesto de la mano, <<ya no tanto, han crecido bastante y no solo en altura>>, pienso sonriendo, saludándoles:
-Hola. ¿Buena lectura?-es lo único que se me ocurre preguntar, no quiero soltarle de sopetón lo de su regalo-experimento porque está Nia y no quiero molestarles.

Nia se acerca y me habla de su emperador. Escucho atentamente tratando de aprender más de su mundo, pero lo que dice suena a cerebro lavado... Lo que decían en historia que habían hecho los dictadores, por ejemplo. Cuando me cuenta lo de su hermano no sé qué decir... incluso eso le han quitado. Titubeo tratando de encontrar una respuesta, pero ella cambia de tema rápidamente. Entiendo que quiera distraerse de eso... además del planeta que dejó atrás estaba su familia, y eso no tenía por qué ser malo... no tenía nada que ver con el emperador.
-La tierra... sí, la he visto... No le presté mucha atención -comento pasando las páginas para encontrar donde había leído por encima sobre ella.
Mientras, escucho unos pasos. Eso hace que me alerte y deje de pasar las páginas al instante. Es una sola persona y camina despacio, pero aun así no me quito de la cabeza qué podría pasar si fuese un nuevo cosechado y nos viese. Pero por suerte, quien aparece no es otro que Jack, y suspiro aliviado.
-Hola... No esperábamos encontrar a nadie por aquí, perdona. Me asustaste por un momento -digo sonriendo aliviado-. Estábamos leyendo sobre mundos vinculados, historia y cosas así -explico mientras señalo el libro abierto sobre la mesa-. ¿Y tú por aquí, Jack?

Nia se acercó a Gael un poco más.
-¡Yo quiero saber más cosas de tu planeta!-dijo entusiasmada.
De pronto, dio un brinco cuando oyó una voz a su espalda.
-¿Quien es?- Pero al ver a Jack se tranquilizó. Debían de andar con los pies de plomo en estos tiempos. ¿Se habría dado cuenta el vampiro de la autoria de su última broma? No parecía que así fuera y Nia río por lo bajo.
-Es justo como dice Gael, aquí vienen cosas sobre muchos planetas.-Agarró firmemente el libro infantil entre sus brazos, contra el pecho y sonrió.

La primera reacción que noto y casi huelo como un súbito acelerón de su torrente sanguíneo es nada más y nada menos que miedo. ¿Por qué? Si venía hacindo sonoros los pasos y sin ánimo de asustarles... ¿Mi mera presencia les ha asustado? Maldita sea... Me están hablando, sí, pero no presto atención pues estoy sumido en mis pensamientos... Miedo... Doy miedo... Vale que mis presas se aterren al olerme, pero que estos dos también... Nia, vale, alguna vez le he dado un susto, tendré que disculparme... Pero Gael... ¿De veras doy miedo? Que le de miedo a los ciudadanos, a desconocidos y a mis presas, de acuerdo. Pero a amigos... malamente..."Me asustaste por un momento", dice Gael... Asustarse, miedo... Maldito seas, Jack. Y encima voy dando sustos a Nia, casi salta del susto como otras veces...Una sombra cruza mi rostro y digo de pronto, sin responder a ninguno de los dos
-Os he asustado... Perdón...Y perdón por los sustos anteriores, Nia... Lo siento de veras, solo era de broma pero no volverá a repetirse...En vistas de que mi sola presencia da miedo...Y respondiendo-en un tono cada vez más apagado.-estoy aquí solo para leer sobre una reina vampiresa con un dragón vampiro que gobernó la ciudad. Dudo que llegue a tener yo una criatura similar y realmente sería bastante peligrosa, pues a saber qué cantidad de sangre tendría que beber...Y daría bastante miedo y no quiero que la gente se aterre a mi paso, al menos no mis amigos...
Una vocecilla me repite lo del experimento de Gael, para cambiar de tema, pero no estoy con ánimo. ¿Y si se asusta por lo que le he preparado? Diantre... Y mírate, Jack, entero de negro, con tu camiseta y pantalón negros, y encima envuelto en la capa de pelo de lobo, negro también. ¿Y tú quieres no ir asustando a la gente? Pues vas listo...

Jack de repente se pone un tanto extraño. Se empieza a disculpar por asustarnos y por haber asustado a Nia antes. ¿Qué le pasa? Normalmente es tan alegre cuando nos gasta bromas... Lo miro extrañado mientras habla y cuando termina le contesto.
-¿Por qué te disculpas? Solo me alertaron los pasos, nada más, no te estoy culpando... Creí -decido que es mejor explicárselo todo- que podría ser algún habitante de la ciudad... o los nuevos cosechados. No quiero incumplir las normas, no quiero toparme con ellos. Y... y lo del dragón no da miedo, ¡es genial! Algo difícil de alimentar tal vez, pero con ayuda... ¿Quieres que te ayudemos a buscar libros? -pregunto mirando a Kaila y a Nia para ver si están de acuerdo con eso. He visto a Jack tan desanimado que trato de buscar cualquier excusa para distraerlo.
Me pongo en marcha buscando por las estanterías, revisando los lomos de los libros. Sobre licantropía recuerdo haber visto algún tratado, pero sobre vampirismo... tal vez estuvieran cerca de aquella otra sección. No estaba muy lejos de donde nos encontrábamos, así que me desplacé allí y traté de buscar algo de utilidad en los lomos. Me vuelvo hacia Jack y le pregunto:
-¿Recuerdas por qué sección estaba aquel libro?
Yo mismo tengo ahora interés por leer también sobre vampiros. En realidad me gustaría encontrar información de las transformaciones de todos mis amigos, y cualquier otra que pueda. Quiero saber cómo son, qué pasa ahora con sus cuerpos... Muchos siguen siendo aparentemente humanos, pero también me interesan sus habilidades, sus puntos débiles... Todo el mundo mágico es fascinante. Cada vez me resulta más fácil pensar en mi anterior vida como aburrida, carente de sentido. Faltaba algo, algo tan importante que no entiendo cómo podía vivir con su ausencia.

Nia comenzó a sentirse mal consigo misma porque se había vengado de Jack que se sentía profundamente apenado por haberla asustado tantas veces. Nia se lo tomaba como un juego, nada más.
-No...no tienes que disculparte.-dijo Nia sacudiendo las manos arriba y abajo.-Yo solo me he sorprendido porque cuando me quedo absorta en algo, cualquier ruido me asusta...Soy una miedica.-dice golpeándose suavemente la cabeza y sacando la lengua, intentando animarle.
Jack continua hablando y en cuanto menciona a un dragón vampiro, Nia se queda de piedra, si, aparte de su dracofobia le añadías la ferocidad de los vampiros Nia podía imaginar su peor pesadilla. No dijo nada pero se quedó rígida imaginándose al behemoth vampiro.
-S-si...vayamos a por libros.-dijo siguiéndoles. Mientras andaban, Nia comenzó a canturrear el abecedario Ulterano. Un conjunto de chascarrillos y otros sonidos extraños que no salían de la boca de Nia desde hace un año. La canción, era invención suya e incluso tenia un tono único que ninguna voz humana era capaz de alcanzar. Podia recordar al mítico canto de las sirenas, aunque solo estaba canturreando letras. Si alguien descubrió que era lo que canturreaba podía descubrir dos cosas: Había muchísimas más letras o sonidos en el lenguaje Ulterano que en el rocavarancolense o cualquiera humano y, otra cosa, que algunos sonidos eran muy graves o muy agudos.

Gael empieza a hablar y al principio ni le escucho, pero voy prestándole atención y se me pasa el cabreo conmigo mismo poco a poco, aunque su huella sigue muy adentro, como marcada a fuego.
-Por los nuevos...Ya veo...Vale...-pero para nada convencido por la respuesta de Nia...
En fin, dice de ir a por el libro pero no estaba en mis planes, para nada. Solo lo dije como comentario pero me dejo llevar por ambos, aún pensativo en lo de haberles asustado. Y hay algo en Nia que me desconcierta: su reacción ante mi disculpa. Pero a saber... Quizá por ser de otro mundo en ese tengan esa reacción frente a las disculpas de otros... Ni idea, no quiero saberlo. Quizá quiera saberlo pero no ahora. ¿El libro? Estaba por aquí, lo recuerdo bastante bien... Y por fin llegamos a la estantería con los pesados tomos encuadernados en carmesí, de tal forma que parece sangre líquida lo que realmente cubre las tapas duras. Lo cojo casi sin notar su peso y lo pongo en una mesa con cuidado, abriéndolo por donde habla de aquella reina, la cual aparece en una ilustración bellamente dibujada, montada a lomos de su colosal y vampírico dragón. Pero la curiosidad lleva un rato creciendo en mi interior por algo que Nia dijera sobre el otro libro, el de los otros mundos, así que salgo disparado del sitio y lo recojo, volviendo a la mesa con este, para luego abrirlo de par en par.
-Conque otros mundos, ¿eh? Eso es bastante interesante... Y debe ser leído de principio a fin.
Pero no solo leído, mejor dicho: entendido. Memorizado tal vez, pero mejor entender a los otros mundos, sus culturas sobre todo. Las primeras páginas hablaban de uno desértico...¡Desierto! Hum... malamente para vivir allí con mi condición... Y no eran humanos, si acaso humanoides pero con características de reptil, como lagartos pero erguidos. Y su cultura era bastante interesante. De lo que sí puedo estar seguro según voy impregnándome de conocimiento sobre ellos es de que no me gustaría entrar en guerra con su mundo. Y no veo motivos para ello, realmente. A no ser que cosecharan a un ranta y este hiciese algo como asesinar al Consejo pero uf, esto es realmente complicado y suicida. ¿Suicida? ¿Tan poderoso es el Consejo? Si es tan poderoso... ¿Por qué nos "cosechan", reclutan? Y si realmente lo son... ¿Por qué no devuelven esta ciudad a su estado antiguo? No les comprendo... Creo que nunca lo haré... Ni siquiera entiendo por qué algunos rechazan a alumnos pero en fin... Y otra cosa... No, descarta eso, no podría ir a ese mundo a saciarme, es todo un gran desierto, me cocería. Pero este de los bosques, quizá...Un momento...¿No había uno que era mitad gato? ¿Cómo era el nombre? Fre... ¿Frejay? ¿Frejoy? ¿Frejey? Algo así me suena... Pero no le he vuelto a ver, es más, quizá esté estrujándome la memoria para buscar el nombre de un cadáver... Esto de ser tantos y vivir separados durante la criba no es bueno... Bueno y malo, de acuerdo, pero no saber si tus conocidos están muertos o no... Uf... ¿Cómo les irá a los nuevos? No podré ni acercarme, tendré que evitar cruzar la cicatriz para vencer a la curiosidad, maldita esta...Pero... ¿Podrían darme caza los de Varmania en sus rápidos vehículos si me viesen beber de alguno de ellos? Eso sí que sería digno de probar, una carrera tras alimentarme, una carrera en pos de la vida en muerte... Ya veré. De momento seguiré leyendo... Es más, casi he olvidado que estoy con Gael, Kaila y Nia...