No sé lo que sería aquel sueño

Durante la reunión le alivió saber que todos los sendarios estaban bien, aunque la total falta de información acerca del paradero de los macieleros anularon un poco esa sensación. La enderth insistió en que debería salir a buscarlos en grupos, y hubo quien apoyó su idea sin reservas. Inevitablemente la humana llamada Rúa llamaba la atención con su atuendo que la ocultaba por completo y la extraña protuberancia que se intuía bajo su capucha, pero en cuanto hablaron acerca de transformaciones que corrían peligro quedó claro el porqué de aquella guisa. Lethe no hizo preguntas, pero sí que aprovechó para decir que era muy importante que aprendiesen a protegerse bien y que si querían podían entrenar juntos y practicar formas de defensa personal y medios mágicos que utilizar. Ella, por otra parte, se calló como una japuta el hecho de que al parecer sus nuevos ojos también eran codiciados como elementos para hacer pociones o qué lucios sabía, aunque como Nea ya sabía el nombre de su transformación tampoco tuvo reparos en decirlo.

Al parecer Alec se iba a mudar a la Sede tras haber visto el edificio y varios de los sendarios querían mudarse a Serpentaria. A Lethe le parecía todo bien mientras Kradko permaneciese en el mismo sitio que ella. Por las características de su transformación a lo mejor la descripción de la Sede de los Taumaturgos encajaba más con sus necesidades, pero si solo se mudaba el tremor y habiéndole asegurado la mandamás que no importaba mucho donde vivieran su decisión estaba clara: se quedaba en la Torre junto a la gran mayoría de sus compañeros.

Aunque no se había dirigido a nadie concreto durante el encuentro, sí que no había podido evitar dirigir alguna que otra mirada disimulada a la que ahora era una bruja de la arena: nunca le había contado a Maila que la “conoció” primero en sueños, temiendo que pudieran pensar que estaba como una cabra marina, pero es que además el asunto se había vuelto aún más extraño: en su pesadilla, la humana era desterrada justamente al desierto. La enderth dudó un poco, pero finalmente, cuando ya empezaban a disolver la reunión, decidió acercarse a la hawaiana y decirle si podían hablar un momento en privado. Cuando accedió, decidió ir directamente al asunto.

—Disculpa esta petición repentina, no es… nada malo, creo, lo que te quiero decir. Es solo que… Durante la criba, mucho antes de que vinieseis a nuestro torreón por primera vez, yo ya te había visto. En un sueño. Más bien una pesadilla —se apresuró a añadir—. No quise decirlo porque no sabía cuál iba a ser tu reacción, pero es que además no es eso lo único que… eh… digamos, “predije” en ese sueño.

Maila se alegró de poder ver al otro grupo y conversar. Algunos de ellos estaban muy cambiados también y la hawaiana estuvo conforme con buscar a los macieleros llegado el momento. No todos tenían muy decidido si irían a Serpentaria o a la Sede, pero la chica tenía claro que su primer destino sería la Torre por razones obvias. La Luna Roja la había convertido en una bruja y no podía negar que sentía gran curiosidad por ahondar más en la magia, ahora que tenía más capacidad.

Su dominio por otro lado jugó su papel de estorbo volador durante toda la reunión, y aunque Maila llegó a controlarlo varias veces y echar a un lado la arena quedó bastante claro que aún le faltaba practicar y mucho. Pero la hawaiana se mostraba optimista con ello.

Cuando la reunión ya estaba prácticamente terminando se acercó Lethe. Su plumaje era diferente, al igual que su pico y sus ojos. Los cuales le parecieron muy bonitos a Maila cuando los vio. Su petición le tomó por sorpresa, pero interesada respondió con un "Si, claro" y con una sonrisa nerviosa mientras se alejaban de los demás.

-Oh...¿Qué quieres decir?- Preguntó sin saber cómo tomarse todo aquello y con un claro gesto de confusión cuando escuchó todo. El hecho de que hubiera soñado con ella antes de conocerla ya era perturbador, pero más lo era el que hubiera sido durante una pesadilla. La nube de arena que la seguía se movió errática alrededor de la enderth, como expresando lo que sentía su dueña en aquellos instantes. -Perdona, aún estoy trabajando en que deje de hacer esto.- Comentó mientras chasqueaba la lengua y la intentaba apartar con las manos. Al cuarto intento le hizo caso. -Y...¿Qué más predijiste? ¿Es malo? Parece que es malo.- Dijo con algo de miedo en el cuerpo.

La horus frunció ligeramente el ceño y amagó cubrirse de la arena que se arremolinaba a su alrededor, pero la propia dueña de los molestos granos se ocupó de que no se le acercase más.
—Ya, lo entiendo: he visto a Chromsa pelearse con sus hojas también —le dijo cuando le pidió disculpas.

La chica pareció alarmarse un poco con su comentario y la enderth se dio cuenta de que ella ya sabía de lo que hablaba, pero para Maila podría haber sonado bastante ominoso.
>>Ah, no, no… No quería decir… No es que haya predicho algo que aún tenga que pasar. Ya ha ocurrido: creo que predije que te convertirías en bruja de la arena. Digo creo, porque fue bastante simbólico, pero…
A grandes rasgos le contó la extraña pesadilla en la que el grupo de Sendar, en el cual estaba incluido por algún motivo también el lagarto psicópata y liderado por la hawaiana, había matado a sus compañeros uno a uno mientras le exigía un duelo, al cual la enderth se había negado hasta el último momento.

—Ahora que lo pienso, también me arrancaste un ojo en ese sueño y luego me lo diste… Mis ojos son diferentes ahora, creo que eso también era otro… Ehm… ¿Indicio? Parece un completo desvarío, pero te prometo que nunca me inventaría semejantes besugueces.

Después le explicó por qué creía haber predicho su transformación: le habló sobre cómo habían aparecido las rocavarancolesas que les habían hablado aquel primer día que desembocó en la masacre, deteniendo a la humana justo antes de que matase a la enderth.
>>No sé cómo lucios he podido soñar con gente que no había visto antes. La verdad es que no llegué a fijarme en los rostros de los demás, pero estoy bastante segura de que también estaban allí el resto de tus compañeros… Y luego las tipas del barco me sueltan que como no habías luchado con honor o no sé qué percas te iban a desterrar al desierto y a mí iban a darme la ciudad —dejó escapar una risa que fue apenas un bufido—. No tenía ni cabeza ni aletas y sigue sin tenerlo.
Por supuesto, la horus desconocía un tercer significado oculto de todo aquello, relacionado con la mitología egipcia a la que se asociaba la criatura en la que se había convertido.

Maila soltó una leve sonrisa con el comentario de la enderth sobre Chromsa y su dominio, parecía que no era la única con un montón de hijos rebeldes. Por otro lado las palabras de Lethe lograron tranquilizarla algo, aunque provocaron que la hawaiana se sintiera de nuevo curiosa e interesada cuando comentó que había vaticinado su transformación.

En el resto de la explicación que dio la horus sobre su sueño Maila mostraría signos de intranquilidad. Ella nunca haría nada parecido a lo que le hizo a los silentinos en aquel sueño, y sin embargo se sorprendió preguntándose si significaba que lo haría en un futuro. Descartó la idea rápidamente de su cabeza, ella sabía quién era.

-Si fue tan real... tuvo que haber sido duro... Yo nunca haría nada parecido, te lo prometo-. Le dijo con total sinceridad y gesto apenado, mientras pensaba en cómo tuvo que sentirse cuando la vio por primera vez después de haber tenido esa pesadilla. Sabía que la horus no le estaba recriminando nada, pero necesitaba dejarlo claro. -Pero con todo el tema del desierto... pues parece que si fue una especie de visión y que sí que tuvo algo de sentido-. Comentó con aire pensativo.

La arena permanecía tranquila en torno a Maila, girando como un huracán pero en cámara lenta, como si hubiera tomado al pie de la letra la orden de su ama de quedarse quieta. <<Reina del desierto>>  Pensó con una leve sonrisa, la verdad es que sonaba bien aunque solo fuera para fantasear de vez en cuando. Y si bien la palabra "reina" le quedaba muy grande el desierto sí sería a partir de ahora una especie de ayudante, siervo o compañero al fin y al cabo. Cuando la arena se expandió un poco la hawaiana dio un paso hacia atrás para que no molestara a Lethe y siguió hablando.

-¿Crees que todo esto podría tener que ver con tu transformación?- Preguntó con interés. -Yo también tuve una especie de pesadilla rara sobre lo que soy ahora...Me ahogaba en arenas movedizas y toda mi ciudad estaba enterrada, como si hubiera pasado una tormenta de arena gigante... Pero no salió nadie desconocido como te ha pasado a ti, quizás es un don tuyo-. Sugirió mientras asentía algo convencida, para después intentar quitarse de la cabeza ese sueño tan horripilante.

La enderth pudo notar que a la humana no le hacía ni perca de gracia como la estaba retratando según su pesadilla, como era lógico.
—Lo sé, no es que me crea como una merluza que todo lo que ocurrió en un sueño vaya a hacerse real —le aseguró cuando la bruja trató de justificarse—. Además, sé que mis compañeros también tuvieron sueños con ocurrencias… similares, digamos. Aunque ninguno vio a gente que no había visto nunca antes, que yo sepa.

Pareció sumirse en sus pensamientos durante otro instante. La enderth tenía paciencia –era pescadora a fin de cuentas- y no le importó esperar a que Maila ordenase sus pensamientos, por lo que guardó silencio hasta que volvió a hablar. No le extrañó que refiriese haber soñado algo relacionado con la arena también, como había dicho sabía que ella no era la única que había “vaticinado” en lo que se iba a convertir, pero negó con la cabeza ante su pregunta.
—En nada de lo que he leído menciona que pueda preveer cosas ni nada que se le parezca. Mis ojos solo maldicen: pueden impedir que una herida se cure, incluso con magia —le explicó tratando de evitar mirarla fijamente a pesar de que sabía que no lo iba a hacer por accidente, o eso creía—. No te preocupes: tengo que hacerlo de forma consciente y que yo sepa no se mantiene una vez dejó de fijar la vista —le aclaró aun así—. No entiendo nada más en ese sueño que hiciese ninguna referencia a lo que me iba a convertir excepto lo que te dije acerca de que me devolviste un ojo arrancado. Y bueno, que yo parecía ser la líder de mi grupo, ya que al parecer ser una horus viene acompañado de un instinto de protección hacia otros muy fuerte, como si fuese un animal guardando el nido —le explicó en su habitual tono sarcástico.

Por supuesto, lo que seguía callándose, era el hecho de que sus ojos también eran codiciados como ocurría con algunos de los órganos o partes del cuerpo de otros de los recién transformados y habían puesto sobre la mesa durante la reunión. Tal vez el que quisieran matarla también simbolizaba eso, pero no pensaba decirlo. Entre Adam y la chica unicornio parecían tener suficientes preocupaciones en aquel frente y no quería añadir más lastre cuando lo suyo no parecía tan grave.

Maila se quedó más tranquila con el comentario de la enderth sobre que no se creía nada del sueño. Que ella hubiera jugado el papel de villana dentro de la historia de Lethe la perturbaba bastante, y solo podía pensar en que al menos en su pesadilla Fleur no había intentado matarla ni nada parecido. La hawaiana tenía bastante curiosidad por saber por qué había soñado con ella si aún no se habían conocido, pero no creía que fuera capaz de averiguarlo nunca. Suponía que simplemente era... magia, como todo lo demás.

-Esa parte de tu transformación es muy interesante-. Dijo con una sonrisa y mirada curiosa cuando Lethe empezó a hablar de los poderes de sus ojos.- Pero espero que nunca tengas que llegar a utilizarlos con nadie... Al menos no tienes a esta cosa siguiéndote a todas partes.- Bromeó haciendo referencia a la nube de arena que la rodeaba.

Cuando la vio por primera vez no notó nada extraño en la enderth ni que ya la conocía , pero se alegraba de que se lo hubiera contado. Poe otro lado no conocía los sueños de todos, ¿habría algunos con situaciones similares? No lo sabía, pero tampoco es que fuera a ir preguntándole a cada uno por sus pesadillas y traumas.

-Oye, Lethe... ¿Crees que encontraremos a los de Maciel sanos y salvos?- Le preguntó algo preocupada y con gesto fruncido. No lo había dicho durante la conversación en grupo porque ya estaban los ánimos bastante caídos, pero necesitaba hablarlo con alguien. -Yo no vi cómo se iban, había sentido que algo me llamaba y salí al patio. Te puedes imaginar qué fue lo que encontré-. Comentó con cierta sorna.- Pero por lo que me han contado... se fueron con prisa, persiguiendo a uno de los suyos.- Terminó de hablar con gravedad en sus palabras y miró de reojo unos segundos a Fleur. Ella sí los había visto, pero no sabía si ya era un cisne entonces. Si era así, Maila no creía que hubiera prestado atención a los detalles.

—Yo también querría pensar eso —asintió ante el comentario de Maila—. Pero sospecho que no va a ser así —no pudo evitar añadir.
Rocavarancolia les había dejado claro desde el minuto uno que no tenía ningún motivo para pensar que las cosas no iban a complicarse en cualquier momento sin previo aviso. No creía que fuese a necesitar maldecir a nadie con mucha frecuencia, pero era consciente de que tarde o temprano se vería en una situación en la que su nueva habilidad iba a resultar útil. Y por eso no debía descuidar su práctica. Ni la práctica de ninguna otra capacidad a su alcance. <<Céntrate, que estás hablando con una persona, no planificando entrenamientos>>, se recordó mientras asentía sin decir nada al comentario de Maila sobre su dominio. Lo cierto era que no le hubiese gustado nada que un remolino de arena, ni de hojas siquiera, le siguiese como si de un pollito muy molesto se tratase, pero pensó que tal vez no era un comentario apropiado en aquel momento. Había aprendido a callarse algunas cosas. A veces.

De todos modos, la siguiente pregunta de la humana le hubiese impedido comentar nada sobre aquella trivialidad. La miró de golpe cuando mencionó a los desaparecidos y se apresuró en asentir.
—Tenemos que encontrarlos —dijo con más convencimiento del que de verdad sentía. La bruja también le dio un pedazo de información acerca de qué había ocurrido con ellos hacía dos noches que desconocía—. Nosotros… tenemos a alguien que se ha esforzado activamente por interactuar lo menos posible con los demás desde que salió la Luna —dijo pensando en Reina—. Sospecho que no está contenta con lo que le ha tocado. Quizás a ellos les pasó lo mismo. ¿Seguirán buscando a quien huyó? Ha debido de ocultarse bien si ese es el caso…
Se preguntaba de quién se trataría, pero de entre las opciones disponibles… Tenía la corazonada de que muy probablemente Maila se refería a Keskit. No se imaginaba a Reira o a Jara haciendo algo así fuese lo que fuese que les hubiese tocado. Luci tampoco estaba precisamente extático con lo que era, pero se mantenía a su lado y creía que la irrense y la repobladora hubiesen actuado de forma similar.  Y no conocía demasiado a Dren, pero la impulsividad de Keskit sí le era más familiar.

Maila asintió seria ante el comentario de Lethe. Si, conociendo Rocavarancolia era probable que en algún momento tuviera que usar sus ojos para defenderse. El peligro de la ciudad no se iba tras la Luna Roja, si acaso más bien aumentaba. Por eso mismo la hawaiana estaba tan preocupada por los macieleros, no sabían absolutamente nada del grupo, y a esas alturas ya podían estar muertos o algo peor.

La idea de la enderth le pareció lógica, ellos también tenían a gente que ya no interactuaba con ellos y no entendía del todo por qué, cuando en aquellos momentos después de sobrevivir a la criba debían estar más unidos. Quizás se debiera a eso la desaparición del grupo, pero el no saberlo era lo verdaderamente estremecedor.

-Tienes razón, puede que sea ese el motivo.- Dijo con pesar, mientras la arena la envolvía a su alrededor como si se tratara de un manto danzante. Como si intentara abrazar a su ama y aliviar sus preocupaciones acercándose lo máximo posible a ella.-¿Vosotros lo pasasteis muy mal cuando os transformasteis?- Preguntó con interés y el ceño algo fruncido, no iba a ahondar mucho en el tema por si era un asunto delicado, pero hablar de los macieleros le recordaba a su propia experiencia transformándose, y alimentaba su curiosidad por saber sobre los silentinos.

—Bueno, digamos que… —trató de poner en orden en su cabeza el caos que había sido aquella noche—. Supongo que pudo haber sido peor. Pero fue muy… confuso. Quiero decir, de pronto teníamos un… —se detuvo a tiempo, recordando que no debía hablar acerca de Adam—, dos, quiero decir. Dos pupas en medio del salón, que habían encerrado a Kahlo y Kradko y no sabíamos si se encontraban bien. Luci empezó a gritar de dolor, Alyssa y yo intentamos ayudarlo, pero solo lo empeoramos y de pronto… se me cayó el pico. Y todas las plumas, creo—. Ya no estaba segura de cómo habían sucedido las cosas, pero recordaba perfectamente el terrorífico momento en el que su pico simplemente se desprendió como si nada y, cada vez convirtiéndose más y más en un pollo desplumado, se sintió más vulnerable de lo que nunca se había sentido en toda su vida—. Fue una experiencia ehm… “Interesante” —explicó poniendo énfasis en el sarcasmo—. Y comenzó a haber temblores que resultó que los provocaba Alec al caminar... Amira sintió la urgencia de salir sola de repente y regresó con un caballo con alas, y empezaron a ocurrir cosas extrañas como que de pronto no sabíamos cómo habíamos llegado a un lugar o a olvidar qué acababa de pasar, y la pupa de Kradko empezó a emitir un chirrido insoportable… Bueno, creo que me retracto: si hubiese sido peor probablemente no estaríamos vivos —dijo con sorna—. Lo de los sucesos extraños era cosa de Kahlo, por cierto —no creía que esa información supusiese ningún problema. Es más: podría ser útil que lo supiera en caso de que tuviese una experiencia similar estando cerca de la varmana—. Su nuevo cuerpo emite unas toxinas que pueden hacer olvidar cosas y hasta que no lo controle sucede de forma aleatoria a veces.

Guardó silencio de repente. No estaba muy acostumbrada a hablar tan de seguido con alguien a quien conocía poco.
—Bueno y… ¿vosotros? —le devolvió la pregunta, tratando de evitar el silencio incómodo—. Intuyo que la historia incluye una tormenta de arena —añadió con diversión.

Maila se quedaría atónita con la explicación de Lethe sobre cómo lo había pasado su grupo al transformarse. Sobre todo lo más traumático parecía ser lo que le había ocurrido a la propia horus.<<Perder el pico y las plumas así...>>Pensó  algo impactada. Llevándolo a términos humanos era como si se le hubiera caído la mandíbula y toda la piel. Aunque hubiera recuperado esas partes del cuerpo tenía que haber sido horrible en su momento. La arena danzó alrededor de ambas dando el aspecto de que estaban dentro de un anillo, hasta que la hawaiana logró con una orden mental replegar su dominio de nuevo en torno a ella. Puso durante un par de segundos una cara de fastidio, deseando que llegara el momento de controlar a la perfección su poder. Después se dirigió a la enderth.

-Tuvo que ser horrible, Lethe...-Dijo en referencia a la pérdida de su pico y plumas. Tras eso se dispuso a responder la pregunta de la horus sobre cómo habían pasado ellos la Luna Roja. Maila le relataría con todo lujo de detalles todo lo que pudo ver con sus propios ojos aquella noche, y también lo que no vio pero sabía gracias a sus amigos.

Su propia experiencia con la arena o Toni con su don sobre su aliento, la agonía de Pefka o la transformación de Fleur en cisne fueron solo algunas de las cosas que le contó. Había sido un evento bastante traumático y un punto de inflexión para todos. Sus vidas nunca más volverían a ser las mismas de una forma u otra.

Lethe y Maila seguirían conversando de lo sucedido hasta que llegó el momento de buscar a los macieleros. A pesar de que no tuvieron éxito en su búsqueda y de sentirse algo pesimista por ello, Maila no dejaría de buscar a sus compañeros desaparecidos. Y tenía la certeza de que la horus pensaba igual que ella.

La horus asintió con un leve suspiro ante el comentario de Maila: ya lo creía que había sido horrible. Pero prefirió no añadir nada más al respecto. No quería resultar morbosa, ni tampoco le apetecía especialmente ahondar en aquel recuerdo desagradable.
Atendió en su lugar a la historia de la bruja de la arena, que tal y como había supuesto no estaba exenta de traumas diversos y situaciones surrealistas.

Aun así, en aquel momento lo más importante de todo seguía siendo que aquella había sido la última vez que habían sabido algo del otro grupo, al cual no tardarían mucho más en tratar de buscar. El absoluto fracaso no disuadiría a la enderth de seguir intentándolo y de mantener en su cabeza muy presente de forma constante aquella desaparición, a la que no tardarían en sumársele todavía más. No sabía cómo era normalmente el inicio de los que contemplaban la Luna Roja por primera vez, pero el suyo le parecía un castigo sobre el castigo que ya habían sido los meses anteriores.