Coincidencia en el Pub Muerto

Dama Isis no podía rechazar la invitación de una persona influyente de la ciudad, incluso si esa persona era… bastante inquietante. No era la primera vez que iba al Pub Muerto y tampoco la primera que coincidía con Siloco. Tenía una extravagancia fácil de tratar cuando se llevaban un par de copas en el cuerpo, sin embargo, aún con la brújula moral disfuncional de la veela a veces le costaba no buscar la salida más cercana con la mirada cuando estaba con él.

El Pub había sufrido un lavado de cara desde que el nigromante lo había comprado. Estaba bastante menos roñoso y la decoración se podía decir que era más moderna, pero también era más extravagante, al gusto de Siloco, y dama Isis todavía necesitaba algo de tiempo para acostumbrarse.

Aun así se esforzó en hacer una entrada impecable: Llegó al pub con la melena morada ondulada cayéndole por la espalda y decorada con destellos mágicos, un vestido ínfimo de lentejuelas color vino y maquillaje oscuro y sandalias finísimas de tacón. Entró flotando, dejando que las miradas se clavasen en ella y recargaran su magia, y fue directamente a la zona VIP, donde el nigromante la esperaba.

-¡Ah, Isis, querida, qué delicia que hayas podido venir! -la saludó Siloco, invitándola a sentarse.

-No podía rechazar una invitación tan importante. ¿Es posible que me hayas hecho venir por algún proyecto? -tanteó Isis con una sonrisa traviesa.

-¡Es posible! Pero ya hablaremos luego de eso, por ahora pide una copa.

Por suerte para Isis habían incorporado algunos cócteles frivys al menú. Lo que no se esperaba eran las lenguas de bebé de azúcar de la decoración. << O espero que sean de azúcar >> pensó la veela pinchándolas cautelosamente con la pajita de metal.

Gael se encontraba en el pub aquel día, con una serie de papeles esparcidos sobre la mesa. A veces encontraba que era un buen sitio para sentarse a resolver problemas complicados que surgían en su segundo trabajo, y no iba a negar que tenía que ver con la presencia de Siloco y otros nigromantes con los que en ocasiones compartía información.

Estaba pensando en levantarse a coger otra bebida cuando una chica que se dirigía auna de las mesas contiguas captó completamente su atención. No habría esperado encontrarse a dama Isis en un local con aquel tipo de decoración, pero por su lenguaje corporal mientras hablaba con Siloco tampoco parecía que fuese la primera vez. Decidió saludar de paso que iba a la barra antes de que un pensamiento intrusivo le recordase que iba vestido de forma tan sencilla en comparación que lo mismo la modista fingía que no le conocía. En realidad no sabía bien qué clase de persona era la frivy, pero la educación era más importante, de todos modos.

—Buenas, dama Isis. Creo que no habíamos coincidido desde la inauguración de tu boutique. ¿Qué tal va el negocio?
El fuego fatuo se acercó lo justo a la mesa para no resultar intrusivo. De todos modos si la frivy no tenía interés en entablar conversación sencillamente continuaría hacia la barra después de intercambiar saludos.

Dama Isis no solo no fingió no reconocer al fuego fatuo si no que se alegró de verle.

-¡Koval! -saludó. Se puso en pie con la intención de darle dos besos pero se paró a mitad al no recordar si al humano le incomodaban o no ese tipo de saludos. A veces se perdía con todas las normas culturales y particularidades personales. Al final se quedó de pie, a su misma altura, y le dedicó una sonrisa -El negocio va divino de la total. El trabajo que nos encargó tu amiga está casi acabado así que estoy recibiendo otros encargos. Justo he venido para reunirme con el señor Siloco. ¿Tú cómo estás? ¿Has venido solo?

Miró con disimulo tras Koval por si había pasado por alto a alguien, pero no vio más que a Siloco acercándose con la otra ronda que había prometido.

-¡Koval! ¡Mi pequeña llamita que ya no es pequeña! -saludó entusiasmado, y al intentar darle un abrazo a su ex aprendiz con las copas en la mano casi las derrama. Era temprano para que estuviera borracho, aunque conociendo a Siloco quien sabe si había empezado a beber por la tarde. Levitó las copas con magia y las envió a la mesa. -Hace eones que no bebemmos juntos. ¿En qué estás trabajando ahora? ¿Conoces a dama Isis? -señaló a la frivy.

-Sí, ya nos conocemos -respondió esta -Koval es un nigromante muy talentoso.

-Lo es, lo es. ¿Por qué no te sientas cono nosotros? Dama Isis va a hacerme una capa de gala nueva, ¿sabes? Tengo taaantas ideas…

Y vaya si tenía ideas. Dama Isis estaba un poco nerviosa. Tenía experiencia en temas de costura y moda pero en magia todavía pertenecía a la mitad novata de la ciudad y hacer un encargo para un pero pesado de la ciudad no era ningún chiste.

Gael hasta se sorprendió cuando dama Isis se levantó para saludarle con una sonrisa. La suya se ensanchó en respuesta, mientras ella respondía a su pregunta. Se alegraba de verdad de que le fuera bien en su nuevo negocio. Nunca sobraban nuevos negocios en aquella ciudad, pero conseguir que despegasen así de rápido era una hazaña. Se veía que ofrecía algo que venía siendo muy necesario en la ciudad, ya que las tiendas del mercado se limitaban por lo general a revender ropa de mundos vinculados. No había gran cosa adaptada a las transformaciones, desde luego.
—¡Me alegro! —respondió con efusividad—. A mí me va bien también. Hoy vine solo hasta aquí por algunos asuntos de trabajo.

Siloco se les acercó en aquel momento, y al oír su voz Gael se giró con una sonrisa, solo para ver como casi tiraba las copas intentando saludarle. Como las salvó con bastante gracia, al final soltó una carcajada mientras le devolvía el abrazo rápidamente para no chamuscarle la ropa.
—¿Qué tal? Parece que te adaptaste bien a trabajar aquí —le dijo—. Tengo un trabajo entre manos que me está dando algunos dolores de cabeza, pero ya te daré los detalles más tarde. —Imaginaba que dama Isis no apreciaría que hablasen de cadáveres como quien habla del tiempo. La miró un instante, como para darle a entender a Siloco que era por ella, y añadió un poco más de información a la respuesta de la frivy—. Dama Isis y yo nos conocimos hace tiempo, precisamente cuando me hizo un encargo. Confío en que sigue sin necesitar mantenimiento, ¿verdad? —Se había esmerado especialmente con aquel encargo por ser uno de los primeros, pero estaba seguro de que ahora lo habría podido hacer incluso mejor.

El ofrecimiento de sentarse con ellos de Siloco le hizo mirar a uno y otro antes de aceptar.
—Siempre se agradece beber en compañía, ¿pero seguro que no interrumpo vuestra reunión? —preguntó. Al fin y al cabo tenían que hablar de negocios.

-Cuéntame todos los detalles -pidió Siloco -Necesito un estímulo intelectual, últimamente todo lo que hago son inventarios y presupuestos. No es un trabajo difícil pero es tan TAN aburrido -Hizo un mohín. Estaba claro que lo de dirigir un pub estaba siendo bastante menos divertido de lo que había esperado.

-Osiry’s está fresco como una rosa -dijo dama Isis -No sé si lo viste pero le puse su propia pecera en el local y los clientes lo adoran.

No sacaba a su mascota tanto como le gustaría. También es que al no necesitar comida, ni cambios de agua, ni nada, cuando estaba muy atareada incluso se olvidaba de él. Tal vez si volviese a decorarlo como hacía en Frivo y a incluirlo como complemento podrían pasar más tiempo juntos.

Miró a Siloco. No le importaba que Koval se les uniera pero al fin y al cabo él era el anfitrión y el cliente. Por suerte el nigromante parecía preferir que la reunión se mantuviera casual.

-No interrumpes nada. Íbamos a hacer tormenta de ideas para una maravillosa capa de nigromante que me va a hacer dama Isis.

-¡Tengo muchas ganas! El señor Siloco me ha hablado de las prendas mágicas que había en la ciudad en su época dorada. ¡Va a ser un auténtico reto! -dijo dama Isis. Sus ojos tenían ese brillo de ambición y aventura que a veces tienen las personas creativas. Volvió a sentarse en la mesa y sacó un cuaderno y varios rotuladores de colores para empezar a hacer bocetos y anotaciones.

-Oh, Koval, ¿no querrías tú una capa también? No hay nigromante sin una buena capa de nigromante. ¡Hasta podríamos ir a juego! -propuso Siloco.

—Vaya, no te envidio en absoluto —le respondió Gael a Siloco cuando se quejó del trabajo que le daba el Pub—. Te lo contaré cuando hayáis acabado, de todas formas hoy no tengo prisa —añadió. Dama Isis tenía una cita previa con él, así que tenía prioridad.

A continuación ella le confirmó que la langosta –cuyo nombre no recordaba, pero no quiso llamar la atención sobre ese hecho– estaba en buen estado.
—Puede que viera la pecera, sí. Aquel día había tantas cosas nuevas y tanta gente que ya no sé qué vi y qué no vi. En cualquier caso, si tiene algún comportamiento extraño o se deteriora, llámame. Como si estuviese en garantía —añadió riendo. ¿Había garantías en Frivo? Suponía que sí.

Cuando le explicaron los detalles del encargo que tenía Siloco para dama Isis, Gael puso cara de interés. Una capa de nigromante diseñada para él no iba a ser una prenda cualquiera, eso seguro.
—Bueno, si queréis os ayudo con la tormenta de ideas, no tengo mucho que hacer hasta que terminéis la reunión. —La frivy no parecía molesta por su presencia inesperada, y Siloco era quien se lo había pedido. «¿Por qué no? Puede ser divertido» se dijo. La sugerencia de que él mismo también se hiciese una capa le sacó una pequeña carcajada—. Creo que no pegaría mucho con nada de lo que me pongo normalmente. A lo mejor algún día, cuando desarrolle un estilo más rocavarancolés —añadió riendo, pero luego volvió al tema que realmente importaba—. ¿Qué teníais en mente para la que planeáis?

Dama Isis le dio las gracias encantada a Koval por la ‘’garantía’’ de la langosta. Eran ese tipo de cosas que le encantaban, ya que la acercaban aunque fuera un poquito a su mundo natal.

-¡Tonterías! -dijo Siloco haciendo un gesto con la mano -Siempre hay que tener una capa, nunca sabes cuándo tienes que hacer una entrada dramática. -Dama Isis asintió efusivamente. -Y no tengo ninguna idea concreta aún, para eso estamos aquí hoy.

-Muy bien, recordad que no hay malas ideas en las tormentas de ideas. Incluso palabras sueltas que asociéis pueden ayudar al diseño -explicó dama Isis, y le dio un sorbo a su bebida.

Siloco ni siquiera esperó a que le diera paso, empezó a soltar ideas y dama Isis tuvo que soltar la copa y coger el bolígrafo a toda prisa para apuntarlas.

-¡DEBE ser negra! El negro es el color de los nigromantes. Pero a lo mejor podría ponerle reflejos de otro color para que no sea sosa… ¿O un forro interior? No creo que me dejen despellejar a uno de los dragones así que habrá que ponerse creativos con los materiales. Oh, es PRIMORDIAL que tenga calaveras. Muy importante. Apunta las calaveras, muchas calaveras. Y pinchos. Y debe tener bolsillos porque no puedo ir por la vida sin bolsillos, pero no pueden verse ni afectar a la caída porque arruinaría todo el efecto. Oh… ¡Efectos! ¿Crees que podrías ponerle banda sonora? ¿Y humo? ¡Un coro de gritos de dolor que anuncien mi llegada! ¡Sería increíble! ¿Tú que dices, Koval?

Dama Isis aprovechó la pausa para terminar de anotar todo lo que había dicho el nigromante. Aunque había dicho que no había ideas malas, no estaba muy segura de que pudiera cumplir con todas esas peticiones. << Bueno, ya iremos acotando >> pensó esperanzada.

Gael se rió por la efusividad de Siloco respecto a la necesidad de tener una capa, pero no llegó a responder. Probablemente no cambiaría de idea pronto. No obstante, estaba empezando a estar muy interesado en colaborar con la vestimenta de señor del mal que parecía tener en mente.
—No sé en qué película quieres aparecer, pero me la vería sin dudar —respondió a la pregunta de Siloco riendo—. ¿Y si los bolsillos son bolsas sin fondo? Así no abultan ni se caen las cosas —propuso, antes de dirigirse a dama Isis específicamente—. Entonces, ¿también te especializas en hacer ropa imbuida en magia compleja? ¿O lo de la música y todo eso está fuera de cuestión?

No sabía si le estaban poniendo las cosas difíciles o precisamente la frivy disfrutaría de un reto de ese calibre. Tenía sentido que poco a poco subiese el listón, ya que mucha de la ropa de su boutique estaba pensada para adaptarse a las necesidades de los transformados.

-¡Oh, magnífica idea! -exclamó Siloco, que no parecía querer bajar de su ola de creatividad -¡Anota eso, dama Isis! ¡Pero aumenta el número de bolsillos!

Dama Isis anotó lo primero pero no aumentó los bolsillos. Si iban a estar hechizados de esa forma incluso dos serían demasiados en su opinión. Se estaba haciendo patente que Siloco iba a ser un cliente complicado, sin embargo no podía ser peor que uno frivy, incluso con la posible amenaza de muerte de por medio.

-No puedo decir que esté especializada porque hasta ahora solo había hecho cosas sencillas como hechizos térmicos o sistemas de autolimpieza, pero sí que me interesa adentrarme en este campo y siempre me han gustado los retos -le dijo a Koval guiñándole un ojo. Luego se dirigió a Siloco -Es posible que no pueda hacer todo esto, pero le prometo que será lo más extravagante y recargado que pueda.

-¡Confío en ello, querida! Y si no puedo meterlo todo en una sola capa siempre puedo pedirte varias. ¡Una para cada día de la semana!

Dama Isis se echó a reír.

-Será un placer.

Siloco se marchó un momento a por otra ronda para todos, y Koval y dama Isis quedaron a solas.

-Te confieso que hasta hace poco no había pensado tanto en añadir la magia a mis diseños -dijo -Adaptarlos a la fisionomía de cada transformación ya era bastante trabajo, y aparte casi todos mis clientes son ciudadanos jóvenes. El señor Siloco ha sido el primer cliente de la antigua ciudad que me ha contactado, y a partir de ahí me puse a investigar sobre la moda de la ciudad en su época dorada. La mayoría de cosas son… horribles, no te voy a mentir -rió -Pero hay ideas maravillosas.

La frivy respondió a su pregunta, haciendo que el fuego fatuo se quedase embobado un instante cuando le guiñó el ojo.
—Claro, tiene sentido —contestó, todavía reconectando con la realidad.

La ambición de Siloco le hizo reír una vez más. No creía que le fuese a salir barato precisamente hacer a medida siete capas mágicas, pero se podía imaginar perfectamente el resultado.
—Oye, siempre puedes hacer capas reversibles, así tienes dos por el precio de una —le sugirió al nigromante mientras se alejaba hacia la barra.

Tras eso, escuchó con interés la explicación de dama Isis. No sabía tampoco mucho de la moda típica de la Rocavarancolia antigua, solo podía hacerse una idea observando a las pocas viejas glorias que quedaban. Lo que sí sabía es que la magia lo impregnaba todo, y que la imaginación era el límite, y eso le gustaba mucho.
—Tiene todo el sentido usar la magia en la ropa de criaturas hechas de magia para facilitarles la vida. Mírame a mí, por ejemplo. Si no fuera por los hechizos ignífugos tendría que taparme con las manos —bromeó—. Y tiene que haber también casos mucho más complicados. Vas a hacer un servicio muy necesario en la ciudad, si sigues demostrando tanta ambición —la felicitó con una sonrisa.

Para sorpresa de Isis, las palabras de Koval le hicieron sonrojarse. Su negocio estaba teniendo éxito y aunque había tenido que darle un enfoque más pragmático que su idea original, más en la línea de las tiendas frivys, veía aprecio en su clientela. Pero aun así, fuera de aquellos ciudadanos que anhelaban las comodidades de sus mundos, no había encontrado demasiado aprecio entre los rocavarancoleses medios, por así decirlo. No sentía que su negocio fuese percibido como tan necesario o importante por el público general, por lo que era agradable oir ese aprecio por parte de alguien que no era un apasionado de la moda.

-Gracias -dijo, sonriendo con sinceridad -Seguiré investigando y tal vez en el futuro saque algo interesante para tu transformación.

Un hechizo ignífugo no tenía mucho misterio, pero tal vez podía pensar en algo más.

Siloco volvió con las bebidas y siguió con la tormenta de ideas. A la ya de por si larguísima lista añadió hechizos de protección, luces, bordados de runas, los rostros de los muertos reflejándose en el forro interior, que fuera ignífuga, a prueba de agua, que llevase capucha pero que no se viera cuando no la llevaba puesta, hombreras de calavera con altavoces en sus bocas que reprodujesen música de Lady Gaga… Dama Isis no sabía ni quién demonios era Lady Gaga.

Y mientras hablaban las bebidas seguían llegando. La veela no llevaba la cuenta de los cócteles había tomado, eran de esos en los que no se nota el alcohol. La cabeza empezaba a darle vueltas.

-Déjeme que me aclare -dijo, presionándose el puente de la nariz con dos dedos -Quiere una capa a juego para tu montura… pero aún no sabes para cual de tus monturas…

-Verás, las voy cambiando cada semana ¿O era cada mes? -dijo Siloco. Había bebido más que nadie, sin embargo estaba en un estado moderado de embriaguez -¿Crees que podrías hacer una capa que cambiase de tamaño según quien la lleve?

Dama Isis lo miró unos segundos con los ojos entrecerrados en sincera confusión, luego miró a Koval con la misma expresión, como si este fuese a pasarle una chuleta con el hechizo necesario.

-No, señor Siloco, no creo que pueda hacer eso -dijo al fin.

-Oh, lástima…

Gael decidió quedarse a escuchar. Dama Isis parecía de buen humor, incluso le había dicho que podría sacar algo para su transformación, y estaba dispuesto a oír ideas nuevas si a alguien se le ocurrían. Por otro lado, el alcohol no paraba de correr por parte de Siloco, y sus sugerencias lo hacían reír más a medida que se terminaba más bebidas. Aquí y allá el fuego fatuo metió sugerencias y bromas de su propia cosecha. Había dejado de tomarse el asunto totalmente en serio hacía mucho tiempo. Lo que no sabía era cómo iba a lidiar la modista al día siguiente con todas las anotaciones absurdas que estaba tomando.
—Yo creo que sí…. Sí… Tiene que poderse hacer eso —aportó cuando la frivy lo miró tras la última idea de bombero de Siloco—. Pero a lo mejor el hechizo no se regula muy bien y aprieta mucho a quien la lleve puesta. ¿Sabes? Cómo que sería una prenda que te abraza… como una boa. —Gael le dio otro sorbo al vaso que tenía en la mano y se rió bobaliconamente. Conforme no estaba borracho, hacía rato que tenía un puntillo y todo le parecía extremadamente gracioso.