Sede de los Taumaturgos
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Rocavarancolia Rol
21 participantes
- Rocavarancolia Rol
Sede de los Taumaturgos
02/08/11, 06:38 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Refugio para neotransformados. Se trata de un minarete de madera rojiza de cinco plantas decorado con cenefas y arabescos. El interior es amplio principalmente iluminado por antorchas. Se divide en dependencias individuales donde imperan los muebles de madera ignífuga, los colores cálidos y el cuero. También hay áreas comunes como una cocina, dos salas de entrenamiento bien equipadas, un pequeño estudio y un salón decorado con tapices que narran batallas importantes de la historia de la ciudad.
Los pomos de las puertas de los cuartos ocupados se vuelven de color rojo y una placa con el nombre de la o las personas que lo ocupan aparece en medio de la puerta.
Los pomos de las puertas de los cuartos ocupados se vuelven de color rojo y una placa con el nombre de la o las personas que lo ocupan aparece en medio de la puerta.
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Adrune y Neil
Dama Saltamontes (PNJ)
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Dren (PNJ)
Eitne
Karime
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Keskit (PNJ)
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Reira (PNJ)
Rox
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Saren
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Sinceridad
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Xalkoth
- Harek
Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carisma
Re: Sede de los Taumaturgos
17/10/23, 12:07 am
Chromsa estaba tranquilamente en el salón de Serpentaria jugueteando con su dominio cuando Lethe bajó avisando de la noticia que tanto llevaban esperando: habían encontrado a los desaparecidos. En cuanto lo escuchó dio un respingo en el sillón que lo levantó directamente, todavía incrédulo por si había escuchado mal. -¿Los han encontrado?- repitió, más para él mismo para creérselo que para que la enderth se lo confirmara.
Salieron corriendo hacia la Sede con todas sus fuerzas. Después de meses por fin estaban de vuelta. Pero, ¿cómo se encontrarían? ¿Estarían bien, se habrían hecho daño? ¿Estarían todos? Aquellas dudas rondaban la cabeza del preocupado fauno y cada una hacía que aumentara la velocidad aún más a la espera de reencontrarse con sus amigos.
La horus los guio hasta el otro torreón y al pasar al interior se fijó que eran los últimos en llegar. Miró con nerviosismo a todos lados, buscando a Kolja, Reina y al resto de compañeros. Allí estaba Noel, pero el resto de ciudadanos no le sonaban de nada. Y luego reparó en el sofá. Una momentánea sonrisa se le dibujó en el rostro al ver a los macieleros, además de una chica que no conocía. Pero el resto seguían en paradero desconocido. Escuchó al draco explicar lo que estaba sucediendo, intentando contener sin demasiado éxito los nervios. Las hojas también lo delataban, porque aunque intentaba mantenerlas cerca e incluso absorberlas, todavía las que quedaban giraban a su alrededor con velocidad, algunas incluso doblando y desdoblándose solas.
-E-Entendido. Muchas gracias- respondió a Noel asintiendo varias veces. La respuesta que dio a la pregunta de Lethe no era muy esperanzadora y no hizo más que aumentar su ansiedad. Por supuesto buscaba el lado positivo al por qué no habían dado con ellos todavía, pero la preocupación no se iba a ir por ello. Nervioso, se giró hacia el resto de personas de la habitación, levantando una mano a modo de saludo: -Ho-Hola- En otra situación se habría presentado mejor, pero el momento no ayudaba.
Tal como había dado la cara a los desconocidos, volvió a girarse hacia Adam, que miraba a la entrada. Preocupado por lo que había escuchado (aunque no hacía falta más que ver al ruso), se acercó y le puso una mano en el hombro. -Adam... Tal vez estén en otro sitio, seguro que estarán buscándolo- dijo intentando calmarlo a él, aunque cualquiera podría escucharlo y en realidad iba dirigido también al resto de sus compañeros. Era lo que esperaba, lo que estaba rezándole a la Santa Acromía para que ocurriera. -(Están bien, los encontrarán pronto)-
De nuevo, se giro instantáneamente al grupo en cuanto escuchó a la enderth. Se acercó hasta su lado para ver como la chica, seguramente la amiga del resto de presentes, empezaba a moverse. ¿Sabría ella algo más? Esperó con el corazón latiéndole a mil a que despertara y, tal vez, les diera más respuestas.
Salieron corriendo hacia la Sede con todas sus fuerzas. Después de meses por fin estaban de vuelta. Pero, ¿cómo se encontrarían? ¿Estarían bien, se habrían hecho daño? ¿Estarían todos? Aquellas dudas rondaban la cabeza del preocupado fauno y cada una hacía que aumentara la velocidad aún más a la espera de reencontrarse con sus amigos.
La horus los guio hasta el otro torreón y al pasar al interior se fijó que eran los últimos en llegar. Miró con nerviosismo a todos lados, buscando a Kolja, Reina y al resto de compañeros. Allí estaba Noel, pero el resto de ciudadanos no le sonaban de nada. Y luego reparó en el sofá. Una momentánea sonrisa se le dibujó en el rostro al ver a los macieleros, además de una chica que no conocía. Pero el resto seguían en paradero desconocido. Escuchó al draco explicar lo que estaba sucediendo, intentando contener sin demasiado éxito los nervios. Las hojas también lo delataban, porque aunque intentaba mantenerlas cerca e incluso absorberlas, todavía las que quedaban giraban a su alrededor con velocidad, algunas incluso doblando y desdoblándose solas.
-E-Entendido. Muchas gracias- respondió a Noel asintiendo varias veces. La respuesta que dio a la pregunta de Lethe no era muy esperanzadora y no hizo más que aumentar su ansiedad. Por supuesto buscaba el lado positivo al por qué no habían dado con ellos todavía, pero la preocupación no se iba a ir por ello. Nervioso, se giró hacia el resto de personas de la habitación, levantando una mano a modo de saludo: -Ho-Hola- En otra situación se habría presentado mejor, pero el momento no ayudaba.
Tal como había dado la cara a los desconocidos, volvió a girarse hacia Adam, que miraba a la entrada. Preocupado por lo que había escuchado (aunque no hacía falta más que ver al ruso), se acercó y le puso una mano en el hombro. -Adam... Tal vez estén en otro sitio, seguro que estarán buscándolo- dijo intentando calmarlo a él, aunque cualquiera podría escucharlo y en realidad iba dirigido también al resto de sus compañeros. Era lo que esperaba, lo que estaba rezándole a la Santa Acromía para que ocurriera. -(Están bien, los encontrarán pronto)-
De nuevo, se giro instantáneamente al grupo en cuanto escuchó a la enderth. Se acercó hasta su lado para ver como la chica, seguramente la amiga del resto de presentes, empezaba a moverse. ¿Sabría ella algo más? Esperó con el corazón latiéndole a mil a que despertara y, tal vez, les diera más respuestas.
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.
Re: Sede de los Taumaturgos
20/10/23, 11:59 am
El aviso de Lethe era como los primeros rayos de sol tras una tormenta, lleno de esperanza en un clima aún revuelto. Amira quería ser positiva, creer que habrían aparecido todos sanos y salvos, como si en Rocavaracolia pudiera haber finales felices. Ni siquiera quiso plantearse que no hubieran aparecido todos. Se limitó a correr hacia la Sede con sus compañeros, dejando que la Horus abriese la puerta con una contraseña conocida.
Se dirigieron hacia donde habían dejado a los desaparecidos, aunque un tío altísimo con alas y plumas les cortó el paso para pedirles que les dejaran espacio al estar dormidos. La valkyria echó un vistazo a los durmientes, buscando entre ellos caras conocidas que estaban ahí…y otras que no. Ni Kolja ni Reina estaban. Le alegraba ver allí a los otros desaparecidos de su cosecha, pero la falta de sus compañeros de torreón era notable. «Joder»
El nerviosismo de Adam, los intentos de consolarle de Chromsa. Entendía las intenciones de dar esperanza de este último, pero consideraba que estaba siendo demasiado positivo hasta para ella. Si no habían aparecido ya era posible que no lo hicieran, y es que en aquella ciudad no parecían existir los finales felices. Si algo salía bien, tenían que perder algo, como con Setenta y siete; le habían matado pero habían perdido a Qirra y habían salido heridos.
El aviso de Lethe hizo que se girase de vuelta a la chica que se estaba despertando, encontrándose por el camino con otras personas a las que no había procesado hasta el momento, nerviosa por reencontrarse por unos compañeros que no estaban ahí. Saludó levemente con un gesto de la mano. Sin querer agobiar a la chica se quedó algo atrás, dejando espacio, pero esperando que les pudiera dar respuestas.
Se dirigieron hacia donde habían dejado a los desaparecidos, aunque un tío altísimo con alas y plumas les cortó el paso para pedirles que les dejaran espacio al estar dormidos. La valkyria echó un vistazo a los durmientes, buscando entre ellos caras conocidas que estaban ahí…y otras que no. Ni Kolja ni Reina estaban. Le alegraba ver allí a los otros desaparecidos de su cosecha, pero la falta de sus compañeros de torreón era notable. «Joder»
El nerviosismo de Adam, los intentos de consolarle de Chromsa. Entendía las intenciones de dar esperanza de este último, pero consideraba que estaba siendo demasiado positivo hasta para ella. Si no habían aparecido ya era posible que no lo hicieran, y es que en aquella ciudad no parecían existir los finales felices. Si algo salía bien, tenían que perder algo, como con Setenta y siete; le habían matado pero habían perdido a Qirra y habían salido heridos.
El aviso de Lethe hizo que se girase de vuelta a la chica que se estaba despertando, encontrándose por el camino con otras personas a las que no había procesado hasta el momento, nerviosa por reencontrarse por unos compañeros que no estaban ahí. Saludó levemente con un gesto de la mano. Sin querer agobiar a la chica se quedó algo atrás, dejando espacio, pero esperando que les pudiera dar respuestas.
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Re: Sede de los Taumaturgos
22/10/23, 12:10 am
Fleur entró a tropel tal y como lo hicieron sus amigos tras pronunciar la contraseña. La ciudad volvía a hacer de las suyas, prometiendo la esperanza que más tarde caería en saco roto de que habían encontrado a algunos de los desaparecidos.
El destino no quiso que las personas halladas fueran las que más deseaba ver. Se alegró por Jara y los demás ya que convivió con ellos durante varias semanas y la culpabilidad por descifrar qué les ocurrió anidaba en sus sueños de manera recurrente. Pero no se trataba del ángel o Kiki. En su lugar una joven yacía en el suelo, junto con sus ilusiones rotas.
Los ojos celestes de la siwani se deslizaron por todos los presentes acompañados de una expresión compungida en el rostro. La última a la que miró fue a Amira, antes de aclararse la garganta y acercarse al ruso con voz apesadumbrada.
—Tranquilo... —le susurró, apoyando una de sus manos con dulzura en los brazos del pegaso. Intercambió una mirada cargada de dolor con Chromsa, para luego seguir su misma estela sin ser capaz de sonar tan positiva—. Noel no ha mencionado personas que hayan perdido la vida... eso debe de significar algo —añadió con palabras vacías, ni siquiera ella se creía algo de tal calibre.
La voz de Lethe captó su atención y Fleur se giró con fugacidad hacia donde la enderth hablaba. Parecía que la chica convaleciente se movía, a su lado se encontraban dos adolescentes muy coloridos. Solo pudo esbozarles una sonrisa triste. Ojalá estuviera en su lugar.
El destino no quiso que las personas halladas fueran las que más deseaba ver. Se alegró por Jara y los demás ya que convivió con ellos durante varias semanas y la culpabilidad por descifrar qué les ocurrió anidaba en sus sueños de manera recurrente. Pero no se trataba del ángel o Kiki. En su lugar una joven yacía en el suelo, junto con sus ilusiones rotas.
Los ojos celestes de la siwani se deslizaron por todos los presentes acompañados de una expresión compungida en el rostro. La última a la que miró fue a Amira, antes de aclararse la garganta y acercarse al ruso con voz apesadumbrada.
—Tranquilo... —le susurró, apoyando una de sus manos con dulzura en los brazos del pegaso. Intercambió una mirada cargada de dolor con Chromsa, para luego seguir su misma estela sin ser capaz de sonar tan positiva—. Noel no ha mencionado personas que hayan perdido la vida... eso debe de significar algo —añadió con palabras vacías, ni siquiera ella se creía algo de tal calibre.
La voz de Lethe captó su atención y Fleur se giró con fugacidad hacia donde la enderth hablaba. Parecía que la chica convaleciente se movía, a su lado se encontraban dos adolescentes muy coloridos. Solo pudo esbozarles una sonrisa triste. Ojalá estuviera en su lugar.
- Lops
Ficha de cosechado
Nombre: Kradko
Especie: Clinger de la sociedad nómada
Habilidades: Agilidad, oído musical, habilidad manual
Re: Sede de los Taumaturgos
22/10/23, 05:32 pm
Ella estaba… Bueno, ni ella misma lo sabía. ¿Ansiosa? Es posible. ¿En pánico? Diría que no. ¿Con una ligera sensación de irrealidad, como si la situación no fuera real o no le concerniera, como si su cerebro intentara protegerle de un impacto emocional demasiado fuerte? Sí, eso lo describiría bastante bien.
Pero aún con esas, la realidad era la que era. Ahí en la sede estaban varios de los desaparecidos. Ninguno de ellos se encontraba entre sus compañeros de torreón, pero más se encontraban supuestamente por llegar. Kradko se aferraba a eso y al hecho de que los rescatados se encontraban, a todas luces, perfectamente vivos y sanos. No tenía ni idea de lo que aquello podría significar. Las razones para un secuestro de tal naturaleza eran, sin duda, inimaginables para ella.
Lo que finalmente le dio el golpe emocional de forma visible fue percatarse de la reacción de los compañeros que la acompañaban. «No. No se merecen esto. Hemos pasado por todo y llegado allí juntos. No se lo merecen…».
Ahora sí, claramente nerviosa, se aferró a los suyos, sabiendo que necesitaban todo el apoyo tanto como ella misma lo necesitaba. Otros habían llegado y estaban bien, lo que era algo indudablemente bueno. Llegarían más. «Tan solo hay que esperar un poco».
Pero aún con esas, la realidad era la que era. Ahí en la sede estaban varios de los desaparecidos. Ninguno de ellos se encontraba entre sus compañeros de torreón, pero más se encontraban supuestamente por llegar. Kradko se aferraba a eso y al hecho de que los rescatados se encontraban, a todas luces, perfectamente vivos y sanos. No tenía ni idea de lo que aquello podría significar. Las razones para un secuestro de tal naturaleza eran, sin duda, inimaginables para ella.
Lo que finalmente le dio el golpe emocional de forma visible fue percatarse de la reacción de los compañeros que la acompañaban. «No. No se merecen esto. Hemos pasado por todo y llegado allí juntos. No se lo merecen…».
Ahora sí, claramente nerviosa, se aferró a los suyos, sabiendo que necesitaban todo el apoyo tanto como ella misma lo necesitaba. Otros habían llegado y estaban bien, lo que era algo indudablemente bueno. Llegarían más. «Tan solo hay que esperar un poco».
- Seth
Ficha de cosechado
Nombre: Connor
Especie: Humano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad, rapidez mental
Re: Sede de los Taumaturgos
24/10/23, 04:04 pm
Los nervios invadían a Maila como si se tratara de un parásito oscuro y tenebroso, como solo podía serlo en Rocavarancolia. Habían recibido la noticia de que habían encontrado a los desaparecidos, y junto a la inminente alegría le seguía un temor profundo y arraigado. ¿Estarían bien o con heridas? ¿Estarían todos? Esperaba que fuera así, porque la alternativa no era agradable.
La hawaiana seguiría al resto con velocidad y buen paso, sin dejar de pensar en lo mucho que esperaba aquel ansiado reencuentro y en lo mucho que le aterraba también. Conforme el grupo iría avanzando la arena desperdigada entre cascotes y ruinas se iba alzando en los laterales de las calles, como si la gravedad dejara de existir al paso de su dueña y creara un camino para ellos. En una burda representación irónicamente, de la gravedad de lo que estaba ocurriendo.
Finalmente llegaron a la Sede y entraron dentro, después de que Lethe pronunciara las palabras que servían como contraseña del enorme edificio. Maila, nerviosa y preocupada como estaba, ni siquiera saludó a nadie del interior hasta observar a todos los desaparecidos. Y no estaban todos. Se alegró por ver a los compañeros con los que había convivido unas semanas, pero el hecho de notar la ausencia de Nery´s o Kiki era demasiado grande como para sentirse aliviada siquiera... Dentro se encontraban dos personas las cuáles no conocía, pero su atención se vio dirigida totalmente a la figura enorme y alada que ya le era familiar y que les pedía tranquilidad: Noel. Su negativa sobre que no había encontrado a los que faltaban fue como una caída en picado desde las alturas, y ella no tenía alas...
-¿Cómo que no los han encontrado...?- Preguntó a nadie en especial con la vista perdida, una vez el draco se fue de la sede, y sintiéndose cada vez más agobiada. Porque una verdad poderosa e inmutable iba naciendo poco a poco en su cabeza: tienen que estar... muertos. Y aunque veía a algunos de sus compañeros como Chromsa o Fleur intentando pensar en positivo, estaba claro que nadie y ni siquiera ellos mismos se creían un final feliz para los faltantes... O eso interpretaba su visión oscura y pesimista. Pronto, Lethe la sacó de su trance avisando de que una de ellas se estaba despertando. Maila no la conocía, pero igualmente prestó atención con los ojos abiertos mientras esperaba que abriera los suyos. Solo entonces aprovechó para mirar a los dos adolescentes desconocidos durante unos segundos y saludarlos de forma escueta y nerviosa con un asentimiento de cabeza.
La hawaiana seguiría al resto con velocidad y buen paso, sin dejar de pensar en lo mucho que esperaba aquel ansiado reencuentro y en lo mucho que le aterraba también. Conforme el grupo iría avanzando la arena desperdigada entre cascotes y ruinas se iba alzando en los laterales de las calles, como si la gravedad dejara de existir al paso de su dueña y creara un camino para ellos. En una burda representación irónicamente, de la gravedad de lo que estaba ocurriendo.
Finalmente llegaron a la Sede y entraron dentro, después de que Lethe pronunciara las palabras que servían como contraseña del enorme edificio. Maila, nerviosa y preocupada como estaba, ni siquiera saludó a nadie del interior hasta observar a todos los desaparecidos. Y no estaban todos. Se alegró por ver a los compañeros con los que había convivido unas semanas, pero el hecho de notar la ausencia de Nery´s o Kiki era demasiado grande como para sentirse aliviada siquiera... Dentro se encontraban dos personas las cuáles no conocía, pero su atención se vio dirigida totalmente a la figura enorme y alada que ya le era familiar y que les pedía tranquilidad: Noel. Su negativa sobre que no había encontrado a los que faltaban fue como una caída en picado desde las alturas, y ella no tenía alas...
-¿Cómo que no los han encontrado...?- Preguntó a nadie en especial con la vista perdida, una vez el draco se fue de la sede, y sintiéndose cada vez más agobiada. Porque una verdad poderosa e inmutable iba naciendo poco a poco en su cabeza: tienen que estar... muertos. Y aunque veía a algunos de sus compañeros como Chromsa o Fleur intentando pensar en positivo, estaba claro que nadie y ni siquiera ellos mismos se creían un final feliz para los faltantes... O eso interpretaba su visión oscura y pesimista. Pronto, Lethe la sacó de su trance avisando de que una de ellas se estaba despertando. Maila no la conocía, pero igualmente prestó atención con los ojos abiertos mientras esperaba que abriera los suyos. Solo entonces aprovechó para mirar a los dos adolescentes desconocidos durante unos segundos y saludarlos de forma escueta y nerviosa con un asentimiento de cabeza.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Sede de los Taumaturgos
24/10/23, 09:27 pm
Mónica comenzó a emitir los sonidos típicos de alguien despertándose de forma inquieta, seguidos de parpadeos lentos y pesados, intentando aclarar una visión que solo le permitía distinguir una serie de figuras muy borrosas que no estaba reconociendo. Le llevó largos segundos abrir del todo los ojos y aún más en procesar dónde se encontraba y con quién.
—¿¿Qué va a hacer conmigo?? —se levantó de golpe exclamando algo aparentemente incoherente, mareándose considerablemente en el proceso.
La bruja de los espejos se tambaleó y emitió un quejido, teniendo que apoyarse medio agachada sobre el mueble más cercano mientras esperaba a que se le desnublase la vista y desapareciese aquella molesta sensación de despersonalización y el tapón en sus oídos.
Cuando logró incorporarse, aun tardó unos segundos en reconocer finalmente que estaba en la Sede y que, aunque había varios chicos desconocidos, allí estaban un puñado de sus amigos.
—¡¡Chicos!! Oh, dios mío... ¿Qué ha pasado? —se llevó las manos a la cabeza y se sentó en un sillón, respirando con pesadez y teniendo que bajar la mirada: estaba recibiendo demasiada sobrecarga de información de golpe. En sus ojos se reflejaba claramente el suelo de la estancia.
>>Yo... estaba... iban a... ¡Ese desgraciado! Ese tal... ¿¿Yuca?? No sé qué pretendía hacer conmigo. Dijo algo sobre utilizarme como... ¿¿Catalizador para una diosa?? —comenzó a intentar explicarse. Dedicó una mirada entonces a los demás durmientes—. Ellos... oh, dios mío. Los iba a sacrificar. ¡Igual que al resto! —se incorporó de pronto e igual de súbitamente volvió a caer sobre el sillón—. Oh dios mío... —no podía dejar de repetir según los recuerdos se agolpaban en su mente y sus ojos comenzaban a empañarse en lágrimas—. Antes de intentarlo conmigo lo intentó con aquella chica asiática... Y a lo demás... Los demás...
Mónica comenzaría a hiperventilar y necesitaría que le ayudasen para poder continuar hablando. Una vez le hubiesen dado un poco de agua y se calmase podría responder a las preguntas que le hicieran: la bruja de los espejos, aparentemente, había visto morir ante sus ojos a Reina, Kolja, Kiki, Nery's, Sarah y...
>>Arcan también está muerto —añadió con la voz ahogada y llevándose las manos a la boca, sin atreverse a mirar a nadie. Lágrimas silenciosas caían por su rostro y siguió hablando a duras penas entre sollozos—. Todo por... los delirios de un desequilibrado mental. Y aquel ser esquelético ayudándole por diversión. Fueron... fueron sacrificados. Iba a hacer lo mismo con nosotros.
Siguió llorando en silencio, incapaz de articular más palabras por el momento.
—¿¿Qué va a hacer conmigo?? —se levantó de golpe exclamando algo aparentemente incoherente, mareándose considerablemente en el proceso.
La bruja de los espejos se tambaleó y emitió un quejido, teniendo que apoyarse medio agachada sobre el mueble más cercano mientras esperaba a que se le desnublase la vista y desapareciese aquella molesta sensación de despersonalización y el tapón en sus oídos.
Cuando logró incorporarse, aun tardó unos segundos en reconocer finalmente que estaba en la Sede y que, aunque había varios chicos desconocidos, allí estaban un puñado de sus amigos.
—¡¡Chicos!! Oh, dios mío... ¿Qué ha pasado? —se llevó las manos a la cabeza y se sentó en un sillón, respirando con pesadez y teniendo que bajar la mirada: estaba recibiendo demasiada sobrecarga de información de golpe. En sus ojos se reflejaba claramente el suelo de la estancia.
>>Yo... estaba... iban a... ¡Ese desgraciado! Ese tal... ¿¿Yuca?? No sé qué pretendía hacer conmigo. Dijo algo sobre utilizarme como... ¿¿Catalizador para una diosa?? —comenzó a intentar explicarse. Dedicó una mirada entonces a los demás durmientes—. Ellos... oh, dios mío. Los iba a sacrificar. ¡Igual que al resto! —se incorporó de pronto e igual de súbitamente volvió a caer sobre el sillón—. Oh dios mío... —no podía dejar de repetir según los recuerdos se agolpaban en su mente y sus ojos comenzaban a empañarse en lágrimas—. Antes de intentarlo conmigo lo intentó con aquella chica asiática... Y a lo demás... Los demás...
Mónica comenzaría a hiperventilar y necesitaría que le ayudasen para poder continuar hablando. Una vez le hubiesen dado un poco de agua y se calmase podría responder a las preguntas que le hicieran: la bruja de los espejos, aparentemente, había visto morir ante sus ojos a Reina, Kolja, Kiki, Nery's, Sarah y...
>>Arcan también está muerto —añadió con la voz ahogada y llevándose las manos a la boca, sin atreverse a mirar a nadie. Lágrimas silenciosas caían por su rostro y siguió hablando a duras penas entre sollozos—. Todo por... los delirios de un desequilibrado mental. Y aquel ser esquelético ayudándole por diversión. Fueron... fueron sacrificados. Iba a hacer lo mismo con nosotros.
Siguió llorando en silencio, incapaz de articular más palabras por el momento.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Sede de los Taumaturgos
24/10/23, 10:54 pm
Nime no alcanzó a ver quiénes habían traído a Mónica. Cuando salió de su cuarto al escuchar los avisos, lo hizo todavía con la marca de su puño en la cara, ganada a pulso por la postura en la que había estado leyendo un cuento de la biblioteca. No estaba preparada mentalmente para el revuelo que se había montado en un momento, del que habría preferido estar sobre aviso para que no la cogiese en ropa de dormir.
Al bajar vio que habían dejado allí a un puñado de desconocidos, pero no fueron ellos quienes captaron su atención. Su mirada se clavó en Mónica en cuanto la reconoció. Sana y salva, en apariencia, aunque dormida. Una enorme sonrisa cruzó su cara y buscó a sus compañeros para compartir la excitación con ellos. Nime no la conocía de mucho, pero la conocía, y su ausencia y la de Arcan habían dejado un hueco en su grupo que solo era una fuente de tristeza.
Se aproximó a Eitne y a Limón, y estando a su lado presenció la llegada atropellada un grupo grande de gente, entre los que vio alguna que otra cara conocida. Imaginaba que eran los de la última criba, por la presencia de Amira y Maila, y amigos de los otros dormidos. Solo por eso no era el momento de presentaciones ni de saludos efusivos. Estaba más intrigada por los movimientos de Mónica, que como había indicado una criatura aviana, parecía estar despertando.
El movimiento repentino de la chica le produjo un pequeño sobresalto. Su voz le transmitió sin pretenderlo la angustia de todo lo que había vivido, aunque Nime todavía no supiera en qué consistía. La explicación no tardó en llegar, encogiendo más el corazón de la niña. Mónica listó nombres, nombres que no le sonaban de nada pero cada uno era como un clavo en su consciencia. Eran otros desaparecidos, gente como ellos. Gente inocente. Nime no supo en qué momento había agarrado la muñeca de Eitne, pero cuando salió el nombre de Arcan, sus dedos ya estaban ahí, apretando aún más fuerte, buscando aferrarse a algo conocido para combatir el vértigo. Aquella historia de horrores y sacrificios sin sentido era lo peor a lo que se había enfrentado desde que habían terminado la criba.
De pronto ya no se sentía tan poderosa, o intocable, o especial. Ni siquiera entendía cómo había podido olvidar lo que era el miedo durante tanto tiempo.
Al bajar vio que habían dejado allí a un puñado de desconocidos, pero no fueron ellos quienes captaron su atención. Su mirada se clavó en Mónica en cuanto la reconoció. Sana y salva, en apariencia, aunque dormida. Una enorme sonrisa cruzó su cara y buscó a sus compañeros para compartir la excitación con ellos. Nime no la conocía de mucho, pero la conocía, y su ausencia y la de Arcan habían dejado un hueco en su grupo que solo era una fuente de tristeza.
Se aproximó a Eitne y a Limón, y estando a su lado presenció la llegada atropellada un grupo grande de gente, entre los que vio alguna que otra cara conocida. Imaginaba que eran los de la última criba, por la presencia de Amira y Maila, y amigos de los otros dormidos. Solo por eso no era el momento de presentaciones ni de saludos efusivos. Estaba más intrigada por los movimientos de Mónica, que como había indicado una criatura aviana, parecía estar despertando.
El movimiento repentino de la chica le produjo un pequeño sobresalto. Su voz le transmitió sin pretenderlo la angustia de todo lo que había vivido, aunque Nime todavía no supiera en qué consistía. La explicación no tardó en llegar, encogiendo más el corazón de la niña. Mónica listó nombres, nombres que no le sonaban de nada pero cada uno era como un clavo en su consciencia. Eran otros desaparecidos, gente como ellos. Gente inocente. Nime no supo en qué momento había agarrado la muñeca de Eitne, pero cuando salió el nombre de Arcan, sus dedos ya estaban ahí, apretando aún más fuerte, buscando aferrarse a algo conocido para combatir el vértigo. Aquella historia de horrores y sacrificios sin sentido era lo peor a lo que se había enfrentado desde que habían terminado la criba.
De pronto ya no se sentía tan poderosa, o intocable, o especial. Ni siquiera entendía cómo había podido olvidar lo que era el miedo durante tanto tiempo.
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidadPersonajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Sede de los Taumaturgos
24/10/23, 11:20 pm
El chico seguía en su bucle de malos pensamientos al ver marchar al ciudadano alado e intentando no pensar en sus amigos pero todo fue en vano, ahogándose en su propia aflicción de querer saber. Quería tener aunque sea un poco más de información. El corazón le daba tumbos bajo su pecho, Adam estaba atacado y le dolía la mandíbula de tanto apretarla. ¿Acaso se habían perdido? ¿Estarían cerca de algún sitio? ¿Los han secuestrado?
¿Y si...? ¿Y si...?
Lo peor fue frenado por una mano cálida y familiar en su hombro. Chromsa. Apenas puso su mirada en la del ochrorio, sus ojos verdes se humedecieron y arrugó la frente, aguantando como pudo la enorme congoja que le estaba atrapando. Las palabras del fauno eran sabias, el ochrorio no hacía más que ponerse en lo mejor como siempre hacía, en las malas y en las peores era una luz, su luz.
—Chromsa, yo… —no le salían las palabras, le temblaba la voz pero logró calmar un poco su ansiedad que fue apagándose aun más con la intervención de Fleur, sintiendo el tacto de su agradable mano. Asintió a las palabras de ambos, cerrando los ojos y asintiendo—. Gracias chicos… Quizás estén bien —soltó en un suspiro por el que casi se le escapa el alma.
Al menos parecía que la chica estaba despertando, ella podría tener las respuestas que todos estaban esperando. La chica abrió los ojos y esa pequeña alegría de verla al fin consciente fue la única vez en la que Adam sonreiría ese día, una sonrisa muy leve pero empática por Mónica.
Ahí fue el comienzo del desastre con aquella horrible reacción que asustó mucho al pegaso. ¿Qué diablos fue lo último que pudo ver? Adam estaba blanco como una pared, tragando saliva y esperando a que se recuperase del susto inicial. La mujer estaba confundida, no pudo culparla después de ver a tantos desconocidos y, quizás, de haber pasado a saber qué experiencia macabra por la ciudad.
Cuando mencionó un sacrificio, los ojos de Adam estaban a punto de salirse de los mucho que los abrió. Congelado en el sitio siguió escuchando, apretando sus puños con mucha fuerza y tenso como nunca. Su boca semiabierta y su agitación fueron un presagio de lo que iba a venir.
Los habían sacrificado, los habían matado. Estaban muertos.
Conforme fue describiendo uno a uno a todos sus amigos desaparecidos Adam estaba escuchando un pitido en sus oídos. Se sentía aturdido, asustado, confundido, escapaba de la realidad y al cabo de un rato un ruido blanco lo invadía. Kolja, su colega más cercano en la ciudad, había muerto. Reina, la primera persona que lo habló en la ciudad aunque fuese por una pregunta de seguridad, había muerto. Sarah y Neariel, los del otro refugio, muertos. De Arcan siquiera pudo enterarse bien y cuando ya escuchó esos sollozos ahogados, como si estuviesen bajo el agua, Adam volvió a la realidad y se tapó la boca con su mano seguido de un grito ahogado. Sus lágrimas se liberaron en gran cantidad, encogido en sí mismo. El pecho le dolía mucho, le habían arrancado de su corazón a sus seres queridos sin piedad, sin trampa ni cartón. La ciudad, esa maldita ciudad los ha matado.
—No... puede ser… —negó tembloroso, su voz le escapaba temblorosa y vulnerable, aguda por el shock. Las lágrimas le cegaban la vista, no quería aceptarlo.
En su cabeza pasaban esos recuerdos que ahora le hacían daño. Un chico de pelo largo, valiente y fuerte, enseñando a otro, tímido y asustado por las armas. Le dio ánimo, esperanza, fortaleza, júbilo, algunas irritaciones. Fueron alumno y maestro, amigos, compañeros…
¿Por qué se tuvo que ir así, sin una disculpa de parte de Adam?
¿Y si...? ¿Y si...?
Lo peor fue frenado por una mano cálida y familiar en su hombro. Chromsa. Apenas puso su mirada en la del ochrorio, sus ojos verdes se humedecieron y arrugó la frente, aguantando como pudo la enorme congoja que le estaba atrapando. Las palabras del fauno eran sabias, el ochrorio no hacía más que ponerse en lo mejor como siempre hacía, en las malas y en las peores era una luz, su luz.
—Chromsa, yo… —no le salían las palabras, le temblaba la voz pero logró calmar un poco su ansiedad que fue apagándose aun más con la intervención de Fleur, sintiendo el tacto de su agradable mano. Asintió a las palabras de ambos, cerrando los ojos y asintiendo—. Gracias chicos… Quizás estén bien —soltó en un suspiro por el que casi se le escapa el alma.
Al menos parecía que la chica estaba despertando, ella podría tener las respuestas que todos estaban esperando. La chica abrió los ojos y esa pequeña alegría de verla al fin consciente fue la única vez en la que Adam sonreiría ese día, una sonrisa muy leve pero empática por Mónica.
Ahí fue el comienzo del desastre con aquella horrible reacción que asustó mucho al pegaso. ¿Qué diablos fue lo último que pudo ver? Adam estaba blanco como una pared, tragando saliva y esperando a que se recuperase del susto inicial. La mujer estaba confundida, no pudo culparla después de ver a tantos desconocidos y, quizás, de haber pasado a saber qué experiencia macabra por la ciudad.
Cuando mencionó un sacrificio, los ojos de Adam estaban a punto de salirse de los mucho que los abrió. Congelado en el sitio siguió escuchando, apretando sus puños con mucha fuerza y tenso como nunca. Su boca semiabierta y su agitación fueron un presagio de lo que iba a venir.
Los habían sacrificado, los habían matado. Estaban muertos.
Conforme fue describiendo uno a uno a todos sus amigos desaparecidos Adam estaba escuchando un pitido en sus oídos. Se sentía aturdido, asustado, confundido, escapaba de la realidad y al cabo de un rato un ruido blanco lo invadía. Kolja, su colega más cercano en la ciudad, había muerto. Reina, la primera persona que lo habló en la ciudad aunque fuese por una pregunta de seguridad, había muerto. Sarah y Neariel, los del otro refugio, muertos. De Arcan siquiera pudo enterarse bien y cuando ya escuchó esos sollozos ahogados, como si estuviesen bajo el agua, Adam volvió a la realidad y se tapó la boca con su mano seguido de un grito ahogado. Sus lágrimas se liberaron en gran cantidad, encogido en sí mismo. El pecho le dolía mucho, le habían arrancado de su corazón a sus seres queridos sin piedad, sin trampa ni cartón. La ciudad, esa maldita ciudad los ha matado.
—No... puede ser… —negó tembloroso, su voz le escapaba temblorosa y vulnerable, aguda por el shock. Las lágrimas le cegaban la vista, no quería aceptarlo.
En su cabeza pasaban esos recuerdos que ahora le hacían daño. Un chico de pelo largo, valiente y fuerte, enseñando a otro, tímido y asustado por las armas. Le dio ánimo, esperanza, fortaleza, júbilo, algunas irritaciones. Fueron alumno y maestro, amigos, compañeros…
¿Por qué se tuvo que ir así, sin una disculpa de parte de Adam?
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Sede de los Taumaturgos
25/10/23, 02:37 am
Kahlo estaba sin estar. Marchó unos pasos más atrás, lo suficientemente lejos para no estar en el grueso del grupo y lo suficientemente cerca para no parecer ajena. Distante por muchas cosas y por muy pocas, perdida en pensamientos que apenas contenían palabra. Había seguido a sus compañeros igual que había asistido al funeral de su abuelo materno cuando apenas tenía 5 años, arrastrada por un vínculo que se cuestionaba, más con los vivos que con el fallecido.
Sin embargo esta vez era un tanto diferente. Su abuelo había sido un hombre frío, tan frío que su madre parecía cálida en comparación, y ella demasiado pequeña y ajena para comprender o empatizar. Había compartido más con aquellos que habían desaparecido, y en especial con aquellos a los que más afectaba. Les había conocido. Y aún con eso Kahlo deseaba que, simplemente, el tiempo pasara rápido.
“Los han encontrado”, decían, y ella se preguntaba “¿cómo?”. Podías encontrar una prenda perdida en el armario, un viejo diario, un juguete de tu infancia. Podías encontrar el cuerpo inerte de un niño en el mar, los restos de un ser querido, algo que enterrar.
Odiaba las esperas, odiaba sentirse tan cínica y extraña, incapaz de sintonizar con Adam, con Chromsa, con Lethe, Kradko, Amira, Fleur, Maila, con todos, como si estuviera rota. ¿Lo estaba? Había pasado tanto tiempo que lo lógico, no, lo piadoso era que estuvieran muertos. Mejor eso que muchos otros destinos. En su cabeza ya había puesto velas por ellos, llenado de flores sus heridas. Estaba preocupada, por supuesto que estaba preocupada, pero Kahlo era realista y estaba mentalizada a recibir el golpe… Pero los habían encontrado.
Puede que no hubiera tenido el “placer” de experimentar lo suficiente con la muerte de un ser querido como para juzgar con severidad esa posibilidad. Si acaso Qirra, y sus métodos de defensa ahora recordaban a la pobre reptil como una suerte de animal de compañía más que como a una más. Puede que por eso se sintiera tan disonante con la esperanza.
Por el contrario, Rox había visto a la muerte tantas veces que bien podría transformarse en ella. Era un desgarrón blanco, un zarpazo que rompía el aire, era el dolor que dejaba y el que se llevaba, las quemaduras de detrás de sus ojos, sus despertares nocturnos y los golpes insensibilizados. Era Drake con el cuello roto. Era Mike destrozado por la caída y desenterrado por los cuervos. Era el cuerpo calcinado de Ain. Eran Ina y Eorlir inmóviles en el suelo, devorados por una pesadilla. Era Hyun en sus extrañas circunstancias, era Hiss desaparecida, era Drusar sacrificándose, era Eitne desangrándose sin pierna, era él mismo tendido en una cama. La muerte tenía muchas caras y él estaba cansado de conocerlas.
Bajó en silencio sepulcral con los que eran su familia, haciendo flaco favor a hablar o sonreír. A los neotransformados apenas les dedicó un vistazo, ya que sus ojos estaban pegados al suelo, a Mónica, a Noel, a todo aquel que le diera respuestas y a aquello que por el contrario no le hiciera pensar en estas. Se cruzó de brazos y esperó.
Entonces la bruja de los espejos se despertó.
Kahlo tenía ambas manos escondidas dentro de las mangas de su jersey. No hacía frío pero estaba helada. Dejó que el espacio creciera entre ella y la desconocida, a unos 5 pies de distancia, allí donde sus vistas eran las espaldas de sus compañeros y su único apoyo la pared. Que solo estuvieran la bruja y otros afectados, ninguno de sus cercanos, fue un evidente adelanto de la realidad.
“Están muertos. Yo tenía razón”.
“Ya está”, pensó Rox.
Ser un cambiante era bueno y era terrible. Su empatía era ridícula, insufrible en ocasiones. No le quedaban más lágrimas, o eso pensaba, y aún así le ardieron los ojos cuando Mónica se quebró. Estaba harto de llorar. Era sano, decían. Quienes pensaban eso no tenían una puta lista que procesar todas las putas noches. Arcan, quien había ayudado a construir el mismo sitio en el que trabajaba, el chico raro pero amable que a veces le trataba como si no le superase en años, y Neariel, el ángel grandullón al que apenas conocía cuyo recuerdo palidecía al lado del otro, pero no por ello merecía ser olvidado. Más nombres con los que engrosar el dolor.
“No pasa nada” se dijo, “son cosas que pasan en esta ciudad”. Su cerebro hizo el resto. La apatía calló encima suya igual que lo hicieron sus ojos al suelo, y aunque por su rostro apagado y carente de energía claramente no estaba bien, el cambiante solo podía pensar en las ganas que tenía de volverse a su cuarto.
Kahlo se abrazó los brazos y se echó las alas encima como una manta. El frío se expandía a la punta de sus dedos mecánicos, y estaba segura de que eso era físicamente imposible. Sacrificados como ganado. Tragó saliva y se humedeció los labios. ¿Reina? Igual que su abuelo, apenas había tenido tiempo a conocerla. ¿Kiki y Sarah? Nombres al aire, sin significado. Nery’s… un posible amigo, ahora sin papeletas. Kolja. Ah. Aunque lo intentase, y estaba haciéndolo, Kolja dolía diferente.
Pero Kahlo no lloraba delante de nadie. A las puertas de su propia muerte sí, por la impotencia tras la pérdida de su brazo, momentos débiles, críticos, pero no cuando se sentía sola, no cuando echaba de menos a su familia, no cuando extrañaba a Luci o una vida más sencilla. Eso era privado. En el fondo sabía, lo que más le preocupaba no era el cómo ni el porqué de aquello ni el vacío que dejaba la pérdida, lo que a la aparición le aterraba era poder haber sido una de ellos. Que otros a quienes apreciaba más, muchísimo más, siguieran sus pasos. A Kahlo no le daba miedo la soledad, había crecido con ella y la disfrutaba como un buen vino, mas cuando amenazaba con ser la única opción... eso sí era asfixiante.
Pero no. Se sentó en el suelo, ahora abrazada a sus rodillas, y no lloró. Kahlo estaba sin estar, y ojalá todos se olvidasen de ella lo que durase ese instante.
Sin embargo esta vez era un tanto diferente. Su abuelo había sido un hombre frío, tan frío que su madre parecía cálida en comparación, y ella demasiado pequeña y ajena para comprender o empatizar. Había compartido más con aquellos que habían desaparecido, y en especial con aquellos a los que más afectaba. Les había conocido. Y aún con eso Kahlo deseaba que, simplemente, el tiempo pasara rápido.
“Los han encontrado”, decían, y ella se preguntaba “¿cómo?”. Podías encontrar una prenda perdida en el armario, un viejo diario, un juguete de tu infancia. Podías encontrar el cuerpo inerte de un niño en el mar, los restos de un ser querido, algo que enterrar.
Odiaba las esperas, odiaba sentirse tan cínica y extraña, incapaz de sintonizar con Adam, con Chromsa, con Lethe, Kradko, Amira, Fleur, Maila, con todos, como si estuviera rota. ¿Lo estaba? Había pasado tanto tiempo que lo lógico, no, lo piadoso era que estuvieran muertos. Mejor eso que muchos otros destinos. En su cabeza ya había puesto velas por ellos, llenado de flores sus heridas. Estaba preocupada, por supuesto que estaba preocupada, pero Kahlo era realista y estaba mentalizada a recibir el golpe… Pero los habían encontrado.
Puede que no hubiera tenido el “placer” de experimentar lo suficiente con la muerte de un ser querido como para juzgar con severidad esa posibilidad. Si acaso Qirra, y sus métodos de defensa ahora recordaban a la pobre reptil como una suerte de animal de compañía más que como a una más. Puede que por eso se sintiera tan disonante con la esperanza.
Por el contrario, Rox había visto a la muerte tantas veces que bien podría transformarse en ella. Era un desgarrón blanco, un zarpazo que rompía el aire, era el dolor que dejaba y el que se llevaba, las quemaduras de detrás de sus ojos, sus despertares nocturnos y los golpes insensibilizados. Era Drake con el cuello roto. Era Mike destrozado por la caída y desenterrado por los cuervos. Era el cuerpo calcinado de Ain. Eran Ina y Eorlir inmóviles en el suelo, devorados por una pesadilla. Era Hyun en sus extrañas circunstancias, era Hiss desaparecida, era Drusar sacrificándose, era Eitne desangrándose sin pierna, era él mismo tendido en una cama. La muerte tenía muchas caras y él estaba cansado de conocerlas.
Bajó en silencio sepulcral con los que eran su familia, haciendo flaco favor a hablar o sonreír. A los neotransformados apenas les dedicó un vistazo, ya que sus ojos estaban pegados al suelo, a Mónica, a Noel, a todo aquel que le diera respuestas y a aquello que por el contrario no le hiciera pensar en estas. Se cruzó de brazos y esperó.
Entonces la bruja de los espejos se despertó.
Kahlo tenía ambas manos escondidas dentro de las mangas de su jersey. No hacía frío pero estaba helada. Dejó que el espacio creciera entre ella y la desconocida, a unos 5 pies de distancia, allí donde sus vistas eran las espaldas de sus compañeros y su único apoyo la pared. Que solo estuvieran la bruja y otros afectados, ninguno de sus cercanos, fue un evidente adelanto de la realidad.
“Están muertos. Yo tenía razón”.
“Ya está”, pensó Rox.
Ser un cambiante era bueno y era terrible. Su empatía era ridícula, insufrible en ocasiones. No le quedaban más lágrimas, o eso pensaba, y aún así le ardieron los ojos cuando Mónica se quebró. Estaba harto de llorar. Era sano, decían. Quienes pensaban eso no tenían una puta lista que procesar todas las putas noches. Arcan, quien había ayudado a construir el mismo sitio en el que trabajaba, el chico raro pero amable que a veces le trataba como si no le superase en años, y Neariel, el ángel grandullón al que apenas conocía cuyo recuerdo palidecía al lado del otro, pero no por ello merecía ser olvidado. Más nombres con los que engrosar el dolor.
“No pasa nada” se dijo, “son cosas que pasan en esta ciudad”. Su cerebro hizo el resto. La apatía calló encima suya igual que lo hicieron sus ojos al suelo, y aunque por su rostro apagado y carente de energía claramente no estaba bien, el cambiante solo podía pensar en las ganas que tenía de volverse a su cuarto.
Kahlo se abrazó los brazos y se echó las alas encima como una manta. El frío se expandía a la punta de sus dedos mecánicos, y estaba segura de que eso era físicamente imposible. Sacrificados como ganado. Tragó saliva y se humedeció los labios. ¿Reina? Igual que su abuelo, apenas había tenido tiempo a conocerla. ¿Kiki y Sarah? Nombres al aire, sin significado. Nery’s… un posible amigo, ahora sin papeletas. Kolja. Ah. Aunque lo intentase, y estaba haciéndolo, Kolja dolía diferente.
Pero Kahlo no lloraba delante de nadie. A las puertas de su propia muerte sí, por la impotencia tras la pérdida de su brazo, momentos débiles, críticos, pero no cuando se sentía sola, no cuando echaba de menos a su familia, no cuando extrañaba a Luci o una vida más sencilla. Eso era privado. En el fondo sabía, lo que más le preocupaba no era el cómo ni el porqué de aquello ni el vacío que dejaba la pérdida, lo que a la aparición le aterraba era poder haber sido una de ellos. Que otros a quienes apreciaba más, muchísimo más, siguieran sus pasos. A Kahlo no le daba miedo la soledad, había crecido con ella y la disfrutaba como un buen vino, mas cuando amenazaba con ser la única opción... eso sí era asfixiante.
Pero no. Se sentó en el suelo, ahora abrazada a sus rodillas, y no lloró. Kahlo estaba sin estar, y ojalá todos se olvidasen de ella lo que durase ese instante.
- ♪♫♬:
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.
Personajes :
● Dama Puente/Kaila: Maga logomante austriaca (1.60).
● Kaethe/Dama Sobras: Ghoul nublina (1.46).
● Yttria: Bruja percusionista canadiense (1.53).
● Amira/Cálamo : Valkyria francesa (1.63).
● Kalna : Libense, del Imperio (1.78).
● Nefer : Ammut hijo de luna Levyna. (1.85)
Síntomas : Su sangre adquiere un tono anaranjado y se espesa un poco. Es capaz de intuir con mayor facilidad cómo se van a comportar los animales con los que se encuentre.
Armas :
● Dama Puente/Kaila: Magia, báculo
● Kaethe/Dama Sobras: Daga, fuerza bruta
● Yttria: Arco, hacha, magia, mala leche, cucharillas y otros objetos metálicos.
● Amira/Cálamo: Espada corta, pegaso (shire)
● Kalna : Espada bastarda; lanza y escudo
● Nefer : Lanza, venenos
Status : One flesh, one end
Humor : Permanent resting bitch face
Re: Sede de los Taumaturgos
25/10/23, 05:18 pm
Amira notaba la garganta seca y las manos sudadas. Estaba nerviosa, expectante de unas noticias que muy en el fondo sabía que no serían buenas. Pero quería tener esperanza, necesitaba tenerla. Siempre había querido creer que el mundo no era un lugar del todo horrible, que pasaban cosas buenas. El problema era que incluso en la Tierra creer eso era difícil, y en Rocavarancolia se tornaba casi imposible.
Le dedicó una sonrisa a la chica cuando despertó, asegurándose de dejar espacio para no agobiarla, ya que se veía bastante perdida al principio. Las otras personas (entre las que reconocía a Adru, Neil, Nime y Eitne) parecían conocer a la chica, y se alegraba genuinamente de que pudieran recuperarla, aunque no fuera a pasar lo mismo por sus compañeros.
Las palabras de la bruja no resultaban demasiado coherentes, hablando de Yucas, de sacrificios, de diosas… y de más personas. La mención a la chica asiática hizo que se le cayera el alma a los pies, y es que se veía venir lo que seguía. Las manos le temblaban, sintiéndose abrumada por todo lo que estaba ocurriendo, por la reacción de Adam, de los demás. Reconoció al instante la hiperventilación de Mónica, y se ofreció a llevarle agua con tal de hacer algo, de no quedarse quieta recibiendo malas noticias.
Aunque sabía que estas llegarían antes o después. Reina, Kolja, Kiki, Nery’s, Sarah. Les conocía a todos, aunque a estos tres últimos no en profundidad. Reina era de las primeras personas con las que había hablado en la ciudad, todavía en idiomas distintos, y con Kolja había tenido una relación con subidas y bajadas, y es que a veces chocaban. Pero no por ello dolía menos perderles. A ninguno de ellos. Al tal Arcan no le conocía, pero también parecía ser amigo de las otras personas que estaban en la sala.
A Amira siempre le había costado llorar. Todo se acumulaba hasta que en algún momento explotaba, por estrés, o por un detonante tonto. Y aquella vez no iba a ser distinta, incapaz de derramar unas lágrimas que le hubieran ayudado a quitarse un nudo de la garganta. Se clavó las uñas en los brazos todo lo fuerte que pudo para tratar de quitarse el peso de la emoción de alguna forma, sacarlo de su cuerpo. No sabía si quería gritar de rabia, o si quería darle un abrazo a Adam para hacerle sentir mejor, o si quería que se lo dieran a ella para hacerla sentir mejor, o si quería todo lo anterior, o nada de ello. Sentía la necesidad de estar sola, pero también de sentirse acompañada en aquel momento.
En algún momento miraría a Lethe, que siempre había sido la voz de la razón, como si ella fuera a darle la solución a sus propios sentimientos.
Le dedicó una sonrisa a la chica cuando despertó, asegurándose de dejar espacio para no agobiarla, ya que se veía bastante perdida al principio. Las otras personas (entre las que reconocía a Adru, Neil, Nime y Eitne) parecían conocer a la chica, y se alegraba genuinamente de que pudieran recuperarla, aunque no fuera a pasar lo mismo por sus compañeros.
Las palabras de la bruja no resultaban demasiado coherentes, hablando de Yucas, de sacrificios, de diosas… y de más personas. La mención a la chica asiática hizo que se le cayera el alma a los pies, y es que se veía venir lo que seguía. Las manos le temblaban, sintiéndose abrumada por todo lo que estaba ocurriendo, por la reacción de Adam, de los demás. Reconoció al instante la hiperventilación de Mónica, y se ofreció a llevarle agua con tal de hacer algo, de no quedarse quieta recibiendo malas noticias.
Aunque sabía que estas llegarían antes o después. Reina, Kolja, Kiki, Nery’s, Sarah. Les conocía a todos, aunque a estos tres últimos no en profundidad. Reina era de las primeras personas con las que había hablado en la ciudad, todavía en idiomas distintos, y con Kolja había tenido una relación con subidas y bajadas, y es que a veces chocaban. Pero no por ello dolía menos perderles. A ninguno de ellos. Al tal Arcan no le conocía, pero también parecía ser amigo de las otras personas que estaban en la sala.
A Amira siempre le había costado llorar. Todo se acumulaba hasta que en algún momento explotaba, por estrés, o por un detonante tonto. Y aquella vez no iba a ser distinta, incapaz de derramar unas lágrimas que le hubieran ayudado a quitarse un nudo de la garganta. Se clavó las uñas en los brazos todo lo fuerte que pudo para tratar de quitarse el peso de la emoción de alguna forma, sacarlo de su cuerpo. No sabía si quería gritar de rabia, o si quería darle un abrazo a Adam para hacerle sentir mejor, o si quería que se lo dieran a ella para hacerla sentir mejor, o si quería todo lo anterior, o nada de ello. Sentía la necesidad de estar sola, pero también de sentirse acompañada en aquel momento.
En algún momento miraría a Lethe, que siempre había sido la voz de la razón, como si ella fuera a darle la solución a sus propios sentimientos.
Regocijaos, pues ahora sois parte de la leyenda de Kalna, hija de Mánide
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Sede de los Taumaturgos
25/10/23, 07:06 pm
Adrune
No había tenido tiempo apenas de sonreír al otro grupo, dedicándole una mirada de reconocimiento a Amira en particular cuando Mónica despertó, y con este hecho llegaron sus palabras. Al principio tenía esperanza. ¿De qué? No lo sabía, pero el gamusino siempre la tenía. Le dolía mucho ver a la bruja de los espejos tan alterada y le estaba horrorizando lo que llegaba a comprender de su relato inconexo. Estaba muy asustada y cualquier rastro de alegría se borró del rostro de Adru, cuyas orejas gachas delataban casi más que su expresión compungida cómo se sentía. Con cada nombre que daba, por mucho que no reconociese ninguno, era como una punzada en el pecho. No conocía a aquellas personas, pero se imaginaba que los otros chicos sí, y tan solo la empatía hacia ellos le estaba destrozando.
Y entonces llegó la puñalada final. El nombre de Arcan finalmente fue pronunciado. Acompañado de una sentencia predecible a aquellas alturas, pero no por ello menos dolorosa. El gamusino miró a Mónica con la boca semiabierta y una expresión que se negaba a dejar ir la incredulidad. En el fondo ya lo había estado esperando, por supuesto, pero hasta el último segundo se había aferrado a la posibilidad de que, simplemente, no lo hubieran encontrado todavía.
Cuando se quiso dar cuenta ya se encontraba abrazando primero a Neil, después a Eitne y Nime, y finalmente a Rox. No veía apenas debido a las lágrimas que anegaban sus ojos incesantemente. Dolía, y aun dolía más saber que sus amigos estaban sintiendo lo mismo. No quería dejarlos ir, pero había alguien más a quien necesitaba abrazar, aunque no sabía si era el momento adecuado y se reprimió de hacerlo. De todas formas, cuando consiguiese recuperar la voz, una voz quebrada y que transmitía angustia, le preguntaría a Mónica si se encontraba bien. La bruja de los espejos expresaría su deseo de retirarse a descansar, por lo que no tardarían en acompañarla a su cuarto. Antes de desaparecer por las escaleras, el gamusino dedicaría una mirada que intentaba transmitir lo que no era capaz de poner en palabras. Un “lo siento” sonaba completamente vacío ante la pérdida que habían sufrido aquellos chicos.
Lethe
La horus tenía la piel de gallina. Sabía lo que venía a continuación. Estaba segura de ello, en cuanto escuchó las primeras palabras rotas de Mónica. La mención a Reina fue la confirmación final, incluso antes de que la chica se lo dijese claramente. Un nombre tras otro. Todos ellos. Solo los presentes no se encontraban en aquella lista maldita. La enderth estaba paralizada en el sitio, con expresión seria. En algún punto empezó a disociar de la realidad. Estaban muertos. Todos. Se sentía incluso egoísta por ser incapaz de alegrarse lo suficiente por ver a Keskit y al resto, pero no le era posible. Pero, ante todo, se sentía un fracaso.
Las voces y sollozos de algunos de los presentes le llegaron ensordecidas mientras ella seguía parada, mirando hacia algún punto en el vacío. Se había colocado delante de los demás a propósito cuando Mónica comenzó a despertar, aunque sin acercarse mucho a ella para no agobiarla. No sabía cuál iba a ser su reacción y no quería que nadie la viera. Era un pensamiento absurdo, porque solo tenía que dar un paso y ponerse delante de ella, pero la horus sentía que era lo único que podía hacer.
Era una fracasada: no podía proteger a nadie. Si aquellas cinco personas estaban de vuelta no era gracias a nada de lo que hubiera hecho, precisamente. Otra gente, a quien tendría que agradecer en otro momento el hecho, eran quienes habían logrado lo que era casi un milagro. Porque en el fondo lo sabía. En el fondo sabía que no había nada que hubiesen podido hacer. Y ello no le hacía sentirse menos como un absoluto fraude.
Volvió a la realidad de súbito, cuando hubo más palabras que no llegó a comprender a su alrededor. Parecía que Mónica se retiraría junto a sus amigos para que descansara. Era comprensible, era lógico, por mucho que tuviera decenas de preguntas agolpándose en su mente. La chica que acababa de despertar de una pesadilla literal no merecía que la acosasen a preguntas. ¿Iba a ser capaz de formularlas realmente, de todas formas?
Su vista se posó en Keskit, Jara, Dren y Reira. Tal vez contactaría con Noel para preguntarle si debían despertarlos, llevárselos dormidos a Serpentaria o a un cuarto en la propia Sede… En algún momento dos regueros silenciosos habían caído de sus ojos, que limpió de inmediato con una de sus alas. Y finalmente se giró hacia sus compañeros. No, sus amigos.
Su primer impulso fue acercarse a Kradko. Le ofrecería lo que la clinger necesitase: la mano, un abrazo. Lo que fuera. Y después… No lo sabía. Observar el estado del resto no mejoró el suyo, pero de algún modo le hizo reunir fuerzas para decidir su siguiente acción.
—Hicis… Hicimos… Todo lo que pudimos —pronunció con la voz más firme y alta que pudo (la cual no era más que una triste parodia de su tono habitual) tras el largo silencio por su parte. Se había incluido en el último momento porque imaginaba que era lo que preferían escuchar sus amigos, pero desde luego no era lo que sentía.
No había tenido tiempo apenas de sonreír al otro grupo, dedicándole una mirada de reconocimiento a Amira en particular cuando Mónica despertó, y con este hecho llegaron sus palabras. Al principio tenía esperanza. ¿De qué? No lo sabía, pero el gamusino siempre la tenía. Le dolía mucho ver a la bruja de los espejos tan alterada y le estaba horrorizando lo que llegaba a comprender de su relato inconexo. Estaba muy asustada y cualquier rastro de alegría se borró del rostro de Adru, cuyas orejas gachas delataban casi más que su expresión compungida cómo se sentía. Con cada nombre que daba, por mucho que no reconociese ninguno, era como una punzada en el pecho. No conocía a aquellas personas, pero se imaginaba que los otros chicos sí, y tan solo la empatía hacia ellos le estaba destrozando.
Y entonces llegó la puñalada final. El nombre de Arcan finalmente fue pronunciado. Acompañado de una sentencia predecible a aquellas alturas, pero no por ello menos dolorosa. El gamusino miró a Mónica con la boca semiabierta y una expresión que se negaba a dejar ir la incredulidad. En el fondo ya lo había estado esperando, por supuesto, pero hasta el último segundo se había aferrado a la posibilidad de que, simplemente, no lo hubieran encontrado todavía.
Cuando se quiso dar cuenta ya se encontraba abrazando primero a Neil, después a Eitne y Nime, y finalmente a Rox. No veía apenas debido a las lágrimas que anegaban sus ojos incesantemente. Dolía, y aun dolía más saber que sus amigos estaban sintiendo lo mismo. No quería dejarlos ir, pero había alguien más a quien necesitaba abrazar, aunque no sabía si era el momento adecuado y se reprimió de hacerlo. De todas formas, cuando consiguiese recuperar la voz, una voz quebrada y que transmitía angustia, le preguntaría a Mónica si se encontraba bien. La bruja de los espejos expresaría su deseo de retirarse a descansar, por lo que no tardarían en acompañarla a su cuarto. Antes de desaparecer por las escaleras, el gamusino dedicaría una mirada que intentaba transmitir lo que no era capaz de poner en palabras. Un “lo siento” sonaba completamente vacío ante la pérdida que habían sufrido aquellos chicos.
Lethe
La horus tenía la piel de gallina. Sabía lo que venía a continuación. Estaba segura de ello, en cuanto escuchó las primeras palabras rotas de Mónica. La mención a Reina fue la confirmación final, incluso antes de que la chica se lo dijese claramente. Un nombre tras otro. Todos ellos. Solo los presentes no se encontraban en aquella lista maldita. La enderth estaba paralizada en el sitio, con expresión seria. En algún punto empezó a disociar de la realidad. Estaban muertos. Todos. Se sentía incluso egoísta por ser incapaz de alegrarse lo suficiente por ver a Keskit y al resto, pero no le era posible. Pero, ante todo, se sentía un fracaso.
Las voces y sollozos de algunos de los presentes le llegaron ensordecidas mientras ella seguía parada, mirando hacia algún punto en el vacío. Se había colocado delante de los demás a propósito cuando Mónica comenzó a despertar, aunque sin acercarse mucho a ella para no agobiarla. No sabía cuál iba a ser su reacción y no quería que nadie la viera. Era un pensamiento absurdo, porque solo tenía que dar un paso y ponerse delante de ella, pero la horus sentía que era lo único que podía hacer.
Era una fracasada: no podía proteger a nadie. Si aquellas cinco personas estaban de vuelta no era gracias a nada de lo que hubiera hecho, precisamente. Otra gente, a quien tendría que agradecer en otro momento el hecho, eran quienes habían logrado lo que era casi un milagro. Porque en el fondo lo sabía. En el fondo sabía que no había nada que hubiesen podido hacer. Y ello no le hacía sentirse menos como un absoluto fraude.
Volvió a la realidad de súbito, cuando hubo más palabras que no llegó a comprender a su alrededor. Parecía que Mónica se retiraría junto a sus amigos para que descansara. Era comprensible, era lógico, por mucho que tuviera decenas de preguntas agolpándose en su mente. La chica que acababa de despertar de una pesadilla literal no merecía que la acosasen a preguntas. ¿Iba a ser capaz de formularlas realmente, de todas formas?
Su vista se posó en Keskit, Jara, Dren y Reira. Tal vez contactaría con Noel para preguntarle si debían despertarlos, llevárselos dormidos a Serpentaria o a un cuarto en la propia Sede… En algún momento dos regueros silenciosos habían caído de sus ojos, que limpió de inmediato con una de sus alas. Y finalmente se giró hacia sus compañeros. No, sus amigos.
Su primer impulso fue acercarse a Kradko. Le ofrecería lo que la clinger necesitase: la mano, un abrazo. Lo que fuera. Y después… No lo sabía. Observar el estado del resto no mejoró el suyo, pero de algún modo le hizo reunir fuerzas para decidir su siguiente acción.
—Hicis… Hicimos… Todo lo que pudimos —pronunció con la voz más firme y alta que pudo (la cual no era más que una triste parodia de su tono habitual) tras el largo silencio por su parte. Se había incluido en el último momento porque imaginaba que era lo que preferían escuchar sus amigos, pero desde luego no era lo que sentía.
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Sede de los Taumaturgos
25/10/23, 08:32 pm
"Noel no ha mencionado personas que hayan perdido la vida... eso debe de significar algo"
¿Cuánto de rápido podían volverse en su contra unas palabras vacías?
El castigo, divino o no, llegó con una contundencia abrumadora por osar a afirmar algo de ese calibre. Fleur no solo se descubrió así misma algo desubicada (pues se percató de que a Mónica la rodeaban más personas de las que vio en un inicio con sus nervios) si no que fue completamente incapaz de articular sonido alguno desde que la joven se despertó y relató lo ocurrido.
Su mirada saltaba de unos compañeros a otros durante la horripilante noticia, quizás para no cruzarse con el rostro directo de una persona que debía haber vivido todo un infierno para contarlo. Supo con exactitud que la bruja de los espejos hablaba de Reina antes de que pronunciara su nombre, como imaginó que les pasaba también a algunos de los presentes. Aquellas vocales y consonantes que se agrupaban unas detrás de otras llegaron amortiguadas, como si no conformaran un fogonazo directo a su estómago cargada de una condena rítmica que no parecía detenerse.
Con la mención a Kolja la francesa ya se encontraba sollozando, no por ella quien no le conocía demasiado, si no por lo que suponía para el resto de su grupo.
Reina. Kiki... Sarah... Arcan y... el peor de todos...
Nery´s.
Fleur ahogó un grito con su propia mano, la cual era presa de un temblor agudo. Intercambió una mirada afligida con Maila, puede que ellas dos fueran las que más le conocían al fin y al cabo, las últimas que recordarían quién era antes de convertirse en un ángel intimidante.
—Cielo santo... —el nerviosismo de su cuerpo se escapaba en forma de pequeñas fugas, la más significativa fue un gesto apurado de apartarse el cabello de la cara. En su lugar encontró su estúpida corona de plumas blancas, puede que la portara en la cabeza pero no se sentía reina de nada.
No se persignó. Deseaba creer con todas sus fuerzas. Necesitaba imaginarlos a todos en un campo de trigo y un cielo anaranjado saludándoles en la eternidad. Iemai les recibiría con una sonrisa, y algún día esperarían a reencontrarse todos de nuevo. Pero una rabia desmedida se apoderó de ella. Solo por ese detalle fue capaz de mantenerse a flote entre unas lágrimas que amenazaban con hacerle perder los estribos.
Si era un dios. Era el más cruel que hubiera conocido nunca.
¿Por qué? ¿Por qué a ellos? ¿A dónde iban sus plegarias? ¿Y de qué se sorprendía, en realidad, si en el fondo llevaba semanas mentalizándose de que estuvieran todos muertos? Ni siquiera estaba en su mano enterrar sus cuerpos con dignidad.
La caída fue sucesiva como piezas de dominó. Apenas un par de días antes soñaba con contarles a todos cómo había mejorado su relación con Maila. Ahora el aire se encontraba tan nublado que no podía decir nada que tuviera sentido.
Kahlo estaba en cuerpo presente, pero estaba segura de que su mente viajaba a años luz. Adam parecía estar sumido en un estado de shock. Y Amira... Amira dirigió su mirada en dirección a Lethe, a lo mejor esperando algo que nunca llegaría.
Sería tan fácil. Sería tan fácil mirarlos a todos con sus ojos enmarcados en plumón y aliviar su ansiedad o crear una felicidad rebosante. ¿Pero de qué serviría? Sería todo impostado, un teatrillo inútil. No había nada que pudiera hacer por ellos ni por ella. Debían exudar la mala fiebre, ya fuera apoyándose mutuamente o en la más absoluta soledad. Tenía claro qué es lo que prefería.
Con pasos dubitativos acortó distancias con la horus. La Fleur antigua jamás habría hablado delante de un grupo tan grande a viva voz, pero ahora era una persona diferente que aunque golpeada por la ciudad una y otra vez, no pensaba permitir que esa fuera la norma.
—Así es... —reafirmó tras Lethe, poniendo una de sus manos con suavidad sobre su plumaje—. Hicimos lo que pudimos y... —un temblor en el labio la interrumpió y se detuvo para contemplar momentáneamente a Chromsa y Kradko, para acabar por divisar a Kahlo algo más apartada a lo lejos y a una Maila a quien deseaba estrechar con todas sus fuerzas. El nudo en su garganta no se deshizo cuando prosiguió—. Hicimos lo que pudimos... ahora solo queda... permanecer juntos.
Aquel grupo era lo que quedaba de su criba. Un grupo maltratado y mermado, repleto de personas que no tenían que ver con los demás separados como por agua y aceite. Aun así y de cualquiera de las formas si pensaba en su familia, serían sus rostros los que acudirían a la llamada.
¿Cuánto de rápido podían volverse en su contra unas palabras vacías?
El castigo, divino o no, llegó con una contundencia abrumadora por osar a afirmar algo de ese calibre. Fleur no solo se descubrió así misma algo desubicada (pues se percató de que a Mónica la rodeaban más personas de las que vio en un inicio con sus nervios) si no que fue completamente incapaz de articular sonido alguno desde que la joven se despertó y relató lo ocurrido.
Su mirada saltaba de unos compañeros a otros durante la horripilante noticia, quizás para no cruzarse con el rostro directo de una persona que debía haber vivido todo un infierno para contarlo. Supo con exactitud que la bruja de los espejos hablaba de Reina antes de que pronunciara su nombre, como imaginó que les pasaba también a algunos de los presentes. Aquellas vocales y consonantes que se agrupaban unas detrás de otras llegaron amortiguadas, como si no conformaran un fogonazo directo a su estómago cargada de una condena rítmica que no parecía detenerse.
Con la mención a Kolja la francesa ya se encontraba sollozando, no por ella quien no le conocía demasiado, si no por lo que suponía para el resto de su grupo.
Reina. Kiki... Sarah... Arcan y... el peor de todos...
Nery´s.
Fleur ahogó un grito con su propia mano, la cual era presa de un temblor agudo. Intercambió una mirada afligida con Maila, puede que ellas dos fueran las que más le conocían al fin y al cabo, las últimas que recordarían quién era antes de convertirse en un ángel intimidante.
—Cielo santo... —el nerviosismo de su cuerpo se escapaba en forma de pequeñas fugas, la más significativa fue un gesto apurado de apartarse el cabello de la cara. En su lugar encontró su estúpida corona de plumas blancas, puede que la portara en la cabeza pero no se sentía reina de nada.
No se persignó. Deseaba creer con todas sus fuerzas. Necesitaba imaginarlos a todos en un campo de trigo y un cielo anaranjado saludándoles en la eternidad. Iemai les recibiría con una sonrisa, y algún día esperarían a reencontrarse todos de nuevo. Pero una rabia desmedida se apoderó de ella. Solo por ese detalle fue capaz de mantenerse a flote entre unas lágrimas que amenazaban con hacerle perder los estribos.
Si era un dios. Era el más cruel que hubiera conocido nunca.
¿Por qué? ¿Por qué a ellos? ¿A dónde iban sus plegarias? ¿Y de qué se sorprendía, en realidad, si en el fondo llevaba semanas mentalizándose de que estuvieran todos muertos? Ni siquiera estaba en su mano enterrar sus cuerpos con dignidad.
La caída fue sucesiva como piezas de dominó. Apenas un par de días antes soñaba con contarles a todos cómo había mejorado su relación con Maila. Ahora el aire se encontraba tan nublado que no podía decir nada que tuviera sentido.
Kahlo estaba en cuerpo presente, pero estaba segura de que su mente viajaba a años luz. Adam parecía estar sumido en un estado de shock. Y Amira... Amira dirigió su mirada en dirección a Lethe, a lo mejor esperando algo que nunca llegaría.
Sería tan fácil. Sería tan fácil mirarlos a todos con sus ojos enmarcados en plumón y aliviar su ansiedad o crear una felicidad rebosante. ¿Pero de qué serviría? Sería todo impostado, un teatrillo inútil. No había nada que pudiera hacer por ellos ni por ella. Debían exudar la mala fiebre, ya fuera apoyándose mutuamente o en la más absoluta soledad. Tenía claro qué es lo que prefería.
Con pasos dubitativos acortó distancias con la horus. La Fleur antigua jamás habría hablado delante de un grupo tan grande a viva voz, pero ahora era una persona diferente que aunque golpeada por la ciudad una y otra vez, no pensaba permitir que esa fuera la norma.
—Así es... —reafirmó tras Lethe, poniendo una de sus manos con suavidad sobre su plumaje—. Hicimos lo que pudimos y... —un temblor en el labio la interrumpió y se detuvo para contemplar momentáneamente a Chromsa y Kradko, para acabar por divisar a Kahlo algo más apartada a lo lejos y a una Maila a quien deseaba estrechar con todas sus fuerzas. El nudo en su garganta no se deshizo cuando prosiguió—. Hicimos lo que pudimos... ahora solo queda... permanecer juntos.
Aquel grupo era lo que quedaba de su criba. Un grupo maltratado y mermado, repleto de personas que no tenían que ver con los demás separados como por agua y aceite. Aun así y de cualquiera de las formas si pensaba en su familia, serían sus rostros los que acudirían a la llamada.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- Seth
Ficha de cosechado
Nombre: Connor
Especie: Humano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad, rapidez mentalPersonajes :
● Devoss: Humano (Países Bajos) Licántropo Tigre
● Maila: Humana (Hawaii) Bruja de la Arena
●Connor: Humano (Canadá)
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Sufre episodios de insomnio. Tendrá episodios de vértigo postural, más frecuentes al levantarse tras dormir, que pueden durar desde minutos a varias horas.
Re: Sede de los Taumaturgos
31/10/23, 08:20 pm
El tiempo pareció detenerse, cuando aquella chica abrió los ojos y empezó a soltar palabras inconexas y sin sentido. La hawaiana se irguió de forma inconsciente, víctima de la tensión y los nervios. Sin poder parar de observar a aquella desconocida y sus ojos confundidos al ver dónde estaba y la cantidad de gente atenta a ella.
Maila guardó silencio junto a sus compañeros a la espera de sus palabras. Y cuando éstas llegaron no pudo evitar mirar a los demás, sin entender lo que decía... Pero sabiendo la gravedad profunda e inherente a su relato. Yuca... Catalizarla para una diosa... Todas aquellas frases parecían no tener sentido, pero nada más escucharlas Maila sentía igualmente un miedo imposible de arrancarse de la piel. Aquello era Rocavarancolia y debía estar acostumbrada, pero no era tan fácil como desearlo. Y aunque aquella chica era una desconocida no podía evitar empatizar con ella. Por desgracia, dejó ver que "el resto" no había tenido tanta suerte. Maila intercambiaría una mirada con Fleur, sabiendo lo que venia a continuación. Intentando prepararse para el golpe, pero fue inútil...
Estaban muertos. Todos los que no estaban allí, a los que habían dedicado tanto tiempo para encontrarlos... Estaban muertos. Maila dejó escapar un suspiro cargado de lamento, mientras sus ojos empezaban a humedecerse y su respiración entrecortarse. Incapaz de hablar o de pensar. Intentando digerir una información que a pesar de ser real, parecía una broma de mal gusto. Se sentía abrumada y desolada. Y por supuesto también una fracasada. Habían hecho lo imposible por intentar averiguar dónde estaban, habían pedido ayuda para ello... Y aún así nada de aquello había valido. No conocía bien a algunos como Reina o Kolja... Y aunque le entristecía mucho sus muertes no era nada comparado con el dolor que estaba sintiendo por sus compañeros de torreón. Nerys, Kiki... Era como una especie de deja vú macabro, donde la clara protagonista era Iemai y su cabeza pisoteada por aquel monstruo.
Otra vez... La ciudad ganaba de nuevo. Daba igual que hubieran sobrevivido a la criba, y daba absolutamente igual que ahora tuvieran transformaciones o magia poderosa. Rocavarancolia parecía ganar siempre. Y ante aquel pensamiento las lágrimas terminaron de surcar sus mejillas, con el corazón bombeando a toda velocidad debido al dolor, como si la garra de un monstruo lo estuviera oprimiendo para dejarla casi sin respiración. Fue en ese momento donde los sonidos ajenos del resto empezaron a escucharse de fondo, como si realmente ella no estuviera allí con ellos. Aunque los observaba entre lágrimas: Adam desolado, Kahlo apartada un poco más lejos, Amira clavándose las uñas en los brazos, Lethe y Fleur diciendo palabras vacías... Porque habían hecho todo lo posible, sí. Pero eso daba igual ante aquel resultado... Porque estaban muertos. Se llevó una mano a la boca, incapaz de creer aquella noticia mientras no paraba de llorar.
-¿Por...qué... ¿Por qué alguien haría algo... así?- Logró decir con la vista clavada en el suelo, mientras un nuevo sentimiento empezaba a crecer dentro de ella, como una nube en el horizonte que presagiaba la tormenta. Un profundo odio ante el culpable de todo aquello. De sus muertes. Asesinatos.- ¿Quién es... Yuca?- Preguntaría más bien al aire y sin esperar realmente una respuesta.
Maila se dejaría caer en una de las sillas apoyando los codos en las rodillas, inclinada hacia delante y y tapándose parte de la cara con las manos, sollozando. Su mente no podía dejar de recordar escenas donde hubieran estado sus compañeros muertos. Desayunos, salidas a por las cestas, enfrentándose a peligros. Ahora ya daba igual. Maila solo quería desaparecer de allí y que se la tragara la tierra. Y obedeciendo a sus órdenes, una ráfaga de arena empezaría a rodearla muy poco a poco. Como si su dominio quisiera consolarla entre caricias del desierto.
Maila guardó silencio junto a sus compañeros a la espera de sus palabras. Y cuando éstas llegaron no pudo evitar mirar a los demás, sin entender lo que decía... Pero sabiendo la gravedad profunda e inherente a su relato. Yuca... Catalizarla para una diosa... Todas aquellas frases parecían no tener sentido, pero nada más escucharlas Maila sentía igualmente un miedo imposible de arrancarse de la piel. Aquello era Rocavarancolia y debía estar acostumbrada, pero no era tan fácil como desearlo. Y aunque aquella chica era una desconocida no podía evitar empatizar con ella. Por desgracia, dejó ver que "el resto" no había tenido tanta suerte. Maila intercambiaría una mirada con Fleur, sabiendo lo que venia a continuación. Intentando prepararse para el golpe, pero fue inútil...
Estaban muertos. Todos los que no estaban allí, a los que habían dedicado tanto tiempo para encontrarlos... Estaban muertos. Maila dejó escapar un suspiro cargado de lamento, mientras sus ojos empezaban a humedecerse y su respiración entrecortarse. Incapaz de hablar o de pensar. Intentando digerir una información que a pesar de ser real, parecía una broma de mal gusto. Se sentía abrumada y desolada. Y por supuesto también una fracasada. Habían hecho lo imposible por intentar averiguar dónde estaban, habían pedido ayuda para ello... Y aún así nada de aquello había valido. No conocía bien a algunos como Reina o Kolja... Y aunque le entristecía mucho sus muertes no era nada comparado con el dolor que estaba sintiendo por sus compañeros de torreón. Nerys, Kiki... Era como una especie de deja vú macabro, donde la clara protagonista era Iemai y su cabeza pisoteada por aquel monstruo.
Otra vez... La ciudad ganaba de nuevo. Daba igual que hubieran sobrevivido a la criba, y daba absolutamente igual que ahora tuvieran transformaciones o magia poderosa. Rocavarancolia parecía ganar siempre. Y ante aquel pensamiento las lágrimas terminaron de surcar sus mejillas, con el corazón bombeando a toda velocidad debido al dolor, como si la garra de un monstruo lo estuviera oprimiendo para dejarla casi sin respiración. Fue en ese momento donde los sonidos ajenos del resto empezaron a escucharse de fondo, como si realmente ella no estuviera allí con ellos. Aunque los observaba entre lágrimas: Adam desolado, Kahlo apartada un poco más lejos, Amira clavándose las uñas en los brazos, Lethe y Fleur diciendo palabras vacías... Porque habían hecho todo lo posible, sí. Pero eso daba igual ante aquel resultado... Porque estaban muertos. Se llevó una mano a la boca, incapaz de creer aquella noticia mientras no paraba de llorar.
-¿Por...qué... ¿Por qué alguien haría algo... así?- Logró decir con la vista clavada en el suelo, mientras un nuevo sentimiento empezaba a crecer dentro de ella, como una nube en el horizonte que presagiaba la tormenta. Un profundo odio ante el culpable de todo aquello. De sus muertes. Asesinatos.- ¿Quién es... Yuca?- Preguntaría más bien al aire y sin esperar realmente una respuesta.
Maila se dejaría caer en una de las sillas apoyando los codos en las rodillas, inclinada hacia delante y y tapándose parte de la cara con las manos, sollozando. Su mente no podía dejar de recordar escenas donde hubieran estado sus compañeros muertos. Desayunos, salidas a por las cestas, enfrentándose a peligros. Ahora ya daba igual. Maila solo quería desaparecer de allí y que se la tragara la tierra. Y obedeciendo a sus órdenes, una ráfaga de arena empezaría a rodearla muy poco a poco. Como si su dominio quisiera consolarla entre caricias del desierto.
- Harek
Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carisma
Personajes :- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
- Rick: humano, neoyorquino
- Erknest: humano, italiano/inglés Kamaitachi
Síntomas : A veces tendrá ataques de claustrofobia. Sus irises dejan de ser círculos perfectos, y en ocasiones sus ojos serán brevemente fosforescentes en la oscuridad.
Armas :- Rick: Sable y arco
- Erknest: "Espada legendaria" y cuchillas de aire
Status : The journey never ends
Humor : Cualquier cosa me vale.
- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
Re: Sede de los Taumaturgos
05/11/23, 11:35 am
Con la tensión que tenía encima, que la chica se despertara de golpe le hizo dar un respingo en el sitio. Quitando el pequeño susto, Chromsa tuvo el impulso de acercarse por si necesitaba ayuda, aunque la desconocida parecía que solo estaba algo desorientada. Era un alivio que estuviera bien, se alegraba de que los otros tuvieran de vuelta a su compañera.
Y entonces llegó la explicación. El dónde habían estado y por qué en esa sala todavía faltaban personas. El secuestrador seguía a una diosa que, mirara por donde mirara el ochrorio, le resultaba una blasfemia contra lo verdaderamente divino si necesitaba sacrificios tan horribles. Estaba empatizando por los horrores que tenía que haber pasado la chica, le dolía escuchar su testimonio. En cuanto mencionó a "aquella chica asiática", el terror de ella también se le pegó, las hojas incluso pararon unos instantes por el shock. Tenía que ser Reina, aunque en el fondo esperaba que no lo fuera. No estaba listo para lo que iba a seguir. -¿Q-Que...?- consiguió decir con la voz tan temblorosa como su cuerpo mientras las lágrimas se iban formando en sus ojos. Uno a uno, los nombres de sus compañeros salieron acrecentando la lista de aquellos para los que ya era tarde. Arcan no le sonaba de nada, tenía que ser un amigo del resto, y de los del otro grupo solo había hablado un par de veces con Nery's, no por ello dejaban de doler. Aunque sin duda eran los otros dos los que le provocaron el llanto. Reina no es que hubiera estado muy implicada en la vida durante la criba, pero Kolja... Fue la primera persona que conoció al llegar a la fuente el primer día, un gran guerrero aunque su cabezonería hubiera empezado más de una discusión en el grupo, un amigo con el que todos habían sobrevivido... y que ahora ya no estaba, solo cenizas en el viento. -(¿Cómo podrían haberlos capturado a todos sin que pudieran hacer nada?)- se preguntó con pesar.
Chromsa miró a sus compañeros. Algunos lloraban, otros aguantaban la noticia, pero le parecía que a todos les afectaba de uno modo u otro. Aquello solo le causaba aún más pena. Todo el esfuerzo que habían hecho, ¿al final no había servido de nada? Seguramente no fuera el caso, porque haber acudido a Dama Enigma probablemente es lo que hubiera conseguido que estuvieran hoy allí, pero en esos momentos no conseguía pensar con claridad. Empezando por Adam, quiso abrazar a sus amigos, compartir juntos el dolor de la pérdida que llevaba tiempo ya dando señales, pero...
Todo en el relato de la chica era espeluznante y Yuca desde luego era un monstruo, pero hubo un detalle que le hizo parar incluso de llorar y el brujo se giró lento hacia ella, con los ojos bien abiertos. ¿Había escuchado bien? Sería una coincidencia, ¿verdad? -(No puede ser, ¿verdad? No, no)- intentaba convencerse, pero el sudor frío que empezaba a notar adelantaba un mal presagio. -¿Cómo que un ser esquelético? ¿Era otro ciudadano?- preguntó antes de que se la llevaran a descansar. Si bien su voz había sido firme, ocultaba una preocupación enorme que lo estaba tambaleando por dentro. Mónica dio entonces una explicación describiendo al ser y entonces Chromsa volvió a romperse. Le pitaban los oídos mientras procesaba la información, notando como le faltaba el aire cada vez más. Temblaba. No tenía dudas, por la descripción tenía que ser Ataulfo. El liche que habían encontrado en una bolsa cerca de Silente. El liche que ÉL había sacado al meter la mano en una bolsa sin fondo en la que estaba atrapado. Siendo justos, lo hizo con la ayuda de Adam, Alec y Kolja, lo cual hacía incluso más triste lo que estaba ocurriendo.
El fauno se quedó en el sitio mientras el resto hablaba y a la chica se la llevaban arriba. Oía de pasadas como el grupo se daba ánimos como podían. Habían hecho lo que habían podido, cierto. Pero él... él... Solo de pensarlo se ponía peor, hasta el punto de que si seguía allí dentro solo iba a agobiarse aún más. Girándose a sus compañeros, entre lágrimas que habían vuelto a brotar y con la voz rota, dijo como pudo: -Yo, ne-necesito... Vuelvo enseguida. Yo...- Antes de que pudieran darle una respuesta, el ochrorio corrió hacia la puerta seguido de un vendaval de su dominio, dejando caer por la ansiedad sin darse cuenta las hojas que había absorbido. Cualquiera podría ver la angustia con la que había salido.
Chromsa llegó lo más rápido posible al exterior. Necesitaba aire, espacio, confianza en que no la había fastidiado. Se dejó caer en la pared del torreón, cerca de la puerta. No tenía claro si quería estar con sus amigos o solo, a ambas opciones le encontraba pegas. Ahora mismo no creía que pudiera salir de ese dolor solo, pero ¿cómo podía mirar a la cara al resto cuando indirectamente había causado la muerte de Kolja, Reina y el resto? Cada cosa que pensaba solo alimentaba la ansiedad. El brujo se echó a llorar tapándose la cara , mientras sus hojas se amontonaban a su alrededor. -Lo siento. Lo siento tanto- dijo al aire, como una plegaria a los espíritus de unos compañeros perdidos.
Y entonces llegó la explicación. El dónde habían estado y por qué en esa sala todavía faltaban personas. El secuestrador seguía a una diosa que, mirara por donde mirara el ochrorio, le resultaba una blasfemia contra lo verdaderamente divino si necesitaba sacrificios tan horribles. Estaba empatizando por los horrores que tenía que haber pasado la chica, le dolía escuchar su testimonio. En cuanto mencionó a "aquella chica asiática", el terror de ella también se le pegó, las hojas incluso pararon unos instantes por el shock. Tenía que ser Reina, aunque en el fondo esperaba que no lo fuera. No estaba listo para lo que iba a seguir. -¿Q-Que...?- consiguió decir con la voz tan temblorosa como su cuerpo mientras las lágrimas se iban formando en sus ojos. Uno a uno, los nombres de sus compañeros salieron acrecentando la lista de aquellos para los que ya era tarde. Arcan no le sonaba de nada, tenía que ser un amigo del resto, y de los del otro grupo solo había hablado un par de veces con Nery's, no por ello dejaban de doler. Aunque sin duda eran los otros dos los que le provocaron el llanto. Reina no es que hubiera estado muy implicada en la vida durante la criba, pero Kolja... Fue la primera persona que conoció al llegar a la fuente el primer día, un gran guerrero aunque su cabezonería hubiera empezado más de una discusión en el grupo, un amigo con el que todos habían sobrevivido... y que ahora ya no estaba, solo cenizas en el viento. -(¿Cómo podrían haberlos capturado a todos sin que pudieran hacer nada?)- se preguntó con pesar.
Chromsa miró a sus compañeros. Algunos lloraban, otros aguantaban la noticia, pero le parecía que a todos les afectaba de uno modo u otro. Aquello solo le causaba aún más pena. Todo el esfuerzo que habían hecho, ¿al final no había servido de nada? Seguramente no fuera el caso, porque haber acudido a Dama Enigma probablemente es lo que hubiera conseguido que estuvieran hoy allí, pero en esos momentos no conseguía pensar con claridad. Empezando por Adam, quiso abrazar a sus amigos, compartir juntos el dolor de la pérdida que llevaba tiempo ya dando señales, pero...
Todo en el relato de la chica era espeluznante y Yuca desde luego era un monstruo, pero hubo un detalle que le hizo parar incluso de llorar y el brujo se giró lento hacia ella, con los ojos bien abiertos. ¿Había escuchado bien? Sería una coincidencia, ¿verdad? -(No puede ser, ¿verdad? No, no)- intentaba convencerse, pero el sudor frío que empezaba a notar adelantaba un mal presagio. -¿Cómo que un ser esquelético? ¿Era otro ciudadano?- preguntó antes de que se la llevaran a descansar. Si bien su voz había sido firme, ocultaba una preocupación enorme que lo estaba tambaleando por dentro. Mónica dio entonces una explicación describiendo al ser y entonces Chromsa volvió a romperse. Le pitaban los oídos mientras procesaba la información, notando como le faltaba el aire cada vez más. Temblaba. No tenía dudas, por la descripción tenía que ser Ataulfo. El liche que habían encontrado en una bolsa cerca de Silente. El liche que ÉL había sacado al meter la mano en una bolsa sin fondo en la que estaba atrapado. Siendo justos, lo hizo con la ayuda de Adam, Alec y Kolja, lo cual hacía incluso más triste lo que estaba ocurriendo.
El fauno se quedó en el sitio mientras el resto hablaba y a la chica se la llevaban arriba. Oía de pasadas como el grupo se daba ánimos como podían. Habían hecho lo que habían podido, cierto. Pero él... él... Solo de pensarlo se ponía peor, hasta el punto de que si seguía allí dentro solo iba a agobiarse aún más. Girándose a sus compañeros, entre lágrimas que habían vuelto a brotar y con la voz rota, dijo como pudo: -Yo, ne-necesito... Vuelvo enseguida. Yo...- Antes de que pudieran darle una respuesta, el ochrorio corrió hacia la puerta seguido de un vendaval de su dominio, dejando caer por la ansiedad sin darse cuenta las hojas que había absorbido. Cualquiera podría ver la angustia con la que había salido.
Chromsa llegó lo más rápido posible al exterior. Necesitaba aire, espacio, confianza en que no la había fastidiado. Se dejó caer en la pared del torreón, cerca de la puerta. No tenía claro si quería estar con sus amigos o solo, a ambas opciones le encontraba pegas. Ahora mismo no creía que pudiera salir de ese dolor solo, pero ¿cómo podía mirar a la cara al resto cuando indirectamente había causado la muerte de Kolja, Reina y el resto? Cada cosa que pensaba solo alimentaba la ansiedad. El brujo se echó a llorar tapándose la cara , mientras sus hojas se amontonaban a su alrededor. -Lo siento. Lo siento tanto- dijo al aire, como una plegaria a los espíritus de unos compañeros perdidos.
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidadPersonajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Sede de los Taumaturgos
05/11/23, 12:52 pm
No sabía que decir, ni que pensar ni que hacer. Era un descenso a la oscuridad misma, al abismo que se había formado dentro de él, creciente con cada segundo que pasaba a su alrededor. No era solo él, los demás estaban igual de dolidos por lo que apenas le llegaba en sus oídos y vista nublados por el propio impacto de la noticia.
Quejidos dolorosos se escapaban de su boca y entrecerró los ojos. Sus mejillas se mojaron aun más, crueles y delatantes. No quería eso, quería negar por completo que la monstruosa ciudad se llevó a personas que le importaban, gente por la que podía luchar y dar un paso al frente.
No lo hizo.
Lethe pronunció esas palabras y Adam, sumido en el enorme precipicio interno en el que se encontraba cayendo, la miró sin cambiar su expresión dolida y pensó para sí mismo, infecto de negatividad, que eso no era verdad y no pudo evitar culparse a él mismo sobre todo.
¿Qué hizo? ¿Jugar a ser médico? ¿Perseguir sueños? Escenarios poblaban su mente. Todos, sufriendo una muerte horrible e inenarrable. Los peores horrores sobre ellos, desolados, sin esperanza alguna. Todo mientras Adam estaba siguiendo las corrientes de esa horrible ciudad, yendo a sitios en los que distraerse mientras confiaba ciegamente en una desconocida que parecía maja.
Fleur apoyó las palabras de Lethe. Adam no quería pensarlo pero se le antojaron vacías, muy vacías. Estaba herido. No era verdad. Se distrajeron de un objetivo que tuvieron que haber perseguido desde el principio, por muy peligrosa que fuese la ciudad. Los fallecidos la sufrieron, ¿no? ¿Por qué demonios no se la jugó a buscarlos en serio? Se vio cobarde por actuar en la comodidad, en no apostar su propio pellejo a favor de ellos. Kolja lo habría hecho sin dudarlo.
El solo escuchar a varos de sus compañeros lidiar con el duelo le hizo quebrarse más. La garganta le pesaba y sollozos entrecortados se le escapaban de su agitado pecho. Todos estaban juntos en las peores y aunque deseó hacerlo, Adam no se vio capaz de siquiera otorgar ánimos ni ofrecer consuelo, sencillamente hacerlo le partiría el alma.
No tuvo tiempo para pensar en quien hizo esa atrocidad, aquel psicópata responsable. Su burbuja era muy densa, solo podía pensar en las muertes pero ésta se quebró cuando Chromsa mencionó aquel esqueleto. No hiló los conceptos en un principio por culpa del impacto inicial pero…
No podía ser cierto.
La visión de aquella criatura muerta, el esqueleto lleno de ese pus verdoso en su interior, la bolsa… Ataulfo… Esa cosa… ¿Ayudó?
Chromsa pareció haber pensado en eso mismo, su expresión lo delató y sus lágrimas eran dolorosas de ver para Adam. No pudo decir nada, estaba bloqueado y pálido por ese dato. Quería decir algo, debía decirlo pero Chromsa ya estaba marchándose y Adam alzó la mano en dirección al afectado. Era ya tarde, solo pudo ver como se alejaba a la vez que varias hojas le rozaron la cara con rapidez, estas estaban sumidas en un remolino que eran reflejo del interior de Chromsa, podía sentirlo.
Era mucho que pensar y a Adam no le quedaban fuerzas. Debería decir algo a Chromsa o, al menos, al resto. Lethe, Fleur, Maila, Kradko, a alguien aunque sea. No podía hacerlo, se sentía débil. Sin mediar palabra se acercó a una silla, la primera que vio. Sentado, miraba a nada y a la vez a todo, al pasado y al futuro. Su mirada era vacía, ya no le quedaban lágrimas que derramar.
Quejidos dolorosos se escapaban de su boca y entrecerró los ojos. Sus mejillas se mojaron aun más, crueles y delatantes. No quería eso, quería negar por completo que la monstruosa ciudad se llevó a personas que le importaban, gente por la que podía luchar y dar un paso al frente.
No lo hizo.
Lethe pronunció esas palabras y Adam, sumido en el enorme precipicio interno en el que se encontraba cayendo, la miró sin cambiar su expresión dolida y pensó para sí mismo, infecto de negatividad, que eso no era verdad y no pudo evitar culparse a él mismo sobre todo.
¿Qué hizo? ¿Jugar a ser médico? ¿Perseguir sueños? Escenarios poblaban su mente. Todos, sufriendo una muerte horrible e inenarrable. Los peores horrores sobre ellos, desolados, sin esperanza alguna. Todo mientras Adam estaba siguiendo las corrientes de esa horrible ciudad, yendo a sitios en los que distraerse mientras confiaba ciegamente en una desconocida que parecía maja.
Fleur apoyó las palabras de Lethe. Adam no quería pensarlo pero se le antojaron vacías, muy vacías. Estaba herido. No era verdad. Se distrajeron de un objetivo que tuvieron que haber perseguido desde el principio, por muy peligrosa que fuese la ciudad. Los fallecidos la sufrieron, ¿no? ¿Por qué demonios no se la jugó a buscarlos en serio? Se vio cobarde por actuar en la comodidad, en no apostar su propio pellejo a favor de ellos. Kolja lo habría hecho sin dudarlo.
El solo escuchar a varos de sus compañeros lidiar con el duelo le hizo quebrarse más. La garganta le pesaba y sollozos entrecortados se le escapaban de su agitado pecho. Todos estaban juntos en las peores y aunque deseó hacerlo, Adam no se vio capaz de siquiera otorgar ánimos ni ofrecer consuelo, sencillamente hacerlo le partiría el alma.
No tuvo tiempo para pensar en quien hizo esa atrocidad, aquel psicópata responsable. Su burbuja era muy densa, solo podía pensar en las muertes pero ésta se quebró cuando Chromsa mencionó aquel esqueleto. No hiló los conceptos en un principio por culpa del impacto inicial pero…
No podía ser cierto.
La visión de aquella criatura muerta, el esqueleto lleno de ese pus verdoso en su interior, la bolsa… Ataulfo… Esa cosa… ¿Ayudó?
Chromsa pareció haber pensado en eso mismo, su expresión lo delató y sus lágrimas eran dolorosas de ver para Adam. No pudo decir nada, estaba bloqueado y pálido por ese dato. Quería decir algo, debía decirlo pero Chromsa ya estaba marchándose y Adam alzó la mano en dirección al afectado. Era ya tarde, solo pudo ver como se alejaba a la vez que varias hojas le rozaron la cara con rapidez, estas estaban sumidas en un remolino que eran reflejo del interior de Chromsa, podía sentirlo.
Era mucho que pensar y a Adam no le quedaban fuerzas. Debería decir algo a Chromsa o, al menos, al resto. Lethe, Fleur, Maila, Kradko, a alguien aunque sea. No podía hacerlo, se sentía débil. Sin mediar palabra se acercó a una silla, la primera que vio. Sentado, miraba a nada y a la vez a todo, al pasado y al futuro. Su mirada era vacía, ya no le quedaban lágrimas que derramar.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Sede de los Taumaturgos
06/11/23, 09:12 pm
No supo en qué momento el salón se había llenado tanto, pero en un suspiro aquello estaba lleno de monstruos, cada uno de sus madres y de sus padres. La tranquilidad de Eitne al ver a Mónica viva fue efímera y, poco a poco, se fue contagiando de la incertidumbre que veía en el resto de caras. Quería alegrarse por la bruja, pero sentía que estaba mal cuando faltaba tanta gente. Cuando Limón pió por primera vez, el niño lo acogió en su mano izquierda y se lo llevó al pecho, pidiéndole por favor que no hiciera ruido.
La llegada de Nime le resultó un alivio y decidió que no se despegaría de ella ni de los suyos, sobre todo al ver que Mónica despertaba. Al principio, intercambió con la demonio un gesto de sorpresa y alegría, pero fue la propia bruja con sus palabras la que lo rompió. Procesó todo a medias, con una hilera de pensamientos intercalados con dudas por lo que estaba oyendo. ¿Cómo? ¿Por qué? No entendía aquel arranque de violencia, a pesar de que sabía de sobra la ciudad en la que vivía. Las comisuras de sus labios se movían en pequeños espasmos, fruto de la lucha interna de la bestia del crepúsculo por no llorar.
Tardó en reaccionar al agarre de la libense, pero cuando se percató, llevó su mano libre sobre la de ella y la posó con suavidad, temblorosa. Buscó con la mirada a Adru, a Neil, a Rox y fueron sus rostros los que terminaron por decantar su guerra en favor de las lágrimas. Cuando el gamusino les abrazó, Eitne ya sollozaba desconsolado, susurrando pequeños “No puede ser” que a veces se morían en su boca y a veces sonaban con claridad en unos y otros oídos, al azar.
En ese instante, se le vino a la mente el olor de las plantas de Letargo y la frialdad de la piedra. Se sintió de nuevo cojo, desvalido y muerto de miedo. Echó de menos a los que ya no estaban, que ahora eran más.
Ulmara había llegado en cuanto se enteró de lo que ocurría, pero se quedó apartada, lo más cerca de la pared que pudo. No se permitió sentir alivio aún, a pesar de que ver a Keskit y al resto era una buena noticia. No hasta que no supieran qué era de Sarah, de Nery’s o Kiki, de Reina o Kolja. Había algo terrible en este éxito parcial, una incertidumbre que tensaba a la bruja y carcomía sus nervios, su paciencia. De vez en cuando se le venía Iemai a la mente, pensaba en que ella también había sido secuestrada por un infeliz y en cómo había acabado todo, lo cual no ayudaba en aquel instante.
La espera a que alguien despertara se le hizo agónica y, por desgracia, aquella desconocida no traía buenas noticias para ellos. La sobrepuso un gesto de asco al escuchar la mención a una diosa, una repulsión que no pudo esconder y que tornó en rabia al descubrir cómo habían acabado tantos de sus amigos. Se le erizaron las plumas y se le humedecieron los ojos, pero la cólera podía con el miedo y la pena.
Estaba harta de llorar, de sumar muertos a la lista, de sentirse insegura incluso con el poder que ahora tenían. Harta de que la Ley de No Intervención no sirviera con Iemai y que la ausencia de leyes justificara lo que estaba pasando. Harta de sí misma y de todo el mundo, de los vivos y los muertos. Harta incluso de Sarah y Kiki y Nery’s, de que tantas de sus relaciones hubiesen acabado en una muerte prematura, de tantos fantasmas que, sin existir de veras, la acosarían por las noches.
Se había autoconvencido estos meses de atrás de que no pasaría nada, de que sus compañeros eran un poco raros y necesitaban un espacio diferente al suyo. Porque la salud de Ulmara pendía de un hilo desde la cosecha, porque necesitaba un respiro entre tanto terror, tanta duda existencial, tanto debate interno... Poco a poco aquel pensamiento se había ido desmoronando ante ella y ahí estaba de nuevo, deseando la muerte de otro deshuevado malnacido mientras se preguntaba qué podría haber hecho mejor.
—No es justo, joder… —murmuró.
Abrió entonces su percepción al resto de la sala, vio la seriedad de unos, los llantos desconsolados, las miradas tristes, la impotencia… Todo lo que le bullía por dentro se reflejaba también en el rostro de sus amigos y conocidos. Quiso hablar, corroborar a Lethe y Fleur que efectivamente habían hecho todo lo posible, responder a Maila, consolar a Chromsa…
En su lugar, contuvo un grito de rabia y se marchó sin decir nada, dando un portazo al salir.
La llegada de Nime le resultó un alivio y decidió que no se despegaría de ella ni de los suyos, sobre todo al ver que Mónica despertaba. Al principio, intercambió con la demonio un gesto de sorpresa y alegría, pero fue la propia bruja con sus palabras la que lo rompió. Procesó todo a medias, con una hilera de pensamientos intercalados con dudas por lo que estaba oyendo. ¿Cómo? ¿Por qué? No entendía aquel arranque de violencia, a pesar de que sabía de sobra la ciudad en la que vivía. Las comisuras de sus labios se movían en pequeños espasmos, fruto de la lucha interna de la bestia del crepúsculo por no llorar.
Tardó en reaccionar al agarre de la libense, pero cuando se percató, llevó su mano libre sobre la de ella y la posó con suavidad, temblorosa. Buscó con la mirada a Adru, a Neil, a Rox y fueron sus rostros los que terminaron por decantar su guerra en favor de las lágrimas. Cuando el gamusino les abrazó, Eitne ya sollozaba desconsolado, susurrando pequeños “No puede ser” que a veces se morían en su boca y a veces sonaban con claridad en unos y otros oídos, al azar.
En ese instante, se le vino a la mente el olor de las plantas de Letargo y la frialdad de la piedra. Se sintió de nuevo cojo, desvalido y muerto de miedo. Echó de menos a los que ya no estaban, que ahora eran más.
—
Ulmara había llegado en cuanto se enteró de lo que ocurría, pero se quedó apartada, lo más cerca de la pared que pudo. No se permitió sentir alivio aún, a pesar de que ver a Keskit y al resto era una buena noticia. No hasta que no supieran qué era de Sarah, de Nery’s o Kiki, de Reina o Kolja. Había algo terrible en este éxito parcial, una incertidumbre que tensaba a la bruja y carcomía sus nervios, su paciencia. De vez en cuando se le venía Iemai a la mente, pensaba en que ella también había sido secuestrada por un infeliz y en cómo había acabado todo, lo cual no ayudaba en aquel instante.
La espera a que alguien despertara se le hizo agónica y, por desgracia, aquella desconocida no traía buenas noticias para ellos. La sobrepuso un gesto de asco al escuchar la mención a una diosa, una repulsión que no pudo esconder y que tornó en rabia al descubrir cómo habían acabado tantos de sus amigos. Se le erizaron las plumas y se le humedecieron los ojos, pero la cólera podía con el miedo y la pena.
Estaba harta de llorar, de sumar muertos a la lista, de sentirse insegura incluso con el poder que ahora tenían. Harta de que la Ley de No Intervención no sirviera con Iemai y que la ausencia de leyes justificara lo que estaba pasando. Harta de sí misma y de todo el mundo, de los vivos y los muertos. Harta incluso de Sarah y Kiki y Nery’s, de que tantas de sus relaciones hubiesen acabado en una muerte prematura, de tantos fantasmas que, sin existir de veras, la acosarían por las noches.
Se había autoconvencido estos meses de atrás de que no pasaría nada, de que sus compañeros eran un poco raros y necesitaban un espacio diferente al suyo. Porque la salud de Ulmara pendía de un hilo desde la cosecha, porque necesitaba un respiro entre tanto terror, tanta duda existencial, tanto debate interno... Poco a poco aquel pensamiento se había ido desmoronando ante ella y ahí estaba de nuevo, deseando la muerte de otro deshuevado malnacido mientras se preguntaba qué podría haber hecho mejor.
—No es justo, joder… —murmuró.
Abrió entonces su percepción al resto de la sala, vio la seriedad de unos, los llantos desconsolados, las miradas tristes, la impotencia… Todo lo que le bullía por dentro se reflejaba también en el rostro de sus amigos y conocidos. Quiso hablar, corroborar a Lethe y Fleur que efectivamente habían hecho todo lo posible, responder a Maila, consolar a Chromsa…
En su lugar, contuvo un grito de rabia y se marchó sin decir nada, dando un portazo al salir.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Sede de los Taumaturgos
07/11/23, 05:23 pm
La enderth hizo acopio de fuerza de voluntad para no dejar traslucir lo impotente que se sentía. No hasta el punto en el que lo hacía. Sus palabras prácticamente parecían haber caído en saco roto a juzgar por las reacciones de la mayoría, y no es que le extrañase o pudiera culparlos. Tuvo el breve consuelo de ser respaldada por Fleur, a quien dedicaría un débil “gracias” al pasar por su lado camino a la puerta: su siguiente objetivo. No para abandonar el edificio por completo como había hecho Ulmara, aunque ganas no le faltasen. Le preocupaba Chromsa, y ni siquiera Adam parecía en condiciones de salir tras su pareja. No podía decir que una congoja no se instalase en su pecho al ver el estado del pegaso, de la aparición nocturna y… bueno, de todos en general. Ella también se preguntaba quién lucios era el tal Yuca y si ya se habría encargado de él el grupo de rescate. Si no era así… Negó con la cabeza, no era el momento. Todavía llevaba a Kradko de la mano, por lo que se acercó a Amira, que era la que parecía más entera de sus más allegados y le indicó a la lepäni con suavidad que permaneciese junto a la valkyria.
La puerta de la Sede se abriría tras el fauno por segunda vez en poco tiempo, pero esta vez la persona que salía no pasaría de largo. La horus se acercó al brujo con cautela, colocándose a su lado pero no demasiado cerca.
—Chromsa… —En realidad, ¿qué le quería decir o preguntar? Ni siquiera lo tenía claro. Pero le había extrañado lo particularmente perturbado que se había mostrado tras hacer una pregunta que, para ella, no significaba gran cosa—. ¿Necesitas… quieres… hablar?
Según las palabras escapaban de su pico, podía palpar la futilidad que despedía cada una de ellas. Estaban tan vacías como el intento que Fleur y ella habían hecho por infundir una mísera partícula de ánimo.
La puerta de la Sede se abriría tras el fauno por segunda vez en poco tiempo, pero esta vez la persona que salía no pasaría de largo. La horus se acercó al brujo con cautela, colocándose a su lado pero no demasiado cerca.
—Chromsa… —En realidad, ¿qué le quería decir o preguntar? Ni siquiera lo tenía claro. Pero le había extrañado lo particularmente perturbado que se había mostrado tras hacer una pregunta que, para ella, no significaba gran cosa—. ¿Necesitas… quieres… hablar?
Según las palabras escapaban de su pico, podía palpar la futilidad que despedía cada una de ellas. Estaban tan vacías como el intento que Fleur y ella habían hecho por infundir una mísera partícula de ánimo.
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