Miel Recetas para Daelicianos

Recuerdo del primer mensaje :

Llevaba tiempo pensando en tener aquella conversación con Luci, así que cuando un día se lo encontró en la cocina, aprovechó la oportunidad. Quería hablar de la perdida de peso del niño chuche, la cual se había vuelto realmente preocupante. Pensaba que igual se debía a que la dieta que seguía en su mundo natal difería mucho de la del resto de sus compañeros de torreón, pero no tenía pruebas de ello, así que pensaba cerciorarse.

-Hola Luci- saludó- Oye, me he fijado en que has perdido mucho peso últimamente ¿Que solías comer en tu mundo? ¿Era muy diferente de lo que cocinamos aquí?- le preguntó, sin andarse por las ramas.

Luci no se sentía con ánimos para guiar a nadie en ninguna tarea, mucho menos en una tarta. Miró su plato e hizo que el tenedor juguetease con un trozo de tostada antes de pincharlo y metérselo en la boca. Masticó lentamente igual que estaba masticando ideas de excusas para darle a Kolja y escabullirse de esa situación. Pero su sugerencia llamó su atención.

-Se puede hacer hojaldre con lo que tenemos. Queda mucho menos ligero, pero se puede. Yo lo he hecho -dijo. Su primer intento había sido más que asqueroso, pero el siguiente resultó incluso comestible. Tal vez en un tercero le saldría algo decente. -¿Sabes hacer mantequilla?

Si resultaba que el alemán sabía hacer mantequilla puede que su día no fuese tan horrible al fin y al cabo.

Kolja notaba en la forma en la que Luci jugueteaba con su comida que no estaba especialmente ilusionado con la idea de que cocinasen algo juntos. Cuando sin embargo le dijo que había otras formas de hacer hojaldre Kolja soltó un suspiro. Menos mal, porque con lo que cuesta hacer mantequilla... pensó. Sin embargo las siguientes palabras de Luci le sacaron de su alivio.

-Si, mi madre se enseñó como se hacía. Es un trabajo bastante duro, pero igual podríamos convencer a Alec y Adam para que se apuntasen y que nos pudiésemos repartir el trabajo- contestó.

Si la mantequilla conseguía animar al daeliciano, desde luego merecería la pena.

-Yo sé hacer levadura porque lo hicimos como experimento de clase una vez, pero no mantequilla -respondió -La compro en el mercado y ya.

Si lo hacían, dejaría que los tres chicos mayores trabajaran. No se veía capaz de hacer ninguna actividad que requiriese fuerza física.

Se resignó a que ese día iba a cocinar con Kolja, así que se terminó el desayuno, con tranquilidad para no vomitarlo, y se puso su mandil (cosido por él mismo y con un bordado de conejito bastante decente en su opinión).

-¿Qué receta es la que tenías en mente? Cuéntame. A lo mejor tenemos bastantes ingredientes para hacer ambas.

-Para la mía levadura no necesitamos, para la tarta me imagino que si, ¿no?- contestó.

-Pues yo tenía en mente una receta que es de Grecia, de donde viene Alyssa. Es queso feta, un queso de allí, envuelto en hojaldre. Ese bloque se fríe, con cuidado de que no se rompa el hojaldre y se salga el liquido del feta, y luego se le echa miel por encima, es muy sencillo pero está muy rico- explicó.

Se suele adornar con unas semillas de sésamo tostadas-admitió. -Pero de eso creo que nunca he visto en las cestas. Estoy seguro, eso si, de que no tenemos feta, pero he visto otros quesos que se le parecen, podemos probar a ver como queda con uno- dijo, animado.

La receta sonaba sorprendentemente bien. A Luci le dieron ganas de probarla inmediatamente, y a lo mejor si hacían algo de su tierra Alyssa se ablandaba un poco con ellos.

-La tarta también se puede hacer con hojaldre. Podemos hacer el doble, ya me voy apañando con las cantidades.

Eligieron los ingredientes primero; tanto la fruta para la tarta como el queso para el plato griego. Por petición explícita del daeliciano cogieron el queso de sabor más suave de los que más se acercaban a la textura y consistencia del feta. También cogieron las frutas de peor aspecto, las que tenían algún golpe o ya empezaban a estar demasiado maduras, y dejaron las más apetecibles para los picoteos del grupo.

El fuego estaba todavía encendido. Luci se ocupó de cortar y pelar la fruta para ponerla a caramelizar en una sartén de hierro y Kolja se ocuparía del hojaldre en cuanto el daeliciano le hubo dado las indicaciones de las medidas.

-¿Dónde aprendiste esa receta? -le preguntó -¿Has estado en Grecia? ¿Queda muy lejos de tu país?

La Tierra tenía demasiados países.

Kolja se arremangó, dispuesto a seguir las instrucciones de Luci para hacer el hojaldre. Fueron a coger los ingredientes y tras probar varios quesos, Kolja cogió el que más le había gustado al daeliciano. También le ayudó a escoger las piezas de fruta para la tarta, comprobando a ver cuales estaban ya a punto de pasarse de maduras.

-Si, mi familia viajaba mucho y he estado en bastantes paises-contestó.

No estaba seguro de como contestar a que distancia quedaba Grecia de Alemania. Técnicamente, mirando el mundo en general, si estaban bastante cerca, pero aún así si que quedaba a más de un día de viaje en coche.

Pues, está cerca si tenemos en cuenta el tamaño de mi mundo. Hay varios países entre Alemania y Grecia, y andando se tardan varias semanas, pero no se si otros humanos te han hablado sobre los aviones. Son maquinas dentro de las cuales volamos, son muy rápidos, de Hamburgo, cerca de donde yo vivía, hasta Atenas, la capital de Grecia, tardamos unas tres horas, sin contar los preparativos y las esperas, claro- explicó.

-Y, pues, una vez que estuvimos en Grecia pedimos este entrante en un restaurante y me encantó, así que cuando llegué a casa busqué la receta y aprendí a cocinarlo- contó.

La caramelización iba a llevar su tiempo, así que Luci cogió un taburete para sentarse junto al fuego y no perder el cazo de vista. Había oído algo sobre los aviones, aunque todavía no había sido capaz de imaginárselos sin sentir vértigo. ¿Cómo conseguían que un trasto enorme de metal se mantuviera en el aire?

-¿Cuánto sería en tren? -al menos sabía que los humanos tenían trenes. Estaba feo pero se sentía un poco menos mal al saber que su mundo no era el más atrasado tecnológicamente. -Yo solo he salido de mi ciudad una vez en mi vida. El año pasado hice un viaje con mis amigos a la Ciudad del Mar y fuimos en tren, pero no he podido reproducir ninguno de los platos que probé allí, los ingredientes son demasiado caros.

Solo las clases altas podían permitirse productos exportados de la Ciudad del Mar, y a pesar de la buena posición de sus padres, la familia de Luci no pertenecía a ella. Por eso todo su grupo había aprovechado su viaje para llenar las maletas con todo lo que pudieran comprar. Algunos de sus amigos llevaban hasta listas redactadas por sus familias.

Kolja se sentó junto al daeliciano, esperando también. Parecía que la tarea y algo de conversación había conseguido sacar un poco a Luci de su anterior estado de animo.

-Pues, no es complicado, por que serían varios trenes que habría que coger y no estoy seguro que todo el camino se pueda hacer sobre las vías. Yo diría que más de día y medio, más o menos- contestó, inseguro.

Cuando Luci le dijo que solo había salido una vez de su ciudad se quedó algo perplejo. Toda persona que conocía en la Tierra había ido a muchos sitios. No todos sus amigos habían estado en el extranjero, y menos aún en otro continente, pero salir de su ciudad desde luego que si.

-¿Eran muy diferentes los platos de Ciudad del Mar?, comparados con los de tu hogar- preguntó.- ¿Cómo es que no has salido más? ¿Está tu ciudad muy apartada? ¿Hay muy pocas en tu país?- intrigó.

Luci silbó, impresionado.

-¡Eso es mucho tiempo! Nosotros no estuvimos tanto, pero sí que nos pasamos casi todo el día metidos en el tren. Llegamos agotados -comentó. Luego añadió viendo que el alemán se acomodaba: -Oye, ¿no vas a hacer el hojaldre? Como no empieces ya no va a estar a tiempo para cubrir las manzanas.

Él tenía que estar pendiente del cazo, así que no podía ayudarle mucho más allá de darle instrucciones.

-Sí, en la Ciudad del Mar tienen muchísimos platos de pescado y muchísima más variedad de frutas y verduras que las que hay en casa. Tienen gelatinas y helados y siropes de más sabores que no sean arce, chocolate y frutos del bosque -respondió. Lo cierto es que su ciudad, lo que se decía variedad, tenía poca, por eso se esforzaban tanto en la técnica. -Y que yo sepa en mi mundo sólo hay dos ciudades: la Ciudad del Norte, que es donde yo vivo, y la Ciudad del Mar. Hay pueblos granjeros en los alrededores pero ciudades, lo que se dice ciudades, no. Con respecto a viajar… los trabajos de mis padres tienen unos horarios un poco locos y además organizar un viaje, con los billetes, el alojamiento y todo eso es caro. Nosotros teníamos donde quedarnos a dormir gracias al coro que nos consiguió una habitación en uno de los centros culturales.

-Oh, si, ahora empiezo con el hojaldre- contestó.

Siguió las instrucciones de Luci para prepararlo mientras escuchaba lo que el niño chuche le iba contando sobre su mundo. La verdad es que eran cosas bastante interesantes y en ocasiones bastante extrañas. El hecho de que solo hubiese dos ciudades era bastante sorprendente. ¿Quizás Luci vivía en una isla apartada de otros continentes en los que si que hubiese más ciudades? Imposible saberlo, si el era el único daeliciano que conocía.

-En mi planeta la verdad es que con los medios de transporte más desarrollados podemos disfrutar de todo tipo de comidas de alrededor de todo el mundo en nuestro propio país. Siempre hay algunas cosas que no se exportan y otras que realmente no llegas a saber como se cocinan realmente hasta que vas al país de origen.

-¿El coro?- preguntó, ante las últimas palabras del daeliciano.- ¿Cantabas en un coro y fue una especie de excursión para actuar en la Ciudad del Mar o te refieres a otra cosa?

La Tierra parecía mucho mejor que su mundo en muchas cosas y estaba empezando a mosquearle. Luci se vio deseando no solo que le permitiesen volver a su mundo, si no poder visitar los de sus compañeros.

Le fue dando instrucciones a Kolja mientras atendía las manzanas y cuando el alemán tuvo una torta de masa de hojaldre le indicó como cubrir con ella el contenido de la sartén. Luego metieron la sartén en el horno.

-¡Y ya está! Ahora con tu plato -sentenció poniendo los brazos en jarras en actitud triunfal. -Sip, Cantaba en un coro. Creo que es el club en el que más tiempo he estado junto con el de baile. Nos apuntamos a un programa de intercambio cultural y ellos nos organizaron el viaje.

Habían actuado con otros grupos tanto de su ciudad natal como de la Ciudad del Mar. Había sido divertido. Y caótico.

Después de meter el postre en el horno, Kolja empezó a explicarle a Luci el plato, que era muy sencillo. Solo tenían que envolver el queso con el hojaldre amasado finito y pegarlo usando la clara de un huevo. Lo siguiente era freírlo en una sartén con un poco de aceite, solo medio minuto cada lado, que no quedase demasiado tostado. El último paso era solo echarle la miel por encima, y en el caso de haberlas tenido, las semillas de sésamo tostado. Con el poco tiempo que llevaba estuvo listo mucho antes que la tarta, por lo que Kolja le propuso ir comiéndolo mientras charlaban y esperaban a que el postre terminase de hacerse.

-Yo la verdad es que nunca tuve mucho tiempo para actividades extracurriculares, entre el entrenamiento con armas de mi padre y el aprender a usar la forja, apenas tuve tiempo para aprender a tocar la guitarra y el bajo, e incluso eso fue autodidáctico- le contó.

A Luci le fascinó lo fácil que fue preparar los paquetitos de hojaldre y queso. Aunque no le convencía el sésamo tostado, el plato le entusiasmó tanto que casi no pudo esperar a que se enfriara para probarlo, tuvo que recurrir a una cucharada de miel para calmar su gula.

-¡Pero las actividades creativas son importantes para el desarrollo personal! -protestó, indignado. No podía creer que el padre de Kolja no le hubiese apuntado a clases de música, visto que le interesaba. Tal vez la forja podía considerarse una actividad creativa, pero diversificar era importante. -Ojalá pudiéramos encontrarte una guitarra, podrías unirte a nuestro grupo de música.

La tarta salió perfecta (o todo lo perfecta que podía salir con los medios que tenían) aunque poco dulce, por lo que Luci recubrió su porción con más miel. Al final, su fastidio y desgana se habían desvanecido. Había estado demasiado ocupado cocinando y hablando con Kolja como para acordarse de sus miserias, y había conseguido un plato nuevo para su repertorio ¡y una tarta! Por desgracia el alemán no saldría tan bien parado. ¿Quién iba a adivinar que la miel daeliciana era tóxica para los humanos?

Kolja se encogió de hombros, sin saber que decir. Las cosas siempre habían sido así en su familia, siempre habían sido educados en casa en las costumbres de sus ancestros. Entre las clases de historia familiar, la forja y el entrenamiento con armas la verdad es que no hubiese tenido tiempo para otras actividades, había aprendido a tocar la guitarra y el bajo en los momentos libres en los que no quedaba con sus amigos.

-Ojala, pero una guitarra es difícil de encontrar creo yo. Y hacerla tampoco sería sencillo me imagino, podríamos preguntarle a Alec, pero aún dándosele bien eso de tallar madera lo veo difícil- contestó.

El aperitivo griego quedó bastante rico, con el hojaldre hecho a mano. No sabía exactamente igual, al no haber utilizado feta, pero se acercaba bastante. El postre que hizo Luci también quedó muy bueno, hecho con frutas alienígenas tenía un sabor de lo más peculiar, pero muy rico. Lo que no se esperaba era lo que vino a continuación. Las secuelas lo enviaron a los baños durante unas cuantas horas. A pesar de esto, Kolja se lo había pasado bien con Luci y para cuando terminaron pudo notar que el niño chuche parecía estar más animado que al principio.