Sueño de Freejey

Hacía mucho tiempo que no sentía esto.

Rodeado de gente con la que estoy a gusto, hablando en confianza con una buena amiga, recuerdo la soledad y los malos tragos que pasé cuando llegué a Rocavarancolia, pero pienso que por fin, no son más que recuerdos.

Entonces Bonnie se acerca y me susurra si quiero escuchar un secreto.

Mis colmillos salen a relucir en una sonrisa de complicidad, ¿Con qué me sorprenderá Bonnie?

-Claro, cuéntame.

Me acerco un poco más, para que nadie pueda escuchar lo que me va a decir...

Mientras acerco la cabeza, confiado, incluso divertido, no tengo ni idea de lo que está por venir.

De repente me encuentro sin orejas, con una Bonnie psicópata y caníbal que mastica gustosa mi pobre oreja mientras la otra sigue en su mano.

Me tiro al suelo, intentando alejarme y me retuerzo de dolor. Intento gritar, pero no puedo, no sale ni un susurro de mi garganta.

Empiezo a arrastrarme por el suelo hacia la puerta presa del pánico, dejando un reguero de sangre tras de mí...

Finalmente una marea de dolor se abrió paso a través del miedo, y Freejay oyó una voz que aullaba. La suya.
Los muñones donde anteriormente habían estado sus orejas ahora latían a la par, como dos corazones paralelos que bombeasen fuego en lugar de sangre.
Miró su propio reflejo manchado de sangre en el reluciente embaldosado del suelo, aturdido.
Colaespina. Comida. Bonnie. Secreto. Oreja. Sangre, sangre, sangre.
Extrañamente, le parecía oír los latidos acelerados de su corazón, retumbando en su pecho como un gigantesco reloj. Un reloj que le recordaba que aún estaba vivo, que tenía una oportunidad.
Trató de levantarse, tambaleante. Buscaría un lugar tranquilo, y luego buscaría... una explicación...
Algo impactó contra su sien y le hizo caer al suelo una vez más. Mareado, se dio cuenta de que Bonnie le había pateado la cara.
No podía oírles, pero sabía que los demás reían. Sus cuerpos se retorcían en convulsiones, el cabello cubriéndoles la cara. Riendo a jadeos, casi a gruñidos. En su delirio, podía entrever sus dientes, con caninos blancos y puntiagudos.
Caninos de lobo.

El impacto inesperado me hace acabar aterrizar con la cara en el charco de sangre, de forma que ahora tengo todo el lado derecho de la cara manchado de sangre.

Bonnie, o la cosa en la que se estaba convirtiendo no le deja ponerme de pié, pero consigo rodar por el suelo lo suficiente como para alejarme y levantarme como puedo.

Al dolor de las orejas se le suma el dolor de la cara y la sien, donde me había pateado Bonnie, pero lejos de paralizarme, el dolor me alerta de que tengo que estar atento.

<<Esto no puede ser un sueño, en los sueños el dolor nunca es tan intenso>>

Me pongo en posición defensiva, ahora la salida está al otro lado de la sala, detrás de Bonnie y con todos los demás en el camino, convulsionandose... Si consigo salir antes de que se recuperen solo tendré que vérmelas con Bonnie.

Normalmente no atacaría a mi amiga, pero el dolor y el pánico tienen más peso en este momento. Me lanzo contra la cosa que solía ser Bonnie, dispuesto a derribarla de un puñetazo.

Un escalofrío me recorre de los dedos de los pies hasta la punta de las ojeras, aun que ya no tenga.

En una situación normal, si aparece un lobo de la nada y me muerde una mano, me da un ataque de pánico y me quedo muerto de miedo en el sitio. Pero ahora mismo, tengo dos orejas de menos, un golpe en la sien y la mano mordida por un lobo, no es momento para dejarse llevar.

Me las arreglo para salir del burdel e inicio una carrera desesperada por la ciudad.

<<Lobos, mierda, no podían ser conejitos, claaro que no, tenían que ser lobos T.T>>

Llego a una plaza semi inundada.

<<¿Los lobos saben nadar?... Prefiero no comprobarlo>>

De repente me encuentro acorralado entre los lobos y el mar... solo puedo intentar subirme al poste, y es mejor no perder tiempo.
Consigo llegar arriba pese a mis heridas, y busco cualquier cosa que pueda hacer ahora, no sé si los lobos pueden trepar, si la tormenta me va a fulminar con un rayo o qué, pero desde luego, no me voy a quedar quietecito para averiguarlo.

Estoy atado, sin orejas, rodeado de lobos psicópatas cambiantes que me gritan algo en un idioma nazi, mientras uno se ensaña con mi mano...

En este estado solo puedo hacer una cosa, empiezo a mover la mano libre mientras recito las palabras del hechizo de paralizar, que alcanza al lobo que me estaba mordiendo, recubriéndolo de una película brillante.

Los otros siguen hablando, o cantando, o lo que quiera que hagan... espero a ver si reaccionan.

Aaaagh, magia con babas de lobo...

Se reúnen y hablan, esta vez les he entendido, que cosa mas rara...

<<Así que tengo que encontrar al lobo mentiroso... pero si son todos iguales... ¿Será una adivinanza trampa? Igual es una cuestión filosófica de las de Platón...>>
Nunca se me había dado bien la filosofía, pero hice un esfuerzo.

Los lobos eran todos similares, con diferentes pelajes, transformándose aleatoriamente... Solo había una persona que era diferente... Entonces lo tuve claro, aun que no terminé de entender hasta donde llegaba lo que iba a decir

-...El lobo mentiroso soy yo-