Trama

La noche amortajaba a Rocavarancolia. La ciudad no se había terminado de recuperar del ataque de la Torre de los soñadores y se hallaba ya inmersa en el frenesí de recibir a los cosechados. Muchos ojos miraban hacia los portales para ver qué nuevas semillas entrarían en Rocavarancolia... y apostar sobre cuáles sobrevivirían.

Es decir, era el momento ideal para las conspiraciones.

Muy lejos del trajín dos figuras andaban entre monstruos y espantos. Una iluminaba el camino.

—Entonces, ¿lo has encontrado?

—Así es. Y tú también, por lo que veo.

—En efecto.

La primera figura dirigió a la segunda hacia el lugar que acababa de proteger con hechizos y luego, con mucho cuidado, introdujo su luz para iluminarlo bien. Su acompañante quedó en el sitio, presa del más poderoso pasmo.

—Por todos los dioses... No esperaba tanto... Con todo esto-.

—Solo usaremos uno —le cortó la primera voz.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Porque con uno nos sobra. Usar más es demasiado peligroso.

La segunda figura retiró su mirada indignada y la dirigió nuevamente ante lo que dominaba su habitación. Su éxtasis original fue sustituido por la cautela. Ahí había un gran poder, listo para usarse... y también para destruir a su portador, si no se manejaba con cuidado.

Lentamente asintió.

—Muy bien. Uno valdrá.