Torreón Maciel (Archivo VII)
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- Rocavarancolia Rol
Torreón Maciel (Archivo VII)
05/08/13, 03:48 am
Recuerdo del primer mensaje :
Torreón de cuatro plantas de piedra azulada, cuya azotea y última planta fueron destrozadas por una ballena, de la que ya solo queda el esqueleto. Allí anidan las estirges. Se accede por un puende levadizo y un portón. El corredor de la entrada está plagado de pintadas y mensajes y termina en una reja llena de púas. El patio, donde se reparten algunas vértebras del animal del techo, está rodeado de un muro coronado con cristales, y en el centro de éste hay una estatua de gran pájaro negro con el pico serrado en cuya base está apoyado el reloj robado del torreón Margalar.
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- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
23/11/14, 12:52 am
Después se enterarían de los nombres de los recién llegados, aunque al parecer el pequeño hombrecillo verde no tenía ninguno antes de improvisar algo para ser llamado. Era un animalito tremendamente inquieto, podía resultar tan simpático como agotador verlo moverse constantemente.
Mientras Eara estuvo ocupada con la cena, Ayne se quedó cerca de los recién llegados para atender a las conversaciones o hacer preguntas. Por ejemplo, si habían visto a alguien más en la ciudad, qué peligros se habían topado o si habían averiguado algo. Pero estaban aún más perdidos que ellos si cabía. Además era triste encontrar a otros compañeros diferentes a los del primer día, sin embargo su supervivencia en solitario daba esperanzas acerca de la supervivencia del otro grupo.
Los dos recién llegados fueron la única novedad que hubo en varios días, sin noticias ni más salidas salvo las estrictamente necesarias, es decir, a por comida. Nadie se creía seguro en el exterior y por si fuera poco aún no practicaban con las armas. Se evitó hablar de magia y, al menos, tuvieron unos días de paz. Paz y aburrimiento. Eara se interesó por la costura de Twixy's, pero no más allá de mirarla cuando cosía cerca de ella. La sinhadre sabía remendar y poner botones, pero ahí se acababa su conocimiento básico de costura. De un modo parecido, las tallas de Tesón eran de interés para Ayne, y aunque sí se lo comunicó al roquense, no fue más allá debido al recelo inevitable que aún mostraba por los de su especie. Pero cierta confianza fue empezando a hacerse evidente en general con los demás: estaban en el mismo barco, las diferencias entre especies eran lo de menos. Era cuestión de acostumbrarse a obviarlas. Con los pájaros era más complicado, porque Ergot, por su tamaño, parecía un ser mitológico de los bosques o algo que podía recordar a una mascota, pero ellos imponían. Kirés, por suerte, solo era un tipo comedido, aunque también difícil de leer.
Sobre gente que tenía pocos reparos con otras especies se podía hablar especialmente de Twixy's y Lemus. Cierto era que no parecían tan diferentes, sus pieles no eran pálidas y tenían aquellos apéndices a los lados de la cabeza. Todo el mundo los dejó tranquilos, y al edeel, de hecho, le resultaba un tanto cómico. Solo que si hacía alguna broma al respecto, era para Eara, quien no respondía precisamente con risas. Y mucho menos si le preguntaba si le daban envidia.
Tras algunos días de rutina, Eara terminó por coger la costumbre de estar toqueteándose el pelo con frecuencia, disgustada por el resultado que daban aquellas pastillas de jabón que parecía más adecuado para lavar los platos y ropa que ninguna otra cosa. Lo sentía más estropajoso que de costumbre y además lo lavaba con poco esmero porque el frío del agua solo le pedía salir pronto del baño. El pelo de su edeel parecía ser mucho menos delicado, y tenía reparos a la hora de sugerirle lo que estaba pensando desde que se había dado cuenta. Si lo llevaba tan largo era porque él se lo había pedido.
Antes de que se fuesen levantando los demás, ellos ya estaban despiertos como de costumbre. Si no se encontraban en el mismo lugar que el resto a la hora del desayuno se debía a que la muchacha había abordado a su edeel cuando aún no había nadie despierto.
—Quiero cortarme el pelo.
Lo cogió desprevenido, tanto que no ocultó su sorpresa.
—¿Por qué? Si estás genial así. —Parecía incluso genuinamente preocupado.
—No lo puedo cuidar aquí, y el baño sería más rápido. Lo dejaré crecer otra vez cuando volvamos. —Le hizo un gesto para que le pasase la mano por la cabeza y lo comprobase por sí mismo. Su expresión dio a entender que ya se había dado cuenta, pero le revolvió el pelo de todos modos. Aún lo tenía mojado del baño y le caía por los hombros despeinado. La hora del aseo había acabado hacía no mucho y la noche empezaba ya a clarear.
—No me hace gracia, sería un desperdicio —se quejó. Ella no cambió su expresión seria en ningún momento, lo que quería decir que, como siempre, las miradas suplicantes no servían, así que se dejó de tonterías—. Vale, vale. Está bien. Lo que sea. ¿Quién de los demás puede saber hacerlo bien?
—No hay tijeras, así que no va a quedar bien haga quien lo haga. —Ahí fue cuando la chica le recordó el cuchillo navajero del baño, Ayne volvió a poner mala cara, e insistió solo un poquito más. No había cortado un cabello en su vida. Tampoco su aurva.
En cierto modo prefería ser él quien se encargase de aquella tarea, aunque estuviese improvisando. Se la tomó con extremo cuidado, si bien no pudo evitar gemir de angustia al ver caer el primer mechón –sin conseguir que ella le siguiera la broma–. Tanto esmero puso en que su aurva no tuviese pelo de espantapájaros que, a pesar de los cortes mal hechos del cuchillo, no se veía mal del todo. Estaba más o menos como cuando la había conocido o incluso más corto, a petición de la muchacha. No pasaba de un dedo de longitud en su gran mayoría. Ayne ya echaba de menos su trenza y no se quería acostumbrar demasiado a aquello.
—Venga, ahora yo, antes de que me eche atrás —le dijo al terminar, tendiéndole la navaja.
—¿Por qué? —preguntó ella un tanto sorprendida, aceptándola.
—Si me has convencido de que tienes razón, hay que dártela. Va a ser más cómodo.
Ni de lejos se lo cortó tanto como su aurva, pero pasó a tenerlo a la altura del cuello. El manejo de la navaja de Eara era más torpe, aunque también se esforzaba, pero por suerte aquel corte era menos exigente. Pronto el suelo pasó a ser de color rosa y violeta, y el chico se toqueteaba la nuca con semblante pensativo.
—Qué extraño —comentó con una media sonrisa.
Eara agarró la escoba para encargarse de barrer el suelo, pero antes de empezar Ayne recogió un par de mechones loargos de cada color y se dedicó a trenzarlos mientras ella recogía los demás. Cuando acabó le mostró la trenza bicolor sonriendo y dijo que parecía una pulsera. Al final, acabó guardándola por ningún motivo en particular.
Cuando llegaron al piso inferior ya había un buen puñado de gente recién levantada. Se preparaban para comenzar enseguida el entrenamiento, y Ayne se llevó una mano a la cabeza al darse cuenta de que se le había pasado por completo. Les hizo falta más tiempo del que habían pensado en un principio para hacer el corte de pelo.
—Buenos días, diurnos —saludó el sinhadre, justo cuando Eara lo adelantaba para vaciar el recogedor—. ¿Qué os parece el cambio de estilo? Aparte de improvisado, por favor. No se puede hacer más con lo que hay a mano. —Giró la cabeza y se recolocó el pelo para que todos se percataran. En él la diferencia era menos notable que en su aurva—. Es vuestro día de suerte si os apetece un corte, he descubierto que tengo algo de talento.
Eara por su parte prefería evitar las miradas y los comentarios porque no le daba importancia a algo tan mundano, pero no era sencillo estando cerca de él.
Mientras Eara estuvo ocupada con la cena, Ayne se quedó cerca de los recién llegados para atender a las conversaciones o hacer preguntas. Por ejemplo, si habían visto a alguien más en la ciudad, qué peligros se habían topado o si habían averiguado algo. Pero estaban aún más perdidos que ellos si cabía. Además era triste encontrar a otros compañeros diferentes a los del primer día, sin embargo su supervivencia en solitario daba esperanzas acerca de la supervivencia del otro grupo.
Los dos recién llegados fueron la única novedad que hubo en varios días, sin noticias ni más salidas salvo las estrictamente necesarias, es decir, a por comida. Nadie se creía seguro en el exterior y por si fuera poco aún no practicaban con las armas. Se evitó hablar de magia y, al menos, tuvieron unos días de paz. Paz y aburrimiento. Eara se interesó por la costura de Twixy's, pero no más allá de mirarla cuando cosía cerca de ella. La sinhadre sabía remendar y poner botones, pero ahí se acababa su conocimiento básico de costura. De un modo parecido, las tallas de Tesón eran de interés para Ayne, y aunque sí se lo comunicó al roquense, no fue más allá debido al recelo inevitable que aún mostraba por los de su especie. Pero cierta confianza fue empezando a hacerse evidente en general con los demás: estaban en el mismo barco, las diferencias entre especies eran lo de menos. Era cuestión de acostumbrarse a obviarlas. Con los pájaros era más complicado, porque Ergot, por su tamaño, parecía un ser mitológico de los bosques o algo que podía recordar a una mascota, pero ellos imponían. Kirés, por suerte, solo era un tipo comedido, aunque también difícil de leer.
Sobre gente que tenía pocos reparos con otras especies se podía hablar especialmente de Twixy's y Lemus. Cierto era que no parecían tan diferentes, sus pieles no eran pálidas y tenían aquellos apéndices a los lados de la cabeza. Todo el mundo los dejó tranquilos, y al edeel, de hecho, le resultaba un tanto cómico. Solo que si hacía alguna broma al respecto, era para Eara, quien no respondía precisamente con risas. Y mucho menos si le preguntaba si le daban envidia.
Tras algunos días de rutina, Eara terminó por coger la costumbre de estar toqueteándose el pelo con frecuencia, disgustada por el resultado que daban aquellas pastillas de jabón que parecía más adecuado para lavar los platos y ropa que ninguna otra cosa. Lo sentía más estropajoso que de costumbre y además lo lavaba con poco esmero porque el frío del agua solo le pedía salir pronto del baño. El pelo de su edeel parecía ser mucho menos delicado, y tenía reparos a la hora de sugerirle lo que estaba pensando desde que se había dado cuenta. Si lo llevaba tan largo era porque él se lo había pedido.
Antes de que se fuesen levantando los demás, ellos ya estaban despiertos como de costumbre. Si no se encontraban en el mismo lugar que el resto a la hora del desayuno se debía a que la muchacha había abordado a su edeel cuando aún no había nadie despierto.
—Quiero cortarme el pelo.
Lo cogió desprevenido, tanto que no ocultó su sorpresa.
—¿Por qué? Si estás genial así. —Parecía incluso genuinamente preocupado.
—No lo puedo cuidar aquí, y el baño sería más rápido. Lo dejaré crecer otra vez cuando volvamos. —Le hizo un gesto para que le pasase la mano por la cabeza y lo comprobase por sí mismo. Su expresión dio a entender que ya se había dado cuenta, pero le revolvió el pelo de todos modos. Aún lo tenía mojado del baño y le caía por los hombros despeinado. La hora del aseo había acabado hacía no mucho y la noche empezaba ya a clarear.
—No me hace gracia, sería un desperdicio —se quejó. Ella no cambió su expresión seria en ningún momento, lo que quería decir que, como siempre, las miradas suplicantes no servían, así que se dejó de tonterías—. Vale, vale. Está bien. Lo que sea. ¿Quién de los demás puede saber hacerlo bien?
—No hay tijeras, así que no va a quedar bien haga quien lo haga. —Ahí fue cuando la chica le recordó el cuchillo navajero del baño, Ayne volvió a poner mala cara, e insistió solo un poquito más. No había cortado un cabello en su vida. Tampoco su aurva.
En cierto modo prefería ser él quien se encargase de aquella tarea, aunque estuviese improvisando. Se la tomó con extremo cuidado, si bien no pudo evitar gemir de angustia al ver caer el primer mechón –sin conseguir que ella le siguiera la broma–. Tanto esmero puso en que su aurva no tuviese pelo de espantapájaros que, a pesar de los cortes mal hechos del cuchillo, no se veía mal del todo. Estaba más o menos como cuando la había conocido o incluso más corto, a petición de la muchacha. No pasaba de un dedo de longitud en su gran mayoría. Ayne ya echaba de menos su trenza y no se quería acostumbrar demasiado a aquello.
—Venga, ahora yo, antes de que me eche atrás —le dijo al terminar, tendiéndole la navaja.
—¿Por qué? —preguntó ella un tanto sorprendida, aceptándola.
—Si me has convencido de que tienes razón, hay que dártela. Va a ser más cómodo.
Ni de lejos se lo cortó tanto como su aurva, pero pasó a tenerlo a la altura del cuello. El manejo de la navaja de Eara era más torpe, aunque también se esforzaba, pero por suerte aquel corte era menos exigente. Pronto el suelo pasó a ser de color rosa y violeta, y el chico se toqueteaba la nuca con semblante pensativo.
—Qué extraño —comentó con una media sonrisa.
Eara agarró la escoba para encargarse de barrer el suelo, pero antes de empezar Ayne recogió un par de mechones loargos de cada color y se dedicó a trenzarlos mientras ella recogía los demás. Cuando acabó le mostró la trenza bicolor sonriendo y dijo que parecía una pulsera. Al final, acabó guardándola por ningún motivo en particular.
Cuando llegaron al piso inferior ya había un buen puñado de gente recién levantada. Se preparaban para comenzar enseguida el entrenamiento, y Ayne se llevó una mano a la cabeza al darse cuenta de que se le había pasado por completo. Les hizo falta más tiempo del que habían pensado en un principio para hacer el corte de pelo.
—Buenos días, diurnos —saludó el sinhadre, justo cuando Eara lo adelantaba para vaciar el recogedor—. ¿Qué os parece el cambio de estilo? Aparte de improvisado, por favor. No se puede hacer más con lo que hay a mano. —Giró la cabeza y se recolocó el pelo para que todos se percataran. En él la diferencia era menos notable que en su aurva—. Es vuestro día de suerte si os apetece un corte, he descubierto que tengo algo de talento.
Eara por su parte prefería evitar las miradas y los comentarios porque no le daba importancia a algo tan mundano, pero no era sencillo estando cerca de él.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
23/11/14, 05:33 pm
Emmit llegó, empezó a decir algo pero Twixy's se lo llevó, dejando al roquense estupefacto. Cada día que pasaba, los humanos y humanoides le daban más motivos para creer que nunca les entendería. Se encogió de hombros y esperó. Samika apareció entonces, como sugiriendo que el entrenamiento con armas les serviría para explorar la ciudad. Ni loco Tesón saldría a explorar la ciudad sin motivo alguno, por muy versado en armas que estuviera. Pero no dijo nada. Se limitó a esperar a que todos se reunieran. Ayne también apareció después. Se había fijado en que le rondaba cuando tallaba, pero no sabía si era porque sabía, quería aprender o sencillamente no tenía otra cosa mejor que cotillear. Quizá le preguntase después del entrenamiento.
Y al rato llegó Kirés y todo empezó. La criatura manejaba sobre todo armas de asta y armas a distancia, con las que Tesón no se veía luchando. No se veía con ninguna, realmente, pero pensó que un arma a distancia tenía la ventaja de estar a cierta distancia del peligro. Había visto ballestas en la armería... Quizá pudiera aprender con ellas y Kirés y complementar el aprendizaje con la espada corta que siempre llevaba a las salidas. Armonía, por su parte, se decantó por una lanza corta. Mejor. Los dos aprenderían bajo la tutela del único que sabía algo. Y el resto pues que hicieran lo que quisieran.
Al acabar, mientras devolvían las armas a la armería, se fijó en algo: armas tamaño repoblador.
—¡Ergot! ¡Mira! —llamó a la par que se agachaba para coger y observar algunas. Menos mal que esa criatura en miniatura se llevaba bien con ellos.
Y al rato llegó Kirés y todo empezó. La criatura manejaba sobre todo armas de asta y armas a distancia, con las que Tesón no se veía luchando. No se veía con ninguna, realmente, pero pensó que un arma a distancia tenía la ventaja de estar a cierta distancia del peligro. Había visto ballestas en la armería... Quizá pudiera aprender con ellas y Kirés y complementar el aprendizaje con la espada corta que siempre llevaba a las salidas. Armonía, por su parte, se decantó por una lanza corta. Mejor. Los dos aprenderían bajo la tutela del único que sabía algo. Y el resto pues que hicieran lo que quisieran.
Al acabar, mientras devolvían las armas a la armería, se fijó en algo: armas tamaño repoblador.
—¡Ergot! ¡Mira! —llamó a la par que se agachaba para coger y observar algunas. Menos mal que esa criatura en miniatura se llevaba bien con ellos.
- Shiogen
Ficha de cosechado
Nombre: Emmit
Especie: Humano
Habilidades: Planificación, habilidad mental, imaginación.
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
24/11/14, 12:17 am
Twixy's fue algo brusca, pero el mensaje fue claro, no se podía mencionar la magia frente a Tesón.
La chica estaba deprimida y eso se reflejaba claramente en su aspecto, Emmit no era muy bueno consolando a las personas, por lo que apenas Twixy's le pidió los pasabocas, salio corriendo a traérselos. Comer lo que quería pareció mejorar el animo de la chica por lo que Emmit se fue más tranquilo a entrenar.
El entrenamiento fue algo dificil, ver tantas armas lo abrumaba y ponía en entredicho lo seguro que se sentía. Todos parecían tener mucha más experiencia que el, los demás seleccionaron de manera rápida sus equipos, al final Emmit se mantuvo con su decisión y escogió un bastón (Bo)el cual tenia reforzado sus extremos con un material muy duro, pero que le daba más peso.
Kires fue un buen maestro, le explico a todos diferentes rutinas y a Emmit le enseño los movimientos básicos de defensa y ataque; por lo que todo el entrenamiento se trato de repetir una serie de movimientos, por lo que al final ya podía balancear de manera más fácil el bastón.
Lo mejor del entrenamiento fue cuando Tesón le anuncio a Ergot que había encontrado armas de su tamaña, lo cual le daría más seguridad a su amigo y confirmaba que al lugar ya habían venido repobladores, solo era cuestión de tiempo y de investigar un poco que recomendaciones habrían dejado a los de su especie.
Terminado el entrenamiento Emmit fue a ducharse y a descansar un poco, tenia planeado buscar a Hal y comunicarle su deseo de aprender algo sobre la magia que Rocavarancolia permitía.
La chica estaba deprimida y eso se reflejaba claramente en su aspecto, Emmit no era muy bueno consolando a las personas, por lo que apenas Twixy's le pidió los pasabocas, salio corriendo a traérselos. Comer lo que quería pareció mejorar el animo de la chica por lo que Emmit se fue más tranquilo a entrenar.
El entrenamiento fue algo dificil, ver tantas armas lo abrumaba y ponía en entredicho lo seguro que se sentía. Todos parecían tener mucha más experiencia que el, los demás seleccionaron de manera rápida sus equipos, al final Emmit se mantuvo con su decisión y escogió un bastón (Bo)el cual tenia reforzado sus extremos con un material muy duro, pero que le daba más peso.
Kires fue un buen maestro, le explico a todos diferentes rutinas y a Emmit le enseño los movimientos básicos de defensa y ataque; por lo que todo el entrenamiento se trato de repetir una serie de movimientos, por lo que al final ya podía balancear de manera más fácil el bastón.
Lo mejor del entrenamiento fue cuando Tesón le anuncio a Ergot que había encontrado armas de su tamaña, lo cual le daría más seguridad a su amigo y confirmaba que al lugar ya habían venido repobladores, solo era cuestión de tiempo y de investigar un poco que recomendaciones habrían dejado a los de su especie.
Terminado el entrenamiento Emmit fue a ducharse y a descansar un poco, tenia planeado buscar a Hal y comunicarle su deseo de aprender algo sobre la magia que Rocavarancolia permitía.
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astucia
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
24/11/14, 01:46 am
La respuesta de Ergot con su vocecilla que no estaba acostumbrada a oír no tardo en llegar. Imaginarse al pequeño portando un cuchillo o un tenedor como armas le hizo gracia pero por respeto no se rió, tan solo mostró un leve sonrisa. Esa imagen era adorable.
Vio moverse al repoblador posando en el suelo frente a el por lo que Samika se acuclillo para poder verlo de cerca y escuchar lo que quería decir. Las palabras de este le hicieron parpadear con lentitud, que alguien que media menos de medio metro dijera que era peligroso que saliera porque podía ponerles en peligro le causaba cierta gracia. Le frustraba un poco la falta de confianza que le tenían.
-Espera, espera, por partes-dijo algo mareada cuando el repoblador comenzó a hablar como si ni siquiera tuviera que tomar aire en sus pulmones, si es que los tenia pues a esa distancia bien podía notar que no era un duendecillo como había pensado al conocerlo sino una especie de insecto flor "Es un pokemon, lo mire por donde lo mire"- Ya lo explique en su momento, pero aun no habíais llegado. No soy completamente ciega, tengo un rango de visión bajo de...ehm aproximadamente casi el doble de mi altura mas o menos, a partir de ahí sois como sombras por lo que me guío por el sonido- dijo intentando darle una escala de medidas para hacerse entender por el repoblador pues no estaba seguía de si el conocía la medida en metros y centímetros-Aunque sea borroso puedo distinguiros...no pretendo justificarme o decir que voy a poder hacer de todo, pero tampoco soy una inútil. No pienso coger ningún arma que sea arrojadiza ni de largo alcance tan poco soy tan tonta, por eso cogí esto..a ver si Kires puede enseñarme a usarlas- dijo mostrandole las armas que llevaba que era un par de dagas y el escudo. Sabia que a pesar de sus palabras iba a seguir recibiendo muchas negativas al respecto, era algo que tenia asumido y aunque le frustraba y molestaba un poco, no era solo terquedad lo que le hacia querer aprender a defenderse.
Las palabras sin tacto del repoblador le habían dolido un poco a pesar de todo pero no lo dejo ver "No creo que lo diga con maldad alguna, simplemente es sentido común, lo se. Pero...no quiero ser un estorbo ni para el resto ni para mi...¿quien me dice a mi que mañana por algún motivo cada uno se va por su cuenta? Ya ha pasado, ya nos hemos dividido una vez ¿por que no una segunda?. No quiero depender siempre de alguien y que sean mi escudo. Por mas mal que suene siendo que hay gente con las que me llevo bien aquí...quien mejor defiende la vida de uno, es uno mismo ¿Es erróneo pensar así, acaso?" se dijo. Era consciente que si algo parecía y se les enfrentaba la prioridad de cada uno seria salvar su pellejo. No era algo a criticar, era simplemente supervivencia, y en esa clase de situación los que quedan atrás son aquellos que no pueden seguir el ritmo.
Las ultimas palabras de Ergot cambiaron totalmente el tema. Una salida mas alla de las cestas fue algo que le intereso y realmente le apetecía hacer esa pequeña excursión. No pudieron seguir hablando mucho mas pues tras la llegada de Ayne al cual Samika pudo notar que tenia el cabello mas corto y cuyo comentario sobre su recién descubierto arte de peluquería le hizo reír. Uno minutos despues se presento Kires para iniciar el entrenamiento. Para Samika el tipo de armas en las que Kires era diestro especialmente era una desventaja, pero por suerte el resto no era un total misterio para el. Su elección de armas fue la mas correcta y sensata dentro de la situación. Por mucho que estirase su brazo para atacar no superaría nunca su rango visual por lo que seria imposible que atacara a un compañero erróneamente. La movilidad con el escudo era un poco difícil, no por cuestión de peso sino por falta de costumbre pero era normal apenas iniciando.
Cuando el entrenamiento termino Samika se enjuago un poco con el agua del pozo y se dirigió al salón, sacando el escudo y el protector del brazo, subiéndolo al cuarto dejándolas bajo la cama junto con las dagas, volviendo luego al salón con bastón en mano ya por mera costumbre que por el hecho de necesitar para andar por allí, reuniéndose con los que había en el salón.
Vio moverse al repoblador posando en el suelo frente a el por lo que Samika se acuclillo para poder verlo de cerca y escuchar lo que quería decir. Las palabras de este le hicieron parpadear con lentitud, que alguien que media menos de medio metro dijera que era peligroso que saliera porque podía ponerles en peligro le causaba cierta gracia. Le frustraba un poco la falta de confianza que le tenían.
-Espera, espera, por partes-dijo algo mareada cuando el repoblador comenzó a hablar como si ni siquiera tuviera que tomar aire en sus pulmones, si es que los tenia pues a esa distancia bien podía notar que no era un duendecillo como había pensado al conocerlo sino una especie de insecto flor "Es un pokemon, lo mire por donde lo mire"- Ya lo explique en su momento, pero aun no habíais llegado. No soy completamente ciega, tengo un rango de visión bajo de...ehm aproximadamente casi el doble de mi altura mas o menos, a partir de ahí sois como sombras por lo que me guío por el sonido- dijo intentando darle una escala de medidas para hacerse entender por el repoblador pues no estaba seguía de si el conocía la medida en metros y centímetros-Aunque sea borroso puedo distinguiros...no pretendo justificarme o decir que voy a poder hacer de todo, pero tampoco soy una inútil. No pienso coger ningún arma que sea arrojadiza ni de largo alcance tan poco soy tan tonta, por eso cogí esto..a ver si Kires puede enseñarme a usarlas- dijo mostrandole las armas que llevaba que era un par de dagas y el escudo. Sabia que a pesar de sus palabras iba a seguir recibiendo muchas negativas al respecto, era algo que tenia asumido y aunque le frustraba y molestaba un poco, no era solo terquedad lo que le hacia querer aprender a defenderse.
Las palabras sin tacto del repoblador le habían dolido un poco a pesar de todo pero no lo dejo ver "No creo que lo diga con maldad alguna, simplemente es sentido común, lo se. Pero...no quiero ser un estorbo ni para el resto ni para mi...¿quien me dice a mi que mañana por algún motivo cada uno se va por su cuenta? Ya ha pasado, ya nos hemos dividido una vez ¿por que no una segunda?. No quiero depender siempre de alguien y que sean mi escudo. Por mas mal que suene siendo que hay gente con las que me llevo bien aquí...quien mejor defiende la vida de uno, es uno mismo ¿Es erróneo pensar así, acaso?" se dijo. Era consciente que si algo parecía y se les enfrentaba la prioridad de cada uno seria salvar su pellejo. No era algo a criticar, era simplemente supervivencia, y en esa clase de situación los que quedan atrás son aquellos que no pueden seguir el ritmo.
Las ultimas palabras de Ergot cambiaron totalmente el tema. Una salida mas alla de las cestas fue algo que le intereso y realmente le apetecía hacer esa pequeña excursión. No pudieron seguir hablando mucho mas pues tras la llegada de Ayne al cual Samika pudo notar que tenia el cabello mas corto y cuyo comentario sobre su recién descubierto arte de peluquería le hizo reír. Uno minutos despues se presento Kires para iniciar el entrenamiento. Para Samika el tipo de armas en las que Kires era diestro especialmente era una desventaja, pero por suerte el resto no era un total misterio para el. Su elección de armas fue la mas correcta y sensata dentro de la situación. Por mucho que estirase su brazo para atacar no superaría nunca su rango visual por lo que seria imposible que atacara a un compañero erróneamente. La movilidad con el escudo era un poco difícil, no por cuestión de peso sino por falta de costumbre pero era normal apenas iniciando.
Cuando el entrenamiento termino Samika se enjuago un poco con el agua del pozo y se dirigió al salón, sacando el escudo y el protector del brazo, subiéndolo al cuarto dejándolas bajo la cama junto con las dagas, volviendo luego al salón con bastón en mano ya por mera costumbre que por el hecho de necesitar para andar por allí, reuniéndose con los que había en el salón.
- Merodeador
Ficha de cosechado
Nombre: Nadzieja Sikorski.
Especie: Humana.
Habilidades: Resistencia, oído musical e imaginación.
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
24/11/14, 07:01 pm
Ergot no había apartado la mirada del cielo durante la respuesta de Samika, y aunque había escuchado palabra por palabra no respondió ni le dio la menor importancia, él ya había dado su opinión, ya no había planta que podar sobre el asunto.
Esperando la llegada de Kires, suspiró varias veces observando una Rocavarancolia que no existía, balanceando una de sus piernas por el borde del pozo. Ahí tumbado, cuan largo era, se imaginaba esta ciudad cubierta de plantas y verdor, ya no sentía nostalgia por su hogar, sentía nostalgia por lo que podría llegar a ser esta ciudad, con ayuda de mucho abono, claro. En los últimos días se había descubierto a si mismo viendo todo a su alrededor cubierto de vegetales, flores, enredaderas, arboles, musgos,… Era como observar el mundo tras una niebla verde, como vivir medio dormido, pero no estaba loco, él lo sabía, diferenciaba perfectamente entre lo que era real y lo que no. Sabía que sus ojos veían una pared de piedra azul pero su mente le añadía musgos naranjas, verdes, amarillos, celestes, grises… Y le gustaba mucho más la estampa que le regalaba su cabeza, era en momentos como este en los que le embargaba una extraña tristeza y en los que le gustaría estar loco.
Apenas salió de su ensimismamiento durante la espera al ave blanca, solo se distrajo un momento por la llegada de Ayne y Eara, pero apenas le dirigió una mirada de soslayo a las dotes de peluquería de Ayne y le dedicó un pensamiento triste a las hebras rosadas de Eara.
El entrenamiento fue un desastre para el pequeño repoblador. Las astillas no servían como lanza, se rompían con una rapidez asombrosa y ni quiera se clavaban en la diana. Los cristales le hacían más daño que otra cosa, y muchos de ellos eran demasiado pequeños. Al final se pasó la mayor parte del entrenamiento imitando los movimientos en el aire que haría si tuviese dos lanzas en sus brazos, a su lado las astillas y los cristales convertidos en un montículo de basura que acabaría formando parte del ecosistema de debajo del sofá. También observaba como se desenvolvían sus compañeros, no es que prestase demasiada atención, en realidad con verdadero interés solo miraba a dos, a Emmit y Samika. Vigilaba a Samika y se preocupaba si esta se acercaba lo que el pequeño bicho consideraba demasiado a Emmit. Emmit hacia caso de las indicaciones de Kires, lo que alegraba a Ergot que sentía una estima especial por el pájaro blanco. El humano estaba claramente cansado cuando acabaron, Ergot se alegraba ya que consideraba que eso significaba que se esforzaba y eso él lo traducía en que aprendería a defenderse lo que quería decir más posibilidades de supervivencia. El repoblador por otro lado acabo asqueado y frustrado.
Ergot estaba bastante molesto cuando después del entrenamiento, mientras el resto guardaban sus armas en la armería, él se dedicaba a esconder la nueva basura inútil debajo del sofá que menos rebotaba. Nunca había sentido envidia por sus compañeros gigantes hasta ese momento. Pero al salir del escondrijo la voz de Tesón desde la parte baja del torreón le llamo. Olvidándose de su molestia inicial y de la envidia, bajó como alma que lleva el diablo atraído por esa enfermedad llamada curiosidad.
Cuando llegó a la altura del roquense y siguió su mirada, el día del repoblador dio un giro de 180º grados. Comenzó a botar en el sitio de pura emoción, miro a los ojos a Tesón y le dijo:
-Gracias.- milésimas de segundo después ya estaba rodeado de armas, tocándolas todas, observándolas como si fuesen los objetos más hermosos que hubiese visto en su vida, al menos en cuestión de armas lo eran a pesar de no estar en condiciones óptimas. Se olvidó del resto del mundo y al igual que con el descubrimiento de los muebles de salón se rió mientras las probaba todas haciéndolas girar entre sus manos. El pequeño repoblador no sabría decir cuánto tiempo se quedó observando y probando las armas, pero para el resto de las buenas gentes de Rocavarancolia habían pasado un par de horas hasta que eligió sus armas. Finalmente se decidió por tres armas. Una partesana que tenía un mango de madera rojiza, con una moharra bastante ennegrecida por la humedad pero filosa aun. Una alabarda con su astil de madera pintado de azul oscuro bastante desgastado pero con su cabeza de armas reluciente. Ambas armas las tenía sujetas a la espalda por unas cuerdas que se le cruzaban en el torso creando una cruz. Colgado de un pequeño cinturón en su cadera descansaba una daga de filo curvado.
Con sus ánimos por las nubes, el repoblador sintió el impulso de salir del torreón y de ir a explorar y conocer su nuevo mundo. Sin poder evitarlo lanzo la daga a la pared que se clavó perfectamente en el punto deseado, la recogió de un salto con una sonrisa carnívora dibujada en el rostro. Subió las escaleras que le separaban del resto de su compañeros y entro al salón en menos de un suspiro. Y anuncio sin importarle quien estuviese presente y quien no:
-¡Hoy nos vamos de exploración!- Mientras hablaba saltaba de una pared a otra, pasando tanto por el suelo como por los muebles y el techo.- ¡Tenemos que empezar a conocer este sitio! ¡Tal vez encontremos plantas! ¡O más sillones para saltar! ¡Además tenemos que empezar a conocer este mundo! ¡No podemos escondernos para siempre en este sitio, solo salimos para buscar comida! ¡Tenemos que empezar a averiguar cosas! (“Como por ejemplo donde están las plantas…”) ¡Vamos, no somos unos cobardes! ¡Salgamos! ¡Iremos con armas!-calló y se quedó quieto por un momento, agarrado a una de las vigas del techo, como si estuviese reflexionando pero sin dar tiempo a contestar continuo más hablando más tranquilo dejándose caer sobre el sofá mas cómodo:
-Yo voy a ir sí o sí. La pregunta es si ¿voy solo o acompañado? ¿Alguien más quiere conocer más Rocavarancolia?
Esperando la llegada de Kires, suspiró varias veces observando una Rocavarancolia que no existía, balanceando una de sus piernas por el borde del pozo. Ahí tumbado, cuan largo era, se imaginaba esta ciudad cubierta de plantas y verdor, ya no sentía nostalgia por su hogar, sentía nostalgia por lo que podría llegar a ser esta ciudad, con ayuda de mucho abono, claro. En los últimos días se había descubierto a si mismo viendo todo a su alrededor cubierto de vegetales, flores, enredaderas, arboles, musgos,… Era como observar el mundo tras una niebla verde, como vivir medio dormido, pero no estaba loco, él lo sabía, diferenciaba perfectamente entre lo que era real y lo que no. Sabía que sus ojos veían una pared de piedra azul pero su mente le añadía musgos naranjas, verdes, amarillos, celestes, grises… Y le gustaba mucho más la estampa que le regalaba su cabeza, era en momentos como este en los que le embargaba una extraña tristeza y en los que le gustaría estar loco.
Apenas salió de su ensimismamiento durante la espera al ave blanca, solo se distrajo un momento por la llegada de Ayne y Eara, pero apenas le dirigió una mirada de soslayo a las dotes de peluquería de Ayne y le dedicó un pensamiento triste a las hebras rosadas de Eara.
El entrenamiento fue un desastre para el pequeño repoblador. Las astillas no servían como lanza, se rompían con una rapidez asombrosa y ni quiera se clavaban en la diana. Los cristales le hacían más daño que otra cosa, y muchos de ellos eran demasiado pequeños. Al final se pasó la mayor parte del entrenamiento imitando los movimientos en el aire que haría si tuviese dos lanzas en sus brazos, a su lado las astillas y los cristales convertidos en un montículo de basura que acabaría formando parte del ecosistema de debajo del sofá. También observaba como se desenvolvían sus compañeros, no es que prestase demasiada atención, en realidad con verdadero interés solo miraba a dos, a Emmit y Samika. Vigilaba a Samika y se preocupaba si esta se acercaba lo que el pequeño bicho consideraba demasiado a Emmit. Emmit hacia caso de las indicaciones de Kires, lo que alegraba a Ergot que sentía una estima especial por el pájaro blanco. El humano estaba claramente cansado cuando acabaron, Ergot se alegraba ya que consideraba que eso significaba que se esforzaba y eso él lo traducía en que aprendería a defenderse lo que quería decir más posibilidades de supervivencia. El repoblador por otro lado acabo asqueado y frustrado.
Ergot estaba bastante molesto cuando después del entrenamiento, mientras el resto guardaban sus armas en la armería, él se dedicaba a esconder la nueva basura inútil debajo del sofá que menos rebotaba. Nunca había sentido envidia por sus compañeros gigantes hasta ese momento. Pero al salir del escondrijo la voz de Tesón desde la parte baja del torreón le llamo. Olvidándose de su molestia inicial y de la envidia, bajó como alma que lleva el diablo atraído por esa enfermedad llamada curiosidad.
Cuando llegó a la altura del roquense y siguió su mirada, el día del repoblador dio un giro de 180º grados. Comenzó a botar en el sitio de pura emoción, miro a los ojos a Tesón y le dijo:
-Gracias.- milésimas de segundo después ya estaba rodeado de armas, tocándolas todas, observándolas como si fuesen los objetos más hermosos que hubiese visto en su vida, al menos en cuestión de armas lo eran a pesar de no estar en condiciones óptimas. Se olvidó del resto del mundo y al igual que con el descubrimiento de los muebles de salón se rió mientras las probaba todas haciéndolas girar entre sus manos. El pequeño repoblador no sabría decir cuánto tiempo se quedó observando y probando las armas, pero para el resto de las buenas gentes de Rocavarancolia habían pasado un par de horas hasta que eligió sus armas. Finalmente se decidió por tres armas. Una partesana que tenía un mango de madera rojiza, con una moharra bastante ennegrecida por la humedad pero filosa aun. Una alabarda con su astil de madera pintado de azul oscuro bastante desgastado pero con su cabeza de armas reluciente. Ambas armas las tenía sujetas a la espalda por unas cuerdas que se le cruzaban en el torso creando una cruz. Colgado de un pequeño cinturón en su cadera descansaba una daga de filo curvado.
Con sus ánimos por las nubes, el repoblador sintió el impulso de salir del torreón y de ir a explorar y conocer su nuevo mundo. Sin poder evitarlo lanzo la daga a la pared que se clavó perfectamente en el punto deseado, la recogió de un salto con una sonrisa carnívora dibujada en el rostro. Subió las escaleras que le separaban del resto de su compañeros y entro al salón en menos de un suspiro. Y anuncio sin importarle quien estuviese presente y quien no:
-¡Hoy nos vamos de exploración!- Mientras hablaba saltaba de una pared a otra, pasando tanto por el suelo como por los muebles y el techo.- ¡Tenemos que empezar a conocer este sitio! ¡Tal vez encontremos plantas! ¡O más sillones para saltar! ¡Además tenemos que empezar a conocer este mundo! ¡No podemos escondernos para siempre en este sitio, solo salimos para buscar comida! ¡Tenemos que empezar a averiguar cosas! (“Como por ejemplo donde están las plantas…”) ¡Vamos, no somos unos cobardes! ¡Salgamos! ¡Iremos con armas!-calló y se quedó quieto por un momento, agarrado a una de las vigas del techo, como si estuviese reflexionando pero sin dar tiempo a contestar continuo más hablando más tranquilo dejándose caer sobre el sofá mas cómodo:
-Yo voy a ir sí o sí. La pregunta es si ¿voy solo o acompañado? ¿Alguien más quiere conocer más Rocavarancolia?
- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de lucha
Personajes :
- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran/Branniel): Trasgo de Ewa sexto sacerdote de la Secta, sádico, aficionado a matanzas y luchador en los bajos fondos. No tocarle los cojoncios, que muerde.
●Lanor Gris: demiurgo procedente de Carabás. Tímido, llorica y buena gente.
●Rádar (o Rad): astrario carabés tsundere hacia la magia, mandón, brusco y estricto. Fashion victim. Reloj andante.
●Galiard syl: mago rabiosamente rocavarancolés, despiadado antihéroe brutalmente pragmático y compasivo antivillano bienintencionado.
Armas :- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran): magia, garras, dientes y una espada de longitud media a larga. O lo que haga falta.
●Lanor Gris: magia y sus criaturas.
●Rádar (o Rad): espada de longitud media. Sus habilidades de desviación de hechizos.
●Galiard Syl: magia y, si hace falta, una espada de longitud corta a media.
Status : Jinete del apocalipsis (¡ahora con extra de torpeza social!)
Humor : En muerte cerebral.
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
26/11/14, 08:26 pm
Los siguientes días fueron creando la rutina del lugar. Hal todavía no se atrevía a salir fuera, por lo que sus días fueron mayormente tediosos, aunque sí aprendió a (al menos) cortar bien el pan. Quería aprender a cocinar para no tener la sensación de ser un saco de carne inútil, y lo mismo con aprender a manejar armas y cualquier cosa que lo hiciese en alguien útil para el grupo. No quería ser una carga. «Si al menos tuviera magia...» pensaba a veces, abatido.
Quería salir fuera por ese mismo motivo. Había llegado a la conclusión de que aquello era una especie de prueba macabra con el probable fin de divertir a los rocavarancolienses. No estaba seguro de si el objetivo era ver el último que quedaba en pie, cuántos tardaban todos en morir o ver cuántos quedaban cuando pasase un año, pero le daba igual. En cualquier caso parecía claro que el arrojo se premiaba de alguna manera (comida, refugio), y sospechaba que la magia podía ser una de ellas.
Como había decidido días antes entrenó con un machete. Era algo pesado, pero su manejo resultaba bastante sencillo, dado que a fin de cuentas era un cuchillo grande. Se sentía muy torpe con él, y con un punto ridículo, pero la verdad era que estar en Rocavarancolia sin ninguna defensa era una locura.
—Voy contigo.
Sus palabras fueron dichas a media voz, en un tono completamente monótono que podría haber usado para hacer un inventario. Sin embargo, su tranquila (y casi aburrida) fachada pegada a la pared no era muy real. Por dentro estaba casi temblando, intentando respirar con unos ritmos lentos. Había dicho las palabras de forma impulsiva, sin pensar, porque sabía a la perfección que si esperaba un solo segundo se perdería entre eculubraciones y pros y contras. En cuyo caso cuando hubiera llegado a una conclusión sería demasiado tarde, porque sus compañeros ya habrían partido.
«Bueno, no puedes echarte atrás. Mejor. Además, no te va a pasar nada. Nada, nada, nada».
Quería salir fuera por ese mismo motivo. Había llegado a la conclusión de que aquello era una especie de prueba macabra con el probable fin de divertir a los rocavarancolienses. No estaba seguro de si el objetivo era ver el último que quedaba en pie, cuántos tardaban todos en morir o ver cuántos quedaban cuando pasase un año, pero le daba igual. En cualquier caso parecía claro que el arrojo se premiaba de alguna manera (comida, refugio), y sospechaba que la magia podía ser una de ellas.
Como había decidido días antes entrenó con un machete. Era algo pesado, pero su manejo resultaba bastante sencillo, dado que a fin de cuentas era un cuchillo grande. Se sentía muy torpe con él, y con un punto ridículo, pero la verdad era que estar en Rocavarancolia sin ninguna defensa era una locura.
—Voy contigo.
Sus palabras fueron dichas a media voz, en un tono completamente monótono que podría haber usado para hacer un inventario. Sin embargo, su tranquila (y casi aburrida) fachada pegada a la pared no era muy real. Por dentro estaba casi temblando, intentando respirar con unos ritmos lentos. Había dicho las palabras de forma impulsiva, sin pensar, porque sabía a la perfección que si esperaba un solo segundo se perdería entre eculubraciones y pros y contras. En cuyo caso cuando hubiera llegado a una conclusión sería demasiado tarde, porque sus compañeros ya habrían partido.
«Bueno, no puedes echarte atrás. Mejor. Además, no te va a pasar nada. Nada, nada, nada».
- Shiogen
Ficha de cosechado
Nombre: Emmit
Especie: Humano
Habilidades: Planificación, habilidad mental, imaginación.
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
27/11/14, 02:44 am
Encontró a Hal junto a Ergot y Samika, pero antes de que pudiera sugerirle al chico lo referente a la magia, el Repoblador lanzó la propuesta de salir a explorar. Emmit sabia que Rocavarancolia era peligrosa y que en esos momentos no era prudente salir a explorar. Pero si tantos peligros acechaban, ¿por que nada los había atacado en el torreón?, salir no era recomendable pero tarde o temprano tendrían que hacerlo, la comida no iba a durar mucho tiempo.
Recapitular toda la información era dificil, decidirse por acompañar a los demás también.
Antes de poder dar su opinión, Hal se apunto para acompañar a Ergot. Ya iban dos que se arriesgarían y de todas formas no pensaba dejar ir solo a su pequeño amigo, lo único sensato que atino a decir fue.
—Yo también voy. Pero necesitamos acordar una forma de mantener la salida organizada y centrada, no conocemos este mundo, pero si mantenemos una dirección constante podremos volver de manera rápida si así se necesita— agrego el joven.
Recapitular toda la información era dificil, decidirse por acompañar a los demás también.
Antes de poder dar su opinión, Hal se apunto para acompañar a Ergot. Ya iban dos que se arriesgarían y de todas formas no pensaba dejar ir solo a su pequeño amigo, lo único sensato que atino a decir fue.
—Yo también voy. Pero necesitamos acordar una forma de mantener la salida organizada y centrada, no conocemos este mundo, pero si mantenemos una dirección constante podremos volver de manera rápida si así se necesita— agrego el joven.
- Merodeador
Ficha de cosechado
Nombre: Nadzieja Sikorski.
Especie: Humana.
Habilidades: Resistencia, oído musical e imaginación.
Personajes :- ● Ergot: -Véspido Soldado Repobladoril-
● Nadzieja: -Escoria Cosechada HomoSapiens-
Status : Las dudas son como los muertos, siempre acaban saliendo a flote.
Humor : Epístola de San Pablo a los adefesios: "Sois feos de cojones."
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
29/11/14, 01:55 am
Agarrado a la espalda de Emmit con la cabeza asomada por encima de su hombro como si fuese un monito de feria, Ergot observó a sus compañeros de travesía. Estaban atravesando la entrada y salida de la colmena de piedra, ya nada les separaba de Rocavarancolia. Miro todos y cada uno de los rostros que le rodeaban preguntándose en que estarían pensando. Junto a él se encontraban la personificación de la lealtad llamada Emmit, la presencia tranquilizadora de Kires, la perseverante y algo preocupante Samika, el extraño compañero de juegos de Twixy's Lemus y Hal. La presencia de Hal desconcertaba al repoblador, no esperó que se le uniese y menos aún que fuese el primero en hacerlo, fue una extraña sorpresa, no tenía opinión hecha sobre él, en realidad, nunca se había fijado en él, solo había sido Hal hasta ese momento, ahora era el valiente y determinado Hal.
El variopinto grupo, tan colorido como un ramo de flores, cruzo el puente levadizo y se adentró en la ciudad, era la primera vez que salían sin necesidad, no era una excursión de supervivencia en busca de comida, era un viaje en busca de respuestas, estaban ahí enfrentándose a la ciudad porque ellos querían. Ergot tenía la impresión de que ellos seis, tan diferentes todos, le estaban dando un grito silencioso tanto a Rocavarancolia como a sus habitantes:
Sigue en: El río.
El variopinto grupo, tan colorido como un ramo de flores, cruzo el puente levadizo y se adentró en la ciudad, era la primera vez que salían sin necesidad, no era una excursión de supervivencia en busca de comida, era un viaje en busca de respuestas, estaban ahí enfrentándose a la ciudad porque ellos querían. Ergot tenía la impresión de que ellos seis, tan diferentes todos, le estaban dando un grito silencioso tanto a Rocavarancolia como a sus habitantes:
“Nosotros también podemos vivir, no solo sobrevivir.”
Sigue en: El río.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
29/11/14, 09:28 pm
Ayne se decepcionó por la falta de atención que recibieron sus cambios de estilo y con un gesto desdeñoso bromeó tachándolos de aburridos. Se dirigió al sótano tan pronto supo que había que escoger un arma y, tras echar un vistazo a todas las armas expuestas, cogió un sable que le pareció ligero para dirigirse al patio con él, preguntándose si llegaría a serle más útil que sus pies en caso de encontrar peligro.
El entrenamiento fue torpe, como era de esperar del primero. Kirés era paciente, pero había armas con las que no se entendía. Tendrían que investigar por su cuenta cómo usarlas, practicar en el torreón. Pero si algo les sobraba era, a fin de cuentas, tiempo libre. Al terminar el entrenamiento Ayne estaba agotado, pero no quiso decirlo cuando todos empezaron a pensar en salir. Además, tenía otros motivos para no querer abandonar el torreón.
Salía un buen grupo de gente, pero se quedaban los dos roquenses. Y se fiaba bastante poco de ellos. ¿Qué pasaba si decidían deshacerse de los cristales que había encontrado Hal? Puede que aún no supieran utilizarlos, pero tenían mucho tiempo por delante para investigar con la ayuda del carabés. Había ido a aquella ciudad de pesadillas para aprender magia y, si la posibilidad estaba en su mano, querría aprenderla.
Ayne decidió mantener sus ojos sobre Tesón o Armonía la mayor parte del tiempo, de forma disimulada, por lo que para cualquiera de los pájaros sería muy sencillo encontrarlo cerca de ellos en algún momento. Eara, por su parte, decidió quedarse preparando la comida para cuando regresasen los demás de su paseo. Tenía tiempo, así que podía experimentar con algo más elaborado y creativo. Hasta ella se aburría, y jugar a aprender a usar todos aquellos nuevos ingredientes era algo que lograba mantener su cabeza ocupada.
El entrenamiento fue torpe, como era de esperar del primero. Kirés era paciente, pero había armas con las que no se entendía. Tendrían que investigar por su cuenta cómo usarlas, practicar en el torreón. Pero si algo les sobraba era, a fin de cuentas, tiempo libre. Al terminar el entrenamiento Ayne estaba agotado, pero no quiso decirlo cuando todos empezaron a pensar en salir. Además, tenía otros motivos para no querer abandonar el torreón.
Salía un buen grupo de gente, pero se quedaban los dos roquenses. Y se fiaba bastante poco de ellos. ¿Qué pasaba si decidían deshacerse de los cristales que había encontrado Hal? Puede que aún no supieran utilizarlos, pero tenían mucho tiempo por delante para investigar con la ayuda del carabés. Había ido a aquella ciudad de pesadillas para aprender magia y, si la posibilidad estaba en su mano, querría aprenderla.
Ayne decidió mantener sus ojos sobre Tesón o Armonía la mayor parte del tiempo, de forma disimulada, por lo que para cualquiera de los pájaros sería muy sencillo encontrarlo cerca de ellos en algún momento. Eara, por su parte, decidió quedarse preparando la comida para cuando regresasen los demás de su paseo. Tenía tiempo, así que podía experimentar con algo más elaborado y creativo. Hasta ella se aburría, y jugar a aprender a usar todos aquellos nuevos ingredientes era algo que lograba mantener su cabeza ocupada.
- Shiogen
Ficha de cosechado
Nombre: Emmit
Especie: Humano
Habilidades: Planificación, habilidad mental, imaginación.
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
30/11/14, 01:06 am
Con su amigo Ergot en su cabeza, Emmit se sintió algo mejor y junto a los demás se dirigieron a la puerta.
No se atrevía a dar más sugerencias, por lo que se decidió al menos por el momento seguirlos. Nunca en su vida se había sentido tan nervioso, pero era un deber recolectar información de Rocavarancolia ya que por si sola nunca llegaría a el torreón.
Sigue en El río
No se atrevía a dar más sugerencias, por lo que se decidió al menos por el momento seguirlos. Nunca en su vida se había sentido tan nervioso, pero era un deber recolectar información de Rocavarancolia ya que por si sola nunca llegaría a el torreón.
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- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Personajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
30/11/14, 03:31 am
El roquense miró perplejo al repoblador y, encogiéndose de hombros, dijo:
—No hay que darlas.
La pobre criatura no podía saber que Tesón solo actuaba en beneficio propio, aunque también era cierto que fuera cual fuera el motivo de avisar a Ergot, dar las gracias le parecía innecesario. Era estúpido callarse un descubrimiento así que podía ayudar al grupo y, cómo no, al roquense que se esforzaba por caerle bien. Luego, mientras el repoblador se armaba, subió al salón y se dejó caer en un sofá junto a sus herramientas para tallar así como la pata que estaba usando ahora para darle forma animal.
Perdió la noción del tiempo hasta que cierto revuelo le devolvió a la realidad. Estaban preparando una salida con el más absurdo de los propósitos: explorar. No lo entendía. Allí tenían todo lo necesario para sobrevivir y sabían llegar a las cestas sin casi perderse. ¿Por qué entonces se ponían en peligro, por la Voz? Allá ellos si querían morir. Ahora bien, si moría alguien, ojalá fueran Hal o Samika, el primero por pretender ser el hereje profeta de su pseudo-magia, y la segunda por apoyarle durante la discusión aquella. Desgraciadamente, Kirés y Ergot también iban a la salida, cosa que el roquense lamentó pues sus muertes no serían nada útiles: más le valía que los únicos que sabían luchar volvieran. Y que lo hicieran ilesos, pues en el torreón no tenían nada para realizar curas.
Al llegar a ese detalle, sacudió la cabeza, frustrado. No quería pensar en qué pasaría si alguien llegaba herido. Por él, obviamente, lo dejaría morir o incluso lo añadiría al menú, pues no podría considerarlo canibalismo. Por supuesto, si fueran Kirés o Ergot la situación cambiaría drásticamente. Pero una cosa tenía clara: se habían ido y hasta que no volvieran, era inútil pensar en esas cosas. Así que miró a los que se habían quedado, luego a su talla, y como notó que Ayne mostraba cierto interés, o que al menos le miraba de vez en cuando, alzó el brazo con el trozo de madera y llamó al sinhadre:
—Ayne. Disculpa la indiscreción, pero te he visto mirando varias veces y... —para indiscreción la suya, pensó, pero prevaleció la idea de ponerlos de su lado, así que siguió—. ¿Te interesa la talla? Hay muebles viejos y cuchillos de sobra por si quieres unirte. En Roca Sagrada hacíamos verdaderas maravillas... —comentó, mirando con desagrado el trozo de madera-. Pero es lo que hay. ¿Qué me dices?
—No hay que darlas.
La pobre criatura no podía saber que Tesón solo actuaba en beneficio propio, aunque también era cierto que fuera cual fuera el motivo de avisar a Ergot, dar las gracias le parecía innecesario. Era estúpido callarse un descubrimiento así que podía ayudar al grupo y, cómo no, al roquense que se esforzaba por caerle bien. Luego, mientras el repoblador se armaba, subió al salón y se dejó caer en un sofá junto a sus herramientas para tallar así como la pata que estaba usando ahora para darle forma animal.
Perdió la noción del tiempo hasta que cierto revuelo le devolvió a la realidad. Estaban preparando una salida con el más absurdo de los propósitos: explorar. No lo entendía. Allí tenían todo lo necesario para sobrevivir y sabían llegar a las cestas sin casi perderse. ¿Por qué entonces se ponían en peligro, por la Voz? Allá ellos si querían morir. Ahora bien, si moría alguien, ojalá fueran Hal o Samika, el primero por pretender ser el hereje profeta de su pseudo-magia, y la segunda por apoyarle durante la discusión aquella. Desgraciadamente, Kirés y Ergot también iban a la salida, cosa que el roquense lamentó pues sus muertes no serían nada útiles: más le valía que los únicos que sabían luchar volvieran. Y que lo hicieran ilesos, pues en el torreón no tenían nada para realizar curas.
Al llegar a ese detalle, sacudió la cabeza, frustrado. No quería pensar en qué pasaría si alguien llegaba herido. Por él, obviamente, lo dejaría morir o incluso lo añadiría al menú, pues no podría considerarlo canibalismo. Por supuesto, si fueran Kirés o Ergot la situación cambiaría drásticamente. Pero una cosa tenía clara: se habían ido y hasta que no volvieran, era inútil pensar en esas cosas. Así que miró a los que se habían quedado, luego a su talla, y como notó que Ayne mostraba cierto interés, o que al menos le miraba de vez en cuando, alzó el brazo con el trozo de madera y llamó al sinhadre:
—Ayne. Disculpa la indiscreción, pero te he visto mirando varias veces y... —para indiscreción la suya, pensó, pero prevaleció la idea de ponerlos de su lado, así que siguió—. ¿Te interesa la talla? Hay muebles viejos y cuchillos de sobra por si quieres unirte. En Roca Sagrada hacíamos verdaderas maravillas... —comentó, mirando con desagrado el trozo de madera-. Pero es lo que hay. ¿Qué me dices?
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
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- InvitadoInvitado
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
30/11/14, 01:27 pm
El humano cumplió su petición, y en un momento Twixy's estuvo reclinada en el sofá comiendo tranquilamente. Oyó revuelo no muy lejos de ella, pues los demás se estaban preparando para entrenar. Decidió pasar del entrenamiento por un día. Aunque le habían explicado en qué consistían las armas, no había podido decidirse por una, y ni siquiera se imaginaba usándolas. Cuando acabó su desayuno, subió a vestirse, aunque acabó asomándose a la ventana más alta que daba al patio, y que no estaba demasiado cerca de las estirges. Odiaba a esos bichos, eran sucios, ruidosos y desagradables. << Aunque son menos feos que Tesón y Armonía, es curioso...>> pensó con maldad.
El entrenamiento de sus compañeros no fue nada armónico, pudo echarse unas risas sin preocuparse de que la oyesen, ni de ofender a nadie, ademas con la tranquilidad de no estar también haciendo el ridículo. Pudo tambien ver en funcionamiento distintas armas, e imaginarse usando alguna. Siguió sin convencerle. Terminaron y se dispersaron, y pronto el patio estuvo desierto. Pensó en que podría aprovechar y hacer al menos sus ejercicios diarios.
Al bajar, habían salido al menos la mitad. Lemus y Samika entre ellos, lo cual significaba que estaría un rato aburrida. Para su desgracia los pajarracos feos también se habían quedado. Hizo unos ejercicios de calentamiento pero se aburrió enseguida, y al entrar a por una infusión vio a Eara en la cocina.
-¡¿Pero hiperqué flosty's te has hecho?!- chilló al verla.- ¡Tu pelo!
A Twixy's le fascinaba el pelo de los sinhadres, de colores tan bonitos pero sin usar ni un tinte, y aunque ella también sufría sin su estilista, no se le ocurría como alguien allí pudiese querer jugar a los peluqueros.
El entrenamiento de sus compañeros no fue nada armónico, pudo echarse unas risas sin preocuparse de que la oyesen, ni de ofender a nadie, ademas con la tranquilidad de no estar también haciendo el ridículo. Pudo tambien ver en funcionamiento distintas armas, e imaginarse usando alguna. Siguió sin convencerle. Terminaron y se dispersaron, y pronto el patio estuvo desierto. Pensó en que podría aprovechar y hacer al menos sus ejercicios diarios.
Al bajar, habían salido al menos la mitad. Lemus y Samika entre ellos, lo cual significaba que estaría un rato aburrida. Para su desgracia los pajarracos feos también se habían quedado. Hizo unos ejercicios de calentamiento pero se aburrió enseguida, y al entrar a por una infusión vio a Eara en la cocina.
-¡¿Pero hiperqué flosty's te has hecho?!- chilló al verla.- ¡Tu pelo!
A Twixy's le fascinaba el pelo de los sinhadres, de colores tan bonitos pero sin usar ni un tinte, y aunque ella también sufría sin su estilista, no se le ocurría como alguien allí pudiese querer jugar a los peluqueros.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
30/11/14, 05:47 pm
Cuando Tesón empezó a tallar, Ayne pensó que probablemente eso lo mantendría ocupado toda la mañana, a fin de cuentas el motivo por el que lo vigilaba no era tanto preocupación como aburrimiento. Estaba también el hecho de que aún no le apetecía salir, tenía la sensación de que necesitaba olvidar el vergonzoso horror intenso que había sentido al ver al esqueleto parlante antes de salir una vez más.
Sorprendentemente, Tesón se dirigió a él, cogiendo al sinhadre desprevenido. El roquense a veces le daba escalofríos, pero charlar con él podía a su vez matar el aburrimiento, así que se acercó a Tesón al ser llamado. Ayne dio gracias por que la conversación fuese a tratar solo de tallas.
—Nunca me había interesado hasta ahora, Tesón, pero la verdad es que haces cosas interesantes y es entretenido ver cómo las tallas. No he hecho nada parecido a figuritas desde que era un crío de este tamaño —añadió señalando con la mano la altura a la que llegaba su cintura—. Podría intentarlo, de todos modos. No tengo nada mejor que hacer. —Sonrió, con las manos metidas en los bolsillos.
El sobresalto que se dio Eara con el grito de Twixy’s fue bastante impropio de ella –en el salón, Ayne ahogaba una carcajada–, y con la mano en el pecho se giró hacia la frivy. Había estado tan ensimismada en su tarea que no se había percatado del movimiento en el torreón, solo era medianamente consciente de la conversación pausada del salón.
—¿El… el pelo? —empezó, un poco confusa. Esa era la parte que mejor había entendido—. ¿Te sorprende? —Preguntó, dudando sobre su reacción. Quizá estaba horrorizada, a lo mejor no encajaba con sus estándares… O tal vez Ayne en realidad no tenía habilidad alguna, como ella.
Sorprendentemente, Tesón se dirigió a él, cogiendo al sinhadre desprevenido. El roquense a veces le daba escalofríos, pero charlar con él podía a su vez matar el aburrimiento, así que se acercó a Tesón al ser llamado. Ayne dio gracias por que la conversación fuese a tratar solo de tallas.
—Nunca me había interesado hasta ahora, Tesón, pero la verdad es que haces cosas interesantes y es entretenido ver cómo las tallas. No he hecho nada parecido a figuritas desde que era un crío de este tamaño —añadió señalando con la mano la altura a la que llegaba su cintura—. Podría intentarlo, de todos modos. No tengo nada mejor que hacer. —Sonrió, con las manos metidas en los bolsillos.
El sobresalto que se dio Eara con el grito de Twixy’s fue bastante impropio de ella –en el salón, Ayne ahogaba una carcajada–, y con la mano en el pecho se giró hacia la frivy. Había estado tan ensimismada en su tarea que no se había percatado del movimiento en el torreón, solo era medianamente consciente de la conversación pausada del salón.
—¿El… el pelo? —empezó, un poco confusa. Esa era la parte que mejor había entendido—. ¿Te sorprende? —Preguntó, dudando sobre su reacción. Quizá estaba horrorizada, a lo mejor no encajaba con sus estándares… O tal vez Ayne en realidad no tenía habilidad alguna, como ella.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistenciaPersonajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
03/12/14, 05:29 pm
—¿Así que también talláis en vuestro mundo? Menos mal, al fin algo coherente.
Dijo eso sinceramente aliviado de que algunas costumbres no fueran exclusivas de Roca Sagrada. Si muchos mundos se parecían y todos compartían la creencia en la Voz, todos podrían ser como una gran familia de mundos. Pensar algo tan bonito le dio ganas de cantar, pero no era el momento. En su lugar, pasó otra pata de armario y un cuchillo a Ayne y luego enseñó al sinhadre la forma circular que estaba tallando superficialmente en la pata de madera.
—Ahora estoy haciendo una figura de un zumbido. Son unos animales de mi mundo, de este tamaño tan pequeño. Pero esto es una mera práctica. En cuanto me acostumbre a los cuchillos que tenemos, haré cosas mejores. Como instrumentos de percusión o viento... Bueno, ojalá pudiera hacerlos, pero mientras tanto... ¿Usáis instrumentos en Sinhdro? —inquirió, repentinamente, pues se le acababa de ocurrir, y le miró esperanzado.
Había pensado en hacer algo semejante a las cañas de Roca Sagrada. Pero si los otros mundos tenían instrumentos, quería conocerlos.
Dijo eso sinceramente aliviado de que algunas costumbres no fueran exclusivas de Roca Sagrada. Si muchos mundos se parecían y todos compartían la creencia en la Voz, todos podrían ser como una gran familia de mundos. Pensar algo tan bonito le dio ganas de cantar, pero no era el momento. En su lugar, pasó otra pata de armario y un cuchillo a Ayne y luego enseñó al sinhadre la forma circular que estaba tallando superficialmente en la pata de madera.
—Ahora estoy haciendo una figura de un zumbido. Son unos animales de mi mundo, de este tamaño tan pequeño. Pero esto es una mera práctica. En cuanto me acostumbre a los cuchillos que tenemos, haré cosas mejores. Como instrumentos de percusión o viento... Bueno, ojalá pudiera hacerlos, pero mientras tanto... ¿Usáis instrumentos en Sinhdro? —inquirió, repentinamente, pues se le acababa de ocurrir, y le miró esperanzado.
Había pensado en hacer algo semejante a las cañas de Roca Sagrada. Pero si los otros mundos tenían instrumentos, quería conocerlos.
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
My Only Escape Is Underground
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
06/12/14, 06:08 pm
«¿Algo coherente? ¿Eso es todo lo que le parece coherente en otros mundos?».
—¿Comer es coherente o incoherente, Tesón? —preguntó con una media sonrisa, haciendo notar que bromeaba, al aceptar el cuchillo y el pedazo de madera.
Ante la explicación acerca de lo que tallaba, el imaginarse los instrumentos le pareció probablemente la mejor idea que había tenido Tesón hasta el momento. Esperaba que al menos él supiese tocarlos.
—Sí, por supuesto —contestó con una genuina sonrisa—. De percusión, de viento o de cuerda... he escuchado a artistas usarlos de maravilla. En Sinhdro la música es popular, y a mí personalmente me gusta mucho escucharla. Deduzco que para vosotros también es popular, ¿es así? —«Un sí los haría parecer un poco más civilizados».
—¿Comer es coherente o incoherente, Tesón? —preguntó con una media sonrisa, haciendo notar que bromeaba, al aceptar el cuchillo y el pedazo de madera.
Ante la explicación acerca de lo que tallaba, el imaginarse los instrumentos le pareció probablemente la mejor idea que había tenido Tesón hasta el momento. Esperaba que al menos él supiese tocarlos.
—Sí, por supuesto —contestó con una genuina sonrisa—. De percusión, de viento o de cuerda... he escuchado a artistas usarlos de maravilla. En Sinhdro la música es popular, y a mí personalmente me gusta mucho escucharla. Deduzco que para vosotros también es popular, ¿es así? —«Un sí los haría parecer un poco más civilizados».
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
08/12/14, 12:06 am
-¡Me supersorprende que tengas un gusto tan horripiloso de la total!- dijo escandalizada-No te hipermuevas de aquí, ahora vengo.
Salió escopetada de la cocina y escaleras arriba, en busca de su costurero, que solía guardar debajo de la almohada cuando no lo usaba. Sacó una tijera diminuta de costura, de mango en plástico rosa fucsia. Twixy's nunca le había cortado el pelo a nadie, ni siquiera a sí misma. Tenía estilistas y un maniquí que se ocupaban de ello, y como mucho habría dado un tijeretazo para algún mechón suelto de una peluca, pero estaba absolutamente convencida de que lo haría mejor que el destrozo que se había hecho Eara.
Bajó tijeras en mano, y al pasar por el salón se fijó mejor en Ayne, que estaba haciendo algo con un trozo de madera junto al pajarraco desagradable. Tambien se había hecho un destrozo en su precioso pelo morado natural. Se detuvo unos segundos, los que necesitaba para señalarle con un dedo acusador y advertirle que él sería el siguiente.
Se llevó una silla del comedor y casi obligó a Eara a sentarse en ella para que pudiese, al menos intentar, arreglarle el pelo un poco. Parecía que ese era el largo que quería pero en algunas zonas tuvo que cortarle un poco más para igualárselo. Se le hizo eterno, pues su perfeccionismo era un problema para las tareas delicadas a las que no estaba acostumbrada. Se estuvo quejando, pues era imposible conseguir un peinado frivy de moda con unas tijeras de costura y sin conocimientos de peluquería, pero incluso a pesar del derrotismo de Twix el resultado no estuvo del todo mal.
-No superpuedo hacer mucho más- lloriqueó, haciendo pucheros y tomando a Eara de las manos como si le estuviera dando el pésame por un hijo perdido- Lo megasiento tanto...
Salió escopetada de la cocina y escaleras arriba, en busca de su costurero, que solía guardar debajo de la almohada cuando no lo usaba. Sacó una tijera diminuta de costura, de mango en plástico rosa fucsia. Twixy's nunca le había cortado el pelo a nadie, ni siquiera a sí misma. Tenía estilistas y un maniquí que se ocupaban de ello, y como mucho habría dado un tijeretazo para algún mechón suelto de una peluca, pero estaba absolutamente convencida de que lo haría mejor que el destrozo que se había hecho Eara.
Bajó tijeras en mano, y al pasar por el salón se fijó mejor en Ayne, que estaba haciendo algo con un trozo de madera junto al pajarraco desagradable. Tambien se había hecho un destrozo en su precioso pelo morado natural. Se detuvo unos segundos, los que necesitaba para señalarle con un dedo acusador y advertirle que él sería el siguiente.
Se llevó una silla del comedor y casi obligó a Eara a sentarse en ella para que pudiese, al menos intentar, arreglarle el pelo un poco. Parecía que ese era el largo que quería pero en algunas zonas tuvo que cortarle un poco más para igualárselo. Se le hizo eterno, pues su perfeccionismo era un problema para las tareas delicadas a las que no estaba acostumbrada. Se estuvo quejando, pues era imposible conseguir un peinado frivy de moda con unas tijeras de costura y sin conocimientos de peluquería, pero incluso a pesar del derrotismo de Twix el resultado no estuvo del todo mal.
-No superpuedo hacer mucho más- lloriqueó, haciendo pucheros y tomando a Eara de las manos como si le estuviera dando el pésame por un hijo perdido- Lo megasiento tanto...
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Personajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Torreón Maciel (Archivo VII)
08/12/14, 05:06 pm
Por primera vez en mucho tiempo, el roquense prestó atención desinteresada a lo que uno de sus compañeros decían. Así que tenían instrumentos y no como complemento sino como algo popular. ¡Bien! Por otro lado, ignoró completamente a las dos hembras en la cocina.
—Así es, sí. Es más, es lo más importante. Armonía por ejemplo está en un nivel social superior porque es capaz de cantar bien. Yo, en cambio, no superé el examen y acabé como Constructor en la ciudad. En Roca Sagrada los eventos más importantes se hacen cantando y todos los días empiezan y acaban con cantos rutinarios. Ya habréis escuchado a mi compañera en alguna ocasión.
En ese momento, Twixy's, que debía haber subido a alguna habitación, bajó de nuevo y señaló a Ayne de una forma que llamó la atención al roquense. No la necesaria, sin embargo, como para que preguntara qué sucedía. Sin más, se encogió de hombros y volvió a dirigir su mirada a su trozo de madera. Esos segundos le valieron para desconectar de su actividad y pensar que, quizá, si contaba más y más cosas de Roca Sagrada, el proceso de conversión sería más sencillo. Ya tenían algo en común: la música, así que podía seguir adelante. Así pues, sin dejar de tallar con esmero, siguió diciendo:
—En Roca Sagrada solía hacer instrumentos para mis compañeros en mis ratos libres. Cuando no reparábamos o construíamos edificios, tocábamos y acompañábamos a los que podían cantar bien. ¿Acompañáis de cantos vuestra música allá en Sinhdro?
Y como se sentía inspirado y a gusto, lo expresó cantando de memoria unos segundos, unas líneas de las que tan acostumbrado estaba a escuchar en Roca Sagrada. Al acabar, se quedó pensando en que, a pesar de no haber pasado el examen, su voz era muchísimo más melódica que la del resto de los no-roquenses. Armonía quedaba excluida de la ecuación, por supuesto.
—Así es, sí. Es más, es lo más importante. Armonía por ejemplo está en un nivel social superior porque es capaz de cantar bien. Yo, en cambio, no superé el examen y acabé como Constructor en la ciudad. En Roca Sagrada los eventos más importantes se hacen cantando y todos los días empiezan y acaban con cantos rutinarios. Ya habréis escuchado a mi compañera en alguna ocasión.
En ese momento, Twixy's, que debía haber subido a alguna habitación, bajó de nuevo y señaló a Ayne de una forma que llamó la atención al roquense. No la necesaria, sin embargo, como para que preguntara qué sucedía. Sin más, se encogió de hombros y volvió a dirigir su mirada a su trozo de madera. Esos segundos le valieron para desconectar de su actividad y pensar que, quizá, si contaba más y más cosas de Roca Sagrada, el proceso de conversión sería más sencillo. Ya tenían algo en común: la música, así que podía seguir adelante. Así pues, sin dejar de tallar con esmero, siguió diciendo:
—En Roca Sagrada solía hacer instrumentos para mis compañeros en mis ratos libres. Cuando no reparábamos o construíamos edificios, tocábamos y acompañábamos a los que podían cantar bien. ¿Acompañáis de cantos vuestra música allá en Sinhdro?
Y como se sentía inspirado y a gusto, lo expresó cantando de memoria unos segundos, unas líneas de las que tan acostumbrado estaba a escuchar en Roca Sagrada. Al acabar, se quedó pensando en que, a pesar de no haber pasado el examen, su voz era muchísimo más melódica que la del resto de los no-roquenses. Armonía quedaba excluida de la ecuación, por supuesto.
No Hope. No Dreams. No Love.
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