Calles

Karime frunció el ceño ante la contestación de Noel. La licántropa estaba segurísima que ellos sabrían donde estaba, ya que ella no lo había visto ningún día en la sede y resultaba muy extraño que hubiera desaparecido tantos días sin avisar a nadie.

- La última vez…- balbuceó. Luego carraspeó y se aclaró la garganta.- La última vez que lo vi fue en la Sede, la noche antes del torneo. Habíamos dado una vuelta y luego me dijo que se iría a la taberna a tomar algo. Me dijo que estaría en el torneo, pero pensé que había preferido quedarse y que luego había pasado los días entrenando con vosotros.- Inclinó la cabeza levemente y frunció el ceño.- ¿Debo preocuparme?

Esa vez si que brincó, deshaciéndose de la incredulidad para pensar solo en el logro obtenido, profiriendo una serie de gritos incoherentes de emoción. Se abrazó a Giz y a Noel, casi olvidando que debía soltarse enseguida, dio vueltas alrededor de Adara cogiéndola de la mano y ofreció un choque de puños a Toima, todo en pocos segundos. “Premio en metálico”, “darnos a conocer”, todo estaba cumplido. No, mucho más que eso, todos los premios habían caído en el cuchitril. Le palmeó la espalda a Noel con fuerza y sonrió hasta que le dolió toda la cara. Todo fueron felicitaciones a continuación, empezó por el draco y continuó por todos aquellos que tuviera cerca que hubieran obtenido menciones o, sencillamente, lo habían hecho bien. El torneo había acabado y el fuego fatuo estaba eufórico. Había disfrutado enormemente del evento y le daba lástima que terminase.

Ya con el premio en mano, la euforia aún no se había ido. Gael no podía parar de pensar en todas las cosas que podría, por fin, comprar. Les debía tanto a todos… pero en especial, le debía un regalo a Wen y otro a Toima. Ya no tendría que escatimar en material para el taller para poder pagar aquellos regalos, y seguiría sobrando. No era cuestión de malgastarlo, ni mucho menos, pero tenía en mente algún que otro capricho, además de poner buena parte para la hucha comunitaria.

Precisamente por ir en una nube no pudo sentarle peor el recordatorio de que ya hacía días que habían acusado la desaparición del selkie, y habían olvidado por completo continuar pensando en ello. Habían sucedido muchas cosas esos días, era cierto, pero también era inexcusable no haber preguntado también a los habitantes de la sede. Si ni siquiera ellos sabían adónde había ido… ¿no era, efectivamente, un poco preocupante?
―Supongo que no le gustará mucho si nos estamos preocupando por nada, pero habrá que rastrearlo. Ya lo entenderá si eso, no nos íbamos a quedar tranquilos si no lo hacemos.

Si se había ido de excursión sin avisar, habían pasado demasiados días incluso para adentrarse en un mundo vinculado. Por un lado, el fuego fatuo quería creer que se equivocaban al preocuparse, que aparecería enseguida riéndose de que se preocuparan. Pero estando en la ciudad que estaban, incluso si era Saren, estar a salvo no era ninguna garantía.
―¿Vamos? ―No estaban muy lejos de la taberna.

Sigue en la Taberna del Mago Tuerto.

Adara, Jack y Vac eran los encargados de ejecutar la parte del plan que consistía en eliminar al tipo que estaba interesado en la piel de Saren, al mismo tiempo que el otro grupo se encargaba de rescatar al idrino. El hado conocía bien el lugar, y mas o menos se hacía una idea de donde debían preguntar, por lo que informó a los otros dos y decidieron separarse, acordaron reunirse algo mas tarde en un puto predeterminado de la red de túneles.

La tarea era sencilla, solo tenían que preguntar en diversos tugurios si alguien sabía donde comprar una piel de selkie, tratando de no dar demasiados detalles, pero que fuera fácil no la hacía menos tediosa. Tras varios intentos frustrados, el griego dio con algo, y tras seguir un par de indicaciones, Vac encontró a tipo con mala pinta que le habló de alguien que estaba a punto de adquirir lo que andaba buscando. Todo parecía apuntar en aquella dirección, y tras pedirle las señas al hombre, el griego se encaminó hacia el punto de encuentro.

Fue el primero en llegar, pero no tuvo que esperar demasiado antes de que los otros dos aparecieran.
—Creo que tengo algo —les informó—, pero no es fiable al cien por cien. ¿Vosotros habéis tenido suerte?

Había estado aquí pocas ocasiones, buscando cosas puntuales. Como habíamos acordado, nos separamos para buscar y nos reuniríamos más tarde. Estaba acostumbrado a pedir ingredientes raros tanto para alquimia para Erika o para hacer prendas con ciertas propiedades, así que tenía la excusa perfecta para andar buscando una piel de selkie. Así, tras un rato de idas y venidas, acabé enterándome de que, en efecto, alguien estaba a puntito de conseguir una. Tuve que regatear para conseguir las señas, lo cual hizo menos aburrida la faena.

Al final conseguí la información, así que me reuní con los demás.
—Algo tengo. Casi me cuelan un sapo volador a cambio de la información... ¿Y vosotros?

Le hervía la sangre como nunca lo había hecho antes. La Luna del año anterior había sido una ocasión especial que había sacado como nunca antes su lado más salvaje, más impulsivo, pero ni siquiera en aquella ocasión todo su ser había temblado con aquella violencia ni reclamado sangre como ahora. Noel había abierto de golpe la puerta de la taberna escupiendo las sílabas correspondientes a un hechizo de fatiga que dirigió contra el primer mercenario de Gar que se encontrase a su alcance. Confiaba en que un hechizo orgánico traspasase las defensas que hubieran podido conjurar y a quien alcanzase le dificultaría a la larga el mantener el ritmo en el combate. Sin perder un segundo más, invocó su bastarda y la blandió a dos manos en dirección al primer desgraciado que le saliese al paso mientras disparaba una ráfaga de plumas para tirar abajo las posibles defensas que tuviese. Su intención, desde el primer momento, era privar al afortunado que reclamaba su atención de su cabeza.

Toima

El ulterano escupió al suelo y dejó que sus ojos encontrasen la zona idonea. Explicandoles su plan a los cuchitrileros, les avisó de la localizacion y posición del enemigo para después separarse de ellos y seguir informandoles via los comunicadores mágicos. El watahré habia elegido un edificio al cual algo habia derribado parte de la fachada del tercer piso y vió como los cuchitrileros se movian en posición.

Fue entonces cuando desplegó su nuevo juguete. De las marcas de su brazo, un objeto metálico, con cordaces de acero, bujias y engranajes de aspecto robusto y lo descansó, con cierto esfuerzo en el suelo de piedra, apostado desde la fachada abierta del edificio.
El objeto metálico, en un principio, podia parecerse a una ridicula parodia de un arco de metal mezclado con una ballesta, tan solo que enormemente grande. Casi tres metros de altura y con un peso rondando a los ochenta kilos, el enorme arco metálico apuntaba amenazadoramente a sus enemigos. De haber sido desplegado con más personas cargando, descargando, y disparando, aquella máquina de asesinato podria haber pasado por un lanzavirotes medieval. Pero Toima se bastaba y sobraba para manejar el terrible arma, diseñada especialmente para que el watahré la manejase.

Toima contempló como Noel se enzarzaba con Zisanna y, antes de que pudiera desearlo, el draco ya se habia desembarazado de ella y el watahré ya tenia el primer virote fuera.
De un metro con diez centímetros de lado, el virote hacia honor al arco en la desproporcion de sus tamaños. Toima colocó el virote en la pasarela y, tras respirar hondo, comenzó a tensar. Los musculos se tensaron con toda la fuerza bruta del ulterano, usando hasta la última onza de energia para tirar del cordatil hacia atrás. Los engranajes tiraban del virote, preparados para mandarlo propulsado tras que el martillo hiciera explotar la tensión, acumulada por numerosas bujias.
Toima se relamió, sus ojos concentrados. Con una sonrisa, observó como uno de los de Gar habia entrado en el edificio. Tras aquella flecha, podria llegar a disparar dos o incluso tres si todo salia favorable, antes de tener que lidiar con él.
<<Pero eso no es algo de lo que deba preocuparme por ahora>>

La tensión del arma, aparte de dejar expuesto al ulterano ante tal tremendo esfuerzo, era casi recomfortante de su letalidad. Sabia que despues de aquel primer tiro, el resto debian de ser todo lo rápido que pudiese si deseaba resultar efectivo.
-Esto va por mi sable, futuro bolso de piel.-dijo el ulterano escupiendo odio con sus palabras.
Y entonces liberó. El martillo subió y golpeó el culo del virote, la tensión de las bujias se soltó y los engranajes dejaron pasar el virote propulsado a toda velocidad por el habitaculo y luego la pasarela, siendo disparado gran velocidad, empujando con una gran fuerza.
Toima no tenia ni que comprobar los resultados para extraer otro virote y empezar a cargarlo. De acabar con la asreniana de un tiro, su siguiente objetivo seria Dama Sosiego. Y así, podia disparar incluso otro más.

Nos habíamos juntado en la Taberna... Sin planes, con la Luna Roja reinando sobre la ciudad... Todo perfecto. Hasta que la escoria se presentó en el local. Si querían jodernos la noche, se la joderíamos nosotros antes. O al menos mis amigos, ya que era la primera vez que tenía oportunidad de enfrentarme a ellos y no sabía cómo saldría de esta. No importaba, realmente, siempre y cuando los matásemos. ¿Pero de verdad iba a luchar a muerte? Siempre podría alejarme del follón y que se apañaran, no tenía que ser mi problema..., ni el de mi negocio o cualquier allegado... Pero eran mis amigos. Y la escoria mejor muerta que merodeando y buscando problemas por las calles. <<Aunque ya podían haber pedido cita previa>> Ahora bien, semejante batalla bajo la Luna Roja y con mis amigos... Valía la pena, fuera cual fuera el resultado.

Así que me levanté y acompañé a los míos a fuera mientras me cubría de protecciones físicas y mágicas. Casi siempre llevaba el amuleto* de Outhal al cuello, más aún en las noches de Luna Roja y de forma más consciente desde la locura de la última, así que esta ocasión no era una excepción. Y nos repartimos. O nos repartieron. O... fuera como fuese, el goliat y su compañera me marcaron rápidamente. Para colmo, quedé junto a Giz, con tres criaturas suyas, y Gael, frente a los otros dos... Lo que significaba mucha magia. <<Demasiada>> Solo quedaba minar sus defensas junto a mis amigos y poder atacarles con las espadas antes de que ellos acabasen con las nuestras. Así que una vez listas las defensas, pasé a los lanzazos de magia.

*:

Todos tenían defensas activas, incluido Toima, por lo que no había que preocuparse ya de nada más. Eso provocó que al poco de salir ya se enzarzaran en la pelea prometida. Era difícil ver donde estaba cada uno, y de hecho Gael se centró en lo que tenía delante, fijándose en el resto de mercenarios de Gar únicamente si podían representar un peligro inesperado. Confiaba plenamente en la habilidad de los demás y eso lo hacía todavía más fácil. Se vio en un pequeño grupo tanto con Giz como con Jack, y ni siquiera eran ellos tres solos contra únicamente dos, porque Giz se había sacado de la manga tres de valiosos ayudantes.

Los primeros ataques que le llegaron por parte de la bruja trató tanto de desviarlos como de esquivarlos. Como no había estudiado apenas la magia sin palabras no podía identificarlos y eso hacía las cosas más difíciles. Levantó una barrera mixta entre ambos y le hizo una señal a Jack, que se había puesto al ataque, para que tomara su lugar en el enfrentamiento directo contra la bruja. Entre su superioridad numérica y los animales de Giz, el fuego fatuo podía aprovechar para retroceder un poco y comenzar a conjurar hechizos complejos, ganando tiempo también para tratar de apuntar mejor. Su intención sería tirar las defensas de los enemigos tratando de exponerlos para sus compañeros. Con una media sonrisa maliciosa comenzó a tejer un hechizo desintegrador dedicado a dama Sosiego, reforzado, por supuesto.

A medio camino, Giz sacó tres canicas concretas de su bolsa y las hizo levitar, poniendo distancia entre él y ellas y separándolas entre ellas al mismo tiempo. Dotó de la chispa de magia necesaria a cada una y abrió las jaulas de criptobiosis que en realidad eran, permitiendo que de cada una saliera proyectado un dragón ent del mismo tamaño del propio asreniano. Los llevaba cuidando desde hacía meses y eran las criaturas en su haber que más variedad de comandos obedecían en la actualidad. Giz se tomó unos preciosos segundos en levantar protecciones a cada uno de sus seres, mientras estos se desperezaban y emitían algún chillido, y volvió a emprender el vuelo en la dirección correcta.

El goliat analizó la escena rápidamente y descendió. Los dragones le siguieron sin adelantarlo en ningún momento. Rodar y Sosiego se enfrentaban a Jack y Gael y Giz no necesitó más información para decidirse. Al tiempo que se acercó, dio un par de órdenes sencillas y los dragones se lanzaron en picado contra la bruja y el goliat. Dos irían a por ella y tan solo uno a por él. Si conseguían cazarlos, los dragones ent tornarían todo su cuerpo en una prisión de ramas para aprisionarlos e impedirles el movimiento, a Rodar tan solo de la parte del os brazos y a Sosiego de brazos y también de las piernas. Los dragones tampoco dejarían libres de transformación las cabezas, con las que lanzarían mordiscos a diestro y siniestro sobre sus objetivos.

Giz sabía que el tiempo que perdieran intentando quitárselos de encima, era tiempo que ganaban los cuchitrileros, por lo que se preparó para desviar o disipar cualquier intento de los de Gar por deshacerse de sus animales (o de los dueños).

PD: sorry la cutrez *señala al reloj, culpándole de todo*
PDD: Los dragones se lanzan después de que JAck y Gael hayan lanzado los hechizos.
TL;DR: Giz pokemontrainer usó "Dragones faja" contra Rodar y Sosiego.

Vac vio a Verkan segundos antes de que lo alcanzara, tiempo que empleo en conjurar rápidamente una llama mágica y lanzarla hacia el rostro del mercenario. Buscaba minar sus defensas mágicas para que el hechizo de Adara tuviera efecto, pero no se detuvo a esperar el resultado, y en cuanto el varmano entró en su rango de alcance, el griego hizo un quiebro cerrado en el aire y le lanzó una patada al costado, tratando de conseguir un poco de espacio.

El hado invocó su espada bastarda antes de que el ángel negro volviera a la carga, empuñándola con ambas manos y esperando en posición de combate. En cuanto cruzaran los aceros, las nuevas runas de su arma empezarían a hacer efecto, volviendo la hoja de su enemigo mas quebradiza y protegiendo la suya propia de roturas (runa de refuerzo del filo y runa de vibración).
—Saren se va a alegrar un montón cuando le llevemos tu cabeza metida en una bolsa, gatito —comentó el griego, esbozando una sonrisa torcida.

Wen no había dejado de lanzarse hechizos de protección en ningún momento, solapándolos y poniendo uno encima de otro, para que una vez caído uno el siguiente le sustituyera; pero en el momento en el que Barch se abalanzaba sobre ella, ya volaba una primera flecha hacia su corazón, aunque no quiso lanzar una segunda, consciente de que sus protecciones no permitirían que su flecha lo ralentizara mucho. En su lugar se hizo con su doble guadaña y comenzó a bloquear las embestidas de su contrincante, intentando en todo momento escabullirse a su espalda para evitar que la arrinconara. Si conseguía encontrar en hueco en el que atacar, haría un barrido con su arma intentando que ambos filos cortaran profundamente su vientre.

Se encontró con la enorme espada de Zisana, pero por suerte llevaba el arma adecuada empuñada de la forma más idónea para bloquear sus ataques. La asreniana como guerrera que era, no obstante, contaba con una cantidad de fuerza que acabaría decantando aquel intercambio a su favor demasiado rápido y por ello el sueco sabía que tenía que modificar su estrategia… No obstante, mientras tanto el resto ya había salido y habían comenzado las hostilidades por uno y otro lado. Cuando vio a Barch tratando de arrinconar a Wen no se lo pensó dos veces. Aprovechó uno de los bloqueos del arma enemiga para impulsarse hacia atrás y alzar el vuelo, fuera del alcance de la guerrera. Se dirigió entonces hacia el minotauro, desde su espalda, y pasó a empuñar la bastarda con una sola mano. Disparó una nueva ráfaga de plumas en dirección al sinhadre para tratar de distraer su atención de la vouivre y blandió la espada con furia hacia su costado mientras aterrizaba.