Calles

A Fleur le parecía que nada de lo que pudieran hacer cambiaría las cosas, ni interponerse entre la cercana y el hombre, ni intentar negociar con él. Lasca solo tenía interés en Iemai. No sabía como se sentía al respecto, ahora era consciente de que les había mentido pero... quién era ella para dudar de su amistad. Lasca pretendía intentar hacerla quedar mal delante de todos, pero la realidad que Fleur había vivido con la cercana era muy diferente. Le resultaba muy fácil recordar las incontables ocasiones en las que habían sobrevivido gracias a todos de una forma u otra, Iemai no dudó en ir a la biblioteca como el resto para buscar algo que le salvara la vida.

Sin embargo era incapaz de actuar ante ninguna de las opciones que tenía en mente. La liberación de adrenalina en su cuerpo no le estaba sentando nada bien, notaba los músculos tensos, el corazón bombeando a toda velocidad y gritándole que saliera de allí y se pusiera a cubierto. Solo un fino hilillo de aire se colaba en sus pulmones para recordarle que estaba viva y las manos comenzaban a temblar con espasmos fruto de un nerviosismo incontrolable.

El sonido del cuello de Niva rompiéndose fue demasiado. Fleur notó sudores fríos inmediatamente y percibió un pequeño clic en su cabeza. Nunca había visto a nadie morir ante sus ojos, era algo atroz, como si el mundo pasara a ser de pronto en blanco y negro.

Permanecía inmóvil, con la cabeza mirando a todos lados y viendo como la mayoría echaba a correr mientras Lasca se encontraba tan cerca de Iemai. Ella era tan cobarde que ni huir por su vida podía, paralizada como una gacela ante la superación evidente de una leona. ¿Qué podía hacer?. Alzar el arco era inútil, no tenía oportunidad alguna, no era inteligente y además no serviría de nada contra aquel hueso. También le faltaba el valor.

Al final su cuerpo solo pudo hacer una cosa ante tantas resistencias. Por un instante Fleur movió las piernas haciendo acopio de correr pero terminó doblándose sobre sí misma y vomitó. Todo el líquido intestinal pasó a mancharle las rodillas y las pantorrillas mientras con rostro pálido miraba hacia atrás. Iba a necesitar que tiraran de ella.

La hawaiana escuchaba con temor las palabras de Lasca, no podía evitar sentir repulsión ante sus comentarios. ¿Acaso era gracioso lo que estaba ocurriendo? ¿Por qué tenía ese monstruo tanto interés en Iemai? No conocía la respuesta, pero en aquel momento su preocupación por la cercana era más fuerte que eso. Maila solo quería que echaran a correr, pero cuando algunos de sus compañeros lo hicieron se vio incapaz, solo podía mirar cómo Fleur entraba en estado de shock. De todas maneras no es que al grupo que echó a correr le diera tiempo a nada, en un par de segundos Lasca volvía a estar cerca de Iemai y en menos tiempo el cuello de Niva crujió y su mirada se quedó vacía.

A Maila se le cayó el machete sin darse cuenta, solo podía mirar el cadáver inerte de aquella pobre chica. Ni siquiera miró a la francesa cuando ésta empezó a vomitar cerca suya. El miedo se apoderó de ella más aún si cabía, no solo por sí misma si no por todos sus compañeros y por Iemai. Durante unos instantes tuvo la certeza absoluta de que iban a morir allí todos. Daba igual que corrieran, Lasca era mucho más rápido que todos ellos juntos. Daba igual que Nery´s intentara distraerle, Lasca era mucho más listo que ellos y tenía muy claro su objetivo: Iemai. No se iría de ahí hasta conseguir lo que quería, y ellos no podían hacer nada. El cadáver de Niva lo demostraba.

Darse cuenta de aquella verdad provocó que sus rodillas temblaran y cayera de rodillas. Lasca no tenía nada en contra de ellos, de hecho podrían abandonar a la cercana y a ellos no les pasaría nada. Él mismo lo había dejado claro. Pero no podía hacerlo. Le daba igual que la cercana les hubiera mentido, la amistad que tenían con ella era real. Era lo único que le importaba. De alguna manera eso le dio la fuerza necesaria para levantarse y recoger el machete del suelo. Aún temblorosa se acercó a Fleur y le apretó la mano. Quiso decirle algo, pero en el momento de hacerlo se vio incapaz.

-¡D-déjala en paz! ¡Déjanos en paz a todos, no te hemos hecho nada!- Gritaría Maila, asustada pero también con una pizca de rabia en la voz y frustración. Estaba hartándose de que la ciudad intentara matarles, y ahora venía alguien de allí a hacerlo. Instintivamente dio unos pasos y se puso delante de Fleur.<<Por favor, vete... Déjanos...>> Suplicaría en su mente, como si pensarlo con fuerza lo hiciera realidad.

Para Iemai el mundo se estaba desplomando a su alrededor, y los únicos escenarios que podía prever en su mente eran fatales. Apenas podía seguir su propio tren de pensamientos, que se bloqueaba a cada momento, pero por suerte ya le había dado vueltas a todas las posibilidades durante decenas de tardes muertas.

Había varias cosas que no entendía, como por ejemplo qué había llevado a Lasca a escoger precisamente aquel día para revelarse, en que todo el grupo había salido. Iemai había abandonado ya el torreón en muchas ocasiones, y Lasca debía de haber sido consciente todas ellas gracias a dama Liendre. La cercana no entendía por qué, pero había empezado a pensar que llegaría a ver la Luna junto a sus nuevos amigos. Para ella todo aquello solo había sido una gran apuesta, una huida sin demasiadas expectativas y una forma de escupirle a Lasca en la cara. Recuperar la esperanza no le había hecho ningún bien.

Cuando se quiso dar cuenta estaba empezando a correr, gracias a los gritos de Qwara y darse cuenta de que no tenía por qué quedarse atrás ella sola. Pero nuevamente Lasca le cortó el paso, y en ese momento solo pudo ver a Niva. Aunque quería apartar la mirada no podía, ya que los ojos de la terra la acusaban, la odiaban. Todo lo que le había pasado era culpa suya. Iemai ya no esperaba que Niva recordase que había tomado su propia decisión, pero podía empatizar con lo mucho que debía de haber sufrido.

En un instante, aquellos ojos dejaron de mirarla. El crujido de su cuello fue como tantos otros que había escuchado y sentido antes la cercana, pero fatal. Contra todo pronóstico, sintió alivio. Niva por fin podría descansar. Una muerte rápida habría sido lo mejor mucho, muchísimo antes. Probablemente era el castigo que ella habría esperado por haber dejado que Iemai se marchara, pero esta sabía que Lasca no tenía esa forma de pensar y la había dejado atrás de todos modos.

Los ojos de la cercana se posaron por primera vez en meses en los del quebrantahuesos. Bajo capas de burla e indiferencia calculadas, había un odio inmenso hacia ella. Iemai había retrocedido lentamente hasta chocarse con Sarah y Pefka. Aquel contacto le recordó que podía refugiarse tras sus cuerpos y eso hizo. Por el rabillo del ojo podía ver a Nori temblando a un par de metros.
—No tengáis miedo, no puede haceros daño. La ley le prohíbe tocar a los cosechados —les dijo, casi sin aliento.

Cuando alguien más hizo amago de empezar a moverse la sudafricana comenzó a alejarse de Lasca con expresión decidida, dispuesta a poner toda la tierra de por medio posible entre ellos, pero apenas había dado unos pocos pasos cuando la situación volvió a cambiar. Ignorando las palabras o acciones de los sendarios el quebrantahuesos continuó burlándose de Iemai, insultandola e insinuando que sus nuevos amigos iban a pensar mal de ella, pero cuando Sarah se interpuso en su camino el quebrantahuesos recogió a Niva del suelo y volvió a alzar el vuelo para cortarle el paso a la cercana. Aterrizó de espaldas a la mayoría sin que pareciera importarle, como si efectivamente solo fueran impotentes espectadores en toda aquella charada, y tras un instante que a Qwara más tarde le parecería eterno el crujido de un cuello roto resonó en toda la calle de forma espeluznante.

El sonido húmedo que produjo el cuerpo de la terra al golpear la fachada de un edificio cercano fue igual de horripilante, pero para entonces la morena solo sentía un pitido difuso en los oídos. Su aliento, rítmico hasta el momento a pesar de la situación, había empezado a atascársele en la garganta debido al miedo y sus piernas, rebelándose contra su instinto primario, se negaban a moverse. Estaba a punto de colapsar, completamente derrotada por aquella muestra de violencia desmedida, pero al final fue la voz de la iritre lo que la sacó de su estupor y evitó que se quedara congelada.

Débiles por la distancia sus palabras apenas habían llegado a los más próximos a su posición, pero Pefka se encargó de gritárselas a todos, y aferrándose a aquella nueva información la humana se obligó a dar la primera zancada para alejarse de allí. «Muévete, muévete, muévete… » se repetía una y otra vez, negándose a mirar atrás mientras salía disparada en dirección a Maciel por ser el torreón hacia el que estaba encarada.

Confiaba en que todos se moverían al mismo tiempo, pero no se detendría a comprobarlo cuando se desviara por el primer callejón estrecho que le saliera al paso con la intención de obstaculizar a un perseguidor alado.

El cerebro de kiki se congeló y sus pulmones se quedaron sin aire al mismo momento de oir aquel sonido. Un solo crack y una vida se había terminado. No era la primera vez que veía a alguien morir, pero si ser asesinado asi. No grito, básicamente porque no pudo reaccionar para hacerlo, y su cerebro empezó a racionalizarlo todo “masivo trauma en el tallo nervioso, probablemente fibras nerviosas cortadas por los bordes internos de las vértebras C1 a C4, quizás más de una, virtualmente ha sido indoloro pero quien sabe el nivel de estrés que el cerebro haya tenido antes, reflejos inferiores eliminados…muerte cerebral instantánea…” Nunca había sido indiferente ante la muerte, pero ahora mismo su cerebro le daba mas alertas sobre todo lo que pasaba a su alrededor. Le pedía huir correr, esconderse aunque fuera inútil, hasta que escucho las palabras de la cercana.
“¿Qué QUEEEEEEEEEEEEEEEEEE?” la mente de Kiki súbitamente había colapsado. Iemai tenía información, tenia información, tenia información, tenia información, y no la había compartido. Daba igual si era relevante o útil para situaciones pasadas, eso era muchísimo peor para ella que obligarla a que se largue del torreón en una tormenta de nieve como en su sueño. Kiki ya no quería pensar en nada. Quería regresar a su cama o ir a Maciel a ayudar desde una cama hecha una bolita. Sus piernas estaban temblando, mitad de miedo persistente a que cualquier cosa pudiera matarla, y mitad de entender que aun para aquellas bestias y seres tan superiores habían normal y posibles castigos. Y se sentó.

Literalmente se sentó en el suelo frio de Rocavarancolia, pues ahora sabia que Lasca no podía atacarla sin sufrir repercusiones, no podía correr porque era una inútil físicamente y no llegaría lejos. Además, estando cerca de ese monstruo le parecía menos probable que otras criaturas trataran de atacarlos. No quería alejarse de los demás, pero tampoco se sentía una heroína para saltar en medio de un monstruoso loquesea ebrio y su presa. Estuvo tentada a gritarle a Nery’s que no se metiera…pero ¿quién era ella para decidir por los demás? Se miraba desde fuera y le parecía una completa loca extraña que esta calmada mientras matan a todos alrededor, y en su mente ella asentía porque no quería ser de los asesinados ni tenia como ayudar… Giro a ver las ruinas a su alrededor y ninguna le parecía suficientemente segura, nada ya le aprecia seguro alrededor ni en la ciudad. Asi que se que se quedó allí mirándolos sin parpadear, con miedo shock, resignación y un poco de su loca lógica rara.

Todo estaba pasando muy rápido, demasiado. No dejaba de mirar a Lasca porque estaban al borde del caos absoluto y no quería perderle de vista, pero era inútil. No pudo hacer nada, solo observar con terror cómo el otro les pasaba por encima y aterrizaba en medio del grupo dispersado por la calle. No solo siguió su trayectoria y aterrizaje con la mirada sino que movió su cuerpo de manera acorde.

Y entonces se paralizó. Notó la tensión llegando al límite cuando vio a Lasca coger a la otra chica y saltarles por encima, pero se paralizó cuando escuchó ¿o quizás fue su imaginación? el crujido del cuello. Presenció cómo su cabeza caía en un ángulo horrible, y para colmo el quebrantahuesos lanzó el cuerpo inerte lejos de allí. El cuerpo de Pefka recuperó parte del movimiento y pudo tragar saliva, pero estaba allí paralizado mientras todo su ser se debatía entre la necesidad de huir y la inutilidad de hacerlo.

Iemai apareció en escena después, su voz llegó al hijo de lunas y a algunos de sus compañeros, y la chica se puso detrás de ellos. ¿No podían hacerles daño mientras fueran cosechados? ¿O sea, hasta la Luna o después cuando las Lunas o los líderes de la ciudad se dirigieran a ellos? ¿Había una ley en contra? ¿Por eso aquella ciudadana les dijo que no podía darles mucha información? Demasiadas preguntas, pero les daba una posibilidad. Era una escapatoria, una forma de ganar tiempo... Y también era una porción de información vital que les habría venido bien, la verdad... Pero no tenía tiempo para pensar en todo lo que Iemai podría o no haberles ayudado, o si, de hecho, les habría facilitado las cosas en algún momento y aún no eran conscientes.

Sin embargo, entre aquel desorden mental de preguntas y dudas, algo distinto dentro de Pefka hizo click y abrió la boca. Sabía que se la estaba jugando, pero su miedo se estaba transformando en rabia. ¿Por eso tanto espectáculo en lugar de haberles matado y haberse llevado a Iemai sin más? No, peor... ¿De verdad la ley de la ciudad les había protegido de ciudadanos como él y ahora tan cerca de terminar el año... les amenazaba un salvaje borracho? ¿Tantos meses pasando penurias y ahora un gilipollas venía a traerles problemas? ¿Y el desgraciado era consciente de la ley? ¿De verdad se arriesgaba a fallar en el test de las Lunas por un borracho violento? ¿De verdad había esperado tantos meses para sorprenderles ahora, no podía esperar un poco más? No se lo podía creer. Su miedo seguía haciendo mella en su cuerpo, le costaba apretar los puños o hacer muecas de enfado con la cara, pero estaba listo para largarse y el enfado y la indignación estaban ayudando a que recuperase el control de sus movimientos.
—No creo que falte mucho para la Luna, ¿no? Podríais hablarlo entonces, sin leyes ni cosechados protegiendo a sus amistades...

Después, se encogió de hombros lo justo y echó a correr detrás de las dos chicas sin esperar respuesta. Quiso convencerse de que tenían que ganar tiempo para que los demás pudieran irse y ayudar a los demás a correr, y si realmente había una ley quizás el otro le diera vueltas, pero realmente lo había hecho por rabia e impulsividad. Intentó centrarse en correr, y en que tenían que encargarse de los demás, como Kiki que se había sentado sin más. Ojalá Nery's la levantara en lugar de esa supuesta apuesta que quería hacerle.
—¡Vámonos! ¡Iemai dice que la ley de la ciudad les prohíbe hacernos daño! —gritó mientras corría para que lo escuchara el resto, por si acaso.

Para la sueca, las acciones de Nery’s carecieron de sentido para ella, cosa que la dejó medio paralizada en el sitio, incrédula, al verlo adelantarse. ¿Apostar? ¿¡APOSTAR EL QUE!? ¡No tenía nada para hacer una apuesta! ¡Ese tipo podría conseguir lo que quisiera cuando quisiera, joder! Y era evidente a quien quería.

Rua sentía que iba a perder los nervios, la situación, la tenía demasiado tensa, no quería discutir, quería irse. Quería que todos se fueran, que Iemai también huyera, porque ella era a por quien iba. Pero estaba clarísimo que Lasca no iba a permitir eso fácilmente, si hubo un intento de huida este se volvió eso, un mero intento. Rua sintió como si sus músculos se paralizaran cuando lasca hehco a volar de nuevo, llevándose el cuerpo de Niva consigo y corto el paso a Iemai. Rua no fue capaz de verlo, pero a una esa distancia y en el terror casi silenciosos que se respiró entre todos, pudo escucharlo.

La burla despreciativa casi a las palabras de Nery’s, a los intentos de Iemai de huir. Y sobre todo el crujido, ese crujido que aprecia resonar en sus oídos como estuviera apenas a centímetros de Lasca y no a varios metros. Por unos segundos, Rua no fue capaz de comprender el porqué del sonido…o más bien su cerebro quiso no entenderlo. Vio como si fuera a cámara lenta, el cuerpo de Niva siendo lanzado contra una pared, como si fuese una mera muñeca de trapo, su cuello en una posición que claramente no era natural.

Un escalofrío recorrió su cuerpo, el sudor frio bajando por su espalda, su estómago pareció retorcerse y sintió como la bilis quería subir por su garganta desde su estómago vacío. Rua contuvo las arcadas, cuando su cerebro salió del colapso y entendió lo que acababa de escuchar, lo que acababa de ver. Alguien morir, de nuevo, así como si nada, un crujido, y se acabó. Y ese tipo lo había hecho sin esfuerzo, una amenaza clara de lo que podría pasarle a ellos de no seguir su “sugerencia” de largarse.

Todo se volvió un caos tras ese instante, su cuerpo pareció recuperar la movilidad casi al mismo tiempo que su cerebro despertaba del trance. Iemai , Sarah y Pefka estaban juntos, frente aquel tipo…solo esperaba que corrieran, que intentaran correr fuese cual fuese la forma. El grito de Pefka resonó en la calle, al momento siguiente que Rua hecho a correr en dirección contra a donde estaba Lasca. ¿No podía atacarles <<¿Una ley se lo impide? ¡Como si no se pudieran romper las leyes joder!>>

Vio a Maila intentando cubrir a Fleur cuando retrocedía, la cara de la francesa no se veía nada bien. Rua reaccionó dándole un jalón a Maila del brazo al pasar junto a ella buscando despertarla del trance protector.

-¡Corre, debemos salir de aquí!- dijo sin alzar la voz como un pequeño empuje para que reaccionara y pudieran llevarse a Fleur consigo también ya que la chica parecía en shock, encontrándose en su huida  a Kiki que parecía haber perdido todas sus fuerzas y permanecía en el suelo. <<Mierda, Kiki ¿¡Tu también!? ¡Muévete, por dios!>> Rua se acercó a la chica y con el impulso de la adrenalina y los nervios intento levantarla, por debajo de un brazo. Demasiado nerviosa para que un hechizo surgiera de su cabeza en esos momentos- Paralízate en otro momento ¡Mueve el culo! -exclamo hablando a toda velocidad, frustrada, cuando apenas logro ni sabía cómo, levantarla y medio llevarla consigo a la espera que reaccionara, o que Nery's o alguien más la ayudase a cargarla, buscando meterse en el callejón por el que había visto ir a Qwara.

El cabreo de Toni aumentaba con cada microsegundo, con cada acción de sus compañeros. ¿En serio esta pasando esto? De verdad, esto es un sueño—pensó antes de ver como corría Iemai con Sarah.

—Más vale que llegues viva porque te voy a matar yo—le gritó a Iemai con la certeza de que jamás sería capaz de matar a una amiga, pero el cabreo era tal que si le pediría una explicación.

¿Era necesario permanecer con aquella mentira? Les podría haber contado todo, vale que al principio no, pero luego habían tenido confianza, o eso pensaba Toni, estaba claro que Iemai no lo sentía igual.
No pensó en las leyes de Rocavarancolia, ni en su muerte, solo pensó en la traición de una amiga.

Cuando vió que Rua intentaba levantar a Kiki salió corriendo tras los pasos de Qwara. Tenían que llegar a Maciel, allí ya pediría explicaciones a Iemai.

Por desgracia no mordió el anzuelo y pasó lo que precisamente quería evitar. El crujido de su cuello y como su cuerpo calló por un momento los cabellos de la terra tirada le parecieron rubios...

Apartó la mirada sin haber cambiado de expresión, no era Nery´s, era tan solo un personaje, tenía que centrarse en eso. Parecía simplemente aburrido con la negativa y toda la escena posterior en vez de preocupado y temeroso como realmente se encontraba, finalmente desabrochándose el escudo con toda la calma del mundo mientras caminaba de nuevo hacia Iemai. ¿Pero qué hacer ahora? Si lo que decía Iemai era cierto estaban a salvo... solo si no le daba por romper la ley claro, quizás no debería ni necesitaba seguir tirando del hilo. Dudaba a cada segundo, a cada paso que avanzaba.

Al menos el correr de algunos de sus compañeros le aliviaba. Eran menos preocupaciones en su pecho de lo que podría ser lo que pasara a continuación. Sobre todo ver como Rua se llevaba a Kiki. Ojalá Maila estuviese haciendo lo mismo con Fleur.

En el fondo tan solo quería huir con la finlandesa, cargarla como en el inicio de aquella locura que había significado algo tan precioso para él y estar a salvo.

No podía. No con todo lo que le debía a Iemai, a aquel cadáver. Todas las cuentas que debía pagar en esa porquería de ciudad.


—En realidad solo quería intentar rescatar a la chica de allí con la apuesta a la vez que Iemai. —Señaló con la mano al cadáver hablando en voz alta con tono serio y calmado aunque algo triste, empezando a explicarse.

Se giró a mirarle a los ojos. Sin miedo, tan solo completa seriedad.

—Esto va a acabar mal Lasca. Y no solo para nosotros. No que podamos hacerte nada o evitar nuestra muerte pero después de eso espero que estés preparado. Porque hay unas cuantas personas esperando a que salga la Luna y vuelva.

Lasca ignoró a los que quedaron a su espalda, lo que pudieran decir o hacer no le afectaba, así que no se dignó a responder a las palabras de Maila. Los que tenía delante, sin embargo, estaban protegiendo a Iemai tras ellos, y aunque eso le hacía bastante gracia también le obligaba a ser un poco más delicado. El cachorro de la apuesta se les había unido en un momento a aquel grupo, y mientras pretendía ceder su escudo, las palabras del hijo de lunas le arrancaron a Lasca una sonrisa de medio lado, por lo que dirigió su atención momentáneamente hacia él.
—¿Hablar? ¿Quién ha dicho que haya que hablar algo? ¿No te parece que tengo más ventaja ahora que no os podéis defender?

Tras aquello, Pefka se hizo eco de las palabras de Iemai para que todos las oyeran. El quebrantahuesos se rió en alto mientras cada grupo echaba a correr en una dirección, con la excepción del frivy, que lo enfrentaba con la mirada.
—Me parece que Iemai ha interpretado un poco mal esa parte —dijo de forma que todos pudiesen escucharlo, incluso mientras corrían—. Incluso la única ley de Rocavarancolia también tiene matices y excepciones.

Tras decir aquello le devolvió la mirada al frivy. Lasca empezaba a perder la paciencia, y aquella fachada calculada se iba a romper de un momento a otro. Iemai se alejaba de allí protegida por unos cosechados que aparentemente se negaban a abandonarla. No se merecía su protección después de haberles mentido durante meses.

—¿Me estás amenazando? ¿Tú? —Esta vez el quebrantahuesos no pudo obligarse a reír—. Deberías ser más consciente de tu lugar en esta ciudad, cachorro.

Lasca solo tardó un instante en apartar al frivy de un manotazo y lanzarlo contra el lateral de la calle. Tras eso se impulsaría con sus alas para alcanzar al siguiente, que era Pefka. Embestiría al hijo de lunas, obligándolo a caer de frente sobre el empedrado de la calle con fuerza.
—¡Puedo apartaros si os metéis en mi camino! ¡Puedo romperos algunos huesos y seguiríais respirando! ¡Os advertí que os marchaseis! —les decía, según se impulsaba una última vez para alcanzar a Sarah e Iemai. Sus garras buscaron el brazo de la humana para obligarlas a separarse. Cuando encontrase agarre apretaría de forma limpia hasta que el cúbito y el radio de Sarah cediesen bajo sus dedos. Si la humana aflojaba su agarre, la empujaría hacia un lado para quitarla del medio y aislar finalmente a Iemai de todos sus compañeros.


NOTA GM: Los daños que reciben Nery’s y Pefka (y Sarah si también es lanzada) podéis más o menos decidirlos vosotros en base a lo que os apetezca, pueden tener desde moratones y magulladuras hasta esguinces o algo dislocado.

Iemai corrió y, segundos más tardes, Ulmara quiso hacer lo propio. Logró dar varias zancadas antes de escuchar al frivy intentando dialogar con el quebrantahuesos. Frente a ella atisbó a Fleur vomitando, a Kiki en el suelo... ¿Qué les estaba pasando, incluída ella misma? La confusión seguía reflejada en su cara cuando frenó. No pudo evitar volverse de nuevo hacia atrás y pudo contemplar aterrorizada como, pieza por pieza, caían todos los que se interponían entre la bestia y Iemai, ante una reacción en cadena violenta. Volvió a quedarse clavada en el suelo, ya había perdido la cuenta de las veces que le había fallado el instinto de supervivencia, y observó con horror la facilidad con la que se torcía el brazo de Sarah.

—No, no, no... —susurró, adelantándose a los acontecimientos.

Corrió otra vez, pero en esta ocasión lo hizo hacia el peligro. Se acercó a Nery's y le tendió el brazo.

—Vamos, levanta —le pidió en un gesto apresurado.

No quería aceptar lo que probablemente ocurriría, pero tampoco tenía el valor para plantar cara a Lasca después de ver la facilidad con la que saltaba y volaba y hacía crugir los huesos. Buscó de nuevo con la mirada acongojada a Pefka, luego a Sarah y finalmente a Iemai. Lo de la ley dichosa no la había consolado en absoluto y temía por todos ellos.

-No no…Rua…espera…suel…auuu!!! no…ouuu ouuuu ¡¡RUAAA SUELTAMEEEE!! – Kiki había pataleado al inicio pero luego se había tenido que poner más drástica. Seguramente tendría hematomas en su piel aquel día, si es que no moría claro. Al final había tenido que gritarle a su compañera para que la soltase, entre contorsiones y movimientos exagerados antes de tratar de acomodarse y ubicarse a ver a los demás. No tenía planeada correr, ni ser una carga si los demás querían hacerlo. Pero necesitaba ver que les pasaba a los que se habían quedado -¡YA RUA DEJAME! NO PODEMOS HUIR SI EL NO QUIERE QUE HUYAMOS!…¡¡DEJAME EN PAZ!!

Se separó de la humana agarrándose las costillas y los brazos. Se giró para ver que diablos había pasado pues la risa de Lasca había sido bien audible para ella, pero no esperaba ver todo lo que había pasado en tan pocos segundos. Por medio segundo su corazón se detuvo en pánico, a punto de gritar si hubiera tenido aire suficiente, o si hubiera sido otro día cualquiera. Pero aquella mañana había algo dentro de Kiki que estaba medio roto ya, y sin magia, ni aptitudes físicas, su cerebro se aferraba a su lógica, así que dio un solo paso hacia donde estaban el monstruo y sus compañeros en el suelo. No había tenido tiempo para más, ni mucho menos el coraje o locura para ir mas alla. Solo llevo sus manos a la bufanda lista para quitársela si alguien necesitaba un vendaje o algo en los próximos minutos, pero congelada en ese sitio, trato de boquear para tomar aire

-¡¡NO SARAH!! -le grito a Sarah mientras miraba en dirección de Nery’s, presa del pánico y confiando, rogando que no estuviera equivocada en su razonamiento aquel de que no les harían nada si no se metían. Le hizo una señal a Ulmara para que sacara al frivy de allí, hacia ella, solo moverse, no tenían que hacer nada más, no podían hacer nada más. – SARAH-NO-HA-GAS-NADA-Y-VEN…- Le sabía muy mal el expresarlo tan alto, pero es que literalmente no eran nada alado de aquel ciudadano, su única opción era tratar de protegerse con aquella ley retorcida y salir vivos hasta que pudieran terminar toda aquel circo enfermizo. – Vámonos de aquí…- dio un paso mas hacia ellos, esperando que Ulamra y Nery’s le hicieran caso, Rezando que los demás no se dispersaran e implorando que ni Iemai ni Sarah le guardaran odio por estar pidiendo que abandonen a unca para salvar a la otra.

No escuchaba, había fallado. Desvió la mirada pero no por miedo, intento ver a Iemai, intentó por un instante disculparse por todo antes de que no pudiera volver a ver a la cercana.

El manotazo llegó arrastrándole desde el hombro como si fuse un fuerza de la naturaleza imposible de detener para un mortal. Salió despedido y al intentare equilibrarse torció su tobillo derecho cayendo de bruces y rodando por el suelo hasta ser arrastrado por este desgarrándosele la ropa. El escudo simplemente salió rodando calle abajo.

Se quedó en el suelo recuperando el aire unos instantes. Estaba vivo aún, el dolor por su cuerpo se lo confirmaba.

Intentó levantarse al escuchar a Ulmara más que verla pero su brazo izquierdo no le respondía por el golpe y al apoyar el pie derecho una chispazo de dolor le subió desde el tobillo.

Consiguió quedar de rodillas en el suelo y ahí Ulmara podría ver su cara, completamente torcida de ira y frustración apretando la mandíbula, pero sobre todo pena. Sus lágrimas se mezclaron con aquella sangre negra que le salía de la nariz y un par de heridas de la cara.

Iemai estaba perdida.

Otra vez no podía hacer nada.

Otra vez alguien que quería moriría frente a él.

Empezó a levantarse como pudo, pero si intentaban tirar de él lo apartaría. No se iría. No quería dejar a Iemai sola en su último aliento.

El pensamiento principal de Rua era que se pusieran a salvo, o al menos lo intentara, poner distancias con Lasca, pidiendo que los que se había quedado cerca del hombre también imitaran aquello e intentaran, aunque fuesen huir, que Iemai lograra escapar, aunque lo viera complicado. ¿Podrían? No lo sabía, pero intentarlo era la única opción con sentido que tenían. La ley para la sueca no significa salvación, no en ese lugar.

Por ello la brusca reacción se Kiki cuando intento sacarla del camino y reunirlas por donde habían ido Qwara y Toni y los demás, la descoloco. Se revolvía como si estuviera desquiciada, gritándole que la soltara, uno de los bruscos empujones de la finlandesa, fue lo que termino haciendo que la soltara de golpe, quedándose sin aliento ante el brusco codazo que le dio en las costillas en su pataleta. Porque eso hacia a ojos de la sueca, una jodida pataleta. ¿No correr porque de nada serviría? ¿Y qué coño pretendía que hicieras? ¿Quedarse allí pasmados como idiotas a la espera que Lasca decidiera que las leyes le valían un cuerno? Los nervios con lo que estaba pasando, se mezclaron con la frustración de saber que no podían hacer nada y la rabia por el sin sentido de las acciones de Kiki, de querer quedarse allí, solo porque sí. Porque su presencia no haría ninguna diferencia, ni la suya ni la de ninguno.

La vorágine de sentimientos y el golpe en el costado, acabaron con su paciencia y aun así intento con toda su alma contenerse, porque no era el momento.

-¿¡Y QUE MIERDAS PRETENDES HACER QUEDANDOTE AQUÍ PARADA EN VEZ DE INTENTAR, MINIMO, PONER TUS PUTOS HUESOS A SALVO!? ¡No puedes hacer nada joder, NADA! ¡Las leyes a ese tipo le importan un cuerno! – exclamo furiosa, contra más gente intentar quedarse, mas posibilidades de heridos habría, más seria su responsabilidad y la de Fleur. No quería ver morir a más gente, maldita sea, ¿era tan difícil de entender?

Y como si Lasca quisiera hacer veraz la su poción creciente de Rua de que la ley dada por Iemai, valía como el aire, Lasca pareció perder la paciencia. Fue un instante apenas, en un momento Sarah y Pefka intentaban huir llevándose a Iemai consigo. Nery’s, pareció quedarse donde estaba, quieto sin intentar escapar para sin sentido de Rua. Y un instante después, como si fuesen mosca apenas. Lasca había lanzado el enorme cuerpo de Nerys a un lado como si fuera de papel. Sarah y Pefka siendo golpeados con brutalidad, el brazo de Sarah quedando en una posición que incluso a la distancia Rua sabia debía estar mínimo dislocado. El horror se plasmó en su rostro mientras la sangre abandonaba su piel casi completamente.

Todo pareció pasar en el movimiento de un parpadeo, los gritos de Kiki, los intentos de Ulmara por hacer algo por Nery’s, el dolor en la expresión e Sarah. Iemai, ahí, expuesta sin los que habían intentados servir de escudo. Iemai. Rua apretó los dientes, nerviosa, frustrada, impotente, no intentando nuevamente llevarse a Kiki con ella, sino quería ponerse a salvo había dejado de ser su problema.

Sus preocupaciones yacían en Iemai y en los heridos, no podía hacer nada, lo tenía claro desde el principio. Lo único que podía salvar a Iemai era un milagro porque ellos eran inútiles frente a Lasca.

Los gritos histéricos de Fleur, la sacaron de su segundo de shock total, ella lucia histérica, preguntándole que podían hacer, que debían hacer algo. ¿Abandonar a Iemai y salvarse ellos? Lasca solo al quería a ella, el resto eran puros daños colaterales. <<Mierda, por favor…por favor que ocurra algo que permita que no salvemos>> la impotencia la consumía.

- Solo…intentad salir de ahí…salid, por favor…- gruño frustrada en un hilo de voz, apretando los dientes con fuerza. Los latidos resonaban en sus oídos, tras sus ojos como intentaron ensordecer sus oídos, anular su visión de lo que parecía a punto de ocurrir.

El acto de vomitar en cierta medida le impedía ser consciente de algunas cosas que pasaron a su alrededor, pero por desgracia no todas. Fleur alzó la mirada con aún hilachos de baba recorriendo su barbilla y cuello cuando contempló el desastre. Se suponía que no podía tocarles y aún así Lasca derribó a Nery´s y Pefka. Además de dejar el brazo de Sarah en muy mal estado. Fleur gritó, mezclando las lágrimas de miedo con sus propias flemas.

Después todo sucedió muy rápido y de manera confusa. Distinguió a Ulmara acercándose al frivy, a Toni intentando ayudar a Pefka. ¿Quizá a que se levantara?. No lo sabía, todo estaba borroso. ¿Por qué Kiki estaba en el suelo? ¿Dónde estaba Qwara?. La cabeza de Fleur giraba y giraba sin poder sacarse a la chica muerta de la cabeza.
—¡RÚA! ¡Tenemos... tenemos que hacer algo! —los nervios se instauraban en su voz, la francesa tiraba de Maila (quién se había interpuesto momentos antes entre ella y Lasca) pero ni siquiera sabía en qué dirección lo hacía— ¿qué hacemos? ¿qué hacemos? —sus ojos desesperados buscaban a la sueca con exasperación, como si ambas por poder hacer magia tuvieran alguna solución. Pero era inútil, y además no estaba en condiciones de hacer nada. Fleur se llevó las manos a la boca en un inicio para limpiarse los restos de vómito, pero terminó haciéndolo para contener otra arcada.

Rúa gruñó que por favor solo salieran de ahí. ¿Significaba aquello dejar a los demás a su suerte? ¿O mantenerse a una distancia prudente? ¿Regresar luego?. Tenía miedo, pánico. Tanto que interrogó a Maila con la mirada, si la hawaiana lo quería saldría corriendo tan rápido como pudiera en dirección a Maciel y sin correr atrás.

Nunca se lo perdonaría así misma, pero puede que significara estar viva.