Subterráneos
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Rocavarancolia Rol
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- Rocavarancolia Rol
Subterráneos
03/08/11, 11:04 am
Recuerdo del primer mensaje :
Los subterráneos ocupan todo el subsuelo de la ciudad y están plagados de horribles criaturas. Se puede entrar en ellos desde cualquier punto de la ciudad y puedes salir en cualquier sitio.
- Descripción más detallada sacada de la saga:
- Cientos de aberraciones se daban cita en las entrañas de la ciudad, algunas tan desconocidas para él como la fauna alienígena que podía poblar el planeta más lejano. Allí merodeaban los cadáveres pálidos que se alimentaban del tuétano de sus víctimas; los espectros errantes a la caza siempre de cuerpos que poseer… En las profundidades de Rocavarancolia todavía era posible encontrar a los descendientes de los seres humanos a los que Eradianalavela había injertado almas de bestias; o a los vampiros de Rádix, capaces de succionar la sangre, las vísceras y los huesos de sus víctimas con sólo tocarlas; y a criaturas aún más terroríficas que aquéllas. Y los peligros no se reducían sólo a monstruos:
bajo la ciudad había escapes de magia asesina, turbulentas nubes de humo venenoso procedentes de la combustión de residuos mágicos…
La inmensa gruta era de origen natural, un lugar húmedo y rebosante de ecos que avanzaba en
dirección oeste. No había más aportación visible de los moradores de Rocavarancolia que las columnas que aseguraban el techo. Las había a decenas, esparcidas sin pauta ni orden alguno, apiñadas en compactas manadas o velando solitarias por la integridad de la galería; eran de piedra negra, extraordinariamente finas. Se trataba a todas luces de columnas mágicas. A pesar de su número, su aspecto era demasiado frágil como para poder sostener por sí mismas el techo de la caverna y el peso de los edificios que se levantaban sobre ésta. Resultaba difícil concebir que Rocavarancolia quedara sobre sus cabezas.
El suelo estaba encharcado y chapoteaban a la carrera, salpicándose unos a otros.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Re: Subterráneos
22/04/12, 03:45 am
Seguimos a Gael hasta un barrio en un estado lamentable, practicamente es todo escombros salvo por algunas paredes afortunadas que se alzan como buenamente pueden, con un aspecto muy triste y solitario sin sus compañeras de habitación. A medio derruír, con los ladrillos desperdigados por el suelo, me recuerdan a un niño pequeño que sonríe mostrando su dentadura mellada. Una sonrisa muy siniestra, de hecho. La entrada da al techo de los subterráneos, que parecen ser una enorme cueva. Desde la abertura ya me llega un hedor insoportable, pero trato de mantener el temple. << Dentro será peor >> me recuerdo.
Para entrar tenemos que utilizar un hechizo de levitación, Koval se encarga del de Noel después de decirnos que necesitará un cadáver para poder conservar su magia. Realizo el mío y pronto bajo a la enorme cueva. La visión me resulta un poco siniestra. La luz se cuela por el agujero de la entrada e ilumina la zona del principio, pero poco a poco la luz se atenúa hacia el fondo y el resto es todo negro. Ese tipo de negro que parece provocar a la imaginación a idear los más aterradores peligros y monstruos.
-He estado en cuevas peores en Asrena- << No. No lo he estado >>. Respiro profundamente para tratar de alejar el miedo y pongo a mi cabeza a trabajar. El trabajo es distracción-. A ver...-realizo un hechizo lumínico antes de adentrarnos al interior para tratar de rebajar un poco la inseguridad de nuestra primera incursión.
Sin embargo, la luz en movimiento resulta casi tan siniestra como la cueva totalmente a oscuras, quizá peor. Conforme vamos moviéndonos, el hechizo avanza con nosotros e ilumina durante apenas unos segundos los contornos de seres pequeños y mayores, deformes e inquietantes al tiempo que huyen de la fuente de luz. << Pobres ciegos... >> pienso, y no sé si me refiero a ellos o a nosotros mismos. Además, el hedor se vuelve cada vez más y más intenso, mezclándose con olores que jamás habían llegado antes a mís narices, cada uno peor que el anterior.
-Agh...-suelto en un susurro al tiempo que me tapo las narices-. Huele como si la propia podredumbre se estuviera pudriendo aquí abajo-me quejo. Por el suelo nos vamos encontrando restos de cadáveres descompuestos, llenos de gusanos y prácticamente desechos algunos. Otros parecen más un plato recién interrumpido, probablemente por nuestra luz, para desgracia y enfado de los fotofóbicos del lugar. << No tengo miedo >> y hago bien en recordármelo-. Esperemos que la mayoría sean carroñeros-comento en voz baja-. Para ellos olemos demasiado bien como para que se interesen en nosotros-<< Pero a saber lo que haya más a dentro... >>.
Al final no tardamos tanto en averiguarlo. Unos ojos rojos, pequeños y brillantes se muestran frente a nosotros, sin ninguna intención aparente de alejarse. Unos pasos más y la luz alcanza de lleno al dueño de dichos ojos: un bicho enorme y arqueado, con largas piernas flexionadas y la piel, de tonos oscuros, humedecida. << ¿Veneno? ¿O solo sudor? >>. La primera impresión que tengo es que se parece considerablemente a un sapo gigante. Sus globos oculares en realidad son enormes esferas negras, siendo los puntos rojos apenas la pupila. Estos asoman del cabezón del animal, que no duda en alzar al vernos. Abre la boca, y suelta un fuerte gruñido para deleitarnos al mismo tiempo con una enorme hilera de dientes, todos ellos afilados y con algún tropezón de carne fresca enganchado a ellos. Varios chillidos más agudos provienen de su espalda, donde asoman dos más como el primero, pero de menor tamaño << Su familia >>.
Me freno en seco y dirijo una mirada preocupada al resto del grupo sin saber muy bien que hacer. La madre sapo avanza un par de pasos hasta colocarse delante de sus hijos y su pequeño festín y vuelve a enseñarnos los dientes con más ganas si cabe. << Solo quieren comer >> no dudo en alzar el carcaj con las flechas, por si tengo que lanzar alguna. Sin embargo, no soy capaz de articular ni el principio del hechizo de impulso, dudando de si matar a los pobres bichos será o no lo correcto.
Para entrar tenemos que utilizar un hechizo de levitación, Koval se encarga del de Noel después de decirnos que necesitará un cadáver para poder conservar su magia. Realizo el mío y pronto bajo a la enorme cueva. La visión me resulta un poco siniestra. La luz se cuela por el agujero de la entrada e ilumina la zona del principio, pero poco a poco la luz se atenúa hacia el fondo y el resto es todo negro. Ese tipo de negro que parece provocar a la imaginación a idear los más aterradores peligros y monstruos.
-He estado en cuevas peores en Asrena- << No. No lo he estado >>. Respiro profundamente para tratar de alejar el miedo y pongo a mi cabeza a trabajar. El trabajo es distracción-. A ver...-realizo un hechizo lumínico antes de adentrarnos al interior para tratar de rebajar un poco la inseguridad de nuestra primera incursión.
Sin embargo, la luz en movimiento resulta casi tan siniestra como la cueva totalmente a oscuras, quizá peor. Conforme vamos moviéndonos, el hechizo avanza con nosotros e ilumina durante apenas unos segundos los contornos de seres pequeños y mayores, deformes e inquietantes al tiempo que huyen de la fuente de luz. << Pobres ciegos... >> pienso, y no sé si me refiero a ellos o a nosotros mismos. Además, el hedor se vuelve cada vez más y más intenso, mezclándose con olores que jamás habían llegado antes a mís narices, cada uno peor que el anterior.
-Agh...-suelto en un susurro al tiempo que me tapo las narices-. Huele como si la propia podredumbre se estuviera pudriendo aquí abajo-me quejo. Por el suelo nos vamos encontrando restos de cadáveres descompuestos, llenos de gusanos y prácticamente desechos algunos. Otros parecen más un plato recién interrumpido, probablemente por nuestra luz, para desgracia y enfado de los fotofóbicos del lugar. << No tengo miedo >> y hago bien en recordármelo-. Esperemos que la mayoría sean carroñeros-comento en voz baja-. Para ellos olemos demasiado bien como para que se interesen en nosotros-<< Pero a saber lo que haya más a dentro... >>.
Al final no tardamos tanto en averiguarlo. Unos ojos rojos, pequeños y brillantes se muestran frente a nosotros, sin ninguna intención aparente de alejarse. Unos pasos más y la luz alcanza de lleno al dueño de dichos ojos: un bicho enorme y arqueado, con largas piernas flexionadas y la piel, de tonos oscuros, humedecida. << ¿Veneno? ¿O solo sudor? >>. La primera impresión que tengo es que se parece considerablemente a un sapo gigante. Sus globos oculares en realidad son enormes esferas negras, siendo los puntos rojos apenas la pupila. Estos asoman del cabezón del animal, que no duda en alzar al vernos. Abre la boca, y suelta un fuerte gruñido para deleitarnos al mismo tiempo con una enorme hilera de dientes, todos ellos afilados y con algún tropezón de carne fresca enganchado a ellos. Varios chillidos más agudos provienen de su espalda, donde asoman dos más como el primero, pero de menor tamaño << Su familia >>.
Me freno en seco y dirijo una mirada preocupada al resto del grupo sin saber muy bien que hacer. La madre sapo avanza un par de pasos hasta colocarse delante de sus hijos y su pequeño festín y vuelve a enseñarnos los dientes con más ganas si cabe. << Solo quieren comer >> no dudo en alzar el carcaj con las flechas, por si tengo que lanzar alguna. Sin embargo, no soy capaz de articular ni el principio del hechizo de impulso, dudando de si matar a los pobres bichos será o no lo correcto.
- Administración
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Re: Subterráneos
22/04/12, 02:04 pm
Un ruido se oyó en la distancia. Parecía un castañeteo de dientes rechinando de pura rabia. El sapo volvió la cabeza hacia allí y esperó. El ruido volvió a oírse más cerca y al instante, el sapo huyó hacia un túnel cercano. Lástima que lo custodiara un hongo ahorcador. La pobre criatura quedó atrapada por una de sus hifas, que la agarró por la tripa con su lazo rasposo y la apretó hasta hacerla morir entre arcadas. Sus hijas tuvieron más suerte debido a su tamaño y escaparon libres y expuestas.
El ruido siguió acercándose, cada vez se oía más fuerte. Hasta que de entre una montaña de escombros emergió una forma alargada y estilizada, de unos dos metros desde la suerte de cintura que asomaba. Todo lo que tenía de antropomorfa estaba compensado con los cientos de colas aleteantes que se agitaban desde su hipotética cara. Ahora en la superficie podía oírse además un ruido de succión fuerte y enloquecido.
¿Qué ocurre cuando dos especies de seres que se alimentan por succión -bien sea de esencias, bien de huesos- chocan y se atacan entre sí estando ambas bajo la influencia de los restos de un antiquísimo hechizo desechado que tenía como fin el de sellar voluntades?
Evidentemente lo primero que pasa es que hay dolor, mucho dolor. Y hambre, un hambre horrenda. Nunca habían visto un vampiro de Radix pero Gael pudo reconocer sin dificultad el efluvio infame que desprendían las colas de las rémoras de Almaviva.
Aquel engendro resultante de dos de las especies más despreciables extendió sus brazos de tres articulaciones, delgados y temblorosos, y se implusó fuera del agujero, quedando su cuerpo al descubierto. Aquello que hubiera tenido bajo la cintura había sido cortado por alguna otra bestia, así que arrastraba tras de sí una cola de intestinos como si de guirnaldas se trataran.
Alzó la cabeza y agitó todas las colas de rémoras en un ruido de dientes repiqueteantes y succión.
El ruido siguió acercándose, cada vez se oía más fuerte. Hasta que de entre una montaña de escombros emergió una forma alargada y estilizada, de unos dos metros desde la suerte de cintura que asomaba. Todo lo que tenía de antropomorfa estaba compensado con los cientos de colas aleteantes que se agitaban desde su hipotética cara. Ahora en la superficie podía oírse además un ruido de succión fuerte y enloquecido.
¿Qué ocurre cuando dos especies de seres que se alimentan por succión -bien sea de esencias, bien de huesos- chocan y se atacan entre sí estando ambas bajo la influencia de los restos de un antiquísimo hechizo desechado que tenía como fin el de sellar voluntades?
Evidentemente lo primero que pasa es que hay dolor, mucho dolor. Y hambre, un hambre horrenda. Nunca habían visto un vampiro de Radix pero Gael pudo reconocer sin dificultad el efluvio infame que desprendían las colas de las rémoras de Almaviva.
Aquel engendro resultante de dos de las especies más despreciables extendió sus brazos de tres articulaciones, delgados y temblorosos, y se implusó fuera del agujero, quedando su cuerpo al descubierto. Aquello que hubiera tenido bajo la cintura había sido cortado por alguna otra bestia, así que arrastraba tras de sí una cola de intestinos como si de guirnaldas se trataran.
Alzó la cabeza y agitó todas las colas de rémoras en un ruido de dientes repiqueteantes y succión.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Subterráneos
22/04/12, 04:58 pm
Seguimos a Gael a través de las callejuelas del barrio derruído. Recordaba este lugar... una vez habíamos venido a buscar las bañeras de comida aquí. No nos habíamos detenido mucho porque temíamos que hubiese algo oculto entre los escombros, pero esta vez no sentí la misma necesidad de marcharnos inmediatamente. Me sentía mucho más seguro que antes caminando por las calles de Rocavarancolia. Especialmente porque no estaba solo, todos podíamos defendernos de alguna manera u otra. Pronto llegamos a la entrada sin incidentes y Gael me ayudó a bajar con un hechizo de levitación pues la entrada era demasiado estrecha para planear. También Gael nos dijo que allí abajo necesitaría meterse pronto dentro de un cadáver para que la escasez de oxígeno no apagase su fuego.
-De acuerdo, no dejaremos que el mechero se quede sin gas -bromeo mientras desaparezco en el interior del agujero.
Nada más llegamos abajo puedo notar un fuerte olor a aire viciado y putrefacción. << Giz debe de estar pasándolo mal >>, pienso mientras lo miro. Efectivamente los comentarios que hace lo confirman. La sala a la que llegamos está bastante iluminada por hallarse la entrada en ella, pero según nos adentramos un poco cada vez hay menos luz, así que Giz realiza un hechizo lumínico. Gael también sirve como fuente de luz, pero pronto se meterá en algún cadáver. En la distancia y formando sombras de todo tipo en las paredes, techo y suelo de ls galerías podemos ver innumerables contornos difuminados de las criaturas que huyen de nuestra luz, posiblemente cegadora y poco agradable para ellos. Los cadáveres de diversas formas y tamaños también inundan el lugar, así como manchas de sangre resecas, pareciendo algunas bastante recientes, dándole un aspecto realmente siniestro y agorero a las galerías.
Al poco de entrar en los subterráneos empecé a oír en la distancia una especie de castañeteo extraño. Lo comenté en voz alta pero ninguno de mis amigos lo oía. Para mí parecía estar bastante cerca, pero seguramente estaba mucho más lejos de lo que pensaba, aún no me había acostumbrado del todo a mi mejorado sentido del oído y a veces me costaba determinar de cuan lejos podía provenir un sonido.
-Bueno, Gael, ¿tienes alguna idea de hacia donde deberíamos ir para encontrar lo que buscamos...? -me interrumpo pues de pronto Giz frena en seco observando algo que se encuentra enfrente nuestro.
La luz descubre que se trata de una especie de sapo gigante con una boca enorme llena de dientes y muy feo, acompañado de lo que parecen ser sus crías. Nos quedamos inmóviles sin saber que hacer, pero antes de que pudiéramos reaccionar ya no hizo falta que nos siguiésemos preocupando por los sapos. El sonido, el cual se me antojaba grimoso, se acercaba cada vez más, y por la cara que pusieron todos, ellos ya debían de poder oírlo también. Una pila de escombros se movió detrás de los animales y el sonido se acercaba. Los sapos no se hicieron esperar y huyeron despavoridos. A lo lejos intuímos que algo le sucedió al sapo más grande pero estábamos demasiado ocupados para prestar atención. Lo que había hecho huír a los sapos entró en el perímetro iluminado por el hechizo de Giz y las llamas de Gael mientras seguía haciendo aquel ruido que me taladraba los oídos.
-¿¿Qué rayos es esa cosa??
El eco de nuestros gritos resuena en las paredes de la galería. Gael gritó que no nos acercásemos a esa cosa. La criatura que se acercaba era enorme, debía ser aproximadamente del tamaño de Caillech... y eso que ya no tenía piernas. Observé con asco y desagrado como la criatura se arrastraba con sus entrañas colgando de cintura para abajo. Era una figura larga y que parecía tener forma humanoide pero... De su cara asomaban incontables colas de unas criaturas que recordaban a algún tipo de pez. La criatura en conjunto despendía un olor muy desagradable.
Todos permanecimos paralizados con expresión de horror durante unos segundos. Cuando logré raccionar la criatura se nos estaba acercando, agitando la cabeza de forma ominosa. Miré a mis amigos rápidamente y me adelanté un paso. La escena me recordó a muchas otras que había protagonizado junto al resto de cosechados. En aquellas ocasiones sólo había sido capaz de reaccionar para huír, siendo sin duda lo único que podíamos hacer. Pero no esta vez. Esta vez sería diferente.
-¡Tenemos que hacer algo ya! -les dije a mis compañeros para tratar de hacerlos reaccionar-. Voy a... -una repentina idea acudió a mi mente-. Escuchad, voy a echar a volar por encima de esa cosa para tratar de distraerla.
Sin esperar más alcé el vuelo, nervioso. Me coloqué encima de la criatura a una distancia prudencial y doble un brazo. Lancé un par de plumas que se clavaron muy cerca del engendro.
-¡Mira aquí, cara-parásito!
Preparé varias plumas de la espalda y lancé unas cuantas a la vez. Algunas acertaron clavándose en distintas partes del cuerpo de la criatura y otras cayeron a su alrededor.
Decidí arriesgarme a volar más bajo y comencé a trazar círculos alrededor del engendro mientras de vez en cuando le lanzaba alguna pluma, un tanto descontroladas pues lanzarlas en movimiento mientras volaba aún me resultaba muy complicado.
-¡Lanzadle algún hechizo ahora, lo que se os ocurra! -apremié a mis compañeros mientras me concentraba en que el engendro pusiese toda su atención en mí.
-De acuerdo, no dejaremos que el mechero se quede sin gas -bromeo mientras desaparezco en el interior del agujero.
Nada más llegamos abajo puedo notar un fuerte olor a aire viciado y putrefacción. << Giz debe de estar pasándolo mal >>, pienso mientras lo miro. Efectivamente los comentarios que hace lo confirman. La sala a la que llegamos está bastante iluminada por hallarse la entrada en ella, pero según nos adentramos un poco cada vez hay menos luz, así que Giz realiza un hechizo lumínico. Gael también sirve como fuente de luz, pero pronto se meterá en algún cadáver. En la distancia y formando sombras de todo tipo en las paredes, techo y suelo de ls galerías podemos ver innumerables contornos difuminados de las criaturas que huyen de nuestra luz, posiblemente cegadora y poco agradable para ellos. Los cadáveres de diversas formas y tamaños también inundan el lugar, así como manchas de sangre resecas, pareciendo algunas bastante recientes, dándole un aspecto realmente siniestro y agorero a las galerías.
Al poco de entrar en los subterráneos empecé a oír en la distancia una especie de castañeteo extraño. Lo comenté en voz alta pero ninguno de mis amigos lo oía. Para mí parecía estar bastante cerca, pero seguramente estaba mucho más lejos de lo que pensaba, aún no me había acostumbrado del todo a mi mejorado sentido del oído y a veces me costaba determinar de cuan lejos podía provenir un sonido.
-Bueno, Gael, ¿tienes alguna idea de hacia donde deberíamos ir para encontrar lo que buscamos...? -me interrumpo pues de pronto Giz frena en seco observando algo que se encuentra enfrente nuestro.
La luz descubre que se trata de una especie de sapo gigante con una boca enorme llena de dientes y muy feo, acompañado de lo que parecen ser sus crías. Nos quedamos inmóviles sin saber que hacer, pero antes de que pudiéramos reaccionar ya no hizo falta que nos siguiésemos preocupando por los sapos. El sonido, el cual se me antojaba grimoso, se acercaba cada vez más, y por la cara que pusieron todos, ellos ya debían de poder oírlo también. Una pila de escombros se movió detrás de los animales y el sonido se acercaba. Los sapos no se hicieron esperar y huyeron despavoridos. A lo lejos intuímos que algo le sucedió al sapo más grande pero estábamos demasiado ocupados para prestar atención. Lo que había hecho huír a los sapos entró en el perímetro iluminado por el hechizo de Giz y las llamas de Gael mientras seguía haciendo aquel ruido que me taladraba los oídos.
-¿¿Qué rayos es esa cosa??
El eco de nuestros gritos resuena en las paredes de la galería. Gael gritó que no nos acercásemos a esa cosa. La criatura que se acercaba era enorme, debía ser aproximadamente del tamaño de Caillech... y eso que ya no tenía piernas. Observé con asco y desagrado como la criatura se arrastraba con sus entrañas colgando de cintura para abajo. Era una figura larga y que parecía tener forma humanoide pero... De su cara asomaban incontables colas de unas criaturas que recordaban a algún tipo de pez. La criatura en conjunto despendía un olor muy desagradable.
Todos permanecimos paralizados con expresión de horror durante unos segundos. Cuando logré raccionar la criatura se nos estaba acercando, agitando la cabeza de forma ominosa. Miré a mis amigos rápidamente y me adelanté un paso. La escena me recordó a muchas otras que había protagonizado junto al resto de cosechados. En aquellas ocasiones sólo había sido capaz de reaccionar para huír, siendo sin duda lo único que podíamos hacer. Pero no esta vez. Esta vez sería diferente.
-¡Tenemos que hacer algo ya! -les dije a mis compañeros para tratar de hacerlos reaccionar-. Voy a... -una repentina idea acudió a mi mente-. Escuchad, voy a echar a volar por encima de esa cosa para tratar de distraerla.
Sin esperar más alcé el vuelo, nervioso. Me coloqué encima de la criatura a una distancia prudencial y doble un brazo. Lancé un par de plumas que se clavaron muy cerca del engendro.
-¡Mira aquí, cara-parásito!
Preparé varias plumas de la espalda y lancé unas cuantas a la vez. Algunas acertaron clavándose en distintas partes del cuerpo de la criatura y otras cayeron a su alrededor.
Decidí arriesgarme a volar más bajo y comencé a trazar círculos alrededor del engendro mientras de vez en cuando le lanzaba alguna pluma, un tanto descontroladas pues lanzarlas en movimiento mientras volaba aún me resultaba muy complicado.
-¡Lanzadle algún hechizo ahora, lo que se os ocurra! -apremié a mis compañeros mientras me concentraba en que el engendro pusiese toda su atención en mí.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Re: Subterráneos
22/04/12, 08:21 pm
Los susurros de los demás en la oscuridad son lo único que rompe el silencio por ahora, pero a lo lejos se pueden apreciar sonidos que delatan que no estamos solos. Al empezar a avanzar comienzan a verse pruebas de cuánta vida bulle aquí abajo. Todos vamos atentos observando lo que nos rodea, las criaturas que huyen de la luz, restos de engendros muertos... Hasta que por primera vez una criatura se planta delante de nuestros ojos. Sucede justo después de que Noel me haga una pregunta, a la que no respondo. Miro a la criatura sin reconocerla, como pasa con la mayoría de habitantes de los subterráneos. Tiene aspecto de sapo y lleva a sus crías con ella. Todos nos hemos detenido y veo que Giz se pone a la defensiva. Yo mismo empezaba a pensar en lanzarle algún hechizo cuando un ruido extraño se escuchó a cierta distancia de donde estábamos, no sabría precisar cuánta. El sapo entonces se aleja, lo que me permite quitarle los ojos de encima y ponerme a buscar el origen del sonido que acabamos de escuchar. Mientras recorro la oscuridad con los ojos pienso en la huida del sapo y empiezo a pensar que podríamos estar ante una criatura peligrosa. Entonces aparece en una escombrera algo alargado arrastrándose. Se me abren los ojos por la sorpresa mientras intento ver cada detalle de la critura con la poca luz que llega hasta donde está. Tenía aspecto humanoide, pero era increíblemente alto, y solo se le veía hasta la cintura. Algo en donde debería estar su cara se agitaba violentamente, lo que hizo que se me revolviese el estómago. Intenté balbucear alguna palabra pero el miedo me había paralizado por completo. Algo, hay algo que había sentido con anterioridad, me recordaba a algo, y cuando lo consigo recordar me siento desfallecer. No puede ser... ¿por qué hay eso aquí?
El engendro se arrastró entonces un poco más por el suelo, dejando a la vista la escabechina que tenía en lugar de sus miembros inferiores. La visión de sus intestinos me hace estremecer. A esa criatura no le quedaba mucha vida... pero a esas cosas... las rémoras de Almaviva... no deberíamos ni acercarnos. Entonces consigo romper mi incapacidad de hablar con un grito tembloroso.
-¡No os acerquéis por nada del mundo a esa cosa!
Noel es el primero que toma la iniciativa y se echa a volar para distraerlo.
-Ten mucho cuidado -le digo cuando empieza a agitar las alas. Los demás nos quedamos todos juntos y empiez a pensar cómo aprovechar la ventaja que nos da que Noel lo distraiga-. Creo que la prioridad es matar a las cosas de su cara. No sé qué mierda es eso pero hay que matar a las rémoras sin acercarse a ellas. Giz -le digo señalando a su carcaj para que utilice las flechas. Noel entonces nos grita que usemos hechizos para atacarlo, y alzo la voz para decirle lo mismo que a los demás-. ¡Noel, apunta a las cosas de su cara!
No sé qué hechizo usar, el pánico me embota la mente, pero me dirijo a Alicia para indicarle algo que me parece prioritario.
-Si se acerca usemos hechizos de impulso para manetener alejada esa cosa.
El engendro se arrastró entonces un poco más por el suelo, dejando a la vista la escabechina que tenía en lugar de sus miembros inferiores. La visión de sus intestinos me hace estremecer. A esa criatura no le quedaba mucha vida... pero a esas cosas... las rémoras de Almaviva... no deberíamos ni acercarnos. Entonces consigo romper mi incapacidad de hablar con un grito tembloroso.
-¡No os acerquéis por nada del mundo a esa cosa!
Noel es el primero que toma la iniciativa y se echa a volar para distraerlo.
-Ten mucho cuidado -le digo cuando empieza a agitar las alas. Los demás nos quedamos todos juntos y empiez a pensar cómo aprovechar la ventaja que nos da que Noel lo distraiga-. Creo que la prioridad es matar a las cosas de su cara. No sé qué mierda es eso pero hay que matar a las rémoras sin acercarse a ellas. Giz -le digo señalando a su carcaj para que utilice las flechas. Noel entonces nos grita que usemos hechizos para atacarlo, y alzo la voz para decirle lo mismo que a los demás-. ¡Noel, apunta a las cosas de su cara!
No sé qué hechizo usar, el pánico me embota la mente, pero me dirijo a Alicia para indicarle algo que me parece prioritario.
-Si se acerca usemos hechizos de impulso para manetener alejada esa cosa.
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejos
Re: Subterráneos
22/04/12, 11:06 pm
Azura fue la última en entrar. Lo primero que notó fue una tremenda inseguridad. No veía bien, y nada distinguiría por el olor. De hecho, en ese momento deseaba con todas su fuerzas que le privasen del olfato. La penumbra que envolvía la entrada derruida a los subterraneos de Rocavarancolia dio paso a una oscuridad que se engrecía hasta hacer pensar que no había nada más allá de lo visible, que se acababan inlcuso el suelo y las paredes. Y todo era un silencio inquietante. Un murmullo lejano debajo de los susurros de sus amigos. Ahí estaba, como la respiración de un ser vivo, para recordarles que no estaban solos. Azura se frotó un brazo como si quisiese entrar en calor por el nerviosismo. Pero los comentarios de sus amigos le tranquilizaban, y la indignación de Giz por la peste, hasta la hizo sonreir.
Un par de puntitos rojos brillaron en el túnel. En vez de acobardarse, los miró unos momentos con odio, un acto reflejo porque ya asociaba el color a su hermana. Pero estos no eran mas que los ojos de un sapo enorme y sus dos crías. Ella no tenía nada en contra de los sapos excepto que eran verrugosos y eso los hacía menos atractivos que las pequeñas ranas de estanque. Este desde luego no era ninguna belleza aunque la única preocupación del grupo residía en si era agresivo o no.
Los gritos vinieron después.
Empezó como un castañeo de dientes. Al principio creyó, inocentemente, que alguien tiritaba de frío, aunque la temperatura no le diera motivos para imaginarse algo así. El sapo se fue por un tunel, pero un sonido estrangulado les hizo saber que, fuera lo que fuera que esperaba en el tunel, no podía ser bueno. El ruido aumentó, se acercaba.
Salió de una montaña de escombros. Azura ahogo un grito. Al principio sintió que los pies se le habían anclado en el suelo. No parecía que jamás fuesen a moverse, al menos no como ella quería. Se espabiló al ver a Noel alzar el vuelo alrededor de la criatura. La mente de la chica comenzó a bullir. Gael les indicó que había que atacar a las cosas que le salían de la cara.
Alicia comenzó un hechizo de levitación al que sumó uno de impulso, y lanzó una tras otra piedras de diverso tamaño al monstruo. Una se le desvió y pasó cerca de las alas de Noel.
-¡Lo siento!
Ella misma cogió una piedra del suelo y se arracó un pedazo de vestido. Ató la tela envolviendo la piedra y le prendió fuego. Ese fue su siguiente proyectil. Como tampoco planeaba quedarse desnuda, fue probando otras cosas. Unas gotas de sudor comenzaron a resbarlarle por el rostro a causa del esfuerzo.
Un par de puntitos rojos brillaron en el túnel. En vez de acobardarse, los miró unos momentos con odio, un acto reflejo porque ya asociaba el color a su hermana. Pero estos no eran mas que los ojos de un sapo enorme y sus dos crías. Ella no tenía nada en contra de los sapos excepto que eran verrugosos y eso los hacía menos atractivos que las pequeñas ranas de estanque. Este desde luego no era ninguna belleza aunque la única preocupación del grupo residía en si era agresivo o no.
Los gritos vinieron después.
Empezó como un castañeo de dientes. Al principio creyó, inocentemente, que alguien tiritaba de frío, aunque la temperatura no le diera motivos para imaginarse algo así. El sapo se fue por un tunel, pero un sonido estrangulado les hizo saber que, fuera lo que fuera que esperaba en el tunel, no podía ser bueno. El ruido aumentó, se acercaba.
Salió de una montaña de escombros. Azura ahogo un grito. Al principio sintió que los pies se le habían anclado en el suelo. No parecía que jamás fuesen a moverse, al menos no como ella quería. Se espabiló al ver a Noel alzar el vuelo alrededor de la criatura. La mente de la chica comenzó a bullir. Gael les indicó que había que atacar a las cosas que le salían de la cara.
Alicia comenzó un hechizo de levitación al que sumó uno de impulso, y lanzó una tras otra piedras de diverso tamaño al monstruo. Una se le desvió y pasó cerca de las alas de Noel.
-¡Lo siento!
Ella misma cogió una piedra del suelo y se arracó un pedazo de vestido. Ató la tela envolviendo la piedra y le prendió fuego. Ese fue su siguiente proyectil. Como tampoco planeaba quedarse desnuda, fue probando otras cosas. Unas gotas de sudor comenzaron a resbarlarle por el rostro a causa del esfuerzo.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Subterráneos
23/04/12, 12:35 am
Los sapos huyen y en la oscuridad se asfixia el grito de uno de ellos. << Sangre >> me llega el olor entonces. Primero huele reciente, probablemente la del medio sapo, pero luego se acerca un olor nuevo, parecido al primero y corrompido. << A saber... >> Los subterráneos son como un enorme nido caótico, no es raro que haya algún cadáver cerca que se me hubiera escapado antes. Sin embargo, para ser un cadáver, este parece muy vivo. Entra bajo la luz un enorme ser que que perfectamente me saca dos o tres cabezas, a pesar de que solo cuenta de "cintura" para arriba. Donde deberían ir las patas, o al menos dónde suelen ir, cuelgan intestinos y otros órganos internos cuya indentificacción es como poco, complicado debido a su estado. Su cara está plagada de unos seres alargados y retorcidos que parecen morder la carne como si tuvieran desazón. << Nosotros les hemos gustado más >> Imagino. A pesar de lo grotesco de la escena, me mantengo en mi sitio con el carcaj alzado. Y sin saber qué hacer ni cómo reaccionar.
Noel no parece sufrir el mismo problema, echa a volar rapidamente sobre el ser parasitado y lanza sus plumas contra el "pobre" monstruo. Gael nos dice que no nos acerquemos y me recuerda las flechas, Alicia está arrojando piedras y yo sigo paralizado. << Está más muerto que vivo >> me digo a mí mismo << Se ve, se huele >>. Una de las flechas del carcaj levita en el aire y es impulsada por un segundo hechizo hacia la criatura. Falla a las sanguijuelas, pero se clava con un ruido sordo en la cara del mediomuerto. << Le vas a hacer un favor >> Una segunda flecha sale disparada, pero se pierde entre la oscuridad silbando, como si se burlara de mí. << Calma, acuérdate de las lecciones de puntería de la bahía >>. Y por fin, a la tercera, la flecha se clava en uno de esos bichos retorcidos. Lejos de sentir ningún tipo de cargo de conciencia por haberle acertado, me siento incluso bien. << No es matar por matar, es matar por sobrevivir >> y con esto entre mis pensamientos, vuelvo a apuntar al rostro con una nueva flecha.
Noel no parece sufrir el mismo problema, echa a volar rapidamente sobre el ser parasitado y lanza sus plumas contra el "pobre" monstruo. Gael nos dice que no nos acerquemos y me recuerda las flechas, Alicia está arrojando piedras y yo sigo paralizado. << Está más muerto que vivo >> me digo a mí mismo << Se ve, se huele >>. Una de las flechas del carcaj levita en el aire y es impulsada por un segundo hechizo hacia la criatura. Falla a las sanguijuelas, pero se clava con un ruido sordo en la cara del mediomuerto. << Le vas a hacer un favor >> Una segunda flecha sale disparada, pero se pierde entre la oscuridad silbando, como si se burlara de mí. << Calma, acuérdate de las lecciones de puntería de la bahía >>. Y por fin, a la tercera, la flecha se clava en uno de esos bichos retorcidos. Lejos de sentir ningún tipo de cargo de conciencia por haberle acertado, me siento incluso bien. << No es matar por matar, es matar por sobrevivir >> y con esto entre mis pensamientos, vuelvo a apuntar al rostro con una nueva flecha.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- InvitadoInvitado
Re: Subterráneos
23/04/12, 08:45 pm
Los proyectiles desestabilizan a la bestia, que ya poco más podía aguantar. Con un desagradable sonido de arcadas se desplomó, vomitando sus propios huesos licuados mezclados con su sangre y sus entrañas, al tiempo que las rémoras succionaban lo poco que quedaba de él antes de despegarse y caer al suelo, coleteando desesperadamente. Sabían de alguna forma que tenían objetivos cerca, pero algo más había en el túnel, con más hambre.
Una estampida de monstruosidades cruzó el túnel en segundos, pasando a los chicos de largo. Era evidente que huían de algo... El murmullo que les seguía, como un susurro inquietante, lo provocaban tallos. Tallos de enredadera que se extendían por las paredes de la galería a una velocidad alarmante, formando una maraña verduzca que atrapaba a todo ser viviente que encontraban a su paso. Los pobres desgraciados que caían en la red quedaban inmóviles, a la espera de algo peor. Tras las enredaderas, una boca circular de la cual lo unico visible eran sus incontables filas de afilados colmillos avanzaba siguiendo el camino marcado por la maraña. La boca se abría y cerraba con un ruido metálico, triturando a a sus víctimas que prácticamente saltaban a sus fauces, invitadas por los tallos.
Una estampida de monstruosidades cruzó el túnel en segundos, pasando a los chicos de largo. Era evidente que huían de algo... El murmullo que les seguía, como un susurro inquietante, lo provocaban tallos. Tallos de enredadera que se extendían por las paredes de la galería a una velocidad alarmante, formando una maraña verduzca que atrapaba a todo ser viviente que encontraban a su paso. Los pobres desgraciados que caían en la red quedaban inmóviles, a la espera de algo peor. Tras las enredaderas, una boca circular de la cual lo unico visible eran sus incontables filas de afilados colmillos avanzaba siguiendo el camino marcado por la maraña. La boca se abría y cerraba con un ruido metálico, triturando a a sus víctimas que prácticamente saltaban a sus fauces, invitadas por los tallos.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Subterráneos
23/04/12, 09:45 pm
Mis amigos enseguida reaccionan también y comienzan a atacar al engendro mientras yo hago todo lo posible por distraerlo. Giz comienza a disparar flechas lo más rápido que puede. Gael y Alicia le lanzan piedras al ser. Uno de los proyectiles de Alicia salió despedido demasiado alto y casi me da a mí. Pasó muy cerca de una de mis alas y escucho a Alicia disculparse.
No digo nada para seguir concentrándome en preparar una nueva tanda de plumas. Hago salir varias plumas de las alas a la vez y trato de apuntar con sumo cuidado... Las lanzo todas de golpe y esta vez aciertan más que la anterior. Pronto nuestros esfuerzos dan fruto y el engendro comienza a convulsionar acompañado de un sonido más desagradable si cabe que el que ya producía. Con precaución me aparto volando y vuelvo junto a mis amigos mientras observo con gran asco y desagrado como el monstruo empieza a vomitar algo realmente asqueroso. Aparto la cabeza para evitar que me entren ganas de vomitar a mí.
-Qué asco... -comento mientras aterrizo al lado de los demás-. Espero que esas cosas, sean lo que sean, no puedan atacarnos ahora... -muevo un poco la cabeza en dirección a los peces-parásito que tenía el engendro pegados a su rostro-. Quizás sea mejor rematarlas por precaución...
Mientras cavilaba qué debía hacer a continuación, otro nuevo estruendo comenzó a escucharse en una galería cercana. No lo había percibido antes pues estaba concentrado en matar al monstruo y era mucho más sútil que el grimoso castañeteo del ser.
-¿Qué ocurre ahora? -pregunté alarmado mientras miraba en todas las direcciones.
De pronto comencé a escuchar algo más. Algo que sonaba como una especie de temblor.
-¡Algo se acerca! -advertí, alarmado.
Sucedió muy rápido. Una suerte de estampida de monstruos vino corriendo en nuestra dirección. No tuvimos tiempo de reaccionar pero tampoco fuimos atacados. Los monstruos huían despavoridos en todas direcciones y pasaban de largo sin prestarnos atención. Pronto pude comprobar que era el otro sonido. Por las paredes de la galería se estaba extendiendo una enredadera. ¿Era eso de lo que huían? Pronto pude distinguir otro sonido que se acercaba. Un sonido constante... también recordaba a un castañeteo. El pánico me invadió durante unos segundos y me revolví en mi sitio con nerviosismo. Pudimos ver como algunas criaturas quedan atrapadas por las enredaderas y eran arrastradas hacia atrás violentamente... hacia una hilera de enormes dientes que refulgían en la oscuridad, sin ser capaces de ver a qué criatura pertenecían.
-¡Sea lo que sea creo que deberíamos imitar a todos esos que acaban de pasar! ¡¡Salgamos de aquí!!
Sin pensarlo más echamos a correr indiscriminadamente por la galería más cercana.
No digo nada para seguir concentrándome en preparar una nueva tanda de plumas. Hago salir varias plumas de las alas a la vez y trato de apuntar con sumo cuidado... Las lanzo todas de golpe y esta vez aciertan más que la anterior. Pronto nuestros esfuerzos dan fruto y el engendro comienza a convulsionar acompañado de un sonido más desagradable si cabe que el que ya producía. Con precaución me aparto volando y vuelvo junto a mis amigos mientras observo con gran asco y desagrado como el monstruo empieza a vomitar algo realmente asqueroso. Aparto la cabeza para evitar que me entren ganas de vomitar a mí.
-Qué asco... -comento mientras aterrizo al lado de los demás-. Espero que esas cosas, sean lo que sean, no puedan atacarnos ahora... -muevo un poco la cabeza en dirección a los peces-parásito que tenía el engendro pegados a su rostro-. Quizás sea mejor rematarlas por precaución...
Mientras cavilaba qué debía hacer a continuación, otro nuevo estruendo comenzó a escucharse en una galería cercana. No lo había percibido antes pues estaba concentrado en matar al monstruo y era mucho más sútil que el grimoso castañeteo del ser.
-¿Qué ocurre ahora? -pregunté alarmado mientras miraba en todas las direcciones.
De pronto comencé a escuchar algo más. Algo que sonaba como una especie de temblor.
-¡Algo se acerca! -advertí, alarmado.
Sucedió muy rápido. Una suerte de estampida de monstruos vino corriendo en nuestra dirección. No tuvimos tiempo de reaccionar pero tampoco fuimos atacados. Los monstruos huían despavoridos en todas direcciones y pasaban de largo sin prestarnos atención. Pronto pude comprobar que era el otro sonido. Por las paredes de la galería se estaba extendiendo una enredadera. ¿Era eso de lo que huían? Pronto pude distinguir otro sonido que se acercaba. Un sonido constante... también recordaba a un castañeteo. El pánico me invadió durante unos segundos y me revolví en mi sitio con nerviosismo. Pudimos ver como algunas criaturas quedan atrapadas por las enredaderas y eran arrastradas hacia atrás violentamente... hacia una hilera de enormes dientes que refulgían en la oscuridad, sin ser capaces de ver a qué criatura pertenecían.
-¡Sea lo que sea creo que deberíamos imitar a todos esos que acaban de pasar! ¡¡Salgamos de aquí!!
Sin pensarlo más echamos a correr indiscriminadamente por la galería más cercana.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Subterráneos
23/04/12, 11:39 pm
Después de pasar unos segundos en los que intento empezar a hacer algo pero no me decido ni hacia donde mover los brazos, veo que Giz y Alicia se empiezan a mover, cada uno con las armas que tiene más a mano. La idea de Alicia es buena para estar desarmada, así que la imito para tratar de ser de utilidad. Después de que lograramos dar en el blanco varias veces, el engendro vomitó algo tan asqueroso que tuve que apartar la mirada. Sin embargo las rémoras coleteaban ya sueltas de este y me preocupaban. Pero no tuve ni tiempo de pensar qué hacer al respecto. Empezó a escucharse algo acercándose, sonaba a estampida, y provocaba que un gran eco reverberase por la galería. Aparecen entonces en nuestro campo de visión multitud de criaturas que parecían haberse puesto de acuerdo para huir en la misma dirección. Me pongo a la defensiva, pero las criaturas pasan de largo, queda claro entonces que están huyendo de algo, y mis instintos me dicen que yo debería huir también con ellos. Una especie de enredadera asomó por la galería y empecé a temblar. El sonido de esa cosa arrastrándose no auguraba nada bueno, y quedó claro que no podíamos quedarnos allí cuando los dientes de esa cosa asomaron y vimos cómo engullía todo lo que tenía cerca.
Noel grita entonces que nos larguemos cuanto antes.
-Vamos, largo, largo, ¡salgamos de aquí cagando leches! -exclamo con voz temblorosa empezando a moverme. Me tranquiliza reconocer las voces de todos respirando entrecortadamente. Mientras corremos todo es confuso, pero quiero saber que todos siguen cerca.
Todavía se oye esa cosa más atrás, mascando animales, avanzando. Y entonces me doy cuenta de que empiezo a sentirme débil. Como dije antes aquí no hay mucho oxígeno, y a la velocidad que avanzamos mis llamas se debilitan más y más. Me situo al lado de Noel, que recuerdo que tiene una espada al cinto, y le grito intentando hacerme oír.
-Noel, ¿crees que podrías cortarle la cabeza a cualquier engendro veloz de los que pasan corriendo?
Temo que no me haya entendido pero entonces confirma que lo va a hacer. Pasan varios animales desconocidos a nuestro alrededor, y noto que se está fijando en ellos. Entonces, rápidamente, desenvaina la espada y la hace caer sobre un animal de cuatro patas nervudas y sin pelo. La cabeza y buena parte del cuello quedan colgando de un hilo cuando se desploma, pero está decididamente muerto.
-Gracias -le digo a Noel justo antes de desaparecer poseyendo al animal. Lo primero que hago es echar a correr. La cabeza todavía está colgando, pero por suerte la criatura es lo suficientemente alta como para que no vaya golpeando en el suelo. Eso sí, entorpece las patas y resulta molesto. Sin parar de correr alzo las patas delanteras dando un salto para mientras estoy en el aire tratar de arrancar la cabeza con las garras. Tras varios intentos y algunos tropiezos consigo que la cabeza se quede atrás y alcanzo a los demás esforzándome cuanto puedo. El animal es bastante veloz en la carrera, ligero y, diría que también más adecuado para huír que para pelear. Pero por ahora será suficiente. Solo lamento que los demás tengan que ver cómo borbotea la sangre del cuello cercenado.
Después de estar corriendo un tiempo, ni idea de cuanto, parece que la presencia del monstruo deja de escucharse. El agotamiento puede con el grupo y nos detenemos para tomar aliento. Salgo del animal y trato de distinguir algo en la distancia, sin pretender perder de vista los peligros que pueda haber justo al lado.
-¿Estáis todos bien, verdad? -susurro intranquilo.
Noel grita entonces que nos larguemos cuanto antes.
-Vamos, largo, largo, ¡salgamos de aquí cagando leches! -exclamo con voz temblorosa empezando a moverme. Me tranquiliza reconocer las voces de todos respirando entrecortadamente. Mientras corremos todo es confuso, pero quiero saber que todos siguen cerca.
Todavía se oye esa cosa más atrás, mascando animales, avanzando. Y entonces me doy cuenta de que empiezo a sentirme débil. Como dije antes aquí no hay mucho oxígeno, y a la velocidad que avanzamos mis llamas se debilitan más y más. Me situo al lado de Noel, que recuerdo que tiene una espada al cinto, y le grito intentando hacerme oír.
-Noel, ¿crees que podrías cortarle la cabeza a cualquier engendro veloz de los que pasan corriendo?
Temo que no me haya entendido pero entonces confirma que lo va a hacer. Pasan varios animales desconocidos a nuestro alrededor, y noto que se está fijando en ellos. Entonces, rápidamente, desenvaina la espada y la hace caer sobre un animal de cuatro patas nervudas y sin pelo. La cabeza y buena parte del cuello quedan colgando de un hilo cuando se desploma, pero está decididamente muerto.
-Gracias -le digo a Noel justo antes de desaparecer poseyendo al animal. Lo primero que hago es echar a correr. La cabeza todavía está colgando, pero por suerte la criatura es lo suficientemente alta como para que no vaya golpeando en el suelo. Eso sí, entorpece las patas y resulta molesto. Sin parar de correr alzo las patas delanteras dando un salto para mientras estoy en el aire tratar de arrancar la cabeza con las garras. Tras varios intentos y algunos tropiezos consigo que la cabeza se quede atrás y alcanzo a los demás esforzándome cuanto puedo. El animal es bastante veloz en la carrera, ligero y, diría que también más adecuado para huír que para pelear. Pero por ahora será suficiente. Solo lamento que los demás tengan que ver cómo borbotea la sangre del cuello cercenado.
Después de estar corriendo un tiempo, ni idea de cuanto, parece que la presencia del monstruo deja de escucharse. El agotamiento puede con el grupo y nos detenemos para tomar aliento. Salgo del animal y trato de distinguir algo en la distancia, sin pretender perder de vista los peligros que pueda haber justo al lado.
-¿Estáis todos bien, verdad? -susurro intranquilo.
- InvitadoInvitado
Re: Subterráneos
24/04/12, 07:01 pm
Las enredaderas alcanzan la galería por donde los chicos han escapado, sin embargo apenas se adentran pues la mayoría continúa por la galería principal, pues por ahí es pon donde han escapado la mayoría de criaturas. El monstro, una mole verde y lisa sin ojos ni nariz pasó dejando un rastro de desperdicios y tallos muertos a su paso. No era tan largo como un gusano de Arax, pero si tan ancho como para ocupar todo el túnel sin dejar hueco. Avanzaría sin detenerse, siempre hacia adelante, dejándose llevar por la dirección dle túnel (lo cual seguramente le haría girar en redondo y salir por la galería donde los chicos se escondían)
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Subterráneos
24/04/12, 09:18 pm
En apenas unos instantes, parece que hemos desatado la cadena de los horrores y, cuando por fin nos hemos medio librado del segundo monstruo, aparece algo peor. Primero una estampida de seres menudos de diverso tipo cruza frente a nosotros y nos deja de largo, claramente huyendo de algo. Para ser más exactos, de un algo probablemente colosal. Noel es el primero en escuchar el ruido, un estruendo enorme producido por los chasquidos de dientes al entrechocar que se acerca por uno de los túneles mayores de los subterráneos.
<< ¡Plantas! ¡Plantas vivas! >>. Eso es lo único que consigo ver antes de que mi instinto me haga echar a correr tras el resto del grupo. Rápidamente nos colamos por una galería mientras el enorme monstruo continúa en línea recta por la principal. En nuestra huída, Gael y Noel apañan un vehículo nuevo para el fuego fatuo para evitar que perdiera energía; una especie de perro sin cabeza. Apenas me da tiempo a respirar aliviado cuando Noel nos avisa de que lo escucha de nuevo de vuelta.
-Joder...-repaso mentalmente la lista de hechizos como suelo hacer siempre y, al no recordar ninguno con el que atacar a esa cosa (y tras descartar lanzar flechas por ser una estupidez), me dirijo al resto-. Tenemos que hacernos intangibles enseguida-<< Pero eso no nos asegura quitarnos de encima al bicho. Aunque con lo rápido que va... >>- ¿Y si lo hacemos intangible a él?-propongo-. Sí, será lo mejor. Todos a la vez en cuanto entre-decido por todos antes de encarar la boca que da con el túnel principal. El monstruo no tarda en asomar por ella y, cuando se encamina a nosotros a paso acelerado, pronunciamos el hechizo entre Alicia, Koval (que sale momentáneamente del animal) y yo, dejando que la bestia nos traspase y continúe su camino caverna adelante. Pronto lo vemos desaparecer entre las paredes de una curva.
Decidimos continuar por la galería que habíamos cogido en nuestra huída, torciendo por donde el monstruo debería haber tomado curva, en lugar de seguir recto. Por este camino nos encontramos con más seres inclasificables y menudos, como los que habían cruzado antes en estampida, pero pronto el suelo se convierte en un reguero de animales muertos: sesos, tripas y sangre por doquier. Conforme caminamos, llegamos a una nueva oquedad más amplia y, nada más cruzarla, el hechizo de luz nos permite ver fugazmente a un ser adentrándose en las cavernas. Tiene cierto parecido a los blanditos, al menos en lo que a forma se refiere. Sin embargo están delgados, decoloridos y desnudos. Su aspecto dista mucho de ser pacífico, con lo que, por tercera vez en apenas un rato, me preparo para lo que pueda ocurrir.
<< ¡Plantas! ¡Plantas vivas! >>. Eso es lo único que consigo ver antes de que mi instinto me haga echar a correr tras el resto del grupo. Rápidamente nos colamos por una galería mientras el enorme monstruo continúa en línea recta por la principal. En nuestra huída, Gael y Noel apañan un vehículo nuevo para el fuego fatuo para evitar que perdiera energía; una especie de perro sin cabeza. Apenas me da tiempo a respirar aliviado cuando Noel nos avisa de que lo escucha de nuevo de vuelta.
-Joder...-repaso mentalmente la lista de hechizos como suelo hacer siempre y, al no recordar ninguno con el que atacar a esa cosa (y tras descartar lanzar flechas por ser una estupidez), me dirijo al resto-. Tenemos que hacernos intangibles enseguida-<< Pero eso no nos asegura quitarnos de encima al bicho. Aunque con lo rápido que va... >>- ¿Y si lo hacemos intangible a él?-propongo-. Sí, será lo mejor. Todos a la vez en cuanto entre-decido por todos antes de encarar la boca que da con el túnel principal. El monstruo no tarda en asomar por ella y, cuando se encamina a nosotros a paso acelerado, pronunciamos el hechizo entre Alicia, Koval (que sale momentáneamente del animal) y yo, dejando que la bestia nos traspase y continúe su camino caverna adelante. Pronto lo vemos desaparecer entre las paredes de una curva.
Decidimos continuar por la galería que habíamos cogido en nuestra huída, torciendo por donde el monstruo debería haber tomado curva, en lugar de seguir recto. Por este camino nos encontramos con más seres inclasificables y menudos, como los que habían cruzado antes en estampida, pero pronto el suelo se convierte en un reguero de animales muertos: sesos, tripas y sangre por doquier. Conforme caminamos, llegamos a una nueva oquedad más amplia y, nada más cruzarla, el hechizo de luz nos permite ver fugazmente a un ser adentrándose en las cavernas. Tiene cierto parecido a los blanditos, al menos en lo que a forma se refiere. Sin embargo están delgados, decoloridos y desnudos. Su aspecto dista mucho de ser pacífico, con lo que, por tercera vez en apenas un rato, me preparo para lo que pueda ocurrir.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejosPersonajes :- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
- Ri:Tengu. Aurva albina, 18 años. 170 cm
- Nero:Sin esencia, edeel. 18 años, 175 cm.
- Siete: idrino cosechado. 18 años. 172 cm.
Heridas/enfermedades : Cicatrices desiguales con forma de arañazo en los gemelos, que se extienden hacia la parte frontal de la pierna. Más anchas y verticales en la pierna derecha.
Status : So. FLUFFY.- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
Re: Subterráneos
25/04/12, 06:48 pm
Cuando parecía que el ser al fin caía muerto por los proyectiles, y que las rémoras no podrían hacerles nada, no hubo tiempo ni de respirar aliviados. Un grupo de monstruosidades pasaron en estampida. Azura incluso chocó en parte con algunas, y una le dejó el hombro con un rastro de babas que hizo que la ropa se le pegase a la piel. Pero ninguna parecía interesada en atacarles. Huían de algo.
Varias enredaderas crecían a velocidad asombrosa por las paredes…no, se desplazaban y lanzaban hacia atrás a los que quedaban a su alcance: hacia las fauces abiertas de algo de lo que solo se distinguían hileras e hileras de dientes afilados.
Se lanzaron a la carrera entre los otros. Seres de todos los tamaños y formas. Gael comenzó a hacer gestos a Noel, porque se quedaba sin oxígeno. Poco después corría en el cuerpo de un animal, con la cabeza de este rebotando contra las patas a medio decapitar. Giraron hacía una galería.
El fuego fatuo terminó de arrancarse la cabeza antes de preguntarles como se encontraban.
- Curiosa pregunta para alguien que va sin cabeza y chorrea sangre.- dijo Azura en un esfuerzo por coger aire. Sintió arcadas, pero se negó a sí misma el vomitar. –jod…
Regresaba. Giz sugirió que lo volviesen intangible. Entre los tres (Giz, Gael y Azura) lanzaron el hechizo. Azura sintió como la atravesaba sin ser herida y deshizo el encantamiento cuando hubo pasado de largo. Estaba cansada y empezaba a arrepentirse seriamente de haber bajado hasta allí. Además, la oscuridad le agobiaba.
Siguieron caminando hasta llegar a otra galería. El hechizo de luz les dejó ver lo que parecían humanoides. Giz se puso tenso, pero Noel salió tras ellos.
Varias enredaderas crecían a velocidad asombrosa por las paredes…no, se desplazaban y lanzaban hacia atrás a los que quedaban a su alcance: hacia las fauces abiertas de algo de lo que solo se distinguían hileras e hileras de dientes afilados.
Se lanzaron a la carrera entre los otros. Seres de todos los tamaños y formas. Gael comenzó a hacer gestos a Noel, porque se quedaba sin oxígeno. Poco después corría en el cuerpo de un animal, con la cabeza de este rebotando contra las patas a medio decapitar. Giraron hacía una galería.
El fuego fatuo terminó de arrancarse la cabeza antes de preguntarles como se encontraban.
- Curiosa pregunta para alguien que va sin cabeza y chorrea sangre.- dijo Azura en un esfuerzo por coger aire. Sintió arcadas, pero se negó a sí misma el vomitar. –jod…
Regresaba. Giz sugirió que lo volviesen intangible. Entre los tres (Giz, Gael y Azura) lanzaron el hechizo. Azura sintió como la atravesaba sin ser herida y deshizo el encantamiento cuando hubo pasado de largo. Estaba cansada y empezaba a arrepentirse seriamente de haber bajado hasta allí. Además, la oscuridad le agobiaba.
Siguieron caminando hasta llegar a otra galería. El hechizo de luz les dejó ver lo que parecían humanoides. Giz se puso tenso, pero Noel salió tras ellos.
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- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Subterráneos
25/04/12, 08:19 pm
Mientras corríamos despavoridos Gael se acercó a mí y me dijo a gritos para que pudiera oírle si podía decapitar a un monstruo por él.
-Lo intentaré -contesté yo también a gritos-. ¡Marchando decapitación!
Me fijé durante unos instantes en los seres que se nos acercaban para tratar de discernir cual podría ser lo bastante ágil como para que Gael pudiese correr bien en su interior. Veo venir a un cuadrúpedo cuya cabeza se asemeja a la de un oso hormiguero que parece avanzar bastante rápido. Desenvaino la espada y de un tajo le corto la cabeza cuando pasa a mi lado. Tenía miedo de fallar ya que era la primera vez que decapitaba algo en movimiento, pero gracias a todo el entrenamiento lo pude hacer con la suficiente velocidad. Hace seis meses no habría podido ni desenvainar la espada a tiempo. Sin embargo no logré que la cabeza se desprendiera del todo. << Tch... no se la pude cortar por completo >>. Gael me da las gracias y se introduce en el animal ya muerto y cuya cabeza todavía cuelga del cuello. Seguimos corriendo y Gael logra desembarazarse de la cabeza durante la carrera. Es una escena bastante grotesca, el ser no para de chorrear sangre por el cuello mientras sigue corriendo. En cierto modo también es bastante cómico. Nos paramos a tomar aliento cuando dejamos de escuchar el sonido de las enredaderas y las fauces, pues habíamos sprintado para huír de aquella cosa lo antes posible. Gael abandona el cuerpo del animal y nos pregunta cómo nos encontramos.
-En...tero... de momento... -contesto con la respiración entrecortada.
Pocos segundos después de detenernos, queda claro que los subterráneos no pretenden brindarnos ni un solo minuto de descanso. Comienzo a escuchar de nuevo el sonido susurrante de las enredaderas, acompañado del abrir y cerrar metálico de la dentadura un poco más alejado.
-¡Mierda! -exclamo- ¡Viene hacia aquí!
Estaba pensando en si debíamos echar a correr de nuevo cuando Giz sugiere algo. Su plan parece buena idea y nos quedamos esperando, inquietos la aparicio del monstruo. Pronto las enredaderas aparecen cerca de nosotros y en la distancia se puede ver de nuevo la dentadura brillante. Cuando ya está bastante cerca puedo ver que es una especie de gusano enorme. Mis compañeros no se hacen esperar y le lanzan un hechizo de intangibilidad. Yo no participo en el hechizo pues no sé de cuánta magia dispongo y puede que luego la necesite, ellos tres tienen poder más que de sobra para esta tarea. Por acto reflejo me agacho cuando el monstruo ya casi se nos echa encima, pero nos atraviesa limpiamente gracias al hechizo. El monstruo no se detiene, sino que sigue su loca carrera hacia delante sin cambiar de dirección, para nuestro alivio.
-Espero que no haya más de esas cosas -comento con desagrado-. Sospecho que la otra vez que estuviste aquí no te encontraste con tantos problemas, Gael. ¿Se han puesto de acuerdo para ponérnoslo difícil o qué?
En cierto modo me sentía satisfecho al comprobar que hasta ahora habíamos podido apañárnoslas, pero no dejaba de ser una experiencia aterradora. Y emocionante...
Echamos a andar por una galería cercana que el gusano había pasado de largo para evitar encontrarnos de nuevo con él. Más seres aparecen a nuestro paso, pero no nos atacan. La mayoría parecen una especie de insectos gigantes que nunca había visto. Tras caminar durante varios minutos, uno que parece una mezcla de mantis y libélula se posa en mi bota. Sacudo la pierna para ahuyentarlo. Mientras observo como se va volando una sala más ancha se abre ante nosotros. En la distancia, distinguimos unas figuras que caminan delante de nosotros. Conforme nos acercamos podemos ver lo que son ya que se giran de repente hacia nosotros. Su aspecto es decididamente humano, pero tienen un aire salvaje que casi parece que se puede palpar a su alrededor. Están bastante delgados y demacrados y su piel es muy pálida, siendo esto último consecuencia sin duda de vivir bajo tierra. Al vernos emiten sonidos que recuerdan a gruñidos de algún animal. Se ponen a la defensiva pero no se acercan. Entonces echan a correr, quizás consideraron que era mejor no enfrentarse a nosotros por aventajarles en número. No podía dejar que se escapasen, sin duda estos eran los humanoides que estaba buscando. Hombres bestia.
-¡No puedo perderlos de vista, para esto he venido aquí!
Como la galería es amplía alzo el vuelo y voy tras ellos. Siguen corriendo alocadamente y yo les sigo a una distancia prudencial. Mientras los persigo una idea se forma en mi mente. Sólo dos no me iban a servir de mucho. Esperaría a que se reuniesen con más de su especie. Por lo que había leído sobre ellos habitaban bastantes en estos subterráneos y es posible que estos dos salieran en busca de ayuda. Cuando veo que se acercan a una sala que de lejos se ve iluminada decido ocultarme rápidamente tras una roca lo bastante grande. Los oigo detenerse y volverse, esperando encontrarme detrás suyo. No se detienen a buscarme sino que prosiguen la marcha. Me asomo con cuidado para ver justo a tiempo como entran en la sala iluminada. Pronto escucho más gruñidos similares en la distancia. Allí dentro había más... Esto era lo que estaba esperando. Espero un instante para que mis amigos me alcancen.
-Han entrado ahí -les señalo-. Ahí dentro hay más hombres bestia. Voy a tratar de entrar de golpe para asustarlos y así hacer que griten -les cuento con gran nerviosismo-. Es mejor... que vosotros no paseis, yo puedo volar y les será más difícil atacarme. Quedaos fuera y os avisaré si necesito vuestra ayuda. Sólo... no voy a matarlos. En cuanto vea que las cosas se ponen difíciles saldré. Creo que tendremos que salir huyendo de nuevo, parecen muy salvajes. Pero mientras esté dentro... ¿me podéis ayudar evitando que salgan de la cueva? -inquiero a mis compañeros.
<< Espero que no tengan arcos o ballestas >>, pienso sin decirlo en voz alta para no preocupar de más a mis amigos.
Me acerco nervioso a la entrada a la sala iluminada y, unos metros antes, alzo el vuelo de nuevo. Con el corazón latiéndome a toda prisa preparé un hechizo de impuslo y lo lancé contra mi mismo. Entré de esta forma, a gran velocidad en la caverna iluminada. Los seres gritaron al verme aparecer repentinamente, tal como había previsto. Sentí como sus gritos me nutrían de magia. Eran algo más de diez. Una vez se terminó el hechizo de impulso comencé a dispararles plumas desde lo alto. No parecían utilizar armas ya que sólamente se dedicaban a gruñirme amenazantamente mientras miraban hacia arriba. Les ataqué lanzándoles plumas en tandas de un buen número de ellas cada vez. Tratando de apuntar con cuidado. Los cortes que estas les producían les arracaron más gritos. Sentí como una nueva fuerza invadía mi cuerpo. Me nutría de magia con cada grito de dolor o miedo que producían. El pánico que sentían al no poder atacarme en respuesta también ayudaba. Entonces empezaron a lanzarme piedras y a duras penas conseguía esquivarlas todas. Desvié algunas con un rápido hechizo de impulso, pero si seguía así gastaría la magia que había conseguido allí mismo.
-¿Podéis ayudarme con esto? -grité para que me escuchasen mis amigos. Enseguida veo como la mayoría de las piedras eran desviadas por sus hechizos. Algunas, sin embargo, me acertaron, produciéndome golpes y magulladuras. Sin que esto me importara, continué haciendo sufrir a aquellas bestias. Me sentía... bien. Muy bien, de hecho. Una sonrisa despiadada apareció en mi rostro mientras me arriesgaba a bajar un poco y desenvainaba la espada para realizar un corte en un brazo a una mujer bestia. Sin pensarlo me eché a reír de una manera que me habría producido escalofríos si se la hubiese escuhado a otra persona en otra situación. Pero en aquel momento nada me parecía fuera de lugar. Disfrutaba haciéndolos sufrir y no era algo malo. Y el caos que había formado entre ellos era muy satisfactorio. Me sentía bien en medio de todo aquello. Mientras seguía haciendo daño a los hombres bestia, de pronto escuché los gritos de mis amigos. Esto me hizo reaccionar casi enseguida. Estaban en peligro. Pasé de un estado de satisfacción a uno de pánico en escasos segundos. ¿Qué diablos había estado haciendo? Sin pensarlo más salí volando de la sala para encontrarme con mis compañeros. Un enorme murciélago había aparecido ante ellos y estaba atacándoles. Por lo que había oído era el vlakai que estaba buscando Gael. Aterricé a su lado, dispuesto a ayudarles. Nada más tomé tierra me sentí mareado... y asqueado por lo que acababa de ocurrir. Pero mis amigos necesitaban ayuda, ahora era lo único que importaba. Con la sangre hirviendo a partes iguales de excitación, miedo y repugnancia por mí mismo, luche contra el torrente de sentimientos encontrados para tratar de centrarme en el nuevo oponente que teníamos delante.
-Lo intentaré -contesté yo también a gritos-. ¡Marchando decapitación!
Me fijé durante unos instantes en los seres que se nos acercaban para tratar de discernir cual podría ser lo bastante ágil como para que Gael pudiese correr bien en su interior. Veo venir a un cuadrúpedo cuya cabeza se asemeja a la de un oso hormiguero que parece avanzar bastante rápido. Desenvaino la espada y de un tajo le corto la cabeza cuando pasa a mi lado. Tenía miedo de fallar ya que era la primera vez que decapitaba algo en movimiento, pero gracias a todo el entrenamiento lo pude hacer con la suficiente velocidad. Hace seis meses no habría podido ni desenvainar la espada a tiempo. Sin embargo no logré que la cabeza se desprendiera del todo. << Tch... no se la pude cortar por completo >>. Gael me da las gracias y se introduce en el animal ya muerto y cuya cabeza todavía cuelga del cuello. Seguimos corriendo y Gael logra desembarazarse de la cabeza durante la carrera. Es una escena bastante grotesca, el ser no para de chorrear sangre por el cuello mientras sigue corriendo. En cierto modo también es bastante cómico. Nos paramos a tomar aliento cuando dejamos de escuchar el sonido de las enredaderas y las fauces, pues habíamos sprintado para huír de aquella cosa lo antes posible. Gael abandona el cuerpo del animal y nos pregunta cómo nos encontramos.
-En...tero... de momento... -contesto con la respiración entrecortada.
Pocos segundos después de detenernos, queda claro que los subterráneos no pretenden brindarnos ni un solo minuto de descanso. Comienzo a escuchar de nuevo el sonido susurrante de las enredaderas, acompañado del abrir y cerrar metálico de la dentadura un poco más alejado.
-¡Mierda! -exclamo- ¡Viene hacia aquí!
Estaba pensando en si debíamos echar a correr de nuevo cuando Giz sugiere algo. Su plan parece buena idea y nos quedamos esperando, inquietos la aparicio del monstruo. Pronto las enredaderas aparecen cerca de nosotros y en la distancia se puede ver de nuevo la dentadura brillante. Cuando ya está bastante cerca puedo ver que es una especie de gusano enorme. Mis compañeros no se hacen esperar y le lanzan un hechizo de intangibilidad. Yo no participo en el hechizo pues no sé de cuánta magia dispongo y puede que luego la necesite, ellos tres tienen poder más que de sobra para esta tarea. Por acto reflejo me agacho cuando el monstruo ya casi se nos echa encima, pero nos atraviesa limpiamente gracias al hechizo. El monstruo no se detiene, sino que sigue su loca carrera hacia delante sin cambiar de dirección, para nuestro alivio.
-Espero que no haya más de esas cosas -comento con desagrado-. Sospecho que la otra vez que estuviste aquí no te encontraste con tantos problemas, Gael. ¿Se han puesto de acuerdo para ponérnoslo difícil o qué?
En cierto modo me sentía satisfecho al comprobar que hasta ahora habíamos podido apañárnoslas, pero no dejaba de ser una experiencia aterradora. Y emocionante...
Echamos a andar por una galería cercana que el gusano había pasado de largo para evitar encontrarnos de nuevo con él. Más seres aparecen a nuestro paso, pero no nos atacan. La mayoría parecen una especie de insectos gigantes que nunca había visto. Tras caminar durante varios minutos, uno que parece una mezcla de mantis y libélula se posa en mi bota. Sacudo la pierna para ahuyentarlo. Mientras observo como se va volando una sala más ancha se abre ante nosotros. En la distancia, distinguimos unas figuras que caminan delante de nosotros. Conforme nos acercamos podemos ver lo que son ya que se giran de repente hacia nosotros. Su aspecto es decididamente humano, pero tienen un aire salvaje que casi parece que se puede palpar a su alrededor. Están bastante delgados y demacrados y su piel es muy pálida, siendo esto último consecuencia sin duda de vivir bajo tierra. Al vernos emiten sonidos que recuerdan a gruñidos de algún animal. Se ponen a la defensiva pero no se acercan. Entonces echan a correr, quizás consideraron que era mejor no enfrentarse a nosotros por aventajarles en número. No podía dejar que se escapasen, sin duda estos eran los humanoides que estaba buscando. Hombres bestia.
-¡No puedo perderlos de vista, para esto he venido aquí!
Como la galería es amplía alzo el vuelo y voy tras ellos. Siguen corriendo alocadamente y yo les sigo a una distancia prudencial. Mientras los persigo una idea se forma en mi mente. Sólo dos no me iban a servir de mucho. Esperaría a que se reuniesen con más de su especie. Por lo que había leído sobre ellos habitaban bastantes en estos subterráneos y es posible que estos dos salieran en busca de ayuda. Cuando veo que se acercan a una sala que de lejos se ve iluminada decido ocultarme rápidamente tras una roca lo bastante grande. Los oigo detenerse y volverse, esperando encontrarme detrás suyo. No se detienen a buscarme sino que prosiguen la marcha. Me asomo con cuidado para ver justo a tiempo como entran en la sala iluminada. Pronto escucho más gruñidos similares en la distancia. Allí dentro había más... Esto era lo que estaba esperando. Espero un instante para que mis amigos me alcancen.
-Han entrado ahí -les señalo-. Ahí dentro hay más hombres bestia. Voy a tratar de entrar de golpe para asustarlos y así hacer que griten -les cuento con gran nerviosismo-. Es mejor... que vosotros no paseis, yo puedo volar y les será más difícil atacarme. Quedaos fuera y os avisaré si necesito vuestra ayuda. Sólo... no voy a matarlos. En cuanto vea que las cosas se ponen difíciles saldré. Creo que tendremos que salir huyendo de nuevo, parecen muy salvajes. Pero mientras esté dentro... ¿me podéis ayudar evitando que salgan de la cueva? -inquiero a mis compañeros.
<< Espero que no tengan arcos o ballestas >>, pienso sin decirlo en voz alta para no preocupar de más a mis amigos.
Me acerco nervioso a la entrada a la sala iluminada y, unos metros antes, alzo el vuelo de nuevo. Con el corazón latiéndome a toda prisa preparé un hechizo de impuslo y lo lancé contra mi mismo. Entré de esta forma, a gran velocidad en la caverna iluminada. Los seres gritaron al verme aparecer repentinamente, tal como había previsto. Sentí como sus gritos me nutrían de magia. Eran algo más de diez. Una vez se terminó el hechizo de impulso comencé a dispararles plumas desde lo alto. No parecían utilizar armas ya que sólamente se dedicaban a gruñirme amenazantamente mientras miraban hacia arriba. Les ataqué lanzándoles plumas en tandas de un buen número de ellas cada vez. Tratando de apuntar con cuidado. Los cortes que estas les producían les arracaron más gritos. Sentí como una nueva fuerza invadía mi cuerpo. Me nutría de magia con cada grito de dolor o miedo que producían. El pánico que sentían al no poder atacarme en respuesta también ayudaba. Entonces empezaron a lanzarme piedras y a duras penas conseguía esquivarlas todas. Desvié algunas con un rápido hechizo de impulso, pero si seguía así gastaría la magia que había conseguido allí mismo.
-¿Podéis ayudarme con esto? -grité para que me escuchasen mis amigos. Enseguida veo como la mayoría de las piedras eran desviadas por sus hechizos. Algunas, sin embargo, me acertaron, produciéndome golpes y magulladuras. Sin que esto me importara, continué haciendo sufrir a aquellas bestias. Me sentía... bien. Muy bien, de hecho. Una sonrisa despiadada apareció en mi rostro mientras me arriesgaba a bajar un poco y desenvainaba la espada para realizar un corte en un brazo a una mujer bestia. Sin pensarlo me eché a reír de una manera que me habría producido escalofríos si se la hubiese escuhado a otra persona en otra situación. Pero en aquel momento nada me parecía fuera de lugar. Disfrutaba haciéndolos sufrir y no era algo malo. Y el caos que había formado entre ellos era muy satisfactorio. Me sentía bien en medio de todo aquello. Mientras seguía haciendo daño a los hombres bestia, de pronto escuché los gritos de mis amigos. Esto me hizo reaccionar casi enseguida. Estaban en peligro. Pasé de un estado de satisfacción a uno de pánico en escasos segundos. ¿Qué diablos había estado haciendo? Sin pensarlo más salí volando de la sala para encontrarme con mis compañeros. Un enorme murciélago había aparecido ante ellos y estaba atacándoles. Por lo que había oído era el vlakai que estaba buscando Gael. Aterricé a su lado, dispuesto a ayudarles. Nada más tomé tierra me sentí mareado... y asqueado por lo que acababa de ocurrir. Pero mis amigos necesitaban ayuda, ahora era lo único que importaba. Con la sangre hirviendo a partes iguales de excitación, miedo y repugnancia por mí mismo, luche contra el torrente de sentimientos encontrados para tratar de centrarme en el nuevo oponente que teníamos delante.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Subterráneos
25/04/12, 11:41 pm
Todos parecen estar bien, pero agotados por la carrera. Por desgracia enseguida volvemos a escuchar el sonido de aquella cosa que nos perseguía entre los pasos de los demás monstruos que también huyen. El primero en sugerir una idea es Giz, y me parece genial.
-¡De acuerdo! Tiene que funcionar, somos tres... -la última parte de la frase la digo más para mí que para los demás y me preparo para lo que se acerca. Nervioso, trato de mantener las manos firmes y cuando sentimos que está cerca nos preparamos para ir todos a la vez.
Trate de no temblar mientras lo pronunciaba y veía a esa cosa venir hacia nosotros, y al completar el hechizo todavía tuvimos que ver como nos engullía sin que al instante siguiente pasase nada que no fuera estar rodeados de oscuridad.
Después todo termina, o por ahora parece hacerlo. Pero no podemos descuidarnos ni por un instante. Noel me hace una pregunta y resoplo antes de contestar.
-Ni de coña me encontré bichos tan grandes... y no lo entiendo, era un entrenamiento pero no hicieron nada por ayudarnos... o eso creo. Debemos de tener muy mala suerte.
Todavía siento como me estremezco, vuelvo al cadáver decapitado, no sin antes cauterizar un poco la herida con fuego. Quería que al menos dejase de sangrar, porque a Alicia se la veía incómoda con el cadáver. Después, continuamos caminando buscando una nueva salida. Ahora volver atrás sería imposible, pero confiaba en que podríamos encontrar otra forma de subir.
Tras alejarnos un poco de la galería del incidente terminamos por ver a lo lejos aquello que habíamos venido buscando. Se diferenciaban bien de los demás monstruos de los subterráneos por su aspecto casi humano. Parecían eslabones perdidos de la evolución, o pienso eso porque parecen humanos pero no del todo, y están sucios, demacrados y emiten gruñidos. De pronto Noel se lanza tras ellos desplegando sus alas. Le hubiera gritado que esperase, pero desde el cadáver descabezado simplemente me limité a seguirlo. Giz era el que hacía que hubiese luz, y noté como él también se echaba a la carrera porque la luz nos seguía. No era prudente que Noel saliese de la zona iluminada. Lo perdimos de vista unos momentos, pero después lo encontramos espiando un lugar con luz más adelante. Nos cuenta su plan y asiento con el cuello cercenado por si se da cuenta. De todas formas, los demás también aceptan, y saben que pueden contar conmigo. Seguimos a Noel hasta la entrada de la cueva y a partir de ahí continúa el solo. Pronto los gritos empiezan a oírse. Al principio son de sorpresa, furia, miedo... pero después empiezan los de dolor, alguno de desesperación, ira... No me estaba atreviendo a mirar. Pero debía hacerlo, porque ellos miraban a mis cadáveres sin poner pegas. Entonces Noel nos pide ayuda para que no lo hieran y vuelvo a mi forma para poder ser de utilidad. Trato de desviar las piedras que puedo, coincidiendo a veces hechizando las mismas que los demás y dejando que otras sí le llegasen por esas equivocaciones. Me fijo en la cara de Noel, no puedo evitarlo. Ahí está el Draco de Estínfalo. Empieza a reírse, pero aunque algo me dice que debería ver algo equivocado en ello, no lo encuentro. Todos los animales siguen sus instintos, ser racional no te libra de ello. Sonrío de forma torva y observo el espectáculo con la mirada perdida. Somos monstruos. Pero no hay ningún problema en ello.
Entonces, sin previo aviso, escuché un chillido a nuestras espaldas y algo se abalanzó contra mí, esquivándome en el último momento. Me vuelvo, preocupado, pero ya no veo nada. ¿Qué ha sido eso? Alguna alimaña voladora nos está acechando.
-¡Cuidado! -grito. Entonces veo algo moverse en una grieta del techo. Hay algo allí, oscuro, acurrucado esperando a que bajemos la guardia. Pero se mueve demasiado para estar acechando... y entonces veo que se ha hecho con el cuerpo decapitado que había a mis pies. Maldigo en voz alta al ver como cae un poco más de sangre desde el techo. Sea lo que sea, ya tiene su recompensa y tal vez no nos moleste más, pero necesito un cuerpo para moverme. De pronto, el cadáver se le cae al suelo y el animal alza el vuelo de nuevo para recogerlo, y lo identifico por fin como un vlakai. Contengo un grito de alegría y me abalanzo hacia el cadáver descabezado, ahora mordisqueado y prácticamente sin una pata.
-¡Es un vlakai! -digo mientras corro hacia el cadáver y lo recojo-. Vamos bicho, ven a por él -llamo retrocediendo con el cadáver. El murciélago gigante adopta una actitud amenazadora y justo en ese momento Noel aparece a mi espalda.
-¡Noel, vlakai! Intentad no dañarlo, por favor -pido preocupado. Aun así sé que no debemos arriesgarnos demasiado, así que hago un hechizo de impulso para desestabilizar al animal y que se desoriente-. Tengo una idea... Flotaré a su alrededor con su premio -explico moviendo el cadáver que sujeto-. Por favor, intentad paralizarlo levemente... haré un hechizo que aprendí de los libros alrededor de su cuello justo antes de que termine el efecto.
Sin esperar respuesta me lanzo hacia delante, pues el vlakai ya volvía volando. Empecé a casi danzar a su alrededor, pero el cadáver pesaba y mis llamas estaban débiles. Noto cómo se me va el poder a cada movimiento que hago, que se convierte en un suplicio, hasta que de pronto me encuentro girando alrededor de un cuerpo inmóvil. Me vuelvo hacia mis compañeros y veo a Giz todavía en posición de hacer el hechizo.
-¡Gracias! -suelto con una amplia sonrisa. Dejo caer el cuerpo estropeado y tomo aire-. Habrá que esperar un poco -digo en un suspiro. Preparo mentalmente el hechizo para no equivocarme y cuando, pasado un tiempo, noto que empieza a volver el movimiento al murciélago, trazo rápidamente unos símbolos alrededor de su cuello y ejerzo presión con un hechizo hasta que el vlakai cae fulminado habiendo vuelto a la normalidad. Me froto los ojos con cansancio y miro a los demás.
-Casi no me queda poder mágico, me quedaré dentro del animal. Gracias por este último esfuerzo, ahora centrémonos en salir de aquí, este cuerpo puede ser bastante útil.
Después poseo el vlakai y me pongo en pie estirando las alas a modo de prueba. Parece estar en buen estado por ahora. Al menos podré llevarme este trofeo de nuestra aventura. El agotamiento habrá valido la pena si ahora conseguimos salir de aquí sin mayores problemas, así que sin darle más vueltas sigo a los demás a ratos andando y a ratos haciendo breves vuelos para probar las alas del murciélago. Se parecían un poco a las del dragón, pero no su centro de equilibrio, lo que dificultaba bastante tanto el vuelo como el aterrizaje.
-¡De acuerdo! Tiene que funcionar, somos tres... -la última parte de la frase la digo más para mí que para los demás y me preparo para lo que se acerca. Nervioso, trato de mantener las manos firmes y cuando sentimos que está cerca nos preparamos para ir todos a la vez.
Trate de no temblar mientras lo pronunciaba y veía a esa cosa venir hacia nosotros, y al completar el hechizo todavía tuvimos que ver como nos engullía sin que al instante siguiente pasase nada que no fuera estar rodeados de oscuridad.
Después todo termina, o por ahora parece hacerlo. Pero no podemos descuidarnos ni por un instante. Noel me hace una pregunta y resoplo antes de contestar.
-Ni de coña me encontré bichos tan grandes... y no lo entiendo, era un entrenamiento pero no hicieron nada por ayudarnos... o eso creo. Debemos de tener muy mala suerte.
Todavía siento como me estremezco, vuelvo al cadáver decapitado, no sin antes cauterizar un poco la herida con fuego. Quería que al menos dejase de sangrar, porque a Alicia se la veía incómoda con el cadáver. Después, continuamos caminando buscando una nueva salida. Ahora volver atrás sería imposible, pero confiaba en que podríamos encontrar otra forma de subir.
Tras alejarnos un poco de la galería del incidente terminamos por ver a lo lejos aquello que habíamos venido buscando. Se diferenciaban bien de los demás monstruos de los subterráneos por su aspecto casi humano. Parecían eslabones perdidos de la evolución, o pienso eso porque parecen humanos pero no del todo, y están sucios, demacrados y emiten gruñidos. De pronto Noel se lanza tras ellos desplegando sus alas. Le hubiera gritado que esperase, pero desde el cadáver descabezado simplemente me limité a seguirlo. Giz era el que hacía que hubiese luz, y noté como él también se echaba a la carrera porque la luz nos seguía. No era prudente que Noel saliese de la zona iluminada. Lo perdimos de vista unos momentos, pero después lo encontramos espiando un lugar con luz más adelante. Nos cuenta su plan y asiento con el cuello cercenado por si se da cuenta. De todas formas, los demás también aceptan, y saben que pueden contar conmigo. Seguimos a Noel hasta la entrada de la cueva y a partir de ahí continúa el solo. Pronto los gritos empiezan a oírse. Al principio son de sorpresa, furia, miedo... pero después empiezan los de dolor, alguno de desesperación, ira... No me estaba atreviendo a mirar. Pero debía hacerlo, porque ellos miraban a mis cadáveres sin poner pegas. Entonces Noel nos pide ayuda para que no lo hieran y vuelvo a mi forma para poder ser de utilidad. Trato de desviar las piedras que puedo, coincidiendo a veces hechizando las mismas que los demás y dejando que otras sí le llegasen por esas equivocaciones. Me fijo en la cara de Noel, no puedo evitarlo. Ahí está el Draco de Estínfalo. Empieza a reírse, pero aunque algo me dice que debería ver algo equivocado en ello, no lo encuentro. Todos los animales siguen sus instintos, ser racional no te libra de ello. Sonrío de forma torva y observo el espectáculo con la mirada perdida. Somos monstruos. Pero no hay ningún problema en ello.
Entonces, sin previo aviso, escuché un chillido a nuestras espaldas y algo se abalanzó contra mí, esquivándome en el último momento. Me vuelvo, preocupado, pero ya no veo nada. ¿Qué ha sido eso? Alguna alimaña voladora nos está acechando.
-¡Cuidado! -grito. Entonces veo algo moverse en una grieta del techo. Hay algo allí, oscuro, acurrucado esperando a que bajemos la guardia. Pero se mueve demasiado para estar acechando... y entonces veo que se ha hecho con el cuerpo decapitado que había a mis pies. Maldigo en voz alta al ver como cae un poco más de sangre desde el techo. Sea lo que sea, ya tiene su recompensa y tal vez no nos moleste más, pero necesito un cuerpo para moverme. De pronto, el cadáver se le cae al suelo y el animal alza el vuelo de nuevo para recogerlo, y lo identifico por fin como un vlakai. Contengo un grito de alegría y me abalanzo hacia el cadáver descabezado, ahora mordisqueado y prácticamente sin una pata.
-¡Es un vlakai! -digo mientras corro hacia el cadáver y lo recojo-. Vamos bicho, ven a por él -llamo retrocediendo con el cadáver. El murciélago gigante adopta una actitud amenazadora y justo en ese momento Noel aparece a mi espalda.
-¡Noel, vlakai! Intentad no dañarlo, por favor -pido preocupado. Aun así sé que no debemos arriesgarnos demasiado, así que hago un hechizo de impulso para desestabilizar al animal y que se desoriente-. Tengo una idea... Flotaré a su alrededor con su premio -explico moviendo el cadáver que sujeto-. Por favor, intentad paralizarlo levemente... haré un hechizo que aprendí de los libros alrededor de su cuello justo antes de que termine el efecto.
Sin esperar respuesta me lanzo hacia delante, pues el vlakai ya volvía volando. Empecé a casi danzar a su alrededor, pero el cadáver pesaba y mis llamas estaban débiles. Noto cómo se me va el poder a cada movimiento que hago, que se convierte en un suplicio, hasta que de pronto me encuentro girando alrededor de un cuerpo inmóvil. Me vuelvo hacia mis compañeros y veo a Giz todavía en posición de hacer el hechizo.
-¡Gracias! -suelto con una amplia sonrisa. Dejo caer el cuerpo estropeado y tomo aire-. Habrá que esperar un poco -digo en un suspiro. Preparo mentalmente el hechizo para no equivocarme y cuando, pasado un tiempo, noto que empieza a volver el movimiento al murciélago, trazo rápidamente unos símbolos alrededor de su cuello y ejerzo presión con un hechizo hasta que el vlakai cae fulminado habiendo vuelto a la normalidad. Me froto los ojos con cansancio y miro a los demás.
-Casi no me queda poder mágico, me quedaré dentro del animal. Gracias por este último esfuerzo, ahora centrémonos en salir de aquí, este cuerpo puede ser bastante útil.
Después poseo el vlakai y me pongo en pie estirando las alas a modo de prueba. Parece estar en buen estado por ahora. Al menos podré llevarme este trofeo de nuestra aventura. El agotamiento habrá valido la pena si ahora conseguimos salir de aquí sin mayores problemas, así que sin darle más vueltas sigo a los demás a ratos andando y a ratos haciendo breves vuelos para probar las alas del murciélago. Se parecían un poco a las del dragón, pero no su centro de equilibrio, lo que dificultaba bastante tanto el vuelo como el aterrizaje.
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades: Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Subterráneos
26/04/12, 06:21 pm
La tranquilidad duró poco tiempo. Como si fuese un ser ancestral que aburrido de la falta de visitas ahora concentrara toda su atención en ellos, el subterráneo no parecía dispuesto a dejarles en paz.
Un olor dulzón inundó la galería. En otras circunstancias (y a un par de kilómetros de distancia del origen del efluvio) habría resultado incluso agradable, pero en aquella concentración y mezclado con el hedor a podrido de los subterráneos constituía una combinación que daba como resultado una peste nauseabunda.
Los pocos tallos que se habían colado por aquella galería secundaria se marchitaron y cayeron al suelo, como si ellos también reaccionasen a aquel olor que les resultaba tan desagradable.
Una nueva vaharada de perfume alcanzó a los jóvenes. El aliento de aquel ser, aquel depredador que se acercaba poco a poco por las galerías, olía a un aroma que intentase ser delicado y fallase miserablemente, a azúcar podrido, miel pasada hace mucho tiempo y flores descompuestas.
A la tenue luz que alumbraba la estancia, el ser que emitía aquel efluvio se dejó ver.
A primera vista parecía una inmensa masa humanoide, pero al avanzar aquella cosa unos metros más quedó claro que iba formándose y deformándose al buen tuntún. El monstruo estaba formado por un gigantesco cúmulo de carne negra informe que ocupaba casi todo el alto y ancho del túnel. Una bolsa translúcida que colgaba a sus espaldas parecía contener una serie de órganos, los vitales aparentemente escondidos entre todo aquel triperío. Constantemente parecía formar y deshacer una serie de apéndices, como si recompusiese una y otra vez su estuctura de acuerdo a las piezas, tales como huesos, garras y dientes, de las presas a las que había digerido. De sus extremidades goteaba un líquido rosado grisáceo que parecía mantener todo aquel desbarajuste orgánico engrasado y funcionando. Aquel olor excesivamente dulce, que parecía provenir de aquel mismo líquido, provocaba un contraste chocante con su apariencia. De alguna manera parecía que aquel aroma era el único recurso que poseía para atraer a alguna presa; sin embargo cualquier intento era infructuoso. Todo él parecía desprender hambre, deformidad y dolor.
Una horda de moscardones del tamaño de puños lo acosaban, zumbando furiosamente. Provistos de diminutos apéndices pinzados, siempre que se posaban sobre el engendro aprovechaban para arrancarle un nuevo pedacito de carne. El murmullo de sus alas al batir provocaba un efecto extraño con el eco de los subterráneos, dando la impresión de haber dotado a aquel ser de voz propia, con la cual les pedía que pusiesen fin a su miseria.
Sin embargo, su actitud decía algo bien diferente. Con un rugido que envió algunos pedazos de carne muerta de su improvisada garganta volando en su dirección, el engendro cargó contra ellos.
Un olor dulzón inundó la galería. En otras circunstancias (y a un par de kilómetros de distancia del origen del efluvio) habría resultado incluso agradable, pero en aquella concentración y mezclado con el hedor a podrido de los subterráneos constituía una combinación que daba como resultado una peste nauseabunda.
Los pocos tallos que se habían colado por aquella galería secundaria se marchitaron y cayeron al suelo, como si ellos también reaccionasen a aquel olor que les resultaba tan desagradable.
Una nueva vaharada de perfume alcanzó a los jóvenes. El aliento de aquel ser, aquel depredador que se acercaba poco a poco por las galerías, olía a un aroma que intentase ser delicado y fallase miserablemente, a azúcar podrido, miel pasada hace mucho tiempo y flores descompuestas.
A la tenue luz que alumbraba la estancia, el ser que emitía aquel efluvio se dejó ver.
A primera vista parecía una inmensa masa humanoide, pero al avanzar aquella cosa unos metros más quedó claro que iba formándose y deformándose al buen tuntún. El monstruo estaba formado por un gigantesco cúmulo de carne negra informe que ocupaba casi todo el alto y ancho del túnel. Una bolsa translúcida que colgaba a sus espaldas parecía contener una serie de órganos, los vitales aparentemente escondidos entre todo aquel triperío. Constantemente parecía formar y deshacer una serie de apéndices, como si recompusiese una y otra vez su estuctura de acuerdo a las piezas, tales como huesos, garras y dientes, de las presas a las que había digerido. De sus extremidades goteaba un líquido rosado grisáceo que parecía mantener todo aquel desbarajuste orgánico engrasado y funcionando. Aquel olor excesivamente dulce, que parecía provenir de aquel mismo líquido, provocaba un contraste chocante con su apariencia. De alguna manera parecía que aquel aroma era el único recurso que poseía para atraer a alguna presa; sin embargo cualquier intento era infructuoso. Todo él parecía desprender hambre, deformidad y dolor.
Una horda de moscardones del tamaño de puños lo acosaban, zumbando furiosamente. Provistos de diminutos apéndices pinzados, siempre que se posaban sobre el engendro aprovechaban para arrancarle un nuevo pedacito de carne. El murmullo de sus alas al batir provocaba un efecto extraño con el eco de los subterráneos, dando la impresión de haber dotado a aquel ser de voz propia, con la cual les pedía que pusiesen fin a su miseria.
Sin embargo, su actitud decía algo bien diferente. Con un rugido que envió algunos pedazos de carne muerta de su improvisada garganta volando en su dirección, el engendro cargó contra ellos.
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
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- Durante el transcurso del evento... (CLICK):
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Subterráneos
26/04/12, 10:03 pm
Noel se lanza contra el grupo de salvajes para asustarlos y, tras la sorpresa inicial que provoca sus primeros gritos, comienza a lanzarles plumas desde el aire. Los chillidos que brotan entonces me ponen la piel de gallina. << Si yo tuviese que hacer daño a alguien para conseguir magia...>> Está claro que no podría. Ya me había costado antes atacar al mediohombre sin sentirme mal por ello. Los humanoides parecen reaccionar ante el ataque de Noel y lanzan piedras contra él. Nos pide ayuda y desde fuera de la caverna, tratamos de de desviar tantos pedruscos como podemos. Aprovechando que Alicia y Gael comienzan a lanzar hechizos a mi lado, despliego la gola.
De repente, Noel parece perder las dudas que le rondaban acerca de su fuente de magia. Baja al suelo y, con una sonrisa que me habría asustado incluso a mí, desenvaina la espada y comienza a lanzar tajos contra los humanoides. La escena, salpicada de gritos, me produce un fuerte escalofrío. Sin embargo, parece que este lugar no quiere darnos tiempo para recrearnos ni el más mínimo segundo: una enorme críatura se acerca volando hacia nosotros. Las alas membranosas, el pelo oscuro y las grandes orejas me hacen idenfiticarlo enseguida << Un vlakai >>.
Gael nos echa el alto y nos pide que no intentemos no dañarlo, para poder hacerse con su cadáver. Lo paralizo tal y como pide y, después, él rodea su cuello cojurando un hechizo que desconozco. El fuego fatuo acaba bastante cansado y se mete en el cuerpo inerte del vlakai una vez lo ha rematado. Siendo sinceros, todos estamos bastante venidos a menos tras tanto correr y tanto monstruo, aunque quizá Alicia y yo seamos los menos agotados físicamente, pues Noel y Gael se las han visto con los humanoides y el vlakai.
Al poco de ponernos de nuevo a las andadas percibo un fuerte hedor. Dulzón, pero no del tipo de olor que suele salir de un horno con bizcochos, precisamente. Este está impregnado de pudredumbre.
-¿Seguro que es por aquí?-les pregunto tratando de no poner cara de asco-. Porque empieza a oler mucho peor que al principio-conforme avanzamos unos pasos, el olor se vuelve más fuerte. Insoportable. Me cubro las fosas nasales y la boca con la mano para evitar una arcada. Sin embargo, el olor es tan fuerte que al final me veo obligado a realizar un hechizo para camuflarlo, consiguiendo mezclarlo un poco con cierto aroma a las plantas del huerto de Letargo. Sigue siendo un olor rancio y asqueante, pero al menos consigo mantener el estómago en su sitio.
Por poco tiempo. Enseguida aparece frente a nosotros la fuente de tal hedor: Un amasijo negro y putrefacto cuyo cuerpo se va deformando, mostrando todo tipo de extremidades yendo y viniendo de su interior. Sobre él, revoloteando, un enjambre de moscones enormes que se aprovechan de la carne que desprendía.
-Joder...-No sé la de veces que habré soltado maldiciones desde que estoy aquí, pero es que esto no es más que una serie de catastróficas desdichas. Salimos de un mal para meternos en otro peor. Puede que por el aspecto del monstruo, no sufro de los mismos reparos que antes a la hora de atacar. Sin embargo, esta vez lo que no sé es hacia dónde exactamente. Saco el carcaj, al que apenas le queda un puñado de flechas y decido comenzar con los bichos que lo sobrevuelan, dirigiendo las flechas que quedaban hacia ellos mediante hechizos de levitación e impulso.
De repente, Noel parece perder las dudas que le rondaban acerca de su fuente de magia. Baja al suelo y, con una sonrisa que me habría asustado incluso a mí, desenvaina la espada y comienza a lanzar tajos contra los humanoides. La escena, salpicada de gritos, me produce un fuerte escalofrío. Sin embargo, parece que este lugar no quiere darnos tiempo para recrearnos ni el más mínimo segundo: una enorme críatura se acerca volando hacia nosotros. Las alas membranosas, el pelo oscuro y las grandes orejas me hacen idenfiticarlo enseguida << Un vlakai >>.
Gael nos echa el alto y nos pide que no intentemos no dañarlo, para poder hacerse con su cadáver. Lo paralizo tal y como pide y, después, él rodea su cuello cojurando un hechizo que desconozco. El fuego fatuo acaba bastante cansado y se mete en el cuerpo inerte del vlakai una vez lo ha rematado. Siendo sinceros, todos estamos bastante venidos a menos tras tanto correr y tanto monstruo, aunque quizá Alicia y yo seamos los menos agotados físicamente, pues Noel y Gael se las han visto con los humanoides y el vlakai.
Al poco de ponernos de nuevo a las andadas percibo un fuerte hedor. Dulzón, pero no del tipo de olor que suele salir de un horno con bizcochos, precisamente. Este está impregnado de pudredumbre.
-¿Seguro que es por aquí?-les pregunto tratando de no poner cara de asco-. Porque empieza a oler mucho peor que al principio-conforme avanzamos unos pasos, el olor se vuelve más fuerte. Insoportable. Me cubro las fosas nasales y la boca con la mano para evitar una arcada. Sin embargo, el olor es tan fuerte que al final me veo obligado a realizar un hechizo para camuflarlo, consiguiendo mezclarlo un poco con cierto aroma a las plantas del huerto de Letargo. Sigue siendo un olor rancio y asqueante, pero al menos consigo mantener el estómago en su sitio.
Por poco tiempo. Enseguida aparece frente a nosotros la fuente de tal hedor: Un amasijo negro y putrefacto cuyo cuerpo se va deformando, mostrando todo tipo de extremidades yendo y viniendo de su interior. Sobre él, revoloteando, un enjambre de moscones enormes que se aprovechan de la carne que desprendía.
-Joder...-No sé la de veces que habré soltado maldiciones desde que estoy aquí, pero es que esto no es más que una serie de catastróficas desdichas. Salimos de un mal para meternos en otro peor. Puede que por el aspecto del monstruo, no sufro de los mismos reparos que antes a la hora de atacar. Sin embargo, esta vez lo que no sé es hacia dónde exactamente. Saco el carcaj, al que apenas le queda un puñado de flechas y decido comenzar con los bichos que lo sobrevuelan, dirigiendo las flechas que quedaban hacia ellos mediante hechizos de levitación e impulso.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Subterráneos
26/04/12, 11:40 pm
El Vlakai no nos dio demasiados problemas. Además Gael nos pidió que no le hiciésemos mucho daño, por lo que decidí permanecer al margen al ver que entre él y Giz lo tenían perfectamente controlado. El plan de Gael, el cual utilizó un hechizo nuevo para mí, funcionó sin problemas, aunque pude notar que mientras distraía al Vlakai se lo veía bastante agotado. Fui entonces consciente de mi propio cansancio. Habíamos corrido mucho, exigiendo bastante de nuestras piernas, y había pasado bastante tiempo en el aire utilizando mis plumas, moviéndome, lanzando tajos con la espada... Mantuve la mirada fija en los movientos de Gael y Giz con aire ausente y expresión seria. Estaba tratando de evitar pensar demasiado en lo que acababa de ocurrir, pero de vez en cuando apretaba fuertemente los puños porque el recuerdo, aplastantemente reciente, me atormentaba. Gael se hizo con el Vlakai y nos indicó que ya debíamos salir de allí. No me sentía con ganas de conversar, por lo que seguí a los demás por los túneles en silencio y con expresión sombría.
El destino no quería condecernos un respiro ni siquiera ahora. Era como si hubiese alguna entidad observando nuestros movimientos y que supiera que no deberíamos estar hoy aquí y trataba de impedir que saliésemos con vida. Lo primero fue la peste. Un olor nauseabundo que no se parecía a nada de lo que había olido jamás comenzó a penetrar en nuestras fosas nasales, siendo notado con gran desagrado por Giz en primer lugar. Pronto pudimos ser testigos de la procedencia del hedor. Un engendro. Enorme y de apariencia ignominisa. Todo en él despredía putefracción: su olor, su aspecto, su manera de arrastrarse por los túneles... Ocupando la mayor parte del espacio por donde pasaba. Era enorme y deforme. Unos moscardones desproporcionadamente grandes revoloteaban a su alrededor. Sentí unas fuertes náuseas según se acercaba y probablemente habría vomitado de no ser por el hechizo de olor de Giz. Y pánico. Un pánico arrollador como no había sentido hasta ahora, ni siquiera cuando el gusano nos persiguió. Con gran horror vemos como el ser comienza a acelerar en nuestra dirección. Estábamos demasiado cansados para correr... y para luchar. ¿Qué se supone que íbamos a hacer? Mi moral estaba por los suelos y provocaba que el agotamiento físico me resultase más evidente. Sin tiempo de pensar en nada más, vi como unos trozos de carne putrefacta salían despedidos hacia nosotros. Un trozo se carne de gran tamaño se precipitó muy cerca de mí... Iba en dirección a Alicia directamente. Esto consiguió hacerme reaccionar por fin.
-¡Alicia, cuidado! -grité mientras saltaba en su dirección y la empujaba unos metros para evitar el impacto. Los dos caímos hacia un lado. Ver a mi amiga en peligro me había despejado un poco. No podía quedarme parado. Me acerqué a Giz, que ya disparaba flechas al engendro y alcé el vuelo en un rápido aleteo.
-No estoy dispuesto a morir en este lugar.
Agotado como estaba, preparé unas cuantas plumas para lanzarlas. No tenía ninguna esperanza de que fuese a servir de algo, pero era mejor que permanecer paralizado en el sitio. Me detuve unos segundos para trazar la trayectoria de las plumas. Jadeando y con mucha más dificultad que antes hice que plumas de la espalda y brazos al mismo tiempo saliesen despedidas hacia arriba para luego lanzarles un hechizo de levitación e impulso. Hice que se juntasen todas en en el mismo punto y las impulsé lo más rápido que permitía el hechizo contra los ojos del engendro.
El destino no quería condecernos un respiro ni siquiera ahora. Era como si hubiese alguna entidad observando nuestros movimientos y que supiera que no deberíamos estar hoy aquí y trataba de impedir que saliésemos con vida. Lo primero fue la peste. Un olor nauseabundo que no se parecía a nada de lo que había olido jamás comenzó a penetrar en nuestras fosas nasales, siendo notado con gran desagrado por Giz en primer lugar. Pronto pudimos ser testigos de la procedencia del hedor. Un engendro. Enorme y de apariencia ignominisa. Todo en él despredía putefracción: su olor, su aspecto, su manera de arrastrarse por los túneles... Ocupando la mayor parte del espacio por donde pasaba. Era enorme y deforme. Unos moscardones desproporcionadamente grandes revoloteaban a su alrededor. Sentí unas fuertes náuseas según se acercaba y probablemente habría vomitado de no ser por el hechizo de olor de Giz. Y pánico. Un pánico arrollador como no había sentido hasta ahora, ni siquiera cuando el gusano nos persiguió. Con gran horror vemos como el ser comienza a acelerar en nuestra dirección. Estábamos demasiado cansados para correr... y para luchar. ¿Qué se supone que íbamos a hacer? Mi moral estaba por los suelos y provocaba que el agotamiento físico me resultase más evidente. Sin tiempo de pensar en nada más, vi como unos trozos de carne putrefacta salían despedidos hacia nosotros. Un trozo se carne de gran tamaño se precipitó muy cerca de mí... Iba en dirección a Alicia directamente. Esto consiguió hacerme reaccionar por fin.
-¡Alicia, cuidado! -grité mientras saltaba en su dirección y la empujaba unos metros para evitar el impacto. Los dos caímos hacia un lado. Ver a mi amiga en peligro me había despejado un poco. No podía quedarme parado. Me acerqué a Giz, que ya disparaba flechas al engendro y alcé el vuelo en un rápido aleteo.
-No estoy dispuesto a morir en este lugar.
Agotado como estaba, preparé unas cuantas plumas para lanzarlas. No tenía ninguna esperanza de que fuese a servir de algo, pero era mejor que permanecer paralizado en el sitio. Me detuve unos segundos para trazar la trayectoria de las plumas. Jadeando y con mucha más dificultad que antes hice que plumas de la espalda y brazos al mismo tiempo saliesen despedidas hacia arriba para luego lanzarles un hechizo de levitación e impulso. Hice que se juntasen todas en en el mismo punto y las impulsé lo más rápido que permitía el hechizo contra los ojos del engendro.
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