Capilla de los nombres

08/09/12, 12:00 am

Recuerdo del primer mensaje :

Capilla situada bajando la Senda de la Perdición, junto a la Iglesia de los Descreídos.
Tiene planta de octógono y está construida en algo que parece piedra arenisca pero que es muchísimo más duro. Es bastante espaciosa, como dos salones grandes. Tiene ocho columnas cubiertas de nombres y ocho pequeñas ventanas en lo alto de cada muro para iluminarla. Su tejado es una pirámide octogonal algo aplastada. La entrada es un arco tallado con suaves formas de un estilo que recuerda al renacentista.
En ella se encuentran registros de los nombres que los habitantes de Rocavarancolia han ido adoptando a lo largo de los siglos, junto a una breve descripción de su legado. Algunos trozos están emborronados con golpes de pico efectuados durante la Batalla de Rocavarancolia a manos de los enemigos de la ciudad. Borraron con especial afán los mundos vinculados de pertenencia de muchos transformados a los que consideraban indignos de ser de sus mismos planetas. Hay un trozo de la pared lleno de grietas radiales causadas colateralmente que impide leer bien los datos de algunos muertos recientes.

Inscripciones:

09/03/14, 09:28 pm

Guardaba silencio, no por ninguna razón en particular. Miraba con curiosidad indiferente a los participantes de las conversación. ¿Lo enterraría Ri? ¿Hablaría una vez enterrado? de poder hacerlo, dudaba que su aurva lo pusiese bajo tierra.
- Oh, no.- dijo a Lara sonriendo- es un lugar precioso, muy colorido. Con reyes en el norte y reyes en el sur. Y alta probabilidad de lluvia en esta época.

09/03/14, 10:44 pm

El aprendiz se sentia un poco raro, de estar explicandoles la cultura humana. Era tan ajena a él mismo, pero su concepto de civilización, ciudadano y la politica, les eran ajenos a aquellas personas. Casi, fue esa la confirmación para el chico que los demás venian de otros mundos. Más que sus costumbres o aspectos diferentes. Sino el desconocimiento total de la propia tierra, aunque, extraña para el aprendiz, lógica para los demás.
Escuchó lo que los demás tuvieron que decir de sus mundos. Nero parecia, por lo menos, sarcástico. No parecia querer hablar seriamente de su mundo. Aun habia muchas cosas que desconocia del chico y, sin duda, no hacia nada por cambiarlo. Y el aprendiz no tenia necesidad alguna de que la situación cambiase, aunque, sin embargo, le despertaba curiosidad por Ri. Y Keiria. Aunque de su mundo sabia de la crueldad y el rechazo que le tenian. Casi comenzó a mirar a la tierra con otros ojos.

Y el tiempo le llegó, casi obligado, a contestar al irrense. El tema no le interesaba tanto, asi que resumio su respuesta al máximo exponente.
-Antes habia reyes, emperadores y lideres religiosos esparcidos por el mundo. Ahora los sigue habiendo, pero son cada vez menos por suerte.-se relamió los labios, algo secos para seguir al explicación.-Ahora la mayoria de pueblos eligen sus lideres democráticamente. Y de todos, se puede decir que el que más pincha y corta en la asociacion de naciones, es el de Estados Unidos, la nación más "poderosa" y rica de todas. El presidente Obama, se llama. Un tipo majo. Seguia su twitter de vez en cuando, pero tampoco es que me interese mucho la politica, especialmente como es por donde vivi.-

La idea de hablar de Putin o del gobierno comunismo chino no era de los pasatiempos preferidos del chico, asi que dejó bajo tierra el asunto.

-Puede ser...-dijo sin concretar mucho para responder a Cio. Le costaba confesar que él mismo le tenia miedo a la muerte, un miedo terrible e irracional y aquello no era ni el momento, ni la situación adecuada de confesar aquella terrible debilidad propia.
Cio entonces señaló la segunda inscripción, inquiriendole con la mirada. El aprendiz se puso un poco tenso, pero acabo por contestar, casi por debajo de su aliento.
-Para mi.... Para cuando...-

No terminó.

Se acercó a la salida, arqueando el cuello, miró a los demás.
-Deberiamos seguir. Ya hemos visto todo aqui.-comentó, alicaido, antes de salir él mismo.

10/03/14, 01:16 am

Tanta información desconocida lo saturaba un poco, y daba gracias porque realmente solo se estuviese hablando de dos mundos. Miró a Nero de reojo cuando Lara lo incitó a hablar, y le extrañó la inclusión de la lluvia en la respuesta «este a su bola».
—Como en vuestros mundos no hay una tecnología tan desarrollada… supongo que no tenéis nada parecido al SGR. —Miró a Archi, por si quería seguir él, pero parecía que no—. A nosotros nos gobierna un ordenador, no sé si ya lo sabíais. Al final se parece a eso de tener un rey o un dictador, porque lo que decida no se cuestiona —explicó brevemente y se encogió de hombros. Dado que Archi nunca se mojaba en lo político, ya no se cortaba un pelo en decir lo que pensaba.

Consiguió por fin una respuesta por parte de Shaco sobre lo último que talló, pero este, esquivo, no terminó de explicarse. Aunque le entendió perfectamente. «¿Es que cree que va a morir?».
—¿Qué sentido tiene escribir aquí y ahora tu pseudoepitafio?
No consiguió respuesta, así que, resignado, se dirigió a la salida.

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10/03/14, 03:55 pm

Bajó del techo tan pronto como comenzaron a intercambiar información sobre sus mundos, y mostró especial interés en escuchar de cerca a cada uno de los que hablaban. De hecho se movía hacia el sonido, ya que prácticamente se plantaba en plena cara de la persona que estaba hablando en cada momento.
-Nosotros los usamos como fertilizante o productos industriales. Es la primera vez que oigo de entierros. La incineración me parece rara también, pero las cenizas también tienen utilidad si sabes cómo usarlas, supongo.

Respecto a las formas de gobierno había una sorprendente variedad, y si bien no todos los presentes dieron información útil sobre las mismas, no podía negarse que resultaba curioso ver como al final cada raza tenía su propio modo de ser prácticamente única.
-En nuestro mundo también hay varios modos, pero el más usado es el de los consejos. Creo que es una mezcla entre varias de las que habéis dicho. Los miembros son elegidos por votación, pero una vez elegidos su poder es absoluto hasta que se vota a unos nuevos. Además algunos solo pueden ser elegidos por los propios consejos. También se supone que hay un gobierno central que controla a todos los demás, pero en la práctica su influencia es casi nula.

Se le había ido la cabeza mientras hablaba, y cuando terminó miró a los presentes para darse cuenta de que estaba solo en el edificio. Los demás estaban marchándose en ese momento, y fue incapaz de decidir si le habían hecho caso o no. En cualquier caso tampoco le importaba.
-Oh vaya… ¡Esperadme!

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10/03/14, 05:35 pm

Archime volvió a escuchar en silencio las respuestas de sus compañeros y tomó nota mental de todo ello, aunque no se podía sacar demasiada información de la aportación de Nero. Con cada cosa que les contaban se reafirmaban sus suposiciones respecto a los diferentes mundos de los que provenían, aunque probablemente el que más le desconcertaba todavía era Dryfus. El planeta de origen del clinger parecía tener algunas características de sociedad avanzada pero casi todo evidenciaba que se trataba de una muy primitiva.
—La principal utilidad de la incineración reside en que el muerto no ocupa sitio ni presenta problemas de malos olores. Alguna gente tiene por costumbre guardar las cenizas de sus allegados, pero por lo general se desechan y se emplean en la composición de fertilizantes —le explicó a Xalkoth mientras encaminaba sus pasos fuera del edificio.

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25/03/14, 03:45 am

Quemaduras estaba encaramado a una de las columnas de la capilla, cotilleando curioso los nombres de los reyes y especulando acerca de lo que se sentiría al plantar el culo en el trono. Estaba seguro de que él era especial y, por tanto, que el trono no sería capaz de hacerle reventar. <<Soy de la mejor madera>> solía decirse. <<De la que no arde>>. Por supuesto, no tenía ninguna verdadera intención de confirmar su sangre real de momento; se conformaba con acercarse a la capilla a buscar inspiración para nuevos diseños de tatuajes. Su meta actual consistía en llegar al punto en el que su monedero fuera más grande que él y estaba seguro de estar en el camino correcto.

El repoblador de hojalata entró a la capilla mientras Quemaduras trataba de figurar cómo plasmar en un tatuaje tribal la imagen de un ángel negro volando en pedazos. El demonio de fuego observó con curiosidad aquel trasto volador. Sus ojos compuestos eran como dos pedazos de carbón recién encendidos y pegados a su cara. Dos trozos de carbón atentos que bailaban de una articulación a otra. <<Qué cacharro tan bonito>> halagó a quien quiera que fuese su fabricante.

El artefacto parecía haber ignorado la presencia de Quemaduras y había levitado directamente a una columna alejada. Se encaramó de la misma manera que el demonio de fuego lo hacía y fue descendiendo, mientras parecía leer los últimos nombres añadidos. La curiosidad de Quemaduras fue demasiado fuerte. Se aplicó un hechizo de levitación y se acercó justo al tiempo que el cacharro golpeaba la columna con dos de sus cuatro puños y empezaba a emitir un ruido horrible.

—¡Hola! —lo saludó con su mejor tono, quizás en el peor momento— ¿Estás bien? —La cabeza del muñeco giró hasta encararle. De cerca, Quemaduras apreciaba mejor los detalles del acero. Sin embargo, la falta de expresión del muñeco lo dejó confundido hasta que una voz le habló directamente a la cabeza. <<Cállate>> decía. <<Seguro que eres otro de esos complace-gigantes>> añadió. <<Estás aquí para asegurarte de que veo lo que han hecho, ¿verdad?>> le acabó acusando.

Quemaduras le dirigió entonces una mirada tierna, casi cálida. <<Ha perdido a alguien>> fue lo que entendió de todo aquel barullo de amenazas y sentencias firmes. ¿Pero qué motivo le había hecho enfadar? ¿No habrían honrado lo suficiente su memoria? Se acercó aún más hasta los grabados y dejó pasar un largo silencio lleno de connotaciones: ”Siento tu pérdida”, decía callando. “Seguro que no ha sido agradable”, añadía por experiencia. “Pero yo no tengo la culpa” se quejaba con la mirada.

—¿Cuál es su nombre?—acabó preguntando en voz alta.

Pasaron un par de segundos más antes de que recibiera una respuesta. Pero, para su sorpresa, esta vez la voz telepática no le martilló la mente. Sonó como una caricia involuntaria.

>>Dama Hálito. Se llamaba dama Hálito. Fue la demiurga que construyó esto.

De repente, Quemaduras entendía muchas cosas.

—¿Y cuál es tu nombre?

23/05/14, 02:07 am

Durante el desayuno se discutieron los posibles destinos de la salida aprovechándola para ayudar de paso al aprendiz con lo de sus recuerdos. Perderían de ver más zonas nuevas pero, por otro lado, solo irían por lugares relativamente seguros, o al menos tanteados previamente. Echando mano de la memoria y un poco del mapa, lograron llegar a aquel edificio donde el humano se había hecho un adelanto de epitafio. Al entrar, seguía tan vacío como siempre.
―Lo escribiste… por aquella zona ―le dijo, señalando vagamente al lugar que recordaba―. Fue la primera vez que te describiste como “aprendiz”, ahora que lo pienso. Pero, en serio, como nombre es una birria ―añadió, más serio de lo que cabía esperar para una broma. Eso se debía a que, de hecho, le parecía que el chico necesitaba encontrar algo mejor, «algo más como un nombre».
Después recordó, de pronto, que también había una inscripción para Taro. Se preguntó qué opinaría el carabés de las palabras tan poco serias, por no decir otra cosa, que había escogido el aprendiz en su momento.

23/05/14, 02:39 pm

Le habían hablado de aquel lugar, pero no habían vuelto a pasar por allí en ninguna de las salidas a las que el carabés había acudido en esos meses. En consecuencia a Taro le pareció bien cuando se optó por la capilla como destino: independientemente de lo que fuesen a hacer allí él quería explorar, y al fin y al cabo para él aquél era un sitio nuevo.

No reconoció la zona a la que Cío les guió, pero sí le inquietó darse cuenta de que estaba localizada considerablemente al norte. En consecuencia para cuando entraron en el edificio estaba distraído y tardó en fijarse mejor en lo que tenía delante.
La primera impresión fue un dejá vù: el de estar mirando en la pantalla de un ordenador las clasificaciones semanales. La segunda fue la de encontrarse en el registro civil menos eficaz del universo conocido.
"No veo las puntuaciones", fue lo primero que pensó, bufando luego para recriminarse su estupidez. Claro que no las había: en aquel lugar no las usaban.
Pero sí había nombres, muchos nombres, y aquello había sido lo que le había llevado a error. Taro se acercó inmediatamente a curiosear separándose del resto del grupo, constatando que al lado de ellos no había números sino descripciones deslavazadas.

"Todos muertos", se dio cuenta. Y casi todos de forma horrible. Se le pusieron los pelos de punta con la descripción asignada a un tal Maryalé: eran exactamente el tipo de razones escabrosas por las que en Carabás era ilegal practicar la nigromancia. Tuvo que leer más de una vez la descripción de Radibinarantoré, no sólo por el nombre. "¡¿Quince veces?!"
Dio vueltas entre las columnatas, cotilleando. Había muchas referencias a "brujos", nombre que en Carabás no les gustaba por las connotaciones negativas que había tenido en su momento: el término correcto era hechicero. Sin embargo Lara ya había hecho referencia a que en aquel lugar parecían entenderlos como otra cosa, y Taro renunció a buscarles más sentido dado el carácter deshilvanado de las anotaciones.

A algunos nombres no llegaba, y a partir de cierto punto empezó a plantearse trepar alguna columna.

23/05/14, 03:35 pm

Aprendiz

De nuevo volvieron al norte de la ciudad y buscaron la tal Capilla de los Nombres. No parecia un lugar peligroso, pero la idea que él mismo hubiera escrito su epitafio le era del todo siniestra. Pero sin duda le pareció buena idea ir a comporbarlo.
No tardó en averiguar de que se trataba. Una sala enorme con columnas y, nombres, mejor dicho, listas de nombres, apilados unos tras otros. Leerlos todos le daba dolor de cabeza, pues eran tan confusos y planteaban tantas preguntas que la imaginación del chico se disparaba y no podia evitar memorizar los más curiosos.
Pero pronto se dió cuenta que no estaba ahí para divertirse. Sacó el colgante de la mano de mono y fue registrando las listas, siguiendo las direcciones de Cio. Las pulsaciones aumentaban a ratos y luego disminuian. El nombre deberia estar escrito en alguna parte.

Finalmente lo encontró. No le costó mucho, pues las letras brillaban con un aura dorada inconfundible. Parecia que ninguno de los demás era capaz de verlas, con lo que brillaban.

>> Una de dos, o es lo que busco o voy a invocar a Solaire, lo cual nos vendria bien tambien.

Y a continuación esbozó la postura de "Alabado sea el Sol" unos segundos antes de agacharse a leer lo escrito. Parecia haber sido escrito con algo afilado que habia ido perdiendo el filo a medida que se escribian. Se preguntó que podria haber usado, sobretodo para que brillase así, pero no se lo planteó mucho, pues se centró en leer lo que ponian, sin posponerlo más.

"Taro: querido amigo de pocas palabras, baja autoestima y movimientos chulos y ágiles"
"___________ : Aprendiz del Estilo del Mono Sun Wukong. Soñaba con ser cosmonauta."

Y al instante, sintió verguenza por haber escrito aquello. ¿Quién seria Taro? La mano de mono vibraba con intensidad y ahí agachado, estiró el brazo para tocar la inscriptura, mientras alzaba la voz para los demás.
-¡Lo he enc-

Pronto volvia a sacudirse su cuerpo mientras los recuerdos volvian a entrar en su cuerpo. Empezó repasando la escena en el armario y el disparo, un hombre sentado con las piernas cruzadas ni se inmutaba mientra unos soldados le daban una paliza de muerte, una mujer llorando junto a su bebe mientras leia una carta, luego la muerte de las crias de Lara, en orden inverso, la muerte de un tal Baurus, la noticia de la muerte de una chica mona en letargo, dicha por otra chica, de aspecto felino y, por último, Taro. Se acordó de Taro. Ese era su nombre. Esa era su inscripción.
Recordó el tiempo que pasaron juntos, la cierta complicidad que tenian y cuando entrenaban, a veces con Ri. En definitiva era una figura amigable para él. De pronto, recordó de su desaparición. Del ambiente que creó en torreón de como él no se acordaba en ningun momento de nada. De la angustia que pasó cuando salia a buscarle. Como pasaron las semanas, llegaron los meses y su férrea voluntad que le decia que seguia vivo fue desvaneciendose, a la vez que, como un cancer, su esperanza se marchitaba. Lágrimas vinieron a los ojos del aprendiz en este momento. Estaba recordando la total desesperación que es perder a alguien querido. Recordó que la herida empezó a cicatrizar a partir del momento que habia inscrito ambos epitafios.
Fue la única manera de empezar a sanar su pérdida. Pero... aquello no tenia sentido... Taro estaba vivo.

Las letras habian desaparecido entonces. Con la cabeza mareada, se incorporó, llorando sendos lagrimones y miró en varias direcciones buscando a alguien con la mirada. Y, cuando lo hizo esprintó hacia él y le estrechó en un fuerte abrazo, ahora sollozando sonoramente.
-¡Estas vivo! ¡Estas vivo!-chilló al oido de Taro.-¡Por todos los cielos! ¡Estas vivo!-entonces le levantó y le sacudió en el aire mientras no paraba de llorar de alegria.

24/05/14, 01:28 am

El carabés había sucumbido a la tentación y aprovechando que los demás cuchicheaban se encaramó a una columna inadvertidamente para leer mejor algunos nombres. Allí se había puesto a contar, y había acabado por llegar a la conclusión de que unos sujetos denominados ángeles negros parecían compartir una insana afición por subirse a tronos asesinos. De momento había contado cinco.

Acababa de bajar y estaba recuperando el aliento cuando recibió un abrazo, o más bien un placaje. A Taro se le escapó un taco por la sorpresa.
-¡¿No me diga...?!- empezó a exclamar imitando con histrionismo el tono de su interlocutor cuando registró quién era y que estaba llorando. Le entró el pánico-. ¿Qué, qué pasa, qué?

Iba a mirar alarmado al grupo que aguardaba más allá, sin entender nada, cuando fue levantado en volandas. En cuanto sintió que sus pies dejaban de tocar el suelo Taro empezó a protestar inmediatamente. Los improperios se oían por toda la capilla.
-¿Qué haces? ¡Quita! ¡Bájame!- bufaba-. ¡Qué bochorno, tío!

En cuanto consiguió separarse y volver a tocar suelo le miró con cautela, imaginándose qué había pasado.
-Sí, sí. Que... no me he muerto y eso- dijo, metiéndose las manos en los bolsillos-. ¿Te has acordado ya o qué?
Le resultaba un poco extraño participar en aquella escena dos meses después de haber vuelto realmente. Le dio unas palmaditas en la espalda al aprendiz al principio, un poco perdido. Sin embargo luego se le escapó una carcajada incrédula, que fue haciéndose más y más incontrolada hasta desembocar en una risa floja tan tremenda que empezó a dolerle el estómago. Esta vez el abrazo se lo dio él con un par de palmadas más calurosas en la espalda, aunque fue breve.

24/05/14, 01:48 am

Nunca se reconocería asi misma que, pese a haberse decidido a desvincularse del humano, si había decidido continuar con la salida era para asegurarse de que no le pasaba nada malo. Para estar alli, porque no estaba acostumbrada a delegar cosas a nadie y a su pesar, era dificil borrar el apego sin más.
La escena de Taro fue como una bofetada. Estaba ahi, viendo a uno llorar de alegría y al otro tratando de zafarse avergonzado y le supo agrio. Eso tendría que haber pasado hacía meses. No quería que les recordase. No podía fingir la muerte de alguien que volvía poco a poco. Y la amenaza de que siempre fuese tan inestable le imposibilitaba aceptarlo sin más. La amargura tomó tintes de ira. Le consumió la rabia. No podía relajarse nunca, no podía coger aprecio a nadie sin la posiblidad de perderlo pendiendo sobre sus cabezas. Y aun asi, la ciudad jugaba con ella. Le daba y quitaba las cosas, y concebia falsas esperanzas vanas, y abandonaba cosas que iban a solucionarse. Con un gesto brusco, aunque ninguno facial, salió de la capilla con un portazo.

24/05/14, 03:07 am

Cío no tenía mucho que hacer mientras el aprendiz buscaba y Taro curioseaba. Ri tampoco hizo nada, pero no tenía pinta de buscar una conversación precisamente. Se desvió poco a poco hacia las inscripciones y se acercó a donde estaba el humano, por si era de ayuda para encontrar la que él había dejado. Juraría haber pasado por donde estaba sin verla y, unos segundos después, el aprendiz la encontró. Aunque él, por mucho que mirara, no veía nada. Pero no le dio tiempo a hacer ni un solo comentario acerca de lo tocado de la cabeza que estaba el chaval, porque entró en algún tipo de crisis y le preocupó que acabara con la misma debilidad que la última vez. Pero esa vez pareció durar menos o, como mínimo, no afectarle físicamente. Además, también recordó, al menos a Taro, porque la escenita que montó a continuación fue bastante ridícula. Ver a Taro resistiéndose le hizo soltar alguna que otra carcajada. Lo que no se esperaba fue que el carabés entrara al juego una vez se lo hubiera pensado mejor o se hubiese vuelto finalmente tarumba, lo que quiera que hubiese sido de ambas opciones. Sin embargo, lo que tenía delante era, de alguna manera, una escena amable, algo que hacía meses que era escaso por el torreón, y aún sonreía sin darse cuenta cuando escuchó el portazo de Ri. Por lo general, le costaba comprender qué la mantenía enfurruñada, y aunque era más o menos consciente de su rechazo por el aprendiz, no era capaz de entender a qué había venido ese gesto. A fin de cuentas, nadie la había obligado a acompañarlos.
―No la entiendo ―murmuró mientras se acercaba a los otros dos. Pero, de todas formas, no estaban allí precisamente para hablar de ella, así que se dirigió al aprendiz a continuación―. ¿Qué más has recordado?
Si de él dependía, viendo que la búsqueda daba, por increíble que pareciese, sus frutos, propondría visitar algún lugar más antes de regresar al torreón. «A menos que a la fiera le de un mal si vuelve a armar este otra escena».

24/05/14, 04:13 am

Aprendiz

A medida que le sacudia, el aprendiz rompia en carcajadas de felicidad, ignorando abiertamente su petición de bajarle en una primera instancia. Cuando lo creyó oportuno le devolvió al suelo, todavia llorando pero con una estúpida sonrisa formandose en su cara. Se limpió las lágrimas con la manga.
-Di.-respondió asintiendo fugazmente, con la voz tomada por la emoción mientras lloraba intensamente.

Sin embargo la emotiva respuesta que fue más alla de las palmadas en la espalda al abrazo. Al principio, aunque le pilló algo desprevenido, el ruso no era ningun extraño a aquellas muestras de afecto, tan solo no con sus compañeros de torreón. El sentirse correspondido en aquella medida le hizo sentirse estúpidamente cómodo con el grupo de nuevo, aun a falta de recordar a muchos.

>>No homo, bro... No, espera... ¡TODO EL HOMO POSIBLE!

Devolvió el gesto al carabés y le sonrió al separarse, alzando ambos pulgares.
-Poco a poco. ¡Lo voy consiguiendo!-exclamó con una risilla.

Y entonces se escuchó un portazo. El aprendiz se giró alarmado y observó como quien faltaba era la sinhadre y, entonces su gesto, se volvió un tanto sombrio. Era consciente de que la chica le estaba evitando y, aunque la recordaba ahora, no se atrevia a hacer ningun movimiento. En su manera de pensar, el chico creia que le guardaba resentimiento por los dos meses desaparecido en los que Jack tomó el control. Sabia que ya habia intentado compensarle la última vez que otro habia tomado su cuerpo, pero sentia que aquella vez no iba a funcionar y, ante tal impotencia, no hacia nada. Dejaba que la sinhadre le odiase. Y, hasta cierto punto, comenzó a odiarse a si mismo tambien.

Cio rompió el mal rollo preguntandole sobre que habia recordado.
-He... recordado a los muertos... Exactamente, personas que han muerto y o se me ha notificado su muerte o bien ha sido presencial... Estaban las crias de Lara, de nuevo, estaba Baurus, estaba... la chica de letargo que murió tambien... Pero habia un hombre... le estaban dando una paliza y-y... M-Mi madre...-dijo, mientras su voz moria. La mirada se dirigió en el suelo, y el aprendiz guardó silencio.
Su felicidad habia sido cruelmente mutilada de él.

24/05/14, 05:09 pm

El portazo le sobresaltó y un rápido vistazo alrededor le permitió detectar la cabeza albina que faltaba. Se sintió un poco culpable, recordando la conversación que había tenido con la sinhadre el día anterior y la respuesta que él mismo había dado. Taro había tenido realmente la intención de mantener las distancias dado el nuevo panorama, pero el que el ruso hubiese empezado efectivamente a recordar había sido un giro que no se había esperado. Y el carabés vivía en el presente, improvisando.

Vaciló antes de responder a Cío, calibrando si debía mencionar algo de la conversación del día anterior. Decidió que no.
-Le ha echado de menos- murmuró, más para que el aprendiz lo oyera-. Y esto de que recuerde de repente es muy raro, debe estar confusa. Creo- añadió. Ri era considerablemente hermética para lo que quería, y en realidad no tenía mucha idea-. Deberíamos ir saliendo ya de todas formas.
No se sentía tranquilo dejando a nadie fuera de la vista del grupo por la zona norte. Inconscientemente empezó a cambiar de postura en el sitio, inquieto por salir.

Le sorprendió saber que el aprendiz conocía a su madre. "Verla" parecía haberle afectado mucho emocionalmente, así que el carabés no supo qué decir: aquel tipo de vínculo familiar le era terreno desconocido. Si al ruso le apetecía desahogarse en algún momento a Taro no le importaría prestar oído, pero no podía ofrecer ninguna palabra de consuelo en ese momento ni tampoco se le ocurría ninguna forma de hacérselo saber sin sonar fuera de lugar en el silencio ominoso que se había instalado.
Tampoco le hizo ninguna gracia contarse entre la lista de muertos, aunque fuese de forma aparente, y eso mismo le hizo preguntarse cuál había sido exactamente el detonante de que el aprendiz hubiese vuelto a recordar.
-La otra vez que recordaste fue cuando tocaste el bo- apuntó con cautela, tratando de desviar la conversación de aquel tema tan sombrío porque no se le ocurría qué otra cosa hacer-. Dijisteis que había algo escrito por aquí, ¿no? ¿Dónde está?

24/05/14, 08:37 pm

Aprendiz

El joven ruso no se habia parado a contemplar otras posiblidades, como la que sugeria el carabés, pero por dentro, sentia que estaba en lo cierto: Que la sinhadre no querria saber nada de él.
-Puede ser... No se...-dijo encogiendose de hombros.

Entonces Taro paso a preguntarle sobre la escritura.
-¡A-Ah!-exclamó, buscandolo con la mirada, palpando la piedra.-Pues estaba por aquí...-dijo señalando un area en blanco.-Alguien lo habia escrito con Saponita Naranja... Creo... Por eso ha debido desaparecer.-intentó razonar el porque habia desaparecido y coló una risa nerviosa, poco sincera.-Pero solo eran tonterias...-añadió.

24/05/14, 09:01 pm

No dijo nada al escuchar los recuerdos recuperados. Era un avance, pero también era extraño que estuviesen volviendo recuerdos anteriores a la ciudad mediante sucesos en esta. Más que recuerdos, parecían traumas pero, a lo mejor, ni siquiera eran recuerdos reales, sino imágenes confusas, mezcladas o inventadas. No descartaba nada, pero tampoco negaba su veracidad por ello.

Escuchó también las palabras de Taro sobre Ri, y esa vez sí respondió, un escueto «supongo». Dolida o no, no hacía falta dar portazos. Creía que ya saldrían, pero como el carabés hizo una última pregunta, añadió algo más a lo dicho por el aprendiz.
―Seguro que dice eso porque antes que su nombre estaba el tuyo. No era la mejor esquela del mundo, pero fue un detalle ―dijo con una media sonrisa. En parte le hacía gracia, porque ahora podían hablar como si cualquier cosa con el muerto que, prácticamente, habían terminado de dar por tal en aquel mismo lugar, cuando todos perdieron la esperanza―. Oíd… ¿y si… y si la piedra está encantada o alguna pollada así y solo no se borran los nombres de los muertos? ―Era bastante raro en él llegar a conclusiones tan absurdas, pero la magia también lo era y empezaba a acostumbrarse demasiado a su presencia.

24/05/14, 11:58 pm

-No- respondió categóricamente a la pregunta de Cío. Sus compañeros tenían concepciones muy raras de la magia-. La piedra no puede saber sola quién se muere y quién no, ni cuáles son sus nombres. Habría que vincular a cada persona, una por una, con el encantamiento que hubieran instalado aquí, y haberle programado el nombre que se inscribiría cuando muriese la persona. Y la descripción ya ni te cuento- negó con la cabeza-. Esto lo limpia alguien. Que sea con magia es otra cosa, pero el que lleva la cuenta es una persona. Lo otro es posible, pero es un auténtico coñazo. Y dudo que aquí sean tan organizados como para registrar a todos los habitantes, como en mi mundo.

Taro miró atentamente la parte de la pared que señalaba el aprendiz, no viendo nada. Al contrario que los demás no le extrañó nada que hubiese desaparecido la inscripción: con un hechizo de moldear materia una pared podía quedar como nueva.
-¿Ah, sí?- frunció el ceño cuando Cío le contó que su nombre también estaba allí. Se agachó a la altura que le habían enseñado-. ¿Por aquí más o menos?- preguntó tanteando aquel lugar de la pared, y se lo quedó mirando meditabundo ante la respuesta afirmativa.

Sin previo aviso hurgó en uno de los cierres de su cinto que sujetaba un puñal, y empezó a rajar con él la pared a conciencia. De un lado a otro, asegurándose de que el sonido chirriante que retumbaba por las paredes de la capilla significaba que la hoja estaba dejando marca. El proceso se extendió durante cerca de un minuto, y cuando finalizó ambas incripciones en la pared, de seguir ahí, habrían quedado ilegibles por completo.

Se guardó el puñal en su lugar y acto seguido se levantó, sin darle más vueltas a lo que acababa de hacer.
-No estoy muerto- declaró mientras se incorporaba. Después centró la mirada brevemente en el aprendiz antes de en la puerta-. Y tú tampoco. Vámonos.

Sigue en el Torreón Maciel.

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