Plaza de la Fuente
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Rocavarancolia Rol
74 participantes
- Rocavarancolia Rol
Plaza de la Fuente
02/08/11, 06:49 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Es una plaza amplia y rectangular con un monumento en el centro, una fuente formada por serpientes entrelazadas de cuyas bocas sale el chorro que llenaba la pila.
- Seth
Ficha de cosechado
Nombre: Connor
Especie: Humano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad, rapidez mental
Re: Plaza de la Fuente
09/04/19, 12:28 am
Maila agradecía el contacto de la francesa, la consolaba y le hacía sentir menos sola. Más humana. En ese momento para la chica no estaban en aquella ciudad, engañadas y obligadas a sobrevivir en ese sitio. Para Maila era como si estuvieran en el faro, o al menos eso es lo que se intentaba imaginar.
Sin embargo Fleur no fue capaz de responderle a su comentario, y ese hecho hizo que la hawaiana se sintiera peor y volviera a la realidad.<<Quizá también piense que soy horrible>> Surgió de su cabeza de forma dolorosa. No dio tiempo a mucho más, un par de gritos alarmantes separó aquel abrazo lleno de desesperación para centrarlas en algo mucho más problemático. Dos seres se estaban enfrentando con garras, dientes e incluso cuchillos. Uno era una especie de criatura con escamas rojas mientras que el otro se asemejaba a una tortuga. Maila dio unos cuantos pasos hacia atrás de manera inconsciente, con los ojos muy abiertos y sin poder dejar de mirar la pelea por mucho que quisiera apartar la mirada. El shock de la situación no le dejaba hacer otra cosa salvo observar con el pulso acelerado.
Al final el reptil se proclamó vencedor, con la tortuga humanoide hecha un destrozo sangrante. La imagen del monstruo hecho papilla y el reptil con intenciones de seguir la matanza fue el toque de salida para muchos de allí. Maila salió del shock moviendo varias veces la cabeza, como si quisiera quitarse aquella espantosa visión. <<¡JODER JODER JODER>> Dijo su mente asustada en bucle.
La humana agarró con fuerza la muñeca de Fleur, y con el corazón en la boca y sudando como nunca antes echó a correr. O al menos lo intentó, la francesa cayó de bruces en el suelo y eso le hizo pensar que el reptil iría a por ellas. <<¡Me cago en todo!>> Se quejó para sí misma mientras la ayudaba a levantarse. Juntas empezaron a huir, aunque sin ir de la mano ya que era más práctico.
-¡Estoy contigo, Fleur! ¡Si- sigue corriendo!-. La hawaiana se mantuvo al ritmo de la francesa para no dejarla sola echando a mirar de vez en cuando hacia atrás. A su alrededor había más personas y todas corrían en la misma dirección, mientras calles y casas se quedaban atrás. Maila intentaba controlar la respiración como podía mientras ponía toda la distancia posible entre aquella criatura y ellas.
Sin embargo Fleur no fue capaz de responderle a su comentario, y ese hecho hizo que la hawaiana se sintiera peor y volviera a la realidad.<<Quizá también piense que soy horrible>> Surgió de su cabeza de forma dolorosa. No dio tiempo a mucho más, un par de gritos alarmantes separó aquel abrazo lleno de desesperación para centrarlas en algo mucho más problemático. Dos seres se estaban enfrentando con garras, dientes e incluso cuchillos. Uno era una especie de criatura con escamas rojas mientras que el otro se asemejaba a una tortuga. Maila dio unos cuantos pasos hacia atrás de manera inconsciente, con los ojos muy abiertos y sin poder dejar de mirar la pelea por mucho que quisiera apartar la mirada. El shock de la situación no le dejaba hacer otra cosa salvo observar con el pulso acelerado.
Al final el reptil se proclamó vencedor, con la tortuga humanoide hecha un destrozo sangrante. La imagen del monstruo hecho papilla y el reptil con intenciones de seguir la matanza fue el toque de salida para muchos de allí. Maila salió del shock moviendo varias veces la cabeza, como si quisiera quitarse aquella espantosa visión. <<¡JODER JODER JODER>> Dijo su mente asustada en bucle.
La humana agarró con fuerza la muñeca de Fleur, y con el corazón en la boca y sudando como nunca antes echó a correr. O al menos lo intentó, la francesa cayó de bruces en el suelo y eso le hizo pensar que el reptil iría a por ellas. <<¡Me cago en todo!>> Se quejó para sí misma mientras la ayudaba a levantarse. Juntas empezaron a huir, aunque sin ir de la mano ya que era más práctico.
-¡Estoy contigo, Fleur! ¡Si- sigue corriendo!-. La hawaiana se mantuvo al ritmo de la francesa para no dejarla sola echando a mirar de vez en cuando hacia atrás. A su alrededor había más personas y todas corrían en la misma dirección, mientras calles y casas se quedaban atrás. Maila intentaba controlar la respiración como podía mientras ponía toda la distancia posible entre aquella criatura y ellas.
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tiene
Re: Plaza de la Fuente
09/04/19, 12:51 am
Qwara se mordió el labio pensativa mientras sopesaba la idea de acercarse a algún grupo de personas para poner ideas en común, pero antes de que se decidiera a hacerlo varios sucesos en cadena atraparon toda su atención. El primero fue la salpicadura roja que entró en su campo de visión y el segundo el grito del desgraciado al que una enorme tortuga acaba de apuñalar.
—¿Q... ? —se le escapó antes de que se tapara la boca con las manos, mirando por encima de sus dedos con expresión de horror la escena dantesca que se estaba poniendo en marcha.
La sudafricana se quedó paralizada durante los primeros instantes de la pelea, incapaz de reaccionar ante el enfrentamiento de aquellos dos reptiles porque el miedo la mantenía clavada al suelo. En el fondo sabia que tenía que salir de allí cuanto antes, que su vida peligraba y que no podía hacer nada por las personas que estaban resultando heridas, pero sus piernas no le respondían. Hizo falta que una especie de maniquí andante pasara a su lado a toda velocidad para que el tiempo volviera a correr para la morena.
Dejando escapar todo el aire que había estado reteniendo inconscientemente, Qwara se dio la vuelta y salió tras el krabeliense con la cabeza gacha, negándose a mirar atrás mientras sus zapatillas golpeaban el pavimento con ligereza una vez más. Los sonidos que llegaban de la plaza eran horribles y le helaban la sangre, pero pronto el viento en sus oídos los silenció y todo se redujo a el calor de la carrera. «Más rápido, más rápido, más rápido...» se repetía una y otra vez, tratando de no pensar en lo que acababa de ocurrir para que el miedo no volviera a paralizarla mientras apretaba el paso.
No era la única que había seguido al maniquí, pues percibió que un nutrido grupo de personas la seguía de cerca, pero la velocidad de la sudafricana la situó pronto a la altura de Pefka y acabó rebasándolo. No bajó el ritmo, sin embargo, aunque inconscientemente si mantuvo a los demás a la vista en todo momento, pues estaba claro que para sobrevivir en aquella ciudad se iban a necesitar los unos a los otros.
—¿Q... ? —se le escapó antes de que se tapara la boca con las manos, mirando por encima de sus dedos con expresión de horror la escena dantesca que se estaba poniendo en marcha.
La sudafricana se quedó paralizada durante los primeros instantes de la pelea, incapaz de reaccionar ante el enfrentamiento de aquellos dos reptiles porque el miedo la mantenía clavada al suelo. En el fondo sabia que tenía que salir de allí cuanto antes, que su vida peligraba y que no podía hacer nada por las personas que estaban resultando heridas, pero sus piernas no le respondían. Hizo falta que una especie de maniquí andante pasara a su lado a toda velocidad para que el tiempo volviera a correr para la morena.
Dejando escapar todo el aire que había estado reteniendo inconscientemente, Qwara se dio la vuelta y salió tras el krabeliense con la cabeza gacha, negándose a mirar atrás mientras sus zapatillas golpeaban el pavimento con ligereza una vez más. Los sonidos que llegaban de la plaza eran horribles y le helaban la sangre, pero pronto el viento en sus oídos los silenció y todo se redujo a el calor de la carrera. «Más rápido, más rápido, más rápido...» se repetía una y otra vez, tratando de no pensar en lo que acababa de ocurrir para que el miedo no volviera a paralizarla mientras apretaba el paso.
No era la única que había seguido al maniquí, pues percibió que un nutrido grupo de personas la seguía de cerca, pero la velocidad de la sudafricana la situó pronto a la altura de Pefka y acabó rebasándolo. No bajó el ritmo, sin embargo, aunque inconscientemente si mantuvo a los demás a la vista en todo momento, pues estaba claro que para sobrevivir en aquella ciudad se iban a necesitar los unos a los otros.
- Reifon
Ficha de cosechado
Nombre: Nery´s
Especie: Frivy
Habilidades: Velocidad, agilidad, resistencia.
Re: Plaza de la Fuente
09/04/19, 03:32 am
No hubo una respuesta clara a su pregunta, todos los elegidos a su alrededor incluyendo los dos pequeños no parecían muy seguros de a donde ir y no les culpaba, ¿cómo se supone que iban a encontrar los refugios si no sabían cómo eran? ¿Y las bañeras? ¿Cuantas más haya más cerca la comida o cómo funcionaba eso?
Estaba a punto de subirse a la fuente a liderar un poco aquel desorden cuando gracias a su altura, y por desgracia, tuvo visión directa de como alguien era apuñalado sin ninguna razón aparente ni oportunidad a hacer nada. Se quedó completamente en shock observando la escena, los gritos cercanos empezaron a fusionarse en uno solo, la sangre de aquel pobre alma se empezó a volver negra... Por suerte el chico gris tiró de él antes de que le diera un ataque y le permitió reaccionar. Toda esa felicidad, toda esa emoción, todo se había esfumado en ese instante, ni siquiera sentía miedo pues simplemente no podía asimilar que algo así acabara de ocurrir así sin más, tan visceral y repentino. Siguió una vez más a los dos pequeños corriendo, ni más ni menos que a su paso incapaz de pensar en nada y completamente abrumado.
Un pequeño grito de pena y desesperación se coló entre todo el ruido e hizo girar su cabeza. Aquellas palabras y aquella apariencia trajeron de vuelta uno de sus más dolorosos recuerdos.
Aery´s.
Nery´s despertó ya consciente de todo aquel horror. Clavó su pierna en el suelo para frenar como si fuera una viga y se deshizo del agarre.
-¡ULTRACORRED A UN REFUGIO YA NOS VEREMOS! -Les dijo a los pequeños y acto seguido echó a correr en dirección a aquella pequeña. Ver a alguien ayudándola le alivió pero no disminuyo nada la velocidad pues aquella demente situación no permitía flojear. Todo su cuerpo se encontraba ya a un nivel olímpico tras todos estos años de entrenamiento así que tardo escasos segundos en alcanzar a la pareja frenando el paso detrás de ellas. No era Aery´s, era imposible que lo fuera y él lo sabía de sobra. Aún así...
Corriendo detrás de ellas a su ritmo su tono era de máxima preocupación y urgencia.
-¿Superestáis bien?- Preguntó antes de centrarse en la que se parecía demasiado a su hermana. -¿Hipernecesitas que te lleve?
Estaba a punto de subirse a la fuente a liderar un poco aquel desorden cuando gracias a su altura, y por desgracia, tuvo visión directa de como alguien era apuñalado sin ninguna razón aparente ni oportunidad a hacer nada. Se quedó completamente en shock observando la escena, los gritos cercanos empezaron a fusionarse en uno solo, la sangre de aquel pobre alma se empezó a volver negra... Por suerte el chico gris tiró de él antes de que le diera un ataque y le permitió reaccionar. Toda esa felicidad, toda esa emoción, todo se había esfumado en ese instante, ni siquiera sentía miedo pues simplemente no podía asimilar que algo así acabara de ocurrir así sin más, tan visceral y repentino. Siguió una vez más a los dos pequeños corriendo, ni más ni menos que a su paso incapaz de pensar en nada y completamente abrumado.
Un pequeño grito de pena y desesperación se coló entre todo el ruido e hizo girar su cabeza. Aquellas palabras y aquella apariencia trajeron de vuelta uno de sus más dolorosos recuerdos.
No me dejes sola.
Aery´s.
Nery´s despertó ya consciente de todo aquel horror. Clavó su pierna en el suelo para frenar como si fuera una viga y se deshizo del agarre.
-¡ULTRACORRED A UN REFUGIO YA NOS VEREMOS! -Les dijo a los pequeños y acto seguido echó a correr en dirección a aquella pequeña. Ver a alguien ayudándola le alivió pero no disminuyo nada la velocidad pues aquella demente situación no permitía flojear. Todo su cuerpo se encontraba ya a un nivel olímpico tras todos estos años de entrenamiento así que tardo escasos segundos en alcanzar a la pareja frenando el paso detrás de ellas. No era Aery´s, era imposible que lo fuera y él lo sabía de sobra. Aún así...
Corriendo detrás de ellas a su ritmo su tono era de máxima preocupación y urgencia.
-¿Superestáis bien?- Preguntó antes de centrarse en la que se parecía demasiado a su hermana. -¿Hipernecesitas que te lleve?
- Lops
Ficha de cosechado
Nombre: Kradko
Especie: Clinger de la sociedad nómada
Habilidades: Agilidad, oído musical, habilidad manual
Re: Plaza de la Fuente
09/04/19, 02:59 pm
Kradko tenía tantas preguntas para Lethe como peces pensaba comerse aquel día para cenar (y tenía muchísima hambre, así que no iban a ser pocos). Estas cuestiones empezaban por lo que sea que hubieran dicho los que estaban el barco volador, y acababan por la más importante: «¿cuándo nos dan la comida?».
Sin embargo, su riada de preguntas se vio interrumpida por una escena que parecía sacada de las peores pesadillas de cualquier clinger o enderth que se preciara, niño o adulto. En el instante en que vio el primero de los reptiles, supo que algo malo iba a pasar. No hacía falta poseer una mente prodigiosa ni entender lo que gritaba el monstruoso ser para que un nativo de Dryfus comprendiera que los reptiles matan, especialmente los grandes. Y aquel, así como el que le atacó a continuación, era grande como un caballo (en el supuesto de que supiera lo que es un caballo).
Respondiendo con celeridad a sus instintos más básicos de supervivencia, casi salió disparada casi antes de que Lethe se lo dijera. No le costó nada a la enderth, por eso, adelantarla y prácticamente llevarla de la mano. Kradko siempre se había preciado de ser una niña rápida, pero nada podía hacer cuando las piernas de la otra corredora eran aproximadamente 1,4142 veces la medida de las suyas. Prefirió no imaginar qué velocidad podían alcanzar los reptiles sanguinarios asesinos que dejaban atrás. No se atrevía a mirar atrás para confirmar si era verdad.
Sin embargo, su riada de preguntas se vio interrumpida por una escena que parecía sacada de las peores pesadillas de cualquier clinger o enderth que se preciara, niño o adulto. En el instante en que vio el primero de los reptiles, supo que algo malo iba a pasar. No hacía falta poseer una mente prodigiosa ni entender lo que gritaba el monstruoso ser para que un nativo de Dryfus comprendiera que los reptiles matan, especialmente los grandes. Y aquel, así como el que le atacó a continuación, era grande como un caballo (en el supuesto de que supiera lo que es un caballo).
Respondiendo con celeridad a sus instintos más básicos de supervivencia, casi salió disparada casi antes de que Lethe se lo dijera. No le costó nada a la enderth, por eso, adelantarla y prácticamente llevarla de la mano. Kradko siempre se había preciado de ser una niña rápida, pero nada podía hacer cuando las piernas de la otra corredora eran aproximadamente 1,4142 veces la medida de las suyas. Prefirió no imaginar qué velocidad podían alcanzar los reptiles sanguinarios asesinos que dejaban atrás. No se atrevía a mirar atrás para confirmar si era verdad.
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.
Re: Plaza de la Fuente
09/04/19, 08:05 pm
Apenas se había presentado cuando una figura llegó a la plaza, una especie de tortuga gigante que al principio le hizo gracia a Amira. «¡Una tortuga ninja!», pensó con una leve sonrisa en los labios, que se le borró de golpe al ver como apuñalaba a otro chico. Abrió mucho los ojos al ver la escena, con una mezcla de sorpresa y de miedo. Apenas le dio tiempo a reaccionar cuando una especie de camaleón enorme llegó a la plaza y empezó a pelearse con la tortuga, embistiéndose contra los otros cosechados e incluso aplastando a alguno. «Tenemos que irnos de aquí antes de que esto se ponga peor…», pensó, aunque antes de formular la frase en voz alta el camaleón terminó de rematar a su enemigo.
Y se desató el caos: gritos, gente corriendo en todas direcciones… Amira echó a correr hacia donde pudo, alejándose del camaleón con la mayor rapidez posible. No tardó en alcanzar a la asiática, a la que había perdido entre el gentío, y asintió ante su reverencia. Le parecía extremadamente educada, especialmente para estar en el sitio en el que estaban, pero no lo cuestionó.
—Sería buena idea buscar alguno, sí… Aunque ni siquiera nos han dicho como son, así que no sé qué buscar —reflexionó, mientras miraba atrás para cerciorarse de que el alien asesino no las siguiera.
Sigue en las calles
Y se desató el caos: gritos, gente corriendo en todas direcciones… Amira echó a correr hacia donde pudo, alejándose del camaleón con la mayor rapidez posible. No tardó en alcanzar a la asiática, a la que había perdido entre el gentío, y asintió ante su reverencia. Le parecía extremadamente educada, especialmente para estar en el sitio en el que estaban, pero no lo cuestionó.
—Sería buena idea buscar alguno, sí… Aunque ni siquiera nos han dicho como son, así que no sé qué buscar —reflexionó, mientras miraba atrás para cerciorarse de que el alien asesino no las siguiera.
Sigue en las calles
- PePo
Ficha de cosechado
Nombre: Jose Antonio De Arnaiz y La Vega Lopez (Toni)
Especie: Humano andaluz
Habilidades: habilidad mental, rapidez mental, reflejos
Personajes : Toni
Armas : Caída de ojos.
Re: Plaza de la Fuente
09/04/19, 09:35 pm
La sensación de sorpresa seguía instaurada como suma sacerdotisa de las sensaciones en la boca del estómago de Toni. Una señora sin cara estaba hablando.
Mientras decía su nombre completo y jugueteaba con el nuevo idioma mentalmente «José Antonio De Arnaiz y La Vega López» se percató que ni rastro había de su acento, con lo que disfrutaba con él. En eso estaba cuando una amalgama de seres bipedos (y los que no eran bipoedos lo parecían) se acercaban, cada vez más, como una ola gigante. Ola que no había visto nunca, posiblemente porque Toni vivía en una zona interior, sin mar, o también porque nunca había visto la mitad de esas criaturas. Sea como sea, Toni abrió los ojos de par en par, giró la cara y gritando con todas sus fuerzas dijo —Maricón el último—.
En un principio pensó en lo extraño que era salir corriendo en pijama, con calcetines, en mitad de una ciudad en ruinas. —Menos mal que esto es un sueño, podría hacerme verdade ...— Todavía no había terminado de decir la frase cuando sus dientes conocieron el suelo de aquella ciudad debido a un tropiezo. Cuando se levantó, el pavor comenzó a ser real. Por el daño que le había producido aquel traspiés, un sueño no podría ser.
Alrededor se escuchaban gritos, sonidos como de romper cañas de azúcar. Toni solo siguió a la masa, la sorpresa mutó en pavor y su labio inferior comenzó a temblar rítmicamente.
Sigue en el Barrio de los Mil Dioses
Mientras decía su nombre completo y jugueteaba con el nuevo idioma mentalmente «José Antonio De Arnaiz y La Vega López» se percató que ni rastro había de su acento, con lo que disfrutaba con él. En eso estaba cuando una amalgama de seres bipedos (y los que no eran bipoedos lo parecían) se acercaban, cada vez más, como una ola gigante. Ola que no había visto nunca, posiblemente porque Toni vivía en una zona interior, sin mar, o también porque nunca había visto la mitad de esas criaturas. Sea como sea, Toni abrió los ojos de par en par, giró la cara y gritando con todas sus fuerzas dijo —Maricón el último—.
En un principio pensó en lo extraño que era salir corriendo en pijama, con calcetines, en mitad de una ciudad en ruinas. —Menos mal que esto es un sueño, podría hacerme verdade ...— Todavía no había terminado de decir la frase cuando sus dientes conocieron el suelo de aquella ciudad debido a un tropiezo. Cuando se levantó, el pavor comenzó a ser real. Por el daño que le había producido aquel traspiés, un sueño no podría ser.
Alrededor se escuchaban gritos, sonidos como de romper cañas de azúcar. Toni solo siguió a la masa, la sorpresa mutó en pavor y su labio inferior comenzó a temblar rítmicamente.
Sigue en el Barrio de los Mil Dioses
No lo sabes, Invitado, pero te quiero.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Plaza de la Fuente
18/05/19, 02:32 pm
Jara todavía temblaba cuando sus pequeñas piernas la condujeron de nuevo a la Plaza. No podía quedarse más tiempo en aquel lugar, con el cadáver de Sheila haciéndole revivir la escena una y otra vez. Cuando llegó no había nadie, y vio unas manchas en el suelo a unos metros de la fuente, negras y rojas. El segundo color se parecía demasiado al de la sangre de varios animales... Y a la de Sheila. La repobladora podía suponer lo que había sucedido allí y volvió a encogerse sobre sí misma, ocultándose tras la fuente e incapaz de moverse.
---
Un grupo de personas llegó pocos minutos después a la Plaza. Sus voces, confusas y sin sentido para Jara fue lo que sacó a la repobladora de su estado. Se asomó con cautela desde detrás de la fuente y se colocó a la vista tras comprobar que parecían normales como el resto de gente... Como Sheila.
Casi todos los ojos se fijaron en ella. Alguno la señaló, otros se acercaron con expresiones curiosas en su rostro. Jara les hizo gestos señalando a la fuente y negaba con la cabeza cuando le hablaban.
—Bebed, vamos.
—¡Ostras...!
Una voz sorprendida de la primera persona que había bebido precipitó el entedimiento del resto, que no tardó en deducir por qué se les instaba a beber.
—¿Eres un cosechado? —un chico nublino se había dirigido a la repbobladora, ahora ya pudiendo hacerse entender.
—S-sí —respondió Jara.
—¿Te encuentras bien, pequeño? ¿Tienes frío o algo así? —inquiró una chica irrense que se había acercado poco después.
—¡S-sí... d-digo no! ¡Es-es-es peligroso! Tenemos que irnos de aquí.
El grupo al completo se había reunido entonces frente a la repobladora y se miraron unos a otros con confusión.
—¿Qué es peligroso? —Preguntó una chica terra finalmente.
---
—¡Venga ya! No puede ser. Allí no había ningún cadáver.
—¿Estás diciendo que trajeron a un lagarto gigante asesino y...? Tiene que haber sido un mal sueño. Yo también tuve una pesadilla extraña antes de despertarme
Nadie creyó a Jara después de que la repobladora les hablase torpemente de lo sucedido en la prisión. Sus lagunas en la memoria e incapacidad para ordenar los sucesos debido al shock jugaban en su contra. Ni siquiera cuando llamó su atención sobre las manchas le creyeron, alegando que debía de haberse tratado de una pelea entre animales salvajes. Lo cierto era que Jara no podía demostrar cómo se habían producido aquellas manchas, pero en su interior sabía que había sido el asesino de Sheila.
—N-no me dejéis aquí por favor.
—Claro que no. Es obvio que esa pesadilla te afectó mucho. No te preocupes: estás a salvo con nosotros—. La irrense le había sonreído y le ofreció su mano—. Yo te llevo, no creo que peses mucho. Me llamo Reira, ¿y tú?
—Jara.
La repobladora se subió a la mano de la irrense y esta la metió en uno de los bolsillos de su peto.
—Oh, ¿eres una chica o es nombre de chico?
---
Mientras tanto, oculto a una distancia prudencial, Setenta y siete observaba los movimientos de aquel nuevo grupo. Tras haber acabado con el enemigo y que todos aquellos seres huyeran se había quedado solo con el cadáver durante unos minutos. Bebió de la fuente, decubriendo que ahora hablaba un idioma distinto, cosa que le pareció totalmente irrelevante en ese momento. Aunque ahora podía entender lo que decían aquellas criaturas tan frágiles. No tardó en llegar a la conclusión de qué era lo que le convenía hacer, pero debía ser cauteloso. Lo que había presenciado poco después de saciar su sed le dejó claro que había peligros en aquel lugar a los que no podría enfrentarse en solitario.
Un ser alado de considerable envergadura y difícil de describir para el kievek se había visto atraído por el olor de la carroña y había devorado parte del cadáver del lynokek y el ser blando de piel gris al que este había matado. Setenta y siete se vio obligado a ocultarse ante la evidente amenaza y contempló las garras y dientes afilados de aquella criatura que bien podía tratarse de un vástago de Bakaiar. El ser alado se llevó consigo los restos de los cadáveres, propinando un potente coletazo a la concha del lynokek en el proceso que se deslizó lejos de aquel lugar y quedando en la plaza tan solo restos de sangre como prueba de lo sucedido.
Setenta y siete seguía atentamente los movimientos de las criaturas frágiles y cuando vio que se ponían en marcha continuó acechándolos, esperando al momento oportuno.
---
Un grupo de personas llegó pocos minutos después a la Plaza. Sus voces, confusas y sin sentido para Jara fue lo que sacó a la repobladora de su estado. Se asomó con cautela desde detrás de la fuente y se colocó a la vista tras comprobar que parecían normales como el resto de gente... Como Sheila.
Casi todos los ojos se fijaron en ella. Alguno la señaló, otros se acercaron con expresiones curiosas en su rostro. Jara les hizo gestos señalando a la fuente y negaba con la cabeza cuando le hablaban.
—Bebed, vamos.
—¡Ostras...!
Una voz sorprendida de la primera persona que había bebido precipitó el entedimiento del resto, que no tardó en deducir por qué se les instaba a beber.
—¿Eres un cosechado? —un chico nublino se había dirigido a la repbobladora, ahora ya pudiendo hacerse entender.
—S-sí —respondió Jara.
—¿Te encuentras bien, pequeño? ¿Tienes frío o algo así? —inquiró una chica irrense que se había acercado poco después.
—¡S-sí... d-digo no! ¡Es-es-es peligroso! Tenemos que irnos de aquí.
El grupo al completo se había reunido entonces frente a la repobladora y se miraron unos a otros con confusión.
—¿Qué es peligroso? —Preguntó una chica terra finalmente.
---
—¡Venga ya! No puede ser. Allí no había ningún cadáver.
—¿Estás diciendo que trajeron a un lagarto gigante asesino y...? Tiene que haber sido un mal sueño. Yo también tuve una pesadilla extraña antes de despertarme
Nadie creyó a Jara después de que la repobladora les hablase torpemente de lo sucedido en la prisión. Sus lagunas en la memoria e incapacidad para ordenar los sucesos debido al shock jugaban en su contra. Ni siquiera cuando llamó su atención sobre las manchas le creyeron, alegando que debía de haberse tratado de una pelea entre animales salvajes. Lo cierto era que Jara no podía demostrar cómo se habían producido aquellas manchas, pero en su interior sabía que había sido el asesino de Sheila.
—N-no me dejéis aquí por favor.
—Claro que no. Es obvio que esa pesadilla te afectó mucho. No te preocupes: estás a salvo con nosotros—. La irrense le había sonreído y le ofreció su mano—. Yo te llevo, no creo que peses mucho. Me llamo Reira, ¿y tú?
—Jara.
La repobladora se subió a la mano de la irrense y esta la metió en uno de los bolsillos de su peto.
—Oh, ¿eres una chica o es nombre de chico?
---
Mientras tanto, oculto a una distancia prudencial, Setenta y siete observaba los movimientos de aquel nuevo grupo. Tras haber acabado con el enemigo y que todos aquellos seres huyeran se había quedado solo con el cadáver durante unos minutos. Bebió de la fuente, decubriendo que ahora hablaba un idioma distinto, cosa que le pareció totalmente irrelevante en ese momento. Aunque ahora podía entender lo que decían aquellas criaturas tan frágiles. No tardó en llegar a la conclusión de qué era lo que le convenía hacer, pero debía ser cauteloso. Lo que había presenciado poco después de saciar su sed le dejó claro que había peligros en aquel lugar a los que no podría enfrentarse en solitario.
Un ser alado de considerable envergadura y difícil de describir para el kievek se había visto atraído por el olor de la carroña y había devorado parte del cadáver del lynokek y el ser blando de piel gris al que este había matado. Setenta y siete se vio obligado a ocultarse ante la evidente amenaza y contempló las garras y dientes afilados de aquella criatura que bien podía tratarse de un vástago de Bakaiar. El ser alado se llevó consigo los restos de los cadáveres, propinando un potente coletazo a la concha del lynokek en el proceso que se deslizó lejos de aquel lugar y quedando en la plaza tan solo restos de sangre como prueba de lo sucedido.
Setenta y siete seguía atentamente los movimientos de las criaturas frágiles y cuando vio que se ponían en marcha continuó acechándolos, esperando al momento oportuno.
- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de luchaPersonajes :
- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran/Branniel): Trasgo de Ewa sexto sacerdote de la Secta, sádico, aficionado a matanzas y luchador en los bajos fondos. No tocarle los cojoncios, que muerde.
●Lanor Gris: demiurgo procedente de Carabás. Tímido, llorica y buena gente.
●Rádar (o Rad): astrario carabés tsundere hacia la magia, mandón, brusco y estricto. Fashion victim. Reloj andante.
●Galiard syl: mago rabiosamente rocavarancolés, despiadado antihéroe brutalmente pragmático y compasivo antivillano bienintencionado.
Armas :- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran): magia, garras, dientes y una espada de longitud media a larga. O lo que haga falta.
●Lanor Gris: magia y sus criaturas.
●Rádar (o Rad): espada de longitud media. Sus habilidades de desviación de hechizos.
●Galiard Syl: magia y, si hace falta, una espada de longitud corta a media.
Status : Jinete del apocalipsis (¡ahora con extra de torpeza social!)
Humor : En muerte cerebral.
Re: Plaza de la Fuente
03/11/20, 10:36 pm
«¿Estoy seguro de que quiero hacer esto?» se preguntó, no por primera vez ese día.
Se había metido en una casa cercana a la plaza de la fuente. Un lugar semiderruido que esperaba sinceramente que no terminara de caérsele encima. En una de las paredes había un tapiz raído: en lo alto había una Luna Roja de hilos apolillados y descoloridos. A pesar de ello la pieza mostraba la grandeza de aquel astro: su delirante majestuosidad, su inconcebible poder.
Rad se acercó a la parte baja de aquella vieja obra de arte. Allí había cosechados que ya no lo eran. Niños dejando atrás sus viejas pieles, siendo reconocidos —al fin, tras tanto tiempo, sufrimiento y dudas— por Rocavarancolia como sus propios hijos. Adolescentes en proceso de transformación.
Acarició con sus dedos aquellas figuras. Recordaba aquella noche: las primeras horas de Luna Roja (la primera vez que la vio) estaban grabadas en su mente a fuego, con una viveza ideleble. Estaba convencido de que, incluso si vivía cien o doscientos años más, incluso si acababa olvidándolo todo, aquellos momentos permanecerían. Eran imposibles de borrar de su memoria.
¿Y qué pasaría aquel año? ¿Quiénes sobrevivirían? ¿Que revelarían sus cuerpos (y sus mentes) dentro de dosciento trece días? Un acceso de nostalgia le embargó, recordando cuando había estado en el otro lado: el lado de la cosecha, el lado que vivía a la criba, el lado que tachaba a los rocavarancoleses (rocavarancoleses como él, pues, al fin y al cabo, eso es lo que era a esas alturas) de dioses y demonios, de monstruos con exceso de poder y la cordura de un sociópata delirante.
¿Cómo había sido capaz de estar tan acertado y, a la vez, más errado que en ninguna otra ocasión de su vida?
Se había metido en una casa cercana a la plaza de la fuente. Un lugar semiderruido que esperaba sinceramente que no terminara de caérsele encima. En una de las paredes había un tapiz raído: en lo alto había una Luna Roja de hilos apolillados y descoloridos. A pesar de ello la pieza mostraba la grandeza de aquel astro: su delirante majestuosidad, su inconcebible poder.
Rad se acercó a la parte baja de aquella vieja obra de arte. Allí había cosechados que ya no lo eran. Niños dejando atrás sus viejas pieles, siendo reconocidos —al fin, tras tanto tiempo, sufrimiento y dudas— por Rocavarancolia como sus propios hijos. Adolescentes en proceso de transformación.
Acarició con sus dedos aquellas figuras. Recordaba aquella noche: las primeras horas de Luna Roja (la primera vez que la vio) estaban grabadas en su mente a fuego, con una viveza ideleble. Estaba convencido de que, incluso si vivía cien o doscientos años más, incluso si acababa olvidándolo todo, aquellos momentos permanecerían. Eran imposibles de borrar de su memoria.
¿Y qué pasaría aquel año? ¿Quiénes sobrevivirían? ¿Que revelarían sus cuerpos (y sus mentes) dentro de dosciento trece días? Un acceso de nostalgia le embargó, recordando cuando había estado en el otro lado: el lado de la cosecha, el lado que vivía a la criba, el lado que tachaba a los rocavarancoleses (rocavarancoleses como él, pues, al fin y al cabo, eso es lo que era a esas alturas) de dioses y demonios, de monstruos con exceso de poder y la cordura de un sociópata delirante.
¿Cómo había sido capaz de estar tan acertado y, a la vez, más errado que en ninguna otra ocasión de su vida?
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Plaza de la Fuente
04/11/20, 05:59 pm
Había transcurrido un año.
Existía algo incorrecto en una cifra tan redonda, precisamente en un punto de su vida en el que el ángel negro se sentía tan a la deriva. La Luna Roja había cerrado un ciclo pero Sox no sentía que se hubiese completado el siguiente.
Había sido incapaz de mantenerse al margen. Aunque la línea que marcaba la ley de no intervención ahora le separaba, candente, del lugar que había ocupado hacía apenas unos meses atrás, necesitaba verlo. Verles.
Había tenido buen cuidado de, pese a llegar antes de la hora en que el discurso tradicionalmente tenía lugar, mantenerse fuera de la vista de la plaza. Accedió al edificio, en cuya segunda planta había un boquete tal que parecía que un gigante le había asestado una dentellada, por una fachada distinta a la que daba a la fuente. Tomó algo de carrerilla desde el caserón opuesto, se ayudó de una batida de alas para completar el impulso y entró limpiamente de un salto. Un vistazo le bastó para saber que Rad ya les esperaba y que Tay todavía no había llegado, pero el lémur tenía un arsenal de magia a su disposición. Sabría encontrarles.
—Creía que habíamos dejado atrás la etapa en la que rebuscábamos entre los escombros —llamó desde abajo. Subió las escaleras para reunirse finalmente con su amigo en la planta más alta de las tres.
—No hay color —juzgó al ver qué estaba contemplando. Aun estando en su mayor esplendor la imagen de la Luna Roja le habría parecido igual de roída y carcomida que el mismo estado del tapiz. Sox se dio cuenta de lo privilegiado que había sido al poder verla al poco de llegar a la ciudad, aunque fuese en un recuerdo ajeno, que ahora parecía también mustio y descolorido en comparación con la verdadera experiencia.
—De no ser porque me lo ha dicho tanta gente y porque lo he leído, creería que todo esto de un discurso de bienvenida es una novatada que nos gastan—confesó. Sonaba a la clase de broma que los rocavarancoleses encontrarían divertida: asegurar que por supuesto que existía una introducción guiada a la locura que era su ciudad, para ver cuántos recién transformados picaban otra vez en la trampa de creer que Rocavarancolia tenía sentido—. Nosotros no tuvimos nada de eso.
Existía algo incorrecto en una cifra tan redonda, precisamente en un punto de su vida en el que el ángel negro se sentía tan a la deriva. La Luna Roja había cerrado un ciclo pero Sox no sentía que se hubiese completado el siguiente.
Había sido incapaz de mantenerse al margen. Aunque la línea que marcaba la ley de no intervención ahora le separaba, candente, del lugar que había ocupado hacía apenas unos meses atrás, necesitaba verlo. Verles.
Había tenido buen cuidado de, pese a llegar antes de la hora en que el discurso tradicionalmente tenía lugar, mantenerse fuera de la vista de la plaza. Accedió al edificio, en cuya segunda planta había un boquete tal que parecía que un gigante le había asestado una dentellada, por una fachada distinta a la que daba a la fuente. Tomó algo de carrerilla desde el caserón opuesto, se ayudó de una batida de alas para completar el impulso y entró limpiamente de un salto. Un vistazo le bastó para saber que Rad ya les esperaba y que Tay todavía no había llegado, pero el lémur tenía un arsenal de magia a su disposición. Sabría encontrarles.
—Creía que habíamos dejado atrás la etapa en la que rebuscábamos entre los escombros —llamó desde abajo. Subió las escaleras para reunirse finalmente con su amigo en la planta más alta de las tres.
—No hay color —juzgó al ver qué estaba contemplando. Aun estando en su mayor esplendor la imagen de la Luna Roja le habría parecido igual de roída y carcomida que el mismo estado del tapiz. Sox se dio cuenta de lo privilegiado que había sido al poder verla al poco de llegar a la ciudad, aunque fuese en un recuerdo ajeno, que ahora parecía también mustio y descolorido en comparación con la verdadera experiencia.
—De no ser porque me lo ha dicho tanta gente y porque lo he leído, creería que todo esto de un discurso de bienvenida es una novatada que nos gastan—confesó. Sonaba a la clase de broma que los rocavarancoleses encontrarían divertida: asegurar que por supuesto que existía una introducción guiada a la locura que era su ciudad, para ver cuántos recién transformados picaban otra vez en la trampa de creer que Rocavarancolia tenía sentido—. Nosotros no tuvimos nada de eso.
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
- Al veros conspirar... (CLICK):
- Al poner un evento... (CLICK):
- Durante el transcurso del evento... (CLICK):
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Plaza de la Fuente
05/11/20, 07:30 pm
La noche anterior había querido pasarlo bien y desconectar para olvidar que hacía un año que llegó a la ciudad. Aún tenía el sabor de las golosinas de Halloween en la boca, algo muy humano. Pero allí estaba al día siguiente, conectando con su lado rocavarancolés y al pie del cañón, esperando a ver al grupo de desgraciados seleccionados de ese año. Quizás otra cosecha le diera más igual, pero aquella no, era la siguiente a su grupo de desgraciados particular.
La expresión de Tayron esta vez era más fúnebre, no le apetecía contemplar ni de lejos a personas que con alta probabilidad iban a morir, pero como sospechaba que le pasaba a sus amigos lo necesitaba. Al menos no estaría solo.
El lémur conjuró el hechizo de localización con Rádar como objetivo por la sencilla razón de que sabía que el astrario sería puntual. Sus ojos se volvieron oscuros y de manera intuitiva siguió exactamente su recorrido hasta pararse en frente de un edificio derruido. Levitó hasta entrar por el mismo boquete que Sox unos minutos antes, una vez en la segunda planta ascendió por las escaleras para reconocer finalmente las figuras de los carabeses, una alada y la otra tililante.
—He evitado cruzar por la plaza, ¿me he perdido algo? —su tono era neutro, sus ojos amarillos en cambio ya intentaban descifrar como se sentían todos al respecto.
La expresión de Tayron esta vez era más fúnebre, no le apetecía contemplar ni de lejos a personas que con alta probabilidad iban a morir, pero como sospechaba que le pasaba a sus amigos lo necesitaba. Al menos no estaría solo.
El lémur conjuró el hechizo de localización con Rádar como objetivo por la sencilla razón de que sabía que el astrario sería puntual. Sus ojos se volvieron oscuros y de manera intuitiva siguió exactamente su recorrido hasta pararse en frente de un edificio derruido. Levitó hasta entrar por el mismo boquete que Sox unos minutos antes, una vez en la segunda planta ascendió por las escaleras para reconocer finalmente las figuras de los carabeses, una alada y la otra tililante.
—He evitado cruzar por la plaza, ¿me he perdido algo? —su tono era neutro, sus ojos amarillos en cambio ya intentaban descifrar como se sentían todos al respecto.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de luchaPersonajes :
- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran/Branniel): Trasgo de Ewa sexto sacerdote de la Secta, sádico, aficionado a matanzas y luchador en los bajos fondos. No tocarle los cojoncios, que muerde.
●Lanor Gris: demiurgo procedente de Carabás. Tímido, llorica y buena gente.
●Rádar (o Rad): astrario carabés tsundere hacia la magia, mandón, brusco y estricto. Fashion victim. Reloj andante.
●Galiard syl: mago rabiosamente rocavarancolés, despiadado antihéroe brutalmente pragmático y compasivo antivillano bienintencionado.
Armas :- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran): magia, garras, dientes y una espada de longitud media a larga. O lo que haga falta.
●Lanor Gris: magia y sus criaturas.
●Rádar (o Rad): espada de longitud media. Sus habilidades de desviación de hechizos.
●Galiard Syl: magia y, si hace falta, una espada de longitud corta a media.
Status : Jinete del apocalipsis (¡ahora con extra de torpeza social!)
Humor : En muerte cerebral.
Re: Plaza de la Fuente
07/11/20, 11:08 am
—Los escombros siempre pueden tener cosas interesantes. Muy en especial en esta ciudad.
Interesantes, inquietantes, nauseabundos, fascinantes, mortales… calificativos cuyo significado se mezclaba en Rocavarancolia. Al mirar aquel tapiz, sin embargo, Rad esperó que en el futuro, cuando pudiera tener su propia casa, fuera capaz de adornarla con aquella clase de belleza.
Bueno, quizás quitando la parte de cosechados a media metamorfosis. Aunque…
—Ninguna representación es capaz de igualarla —susurró, de acuerdo con su antiguo compañero de criba. Si no fuera por la férrea racionalidad carabesa (uno de los elementos de su mundo natal que más seguía valorando) sería perfectamente capaz de verla como un ente propio, con vida: una diosa hecha hielo y roca, una divinidad cuyo avatar era un astro.
Bufó ante las palabras de Sox. Claro que no lo habían tenido. Rocavarancolia dependía de los cosechados, pero a pesar de ello los gobernantes de aquella ciudad mostraban un desinterés extremo en ellos. Y ni siquiera pensaba realmente en la criba.
—Estábamos dormidos y el Consejo Real pensó que esa anomalía era del todo irrelevante, así que… Me pregunto cómo fue el que escucharon los letarguinos —frunció un poco el ceño. El tema del discuro era un ejemplo más del caos de Rocavarancolia: lo único obligatorio era decir los tres lugares prohibidos y mencionar que nadie les ayudaría, pero el resto era a elección de quien lo diera. La verdad era que no sabía si le gustaría estar en esa posición o no.
Quizás, en cierto nivel, sí. Era la única forma “legal” de “ayudar” a los cosechados, a fin de cuentas.
—Todavía no ha empezado el discurso, eso lo sé —confesó a Tayron al llegar—. Aunque yo tampoco me he atrevido a asomarme a la plaza.
Hubo una sonrisa mínima, apretada, acompañando a esas palabras. El astrario necesitaba a su alrededor a toda la fuerza posible antes de mirar a los cosechados y sentir en las entrañas que sí. Que aquella étapa había terminado. Que ya no era como ellos. Que ahora era un rocavarancolés, una de las atrocidades encarnadas de las que tan mal pensaba hacía solo unos meses.
Qué idiota. Como si el hecho de que ahora sintiera con total exactitud dónde estaba la Luna Roja y algunas pocas docenas de estrellas no fuera pista suficiente.
Interesantes, inquietantes, nauseabundos, fascinantes, mortales… calificativos cuyo significado se mezclaba en Rocavarancolia. Al mirar aquel tapiz, sin embargo, Rad esperó que en el futuro, cuando pudiera tener su propia casa, fuera capaz de adornarla con aquella clase de belleza.
Bueno, quizás quitando la parte de cosechados a media metamorfosis. Aunque…
—Ninguna representación es capaz de igualarla —susurró, de acuerdo con su antiguo compañero de criba. Si no fuera por la férrea racionalidad carabesa (uno de los elementos de su mundo natal que más seguía valorando) sería perfectamente capaz de verla como un ente propio, con vida: una diosa hecha hielo y roca, una divinidad cuyo avatar era un astro.
Bufó ante las palabras de Sox. Claro que no lo habían tenido. Rocavarancolia dependía de los cosechados, pero a pesar de ello los gobernantes de aquella ciudad mostraban un desinterés extremo en ellos. Y ni siquiera pensaba realmente en la criba.
—Estábamos dormidos y el Consejo Real pensó que esa anomalía era del todo irrelevante, así que… Me pregunto cómo fue el que escucharon los letarguinos —frunció un poco el ceño. El tema del discuro era un ejemplo más del caos de Rocavarancolia: lo único obligatorio era decir los tres lugares prohibidos y mencionar que nadie les ayudaría, pero el resto era a elección de quien lo diera. La verdad era que no sabía si le gustaría estar en esa posición o no.
Quizás, en cierto nivel, sí. Era la única forma “legal” de “ayudar” a los cosechados, a fin de cuentas.
—Todavía no ha empezado el discurso, eso lo sé —confesó a Tayron al llegar—. Aunque yo tampoco me he atrevido a asomarme a la plaza.
Hubo una sonrisa mínima, apretada, acompañando a esas palabras. El astrario necesitaba a su alrededor a toda la fuerza posible antes de mirar a los cosechados y sentir en las entrañas que sí. Que aquella étapa había terminado. Que ya no era como ellos. Que ahora era un rocavarancolés, una de las atrocidades encarnadas de las que tan mal pensaba hacía solo unos meses.
Qué idiota. Como si el hecho de que ahora sintiera con total exactitud dónde estaba la Luna Roja y algunas pocas docenas de estrellas no fuera pista suficiente.
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Plaza de la Fuente
08/11/20, 08:11 pm
—Debieron pensar que si la única diferencia entre la vida y la muerte para nosotros era un discurso, no merecíamos pasar la prueba —se encogió de hombros con renuencia—. No debemos ser los únicos que se lo hayan perdido en todos estos años. Y hemos sobrevivido.
Él también había leído al respecto de la ley de no intervención. Sólo los más fuertes eran combustible para la apertura de portales o la fortaleza de la ciudad se perdería. Había que separar el grano de la paja y prestar ayuda enturbiaba los resultados. Si no podían sobrevivir a la criba, pensar que pudieran sobrevivir a lo que viniera después era un chiste.
Era muy, muy incómodamente parecido a la filosofía carabesa. Sox se había visto obligado a poner a su propio planeta frente al espejo ese día.
Saludó a Tay al percibir que se acercaba, su mirada perdiéndose un momento por encima de su hombro antes de volver a sus ojos. Se había acostumbrado a mirar detrás del lémur para comprobar quiénes le seguían. Por fortuna esta vez no parecía ser nadie, y por una vez Sox no se sentía aliviado por sí mismo. ¿Qué diría Dafne de poder opinar? ¿Sentiría en carne viva la certeza de que algunos de los chavales terminarían como ella, exiliados de la vida y de la victoria de la Luna Roja pero incapaces de pasar al otro lado? ¿O, por el contrario, envidia de la oportunidad que ahora tenían los recién llegados?
Pensar en Dafne le hacía sentirse mal, por muchos motivos. Dafne. Hacía tiempo ya que Sox la llamaba por su nombre, porque el momento de creer que era una abominación moldeada a los deseos inconscientes de Tay había pasado. Su compañera seguía con ellos, con todo lo que eso significaba.
—Todavía nada —informó al lémur—. No sé si vienen de camino. No has visto a ningún cosechado mientras venías, ¿verdad? —se preguntaba qué pinta tendrían, cómo se lo tomarían. Era increíble pensar en todo lo que ellos no habían sabido al llegar. En retrospectiva, un año parecía muy poco tiempo.
—Es raro pensar que ya no somos los nuevos. Todavía tengo la sensación de que debería estar ahí abajo pero a la vez no, ni de coña. ¿A vosotros no os pasa?
Él también había leído al respecto de la ley de no intervención. Sólo los más fuertes eran combustible para la apertura de portales o la fortaleza de la ciudad se perdería. Había que separar el grano de la paja y prestar ayuda enturbiaba los resultados. Si no podían sobrevivir a la criba, pensar que pudieran sobrevivir a lo que viniera después era un chiste.
Era muy, muy incómodamente parecido a la filosofía carabesa. Sox se había visto obligado a poner a su propio planeta frente al espejo ese día.
Saludó a Tay al percibir que se acercaba, su mirada perdiéndose un momento por encima de su hombro antes de volver a sus ojos. Se había acostumbrado a mirar detrás del lémur para comprobar quiénes le seguían. Por fortuna esta vez no parecía ser nadie, y por una vez Sox no se sentía aliviado por sí mismo. ¿Qué diría Dafne de poder opinar? ¿Sentiría en carne viva la certeza de que algunos de los chavales terminarían como ella, exiliados de la vida y de la victoria de la Luna Roja pero incapaces de pasar al otro lado? ¿O, por el contrario, envidia de la oportunidad que ahora tenían los recién llegados?
Pensar en Dafne le hacía sentirse mal, por muchos motivos. Dafne. Hacía tiempo ya que Sox la llamaba por su nombre, porque el momento de creer que era una abominación moldeada a los deseos inconscientes de Tay había pasado. Su compañera seguía con ellos, con todo lo que eso significaba.
—Todavía nada —informó al lémur—. No sé si vienen de camino. No has visto a ningún cosechado mientras venías, ¿verdad? —se preguntaba qué pinta tendrían, cómo se lo tomarían. Era increíble pensar en todo lo que ellos no habían sabido al llegar. En retrospectiva, un año parecía muy poco tiempo.
—Es raro pensar que ya no somos los nuevos. Todavía tengo la sensación de que debería estar ahí abajo pero a la vez no, ni de coña. ¿A vosotros no os pasa?
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
- Al veros conspirar... (CLICK):
- Al poner un evento... (CLICK):
- Durante el transcurso del evento... (CLICK):
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Plaza de la Fuente
09/11/20, 12:16 pm
Tayron le devolvió la mirada a Rádar percibiendo su leve sonrisa. Todos parecían notar el aire enrarecido que se estaba dando. Se preguntó cuánto tiempo llevaría su amigo allí y si esperaba con tantas ansias y exactitud el momento de un discurso que nunca había escuchado como lo hizo con la puesta de la Luna Roja toda la cosecha. Era lo que agradecía de no haber resultado ser un astrario, las esperas cuantificables.
—Que va, tío —le respondió a Sox, con un movimiento de cola nervioso e involuntario a su espalda, sus ojos amarillos se clavaron de manera intensa en el gran tapiz de la habitación por primera vez antes de responder al ángel negro con la boca pastosa— y que lo digas, a veces se me olvida que ahora tenemos acceso a ciertos lugares que antes estaban prohibidos o simplemente no éramos lo suficientemente fuertes para adentrarnos en ellos, quiero decir... coño, sale la grande y roja y ya está, se acabó, no es como si nos dieran una chapa o una pulserita de inmunidad o reconocimiento.
Lo que le hacía pensar en los pobres recién llegados y en sus diferencias respecto a ellos. Ahora poseía un arsenal de magia muy amplio y aunque le quedaban muchos conocimientos por asimilar Tay habría dado lo que fuera por poseer el caudal mágico que tenía ahora. Las cosas habrían cambiado tanto... quizás se hubieran salvado todos, puede que todos menos Nad, no recordaba si ya habían descubierto la magia cuando murió, no tuvo ninguna oportunidad. Pero no merecía la pena pensar en ello, ahí estaba el juego, solo eran dotados de armas para sobrevivir a la ciudad una vez sobrevivieran a la ciudad por su cuenta, de la forma más pura y simple.
—Voy a echar un vistazo —dijo de golpe, como si quisiera demostrarse así mismo o a los carabeses que ya no eran simples cosechados. Los ojos del lémur adoptaron una niebla blanquecina y su visión pasó a ser la del hechizo, que ya recorría la plaza como si de tratara de un dron invisible— algunos están llegando ahora.
—Que va, tío —le respondió a Sox, con un movimiento de cola nervioso e involuntario a su espalda, sus ojos amarillos se clavaron de manera intensa en el gran tapiz de la habitación por primera vez antes de responder al ángel negro con la boca pastosa— y que lo digas, a veces se me olvida que ahora tenemos acceso a ciertos lugares que antes estaban prohibidos o simplemente no éramos lo suficientemente fuertes para adentrarnos en ellos, quiero decir... coño, sale la grande y roja y ya está, se acabó, no es como si nos dieran una chapa o una pulserita de inmunidad o reconocimiento.
Lo que le hacía pensar en los pobres recién llegados y en sus diferencias respecto a ellos. Ahora poseía un arsenal de magia muy amplio y aunque le quedaban muchos conocimientos por asimilar Tay habría dado lo que fuera por poseer el caudal mágico que tenía ahora. Las cosas habrían cambiado tanto... quizás se hubieran salvado todos, puede que todos menos Nad, no recordaba si ya habían descubierto la magia cuando murió, no tuvo ninguna oportunidad. Pero no merecía la pena pensar en ello, ahí estaba el juego, solo eran dotados de armas para sobrevivir a la ciudad una vez sobrevivieran a la ciudad por su cuenta, de la forma más pura y simple.
—Voy a echar un vistazo —dijo de golpe, como si quisiera demostrarse así mismo o a los carabeses que ya no eran simples cosechados. Los ojos del lémur adoptaron una niebla blanquecina y su visión pasó a ser la del hechizo, que ya recorría la plaza como si de tratara de un dron invisible— algunos están llegando ahora.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de luchaPersonajes :
- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran/Branniel): Trasgo de Ewa sexto sacerdote de la Secta, sádico, aficionado a matanzas y luchador en los bajos fondos. No tocarle los cojoncios, que muerde.
●Lanor Gris: demiurgo procedente de Carabás. Tímido, llorica y buena gente.
●Rádar (o Rad): astrario carabés tsundere hacia la magia, mandón, brusco y estricto. Fashion victim. Reloj andante.
●Galiard syl: mago rabiosamente rocavarancolés, despiadado antihéroe brutalmente pragmático y compasivo antivillano bienintencionado.
Armas :- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran): magia, garras, dientes y una espada de longitud media a larga. O lo que haga falta.
●Lanor Gris: magia y sus criaturas.
●Rádar (o Rad): espada de longitud media. Sus habilidades de desviación de hechizos.
●Galiard Syl: magia y, si hace falta, una espada de longitud corta a media.
Status : Jinete del apocalipsis (¡ahora con extra de torpeza social!)
Humor : En muerte cerebral.
Re: Plaza de la Fuente
09/11/20, 03:31 pm
Sonrió con sequedad ante la pregunta de Sox. La vorágine de sentimientos y emociones acerca de aquel tema era tan compleja y complicada que Rádar no tenía ni idea de cómo explicarla.
—En cierto sentido seguimos siendo los nuevos. Ellos todavía no pertenecen a Rocavarancolia —y algunos jamás lo harían. Muchos, cada año más, conforme las cosechas pasaban de decenas a cientos; y conforme pasaran de cientos a miles.
—Creo que a mí me pasa lo contrario —apuntó tras Tay, meditabundo—. Estar por un lugar y pensar que es demasiado peligroso, o dar un desvío para no acercarme a Rocavaragálago por la prohibición… Y recordar que nada de eso se me aplica ya —soltó una risita nerviosa. Las prohibiciones a los cosechados las había leído cuando ya no se le aplicaban, pero de alguna forma las había interiorizado mejor (y más rápido) que el hecho de que ahora ya no era tal. Que técnicamente ni siquiera se le podía considerar carabés—. Es… raro darse cuenta de lo que hemos cambiado, lo que hemos avanzado. Tan solo en un año.
Por su parte todas sus visiones sobre el mundo se habían vuelto del revés tantas veces que ya no sabía ni siquiera qué era lo que pensaba. Durante toda su vida había odiado de forma rabiosa y demencial a los poderosos hechiceros del pasado de Carabás: los que habían gobernado su mundo con puño de hierro y usado a aquellos incapaces de hacer magia (como él) prácticamente como esclavos. Y ahora, incluso sin magia, se encontraba en una posición incómodamente parecida a ellos. Perteneciente a una clase social con gran poder que dominaba sobre aquellos que no. Y, si era posible, incluso era defendible que sus capacidades respecto a los sin esencia eran superiores que las de los hechiceros carabeses respecto a los tipo E.
Desde luego que la ironía era una de las fuerzas fundamentales del universo. A Rad este hecho no terminaba de gustarle.
Se apoyó contra la pared cuando Tay recurrió a la magia y se pasó los dedos por las cicatrices que le recorrían media cara. Cada tres segundos exactos su gravedad mágica se activaba o desactivaba: un buen ejercicio para entrenar todas sus habilidades… Y para distraerse del hecho inequívoco de que el lémur tenía magia.
Tenía que admitir que algo que echaba un poco de menos de su anterior vida era poder dividir el mundo en gente normal por un lado; y monstruos abyectos por el otro.
—¿Son muchos? —algo había escuchado de que esta cosecha era mayor que la anterior, que ya había estado entre las más numerosas. Rocavarancolia se recuperaba, poco a poco.
Era una pena que eso tendía a significar que los cosechados iban a sufrir incluso más. Rocavarancolia exigía lo mejor de lo mejor. Y no ser capaz de entregarlo significaba pagar el precio en sangre.
El astrario se preguntó si alguna vez vería una Rocavarancolia distinta. Si era posible una Rocavarancolia distinta.
—En cierto sentido seguimos siendo los nuevos. Ellos todavía no pertenecen a Rocavarancolia —y algunos jamás lo harían. Muchos, cada año más, conforme las cosechas pasaban de decenas a cientos; y conforme pasaran de cientos a miles.
—Creo que a mí me pasa lo contrario —apuntó tras Tay, meditabundo—. Estar por un lugar y pensar que es demasiado peligroso, o dar un desvío para no acercarme a Rocavaragálago por la prohibición… Y recordar que nada de eso se me aplica ya —soltó una risita nerviosa. Las prohibiciones a los cosechados las había leído cuando ya no se le aplicaban, pero de alguna forma las había interiorizado mejor (y más rápido) que el hecho de que ahora ya no era tal. Que técnicamente ni siquiera se le podía considerar carabés—. Es… raro darse cuenta de lo que hemos cambiado, lo que hemos avanzado. Tan solo en un año.
Por su parte todas sus visiones sobre el mundo se habían vuelto del revés tantas veces que ya no sabía ni siquiera qué era lo que pensaba. Durante toda su vida había odiado de forma rabiosa y demencial a los poderosos hechiceros del pasado de Carabás: los que habían gobernado su mundo con puño de hierro y usado a aquellos incapaces de hacer magia (como él) prácticamente como esclavos. Y ahora, incluso sin magia, se encontraba en una posición incómodamente parecida a ellos. Perteneciente a una clase social con gran poder que dominaba sobre aquellos que no. Y, si era posible, incluso era defendible que sus capacidades respecto a los sin esencia eran superiores que las de los hechiceros carabeses respecto a los tipo E.
Desde luego que la ironía era una de las fuerzas fundamentales del universo. A Rad este hecho no terminaba de gustarle.
Se apoyó contra la pared cuando Tay recurrió a la magia y se pasó los dedos por las cicatrices que le recorrían media cara. Cada tres segundos exactos su gravedad mágica se activaba o desactivaba: un buen ejercicio para entrenar todas sus habilidades… Y para distraerse del hecho inequívoco de que el lémur tenía magia.
Tenía que admitir que algo que echaba un poco de menos de su anterior vida era poder dividir el mundo en gente normal por un lado; y monstruos abyectos por el otro.
—¿Son muchos? —algo había escuchado de que esta cosecha era mayor que la anterior, que ya había estado entre las más numerosas. Rocavarancolia se recuperaba, poco a poco.
Era una pena que eso tendía a significar que los cosechados iban a sufrir incluso más. Rocavarancolia exigía lo mejor de lo mejor. Y no ser capaz de entregarlo significaba pagar el precio en sangre.
El astrario se preguntó si alguna vez vería una Rocavarancolia distinta. Si era posible una Rocavarancolia distinta.
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Plaza de la Fuente
10/11/20, 09:31 pm
Asintió con énfasis a las palabras del lémur y después a las de Rad. Le estaba poniendo inquieto sólo estar allí aguardando el discurso, pero no era nada comparado con la intranquilidad que le producían todavía algunas zonas de la ciudad.
—A mí me pasa cuando paso cerca del mercado o los lugares más antiguos. Tiene más que ver con la gente —aportó.
Había lugares de Rocavarancolia a los que todavía le daba reparo asomarse solo, poblados por veteranos que habían hecho de ellos su territorio desde antes de la caída de la ciudad. Los que habitaban en los refugios como la Sede habían resultado amigables, pero las miradas de reojo que le habían dedicado otros desde el interior de ciertos antros le habían dejado claro a Sox que en determinados lugares a los novatos descuidados o con ínfulas los devorarían vivos.
Las estrellas de Rad titilaban ahora. El cambio le distrajo momentáneamente pero la llegada de los cosechados desvió el foco de la conversación. Sox giró la cabeza como un resorte en dirección a la plaza, más expectante de lo que le gustaría. Aquél no era un edificio llamativo ni cuyo interior pudiera atisbarse con facilidad a ras de suelo, pero aun así...
—¿Puedes encubrirnos? —preguntó a Tay, la pregunta curiosidad en parte. Había perdido la cuenta de los hechizos que el lémur ahora dominaba; jugaba con la magia como si fuera un animal de compañía comparado a su llegada a la ciudad.
En todo caso el ángel negro acudió a la ventana a asomarse. Su vista había mejorado desde que se había transformado e incluso a distancia pudo distinguir los rasgos de los recién llegados con facilidad.
—Más de los que esperaba —observó sorprendido. Quedaba claro que todavía no habían llegado todos en aquella pausada procesión. Desde aquella vista de pájaro Sox confirmó, un año después, que despertar en las mazmorras no había sido una casualidad afortunada: aunque a nivel de suelo no fuese tan aparente había una línea de visión prácticamente recta desde allí a la plaza de la fuente que les había permitido entenderse entre sí.
Automáticamente sus ojos buscaron a aquellos entre la concurrencia que podrían ser carabeses pero se vio decepcionado cada una de las veces. Había alguien de piel bronceada y vestimenta muy llamativa que visto de soslayo le dio el pego, pero no era uno de ellos.
Había entre los recién llegados, a cambio, especies que Sox solamente había visto después de la Luna Roja. Admiró a una criatura emplumada que podría haber pasado a sus ojos perfectamente por un bendecido de la Luna, hasta que se dio cuenta de que había más seres tocados con plumas. Había también un gigantón que podría valer de mucho al grupo en el que estuviera si sabía manejar un arma. Y no dejaban de llegar más.
Esta vez no había niños.
—De momento son más humanos que otra cosa—le señaló a Tay con una ceja alzada, como invitándole a opinar si aquello le parecía ir ganando o perdiendo, y luego buscó la mirada de Rad—. Parece que nunca vienen muchos de los nuestros.
—A mí me pasa cuando paso cerca del mercado o los lugares más antiguos. Tiene más que ver con la gente —aportó.
Había lugares de Rocavarancolia a los que todavía le daba reparo asomarse solo, poblados por veteranos que habían hecho de ellos su territorio desde antes de la caída de la ciudad. Los que habitaban en los refugios como la Sede habían resultado amigables, pero las miradas de reojo que le habían dedicado otros desde el interior de ciertos antros le habían dejado claro a Sox que en determinados lugares a los novatos descuidados o con ínfulas los devorarían vivos.
Las estrellas de Rad titilaban ahora. El cambio le distrajo momentáneamente pero la llegada de los cosechados desvió el foco de la conversación. Sox giró la cabeza como un resorte en dirección a la plaza, más expectante de lo que le gustaría. Aquél no era un edificio llamativo ni cuyo interior pudiera atisbarse con facilidad a ras de suelo, pero aun así...
—¿Puedes encubrirnos? —preguntó a Tay, la pregunta curiosidad en parte. Había perdido la cuenta de los hechizos que el lémur ahora dominaba; jugaba con la magia como si fuera un animal de compañía comparado a su llegada a la ciudad.
En todo caso el ángel negro acudió a la ventana a asomarse. Su vista había mejorado desde que se había transformado e incluso a distancia pudo distinguir los rasgos de los recién llegados con facilidad.
—Más de los que esperaba —observó sorprendido. Quedaba claro que todavía no habían llegado todos en aquella pausada procesión. Desde aquella vista de pájaro Sox confirmó, un año después, que despertar en las mazmorras no había sido una casualidad afortunada: aunque a nivel de suelo no fuese tan aparente había una línea de visión prácticamente recta desde allí a la plaza de la fuente que les había permitido entenderse entre sí.
Automáticamente sus ojos buscaron a aquellos entre la concurrencia que podrían ser carabeses pero se vio decepcionado cada una de las veces. Había alguien de piel bronceada y vestimenta muy llamativa que visto de soslayo le dio el pego, pero no era uno de ellos.
Había entre los recién llegados, a cambio, especies que Sox solamente había visto después de la Luna Roja. Admiró a una criatura emplumada que podría haber pasado a sus ojos perfectamente por un bendecido de la Luna, hasta que se dio cuenta de que había más seres tocados con plumas. Había también un gigantón que podría valer de mucho al grupo en el que estuviera si sabía manejar un arma. Y no dejaban de llegar más.
Esta vez no había niños.
—De momento son más humanos que otra cosa—le señaló a Tay con una ceja alzada, como invitándole a opinar si aquello le parecía ir ganando o perdiendo, y luego buscó la mirada de Rad—. Parece que nunca vienen muchos de los nuestros.
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
- Al veros conspirar... (CLICK):
- Al poner un evento... (CLICK):
- Durante el transcurso del evento... (CLICK):
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Plaza de la Fuente
13/11/20, 01:41 pm
—Están llegando un buen puñado, sí —le respondió a Rádar, miradas confusas, incertidumbre, al final el instinto hacía que unos comenzaran a hablar con los otros. Al menos no había visto a ningún niño todavía.
Relajó los hombros un poco para contestar a Sox.
—Como poder podría —respondió con una sonrisa torpe, había investigado y leído sobre muchos hechizos desde que descubrió que parte de su nuevo potencial era la magia, pero aún no había practicado lo suficiente ni con el embrujo de las tinieblas, ni con la invisibilidad—pero no se me ocurrió que nos vendría bien, tú también puedes, hay algunos de tú nivel —le dijo con sorna, aunque el tono burlón le duró poco. Había ciertas frases punzantes que se omitían y Tay había olvidado por un segundo que para hacer magia su amigo tendría que matar a alguien antes. Y por supuesto estaba él mismo, realizando hechizos delante de los carabeses como si nada. Pero para eso sí estaba preparado, les diría la verdad si mostraban interés. La presencia de Dafne le bastaba para recargarle lo suficiente como para lo que tenían planeado hacer allí, que no era más que observar.
El lémur carraspeó algo incómodo, tratando de focalizarse en lo bueno de todo aquello. No sentía presencias fantasmales que pudieran molestarles, ni siquiera los fantasmas se acercarían a los cosechados ahora. Era como si toda la ciudad supiera que tenían que recibir un discurso.
—Hay muchas tías —fue lo que respondió a las palabras del Ángel negro cuando este comentó la abundancia de humanos. Tampoco comentó el hecho de que él necesitaba un conjuro para verlo y Sox se bastaba con su nueva vista, era impertinente recordarle a alguien de manera constante que era un ser letal— ¿se quedará alguien en las mazmorras? —esta vez su voz se dirigió al astrario— como nosotros.
Relajó los hombros un poco para contestar a Sox.
—Como poder podría —respondió con una sonrisa torpe, había investigado y leído sobre muchos hechizos desde que descubrió que parte de su nuevo potencial era la magia, pero aún no había practicado lo suficiente ni con el embrujo de las tinieblas, ni con la invisibilidad—pero no se me ocurrió que nos vendría bien, tú también puedes, hay algunos de tú nivel —le dijo con sorna, aunque el tono burlón le duró poco. Había ciertas frases punzantes que se omitían y Tay había olvidado por un segundo que para hacer magia su amigo tendría que matar a alguien antes. Y por supuesto estaba él mismo, realizando hechizos delante de los carabeses como si nada. Pero para eso sí estaba preparado, les diría la verdad si mostraban interés. La presencia de Dafne le bastaba para recargarle lo suficiente como para lo que tenían planeado hacer allí, que no era más que observar.
El lémur carraspeó algo incómodo, tratando de focalizarse en lo bueno de todo aquello. No sentía presencias fantasmales que pudieran molestarles, ni siquiera los fantasmas se acercarían a los cosechados ahora. Era como si toda la ciudad supiera que tenían que recibir un discurso.
—Hay muchas tías —fue lo que respondió a las palabras del Ángel negro cuando este comentó la abundancia de humanos. Tampoco comentó el hecho de que él necesitaba un conjuro para verlo y Sox se bastaba con su nueva vista, era impertinente recordarle a alguien de manera constante que era un ser letal— ¿se quedará alguien en las mazmorras? —esta vez su voz se dirigió al astrario— como nosotros.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de luchaPersonajes :
- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran/Branniel): Trasgo de Ewa sexto sacerdote de la Secta, sádico, aficionado a matanzas y luchador en los bajos fondos. No tocarle los cojoncios, que muerde.
●Lanor Gris: demiurgo procedente de Carabás. Tímido, llorica y buena gente.
●Rádar (o Rad): astrario carabés tsundere hacia la magia, mandón, brusco y estricto. Fashion victim. Reloj andante.
●Galiard syl: mago rabiosamente rocavarancolés, despiadado antihéroe brutalmente pragmático y compasivo antivillano bienintencionado.
Armas :- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran): magia, garras, dientes y una espada de longitud media a larga. O lo que haga falta.
●Lanor Gris: magia y sus criaturas.
●Rádar (o Rad): espada de longitud media. Sus habilidades de desviación de hechizos.
●Galiard Syl: magia y, si hace falta, una espada de longitud corta a media.
Status : Jinete del apocalipsis (¡ahora con extra de torpeza social!)
Humor : En muerte cerebral.
Re: Plaza de la Fuente
13/11/20, 07:58 pm
Las desafortunadas palabras de Tay le dejaron helado. Conociendo al lémur estaba claro que aquel era un olvido y, quizás, incluso desconocimiento. No obstante le recordaron, de forma demasiado clara, a la insensibilidad de Obel hacía no tanto tiempo.
En un intento por quitarse aquel pensamiento de la cabeza el astrario se acercó a la ventana y observó. Les observó. Sin la mejora visual ni la magia él no podía distinguir caras, pero aun así contemplarles le provocó una pequeña sacudida. Estaba viendo su pasado, y él (ellos) eran uno de los posibles futuros que esperaban a aquellos niños. El futuro que les esperaba si la suerte, la habilidad y la pura determinación estaban de su lado.
Y joder, incluso desde aquí podía ver, casi percibir, que eran dolorosamente inocentes. ¿De verdad él había sido así una vez? Parecía mentira.
—Yo no puedo distinguir desde esta distancia un carabés de un humano —sonrió con cierta sorna—. Aunque sí que me esperaba menos, y no tantos… poco humanoides —se removió inquieto. Había esperado algo así como la suma de letarguinos y macieleros (y fareros) y el par más que había entendido que había sobrevivido de otros grupos. Un poco más, en realidad, por los muertos. Pero en realidad había decenas, varias decenas de cosechados.
Claro que… ya tenía entendido que en la anterior criba había habido más de dos grupos. Y otros tantos que nunca se habían despertado.
—Deberían estar todos en la plaza, a menos que haya otro maldito parásito onírico dando vueltas —y si era así esperaba que el maldito rey tomara cartas en el asunto desde el principio. No es que le pareciera particularmente probable—. ¿Quién creéis que dará el discurso?
Había leído que técnicamente era obligación del monarca, y que como en muchas monarquías despóticas estos tendían a dejar el desagradable trabajo en manos del primero que se le pusiera delante.
En un intento por quitarse aquel pensamiento de la cabeza el astrario se acercó a la ventana y observó. Les observó. Sin la mejora visual ni la magia él no podía distinguir caras, pero aun así contemplarles le provocó una pequeña sacudida. Estaba viendo su pasado, y él (ellos) eran uno de los posibles futuros que esperaban a aquellos niños. El futuro que les esperaba si la suerte, la habilidad y la pura determinación estaban de su lado.
Y joder, incluso desde aquí podía ver, casi percibir, que eran dolorosamente inocentes. ¿De verdad él había sido así una vez? Parecía mentira.
—Yo no puedo distinguir desde esta distancia un carabés de un humano —sonrió con cierta sorna—. Aunque sí que me esperaba menos, y no tantos… poco humanoides —se removió inquieto. Había esperado algo así como la suma de letarguinos y macieleros (y fareros) y el par más que había entendido que había sobrevivido de otros grupos. Un poco más, en realidad, por los muertos. Pero en realidad había decenas, varias decenas de cosechados.
Claro que… ya tenía entendido que en la anterior criba había habido más de dos grupos. Y otros tantos que nunca se habían despertado.
—Deberían estar todos en la plaza, a menos que haya otro maldito parásito onírico dando vueltas —y si era así esperaba que el maldito rey tomara cartas en el asunto desde el principio. No es que le pareciera particularmente probable—. ¿Quién creéis que dará el discurso?
Había leído que técnicamente era obligación del monarca, y que como en muchas monarquías despóticas estos tendían a dejar el desagradable trabajo en manos del primero que se le pusiera delante.
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