Plaza de la Fuente

Mi atención se aparta de los recién llegados cuando la chica que aún no se había presentado vuelve a hablar con ese tono poco agradable que tanto me crispaba.

-No, "cariño",-remarco la palabra especialmente, odiaba cuando alguien usaba apelativos cariñosos a modo de burla o insulto- no espero ninguna disculpa por tu parte, es evidente que sería inútil hacerlo. Pero no creas que me importa tampoco. Paso de ponerme a discutir con una completa desconocida, sobre todo en una situación como esta.

Dicho esto me giro y fijo mi atención de nuevo en los recién llegados... a los cuales pronto se suman otros dos. El recién llegado nos saluda... seguramente en algún idioma terrestre, pero ya no puedo distinguirlo. Levanto ligeramente la mano a modo de saludo y les señalo la fuente para intentar que beban y poder entenderles. Ambos parecen un poco estirados pero prefería no juzgarles sin conocerles primero.

Se respiraba tension en el aire Hannah y Noel estaban peleandose, realmente Hannah no deberia haberle dicho eso, pero no se si deberia meterme en esa pelea, mire a mi alrededor como buscando ayuda, ajj era inutil, estaba oscureciendo, la verdad es que no era buena idea pasar aqui la noche ¿Y si habia lobos o bestias? No sabiamos donde estabamos, habia que buscar refugio o volver a las celdas
-Este no es momento para discutir, esta oscureciendo, no es buena idea quedarse aqui, este sitio parece peligroso, ya de por si alguien nos ha secuestrado y traido aqui, no querria que ocurrieran mas desgracias, deberiamos volver a las celdas o buscar refugio
Dije interrumpiendo la pelea entre Noel y Hannah
Aunque dije eso, me preocupaba que hubiera mas chicos y chicas como nosotros que aun no hubieramos visto.

Noel vuelve a contestarme, y clavo en él de nuevo la mirada, apretando los dientes.
-Oh, vaya, me alegro de que no las esperes. No es bueno esperar demasiado, ¿sabes? Pero bueno... Qué vas a saber tú. -Él termina de hablar y se vuelve.
Entonces, rodeándolo, me planto frente a él.
-Es de mala educación darle la espalda a alguien cuando está hablándote- recalco, con lentitud-. Y tampoco creo que por mucho que hables te des cuenta realmente de lo que es "esta situación".
Finalmente, observo yo también a los recién llegados, con curiosidad mezclada con los restos de ese enfado.
Entonces, Mark intenta detener la pelea. Estoy a punto de pegarle un grito y decirle que no se meta en lo que no le llaman, sin embargo, vuelvo a contar hasta tres y asiento con lentitud:
-Vale -respondo, con sequedad.

Mark parece no saber que hacer ante la pequeña discursión que estábamos manteniendo la chica y yo. Cuando me giro para observar a los recién llegados, ella vuelve a atacarme intentando darme lecciones de educación. Esto comienza a resultarme hasta divertido. Arqueo las cejas reprimiendo una mueca para evitar reírme.

-No te he dado la espalda, sólo me he girado a observar a los recién llegados. Mi idea de mi primer día en una ciudad desconocida e inquietante no pasa por discutir con una chica a la cual hace cinco minutos que conozco. Creo no haberte hecho absolutamente nada como para que me hables de ese modo- me encojo de hombros.

Trato de no reírme porque no quiero que se enfade aún más, ya me estaba hartando de tanto grito. El pobre Mark intenta ser conciliador.

-Sí, tienes razón, deberíamos buscar algún sitio donde pasar la noche...

-Bien -sonrió Dee-. Parece que todo está soluucionado entonces.

Los dos recién llegados terminaros de beber de la fuente. Observó divertida sus reacciones.

-Creo que aún no me he presentado. Me llamo Deianira, pero podéis dejarlo en Dee. Ahora que todos nos conocemos y estamos relajados -obviamente, NO (xD)-, ¿no creéis que sería mejor organizarnos y pensar en dónde vamos a dormir, como ya han dicho?

NOTA MOD: Los días especiales son más largos. Anochece mañana por la tarde. Más os vale encontrar un buen sitio, o estáis muertos.

Dios, que susto, Hannah casi se me abalanza, bueno al menos en el ultimo momento se tranquilizo y dijo: "vale" mejor eso que que me empezara a reñir como antes o que me gritara...
Mire a Noel parecia estar a punto de reirse, los demas estaban decaidos.
-Hola Dee, creo que tiemes razon
Espera a que alguien dijera algo.

Aún con la antorcha metálica en la mano y sin descolocarse ni un milímetro su traje negro, Vlad avanzó tras Alphonse, que se le había adelantado nada más reparar en su presencia. Cruzó a paso tranquilo la plaza, escuchando el repiqueteo de las llamas al recibir los leves golpes de las pequeñas gotas de agua. No llovía lo suficiente cómo para que fuera molesto. Observaba a la gente arremolinada en rededor a la fuente con desdén, curiosidad vaga y un leve desprecio desganado. Cómo quien mira un montón de cucarachas sobre un trozo de carne. No es que le dieran asco, es que le daba un poco de pena que fueran tan inferiores. O eso le habían dicho.

Diez personas. Dos señoritas entre ellos... Qué demonios… ¿ese muchacho tiene rabo…? Nada debía de sorprenderle tras lo del hombre que aspiraba a ser un gusano de seda drogadicto.

Todos parecían desorientados, asustados. No parecían tener ni puta idea de qué hacer a continuación. O lloraban, o discutían, o ponían cara de entierro… Se sentía exasperado, de veras. A parte de ser todo tremendamente bizarro, era desesperante. Tenía que aguantarlos a ellos. En fin, Vlad, tómatelo con filosofía. Se dijo a si mismo. Se ajustó rápidamente la chaqueta del traje con la mano derecha libre con un movimiento decidido y rápido y se acercó más a ellos.

-Buenos días señoras y señores. Soy el Conde Vladimir Ibrahimovich Tepes. Supongo que se encuentran sumidos en el mismo trance que yo. Ahora, si no van a hacer nada más que quedarse aquí sentados, les ruego que me permitan pasar. Mil gracias.- dijo en inglés con su característico acento eslavo. Su voz era pesada y sombría. Mantenía en todo momento el tono refinado y educado, pero algo en su voz y en su cara dejaba claro que el hecho de que fuera cortés no quería decir que le tuviera que gustar que existieran.

Pasó entre los muchachos sin mirarles si quiera, cómo ignorando su presencia. Pero, al pasar junto a Hannah, Alicia, Elisa y Deianira, se inclinó ligeramente ante ellas, les tomó la mano cuidadosamente y les dio un ligero beso en ella, para luego seguir andando cómo si no hubiera pasado nada. El hecho de estar actuando cómo hace ciento cincuenta años no parecía resultarle para nada ridículo. Ni siquiera inusual. Tampoco parecía demostrar un cariño especial por las muchachas. Era algo automático, tan natural para él cómo respirar o parpadear. Ese tipo de acciones que acaban por convertirse en actos maquinales a base de mucho repetirlos.

Siguió su camino hacia la fuente sin mucha floritura tras saludar adecuadamente a las señoritas, aunque manteniendo la compostura altiva de aquel que no es que se considere superior. Simplemente sabe que lo es. O eso le habían dicho. Él mantenía su superioridad cómo el niño que suma mal porque se equivocaron al enseñarle. En cierto modo se huele que no está en lo correcto, pero la errata se ha tornado axioma dentro de su cabeza. Y, si se planteara eliminarlo de su psique, todo lo demás se derrumbaría, como la casa que se queda sin cimientos.

Alcanzó al fin la fuente. Aunque no lo pareciera, se había percatado vagamente de que le indicaban que debía beber. Por unos momentos pensó que le pretendían envenenar y se sintió reticente ha darse por aludido, pero al ver que el señor Blanc bebía el líquido sin aparentes consecuencias negativas en su físico, se decidió por darle un trago. Por ello se arrodilló ligeramente, tomó algo de agua con la palma de su mano y se lo acercó a los labios, bebiendo con secreto cuidado de no mojarse más el traje.

Tras esto, se puso en pié y se limpió rápidamente la boca con el dorso de la mano. Era momento de hacer algo… La cuestión era… ¿qué? Estaba rodeado de personas que en apariencia sólo sabían discutir cómo niños o hacer conjeturas. Era hora de actuar, aunque estuviera equivocado. Lo único que debía hacer era decidir qué. Y más valía que lo hiciera pronto, porque la ciudad en ruinas no parecía demasiado hospitalaria.

Estoy a putno de decirle que si él no me ha hecho nada, yo a él menos. Al fin y al cabo, creo que es así: me he limitado a decir en todo momento lo que pensaba, hasta que él ha empezado a hablar con sus estúpidas ironías. Sin embargo, me callo por segunda vez. Probablemente, todos se pondrían de su lado. Vaya, así que ese es el precio de no callarme la verdad...
Dee interviene, con una calma que me tranquiliza a mí también. Sin embargo, ante su pregunta, no puedo evitar volver a lanzarme en esa respuesta que aún no he dado. Me acerco a Noel, con una exagerada y burlona reverencia.
¿Quiere reirse? Pues bien, se va a atragantar con sus propias carcajadas.
-Oh, ¿no deberías tener una idea? ¿No eres acaso el diplomático y educado líder? ¡Pues adelante!

-Podríamos ir a investigar... -Digo yo, no del todo convencida. -Este sitio me da escalofríos...

La pelea de Noel y Hannah me ha dejado boquiabierta. En una situación así y pelearse... No me parece correcto.

-¿Qué os parece si nos dividimos en grupos y vamos a ver qué hay por aquí? Mirad, yo me llevo a Mark y volvemos a la plaza de la fuente en más o menos media hora, hala... Mark, ven conmigo.

Cojo del pijama al muchacho alto y de cabello castaño y nos alejamos de la plaza de la fuente dirección al sur.

Dos nuevos más llegaron durante una discusión bastante seria entre Noel y Hannah. la chica parecía dispuesta a ser desagradable aun no llevando razón. La primera vez que había sido borde, bueno era un eco de lo que yo estaba pensando sobre lo pesado que era escuchar obviedades, pero ahora solo estaba sorprendida. Hannah tenía que estar mal por otra cosa. Aquella rabia, tantísima rabia, no sale de la nada. No estaba de acuerdo, pero no me inmiscuí. Y tampoco soy una cotilla, así que no pregunté. Mark interrumpió intentando apaciguar los ánimos, y aunque casi pareció que Hannah le iba a saltar a la yugular, los animos se calmaron, o algo así.

Uno de los nuevos, ante la atónita mirada de todos, nos cogió la mano a las chicas y nos la besó como si se tratase de un caballero antiguo, pero absolutamente desapasionado, y casi con desdén. respondí mirándole con igual desdén en mi mirada. Ambos bebieron de la fuente y el tema de donde íbamos a dormir fue retomado. Elisa agarró a Mark y se fue andando a explorar.

- Creo que lo más sensato es volver a las mazmorras para pasar la noche.- Opiné .- No conocemos nada más excepto eso y esta plaza. Podemos vagar sin rumbo y no encontrar nada, y que la noche nos pille sin tener nada decidido aún. No se que clase de ciudad es esta, y no pongo problemas en explorarla, después de todo no podemos quedarnos encerrados como gallinas en un cerco toda la vida- vacilé un momento.- pero no me arriesgaría a dormir en ninguna otra parte que no sean las celdas esta primera noche.

Me mordí el labio inferior, pensativa. Nunca hablaba mucho con gente con la que tenía poca confianza, pero tampoco era tan tonta de quedarme callada por timidez o algo así.

Marta estaba peleandose con Noel otra vez, cuando de repente algo inesperado pasa, un....bueno un joven de comportamiento indescriptible....entra en escena, era un joven algo mas alto que yo que ya de por si era sorprendente, pero eso no fue ño que mas me impacto de el, su forma de actuar con las chicas me hicieron reprimir una carcajada, bueno no debia burlarme de el, a lo mejor le habian educado asi, ademas No habia que burlarse de alguien por ser diferente.
Despues de que bebiera el agua me presente:
-Encontrado de conocerle, me llamo Mark
De repente Elisa me cogio de la manga arrastrandome hacia algun sitio.
Luego de eso segui a Elisa, la verdad es que en parte estaba contento de ir con ella era la unica con la que tenia un vinculo aunque fuera de ....odio..pero antes de eso la detengo

- Eh... sí - respondo con pesadez, no muy convencido a mi respuesta para la pregunta que me había hecho el chico de pelo castaño brillante.
Me mantuve en mi sitio hasta que finalizaron de discutir sobre a dónde ir. Estaba demasiado ensimismado en mis pensamientos, recorriendo como un diccionario como se oían las palabras en el nuevo idioma.
Lo que fue un milagro fue en que llegara a fijarme de que llegaban más personas, dejando a un lado mi súper importante investigación de como sonaban los insultos.
Un chico nuevo, alto y moreno soltó una enorme parrafada en otro idioma. Me sonaba lejano y a la vez extrañamente familiar, lo cual me frustraba un montón. ¿Sería inglés o francés? Rayos...

Por lo visto todos estaban igual de extrañados y estresados como yo, la tensión de podía cortar con un cuchillo así que si tenía que hablar, mejor lo hacía para lo más básico. Casi mejor me quedaba repasando las palabras u observando la catastrófica ciudad, que para lamentaciones de los demás ya tengo bastante con las mías propias.

Voy memorizando uno a uno los nombres de todos y cuando parecen estar un poco más calmados me acerco a paso lento. Abro los ojos de golpe al morderme sin querer la lengua, lo cual me recuerda que debo de quitarme los falsos colmillos. Me quito ambos de un tirón y los guardo con disimulo en un bolsillo, por no tirarlos. Costaron lo suyo hacerlos, y 20$ son 20$...aunque no creo que me sirvan de mucho en este lugar.

- Yo... Mi nombre es Ethan, vengo de Vancouver, Canadá... - cuando terminéis de ser bordes los unos con los otros, contad conmigo para lo que sea, pensé pero no llegué a decir en voz alta. Al igual que el 60% de mis emociones. Di un vistazo a la ciudad de nuevo. Habían casitas echas trizas, pero quizá una de ellas nos sirviera para pasar la noche.

Suspiré ante la idea de explorar. No me parecía mal, pero la ciudad no es que me diera precisamente buena espina como para separarnos ya de golpe. Observé como dos del grupo se marchaban, con los brazos cruzados.

Observo cada movimiento del recién llegado con asombro. Ha dicho algo que no podemos entender porque aún no ha bebido de la fuente, pero su tono denotaba aires de superioridad, o eso me pareció. Parecía querer pasar hacia la fuente así que abrí camino para que lo hiciese. Abro los ojos con sorpresa al ver que besa las manos de las chicas. ¿Tendría algún síndrome caballeresco? Su comportamiento era más propio de la Edad Media que de nuestro tiempo. No puedo evitarlo y tengo que reprimir una carcajada ocultándola con una sonora tos.
-Perdón, tengo la garganta algo tocada.

La chica borde sigue insitiendo en intentar picarme. Me compadezco de ella pues no sabe que no lo va a conseguir. Ante su comentario miro deliberadamente a mi alrededor, ignorando el resto de la burla.
-Creo haber reafirmado sólamente lo que ha dicho Mark. En cualquier caso... mejor te cedo el liderazgo a ti, no creo que a los demás les guste que alguien más pequeño que ellos les de órdenes- esbozo, esta vez sí, una sonrisa. El mal temperamento injustificado de la chica y la actuación del recién llegado me habían resultado tan divertidos que ya volvía a ser capaz de sonreír. Al menos había sacado algo bueno de aquella estúpida discursión.

Escucho presentarse a Ethan y lo saludo. Lo que ha dicho Alicia me parece sensato y así lo expreso en voz alta.
-Yo estoy con Alicia, opino que volver a las mazmorras es lo mejor... ¿Vamos hacia allí?
Algunos habían hablado de marcharse, pero considero que no es prudente deambular por la ciudad, despedía un aura de peligro que no me gustaba nada.

Lo mejor era quedarnos y pensar en algo antes de irnos para ello deberiamos ir antes a las mazmorras a pensar
-Alicia tiene razon, deberiamos ir a las mazmorras a pensar
Despues de eso le salude a Ethan el nuevo y me presente
-Encantado Ethan yo soy Mark y soy de Estados Unidos
Parecia que queria decir algo, pero no me extraña con esta tension en el aire ni siquiera yo me atrevo a hablar
-Bueno¿Quien esta de acuerdo en ir a las mazmorras?
Despues mire a los que discutian tenia que parar eso de una vez, una dos y tres juan perico y andres
-Esto..Hannah...Noel...yo....podriais parar de discutir? Al menos hasta que encontremos la manera de salir de aqui, no voy a daros la razon a ninguno de los dos aunque tenga claro quien la tiene, pero por favor, tenemos que relajarnos y buscar un refugio

Miro a Mark que nos pide vacilante que dejemos de discutir. Está claro que no le gusta el cariz que está tomando la conversación y le comprendo. Por mi parte no era una discursión, tan sólo me divertía, pero quizás tampoco era el momento de divertirse. Ha llamado Hannah a la chica, ahora ya sé cómo se llama... bien, eso me ahorra el preguntárselo.

-Yo no tengo intención de seguir discutiendo, puedes estar tranquilo. Prometo no volver a responderle a lo que me diga si así te quedas más tranquilo. Como ya he dicho, yo estoy de acuerdo en regresar a las mazmorras.

Me fijo que Ethan parece muy tímido, bastante más que yo, lo cual es bastante, y me acerco a él.

-¿Tú que opinas, Ethan? Has estado muy callado... ¿Estás de acuerdo en volver a las mazmorras?

Había sido testigo mudo de todo lo acontecido en la plaza, de la llegada de los nuevos desconocidos (en pocas personas suelo confiar, aunque el chaval que vestía como noble no me inspiraba demasiada confianza, pues me imaginé que traería más conflictos), y la marcha de algunos del grupo.
Con recelo y algo de desconfianza añadí:
- Perdona por mi silencio, me llamo Javi, y me apunto a ir a buscar refugio en las mazmorras donde hemos despertado antes para poder pasar allí la noche.- No me hacía gracia la idea de habernos separado, pero lo hecho ya no tiene vuelta atrás.

-Oh.-me digno a pronunciar al fin. Incluso eso me resulta... no extraño, sino diferente. Y hasta cierto punto melodioso. Nada en comparación con... el francés, o el inglés, que habían huido de mi mente como si este nuevo idioma los hubiera acobardado con su sola presencia. "Solo hay sitio para uno en esta mente."

Me había planteado decir algo justo después de beber de la fuente, pero me había quedado demasiado impresionado por las capacidades del agua que me había quedado sin palabras. Tras acostumbrarme rápidamente a la sonoridad y pronunciación en un no muy dificultoso ejercicio mental, he esperado pacientemente a que terminase esa eterna cadena de respuestas y contestaciones de carácter agresivo. Las cuales, por cierto, comprendía a la perfección.
Es como si este nuevo idioma poseyera una carencia absoluta de cualquier tipo de acento. Pero, a la vez, contuviera en si mismo todos y cada uno de ellos. Es como un idioma universal, se me pasa por la cabeza. Me gustaría estudiar con detenimiento este agua mágica, pero mejor será intentar llevar el hilo de la conversación que existe detrás de la ya acabada discusión.

-Oh, sí. Perdón. Estaba... pensando en mis cosas. Mi nombre es Alphonse Blanc, de Rennes, Francia.-me presento.

Alphonse. Blanc. Rennes. Francia. Los nombres siguen siendo iguales sin dejar de serlo. Es fascinante, a su manera.

-Entonces...-digo con una pequeña dificultad, como si la parte práctica no fuese tan fácil como la parte teórica.-...las opciones son la exploración y las mazmorras, ¿no?-ahora con una pronunciación continuada y estable, a diferencia de las primeras palabras.