Acantilados

Sarah sentirá su respiración y su corazón latiendo,  no había nada más en ese momento,  en su cabeza se reproducian todas la opciones y posibilidades,  coincidiendo con el grupo de cosechados,  debían empezar a moverse entre las casas.

No podía luchar,  no podía quedarse parada y no podía volver al descampado,  eso la dejaba una única opción, correr entre las ruinas hacia el torreón,  y sus opciones de superviviencia aumentaban si avanzaba rápido.  Así que comenzó a correrá saliendo por una callejuela.

El cuerpo le palpitaba,  le dolía la tripa,  su cara la ardia,  pero había algo profundamente hermoso en ella en ese momento,  sus ojos tenían  brillo y se mostraba en su rostro una media sonrisa,  si alguien se centraba en mirarla.

¿Era el peligro de muerte? ¿Era el estar centrada únicamente en el presente?  ¿Era que su cerebro estuviera por fin en silencio?  No lo sabía, ni le interesaba. Ahora mismo lo único que sabía era que estaba viva y quería que siguiera siendo así.

Todos sus músculos, mientras apretaba los dientes con tan fuerza para contener la salta de blasfemias que quería soltar por mera frustración. Rua no se quejaba del ejercicio físico, había hecho bastante a pesar de que su figura no lo diera a entender, pero aquella situación se salia de cualquier normalidad.

Agradeció por tanto que le hiciera caso con lo de salir rápidamente de allí y correr hacia otro edificio aledaño a ese sin discutirle, porque sus niveles de tensión cortaban casi tanto como sus uñas, que dolían en sus manos mientras agarraba las cestas que raspaba su piel. La intervención de Qwara o mejor dicho su deseo de morir joven, hizo que le mirase con ojos muy abiertos. Por un segundo Rua se contuvo de decirle que estaba loca de atar si pensaba que podría jugar al pilla pilla con escondite con aquella cosa, peor se callo la boca.

Un sentimiento bastante egoísta y oscuro surco su mente, mas no se sintió culpable por ello <<Si quiere dárselas de heroína, espero que le salga bien...pero sino, al menos su pellejo salvara al mio>> Rua en realidad no quería que nadie muriese, pero tampoco estaba tan loca como para anteponer la vida de otro sobre la suya. Nadie le había pedido a esta arriesgarse, pero tampoco iba a ser ella quien intentara quitarle las idea de la cabeza si eso podía salvarlos con suerte a todos.

Rua por tanto no miro atrás una vez Qwara salio y siguió repetidamente al resto, buscando ser lo mas rápida y a la vez silenciosa que le era posible. Su respiración parecía quemar dentro de sus pulmones mientras en sus oídos aprecia escuchar mas y mas fuerte los cascos del caballo, como si no parara de acercarse a ellos pese a los intentos de la sudafricana por despistarlo. Parecía que fuese a ser imposible dejarlo atrás y aquello comenzaba a desesperarle por completo.

<<Mierda, encima ese estúpido refugio o lo que mierdas sea, aun queda un poco para que logremos llegar>> pensó Rua con la respiración entrecortada y un punzante dolor en la boca del estomago. Tenia el estomago vació, al igual que todos los demás y las fuerzas que poseían no iban a durar demasiado, menos tras haber estado corriendo y moviéndose todo el tiempo desde el día anterior, sin probar bocado alguno.

Hecho un rápido vistazo hacia atrás sin dejar de correr, solo para comprobar su el corcel les perseguía, mas no solo no vio ea este, aunque podía escucharlo a cierta distancia, sino que tampoco vio a Qwara ¿se había desviado a caso del camino conforme corrían entre casa y callejuelas estrechas?. Rua chasqueo ligeramente la lengua para si misma, esperando que al menos esta tuviera sentido de la orientación al saber encontrarlos, porque estaba claro ellos no iban a dejar de correr.

Rua iba a seguir corriendo sin prestar mas atención a nadie, pero la expresión de Sarah que corría justo tras ella, le puso el vello de punta.

<<Coño, esta tía esta loca ¿que mierdas hace sonriendo mientras un caballo carnívoro nos persigue¿?>> pensó incredula girándose de nuevo al frente en cuestión de segundos, ante semejante cosa que acababa de ver y que no podía asegurar que no hubiese sido fruto de su imaginación alterada por la situación de tensión. Si debía ser eso, porque nadie en su sano juicio estaría sonriendo con lo que andaba tras ellos queriéndolos matar.

<<Si al final los mas locos de este grupo vamos a ser los humanos...joder>> y no se excluía de aquella concluso de ninguna forma, porque el simple hecho de estar allí arriesgando su pellejo para llevar comida a donde estaba quedándose, solo por su afán de ver la puñeteras bañeras voladoras, no era tampoco muy cuerdo. Lo peor, es que probablemente volvería a hacerlo si es que se libraba de esa cosa.

<<¡Piensa positivo, piensa positivo y darle mas caña a tus piernas, ostia!>> le dolía hasta el alma de correr agarrando las cestas, también las piernas por causa de las botas que cargaba su peso y el peso extra. Su resistencia no es que fuese tan mala realmente, pero una cosa era correr con botas de plataforma y otra con zapatos adecuado para ello. La diferencia era abismal. Si a eso se le añadía que no habían comido y que ella en particular había literalmente vaciado su estomago el día anterior, sus niveles de energía estaban en rojo. Lo que le daba fuerza para seguir corriendo pese a todo era la adrenalina y las ganas de no convertirse en excremento de caballo, si le quitaban eso, era un despojo de energías. Menos que una ameba.

-¿Queda...mucho para el refugio?¿Podéis verlo?- susurro apenas al resto del grupo una vez se internaron en otro de los estrechos callejones, para buscar evitar al caballo sin dejar de avanzar apuradamente- Si seguimos así cargando todo esto...no llegaremos muy lejos. Nos cansaremos antes- ella llevaba dos cestas pero aparte Nery's cargaba también otras, sin contar que tenían ahora también las de Qwara. Y no es que fuesen precisamente ligeras. Una idea loca surco su mente ante eso, aunque estaba segura que con lo que les taba costando conseguir comida ninguno estaría a favor, pues implicaba dejar la comida escondida y volver un poco mas tarde por ella una vez hubiera alejado al caballo de aquella zona con ayuda de Qwara. Era arriesgado si, pero si seguían sin despistar al dichosos corcel, Rua no dudaría en realizar su idea. No podrían seguir corriendo de esa forma mucho tiempo mas cargados como iban, sino dejaban de ser perseguidos o encontraban el refugio pronto, las pocas fuerzas que aun poseían no les iba a durar eternamente.

<<Espero que no tengamos que llegar a eso. Venga, caballo maldito déjanos en paz.>> pensó Rua mordiéndose el piercing del labio insistentemente.

El miembro 'Tak' ha efectuado la acción siguiente: Número Aleatorio

---

'Dado de 100 caras' : 47

*(A los mares en vez de a la tumba pues los frivys no tienen cementerios y llevan a sus muertos al mar.)

Maila corría como si le fuera la vida en ello porque así era. Y era una sensación horrible. Le dolían las piernas, su respiración estaba ya en las últimas y el miedo le atenazaba el pecho como una garra demoníaca. Al menos la reconfortaba estar acompañada de todos ellos, no quería imaginarse tener que pasar por todo esto sola.

En algún momento escuchó a Qwara provocar al caballo y seguir distrayéndo. Maila tenía a la chica por alguien valiente, pero en su opinión aquel comentario solo podía empeorar las cosas. Porque por alguna razón su mente castigada por esa situación creía que aquella bestia podía entenderlos. Aunque no lo supiera en realidad no era una idea tan descabellada en Rocavarancolia.

Al igual que a Rua a ella tampoco se le escapó la sonrisa de Sarah y en aquel momento sintió el impulso de borrarle esa sonrisa estúpida con un bofetón. No sabía qué era tan gracioso para ella en esas circunstancias y le molestaba bastante. <<Si tan divertido le parece todo esto ya podría haber distraído ella al caballo, no te jode>>. Pensó enfadada, porque centrar tus pensamientos en eso mientras corres es mejor que centrarlos en un caballo colosal con ganas de descuartizarte.

Nery´s abrió la puerta del siguiente edificio con un fuerte empujón y la hawaiana entró como un huracán violento. Había dejado que su respiración se descontrolara demasiado y ahora sufría las consecuencias. Torció el gesto con la idea del frivi, no le gustaba tener que separarse de otro compañero pero entendía que era lo mejor. Qwara no parecía conseguir darle esquinazo o ya estaría aquí con ellos. Quería ayudarla, pero en esos momentos el miedo era demasiado fuerte como para decir nada. De todas maneras no tuvo tiempo de tomar una decisión pues un estruendo de rocas derrumbándose cortó sus dudas de raíz. El lamento del caballo gigante fue lo más esperanzador que había sentido en mucho tiempo y más lo estuvo cuando de la polvareda vio salir a la chica.

-¡Vamos!- Gritó con todas sus fuerzas.- ¡No sabemos si está muerto, tenemos que correr ya!- Maila se dirigió a la puerta del otro lado del edificio apresurada y abriría la puerta violentamente, dejaría pasar primero a todo aquel que llevara cestas y después cruzaría el umbral con una pizca de energías renovadas. La esperanza de salir de aquella situación había disminuido lo suficiente el terror como para que pudiera pensar con más claridad y ver el cuadro en su conjunto.<<Ahora o nunca>> Pensó un tanto fatalista, aunque no le faltaba razón.

El hijo de lunas solo se preocupaba en correr y mirar a su alrededor de vez en cuando, por si acaso. Se fijó brevemente en las reacciones de unos y otros, pero no eran su prioridad. Solo le importaban las cestas, las provisiones.

Por eso mismo se detuvo cuando Nery's dijo de quedarse atrás con todas ellas. ¿En qué pensaba? El grupo sabría volver al refugio o perecería en el intento, pero él sabía defenderse y no se iría sin la comida. No hasta que pudiera apañarse cazando. Además, se acababan de conocer todos. Bastante se estaba fiando ya de ellos.
—Me quedo contigo, mejor.

Y esperaron. Pefka miraba a su alrededor, intentando respirar lo más tranquilamente posible mientras atenazaba el arco y sus flechas. Tendría más oportunidades que su compañero con un solo proyectil, pero no quería malgastarlas por estar agitado tras la carrera.

Descubrieron más tarde que no harían falta sus medidas de seguridad. Primero llegó la visión del derrumbe, seguido de Qwara y el ruido y los relinchos de la bestia atrapada. Su calma se desmoronó y su pierna derecha pateó el suelo sin parar. Sin quitar ojo del desastre, se acercó a la humana. Parecía tener algunos rasguños y moratones que empezaban a asomar, pero no veía sangre. Eso le calmó un poco.
—Hay que largarse, no sabemos si podrá levantarse —miraba al montón con preocupación.

Sin embargo... esa preocupación tenía dos vertientes. La primera, la obvia, que se recuperase y les persiguiera de nuevo. La segunda, quizá menos razonable para el grupo... Se reirían de él, pensó, ¡mira que concederle una muerte decente después de intentar matarlos! ¿Se irían sin más? ¿Dejarían a la bestia sufriendo ahí debajo? El nombrado arrugaba el rostro. No quería dejarla así. Si conseguía salir, seguramente quedaría maltrecha de por vida y otro depredador acabaría con su sufrimiento, pero le dolía su agonía. Si por él fuera, sin pensarlo mucho agarraría la jabalina de Nery's y remataría a la criatura. El problema era que no se entreveía la cabeza por los escombros y no quería quitarle peso y arriesgarse a liberarle. Si escarbaban entre las piedras con sus armas, su agonía sería mayor. No sería una muerte rápida.
—No me gusta dejar bestias sufriendo, pero no le veo la cabeza para terminar con esto ya y no quiero ayudar a que salga de ahí —se lamentó. Quería pedirles ayuda, pero quizá no lo entenderían.

Al final su provocación surtió efecto y Qwara se vio envuelta en el juego del gato y el ratón que había estado buscando. La sensación no la satisfacía, sin embargo, pues a pesar de que había logrado desviar la atención sobre sus compañeros y la teoría de su plan era solida, el implacable avance del kelpie apenas le frenaba en las estrechas callejuelas. La sudafricana tenía los nervios a flor de piel mientras avanzaba y los crujidos de los edificios a su espalda no ayudaban a tranquilizarla, pero mantuvo el ritmo aferrándose a la vana esperanza de que el monstruo se cansara o se quedara atascado.

No tuvo que caminar mucho más antes de que su deseo se cumpliera, pero cuando sintió como a su espalda el mundo se venía abajo el terror le atenazó las tripas. A punto de tropezar por la impresión  del derrumbe, la muchacha apretó el paso mientras la destrucción le daba alcance y los cascotes empezaban a caerle encima, golpeándole duramente en su carrera hacia cielo abierto. Al final, sin saber como, logró salir de la polvareda con los ojos cerrados y sin morir aplastada en el proceso.
—Estoy bi-... —intentó responder a Nery's al verle a lo lejos, pero un ataque de tos le interrumpió y tuvo que doblarse sobre si misma mientras luchaba por tomar aire.

Había salido viva de milagro y su dolorido cuerpo se lo iba a recordar durante un tiempo, pero por absurdo que pareciera eso no era lo que más le preocupaba en aquel momento. Los relinchos del kelpie bajo aquella montaña de cascotes eran desgarradores y le atravesaban de parte a parte, haciéndole sentir como un despojo por haberle conducido hasta aquella trampa mortal.
—A mi tampoco me gusta dejarlo así, Pefka, pero no se me ocurre una forma de terminar con esto sin ponernos en peligro de nuevo... —le respondió al krabeliense cuando este se pronunció al respecto, apoyándose en una pared para sostenerse mientras observaba el derrumbe con expresión abatida. Aunque aquel ser había querido matarlos dejar que muriera de aquella forma era un acto terrible y la sudafricana compartía los pensamientos del hijo de las lunas—. Lo más probable es que se nos eche encima si movemos las piedras para acercarnos a él y no creo que sea buena idea postergar mucho más tiempo nuestro regreso al torreón. —añadió al final, mordiéndose el labio con nerviosismo.

Cuanto más tiempo pasaban al descubierto más se arriesgaban a que una situación similar a la que acababan de vivir se repitiera. No había sentido aquella preocupación al despertar por la mañana, pero ahora sabía de primera mano que en aquella ciudad eran poco más que un aperitivo para cualquier cosa que se cruzara en su camino, y ser consciente de ello la empujaba a querar huir cuanto antes.

Maila podía sentir ese halo de esperanza en su pecho, una sensación que nunca había sentido, al menos no en esas proporciones. La propia alegría de imaginarse sobreviviendo a esa bestia creaba el atisbo de unas lágrimas felices. Si bien no estaba llorando a lagrima viva y solo eran unos ojos rojos y húmedos sabía que no tardaría en explotar, tarde o temprano.

Escuchó a Pefka y a Qwara hablar y no pudo evitar acercarse por el tema de conversación. A Maila le gustaban los animales, no como algunas personas cuya vida giraba en torno a ellos. Pero los encontraba monos, graciosos, a algunos magníficos y a otros muchos asquerosos y aterradores. El kelpie de aquella mañana entraba naturalmente en el último grupo. Ese caballo además había querido zampárselos así que la hawaiana no podía estar más en desacuerdo.

Sin embargo aquel no era buen momento para discutir sobre ese tema, y ya puestos ni siquiera era un tema para discutir. A Maila le daba un poco de rabia que sintieran pena por ese bicho que les había hecho sentir tan mal...pero estaba en otro mundo y con gente que no conocía, algunos alienígenas. <<Céntrate en lo que importa, hija mía>> Se dijo así misma. Por otra parte Maila no pudo estar más de acuerdo con la sudafricana en irse de allí y respiró aliviada en parte. <<Por un momento he pensado que iban a remover entre los escombros, Dios mio>>. Pensó suspirando.

-Tiene razón-. Dijo tan rápido que se trabó un poco al hablar.-Vayámonos en cuanto antes, no sabemos si hay más de esas cosas por ahí fuera o lo que sea. Vamos, por favor-. Casi suplicó la chica visiblemente nerviosa.

Había estado tan concentrado en lo que pasaba delante que pego un brinco cuando por fin se dio cuenta de que Pefka estaba a su lado. Ni siquiera le había oído decir que se quedaba con él.

La alabarda estaba sujeta fuertemente mientras se acercaba a Qwara y Pefka sin dejar de mirar ni por un segundo al montón de escombros del que salían relinchos de desesperación. No pudo evitar torcer el gesto ante el sonido, aunque el miedo se anteponía con firmeza a su empatía.

La conversación entre ambos parecía coincidir con lo que pensaba y Maila tenía tantas ganas como él o más de largarse de aquel sitio y volver a su nuevo hogar.

-Sí, vamos. Megano podemos arriesgarnos a hacer nada. -Habló sin muchas florituras para ellos. -Él o nosotros. ¿Necesitas ayuda para moverte Qwara?

Nery´s estaba preparado para llevar la carga que hiciera falta, todos estos años de entrenamiento que solo le habían servido para ser la envidia de prácticamente todo frivo ahora podía sacarles verdadero partido, y no pensaba malgastarlo.

Le sorprendió ver que no era el único que se sentía mal, pero comprendía sus razones para irse sin más. No quería pensar más en ello, así que dio la espalda al montón de escombros y cogió una de las cestas que habían dejado al cuidado de Nery's.
—Tenéis razón. Salgamos de aquí antes de que...

¿Antes de que volvieran a estar en peligro o antes de que cambiara de idea? Suspiró antes de ponerse en marcha y echó a andar de vuelta. Intentaba recordar por dónde habían venido, o identificar alguna cueva que le sonara de algo. Le era mucho más fácil orientarse en campo abierto que en aquel lugar, todo gris y tan parecido. Con suerte, antes o después verían el refugio elevarse sobre las ruinas que les rodeaban.
—¿Alguien recuerda el camino?

Sigue en el Torreón Sendar