Bahía de los Naufragios

Karime rió cuando DL comentó que no habría sido buena compañía en Libo y que ella podría llevarle cuando quisiera.

- Por supuesto que te llevaré. Eso ni lo dudes. De hecho, podríamos ir alguna vez todos. Hay muchos sitios geniales en la capital. O incluso podríamos ir de acampada al exterior. Antes iba con mi hermano todos nuestros cumpleaños y es sorprendentemente divertido para la clara escasez de individuos agradables a la vista y bebidas alcohólicas. Aunque claro, si voy con vosotros nada de eso se cumplirá- comentó animada ante la idea de una acampada con sus amigos.

La loba dejó que fuera Saren quien contestara a la pregunta de si seguían viviendo en la Sede y escuchó atentamente el relato de DL sobre el tiempo que llevaba fuera y donde había estado. Entendía que la muerte de RR debía haberle afectado bastante. Aunque lo consideró en algún momento su amigo, Karime no había tenido a penas relación con el foner desde la transformación y que ella supiera el resto de sus compañeros tampoco, pero para DL era distinto ya que, tras el cierre del portal a su mundo, eran los únicos dos foners que quedaban en la ciudad y quedarse como el último debió ser duro.

A la licántropa le dio una punzada en el corazón cuando el cambiante dijo que se alegraba de que todos estuvieran bien y que se había enterado de todo al llegar de nuevo a la ciudad el día anterior. Sí, ellos estaban bien y la mayoría de sus amigos y conocidos también, pero Karime no podía evitar recordar a Ariv, su niña, quien no había tenido ni la más mínima oportunidad. Ni siquiera le habían permitido luchar por su vida esa última noche.

Sacudiéndose para olvidar la tristeza, se recordó que en ese momento estaba reunida de nuevo con sus amigos y que aquello podría ser la base para retomar esas amistades y poderse proteger entre ellos. Estaba a punto de sugerirles acercarse a alguna mesa a tomar algo, cuando Tap se despidió. A la loba le dio pena que se fuera tan pronto, pero entendía que tendría otros planes o cosas que hacer.

- Por supuesto que nos volveremos a ver y que habrá una invitación de por medio- dijo apoyando la proposición de Saren-. No creas que te vas a deshacer de nosotros tan fácilmente- le comentó con una sonrisa mientras se despedía-. Y no se lo digo solo a él, ¿eh? Vamos a quedar todos más veces aun si os tengo que arrastrar desde vuestras casas hasta la taberna. Y también deberíamos invitar a Bran. Sé que no es fácil salir a comer con él, pero no podemos excluirle por tener una dieta tan limitada. Ni que fuera vegano.

Riendo la loba siguió su idea inicial e invitó a sus amigos a acercarse a alguna de las mesas con comida y bebida para seguir ahí la charla y poder disfrutar del resto de la fiesta.

Strix Ananta consideraba que llegar a la hora era llegar tarde, por eso intentaba siempre llegar primero a todos los lugares en que quedaba. Llevaba en la playa ya un buen rato habiendo atajado vía el acantilado. Literalmente se había deslizado a buena velocidad hacia el abismo y no había ni parpadeado cuando empezó a caer. Con unos sencillos gestos y unas palabras había comenzado a levitar a pocos metros del suelo.

Iba vestida con una camisa negra con encaje y escote, llevando debajo un sujetador deportivo. Llevaba unas gafas de sol y una botella con runas grabadas en la mano. El termo contenía una de sus bebidas favoritas, té negro cargado con limón y miel.

Al poco rato, poco antes de que diera la hora de quedar, vio llegar una forma peluda a cuatro patas.

"Maestra" saludó Zarpa cuando llegó a su altura. La leoparda se sentó sobre la arena a la espera. "¿Qué haremos hoy?"

-Cuando llegue Adru os lo digo. Ya sabes que no me gusta repetirme mucho - respondió con calma mientras uno de sus mechones de pelo levantaban las gafas de sol y las ponían en su cabeza.- No creo que tarde mucho en llegar. Es rápida.

Como queriendo hacer justicia a la afirmación de la naga el gamusino apareció en cuestión de un par de minutos corriendo como una centella y dejando un reguero de remanencias tras de sí.
—¡Hoooolaaaaaa! —Empezó a saludar a cierta distancia, pero para cuando terminó de pronunciar la última “a” ya se encontraba a su lado prácticamente.
Se detuvo e hizo un saludo militar con una gran sonrisa. En la espalda llevaba un bō y en la cintura dos espadas cortas. La edeel comenzó a saltar alrededor de Zarpa y Strix con muchas ganas de empezar. Sobre todo estaba emocionada por la localización: teniendo cerca a dos veteranas seguro que no corría peligro si se adentraba un poco en el mar.

Efectivamente el gamusino no tardó en llegar corriendo a toda velocidad dejando remanencias. Strix tomó tranquila un trago de su botella, las runas mantenían el té a la temperatura que le gustaba a la naga, muy caliente.

-Bien, ya estamos todos - empezó a decir.- Primero dejad que os comente una cosa - Zarpa se acomodó tranquilamente en la arena previendo que aquello podría ir para largo.- Ambas os estáis preparando para entrar en el ejército y tenéis intenciones de entrar en la misma unidad, jinetes de dragón.

>>Así pues tengo intención de entrenaros este tiempo de forma conjunta. En la base os entrenarán en disciplina y esas cosas, no es mi plan. Zarpa tiene más experiencia con su transformación y un entrenamiento más extenso, tendremos que suplir eso en poco tiempo, Adru. Pero con trabajo y dedicación lo conseguirás seguro. La cosa es que me gustaría que formarais un equipo. Aprender a trabajar juntas no sólo os hará más letales si no que podréis llegar a combatir codo con codo con otra gente de forma más eficiente.

Los ojos de Zarpa brillaron con aceptación. El gamusino le gustaba, derrochaba energía en cada movimiento y era un soplo de aire fresco en aquella ciudad de aire viciado.

"Yo estoy dispuesta" respondió emitiendo un ronroneo y mirando a Adru para ver qué decía.

Se detuvo en seco cerca de la varmana mientras se concentraba en las palabras de su entrenadora, con la boca entreabierta y rostro serio. Se balanceaba sobre sus talones y sus orejas se movían sin parar, pero entendió lo que le decía. Se cuadró y levantó el pulgar en señal de aprobación cuando Strix le dijo que iba a tener que esforzarse.
—Cuenta conmigo: haré lo que me digas.
Al escuchar el resto de las indicaciones, comenzando a emocionarse al oír hablar a la naga sobre los dragones, se giró hacia Zarpa y tomó una de sus patas entre sus manos, sacudiéndola un poco.
>>¡El trabajo en equipo es lo mejor! ¡La unión hace la fuerza! —añadió tras el mensaje telepático de la licántropo.

La naga sonrió al ver el entusiasmo por parte de las dos. Lo cierto es que desde que habían empezado a enseñar en la Sede cada vez estaba más orgullosa. Tenía tres aprendices, si aquello se propagaba... quién sabía donde podía terminar.

-Me alegra que os parezca tan bien - bebió un sorbo del termo.- Por cierto, vuestro examen final antes de tomar los exámenes será un combate contra mí, con todo lo que tengáis. Así os ganaréis una carta de recomendación escrita de mi puño y letra para Cicatriz. Seguro que así entraréis con buen pie - les guiñó un ojo.

Zarpa pegó la cabeza contra el gamusino y ronroneó más fuerte.

"Vamos a esforzarnos mucho, Adru. Seremos los mejores jinetes del ejército" dijo con entusiasmo.

-Así me gusta y ahora vamos a empezar - dijo poniéndose mas seria.- Lo primero de todo que quiero que hagáis es ver vuestro límites y cuánto os diferencia en velocidad. Por eso quiero que vayáis al otro extremo de la playa y corráis a toda la velocidad que podáis hasta aquí, poned toda la carne en el asador. Veréis la señal de salida claramente.

¿Un combate contra la naga? Aquello no iba a ser fácil, pero Adru aceptaba el reto. No sabía lo que era una carta de recomendación, pero podía suponerlo y estaba dispuesto a ganársela.
—Nadie nos va a superar —respondió a Zarpa.

Siguiendo las instrucciones de Strix se encaminó a la otra punta de la playa junto a la varmana. Tuvo que contenerse para no echar a correr y solo caminar deprisa, porque sabía que no tenía que cansarse si quería ofrecer el mejor resultado posible. Se colocó en posición de salida, apoyando las manos contra el suelo y las rodillas flexionadas. En cuanto se dio la señal salió disparada haciendo uso de toda su velocidad de gamusino. Un reguero de remanencias cubriría aquella parte de la playa durante la carrera y algo después. Cuando alcanzó la meta jadeaba como no lo había hecho en bastante tiempo y se dobló sobre sí para recuperar el aliento.

La señal fue un claro resplandor rojo en el aire y Zarpa salió disparada. Había tenido un mejor tiempo de reacción que Adru gracias a sus reflejos felinos pero el gamusino no tardó en dejarla atrás, dejando una brillante estela de formas suyas en carrera. La leoparda aceleró todo lo que pudo pero aún así Adru llegó primero que ella por unos segundos.

Al llegar se sentó para recuperar un poco el oxígeno y se fijó en que había aparecido una mochila al lado de la naga.

Strix abrió la mochila y extrajo dos botellas con dando una a cada una.

-No está mal - les dijo.- Esas botellas contienen agua mezclada con una poción que os ayudará a mejorar los músculos. No tenéis magia y en el caso de Adru no sé si tus amigos sabrán ya como ayudarte a recuperarte de la fatiga tras un entrenamiento intenso.

>>Veo que serás mucho más rápida que Zarpa, a pesar de su tiempo de entrenamiento no has tardado en dejarla atrás y eso apenas dominando tu transformación. De todas formas ninguna ha mostrado su verdadera velocidad. No, no por vuestra propia mano - señaló la arena y le dio unos toquecitos con la cola.- Siempre cuesta más esfuerzo y ralentiza ligeramente moverse sobre una superficie que no es del todo sólida. Correr sobre arena es un buen entrenamiento.

-Ahora quiero que hagáis lo mismo, Zarpa irás alternando entre tus diversas formas. Y Adru, quiero que tú intentes ir más lento, me gustaría comprobar a qué velocidad empiezas a generar y mantener remanencias constantes - les dijo antes de despacharlas de vuelta al principio de la playa.

"¿Qué te parece si esta tarde te pasas por mi habitación y te dejo algunos de mis libros sobre dragones? Tienen dibujos muy buenos sobre los distintos tipos y los describen muy bien". le comentó por el camino.

Agradeció entre jadeos la botella que le tendió la naga y la bebió de un trago, atragantándose un poco en el proceso. Al terminar observó la botella vacía como si pudiera ver la magia a la que se refería la naga dentro de ella.
—Guau, sí que me siento mucho mejor de pronto —aseguró tendiéndole la botella vacía de vuelta—. Neil sabe hacer un hechizo que hace que te sientas mejor, pero no sé si es ese.

A continuación Strix les explicó acerca de la carrera que habían hecho y el gamusino se enorgulleció de saber cómo de rápido podía llegar a ser: le encantaba correr con sus nuevas capacidades. Observó la arena cuando la ulterana hizo mención a ella y tomó nota: tenía que volver a probar a esprintar de la misma manera pero en las calles de la ciudad. Aunque se preguntaba si había algún lugar con suficiente espacio para no chocarse…

Estaba divagando y se estiró de pronto al oír su nombre, a tiempo para escuchar sus instrucciones personales.
—¡A la orden! —dijo realizando un saludo militar.

>>¡Oh, sí! —respondió a la pregunta telepática—. ¡Quiero verlos!
Una vez volvieron al punto de inicio anterior, el gamusino dudó unos instantes antes de empezar a trotar, aumentando progresivamente la velocidad. Las primeras remanencias no tardaron en aparecer, aunque a intervalos mucho más amplios que antes.

Que el gamusino aceptase puso de mucho mejor humor a la licántropa. Los dragones habían sido una de sus mayores aficiones desde que había llegado a la ciudad, y poder compartir aquello con alguien al que parecía que le gustaban tanto como a ella era algo genial.

Salió corriendo en cuando vio la señal y a medio camino fue cambiando de aspecto hasta que llegó a la meta completamente en su anterior forma. Jadeaba pero se sentía bien.

Strix les mandó repetir aquella misma prueba dos veces más. Cuando llegaba la naga anotaba unas cosas en una libreta que sostenía con sus mechones de pelo.

-Bien, ahora que ya hemos terminado el calentamiento quizá sea hora de aumentar el nivel - les dijo volviendo a beber de su botella.- Vas a correr sobre el agua, Adru. Te pondré una serie de protecciones para que no sea peligroso. Tampoco quiero que te adentres mucho en el agua, apenas unos metros pero quiero que corras paralela a la costa, ¿crees que podrás?

Strix les indicó parar para cambiar de ejercicio, y Adru no podía estar más contento de lo que oía: podría por fin correr sobre el agua.
—Nunca lo he hecho antes, pero creo que sí —respondió a la naga con convencimiento—. En paralelo a la costa y sin meterme mucho. Lo pillo —repitió más para sí que para su entrenadora.
Esperó a que la ulterana conjurase sobre ella las protecciones que había mencionado y trotó hasta estar a unos metros de la orilla desde el lugar donde Strix les había mandado iniciar la carrera del principio. Le dedicó un gesto de asentimiento a Zarpa y echó a correr. Al principio no muy rápido, pero después aceleró hasta que empezaron a aparecer las remanencias. Un poco más. Entró al agua.

—¡Wooooo!
El agua salpicaba con fuerza a su alrededor mientras se adentraba en esta sin dejar de correr. Tuvo que realizar un giro muy amplio para volver hacia la orilla, pues no sabía si al decelerar demasiado se iba a hundir y no sabía nadar. Esperaba que Strix no se enfadase porque se hubiera adentrado tanto al principio: no había podido evitarlo. Haciendo la parábola consiguió colocarse a una distancia que esperaba fuera suficiente cerca de la orilla y corrió sobre el océano hasta llegar al punto en el que le esperaba la ulterana, haciendo un zigzag algo más amplio que en tierra para asegurarse de que no se iba a hundir. Salió del agua aun corriendo, acabando unos metros alejada de Strix por el mismo motivo que antes. Volvió junto a ella con una breve carrera y miró hacia el mar haciendo visera con la mano.
>>Mirad todas esas Adru —dijo con una gran sonrisa mientras las remanencias empezaban a desaparecer una tras otra—. Menos mal que no se pueden hundir: no creo que sepan nadar tampoco —bromeó.

Strix y Zarpa observaron los progresos del gamusino. Ciertamente era impresionante aquello de poder correr sobre el agua, ciertamente tanto la licántropa como la naga sabían nadar bastante bien pero ¿correr? La Luna no les había concedido tal don.

La entrenadora apuntó más cosas en su libreta y finalmente miró a la leoparda.

-¿Qué haces aún aquí? - preguntó frunciendo el ceño.

"No me has dicho qué hacer a continuación y yo..."

-Sigue corriendo - la cortó.- ¿Crees que no me he fijado en que has pillado un par de kilos? De una punta a otra de la playa, cada vuelta en una forma distinta. Venga, venga - la despachó.

-Impresionante - respondió Strix al gamusino.- Tengo tu siguiente tarea. Volverás a correr sobre el agua, pero irás decelerando hasta que te hundas en el agua, de esa forma sabremos cuál es la velocidad mínima a la que debes ir para poder hacer esto - dijo tras tomar otro sorbo de su té.- No te preocupes, tendré un hechizo de levitación preparado para recogerte, no voy a dejar que te ahogues.