Sueño de Toima

Toima saltó a la arena con sus pies descalzos. Notando su textura. A su alrededor unos espetadores febriles acompañaban el típico hilo musical de los colisos. Arena, blanca y fina a sus pies y una reja suspendida en el aire que le separaba de su nuevo oponente. Giró en círculos viendo a las personas que miraban o al menos intentandolo puesto que no podia parar de mirar de reojo a su nuevo y mutilado oponente. Sonrío pérfidamente. Ante aquellas circunstancias podia dar luz verde a su naturaleza y su oponente no podria resistirse a ello. Pensandolo bien, casi parecia un sueño que nunca antes habia tenido. Dar rienda suelta a su violencia le ponia de buen humor. Cruzó la distancia que les separaba riendo con una cacofonia, ahora mucho más aguda por su edad.
-Dime pequeño gusano-dijo mientras se acercaba.-¿De que manera quieres morir?-

Toima abrío bien los ojos, sorprendido, al comprobar que el mutidado que era su oponente no era ni más ni menos que él mismo, de adulto. Retrocedio un par de pasos. No podia ser. Él estaba ahi y nunca se dejaria acabar de esa forma. Antes se quitaria la vida.
Un escalofrio recorrío su espalda cuando el se versión adulta y mutilada le rebotó la pregunta a él y, tras lo cual y sin que el Toima pequeño se diera cuenta, estaba en el suelo sangrando. El mutilado le volvio a provocar y más golpes le vinieron de la nada haciendole rodar por la arena.
-¡Joder!-dijo golpeando la arena y poniendose en pie. Extendio el dedo indice, acusador hacia su versión adulta y exclamó-¡Estás haciendo trampas! ¡Pelea justo!-Toima pegó un grito que a él le parecio amenazador pero que probablemente no era diferente de un rugido de un cachorro y se abalanzó contra su oponente. Le puso boca arriba y se sentó en su pecho. Gritó una vez más tras lo cual cerró los puños y comenzó a descargar una serie de puñetazos en toda la mandíbula. No le miraba a la cara, por la mala sensación de reconocerse en aquel rostro y a continuación pasó con los arañazos indiscriminados. Todavia se movia asi que los pequeños y delgados dedos se dirigieron hacia las cuentas de los ojos, con intención de sacarle los órganos a la fuerza y verle sangrar.

Toima se estremecio mientras sentia el latigazo de dolor por la cara en el sitio en el que el afilado acero le habia cortado. Estaba al limite y, sin embargo, su furia no se vio menguada.
¡YO NUNCA PIERDO!-exclamo, furibundo y su joven voz recordo a la de su version adulta. Agarro con fuerza la mano armada de su oponente y se la llevo a la boca. La doble y afilada hilera de puntiagudos dientes se clavaron en la carne de dedo pulgar de su version adulta y entonces, recurriendo a la potencia de su mandibula, el pequeño Toima arranco de cuajo el pulgar de su oponente y se giro rapidamente para aprovechar y arrebartarle a la castigada mano del adulto su arma. Dio un par de saltos hacia atras y se coloco el puñal en el unico tentaculo que se alzaba encrespado y amenazante sobre su cabellera. Recogia las ovaciones del estrado cual gladiador romano y el rostro serio, manchado a partes iguales de su sangre y la de su oponente.
-Yo nunca pierdo.-repitio, para reafirmarse. Se preparo para abalanzarse sobre su oponente.
-Mi nombre es Toima, no se quien eres ni porque vienes a por mi Toima. Pero te aseguro que sera tu Toima la que se pierda hoy.-y entonces, el pequeño esprinto contra su oponente y dio un salto antes de llegar con la intencion de vlavarle el puñal a la altura del pecho.
(Toima significa vida en ulterano :P)

El dolor sobrevino a Toima cuando el filo corto su tentaculo. Hinco la rodilla al suelo y e iba a responder a su version adulta pero unas manos lo inmovilizaron contra el suelo y, por encima de todo, no le dejaron hablar. Toima mordia aquellos dedos con ansia y rabia mientras se llenaba la boca de mas y mas arena. Toima tosio y pudo alcanzar a ver la cerilla encendida. Tuvo miedo. Sintio miedo al ver lo que estaba pasando. No queria morir pero no se dio cuenta de porque hasta que su boca ardio en llamas. El pequeño Toima se abrazo la garganta tan fuerte que podia parecer que se estaba ahogando. Rodo y rodo por el suelo y cuando las llamas se apagaron se hizo una bola y comenzo a llorar de puro dolor. Aquello era su final y era tan...irreal. Su boca, garganta y lengua estaban en carne viva por las llamas. Se pego un puñetazo a la altura de estomago, lo cual le hizo escupir sangre pero acallo su llanto. Apoyandose en una mano, levanto la cabeza hacia su version adulta. Su mirada desafiante no habia cambiado un apice. Aunque fuera un niño se aseguraria de que aquel cabron que se hacia pasar por el se las pagaria.
Pero algo fue diferente aquella vez en los pensamientos de Toima. ¿Porque era el un niño? Estaba seguro de que el era un adulto justo como el que se hacia pasar por el. Se puso de pie patosamente y, tambaleandose. El cuerpo ya no lo sentia. Tantos dolores se anulaban entre ellos y Toima solo pensaba en hacer daño a su oponente, en borrarle la sonrisa de superioridad. Tenia que volver al torreon victorioso, fuera irreal o no aquella vivencia, pues tenia claro que el no era niño pequeño.
El pequeño Toima levantó un puño y le desafio. Desafio a la arena misma, causa de todos sus males. Hablar no podia pero su mirada lo decia todo:
Ven a por mi con todas. Aquí te espero.