Puente del Abismo

Seguirle el rastro a Tap fue hasta más facil de lo que esperaba. Sin duda había seguido usando magia ya que el rastro a seguir no podía ser más claro. "Perfecto. Cada vez estoy más cerca"
Y así, mientras lo perseguía, acabé llegando hasta aquella extraña apertura. "Un agujero con un puente? No le veo el sentido, pero bueno supongo que será algo parecido a los pozos que vi al principio de mi cosecha. 
Ignorante de donde estaba avancé hacia el puente. Según el hechizo el repoblador estaba muy cerca, debería ser capaz de verlo desde ahi.

Y en ningún momento me di cuenta de que iba directo hacia una trampa.

En cuanto el vampiro localizó el ratro, salió de la Sede sin avisarme. Gruñendo, fui tras él tras cerrar la puerta. <<No podían pelearse de día y matarse los dos, no, ¡de noche cuando no veo un carajo!>> Tuve que invocar un hechizo de luz y usarlo a modo de linterna. También, por si acaso, reforcé el escudo mágico y añadí varias capas de protección básica. No me fiaba del vampiro ni del repoblador, como era natural, y menos aún a oscuras donde ambos sabían quién era el menos aventajado.

Siguiendo de cerca al otro llegué a una zona desconocida. Un agujero era dueño de la zona y sólo un puente lo cruzaba. Pablo se acercó y empezó a pasar por el puente, buscando sin duda a Tap. Yo, sin embargo, me detuve ahí: ¿pasar cerca de un agujero de semejante tamaño y con tan poca luz? Ni loco. <<Y menos teniendo en cuenta la de bichos que salieron de los Subterráneos en la noche de la Luna. ¿Será ese agujero una entrada? No me la jugaré con otra escolopendra>>

—¡Avisa cuando pases al otro lado! ¡O si le encuentras! ¡Yo me quedo aquí!

Así que hice guardia. Si el vampiro pasaba sin problema, quizá le siguiera. Pero hasta entonces, me mantuve alejado del borde, recargando el hechizo de luz de vez en cuando. Pero sin abusar, que no me convenía nada despertar o avisar a cualquier alimaña que rondase en la zona.

Comenzó como un susurro casi inaudible, tanto que al principio pensé que me lo había imaginado. Sin embargo la voz volvió a hablar, cada vez más alto. Al principio me pregunté de donde salía, pero no tardé en saberlo. Aquel abismo me estaba hablando.

Cualquiera que supiera lo que hacía podría imaginarse lo que estaba pasando. Una a una, todas y cada una de las afirmaciones procedentes del vacío me golpearon sin piedad.
Porque lo que me decía era la fría y dura verdad. Podía estar exagerada, moldeada... pero eso no cambiaba su veracidad.
Una trampa sincera en un mundo que no mostraba compasión alguna. Era irónico.

Y aun así no renuncié a vivir. Sufrí, me lementé internamente, y maldije todas y cada una de mis debilidades y estupideces. Queria acabar con todo el dolor y el remordimiento, quería silencio... Pero aun así, quería seguir vivo a pesar de todo. Tal vez por instinto, tal vez porque en el fondo consideraba que merecía la pena pasar por todo eso... o tal vez no sabía la razón. 
Había llegado a aquella ciudad huyendo. Desde siempre todo lo que quería era dejar lo malo atrás, y para ello renuncié a mi vida, a mi mundo... Ahora estaba tan solo a unos metros de conseguirlo, pero no avanzaba. 
A pesar de que desde siempre había creido que daría cualquier cosa por escapar de todo, seguía habiendo un precio que no estaba dispuesto a pagar.

Por desgracia todo dio igual.

No me tiraría, no de forma normal, pero había pasado demasiado tiempo escuchando aquella voz, ignorante de que hacía algo más aparte de hablar.
Mi voluntad ya no era mía. Ahora no me podía detener.
Y lentamente dí un paso, y luego otro, aproximándome de forma imparable hacia mi final.

Tap se arrepintió de haber conducido a Pablo hasta el Abismo en el momento que lo vio dar el primer paso. Y estaba seguro que en el futuro se arrepentiría de arrepentirse, pero en aquel instante sintió lástima por él. O algo parecido. El poltergeist se empujó con fuerza hacia Pablo y aterrizó en su cara a falta de un sitio mejor en el que tomar contacto directo con la piel del vampiro. Apretó sus cuatro manos contra esta y descargó sendas runas de descarga eléctrica sobre el terrícola muerto.

Las runas quebraron las protecciones mágicas de Pablo, pero no le hicieron daño y Tap se estaba poniendo nervioso. <<Concentración Tap, esto es peligroso>>. Se dio un par de cabezazos rápidos contra la frente del vampiro esperando que eso bastara para despejarse la cabeza y utilizó un hechizo de levitación tan rápido como se lo permitían las articulaciones del juguete. Estaba tan concentrado en escapar de ahí que no pensó lo irónico que era salir del abismo volando sobre la cara de Pablo. Montándolo como en los viejos tiempos, de manera poco eficiente.

Llevó a Pablo volando hasta el lugar en el que estaba el helión y lo dejó caer desde unos metros de altura. Que no lo quisiera muerto no significaba que no le deseara un hueso roto por aquel estropicio sinsentido que había hecho en la sede.

—Estamos en el Abismo que se comió a Charlotte, Atol—le explicó, no estaba seguro de cuánto sabía el helión al respecto—. Haz el favor de no acercarte. No me apetece salvarle la vida a dos gigantes en un mismo día—el muñeco giró su cabeza hacia el vampiro, dejándola en una posición antinatural con respecto al resto del cuerpo—. Esa grieta te había cogido de los capullos...—Tap todavía no estaba seguro del todo de por qué estaba haciendo esto, Pablo lo había intentado matar hacía veinte minutos—. Estamos en tregua, por cierto. Como se te ocurra hacer algo ahora mismo te tiro yo mismo ahí abajo. Sin hipnotismos ni mierdas...—pausó para respirar, acto reflejo de cuando solía estar más vivo y opaco—¿Estás bien?

Coincició con rehacer el hechizo de luz cuando vi a Pablo caminando... hacia el agujero. No de un lado a otro del puente, no, ¡al puñetero agujero! <<Qué demonios... ¿Tap está abajo? Bueno, él ve mejor en la oscuridad, quizá haya visto una piedra flotando o yo qué sé>> Me giré para rehacer el hechizo de luz que puse a mi espalda y entonces una sombra se deslizó a mi derecha. <<No me jodas>>

Terminé el maldito hechizo, desenvainé una de las cimitarras y entorné la mirada: era una hiena. O algo así. Yo qué sé, no veía mucho más allá de dos metros. No podía estar pendiente de esto y de los otros dos, así que intenté que me dejase en paz disparándole varios hechizos de impacto. <<Imaginemos que es Pablo o Tap: ambos detestan el fuego>>

—¡Largo, bicho!

El últimoo lo esquivó y luego cargó contra mí, pero cuando le tuve a tiro le disparé un hechizo de fuego. El pelaje prendió, la bestia se desvió de su objetivo con un aullido y pude descargar mi arma sobre su cuello con fuerza. Luego me alejé del cuerpo y volví a fijarme en Pablo...

—Qué... ¿Por qué vuelve levitando si puede cruzar el puente?

No venía levitando, algo le traía en su lugar. Y ese algo le dejó caer al suelo como si nada... Vale, era el muñeco. <<Qué mal veo, de verdad>> No tenía sentido que Tap le hubiera traído de vuelta... Hasta que el poltergueist explico por qué lo hizo. <<No, sigue sin tener sentido>> Tras sus palabras, me llevé la mano libre a la cara, mosqueado.

—Intentáis mataros, me como dos puñeteras flechas y ¿tras llevarnos hasta aquí lo salvas? Ahora qué viene, ¿eh? ¿Esto es algún rito de apareamiento? Esto es flipante.

No dije más. No tenía puto sentido nada de lo que había visto. Hasta la hiena era más inteligente que esos dos juntos. Así que, bien a la vista de los dos, me puse un escudo mágico y protecciones físicas y me largué de allí a la carrera.
Sigue en la Sede de los Taumaturgos.

Al principio no fui consciente de que Tap se me había subido a la cara, y casi ni me percaté de que rompía mis defensas. Los cabezazos en cambio ya fueron otra historia. Pequeña o no la cabeza del cuerpo del poltergeist era de metal, así que no puede decirse que sus golpes no me dolieran.
Aturdido por los mismos no me quedó otra que dejarme llevar levitando, y usé ese tiempo para intentar despejarme la cabeza. Lo conseguí a tiempo para evitar que la caída me hiciera daño.

Atol estaba allí también y fue Tap quien le explicó lo que había pasado, para luego preguntarme algo que no me habría esperado de él para nada.
-Define "bien"- Respondí. Obviamente bien no estaba, pero al menos seguía vivo, relativamente hablando. Luego llegó la bronca del helión, en la que no hablé porque no estaba para discutir.
"No tengo fuerzas para replicar, pero como vuelva a insinuar que hay algo entre Tap y yo, lo despellejo"
En su lugar respondí otra vez al repoblador.
-Por mi bien, de hecho te seguí para intentar acordar eso. Estoy harto de esta guerra.
Y harto de todo en general. Esta experiencia me había dejado cuanto menos destrozado. Lo mejor sería volver a la sede y encerrarme un tiempo. Quizás sirviera de algo, o tal vez no.

Sigue en la Sede de los Taumaturgos.

Zmey caminaba a paso lento, sin prisas, parándose a observar pequeños detalles de las avenidas y las callejuelas, como si quisiese grabarlos en su mente. Llevaba las manos en los bolsillos, y una de ellas jugueteaba con el comunicador que había creado para estar en contacto con Yoel. Debió dejarlo en la Sede.

-¿Qué ocurre, pequeño monstruo?- le recibió la cálida y cruel voz del abismo cuando se acercó.

-Supongo que estoy cansado- respondió Zmey con la sonrisa triste que había llevado las últimas semanas.

-Te sientes solo, ¿verdad? Los moralistas no te quieren por estar demasiado loco, y los verdaderos monstruos por estar demasiado cuerdo.

-Pensé que encajaría aquí- dijo el piromante, apoyando los brazos cruzados en la baranda.

-Pero no ha sido así. No encajas aquí, ni en ningún sitio. Eres un fracaso tanto como buena como mala persona. Estas lleno de rabia pero no sabes contra quién enfocarla. Torturar a Yoel no te satisface, te sientes sucio por haberte convertido en él.- las lágrimas empezaron a caer por las mejillas de Zmey, pero escuchaba atentamente las palabras del abismo. Las aceptaba- Trataste de hacer una nueva vida, y has quedado atrapado en la antigua. Quieres acabar con todo y no has sabido como hacerlo, pero yo sé como...

-Por eso he venido- dijo Zmey.- Ya te he dicho que estoy cansado.

-Entonces, ¿a qué esperas?

Zmey se encaramó a la baranda y quedó sobre el negro abismo, dubitativo.

-¿Me prometes que no me dolerá?- dijo con voz entrecortada. Era algo estúpido que después de todo lo que había pasado aún tuviera miedo al dolor, pero imaginaba que el dolor de la muerte sería algo distinto que el de todas sus heridas juntas. Las del cuerpo y las del alma.

-Nunca duele, pequeño monstruo. Tan solo salta y deja que la oscuridad te abrace. Te prometo que jamás volverás a sentir dolor.

Zmey volvió a sonreir, la que para él sería la última vez, y se dejó caer al vacío.

-Shiz, dime por dios que el rastro no lleva hasta ese puente - dije cuando tuve claro a donde nos estábamos dirigiendo. El chico confirmó mis temores y les detuve en seco.

-Se acabó, Yrio está muerto - anuncié, la voz me temblaba.- Podéis comprobarlo cuanto queráis, pero el rastro se acabará ahí, en ese puente - me debían estar mirando como si estuviera loco.- Intentaré explicároslo como mejor pueda, veréis, ese sitio se te mete en la cabeza y te habla, y lo sabe todo de ti. Saca a relucir los peores momentos de tu vida y debe de hipnotizarte o algo por que al final te acabas tirando. No podemos hacer nada por él ya, deberíamos volver - esperaba que mis palabras fueran suficiente y no quisieran acercarse.

El rastro iba en dirección a una grieta en la tierra. Aquello no pintaba bien.
Shizel le disparó una mirada molesta a Enredo al principio, pensando que no era el momento de perder el tiempo con pesimismos, pero los tres se detuvieron en mitad del aire cuando manifestó haber estado allí antes.
-¿Que los hipnotiza, dices?- aquello había despertado el interés de su faceta de mentalista, y en aquel apartado de su mente estaba deconstruyendo el funcionamiento que podía presentar el abismo. Otra faceta, la práctica, negó con la cabeza y dijo-. No nos arriesguemos a acercarnos más, entonces. Podemos hacer comprobaciones desde aquí- tampoco es que fuesen a ganar nada asomándose a la grieta, como si fuesen a ver algo de todas formas.

Combinó el hechizo de localización con la niebla mágica, y siguió el rastro con la vista. Se le cayó el alma a los pies: efectivamente terminaba dentro.
No dijo nada aún a sus compañeros y siguió desplazando la vista abismo abajo. Sus esperanzas de que Zmey hubiese sobrevivido a la caída disminuyeron a un ritmo constante a medida que descendía y los metros se acumulaban. Si se había tirado sin protecciones no había nada que hacer, y de acuerdo a lo que contaba Enredo probablemente el abismo habría podido convencerle de que las deshiciera.
-Hemos llegado tarde- confirmó, sin abrir aún los ojos. El rastro se perdía abajo. De haber salido Zmey milagrosamente de ahí abajo habría existido la continuación de éste en dirección a la superficie.

El rastro terminaba en aquella grieta, en principio acercarse fue la primera opción, pero las palabras de Enredo lo frenaron en seco aun levitando en el aire como estaba. ¿Una grieta que te persuade para que te suicides? Esas cosas solo podían pasar en aquella ciudad. DL miro hacia el enorme agujero con aprensión, al parecer estaban a suficiente distancia para que los efectos del hipnotismo aquel no les hiciera efecto pero a juzgar por las palabras de Shizel, no había sido lo mismo para Zmey.

-¿Puedes ver lo que hay en el fondo, Shizel?- pregunto DL mirando al skrymir y luego al abismo. Aunque las palabras de sus compañeros sonaran pesimistas era la pura realidad, no se podía sobrevivir a una caída así y de hacerlo por algún tipo de milagro, probablemente la magia de aquel lugar impediría. Aun así, DL no podía evitar intentar gastar todas las posibles opciones- ¿No se podría llegar abajo a través de los subterráneos? -pregunto mirando a Enredo, sabiendo que era una locura en palabras mayúsculas. No decía que bajasen, no estaba tan loco, pero pensaba que Yoel iba a necesitar una explicaicon mas allá de "se tiro al abismo y es irrecuperable". Suspirando miro hacia aquel lugar con tristeza, rindiéndose ante lo evidente.

-Zmey, idiota, debía haber otras opciones...-murmuro con desaliento al saber que un compañero había decidió escoger aquello de forma consciente y no solo influenciado por la magia del abismo-¿Sabéis ...que fue lo que lo motivo a esto?- pregunto mirando a ambos con pesar, pues no le cabía en la cabeza de ninguna forma que Zmey hubiese escogido aquello, ¿que era tan grave que le había empujado a aquello? No podía encontrar una explicación.

El idrino dio su veredicto y yo me di la vuelta emprendiendo el regreso a Serpentaria. Mientras me alejaba silencioso empecé a recordar. Recordé todos los momentos tristes y alegres que había compartido con el piromante. Todos los momentos de tensión y todas las situaciones de peligro.

Por último recordé nuestro primer encuentro, su silueta recortada en la poca luz que tenía el sótano de aquella casa infernal. Y recuerdo que pensé que nunca le había pagado mi deuda adecuadamente.

Una lágrima se deslizó silenciosa por mi mejilla mientras caminaba por el aire.

Sigue en la Torre Serpentaria

Si por mi fuera me volvería al torreón. Demasiado hemos hecho por el, es cierto que tendríamos que haberle hablado más. Pero el pájaro se ha pasado, no entiendo su frenética huida, y menos aún en una ciudad que existe solo para que tu mueras.
Aún así recapacito un poco por las palabras de Irianna. Tampoco sería justo dejarlo tirado.

-Vale, iré. Somos un grupo ¿no? Además, no me han herido para echarme atrás ahora.- Me sacudo la ropa quitándome el polvo que adquirí antes. Mientras seguimos al enderth no dejo de pensar en sus motivos. ¿ Por qué lo hará? ¿ Acaso le ha molestado alguna acción nuestra? ¿Es una razón lógica para correr desarmado en Rocavarancolia? Y lo que es más importante: ¿ A dónde va?

Creo que Ziack tiene menos idea de la ciudad que nosotros. Es una de las cosas que me enfada de él. Podría llevarnos sin querer a un peligro. Hay tantos peligros aquí....
Solo nos trae problemas, es cierto. Y aún así tenemos el deber de buscarlo. La obligación a traerlo de vuelta. Sea como sea. No se puede andar solo. No aquí.

Así que cuando lo veo, precipitándose al vacío, me quedo confundido. No se me ocurre otra cosa que hacer que gritarle. ¿ Cómo puede hacernos esto? Nos obliga a perseguirlo, a luchar contra hienas, ¿ para después tirarse por un puente? Es totalmente ilógico.

-¡ NOO!- Es lo único que me da tiempo a decir. Ya que era imposible detenerlo. Hemos llegado tarde. Aún así corro hacia el puente. Puede que esté agarrado a algún saliente. A lo mejor no es tan profundo como parece y podemos sacarle. O también puede que este muerto, aplastado en el suelo.

Sea como sea, al llegar me doy cuenta de que es imposible que esté vivo. Pues al asomarme solo veo una negrura infinita.

>>No es que no podamos, supongo que Varsai se refiere a que no debemos<< Pienso dándole vueltas a las palabras de Varsai.
Osea. ¿No lo ven?, yo tampoco quiero que nadie muere ni dejar a otros atrás, pero, si es a costa de la vida de otros es la mejor opción sin dudarlo.
Mi idea era que todos volviéramos para no correr peligro, al menos seguiría adelante si supiese la justificación del por qué el enderth se escapa. Pero no tenemos ni eso.
Escucho con desaprobación a Irianna, quien se empeña en alargar aún más el rescate, o la persecución.
-También es peligroso para nosotros. -contesto frunciendo el ceño.
Intento buscar en los ojos de Devoss sus intenciones, lo que le pasa por la cabeza, pero no tarda demasiado en opinar.
Me deja totalmente descuadrada, echo un vistazo al resto del grupo, pero tampoco parecen resguardar mi idea.
Con cara de fastidio, anuncio:
-Lo he dicho para que no muera gente, pero si nadie va a acompañarme, supongo que hago más por vosotros ayudando que marchándome -dijo un poco refunfuñando, y tras una pausa al poner los brazos en jarras prosigo.- Está bien. -accedo a regañadientes, no muy conforme

El enderth no estaba demasiado lejos, con ambos brazos incapacitados, uno anterioremente, y el otro por un gran mordisco, no parece en condiciones de avanzar rápido.
>>Se va a desangrar si no le paramos los pies<<.
Hago acopio de mi velocidad, intentando alcanzarlo en el menor tiempo posible, y no solo para no perderle de vista, sino para estar bajo el techo de Letargo cuanto antes.

Pero a lo lejos, creo ver su figura, arrojándose por lo que parece ser un barranco. Me acerco lo más rápido posible, sin aliento a penas y con mechones de pelo repletos de sudor tapándome el ojo.
Miro a Devoss descompuesta.
>>Dios mío, que no sea lo que creo que es<<.
Con una pequeña llama de esperanza mantengo en la mente la ilusión de que va a salir levitando, tal como hizo para salir del torreón sin tener que bajar el puente.

-¡Ziack¡-grito llevándome la mano a la cabeza.
>>Los he retrasado, a lo mejor si no hubiera hablado como una tonta le habríamos pillado<<.
-Ziack...¿Por qué?.- musito comprendiéndole al fin, el enderth, aquel pájaro desvalido y encerrado en sí mismo, no iba a volver.
La primera muerte de Letargo. >>Podría no ser la última<<.

Rasqa continuaba volando cuando localizaron de nuevo al Enderth a lo lejos. Desde arriba se veía aún más claro lo que sus compañeros podían intuír desde abajo. Aquella brecha no parecía tener un fondo cercano desde donde alcanzaban tanto la vista como la perspectiva. El dragoncillo descendió para aterrizar junto a sus compañeros mientras se preguntaba qué mosca había picado a Ziack exactamente.

—Se acaba de matar... —anunció lo evidente, por si acaso. Su tono no era tanto de pena como de rabia. Aquél pájaro tonto los había puesto en peligro y los había obligado a atravesar territorio hostil a todos ellos para acabar suicidándose. No cabía en su cabeza—. Estúpido pájaro, no había necesidad de hacer esto —. No hacía falta comprometerles si lo que quería era suicidarse. Nadie lo habría juzgado por no querer continuar con su vida en un entorno como era este y una lesión como la suya.

Al seguir al resto de su grupo hacia aquel precipicio, una mala sensación le crispó las escamas. Había algo en aquel lugar que no era sano y ni el instinto de Rasqa sabía averiguar qué era.