Una nueva verdad bajo la carpa
2 participantes
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidadPersonajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Una nueva verdad bajo la carpa
12/11/23, 07:47 pm
¿Dónde está?
¿Dónde? ¿Se ha escapado otra vez?
Aquellas preguntas, grabadas en la memoria del chico, lo acosaban una y otra vez. Esa duda tan mortífera que nadie le pudo resolver, ni siquiera sus amigos mas cercanos que estuviesen en condiciones de hablar. Las reacciones, las caras, sin embargo, indicaban que algo malo pasó, algo horrible. Eso pudo ver siempre en los del circo cuando hacían funciones poco exitosas, esas caras de pena, impotencia, reconocibles para el chico, abundaban.
Damian no sabía que hacer después de aquello, después de que aquel pájaro tan raro se fuese espantado por Nohlem. Le tenía rabia y odio a esa cosa por tocar la comida, eso estaba claro. Sin embargo estaba apático, asustado del aura tan alicaída que lo rodeaba y, por ende, se contagió de ello como si de otro veneno se tratase.
Deambulaba de un lado a otro, pensando en lo que pasó. Su cara era seria y su semblante pálido, notaba como el estómago lo tenía hecho un nudo y le costaba tirar de su cuerpo. Sus nervios eran grandes y a la vez no llegaba a sentir nada, acabando a un paso lento y constante en el salón de su castillo imbuido en una dolorosa negatividad que le hacía daño. Pero, ¿por qué? Se habían llevado arriba a Serena, debía estar dormida como Aria, recuperándose. Ethan se encargó de eso, llevándola por esas escaleras.
Ethan... Pensó en él y justo se cruzó con aquella persona. Aun no se le borró del coco aquella imagen mental, aquél lápiz, Rick a su lado... Tensó un poco su cara después de recordar con amargura aquella película sin concluir, en bucle. Ethan inevitablemente participó en ella y no sabía si él tendría las respuestas que buscaba. Con algo de cosa levantó la mano levemente, con intención de llamarle la atención y saludar.
—Ethan... Hola —el chico ni siquiera pudo mantener mucho tiempo su mirada sobre él, esquivándola al rato. No sabía que le daba tanto pavor en concreto, aún no se quitaba de su coco esas últimas acciones que Damian negó en un grito desesperado—. ¿Puedo... estar contigo un rato? —lo imploró en un diminuto hilo de voz, necesitaba la compañía del de ojos rasgados y así, al menos, no deambularía solo.
¿Dónde? ¿Se ha escapado otra vez?
Aquellas preguntas, grabadas en la memoria del chico, lo acosaban una y otra vez. Esa duda tan mortífera que nadie le pudo resolver, ni siquiera sus amigos mas cercanos que estuviesen en condiciones de hablar. Las reacciones, las caras, sin embargo, indicaban que algo malo pasó, algo horrible. Eso pudo ver siempre en los del circo cuando hacían funciones poco exitosas, esas caras de pena, impotencia, reconocibles para el chico, abundaban.
Damian no sabía que hacer después de aquello, después de que aquel pájaro tan raro se fuese espantado por Nohlem. Le tenía rabia y odio a esa cosa por tocar la comida, eso estaba claro. Sin embargo estaba apático, asustado del aura tan alicaída que lo rodeaba y, por ende, se contagió de ello como si de otro veneno se tratase.
Deambulaba de un lado a otro, pensando en lo que pasó. Su cara era seria y su semblante pálido, notaba como el estómago lo tenía hecho un nudo y le costaba tirar de su cuerpo. Sus nervios eran grandes y a la vez no llegaba a sentir nada, acabando a un paso lento y constante en el salón de su castillo imbuido en una dolorosa negatividad que le hacía daño. Pero, ¿por qué? Se habían llevado arriba a Serena, debía estar dormida como Aria, recuperándose. Ethan se encargó de eso, llevándola por esas escaleras.
Ethan... Pensó en él y justo se cruzó con aquella persona. Aun no se le borró del coco aquella imagen mental, aquél lápiz, Rick a su lado... Tensó un poco su cara después de recordar con amargura aquella película sin concluir, en bucle. Ethan inevitablemente participó en ella y no sabía si él tendría las respuestas que buscaba. Con algo de cosa levantó la mano levemente, con intención de llamarle la atención y saludar.
—Ethan... Hola —el chico ni siquiera pudo mantener mucho tiempo su mirada sobre él, esquivándola al rato. No sabía que le daba tanto pavor en concreto, aún no se quitaba de su coco esas últimas acciones que Damian negó en un grito desesperado—. ¿Puedo... estar contigo un rato? —lo imploró en un diminuto hilo de voz, necesitaba la compañía del de ojos rasgados y así, al menos, no deambularía solo.
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Una nueva verdad bajo la carpa
13/11/23, 02:09 pm
El día estaba siendo una mierda dicho mal y pronto, desde que había dejado atrás el cuarto de Serena no sabía bien qué hacer. A veces subía para mantenerse alejado del llanto de Rick, agobiado al no saber como poder consolarlo, a veces bajaba al patio para acompañar en su silencio a Connor y otras tantas simplemente se quedaba en el pasillo sentado, viendo las horas muertas pasar. El problema es que el silencio era demasiado sonoro y sus pensamientos dolían tanto como su rostro cuando no tenía nada en lo que entretenerse, una irritación que ningún paño con agua fría le había aliviado.
Se levantó aún sin saber el porqué, regresando a un paseo muerto en pos de estirar las piernas y gastar los minutos. Su mente perdida tardó en reaccionar ante una voz de inicio no identificada. Un pestañeo desigual en dos ojos asimétricos que se quedaron viendo extrañados al pequeño, pues Ethan había supuesto que estaría con los demás en el cuarto comunal.
-Hola peque... -Le respondió con un tono afable tan cansado que se veía apagado. No sabía si decirle algo más, temeroso de obtener una respuesta similar a la de Aniol. Que el rubio desviase la mirada le sirvió de dolorosa confirmación y la duda pronto se convirtió en un titubeo donde sin saber esquivar la culpa simplemente bajó la vista a sus pies, implorando un perdón silencioso que sabía no obtendría.
Estaba rendido, pero también lo suficientemente exhausto como para no querer intentar hablar en esos momentos sobre el posible conflicto. Era tan complicado que siquiera les podía guardar resentimientos por no querer verlo, quizá por ello, cuando estaba ya a punto de alejarse, escucharle volver a hablar le hizo recuperar cierto brillo en sus ojos.
-Ah, claro. -La estupefacción fue notoria en un rostro sembrado de interrogantes pero tras ese breve instante el semblante volvió a él, esta vez no como un profesor hastiado si no como una enfermera empática. Una suave sonrisa que decoró una mirada comprensiva mientras se acercaba a él para ofrecerle la mano. -¿Quieres ir al sofá y nos sentamos un rato a descansar juntos?
Si se la aceptaba le guiaría hasta allí para que pudieran estar uno al lado del otro, pasándole un brazo por los hombros como señal de confort. No estaba muy seguro de que podría decirle, ni de qué quería el italiano pero, algo se le ocurriría.
-¿Qué tal estás?
Se levantó aún sin saber el porqué, regresando a un paseo muerto en pos de estirar las piernas y gastar los minutos. Su mente perdida tardó en reaccionar ante una voz de inicio no identificada. Un pestañeo desigual en dos ojos asimétricos que se quedaron viendo extrañados al pequeño, pues Ethan había supuesto que estaría con los demás en el cuarto comunal.
-Hola peque... -Le respondió con un tono afable tan cansado que se veía apagado. No sabía si decirle algo más, temeroso de obtener una respuesta similar a la de Aniol. Que el rubio desviase la mirada le sirvió de dolorosa confirmación y la duda pronto se convirtió en un titubeo donde sin saber esquivar la culpa simplemente bajó la vista a sus pies, implorando un perdón silencioso que sabía no obtendría.
Estaba rendido, pero también lo suficientemente exhausto como para no querer intentar hablar en esos momentos sobre el posible conflicto. Era tan complicado que siquiera les podía guardar resentimientos por no querer verlo, quizá por ello, cuando estaba ya a punto de alejarse, escucharle volver a hablar le hizo recuperar cierto brillo en sus ojos.
-Ah, claro. -La estupefacción fue notoria en un rostro sembrado de interrogantes pero tras ese breve instante el semblante volvió a él, esta vez no como un profesor hastiado si no como una enfermera empática. Una suave sonrisa que decoró una mirada comprensiva mientras se acercaba a él para ofrecerle la mano. -¿Quieres ir al sofá y nos sentamos un rato a descansar juntos?
Si se la aceptaba le guiaría hasta allí para que pudieran estar uno al lado del otro, pasándole un brazo por los hombros como señal de confort. No estaba muy seguro de que podría decirle, ni de qué quería el italiano pero, algo se le ocurriría.
-¿Qué tal estás?
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidad
Personajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Una nueva verdad bajo la carpa
13/11/23, 10:21 pm
Escuchar la voz de Ethan, si bien hablaba en un tono cansado, pudo trasmitir un poquito de calidez dentro del niño, ni siquiera le molestó lo de “peque”. Quizás la mayoría estuviesen exhaustos de lo que pasó, el pájaro monstruoso con voz aguda era algo que le hizo sentir invadido, atacado en su gran castillo.
La incertidumbre de si el chico quería pasar un rato con Damian se palparía en la cara incómoda del último, mirando a trompicones al preguntado. Para su sorpresa, Ethan le dedicó una sonrisa que se le antojó cercana y, junto a la afirmación, eso pudo quitar bastante sombra del rostro del circense, alzando un pelín las comisuras.
Se dejó guiar agarrando su mano con suavidad no sin antes asentir un poco, tener un firme agarre le daba seguridad ante el paisaje brumoso que era aquel día tan desagradable. Un ratito en el sofá, eso deseaba, estar junto a alguien que apreciaba y con quien confiaba. El chico recordó los ligeros roces acerca de sus palabrotas, Ethan también lo regañaba pero no pudo agradecer más tenerlo cerca.
El chiquillo se sentó, con gestos bastante manuales casi como si fuese un pequeño autómata. Juntó sus manos y se las iba acariciando, jugueteando con los dedos. Ese gesto le ayudaría a calmar sus nervios, la presión de no saber qué era lo que hizo Ethan esa mañana era grande y, por suerte, el chico que habitaba en sus dudas le pasó el brazo por encima de sus hombros. Estaba agotado, la batería infinita del italiano estaba drenada y se dejó caer en el torso de su amigo, a gusto por tener un apoyo en todos los sentidos.
Y esa pregunta finalmente llegó. Damian paró de tocar sus propios dedos, pensando para sí mismo brevemente.
—Estoy… bien —mintió al principio, dejando arrastrar esas bulas palabras como quien no esconde sus cadenas. Agarró la mano de Ethan que colgaba de su hombro, rodeándose más del brazo que lo mantenía seguro—. Pero… estoy un poco asustado por… todo. No sé que pasó cuando vino ese bicho y... Serena... Nadie me ha dicho nada de nada cuando pregunté. ¿Me lo… puedes decir? ¿Ella donde está?
Giró su cabeza para mirarlo, teniendo en sus ojos un poco de brillo delatador. Poco a poco se le rompía la voz por ser sincero, se sentía perdido en algo que podía sentir era muy grande, quizás demasiado.
La incertidumbre de si el chico quería pasar un rato con Damian se palparía en la cara incómoda del último, mirando a trompicones al preguntado. Para su sorpresa, Ethan le dedicó una sonrisa que se le antojó cercana y, junto a la afirmación, eso pudo quitar bastante sombra del rostro del circense, alzando un pelín las comisuras.
Se dejó guiar agarrando su mano con suavidad no sin antes asentir un poco, tener un firme agarre le daba seguridad ante el paisaje brumoso que era aquel día tan desagradable. Un ratito en el sofá, eso deseaba, estar junto a alguien que apreciaba y con quien confiaba. El chico recordó los ligeros roces acerca de sus palabrotas, Ethan también lo regañaba pero no pudo agradecer más tenerlo cerca.
El chiquillo se sentó, con gestos bastante manuales casi como si fuese un pequeño autómata. Juntó sus manos y se las iba acariciando, jugueteando con los dedos. Ese gesto le ayudaría a calmar sus nervios, la presión de no saber qué era lo que hizo Ethan esa mañana era grande y, por suerte, el chico que habitaba en sus dudas le pasó el brazo por encima de sus hombros. Estaba agotado, la batería infinita del italiano estaba drenada y se dejó caer en el torso de su amigo, a gusto por tener un apoyo en todos los sentidos.
Y esa pregunta finalmente llegó. Damian paró de tocar sus propios dedos, pensando para sí mismo brevemente.
—Estoy… bien —mintió al principio, dejando arrastrar esas bulas palabras como quien no esconde sus cadenas. Agarró la mano de Ethan que colgaba de su hombro, rodeándose más del brazo que lo mantenía seguro—. Pero… estoy un poco asustado por… todo. No sé que pasó cuando vino ese bicho y... Serena... Nadie me ha dicho nada de nada cuando pregunté. ¿Me lo… puedes decir? ¿Ella donde está?
Giró su cabeza para mirarlo, teniendo en sus ojos un poco de brillo delatador. Poco a poco se le rompía la voz por ser sincero, se sentía perdido en algo que podía sentir era muy grande, quizás demasiado.
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Una nueva verdad bajo la carpa
14/11/23, 05:22 pm
Sentir al niño recostarse fue cómo obtener una cálida manta en una noche de invierno, el hecho de que confiara en él para sincerarse como un salvavidas en medio de un mar tormentoso. Ayudar siempre resultaba cansado y el papel que le tocaba no era ni de lejos su favorito, pero lo hacía con gusto cuando la recompensa era consolar a una de las víctimas más inmerecidas del lugar. Nadie merecía pasar por algo así y menos aún a tan corta edad. Lo que les estaba ocurriendo no era como visitar un cementerio o ir a despedirse de tu abuela en el hospital. Era un secuestro, un asesinato, era someterse a un juego macabro del que si quiera conoccían las instrucciones.
La mano que descansaba sobre su hombro se acomodo para que tras darle un ligero apretón se convirtiera en un abrazo más cercano. Que irónica era la vida. Él, que había vivido la incertidumbre tras una muerte. Él, que había tenido que presenciar incrédulo la pena en el rostro de los enfermeros que entraban a su cuarto… Ya había vivido lo que era estar confuso, no entender el contexto y vivir con el miedo contagiado del rostro ajeno. Ahora, en cambio, era el otro lado, era esa enfermera que le sujetaba la mano con pena, era ese mensajero que solo traía malas noticias.
-Está bien estar asustado, yo también lo estoy -Le respondió con una leve sonrisa y un breve achuchón. -Hasta Connor lo está a pesar de lo grande que es, lo importante es que a pesar de que podamos estar asustados estemos juntos… -Sonrío, pero esta vez fue mucho más forzado, una contención al cúmulo de emociones que se arremolinaban en su pecho. No podía darle falsas promesas, ni quería mentirle acerca de Serena, pero el solo pensar en explicar el tema le abrumaba.
-Vale uhmm… ¿Podrías dejarme a Rambo, porfa?
Ethan intentó separar su propia visión de la muerte de la bola de papel arrugada que recibía, trataba de buscar una metáfora apta para alguien tan pequeño como Damian. Un término medio entre sus pensamientos pesimistas y una realidad decorada, pero claro, era complicado. Sostuvo los restos de Rambo como si aquello fuera un cuerpo al que guardar respeto enseñándolo a Damian con cierta melancolía en su voz.
-A veces la vida no es igual de justa para todos y… aunque Rambo y Anastasia han vivido una historia similar, al tuyo le ha llegado antes una despedida. Es triste tener que decir adiós, pero a veces... -Guardo silencio, las palabras salían a cuenta gotas cuando el mismo tenía que controlar un posible desborde emocional. Respiro hondo, tragó saliva y siguió con el mismo tono tranquilo y apaciguador. Una voz más aterciopelada solo para llevar mejor aquel tema. -A veces es necesario que tengan un merecido descanso. Rambo necesita irse a dormir, al igual que Serena, aunque esta vez sea un sueño diferente al nuestro.
La mano que descansaba sobre su hombro se acomodo para que tras darle un ligero apretón se convirtiera en un abrazo más cercano. Que irónica era la vida. Él, que había vivido la incertidumbre tras una muerte. Él, que había tenido que presenciar incrédulo la pena en el rostro de los enfermeros que entraban a su cuarto… Ya había vivido lo que era estar confuso, no entender el contexto y vivir con el miedo contagiado del rostro ajeno. Ahora, en cambio, era el otro lado, era esa enfermera que le sujetaba la mano con pena, era ese mensajero que solo traía malas noticias.
-Está bien estar asustado, yo también lo estoy -Le respondió con una leve sonrisa y un breve achuchón. -Hasta Connor lo está a pesar de lo grande que es, lo importante es que a pesar de que podamos estar asustados estemos juntos… -Sonrío, pero esta vez fue mucho más forzado, una contención al cúmulo de emociones que se arremolinaban en su pecho. No podía darle falsas promesas, ni quería mentirle acerca de Serena, pero el solo pensar en explicar el tema le abrumaba.
-Vale uhmm… ¿Podrías dejarme a Rambo, porfa?
Ethan intentó separar su propia visión de la muerte de la bola de papel arrugada que recibía, trataba de buscar una metáfora apta para alguien tan pequeño como Damian. Un término medio entre sus pensamientos pesimistas y una realidad decorada, pero claro, era complicado. Sostuvo los restos de Rambo como si aquello fuera un cuerpo al que guardar respeto enseñándolo a Damian con cierta melancolía en su voz.
-A veces la vida no es igual de justa para todos y… aunque Rambo y Anastasia han vivido una historia similar, al tuyo le ha llegado antes una despedida. Es triste tener que decir adiós, pero a veces... -Guardo silencio, las palabras salían a cuenta gotas cuando el mismo tenía que controlar un posible desborde emocional. Respiro hondo, tragó saliva y siguió con el mismo tono tranquilo y apaciguador. Una voz más aterciopelada solo para llevar mejor aquel tema. -A veces es necesario que tengan un merecido descanso. Rambo necesita irse a dormir, al igual que Serena, aunque esta vez sea un sueño diferente al nuestro.
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidad
Personajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Una nueva verdad bajo la carpa
15/11/23, 06:09 pm
La noticia de Ethan sobre como se sentían él y el resto lo hicieron pensar. ¿Era normal estar asustado en aquella situación? Incluso Connor, ese tío tan fuerte, también lo estaba. Nadaba en sus pensamientos, intentando comprender la situación entre sus brazos. Aniol, Rag, Airi, Rick… Todos podrían tener la misma lucha y por momentos no se sintió solo ante tamaña carga emocional.
Y ante la petición de Ethan, Damian sacó de su bolsillo derecho una bola de papel hecha añicos que era lo que quedaba de Rambo. Intentó arreglarlo después de tanto jugar con él pero poco a poco empeoró su forma hasta que nada quedaba del antiguo soldado, solo un par de trozos de papel maltrechos que estaban juntos solo porque se hicieron bola.
—Toma… —darlo le daba mucha vergüenza por haberlo destruido tanto, agachando la cabeza un poco.
Habló de la injusticia, sobre cada persona que antes o después tenían que despedirse. Si, ya le confirmaron que Serena no iba a volver y se despidió. No quería despedirse de nadie, prefería un “hasta luego” antes que decir adiós. Miró a Rambo, ya dormido definitivamente con un poco de pena en su cara. Serena era lo mismo, algo que ya no era lo que antes fue, una figura de papel perfecta.
—No quiero que duerman así —empezó, encogiendo sus labios y decepcionado por la respuesta. Quería que todo fuese distinto, que todo volviese como antes—. Si pueden dormir… pueden despertar, ¿no? Entonces que despierten, no quiero decir adiós a nadie, a ninguno de mis amigos…
Lo estaba negando, no estaba conforme con un “adiós” y no volver a ver nunca más a personas que él conocía y le importaban aunque fuese un mínimo. Era doloroso, el chico ya recibió una noticia terrible y le desgarraba por dentro. Quería que se curasen las heridas volviendo, regresando a cuando todos estaban ahí, sin que faltase nadie porque se durmiese. ¡Nadie es tan dormilón!
Frunció el ceño, mezclado con un semblante triste. Sus pestañas aguantaban un pequeño lago brillante bajo sus ojos, aguantando una caída que el niño impedía con todas sus fuerzas.
—¿Por qué su sueño es diferente? Es… feo, no me gustan esos sueños —negó con la cabeza, apretando sus ojos para meter a la fuerza adentro esas lágrimas que lo delataban.
Y ante la petición de Ethan, Damian sacó de su bolsillo derecho una bola de papel hecha añicos que era lo que quedaba de Rambo. Intentó arreglarlo después de tanto jugar con él pero poco a poco empeoró su forma hasta que nada quedaba del antiguo soldado, solo un par de trozos de papel maltrechos que estaban juntos solo porque se hicieron bola.
—Toma… —darlo le daba mucha vergüenza por haberlo destruido tanto, agachando la cabeza un poco.
Habló de la injusticia, sobre cada persona que antes o después tenían que despedirse. Si, ya le confirmaron que Serena no iba a volver y se despidió. No quería despedirse de nadie, prefería un “hasta luego” antes que decir adiós. Miró a Rambo, ya dormido definitivamente con un poco de pena en su cara. Serena era lo mismo, algo que ya no era lo que antes fue, una figura de papel perfecta.
—No quiero que duerman así —empezó, encogiendo sus labios y decepcionado por la respuesta. Quería que todo fuese distinto, que todo volviese como antes—. Si pueden dormir… pueden despertar, ¿no? Entonces que despierten, no quiero decir adiós a nadie, a ninguno de mis amigos…
Lo estaba negando, no estaba conforme con un “adiós” y no volver a ver nunca más a personas que él conocía y le importaban aunque fuese un mínimo. Era doloroso, el chico ya recibió una noticia terrible y le desgarraba por dentro. Quería que se curasen las heridas volviendo, regresando a cuando todos estaban ahí, sin que faltase nadie porque se durmiese. ¡Nadie es tan dormilón!
Frunció el ceño, mezclado con un semblante triste. Sus pestañas aguantaban un pequeño lago brillante bajo sus ojos, aguantando una caída que el niño impedía con todas sus fuerzas.
—¿Por qué su sueño es diferente? Es… feo, no me gustan esos sueños —negó con la cabeza, apretando sus ojos para meter a la fuerza adentro esas lágrimas que lo delataban.
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Una nueva verdad bajo la carpa
16/11/23, 05:44 pm
No quería estar ahí.
Escuchar las palabras de Damian eran un golpe directo a una herida que nunca se había cerrado. Él también quería que regresaran, que aquella pesadilla tuviera un final en el que volvieran a despertar, que todo aquello solo fuera un mal sueño que les mantenía presos en una realidad inquietante. Ojalá fuera así, el desánimo le hizo apartar la mirada, huir de un dolor al que no encontraba consuelo para perderse en un salón vacío. Esos los conocía bien, espacios repletos de memorias perdidas y olvidadas. ¿Cuántos niños habían pasado por ahí? ¿Cuántos habían vivido para contarlo?
-No es…. No es tan fácil. -Mató la amargura al tragar, tratando de contener un enredo de pensamientos en su interior. No debía mostrarse vulnerable ante el pequeño, no por orgullo, si no por deber pero el esfuerzo cansaba y ahora, tarde se daba cuenta que no quería esa llamada a la que no podía rechazar. Ayudaba sin quererlo, porque a veces el quedarse era mucho más difícil que el huir.
Su voz hizo de filtro para el mar contenido que guardaba bajo su piel. No podía condenar a Damian a una mentalidad tan pesimista como la suya, no podía darle a ese adiós una entonación tan fatalista como la que él vivía. Tampoco podía regalarle una esperanza que sentía falsa, solo podía darle un consuelo, uno tan breve como efímero.
-A nadie nos gusta decir adiós pero es… es algo inevitable. -Torció el gesto dolido por una afirmación que le seguía calando hondo. Hacía rato que ya no sabía si estaba refiriéndose a Rambo, a Serena o a su propio hermano. -Lo que sí podemos hacer, al menos, es darle una despedida bonita. ¿Quieres intentarlo con Rambo? Podemos hmm, llenarlo de flores, o hacerle una pequeña fogata, lo que tu me digas. Le decimos adiós los dos juntos.
Su sonrisa no era más que el intentó de enmascarar una tradición que aborrecía. Odiaba todo aquello, era fácilmente la persona menos apta para tratar un tema que ni él mismo se creía. Así que aguardó en silencio a la espera de que el italiano le dijera qué hacer. No iba a mencionar que aunque ellos se fueran nunca les abandonarían del todo, que sus memorias se volverían cadenas ancladas a un océano denso y que su vacío no podría volver a ser llenado, que todo su amor se quedaría vagando en un corazón no curado y todo aquello que les unía a sus seres queridos se convertiría en un lastre con el que cargar como castigo.
No iba a decirle que tras las flores se ocultaban las lágrimas nunca lloradas y que cuando el fuego prendía quemaba más de lo que se llevaba, que el descanso de unos eran noches en vela para otros y que tras un altar se ocultaba el dolor de todos aquellos que aún vivían para presenciarlo. No, no iba a hablarle de su verdad, por eso, le ofreció una historia cosida a medida, que fuera el rubio quien eligiera que puntadas quería dar a tal trágico final.
Escuchar las palabras de Damian eran un golpe directo a una herida que nunca se había cerrado. Él también quería que regresaran, que aquella pesadilla tuviera un final en el que volvieran a despertar, que todo aquello solo fuera un mal sueño que les mantenía presos en una realidad inquietante. Ojalá fuera así, el desánimo le hizo apartar la mirada, huir de un dolor al que no encontraba consuelo para perderse en un salón vacío. Esos los conocía bien, espacios repletos de memorias perdidas y olvidadas. ¿Cuántos niños habían pasado por ahí? ¿Cuántos habían vivido para contarlo?
-No es…. No es tan fácil. -Mató la amargura al tragar, tratando de contener un enredo de pensamientos en su interior. No debía mostrarse vulnerable ante el pequeño, no por orgullo, si no por deber pero el esfuerzo cansaba y ahora, tarde se daba cuenta que no quería esa llamada a la que no podía rechazar. Ayudaba sin quererlo, porque a veces el quedarse era mucho más difícil que el huir.
Su voz hizo de filtro para el mar contenido que guardaba bajo su piel. No podía condenar a Damian a una mentalidad tan pesimista como la suya, no podía darle a ese adiós una entonación tan fatalista como la que él vivía. Tampoco podía regalarle una esperanza que sentía falsa, solo podía darle un consuelo, uno tan breve como efímero.
-A nadie nos gusta decir adiós pero es… es algo inevitable. -Torció el gesto dolido por una afirmación que le seguía calando hondo. Hacía rato que ya no sabía si estaba refiriéndose a Rambo, a Serena o a su propio hermano. -Lo que sí podemos hacer, al menos, es darle una despedida bonita. ¿Quieres intentarlo con Rambo? Podemos hmm, llenarlo de flores, o hacerle una pequeña fogata, lo que tu me digas. Le decimos adiós los dos juntos.
Su sonrisa no era más que el intentó de enmascarar una tradición que aborrecía. Odiaba todo aquello, era fácilmente la persona menos apta para tratar un tema que ni él mismo se creía. Así que aguardó en silencio a la espera de que el italiano le dijera qué hacer. No iba a mencionar que aunque ellos se fueran nunca les abandonarían del todo, que sus memorias se volverían cadenas ancladas a un océano denso y que su vacío no podría volver a ser llenado, que todo su amor se quedaría vagando en un corazón no curado y todo aquello que les unía a sus seres queridos se convertiría en un lastre con el que cargar como castigo.
No iba a decirle que tras las flores se ocultaban las lágrimas nunca lloradas y que cuando el fuego prendía quemaba más de lo que se llevaba, que el descanso de unos eran noches en vela para otros y que tras un altar se ocultaba el dolor de todos aquellos que aún vivían para presenciarlo. No, no iba a hablarle de su verdad, por eso, le ofreció una historia cosida a medida, que fuera el rubio quien eligiera que puntadas quería dar a tal trágico final.
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidad
Personajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Una nueva verdad bajo la carpa
17/11/23, 04:28 pm
Abrumado, asustado, perdido. Ni siquiera tales términos podían definir a que se estaba enfrentando un niño novicio en aquel tema, criado entre los algodones que una familia modesta podía permitir. No temía nada, estaba a gusto con todo y con todos. No quería nada más, amaba todo lo que tenía. Había perdido cosas antes: un juguete, un dibujo, hasta una cinta de Rambo que volvieron a comprar todos los del circo.
¿Quien podía comprar algo igual a Serena?
Damian deseaba que así lo fuese, que hubiese formas fáciles de tener gente de vuelta cuando… se van así. Hizo el gesto de abrazarse, un intento de mantenerse entero, por no romperse por no poder ver nunca más a la gritona, refunfuñona y… desagradable de Serena. Su cara hinchada, eso le hizo gracia en un principio cuando no sabía nada. Se arrepintió de eso, muchísimo, en un arranque de empatía que no esperó que lo asaltase, no era algo tan común para el niño pero no podía evitarlo. Se sentía horrible.
No la apreciaba... pero tampoco la llegó a odiar para que se marchase así, sin más. Decir adiós así, a algo inevitable. Esa última palabra le daba miedo, que no se pudiese evitar algo. Miró a Ethan con la frente arrugada por una espesa amargura, luego a Rambo… o lo que fue Rambo. Aflojó su abrazo para extender la mano a la bola de papel, tocándolo un poco.
—La fogata me gusta —asintió dolido por todo, por despedirse y por no tener poder para detenerlo. Su mirada se ensombreció un poco, eran muchos sentimientos negativos que no podía eludir.
El fuego. La calidez. Quería eso, calidez en un momento que le ponía muy triste. El mismo fuego que siempre encendían los del circo en algunas noches de acampada bajo el infinito cielo negro. Una luz en la oscuridad, una carpa roja y brillante alrededor de lo desconocido y cruel. El fuego quemaba, hacía daño.
Serena le hizo daño pero sin su fuego todo era frio.
Levantándose del sofá se dejó guiar por Ethan, agarrando de nuevo su mano y yendo a pasos no muy rápidos para ser él.
—Gracias —agradeció en un suspiro a Ethan por todo, por estar con él y por regalar un poco de realidad a su vida aunque fuese tan doloroso. Aun no comprendía del todo pero ya tenía mucho mas claro que ya tenía que despedirse de la pelirroja. Lo quería hacer así, simbólicamente, con su amiguito de papel.
¿Quien podía comprar algo igual a Serena?
Damian deseaba que así lo fuese, que hubiese formas fáciles de tener gente de vuelta cuando… se van así. Hizo el gesto de abrazarse, un intento de mantenerse entero, por no romperse por no poder ver nunca más a la gritona, refunfuñona y… desagradable de Serena. Su cara hinchada, eso le hizo gracia en un principio cuando no sabía nada. Se arrepintió de eso, muchísimo, en un arranque de empatía que no esperó que lo asaltase, no era algo tan común para el niño pero no podía evitarlo. Se sentía horrible.
No la apreciaba... pero tampoco la llegó a odiar para que se marchase así, sin más. Decir adiós así, a algo inevitable. Esa última palabra le daba miedo, que no se pudiese evitar algo. Miró a Ethan con la frente arrugada por una espesa amargura, luego a Rambo… o lo que fue Rambo. Aflojó su abrazo para extender la mano a la bola de papel, tocándolo un poco.
—La fogata me gusta —asintió dolido por todo, por despedirse y por no tener poder para detenerlo. Su mirada se ensombreció un poco, eran muchos sentimientos negativos que no podía eludir.
El fuego. La calidez. Quería eso, calidez en un momento que le ponía muy triste. El mismo fuego que siempre encendían los del circo en algunas noches de acampada bajo el infinito cielo negro. Una luz en la oscuridad, una carpa roja y brillante alrededor de lo desconocido y cruel. El fuego quemaba, hacía daño.
Serena le hizo daño pero sin su fuego todo era frio.
Levantándose del sofá se dejó guiar por Ethan, agarrando de nuevo su mano y yendo a pasos no muy rápidos para ser él.
—Gracias —agradeció en un suspiro a Ethan por todo, por estar con él y por regalar un poco de realidad a su vida aunque fuese tan doloroso. Aun no comprendía del todo pero ya tenía mucho mas claro que ya tenía que despedirse de la pelirroja. Lo quería hacer así, simbólicamente, con su amiguito de papel.
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Una nueva verdad bajo la carpa
20/11/23, 12:12 pm
Hubo que improvisar un rápido altar. Ethan no soltó en ningún momento la mano del pequeño mientras iba recogiendo los objetos necesarios para el mismo, tomó trapos y un par de folios que cedió a Damian por si quería llevarlos. La antorcha y el encendedor fue lo último pues en parte, también, era lo más doloroso. Una vez fuera en un patio donde el humo no cubriera la habitación empezó a colocar los objetos.
Indicó al italiano que partiera los papeles mientras él iba improvisando un nido de telas maltrechas y deshilachadas, un cúmulo de colores apagados y el blanco del papel para ayudar a que prendiese en el centro de aquella terraza. Cuando todo estuvo le instó a dejar lo que quedaba de Rambo en el centro, como si solo fuera a dormir en una cama improvisada.
-A veces, dicen que el fuego es necesario para el bienestar de un bosque. -Empezó a hablar en voz baja, en un titubeo inicial que apenas lograba mantenerse neutro. No estaba seguro de lo que decía movido más por el intento de consuelo que por que de verdad creyera sus propias palabras. -Aunque creamos que todo está bien, no lo está. Hay bosques que se mueren aún estando vivos y… el fuego es una manera natural de hacerlos florecer.
Tragó saliva masticando sus siguientes palabras. Era complicado darle un tinte positivo a la muerte cuando él mismo era incapaz de verlo, un ciclo cuyo final debía acabar bien ni que fuera para los pequeños. Se arrodilló junto a la pila en una pose a medio camino entre un intento de luto y el respeto de poder compartir altura con Damian. Las llamas de la antorcha brillaban en una danza demasiado bonita para el significado que les quería dar y si bien el matiz rojo le parecía una despedida justa, su propia garganta le rogaba apagar el intentó antes de que se hiciera realidad. Soplar hasta quedarse sin aire para no dar la oportunidad a que aquella despedida se hiciera realidad. Lo pensó, pero no lo demostró.
>>Las cenizas tienen muchos nutrientes, la tierra se queda cubierta y se alimenta de ellas para crear una nueva… Es un proceso triste y largo pero… a veces y gracias a eso, germinan flores más bonitas y campos más vivos.
Le ofreció la antorcha al pequeño, sus ojos eran una noche indescifrable y si bien la sonrisa se había escondido al hablar ahora renacía con suavidad para tenderle el fuego. Al fin y al cabo, aunque se despedían ambos era Damian quien quería decir ese adiós. No iba a robarle la oportunidad de hacerlo a su ritmo y elección.
-Lo que quiero decir es que aunque sea triste decir adiós, no tiene porque ser malo, ni desagradable hacerlo. Es un ciclo que a veces se lleva a quienes no queremos antes de tiempo, pero, solo nosotros podemos elegir cómo queremos que sea esta última despedida.
Colocó una mano en su espalda, un ligero pat pat en un intentó de infundir ánimos. No iba a meterle prisa y sería el primero en apagar la antorcha si al final no quería hacerlo. En su día nadie había comprendido el luto que quiso darle a su hermano, había sido recriminado por todas y cada una de sus decisiones. Él no sería igual, no repetiría una historia de la que ya había sido víctima. No podía consolar al niño, ni ofrecerle un futuro brillante donde estuviera protegido, no podía mentirle, ni darle falsas esperanzas. Por ello, le dio lo único que estaba en su mano, le dio espacio y le dio entendimiento. A él solo le tocaba ser un apoyo en ese funeral.
-Y si quieres llorar, enfadarte, esconderte, reír o incluso huir, está bien. Yo estaré aquí, a tu lado, para apoyarte decidas lo que decidas.
Indicó al italiano que partiera los papeles mientras él iba improvisando un nido de telas maltrechas y deshilachadas, un cúmulo de colores apagados y el blanco del papel para ayudar a que prendiese en el centro de aquella terraza. Cuando todo estuvo le instó a dejar lo que quedaba de Rambo en el centro, como si solo fuera a dormir en una cama improvisada.
-A veces, dicen que el fuego es necesario para el bienestar de un bosque. -Empezó a hablar en voz baja, en un titubeo inicial que apenas lograba mantenerse neutro. No estaba seguro de lo que decía movido más por el intento de consuelo que por que de verdad creyera sus propias palabras. -Aunque creamos que todo está bien, no lo está. Hay bosques que se mueren aún estando vivos y… el fuego es una manera natural de hacerlos florecer.
Tragó saliva masticando sus siguientes palabras. Era complicado darle un tinte positivo a la muerte cuando él mismo era incapaz de verlo, un ciclo cuyo final debía acabar bien ni que fuera para los pequeños. Se arrodilló junto a la pila en una pose a medio camino entre un intento de luto y el respeto de poder compartir altura con Damian. Las llamas de la antorcha brillaban en una danza demasiado bonita para el significado que les quería dar y si bien el matiz rojo le parecía una despedida justa, su propia garganta le rogaba apagar el intentó antes de que se hiciera realidad. Soplar hasta quedarse sin aire para no dar la oportunidad a que aquella despedida se hiciera realidad. Lo pensó, pero no lo demostró.
>>Las cenizas tienen muchos nutrientes, la tierra se queda cubierta y se alimenta de ellas para crear una nueva… Es un proceso triste y largo pero… a veces y gracias a eso, germinan flores más bonitas y campos más vivos.
Le ofreció la antorcha al pequeño, sus ojos eran una noche indescifrable y si bien la sonrisa se había escondido al hablar ahora renacía con suavidad para tenderle el fuego. Al fin y al cabo, aunque se despedían ambos era Damian quien quería decir ese adiós. No iba a robarle la oportunidad de hacerlo a su ritmo y elección.
-Lo que quiero decir es que aunque sea triste decir adiós, no tiene porque ser malo, ni desagradable hacerlo. Es un ciclo que a veces se lleva a quienes no queremos antes de tiempo, pero, solo nosotros podemos elegir cómo queremos que sea esta última despedida.
Colocó una mano en su espalda, un ligero pat pat en un intentó de infundir ánimos. No iba a meterle prisa y sería el primero en apagar la antorcha si al final no quería hacerlo. En su día nadie había comprendido el luto que quiso darle a su hermano, había sido recriminado por todas y cada una de sus decisiones. Él no sería igual, no repetiría una historia de la que ya había sido víctima. No podía consolar al niño, ni ofrecerle un futuro brillante donde estuviera protegido, no podía mentirle, ni darle falsas esperanzas. Por ello, le dio lo único que estaba en su mano, le dio espacio y le dio entendimiento. A él solo le tocaba ser un apoyo en ese funeral.
-Y si quieres llorar, enfadarte, esconderte, reír o incluso huir, está bien. Yo estaré aquí, a tu lado, para apoyarte decidas lo que decidas.
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidad
Personajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Una nueva verdad bajo la carpa
21/11/23, 02:13 pm
De camino al pasillo sintió el tacto de los folios y trapos que Ethan le dio, así como vio la antorcha y el encendedor con intención de indagar en ello pero, a la vez, con un poco de respeto. ¿Cómo sería la despedida? ¿Dolería más aun o ayudaría a bajar la intensidad del mismo?
Partió los papeles tal y como Ethan le dijo, siendo un poco torpe con ello por los nervios y por dedicar tanta tensión a ello. Los hizo cachos, algunos más grandes que otros pero intentó hacerlo lo mejor que pudo. Los dejó en ese nido de tela y, a su vez, al maltrecho Rambo en el centro del montículo. Parecía bien, a gusto entre esa cama de papeles y así quería imaginarlo.
Damian miró a Ethan mientras él hablaba sobre lo necesario que era el fuego. Al principio no lo creía, le fascinaban aquellas extensiones verdes y preciosas que podía ver en las ventanas de la caravana. La justificación del mayor a esas dudas fue una dura respuesta, necesaria pero dura para el niño que agachó la cabeza.
Ethan se arrodilló a la altura de Damian. El italiano lo miró con brevedad, a su rostro iluminado por los latigazos de luz de aquel fuego que destacaba en la antorcha que marcaría la despedida. La llama lo iluminaba todo a su alrededor, abrazando con su brillante presencia todo a su alrededor como si estuviese protagonizando su propia obra, una función que era necesaria.
Agarró la antorcha con cuidado, pensando en las palabras sabias de su amigo e intentando sacar cosas claras de ellas. El fuego daña pero también hace cosas buenas. Era triste de ver, de escuchar, de asumir siquiera. Sin embargo poco a poco iba empapándose de la realidad así como sentía el calor del fuego, envolviéndolo.
—Ethan… —sintió la mano en su espalda y el ligero contacto le hizo sentir el doble, no, el triple de pena por algún motivo. Miraba a la fogata que debía encender, para Damian no solo era la despedida de Rambo sino, simbólicamente, un adiós a Serena. Una gota le acarició la mejilla—. Y-yo siempre escuché de nuestros trapecistas que una caída… por muy mala que sea… —sorbió por la nariz—. Por muy mala que sea… de eso se aprende. ¿Es algo así todo esto… como una caída, Ethan?
No podía aguantarlo más, dejando caer la antorcha para que el fuego rodease con sus látigos danzantes a su antiguo amigo, a Serena. Una doble despedida, una luz ya desagradable que consumía a los que ya no despertarían jamás. Un adiós eterno. Más lágrimas caían en su cara y las ocultaba no mirando a Ethan, escondiéndose.
Sin embargo fueron esas ultimas palabras las que lo impulsaron en un rápido movimiento a abrazarlo, a apoyar su tristeza en el pecho de Ethan buscando otra calidez distinta a esa antorcha que se llevaba para siempre a la gente. Respiraciones entrecortadas, cuerpo tembloroso, todo de él era genuino.
—No me dejéis... ninguno más… No quiero… No quiero... —se desahogó finalmente, apretando los dientes.
Tenía miedo de que eso se repitiese, no quería vivir ninguna despedida más.
Partió los papeles tal y como Ethan le dijo, siendo un poco torpe con ello por los nervios y por dedicar tanta tensión a ello. Los hizo cachos, algunos más grandes que otros pero intentó hacerlo lo mejor que pudo. Los dejó en ese nido de tela y, a su vez, al maltrecho Rambo en el centro del montículo. Parecía bien, a gusto entre esa cama de papeles y así quería imaginarlo.
Damian miró a Ethan mientras él hablaba sobre lo necesario que era el fuego. Al principio no lo creía, le fascinaban aquellas extensiones verdes y preciosas que podía ver en las ventanas de la caravana. La justificación del mayor a esas dudas fue una dura respuesta, necesaria pero dura para el niño que agachó la cabeza.
Ethan se arrodilló a la altura de Damian. El italiano lo miró con brevedad, a su rostro iluminado por los latigazos de luz de aquel fuego que destacaba en la antorcha que marcaría la despedida. La llama lo iluminaba todo a su alrededor, abrazando con su brillante presencia todo a su alrededor como si estuviese protagonizando su propia obra, una función que era necesaria.
Agarró la antorcha con cuidado, pensando en las palabras sabias de su amigo e intentando sacar cosas claras de ellas. El fuego daña pero también hace cosas buenas. Era triste de ver, de escuchar, de asumir siquiera. Sin embargo poco a poco iba empapándose de la realidad así como sentía el calor del fuego, envolviéndolo.
—Ethan… —sintió la mano en su espalda y el ligero contacto le hizo sentir el doble, no, el triple de pena por algún motivo. Miraba a la fogata que debía encender, para Damian no solo era la despedida de Rambo sino, simbólicamente, un adiós a Serena. Una gota le acarició la mejilla—. Y-yo siempre escuché de nuestros trapecistas que una caída… por muy mala que sea… —sorbió por la nariz—. Por muy mala que sea… de eso se aprende. ¿Es algo así todo esto… como una caída, Ethan?
No podía aguantarlo más, dejando caer la antorcha para que el fuego rodease con sus látigos danzantes a su antiguo amigo, a Serena. Una doble despedida, una luz ya desagradable que consumía a los que ya no despertarían jamás. Un adiós eterno. Más lágrimas caían en su cara y las ocultaba no mirando a Ethan, escondiéndose.
Sin embargo fueron esas ultimas palabras las que lo impulsaron en un rápido movimiento a abrazarlo, a apoyar su tristeza en el pecho de Ethan buscando otra calidez distinta a esa antorcha que se llevaba para siempre a la gente. Respiraciones entrecortadas, cuerpo tembloroso, todo de él era genuino.
—No me dejéis... ninguno más… No quiero… No quiero... —se desahogó finalmente, apretando los dientes.
Tenía miedo de que eso se repitiese, no quería vivir ninguna despedida más.
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Una nueva verdad bajo la carpa
24/11/23, 12:37 pm
El fuego era hipnótico, una danza de llamas que se arremolinaban en torno al papel y la seda, llevándose consigo las memorias de una vida ya perdida. Se preguntó si morir así era un descanso digno, si aquella despedida convertido en nada haría más bien que mal. Pensó en la agonía que sufría un bosque antes de convertirse en meras cenizas y si perderse en la memoría era un mejor destino que el quedarse anclado cual ganchos de carnicero en piel ajena. A él le gustaba la idea de desaparecer, de no dejar nada atrás con lo que la gente pudiera llorar, pero también le gustaba poder tener un sitio simbólico al que acudir en búsqueda de memorias pasadas. Era complicado, pero al menos entre todas esas dudas que asolaban su mente ver las llamas prender era un espectáculo bonito.
-Supongo que… hasta de la peor caída uno puede recuperarse.
La duda tiñó unas palabras en las que se sentía tan identificado que no sabía mentir. ¿Te podías recuperar de una lesión física? Quizá, con suerte. La mejoría de no andar a poder hacerlo era bastante, pero qué más daba si nunca podrías regresar a la normalidad. Se guardó esos detalles para sí, pues el japonés era la viva imagen de que un jarrón roto, por mucho que volvieras a pegarlo, seguiría teniendo grietas toda su vida.
Lo que no se esperó fue el abrazó repentino del pequeño. La sorpresa inicial de unos brazos congelados se convirtió en un cálido abrazo cuando entendió la escena. Arropó al pequeño entre sus brazos dejando que el agarre de un apretón familiar sirviera de manta protectora para el ambiente que estaban viviendo. Ethan lo envolvió, como si al menos mientras estuviera con él pudiera mantenerlo alejado de todas las sombras del lugar.
La realidad era bastante más triste y mientras el italiano encontraba un refugio en su pecho, él se quedó observando como los últimos restos de Rambo iban desapareciendo en una pequeña columna de humo. Los trapos ennegrecidos y deshilachados estaban empezando a ganar terreno a unas ascuas cada vez más débiles, por eso, aún en el confort de la compañía y la cercanía de una fogata Ethan tenía más frío que nunca. Un temblor que contuvo de la misma manera que tragó las lágrimas con el único fin de servir de servir como un muro de contención. Para que las penas se depositaran en su interior pero no tuvieran que escapar de ahí.
-Damian voy a protegerte, todo lo que pueda y más, te lo prometo.
No le dijo lo que quería oír, no le prometió falsas promesas ni le intento engatusar con que estarían bien. No lo estaban, no lo iban a estar y si para proteger a sus peques tenía que ponerse en peligro algo dentro suyo le decía que así sería. Le revolvió el pelo en unas caricias cargadas de pesadumbre y le dedicó un corto beso en la misma maraña rubia que había desordenado. Un consuelo al no poderle dar lo que quería. Porque que no, no podía responderle que no le iba a dejar, pues no lo sabía. Lo único de lo que estaba seguro es de que mientras él respirara, haría todo lo posible por cuidarlo.
Ahí fuera al siguiente al que hacer un tributo de hojas quemadas.
-Supongo que… hasta de la peor caída uno puede recuperarse.
La duda tiñó unas palabras en las que se sentía tan identificado que no sabía mentir. ¿Te podías recuperar de una lesión física? Quizá, con suerte. La mejoría de no andar a poder hacerlo era bastante, pero qué más daba si nunca podrías regresar a la normalidad. Se guardó esos detalles para sí, pues el japonés era la viva imagen de que un jarrón roto, por mucho que volvieras a pegarlo, seguiría teniendo grietas toda su vida.
Lo que no se esperó fue el abrazó repentino del pequeño. La sorpresa inicial de unos brazos congelados se convirtió en un cálido abrazo cuando entendió la escena. Arropó al pequeño entre sus brazos dejando que el agarre de un apretón familiar sirviera de manta protectora para el ambiente que estaban viviendo. Ethan lo envolvió, como si al menos mientras estuviera con él pudiera mantenerlo alejado de todas las sombras del lugar.
La realidad era bastante más triste y mientras el italiano encontraba un refugio en su pecho, él se quedó observando como los últimos restos de Rambo iban desapareciendo en una pequeña columna de humo. Los trapos ennegrecidos y deshilachados estaban empezando a ganar terreno a unas ascuas cada vez más débiles, por eso, aún en el confort de la compañía y la cercanía de una fogata Ethan tenía más frío que nunca. Un temblor que contuvo de la misma manera que tragó las lágrimas con el único fin de servir de servir como un muro de contención. Para que las penas se depositaran en su interior pero no tuvieran que escapar de ahí.
-Damian voy a protegerte, todo lo que pueda y más, te lo prometo.
No le dijo lo que quería oír, no le prometió falsas promesas ni le intento engatusar con que estarían bien. No lo estaban, no lo iban a estar y si para proteger a sus peques tenía que ponerse en peligro algo dentro suyo le decía que así sería. Le revolvió el pelo en unas caricias cargadas de pesadumbre y le dedicó un corto beso en la misma maraña rubia que había desordenado. Un consuelo al no poderle dar lo que quería. Porque que no, no podía responderle que no le iba a dejar, pues no lo sabía. Lo único de lo que estaba seguro es de que mientras él respirara, haría todo lo posible por cuidarlo.
Ahí fuera al siguiente al que hacer un tributo de hojas quemadas.
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidad
Personajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Una nueva verdad bajo la carpa
26/11/23, 11:24 pm
El grifo emocional se le abrió tan de golpe que todo lo que sentía se le escapaba tanto figuradamente como literalmente, siendo un mar de lágrimas y moqueos bajo el pecho de Ethan. Ahí se sentía seguro, lejos de todo lo que le estaba asustando ahora, la cálida señal de muerte que tenía a sus espaldas y la fría sensación de haber perdido a una persona que él conocía, aunque le cayese horriblemente mal.
No sabía como iba lo que andaba devorando las llamas, prefiriendo no voltear. Ya tuvo suficiente, le agobiaba tener que despedirse así, lo odiaba, lo despreciaba, lo pasaba horrible solo con pensar en gente yéndose, sus amigos, su gente del circo, incluso su madre. Luego, en prioridad, pensó en sí mismo y en su propia partida. ¿Podría siquiera despedirse si le pasaba algo como a Serena? Se vio a sí mismo en esa situación, con la cara hinchada y tirado en el suelo.
¿Acaso él podría haber sido y en lugar de Serena, el haya comido…?
Una frase. Una frase de una persona que conoce de dos semanas. Damian ya de por sí estaba a salvo en los brazos de Ethan pero con esa sola declaración de intenciones le dio una calidez inmensa, una brisa agradable en el centro del huracán. Sintió las agradables caricias y el ligero beso en su cabeza que lo ablandaban muchísimo. Era alguien más en quien confiar, una persona que se ofreció a protegerlo en una promesa que se percibía sólida para el niño, inquebrantable.
—Gracias… Yo también quiero, quiero protegeros. A todos —declaró triplicando la fuerza del abrazo.
No era para menos, Damian quería mucho a la nueva familia que se había encontrado y querían protegerlo. ¿Por qué él sería menos? No había espacio a dudas, el circense quería formar parte y defender ese tesoro tan valioso, a los suyos ni más ni menos.
Saco su cara del pecho de su amigo, limpiando su cara torpemente con sus manos y sorbiendo sonoramente, exhalando un poco de aire para luego mirar a Ethan con sus ojos un poco rojos así como su nariz y mejillas.
—Podemos… ¿Podemos irnos? No quiero estar aquí. Gracias por hacerlo pero no… no quiero mirar.
No quería mirar atrás.
No sabía como iba lo que andaba devorando las llamas, prefiriendo no voltear. Ya tuvo suficiente, le agobiaba tener que despedirse así, lo odiaba, lo despreciaba, lo pasaba horrible solo con pensar en gente yéndose, sus amigos, su gente del circo, incluso su madre. Luego, en prioridad, pensó en sí mismo y en su propia partida. ¿Podría siquiera despedirse si le pasaba algo como a Serena? Se vio a sí mismo en esa situación, con la cara hinchada y tirado en el suelo.
¿Acaso él podría haber sido y en lugar de Serena, el haya comido…?
Una frase. Una frase de una persona que conoce de dos semanas. Damian ya de por sí estaba a salvo en los brazos de Ethan pero con esa sola declaración de intenciones le dio una calidez inmensa, una brisa agradable en el centro del huracán. Sintió las agradables caricias y el ligero beso en su cabeza que lo ablandaban muchísimo. Era alguien más en quien confiar, una persona que se ofreció a protegerlo en una promesa que se percibía sólida para el niño, inquebrantable.
—Gracias… Yo también quiero, quiero protegeros. A todos —declaró triplicando la fuerza del abrazo.
No era para menos, Damian quería mucho a la nueva familia que se había encontrado y querían protegerlo. ¿Por qué él sería menos? No había espacio a dudas, el circense quería formar parte y defender ese tesoro tan valioso, a los suyos ni más ni menos.
Saco su cara del pecho de su amigo, limpiando su cara torpemente con sus manos y sorbiendo sonoramente, exhalando un poco de aire para luego mirar a Ethan con sus ojos un poco rojos así como su nariz y mejillas.
—Podemos… ¿Podemos irnos? No quiero estar aquí. Gracias por hacerlo pero no… no quiero mirar.
No quería mirar atrás.
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Una nueva verdad bajo la carpa
27/11/23, 01:06 am
¨Esta bien, yo tampoco quise ver cómo enterraban a mi hermano¨
Palabras que se formaron vividas en su mente pero que volaron arrastrados por la más suave brisa, incapaz de pronunciarlas en alto. No juzgó al pequeño por querer huir de la escena, al contrario, entendió al momento que era la mejor opción. Ya había tenido que pasar por mucho para tan corta edad, se merecía un descanso merecido, uno que fuera cálido y acogedor, uno que no fuera una despedida amarga.
-Claro. ¿Te parece si nos vamos al salón?
Una vez que pudo ver el rostro de Damian decidió colaborar en un intento de limpiarle las lágrimas. Se estiró la manga de su camiseta para enrollarla entre sus dedos simulando así una tela temporal con la que poder limpiar sus mejillas con dulzura. Un gesto que repitió un par de veces hasta que comprobó que no quedaba apenas humedad invadiendo su cara. Solo entonces le levantó en brazos, subiendo al niño hasta su pecho para dejarlo que se recostara como quisiera. Había sido un día exageradamente largo, tocaba despejarse.
-Oye qué te parece si … -Por un segundo calló a medida que acababa de incorporarse con el italiano ya bien sujeto. Un leve saltito para recolocarlo y estaban listos para regresar al hogar. -¿Te hago otra figura? Un animal que te guste mucho, podemos hacer una familia… ¡Así yo también puedo jugar contigo!
A medida que se iban adentrando al torreón Ethan le contaría ideas sueltas. Posibles animales con los que entretenerse y curiosidades tontas sobre los mismos. Que los tigres tenían todos patrones diferentes o que las nutrias duermen dándose la mano para que el río no las separara. Una charla amena para distanciar al pequeño de las volutas de humo que quedaban rezagadas en el patio, para evitar que recordará la marca negruzca de las cenizas depositadas sobre el suelo. Ya había dicho adiós, no tenía por que impregnarse del resto de sombras que traía una despedida así.
Por hoy ya había sido suficiente adulto, ahora le tocaba volver a ser un niño.
Palabras que se formaron vividas en su mente pero que volaron arrastrados por la más suave brisa, incapaz de pronunciarlas en alto. No juzgó al pequeño por querer huir de la escena, al contrario, entendió al momento que era la mejor opción. Ya había tenido que pasar por mucho para tan corta edad, se merecía un descanso merecido, uno que fuera cálido y acogedor, uno que no fuera una despedida amarga.
-Claro. ¿Te parece si nos vamos al salón?
Una vez que pudo ver el rostro de Damian decidió colaborar en un intento de limpiarle las lágrimas. Se estiró la manga de su camiseta para enrollarla entre sus dedos simulando así una tela temporal con la que poder limpiar sus mejillas con dulzura. Un gesto que repitió un par de veces hasta que comprobó que no quedaba apenas humedad invadiendo su cara. Solo entonces le levantó en brazos, subiendo al niño hasta su pecho para dejarlo que se recostara como quisiera. Había sido un día exageradamente largo, tocaba despejarse.
-Oye qué te parece si … -Por un segundo calló a medida que acababa de incorporarse con el italiano ya bien sujeto. Un leve saltito para recolocarlo y estaban listos para regresar al hogar. -¿Te hago otra figura? Un animal que te guste mucho, podemos hacer una familia… ¡Así yo también puedo jugar contigo!
A medida que se iban adentrando al torreón Ethan le contaría ideas sueltas. Posibles animales con los que entretenerse y curiosidades tontas sobre los mismos. Que los tigres tenían todos patrones diferentes o que las nutrias duermen dándose la mano para que el río no las separara. Una charla amena para distanciar al pequeño de las volutas de humo que quedaban rezagadas en el patio, para evitar que recordará la marca negruzca de las cenizas depositadas sobre el suelo. Ya había dicho adiós, no tenía por que impregnarse del resto de sombras que traía una despedida así.
Por hoy ya había sido suficiente adulto, ahora le tocaba volver a ser un niño.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.