La tecnología humana es complicada

Recuerdo del primer mensaje :

Lo primero que había hecho al recibir a Vac había sido ofrecerle una pequeña visita por su nueva casa. Le explicó también donde pensaba poner la decoración que le faltaba y le mostró de forma breve cómo había organizado sus materiales relacionados con su empleo. La pecera ya estaba y charlaron brevemente acerca de las pirañas de niebla de la Cercanía, de las cuales Giz había sacado el código genético para mezclarlo con sus peces betta y que nadasen en niebla en lugar de agua.

Se había dejado su despacho para el final y, una vez terminó de enseñárselo, sacó de un mueble el ordenador portátil y lo colocó sobre la mesa. También sacó un teclado mecánico y un ratón láser externos, además de una alfombrilla.
—Noel me recomendó encarecidamente que, aunque el portátil cuenta con su propio teclado y… esta cosa que no recuerdo como se llama —señaló el touchpad—, era mucho mejor que le conectase estos —alzó los cables de ambos periféricos—. Me dijo dónde iban, pero me temo que ya se me ha olvidado —rio—. No quisiera cargarme nada: creo que te pediré que los enchufes tú y trataré de fijarme bien para no liarme la próxima vez.

Vac observó como su amiga jugueteaba con la rueda del ratón en silencio, intentando no pensar en el incómodo contacto de hacía unos instantes mientras la página se desplazaba arriba y abajo una y otra vez. Entendía perfectamente lo que sentía la nebulomante en aquellos momentos, pues él también había experimentado algo similar la primera vez que había manejado un ordenador, y por eso negó con suavidad cuando la muchacha calificó sus palabras de sinsentidos.
—”Cualquier tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia” —citó con una media sonrisa—. Eso dijo en una ocasión un escritor de mi mundo, así que no pienses que tus palabras no tienen sentido: ese tipo de comentarios son la prueba de que tenía toda la razón. —rió con suavidad, consciente de lo desconcertante que podía resultar el funcionamiento de un pc incluso para un humano.

Cuando la idrina compartió con el hado que le gustaba entender el funcionamiento de las cosas Vac no pudo evitar asentir con solidaridad, pues él mismo sentía algo parecido al conocer algo nuevo, pero la muchacha parecía haber asumido que aquello le venía grande.
—No te rindas tan rápido, Irianna, con lo lista y persistente que eres seguro que de aquí a unos meses soy yo el que te tiene que pedir ayuda para entender algún programa. —afirmó con seguridad, convencido de que lo que acababa de decir era cierto.

Asintió cuando la lacustre le pidió un momento para coger su cuaderno y tomar unas notas, atendiendo a lo que escribía con curiosidad, y cuando la nebulomante le indicó que podía seguir aprovechó para volver a lo de las carpetas. Le explicó brevemente cómo podía cambiarles el nombre, lo que también se extendía al resto de archivos, y también le enseñó cómo podía crear unas nuevas.
—Con eso estaría cubierto lo básico y creo que te defenderías sin problemas con el tema de la clasificación. —concluyó, dejándole unos instantes por si quería anotar alguna cosa.

Mientras su amiga terminaba se pasó los dedos por el pelo con expresión pensativa, preguntándose con qué empezar a continuación, pero al ver la carpeta de videojuegos que había en el escritorio el griego no pudo contener el impulso de abrirla.
—Vaya… —murmuró, asombrado de la cantidad de género que había allí dentro. Su hermano se había esforzado mucho para que el ordenador de Irianna estuviera bien surtido.

Meditó unos segundos aquella cita que, al parecer, era de un escritor humano.
—Tenía mucha razón —reafirmó—. Nunca lo había visto así. Porque, bueno, tampoco había tratado demasiado con tecnología tan avanzada. Pero me parece un comentario muy acertado.

Los halagos que le dedicó después el hado hicieron que enrojeciese mucho más visiblemente que antes, porque además podía notar en su lenguaje corporal que estaba verdaderamente convencido de lo que decía.
—Agradezco mucho tanta confianza, pero creo que eso es decir demasiado —rio nerviosamente—. Aunque sí puedes estar seguro de que me esforzaré: me interesa demasiado aprender a manejarme con este aparato por muchas razones. Los libros, la música y los videojuegos… Quiero saber cómo acceder fácilmente a todo ello y también poder escribir mis novelas más rápido que a mano.

Tras algunas explicaciones más que anotó en su cuaderno, Vac también parecía tener en mente lo mismo que ella y abrió la carpeta nombrada como “videojuegos”. Dentro había más carpetas, una cosa que le acababa de explicar que podía hacerse para organizar mejor los archivos o documentos, y parecían tener nombres que indicaban su género… Aunque había algunos que nunca hubiese imaginado que lo eran si no fuera por el contexto.
—“Plataformas”. “Metr…Metroidvania”. “Rog…” Creo que no sé leer eso —rio. Había comenzado a enunciar en voz alta lo que le sonaba raro según pasaba la vista por encima—. Oh. “Novelas gráficas/visuales”. Creo que esto es lo que me va a interesar más por el momento —afirmó mientras abría esa carpeta.
Al contrario que con los libros, aquellos archivos eran mucho más raros: su icono era como una especie de hoja en blanco con una esquinita doblada… Aunque no todos. Le dedicó una mirada confusa al hado infernal.
>>Creo que vuelve a fallarme mi capacidad de deducción, aunque sí me está diciendo que quizás no deba tocar nada por el momento.

La nebulomante no tenía ni idea, pero lo que había allí dentro eran ROMs y accesos directos a sus correspondientes emuladores, así como archivos ISO u otros formatos en el caso de los juegos de PC.

Sus palabras volvieron a avergonzarla, lo que a su vez le avergonzó a él, pero al final dejó pasar el tema con un ligero encogimiento de hombros y volvió a centrar su atención en la pantalla del portátil para no hacer más raro el momento. ¿Qué diablos le estaba pasando?
—Roguelike —le ayudó, pasando a la pronunciación inglesa con una pequeña sonrisa—. A mi es un género que me gusta bastante, pero puede ser algo frustrante si el primer videojuego que pruebas es de ese tipo.

Afortunadamente a la idrina le llamaban más las aventuras gráficas, seguramente debido a su vena de escritora y por lo que habían hablado en su día de Danganronpa, pero al meterse en la carpeta correspondiente se topó con un montón de archivos que no resultaban nada claros.
—Lo dicho, una detective de primera —replicó con una sonrisa cuando comentó que tenía la impresión de que lo mejor era no tocar nada—. Todos estos iconos que parecen folios con la esquina doblada son archivos que generalmente no son fáciles de leer. En muchos programas y videojuegos, de hecho, te encontrarás con ellos, pero lo mejor es no tocarlos. Nadie sabe qué hacen, pero si no están o se mueven de sitio todo deja de funcionar —bromeó con diversión. Sus gestos, sin embargo, dejaban claro que lo que decía era cierto—. Pero para jugar verás que es bastante intuitivo. —añadió.

A continuación Vac le explicó cómo funcionaban los distintos emuladores, como se ejecutaban los juegos en ellos, y, en el caso de los de pc, como se instalaban los archivos ISO correspondientes. Fue una de las partes más tediosas de la lección, pero hizo pausas suficientes para que su amiga lo comprendiera todo y tomara las notas que hicieran falta.
—¿Hacemos un descanso y aprovechas para probar alguno? —sugirió en un momento dado, dedicando un amplio gesto a la pantalla en la que se desplegaban tantas posibilidades.

Irianna tenía claro que quería empezar por aquellos videojuegos que se suponía que eran sobre todo leer, y probablemente pasaría mucho tiempo antes de que se atreviese a jugar a cualquier otra cosa. No sabía muy bien cómo iban a ser, pero sospechaba que no iba a entender nada. Era muy posible que ya le ocurriese a menudo al leer una obra de una cultura de la que solo conocía una parte muy pequeña, pero pensaba anotar todo lo que no entendía para preguntar después el contexto a sus amigos humanos. Aun así tomó nota mental de como se pronunciaba “roguelike”.

Se volvió a sonrojar ligeramente con el halago y trató de disimular sus gestos volviendo a su libreta para tomar notas de todo lo que le explicaba el hado. Aquello era bastante más complejo que leer libros, tal y como esperaba, pero por suerte Vac se lo estaba explicando con bastante sencillez y creía podría llegar a apañarse con las notas que estaba tomando.
—Vale, espero que no provoque algún desastre cuando intente algo de esto yo sola. Si se incendia el ordenador a quién llamo para arreglarlo, ¿a Noel o a ti? —bromeó. La propuesta a continuación le hizo responder con más énfasis del que pretendía—. ¡Por favor! —se avergonzó un poco al darse cuenta de que parecía una niña pequeña y contuvo sus gestos en un entusiasmo más comedido—. ¿Cuál me recomiendas? Noel me dijo que a lo mejor debería empezar por alguna novela más sencilla antes de probar Danganronpa y que le preguntase cuando quisiera al respecto. Pero ya que estás aquí… ¿Tienes alguna recomendación tú?

—¡Llámame a mi!—respondió con quizás demasiado entusiasmo, riéndose de la broma para disimular su tercer enrojecimiento—. Noel seguramente tenga más compromisos que yo. —añadió a modo de explicación, tratando de justificar su ímpetu de forma creíble mientras se refugiaba tras una media sonrisa. «Deja de comportarte como un idiota…» se recriminó mentalmente, repasando las carpetas para mantener la vista ocupada.

Irianna aceptó su propuesta con muchísimo entusiasmo, lo que le resultó adorable, y mordiéndose las mejillas para que no se le escapara la risa escuchó sus palabras con atención. Su hermano tenía razón con que lo mejor antes de ponerse con Danganronpa era probar con algún otro juego más sencillo, así que el hado reflexionó unos instantes buscando una buena alternativa entre el catálogo del que disponían.
—Se me ocurre el Hotel Dusk, tal vez—respondió tras unos instantes de indecisión, apartando la mano del ratón para que su amiga tomase las riendas—. Trata de un expolicía que se topa con un gran misterio en el hotel que da nombre al juego. —resumió a muy grandes rasgos, tratando de captar la atención de la nebulomante con pocas palabras.

Era una aventura gráfica bastante corta, pero la historia era muy buena y resultaba un trampolín ideal para lanzarse con aquel género. Además Irianna tendría que usar el emulador de la Nintendo DS, así que ganaría familiaridad con el manejo de aquel tipo de programas.

No sabía si estaba viendo de más en el lenguaje corporal de Vac y tampoco quería pensar demasiado en ello. Ni de broma iba a preguntarle al respecto de lo que parecía algo de vergüenza por su parte, una que compartía, porque no sería en absoluto apropiado, por lo que se limitó a atender a sus explicaciones. Aun así, no podía negar que le gustaba que compartiesen tanto aquella ligera vergüenza como el entusiasmo y le hacía sentirse menos ridícula e incluso bastante a gusto a pesar de ello.

No tardó en localizar el archivo correspondiente al juego que sugirió el hado y dejó el puntero del ratón cerca de él.
—Eso suena como un buen comienzo para una novela de misterio —le dijo con una sonrisa—. Y me gusta el nombre de ese hotel, suena poético.

A continuación volvió a retomar su cuaderno, atendiendo a las explicaciones sobre cómo se “abría una ROM en un emulador”, tomando nota de toda la terminología y de cómo se llamaba dicho “emulador” para poder jugar a lo que habían elegido jugar. Entendía que se trataba de alguna clase de programa que simulaba un objeto físico y eso permitía “ejecutar” el juego… Aunque tampoco se quería centrar por el momento en los detalles más técnicos, por lo que no hizo demasiadas preguntas a pesar de la curiosidad. Las ganas de probar el juego eran mucho mayores.

Tras alguna que otra torpeza de novata, por fin empezaron a salir imágenes en aquellas dos pantallitas dentro de la pantalla del ordenador. Por lo que había entendido de la explicación de Vac, el aparato original que se utilizaba para jugar a “Hotel Dusk” era algo así como uno de aquellos teléfonos móviles que tenían algunos de sus amigos humanos, pero con dos pantallas. Aunque se había dicho que no haría demasiadas preguntas, sus impulsos le hicieron querer saber por qué salían tantas palabras extrañas en lo que parecían ser logos, y el hado le explicó que se trataba justamente de eso: logos de diversos grupos de personas que habían hecho aquel juego. Finalmente, llegó una pantalla con opciones para empezar a jugar y, siempre siguiendo las indicaciones del humano, empezó la historia propiamente dicha.

Aquello llamado, “cutscene” era como ver la escena de una novela en imágenes. Algo parecido a un concepto nuevo que sabía que se estaba desarrollando en Idris desde no hacía mucho tiempo y que sabía que los humanos tenían: el cinematógrafo. Sentía como si se estuviera saltando muchos avances tecnológicos de golpe pensando en ello, pero pronto se dijo que mejor atendía a lo que estaba ocurriendo. Bastante le estaba costando seguir lo que pasaba, aunque entendía que probablemente era parte de la experiencia: se trataba de una historia de misterio, al fin y al cabo.

De pronto el juego “se detuvo”, parado en un diálogo que ya no avanzaba solo y miró hacia Vac, saliendo de una especie de trance en el que había estado absorta observando a los personajes moverse en la pantalla.
—Imagino que aquí es donde yo tengo que empezar a hacer cosas. Oye, me gusta mucho el estilo de estos personajes, como si estuvieran dibujados a lápiz sobre un papel y luego les hiciesen moverse con… lo que sea que se hace. Pero los fondos parecen alguna clase de foto difuminada.
A continuación, pulsó la tecla para continuar como le indicó Vac y la historia del juego continuó.

>>No sé si entendí mucho de lo que está ocurriendo. Este chico antes era policía y ahora es… ¿vendedor?  —Preguntó refiriéndose al que claramente era el protagonista de la historia—. Pero ha dicho que también se dedican a otras cosas, no sé si me perdí en esa parte o es algo que descubriré luego. La chica de la carretera parecía un personaje importante también… —Ya estaba completamente metida en la historia y se dio cuenta de pronto que estaba haciendo demasiadas preguntas y hablando muy seguido. Enrojeció por enésima vez—. Perdón.

Después de que la nebulomante tomara algunos apuntes más con respecto al funcionamiento de los emuladores se pusieron con el juego propiamente dicho, y mientras Irianna se adentraba en su primera experiencia de ocio digital el hado se acomodó en su asiento para observar con atención. Respondió a su pregunta sobre los logos con diligencia, aclarando lo que eran los estudios y demás, pero cuando empezó la historia propiamente dicha se quedó ensimismado.

Había jugado al Hotel Dusk años atrás, pero recordaba perfectamente la escena introductoria y sabía lo inmersiva que resultaba. Ya se empezaban a ver pinceladas del misterio en aquellos dibujos con fondo difuminado, aunque fueran muy leves, y los primeros diálogos incrementaban las preguntas que planteaba el juego. Irianna no tardó en transmitirle sus primeras impresiones, comentándole que le gustaba bastante el diseño de los personajes, y cuando pasó al primer cambio de estilo en el diálogo empezó a saber algo más del protagonista del juego.

La muchacha se detuvo frente a la puerta del hotel, preguntándole al hado algunas dudas sobre el inicio de la historia, y planteando varios cursos de pensamiento bastante acertados. Estaba más que claro que no le faltaba instinto de detective y la trama la tenía atrapada.
—No pidas perdón —replicó el griego con una amplia sonrisa, quitándole importancia con un gesto de la mano—. Es normal que estés emocionada, yo mismo lo estoy y ya lo jugué en su momento —reconoció con una leve risa—. Pero no voy a destriparte la historia, así que ni confirmaré ni desmentiré tus teorías mientras avanzas. —sentenció, guiñándole el ojo con complicidad mientras le animaba a abrir la puerta indicándole que pinchara sobre ella.

Sonrió a Vac cuando este le aseguro que era normal estar emocionado y que también lo estaba. Volvió su atención al juego, pidiendo ayuda al hado cuando no se apañaba con los controles. No tardó en avanzar un poco en la historia hasta haber hablado con el recepcionista del hotel. No quería comentarlo absolutamente todo, pero no podía evitar que sus interjecciones fueran frecuentes. Se detuvo cuando el protagonista intentaba subir las escaleras a la habitación que le habían asignado (entendiendo ya por completo de dónde venía el título del juego en ese momento) y se topó con una niña un poco maleducada que no quería apartarse.
—“¿Ve a jugar entre el tráfico?” —repitió con cierta incredulidad pero riéndose ante la respuesta tan ácida que Kyle le había dado a aquella niña—. Creo que es un poquito abrupto nuestro protagonista —opinó con diversión.
No le disgustaba ver las peores facetas de los personajes, aunque eso hiciese que empatizase un poco menos con él. Aun así, siempre y cuando la narrativa manejase bien el desarrollo de los personajes aquello no tenía por qué ser algo malo en absoluto. Siguió jugando, ya totalmente intrigada por lo que fuera a pasar. Sabía que el amigo del protagonista de aquel flashback inicial iba a tener alguna relevancia y que muy probablemente Kyle no le había disparado en realidad. Le intrigaba cómo se iban a conectar los sucesos en el hotel, aparentemente sin relación.

Irianna continuó avanzando en el juego, interactuando con el dueño del hotel para pedir una habitación e intercambiando con él hombre un diálogo bastante interesante. Ahora el título del juego tenía sentido, pero nuevas preguntas surgían poco a poco y el misterio continuaba enganchándoles a ambos. A pesar de que el hado ya se sabía la historia no era aburrido volver a vivirla en compañía, pues los ojos con los que la nebulomante lo observaba todo translucían un entusiasmo contagioso.

No iban a tardar mucho en empezar a meterse en materia, a fin de cuentas la historia transcurría a lo largo de una tarde y una noche en el tiempo dentro del juego, y la aparición de la niña en las escaleras tras la llegada de la misteriosa anciana eran las primeras señales de avance.
—¿Verdad? —rió con suavidad tras la observación de la idrina—. Pero he de decir que a mi el señor Hyde me cae bastante bien… —reconoció con una media sonrisa, encogiéndose de hombros mientras continuaba la conversación con la mocosa maleducada.

Sabía que no era justo calificar así a la niña, pues más adelante dejaba de resultar tan insufrible, pero eso era algo que su amiga tendría que descubrir poco a poco.

Irianna rio suavemente con el comentario de Vac.
—No es que me caiga mal, puedo imaginarme más o menos hacia dónde quiere ir su desarrollo de personaje —le aseguró a Vac—. Pero sí que creo que se ha pasado un poco con la chiquilla—admitió—. Se estaba comportando de forma bastante insufrible, pero no deja de ser una niña.
Dicho personaje le propuso hacer un puzle, uno muy literal en el que salía un dibujo infantil. No era difícil de resolver, lo más difícil para la idrina seguían siendo los controles sin ninguna duda.
>>La verdad es que esta niña está siendo demasiado maleducada, ahora sí estoy totalmente de parte de Kyle —comentó entre risas—. Algo le pasará, imagino… Anda, ha dejado caer una pieza, ¿qué será lo que tiene escrito detrás?
La nebulomante no podía dejar de hacerse preguntas y comentar todo lo que le llamaba la atención, y sabiendo que a su amigo no le molestaba ya no estaba ni siquiera tratando de contenerse. No mucho, al menos.

Por consejo del hado, se dedicó a investigar un poco la planta baja antes de subir una vez finalizó la conversación con la niña, y aprendió a usar algunas funciones “del menú” del juego, que así se llamaba al parecer. Aprendió a tomar notas, cosa que le gustó mucho y cómo se guardaba el progreso de la partida. Al parecer los juegos normalmente hacían un archivo en el que, de un modo difícil de entender para ella, se conservaban datos de lo que había hecho hasta ese momento para poder retomarlo luego. Tenía sentido, porque al parecer la mayoría de aquellos juegos duraban muchas horas y la duración total dependía de cuánto tardase cada persona. Vac también le enseñó otra forma de guardar incluso cuando el propio juego no lo permitía, al parecer el programa que hacía que se pudiese jugar al juego en el ordenador tenía un sistema para ello. La idrina tomo nota de todo para poder seguir jugando por su cuenta a ser posible sin cargarse nada.
—Así me meto más en el papel —comentó divertida mientras terminaba de escribir, haciendo alusión a la libreta virtual que había usado en el propio juego hacía un momento, además de hacer énfasis en el pequeño juego de palabras.

Por último, subió finalmente las escaleras y se encontró con un nuevo personaje llamado Jeff. Mantuvo una conversación interesante, quedando claro que todas las conversaciones parecían querer indicarle continuamente que todas las personas alojándose en ese hotel guardaban algún secreto o tenían algún motivo para actuar de formas un tanto extrañas. No le era un recurso desconocido como escritora y sin duda estaba consiguiendo captar su atención y que quisiese saber más sobre cada uno y hacia dónde se iba a dirigir la trama general.

Pero una vez el juego se lo permitió le dijo a Vac que iba a hacer uso de sus notas para guardar por sí misma de las dos formas que le había enseñado y que podían dejarlo por el momento. Se tomó unos instantes en asegurarse de que lo había hecho bien, confirmándolo también con el hado, quien le enseñó también la forma correcta de “cerrar el juego y el emulador”, lo cual no dudó en apuntar también.
—Muchísimas gracias, de verdad, siento que he aprendido un montón en poquísimo tiempo… Aunque también que probablemente dentro de diez minutos lo olvide todo —añadió con diversión—. Pero, con suerte, las anotaciones me salvarán —alzó un poco su cuaderno antes de dejarlo sobre la mesa.
Lo último por ese día sería aprender a apagar el ordenador correctamente.

>>¿Quieres beber algo junto a los dulces? —Le ofrecería al hado según bajaban las escaleras, no olvidándose del detalle que le había traído—. Tengo té, café, algún refresco… Agua también si es lo que prefieres, claro.

Mientras Irianna continuaba la conversación con la mocosa Vac se acomodó aún más en la silla, cruzando las piernas y recostándose ligeramente contra el respaldo mientras se inclinaba un poco en dirección a su amiga para ver mejor la pantalla. La nebulomante no tardó en estar de acuerdo con Kayle en lo de mandarla a jugar entre el tráfico, pues la niña no dejaba de destilar encanto, y cuando por fin se largó dejó atrás una de las piezas del puzzle.
—Pues habrá que birlarle el resto a ver que pone, ¿no? —bromeó con una sonrisita cuando la idrina señaló los trazos que había en el reverso, confirmando indirectamente que más adelante podría ser algo importante.

Antes de subir el hado le aconsejo a la bruja que investigara un poco la planta baja, pues aquel juego funcionaba en tramos de tiempo y si se saltaba algo luego era posible que no diera con ello. También aprovechó para hablarle de las funciones del menú y de las distintas formas de guardado que tenía disponibles, algo que tenía que tener muy en cuenta si no quería perder su progreso. El bloc de notas virtual le hizo bastante ilusión e incluso se permitió bromear al respecto con el cuaderno que estaba usando en la vida real, haciendo hincapié en ello con un juego de palabras que arrancó un bufido divertido al griego.

Cuando estuvo satisfecha la muchacha cogió por fin las escaleras en busca de su habitación, pero antes de encontrarla se topo con un nuevo desconocido que como todos en aquel hotel parecía ocultar algo. La conversación con Jeff fue breve, sin embargo, y solo sirvió para averiguar donde se alojaba él y donde podían encontrar a la mocosa maleducada y al descuidado de su padre.
—Sabiendo cuales son sus habitaciones seguro que puedes ir a interrogarlos más adelante… —comentó, aceptando con un asentimiento de cabeza cuando la nebulomante propuso concluir la sesión de juego.

Llevaban ya un buen rato con las lecciones de informática, por lo que levantarse y estirar un poco las piernas sonaba genial para el humano.
—No debería tardar mucho más en irme, pero un café suena perfecto —replicó con una sonrisa, caminando a su lado escaleras abajo—. Por cierto, antes de que se me olvide: cuando pases mucho tiempo con el pc procura tener una buena iluminación si no vas a ver películas o cosas similares, ¿de acuerdo? El brillo de la pantalla desgasta mucho la vista. —le advirtió. Era posible que ya estuviera al tanto, pero más valía prevenir que curar.

La nebulomante sonrió, contenta porque aceptase su oferta.
—Un café rápido, entonces.
Empezó a preparar el café, preguntándole al hado como lo quería. El suyo, pues aunque solía preferir el té decidió acompañar a su amiga en su elección, sería con leche y un poco de miel. Lo llevaría todo a la sala, donde sentados en el sofá podrían terminar aquella reunión.

>>Ah, gracias por el consejo —le diría mientras abría cuidadosamente el envoltorio de los dulces y los colocaba en un platillo entre ambas tazas, en la mesita de café. Se sentaría en el sofá, cerca de Vac—. Me aseguraré de recordarlo… De hecho, me acabas de recordar que Noel mencionó también que podía usar hechizos térmicos para mantener el ordenador a una temperatura más baja mientras lo usaba. Dijo que con eso podía sustituir a otro cacharro que se suele emplear para enfriarlo…

Seguirían charlando un rato más sobre el ordenador, los dulces y otros temas breves hasta que el hado finalmente tuviese que irse. Le acompañó a la entrada para despedirse, asegurándole que iría a visitarle pronto para devolverle el detalle y contarle cómo había avanzado en el juego.
Una vez sola, mientras recogía los restos de la merienda, la idrina canturreaba por lo bajo lo que parecía ser una de las músicas del Hotel Dusk que se le habían pegado y sonriendo ampliamente, apenas siendo consciente de estos dos hechos.