Conversación entre Toni y Pefka

Le hizo gracia el cambio de tema tan brusco, pero le apetecía hablar de otra cosa y la idea de hablar de cosas de la tierra con alguien ajeno a ella le parecía interesante.

- Buf, pues muchas cosas, leemos, vemos la tele, miramos a la nada como si estuviéramos en otro lugar, esto último yo lo hacia mucho y leer, leer también- dijo sentándose también- se hace muchas cosas, nose, no se me ocurren más pero porque yo solo hacia esas.

Pefka habría abierto mucho los ojos cuando el español le respondió, pero solo pudo reaccionar así con el que le quedaba. Lo de leer fue lo que más le llamó la atención, aunque ya había oído hablar sobre la "tele" antes y deseaba poder tener una delante para ver cómo era. Sabía que en la Tierra y otros mundos tenían gusto por la lectura también, pero le daba curiosidad conocer el interés personal de sus compañeros.
—¿Y qué leías?—preguntó—. A mí no se me da bien escribir, pero en mi ciudad lo hacen mucho. Por ejemplo yo les describía cosas y bestias que encontraba en mis viajes en el exterior para que pudieran añadirlo a sus libros, y leía mucho sobre otras criaturas y mapas y aventuras de otros —añadió con nostalgia.

Le hizo gracia la reacción.
- Pues a ver, lo que más me gusta leer es fantasía, o novelas policiacas con mitología. Pero si un libro está en mis manos posiblemente me lo termine leyendo tarde o temprano. ¿Tú escribes?
A Toni le pudo la emoción y le posó el brazo en la pierna con un golpe. Se arrepintió enseguida.
- Ay perdona, me he emocionado. Yo he intentado escribir pero nunca me gusta nada de lo que escribo.

Podía imaginar a qué tipo de narraciones se refería con "mitología" y "fantasía", pero no con "policíaca". Tenía que preguntarle después, pero antes respondería a lo más importante.
— Bueno, no creo que se me dé bien escribir como tal, tan solo recopilaba información sobre mis expediciones. Lugares de interés, instrucciones y curiosidades sobre las bestias de nuestro mundo, zonas peligrosas... Alguna vez he inventado historias breves para hablar con las crías del ganado de mi ciudad. Ayudaba con su crianza, su alimentación y sus cuidados, y  escribía todo lo que fuera útil. Y me gustaría poder escribir todo lo que estamos viviendo aquí para transmitírselo a mi gente, pero no lo haré hasta que pueda volver —dijo, y se notaba que había algo de frustración también en la nostalgia. Le sacó de sus pensamientos el toque en la pierna—. Oye, oye, no te tienes que preocupar por emocionarte si este es un tema que te interese, a mí me gusta también. Y si alguna vez escribes algo me gustaría leerlo. ¿Sobre qué escribirías si te vieras con confianza? —terminó con una sonrisa.

Estaba pensando en muchas cosas muy rápido y tenía cosas pendientes que podía hablar con Toni, cosas que se le acababan de ocurrir, pero dejaría de hablar por el momento.

Se tranquilizó al ver que no se recibió mal su contacto.
— Libros de viajes, esos también me gustan, es lo que tú escribes. Son interesantes porque vives otras vidas.
Se relajó con la confianza que le mostraba.
— ¿Crees que algún día saldremos de aquí? Yo no sé si tengo esperanzas— se le produjo un nudo en la garganta, pero tampoco tenía claro si era por volver o porque su vuelta no le parecía un final idílico— pues creo que me gustaría escribir sobre esto, como tú, escribir nuestra experiencia, para que no se nos olvide, para ver si se puede ayudar a alguien.
Por un segundo pensó que sería buena idea formar equipo y escribir sobre todo aquello.
— Oye, ¿Y si escribimos sobre lo que hemos vivido?

El Hijo de Lunas ladeó la cabeza cuando le escuchó decir lo de "vives otras vidas" y asintió lentamente. Le gustaba esa forma de verlo. Luego el chico cambió un poco de tema, y el nombrado solo supo encogerse de hombros.
—Últimamente no sé en qué creer, pero espero que sí...

No sabía si continuar por ahí, por sus dudas, lo que sabían sobre la Luna Roja... pero al final el terrícola le dio un quiebro interesante y lo enlazó con la escritura. Pefka se levantó de golpe a la par que exclamaba un "¡sí!". De inmediato se dio cuenta de qué había pasado y al final se volvió a sentar. Se disculpó mientras se rascaba la nuca. Se había emocionado demasiado, pero es que era justo lo que hacía él en su ciudad, ¿cómo no iba a causarle esa impresión?
—Perdón, perdón... Sí, vaya, quería decir que me gusta la idea. Creo que podríamos y deberíamos. A lo mejor incluso podemos dejarlo en la Biblioteca como los libros que nos trajimos.

Con el salto de Perfila a Toni casi se le sale el corazón por la boca.
— Tu puta madre— dijo todavía asustado cuando rompió en carcajadas— me encanta tu entusiasmo, la verdad que sería buen plan hacer algo más allá de sobrevivir ¿no? Así le damos un poco de normalidad ha esta mierda. Además, se lo dije a Sarah el otro día en la terraza, está ciudad , aunque no lo parezca, tiene una belleza que solo ves si prestas atención.

El nombrado se rió también y luego asintió con vigor ante las palabras de su compañero.
—Sí, no lo niego. Seguro que si pudiéramos explorar sin amenazas constantes podríamos fijarnos mejor en esa belleza que dices. Quizás cuando seamos libres podamos, pero... yo nunca había visto nada igual. Edificios tan altos y enormes, criaturas como las de aquí, magia tan diferente a la energía superior de mi mundo... Mi mundo también os parecería inhóspito, pero esconde maravillas si vas bien equipado —le contó con entusiasmo.

Después sacudió la cabeza y le sonrió. No quería divagar.
—Podríamos hablarlo ahora. Total, no sabemos cuándo van a volver.

No había terminado de hablar cuando Toni se levantó de un salto y subió las escaleras.

— Vale, traigo papel y lápiz. Empecemos por el principio.

Toni se alegró de la felicidad que mostraba el rostro de Pefka, reflejaba la suya propia. Hasta que volvieron sus compañeros permanecieron apuntando los detalles de sus recuerdos. Riendo sobre los golpes de Toni, las meteduras de pata de Pefka con diferencias culturales y anotando cada detalle vivido. Tenían trabajo para rato antes de poder redactarlo en condiciones, pero algo le quedó claro al andaluz: Rocavarancolia tenía más belleza de lo que parecía mientras vivían aquellos recuerdos.