Sede de los Taumaturgos (Archivo III)

Recuerdo del primer mensaje :

El ataque de risa de Tap fue tal que su cuerpo se sacudió en el aire como si sufriera espasmos. El aparato fonador emitió ruidos incomprensibles que no eran más que el poltergeist intentando hacer ver al idrino lo gracioso que había sido verle la cara en plena descarga eléctrica. Cuando por fin se calmó, Saren le preguntó sobre su cuerpo y Tap comenzó a hablar tan rápido que las palabras se trababan y no salían. Tuvo que coger aire antes de intentarlo de nuevo, esta vez más despacio que la anterior.

—Es de metal irrense y plástico—explicó—. Fabricado por dama Hálito, demi… demiur… demiurga—se le atascaba la palabra. La mención a la violeta le hizo sentir algo de pena. Perder a los pocos gigantes que merecían la pena nunca era divertido. Continuó su charla moviendo cada una de las secciones en las que se dividía y haciendo una mención obvia al aparato que le permitía hablar—. Además lo estoy armando. Como lo de la electric… electricicicicidad—de nuevo se le atascaron las palabras y Tap sacudió la cabeza de manera inútil—. Electricidad. Todavía me que-queda hasta que… aprenda del todo. Pero bueno.

Tap estaba tan eufórico por su nuevo cuerpo que le daba igual las trabas que su ponía. Valoraba la mejora y lo veía todo un pelín más positivo. Un pelín suficiente como para que no quisiera matar al gigante que tenía enfrente en ningún momento. Era probable que el hecho de que fuera Saren y no otro, como Pablo, por ejemplo, también tuviera que ver. Pero lo importante era que, en aquellos momentos, el poltergeist se encontraba a gusto.

—Y tú, ¿Q-qué eres? ¿Y qué haces? Sales muy a menudo de la Sede—Tap estaba realizando esas mismas preguntas a todos los gigantes que decidía que eran dignos de relacionarse. Sobre todo porque según las respuestas, así sabría si lo seguían siendo, si era mejor alejarse de ellos o, simplemente, sabía si podía alegrarse porque la Luna Roja les castigaba con algún aspecto injusto de sus transformaciones. Sabía lo felices que fueron muchos gigantes cuando descubrieron que como poltergeist no podría hablar, así que no pensaba esconder la diversión que le producía saber que ahora a algunos les mataba el sol o que estaban catatónicos durante todo el día en la cama.

El hechizo le golpeo peor debido al escudo mágico no hizo mucho efecto ni su espada pues logro esquivarla habilidosamente y se protegió con el escudo. DL se vio sorprendido cuando le enbistio con el escudo por delante como parapeto, rodó hacia un lado, fuera de la trayectoria del escudo, en busca de no acabar siendo empujado hacia atrás y buscando un espacio libre del escudo para lanzar un hechizo de impulso bastante fuerte a sus piernas, con intención de desquilibrarlo. Ya un distancia de un par de metros del helión se puso en pie sujetando firmemente la espada entre sus dedos, su técnica era un desastre sin precedentes y lo sabia, tampoco es como si fuera a poder lucirse contra un experto, era de locos.

-Ese escudo tuyo es irritante- murmuro con un puchero frustrado al ver ese estúpido escudo que le impedía atacar mas directamente, usando la distancia y esos escasos segundos para empezar a cambiar físicamente para obtener otra fisonomía para pelear sin varia su tamaño.

El foner rodó hacia su derecha, esquivando la embestida. No me lo esperaba, así que quien casi estuvo a punto de impactar con la pared fui yo. Paré a tiempo, justo cuando sentía que mi escudo volvía a temblar: había lanzado otro hechizo, que por la forma de este reconocí como de impacto. Recuperé el tipo y le encaré para responder a su comentario de mi escudo.

—¿A que sí? Es irritante verlo acercarse, pero tenerlo es una delicia. No sólo sirve como defensa sino como arma, ¡todo en un guerrero debe serlo!—exclamé riendo.

Después le vi que empezaba a modificar su forma, quizá para adaptarse al combate. Sea como fuere, aprovechando que se tomaría al menos unos segundos y mi resistencia a la luz, conjuré una explosión de luz dirigida contra él. Levanté en torno a mí una barrera mística y disparé cual ballesta de repetición varias inyecciones contra lo que quedase de su escudo mágico...

Sintió unas ganas inmensa de maldecirlo cuando conjuro aquel irritante hechizo de luz que lo cegó momentáneamente le picaban los ojos y casi sentía lagrimas por culpa del resplandor, mas no vaciló ni esperó un segundo hizo desaparecer su escudo mágico. No fue bastante rápido y recibió el hechizo de Skarog en el brazo con el que se había protegido la cara. Una oleada de dolor le recorrió y apretó los dientes para no gritar, consiguiendo realizar el hechizo intangible antes de que otro hechizo le golpeara. Recibir uno de los golpes era un mal menor, al menos era uno y no todos, el hechizo de escudo no habría soportado más que un impacto y luego le habría llovido los otros tantos hechizos que el helión le había lanzado. No se equivocaba ni por asomo, entreabrió los ojos los cual había cambiado de forma casi instintiva para intentar acostumbrarse a la luz y viendo medio borroso y muy brillante, pero era mejor de lo que haría de tener ojos normales totalmente cegados.

- Hubiese deseado que la luna te diera la capacidad de sentir dolor...así al menos sabría por una vez como se siente uno cuando le acribillan -gruño  con una media sonrisa, pasándose ella mano por el brazo, no parecía haber ningún hueso roto pero no podía mover bien el brazo izquierdo, así que era el musculo el que había acabado dañado. Se intento reparar el daño, haba estado practicando curarse heridas, cortes y la coagulación y evidentemente había estudiado anatomía, al menos lo suficiente para saber tratar sus músculos, pero le llevaría un poco más aun. Con su arma en ristre murmuro un hechizo, se había aprendido todos los hechizos de cosechado durante ese tiempo aunque mucho no los hubiese usado así que esa sería la primera vez que usara el que estaba pronunciando en un combate real, aunque lo hubiera practicado en cositas más pequeñas. Podía ver el cuerpo de Skarog apenas empezando a recuperar la visión y ese escudo, ese condenado y estúpido escudo, cuando terminó el hechizo abrasivo lo lanzó directamente contra el escudo con la intención obvia de deshacerse de él de una buena vez.

No necesité que la luz desapareciera para ver cómo mis hechizos destrozaban el escudo y golpeaban al foner. Sin embargo, sólo uno hizo diana en su cuerpo, ya que se hizo intangible antes de ser presa de otro. Luego se quejó de que yo no sintiera dolor y golpeé el suelo con el extremo del escudo.

—Entonces, yo podría desear que no pudieras cambiar de forma en pleno combate y regenerar partes internas para curar heridas, no te jode—le dije riendo. Luego se me ocurrió una cosa relacionada con su habilidad—. Hey, ¿has probado a crear más bocas y manos? Quizá puedas y seas capaz de conjurar más de un hechizo a la vez. Lo digo por si te da por quejarte de mis uñas algún día—volví a rematar entre risas.

Tras el intercambio verbal, conjuró un hechizo que rebotó en la barrera y se estampó contra la pared tras él. Si esto seguía así, vaya rollo de entrenamiento sería. <<¿Y si practico con la reversión? El otro día no salió... Y dudo que hoy... ¿Qué le haría al ser intangible? Pff... Puede no afectarle siquiera... Afectaría a la zona donde está, las paredes, lo que sea que haya en el aire a su alrededor...>> No podía atacarle y en cuanto tirase su escudo mágico, convocaría otro, así que decidí "inmovilizarlo". Jugar un poco, realmente.

Me armé con otro escudo mágico y tras dar un pisotón me disparé levitación. Corrí hasta donde estaba él y dibujé un perímetro muy reducido a su alrededor con el hechizo de guardia, como un óvalo con las veces de techo, suelo y paredes. Luego me puse frente a él y sonreí como un gato: estaba bien encerrado.

—¿Ahora qué? Deje de huir y plante cara, señorito intangible

Su hechizo no hizo efecto, no solo eso sino que reboto contra el escudo y se choco contra la pared a su espalda, por un segundo creyó que se abriría una agujero pero nada paso. "nos hemos librado por los pelos" pensó antes de mirar de vuelta a Skarog.

-No te negare eso- añadió con una risa encogiéndose de hombros y mirándole curioso cuando mencionó lo de mas manos y bocas. Era una buena idea y sí era posible desde luego, los brazos sabiendo su musculatura, sistema nervioso y los huesos no era difícil de crear, la boca era otra cosa por el tema de la voz. Aunque si podría crear su dos brazos y su boca bien podría hacer unos extras. No pudo hacer mucho mas Skarog decidió que intangible o no, de ahí no se movía y antes de que pudiera reaccionar o atacar, formó un circulo a su alrededor creando una fina capa ovalada cubriéndolo. Rápidamente se dio cuenta que no podría atravesar ni siendo intangible,  miro a Skarog a un par de metros de el tan tranquilo y le miro estrechando los ojos con reproche y fastidio, aunque en verdad interesado.

-¿Huir? ¿Cómo? -pregunto con cierto sarcasmo y humor intentando averiguar si había leído algo de ese hechizo que lo cubría recordando vagamente de la cosecha, aunque no recordaba si era porque lo usaba Shizel o porque había leído algo al respecto. Se encogió de hombros, recordaba lo esencial: podía usar magia-Impaciente...tomare en cuenta tus palabras-murmuro y sonrió un poco mientras pensaba en el hechizo su cuerpo había terminado de cambiar en un lento proceso. Gracias a la creación de su propio cuerpo crear huesos, músculos y el sistema nervioso de sus articulaciones no le era difícil, aunque había aprovechado bien esa corta charla. Ya tenia dos muñones bajo bajo sus omóplatos a la altura de las costillas que empezaron a sobresalir y alargarse, dividiéndose en cinco protuberancias mas pequeñas en los extremos, primero puro hueso...los músculos y nervios empezaron a cubrir los finos huesos blancos y finalmente la piel. Era la primera vez que realizaba un cambio de esa magnitud frente a alguien.

-Oh, pude...¡ahora a jugar un poco!- exclamo alegre mirando al otro y lanzando un hechizo de inyección con los cuatro brazos, cruzándose los de la espada sobre su estomago para hacer las señas, lanzo el hechizo doble contra la cara y las piernas del helión, o esa fue la intención. Los dedos de sus nuevas manos aun estaban tiesos y no tenían aun la suficiente soltura de movimiento para igualar en velocidad a sus otras manos, por tanto no coordinaron y no puso salia magia de ellas, o simplemente no había suficiente energías para ambos pares, pero al menos si funciono con las otras. A pesar de ese pequeño contratiempo, su atención estaba dividida en crear una segunda boca la altura de la nuca y atacarle, viendo como había fallado lo que pretendía hacer necesitaría la otra boca para las nuevas manos creadas. A su espalda una gruesa cola de reptil golpeaba el suelo con fuerza n ansiosa se agarrar a Skarog, producto de su anterior cambio. Practicar nunca esta de mas y aunque no saliera perfecto era un buen aprendizaje

<<Pues usando magia y tirándome mis hechizos, listo>> pensé pero no le respondí. En su lugar me alejé de él al ver que volvía a cambiar y me maldije cuando vi lo que intentaba <<La próxima vez le sugeriré medir cuatro metros y tener un surtidor de hechizos en la boca>> pensé con diversión. Al cabo de un poco terminó y me vi tentado a aplaudir, pero en su lugar volví a caminar un poco más hacia atrás pues me había lanzado un hechizo y una peligrosa cola se agitaba ahora tras él. El escudo mágico vibró al recibir el impacto, pero aun así debido a la cercanía yo también temblé un poco. Nada grave.

—¿Cómo vas a usarla si sigues intangible?
Dicho eso, llegué hasta la pared de donde colgaban las armas, dejé la espada en el cinto y cogí una guja, manteniendo el escudo que tanto le irritaba. Si se volvía tangible, no podría acercarme tanto con la cola, así que mejor el arma larga para poder cortarla cuanto antes. <<Total, no es suya>>
—Bueno, ¿te quitas la intangibilidad y seguimos? ¿O dejarás que te siga consumiendo y te canses antes siquiera de hacer algo?

En el tiempo entre que había estado hablando, cogiendo la nueva arma y vuelta a hablar, había renovado el escudo mágico y recargado algunas de las uñas gastadas. Mientras, el escudo colgaba a la espalda, para poder usar la guja con ambas manos sin problema y que aun así pudiera servirme como defensa.

Le miro atentamente viendo como tomaba la guja y maldijo para sus adentros, por suerte esos escasos momentos le ayudaron a terminar de crear la segunda boca mirándolo sonriente.

-Si me sacas de este ovalo me volveré tangible, mientras tanto, ni loco. No quiero ser una diana sin protección, gracias. Es puro sentido común - añadió risueñamente chasqueando la cola a su espalda y mirando atentamente el hechizo que lo cubría no sabiendo si seria posible atravesarlo de recuperar la tangibilidad pero no pensaba intentarlo o seria una diana increíblemente seductora-Así que si quieres que pelemos sin huir, quítame el hechizo este y volvamos a pelear en serio...-añadió sonriendo mientras su cola se mecía a su espalda y los dedos de sus nuevas manos se movían como si estuvieran haciendo los gestos de un conjuro.

—¿Sacarte? Por todos los felinos... Imagina que en vez de encerrarte yo, es alguien que quiere matarte. ¿Ahora qué? Alguna forma mágica tendrá que haber de salir de ahí, digo yo—le respondí, serio.

Pero realmente, era un entrenamiento... La idea había sido mía, no suya, y si el chico no quería aprender, ¿yo qué le iba a hacer? Soltarle, sí, pero con consecuencias. <<Que se gane su libertad>>

Terminé de cargar las uñas, recuperando el máximo de estas, y deshice con un gesto el hechizo que le encerraba. Acto seguido, descargué las diez de mis manos, lo que se traducía en una lluvia incesante de hechizos de inyección, impacto, inmovilización y abrasivo. O lo que es lo mismo: dos de cada de los citados más otros dos escudos mágicos aplicados a mí mismo.

-Es una practica y no conozco este hechizo apenas pero lo tendré e cuenta para la próxima vez -respondió un poco la defensiva peor viendo como parecía dispuesto a desactivar el hechizo se quito la intagibildiad invocando rápidamente un escudo mágico sobre si a tiempo de que una lluvia de hechizos le cayera encima. Pudo esquivar algunos porque prácticamente dando un salto a un lado nada mas terminarse aquel encierro y otros chocaron con el escudo sin surtir efecto, aunque un par, uno de impacto y de inyección golpearon su cuerpo desequilibrandolo y produciendole un dolor agudo que contenía a duras penas.

Intento no pensar en el dolor sino que se movio en movimientos en zigzag, mientras su segunda boca invocaba un hechizo abrasivo en conjunto con sus nueva manos lanzandoselo y al mismo tiempo como sus manos habituales, lanzo un segundo hechizo para paralizarlo en un ataque doble. Su cola se deslizo por el suelo alargándose y acabando en un filo puntiagudo, como un enorme aguijón, deslizándose velozmente por el suelo como una serpiente hacia Skarog aprovechando que el estaba distraído en su cuerpo. Agarro su piernas con fuerza enroscándose apretadamente en ella y clavandole el aguijón en el muslo, ya viendo que ya lo sujetaba DL apunto con su arma hacia Skarog con intención de esquivar cualquier posible ataque con su guja, dando un fuerte tirón a la pierna del helión con la fuerza constrictora de una verdadera serpiente. No era dolor lo que quería conseguir sino hacerle perder el equilibro o romperle la pierna, cualquiera de las dos opciones lo haría caer.

Su segunda boca y manos preparando un próximo hechizo para ser lanzado.

La explosión que había sacudido la Sede como resultado de las riñas entre Pablo y Tap había arrancado a Saren de su sueño, pero tras debatir consigo mismo durante unos instantes, el selkie se había arrebujado de nuevo bajo las mantas y se había vuelto a quedar dormido. Estaba cansado de las riñas de aquellos dos, como el resto de sus compañeros, pero no estaba dispuesto a privarse de su descanso por sus estúpidas peleas.

Despertó pasado el mediodía y, bostezando, se encerró en el baño, donde permaneció bajo el agua media hora tras limpiarse bien, ejercitando el aguante de su respiración. Había decidido tomarse el día libre, y tras secarse y vestirse con ropa cómoda, bajó a comer algo. La cocina estaba vacía, pero al pasar por la sala de entrenamiento había oído a alguien dentro, así que preparó comida de mas por si tal vez se pasaba alguien con hambre después. Dejó una fuente de pasta con albóndigas y otra con pescado a la plancha en la encimera, sirviéndose él un plato de cada y sentándose a la mesa.

Comió en silencio, sumido en sus pensamientos, y cuando terminó lo dejo todo recogido. Subió a su habitación a por el abrigo y con un par de libros bajo el brazo fue a la biblioteca a darle la lata a Biblios. No se llevaba mal con el espíritu, y el propio norteño notaba que el bibliotecario estaba algo mas dispuesto a hablar con él que con el resto, por lo que se aprovechaba de la situación y le preguntaba siempre que necesitaba un punto de vista distinto de cualquier cosa que tuviera entre manos.

En los últimos tiempos el selkie había seguido una rutina de entrenamientos que incluían visitas matutinas a la bahía cuando los cuchitrileros le invitaban, prácticas de magia por su cuenta, sesiones de combate en solitario en la Sede, largos vuelos en su forma de roc, y horas y horas de lectura sobre todo tipo de temas. Apenas coincidía con sus compañeros de vez en cuando, lo que en cierto modo le estaba aislando del  resto. No le gustaba la situación, pero dentro de poco sería la fiesta de Ka y Atol en Libo, así que aprovecharía la ocasión para dar señales de vida.

Regresó tarde a la Sede, y al llegar fue directamente a su cuarto, al día siguiente tenía que ir a la bahía y necesitaba dormir.


Unos días después el idrino se preparó para ir de visita al Cuchitril, pues los mercenarios le habían invitado a comer. Se vistió con unos vaqueros desgastados, una camisa negra arremangada y un chaleco gris, y una vez estuvo listo, el norteño se puso su piel y alzó el vuelo desde la ventana.

Continua en El Cuchitril.

<<Excusas>> pensé sin responderle. Encajó varios de mis hechizos, pero no se quejó y se lanzó al ataque. No pude estar lo pendiente que hubiera querido estar de la cola ya que me lanzó varios hechizos: el primero no hizo efecto, pero el segundo me dejó inmovilizado porque el escudo se había hecho trizas con el primero. <<Maldito sea, eso es de cobardes; ¡primero huye intangible y ahora esto!>> No sabía si en ese estado podría disparar mis uñas, pero no me dio mucho tiempo a comprobarlo.

Su cola había hecho su parte y se me había agarrado a las piernas, clavando un aguijón nada peligroso en uno de los muslos... y luego tiró con fuerza, tirándome al suelo de espaldas. El cabezazo contra el suelo no llegó, sin embargo, ya que me había disparado intangibilidad (la guja la sujetaba con dos manos y los dedos de estas apuntaban al pecho) y lo había atravesado. La cosa es que seguiría bajando, cosa que hice hasta la planta inmediatamente anterior a esa. Por suerte, no acabé en ningún dormitorio sino en el pasillo, así que me quité el hechizo antes de rozar el suelo.

Hasta entonces no me había parado a pensar en el estado de mis piernas... pero estaba claro que no podría andar de vuelta sin ayuda, mucho menos subir o bajar escaleras... Y... <<¿Qué me pasa?>> Me costó lo mío sentarme y apoyarme contra la pared, donde empecé a dar cabezadas de puro cansancio. <<Tengo que... curarme...>> Pero ni tenía hechizos de curación para el caso ni las energías para ello: estaba claro que me había pasado últimamente con la magia. <<Por eso el escudo se quebró tan pronto... Esto no puede seguir así...>> No tenía ganas ni de pensar, casi me quedaba dormido ahí, pero no podía. Suponía que DL sabía mucho más de anatomía que yo, así que grité:

—¡DL, baja!

Había funcionado mucho mejor de lo que había esperado, realmente no creía que sus hechizos fuesen a funcionar y que solo se desintegrarían contra el escudo. Pero si había funcionado, sus escudo se fue a la mierda y su cola termino con el trabajo al tirarlo al suelo casi abriéndole la cabeza. Skarog fue rápido y se hizo intangible desapareciendo en el suelo y haciendo que la cola de DL cayera a plomo contra el piso al perder la pierna que agarraba. Respiró entrecortadamente quitándose el sudo de la frente, le dolía todo el cuerpo, no por nada había recibido varios hechizos de helión en carne propia lanzados con toda la mala leche del mundo. Le dolía el pecho debía tener como mínimo una costilla rota, milagrosamente no se le había clavado en un pulmón, si eso hubiese pasado habría sido un autentico coñazo de curar y doloroso a morir. Eso y moratones eran su regalo del día.

Un grito proveniente de la planta de abajo le aviso que Skarog había frenado su caída, bajando mientras se deshacía de los brazos y boca extra, comenzando a reconstruir el daño de su costilla, agradeciendo una y mil veces que se hubiese puesto con el estudio del cuerpo nada mas transformarse. A nivel celular  podía morirse del asco, pero al menos músculos, huesos, venas, arterias y sistema nervioso lo manejaba con cierta decencia. Suficiente para no hacer algo tan estúpido como cambiar de orientación un hueso o alguna estupidez similar. Aun le quedaba mucho pero al menos podía curar a si mismo o a otro daños internos de cierto calibre.

Ya cuando llego frente a Skarog que había llegado al pasillo de la planta de abajo se le acercó. Estaba bastante agotado, incluso  arrodillarse frente a la pierna le dolió, viendo el agujero sangrante donde había clavado el aguijón de su cola que había vuelto a su tamaño habitual y daba suaves golpecitos contra el suelo. La pierna estaba hinchándose a nivel del muslo, teniendo en cuenta la presión que había hecho con su cola debía tener roto el fémur varios centímetros por encima de la rodilla...era una suerte que el helión no sintiera dolor.

-Veo lucecitas frente a mis ojos y yo hice menos hechizos que tú- añadió con una media sonrisa divertida y cansado, aunque satisfecha, agarrando su pierna para estirarla lanzando un hechizo de recomposición sobre su pierna. Se aseguro que no se moviera ni un ápice y que estuviera en un posición idónea para que su hueso se soldara en condiciones y no hubiese esquirlas de huesos que no encajara en su sitio. No tardo demasiado, la practica con uno mismo ayudaba mucho a curar a otro sin convertirlos en una masilla de huesos deformes. Tan solo se aseguro que podía mover la pierna en condiciones estirándola y haciéndole un leve masaje para recuperare la movilidad antes de lanzar otro hechizo hacia el agujero que había creado su aguijón, teniendo que recomponer también un musculo dañado superficialmente. Cuando por fin termino por completo con Skarog se sentía como si le hubiesen absorbido gran parte de su energía, pero lo miro sonriendo alegremente.

-Bien terminé, ¿alguna queja con este entrenamiento?- pregunto mirándolo con curiosidad extendiéndole la mano para ayudarlo a levantarse y ya ver claramente si andaba sin problemas. Probablemente no respondería  se le veía medio ido, probablemente a causa del gasto de magia, realmente debería echarse un rato o hacer lo que sea que necesitara hacer el para obtener magia- ¿Necesitas ayuda? No parece quedarte energías y no se como recargas magia con tu transformación - añadió mirándolo, había sido un entrenamiento bastante trabajo y le había hecho gastar prácticamente toda la magia que tenia guardada en sus uñas, normal que estuviera molido.

Los pasos cercanos del cambiante me sacaron de mi sopor. Maniobró con mi pierna hasta dejarla en una posición donde pudiera curarme, y entonces vi lo mal que estaba. No era grave, pero tenía razón antes cuando pensaba que no podría levantarme. Lo que dijo mientras tanto me hizo volver a pensar en qué había pasado. Pero estaba claro:

—Tú no has hecho hechizos difíciles... Quiero decir, investigué sobre hechizos y sin pararme a pensar en el nivel, me lancé a practicarlos. Y pasa factura.

Terminado el hechizo, probó a que la pierna respondiera y luego yo seguí moviéndola un poco más. Luego me tendió una mano y me levanté. <<¿Quejas? Bah, reconócelo, no es de cobardes la intangibilidad>>

—Ninguna queja. Estuvo bien. Y gracias por la pierna, pero no necesito más ayuda, ya me apaño—le respondí sonriendo.

Me despedí de él palmeándole la espalda sin mucha fuerza y me fui a la ducha. Una vez aseado, me metí en mi cuarto y me tiré en la cama cual fardo. No me dormí sino que estuve pensando en mejorar el estudio de la magia y en pasar las noches rocavarancolesas en los mundos donde la alternancia día-noche fuese inversa. <<Y el hechizo de DL, que no se me olvide>> Pero acabé durmiéndome.

Al final de todo Skarog y ayudarlo a curarse, el helión le dio el visto bueno antes de marcharse. DL lo siguió con la mirada antes de volver a su cuarto un rato para preparar sus apuntes de runas con los que que trabajaría en cuanto bajara a ducharse. Cosa que no tardo en hacer encotnrandose apenas a Skarog ya dirigiéndose a su cuarto mientras el tomaba el baño para ducharse volviendo a su cuarto tras terminar un tanto adormilado tras haberse relajado un poco bajo el agua.

No se puso inmediatamente sino que se echo un rato a dormir dejando activo al recuperación de sus costillas mientras descansaba.Ya cuando despertó era casi de noche, así que bajo a comer algo para volver luego de vuelta a su habitación y practicar un rato el tatuarse la runa en la piel. Dado que no sabia si esta era correcta se aburrió al cabo de un rato así que se puso a estudiar hechizos que había estado aprendiendo durante ese tiempo hasta que se quedo dormido a altas horas de la noche.

Al día siguiente sin tener demasiadas ganas de cambiar se quedo con su actual aspecto de niño bajando a desayunar y programándose ese día el ir a visitar Shizel a la Serpentaria pues llevaba varios días sin verlo desde ese día que se abrió un poco con el. De paso le preguntaría algo sobre su próximo viaje a F.O.N.E.R.A.

Sigue en la Torre Serpentaria.

Salto


Karime se encontraba eufórica. Desde que había decidido formar parte del ejército, había confiado en su triunfo en las pruebas, pero, como siempre, en su interior existía el miedo a fracasar, a no ser lo suficientemente buena. Ese miedo era el que le hacía mejorar cada día y no la dejaba rendirse nunca.

Tras las pruebas, Atol y Karime habían montado una pequeña fiesta en la sede con todos sus amigos para celebrar su admisión. Zmey también había pasado las pruebas el mismo día que ellos y, aunque no le felicitó con la efusividad con la que lo hizo con el libense, no le negó un estrechamiento de mano y un abrazo algo incomodo. Aunque habían invitado a todos a la fiesta, Saren prefirió celebrarlo con Zmey en vez de con ellos, cosa que no pasó desapercibida para la libense, a la que le molestó bastante. A pesar de eso, nunca se lo echó en cara, ya que, aunque en el interior de Karime existía una dicotomía respecto a todo lo que tenía que ver con Zmey, en ningún momento creyó que se mereciera pasar el día solo.

Las siguientes semanas fueron frenéticas. Visitó durante algunos días a la manada con la intención de asegurarse de que todos se encontraran bien, de informarles sobre su viaje y de contar con la aprobación de Roja. Fue al mercado varias veces buscando regalos adecuados, ya que Atol le había conseguido maquillaje a buen precio de la botica y pretendía ir con su ropa libense. Gracias a que pasó horas y horas buscando, la loba pudo dar con un precioso libro de recetas de varios mundos para su padre, acompañándolo por algunos ingredientes clave; una preciosa daga para Lima con empuñadura de madera verde del macetero y metal irrense con algunas tallas, y algunos detallitos para Lah y otros conocidos. Sabía que a su madre no le haría ilusión ni le gustaría nada de lo que le comprara, por lo que le llevaría un pergamino que acreditara que pertenecía al ejército de Rocavarancolia. Buscar un regalo para Ilol sería más difícil. Karime sabía perfectamente las cosas que le gustaban, pero debía tener en cuenta que llevaba algo más de un año perteneciendo a la reina como andrógino y no sabía cuánto podía haber llegado a cambiarlo. Finalmente, decidió regalarle algo simbólico: un colgante de un lobo tallado en madera.

Los días anteriores al viaje los dedicó a su apariencia. Como había decidido volver a Libo con la misma ropa con la que había ido, dedicó bastantes horas a lavarla y remendarla, con los conocimientos que le había aportado Aleksei o con la magia que le aportaban sus amigos, hasta el punto de que parecía casi nueva. Gracias a los productos de la botica, consiguió que su piel perdiera esa sensación de aspereza constante que le había dado la criba y se arregló las uñas lo suficiente como para no espantar a un estéticien. A lo que más tiempo le dedicó fue a su pelo. No recordaba haberse lavado la melena tan a conciencia desde la fiesta que celebró su madre por su último logro conseguido, y ni siquiera había sido ella la que lo había hecho, sino su padre. Nerviosa por no estar adecuada, se cepilló durante horas, e incluso pidió ayuda a terceros para que también cepillaran su pelaje. La obsesión por la buena apariencia la llevó incluso a lavar en profundidad su parche.

Cuando estuvo completamente preparada: limpia, maquillada y vestida, se miró al espejo y sonrió. No había parecido tan libense desde que llegó a la ciudad.

Dos días después de la incursión al Macetero, Shizel se encontraba llamando a la puerta de Skarog en la sede. El idrino se había tomado el tiempo justo para preguntar a DL qué hechizos le había pedido y empezar a ponerse al día con los básicos de esas ramas antes de visitar la sede en busca del helión. Sabía por Karime cuál era el horario base de los soldados de los ejército, así que según sus cálculos debería estar en casa en ese momento.

Llevaba sus apuntes encima por si acaso. Eran dos vertientes diferentes de los hechizos de camuflaje: uno era el hechizo de tiniebla, que proveía al usuario de una cobertura puramente física, y el otro era el de distorsión, más provisto de variantes, pero cuyo funcionamiento parecía ser sencillo. No necesitaría el de distorsión en FONERA si no iban a salir extramuros ya que no tendría necesidad de cubrir sus huellas mágicas, pero había oído de otros mundos que sí disponían de detecciones de ese tipo (el más accesible parecía ser Ochroria, pero se le caía la baba ante la posibilidad de visitar Carabás en un futuro) donde ese sortilegio sí podía serle útil, además de en la propia Rocavarancolia.

También tenía que empezar a hacer pruebas con el ilusionismo puro, pero no había tenido tiempo. Lo había estado mirando por encima, y parecía que de momento el cambio más fácil de obrar era el del color de su pelo. Sólo requería delimitar el área que quería someter a la ilusión (en su caso del nacimiento del pelo en adelante) y planear en el sortilegio los cambios necesarios en el tono, saturación y opacidad. Podía hacerse intuitivamente en lugar de con una fórmula fija, pero necesitaba hacerse cargo de cómo modificar cada cosa por separado para poder hacerlo con control. Empezaría haciendo pruebas con un mechón y posteriormente cuando estuviera más seguro en sus cejas y ojos.

Saludó al helión cuando le abrió y ante su expresión interrogante empezó a explicarse.
-DL me ha comentado que te encargó un par de hechizos de camuflaje- dijo sin más preámbulos-. A mí también me interesaría aprenderlos y he pensado que trabajando juntos podríamos sacar adelante ese esfuerzo en menos tiempo, si no te supone un inconveniente con tus horarios de trabajo- era muy idrino ofrecer al interlocutor una excusa educada para rechazar una oferta de ser necesario.

En cuatro días había tenido tiempo de sobra para reestructurar mis prácticas de magia. Se acabó el ir a hechizos concretos, máxime si estos eran de nivel alto. Empezaría desde abajo hacia arriba, como debiera haber hecho, pero pensaba que no habría consecuencias. Obviamente, esto lo pude aplicar directamente a la petición de DL: los dos hechizos eran distintos en complejidad y nivel, así que empecé por el de tiniebla. Lo bueno de estudiar ambos hechizos era que me serviría para mis incursiones. No empecé directamente con el hechizo sino que estuve buscando en la biblioteca algunos similares e inferiores en complejidad. Por ejemplo, el de búsqueda de huellas mágicas. Lo que sí tenía claro desde que había empezado a estudiarlos era que no eran lo mío. Si acaso los de búsqueda, pero los de ocultación... A ver, sabía que eran necesarios, pero no me sentía cómodo sabiendo que en alguna ocasión tendría que depender de ellos. Dicho de otra forma, prefería la confrontación directa. Pero eran útiles para ir a los mundos vinculados, y no sólo eso sino que obligatorios en algunos casos. En Asrena no hacían especialmente falta, y realmente cuando iba no me acercaba a población alguna; pero si quería ir a otros sí que los necesitaría. Bueno, esos y otros.

Y yo no era el único con intención de visitar otros mundos. DL, por ejemplo, necesitaba estos hechizos para FONERA, y había estado al día siguiente de nuestro entrenamiento en el Macetero, con otros dos de Serpentaria. Precisamente, uno de estos apareció en mi habitación aquel día.

Estaba repasando los gestos y sonidos del hechizo de tiniebla cuando llamaron a la puerta. No me hacía ni pizca de gracia que me interrumpieran, pero por otro lado nadie podía saber que estaba ocupado <<Tendré que hacer un cartelito y ponerlo por fuera>> Así que me levanté del escritorio y abrí con una expresión neutra que duró bien poco por la sorpresa. <<¿Shizel? ¿Qué querrá este de mí? Se lleva bien con Karime, no me pediría a mí entrenamiento físico...>>

Pareció leer en mi cara y se explicó. <<Ah, vale>> Me encogí de hombros y me hice a un lado para que entrara.

—De acuerdo. Aunque, eso sí, apenas he tocado lo que me pidió—le dije, señalando la mesa con apuntes en toda su superficie—He empezado con el de tiniebla, como puedes ver. Te seré sincero: esta no es mi rama favorita de la magia, se lo ofrecí a DL por curiosidad, aunque eso no quita que sea fiel a mi palabra. Así que me vienes de perlas, chaval.

Por supuesto que podría apañarme solo, pero no quizá en el tiempo que DL esperaba tenerlos listos. Sin embargo, ahora que íbamos a ser dos, la cosa mejoraba. <<Y de paso te relacionas un poco, que estás todo el día entrenando y metido en tu cabeza>>