Sede de los Taumaturgos (Archivo III)

Recuerdo del primer mensaje :

El ataque de risa de Tap fue tal que su cuerpo se sacudió en el aire como si sufriera espasmos. El aparato fonador emitió ruidos incomprensibles que no eran más que el poltergeist intentando hacer ver al idrino lo gracioso que había sido verle la cara en plena descarga eléctrica. Cuando por fin se calmó, Saren le preguntó sobre su cuerpo y Tap comenzó a hablar tan rápido que las palabras se trababan y no salían. Tuvo que coger aire antes de intentarlo de nuevo, esta vez más despacio que la anterior.

—Es de metal irrense y plástico—explicó—. Fabricado por dama Hálito, demi… demiur… demiurga—se le atascaba la palabra. La mención a la violeta le hizo sentir algo de pena. Perder a los pocos gigantes que merecían la pena nunca era divertido. Continuó su charla moviendo cada una de las secciones en las que se dividía y haciendo una mención obvia al aparato que le permitía hablar—. Además lo estoy armando. Como lo de la electric… electricicicicidad—de nuevo se le atascaron las palabras y Tap sacudió la cabeza de manera inútil—. Electricidad. Todavía me que-queda hasta que… aprenda del todo. Pero bueno.

Tap estaba tan eufórico por su nuevo cuerpo que le daba igual las trabas que su ponía. Valoraba la mejora y lo veía todo un pelín más positivo. Un pelín suficiente como para que no quisiera matar al gigante que tenía enfrente en ningún momento. Era probable que el hecho de que fuera Saren y no otro, como Pablo, por ejemplo, también tuviera que ver. Pero lo importante era que, en aquellos momentos, el poltergeist se encontraba a gusto.

—Y tú, ¿Q-qué eres? ¿Y qué haces? Sales muy a menudo de la Sede—Tap estaba realizando esas mismas preguntas a todos los gigantes que decidía que eran dignos de relacionarse. Sobre todo porque según las respuestas, así sabría si lo seguían siendo, si era mejor alejarse de ellos o, simplemente, sabía si podía alegrarse porque la Luna Roja les castigaba con algún aspecto injusto de sus transformaciones. Sabía lo felices que fueron muchos gigantes cuando descubrieron que como poltergeist no podría hablar, así que no pensaba esconder la diversión que le producía saber que ahora a algunos les mataba el sol o que estaban catatónicos durante todo el día en la cama.

El hechizo de localización tiñó de negro los globos oculares de Shizel. Se preguntó vagamente si la ilusión se superpondría a aquello o si estaría cubierta bajo aquel fenómeno. Podría convenirle ser capaz de superponerla para poder usar aquel tipo de magia sin que los demás pudieran darse cuenta, de modo que se propuso intentarlo en cuanto llegase a casa.

Se había desplazado hasta el fondo del pasillo para darle margen al hechizo, y cuando dio inicio a la búsqueda ésta le guió certeramente hacia la habitación de Skarog. Shizel empezaba a temerse que no hubiese dado resultado cuando a escasos centímetros de la puerta el rastro se interrumpió.
Parpadeó para deshacerse de los últimos restos azabache de los ojos y llamó a la puerta.
-No lo deshagáis aún, voy a hacer otra prueba- advirtió en voz alta antes de volver a alejarse pasillo arriba.

El otro hechizo apenas lo había practicado, de modo que costó más tiempo realizarlo. Se trataba de una variante más avanzada, el sortilegio de rastreo. El anterior no seguía el mismo principio que éste, que era el que realmente pondría a prueba lo bien hecho que estuviera el hechizo de distorsión, pero Shizel lo había puesto en práctica primero para comprobar si, al ser un hechizo simple al que ya habían tenido acceso como cosechados, era igual de engañable.

En esta ocasión fue un hilo dorado frente a él el que le indicó el camino a seguir. Shizel se dejó guiar de nuevo hasta la habitación de Skarog, comprobando satisfecho que éste se interrumpía de nuevo justo frente a la puerta. De haber sido un perímetro mayor el que encubriese el hechizo de distorsión, no habría sabido seguir a partir de ahí.

Con una palmada deshizo el sortilegio de rastreo, dando fin a las pruebas. Sabía que había más magia de búsqueda que probablemente sobrepasaría el perímetro sin ningún problema, pero el que la distorsión hubiese dado esquinazo a los dos que conocía era un comienzo excelente.
-Ha funcionado. Con que entre hoy y otro día le cojamos práctica a los perímetros, las excepciones y las especificaciones lo tendremos dominado- anunció sonriente cuando se asomó por la puerta.

Decidió quedarse a observar como realizaría el hechizo de distorsión a pesar de que no seria anclado aun. Ver como funcionaba de antemano seria una buena experiencia. por ello se quedo tranquilamente sentado viendo a Shizel salir y a Skarog realizar el perímetro para el hechizo. Mientras lo observaba decidió responder su pregunta.

-No lo había pensado pero es posible. Pero no aun, primero debo decidirme por una imagen. Puedo cambiar de piel sin borrar las runas, pero es mas costoso- añadió sonriendo un poco. Era una buena idea desde luego y le ahorraría muchos problemas con la magia que no estuviera en su nivel, pero antes debía tomar una forma con la que identificarse y finalmente con la que fuera ya finalmente conocido en la ciudad. 

Tras decir eso vio que Skarog terminaba el perímetro y esperaron que Shizel realizara algún hechizo de rastreo para ver si había funcionado la distorsión. Cuando el idrino se asomo por la puerta Shizel le miro con atención, sonriendo a medias.

-Veo que ha salido perfectamente -añadió DL mirándolos a ambos y viendo que la cosa estaba mas o menos completa para la próxima visita a FONERA le habló a Shizel específicamente- Al día siguiente de que ancléis el hechizo en el circuito iremos a FONERA, si no hay problema. Así puedes tener mas tiempo para terminar las partes de ilusiones que te faltan mientras lo hacéis- añadió mirando al idrino para ya ultimar un poco aquello y poner de algún modo una fecha final para la marcha a su mundo o seguiría retrasándose.

No noté nada raro en todo el tiempo que Shiz estuvo fuera. Al final, oí una palmada al otro lado y este asomó por la puerta con una sonrisa y buenas noticias.

—Perfecto. Sí, con eso nos da tiempo de sobra—respondí con otra sonrisa que duró bien poco—. Casi que me iba a FONERA con vosotros, pero mejor que no. En su lugar me iré a Asrena, tienen un desierto que es maravilloso... O no, ya veré. ¿Merendola de celebración?—inquirí finalmente.

Se apuntaran o no, yo bajaría a zamparme lo primero que pillara. Y luego descansaría de la magia práctica y retomaría los apuntes.

Karime se sentía inquieta. El torneo iba a comenzar al día siguiente y ella llevaba horas dando vueltas por su habitación nerviosa. Se había ido a dormir cuando aun no era de noche con la intención de madrugar al día siguiente para entrenar. Se había hartado de intentar dormir y en ese momento pensaba en qué podía hacer para dejar de pensar en el torneo de mañana. Karime se paró a mirar por su ventana y una idea le asaltó la mente y supo como pasaría aquella noche. Al fin y al cabo, siempre había tenido curiosidad.

Con tres toques y un “adelante” entró en la habitación. Libros, papeles y material de escritura y de dibujo desperdigados por todo el lugar le dieron la bienvenida.

- ¿Acaso no sabes el significado de la palabra orden?- le espetó en broma.- Te venía a proponer algo, Burbujita. Siempre y cuando no estés demasiado ocupado.- comenzó a explicarle.- No puedo dormir y me he puesto a mirar por la ventana y me he dicho “Eh, ¿Qué será eso tan fantástico que ven todos en volar?” Y como quiero averiguarlo, vengo a hablar con mi pajarito preferido.

Saren estaba tirado en su cama, con un par de libros abiertos a su lado sobre el colchón y un vaso de umbra al alcance de la mano. Estaba perfilando las orejas de un lobo de pelaje oscuro con aire distraído, tratando de decidir si era buena idea irse a dormir mientras retocaba los últimos detalles de su obra. Había mas dibujos desperdigados por la habitación, frutos de horas muertas entre entrenamientos y tiempo de estudio, los resultados de la nueva afición que el norteño había desarrollado tras su viaje a Libo.

A su regreso había ayudado a los cuchitrileros con una misión, y con el sueldo que había ganado se había costeado el tatuaje invisible que ocultaba su piel de selkie y el curso intensivo de idrino. Le había pedido indicaciones a Shiz para encontrar a la logomante que lo había ayudado a él, y tras entregarle la mayor parte de su dinero a Dama Puente, esta le había devuelto su idioma natal perdido, incluido el gestual. Había sido una experiencia extraña, y hasta que sus pensamientos se habían asentado, había estado bastante confuso. El poco salario que le quedaba lo había invertido en su tatuaje, y para ahorrar costes lo había diseñado él, aunque al estar hecho con tinta invisible aquel detalle no importaba demasiado. No se le había dado mal y se había aficionado a ello. Con ayuda de Noel, que dibujaba genial, el idrino había empezado a pulir sus habilidades y estaba haciendo bastantes progresos, pero aun necesitaba práctica.

El sonido de la puerta le devolvió a la realidad, y antes de dejar entrar a la libense se apresuró a medio tapar el dibujo que tenía entre manos, sentándose después de piernas cruzadas. El comentario de Ka le arrancó una sonrisa, y echando un rápido vistazo a su habitación pudo constatar que había un ligero desorden.
—Bueno, dicen que en el caos hay cierta belleza, como cuando apareces toda despeinada por las mañanas en la cocina —rió el chico, escuchando a continuación la propuesta de la chica. Observó mas allá de la ventana durante unos segundos, sopesando si era buena idea teniendo en cuenta que al día siguiente la chica empezaba en el torneo, pero terminó aceptando. Se puso en pie de un salto y rozó con los dedos el dibujo invisible que había tras su oreja derecha, sacando la piel del tatuaje con cuidado. Antes de trasformarse se terminó de vestir, calzándose y alcanzando una chaqueta, acercándose al alfeizar una vez estuvo listo.

El cambio fue casi instantáneo, como siempre, y una vez en forma de roc, se dirigió de nuevo a la muchacha.
—<<Súbete a mi espalda y ten cuidado con las plumas, Alfiletero, no vaya a ser que me las descoloces —le dijo telepáticamente, imprimiendo a sus palabras una sonrisa—. ¿Preparada?>> —preguntó, alzando el vuelo sin esperar su respuesta.

Yoel dormía un sueño inquieto, llevaba algunos días con un horario de locos, y a pesar de estar cansado le costaba conciliar el sueño. Se despertaba de tanto en tanto, sobresaltado por algún pensamiento desagradable que olvidaba inmediatamente. Fue en una de estas que abrió los ojos y vio a Zmey inclinado sobre el escritorio, escribiendo algo. Dejó el papel y la pluma sobre la mesa y salió de la habitación. Y Yoel se volvió a dormir.

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Despertó varias horas después, más repuesto. Quedó sentado en la cama con las piernas cruzadas, mirandose un roto que tenía en el pantalón del pijama como si fuese la cosa más interesante del mundo. Cuando por fin se levantó, recordó lo que había visto en uno de sus sobresaltos y se acercó al escritorio para curiosear lo que fuera que hubiese estado escribiendo Zmey. Tomó la nota, la leyó, e inmediatamente se puso tan blanco como el papel que sostenía.

Se puso una camiseta y salió en estampida del dormitorio.

Cuando el idrino desmontó y la soltó, la loba aulló contenta encaramada a una roca. La manada contestó a su aullido.

- Ha sido genial, ¿verdad?- preguntó aun emocionada.- Es divertido compartir estas cosas. Deberíamos hacerlo más a menudo.- sentenció la licántropa. La loba se había convertido por completo de nuevo en libense y se había sentado en el suelo mirando al idrino.- Si te digo la verdad, no lo sé.- dijo como contestación a la pregunta.- Es decir, tengo posibilidades sí, pero no tantas como me gustaría. Hay gente muy buena que lleva mucho tiempo trabajando y dominando sus habilidades. Y, aunque sea un duro golpe para mi ego, es probable que no pueda contra ellos. No soy capaz de sacar el máximo partido a lo que soy todavía. Pero soy positiva y, además, será divertido patear algunos culos.- la licántropa levantó su puño al aire como para reafirmar su argumento. Cuando Saren le ofreció la pluma ella la cogió con una sonrisa.- Oh, Burbujita, me regalas una de tus plumas, ¿te regalo yo un mechón de pelo para compensarte? Suena raro dicho así, pero es un regalo muy bonito. Me haré un pendiente y me lo pondré en este lado, así mi lado izquierdo será tuyo por completo.- le dijo guiñándole un ojo y señalando su oreja izquierda, refiriéndose también al parche de su ojo que había sido obra suya.- Hagamos una cosa: si gano, repetimos esta noche como celebración. Si pierdo, repetimos esta noche como consuelo, ¿trato?

Hablaron durante un rato y luego decidieron volver a la sede, se hacía tarde y la licántropa tenía que estar despejada para el día siguiente. Karime propuso una carrera para bajar la colina, cada uno en su forma, y esperó a que Saren fuera un roc para salir disparada dando saltos entre las rocas. Obviamente, el pájaro ganó y Karime se vengó haciéndole una jugarreta. Esperó a que Saren volviera a ser idrino para gritarle que le echaba otra carrera hasta la sede mientras se perdía entre las calles bombeando sus músculos lobunos.

Gracias a la ventaja conseguida por la pequeña trampa de Ka, fue la loba la primera en llegar a la puerta de la sede, donde esperó al idrino riendo.

- Burbujita, me has hecho pasar una noche fabulosa y, teniendo en cuenta que no ha habido sudor y gemidos, es mucho decir.- le agradeció la licántropa.

El idrino sonrió ante la mención del parche, para a continuación aceptar la propuesta de la libense: en cualquier caso repetirían aquella excursión. Conversaron un rato mas sentados en la cima de la colina, pero se hacía tarde, y la muchacha tenía que estar despejada para el día siguiente. Ka propuso una carrera, desafío que Saren aceptó, y en cuanto se transformaron, ambos se pusieron en marcha.

El selkie tenía ventaja al moverse por el cielo, y para cuando la chica llegó a terreno llano, el norteño ya la estaba esperando. El chico revirtió a su forma idrina pensando que volverían paseando, pero la licántropa se la jugó y anunció que la competición aun no había acabado, fijando como meta la Sede de los Taumaturgos. Maldiciendo entre dientes pero con una sonrisa en el rostro, el selkie volvió a ponerse su piel y alzó el vuelo en pos de la libense, tratando de alcanzarla.

En aquella ocasión fue ella la vencedora, pues había sabido aprovechar la ventaja de la jugarreta.
—<<Eres una tramposa>> —dijo el chico cuando la alcanzó, recuperando su forma antropomórfica y esbozando una fingida expresión de disgusto—, si hubieras jugado limpio esta claro que te habría ganado de calle —concluyó con una sonrisa divertida, colocándose la chaqueta y guardando su piel en el tatuaje—. Creo que aprovechare que no tengo que estar en forma mañana e iré a refrescarme un poco a la taberna. Nos vemos, Alfiletero, y recuerda que estaré animándote desde las gradas —anunció el selkie con una sonrisa, despidiéndose con un gesto de la mano y echando a andar con despreocupación mientras hacía sonar las pocas monedas que quedaban en su bolsillo.

Continúa en la Taberna del Mago Tuerto.

Karime se encontraba bastante nerviosa, aunque aliviada. Por muy mal que estuviera Saren estaba vivo y eso era lo único que importaba. Llevo sobre su lomo al selkie inconsciente hasta la sede y ahí lo recostó en la cama de su habitación. El grupo no tardó en irse, no sin antes lanzarle al selkie un hechizo vigorizante y decir que al día siguiente pasarían a ver al idrino. La licántropa quedó sola dando vueltas por la habitación del idrino, nerviosa mordiéndose el labio. Solo le quedaba esperar.

Los sueños de Saren fueron igual de horribles que de costumbre, pero esta vez se prolongaron mas tiempo, pues no había nadie que lo despertara para desayunar. No volvió en si durante el rescate, y tampoco durante el viaje hasta la Sede, apenas si se agitó un poco cuando Ka lo dejo sobre su cama.

Horas mas tarde el norteño despertó bruscamente, pero apenas si se movió, su mente condicionada por tantos días de estar encerrado en una caja. Necesito unos segundos para darse cuenta de que estaba en su cuarto, y en cuanto lo hizo se revolvió sobre la cama, cayendo al suelo con un golpe sordo. Se arrastró hasta apoyar la espalda contra una de las paredes y recorrió la estancia con ojos enturbiados, sin ver realmente nada.
—Aunque te pases a la tortura psicológica vas a seguir sin conseguir nada, Verkan —dijo con brusquedad, acompañando sus palabras de una risa sardónica. Sus palabras, a pesar de ser débiles, rezumaban un desprecio venenoso, costaba identificar al norteño en ellas.

Quedaba poco del alegre idrino, y lo poco que quedaba estaba guardado bajo llave en lo mas profundo de su ser. Tras sus ojos solo se adivinaba dolor, algo retorcido que le constreñía por dentro.

Karime no dejaba de dar vueltas a la habitación de Saren, cada vez más preocupada porque este no despertara. Sobre la mesa había una bandeja con una jarra de agua y un par de sándwich que había ido a buscar hacia poco, aunque lo había hecho deprisa y corriendo por miedo a que despertara sin ella presente y la comida daba mucho que desear.

La licántropa se encontraba de espaldas a la cama en el momento en el que oyó el ruido sordo del idrino cayendo al suelo y enseguida se acercó a ayudarlo. Ignorando las palabras del idrino, intuyendo que este creía que seguía cautivo, lo abrazó fuertemente.

- ¡Saren! ¡Has despertado!- exclamó contenta.- Me has dado un susto de muerte jovencito. Castigado sin salir de casa en los próximos 100 años, no sin supervisión.- le regañó medio en broma medio en serio, ya que no pensaba quitarle el ojo de encima próximamente.- ¿Tienes sed? ¿Tienes hambre? No es gran cosa lo que he traído, pero puedo bajar a por más. ¿Qué tal te encuentras?

El primer impulso del norteño ante el abrazo de Ka fue apartarse, alejarla de si por si algo le volvía a hacer daño. No comprendía la situación, pero al ver que la presa de la libense no se soltaba y a él no le pasaba nada malo, poco a poco se fue relajando. Aun estaba confuso, pero estaba empezando a asimilar que aquello era real, y saberse por fin libre le dejo anímicamente hecho polvo. La fachada de mordacidad y cinismo que había levantado como escudo contra las torturas de Verkan se desmorono al no servirle ya para nada, y todas las lágrimas que no había derramado con los de Gar, le desbordaron ahora.

El cuerpo de del selkie se convulsiono entre los brazos de la licántropa, y durante unos minutos no fue capaz de articular palabra. No se atrevía a devolverle el abrazo, temeroso de que se deshiciera como si solo fuese humo, aterrorizado de volverse a encontrar cautivo.
—¿Esto es real?, ¿no es otra mentira? —preguntó con dificultad, con voz débil— No quiero volver allí, de verdad, no quiero. Prefiero morir antes que poner un pie en esa habitación de nuevo —aseguró, aferrándose por fin a la chica con fuerza. Era un abrazo a la desesperada, y Ka era el ancla que lo mantenía en aquel lugar, lo único aparentemente real en su mente confusa.

Karime quedó congelada cuando Saren comenzó a llorar. La licántropa solía evitar el llanto por regla general, tanto suyo como de terceros, por los que siempre se sentía incomoda cuando alguien querido lloraba, ya que no era su estilo huir cuando la gente que quería sufría.

- Soy real, Saren, nunca he sido más real.- intentó tranquilizarlo.- No dejaré que vuelvas. Te lo prometo, no voy a permitirlo.

La situación en la que se encontraba el idrino rompía por dentro a la libense. Que uno de sus mejores amigos se viera en aquella situación, demostrando toda esa desesperación, hacía que la rabia de Karime aumentara. Deseaba matar con sus propias manos a los desgraciados que le habían hecho eso a Saren.

A pesar de las palabras de la libense, algo dentro del chico seguía roto, y las lágrimas no dejaron de brotar. El norteño aun tardó varios minutos en reponerse, y para cuando dejó de llorar, el agotamiento le volvía a acosar. Su abrazo había perdido fuerza, y sintiéndose repentinamente incómodo, el chico lo deshizo, dejando espacio a Ka y tratando de ponerse en pie.
—Lo siento, no quería ponerme así, es solo que... —trató de justificarse, pero tuvo que apoyarse en la pared al perder el equilibrio— No importa, gracias por estar aquí.

Quería saber que había pasado, como le habían encontrado y cuanto tiempo había estado allí encerrado, pero apenas si logró llegar hasta la cama para dejarse caer en ella, y cuando se hundió entre las sabanas, las cuestiones se desvanecieron en su subconsciente.
—Tengo mucho sueño —murmuró, cerrando los ojos—, ¿te quedaras conmigo? —preguntó el idrino, extendiendo una mano y buscando la de la chica en un gesto inconsciente. La propia licántropa le acababa de preguntar si podía quedarse, pero el selkie ya no escuchaba— No quiero que te vayas...

Eso fue lo último que dijo antes de sumirse en un sueño mucho mas tranquilo que el último.

Tras lo ocurrido con Zmey, algo bastante sorpresivo y que dejo un regusto amargo, dejando tras a un confundido Yoel al que acompaño de vuelta al torreón para que recogiera sus cosas pues se mudaba a Serpentaria.

Y como parecía costumbre ya, las malas noticia venían siempre todas juntas. Para sorpresa de DL, Saren volvió al cabo de unos días junto a Karime, desmejorado, con una cicatriz en el rostro y luciendo realmente mal. Verlo en aquel estado le dejo claro que el viaje del idrino no había sido uno de placer precisamente y no fue hasta uno días después que finalmente decidió preguntarle donde había estado ese tiempo, tras ver que se estabilizaba un poco. La respuesta que recibió de Saren le hizo mirarlo incrédulo....había sido secuestrado y confinado durante todo ese tiempo. Aquello le hizo sentirse un horrible compañero ante todo lo contado por el idrino. Lo había pasado fatal, siendo torturado de aquella forma y ninguno había tan siquiera pensado que podría haberle pasado algo.

DL no ahondo demasiado en lo ocurrido, no quería hacerle recordar demasiado aquello al idrino tan solo le pregunto la base de lo sucedido, el motivo y como había podido escapar. Saren se guardo el motivo para si mismo y el no insistió sobre aquello, pero si que le contó que había sido salvado por el grupo del cuchitril que al parecer ya tenia antiguas rencillas con los mercenarios de Gar. DL no sabia que pensar al respecto, pero estaba claro que si había hecho algo así con Saren una vez podrían volverlo a intentar así que le forecio ayuda a Saren de necesitarla. Sabia que no era un niño y podía defenderse solo, pero  una mano que pudiera ayudar en esas ocasiones siempre era beneficioso, por lo que se ofreció a entrenarse con el dejando para mas tarde lo de preguntarle si le ayudaría a volar, no era el momento.

Por otro lado tener que informarle de lo que había sucedido en su ausencia le dejo otro nuevo regusto amargo, empezando por lo de Zmey al cual habían llegado demasiado tarde para ayudar y que había dejado atrás a Yoel. Aun tras que hubiesen pasado días de eso no lograba entender el por que de esa desicion.

El tiempo en la sede fue pasando siguió sus entrenamientos con Saren, su propias practicas de cambio y alguna que otra visita a los subterráneos. La vocecita que solía molestarle cuando menos se lo esperaba estuvo silenciosa durante ese tiempo y DL lo agradeció por completo, pues aun no sabia bien como lidia con ella ya que era al fin de cuentas creada por sus estúpidos intentos de autosugestión. Quería evitarla lo mas posible y obtener por su propia cuenta lo que esa personalidad le prometía con un método que aborrecía. Podría ser un monstruo de la luna roja pero no implicaba que fuese a disfrutar especialmente del sadismo por el simple placer de hacerlo, no iba con el y eso no pensaba cambiarlo por mucha vocecita susurrándole que hubiese.


Ya aparte de aquel problema con su propio cerebro, DL hacia pequeños trabajos para Giz recogiendo muestras, hizo algún que otro viaje a roca sagrada y ordesta tras saber que en la cosecha había al menos dos cosechados de dicho mundo. La fauna y flora de ordesta le sorprendió, la variabilidad era tan inmensa (y bizarra) que necesitaría años para poder conocerlas todas y aun mas tiempo para entenderla. Coger muestras de dicho mundo fue casi una a ventura a realizar y DL mas que tomárselo como trabajo se lo tomo casi como un juego aunque tomándose las precauciones necesarias. Obtuvo información realmente útil para su tranformacion mientras se hacia con las muestras por lo que aquellas excursiones a ordesta fueron bastante beneficiosas, incluso pudo ver uno de los feudos y a los ordeses en su mas pura libertad, y a pesa de que no entendía ni media de lo que decían, se quedó fascinando por aquella cultura compuesta por aquellas criaturas tan pequeñitas y abrazables.

Con las muestras que fue obtuvo de ordesta, consiguió algo mas de dinero y una bolsa sin fondo como uno de los pagos que le le pidió a Giz. Guardando el dinero pues no tenia aun un uso especifico para el, se documento un poco con Dama Puente sobre los idiomas de cada mundo y el precio que podrían costarle aprenderlos, la suma era considerablemente alta para cada idioma por lo que pensaba ahorrar un poco mas mientras decidía con cual empezar. Con los cuerpos obtenidos de Giz, pudo perfeccionara producción de la piel con resistencia a la corrosión, ayudándose de los informes de los análisis de Giz sobre las llamas de F.O.N.E.R.A y cogiendo ideas de las babosas que había visto en la bahía, entre otras cosas, como la creación de branquias.

Aparte de eso otro suceso ocurrió que trastoco un poco a DL, no supo exactamente cuando empezó pero de un día para otro Shizel empezó a evitarlo por alguna razón que el cambiante no podía entender. no fue a menudo, pero la frecuencia rallaba en lo extraño en la habitual actitud del idrino, al menos apra el que era tan estúpidamente sensible a todos lo que se refiriera al skrymir.

Al principio lo atribuyo a que Shizelr estaba bastante ocupado con sus estudios sobre mentalismo y con el tema que había iniciado con Enredo sobre los hechizos anti curación, algo mas que comprensible por supuesto. Solo sabía que aquel sutil cambio vino tras la fiesta a Libo. Confundido por completo, estuvo a punto de preguntarle e Enredo si algo sabía, pero no lo veía probable, Shizel era experto escondiendo sus asuntos y ademas ni siquiera era evidente para nadie mas que para el que para su desgracia podía leer a Shizel un poco mejor de lo esperado, aunque no conociera el trasfondo de sus acciones. Preguntarle directamente también estaba siendo un problema, el skrymir parecía evitar estar a solas con el y aquello empezó a ser frustante, no lo entendía, no conseguía comprender por que ese repentino trato cuando no había hecho nada malo. Y si lo había hecho, definitivamente no recordaba lo que era por mas que se comiera la cabeza.

Si alguien a quien apreciabas (era algo mas que aprecio, pero era algo que consciente mente DL no le daba muchas vueltas) te evitaba de esa forma sin una razón aparente, dolía. DL no tenía experiencia en esos temas y por cuestiones de su mundo, la simple mención o pensamiento de poder sentir eso era rechazado como algo inaceptable. Le gustaba Shizel y con el fin de no forzar la situación y acabar directamente sin poder estar cerca del idrino, se había intentado adaptar a los métodos de su mundo y a como se relacionaban las "parejas", por llamarlo de algún modo, de idris entre si. Forzar la situación era algo estúpido pues eso solo provocaría que Shizel se cerrara en banda con el y bien sabia que era muy capaz de hacerlo.

Al final el resultado era acabar con dolor de cabeza y frustrado.

Con todo eso, el día de la luna llego y DL tenia que asistir a los torreones por mas muestras, no tenia muchas ganas. En cuanto las tuviera disfrutaría de la libertad de la luna roja y de su poder, ya encontraría un buen momento para solucionar aquel problema con Shizel y ya tenia una idea sobre como lo haría. Junto con Skarog, que se unió a la visita, se dispuso a salir de la Sede para darse encuentro con Enredo en dirección a Letargo su primera parada de la noche.

Sigue en Torreon letargo

Karime se mantuvo cerca de Saren en todo momento, ayudándole a moverse incluso. Se veía bastante débil y aquello no le extrañaba a la licántropa. No quería ni imaginarse lo que el idrino había pasado. Intentó decirle que no tenía por qué pedir perdón, pero prefirió ayudarle a echarse. Ella ya le había preguntado si no le importaba que se quedara cuando él se lo pidió. Cogió la mano del selkie, aunque este ya había caído dormido, y se acomodó a su lado.

- Tranquilo, Burbujita, no me iré a ningún lado.- susurró la licántropa antes de caer dormida.

Saren despertó a la mañana siguiente más tranquilo, aunque Karime no le dejó salir de la habitación ni de la cama en todo el día. En su lugar, le estuvo cuidando el día completo, en el que aparecieron los del cuchitril para ver como estaba, exceptuando la bruja maldita por trabajo. Para sorpresa de Karime, que no entendía el por qué de aquello, Noel les informó de que al día siguiente volverían dama Diurna y él.

Karime le contó al selkie como habían descubierto su secuestro, las pistas que habían seguido y como le habían rescatado. Pidió perdón por no haberse dado cuenta antes e intentó bromear en más de una ocasión para relajar el ambiente, aunque ninguno de los dos parecía del humor adecuado.

A la mañana siguiente, tal y como habían prometido, se presentaron en la Sede Noel y dama Diurna, esta ultima pidiendo hablar con el idrino en privado. Karime se mosqueó bastante por esa petición y no entendía los motivos de la bruja, por lo que se quedó en la puerta junto a Noel refunfuñando.

- Es increíble que ella pueda encerrarse en una habitación con mi emplumado y yo no pueda hacerlo con el suyo.- comentó enfadada.- Indignante.

Noel se mantuvo alerta también, mediante un sortilegio de amplificación sensorial para sacarle aún más partido a su oído mientras incineraban a los cadáveres. Se podría decir que una parte de él sentía una enorme satisfacción al contemplar como dos de las personas que más odiaba eran consumidas por las llamas que habían conjurado Wen y él, pero se trataría de una imprecisión: todo su ser observaba, extasiado, la carnicería que en aquellos instantes se le antojaba el mayor golpe de suerte que habían tenido en mucho tiempo.

Tras haber acompañado a Karime a la Sede para asegurarse de que no sucedía ningún imprevisto, le dijeron que volverían al día siguiente para visitar a Saren. El idrino les agradeció que le hubieran rescatado y gracias a la magia tenía mejor aspecto. Anímicamente, no obstante, era otro tema, y la alegría habitual del selkie parecía haberse esfumado. El sueco excusó a la vouivre por no haber aparecido ese día ya que tenía mucho trabajo y no le había sido posible acompañarles, pero explicó que volvería con ella al día siguiente.

Ello se debía a que la británica quería hablar con Saren personalmente ya que compartía con el selkie ciertos problemas que suponían las transformaciones de ambos. Al draco le sorprendió que su pareja se hubiese decidido a revelarle a alguien ajeno al grupo la auténtica naturaleza de lo que la Luna Roja le había revelado, pero no se trataba de un acto ilógico teniendo en cuenta que ellos conocían las circunstancias del idrino. Por suerte Noel consideraba que se podían fiar de él, más aún cuando su situación era como la de Wen y además le habían rescatado de aquel infierno.

Así pues acompañó a la vouivre a la Sede y, tras saludar brevemente a Saren, el draco permaneció fuera junto a Karime. Sabía que no le importaba que escuchase, por lo que prefirió permanecer cerca y así enterarse de primera mano de la conversación. Al fin y al cabo se trataba de algo importante y ser precavido en dichas circunstancias nunca estaba de más. De este modo también se aseguraría de que no hubiese oídos indiscretos en los alrededores ya que la líbense no poseía la capacidad de hacer magia y no podía realizar un hechizo de amplificación sensorial pero no era el caso de la mayoría de habitantes del minarete.

Arqueó una ceja y compuso una expresión de resignación ante el comentario de la licántropo.
—Normalmente cuando se me conoce un poco lo último que quiere la mayoría es terminar encerrado conmigo en ningún sitio —replicó jocosamente al comentario—. Te aseguro que solo está intentando ayudarlo —añadió tras una pausa sin mirar hacia Karime, con la vista fija en la puerta del cuarto de Saren.