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- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
El capítulo que faltaba
18/09/20, 01:17 am
episodio censurado en Rusia
Rox terminó de abrocharse los botones de la camisa, habiendo tenido que rehacerlos todos por haberlos puesto mal en primer lugar. Tenía la cabeza en babia, pero estaba decidido a dar el paso. Ya había esperado demasiado y aquel era el momento perfecto. Desde hacía días estaba convencido en que se declararía a Milo en Kankri, incluso cuando solo podía imaginarse el lugar, y ahora que lo estaba viviendo el cambiante estaba completamente seguro. Si había esperado a que cayera la tarde había sido por no arruinar el día nada más empezarlo, por miedo a joder toda la experiencia. Si se iba con mal sabor de boca al menos lo haría con el buen recuerdo previo.
Había intentado no darle vueltas, pero los últimos minutos había estado nervioso por ello. Dejó los botones del cuello sin abrochar, con las clavículas al aire para no ahogarse bajo la prenda. Al menos no se declararía llevando solo el bañador, sería el colmo. Inspiró profundamente aquel olor a sal para encontrar fuerzas, con la vista perdida en el horizonte, resguardándose en el tacto de la arena fresca que escondía sus pies. Rena era su única confidente, a la cual le hizo un gesto antes de levantar el culo de la toalla.
—Oye, Milo —dijo fingiendo su mejor desinterés. Para añadirle efecto se estiró perezosamente—. ¿Te hace dar una vuelta por la orilla? Me estoy amodorrando.
Su voz tendría el volumen y el tono necesario para que no llamase la atención de nadie más. Si alguien se les pegaba al plan estaba jodido.
Rox terminó de abrocharse los botones de la camisa, habiendo tenido que rehacerlos todos por haberlos puesto mal en primer lugar. Tenía la cabeza en babia, pero estaba decidido a dar el paso. Ya había esperado demasiado y aquel era el momento perfecto. Desde hacía días estaba convencido en que se declararía a Milo en Kankri, incluso cuando solo podía imaginarse el lugar, y ahora que lo estaba viviendo el cambiante estaba completamente seguro. Si había esperado a que cayera la tarde había sido por no arruinar el día nada más empezarlo, por miedo a joder toda la experiencia. Si se iba con mal sabor de boca al menos lo haría con el buen recuerdo previo.
Había intentado no darle vueltas, pero los últimos minutos había estado nervioso por ello. Dejó los botones del cuello sin abrochar, con las clavículas al aire para no ahogarse bajo la prenda. Al menos no se declararía llevando solo el bañador, sería el colmo. Inspiró profundamente aquel olor a sal para encontrar fuerzas, con la vista perdida en el horizonte, resguardándose en el tacto de la arena fresca que escondía sus pies. Rena era su única confidente, a la cual le hizo un gesto antes de levantar el culo de la toalla.
—Oye, Milo —dijo fingiendo su mejor desinterés. Para añadirle efecto se estiró perezosamente—. ¿Te hace dar una vuelta por la orilla? Me estoy amodorrando.
Su voz tendría el volumen y el tono necesario para que no llamase la atención de nadie más. Si alguien se les pegaba al plan estaba jodido.
- ♪♫♬:
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: El capítulo que faltaba
19/09/20, 02:26 am
Milo se había quedado adormilado a la sombra de un cocotero cuando la voz de Rox lo devolvió a la realidad bruscamente, recordándole que no estaba solo en aquella playa y que quedarse inconsciente en aquel momento seguramente fuera de mal gusto.
—¿Hmm… ? —murmuró con deje torpe, llevándose la mano derecha a los ojos para paliar la luz del atardecer—. Si, claro. —se apuntó sin pensárselo demasiado, percatandose quizás demasiado tarde de que eso implicaba quedarse a solas con el rubio.
No podía echarse atrás, sin embargo, así que se levantó con cuidado del suelo y se acercó al australiano con una sonrisa perezosa. Aunque parecía tranquilo dentro del brujo prendió la chispa del nerviosismo, pues la idea de pasear por la playa junto al humano después de aquellas semanas tan extrañas lo asustaba un poco, pero hizo acopio de valor y lo siguió estirándose con parsimonia.
La brisa marina se sentía agradable sobre la piel ahora que la temperatura había disminuido y el sonido del oleaje resultaba hipnótico, pero la incertidumbre inundaba la mente del irrense y apenas era capaz de prestar atención a nada que no fuera el humano o las huellas que este dejaba a su paso sobre la arena.
—¿Entonces todo esto se parece a tu casa? —se obligó a preguntar, temeroso de que el silencio entre los dos se volviera incómodo.
—¿Hmm… ? —murmuró con deje torpe, llevándose la mano derecha a los ojos para paliar la luz del atardecer—. Si, claro. —se apuntó sin pensárselo demasiado, percatandose quizás demasiado tarde de que eso implicaba quedarse a solas con el rubio.
No podía echarse atrás, sin embargo, así que se levantó con cuidado del suelo y se acercó al australiano con una sonrisa perezosa. Aunque parecía tranquilo dentro del brujo prendió la chispa del nerviosismo, pues la idea de pasear por la playa junto al humano después de aquellas semanas tan extrañas lo asustaba un poco, pero hizo acopio de valor y lo siguió estirándose con parsimonia.
La brisa marina se sentía agradable sobre la piel ahora que la temperatura había disminuido y el sonido del oleaje resultaba hipnótico, pero la incertidumbre inundaba la mente del irrense y apenas era capaz de prestar atención a nada que no fuera el humano o las huellas que este dejaba a su paso sobre la arena.
—¿Entonces todo esto se parece a tu casa? —se obligó a preguntar, temeroso de que el silencio entre los dos se volviera incómodo.
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Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
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Re: El capítulo que faltaba
20/09/20, 07:42 pm
Una parte de él había deseado que Milo le dijera que no. La afirmativa era el empujón que le forzaba a cruzar la cuerda floja, y era como si, ya demasiado tarde, acabara de descubrir que tenía vértigo. No se atrevió a mirar atrás y simplemente caminó en línea recta, despacio para que el irrense se incorporase a la marcha. Fueron por el borde de la orilla, ahí donde la arena estaba húmeda pero el agua no les alcanzaba. La playa se hacía más estrecha donde se dirigían por la tierra que la extensa vegetación virgen reclamaba para sí. No había sido a posta, pero ahora que lo pensaba tal acumulación de cocoteros les daría buena cobertura. Cuanto más apartados y escondidos de ojos curiosos estuvieran, menos peso sentiría Rox encima.
Respondió con un asentimiento de cabeza. Esperaba que hablar de cualquier cosa le ayudase a bajar el nerviosismo, así tuviera que abrir hueco a la añoranza.
—Hm-hm —pronunció con ligereza, mirando la espuma lamer la arena. La nostalgia por su hogar era agradable en Kankri—. Se parece mucho —una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro; podría haber acabado ahí, pero el recuerdo se sentía especialmente cálido y familiar para dejarlo ir—. Quedaba con mis amigos para ir a la playa casi todas las semanas. Nos sabíamos las mejores, las que estaban apartadas de la ciudad y no se conocían los turistas, y nos adueñábamos de ellas como hemos hecho hoy con esta —sonrió con más fuerza—. Lo de venirnos a vivir aquí no es coña. Me gusta muchísimo.
Y como un gatillo aquello disparó el motivo por el que le había pedido pasear. La playa no era lo único que le gustaba. El ritmo de su respiración se descompasó de forma imperceptible, forzándole a disimular un suspiro. Se le estaban acumulando tantas palabras desordenadas en la garganta que su reflejo físico fue tragar saliva, como si pudiera devolverlas así a su sitio.
—¿Te puedo contar una cosa?
Respondió con un asentimiento de cabeza. Esperaba que hablar de cualquier cosa le ayudase a bajar el nerviosismo, así tuviera que abrir hueco a la añoranza.
—Hm-hm —pronunció con ligereza, mirando la espuma lamer la arena. La nostalgia por su hogar era agradable en Kankri—. Se parece mucho —una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro; podría haber acabado ahí, pero el recuerdo se sentía especialmente cálido y familiar para dejarlo ir—. Quedaba con mis amigos para ir a la playa casi todas las semanas. Nos sabíamos las mejores, las que estaban apartadas de la ciudad y no se conocían los turistas, y nos adueñábamos de ellas como hemos hecho hoy con esta —sonrió con más fuerza—. Lo de venirnos a vivir aquí no es coña. Me gusta muchísimo.
Y como un gatillo aquello disparó el motivo por el que le había pedido pasear. La playa no era lo único que le gustaba. El ritmo de su respiración se descompasó de forma imperceptible, forzándole a disimular un suspiro. Se le estaban acumulando tantas palabras desordenadas en la garganta que su reflejo físico fue tragar saliva, como si pudiera devolverlas así a su sitio.
—¿Te puedo contar una cosa?
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- Red
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Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: El capítulo que faltaba
21/09/20, 11:22 am
A la luz del atardecer aquella playa de Kankri era aún más bonita que de día, pero Milo no era capaz de fijarse en el paisaje que les rodeaba mientras seguía a Rox por la arena. Sus palabras lo mantenían en vilo, completamente atrapado por la respuesta a su pregunta, pero cuanto más se alejaban del grupo más se le cerraba el estómago debido a los nervios. Verse a solas con su amigo le incomodaba más de lo que admitiría nunca desde aquella cena tras pasar la tarde con él en la biblioteca, pues la incertidumbre le corroía desde entonces, y aunque lo disimulaba muy bien le daba miedo que se le malinterpretara.
—Yo ya dije antes que por mi sin problema —replicó con una leve sonrisa—. Después de haber vivido tanto tiempo bajo tierra esto es un cambio a mejor. —aclaró, rascándose la nuca con suavidad mientras enmudecía.
Fue entonces cuando el silencio entre los dos pareció dilatarse, como si la pausa natural en la conversación fuera el preludio de algo importante, y cuando el australiano lo rompió por fin el irrense no pudo evitar tragar saliva también.
«Cálmate» se dijo, intentando autoconvencerse de que aquello solo era un paseo normal sin demasiado éxito—. Puedes contarme lo que sea, Rox… —contestó expectante.
—Yo ya dije antes que por mi sin problema —replicó con una leve sonrisa—. Después de haber vivido tanto tiempo bajo tierra esto es un cambio a mejor. —aclaró, rascándose la nuca con suavidad mientras enmudecía.
Fue entonces cuando el silencio entre los dos pareció dilatarse, como si la pausa natural en la conversación fuera el preludio de algo importante, y cuando el australiano lo rompió por fin el irrense no pudo evitar tragar saliva también.
«Cálmate» se dijo, intentando autoconvencerse de que aquello solo era un paseo normal sin demasiado éxito—. Puedes contarme lo que sea, Rox… —contestó expectante.
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Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
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Re: El capítulo que faltaba
21/09/20, 06:22 pm
Con el atardecer los cangrejos habían aumentado en número, saliendo de donde quiera que se escondiesen durante las horas de calor. Rox se distraía esquivándolos, pero casi pisa uno cuando Milo le dio el visto bueno. Había ido disminuyendo progresivamente el ritmo de su andar, que ya de por sí era bastante calmado, hasta detenerse por completo. Le costaba levantar la vista del suelo y su sonrisa tembló hasta desaparecer. «Que sea lo que tenga que ser»
—A ver... —inspiró—. Tú y Rena sois mis mejores amigos, os tengo que tener trilladísimos de tanto decirlo. No quiero que eso cambie. O sea lo de trillaros no, lo de... —sacudió una mano con un bufido— da igual. La cosa es que... bueno, a lo mejor ya lo sabes porque no es que haya sido muy disimulado —sonrió débilmente. Aunque por su tono guardase (aparentemente) la compostura, no era difícil notar que estaba hecho un manojo de nervios. Había evitado los ojos dorados de Milo en todo momento y sus dedos despeinaban su nuca de abajo a arriba a consciencia—. Me gustas más que como un amigo.
El minúsculo soplido involuntario de una risa tomaría el relevo a sus palabras, reflejo de que no estaba listo para afrontar el silencio consecuente. Su rostro, que había empezado a enrrojecer de antes, ahora lo hacía a mayor velocidad. Aunque su sangre fuera blanca el calor de sus mejillas influía en la imagen mental que tenía de sí mismo, tiñéndolas de rojo como respuesta.
—Pero no quiero ni asustarte ni joder nuestra amistad por esto —se apresuró en continuar, agobiado. La mirada se le iba sola hacia el rostro del irrense pero no duraba ni medio segundo en el mismo, reprimiéndose quizá como mecanismo de defensa, temeroso de su posible reacción—. Es solo que... necesitaba que lo supieras.
Cambió el peso de una pierna a la otra, deslizando vagamente la punta de los dedos de los pies en la arena húmeda, como si el tacto de esta pudiera brindarle tranquilidad.
«Ya está.» Si le daba calabazas... bueno, al menos se quedaría con las vistas.
—A ver... —inspiró—. Tú y Rena sois mis mejores amigos, os tengo que tener trilladísimos de tanto decirlo. No quiero que eso cambie. O sea lo de trillaros no, lo de... —sacudió una mano con un bufido— da igual. La cosa es que... bueno, a lo mejor ya lo sabes porque no es que haya sido muy disimulado —sonrió débilmente. Aunque por su tono guardase (aparentemente) la compostura, no era difícil notar que estaba hecho un manojo de nervios. Había evitado los ojos dorados de Milo en todo momento y sus dedos despeinaban su nuca de abajo a arriba a consciencia—. Me gustas más que como un amigo.
El minúsculo soplido involuntario de una risa tomaría el relevo a sus palabras, reflejo de que no estaba listo para afrontar el silencio consecuente. Su rostro, que había empezado a enrrojecer de antes, ahora lo hacía a mayor velocidad. Aunque su sangre fuera blanca el calor de sus mejillas influía en la imagen mental que tenía de sí mismo, tiñéndolas de rojo como respuesta.
—Pero no quiero ni asustarte ni joder nuestra amistad por esto —se apresuró en continuar, agobiado. La mirada se le iba sola hacia el rostro del irrense pero no duraba ni medio segundo en el mismo, reprimiéndose quizá como mecanismo de defensa, temeroso de su posible reacción—. Es solo que... necesitaba que lo supieras.
Cambió el peso de una pierna a la otra, deslizando vagamente la punta de los dedos de los pies en la arena húmeda, como si el tacto de esta pudiera brindarle tranquilidad.
«Ya está.» Si le daba calabazas... bueno, al menos se quedaría con las vistas.
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● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: El capítulo que faltaba
23/09/20, 03:51 pm
Milo iba tan pendiente de las huellas que dejaba el rubio sobre la orilla que apunto estuvo de chocar con él cuando se detuvo por completo, pero antes de que pudiera disculparse apropiadamente el humano empezó a hablar sin despegar la vista del suelo, y a medida que este se sinceraba el cerebro del hacker comenzó a echar humo poco a poco.
A diferencia de Rox él era incapaz de apartar la mirada de su rostro y había dejado de sentir la arena fresca bajo los pies, pues una sensación de vértigo se estaba apoderando de él. Una parte de su mente que aún se mantenía funcional le estaba gritando que seguro que había puesto cara de idiota, pero era incapaz de recomponerse, y cuando el coreano hizo una pausa el corazón del moreno se detuvo momentáneamente.
—¿J-joder nuestra a-amistad… ? —fue lo único que logró articular tras unos segundos de expectación cuando por fin se le declaró, cortocircuitando casi por completo al ser consciente del rubor en las mejillas de su amigo.
Desde hacía semanas no paraba de darle vueltas a lo sucedido durante la noche del calzone, preguntándose si no habían sido solo imaginaciones suyas y si no se estaba haciendo ideas equivocadas, pero inevitablemente tampoco había dejado de pensar en que sentía él por el cambiante y en si era tan descabellada una situación como aquella. Su experiencia en relaciones era nula, pues nunca había tenido tiempo para ellas, y ahora qué sus más ridículas fantasías y profundos temores parecían hacerse realidad el irrense se sentía al borde un abismo descomunal.
—Yo… eh… —intentó responder, consciente de que debía estar ofreciendo una imagen lamentable mientras el pánico le invadía.
Fue el miedo a que el humano malinterpretara su reacción lo que le obligó a centrarse de forma brusca, golpeándose súbitamente ambas mejillas con las manos para recuperar la compostura.
—¡A mi también me gustas tú, Rox! —exclamó en voz alta, palideciendo visiblemente al percatarse del tono de su voz—. Perdón, no quería gritar, es solo que… —se disculpó de forma apresurada, apartando por fin la mirada del rostro del rubio sin saber muy bien qué decir ni donde meter las manos.
A diferencia de Rox él era incapaz de apartar la mirada de su rostro y había dejado de sentir la arena fresca bajo los pies, pues una sensación de vértigo se estaba apoderando de él. Una parte de su mente que aún se mantenía funcional le estaba gritando que seguro que había puesto cara de idiota, pero era incapaz de recomponerse, y cuando el coreano hizo una pausa el corazón del moreno se detuvo momentáneamente.
—¿J-joder nuestra a-amistad… ? —fue lo único que logró articular tras unos segundos de expectación cuando por fin se le declaró, cortocircuitando casi por completo al ser consciente del rubor en las mejillas de su amigo.
Desde hacía semanas no paraba de darle vueltas a lo sucedido durante la noche del calzone, preguntándose si no habían sido solo imaginaciones suyas y si no se estaba haciendo ideas equivocadas, pero inevitablemente tampoco había dejado de pensar en que sentía él por el cambiante y en si era tan descabellada una situación como aquella. Su experiencia en relaciones era nula, pues nunca había tenido tiempo para ellas, y ahora qué sus más ridículas fantasías y profundos temores parecían hacerse realidad el irrense se sentía al borde un abismo descomunal.
—Yo… eh… —intentó responder, consciente de que debía estar ofreciendo una imagen lamentable mientras el pánico le invadía.
Fue el miedo a que el humano malinterpretara su reacción lo que le obligó a centrarse de forma brusca, golpeándose súbitamente ambas mejillas con las manos para recuperar la compostura.
—¡A mi también me gustas tú, Rox! —exclamó en voz alta, palideciendo visiblemente al percatarse del tono de su voz—. Perdón, no quería gritar, es solo que… —se disculpó de forma apresurada, apartando por fin la mirada del rostro del rubio sin saber muy bien qué decir ni donde meter las manos.
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Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
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Re: El capítulo que faltaba
24/09/20, 09:29 pm
Sin darse cuenta Rox había empezado a hacer un surco en la arena con el pie. Quería que se lo tragase la tierra, si ocurría literalmente mejor, y mientras Milo solo pronunciase pequeñas y dudosas palabras eso es lo que haría. Tal como el irrense temía el humano le estaba malinterpretando. No quería morderse el labio ni mostrarse afligido, pero con el picotazo que sentía en el pecho era inevitable. Gestos sutiles que en su conjunto daban una estampa bastante clara.
—Tranqui, si- —"me lo imaginaba". Habría completado la frase de no ser porque su voz se perdió bajo la del otro.
Milo podía haberlo dicho más alto que el australiano no lo habría oído mejor, y aún con esas tuvo la urgencia de preguntar "¿qué?" en voz alta, incrédulo. Todo fue tan deprisa que necesitó un rato para sacar otra reacción que no fuera solo pestañear, atreviéndose por fin a mirarle con los ojos como platos, boquiabierto y en general, con cara de tonto. Su corazón se saltó un latido al ver que el brujo estaba rojo como un tomate.
«Va en serio...»
Y después empezó a reír. Carcajadas débiles, avergonzadas pero sinceras, una vía de escape a todos los sentimientos e inseguridades que no habían hecho más que crecer desde que se había dado cuenta de lo que sentía por el irrense hasta entonces. Se tapó las mejillas con una mano para ocultar su ridículo rubor y frenar su risa, tomar aire e intentar verbalizar lo que le pasaba. Con la otra pidió pausa.
—¡Perdón! Estaba mentalizado a que me dijeras que no, no... no a esto —murmuró sin destaparse la boca. Por sus ojos se notaba que sonreía—. ¡Es que-! Somos dos aliens, y encima dos chicos... —balbuceó. ¿Cuáles eran las posibilidades de que tantas estrellas se alineasen?
Le dio la espalda sin contenerse otra risa, puro nervio, despachándose con un gesto como si aquello fuera un chiste demasiado gracioso. Por lo bajini repetía "no, no, no" mientras negaba con la cabeza. Se había imaginado tanto el rechazo que aquello se sentía irreal, incluso cuando ciertas cosas le habían dado esperanzas. Si para colmo le añadía una playa tropical paradisíaca con la puñetero puesta de sol de fondo... se le escapó un bufido. De no ser porque todo era físicamente real se creería que lo estaba flipando.
—Esto es demasiado.
Al voltearse y reencontrar sus ojos de oro fundido se le disparó aún más el pulso. Quería... no, necesitaba que Milo lo dijera de nuevo, así se le derritiera el cuerpo ahí mismo. Le costaba creérselo.
—Entonces... ¿va en serio? —le miró con expectación y una alegría contenida difícil de describir, esta vez sin manos que ocultasen su sonrojez. Aún así, en su voz había un deje de inseguridad—. ¿Es mutuo?
—Tranqui, si- —"me lo imaginaba". Habría completado la frase de no ser porque su voz se perdió bajo la del otro.
Milo podía haberlo dicho más alto que el australiano no lo habría oído mejor, y aún con esas tuvo la urgencia de preguntar "¿qué?" en voz alta, incrédulo. Todo fue tan deprisa que necesitó un rato para sacar otra reacción que no fuera solo pestañear, atreviéndose por fin a mirarle con los ojos como platos, boquiabierto y en general, con cara de tonto. Su corazón se saltó un latido al ver que el brujo estaba rojo como un tomate.
«Va en serio...»
Y después empezó a reír. Carcajadas débiles, avergonzadas pero sinceras, una vía de escape a todos los sentimientos e inseguridades que no habían hecho más que crecer desde que se había dado cuenta de lo que sentía por el irrense hasta entonces. Se tapó las mejillas con una mano para ocultar su ridículo rubor y frenar su risa, tomar aire e intentar verbalizar lo que le pasaba. Con la otra pidió pausa.
—¡Perdón! Estaba mentalizado a que me dijeras que no, no... no a esto —murmuró sin destaparse la boca. Por sus ojos se notaba que sonreía—. ¡Es que-! Somos dos aliens, y encima dos chicos... —balbuceó. ¿Cuáles eran las posibilidades de que tantas estrellas se alineasen?
Le dio la espalda sin contenerse otra risa, puro nervio, despachándose con un gesto como si aquello fuera un chiste demasiado gracioso. Por lo bajini repetía "no, no, no" mientras negaba con la cabeza. Se había imaginado tanto el rechazo que aquello se sentía irreal, incluso cuando ciertas cosas le habían dado esperanzas. Si para colmo le añadía una playa tropical paradisíaca con la puñetero puesta de sol de fondo... se le escapó un bufido. De no ser porque todo era físicamente real se creería que lo estaba flipando.
—Esto es demasiado.
Al voltearse y reencontrar sus ojos de oro fundido se le disparó aún más el pulso. Quería... no, necesitaba que Milo lo dijera de nuevo, así se le derritiera el cuerpo ahí mismo. Le costaba creérselo.
—Entonces... ¿va en serio? —le miró con expectación y una alegría contenida difícil de describir, esta vez sin manos que ocultasen su sonrojez. Aún así, en su voz había un deje de inseguridad—. ¿Es mutuo?
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● Saren: Selkie roc idrino.
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● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
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Re: El capítulo que faltaba
27/09/20, 01:43 pm
El brujo no sabía qué esperar en una situación como aquella, pues era la primera vez que le pasaba, pero que Rox empezara a reírse tras dirigirle una mirada nerviosa provocó que a él mismo se le escapara un bufido divertido sin razón aparente. Milo era incapaz de decir nada, pues seguía notando una piedra en la boca del estómago a pesar de que todo parecía estar yendo como debería, y en su mutismo el irrense no paraba de cambiar el peso de una pierna a otra de forma inconsciente.
El agua ya le llegaba por los tobillos, pues la marea estaba subiendo y el moreno había empezado a hundirse en la arena de la orilla, pero entre la explicación del cambiante y su propio rubor apenas sentía el frescor del mar en la piel.
—¿Y-y eso es malo… ? —logró articular algo atontado, sin saber ni él mismo a que se refería exactamente mientras abandonaba su silencio. El cerebro le iba despacio, pues tenía mucho que asimilar, y la cultura terrestre no le era tan conocida como para tener presente su homofobia en aquel momento—. En la ciudad en la que vivimos ahora no parece algo tan raro, ¿no crees? —preguntó sin saber muy bien donde mirar, sonriendo débilmente mientras se rascaba la nuca con su mano orgánica.
Mentiría si dijera que él mismo no se había hecho preguntas similares sobre una relación entre especies de diferentes planetas, pero después de casi un año viviendo en una urbe de monstruos había visto parejas mucho más extrañas que la que formarían un chico humano y un chico irrense.
Cuando el rubio le dio la espalda el hacker no supo cómo reaccionar, pero aprovechó aquellos segundos para intentar recomponerse sin demasiado éxito, no pudiendo evitar dar un ligero respingo en cuanto el otro volvió a voltearse para mirarle. El rubor en el rostro del australiano, un reflejo del suyo propio, hacía que el corazón le fuera a saltos.
—Eso parece, sí… —contestó con más firmeza de la que sentía realmente, jugueteando nerviosamente con un trozo de concha que había encontrado en uno de los bolsillos de su bañador.
El norteño tenía la extraña sensación de que si miraba durante mucho tiempo a los ojos de chocolate de su amigo terminaría hundiéndose en ellos, pero a pesar de ello era incapaz de desviar la mirada.
El agua ya le llegaba por los tobillos, pues la marea estaba subiendo y el moreno había empezado a hundirse en la arena de la orilla, pero entre la explicación del cambiante y su propio rubor apenas sentía el frescor del mar en la piel.
—¿Y-y eso es malo… ? —logró articular algo atontado, sin saber ni él mismo a que se refería exactamente mientras abandonaba su silencio. El cerebro le iba despacio, pues tenía mucho que asimilar, y la cultura terrestre no le era tan conocida como para tener presente su homofobia en aquel momento—. En la ciudad en la que vivimos ahora no parece algo tan raro, ¿no crees? —preguntó sin saber muy bien donde mirar, sonriendo débilmente mientras se rascaba la nuca con su mano orgánica.
Mentiría si dijera que él mismo no se había hecho preguntas similares sobre una relación entre especies de diferentes planetas, pero después de casi un año viviendo en una urbe de monstruos había visto parejas mucho más extrañas que la que formarían un chico humano y un chico irrense.
Cuando el rubio le dio la espalda el hacker no supo cómo reaccionar, pero aprovechó aquellos segundos para intentar recomponerse sin demasiado éxito, no pudiendo evitar dar un ligero respingo en cuanto el otro volvió a voltearse para mirarle. El rubor en el rostro del australiano, un reflejo del suyo propio, hacía que el corazón le fuera a saltos.
—Eso parece, sí… —contestó con más firmeza de la que sentía realmente, jugueteando nerviosamente con un trozo de concha que había encontrado en uno de los bolsillos de su bañador.
El norteño tenía la extraña sensación de que si miraba durante mucho tiempo a los ojos de chocolate de su amigo terminaría hundiéndose en ellos, pero a pesar de ello era incapaz de desviar la mirada.
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Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
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Re: El capítulo que faltaba
29/09/20, 01:11 am
Al recibir la positiva Rox agachó la cabeza para reírse flojito de nuevo, atolondrado. No podía aguantarle la mirada a Milo por mucho que quisiese (y vaya que si quería) porque se le escapaba la poca coherencia que le quedaba. El moreno tenía razón en algo; en un sitio tan variopinto como Rocavarancolia una relación entre especies distintas no era ni de lejos lo más raro, la propia gente del burdel confirmaba la diversidad de gustos de la ciudad, pero salir de esa mentalidad -y en especial del miedo al que dirán- era algo en lo que tenía que trabajar. Él mismo se había puesto las barreras.
—Vale... vale —pronunció el segundo con más seguridad. Entre el rubor y la sonrisa constante le dolía toda la cara. Se masajeó las mejillas para aliviarlo un poco, tomando aire profundamente antes de dar un paso. Literal y metafórico.
Rodeó a Milo en un abrazo, atrayéndole contra sí poniendo ambas manos a su espalda tras unos segundos de duda. Su otra opción era tirarse corriendo al agua con la ropa puesta mientras gritaba de júbilo, pero el abrazo era mucho más reconfortante y menos humillante. El olor a mar se mezclaba con el del irrense haciendo que se sintiese como en una nube, y tuvo tirar de voluntad para no aferrarse a su camisa como un koala tembloroso. Los dos estaban visiblemente nerviosos, pero desde que el miedo se estaba mitigando poco le importaba. Llevaba meses soñando con ese contacto. Cerró los ojos un instante y suspiró.
—Quieres... ¿quieres que lo intentemos? —pronunció en voz baja. Por el rabillo del ojo podía ver sus mechones de pelo negro moviéndose con la suave brisa—. ¿Quieres que este saco de ansiedad sea tu novio?
Hubo una pequeña risa al final, acorde al brinco que dio su corazón tras mencionar esa palabra. Se mordió el interior del moflete solo para asegurarse de que no estaba soñando.
—Vale... vale —pronunció el segundo con más seguridad. Entre el rubor y la sonrisa constante le dolía toda la cara. Se masajeó las mejillas para aliviarlo un poco, tomando aire profundamente antes de dar un paso. Literal y metafórico.
Rodeó a Milo en un abrazo, atrayéndole contra sí poniendo ambas manos a su espalda tras unos segundos de duda. Su otra opción era tirarse corriendo al agua con la ropa puesta mientras gritaba de júbilo, pero el abrazo era mucho más reconfortante y menos humillante. El olor a mar se mezclaba con el del irrense haciendo que se sintiese como en una nube, y tuvo tirar de voluntad para no aferrarse a su camisa como un koala tembloroso. Los dos estaban visiblemente nerviosos, pero desde que el miedo se estaba mitigando poco le importaba. Llevaba meses soñando con ese contacto. Cerró los ojos un instante y suspiró.
—Quieres... ¿quieres que lo intentemos? —pronunció en voz baja. Por el rabillo del ojo podía ver sus mechones de pelo negro moviéndose con la suave brisa—. ¿Quieres que este saco de ansiedad sea tu novio?
Hubo una pequeña risa al final, acorde al brinco que dio su corazón tras mencionar esa palabra. Se mordió el interior del moflete solo para asegurarse de que no estaba soñando.
- ♪♫♬:
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: El capítulo que faltaba
08/10/20, 10:20 pm
Al final Milo apartó la mirada cuando el otro desvió la suya hacia el suelo, no sabiendo si reír como el coreano o tirarse de cabeza al agua para dejar de sentir que se estaba asfixiando. Por mucho que quisiera el rubor no disminuía y a aquellas alturas ya debía de parecer una gamba, pero cuando Rox le rodeó con sus brazos la alerta llegó a niveles de langosta cocida. Durante unos segundos que se le antojaron una eternidad el moreno fue incapaz de moverse, pues su cerebro completamente colapsado por la marea de emociones no lograba mandar ninguna señal coherente a sus extremidades, y cuando por fin consiguió reaccionar lo hizo quizás con demasiada cautela.
Al principio el miedo a que todo aquello no estuviera pasando le restaba confianza a su abrazo, casi como si temiera que el cambiante fuese a deshacerse en el aire, pero cuanto más consciente era de la solidez de su compañero más aumentaba la fuerza de su propio agarre. El irrense estaba empezando a comprender que llevaba mucho tiempo anhelando aquel contacto y se sentía estúpido por no haberse dado cuenta antes.
La voz del humano junto a su oído le provocó un escalofrío, pero logró recomponerse lo suficiente como para asentir con suavidad, hundiendo el hocico en su cuello inconscientemente al escuchar de nuevo su risa. Su piel olía a sal, a crema solar y a ropa nueva.
—¿Tu quieres que este delincuente sin experiencia romántica de ningún tipo sea el tuyo? —susurró de vuelta.
Al principio el miedo a que todo aquello no estuviera pasando le restaba confianza a su abrazo, casi como si temiera que el cambiante fuese a deshacerse en el aire, pero cuanto más consciente era de la solidez de su compañero más aumentaba la fuerza de su propio agarre. El irrense estaba empezando a comprender que llevaba mucho tiempo anhelando aquel contacto y se sentía estúpido por no haberse dado cuenta antes.
La voz del humano junto a su oído le provocó un escalofrío, pero logró recomponerse lo suficiente como para asentir con suavidad, hundiendo el hocico en su cuello inconscientemente al escuchar de nuevo su risa. Su piel olía a sal, a crema solar y a ropa nueva.
—¿Tu quieres que este delincuente sin experiencia romántica de ningún tipo sea el tuyo? —susurró de vuelta.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: El capítulo que faltaba
10/10/20, 01:54 am
Las manos de Rox se aferraron a la camisa de Milo según este correspondió al abrazo. Sus latidos seguían aumentando, pero ahora había una nueva sensación bajo los mismos, un significado distinto a la disonancia y la agitación previa: la paz de ser correspondido. En contraste respiraba despacio y cada aliento que exhalaba se convertía en un pequeño suspiro, delirante ante el pensamiento adictivo que se repetía en su cabeza, «le gusto a Milo». Cuando el irrense respondió a su pregunta con un asentimiento y se refugió en su cuello a Rox casi se le fundió el cerebro, reaccionando al tacto con un escalofrío.
—Sí. Por favor —respondió en seguida, en un tono que sonó casi a súplica—. Puedes aprender conmigo...
Permitió que el abrazo durase un poco más solo para que no le viese morir de vergüenza por todas las connotaciones que se le venían a la cabeza de repente, carraspeando para remediarlo con más bien poco resultado. Tenía que deshacerse de la timidez y así no había manera, ¡se supone que ya había superado la peor parte!
Tomando aire sonoramente el australiano se puso firme, se separó del otro lo justo y necesario para tenerle frente a frente (tragándose una carcajada al verle tan rojo) y, haciendo acopio de todo valor, o más bien, no pensando en absoluto, le dio un beso cerca de la comisura de los labios con toda la seguridad que logró reunir. Se moría por apuntar directo al blanco, pero no quería ser torpe, agonioso ni abrasivo yendo tan rápido. Eso bastaba; puede incluso que fuera demasiado. A ese paso iba a provocarles una taquicardia. Incapaz de contener la sonrisa se mordió el labio y agachó ligeramente la cabeza, culpable.
—Sí. Por favor —respondió en seguida, en un tono que sonó casi a súplica—. Puedes aprender conmigo...
Permitió que el abrazo durase un poco más solo para que no le viese morir de vergüenza por todas las connotaciones que se le venían a la cabeza de repente, carraspeando para remediarlo con más bien poco resultado. Tenía que deshacerse de la timidez y así no había manera, ¡se supone que ya había superado la peor parte!
Tomando aire sonoramente el australiano se puso firme, se separó del otro lo justo y necesario para tenerle frente a frente (tragándose una carcajada al verle tan rojo) y, haciendo acopio de todo valor, o más bien, no pensando en absoluto, le dio un beso cerca de la comisura de los labios con toda la seguridad que logró reunir. Se moría por apuntar directo al blanco, pero no quería ser torpe, agonioso ni abrasivo yendo tan rápido. Eso bastaba; puede incluso que fuera demasiado. A ese paso iba a provocarles una taquicardia. Incapaz de contener la sonrisa se mordió el labio y agachó ligeramente la cabeza, culpable.
- ♪♫♬:
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: El capítulo que faltaba
17/10/20, 03:37 am
Un nuevo escalofrío le descendió por la espalda cuando el humano le dijo que podía aprender con él, poniéndole aún más nervioso de lo que ya estaba, y cuando se separó lo justo para que quedaran frente a frente el rostro del irrense era un poema.
—Y-yo… —intentó murmurar con cierta inseguridad mientras se perdía por completo en los ojos de Rox, buscando en su cabeza alguna réplica inteligente a sus palabras, pero antes de conseguir articular nada coherente el rubio se lanzó sin previo aviso y le besó muy cerca de la comisura de la boca.
En ese momento el corazón del brujo volvió a dar un salto, quedando completamente paralizado durante un segundo interminable antes de volver a latir con más fuerza que antes, y a medida que el chico asimilaba lo que acababa de ocurrir su rubor volvió a escalar en intensidad. Milo no había vivido nunca una declaración, así que no sabía si aquella montaña rusa de emociones intensas era lo habitual, pero había cierta magia en todo aquello que lo tenía completamente aturdido.
A pesar de todo le sabía a poco, pues una parte de sí mismo anhelaba algo más que aquel fugaz roce en su mejilla, y sin saber muy bien qué es lo que estaba haciendo el moreno dejó que su cuerpo se moviera solo. Primero atrajo a Rox hacía sí un poco más, deslizando las manos por su espalda con suavidad, y en cuanto notó que sus respiraciones entrecortadas se cruzaban en el aire el chico se inclinó hacia sus labios con los ojos cerrados.
En cualquier otro momento el irrense quizás se hubiera asustado ante la idea de lanzarse de aquella manera y resultar torpe, pero la proximidad del humano le llenaba de calor y diluía por completo sus miedos e inseguridades al respecto.
—Y-yo… —intentó murmurar con cierta inseguridad mientras se perdía por completo en los ojos de Rox, buscando en su cabeza alguna réplica inteligente a sus palabras, pero antes de conseguir articular nada coherente el rubio se lanzó sin previo aviso y le besó muy cerca de la comisura de la boca.
En ese momento el corazón del brujo volvió a dar un salto, quedando completamente paralizado durante un segundo interminable antes de volver a latir con más fuerza que antes, y a medida que el chico asimilaba lo que acababa de ocurrir su rubor volvió a escalar en intensidad. Milo no había vivido nunca una declaración, así que no sabía si aquella montaña rusa de emociones intensas era lo habitual, pero había cierta magia en todo aquello que lo tenía completamente aturdido.
A pesar de todo le sabía a poco, pues una parte de sí mismo anhelaba algo más que aquel fugaz roce en su mejilla, y sin saber muy bien qué es lo que estaba haciendo el moreno dejó que su cuerpo se moviera solo. Primero atrajo a Rox hacía sí un poco más, deslizando las manos por su espalda con suavidad, y en cuanto notó que sus respiraciones entrecortadas se cruzaban en el aire el chico se inclinó hacia sus labios con los ojos cerrados.
En cualquier otro momento el irrense quizás se hubiera asustado ante la idea de lanzarse de aquella manera y resultar torpe, pero la proximidad del humano le llenaba de calor y diluía por completo sus miedos e inseguridades al respecto.
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