- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido MusicalPersonajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Roaxen: Cantares de Gesta Para el Odio Posterior
16/09/16, 02:53 pm
Un cuarto pobremente eliminado, concluyó el xolnita antes de terminar de arrancar la puerta de una rotunda patada. La madera podrida lucia marcas de arañazos hendidos, sangre y quemado. Una humareda salió despedida a la vez, inundando sus fosas nasales con algo más que previsible tambien: Carne chamuscada.
Buscaba a alguien. Por eso vino a uno de los tugurios más mugrientos, cerca, muy cerca, donde los muertos aullaban de dolor por la lujuria del fuego que lamia sus cuerpos escintos, habia habido otro incendio. Aunque, esta vez, mucho menor, menos mágico, menos descontrolado y mucho menos impresionante.
Los muebles estaban todos esparcidos y descolocados. Habia estanterias tiradas, mesas vueltas, sillas volcadas. Apenas podia ver más alla de unos metros, pero posiblemente, de todo el piso, este cuarto deberia haber sido el más grande. Tosia.
Debajo del parche, se aquejaban sus heridas, como un violento fuego tambien, limando la corteza con la piel estirada y chupada, desprovista casi de toda grasa. Aquella esqueletica figura que era el ulterano entonces, perdido y a la vez en el sitio que tenia que estar al mismo tiempo. Su ojo sin pupila, tanteaba el humo, en busca de una sombra, una figura, un destello, algo que le recordase a la persona que buscaba.
Finalmente, el chamuscado olor de pelo quemado le llevo a agacharse. Contuvo una arcada por el sabor seco que le dejaba en el paladar inhalar aquel humo. De vuelta en Ulterania, siempre le habia gustado oler el humo que arrastraba el viento tras las descargas de artilleria. Los llantos y el fango, distaban y eso no tanto. Pero en aquella situación, era otra persona. Roaxen Tenvrai habria vomitado. Aquella Cizaña parpadeo en mitad del humo y agarró a la figura por la gabardina. Tirando de ella, el ulterano la sacó fuera del cuarto con poco o ninguno cuidado. Con ella, iba el olor y el humo, pero aun así, tomó una bocanada satisfecha mientras arrastraba el herido cuerpo hacia el sofá del salón y lo depositaba, de nuevo sin cuidado sobre este.
Abofeteó su cara unos momentos mientras llamaba su nombre. No respondia. Parecia completamente inconsciente. Sacudió una vez más y la cabeza cayó laxa a un lado, sobre el hombro. Soltó la gabardina con asco y se limpió la mano en su keitán. Poco a poco, el humo se iba difuminando por el viento.
Y vaya que si hacia viento, pensó, mientras su propio pelo revolucionaba ante un nuevo aliento de la ciudad. Pegaba fuerte, principalmente, porque gran parte de la fachada de aquel edificio habia sido destruida minutos antes, siendo el mismo ulterano testigo de aquello, justo cuando se disponia a visitar al propietario, ahora sentado enfrente a el, terriblemente herido e inconsciente. Suspiró.
Se dió la vuelta y arastró el sillón a su derecha para colocarlo enfrente a esperar. Mientras se sentaba, giró el cuello hacia el cuarto, que habia sido el estudio y laboratorio de aquel sitio. Antes repleto de viales, libros y cuentas de frascos, esencias, liquidos y demás enseres propios de la profesión. Apenas habia visto a los asaltantes. Dos de ellos, giraron esquina a la vez que el llegó al portal y otro se escabulló entre los tejados, intentando ser no visto. Pero claramente, habia sido un trabajo rápido entre los tres, revolviendo aquel piso de arriba a abajo, cajones, muebles, puertas, ventanas y fachada, todo reventado. Habian planeado hacerlo pasar por un accidente, un fallo de laboratorio, vamos.
Seguramente ni se habian percatado en el, quien ya habia entrado y apagado el fuego sin mucha dificultad. ¿Con quien se habia enjuriado este insensato? Se preguntaba, pero, al fin, no halló respuesta.
Bastante raro le parecia aquello, sobretodo en Rocavarancolia, que alguien querria fingir lo que parecia un ajuste de cuentas e intento de asesinato como un accidente. Su cabeza comenzaba a intrigarse por aquello, terriblemente interesado, la que habia sido una buena parte de una tarde aburrida aun podria transformarse en una noche entretenida.
Por el momento, esperaria que el desafortunado hombre de ciencias se despertase y entonces aclararia sus dudas. Una memoria, sin embargo, cruzó su mente y no pudo evitar sonreir, aquel deja vu le habia parecido más que acertado, sobretodo teniendo en cuenta la situación y un pequeño risoteo se le escapó entre dientes.
-Disculpa.-dijo.-Se que no es momento de risas, pero es que me acabo de acordar de una historia; una leyenda antigua que ocurrió en Ulterania hara ya, más de mil años y que tiene mucho en común con esto y con la ciudad.-comentó, hundiendose de hombros.
Juró que el tipo habia alzado una ceja entonces.
-¿Interesado? Bueno, si quieres, te puedo relatar la historia...-
-Decia, esta historia me recuerda a lo que acaba de pasar aquí, principalmente, por la ciudad en sí y como funciona el poder en esta. No hay historias bonitas ni las hay buenas. Todo es esencialmente una mierda, en todas partes, y en esta ciudad, que le encanta tildarse de malvada llena de monstruos malos de uyyy que viene el coco, no tiene mucho de diferente de otras naciones a las que parasita, naciones a las que tanto menosprecia.-solto una breve carcajada.-¡Ay se me hace tarde! Ya es casi de noche, además.-dijo de un saltito mientras pasaba al lado del sofá.-Bueno, ya se me ha ocurrrido quien puede estar matando a los alquimistas más baratos de la ciudad y a la vez, necesito esos calmantes, y porque lo que veo te lo han quemado todo majo, venga, te veo luego, eh.-se despidió y, mientras andaba hacia la puerta palmeó en la espalda al cadaver chamuscado, lo suficientemente fuerte que se venció hacia adelante y cayó sin vida al suelo con un sonido muerto.
Buscaba a alguien. Por eso vino a uno de los tugurios más mugrientos, cerca, muy cerca, donde los muertos aullaban de dolor por la lujuria del fuego que lamia sus cuerpos escintos, habia habido otro incendio. Aunque, esta vez, mucho menor, menos mágico, menos descontrolado y mucho menos impresionante.
Los muebles estaban todos esparcidos y descolocados. Habia estanterias tiradas, mesas vueltas, sillas volcadas. Apenas podia ver más alla de unos metros, pero posiblemente, de todo el piso, este cuarto deberia haber sido el más grande. Tosia.
Debajo del parche, se aquejaban sus heridas, como un violento fuego tambien, limando la corteza con la piel estirada y chupada, desprovista casi de toda grasa. Aquella esqueletica figura que era el ulterano entonces, perdido y a la vez en el sitio que tenia que estar al mismo tiempo. Su ojo sin pupila, tanteaba el humo, en busca de una sombra, una figura, un destello, algo que le recordase a la persona que buscaba.
Finalmente, el chamuscado olor de pelo quemado le llevo a agacharse. Contuvo una arcada por el sabor seco que le dejaba en el paladar inhalar aquel humo. De vuelta en Ulterania, siempre le habia gustado oler el humo que arrastraba el viento tras las descargas de artilleria. Los llantos y el fango, distaban y eso no tanto. Pero en aquella situación, era otra persona. Roaxen Tenvrai habria vomitado. Aquella Cizaña parpadeo en mitad del humo y agarró a la figura por la gabardina. Tirando de ella, el ulterano la sacó fuera del cuarto con poco o ninguno cuidado. Con ella, iba el olor y el humo, pero aun así, tomó una bocanada satisfecha mientras arrastraba el herido cuerpo hacia el sofá del salón y lo depositaba, de nuevo sin cuidado sobre este.
Abofeteó su cara unos momentos mientras llamaba su nombre. No respondia. Parecia completamente inconsciente. Sacudió una vez más y la cabeza cayó laxa a un lado, sobre el hombro. Soltó la gabardina con asco y se limpió la mano en su keitán. Poco a poco, el humo se iba difuminando por el viento.
Y vaya que si hacia viento, pensó, mientras su propio pelo revolucionaba ante un nuevo aliento de la ciudad. Pegaba fuerte, principalmente, porque gran parte de la fachada de aquel edificio habia sido destruida minutos antes, siendo el mismo ulterano testigo de aquello, justo cuando se disponia a visitar al propietario, ahora sentado enfrente a el, terriblemente herido e inconsciente. Suspiró.
Se dió la vuelta y arastró el sillón a su derecha para colocarlo enfrente a esperar. Mientras se sentaba, giró el cuello hacia el cuarto, que habia sido el estudio y laboratorio de aquel sitio. Antes repleto de viales, libros y cuentas de frascos, esencias, liquidos y demás enseres propios de la profesión. Apenas habia visto a los asaltantes. Dos de ellos, giraron esquina a la vez que el llegó al portal y otro se escabulló entre los tejados, intentando ser no visto. Pero claramente, habia sido un trabajo rápido entre los tres, revolviendo aquel piso de arriba a abajo, cajones, muebles, puertas, ventanas y fachada, todo reventado. Habian planeado hacerlo pasar por un accidente, un fallo de laboratorio, vamos.
Seguramente ni se habian percatado en el, quien ya habia entrado y apagado el fuego sin mucha dificultad. ¿Con quien se habia enjuriado este insensato? Se preguntaba, pero, al fin, no halló respuesta.
Bastante raro le parecia aquello, sobretodo en Rocavarancolia, que alguien querria fingir lo que parecia un ajuste de cuentas e intento de asesinato como un accidente. Su cabeza comenzaba a intrigarse por aquello, terriblemente interesado, la que habia sido una buena parte de una tarde aburrida aun podria transformarse en una noche entretenida.
Por el momento, esperaria que el desafortunado hombre de ciencias se despertase y entonces aclararia sus dudas. Una memoria, sin embargo, cruzó su mente y no pudo evitar sonreir, aquel deja vu le habia parecido más que acertado, sobretodo teniendo en cuenta la situación y un pequeño risoteo se le escapó entre dientes.
-Disculpa.-dijo.-Se que no es momento de risas, pero es que me acabo de acordar de una historia; una leyenda antigua que ocurrió en Ulterania hara ya, más de mil años y que tiene mucho en común con esto y con la ciudad.-comentó, hundiendose de hombros.
Juró que el tipo habia alzado una ceja entonces.
-¿Interesado? Bueno, si quieres, te puedo relatar la historia...-
Nemo patriam quia magna est amat, sed quia sua escribió: Como ya dije, hace más de un milenio, Ulterania no estaba ni mucho menos unificada. Legiones de Terras sobrevivieron a su extinción y esperaban, aguardaban, al momento que atacar. Y mientras, las tensiones entre naciones y señores feudales incrementaban vastamente al día.
Las guerras eran pan de cada día. No habia momento que no hubiera un nuevo conde con ganas de independencia o un necio heredero que creia que podia oponerse al emperador, a sus vecinos, o a ambos a la vez.
La historia, es sobre la Reina xiousionita, Arandel "La Grande y Bella" se llamaba. Una mujer muy interesante, aunque estúpida. No era más que una esclava de sus propios deseos y con la muerte de su segundo marido, algo se torció en ella y comenzó a... digamos radicalizarse en su ya extravagante personalidad y su estilo de vida hedonista.
Comenzo por violar a sus dos hijos herederos, ambos varones y meros yogurines de diez y catorce años, por supuesto, su corte se conmovio, aunque la historia se escondió, los rumores se esparcen, y llegaron a todas partes, siendo Xious Xion una de las naciones más pacíficas, sacudió muchos valores e hirió sensibilidades. Sobretodo, lo peor dicen, es que tomó a ambos niños como sus concubinos y, cada noche dicen, celebrarian fiestas llenas de exceso, drogas y lujuria y se dice que hasta animales.
Las gentes sufrian de impuestos sajadores y apenas tenian para comer, asi el crimen se disparó y se volvió una nación peligrosa. La Reina en persona, afirmó una vez que si un criminal no era descubierto en el acto, no debia ser castigado. La desidia conformaba un ciclo violento de saqueos, violaciones y asesinatos que pronto arrastrarian a todo el pais a la ruina.
Tarde o pronto un usurpador al trono apareceria, si bien, envidioso o consternado. Fue Gua'lselmon, un hombre de armas que habia servido con el padre en la primera de las Guerra de la Sal. Sin mucho aprecio por los nobles y siendo un hombre de la gente común, organizó numerosas revueltas campesinas e insurrecciones, pero todas fueron frustadas debido a que, bueno, los muerde-almohadas tienen ese mote por saber encajar espadazos que no son precisamente de acero. Y así pues, fue perseguido hacia el sur, tierras extranjeras, con pelos y gentes no suaves como ahí, ¿sabes? Los sureños e isleños, son gentes secas y agrias, formados bajo el inclemente desierto y las tierras sin pastos ni nada que crezca, quizás por eso comen rocas... Bien, que me desencamino en la historia, perdona.
A lo que decia, recurrió al asilo político del señor de los Garth Nazg, el gran Conquistador Mura'Samal. Aquel era un hombre crudo y duro, justo siempre. No dejaba que las emociones se le apoderasen y fue un militar cuya influencia expandió los dominios de los Nazgs más allá de lo que unos criadores de cabras de una isla remota de Ori pudieron haber soñado. Gua'lselmon se quedaba sin opciones. Recurrir a un conquistador extranjero era suplicar para una guerra injusta contra Xious Xion que acabaría con el pobre viejo Gua'l como un títere de una potencia extranjera.
Por suerte para los Xionsionitas, aquel perro de guerra era un hombre religioso y honrado, nunca invadiria a un vecino sin el permiso del emperador y motivos más que justos y pios para ello. Por ello tan solo intentó boicotear a la Reina con medios políticos, y enalzando a otras naciones a tomar acción, a la vez que contactaba con el emperador para destituirla legítimamente.
Y, a la vez, para mala, la Reina habia ido a peor. Se decia que habia empezado a organizar fiestas en las que soltaban a criminales por un coto real y ella y su corte los cazaba como a animales. Se decia tambien que comian su carne y bebian su sange. Aunque todas los rumores y malas lenguas podian ser negados, lo siguiente no pudo: Una tarde de invierno, en un acceso de locura, la Reina estranguló a su hijo menor en mitad del acto y todo el castillo escuchó los aullidos de la demente madre quien profesaba su culpabilidad con dolor. Las noticias, obviamente, se hicieron públicas y el conquistador Mura'Samal comenzó a reunir a sus huestes en la frontera, esperando o bien una provocación o el permiso del emperador mismo para atacar.
Sin duda, no habiendo participado en una guerra abierta, ya le tocaba, se dictaminó. Se selló el destino cuando en respuesta a la militarización de la frontera con los Nazg, Arandel mandó secuestrar a la heredera de los Garth, Is'Samal, una chiquilla de poco más de catorce años, muy querida de vuelta en Ori.
Lo siguiente es hecho: Arandel expuso a la princesa desnuda durante tres días y tres noches en el patio de su castillo y durante esos tres días y tres noches organizó una fiesta macabra en torno a la niña, en la que ella, su haren y su corte se dedicaron a torturarla, a mutilarla y a violarla mientras follaban como animales entre ellos hasta que el cuerpo de la pequeña falló y vió su terrible experiencia. Se hicieron publicos los hechos, a medida que el furor se iba acabando y los nobles volvian a sus haciendas de que la Reina se habia llevado el cadaver a sus aposentos privados para poder "pasar un buen rato" digamos.
Asi es, los mismisimos muerde-almohadas se habian pasado. Nadie se lo esperaba, pero nadie pudo negarlo. La Reina vio bien que así fuera, se habia cansado de esconderse: su decadencia seria pública.
Lo que la Reina no predijo o bien no le importó es el bloque de casi medio millón de sureños que marcharon norte, arrasando todo a su pasó por las gentiles tierras. La Reina, mal aconsejada o demasiado enajenada, armó a sus legiones lideradas por su último hijo y les ordenó marchar hacia el sur para pelear y morir ante un enemigo que les superaba ampliamente tanto en numero, experiencia y equipamento.
Y así pasó. Mura'Samal clavó en una pica la cabeza del hijo, junto a la de Gua'lselmon. Culpandose, se corrompió. Adoraba a su sobrina. Aquello fue lo que le pasó a aquel hombre, quien no le quedaba ni una buena acción o pensamiento. Juró ante el emperador que acabaria con la linea de Arandel y que partiria su delgado y retorcido cuello con sus propias manos o moriria en el intento.
Sin ejercito y con la Reina perdiendo aún más la cabeza, recurrieron a la ayuda de su único aliado: Xol Noth. Ahora bien, ten en cuenta, no es el Xol Noth del presente, no. Aquellos eran personas esteparias, acostumbrados a inclemencias pero que habian sufrido demasiado en La Guerra contra los Terra para si quiera tener mil efectivos para enviar. Y aun así lo hicieron. "¡Por la gracia, por el dolor y la muerte!" exclamaron mientras mandaban sus últimos efectivos a una muerte segura, obligados por el honor y esa mentalidad tan... primitiva... digamos.
"Y así moriremos tan valientes" cantaban, mientras marchaban. Por supuesto, todos ellos eran profesionales, alrededor de quinientos tiradores, armados con mosquetes xolnitas, los primeros de la historia y unos cien efectivos de caballería ligera, de Cryorraptores, en eso. Los antiguos caballeros medievales, con sus armaduras pristinas y lanzas, gente anclada en el pasado, como comprenderás. Pero así era todo el mundo en aquella epoca. La fuerza bruta no sirve sin inteligencia y la inteligencia sin fuerza, en este mundo cruel, tan solo sobreviven los que se adaptan.
Ya pierdo el hilo, disculpa. ¿Que decia? Ah si.
Corrieron en auxilio de la capital xiousionita, los únicos, pues emisarios se habian repartido rápidamente por todo el globo en las galeras más rápidas, antes de que el conflicto si quiera empezase.
Pero, no todo son cosas bonitas. Algunas de hecho, son muy feas. Los Garth habian llegado primero. Un asedio estaba en curso. Dos dias, dos días habia aguantado la ciudad hasta perder los muros y patios exteriores. Los defensores, compuestos por levas y guardias de ciudad no podian hacer mucho que recibir castigo y, aunque contaban con algunas armas de fuego, se quedaron sin municion bien antes de que empezasen a hacer un daño significativo. La fortaleza y con ella el castillo y la Reina era lo único que seguia en pie. Las llamas lamian la ciudad y los cadaveres, mientras banderas naranjas se alzaban pristinas sobre las ruinas.
Un plan simple se elaboró por los Xolnitas: Morir. Simple, seguro, eficaz. Pero la parte compleja, era la siguiente: Llevarse a tantos sureños como era posible. ¿Y como lo iban a hacer, con la ciudad sitiada? Para las gentes de aquella epoca, era muy simple: Se abririan paso.
Con formaciones rotas y soldados cansados de saquear, violar y matar, los Garth Nazg, no se esperaron ser golpeados por la espalda, a cada descarga de mosquetes diezmandoles en centenas para cuando pudieron reagrupar a su numerosa infanteria esparcida por la ciudad, los xolnitas habian llegado hasta casi la mitad del trayecto. Y entonces, siguiendo las tácticas más tradicionales, mandaron caballeria. Aquellos eran fuerte armados Tordoz, bestias de guerra con caparazones tan gruesos que balas de cañon no podian penetrar muchas veces, apoyados a su vez por la caballeria pesada de sus vasallos, los Ibolenses, a lomos de lagartos Basara, un lejano pariente de los Cryptorraptores cuyas parejas de jinetes decian, siempre consistian en una pareja de enamorados pues así luchaban más fuerte. Si, yo tambien lo encuento altamente divertido, pero bueno, son Ibolenses, ¿que esperas si algo se les mete en la cabeza? La unica manera de sacarlo es con un martillo y sus sesos...
Casi veintemil bestias de guerra, duras a ello, contra menos de cien jinetes de cryptorraptores Xolnitas. Los norteños giraron sus sillas y se quitaron sus cascos, como la tradición dictaba en aquellos dias, cuando alguien no temia morir. Y esos cien valientes, conocidos como la Orden de los Caballeros de Ante, cargaron en una fina linea contra las hordas de bestias enormes con valor y acero.
Ah, pero no, no me confundas, murieron todos. No es una oda militarmente considerada lógica, pero los antiguos Xolnitas eran asi. Sin embargo, ganaron el tiempo suficiente para que el resto de los tiradores se abrieran paso a la fortaleza y se atrincherasen en ella. Aunque puesto que esto fuera un cambio de opinion de los soldados, porque morir iban a morir poco tan atrincherados.
Aunque causaron bajas, no restaron ni una porción significante del ejercito de Mura'Samal. Dictaminando que los xolnitas debian morir tambien, procedieron a prepararse a un asalto directo a la fortaleza. Abandonaron el saqueo, el pillaje y la violación para acabar con ellos de una vez por todas.
Una y otra vez, mareas de naranjitos se estrellaban, justo como en su pequeña isla de Ori, contra las rocas sin hacer mella. Cientos de soldados murieron el primer día. Y se siguió intentando con poco o ningun esfuerzo. Pensaron, al principio, que se quedarian sin munición, pero las forjas interiores no pararon de convertir viejas armas, armaduras y trabajos metálicos en más balas. Vaciaron las despensas de polvora de rey y comenzaron a fabricarla a medida que podian con el carbón y los cadáveres. Y, el propio desprecio a la vida de aquella gente les llevó a más: Se dice que guardaban las balas en cadaveres que se podrían, para así infectarlos y asegurar las muertes por heridas menores o balas perdidas.
Al final del cuarto mes, quedaban aun dos cientos tiradores y algo menos de trescientas levas xionsionitas dentro de aquella fortaleza, llena de agujeros por fuego de balista. Como sobrevivieron, es facil de contestar. La Reina les sugirió que se comieran a los muertos. Bebieron de bodegas, acabaron las reservas, recogieron agua de lluvia e intentaron evitarlo. Pero pronto, la idea fue aceptada y muchos de los soldados comenzaron a comer a los muertos. Los que no murieron por la carne putrefacta, se volvieron locos. Al parecer, comenzaron a tratar a los xiousxionitas como a ganado, encerrandoles en las mazmorras y paulatinamente sacrificandoles como a animales para así poder devorarles.
Aquello se volvió un espanto para Mura'Samal quien ya no luchaba contra su odiadas personas, sino contra seres antinaturales. Y cuando se enteraron de como sobrevivian, informaron al emperador e hicieron una nueva carga contra la fortaleza, casi tan masiva como la del primer día. Y como el primer día, fueron repelidos, pero esta vez Mura'Samal fue herido de gravedad en el pecho por una bala. Dice la leyenda que fue un pendiente que antes perteneció a Is'Samal, la queridisima sobrina del Conquistador que sirvió de aperitivo para la Reina y su sequito. Pero, esta bala, como muchas otras, llevaba una desagradable sorpresa cuando los medicos de campo descubrieron que habia sido bañada en heces. Poco pudieron limpiar la herida y tratar al señor feudal, unos medicos que nunca tenian que haber lidiado con heridas por bala y el gran conquistador murió en su cama, cagandose encima, asi como una metáfora de lo que le habian hecho a el y a su linaje en aquel día.
Los xolnitas estaban más que concienciados. Aun iban a morir y por ello, se dedicaron a las mismas decadencias que podian permitirse los nobles. Instaurada la ley marcial, aquellos doscientos monstruos, ya no escuchaban a su sargento, sino a la Reina Arandel, a la que tildaban "La Grande", asi como una tierna madre que les enseñaba y, con la desaparición de su haren debido a que habian servido para alimentar a los valientes soldados, la Reina comenzó a divertirse con los norteños hasta, dicen, perder la consciencia, tan solo siendo rescatada por sus sirvientes más cercanos antes de que la orgía la llegase a matar.
Aquellos hombres y mujeres, dictaminó, ya no eran más que bestias que habian mudado su piel de personas y aquello la entretenia en demasia. La situacion se repitió incontables veces hasta que ya nadie la rescató. Acabó gravemente herida y, peor aun, el hijo de Mura'Samal, lideraba un ataque al mismo tiempo. Quizás eso fue lo que le salvo la vida a la regente, ya que muchos habian hecho palabra su interes por devorarla tambien. Aquellas bestias pelearon hasta romperse los huesos. Cuando se quedaron sin balas y polvora, pasaron a usar ballestas, cuando se quedaron sin virotes para estas, se dice que usaron huesos afilados y asi sigue y sigue la leyenda de aquellos ulteranos hechos bestia.
Seis meses. Medio año duró aquel infernal asedio y no como a los Ghal Nazg les gustaria. Con menos de una decima parte de su ejercito original, todavia por venganza, querrian seguir con el legado de Mura'Samal y, liderados por su hijo, no cejarian nunca. Pero ay, el destino. No podian saber que el destino es un mal puto, al cual por mucho que le pagues nunca te ama ni lo pretende si quiera. Intentaron por todos los metodos, quemandoles, envenenando los pozos, mandando agentes a abrir las puertas, nada. Cada vez estas bestias les conseguian echar de nuevo y la moral decaia. Y todo fue a peor desde entonces.
Sin aviso ni preambulo, se vieron rodeados por un ejercito de exóticos Neuvlm, que habian recorrido medio mundo para servir a sus intereses. De una fuerza militar no tan impresionante como la que habia conjurado los naranjitos haria medio año. Pero ahora, sin duda, considerablemente superior a este les rodeó. Los sureños, con la huida cortada, se atrincheraron a su vez entre las ruinas y sus campamentos y aguardaron.
Mandaron un emisario para saber de las intenciónes de aquel amasado de saqueadores y piratas del ártico que se hacian llamar soldados. Decapitaron al emisario enfrente de todos y comenzaron a avanzar contra los isleños que, bien se defendieron como pudieron, pero, cansados y desmoralizados poco pudieron hacer salvo ser masacrados. Los xolnitas vieron esto con ojos celosos. Pensaron que los Neuvlm vendrian a ayudar a los isleños, por suerte de alguna impensable alianza de ultima hora. Pero visto lo último, pensaron que su objetivo era reclamar la cabeza de la Reina y así adjudicarse la gloria, las tierras y el respeto del emperador.
Pero ni uno ni otro ni lo otro pasó, pues de ahí, tras exponer a las decenas de miles de nuevos cadaveres que se exibian, escribieron con sangre en el suelo y les dejaron claros que o aceptaban crear una confederación militar-económica con ellos o bien acabarian el trabajo que los sureños empezaron. La Reina, sorprendida y, con tal de salvar la vida, aceptó. los xolnitas sin embargo no estaban de acuerdo con someterse. Pero esto no cambió nada.
Unos y otros entraron al acuerdo. Los xolnitas, quien antes simples milicianos durante las guerras, hombres y mujeres al mando de nobles, se vieron libres y volvieron a Xol Noth como heroes de guerra, mientras se consolidaba una fuerte alianza entre Xious Xion y Neuvlm, el primero como estado vasallo del segundo, los ultimos resquicios de aquellos quinientos tiradores volvieron a casa contando las maravillas de sus camaradas de pelo azul y la gente aceptó la historia. Asi que Xol Noth finalmente accedió a la alianza, tan solo que como iguales. Y así se escribió:
"Sobre Arandel la Grande y su gran colaboración en la Primera Confederación en Ulterania"
Un libro, el título al menos. Se cuenta como el malvado Mura'Samal mató (y violó) a los dos hijos de la pobre Arandel para luego injustamente invadirla y como gracias a los esfuerzos Neuvlm (quienes aparentemente se habian aliado con la Reina desde el principio) y de los veteranos Xolnitas, el mal fue erradicado. Y asi, hasta el emperador tuvo que tragarlo, con tan de no arrojar al planeta en una segunda guerra mundial. Y esta alianza se ha mantenido hasta el presente, con Xious Xion siendo tratada como una puta barata compartida entre dos matones que hacen lo que quieren con sus gentes, su historia y su legado, justo como la Reina Arandel, que murió ya anciana y postumamente fue considerada, y asi aparece, como un martir oficial en los códices Imperiales.
Garth Nazg fue castigado con la liberación de numerosos de sus territorios de continente, tan solo conservando sus islas e Ibolia fue perdonada de su vasallaje y a partir de ese momento, pasó a ser una única nación. Una gran cagada a mi punto de vista, el ignorar lo rápido que creció despues, pero eso es una historia para otro momento.
-Decia, esta historia me recuerda a lo que acaba de pasar aquí, principalmente, por la ciudad en sí y como funciona el poder en esta. No hay historias bonitas ni las hay buenas. Todo es esencialmente una mierda, en todas partes, y en esta ciudad, que le encanta tildarse de malvada llena de monstruos malos de uyyy que viene el coco, no tiene mucho de diferente de otras naciones a las que parasita, naciones a las que tanto menosprecia.-solto una breve carcajada.-¡Ay se me hace tarde! Ya es casi de noche, además.-dijo de un saltito mientras pasaba al lado del sofá.-Bueno, ya se me ha ocurrrido quien puede estar matando a los alquimistas más baratos de la ciudad y a la vez, necesito esos calmantes, y porque lo que veo te lo han quemado todo majo, venga, te veo luego, eh.-se despidió y, mientras andaba hacia la puerta palmeó en la espalda al cadaver chamuscado, lo suficientemente fuerte que se venció hacia adelante y cayó sin vida al suelo con un sonido muerto.
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
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— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
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