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Rocavarancolia Rol
36 participantes
- Rocavarancolia Rol
Calles
11/05/14, 11:24 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Avenidas, plazas, callejas... Todo aquel barrio de Rocavarancolia de nombre y localización indeterminados.
- Naeryan
Ficha de cosechado
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Re: Calles
15/09/15, 05:39 pm
—Pues RR se te escapó —le tomó el pelo. Se mordió los labios para no reír ante la clasificación sin tapujos que hizo Ka. Era tan inapropiada en términos idrinos que no le quedaba otra que tirar sus normas al aire: era uno de los factores que contribuían a que la presencia de la libense resultara tan liberadora—. No sé si apenarme porque lo margines o felicitarle por salir ileso —dijo en referencia al cosechado aviario. No, de veras. No conseguía caer en de qué mundo procedía. Cuando volviera a tener un rato ocioso en la biblioteca le daría por investigarlo.
—Ah, no, no es por el pelo —Anya y Eara se parecían solo en detalles sutiles, mayormente la forma en que se comportaban en público. Sin embargo la sinhadre tenía dedicación donde la idrina evidenciaba cautela—. Difícilmente puedo presentártela. Lo siento —si Ka había estado ausente por alguna razón en el periodo en que había anunciado que se quedaba definitivamente en Rocavarancolia, Shizel le hablaría de lo que había hecho en Idris—. Para serte franco, al principio arrugaría la nariz cada vez que te viera, diría yo. Pero luego tu encanto ganaría terreno — y era cierto. A Anya le habría venido bien alguien como Ka en el periodo que ella y Shizel habían pasado separados después de romper. Su amiga tenía tendencia a aislarse, sin ni siquiera disfrutar de ello.
—Lo que me recuerda que mi princesa no está en este castillo —sentenció, repitiendo una frase que había oído decir alguna vez al vánara de la Sede—. En Idris ya no quedan princesas, pero me has entendido. ¿Nos vamos?
Con una última mirada nostálgica al que había sido su hogar durante el medio año más intenso de su vida, Shizel estaría preparado para desplazarse a Letargo.
—Ah, no, no es por el pelo —Anya y Eara se parecían solo en detalles sutiles, mayormente la forma en que se comportaban en público. Sin embargo la sinhadre tenía dedicación donde la idrina evidenciaba cautela—. Difícilmente puedo presentártela. Lo siento —si Ka había estado ausente por alguna razón en el periodo en que había anunciado que se quedaba definitivamente en Rocavarancolia, Shizel le hablaría de lo que había hecho en Idris—. Para serte franco, al principio arrugaría la nariz cada vez que te viera, diría yo. Pero luego tu encanto ganaría terreno — y era cierto. A Anya le habría venido bien alguien como Ka en el periodo que ella y Shizel habían pasado separados después de romper. Su amiga tenía tendencia a aislarse, sin ni siquiera disfrutar de ello.
—Lo que me recuerda que mi princesa no está en este castillo —sentenció, repitiendo una frase que había oído decir alguna vez al vánara de la Sede—. En Idris ya no quedan princesas, pero me has entendido. ¿Nos vamos?
Con una última mirada nostálgica al que había sido su hogar durante el medio año más intenso de su vida, Shizel estaría preparado para desplazarse a Letargo.
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Re: Calles
15/09/15, 07:51 pm
- De eso nada. No se me escapó. YO lo dejé ir, no te equivoques- corrigió haciendo a su vez un aspaviento de indignación-. Y que sepas que he dicho “pero todo se verá”, lo que quiere decir que no está suspendido del todo, puede optar a revisión.
Karime hizo un movimiento como para restarle importancia cuando Shizel dijo que no podría presentársela.
- Oh, claro, porque esa es mi mayor cualidad. Soy encantadora- dijo sonriendo exageradamente y pestañeando aceleradamente.
La licántropa saltó del tejado al suelo y esperó a que Shizel se reuniera con ella para empezar a andar.
- Princesas, princesas,… lo que importa aquí son las reinas y yo, como no podía ser de otra manera, soy la mayor, la más suprema, la más mejor de todas ellas- dijo lanzando los brazos al cielo-. Y no deberías mirar a otras féminas con deseo y lujuria teniéndome a mi presente. ¡INJURIA! ¡HEREJIA!- dramatizaba mientras hacía tranquilamente el camino hacia Letargo.
Una vez cerca del torreón, procedieron como habían hecho en Maciel, y se encaramaron a un edificio colindante. Una vez Shizel hubo terminado con los hechizos para ocultarse, Karime comenzó con su escrutinio del patio.
- Ahí hay dos que fingen que saben de lo que hablan mientras toquetean el huerto, ¿ella es un maniquí? ¿De dónde tetas han sacado a un maniquí parlante? Bueno, me da igual, melafo igualmente, no soy quien para discriminar- comentó la licántropa restándole interés-. Y al chico también, incluso repetiría con él, cosa que no sucede muy a menudo, todo hay que agregar. ¡Eres un tío con suerte y todavía no lo sabes!- le gritó, como si la barrera que los insonorizara fuera a dejar pasar dicho comentario-. Oh, y ahí tienen un par de humanos, también para el saco. Y… ¿eso es u dragón en miniatura? ¿Cuántos nuevos mundos se han abierto y yo sin enterarme?- preguntó consternada a su acompañante-. Bueno, sigamos, y… ¡oh! ¡OH! ¡Otro humano potentorro! ¡me lo pido! ¡Me lo pido! ¡Yo lo he visto antes!- gritó entusiasmada al ver el humano que acababa de salir a fumar al patio-. ¡Este año debo haber sido muy buena porque la Luna me va a premiar con chicos de muy buen ver! Pero tu tranquilo, Perlita escarchada, mis favoritos siempre seréis vosotros, eso ni lo dudes- le dijo guiñándole un ojo-. Bueno, ¿dónde está tu princesa?
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Re: Calles
15/09/15, 09:21 pm
—¿Sabe el rey que has ocupado su puesto? —Shizel alzó las cejas—. Y podré sobrevivir sin mirar a fémina alguna si me lo pides, alteza, pero espero que su majestad sea consciente de que tengo intereses más amplios.
Se detuvo más tiempo en absorber Letargo en sí, tanto como a los cosechados. Conocía Maciel como la palma de su mano, pero en el torreón de las enredaderas solo había estado de visita.
—Creo que si hubiéramos tenido que alimentarnos del huerto habríamos muerto todos de inanición —declaró al ver a los dos que trabajaban en el huerto. La chica con rasgos de muñeca era otra novedad al catálogo habitual—. Teníamos demasiada gente que manejaba explosivos a pequeña escala. Y si me hubierais dejado el trabajo de cuidarlo a mí, lo mismo.
Respetó un poquito más a los de Letargo de su cosecha en aquel momento. De hecho, respetó más aún al huerto en sí. Sus inquilinos caían como moscas generación tras generación pero el jardincito seguía intacto.
—El dragón es parqio. Es de Ordesta —informó a la licántropa, aun sabiendo que aquello no era el foco de su atención en ese momento. Observó al reptil intrigado, y luego sonrió socarrón—. Eh, no te saltes a gente. ¿Es telofo o no?
Se echó a reír de nuevo ante la frenética petición de turno de la libense. La licántropa era tan contagiosa que Shizel esperaba no verse influido a hacer lo mismo con el tiempo. Por suerte años de etiqueta se interponían entre el skrýmir actual y el hacer listas de "melofos".
—Faltaría más —bufó con falsa altivez antes de activar la niebla mágica para ambos. Confundió inicialmente a un humano con un idrino al ver su cabello blanco, pero una ojeada detenida le sacó de su error—¡Ah! Otra libense. Ka, tu reino está en declive. Aquí viene la competencia, joven y guapa —le dio un codazo amistoso a su amiga y luego entrecerró los ojos como queriendo ver con más agudeza—. Qué bien dibuja la varmana.
También se había estado preguntando dónde estaba la idrina, un mal presentimiento en la boca del estómago ante la creciente posibilidad de que hubiese muerto ya.
—¡Ajá! Ahí está —exclamó con regocijo cuando la localizó—. Somos una raza todoterreno. Hasta ahora hemos sobrevivido todos.
>>Uy, aquí tenemos al RR del grupo —señaló al ver a alguien atrincherado en una dependencia aparte, también de cabellos llamativos—. Es algo en el pelo. Estoy convencido.
Se detuvo más tiempo en absorber Letargo en sí, tanto como a los cosechados. Conocía Maciel como la palma de su mano, pero en el torreón de las enredaderas solo había estado de visita.
—Creo que si hubiéramos tenido que alimentarnos del huerto habríamos muerto todos de inanición —declaró al ver a los dos que trabajaban en el huerto. La chica con rasgos de muñeca era otra novedad al catálogo habitual—. Teníamos demasiada gente que manejaba explosivos a pequeña escala. Y si me hubierais dejado el trabajo de cuidarlo a mí, lo mismo.
Respetó un poquito más a los de Letargo de su cosecha en aquel momento. De hecho, respetó más aún al huerto en sí. Sus inquilinos caían como moscas generación tras generación pero el jardincito seguía intacto.
—El dragón es parqio. Es de Ordesta —informó a la licántropa, aun sabiendo que aquello no era el foco de su atención en ese momento. Observó al reptil intrigado, y luego sonrió socarrón—. Eh, no te saltes a gente. ¿Es telofo o no?
Se echó a reír de nuevo ante la frenética petición de turno de la libense. La licántropa era tan contagiosa que Shizel esperaba no verse influido a hacer lo mismo con el tiempo. Por suerte años de etiqueta se interponían entre el skrýmir actual y el hacer listas de "melofos".
—Faltaría más —bufó con falsa altivez antes de activar la niebla mágica para ambos. Confundió inicialmente a un humano con un idrino al ver su cabello blanco, pero una ojeada detenida le sacó de su error—¡Ah! Otra libense. Ka, tu reino está en declive. Aquí viene la competencia, joven y guapa —le dio un codazo amistoso a su amiga y luego entrecerró los ojos como queriendo ver con más agudeza—. Qué bien dibuja la varmana.
También se había estado preguntando dónde estaba la idrina, un mal presentimiento en la boca del estómago ante la creciente posibilidad de que hubiese muerto ya.
—¡Ajá! Ahí está —exclamó con regocijo cuando la localizó—. Somos una raza todoterreno. Hasta ahora hemos sobrevivido todos.
>>Uy, aquí tenemos al RR del grupo —señaló al ver a alguien atrincherado en una dependencia aparte, también de cabellos llamativos—. Es algo en el pelo. Estoy convencido.
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Re: Calles
15/09/15, 10:05 pm
- Tranquilo, querido mío, te puedo asegurar que puedo cubrir por completo tus amplios intereses gracias a mis enormes…. Habilidades- sugirió suavemente, con voz sensual y guiñándole un ojo al idrino-. Oh, pero si hubiéramos tenido huerto, el bueno de Aleksei se habría encargado de buena gana, ¿no crees?- contestó, sonriendo con inocencia.
Ante la pregunta sobre el reptil, Karime inclinó la cabeza hacia un lado, frunció el ceño y luego la inclino hacia el otro.
- Si te digo la verdad, no sabría cómo hacerlo exactamente- contestó volviendo a fruncir el ceño.
Karime ojeó el interior del torreón, notando las diferencias que este tenía con Maciel, como el mejor estado de su planta baja. Para no perder la costumbre, fue indicando a cuales de aquellos cachorros encerraría en su habitación, que eran prácticamente todos.
- ¡Shizel!- exclamó indignada- ¿¡Me estas sustituyendo!? ¿¡Realmente crees que ella es más joven y guapa!? ¡Pero eso es imposible! Si fuera Lima podría darte un punto, pero esa chica no tiene nada que hacer a mi lado-. Aunque pretendía estar bromeando, podía entreverse algo de ofensa real en sus palabras-. Pequeña perla escarchada, voy a tener que darte un severo castigo por tu insolencia. ¡JUM!
Karime siguió clasificando sus preferencias y rió cuando el idrino describió su raza como todoterreno.
- Eso es porque todos sois encantadores- dijo sonriendo. Luego se giró a observar al que Shizel había descrito como “el RR del grupo”-. Puede ser, pero a este no sé yo si melofo tanto. Es como… un poco… inquietante.
Cuando ya hubieron localizado a todos los integrantes del grupo, Karime, que no le apetecía nada volver a la Sede por el momento, le sugirió al idrino acercarse a tomar algo a un local que se encontraba cerca de ahí y que no sabía si el skrýmir conocía.
- Es un sitio con una decoración algo… peculiar- intentó explicar-. Me habló de él un compañero del ejercito y he ido ya algunas veces. Creo que te gustará. Capta muy bien la esencia rocavarancolesa.
Sigue en El Pub Muerto.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Re: Calles
15/09/15, 10:24 pm
Roaxen Tenvrai
De ir todo bien, el ulterano no habria acelerado el paso, pero el crujido del puente descendiendo le alertó que habian percibido la fuga: Iban a por el.
Cargó la ballesta sobre la marcha y se internó en unas ruinas. De espalda a un soportal, con la ballesta en ristre esperó hasta que los pasos se alejaran. Debia evitar los espacios abiertos pues aquel lagarto parlanchín se habia vuelto todo el adepto al vuelo y no seria la primera vez que su vista aerea localizaba algo en el suelo. De ventana en ventana avanzaba entre las ruinas. Apuntando con la ballesta, abatiria al lagarto a primera vista, mejor era eso que el dejar que alertasen a los demás.
Se movian algo lentamente. Queria asomarse a ver, pero, quieto como una liebre, no se movia. Sabia que por lo menos la mutante y el lagarto estarian dandolo todo por darle caza y, de tener que describirlo, podria decirse que Roaxen Tenvrai tenia algo de miedo. Aquel arma primitiva como era la ballesta no le permitia acabar con todos a tiempo de ser abatido el mismo. Maldijo no tener un arma de fuego de nuevo.
No podia esperar mucho más, le iban a acabar encontrando si no se movia y si lo hacia, el riesgo de que le encontrasen aumentaria considerablemente.
Aquel lugar se venia abajo, losas de piedras inestables por todos lados, cortinas rasgadas, telas de araña y madera crujiente, era una trampa completa y precisa. Si salia, tendria que hacerlo corriendo. Vio un hueco entre el edificio en el que se encontraba y el contiguo permitia enfilar la calle abierta durante unos metros para luego perderse en la barriada, seria ruidoso, pero si era lo suficientemente rápido, podría deslizarse sin ser visto.
Se asomó un segundo por la ventana, sin señal del lagarto por el cielo, se puso en marcha, con pies ligeros y el corazón latiendole en el pecho, el ulterano bajó las crujientes escaleras de madera y a paso veloz se acercó a la obertura. De haber sido imprudente, habria cruzado sin más y ese habria sido su final.
Ahi, en mitad de la obertura entre la calle y el resto de la barriada, habia una bestia peluda considerablemente grande. Podria recordar a un felino o incluso a un lobo, pero lo más extraño era que sus movimientos y estructura esqueletal recordaria mucho más a una mangosta, así como sus enormes garras delanteras.
Detenido en sejo, el ulterano contemplo a la bestia, pensando rápido. Parecia estar alimentandose de algun tipo de carroña y carecia de ojos, pues los parpados estaban cosidos juntos, dando a la tetrica criatura aún más aspecto terrorifico y peores noticias: Si aquello, que era obvio que no era natural, habia logrado sobrevivir sin sus ojos, era porque tanto su oido como olfato estaban muy afinados. ¿Le habria oido? ¿Puede que le estuviera oliendo en aquel momento? Probablemente.
Sin embargo, no se movia más que arracar pedazos de carroña y partir huesos con sus poderosas garras delanteras. Los locos le perseguian, como diablos del infierno que venian a llevarsele. Debia tomar una decisión y debia ser rápida.
Un chillidito le asustó cuando uno de los rodedores incandescentes entró en el cuarto, causando casi que el capellan accionase su ballesta. De poco le serviria malgastar el único tiro que podria efectuar antes de ser descubierto. Sin duda la suerte ni las oraciones le favorecian aquel dia.
La criatura alada revoloteó hasta que encontró asiduo en el segundo edificio, colgandose de la podrida madera del porche. Roaxen Tenvrai hizo rodar los ojos. Si tenia que elegir, lidiaria con el animal salvaje que con una turba de locos. Aun tenia su sable. La criatura podria tener dientes y garras, pero el acero estaba de su parte y estaba seguro que podria cercenar una de sus garras o clavarselo en un ojo con más facilidad que lidiar con la muchedumbre xenoide.
Asi que, con decisión y paso ligero, el xolnita siguió al murcielago al interior de la casa, con cautela de nuevo, pues el suelo se sentia mucho más inestable que en la otra casa y, a cada paso, le caia polvo en la testa. Alerta, se asomó por el quicio de la casi tronchada puerta y comprobó a la bestia todavia lidiando con su comida.
Fue entonces cuando se dio cuenta que, a su espalda, un gran trecho de la casa faltaba, como si alguien hubiera pasado un cuchillo por todas las casas adyacentes, creando una comuna que daba a parar a un barranco profundo, de unos cinco metros o puede que más. Aquello era malo. Significaba que la mitad de los cimientos de aquella casa faltaban y, que, además, estaba al borde de un acantilado y que se podria venir abajo y con el dentro, como una red de un pescador saca a los peces del mar a su muerte.
Dio unos pasos hacia atrás por seguridad. Otra vez más con prisas, la casa se iba a venir abajo de un momento a otro y a el le estaban persiguiendo. Sabia que, cuando volviese a Ulterania, se iba a tomar unas largas y relajadas vacaciones cerca de la capital a disfrutar con sus playas y museos así como un buen merecido descanso.
Suspiró y, cuando fue a mirar a la calle, el murcielago se alteró bastante y comenzó a revolotear como loco por el techo, buscando la obertura más cercana. A partir de entonces, todo pasó como si fuera a camara lenta. Los pensamientos de Roaxen Tenvrai iban considerablemente más rápidos que sus movimientos. Sus ojos se movieron lentamente hacia el quicio de la puerta y al umbral del edificio: Ahi ya no habia nada más que una carroña casi agotada. Ansiosamente lento, el ulterano eluncubró una maldición mientras su mano buscaba su espada y, dolorosamente, se daba la vuelta: Para su cerebro era obvio que estaba pasando.
La fantasia le distrajo lo suficiente como para que sus oidos no estuvieran tan alerta como le gustaria. Mientras, una ágil pero poderosa alimaña habia saltado dentro de la casa y, con insonorizadas garras se habia deslizado hacia su punto debil: La espalda.
Sus ojos captaron una brisna de pelaje. Un pelaje sucio, color cafe, con calvas, pulgas y muy maloliente. Un rugido lo precedió, mientras la criatura, que estaba a mitad del brinco alzaba sus garras.
No iba a llegar a tiempo.
Su cuerpo era tan lento.
Tan dolorosamente lento.
Iba a morir.
Iba a morir una muerte dolorosa e iba a ser devorado vivo.
Por un error.
Por ser demasiado lento.
Por aquella condenada ciudad.
Por aquella turba de locos que le habia hechado del torreón.
Maldito fuese todo.
Apenas habia empezado a revelar el metal de su arma cuando las poderosas garras se hicieron cuenta en su craneo y en su muñeca derecha. Y, fue entonces, cuando su sangre se derramó, que todo volvió a la velocidad normal.
Le fallaron las piernas y se vino al suelo en dos partes. Las garras con la fuerza y peso del animal se le clavaron hondo en la cabeza, pero no lograron atravesar el cráneo. Cortando su cara, pelo, cejo, pómulo y ojo derechos, se terminaron por deslizar hacia el mentón, pero quizás la sangre hizo que su filo se resbalase y terminó en la parte baja del carrillo.
Roaxen Tenvrai estaba separado. Habria quedado un resto de carne sin cortar de no ser que las endiabladas garras del animal cortasen como cuchillos de cocina. La mano del ulterano cayó a su lado, creando un sonido más ligero que el de su propio peso al chocar con el suelo. La mano derecha de Roaxen Tenvrai habia caido como papel ante la cuchilla y se encontraba a escasos centímetros de donde el.
La sangre manó como el aullido de dolor que profirió el capellán que no tuvo tiempo de aquejarse de dolores, pues la bestia estaba al ataque. Lanzando viciosas dentelladas, apenas le arranca la garganta de una. Su orgullo como xolnita le impedia caer tan facilmente y, colgado de adrenalina por el dolor, le lanzó una sorta de patadas al hocico que le sirvieron para alargar su vida unos momentos.
La bestia, inteligente, dejó de intentar morder la garganta y atrapó una pierna entre sus fauces. Otro aullido de dolor del ulterano pintó el aire cuando, como si fuera la parodia de un terrier con un roedor recien cazado, el monstruo sacudió al capellán por esta, clavandole los dientes hondamente hasta el hueso para finalmente lanzarle contra la pared, deshilachado y vulnerable, como una muñeca de trapo se tratase.
La mirada del capellán se nubló; tanto no podia hacer la adrenalina por el. Sangre, sal y lágrimas bañaban su cara. Mientras la bestia ensangrentada, se predaba y regodeaba por su debilitada presa, apunto de dar el golpe letal.
Roaxen Tenvrai no tenia fuerzas, así quedaba. Ahi terminaba su historia. Sin una mano, la mitad de la cabeza sangrando y una pierna hecha un estropicio, apenas se pudo dar cuenta de los quejidos de la casa a medida que la bestia se acercaba hasta que la casa, lentamente, comenzó a deslizarse hacia el vacio.
Abriendo su, ahora, único ojo sano, el capellán se dió cuenta de como moriria en verdad. Algo de suerte habria. Se llevaria a su ejecutor a la tumba consigo. Sonreiria si no estuviera tan fuera de si.
La bestia, aun inteligente, estaba cejada en conseguir la carne y ya se habia deleitado con la huesuda mano del xolnita a medio trote hacia el. Fue demasiado tarde, cuando la casa se volcó a un lado y se precipitó al vació con un estruendo y una nubareda de polvo increible, llevandose a predador y presa a lo más hondo de aquel acantilado.
Así fueron los últimos momentos de Roaxen Tenvrai. Asi es como vivió y así es como murió.
De ir todo bien, el ulterano no habria acelerado el paso, pero el crujido del puente descendiendo le alertó que habian percibido la fuga: Iban a por el.
Cogito ergo sum escribió: ¡Diablos! ¡Vienen a perseguirme! ¡Lo sabia! ¡Sabia que estaban locos! Ya no hay vuelta atrás...
Cargó la ballesta sobre la marcha y se internó en unas ruinas. De espalda a un soportal, con la ballesta en ristre esperó hasta que los pasos se alejaran. Debia evitar los espacios abiertos pues aquel lagarto parlanchín se habia vuelto todo el adepto al vuelo y no seria la primera vez que su vista aerea localizaba algo en el suelo. De ventana en ventana avanzaba entre las ruinas. Apuntando con la ballesta, abatiria al lagarto a primera vista, mejor era eso que el dejar que alertasen a los demás.
Se movian algo lentamente. Queria asomarse a ver, pero, quieto como una liebre, no se movia. Sabia que por lo menos la mutante y el lagarto estarian dandolo todo por darle caza y, de tener que describirlo, podria decirse que Roaxen Tenvrai tenia algo de miedo. Aquel arma primitiva como era la ballesta no le permitia acabar con todos a tiempo de ser abatido el mismo. Maldijo no tener un arma de fuego de nuevo.
No podia esperar mucho más, le iban a acabar encontrando si no se movia y si lo hacia, el riesgo de que le encontrasen aumentaria considerablemente.
Aquel lugar se venia abajo, losas de piedras inestables por todos lados, cortinas rasgadas, telas de araña y madera crujiente, era una trampa completa y precisa. Si salia, tendria que hacerlo corriendo. Vio un hueco entre el edificio en el que se encontraba y el contiguo permitia enfilar la calle abierta durante unos metros para luego perderse en la barriada, seria ruidoso, pero si era lo suficientemente rápido, podría deslizarse sin ser visto.
Se asomó un segundo por la ventana, sin señal del lagarto por el cielo, se puso en marcha, con pies ligeros y el corazón latiendole en el pecho, el ulterano bajó las crujientes escaleras de madera y a paso veloz se acercó a la obertura. De haber sido imprudente, habria cruzado sin más y ese habria sido su final.
Ahi, en mitad de la obertura entre la calle y el resto de la barriada, habia una bestia peluda considerablemente grande. Podria recordar a un felino o incluso a un lobo, pero lo más extraño era que sus movimientos y estructura esqueletal recordaria mucho más a una mangosta, así como sus enormes garras delanteras.
Detenido en sejo, el ulterano contemplo a la bestia, pensando rápido. Parecia estar alimentandose de algun tipo de carroña y carecia de ojos, pues los parpados estaban cosidos juntos, dando a la tetrica criatura aún más aspecto terrorifico y peores noticias: Si aquello, que era obvio que no era natural, habia logrado sobrevivir sin sus ojos, era porque tanto su oido como olfato estaban muy afinados. ¿Le habria oido? ¿Puede que le estuviera oliendo en aquel momento? Probablemente.
Sin embargo, no se movia más que arracar pedazos de carroña y partir huesos con sus poderosas garras delanteras. Los locos le perseguian, como diablos del infierno que venian a llevarsele. Debia tomar una decisión y debia ser rápida.
Un chillidito le asustó cuando uno de los rodedores incandescentes entró en el cuarto, causando casi que el capellan accionase su ballesta. De poco le serviria malgastar el único tiro que podria efectuar antes de ser descubierto. Sin duda la suerte ni las oraciones le favorecian aquel dia.
La criatura alada revoloteó hasta que encontró asiduo en el segundo edificio, colgandose de la podrida madera del porche. Roaxen Tenvrai hizo rodar los ojos. Si tenia que elegir, lidiaria con el animal salvaje que con una turba de locos. Aun tenia su sable. La criatura podria tener dientes y garras, pero el acero estaba de su parte y estaba seguro que podria cercenar una de sus garras o clavarselo en un ojo con más facilidad que lidiar con la muchedumbre xenoide.
Asi que, con decisión y paso ligero, el xolnita siguió al murcielago al interior de la casa, con cautela de nuevo, pues el suelo se sentia mucho más inestable que en la otra casa y, a cada paso, le caia polvo en la testa. Alerta, se asomó por el quicio de la casi tronchada puerta y comprobó a la bestia todavia lidiando con su comida.
Fue entonces cuando se dio cuenta que, a su espalda, un gran trecho de la casa faltaba, como si alguien hubiera pasado un cuchillo por todas las casas adyacentes, creando una comuna que daba a parar a un barranco profundo, de unos cinco metros o puede que más. Aquello era malo. Significaba que la mitad de los cimientos de aquella casa faltaban y, que, además, estaba al borde de un acantilado y que se podria venir abajo y con el dentro, como una red de un pescador saca a los peces del mar a su muerte.
Dio unos pasos hacia atrás por seguridad. Otra vez más con prisas, la casa se iba a venir abajo de un momento a otro y a el le estaban persiguiendo. Sabia que, cuando volviese a Ulterania, se iba a tomar unas largas y relajadas vacaciones cerca de la capital a disfrutar con sus playas y museos así como un buen merecido descanso.
Suspiró y, cuando fue a mirar a la calle, el murcielago se alteró bastante y comenzó a revolotear como loco por el techo, buscando la obertura más cercana. A partir de entonces, todo pasó como si fuera a camara lenta. Los pensamientos de Roaxen Tenvrai iban considerablemente más rápidos que sus movimientos. Sus ojos se movieron lentamente hacia el quicio de la puerta y al umbral del edificio: Ahi ya no habia nada más que una carroña casi agotada. Ansiosamente lento, el ulterano eluncubró una maldición mientras su mano buscaba su espada y, dolorosamente, se daba la vuelta: Para su cerebro era obvio que estaba pasando.
La fantasia le distrajo lo suficiente como para que sus oidos no estuvieran tan alerta como le gustaria. Mientras, una ágil pero poderosa alimaña habia saltado dentro de la casa y, con insonorizadas garras se habia deslizado hacia su punto debil: La espalda.
Sus ojos captaron una brisna de pelaje. Un pelaje sucio, color cafe, con calvas, pulgas y muy maloliente. Un rugido lo precedió, mientras la criatura, que estaba a mitad del brinco alzaba sus garras.
No iba a llegar a tiempo.
Su cuerpo era tan lento.
Tan dolorosamente lento.
Iba a morir.
Iba a morir una muerte dolorosa e iba a ser devorado vivo.
Por un error.
Por ser demasiado lento.
Por aquella condenada ciudad.
Por aquella turba de locos que le habia hechado del torreón.
Maldito fuese todo.
Apenas habia empezado a revelar el metal de su arma cuando las poderosas garras se hicieron cuenta en su craneo y en su muñeca derecha. Y, fue entonces, cuando su sangre se derramó, que todo volvió a la velocidad normal.
Le fallaron las piernas y se vino al suelo en dos partes. Las garras con la fuerza y peso del animal se le clavaron hondo en la cabeza, pero no lograron atravesar el cráneo. Cortando su cara, pelo, cejo, pómulo y ojo derechos, se terminaron por deslizar hacia el mentón, pero quizás la sangre hizo que su filo se resbalase y terminó en la parte baja del carrillo.
Roaxen Tenvrai estaba separado. Habria quedado un resto de carne sin cortar de no ser que las endiabladas garras del animal cortasen como cuchillos de cocina. La mano del ulterano cayó a su lado, creando un sonido más ligero que el de su propio peso al chocar con el suelo. La mano derecha de Roaxen Tenvrai habia caido como papel ante la cuchilla y se encontraba a escasos centímetros de donde el.
La sangre manó como el aullido de dolor que profirió el capellán que no tuvo tiempo de aquejarse de dolores, pues la bestia estaba al ataque. Lanzando viciosas dentelladas, apenas le arranca la garganta de una. Su orgullo como xolnita le impedia caer tan facilmente y, colgado de adrenalina por el dolor, le lanzó una sorta de patadas al hocico que le sirvieron para alargar su vida unos momentos.
La bestia, inteligente, dejó de intentar morder la garganta y atrapó una pierna entre sus fauces. Otro aullido de dolor del ulterano pintó el aire cuando, como si fuera la parodia de un terrier con un roedor recien cazado, el monstruo sacudió al capellán por esta, clavandole los dientes hondamente hasta el hueso para finalmente lanzarle contra la pared, deshilachado y vulnerable, como una muñeca de trapo se tratase.
La mirada del capellán se nubló; tanto no podia hacer la adrenalina por el. Sangre, sal y lágrimas bañaban su cara. Mientras la bestia ensangrentada, se predaba y regodeaba por su debilitada presa, apunto de dar el golpe letal.
Roaxen Tenvrai no tenia fuerzas, así quedaba. Ahi terminaba su historia. Sin una mano, la mitad de la cabeza sangrando y una pierna hecha un estropicio, apenas se pudo dar cuenta de los quejidos de la casa a medida que la bestia se acercaba hasta que la casa, lentamente, comenzó a deslizarse hacia el vacio.
Abriendo su, ahora, único ojo sano, el capellán se dió cuenta de como moriria en verdad. Algo de suerte habria. Se llevaria a su ejecutor a la tumba consigo. Sonreiria si no estuviera tan fuera de si.
La bestia, aun inteligente, estaba cejada en conseguir la carne y ya se habia deleitado con la huesuda mano del xolnita a medio trote hacia el. Fue demasiado tarde, cuando la casa se volcó a un lado y se precipitó al vació con un estruendo y una nubareda de polvo increible, llevandose a predador y presa a lo más hondo de aquel acantilado.
Así fueron los últimos momentos de Roaxen Tenvrai. Asi es como vivió y así es como murió.
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tiene
Personajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Calles
15/09/15, 10:27 pm
Sekk no lograba dar con Roaxen y la oscuridad reinante no le ayudaba en nada. «¿Y si le ha pasado algo?» iba pensando el intara a medida que sus nervios iban en aumento, temiendose la peor situación posible cuanto más tiempo transcurría sin encontrar al xolnita. Había dejado de correr para no silenciar los posibles sonidos que produjera el capellán en su insensata huida, pero hasta el momento no había captado nada, lo que le hacía pensar que se había desviado de la ruta tomada por su compatriota. No era descabellado pensar que había oído el sonido del mecanismo del puente, por lo que conociéndole debía de haberse escabullido para no dejarse atrapar.
—Estúpido duque de la Nada —maldijo en voz baja, conteniéndose a duras penas para no gritar de frustración antes de desandar sus pasos con celeridad.
En los últimos minutos de persecución el rubio había ido a dar a un pequeño laberinto de callejuales en el que resultaba imposible seguir un rastro claro, por lo que se limitaba a avanzar por sencilla y pura intuición. Trataba de elegir el camino más despejado, el que no habría frenado la carrera del pelimorado provocando que los letarguinos le recortaran terreno, y cuando oyó un grito en las cercanías supo al mismo tiempo que había escogido bien y que se habían cumplido sus peores temores. Roaxen Tenvrai estaba en apuros.
—Mierda, mierda, ¡mierda! —maldiijo en voz alta, dejando de lado toda precaución y echando a correr en dirección a su compañero.
A medida que recortaba distancias el ulterano empezó a captar ruidos de refriega, pero cuando creía estar a punto de alcanzar el punto de origen una pared de piedra se alzó frente a él. Había ido a dar a un callejón sin salida. El muro tenía una altura de unos cinco metros, pero su superficie era irregular, así que Sekk no se lo pensó dos veces y saltó hacia el, asiéndose a los salientes de roca para alzarse a pulso. Estaba a punto de alcanzar la cima cuando un terrible temblor le hizo trastabillar, y habría caído a plomo al suelo si no hubiera estado rápido de reflejos. Sujeto apenas con la punta de los dedos el intara logró recuperarse y alcanzó la parte alta del muro, desde donde se dejó caer al otro lado con sumo cuidado para amortiguar la caída a duras penas.
La nube de polvo que se extendía por aquella calle apenas le permitía distinguir la escena, pero a medida que esta se iba asentando Sekk creyó entender el origen de aquel repentino temblor. Frente a él y cortando la calle se precipitaba un desnivel por el que presumiblemente se había deslizado una casa ruinosa, derrumbada después de que algo rompiera el precario equilibrio que había mantenido durante años. El intara se acercó al borde con urgencia, tratando de distinguir algo en aquel montón de escombros. Lo logró unos segundos después, cuando dió con la figura del capellán rodeado de rocas y trozo de madera astillada. El pelimorado parecía consciente, pero estaba cubierto de sangre y sus movimientos eran muy débiles.
—¡Roaxen! —le llamó el intara con fuerza, dejando de lado el protocolo por una vez y buscando con la mirada una ruta segura para descender. Un movimiento entre los ruinas del edificio llamó su atención por el rabillo del ojo, y al procesar que lo que fuera que había atacado al xolnita no había perecido en el desprendimiento su búsqueda se hizo más frenética—. ¡Aguanta, voy en tu ayuda!
—Estúpido duque de la Nada —maldijo en voz baja, conteniéndose a duras penas para no gritar de frustración antes de desandar sus pasos con celeridad.
En los últimos minutos de persecución el rubio había ido a dar a un pequeño laberinto de callejuales en el que resultaba imposible seguir un rastro claro, por lo que se limitaba a avanzar por sencilla y pura intuición. Trataba de elegir el camino más despejado, el que no habría frenado la carrera del pelimorado provocando que los letarguinos le recortaran terreno, y cuando oyó un grito en las cercanías supo al mismo tiempo que había escogido bien y que se habían cumplido sus peores temores. Roaxen Tenvrai estaba en apuros.
—Mierda, mierda, ¡mierda! —maldiijo en voz alta, dejando de lado toda precaución y echando a correr en dirección a su compañero.
A medida que recortaba distancias el ulterano empezó a captar ruidos de refriega, pero cuando creía estar a punto de alcanzar el punto de origen una pared de piedra se alzó frente a él. Había ido a dar a un callejón sin salida. El muro tenía una altura de unos cinco metros, pero su superficie era irregular, así que Sekk no se lo pensó dos veces y saltó hacia el, asiéndose a los salientes de roca para alzarse a pulso. Estaba a punto de alcanzar la cima cuando un terrible temblor le hizo trastabillar, y habría caído a plomo al suelo si no hubiera estado rápido de reflejos. Sujeto apenas con la punta de los dedos el intara logró recuperarse y alcanzó la parte alta del muro, desde donde se dejó caer al otro lado con sumo cuidado para amortiguar la caída a duras penas.
La nube de polvo que se extendía por aquella calle apenas le permitía distinguir la escena, pero a medida que esta se iba asentando Sekk creyó entender el origen de aquel repentino temblor. Frente a él y cortando la calle se precipitaba un desnivel por el que presumiblemente se había deslizado una casa ruinosa, derrumbada después de que algo rompiera el precario equilibrio que había mantenido durante años. El intara se acercó al borde con urgencia, tratando de distinguir algo en aquel montón de escombros. Lo logró unos segundos después, cuando dió con la figura del capellán rodeado de rocas y trozo de madera astillada. El pelimorado parecía consciente, pero estaba cubierto de sangre y sus movimientos eran muy débiles.
—¡Roaxen! —le llamó el intara con fuerza, dejando de lado el protocolo por una vez y buscando con la mirada una ruta segura para descender. Un movimiento entre los ruinas del edificio llamó su atención por el rabillo del ojo, y al procesar que lo que fuera que había atacado al xolnita no había perecido en el desprendimiento su búsqueda se hizo más frenética—. ¡Aguanta, voy en tu ayuda!
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Calles
15/09/15, 11:42 pm
Rasqa había despegado de la almenara en cuanto vio a Kimbra salir escopetada del torreón y no espero al resto. Que no tardarían en alcanzarles equipados con antorchas. El parqio sobrevolaba sus cabezas a no mucha altura y con los sentidos puestos en el terreno. Rocavarancolia de día era un lugar peligroso; pero de noche sin más luz que la de una estrella diminuta y pequeños murciélagos de fuego, le parecía de alguna manera sádica. El parqio se sentía estúpido por lo que estaban haciendo, eran carnada para cualquier criatura nocturna y las luces que cargaban para poder ver eran un aviso a gritos de dónde se encontraban.
El parqio estaba cabreado y si no hubiera prometido nada, matar a Roaxen con sus propias fauces le haría feliz en el futuro. <<¿Por qué la gente lo aprecia y se empeña en protegerle? No es más que un idiota desquiciado>>. Se quejó mentalmente <<¿Es que nadie más se ha dado cuenta?>>. Lo único por lo que podía agradecer al ulterano era el concederles esta nueva experiencia.
Mientras escudriñaba las sombras en busca de un bulto morado, un fuerte estruendo asustó a Rasqa, que se giró a tiempo para ver cómo el polvo se levantaba al fondo. Sus pulsaciones se vinieron arriba con el pequeño susto y Rasqa agitó la cola casi sin darse cuenta, emocionado.
—PFff... —se carcajeó sin miramientos—. Seguro que ha sido él, ¡os guío!
Rasqa había necesitado un mes para recuperarse del miedo a convivir con alguien que lo trataba como a una alimaña y probablemente lo quería matar. Lo había superado, había crecido y ahora se reía del parqio de hace unos meses. <<Debería temerme él a mí>>. Pensó mientras aceleraba el vuelo en dirección al desastre del ulterano. Solo una cosa le apetecía casi tanto como ver cómo el patético de Roaxen sufría un accidente y no echar una mano: ayudarle para ver con qué cara vivía sabiendo que le habían salvado los asquerosos seres que tanto odiaba.
El parqio estaba cabreado y si no hubiera prometido nada, matar a Roaxen con sus propias fauces le haría feliz en el futuro. <<¿Por qué la gente lo aprecia y se empeña en protegerle? No es más que un idiota desquiciado>>. Se quejó mentalmente <<¿Es que nadie más se ha dado cuenta?>>. Lo único por lo que podía agradecer al ulterano era el concederles esta nueva experiencia.
Mientras escudriñaba las sombras en busca de un bulto morado, un fuerte estruendo asustó a Rasqa, que se giró a tiempo para ver cómo el polvo se levantaba al fondo. Sus pulsaciones se vinieron arriba con el pequeño susto y Rasqa agitó la cola casi sin darse cuenta, emocionado.
—PFff... —se carcajeó sin miramientos—. Seguro que ha sido él, ¡os guío!
Rasqa había necesitado un mes para recuperarse del miedo a convivir con alguien que lo trataba como a una alimaña y probablemente lo quería matar. Lo había superado, había crecido y ahora se reía del parqio de hace unos meses. <<Debería temerme él a mí>>. Pensó mientras aceleraba el vuelo en dirección al desastre del ulterano. Solo una cosa le apetecía casi tanto como ver cómo el patético de Roaxen sufría un accidente y no echar una mano: ayudarle para ver con qué cara vivía sabiendo que le habían salvado los asquerosos seres que tanto odiaba.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Calles
16/09/15, 12:48 am
Varsai vio salir a Kimbra por la puerta del torreón y no se preocupó, de todos los del torreón ella era la más adecuada para sobrevivir en la ciudad por sí misma. Y además no iba a estar sola mucho tiempo porque en cuanto Irianna se unió a ellos en el salón Varsai salió disparada por la puerta como alma que lleva el diablo.
Cargó el arco con una flecha y sujetó ambas cosas con una mano mientras en la otra llevaba una antorcha. Si algo surgía de la oscuridad la niña confiaba en la agilidad que tenía de los entrenamientos con el ulterano para poder esquivar el envite, arrojar la antorcha al suelo y disparar una flecha.
La niña era un conjunto de emociones, estaba preocupada por Sekkeh, y aunque no lo iba a admitir también por Roaxen, tenía miedo por si le pasaba algo a cualquiera de sus compañeros, estaba enfadada con Roaxen por la locura que acababa de hacer. Si conseguían volver todos vivos le iba a dar un abrazo y un patada donde más doliese, no necesariamente en ese orden.
No tardó en alcanzar a Kimbra y cuando miró al cielo le reconfortó ver la sombra de Rasqa sobre ellos. Varsai ya estaba sin aliento pero en ningún momento pensaba aminorar el paso. Ya tendría tiempo de descansar cuando estuviesen seguros entre los muros del torreón.
Seguía a sus compañeros cuando oyó un estruendo en la lejanía. Se puso tras Kimbra en dirección al fuerte ruido rogando a los espíritus que los dos estuviesen bien.
Cargó el arco con una flecha y sujetó ambas cosas con una mano mientras en la otra llevaba una antorcha. Si algo surgía de la oscuridad la niña confiaba en la agilidad que tenía de los entrenamientos con el ulterano para poder esquivar el envite, arrojar la antorcha al suelo y disparar una flecha.
La niña era un conjunto de emociones, estaba preocupada por Sekkeh, y aunque no lo iba a admitir también por Roaxen, tenía miedo por si le pasaba algo a cualquiera de sus compañeros, estaba enfadada con Roaxen por la locura que acababa de hacer. Si conseguían volver todos vivos le iba a dar un abrazo y un patada donde más doliese, no necesariamente en ese orden.
No tardó en alcanzar a Kimbra y cuando miró al cielo le reconfortó ver la sombra de Rasqa sobre ellos. Varsai ya estaba sin aliento pero en ningún momento pensaba aminorar el paso. Ya tendría tiempo de descansar cuando estuviesen seguros entre los muros del torreón.
Seguía a sus compañeros cuando oyó un estruendo en la lejanía. Se puso tras Kimbra en dirección al fuerte ruido rogando a los espíritus que los dos estuviesen bien.
Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Calles
16/09/15, 03:57 am
Seguía a Kimbra a paso ligero llevando una de la antorchas en su mano derecha. Conocía hechizos que podrían servir para ayudarles a disponer de mayor iluminación, pero algo decía a Irianna que debía ahorrar cada gota de magia y reservársela por si sucedía lo peor. A fin de cuentas había altas posibilidades de que algo les saliese al paso debido a la luz de las antorchas o al ruido que previsiblemente harían. La hija de lunas se movía rápido, pero por suerte la idrina había adquirido mejor forma física en los últimos meses de la que había tenido nunca y, tal vez solo por eso o también por la adrenalina, era capaz de seguir su ritmo sin dar muestras de cansancio.
Nerviosa, sopesaba dejar de lado la precaución de no elevar la voz y preguntarle a Rasqa si veía algo –a pesar de que sabía que el parqio les avisaría si así era- cuando oyeron el estruendo. La carcajada del reptil le desagradó, pero ni era el momento para detenerse en dar lecciones de moral ni creía que realmente hubiese derecho a hacerlo teniendo en cuenta lo que el xolnita había llegado a hacer en el pasado y que, muy probablemente, de invertirse los papeles el citado imbécil no movería un dedo por ayudarlos. Por eso lo que le dijo a Rasqa fue algo muy diferente.
—¿Puedes distinguir qué ha producido el estruendo desde ahí?
Quería llegar al lugar todo lo prevenida que pudiese.
Nerviosa, sopesaba dejar de lado la precaución de no elevar la voz y preguntarle a Rasqa si veía algo –a pesar de que sabía que el parqio les avisaría si así era- cuando oyeron el estruendo. La carcajada del reptil le desagradó, pero ni era el momento para detenerse en dar lecciones de moral ni creía que realmente hubiese derecho a hacerlo teniendo en cuenta lo que el xolnita había llegado a hacer en el pasado y que, muy probablemente, de invertirse los papeles el citado imbécil no movería un dedo por ayudarlos. Por eso lo que le dijo a Rasqa fue algo muy diferente.
—¿Puedes distinguir qué ha producido el estruendo desde ahí?
Quería llegar al lugar todo lo prevenida que pudiese.
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientaciónPersonajes :
● Wednesday: Vouivre humana británica.
● Karime: Licántropa loba libense de la capital.
● Kimbra: Demonio rakshasa krabelinense Hija de Lunas engendro.
● Irenneil: Brujo de la cera aurva sinhadre.
● Edén Damkinea: Atlante daeliciano de la Ciudad del Norte.
● Szczenyak//Colmillo: vittya zawodny nómada.
Unidades mágicas : 5/5
Heridas/enfermedades :
● Ka: Le falta el ojo izquierdo.
● Colmillo: Tiene partido el colmillo derecho.
Síntomas : Gusto por dibujar trazos sin ton ni son cuando vacía la mente.
Armas :
● Wen: Guadaña doble y arco.
● Ka: Espadas gemelas, arco y dardos.
● Kim: Arco, machetes y dagas.
● Neil: Cuchara de madera y cera.
● Edén: Magia y sonrisas amables.
● Colmillo: inutilidad.
Humor : Absurdo
Re: Calles
16/09/15, 12:24 pm
Kimbra sabía que, ciertamente, aquella no era la situación idónea para salir en busca de los compañeros extraviados. La ciudad ya era peligrosa por el día y la noche aventajaba a los depredadores. La krabelinense tan sólo esperaba poder concluir aquella salida cuanto antes.
Kimbra intentó guiarse por su oído y su olfato, ya que la vista no podría hacer otra cosa que engañarla en dicha situación, pero la noche sólo se traía silencio pacíficamente engañoso y aroma a carroña. No había que ser especialmente diestro para deducir que aquello no auguraba nada agradable.
Kimbra giró la cabeza rápidamente al percibir el estruendo ocasionado, seguramente, por algún accidente sufrido por uno de los ulteranos y cambió la dirección de sus pasos apresuradamente. Sin perder a Rasqa de su cambio visual y manteniendo sus sentidos agudizados, cargó su arco provisoriamente.
"Rocavarancolia es una ciudad llena de misterios y sorpresas, como un acertijo complicado y excitante."
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Calles
16/09/15, 05:35 pm
Con los nervios a flor de piel contemplo como el resto de compañeros bajan abrumados por la urgencia de la situación, salimos hacia la oscuridad de la noche tras Kimbra que al momento se pone en la cabeza, yo soy una de las que lleva antorchas y aunque no me parece seguro tener que portar una señal intermitente donde dice >>Aquí comida<< lo hago por el mero hecho de encontrar al intara lo antes posible, sin algo de luz podemos caernos de bruces al correr, merece la pena correr el riesgo.
Me mantengo pegada a la hija de lunas, siguiendo su ritmo como puedo con un ligero dolor de flatos sumado al de la mano, el problema no era por falta de velocidad, yo misma me creo capaz de superar a Kimbra en rapidez, de hecho solo voy detrás de ella porque sé que hacerlo delante sería un suicidio, el problema es sin duda falta de resistencia, y eso viene de ahora, de no entrenar todas las mañanas y estar oxidada, es en momentos como este es cuando te replanteas que tendrías que haber seguido con mi formación diaria, pero al haber cambiado de hábito debido al peligro de la ciudad me he quedado atascada, y ahora es cuando me voy más a la zaga del grupo, casi atrás del todo, aprovechando para guardar la cola de posibles peligros, mientras seguimos avanzando por calles y calles prácticamente a ciegas escudriño con la mirada cada callejón y ventanas por las que es el xolnita se haya podido introducir y con él también Sekk. >>Dios mío, si la vida de nuestro amigo va a depender de algo que sea de velocidad, ahí puedo llegar pero como tengamos que continuar mucho más de esta forma...<<.
Cuando suena el estruendo paro a resoplar en seco y me quedo inmóvil, con el corazón palpitando fuertemente con la fuerza de un caballo al galopar en el pecho, ya no solo por el ejercicio físico sino por miedo y frustración, y por rabia, también es debido a eso.
-¿Quién ha hecho ese ruido?- pregunto mientras observo al parquio volar, vigilante.- no tiene muy buena pinta.
>>¿Nos estamos lanzando al peligro? ¿Y si ambos ulteranos se han ido por otra ruta diferente y aquel estruendo no es más que una trampa o algún ser extraño? ¿Cómo podemos saberlo sin morir en el intento o encontrarnos con el alivio de ver a alguno de los dos?.<<
Muchas dudas que aparecen en mal momento, pero me armo de valor y saco las dagas atenta al peligro, no puedo permitir que ninguno de mis compañeros muera hoy, ni hablar, así que con una nueva coraza de fuerza y energía sigo a la hija de lunas y a Rasqa hacia el origen del sonido.
Me mantengo pegada a la hija de lunas, siguiendo su ritmo como puedo con un ligero dolor de flatos sumado al de la mano, el problema no era por falta de velocidad, yo misma me creo capaz de superar a Kimbra en rapidez, de hecho solo voy detrás de ella porque sé que hacerlo delante sería un suicidio, el problema es sin duda falta de resistencia, y eso viene de ahora, de no entrenar todas las mañanas y estar oxidada, es en momentos como este es cuando te replanteas que tendrías que haber seguido con mi formación diaria, pero al haber cambiado de hábito debido al peligro de la ciudad me he quedado atascada, y ahora es cuando me voy más a la zaga del grupo, casi atrás del todo, aprovechando para guardar la cola de posibles peligros, mientras seguimos avanzando por calles y calles prácticamente a ciegas escudriño con la mirada cada callejón y ventanas por las que es el xolnita se haya podido introducir y con él también Sekk. >>Dios mío, si la vida de nuestro amigo va a depender de algo que sea de velocidad, ahí puedo llegar pero como tengamos que continuar mucho más de esta forma...<<.
Cuando suena el estruendo paro a resoplar en seco y me quedo inmóvil, con el corazón palpitando fuertemente con la fuerza de un caballo al galopar en el pecho, ya no solo por el ejercicio físico sino por miedo y frustración, y por rabia, también es debido a eso.
-¿Quién ha hecho ese ruido?- pregunto mientras observo al parquio volar, vigilante.- no tiene muy buena pinta.
>>¿Nos estamos lanzando al peligro? ¿Y si ambos ulteranos se han ido por otra ruta diferente y aquel estruendo no es más que una trampa o algún ser extraño? ¿Cómo podemos saberlo sin morir en el intento o encontrarnos con el alivio de ver a alguno de los dos?.<<
Muchas dudas que aparecen en mal momento, pero me armo de valor y saco las dagas atenta al peligro, no puedo permitir que ninguno de mis compañeros muera hoy, ni hablar, así que con una nueva coraza de fuerza y energía sigo a la hija de lunas y a Rasqa hacia el origen del sonido.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- Seth
Ficha de cosechado
Nombre: Connor
Especie: Humano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad, rapidez mentalPersonajes :
● Devoss: Humano (Países Bajos) Licántropo Tigre
● Maila: Humana (Hawaii) Bruja de la Arena
●Connor: Humano (Canadá)
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Sufre episodios de insomnio. Tendrá episodios de vértigo postural, más frecuentes al levantarse tras dormir, que pueden durar desde minutos a varias horas.
Re: Calles
16/09/15, 06:48 pm
Los intentamos encontrar a los dos, pero por mi cuerpo corre la sensación de que será bastante difícil. Vamos recorriendo de noche las calles de una ciudad que nos quiere muerta... ¿Por qué? Porque al estúpido de Roaxen se le ha ocurrido la maravillosa idea de salir del torreón. No quiero arriesgar mi vida por el capellán pero Sekk está implicado. Así que por eso los acompaño, totalmente enfadado y vigilando las sombras.
Somos como el cebo que utilizan los pescadores, solo falta el pescado (monstruo) que nos devore. Si Rocavarancolia tuviera boca ahora mismo estaría sonriendo, estamos seguros en Letargo y sólo nos exponemos para buscar comida o explorar. Hemos salido de la madriguera y el lobo acecha, el error está en que hemos salido en mal momento, en la noche. Dónde las alimañas están en más albedrío, cuando ellas nos ven antes y nosotros después. Estoy seguro de que alguna nos debe estar vigilando, esto está plagado de horrores y es imposible que aún pasemos desapercibidos. Y menos con las antorchas que portan algunos de mis compañeros, aunque se que es fundamental llevarlas.
Estoy situado en el grueso del grupo, ni adelante ni detrás, por lo que parece que estoy protegido, pero a la hora de la verdad se que no servirá de nada. Escuchamos un estruendo y miro en la dirección en la que parece haber provenido. No debe de estar muy lejos. Sigo a mis compañeros, con Kimbra en cabeza y Rasqa volando.
<<La suerte está echada...>>
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido MusicalPersonajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Calles
16/09/15, 08:12 pm
???
Nacido de huesos rotos, polvo, ceniza y sangre, el ulterano salió a superficie de los escombros boqueando por aire fresco. La garganta se le secó al instante cuando inhaló la polvareda en el aire. Pero daba igual. Necesitaba el óxigeno desesperadamente. Su cuerpo se retorcia de dolor, pero su mente estaba fuera de si por la perdida de sangre. Se sentia debil, muy debil. A los hombros parecian que le habian colgado kilos a ambos lados y apenas podia incorprorarse. Jadeaba, más polvo entrandole.
¿Habia sobrevivido? Se preguntó.
La respuesta corta era si. La larga era que, a los segundos su primer pensamiento seria no y de ahí en adelante esa seria la verdad: Roaxen Tenvrai habia muerto entre los escombros.
Abrió su único ojo, que tambien se secó rápidamente. Se fijó que apenas podia percibir su ambiente: la bestia habia destrozado sus gafas con su cara y estaba seguro que habia más cosas rotas.
Las gotas de sangre pendian a un lado de la cabeza y la cara, la mitad inmaculada, la otra mitad parecia que habia tenido una sesión ardiente con una trituradora. Casi en una parodia de un parto real, el nuevo ulterano estuvo apunto de llorar, por dolor, por cansancio, por confusion.
Se encontraba enterrado de cadera para abajo en escombros y juraria que se habia torcido un hombro y quebrado unas costillas con la caida, así como menores cortes y contusiones. No sentia la pierna izquierda. Ni dolor ni control. No habia sensación alguna. Maldijo.
Lentamente, empezó a intentar retorcerse en vano, pues le fallaban las fuerzas y apenas se mantenia consciente por un hilo de terquedad de simplemente negarse a reconocer la derrota.
Su sable, aunque la vaina habia desaparecido, se mantenia sujeto por el cinto. Con su, ahora única mano, alcanzó el mango y lo extrajo lentamente. Con debilidad, lo clavó entre los escombros y con aun más esfuerzo logró sacarse hasta las rodillas de estos. Sudando, sangrando y muriendose, el neonato se tomó un descanso contra el pedrusco más cercano. Sus oidos, aun algo conmocionados, captaron una voz familiar.
-Sekkeh...-susurró en mitad de un jadeo, un fragmento de esperanza asomandose a su quebrado espíritu. Su corazón dió un vuelco amargo cuando recordó cuales eran las intenciones reales de aquellos con los que habia convivido. Desangrandose y cansado, el neonato no tenia las fuerzas para luchar ya más. Si iba a acabar con el, despues de todo, que así fuera. No estaba más que harto de aquello.
A medida que la humareda se despejaba, se escuchó un pequeño susurro. Piedrecitas, polvo fino y otros pequeños escombros apartandose. Otra cosa habia sobrevivido a la caida. Si acaso, aquella caida habia sido especialmente inepta a la hora de realizar el trabajo, pues solo habia matado a uno de los tres seres que estaban dentro cuando se desprendió la casa. Un roedor incandescente se podia adivinar entre dos planchas irregulares de escombros, ahora apagado y espachurrado.
La bestia emergió de entre los escombros y se sacudió, muy desorientada.
-No... no... ¡no!-gemia el ulterano, su voz tomada por la sequedad, el cansancio y la desesperación. Parecia que aquello no bastaba. La ciudad debia regodearse aun más en su desgracia cuando la bestia volvió en si al oler la cuantiosa sangre que empapaba al neonato.
Mostrando sus fauces en una moción lenta, la bestia se giro hacia el tullido y comenzo un trote debil, pero que aceleraba gradualmente.
Una vez más, el pavor inundó el corazón del neonato. Su mente de nuevo iba más rápida que su cuerpo. No tenia las fuerzas ni la velocidad para desenterrarse e intentar salir corriendo. No queria morir. Nunca lo habia hecho, pero aquello era demasiado. Pequeñas piedrecitas se deslizaban desde arriba. Mientras todo iba a cámara lenta, su mente viajaba a una velocidad increible. Se acordó que Sekkeh estaba bajando, con motivo de matarle, pero aquello no pareció importarle al neonato cuando su reacción ante acordarse de aquello le causó el pensamiento más estúpido que jamas habia cruzado su mente. Y tan estúpido que era.
Se consideraba a si mismo muerto, eso sin duda. Si no le acababa el monstruo, lo haria la turba, su desangramiento o a saber que otra cosa. Pero Sekkeh... el todavia tenia una oportunidad, su compatriota aún podría vivir. Si tan solo no bajaba.
Asesoró la situación. Tenia dos opciones:
A) Alertar a Sekkeh de la situación de una manera que entendiese que su destino estaba sellado y que no lograria sino matarse si bajaba.
B) De algún modo, acabar con la amenaza más abajo.
Roaxen Tenvrai se hubiera retorcido de humillación con que se hubiera dado por vencido su vida tan "fácilmente". Pero habia luchado. Vaya que si lo habia hecho. Pero ya su vida no importaba, habia otras prioridades en su mente.
Con la garganta tan seca y, calculando la velocidad de la criatura y el poco trecho que habia entre los escombros y su ejecutor, calculó que no habia metodo efectivo y preciso para cumplir la opción A). Solo quedaba la B). Imposible que pareciese, simplemente siguió con ella, pues se la habia planteado el mismo y, aunque moribundo y tullido,el seguia siendo un genio, asi que era infalible.
La imposibilidad desapareció a los tres segundos antes de que la criatura le alcanzase, al vislumbrar en su reducido campo visual las coseduras en sus párpados, lo cual le dió la mejor idea que podria haber engendrado.
Apurando hasta el último segundo, la última milesima para accionar la idea que le salvaria la vida: Una trampa, tan efectiva y letal cuando alzó el sable en el último segundo de la carrera de la bestia que, por falta de ojos, no lo vio venir a tiempo y cayó sobre su filo con la boca abierta, atravesandole el paladar, el cerebro y la quija gracias a la gran fuerza que su embestida habia causado, matandole en el instante.
Tanta fue la fuerza que el neonato se vió empujado fuera de su tumba de escombros y dió contra un duro murete, para caer al lado del peludo cadaver con una nueva herida: La muñeca torcida en un angulo aparentemente imposible.
Tosió un poco y escupio unas palabras llenas de arrogancia hacia el cadaver, mientras soltaba el sable aun clavado y se agarraba el muñón con su única mano.
-La fuerza... es igual a la masa por la aceleración, maldita bestia.-tosió de nuevo.
Poco sangrado habia que detener ahora, que la poca adrenalina que le quedaba abandonaba su cuerpo. Anemia, dolor y perdida de fuerzas alteraron su percepción del tiempo y apenas se dió cuenta que Sekkeh ya habia alcanzado el fondo. Se alteró un instante, tranquilizandose finalmente al mirar al cadaver a su lado.
Definitivamente no iba a poder huir. Su pierna izquierda no respondia.
Pero su actitud cambió a su sorpresa cuando Sekkeh se acercó a el. Puede que sus intenciones fueran lo opuesto a lo que se imaginaba el xolnita, pero el neonato todavia tenia algunas malas costumbres de Roaxen Tenvrai. Al instante que invadió su espacio personal se sobresaltó y, con el gesto asustado y debil habló.
-No... me hagas daño...-gemia lastimosamente, como un niño pequeño.-No... me mates...-suplicaba en estado de shock mientras se achantaba en una especie de postura fetal contra los escombros.
Nacido de huesos rotos, polvo, ceniza y sangre, el ulterano salió a superficie de los escombros boqueando por aire fresco. La garganta se le secó al instante cuando inhaló la polvareda en el aire. Pero daba igual. Necesitaba el óxigeno desesperadamente. Su cuerpo se retorcia de dolor, pero su mente estaba fuera de si por la perdida de sangre. Se sentia debil, muy debil. A los hombros parecian que le habian colgado kilos a ambos lados y apenas podia incorprorarse. Jadeaba, más polvo entrandole.
¿Habia sobrevivido? Se preguntó.
La respuesta corta era si. La larga era que, a los segundos su primer pensamiento seria no y de ahí en adelante esa seria la verdad: Roaxen Tenvrai habia muerto entre los escombros.
Abrió su único ojo, que tambien se secó rápidamente. Se fijó que apenas podia percibir su ambiente: la bestia habia destrozado sus gafas con su cara y estaba seguro que habia más cosas rotas.
Las gotas de sangre pendian a un lado de la cabeza y la cara, la mitad inmaculada, la otra mitad parecia que habia tenido una sesión ardiente con una trituradora. Casi en una parodia de un parto real, el nuevo ulterano estuvo apunto de llorar, por dolor, por cansancio, por confusion.
Se encontraba enterrado de cadera para abajo en escombros y juraria que se habia torcido un hombro y quebrado unas costillas con la caida, así como menores cortes y contusiones. No sentia la pierna izquierda. Ni dolor ni control. No habia sensación alguna. Maldijo.
Lentamente, empezó a intentar retorcerse en vano, pues le fallaban las fuerzas y apenas se mantenia consciente por un hilo de terquedad de simplemente negarse a reconocer la derrota.
Su sable, aunque la vaina habia desaparecido, se mantenia sujeto por el cinto. Con su, ahora única mano, alcanzó el mango y lo extrajo lentamente. Con debilidad, lo clavó entre los escombros y con aun más esfuerzo logró sacarse hasta las rodillas de estos. Sudando, sangrando y muriendose, el neonato se tomó un descanso contra el pedrusco más cercano. Sus oidos, aun algo conmocionados, captaron una voz familiar.
-Sekkeh...-susurró en mitad de un jadeo, un fragmento de esperanza asomandose a su quebrado espíritu. Su corazón dió un vuelco amargo cuando recordó cuales eran las intenciones reales de aquellos con los que habia convivido. Desangrandose y cansado, el neonato no tenia las fuerzas para luchar ya más. Si iba a acabar con el, despues de todo, que así fuera. No estaba más que harto de aquello.
A medida que la humareda se despejaba, se escuchó un pequeño susurro. Piedrecitas, polvo fino y otros pequeños escombros apartandose. Otra cosa habia sobrevivido a la caida. Si acaso, aquella caida habia sido especialmente inepta a la hora de realizar el trabajo, pues solo habia matado a uno de los tres seres que estaban dentro cuando se desprendió la casa. Un roedor incandescente se podia adivinar entre dos planchas irregulares de escombros, ahora apagado y espachurrado.
La bestia emergió de entre los escombros y se sacudió, muy desorientada.
-No... no... ¡no!-gemia el ulterano, su voz tomada por la sequedad, el cansancio y la desesperación. Parecia que aquello no bastaba. La ciudad debia regodearse aun más en su desgracia cuando la bestia volvió en si al oler la cuantiosa sangre que empapaba al neonato.
Mostrando sus fauces en una moción lenta, la bestia se giro hacia el tullido y comenzo un trote debil, pero que aceleraba gradualmente.
Una vez más, el pavor inundó el corazón del neonato. Su mente de nuevo iba más rápida que su cuerpo. No tenia las fuerzas ni la velocidad para desenterrarse e intentar salir corriendo. No queria morir. Nunca lo habia hecho, pero aquello era demasiado. Pequeñas piedrecitas se deslizaban desde arriba. Mientras todo iba a cámara lenta, su mente viajaba a una velocidad increible. Se acordó que Sekkeh estaba bajando, con motivo de matarle, pero aquello no pareció importarle al neonato cuando su reacción ante acordarse de aquello le causó el pensamiento más estúpido que jamas habia cruzado su mente. Y tan estúpido que era.
Se consideraba a si mismo muerto, eso sin duda. Si no le acababa el monstruo, lo haria la turba, su desangramiento o a saber que otra cosa. Pero Sekkeh... el todavia tenia una oportunidad, su compatriota aún podría vivir. Si tan solo no bajaba.
Asesoró la situación. Tenia dos opciones:
A) Alertar a Sekkeh de la situación de una manera que entendiese que su destino estaba sellado y que no lograria sino matarse si bajaba.
B) De algún modo, acabar con la amenaza más abajo.
Roaxen Tenvrai se hubiera retorcido de humillación con que se hubiera dado por vencido su vida tan "fácilmente". Pero habia luchado. Vaya que si lo habia hecho. Pero ya su vida no importaba, habia otras prioridades en su mente.
Con la garganta tan seca y, calculando la velocidad de la criatura y el poco trecho que habia entre los escombros y su ejecutor, calculó que no habia metodo efectivo y preciso para cumplir la opción A). Solo quedaba la B). Imposible que pareciese, simplemente siguió con ella, pues se la habia planteado el mismo y, aunque moribundo y tullido,el seguia siendo un genio, asi que era infalible.
La imposibilidad desapareció a los tres segundos antes de que la criatura le alcanzase, al vislumbrar en su reducido campo visual las coseduras en sus párpados, lo cual le dió la mejor idea que podria haber engendrado.
Apurando hasta el último segundo, la última milesima para accionar la idea que le salvaria la vida: Una trampa, tan efectiva y letal cuando alzó el sable en el último segundo de la carrera de la bestia que, por falta de ojos, no lo vio venir a tiempo y cayó sobre su filo con la boca abierta, atravesandole el paladar, el cerebro y la quija gracias a la gran fuerza que su embestida habia causado, matandole en el instante.
Tanta fue la fuerza que el neonato se vió empujado fuera de su tumba de escombros y dió contra un duro murete, para caer al lado del peludo cadaver con una nueva herida: La muñeca torcida en un angulo aparentemente imposible.
Tosió un poco y escupio unas palabras llenas de arrogancia hacia el cadaver, mientras soltaba el sable aun clavado y se agarraba el muñón con su única mano.
-La fuerza... es igual a la masa por la aceleración, maldita bestia.-tosió de nuevo.
Poco sangrado habia que detener ahora, que la poca adrenalina que le quedaba abandonaba su cuerpo. Anemia, dolor y perdida de fuerzas alteraron su percepción del tiempo y apenas se dió cuenta que Sekkeh ya habia alcanzado el fondo. Se alteró un instante, tranquilizandose finalmente al mirar al cadaver a su lado.
Definitivamente no iba a poder huir. Su pierna izquierda no respondia.
Pero su actitud cambió a su sorpresa cuando Sekkeh se acercó a el. Puede que sus intenciones fueran lo opuesto a lo que se imaginaba el xolnita, pero el neonato todavia tenia algunas malas costumbres de Roaxen Tenvrai. Al instante que invadió su espacio personal se sobresaltó y, con el gesto asustado y debil habló.
-No... me hagas daño...-gemia lastimosamente, como un niño pequeño.-No... me mates...-suplicaba en estado de shock mientras se achantaba en una especie de postura fetal contra los escombros.
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Calles
16/09/15, 09:21 pm
Sekk empezó a descender por el terraplén de forma apresurada, pero la tierra suelta dificultaba su avance, y tuvo que asistir impotente al ataque de la bestia contra su compatriota.
—Maldita sea, maldita sea —maldecía una y otra vez, tratando de no romperse la crisma en su descenso. Se habría detenido para acribillar a la criatura con sus flechas, pero el blanco no estaba claro y no podía arriesgarse a ensartar al xolnita. Por suerte el susodicho no se había quedado quieto y se había puesto en pie a duras penas, desenvainando su sable para defenderse. Quizás no estaba todo perdido.
El choque del capellán y el monstruo retumbó por toda la hondonada, pero el intara había adivinado las intenciones de su compañero observando su postura, y cuando la criatura se derrumbó con la cabeza atravesada el rubio esbozó una amplia sonrisa, sonrisa que no tardó en morir cuando alcanzó al pelimorado. Su estado era lamentable y estaba cubierto de sangre, pero lo peor es que se puso a suplicar que no le matara cuando se acercó a atenderle.
—Deja de decir estupideces, Roaxen, no he venido a hacerte daño —aclaró, evaluando los daños con gesto preocupado antes de descolgarse el petate del hombro. Sekk no disponía de magia para cerrar aquellas heridas, pero sus compañeros llegarían pronto y él tenía que ser capaz de estabilizar al capellán hasta dicho momento—. Cierra el pico y guarda tus fuerzas, ¿entendido? —inquirió, tratando de no quedar aturdido frente a la gravedad de su estado.
Roaxen se había quedado manco y tuerto, y era muy posible que su pierna no volviera a funcionar correctamente, pero debía detener sus hemorragias. Ya habría tiempo más tarde para lamentaciones, lo importante ahora era mantenerlo con vida.
Sekk trabajó en silencio, de forma metódica, tapando las heridas abiertas con vendas improvisadas a partir de su camiseta y aplicándole dos torniquetes en la pierna y en el brazo con su cinturón y el del propio xolnita.
—¿En qué estabas pensando? —gruño el intara, sentándose sobre sus talones cuando concluyó los remiendos improvisados sobre el capellán. No tardaría en oír a sus compañeros en lo alto de la pendiente, pero permanecería junto a Roaxen hasta que los dotados de magia los alcanzaran—. Podrías haber muerto, idiota—masculló con el ceño fruncido. Había desenvainado su sable y se mantenía alerta por si algo decidía acercarse a ver si podía comer algo.
—Maldita sea, maldita sea —maldecía una y otra vez, tratando de no romperse la crisma en su descenso. Se habría detenido para acribillar a la criatura con sus flechas, pero el blanco no estaba claro y no podía arriesgarse a ensartar al xolnita. Por suerte el susodicho no se había quedado quieto y se había puesto en pie a duras penas, desenvainando su sable para defenderse. Quizás no estaba todo perdido.
El choque del capellán y el monstruo retumbó por toda la hondonada, pero el intara había adivinado las intenciones de su compañero observando su postura, y cuando la criatura se derrumbó con la cabeza atravesada el rubio esbozó una amplia sonrisa, sonrisa que no tardó en morir cuando alcanzó al pelimorado. Su estado era lamentable y estaba cubierto de sangre, pero lo peor es que se puso a suplicar que no le matara cuando se acercó a atenderle.
—Deja de decir estupideces, Roaxen, no he venido a hacerte daño —aclaró, evaluando los daños con gesto preocupado antes de descolgarse el petate del hombro. Sekk no disponía de magia para cerrar aquellas heridas, pero sus compañeros llegarían pronto y él tenía que ser capaz de estabilizar al capellán hasta dicho momento—. Cierra el pico y guarda tus fuerzas, ¿entendido? —inquirió, tratando de no quedar aturdido frente a la gravedad de su estado.
Roaxen se había quedado manco y tuerto, y era muy posible que su pierna no volviera a funcionar correctamente, pero debía detener sus hemorragias. Ya habría tiempo más tarde para lamentaciones, lo importante ahora era mantenerlo con vida.
Sekk trabajó en silencio, de forma metódica, tapando las heridas abiertas con vendas improvisadas a partir de su camiseta y aplicándole dos torniquetes en la pierna y en el brazo con su cinturón y el del propio xolnita.
—¿En qué estabas pensando? —gruño el intara, sentándose sobre sus talones cuando concluyó los remiendos improvisados sobre el capellán. No tardaría en oír a sus compañeros en lo alto de la pendiente, pero permanecería junto a Roaxen hasta que los dotados de magia los alcanzaran—. Podrías haber muerto, idiota—masculló con el ceño fruncido. Había desenvainado su sable y se mantenía alerta por si algo decidía acercarse a ver si podía comer algo.
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Personajes :
● Wednesday: Vouivre humana británica.
● Karime: Licántropa loba libense de la capital.
● Kimbra: Demonio rakshasa krabelinense Hija de Lunas engendro.
● Irenneil: Brujo de la cera aurva sinhadre.
● Edén Damkinea: Atlante daeliciano de la Ciudad del Norte.
● Szczenyak//Colmillo: vittya zawodny nómada.
Unidades mágicas : 5/5
Heridas/enfermedades :
● Ka: Le falta el ojo izquierdo.
● Colmillo: Tiene partido el colmillo derecho.
Síntomas : Gusto por dibujar trazos sin ton ni son cuando vacía la mente.
Armas :
● Wen: Guadaña doble y arco.
● Ka: Espadas gemelas, arco y dardos.
● Kim: Arco, machetes y dagas.
● Neil: Cuchara de madera y cera.
● Edén: Magia y sonrisas amables.
● Colmillo: inutilidad.
Humor : Absurdo
Re: Calles
16/09/15, 10:43 pm
Cuando el grupo encontró el lugar del accidente, Kimbra pudo percibir el nivel de gravedad del accidente. El estado de Roaxen era bastante grave y moverlo podría afectarle severamente, pero dado el lugar en el que se encontraban y la poca visibilidad, lo más conveniente para el grueso del grupo sería realizar una rápida retirada estratégica.
Kimbra evaluó rápidamente la situación mientras se acercaba al lugar donde Sekkeh atendía a Roaxen, centrándose más en el espacio en busca de cualquier peligro del que todavía no se hubieran percatado.
- Dada la situación es preciso efectuar una rápida retirada- informó la krabelinense sin apartar la vista de los posibles lugares de entrada-. Sekkeh, Devoss, cargad con el herido, evitad los movimientos bruscos. Ruth, encárgate de proteger el flanco izquierdo, Varsai, tu posición es el flanco derecho. Permaneced atentas a cualquier sonido o movimiento fuera de lo normal. Irianna, abre la marcha con el arco en ristre. Rasqa, se requiere de tu habilidad para controlar el perímetro desde una posición elevada. Yo me encargaré de cubrir la retaguardia. No disponemos de mucho tiempo así que os requeriría que acelerarais vuestra capacidad de reacción y movimientos.
La krabelinense no se detuvo a comprobar la efectividad de sus órdenes y se acercó a la bestia cuya cabeza estaba ensartada en lo que parecía el sable de Roaxen. Con movimientos rápidos, deslizó el sable fuera de su posición y ejecutó varios cortes profundos en el monstruo, con la intención de que este se desangrara a mayor velocidad.
- Debemos dejar el lugar cuanto antes. El olor de la sangre de esta bestia tiene mayor intensidad que el de las heridas de Roaxen Tenvrai, por lo que los depredadores de la zona deberían verse más atraídos por esta pieza que por nuestra carga, pero será mejor no comprobar si mi deducción es errada.
"Rocavarancolia es una ciudad llena de misterios y sorpresas, como un acertijo complicado y excitante."
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguasPersonajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Calles
16/09/15, 11:38 pm
El estruendo les había alertado de que algo había ido realmente mal, pero ni siquiera en sus pensamientos más pesimistas hubiera imaginado que, de encontrar al xolnita con vida, su estado pudiera siquiera acercarse a aquel que observó con horror desde lo alto del desnivel. Irianna siguió los pasos de Kimbra usando la antorcha para evitar tropezarse mientras descendía en dirección a los dos ulteranos, con la mente puesta únicamente en qué debía hacer a continuación. Apenas le dedicó una mirada al engendro muerto cerca de donde yacía el capellán, con un sable clavado que supuso que habría sido el suyo y sin apenas pensar en lo que hacía, le pasó la antorcha al siguiente que llegase tras ella.
—Alúmbrame, por favor, voy a intentar evitar que se desangre por el camino.
La hija de lunas había comenzado a organizar la marcha, pero la lacustre creía necesario aplicarle unos primeros auxilios a Roaxen.
—Espera, Kimbra, ha perdido demasiada sangre —le dijo mientras ya examinaba, con horror, las numerosas y terribles heridas que presentaba el xolnita.
Irianna tragó saliva y trató de hacer caso omiso a lo que se estaba revolviendo en su estómago a medida que se fijaba más y más en el estado del ulterano al arrodillarse cerca de él: había perdido una mano y su ojo parecía irrecuperable. El amasijo de sangre y carne desgarrada resultaba una visión sobrecogedora, y la idrina tuvo que inspirar hondo para tranquilizarse antes de comenzar a conjurar un hechizo de sanación superficial, colocando sus dedos a escasos centímetros sobre el muñón de Roaxen. La lacustre siguió entonando el hechizo para aplicarlo también a su ojo, desviándose de la zona sobre la que quería aplicarlo debido al nerviosismo, pero un chillido cerca del grupo la sobresaltó y provocó que se levantase torpemente.
Media docena de murciélagos flamígeros se habían visto atraídos hacia el lugar y se lanzaban en ristre contra los cosechados. Irianna dejó escapar un chillido de sorpresa cuando uno pasó volando muy cerca de su cabeza y fue entonces cuando decidió que era el momento de ponerse en marcha.
—¡Intentemos repelerlos sin gastar magia! —dijo mientras sacaba el arco y se colocaba en cabeza, tal y como la krabelinense había dicho—. Volvamos cuanto antes…
Disparó una flecha hacia un punto donde había más quirópteros congregados con la intención de dispersarlos y alejarlos de su posición. Comenzó a ascender por la rampa mirando hacia atrás constantemente sin poder evitarlo, con el corazón totalmente desbocado.
—Alúmbrame, por favor, voy a intentar evitar que se desangre por el camino.
La hija de lunas había comenzado a organizar la marcha, pero la lacustre creía necesario aplicarle unos primeros auxilios a Roaxen.
—Espera, Kimbra, ha perdido demasiada sangre —le dijo mientras ya examinaba, con horror, las numerosas y terribles heridas que presentaba el xolnita.
Irianna tragó saliva y trató de hacer caso omiso a lo que se estaba revolviendo en su estómago a medida que se fijaba más y más en el estado del ulterano al arrodillarse cerca de él: había perdido una mano y su ojo parecía irrecuperable. El amasijo de sangre y carne desgarrada resultaba una visión sobrecogedora, y la idrina tuvo que inspirar hondo para tranquilizarse antes de comenzar a conjurar un hechizo de sanación superficial, colocando sus dedos a escasos centímetros sobre el muñón de Roaxen. La lacustre siguió entonando el hechizo para aplicarlo también a su ojo, desviándose de la zona sobre la que quería aplicarlo debido al nerviosismo, pero un chillido cerca del grupo la sobresaltó y provocó que se levantase torpemente.
Media docena de murciélagos flamígeros se habían visto atraídos hacia el lugar y se lanzaban en ristre contra los cosechados. Irianna dejó escapar un chillido de sorpresa cuando uno pasó volando muy cerca de su cabeza y fue entonces cuando decidió que era el momento de ponerse en marcha.
—¡Intentemos repelerlos sin gastar magia! —dijo mientras sacaba el arco y se colocaba en cabeza, tal y como la krabelinense había dicho—. Volvamos cuanto antes…
Disparó una flecha hacia un punto donde había más quirópteros congregados con la intención de dispersarlos y alejarlos de su posición. Comenzó a ascender por la rampa mirando hacia atrás constantemente sin poder evitarlo, con el corazón totalmente desbocado.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Calles
17/09/15, 01:51 am
Rasqa descendió lo suficiente para contemplar el estado de Roaxen. El parqio estaba acostumbrado a ver animales en un estado peor que el del ulterano, estaba acostumbrado a provocar él ese aspecto y ni le asustó ni le obligó a contenerse el aliento. De hecho le faltó nada para soltar una carcajada agria al comprobar lo roto que estaba Roaxen. Se lo merecía. Se lo merecía por racista, por intentar matar Irianna y por todo el daño psicológico que había provocado con su miserable presencia en Letargo.
El parqio habría deseado estar en el lugar de la bestia durante el ataque al ulterano o incluso darle un final limpio después, pero vio a sus compañeros intentando curarle y decidió que no. ¿Qué gracia tendría que se muriera? Morir no era pagar suficiente por el daño, vivir como un desgraciado incapaz sí que lo sería. Y Rasqa se aseguraría de volar cerca de él para recordarle a quienes le debía esa vida insidiosa.
Alzó el vuelo ante la orden de Kimbra porque le pareció lo más lógico que podía hacer en aquel momento, no por Roaxen, sino por el resto de la manada, que si se merecía volver entera de vuelta a casa. Al ver los murciélagos más abajo, el parqio no necesitó orden nueva. Lanzó un rugido a pleno pulmón y descendió en picado. No eran los primeros murciélagos que cazaba, el parqio los había estudiado, por lo que tenía muy claro en qué momentos frenar y dar la dentellada.
Atrapó a uno de los murciélagos por la cabeza, cerrando los ojos para evitar deslumbrarse, y apretó con fuerza las mandíbulas. El fuego le había quemado superficialmente en el labio, pero el fuego de las alas se extinguió en cuanto los huesos del animal crujieron bajo su boca. Rasqa sintió la sangre deslizarse entre sus dientes y escupió el cadáver enseguida. <<Demasiado cocinado para mi gusto>>.
El parqio abrió los ojos al mismo tiempo que notaba varios golpes en el costado, acompañados de calor . Los murciélagos le placaban rápido y no llegaban a quemarle, pero la sensación era desagradable. Rasqa estaba siendo acosado por el resto de la pequeña bandada. El dragón dio un impulso para dejarles atrás y dar tiempo a sus compañeros para que hicieran algo antes de que se lanzara a por el segundo. Estaba disfrutando como un niño y no había alas de fuego que le frenaran.
Por fin había algo de emoción.
El parqio habría deseado estar en el lugar de la bestia durante el ataque al ulterano o incluso darle un final limpio después, pero vio a sus compañeros intentando curarle y decidió que no. ¿Qué gracia tendría que se muriera? Morir no era pagar suficiente por el daño, vivir como un desgraciado incapaz sí que lo sería. Y Rasqa se aseguraría de volar cerca de él para recordarle a quienes le debía esa vida insidiosa.
Alzó el vuelo ante la orden de Kimbra porque le pareció lo más lógico que podía hacer en aquel momento, no por Roaxen, sino por el resto de la manada, que si se merecía volver entera de vuelta a casa. Al ver los murciélagos más abajo, el parqio no necesitó orden nueva. Lanzó un rugido a pleno pulmón y descendió en picado. No eran los primeros murciélagos que cazaba, el parqio los había estudiado, por lo que tenía muy claro en qué momentos frenar y dar la dentellada.
Atrapó a uno de los murciélagos por la cabeza, cerrando los ojos para evitar deslumbrarse, y apretó con fuerza las mandíbulas. El fuego le había quemado superficialmente en el labio, pero el fuego de las alas se extinguió en cuanto los huesos del animal crujieron bajo su boca. Rasqa sintió la sangre deslizarse entre sus dientes y escupió el cadáver enseguida. <<Demasiado cocinado para mi gusto>>.
El parqio abrió los ojos al mismo tiempo que notaba varios golpes en el costado, acompañados de calor . Los murciélagos le placaban rápido y no llegaban a quemarle, pero la sensación era desagradable. Rasqa estaba siendo acosado por el resto de la pequeña bandada. El dragón dio un impulso para dejarles atrás y dar tiempo a sus compañeros para que hicieran algo antes de que se lanzara a por el segundo. Estaba disfrutando como un niño y no había alas de fuego que le frenaran.
Por fin había algo de emoción.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
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