- Administración
Ficha de cosechado
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Habilidades:
El nuevo señor de los asesinos
25/08/12, 05:31 pm
El consejo al completo aguardaba en la sala del trono, todos con expresiones de hastío o desagrado en sus rostros, salvo contadas excepciones. Incluso el rey había perdido su soberbia habitual, miraba con incomodidad la puerta principal.
De pronto, estas se abrieron de par en par, y una extravagante figura entró en la sala anunciándose con un aterrador saludo.
-¡¡¡Hola holitaaaa!!!
Don Siloco el Retorcido, último nigromante de Rocavarancolia, iba a ser nombrado Señor de los Asesinos. Iba vestido con sus mejores galas; túnicas de ricas telas, en tonos negros y violáceos, con cráneos y púas decorándolas. Le acompañaban una mole de carne pútrida, con una cadena alrededor del cuello que gruñía a todo aquel con el que se cruzaba y su apreciada aprendiz, Nihil, que le dedicó una inquietante sonrisa al monarca.
Libra había juntado las yemas de los dedos y no decía absolutamente nada. Sepalian, con la cara al descubierto, miraba al rey de reojo, como con precaución, y luego al nigromante. Garoni dirigía la vista al frente, pretendiendo ignorarlo. Dama Serena lo observaba con mirada calculadora. Doce Punto había cruzado los brazos y lo miraba con gesto de desaprobación. Cicatriz tenía una expresión tensa. Gahna lo contemplaba con cierto nerviosismo bien ocultado bajo una máscara de autosuficiencia. Silente tampoco dejaba ver nada. Dama Liviana olfateaba el aire, especialmente el que venía desde la súcubo de las pesadillas. Faadan y Biblios mantuvieron una actitud de normalidad.
Ninguno de los recién llegados eran bien recibidos o apreciados en la sala, pero debían respetar las leyes, y sin duda no había absolutamente nadie en toda la ciudad que hubiese arrancado más vidas que Siloco. Algunos ya habían tratado de aplazar su entrada dado que el Cáliz de Sangre había sido robado en la Batalla de Rocavarancolia.
-Bueno, pues ya que hemos acogido a nuestro Señor de los Asesinos, pasemos a hablar de las expediciones -intervino Sepalian Xila-. Los exploradores de los demiurgos ya han encontrado núcleos urbanos en el mundo de las algas (que sólo tiene uno muy grande), el de los seres pájaro migratorios y el contaminado (que también tiene sólo uno). Y además yo quiero investigar mejor cómo funciona eso del azúcar venenoso en...
-Aburriiiidooooo- se quejó Siloco mientras tomaba asiento.
Nihil le dio unas palmaditas para que se callase y Sepalian le dirigió una mirada reprobadora.
-El caso es que quiero investigar mejor cómo funciona el azúcar venenoso de Daelicia porque creo que podría ser muy interesante para otras cosas y si se...
-Si vais a ir de excursión científica, investigad cosas más útiles -cortó Faadan. Cicatriz asintió con aprobación.
Sepalian no cambió su semblante.
-Vale, está bien. Pero luego no pidáis milagros si se acaban.
-Yo ya cogí mis muestras de azúcar envenenado antes -se vanaglorió Dama Liviana-. Te las cambio por una manzana de Arfes.
Sepalian fingió no haberla oído.
-Hablemos de Varmania -intervino entonces Doce-. Sin duda, Asrena y Daelicia son fáciles pero no compensan, así que yo me uno a quienes están a favor de invadir Varmania.
-Vale -dijo Faadan-. Entonces ya hay mayoría. Sólo nos conviene entonces explorar los otros mundos vinculados para saber si son una amenaza. Y los únicos dos que son tecnológicos tienen tan sólo una ciudad. Los demás están bastante atrasados, así que no creo que tengamos que apresurarnos con ellos. Majestad, ¿qué opináis?
El rey hizo un gesto negligente con la mano.
-Me parece bien.
-Entonces, sólo falta decidir cómo tomar Varmania. Con tan sólo un nigromante, la guerra con muertos vivientes nos sirve de poco. Aun así, tendremos que tener a Don Siloco protegido. Hay muchos árboles sin flores en las zonas de los polos, así que habrá que destinar a Xila en el ecuador. No tenemos muchos más brujos ni especialistas, aparte del fuego fatuo que cosechó en Asrena, que tiene que darse prisa con su aprendizaje en guerra con muertos vivientes. Luego los demiurgos tendrán que tener cuidado porque los seres voladores no tienen tanta ventaja aquí. Y necesitamos otro escuadrón aparte del de la Sede que... por cierto, el ominario les avisó, ¿no?
-Sí -dijo Doce Punto-. Sentí cómo utilizaba la esfera cartográfica que construí.
- Oh, vamos ¿acaso no me conocéis?- protestó Siloco- Mis muertos pueden con esos gatitos, ¡¡yo solo puedo con los gatitos!!
-Queremos conquistar el mundo, maestro, no sepultarlo en cieno- apuntó Nihil
-Bueno... Le pondré un programa intensivo mi nuevo aprendiz. Es listo, no tardará en servir para la batalla...
-Bien, entonces queda decidido que los preparativos para la guerra tendrán que acelerarse -dijo Faadan en tono conciliador.
-¡Ahora los cosechadores! -apremió dama Liviana. Con un hechizo, hizo levitar un papel grande en el que estaban escritos los nombres de todos los mundos vinculados, cada uno con el cosechador del anterior año.
-Apenas conocemos sus culturas -objetó Libra-. Será mejor hacer expediciones antes. Todavía quedan meses hasta la Luna Roja.
El rey escuchó las palabras del irreal y asintió.
-Se levanta la sesión.
De pronto, estas se abrieron de par en par, y una extravagante figura entró en la sala anunciándose con un aterrador saludo.
-¡¡¡Hola holitaaaa!!!
Don Siloco el Retorcido, último nigromante de Rocavarancolia, iba a ser nombrado Señor de los Asesinos. Iba vestido con sus mejores galas; túnicas de ricas telas, en tonos negros y violáceos, con cráneos y púas decorándolas. Le acompañaban una mole de carne pútrida, con una cadena alrededor del cuello que gruñía a todo aquel con el que se cruzaba y su apreciada aprendiz, Nihil, que le dedicó una inquietante sonrisa al monarca.
Libra había juntado las yemas de los dedos y no decía absolutamente nada. Sepalian, con la cara al descubierto, miraba al rey de reojo, como con precaución, y luego al nigromante. Garoni dirigía la vista al frente, pretendiendo ignorarlo. Dama Serena lo observaba con mirada calculadora. Doce Punto había cruzado los brazos y lo miraba con gesto de desaprobación. Cicatriz tenía una expresión tensa. Gahna lo contemplaba con cierto nerviosismo bien ocultado bajo una máscara de autosuficiencia. Silente tampoco dejaba ver nada. Dama Liviana olfateaba el aire, especialmente el que venía desde la súcubo de las pesadillas. Faadan y Biblios mantuvieron una actitud de normalidad.
Ninguno de los recién llegados eran bien recibidos o apreciados en la sala, pero debían respetar las leyes, y sin duda no había absolutamente nadie en toda la ciudad que hubiese arrancado más vidas que Siloco. Algunos ya habían tratado de aplazar su entrada dado que el Cáliz de Sangre había sido robado en la Batalla de Rocavarancolia.
-Bueno, pues ya que hemos acogido a nuestro Señor de los Asesinos, pasemos a hablar de las expediciones -intervino Sepalian Xila-. Los exploradores de los demiurgos ya han encontrado núcleos urbanos en el mundo de las algas (que sólo tiene uno muy grande), el de los seres pájaro migratorios y el contaminado (que también tiene sólo uno). Y además yo quiero investigar mejor cómo funciona eso del azúcar venenoso en...
-Aburriiiidooooo- se quejó Siloco mientras tomaba asiento.
Nihil le dio unas palmaditas para que se callase y Sepalian le dirigió una mirada reprobadora.
-El caso es que quiero investigar mejor cómo funciona el azúcar venenoso de Daelicia porque creo que podría ser muy interesante para otras cosas y si se...
-Si vais a ir de excursión científica, investigad cosas más útiles -cortó Faadan. Cicatriz asintió con aprobación.
Sepalian no cambió su semblante.
-Vale, está bien. Pero luego no pidáis milagros si se acaban.
-Yo ya cogí mis muestras de azúcar envenenado antes -se vanaglorió Dama Liviana-. Te las cambio por una manzana de Arfes.
Sepalian fingió no haberla oído.
-Hablemos de Varmania -intervino entonces Doce-. Sin duda, Asrena y Daelicia son fáciles pero no compensan, así que yo me uno a quienes están a favor de invadir Varmania.
-Vale -dijo Faadan-. Entonces ya hay mayoría. Sólo nos conviene entonces explorar los otros mundos vinculados para saber si son una amenaza. Y los únicos dos que son tecnológicos tienen tan sólo una ciudad. Los demás están bastante atrasados, así que no creo que tengamos que apresurarnos con ellos. Majestad, ¿qué opináis?
El rey hizo un gesto negligente con la mano.
-Me parece bien.
-Entonces, sólo falta decidir cómo tomar Varmania. Con tan sólo un nigromante, la guerra con muertos vivientes nos sirve de poco. Aun así, tendremos que tener a Don Siloco protegido. Hay muchos árboles sin flores en las zonas de los polos, así que habrá que destinar a Xila en el ecuador. No tenemos muchos más brujos ni especialistas, aparte del fuego fatuo que cosechó en Asrena, que tiene que darse prisa con su aprendizaje en guerra con muertos vivientes. Luego los demiurgos tendrán que tener cuidado porque los seres voladores no tienen tanta ventaja aquí. Y necesitamos otro escuadrón aparte del de la Sede que... por cierto, el ominario les avisó, ¿no?
-Sí -dijo Doce Punto-. Sentí cómo utilizaba la esfera cartográfica que construí.
- Oh, vamos ¿acaso no me conocéis?- protestó Siloco- Mis muertos pueden con esos gatitos, ¡¡yo solo puedo con los gatitos!!
-Queremos conquistar el mundo, maestro, no sepultarlo en cieno- apuntó Nihil
-Bueno... Le pondré un programa intensivo mi nuevo aprendiz. Es listo, no tardará en servir para la batalla...
-Bien, entonces queda decidido que los preparativos para la guerra tendrán que acelerarse -dijo Faadan en tono conciliador.
-¡Ahora los cosechadores! -apremió dama Liviana. Con un hechizo, hizo levitar un papel grande en el que estaban escritos los nombres de todos los mundos vinculados, cada uno con el cosechador del anterior año.
-Apenas conocemos sus culturas -objetó Libra-. Será mejor hacer expediciones antes. Todavía quedan meses hasta la Luna Roja.
El rey escuchó las palabras del irreal y asintió.
-Se levanta la sesión.
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