Plaza de la Fuente
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Rocavarancolia Rol
74 participantes
- Rocavarancolia Rol
Plaza de la Fuente
02/08/11, 06:49 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Es una plaza amplia y rectangular con un monumento en el centro, una fuente formada por serpientes entrelazadas de cuyas bocas sale el chorro que llenaba la pila.
- Daninokuni
Ficha de cosechado
Nombre: Ziack
Especie: Enderth
Habilidades: Conocimiento de técnicas de supervivencia - Instinto animal - Planificación
Re: Plaza de la Fuente
24/10/14, 12:34 pm
Finalmente, Ziack logró llegar a la fuente. Miró unos segundos a su alrededor y al agua, comprobando si no había nada sospechoso en el agua, y después comenzó a beber de ella.
El agua nunca había estado tan buena. Bebió y bebió hasta que no pudo beber más. Por primera vez en mucho tiempo, estaba saciado. Ahora solo tenía que solucionar el hambre y el frío.
-Ah, esto es gen...-Ziack se sobresaltó al pronunciar unas palabras que conocía y desconocía al mismo tiempo. Se sorprendió pensando en ese mismo idioma que acababa de aprender. Se forzó a pensar algo en el idioma que hablaba antes, y se dio cuenta de que era totalmente incapaz.
Solo se preocupó unos segundos.
"¿Qué más da que nadie me entienda? La comida no necesita saber lo que digo"-pensó.
Y, a paso lento y cauteloso, recomenzó su búsqueda de comida...
Sigue en Barrio de los Callejones sin salida
El agua nunca había estado tan buena. Bebió y bebió hasta que no pudo beber más. Por primera vez en mucho tiempo, estaba saciado. Ahora solo tenía que solucionar el hambre y el frío.
-Ah, esto es gen...-Ziack se sobresaltó al pronunciar unas palabras que conocía y desconocía al mismo tiempo. Se sorprendió pensando en ese mismo idioma que acababa de aprender. Se forzó a pensar algo en el idioma que hablaba antes, y se dio cuenta de que era totalmente incapaz.
Solo se preocupó unos segundos.
"¿Qué más da que nadie me entienda? La comida no necesita saber lo que digo"-pensó.
Y, a paso lento y cauteloso, recomenzó su búsqueda de comida...
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- Shiogen
Ficha de cosechado
Nombre: Emmit
Especie: Humano
Habilidades: Planificación, habilidad mental, imaginación.
Re: Plaza de la Fuente
28/10/14, 02:20 am
Por fin alcanzaba la fuente, parece que estar en penumbras lo había dejado confundido, la fuente estaba más lejos de lo que parecía.
El sonido del agua lo cautivo, no sabia hacia cuanto había probado bocado o bebido algo, estaba más que seguro que por lo menos hace dos días. con ímpetu la sed domino sus acciones, se acerco a la fuente, vio su reflejo en el agua, habían unas cuantas impurezas flotando, pero ninguna señal de que el agua fuera peligrosa; sin pensarlo más bebió hasta sentirse satisfecho.
Con energías renovadas en parte, sonrió y alabo el delicioso liquido en voz alta; cual no seria su sorpresa al escuchar sus palabras en una lengua distinta, pero que conocía. Por obra de magia había aprendido un nuevo lenguaje.
Un gruñido de sus tripas le recordaron que debía de conseguir comida, por lo tanto miro en todas las direcciones y se dispuso a continuar su camino.
El sonido del agua lo cautivo, no sabia hacia cuanto había probado bocado o bebido algo, estaba más que seguro que por lo menos hace dos días. con ímpetu la sed domino sus acciones, se acerco a la fuente, vio su reflejo en el agua, habían unas cuantas impurezas flotando, pero ninguna señal de que el agua fuera peligrosa; sin pensarlo más bebió hasta sentirse satisfecho.
Con energías renovadas en parte, sonrió y alabo el delicioso liquido en voz alta; cual no seria su sorpresa al escuchar sus palabras en una lengua distinta, pero que conocía. Por obra de magia había aprendido un nuevo lenguaje.
Un gruñido de sus tripas le recordaron que debía de conseguir comida, por lo tanto miro en todas las direcciones y se dispuso a continuar su camino.
- Merodeador
Ficha de cosechado
Nombre: Nadzieja Sikorski.
Especie: Humana.
Habilidades: Resistencia, oído musical e imaginación.
Re: Plaza de la Fuente
28/10/14, 11:28 pm
El repoblador se acercó con paso rápido a la fuente, la sed le raspaba la garganta como una lima afilada, cada respiración era como arena arañando sus pulmones. Pero estaba alerta y sus movimientos eran silenciosos en la penumbra.
Ya era noche cerrada, y eso le ponía nervioso. Un lugar como aquel era peligroso de día, de noche podía ser mortal. Con esa idea en mente el habitante del Macetero se acercó con sigilo a la fuente, este lugar ya le había enseñado los colmillos y no quería ser víctima de sus fauces. Aun recordaba todo lo acontecido en estas últimas horas, reprimía los escalofríos de su cuerpo mientras acercaba el rostro a la superficie del agua. Bebió y a pesar del placer que sintió todo su ser al contacto y al sabor de esta bendición en este lugar maldito no se dejó llevar por el impulso de zambullirse y convertirse en un alga. Y ocurrió, capto un cambio en sus pensamientos era como ver unas hojas pasar del verde primaveral a los colores otoñales, ya no pensaba en su lengua era otra diferente, se sintió extraño y perdido sin necesidad de moverse del sitio. “No, aquí no hay tiempo de actuar cual flor de la pradera.” Se decía a sí mismo una y otra vez, a sus ojos Rocavarancolia era con una enredadera espinosa que intentaba atraparte e inyectarte su veneno de terror, angustia y dolor para luego comerte como toda planta carnívora que se precie. Mientras se relamía las gotas de agua de su rostro desfilaban por su mente todas las desgraciadas que le habían acaecido hasta alcanzar la plaza donde habían aparecido esos seres que habían hablado con los “otros”, los “otros” gracias a ellos sabía que el agua no estaba envenenada.
Los había visto, una vez que su asombro y horror inicial al ver la ciudad se hubo mitigado un poco. Desde el ventanuco era capaz de ver la plaza y la fuente además de una parte de la monstruosa ciudad, los vio beber y hablar pero no se acercó, no estaba seguro de que eso fuese lo correcto y más seguro, eran muy grandes. No fue hasta que vio aparecer a unos seres que transmitían un aura de autoridad que decidió acercarse. Le pareció que la solución más efectiva para llegar a la plaza en el menor tiempo posible era ir dando saltos de edificio en edificio. Salto al desigual techo de enfrente pero al estar oculto por unas tejas destartaladas no vio el agujero que se lo trago. Un chillido involuntario escapo de su boca al chocar contra la superficie. Su brazo derecho abdominal le dolía una barbaridad y aunque no sangraba, el dolor le hacía presionar los dientes con fuerza. Se levantó enseguida a pesar de todo, su alma de guerrera despierta al fin. Comenzó a reflexionar sobre todas las posibles amenazas y le suplico a la diosa madre de las plantas que ningún depredador hubiese escuchado su agudo grito. Miro a su alrededor en busca de peligros y posibles ventajas, a ser posible un arma. En la habitación sin puertas ni ventanas con decenas de muebles destartalados esparcidos por el suelo no vio nada de utilidad. Y entonces se fijo sobre lo que había caído, un cuerpo, más bien un esqueleto de una criatura que no supo reconocer ni asemejar a algo que hubiese visto con anterioridad. Los huesos estaban amarillentos y con trazas negras del paso del fuego. Se quedó helado. Sus músculos cedieron y temblando cayó de rodillas. La visión de la muerte en su máximo esplendor mezclada con la del fuego fue una revelación para el repoblador. No realizo ningún movimiento durante horas, no aparto la mirada de la criatura en ningún momento, el resto de sus sentidos concentrados en la vigilancia en pos de su supervivencia, mientras su mente se veía atormentada por imágenes horrendas de fuego y sangre. Una vez concluyeron sus reflexiones cerro los ojos y los abrió para observar las palmas de sus manos, rojas como la sangre y el fuego. Suspiro y salió de esa sala por donde había entrado.
Al salir se encontró con la plaza de la fuente vacía. Su mala experiencia en los tejados le hizo saltar al suelo pero al hacerlo perdió su punto de referencia y se perdió. Vagabundeo por calles y callejuelas hasta la extenuación. Y así pasaron dos días.
Durante uno de sus paseos en busca del agua tan codiciada, vio verde, vio su mundo, se acercó corriendo sin importarle no tomar precauciones y allí había uno de los suyos, estaba extasiado y aliviado, pero freno en seco, el otro repoblador estaba borroso como una imagen poco nítida los tatuajes de su cuerpo eran cambiantes como líquidos, no era nadie y al mismo tiempo eran todos sus conocidos. Retrocedió y se alejó corriendo de ese lugar con una angustia que le entorpecía y le quemaba. Se dio cuenta de que no había nadie específico a quien echase de menos, en la soledad rodeado de gente así había vivido toda su vida, y supo porque había aceptado la invitación.
Corrió en todas direcciones en una búsqueda frenética y varias horas después encontró la plaza de la cual se alejaba en estos momentos en un silencio mortuorio, en busca de gente para no estar solo.
Y cuando sus pasos le alejaban de la plaza le vio, por delante de él estaba una criatura como las que habían estado ahí reunidas tres días antes. Era muy alto en comparación con los veinte centímetros del repoblador, aunque él contaba en altura de margaritas y si él media 2 margaritas este “ser” media casi unas diecisiete margaritas. Su piel era blanca lo que le dio mala espina pero lo que le cubría la cabeza era marrón como los troncos de los árboles y eran hebras finas lo que le dio un impulso loco, en su interior una voz le pedía que las tocase, que tocase las hebras marrones. Pero este mundo ya le había dado de palos y era precavido. Estaba cavilando sus opciones, debía arriesgarse y llamar su atención, escoger otro camino y alejarse todo lo posible o vigilarlo desde la distancia. Esperaba una señal divina de la naturaleza, recitaba todo el rato en su cabeza “opcion1, opcion2, opcion3, opcion1, opcion2,…” y entonces cuando recitaba por treceava vez la opción 1 sonaron sus tripas y a pesar de que odiase el sonido de su voz grito en su nuevo idioma: -¡Espera! ¡Mil y un hongos! ¡Vuelve!-
Y ese muchacho humano, aunque el repoblador aun no supiese lo que era, se giró.
Ya era noche cerrada, y eso le ponía nervioso. Un lugar como aquel era peligroso de día, de noche podía ser mortal. Con esa idea en mente el habitante del Macetero se acercó con sigilo a la fuente, este lugar ya le había enseñado los colmillos y no quería ser víctima de sus fauces. Aun recordaba todo lo acontecido en estas últimas horas, reprimía los escalofríos de su cuerpo mientras acercaba el rostro a la superficie del agua. Bebió y a pesar del placer que sintió todo su ser al contacto y al sabor de esta bendición en este lugar maldito no se dejó llevar por el impulso de zambullirse y convertirse en un alga. Y ocurrió, capto un cambio en sus pensamientos era como ver unas hojas pasar del verde primaveral a los colores otoñales, ya no pensaba en su lengua era otra diferente, se sintió extraño y perdido sin necesidad de moverse del sitio. “No, aquí no hay tiempo de actuar cual flor de la pradera.” Se decía a sí mismo una y otra vez, a sus ojos Rocavarancolia era con una enredadera espinosa que intentaba atraparte e inyectarte su veneno de terror, angustia y dolor para luego comerte como toda planta carnívora que se precie. Mientras se relamía las gotas de agua de su rostro desfilaban por su mente todas las desgraciadas que le habían acaecido hasta alcanzar la plaza donde habían aparecido esos seres que habían hablado con los “otros”, los “otros” gracias a ellos sabía que el agua no estaba envenenada.
Los había visto, una vez que su asombro y horror inicial al ver la ciudad se hubo mitigado un poco. Desde el ventanuco era capaz de ver la plaza y la fuente además de una parte de la monstruosa ciudad, los vio beber y hablar pero no se acercó, no estaba seguro de que eso fuese lo correcto y más seguro, eran muy grandes. No fue hasta que vio aparecer a unos seres que transmitían un aura de autoridad que decidió acercarse. Le pareció que la solución más efectiva para llegar a la plaza en el menor tiempo posible era ir dando saltos de edificio en edificio. Salto al desigual techo de enfrente pero al estar oculto por unas tejas destartaladas no vio el agujero que se lo trago. Un chillido involuntario escapo de su boca al chocar contra la superficie. Su brazo derecho abdominal le dolía una barbaridad y aunque no sangraba, el dolor le hacía presionar los dientes con fuerza. Se levantó enseguida a pesar de todo, su alma de guerrera despierta al fin. Comenzó a reflexionar sobre todas las posibles amenazas y le suplico a la diosa madre de las plantas que ningún depredador hubiese escuchado su agudo grito. Miro a su alrededor en busca de peligros y posibles ventajas, a ser posible un arma. En la habitación sin puertas ni ventanas con decenas de muebles destartalados esparcidos por el suelo no vio nada de utilidad. Y entonces se fijo sobre lo que había caído, un cuerpo, más bien un esqueleto de una criatura que no supo reconocer ni asemejar a algo que hubiese visto con anterioridad. Los huesos estaban amarillentos y con trazas negras del paso del fuego. Se quedó helado. Sus músculos cedieron y temblando cayó de rodillas. La visión de la muerte en su máximo esplendor mezclada con la del fuego fue una revelación para el repoblador. No realizo ningún movimiento durante horas, no aparto la mirada de la criatura en ningún momento, el resto de sus sentidos concentrados en la vigilancia en pos de su supervivencia, mientras su mente se veía atormentada por imágenes horrendas de fuego y sangre. Una vez concluyeron sus reflexiones cerro los ojos y los abrió para observar las palmas de sus manos, rojas como la sangre y el fuego. Suspiro y salió de esa sala por donde había entrado.
Al salir se encontró con la plaza de la fuente vacía. Su mala experiencia en los tejados le hizo saltar al suelo pero al hacerlo perdió su punto de referencia y se perdió. Vagabundeo por calles y callejuelas hasta la extenuación. Y así pasaron dos días.
Durante uno de sus paseos en busca del agua tan codiciada, vio verde, vio su mundo, se acercó corriendo sin importarle no tomar precauciones y allí había uno de los suyos, estaba extasiado y aliviado, pero freno en seco, el otro repoblador estaba borroso como una imagen poco nítida los tatuajes de su cuerpo eran cambiantes como líquidos, no era nadie y al mismo tiempo eran todos sus conocidos. Retrocedió y se alejó corriendo de ese lugar con una angustia que le entorpecía y le quemaba. Se dio cuenta de que no había nadie específico a quien echase de menos, en la soledad rodeado de gente así había vivido toda su vida, y supo porque había aceptado la invitación.
Corrió en todas direcciones en una búsqueda frenética y varias horas después encontró la plaza de la cual se alejaba en estos momentos en un silencio mortuorio, en busca de gente para no estar solo.
Y cuando sus pasos le alejaban de la plaza le vio, por delante de él estaba una criatura como las que habían estado ahí reunidas tres días antes. Era muy alto en comparación con los veinte centímetros del repoblador, aunque él contaba en altura de margaritas y si él media 2 margaritas este “ser” media casi unas diecisiete margaritas. Su piel era blanca lo que le dio mala espina pero lo que le cubría la cabeza era marrón como los troncos de los árboles y eran hebras finas lo que le dio un impulso loco, en su interior una voz le pedía que las tocase, que tocase las hebras marrones. Pero este mundo ya le había dado de palos y era precavido. Estaba cavilando sus opciones, debía arriesgarse y llamar su atención, escoger otro camino y alejarse todo lo posible o vigilarlo desde la distancia. Esperaba una señal divina de la naturaleza, recitaba todo el rato en su cabeza “opcion1, opcion2, opcion3, opcion1, opcion2,…” y entonces cuando recitaba por treceava vez la opción 1 sonaron sus tripas y a pesar de que odiase el sonido de su voz grito en su nuevo idioma: -¡Espera! ¡Mil y un hongos! ¡Vuelve!-
Y ese muchacho humano, aunque el repoblador aun no supiese lo que era, se giró.
- Shiogen
Ficha de cosechado
Nombre: Emmit
Especie: Humano
Habilidades: Planificación, habilidad mental, imaginación.
Re: Plaza de la Fuente
29/10/14, 12:32 am
Un chillido lo sobresalto, ya que era una aguda voz que le decía que se volteara.
Mil pensamientos acudían a la mente del joven, pero por más funestos que fueran, quien lo había llamado no debería de tener malas intenciones, porque de lo contrario hubiera usado su descuido para atacarlo por la espalda.
Se volteo lentamente, solo para descubrir que quien lo llamaba era un ser que aparentaba ser un cruce de planta con insecto. Por lo menos no se parecía a una araña.
El ser se mantuvo en su posición, al parecer estaba igual de sorprendido que Emmit. El joven se movió despacio, con el fin de no asustar al extraño personaje que lo miraba.
Se acerco unos pasos y hablando con lentitud le pregunto, en aquella nueva lengua que conocía.
-¿Que eres?- pero un crujir de tripas interrumpió el dialogo y una nueva pregunta reemplazo la anterior.
-¿Sabes donde hay comida?-
Mil pensamientos acudían a la mente del joven, pero por más funestos que fueran, quien lo había llamado no debería de tener malas intenciones, porque de lo contrario hubiera usado su descuido para atacarlo por la espalda.
Se volteo lentamente, solo para descubrir que quien lo llamaba era un ser que aparentaba ser un cruce de planta con insecto. Por lo menos no se parecía a una araña.
El ser se mantuvo en su posición, al parecer estaba igual de sorprendido que Emmit. El joven se movió despacio, con el fin de no asustar al extraño personaje que lo miraba.
Se acerco unos pasos y hablando con lentitud le pregunto, en aquella nueva lengua que conocía.
-¿Que eres?- pero un crujir de tripas interrumpió el dialogo y una nueva pregunta reemplazo la anterior.
-¿Sabes donde hay comida?-
- Merodeador
Ficha de cosechado
Nombre: Nadzieja Sikorski.
Especie: Humana.
Habilidades: Resistencia, oído musical e imaginación.
Personajes :- ● Ergot: -Véspido Soldado Repobladoril-
● Nadzieja: -Escoria Cosechada HomoSapiens-
Status : Las dudas son como los muertos, siempre acaban saliendo a flote.
Humor : Epístola de San Pablo a los adefesios: "Sois feos de cojones."
Re: Plaza de la Fuente
29/10/14, 02:05 am
El repoblador observo como se giraba aquella criatura con lentitud, parecía algo inseguro de sus acciones lo que le dio cierto animo al repoblador. Cuando se encontraron frente a frente, el joven nativo del macetero se quedó quieto de la impresión, eran muy diferentes y al mismo tiempo, tan parecidos con la misma expresión de asombro dibujada en la cara de ambos. Aunque su piel fuese blanca no parecía transmitir un mensaje de peligro lo que le relajo considerablemente, había un sinfín de pequeñas diferencias entre ambos como dos brazos en vez de cuatro o el número de dedos en las manos… pero sobre todo le llamaron la atención sus ojos que al igual que las hebras eran marrones y no se parecían en nada a los suyos, en estos uno podía verse reflejado. “Es tan raro, tan… tan poco verde.” Esta fue la primera impresión que tuvo del desconocido. Por la mente del repoblador se creaba una pregunta constante: “¿Qué piensa él de mí?”
Reflexionaba sobre estas cosas cuando le vio moverse. Lo hacía con lentitud y precaución, no porque tuviese miedo sino porque no quería provocarle miedo, al comprender esto una oleada de indignación y dulzura contradictorias embargaron a la pequeña criatura, por un lado se sentía indignada por el simple hecho de que lo considerasen tan cobarde por otro lado esa amabilidad tras tantos tormentos le daba esperanzas de que esto fuese a mejor, este dilema le carcomía pero decidió que simplemente lo mejor era ignorar ambos sentimientos y concentrarse en un problema más urgente. El impulso por tocar lo que tenía en la cabeza el ser que se le acercaba le estaba obsesionando, quería conocer la textura, la suavidad o aspereza, la sensación de tocar esas hebras color roble. Se obligó a sí mismo a permanecer inmóvil, ahora era él, el que no quería asustar al otro saltándole encima y toqueteándole, incluso si eso suponía sacrificar su salud mental.
Mientras se acercaba hablo aquella criatura en la lengua recién aprendida:
-¿Qué eres?- pero antes de poder decir nada a la criatura le sonaron las tripas y el pequeño guerrero maldijo para sus adentros “La diosa naturaleza tiene un sentido del humor retorcido reuniendo a dos hambrientos.”.
La criatura volvió a hablar, aunque cambio la pregunta:
-¿Sabes dónde hay comida?-
El pequeño repoblador estaba hambriento pero sobre todo desesperado. Por un lado, el impulso por tocarlo había crecido a unos niveles vertiginosos ahora que estaba más cerca, demasiado cerca. Por otro lado, el repoblador detestaba hablar, odiaba el sonido de su voz y el simple hecho de hablar lo consideraba una batalla perdida contra sí mismo. En su mundo se comunicaba por gestos y por el tacto como muchos otros, pero no sabía si podría traducir gestos a esta lengua nueva y lo de tocarlo en estos momentos era impensable. Estaba a punto de rendirse y de dejar escapar las palabras cuando ambos lo oyeron y alzaron la vista al cielo.
No vieron nada, pero lo escucharon, una voz mencionaba manjares para nada apetecibles a toda voz, pero era comida después de todo. Y para confirmar sus sospechas a ambos les sonaron las tripas. Pero una sensación de alivio embargo al repoblador que podía contestar al fin a la pregunta sin tener que hablar. Miro a la extraña criatura y le señalo la dirección de dónde provenía la voz. La criatura asintió con la cabeza y grito: -Vamos.- Mientras corría siguiendo la voz, no parecía estar preocupado por lo que podría encontrarse. El pequeño repoblador le siguió a pesar de que él hubiese preferido una técnica más sigilosa, opto por el silencio y por dar rienda suelta a sus caprichos, de un salto se colocó sobre la cabeza del joven para que le llevase, este se sorprendió pero no protesto.
Mientras el repoblador se deleitaba tocando disimuladamente las hebras de su nuevo compañero y veía desfilar la ciudad mientras este corría, no pudo evitar pensar “Si, creo que esto va a mejor.” Olvidando por un momento que eso solo lo puede decidir Rocavarancolia.
Sigue en: Barrio de los callejones sin salida.
Reflexionaba sobre estas cosas cuando le vio moverse. Lo hacía con lentitud y precaución, no porque tuviese miedo sino porque no quería provocarle miedo, al comprender esto una oleada de indignación y dulzura contradictorias embargaron a la pequeña criatura, por un lado se sentía indignada por el simple hecho de que lo considerasen tan cobarde por otro lado esa amabilidad tras tantos tormentos le daba esperanzas de que esto fuese a mejor, este dilema le carcomía pero decidió que simplemente lo mejor era ignorar ambos sentimientos y concentrarse en un problema más urgente. El impulso por tocar lo que tenía en la cabeza el ser que se le acercaba le estaba obsesionando, quería conocer la textura, la suavidad o aspereza, la sensación de tocar esas hebras color roble. Se obligó a sí mismo a permanecer inmóvil, ahora era él, el que no quería asustar al otro saltándole encima y toqueteándole, incluso si eso suponía sacrificar su salud mental.
Mientras se acercaba hablo aquella criatura en la lengua recién aprendida:
-¿Qué eres?- pero antes de poder decir nada a la criatura le sonaron las tripas y el pequeño guerrero maldijo para sus adentros “La diosa naturaleza tiene un sentido del humor retorcido reuniendo a dos hambrientos.”.
La criatura volvió a hablar, aunque cambio la pregunta:
-¿Sabes dónde hay comida?-
El pequeño repoblador estaba hambriento pero sobre todo desesperado. Por un lado, el impulso por tocarlo había crecido a unos niveles vertiginosos ahora que estaba más cerca, demasiado cerca. Por otro lado, el repoblador detestaba hablar, odiaba el sonido de su voz y el simple hecho de hablar lo consideraba una batalla perdida contra sí mismo. En su mundo se comunicaba por gestos y por el tacto como muchos otros, pero no sabía si podría traducir gestos a esta lengua nueva y lo de tocarlo en estos momentos era impensable. Estaba a punto de rendirse y de dejar escapar las palabras cuando ambos lo oyeron y alzaron la vista al cielo.
No vieron nada, pero lo escucharon, una voz mencionaba manjares para nada apetecibles a toda voz, pero era comida después de todo. Y para confirmar sus sospechas a ambos les sonaron las tripas. Pero una sensación de alivio embargo al repoblador que podía contestar al fin a la pregunta sin tener que hablar. Miro a la extraña criatura y le señalo la dirección de dónde provenía la voz. La criatura asintió con la cabeza y grito: -Vamos.- Mientras corría siguiendo la voz, no parecía estar preocupado por lo que podría encontrarse. El pequeño repoblador le siguió a pesar de que él hubiese preferido una técnica más sigilosa, opto por el silencio y por dar rienda suelta a sus caprichos, de un salto se colocó sobre la cabeza del joven para que le llevase, este se sorprendió pero no protesto.
Mientras el repoblador se deleitaba tocando disimuladamente las hebras de su nuevo compañero y veía desfilar la ciudad mientras este corría, no pudo evitar pensar “Si, creo que esto va a mejor.” Olvidando por un momento que eso solo lo puede decidir Rocavarancolia.
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- Shiogen
Ficha de cosechado
Nombre: Emmit
Especie: Humano
Habilidades: Planificación, habilidad mental, imaginación.
Re: Plaza de la Fuente
30/10/14, 12:08 am
No hubo necesidad de palabras para acabarse de convencer que aquel ser no era hostil.
Tenia una mirada decidida y un aura que afirmaba la calma y la decisión.
Lo mejor de todo era que al parecer la criatura era silenciosa, parecía captar las sensaciones de Emmit y adaptarse a ellas.
Estaba esperando a que el ser contestara algo sobre la comida, cuando escucharon que se acercaba una voz, esta prometía a gritos una cesta llena de alimentos, no reconocía el nombre de la mayoría, pero comería cualquier cosa con tal de calmar el hambre que lo asediaba.
Sin mediar acuerdo alguno, con agilidad el ser salto y se acomodo en su cabeza; era ligero y no significaba ningún estorbo.
Sobre ellos paso volando una bañera y ambos se dispusieron a seguir al extraño vehículo, el cual se adentro varios callejones a la distancia.
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Tenia una mirada decidida y un aura que afirmaba la calma y la decisión.
Lo mejor de todo era que al parecer la criatura era silenciosa, parecía captar las sensaciones de Emmit y adaptarse a ellas.
Estaba esperando a que el ser contestara algo sobre la comida, cuando escucharon que se acercaba una voz, esta prometía a gritos una cesta llena de alimentos, no reconocía el nombre de la mayoría, pero comería cualquier cosa con tal de calmar el hambre que lo asediaba.
Sin mediar acuerdo alguno, con agilidad el ser salto y se acomodo en su cabeza; era ligero y no significaba ningún estorbo.
Sobre ellos paso volando una bañera y ambos se dispusieron a seguir al extraño vehículo, el cual se adentro varios callejones a la distancia.
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- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Plaza de la Fuente
01/11/14, 11:36 pm
Le habría resultado mucho más fácil llegar a la plaza de haber estado en todas sus facultades.
Jace llegó casi a rastras, con el hombro derecho lleno de polvo y telarañas a causa de haberse apoyado todo el rato en la pared de las escaleras.
Al salir sintió que todo el alcohol se le revolvía en el estómago. La más mínima luz le cegaba, tardando más tiempo del que quería en acostumbrarse a esta y el paisaje que le rodeaba. Le habían prometido aventuras: las tendría sin duda, pero más que en un RPG japonés se estaba metiendo en un Silent Hill.
Se negaba a creer en donde estaba. Quería pensar que estaba en una megabroma pesada como las de la televisión, pero todo a su alrededor parecía real. Muy real.
Al divisar la fuente no tardó en correr hasta ella. Agua.
Jace sintió recobrar más control sobre su cuerpo; aún iba mareado, pero al menos no parecía un borracho de barrio. A cada paso que daba miraba a ambos lados, buscando alguna señal de vida, pero nada. Ni siquiera un mísero pájaro parecía querer acercársele.
Escrutó el agua en busca de monedas y otras guarrerías que suele haber en las fuentes, aliviándose al no ver ninguna. Hizo un cuenco con las manos para mojarse el rostro y despejarse, pero las pocas gotas que cayeron por azar en sus labios fueron lo que más le ayudó. No sabía a óxido ni a agua no potable, y teniendo en cuenta su sed tampoco le habría importado que lo fuese. Es más, con la boca y la garganta tan seca, casi sabía a trozo de cielo.
Metió la cabeza de lleno, como un perro bebiendo del váter, sin poder evitar sonreír en cuanto se vio saciado. No era comida, pero al menos se le había llenado el estómago con algo. Se limpió el rostro con una mano, notablemente más animado, ignorando que probablemente no volvería a hablar en inglés nunca más.
Explorar parecía la única idea, y si se perdía, podía volver sobre sus pasos. En lo que encontrase a alguien le preguntaría como volver a casa.
Sigue en: Barrio quemado
Jace llegó casi a rastras, con el hombro derecho lleno de polvo y telarañas a causa de haberse apoyado todo el rato en la pared de las escaleras.
Al salir sintió que todo el alcohol se le revolvía en el estómago. La más mínima luz le cegaba, tardando más tiempo del que quería en acostumbrarse a esta y el paisaje que le rodeaba. Le habían prometido aventuras: las tendría sin duda, pero más que en un RPG japonés se estaba metiendo en un Silent Hill.
Se negaba a creer en donde estaba. Quería pensar que estaba en una megabroma pesada como las de la televisión, pero todo a su alrededor parecía real. Muy real.
Al divisar la fuente no tardó en correr hasta ella. Agua.
Jace sintió recobrar más control sobre su cuerpo; aún iba mareado, pero al menos no parecía un borracho de barrio. A cada paso que daba miraba a ambos lados, buscando alguna señal de vida, pero nada. Ni siquiera un mísero pájaro parecía querer acercársele.
Escrutó el agua en busca de monedas y otras guarrerías que suele haber en las fuentes, aliviándose al no ver ninguna. Hizo un cuenco con las manos para mojarse el rostro y despejarse, pero las pocas gotas que cayeron por azar en sus labios fueron lo que más le ayudó. No sabía a óxido ni a agua no potable, y teniendo en cuenta su sed tampoco le habría importado que lo fuese. Es más, con la boca y la garganta tan seca, casi sabía a trozo de cielo.
Metió la cabeza de lleno, como un perro bebiendo del váter, sin poder evitar sonreír en cuanto se vio saciado. No era comida, pero al menos se le había llenado el estómago con algo. Se limpió el rostro con una mano, notablemente más animado, ignorando que probablemente no volvería a hablar en inglés nunca más.
Explorar parecía la única idea, y si se perdía, podía volver sobre sus pasos. En lo que encontrase a alguien le preguntaría como volver a casa.
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- ♪♫♬:
- Seth
Ficha de cosechado
Nombre: Connor
Especie: Humano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad, rapidez mentalPersonajes :
● Devoss: Humano (Países Bajos) Licántropo Tigre
● Maila: Humana (Hawaii) Bruja de la Arena
●Connor: Humano (Canadá)
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Sufre episodios de insomnio. Tendrá episodios de vértigo postural, más frecuentes al levantarse tras dormir, que pueden durar desde minutos a varias horas.
Re: Plaza de la Fuente
02/11/15, 12:20 pm
No tenía ni idea de adónde ir, ninguno de ellos. No era lo mismo que estar en una zona desconocida ,no. Estaban en otro mundo y ahí si que era fácil perderse, al fin y al cabo ya lo estaban. Así que no puso objeciones cuando la chica sin pelo señaló en una dirección. <<Mejor moverse que estar parados>>.
Siguió al grupo pensando en que quizás no podría ver Nassandra cuando anocheciera, y que aunque que esta misma lo había enviado a Rocavarancolia sería una pena no poder observarla en cielo, como si lo vigilara. Después de un rato caminando por las calles dieron con un rellano. Era una plaza amplia, parecía el mismo centro de esa ciudad. Drusar se fijó en el monumento que había a lo lejos y con una última mirada a sus compañeros se dirigió allí.
Era una fuente, aunque el lagarto no lo supiera. Observó las serpientes que se entrelazaban en la fría piedra. <<Así que aquí también hay>>. Se sentó en el borde y metió la mano en el agua moviéndola en círculos para después coger un poco de de agua entre las manos debido a la sed. En este momento fue cuando Drusar fue testigo del primer milagro de Nassandra, y no sería el ultimo.
Agradeció la frescura que bajaba por su garganta cuando empezó a beber, sin embargo ese no era el único propósito de ese monumento. De repente algo se disparó en la mente del asreniano, de un segundo para otro no sabía decir ni su nombre. Todas las palabras que sabía habían desparecido fugazmente, siendo sustituidas por otras con el mismo significado. Su lenguaje había cambiado a uno bastante distinto. <<¿Que me está ocurriendo?>> Se preguntó en rocavarancolés el lagarto muy tenso, sin embargo no tardó en darse cuenta de la función de aquel líquido prodigioso. -Bebed de la fuente, es obra de Nassandra.- Casi ordenó mientras señalaba en su interior. <<¿Será este su idioma?>> Pensó con una admiración que todos podrían ver.
Siguió al grupo pensando en que quizás no podría ver Nassandra cuando anocheciera, y que aunque que esta misma lo había enviado a Rocavarancolia sería una pena no poder observarla en cielo, como si lo vigilara. Después de un rato caminando por las calles dieron con un rellano. Era una plaza amplia, parecía el mismo centro de esa ciudad. Drusar se fijó en el monumento que había a lo lejos y con una última mirada a sus compañeros se dirigió allí.
Era una fuente, aunque el lagarto no lo supiera. Observó las serpientes que se entrelazaban en la fría piedra. <<Así que aquí también hay>>. Se sentó en el borde y metió la mano en el agua moviéndola en círculos para después coger un poco de de agua entre las manos debido a la sed. En este momento fue cuando Drusar fue testigo del primer milagro de Nassandra, y no sería el ultimo.
Agradeció la frescura que bajaba por su garganta cuando empezó a beber, sin embargo ese no era el único propósito de ese monumento. De repente algo se disparó en la mente del asreniano, de un segundo para otro no sabía decir ni su nombre. Todas las palabras que sabía habían desparecido fugazmente, siendo sustituidas por otras con el mismo significado. Su lenguaje había cambiado a uno bastante distinto. <<¿Que me está ocurriendo?>> Se preguntó en rocavarancolés el lagarto muy tenso, sin embargo no tardó en darse cuenta de la función de aquel líquido prodigioso. -Bebed de la fuente, es obra de Nassandra.- Casi ordenó mientras señalaba en su interior. <<¿Será este su idioma?>> Pensó con una admiración que todos podrían ver.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Plaza de la Fuente
02/11/15, 06:32 pm
A excepción de la mujer animal, que no parecía muy determinada, todos los demás la empezaron a seguir enseguida. Nime se sentía un poco importante por haber conseguido poner de acuerdo en algo a aquel grupo variopinto y absurdo. ¿Se entendían siquiera entre ellos? No lo parecía. Cuando el ser enano se puso a hacer cosas raras lo observó torciendo la cabeza «¿cómo va a saber a dónde ir haciendo eso?», para luego comprobar con cierto desaire que quería quitarle el liderazgo. Hinchó los carrillos, pero tomó su misma dirección porque no le quedaba más remedio.
Al llegar a una plaza, el lagarto se acercó a beber de una fuente adornada con serpientes, bastante más bonita que lo que habían visto hasta el momento de ciudad. ¿La conocía o le parecía de fiar solo porque el agua emergía de la boca de reptiles como él? En ese caso, el lagarto debía de ser un poco tonto. Muchas fuentes estaban lodosas, aunque una vez se acercó pudo comprobar que aquella parecía bastante limpia. Quizá el agua procedía de un manantial.
Al cabo de un momento, el propio lagarto les estaba pidiendo con gestos que probasen el agua. Tal vez habría desconfiado de no tener la boca pastosa, pero al verla tan cristalina, y habiendo bebido de sitios bastante peores a lo largo de su corta vida, hizo un cuenco con las manos y se llevó un trago a la boca sin dejar de mirar al lagarto.
—Mmmh, sabe a pescado podrido —le dijo, simulando que el agua le había sentado como un manjar. Se llevó una mano a la boca casi al terminar, asustada por sus propias palabras. Tenía tantas ganas de seguir tomándole el pelo a sus compañeros que se había echado a hablar antes de pensar, y después había descubierto el cambio de lenguaje. Soltó un gritito, aún con la mano sobre los labios.
Al llegar a una plaza, el lagarto se acercó a beber de una fuente adornada con serpientes, bastante más bonita que lo que habían visto hasta el momento de ciudad. ¿La conocía o le parecía de fiar solo porque el agua emergía de la boca de reptiles como él? En ese caso, el lagarto debía de ser un poco tonto. Muchas fuentes estaban lodosas, aunque una vez se acercó pudo comprobar que aquella parecía bastante limpia. Quizá el agua procedía de un manantial.
Al cabo de un momento, el propio lagarto les estaba pidiendo con gestos que probasen el agua. Tal vez habría desconfiado de no tener la boca pastosa, pero al verla tan cristalina, y habiendo bebido de sitios bastante peores a lo largo de su corta vida, hizo un cuenco con las manos y se llevó un trago a la boca sin dejar de mirar al lagarto.
—Mmmh, sabe a pescado podrido —le dijo, simulando que el agua le había sentado como un manjar. Se llevó una mano a la boca casi al terminar, asustada por sus propias palabras. Tenía tantas ganas de seguir tomándole el pelo a sus compañeros que se había echado a hablar antes de pensar, y después había descubierto el cambio de lenguaje. Soltó un gritito, aún con la mano sobre los labios.
- InvitadoInvitado
Re: Plaza de la Fuente
02/11/15, 07:09 pm
Era una verdadera suerte que nadie la entendiese, porque Rena se estaba acordando de cada miembro de la familia de aquellos bichos raros. ¿Por qué cuando por fin podía ver el cielo le daba un mareo? Había oido alguna vez que solía pasar, que ellos no estaban acostumbrados a sitios tan amplios y cuando salían a la superficie eran comunes los mareos, pero en su arrogancia siempre había pensado que a ella no le daría. Para colmo los retacos se alejaban, ignorando por completo sus palabras.
Rena se sentó en el suelo un instante, tapándose los ojos con las manos y respirando hondo varias veces. << Por mi coño moreno que los sigo.>> Si algo era la irrense era cabezota, y si había trabajado con un hombro dislocado, un dedo roto y otras lesiones ese mareo no iba a dejarla en el sitio. Se levantó muy despacio para no ponerse peor, fijó la vista en el suelo y echó a correr. Más o menos. La carrera se truncó a las pocas zancadas y tuvo que conformarse con andar rápido. Había memorizado por donde se había ido el trío, y menos mal que iban haciendo el payaso porque si no no los habría encontrado nunca. Oyó sus voces al final de una callejuela que daba a una plaza. Y allí estaban, todos alrededor de una fuente hortera.
-Me voy a cagar en la madre que os parió malditos...- gruñó mientras se acercaba a la fuente para echarse agua en la cara. Estaba fría y le sentó de maravilla, así que bebió un poco.
En cuanto la sensación de succión le llenó la boca escupió al suelo, pero el hechizo ya había hecho efecto.
-¿¿Qué cojones??
Rena se sentó en el suelo un instante, tapándose los ojos con las manos y respirando hondo varias veces. << Por mi coño moreno que los sigo.>> Si algo era la irrense era cabezota, y si había trabajado con un hombro dislocado, un dedo roto y otras lesiones ese mareo no iba a dejarla en el sitio. Se levantó muy despacio para no ponerse peor, fijó la vista en el suelo y echó a correr. Más o menos. La carrera se truncó a las pocas zancadas y tuvo que conformarse con andar rápido. Había memorizado por donde se había ido el trío, y menos mal que iban haciendo el payaso porque si no no los habría encontrado nunca. Oyó sus voces al final de una callejuela que daba a una plaza. Y allí estaban, todos alrededor de una fuente hortera.
-Me voy a cagar en la madre que os parió malditos...- gruñó mientras se acercaba a la fuente para echarse agua en la cara. Estaba fría y le sentó de maravilla, así que bebió un poco.
En cuanto la sensación de succión le llenó la boca escupió al suelo, pero el hechizo ya había hecho efecto.
-¿¿Qué cojones??
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astucia
Personajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Plaza de la Fuente
02/11/15, 08:25 pm
En el centro de la plaza que había visto originalmente a la distancia se encontraba una fuente. Ni un papel con información sobre que debían hacer ahora ni nada, solo una estúpida fuente con serpientes de piedra escupiendo agua. <<Si esto es para que bebamos hay que ser muy estúpido para col...hable demasiado rápido>> pensó la niña viendo con una ceja alzada, al ver al reptil bebiendo del agua, que aunque pareciera limpia y sin nada peligroso, Pam venia de un lugar donde incluso los inocentes y lentos moluscos*, podían ser venenosos.
Espero pacientemente a ver al bípedo azul retorcerse en el suelo al envenenarse, con rostro imperturbable, pero nada así ocurrió. <<¿Efecto tardío, tal vez?>> pensó la mona del queso suspicaz, al ver como la niña morena imitaba al reptil. no se le ocurrió pararla pese a que seguía sin girase. Al fin de cuenta ella parecía mas mono del queso que el reptil y este ultimo tal vez podía resistir venenos, al fin de cuenta muchos reptiles eran venenosos.
Pero la niña tampoco sufrió daño alguno a pesar de parecer tan sorprendida como el reptil, se acercó a la fuente movida por cierta curiosidad justo cuando llegaba la ultima del pequeño grupo. Ver que ella también bebía y nada le pasaba, solo parecía sorprendida, hizo que se plantear aun poco el asunto <<Tres beben, tres viven...mucha mala suerte tengo que tener para que solo me pase algo a mi>> pensó Pam inclinándose todo lo que pudo sobre la fuente, pues realmente estaba sedienta por la caminata, para tomar agua entre sus manos y beber un largo sorbo. Estaba fresca.
Y lo sintió, abriendo los ojos con una sorpresa tal que bien podría imitar la de sus tres compañeros, al sentir una especie de extraña succión. Dejo caer el agua que quedaba en sus manos, alejándose un paso de la fuente.
-¿Que ha...- no llego a decir nada mas que eso por sitio al momento el cambio. No era su idioma. <<¿Que mierda es esto?>> incluso sus pensamientos, parecía no ser dichos con las mismas palabras que había estado usando hasta el momento, aunque sonara extraño, era así. Y también sabía que uno no cambia su idioma de origen con el chasquear de los dedos, se necesitaba aprendizaje previo.
Era ridículo e improbable fuera de todo lógica normal. Miro a la fuente y luego a sus compañeros, pensando que su suposición inicial no había sido del todo errónea.. La fuente si estaba envenenada: un veneno mágico que cambiaba tus palabras.
-Al menos nos entenderemos por fin -murmuró Pam con desgano, no le hacía gracia perder su lengua, pero tampoco le importaba mientras no perdiera sus conocimientos y estos aun los tenia, aunque fueran con un vocabulario diferente. Pam siempre tiraba mas a lo practico y la posible existencia de magia solo significaba un interesante añadido a todo aquello, pues poder poner sus manos en ella solo significaba una cosa <<De verdad soy especial>> y si hubiese sigo un acto común, la niña habría sonreído con satisfacción genuina.
*Similares a caracoles de concha blanda y verdosa con granitos azules, que sueltan veneno al explotarlos para protegerse de los depredadores.
Espero pacientemente a ver al bípedo azul retorcerse en el suelo al envenenarse, con rostro imperturbable, pero nada así ocurrió. <<¿Efecto tardío, tal vez?>> pensó la mona del queso suspicaz, al ver como la niña morena imitaba al reptil. no se le ocurrió pararla pese a que seguía sin girase. Al fin de cuenta ella parecía mas mono del queso que el reptil y este ultimo tal vez podía resistir venenos, al fin de cuenta muchos reptiles eran venenosos.
Pero la niña tampoco sufrió daño alguno a pesar de parecer tan sorprendida como el reptil, se acercó a la fuente movida por cierta curiosidad justo cuando llegaba la ultima del pequeño grupo. Ver que ella también bebía y nada le pasaba, solo parecía sorprendida, hizo que se plantear aun poco el asunto <<Tres beben, tres viven...mucha mala suerte tengo que tener para que solo me pase algo a mi>> pensó Pam inclinándose todo lo que pudo sobre la fuente, pues realmente estaba sedienta por la caminata, para tomar agua entre sus manos y beber un largo sorbo. Estaba fresca.
Y lo sintió, abriendo los ojos con una sorpresa tal que bien podría imitar la de sus tres compañeros, al sentir una especie de extraña succión. Dejo caer el agua que quedaba en sus manos, alejándose un paso de la fuente.
-¿Que ha...- no llego a decir nada mas que eso por sitio al momento el cambio. No era su idioma. <<¿Que mierda es esto?>> incluso sus pensamientos, parecía no ser dichos con las mismas palabras que había estado usando hasta el momento, aunque sonara extraño, era así. Y también sabía que uno no cambia su idioma de origen con el chasquear de los dedos, se necesitaba aprendizaje previo.
Era ridículo e improbable fuera de todo lógica normal. Miro a la fuente y luego a sus compañeros, pensando que su suposición inicial no había sido del todo errónea.. La fuente si estaba envenenada: un veneno mágico que cambiaba tus palabras.
-Al menos nos entenderemos por fin -murmuró Pam con desgano, no le hacía gracia perder su lengua, pero tampoco le importaba mientras no perdiera sus conocimientos y estos aun los tenia, aunque fueran con un vocabulario diferente. Pam siempre tiraba mas a lo practico y la posible existencia de magia solo significaba un interesante añadido a todo aquello, pues poder poner sus manos en ella solo significaba una cosa <<De verdad soy especial>> y si hubiese sigo un acto común, la niña habría sonreído con satisfacción genuina.
*Similares a caracoles de concha blanda y verdosa con granitos azules, que sueltan veneno al explotarlos para protegerse de los depredadores.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Plaza de la Fuente
03/11/15, 03:53 pm
Milo observó a la muchacha dar vueltas a su alrededor con una sonrisa divertida, imaginando que tipo de preguntas le estaba planteando pero sin poder contestar de forma adecuada. En otra persona tal vez le habría incomodado, pero lo cierto es que Adru le resultaba demasiado simpática.
—Mejor dejamos las preguntas para luego, ¿de acuerdo? —comentó riendo, echando a andar por el pasillo en cuanto la chica empezó a tirar de sus dos pequeños compañeros—. Me llamó Milo. —volvió a presentarse, enfatizando el nombre para que lo entendieran antes de iluminar el camino.
En cuanto dieron con la puerta que daba al exterior, el norteño esbozó una amplia sonrisa y la abrió de par en par, inspirando con fuerza para llenarse los pulmones de aire fresco. En sus viajes por Irraria había pisado muchas veces la superficie, por eso no le suponía ningún problema estar bajo el cielo despejado, pero parecía que a los dos sinhadres les molestaba la luminosidad.
—¿Estáis bien? —preguntó, apagando la linterna de su brazo y observándoles algo preocupado. Adru no parecía tener muchos problemas dejando de lado la cantidad de luz, pero Neil se había apretujado a Eitne visiblemente asustado—. No pasa nada, ¿veis? —trató de animarles, dando un par de vueltas con los brazos abiertos en mitad de la calle para demostrarles que todo estaba bien.
Los edificios ruinosos y las calles cenicientas daban a la escena un aire decadente, pero dejando a un lado eso no había nada que temer. El irrense estaba equivocado, por supuesto, pero ya lo descubrirían más adelante por las malas. Ahora tenían que avanzar.
—Creo que hay una plaza al final de esta calle —informó con los ojos entrecerrados, señalando la dirección—. ¿Vamos a echar un vistazo? —preguntó, esbozando una sonrisa con la que quería transmitirles seguridad. Le preocupaba el pequeño grupo que se había quedado atrás, sobre todo Rox por ser la primera persona con la que se había encontrado en aquella ciudad, pero el sonido de actividad en el interior de las mazmorras le indicó que no tardarían en alcanzarles.
Se pusieron en marcha en cuanto sus tres compañeros estuvieron dispuestos, caminando a buen paso debido al ritmo inquieto de Adru. Aquella velocidad no incomodaba a Milo, pues estaba acostumbrado a estar siempre en movimiento, y cuando avistó actividad en la plaza apretó un poco más el paso. Había cuatro personas junto a una fuente, todas bastante dispares entre sí, pero en cuanto reconoció a la chica de pelo verde como irrense el hacker suspiro aliviado. Por fin alguien con quien poder entenderse.
—Hola —saludó con una sonrisa, alzando una mano y acercándose al pequeño grupo—. ¿También os habéis despertados en aquellas mazmorras tan lúgubres? —preguntó con curiosidad, centrando su mirada y sus palabras en Rena—. Yo soy Milo, por cierto. —se presentó sonriente. Si la muchacha tenía la costumbre de comprobar el chip de identidad siempre que conocía a alguien se iba a llevar una sorpresa con el hacker.
—Mejor dejamos las preguntas para luego, ¿de acuerdo? —comentó riendo, echando a andar por el pasillo en cuanto la chica empezó a tirar de sus dos pequeños compañeros—. Me llamó Milo. —volvió a presentarse, enfatizando el nombre para que lo entendieran antes de iluminar el camino.
En cuanto dieron con la puerta que daba al exterior, el norteño esbozó una amplia sonrisa y la abrió de par en par, inspirando con fuerza para llenarse los pulmones de aire fresco. En sus viajes por Irraria había pisado muchas veces la superficie, por eso no le suponía ningún problema estar bajo el cielo despejado, pero parecía que a los dos sinhadres les molestaba la luminosidad.
—¿Estáis bien? —preguntó, apagando la linterna de su brazo y observándoles algo preocupado. Adru no parecía tener muchos problemas dejando de lado la cantidad de luz, pero Neil se había apretujado a Eitne visiblemente asustado—. No pasa nada, ¿veis? —trató de animarles, dando un par de vueltas con los brazos abiertos en mitad de la calle para demostrarles que todo estaba bien.
Los edificios ruinosos y las calles cenicientas daban a la escena un aire decadente, pero dejando a un lado eso no había nada que temer. El irrense estaba equivocado, por supuesto, pero ya lo descubrirían más adelante por las malas. Ahora tenían que avanzar.
—Creo que hay una plaza al final de esta calle —informó con los ojos entrecerrados, señalando la dirección—. ¿Vamos a echar un vistazo? —preguntó, esbozando una sonrisa con la que quería transmitirles seguridad. Le preocupaba el pequeño grupo que se había quedado atrás, sobre todo Rox por ser la primera persona con la que se había encontrado en aquella ciudad, pero el sonido de actividad en el interior de las mazmorras le indicó que no tardarían en alcanzarles.
Se pusieron en marcha en cuanto sus tres compañeros estuvieron dispuestos, caminando a buen paso debido al ritmo inquieto de Adru. Aquella velocidad no incomodaba a Milo, pues estaba acostumbrado a estar siempre en movimiento, y cuando avistó actividad en la plaza apretó un poco más el paso. Había cuatro personas junto a una fuente, todas bastante dispares entre sí, pero en cuanto reconoció a la chica de pelo verde como irrense el hacker suspiro aliviado. Por fin alguien con quien poder entenderse.
—Hola —saludó con una sonrisa, alzando una mano y acercándose al pequeño grupo—. ¿También os habéis despertados en aquellas mazmorras tan lúgubres? —preguntó con curiosidad, centrando su mirada y sus palabras en Rena—. Yo soy Milo, por cierto. —se presentó sonriente. Si la muchacha tenía la costumbre de comprobar el chip de identidad siempre que conocía a alguien se iba a llevar una sorpresa con el hacker.
- Lathspell
Ficha de cosechado
Nombre: Kyllikki Paasikoski
Especie: Humana
Habilidades: Buena menoria, muy buena, lealtad, y facilidad para los idiomas.
Personajes : Zobriel: Nublino transformado en Basilisco
Kyllikki: Humana cosechada.
Armas : Zobriel: Malicioso, Colmillo veneno, Cuchillada, Cola veneno
Kyllikki: Elataquedelasmilteoriascientificasypseudocientificasmasinutildetodoslostiempos
Status : Disponible para cualquier debate ilógico
Humor : Culpable de dibujar horrible y hacer chistes peores aun
Re: Plaza de la Fuente
03/11/15, 06:49 pm
Prefirió pasar por alto aquel choque y la posterior caída, pero no pudo evitar sonreír. El chico del brazo raro y aquella muchacha sin orejas tenían bastantes ganas de salir y no parecía preocuparles mucho la situación actual. Milo en especial (al menos así entendió su nombre) parecía hasta disfrutar un poco de todo esto. Fue tras ellos cuando continuaron la marcha, no quiso mirar hacia atrás pero escucho como los seguían los demás muchachos, juntos todos ellos después de abandonar las mazmorras directo a la ciudad de los dioses. La primera impresión de Zob fue que era la entrada al infierno del que los Fuy habían hablado. Pero no podía dejar de admirar la belleza de las ruinas, el cielo y el contraste. Se había contagiado del optimismo de los demás, aunque dudaba que las motivaciones de todos, fuesen como las suyas y las de su pueblo.
Cuando Milo comenzó a llevarlos hacia el final de calle, Zob los siguió aunque no entendió nada de lo que dijo. Mientras más se acercaban pudo distinguir un pequeño grupo que los esperaba. Aunque no esperaba a los dioses, pues lo habían dejado de lado en las mazmorras, esperaba de verdad que no fuesen hostiles. Mientras más se acercaba a la plaza noto que milo se acercaba a una muchacha que parecía de su mismo mundo, pero Zobriel estaba encandilado con la fuente.
De niño había escuchado cuentos y leyendas de una fuente mágica. Su abuela le había dejado muy profundos recuerdos de esas historias. Se acercó lentamente mientras que una pequeña criatura blanca lo miraba con desconfianza.
- Hay una fuente en la ciudad divina, donde los dioses han bebido – susurro recordando las palabras de su abuela - dejaron todo atrás, y allí comienzo su camino para ser quienes son. - terminó en voz muy baja.
De niño sonaba espectacular, hace un par de días pudo haber sonado como cuentos de ancianas, pero ahora tenía ante sí una fuente. Las cabezas de serpientes en caos dirigían la vista hacia ellas, mientras que el agua fluía tranquila y seductora.
Se acercó decidido, sabiendo que quizá los demás lo miraran extrañados. Cada paso era más automático que el anterior, pero también lo hacía sentirse más real allí mismo. Cuando estuvo frente a la fuente busco ayuda. Solo tuvo coraje para ver a la pequeña criatura blanca. Aunque no fue hostil directamente, decidió clavar sus ojos en la fuente, solo en la fuente, aquella chispa en esos ojos no era de amistad. Sin poder moverse más se agacho a beber, cerró los ojos y suspiro.
- Algunas cosas si eran ciertas, abuela. – dijo en un idioma que no era el suyo.
Cuando Milo comenzó a llevarlos hacia el final de calle, Zob los siguió aunque no entendió nada de lo que dijo. Mientras más se acercaban pudo distinguir un pequeño grupo que los esperaba. Aunque no esperaba a los dioses, pues lo habían dejado de lado en las mazmorras, esperaba de verdad que no fuesen hostiles. Mientras más se acercaba a la plaza noto que milo se acercaba a una muchacha que parecía de su mismo mundo, pero Zobriel estaba encandilado con la fuente.
De niño había escuchado cuentos y leyendas de una fuente mágica. Su abuela le había dejado muy profundos recuerdos de esas historias. Se acercó lentamente mientras que una pequeña criatura blanca lo miraba con desconfianza.
- Hay una fuente en la ciudad divina, donde los dioses han bebido – susurro recordando las palabras de su abuela - dejaron todo atrás, y allí comienzo su camino para ser quienes son. - terminó en voz muy baja.
De niño sonaba espectacular, hace un par de días pudo haber sonado como cuentos de ancianas, pero ahora tenía ante sí una fuente. Las cabezas de serpientes en caos dirigían la vista hacia ellas, mientras que el agua fluía tranquila y seductora.
Se acercó decidido, sabiendo que quizá los demás lo miraran extrañados. Cada paso era más automático que el anterior, pero también lo hacía sentirse más real allí mismo. Cuando estuvo frente a la fuente busco ayuda. Solo tuvo coraje para ver a la pequeña criatura blanca. Aunque no fue hostil directamente, decidió clavar sus ojos en la fuente, solo en la fuente, aquella chispa en esos ojos no era de amistad. Sin poder moverse más se agacho a beber, cerró los ojos y suspiro.
- Algunas cosas si eran ciertas, abuela. – dijo en un idioma que no era el suyo.
- Kial
Ficha de cosechado
Nombre: Hyun-Su
Especie: Humano
Habilidades: memoria, habilidad mental (acertijos, adivinanzas),astucia.Personajes : Hyun-su: el medio coreano medio estadounidense, serio, callado, cobarde, enclenque y egoista impulsado por su miedo.
altura: 1,77m
peso: 67 kg (estilizado)
edad: 15 años
Heridas/enfermedades : -Cicatrices en: mano, pecho, hombro y mejilla.
-Cojera por herida a medio curar en gemelo.
Re: Plaza de la Fuente
03/11/15, 07:41 pm
Seo Rox, así se llamaba el nuevo chico. Su nombre como la mayoría en corea era compuesto. Seo era un nombre femenino, pero lo había escuchado en hombres muy rara vez, de cualquier manera a Hyung le invadió la duda, quizá era una chica, prefirió tratarle de una forma general para evitar una equivocación y esperar a que alguno lo dejara claro. Además normalmente llevan consigo un significado, solían decir la fecha de nacimiento o atributos para los recién nacidos, pero en el caso de Rox no tenía <<De donde vendrá ese nombre>>. De no ser por éste y como hablaba coreano, perfectamente, se habría creído que era de algún país de habla inglesa, hablaba esta lengua de forma muy fluida y natural. Aquel chico se acerco muy amablemente a hablar con Hyung individualmente en la lengua materna de ambos, dándose cuenta de su poca habilidad en el inglés.
- tranquilo, muchas gracias pero más o menos puedo llevar bien el inglés, aunque yo no hable mucho, os entenderé.- Respondió Hyung en coreano con un asentimiento de cabeza.
Después de despedirse el otro coreano de su compañero con el que había aparecido, se asomó a ver quien más se encontraba dentro. Éstos estaban ya saliendo detrás del primero. La primera chica de rápido que iba se choco con el del brazo robótico y después de recuperar el equilibrio siguieron, buscando todos una salida.
El coreano miró a los otros y a los lados no se la veía muy tranquila. Hyung por otro lado, con tanta gente y encima algunos humanos, había podido calmarse y alejar sus pensamientos de todo miedo creado por su mente. Estaba tranquilo, pero el plan tampoco era tentar a la suerte. Y quedarse solos en un lugar tan tétrico no le parecía buena idea.
Rox propuso salir también con los demás, confirmando que no se sentía muy cómodo. Hyung siempre prefería quedarse en zona conocida pero podía entender a lo que Rox se refería.
Hyung miró al chico bajito y gris, ya salía poco después de los primeros. Llevaba desde antes que Hyung llegará y todavía no había intentado ni hablar. A Hyung no le extrañaba siendo este incapaz, probablemente, de comunicarse con ninguno. Quizás no tenía que decir. De cualquier manera Hyung no podía saberlo con seguridad, pero ninguno se le parecía, lo que significaba que no había gente de su “mundo”.
En una fila a cachos e irregular salieron todos los extraños. Con el q Rox había llamado “Milo” y la chica extraña, llevando a los dos pequeños detras,delante del todo. Los tres humanos iban separados de los demás al fondo encabezados por el otro coreano.
Finalmente salieron a una plaza Hyung observo lentamente el paisaje la ciudad era enorme e irregular, con muchos de sus edificios en ruinas. Miró al cielo asombrado <<Está claro que esto no es la tierra>> al fondo de la plaza se encontraba una parte del grupo que estaba antes reunido en la puerta del niño llorando, con algunas personas nuevas, más “chicos como ellos”. Avanzaron esta vez separándose Hyung se centro en la fuente, alrededor de la cual se encontraban los muchachos sentados. Hyung fue directo a beber con la boca seca y sabor a vomito no iba a hacer otra cosa. Habría tenido más cuidado antes de beber de ahí, pero todos los demás habían bebido y estaban bien y como se encontraba creía que era razón más que suficiente para pasar de preocupaciones. Empezó a beber, el agua no sabía cómo en su casa, era mucho peor, pero no podía separarse de la fuente, estaba sediento.
Una vez termino dio un largo suspiro, no estaba siendo muy educado pero…<< no estoy para educación hoy>> según lo pensaba peor se sentía, eso ya no era su idioma.
– ¿Q…qué ha pasado?- Dijo sorprendido, en aquel idioma nuevo para él, ya no era capaz de hablar coreano.
- tranquilo, muchas gracias pero más o menos puedo llevar bien el inglés, aunque yo no hable mucho, os entenderé.- Respondió Hyung en coreano con un asentimiento de cabeza.
Después de despedirse el otro coreano de su compañero con el que había aparecido, se asomó a ver quien más se encontraba dentro. Éstos estaban ya saliendo detrás del primero. La primera chica de rápido que iba se choco con el del brazo robótico y después de recuperar el equilibrio siguieron, buscando todos una salida.
El coreano miró a los otros y a los lados no se la veía muy tranquila. Hyung por otro lado, con tanta gente y encima algunos humanos, había podido calmarse y alejar sus pensamientos de todo miedo creado por su mente. Estaba tranquilo, pero el plan tampoco era tentar a la suerte. Y quedarse solos en un lugar tan tétrico no le parecía buena idea.
Rox propuso salir también con los demás, confirmando que no se sentía muy cómodo. Hyung siempre prefería quedarse en zona conocida pero podía entender a lo que Rox se refería.
Hyung miró al chico bajito y gris, ya salía poco después de los primeros. Llevaba desde antes que Hyung llegará y todavía no había intentado ni hablar. A Hyung no le extrañaba siendo este incapaz, probablemente, de comunicarse con ninguno. Quizás no tenía que decir. De cualquier manera Hyung no podía saberlo con seguridad, pero ninguno se le parecía, lo que significaba que no había gente de su “mundo”.
En una fila a cachos e irregular salieron todos los extraños. Con el q Rox había llamado “Milo” y la chica extraña, llevando a los dos pequeños detras,delante del todo. Los tres humanos iban separados de los demás al fondo encabezados por el otro coreano.
Finalmente salieron a una plaza Hyung observo lentamente el paisaje la ciudad era enorme e irregular, con muchos de sus edificios en ruinas. Miró al cielo asombrado <<Está claro que esto no es la tierra>> al fondo de la plaza se encontraba una parte del grupo que estaba antes reunido en la puerta del niño llorando, con algunas personas nuevas, más “chicos como ellos”. Avanzaron esta vez separándose Hyung se centro en la fuente, alrededor de la cual se encontraban los muchachos sentados. Hyung fue directo a beber con la boca seca y sabor a vomito no iba a hacer otra cosa. Habría tenido más cuidado antes de beber de ahí, pero todos los demás habían bebido y estaban bien y como se encontraba creía que era razón más que suficiente para pasar de preocupaciones. Empezó a beber, el agua no sabía cómo en su casa, era mucho peor, pero no podía separarse de la fuente, estaba sediento.
Una vez termino dio un largo suspiro, no estaba siendo muy educado pero…<< no estoy para educación hoy>> según lo pensaba peor se sentía, eso ya no era su idioma.
– ¿Q…qué ha pasado?- Dijo sorprendido, en aquel idioma nuevo para él, ya no era capaz de hablar coreano.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Plaza de la Fuente
03/11/15, 08:00 pm
Adrune encabezaba la marcha tirando de Neil y el niño. Solo el tener que ocuparse de ellos la prevenía de perderse varios metros por delante del grupo. Eso y la luz. Era de día y en aquella ciudad había demasiada iluminación por algún motivo. La sinhadre usaba su mano libre a modo de visera y aprovechaba para otear en la distancia. No podía entender al chico del brazo metálico pero ella también vio la plaza siguiendo la dirección que indicaba, aunque la luz le impidió distinguir demasiado.
—Mira, Neil, más gente con esas cosas en los oídos —informó al observar que ya había más personas que aún no había visto rodeando una suerte de monumento de piedra del que manaba lo que parecía syv impuro.
Adrune se fijó en todos ellos y ya no se hubiera extrañado por el aspecto de ninguno de no ser porque había un lagarto gigante en el grupo. La sinhadre olvidó que su aurva probablemente estaría aterrado por el exceso de luz y correteó hacia el lagarto, dando vueltas a su alrededor con expresión curiosa.
—¡Esto sí que tiene que ser cosa de magia, Neil! —Exclamó volviendo a la carrera hacia su aurva mientras señalaba hacia el lagarto sin mirarlo—. ¿Crees que Jack lo ha cazado por su cuenta y lo hizo así de grande? —Le preguntó de forma que no quedaba claro si lo decía en serio o no. Al instante se llevó la mano a la boca y dejó escapar una risita—. Olvida eso —dijo en lo que ella creía un tono enigmático y se volvió a dar la vuelta para dirigirse a los allí reunidos—. ¡Hoooola! —Exclamó enérgicamente mientras agitaba la mano.
Observó entonces como el chico del estómago descompuesto se acercaba a beber del syv impuro y trató de advertirle de que "no podía ser bueno para el estómago", sin éxito. Ante su cara de sorpresa tan solo se cruzó de brazos y asintió para sí.
—No te acerques a él, seguro que vuelve a vomitar —le dijo a Neil en tono confidencial.
—Mira, Neil, más gente con esas cosas en los oídos —informó al observar que ya había más personas que aún no había visto rodeando una suerte de monumento de piedra del que manaba lo que parecía syv impuro.
Adrune se fijó en todos ellos y ya no se hubiera extrañado por el aspecto de ninguno de no ser porque había un lagarto gigante en el grupo. La sinhadre olvidó que su aurva probablemente estaría aterrado por el exceso de luz y correteó hacia el lagarto, dando vueltas a su alrededor con expresión curiosa.
—¡Esto sí que tiene que ser cosa de magia, Neil! —Exclamó volviendo a la carrera hacia su aurva mientras señalaba hacia el lagarto sin mirarlo—. ¿Crees que Jack lo ha cazado por su cuenta y lo hizo así de grande? —Le preguntó de forma que no quedaba claro si lo decía en serio o no. Al instante se llevó la mano a la boca y dejó escapar una risita—. Olvida eso —dijo en lo que ella creía un tono enigmático y se volvió a dar la vuelta para dirigirse a los allí reunidos—. ¡Hoooola! —Exclamó enérgicamente mientras agitaba la mano.
Observó entonces como el chico del estómago descompuesto se acercaba a beber del syv impuro y trató de advertirle de que "no podía ser bueno para el estómago", sin éxito. Ante su cara de sorpresa tan solo se cruzó de brazos y asintió para sí.
—No te acerques a él, seguro que vuelve a vomitar —le dijo a Neil en tono confidencial.
- Manasard
Ficha de cosechado
Nombre: Ain
Especie: Humano
Habilidades: Nociones de Lucha, Planificación, Rapidez Mental
Re: Plaza de la Fuente
03/11/15, 08:47 pm
Así que estábamos en una ciudad en ruinas, muy apropiado. Al salir la luz me había cegado un poco pero en poco tiempo se me acostumbró la vista. El primer grupo ya había avanzado bastante, pero aun así se les podía seguir. Mientras andábamos en esa dirección me separé un poco de los dos coreanos, necesitaba pensar un poco en frío y recordar la noche anterior. Había llegado de entrenar, me había puesto con el ordenador y…
-¡Mierda, La Ranked!- se me escapo el grito. Llevábamos mucho tiempo preparándonos para esa partida y yo me había quedado dormido, les había fallado, en cuanto pudiese debería disculparme. Pero que pasó después… alguien me había despertado, llevaba una chistera y fumaba en pipa… <<Aj, casi no me acuerdo de la conversación>> Algo de una ciudad donde podría hacer mis sueños realidad. ¿Sería esta la ciudad de la que me habló? Miré hacia los edificios, no parecía una ciudad milagrosa mas bien una desastrosa las calles estaban desiertas a excepción de nosotros, venían a mi mente demasiados ejemplos de situaciones parecidas y ninguno de ellos acababa bien para todos. Me di la vuelta un segundo y vi que alguien nos seguía, <<Otro más que se habrá despertado aquí>> me di la vuelta de nuevo y seguí con mis pensamientos. Rox, Hyung-su, el chico pálido, el del hocico, los del pelo tintado y el pequeño, ¿Por que estaban aquí? ¿les habrían traído como a mi?, ¿o estaba soñando y todo era producto de mi subconsciente?
En nada llegamos a una amplia plaza con una fuente el medio, parecía que había más gente a parte de nosotros según nos acercamos distinguí a otro con hocico y <<Un lagarto, mira tú que bien, definitivamente debo de estar soñando. >> Ignorando un poco al resto me hice un hueco en la fuente, el agua estaba bastante clara y parecía bastante fresca. Cogí un poco con las manos y me lavé la cara, sí que estaba fría pero no me desperté. <<Parece que no estoy soñando>> volví a meter las manos, esta vez para beber el agua. En cuanto tragué note una extraña sensación.
– ¿Pero qué demonios?- Ni en Mandarín ni en Ingles, aquello lo dije en un idioma completamente diferente que en mi vida había escuchado pero por extraño que pareciese conocía a la perfección.
Miré a mí alrededor para saber si a alguien más le había pasado lo mismo. Hyung-su parecía igual de sorprendido que yo. Intente hablarle en inglés, pero no conocía ninguna palabra ni ninguna frase así que hable en aquel nuevo idioma
– ¿Has sentido lo mismo que yo?- Que raro sonaba ese idioma saliendo de mi boca.
-¡Mierda, La Ranked!- se me escapo el grito. Llevábamos mucho tiempo preparándonos para esa partida y yo me había quedado dormido, les había fallado, en cuanto pudiese debería disculparme. Pero que pasó después… alguien me había despertado, llevaba una chistera y fumaba en pipa… <<Aj, casi no me acuerdo de la conversación>> Algo de una ciudad donde podría hacer mis sueños realidad. ¿Sería esta la ciudad de la que me habló? Miré hacia los edificios, no parecía una ciudad milagrosa mas bien una desastrosa las calles estaban desiertas a excepción de nosotros, venían a mi mente demasiados ejemplos de situaciones parecidas y ninguno de ellos acababa bien para todos. Me di la vuelta un segundo y vi que alguien nos seguía, <<Otro más que se habrá despertado aquí>> me di la vuelta de nuevo y seguí con mis pensamientos. Rox, Hyung-su, el chico pálido, el del hocico, los del pelo tintado y el pequeño, ¿Por que estaban aquí? ¿les habrían traído como a mi?, ¿o estaba soñando y todo era producto de mi subconsciente?
En nada llegamos a una amplia plaza con una fuente el medio, parecía que había más gente a parte de nosotros según nos acercamos distinguí a otro con hocico y <<Un lagarto, mira tú que bien, definitivamente debo de estar soñando. >> Ignorando un poco al resto me hice un hueco en la fuente, el agua estaba bastante clara y parecía bastante fresca. Cogí un poco con las manos y me lavé la cara, sí que estaba fría pero no me desperté. <<Parece que no estoy soñando>> volví a meter las manos, esta vez para beber el agua. En cuanto tragué note una extraña sensación.
– ¿Pero qué demonios?- Ni en Mandarín ni en Ingles, aquello lo dije en un idioma completamente diferente que en mi vida había escuchado pero por extraño que pareciese conocía a la perfección.
Miré a mí alrededor para saber si a alguien más le había pasado lo mismo. Hyung-su parecía igual de sorprendido que yo. Intente hablarle en inglés, pero no conocía ninguna palabra ni ninguna frase así que hable en aquel nuevo idioma
– ¿Has sentido lo mismo que yo?- Que raro sonaba ese idioma saliendo de mi boca.
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