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- Seth
Ficha de cosechado
Nombre: Connor
Especie: Humano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad, rapidez mentalPersonajes :
● Devoss: Humano (Países Bajos) Licántropo Tigre
● Maila: Humana (Hawaii) Bruja de la Arena
●Connor: Humano (Canadá)
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Sufre episodios de insomnio. Tendrá episodios de vértigo postural, más frecuentes al levantarse tras dormir, que pueden durar desde minutos a varias horas.
Navajazos con mucha clase
28/11/23, 05:27 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Había pasado casi una semana desde que todo se fuera a la mierda. Desde que aquel monstruo hijo de puta decidiera envenenarles la comida para matarlos a todos. Y casi lo habría conseguido de no ser por que Serena decidió comer antes que los demás. La verdad es que nunca le había caído bien, pero joder, cómo le agradecía que hubiera tenido tantas prisas por llevarse algo a la boca... No sabían siquiera si aquella cosa con alas seguía con vida, aunque desde luego que el flechazo del varmano había sonado doloroso de cojones, y el motero esperaba que estuviera muerto por mucho que se mantuviera alerta por si lo veía.
A pesar de todo, el paso de los días le había devuelto algo de la tranquilidad perdida y le había dado el tiempo para preocuparse por temas mucho menos graves, como por ejemplo: la puñetera barba. En el club, muchos de sus hermanos moteros tenían grandes barbas y hacían mucha gala de ellas. Costumbres y tradiciones tan arraigadas dentro de ellos como ir siempre con el chaleco puesto a todas partes o no dejar que nadie tocara sus motocicletas. El difunto Sean siempre se pareció al puto Santa Claus allá por donde fuera, y otros como Blake mostraban unos grandes bigotes trenzados. A Connor por el contrario no le iba mucho esa mierda. En el Paso, al contrario que en Toronto, casi siempre hacía jodido calor, así que era mucho más cómodo ir con la puta cara limpia. Un problema que se había encontrado en la ciudad al no haber cuchillas de afeitar o espuma, aunque tampoco se había esperado nada de eso cuando tenían que luchar por la maldita comida.
Ya habían pasado casi dos semanas desde que llegó, así que la sombra de la barba que acostumbraba a llevar había crecido. Dibujando un poco de negro el contorno de su cara, vaticinando una barba oscura en el futuro si no hacía nada por remediarlo. Aún no había llegado al punto de empezar a picar, pero es que ni siquiera iba a esperar a ese puñetero punto.
Por suerte, Nohlem ya le había ofrecido días antes echarse una mano mutuamente. La putada de todo aquello era que el afeitado debía ser con navaja a falta de otra cosa, y al contrario de lo que parecía ser en el felino... Él no tenía mucha idea de cómo se hacía. Sean le había enseñado en su momento cuando era un adolescente, porque el viejo había sido un cabronazo chapado a la antigua al que le gustaba hacerse el elegante de vez en cuando. Pero lo único que consiguió Connor fue llevarse cortes y más cortes. Ahora había llegado el momento fijado, y el motero ya se estaba imaginando la puta cara de Nohlem como la de un colador...
<<¿Cómo cojones usan algo que está hecho para cortar... y no se cortan, joder?>> Pensó el motero con el ceño fruncido mientras entraba en el salón, el lugar que habían acordado juntos. Connor rellenaría un cubo de agua del pozo, y luego empezaría a limpiar una de las navajas sentado en una silla, mientras hacía tiempo para esperar a Nohlem y sin poder evitar ver la ironía de todo aquello. Justo cuando era la primera vez que iba a usar una navaja contra alguien sin intención de hacer sangre... y es cuando más lo veía posible.
Había pasado casi una semana desde que todo se fuera a la mierda. Desde que aquel monstruo hijo de puta decidiera envenenarles la comida para matarlos a todos. Y casi lo habría conseguido de no ser por que Serena decidió comer antes que los demás. La verdad es que nunca le había caído bien, pero joder, cómo le agradecía que hubiera tenido tantas prisas por llevarse algo a la boca... No sabían siquiera si aquella cosa con alas seguía con vida, aunque desde luego que el flechazo del varmano había sonado doloroso de cojones, y el motero esperaba que estuviera muerto por mucho que se mantuviera alerta por si lo veía.
A pesar de todo, el paso de los días le había devuelto algo de la tranquilidad perdida y le había dado el tiempo para preocuparse por temas mucho menos graves, como por ejemplo: la puñetera barba. En el club, muchos de sus hermanos moteros tenían grandes barbas y hacían mucha gala de ellas. Costumbres y tradiciones tan arraigadas dentro de ellos como ir siempre con el chaleco puesto a todas partes o no dejar que nadie tocara sus motocicletas. El difunto Sean siempre se pareció al puto Santa Claus allá por donde fuera, y otros como Blake mostraban unos grandes bigotes trenzados. A Connor por el contrario no le iba mucho esa mierda. En el Paso, al contrario que en Toronto, casi siempre hacía jodido calor, así que era mucho más cómodo ir con la puta cara limpia. Un problema que se había encontrado en la ciudad al no haber cuchillas de afeitar o espuma, aunque tampoco se había esperado nada de eso cuando tenían que luchar por la maldita comida.
Ya habían pasado casi dos semanas desde que llegó, así que la sombra de la barba que acostumbraba a llevar había crecido. Dibujando un poco de negro el contorno de su cara, vaticinando una barba oscura en el futuro si no hacía nada por remediarlo. Aún no había llegado al punto de empezar a picar, pero es que ni siquiera iba a esperar a ese puñetero punto.
Por suerte, Nohlem ya le había ofrecido días antes echarse una mano mutuamente. La putada de todo aquello era que el afeitado debía ser con navaja a falta de otra cosa, y al contrario de lo que parecía ser en el felino... Él no tenía mucha idea de cómo se hacía. Sean le había enseñado en su momento cuando era un adolescente, porque el viejo había sido un cabronazo chapado a la antigua al que le gustaba hacerse el elegante de vez en cuando. Pero lo único que consiguió Connor fue llevarse cortes y más cortes. Ahora había llegado el momento fijado, y el motero ya se estaba imaginando la puta cara de Nohlem como la de un colador...
<<¿Cómo cojones usan algo que está hecho para cortar... y no se cortan, joder?>> Pensó el motero con el ceño fruncido mientras entraba en el salón, el lugar que habían acordado juntos. Connor rellenaría un cubo de agua del pozo, y luego empezaría a limpiar una de las navajas sentado en una silla, mientras hacía tiempo para esperar a Nohlem y sin poder evitar ver la ironía de todo aquello. Justo cuando era la primera vez que iba a usar una navaja contra alguien sin intención de hacer sangre... y es cuando más lo veía posible.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: Navajazos con mucha clase
06/02/24, 10:54 pm
Nohlem recibió el golpe en la frente con una carcajada, aguantando otras entre dientes por la confesión de un Connor pueril, cada vez más convencido de que la Tierra era masiva o estaba atestada de gente. Por supuesto todo eso quedaría para después, ya que a las risas las reemplazó una seriedad inusual tan pronto desenredó su historia. Entendía el silencio inicial del pelirrosa, no era un tema sencillo del que hablar y a veces menos es más, pero para Nohlem que quisiera escucharlo ya era señal suficiente. Era la primera vez que hablaba de ello directamente, y sentaba bien simplemente poder soltarlo. La sinceridad en sus cortas palabras le arrancó una ligera sonrisa, aunque tampoco es que pudiera culpar a sus padres.
—No seas tonto —le respondió rápidamente, exhalando por la nariz una risa—. Ya has hecho mucho aguantando mi monólogo.
La idea le hizo sonreír, aunque su garganta se cerró por los “peros” en el plan de Connor. El primero y más punzante era la situación de su hermana, si estaba a salvo en casa o le había pasado algo, siguiera desaparecida, muerta o inexistente. Luego estaba que él pudiera volver de una pieza, que le recordasen… y por último que Kahlo le hubiera perdonado. No se dejó carcomer tampoco, y fue la rectificación del propio Connor la que le hizo recular con tal de no verse poco convencido.
—¿Por qué? A mi me suena perfecto —además, tenía razón. Después de un año malviviendo en la cúspide de una pesadilla merecían comfort, ya fuera con una revelación sobre el valor de la vida y como aprovecharla como en su caso, o la humilde moraleja de un cuento en la que se aprecia lo que se tuvo—. Que le den a la humildad —verbalizó—. Voy a vivir de fiesta en fiesta. Y a decirle a madre que dejo las joyas. Bueno, el negocio, las joyas no, las joyas me gustan… —musitó—. Y para que mi hermana me perdone voy a- no sé, a cederle toda la herencia a ella con la condición de que me deje dinero para las fiestas.
Acabó con una sonrisa. Si aquella experiencia no le daba el valor de exigir su propio futuro nada se lo daría. Iba a preguntarle a Connor por sus planes, pero el muy lerdo se adelantó confesando sus errores. Para ser justos Nohlem se podría haber dado cuenta al pasarse las manos por la cara, cuando le cayese agua y picase o se le formase costra, pero en cualquier caso mucho después de Connor.
—Hah —una sonrisita empezó a crecer en sus labios, por el momento más afable que ladina. La sorpresa la ventiló de golpe, no obstante, al ser llamado “puto empanado”, y si Nohlem había pensado perdonarle un favor al canadiense por la sinceridad acababa de mandar su bondad por la borda—. ¡Encima-! —se rio, echándose atrás en el asiento para verle mejor con su peor cara de ofensa, la cual al estar tronchándose decía bastante—. ¡Me llamas empanado y luego encima me dices que te doy pena! Pero esto- ¡pero tú quien te crees! —le quitó el trapo y le golpeó con él, algo de lo que se arrepintió tan pronto chocó. Una cosa era tener confianzas con Connor y otra abrir la veda a las hostias. A él no le gustaban los moratones. Se hizo el favor de continuar casualmente, recogiendo tela—. ¡Debería cobrarte cuatro!
Suspirando entredientes como si realmente estuviera molesto y no profundamente agradecido con él como lo estaba, se dio con la toalla en la cara, limpiando cualquier pelito suelto que quedase por ahí.
—Pero está bien. Solo tres. Yo también me siento amable —se cruzó de brazos con una sonrisa zorruna de las suyas—. Y como primer favor vas a contarme tu peor experiencia sexual, por torpe. Yo también quiero sentir pena. ¡Así vamos a la par! ¿Has visto que bien?
Le sostuvo la mirada, gallito, sin embargo sus hombros cayeron rápido.
>>Oye, pero ahora en serio… Gracias —continuó más bajo, suave. Aún no se explicaba como tras una fachada tan intimidante cupiera un corazón tan basto—. Si quieres que haga algo por ti o si necesitas un hombro sobre el que apoyarte… Cuenta conmigo para lo que sea —una pausa—. ¡A cambio de un módico precio, claro!
Le guiñó un ojo de forma cómica. Por supuesto que lo de cobrarle no iba en serio.
—No seas tonto —le respondió rápidamente, exhalando por la nariz una risa—. Ya has hecho mucho aguantando mi monólogo.
La idea le hizo sonreír, aunque su garganta se cerró por los “peros” en el plan de Connor. El primero y más punzante era la situación de su hermana, si estaba a salvo en casa o le había pasado algo, siguiera desaparecida, muerta o inexistente. Luego estaba que él pudiera volver de una pieza, que le recordasen… y por último que Kahlo le hubiera perdonado. No se dejó carcomer tampoco, y fue la rectificación del propio Connor la que le hizo recular con tal de no verse poco convencido.
—¿Por qué? A mi me suena perfecto —además, tenía razón. Después de un año malviviendo en la cúspide de una pesadilla merecían comfort, ya fuera con una revelación sobre el valor de la vida y como aprovecharla como en su caso, o la humilde moraleja de un cuento en la que se aprecia lo que se tuvo—. Que le den a la humildad —verbalizó—. Voy a vivir de fiesta en fiesta. Y a decirle a madre que dejo las joyas. Bueno, el negocio, las joyas no, las joyas me gustan… —musitó—. Y para que mi hermana me perdone voy a- no sé, a cederle toda la herencia a ella con la condición de que me deje dinero para las fiestas.
Acabó con una sonrisa. Si aquella experiencia no le daba el valor de exigir su propio futuro nada se lo daría. Iba a preguntarle a Connor por sus planes, pero el muy lerdo se adelantó confesando sus errores. Para ser justos Nohlem se podría haber dado cuenta al pasarse las manos por la cara, cuando le cayese agua y picase o se le formase costra, pero en cualquier caso mucho después de Connor.
—Hah —una sonrisita empezó a crecer en sus labios, por el momento más afable que ladina. La sorpresa la ventiló de golpe, no obstante, al ser llamado “puto empanado”, y si Nohlem había pensado perdonarle un favor al canadiense por la sinceridad acababa de mandar su bondad por la borda—. ¡Encima-! —se rio, echándose atrás en el asiento para verle mejor con su peor cara de ofensa, la cual al estar tronchándose decía bastante—. ¡Me llamas empanado y luego encima me dices que te doy pena! Pero esto- ¡pero tú quien te crees! —le quitó el trapo y le golpeó con él, algo de lo que se arrepintió tan pronto chocó. Una cosa era tener confianzas con Connor y otra abrir la veda a las hostias. A él no le gustaban los moratones. Se hizo el favor de continuar casualmente, recogiendo tela—. ¡Debería cobrarte cuatro!
Suspirando entredientes como si realmente estuviera molesto y no profundamente agradecido con él como lo estaba, se dio con la toalla en la cara, limpiando cualquier pelito suelto que quedase por ahí.
—Pero está bien. Solo tres. Yo también me siento amable —se cruzó de brazos con una sonrisa zorruna de las suyas—. Y como primer favor vas a contarme tu peor experiencia sexual, por torpe. Yo también quiero sentir pena. ¡Así vamos a la par! ¿Has visto que bien?
Le sostuvo la mirada, gallito, sin embargo sus hombros cayeron rápido.
>>Oye, pero ahora en serio… Gracias —continuó más bajo, suave. Aún no se explicaba como tras una fachada tan intimidante cupiera un corazón tan basto—. Si quieres que haga algo por ti o si necesitas un hombro sobre el que apoyarte… Cuenta conmigo para lo que sea —una pausa—. ¡A cambio de un módico precio, claro!
Le guiñó un ojo de forma cómica. Por supuesto que lo de cobrarle no iba en serio.
- Seth
Ficha de cosechado
Nombre: Connor
Especie: Humano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad, rapidez mental
Re: Navajazos con mucha clase
11/02/24, 01:01 pm
Puede que en ese instante el ambiente estuviera más ensombrecido por el relato de Nohlem, pero el motero creía que aquello era mucho más importante que hacer el gilipollas con una navaja. El varmano, al cuál ya consideraba un amigo, se había abierto contando tal cantidad de mierda que Connor solo podía intentar apoyarlo de la forma que fuera o simplemente escucharlo. Algo que siempre se le había dado bien en el club donde todos, incluido él, necesitaban desahogarse de vez en cuando antes de volverse puñeteramente loco de la cabeza. Connor soltó una risotada con Nohlem y su jodido plan de quedarse solo con el dinero justo para las fiestas. ¿No era eso lo que se merecían todos a la vuelta? Vivir la vida como si no hubiera un mañana... No fuera a ser que una panda de cabrones e hijos de puta te secuestrara y te llevara a su casa de los horrores al día siguiente.
-¡Bien dicho, cojones!- Le secundó con una leve risa y alzando un poco el puño, contento con verlo más repuesto. Le señaló con la navaja y una sonrisa igual de afilada en los labios.- Cuando estés de fiesta recuerda beberte una puta cerveza en mi nombre, ¿eh? Yo haré lo mismo en el otro lado, cabrón.- A pesar del tono amigable y bromista, Connor lo decía completamente en serio. Cuando volviera al club pensaba ponerse como una puñetera cuba y brindar por cada uno de sus compañeros antes de caer inconsciente. Habían pasado tanta mierda, y seguramente iban a pasar más, que aquello era lo mínimo.
Con la revelación de los cortes que le había hecho y la confesión de que se había callado uno de ellos, se esforzó en no reírse descontroladamente cuando vio la reacción de Nohlem. Connor se encogió de hombros con una leve sonrisilla, mientras el varmano ponía una cara de ofensa entre risas que solo hizo aquello más divertido. Puede que no hubiera sido muy listo al decirle la verdad y mucho menos en llamarle "puto empanado"... ¡Pero joder, es que lo era!
-¡Pero te he dicho la verdad!- Exclamó entre risas mientras le pasaba un dedo por la mejilla para quitarle unos pelos sueltos. Luego se incorporó un poco para verle mejor y abrió los brazos.- Venga ya. Eso tiene que contar alguna mierda, pedazo de hi... ¡AHH!- No le dio tiempo a terminar la frase cuando Nohlem le impactó con el trapo, provocando un leve respingo en el motero y su posterior risa. Que no tardó en convertirse en alarma con el incremento de los favores que había hecho su compañero- ¿¡CUATRO!? ¡LOS COJONES, CUATRO!- Se defendió mientras le hacía un corte de manga y su cuerpo subía y bajaba por las risas intermitentes.
Aún a pesar de la diversión y las carcajadas, Nohlem no perdonaba ni una. Aquel cabronazo puede que hubiera retrocedido al número original de favores, pero el primero que le pedía le hizo levantar una ceja por la sorpresa. Con el reflejo de la sonrisa zorruna de Nohlem, Connor empezó primero a sonreír levemente hasta que poco a poco su garganta dejó salir varias y fuertes risotadas. No sabía qué le hacía más gracia. La expresión en el rostro del varmano, su postura de brazos cruzados, la pregunta que le hacía o lo más seguro una mezcla de todo... Connor empezó a asentir con la cabeza, con varios suspiros divertidos escapándose.
-¡Que sepas que eres un cabronazo de primera! Lo más seguro es que también seas un auténtico gilipollas y un puto subnormal de mierda... Pero eso todavía lo estoy intentando averiguar- Sentenció negando con la cabeza y una sonrisa delatadora, mientras le daba los últimos retoques al rostro de Nohlem. A pesar de los cortes, su cara estaba prácticamente limpia de pelos excepto algunos sueltos que faltaban por repasar. Connor pasó la cuchilla por ellos y el raspar con su piel solo fue acompañada por el agradecimiento y sinceridad de Nohlem. Sonrió agradecido por sus palabras y se encogió fugazmente de hombros mientras seguía con su labor, quitándose importancia y méritos por solo haberle escuchado, pero fue interrumpido brevemente por su última broma y se rio.- No hace falta que me des las gracias, joder. Y ahora cierra la puta boca, tengo que contarte mi momento más bajo como ser humano.- Dijo con sorna y revelando el desastre sexual que estaba por contarle.
Pero antes se incorporó un poco para levantar un dedo acusador y amenazador, que chocó varias veces en el pecho de Nohlem.
-Pero antes de nada: Ésta mierda tiene que quedar entre tú y yo... Es una puta gilipollez divertida de cojones, lo sé. Y seguro que con lo cabrón que eres te hace más gracia de la cuenta.- Le picó un poco dándole dramatismo a la anécdota. Seguía pinchándole suavemente con el dedo- Pero si sale de aquí... Soy capaz de hacerme amigo de tus putos compis mafiosos de la Ladera y recordarles que ya no tienes quince años.- Amenazó sin mucho sentido. La sonrisilla en su rostro no tardó en aparecer, y con una breve risa se propuso a empezar a ridiculizarse. Se agachó y siguió quitándole los últimos pelos sueltos con la navaja mientras hablaba. Su tono era divertido y casi parecía estar constantemente al borde de la risa- Vale... a ver... Mi peor experiencia sexual fue cuando tenía dieciocho años y era una fiesta que el club había hecho con unos putos socios de fuera.- Connor negó con la cabeza un par de veces y continuó. El sonido de la navaja raspando le acompañó- El puto jefe de ellos era Aric, un cabrón noruego que estaba obsesionado con muchas mierdas y todas tenían que ver con las armas de fuego, pero a ti eso tiene que importarte una mierda. Lo que de verdad importaba es...- Hizo una pausa dramática durante unos segundos.- Que su hijo estaba bueno de cojones.- Soltó una risotada antes de seguir.- Creo que se llamaba Gustaffson o alguna mierda así, no me acuerdo la verdad... Los noruegos tienen todos nombres muy raros, joder... Era de mi edad y los dos estábamos jodidamente borrachos, así que no sé si estaba tan bueno como recuerdo o era el puñetero alcohol que llevaba encima.- Connor continúo batallando con los pocos pelos que quedaban y remojó la navaja en el cubo.- No tardamos en liarnos como cabrones en el aparcamiento de atrás del club para estar apartados, y al puto gilipollas este no se le ocurrió otra cosa que preguntar: "Eh, Connor... ¿Follamos encima de tu moto?"- Imitó la voz extranjera de Gustaffson entre risas. Antes de continuar tuvo que hacer una aclaración.-¡Te juro que yo no soy de esos, Nohlem! ¿Encima de mi moto? ¿Por qué a todo el mundo le pone esa mierda? Tendría que haberle metido cuatro hostias al jodido imbécil, pero...- Se encogió de hombros.- Ya te he dicho que yo también estaba borracho así que dije: "¡Haberlo preguntado antes, cojones!"- Connor fue víctima de un ataque de risa y tuvo que dejar de afeitarle unos segundos porque corría el riesgo de cortarle de nuevo. Le dio varias palmadas entre carcajadas al hombro de Nohlem hasta que se recuperó poco a poco.- Es. Jodidamente. Difícil. No es un puto coche, ¿vale? Cuando el gilipollas no se inclinaba hacia un lado era yo el que casi se caía. Bueno...- El motero hizo otra pausa dramática.- Que nos caímos, joder y... ¡Con ella se nos cayó la puta moto encima!- Rio de nuevo.- No sé cuánto pesan las motos en tu mundo, pero la mía pesaba dos pares de cojones. Y entre eso y que estábamos como una puta cuba... ¡Te juro que lo intenté pero era imposible salir de ahí, cabronazo!-
Las risas volvieron a hacerse eco en la habitación, mientras Connor se limpiaba los ojos húmedos con el antebrazo debido a lo divertido de la anécdota.
-Al final tuvimos que gritar como unas putas cabras para que alguien nos sacara de ahí...- Más repuesto Connor siguió afeitando y terminando su trabajo.- Ya era jodidamente vergonzoso esperar a que algún socio invitado o peor aún... Uno de mis hermanos fuera el que acudiera para ayudarnos, joder... Pero cuando vi esas putas botas militares y empecé a escuchar como gritaba en noruego... Pensé... ¡Me cago en mi puta vida, estoy muerto!- Las carcajadas volvieron a sonar.- Era Aric, el padre del Gartason o como cojones se llamara...- Connor se quedó callado unos segundos recordando aquella anécdota con diversión.- Ah y el hijoputa nos ayudó, claro... Era un cabrón de los antiguos y no le gustó una puta mierda lo que vio, pero sabía que si no me ayudaba iba a tener un jodido problema con los míos, así que...De todas maneras el polvo se fue a la mierda...- Connor se incorporó para observar con diversión a Nohlem mientras se reía profundamente.- Y ésa es mi puta peor experiencia sexual- Dijo con los brazos un poco abiertos.-¿QUÉ? ¿Te has divertido a mi costa, cabronazo de los cojones?- Preguntó entre risas mientras se alejaba un poco, y luego dejó salir una sonrisilla pícara.- Seguro que tú también tienes alguna historia así... ¿Puedo saberla? ¿O tengo que ganarme los putos favores? Piensa que me quedan tres pasadas con la navaja y estás quedando guapo de cojones gracias a mí.-
-¡Bien dicho, cojones!- Le secundó con una leve risa y alzando un poco el puño, contento con verlo más repuesto. Le señaló con la navaja y una sonrisa igual de afilada en los labios.- Cuando estés de fiesta recuerda beberte una puta cerveza en mi nombre, ¿eh? Yo haré lo mismo en el otro lado, cabrón.- A pesar del tono amigable y bromista, Connor lo decía completamente en serio. Cuando volviera al club pensaba ponerse como una puñetera cuba y brindar por cada uno de sus compañeros antes de caer inconsciente. Habían pasado tanta mierda, y seguramente iban a pasar más, que aquello era lo mínimo.
Con la revelación de los cortes que le había hecho y la confesión de que se había callado uno de ellos, se esforzó en no reírse descontroladamente cuando vio la reacción de Nohlem. Connor se encogió de hombros con una leve sonrisilla, mientras el varmano ponía una cara de ofensa entre risas que solo hizo aquello más divertido. Puede que no hubiera sido muy listo al decirle la verdad y mucho menos en llamarle "puto empanado"... ¡Pero joder, es que lo era!
-¡Pero te he dicho la verdad!- Exclamó entre risas mientras le pasaba un dedo por la mejilla para quitarle unos pelos sueltos. Luego se incorporó un poco para verle mejor y abrió los brazos.- Venga ya. Eso tiene que contar alguna mierda, pedazo de hi... ¡AHH!- No le dio tiempo a terminar la frase cuando Nohlem le impactó con el trapo, provocando un leve respingo en el motero y su posterior risa. Que no tardó en convertirse en alarma con el incremento de los favores que había hecho su compañero- ¿¡CUATRO!? ¡LOS COJONES, CUATRO!- Se defendió mientras le hacía un corte de manga y su cuerpo subía y bajaba por las risas intermitentes.
Aún a pesar de la diversión y las carcajadas, Nohlem no perdonaba ni una. Aquel cabronazo puede que hubiera retrocedido al número original de favores, pero el primero que le pedía le hizo levantar una ceja por la sorpresa. Con el reflejo de la sonrisa zorruna de Nohlem, Connor empezó primero a sonreír levemente hasta que poco a poco su garganta dejó salir varias y fuertes risotadas. No sabía qué le hacía más gracia. La expresión en el rostro del varmano, su postura de brazos cruzados, la pregunta que le hacía o lo más seguro una mezcla de todo... Connor empezó a asentir con la cabeza, con varios suspiros divertidos escapándose.
-¡Que sepas que eres un cabronazo de primera! Lo más seguro es que también seas un auténtico gilipollas y un puto subnormal de mierda... Pero eso todavía lo estoy intentando averiguar- Sentenció negando con la cabeza y una sonrisa delatadora, mientras le daba los últimos retoques al rostro de Nohlem. A pesar de los cortes, su cara estaba prácticamente limpia de pelos excepto algunos sueltos que faltaban por repasar. Connor pasó la cuchilla por ellos y el raspar con su piel solo fue acompañada por el agradecimiento y sinceridad de Nohlem. Sonrió agradecido por sus palabras y se encogió fugazmente de hombros mientras seguía con su labor, quitándose importancia y méritos por solo haberle escuchado, pero fue interrumpido brevemente por su última broma y se rio.- No hace falta que me des las gracias, joder. Y ahora cierra la puta boca, tengo que contarte mi momento más bajo como ser humano.- Dijo con sorna y revelando el desastre sexual que estaba por contarle.
Pero antes se incorporó un poco para levantar un dedo acusador y amenazador, que chocó varias veces en el pecho de Nohlem.
-Pero antes de nada: Ésta mierda tiene que quedar entre tú y yo... Es una puta gilipollez divertida de cojones, lo sé. Y seguro que con lo cabrón que eres te hace más gracia de la cuenta.- Le picó un poco dándole dramatismo a la anécdota. Seguía pinchándole suavemente con el dedo- Pero si sale de aquí... Soy capaz de hacerme amigo de tus putos compis mafiosos de la Ladera y recordarles que ya no tienes quince años.- Amenazó sin mucho sentido. La sonrisilla en su rostro no tardó en aparecer, y con una breve risa se propuso a empezar a ridiculizarse. Se agachó y siguió quitándole los últimos pelos sueltos con la navaja mientras hablaba. Su tono era divertido y casi parecía estar constantemente al borde de la risa- Vale... a ver... Mi peor experiencia sexual fue cuando tenía dieciocho años y era una fiesta que el club había hecho con unos putos socios de fuera.- Connor negó con la cabeza un par de veces y continuó. El sonido de la navaja raspando le acompañó- El puto jefe de ellos era Aric, un cabrón noruego que estaba obsesionado con muchas mierdas y todas tenían que ver con las armas de fuego, pero a ti eso tiene que importarte una mierda. Lo que de verdad importaba es...- Hizo una pausa dramática durante unos segundos.- Que su hijo estaba bueno de cojones.- Soltó una risotada antes de seguir.- Creo que se llamaba Gustaffson o alguna mierda así, no me acuerdo la verdad... Los noruegos tienen todos nombres muy raros, joder... Era de mi edad y los dos estábamos jodidamente borrachos, así que no sé si estaba tan bueno como recuerdo o era el puñetero alcohol que llevaba encima.- Connor continúo batallando con los pocos pelos que quedaban y remojó la navaja en el cubo.- No tardamos en liarnos como cabrones en el aparcamiento de atrás del club para estar apartados, y al puto gilipollas este no se le ocurrió otra cosa que preguntar: "Eh, Connor... ¿Follamos encima de tu moto?"- Imitó la voz extranjera de Gustaffson entre risas. Antes de continuar tuvo que hacer una aclaración.-¡Te juro que yo no soy de esos, Nohlem! ¿Encima de mi moto? ¿Por qué a todo el mundo le pone esa mierda? Tendría que haberle metido cuatro hostias al jodido imbécil, pero...- Se encogió de hombros.- Ya te he dicho que yo también estaba borracho así que dije: "¡Haberlo preguntado antes, cojones!"- Connor fue víctima de un ataque de risa y tuvo que dejar de afeitarle unos segundos porque corría el riesgo de cortarle de nuevo. Le dio varias palmadas entre carcajadas al hombro de Nohlem hasta que se recuperó poco a poco.- Es. Jodidamente. Difícil. No es un puto coche, ¿vale? Cuando el gilipollas no se inclinaba hacia un lado era yo el que casi se caía. Bueno...- El motero hizo otra pausa dramática.- Que nos caímos, joder y... ¡Con ella se nos cayó la puta moto encima!- Rio de nuevo.- No sé cuánto pesan las motos en tu mundo, pero la mía pesaba dos pares de cojones. Y entre eso y que estábamos como una puta cuba... ¡Te juro que lo intenté pero era imposible salir de ahí, cabronazo!-
Las risas volvieron a hacerse eco en la habitación, mientras Connor se limpiaba los ojos húmedos con el antebrazo debido a lo divertido de la anécdota.
-Al final tuvimos que gritar como unas putas cabras para que alguien nos sacara de ahí...- Más repuesto Connor siguió afeitando y terminando su trabajo.- Ya era jodidamente vergonzoso esperar a que algún socio invitado o peor aún... Uno de mis hermanos fuera el que acudiera para ayudarnos, joder... Pero cuando vi esas putas botas militares y empecé a escuchar como gritaba en noruego... Pensé... ¡Me cago en mi puta vida, estoy muerto!- Las carcajadas volvieron a sonar.- Era Aric, el padre del Gartason o como cojones se llamara...- Connor se quedó callado unos segundos recordando aquella anécdota con diversión.- Ah y el hijoputa nos ayudó, claro... Era un cabrón de los antiguos y no le gustó una puta mierda lo que vio, pero sabía que si no me ayudaba iba a tener un jodido problema con los míos, así que...De todas maneras el polvo se fue a la mierda...- Connor se incorporó para observar con diversión a Nohlem mientras se reía profundamente.- Y ésa es mi puta peor experiencia sexual- Dijo con los brazos un poco abiertos.-¿QUÉ? ¿Te has divertido a mi costa, cabronazo de los cojones?- Preguntó entre risas mientras se alejaba un poco, y luego dejó salir una sonrisilla pícara.- Seguro que tú también tienes alguna historia así... ¿Puedo saberla? ¿O tengo que ganarme los putos favores? Piensa que me quedan tres pasadas con la navaja y estás quedando guapo de cojones gracias a mí.-
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: Navajazos con mucha clase
15/02/24, 12:43 pm
—¿Cerveza? —hizo una mueca de asco, sacando la lengua y enseñando colmillos de lado—. Me bajaré una botella entera de vino en tu nombre mejor —y dicho lo cual alzó una copa invisible en su dirección.
Las reacciones de Connor eran hilarantes, tan transparentes que le resultaban refrescantes. La gente a la que acostumbraba tendía a ser obtusa, demasiado recta y formal, y si bien había excepciones como él mismo lo era, o sus amigos y su propio padre, ninguno rozaba la claridad del canadiense. Ni siquiera Olván, y eso que él no tenía los modales de clase alta. Las variadas formas que tenía de insultarle verbal y físicamente no dejaban de sorprenderle. Le lanzó un beso con el corte de mangas cuando pudo dejar de reír, sacando tres dedos de la mano para afirmar que no sería tan capullo. Menos mal que ya estaba hecho a que Connor era así de burro, o cada una de sus palabrotas le habrían sentado como un tiro. Cabronazo (bang) gilipollas (bang) puto subnormal de mierda (bang bang bang). Inerte en el suelo.
—Oh venga, no seas malo —murmuró con un puchero digno de Aniol, facilitando el rostro para dejarse hacer—. Encima que pobrecito yo tengo heridas en la cara... —la farsa inocencia murió con su sonrisa zorruna, una clara señal de pedante victoria. La mueca no se fue aún cuando Connor le amenazó, y por mucho que tratase de velarla tras una carenta de Santo era obvio que le divertía su ventaja—. ¡Oh, vamos! ¿Por quién me tomas? —le sorprendía que hubiera tardado tanto en aprenderse bien el nombre de su mundo pero lo rápido que se había quedado con La Ladera. Capullo interesado—. Mis labios están sellados.
Sus orejas se echaron para delante, atento como gato en caza. El tío empezaba con gente relacionada a armas de fuego... y luego el equivocado era él por creerle mafioso. Ja.
—Ya podría ser guapo, sí, porque gemir ese nombre en cama no renta —añadió con un bufido de risa—. ¡Ahh GustaffSoOooOn! —canturreó con los ojos cerrados, llevándose una mano al cuello y otra al pelo—. Pfff- ¡jajaja!
Cuando llegó el nudo de la historia (follar sobre una moto) sus ojos se abrieron como platos. No sabía como eran las motos humanas pero irremediablemente se las estaba imaginando como las varmanas y bueno... eso y follar en una bicicleta tenía que ser igual de cómodo. A fin de cuentas eso eran, bicicletas de hierro con un motor más pesado que una vaca en brazos.
—Espera, ¿como que a todo el mundo? —musitó con las orejas gachas por el horror. Aún le estaba costando ver como te acomodabas—. No sí, no me jures que pesan...
La risa llegó con una mueca de dolor empático cuando Connor le confirmó lo evidente: la moto se les vino encima. De sonreír tan fuerte notaba mejor los cortes, pero ahora tenía claro que habían merecido la pena.
—¡Espera espera espera! —pidió pausa tomando aire—. ¿Cómo de desnudos estábais? Por favor dime que mucho —rio entredientes en un seseo. Imaginárselos con el culo al aire debajo de una moto... Augurios le estaba dando un nuevo tipo de vergüenza ajena. Y encima ahora sumaba al padre—. Ah por favor. Connor, no —lloriqueó entre carcajadas.
Se incorporó en el asiento cuando el canadiense se apartó, aprovechando para masajearse las adoloridas mejillas y comprobar como de suave estaba quedando.
—No. Ha sido horrible —rio de nuevo, con los ojos brillantes por las carcajadas—. Lo he pasado mal. Encima de una moto... ¡¿Qué te pasa?! Me pasa a mi eso y mis ganas de liarme con nadie mueren por años —un escalofrío de situarse demasiado en el rol le arrancó otra risita. Sus ojos se abrieron de par en par cuando Connor le pasó la pelota—. ¡Aaaah no no, lo siento! ¡No es que no tenga, es que no le llega a la suela del zapato a tu historia, desgraciado!
Sus ojos vagaron por el suelo en silencio, en un movimiento rápido que indicaba que estaba pensando.
—Una vez... Estaba en la fiesta de unos socios de mis padres, y una de las invitadas era guapísima y- Bueno. Invitada —rio—. Era la prometida del hijo. En fin, nos gustamos, nos fuimos a una sala apartada para tener intimidad, obvio, y cuando estábamos en pleno momento de empezar a quitarnos ropa escuchamos a los padres de él en el pasillo —rio, el tipo de risa nerviosa de "tierra trágame". Ya tenía las mejillas encendidas de tanto reirse antes, pero ahora era por la vergüenza—. Tuve el tiempo justo para abrocharme mal dos botones, peinarme y ahorcarme con la corbata. Los señores no tenían nada mejor que hacer que entrar y, ahí estábamos los dos: un tipo cualquiera y la prometida de su hijo sentados en un sofá fingiendo ser niños buenos. Y yo con la chaqueta sobre las piernas para que no se notase lo que ya sabes...
Se pinzó el morro, resoplando con resignación.
—Connor, estuvimos diez minutos de reloj hablando con ellos como si no pasara nada. Diez minutos. ¡Y ni siquiera me acuerdo de que carajos hablamos! —estiró las piernas y se quejó, un sonido gutural a medio camino de carcajada y "me quiero morir"—. Todavía no sé los engañamos o nos pillaron. Intento no pensar mucho en ello. Pero vamos... —le miró burlón, recogiendo los trozos de orgullo que se le habían caido al suelo—. Lo tuyo con la moto es más lamentable.
Las reacciones de Connor eran hilarantes, tan transparentes que le resultaban refrescantes. La gente a la que acostumbraba tendía a ser obtusa, demasiado recta y formal, y si bien había excepciones como él mismo lo era, o sus amigos y su propio padre, ninguno rozaba la claridad del canadiense. Ni siquiera Olván, y eso que él no tenía los modales de clase alta. Las variadas formas que tenía de insultarle verbal y físicamente no dejaban de sorprenderle. Le lanzó un beso con el corte de mangas cuando pudo dejar de reír, sacando tres dedos de la mano para afirmar que no sería tan capullo. Menos mal que ya estaba hecho a que Connor era así de burro, o cada una de sus palabrotas le habrían sentado como un tiro. Cabronazo (bang) gilipollas (bang) puto subnormal de mierda (bang bang bang). Inerte en el suelo.
—Oh venga, no seas malo —murmuró con un puchero digno de Aniol, facilitando el rostro para dejarse hacer—. Encima que pobrecito yo tengo heridas en la cara... —la farsa inocencia murió con su sonrisa zorruna, una clara señal de pedante victoria. La mueca no se fue aún cuando Connor le amenazó, y por mucho que tratase de velarla tras una carenta de Santo era obvio que le divertía su ventaja—. ¡Oh, vamos! ¿Por quién me tomas? —le sorprendía que hubiera tardado tanto en aprenderse bien el nombre de su mundo pero lo rápido que se había quedado con La Ladera. Capullo interesado—. Mis labios están sellados.
Sus orejas se echaron para delante, atento como gato en caza. El tío empezaba con gente relacionada a armas de fuego... y luego el equivocado era él por creerle mafioso. Ja.
—Ya podría ser guapo, sí, porque gemir ese nombre en cama no renta —añadió con un bufido de risa—. ¡Ahh GustaffSoOooOn! —canturreó con los ojos cerrados, llevándose una mano al cuello y otra al pelo—. Pfff- ¡jajaja!
Cuando llegó el nudo de la historia (follar sobre una moto) sus ojos se abrieron como platos. No sabía como eran las motos humanas pero irremediablemente se las estaba imaginando como las varmanas y bueno... eso y follar en una bicicleta tenía que ser igual de cómodo. A fin de cuentas eso eran, bicicletas de hierro con un motor más pesado que una vaca en brazos.
—Espera, ¿como que a todo el mundo? —musitó con las orejas gachas por el horror. Aún le estaba costando ver como te acomodabas—. No sí, no me jures que pesan...
La risa llegó con una mueca de dolor empático cuando Connor le confirmó lo evidente: la moto se les vino encima. De sonreír tan fuerte notaba mejor los cortes, pero ahora tenía claro que habían merecido la pena.
—¡Espera espera espera! —pidió pausa tomando aire—. ¿Cómo de desnudos estábais? Por favor dime que mucho —rio entredientes en un seseo. Imaginárselos con el culo al aire debajo de una moto... Augurios le estaba dando un nuevo tipo de vergüenza ajena. Y encima ahora sumaba al padre—. Ah por favor. Connor, no —lloriqueó entre carcajadas.
Se incorporó en el asiento cuando el canadiense se apartó, aprovechando para masajearse las adoloridas mejillas y comprobar como de suave estaba quedando.
—No. Ha sido horrible —rio de nuevo, con los ojos brillantes por las carcajadas—. Lo he pasado mal. Encima de una moto... ¡¿Qué te pasa?! Me pasa a mi eso y mis ganas de liarme con nadie mueren por años —un escalofrío de situarse demasiado en el rol le arrancó otra risita. Sus ojos se abrieron de par en par cuando Connor le pasó la pelota—. ¡Aaaah no no, lo siento! ¡No es que no tenga, es que no le llega a la suela del zapato a tu historia, desgraciado!
Sus ojos vagaron por el suelo en silencio, en un movimiento rápido que indicaba que estaba pensando.
—Una vez... Estaba en la fiesta de unos socios de mis padres, y una de las invitadas era guapísima y- Bueno. Invitada —rio—. Era la prometida del hijo. En fin, nos gustamos, nos fuimos a una sala apartada para tener intimidad, obvio, y cuando estábamos en pleno momento de empezar a quitarnos ropa escuchamos a los padres de él en el pasillo —rio, el tipo de risa nerviosa de "tierra trágame". Ya tenía las mejillas encendidas de tanto reirse antes, pero ahora era por la vergüenza—. Tuve el tiempo justo para abrocharme mal dos botones, peinarme y ahorcarme con la corbata. Los señores no tenían nada mejor que hacer que entrar y, ahí estábamos los dos: un tipo cualquiera y la prometida de su hijo sentados en un sofá fingiendo ser niños buenos. Y yo con la chaqueta sobre las piernas para que no se notase lo que ya sabes...
Se pinzó el morro, resoplando con resignación.
—Connor, estuvimos diez minutos de reloj hablando con ellos como si no pasara nada. Diez minutos. ¡Y ni siquiera me acuerdo de que carajos hablamos! —estiró las piernas y se quejó, un sonido gutural a medio camino de carcajada y "me quiero morir"—. Todavía no sé los engañamos o nos pillaron. Intento no pensar mucho en ello. Pero vamos... —le miró burlón, recogiendo los trozos de orgullo que se le habían caido al suelo—. Lo tuyo con la moto es más lamentable.
- Seth
Ficha de cosechado
Nombre: Connor
Especie: Humano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad, rapidez mental
Re: Navajazos con mucha clase
26/02/24, 05:09 pm
Las risas de Connor salían de sus labios con pobres intentos por frenarlas. Aquella anécdota había sido el tema de conversación en el club durante unos largos y puñeteros meses, pero ahora se descojonaba de aquello con ganas y una creciente nostalgia por recordar unos momentos más felices, rodeado de los suyos. Las reacciones de Nohlem no hacían más que añadirle picante a su historia, como cuando gritó "Gustaffsooon" en un claro ejemplo de que era el peor nombre del mundo para gemir en la jodida cama.
-¡MIRA QUE ERES GILIPOLLAS! ¡PERO QUÉ RAZÓN TIENES, JODER!- Exclamó entre carcajadas mientras se echaba un poco hacia atrás y se llevaba una mano a las costillas, doloridas por estar tanto tiempo riéndose. Cuando se serenó un poco se sintió preparado para responder la pregunta del varmano, no sin antes darle otro manotazo juguetón en la frente por desear que les hubieran pillado muy desnudos el padre noruego. Suspiró con una sonrisa de medio lado y meneó la cabeza.- Teníamos los pantalones por los putos tobillos así que... Estábamos desnudos de cojones-.
Connor se echó hacia atrás y se cruzó de brazos, con pequeñas risas silenciosas asomándose mientras veía la diversión y las reacciones de Nohlem.-Pues me pasó algo parecido, joder... Estuve meses sin poder traer a ningún rollo a mi habitación porque los cabrones me recordaban delante de él o ella lo que había pasado.- Comentó con sorna. Aún así frunció el ceño divertido ante la negativa inicial de su amigo de contarle una historia porque parecía ser menos interesante. El motero negó con una sonrisa traviesa, no conforme con ello, y de manera cómica volvió a coger la navaja como amenaza para que se confesara. Aunque Nohlem ya parecía pensativo y Connor se quedó en silencio, expectante y sinceramente con bastantes ganas de reírse de él si tenía la ocasión.
El motero había esperado que la historia empezara poco a poco, pero con pocas frases Nohlem ya había captado todo su interés. Una fiesta, que el cerebro de Connor se la imaginaba llena de lujos y gilipollas ricachones yendo de un lugar a otro... Unos socios de sus padres como los anfitriones y una "invitada" guapísima que más bien era la prometida de su hijo. El canadiense abrió los ojos como platos intuyendo por dónde iba todo aquello y la diversión le hizo dar una porrazo a la mesa con la palma de la mano.
-¡Nohlem!- Dijo al borde de la risa solo de imaginárselo. No es que a él le importaran mucho las normas morales en aquellos temas y no pensaba absolutamente mal del varmano, pero si podía pensaba restregárselo de todas formas. Aún así se obligó a serenarse, ya habría tiempo.- Hmm... Nada nada, continúa cabronazo.- La anécdota continuaba sin decepcionar en algún punto y ésta vez sí, Connor rió con jodidas ganas.- ¡JODER! Imagino que se te pondrían los putos huevos de corbata, ¿no?- Preguntó entre carcajadas. Imaginarse a Nohlem vestirse a toda prisa tras haber intentado liarse con la prometida porque llegaban los padres del novio... Cojones, parecía la trama de una puta comedia y de las buenas. Que el varmano tuviera las mejillas encendidas solo lo hacía más divertido, y Connor tosió un par de veces para intentar quitarse la risa de encima como podía.
La escena era tan cómica que resultaba imposible, con la imagen de Nohlem tapando con la chaqueta la jodida prueba de su puñetera culpabilidad... Aún así lo mejor estaba por llegar, porque pegarse diez minutos hablando de cualquier cosa con los padres...
-¡Esa tuvo que ser la mierda más incómoda del puto mundo! ¿Se casaron al final? Joder, dime que no... O sí. En realidad me importa una puta mierda.- Exclamó divertido con la situación y ya puestos decidido a reírse de él más tarde. Pero Nohlem demostró ser mucho más rápido, pues ya le había pasado la pelota y le había atacado con que su situación era más lamentable. Connor se quedó mudo un segundo, antes de esbozar una sonrisa y empujarle en el hombro.- Eh, cabronazo... Al menos yo me puse a follar con el Gurtaeson o cómo cojones se llamara. ¡Y ése estaba libre! ¿Verdad, pedazo de hijoputa?- Preguntó con gesto travieso e inquisitivo, alzando las cejas. El motero cogió la navaja y la remojó de nuevo para darle las últimas pasadas. Intentó simular algo de seriedad para sus siguientes frases, aunque no le salía del todo bien con una sonrisa delatora. Negó con la cabeza mientras le afeitaba lo poquísimo que quedaba.- Y pensar que debajo de todo esa ropa pija y elegante... se escondía un puñetero robanovias, joder.... Nohlem...- Connor se alzó para ponerle una mano en el hombro, dispuesto a seguir metiéndose con él. ¿Qué era lo peor que podía pasar? ¿Que le debiera una serie de favores y exigencias ? ¡Ah, ya se las debía! -Supongo que solo quiero decir que cuando tenga ochenta años y celebre mis putas bodas de oro... Que no vas a estar invitado, joder. Por si acaso.- Incapaz de aguantarse más Connor soltó varias risas y meneó la mano para quitarle importancia a todo lo dicho, como si su sonrisa no le hubiera delatado ya antes.- Bueno, ya he terminado contigo.- Le señaló con la cabeza.
El rostro de Nohlem estaba jodidamente impoluto, si decidías ignorar los tres cortes que ya le había hecho. Piel morena sin rastro de aquella barba pelirroja.
-Has quedado guapo de cojones, MediaCara.- Comentó con una sonrisa sincera y un asentimiento de cabeza.- Y te quedan dos favores todavía...- Connor soltó un bufido divertido, y con ello se podía llegar a intuir que iba a ponerse un poco pesado de nuevo.- Mientras no me pidas vestirme de prometida...-
-¡MIRA QUE ERES GILIPOLLAS! ¡PERO QUÉ RAZÓN TIENES, JODER!- Exclamó entre carcajadas mientras se echaba un poco hacia atrás y se llevaba una mano a las costillas, doloridas por estar tanto tiempo riéndose. Cuando se serenó un poco se sintió preparado para responder la pregunta del varmano, no sin antes darle otro manotazo juguetón en la frente por desear que les hubieran pillado muy desnudos el padre noruego. Suspiró con una sonrisa de medio lado y meneó la cabeza.- Teníamos los pantalones por los putos tobillos así que... Estábamos desnudos de cojones-.
Connor se echó hacia atrás y se cruzó de brazos, con pequeñas risas silenciosas asomándose mientras veía la diversión y las reacciones de Nohlem.-Pues me pasó algo parecido, joder... Estuve meses sin poder traer a ningún rollo a mi habitación porque los cabrones me recordaban delante de él o ella lo que había pasado.- Comentó con sorna. Aún así frunció el ceño divertido ante la negativa inicial de su amigo de contarle una historia porque parecía ser menos interesante. El motero negó con una sonrisa traviesa, no conforme con ello, y de manera cómica volvió a coger la navaja como amenaza para que se confesara. Aunque Nohlem ya parecía pensativo y Connor se quedó en silencio, expectante y sinceramente con bastantes ganas de reírse de él si tenía la ocasión.
El motero había esperado que la historia empezara poco a poco, pero con pocas frases Nohlem ya había captado todo su interés. Una fiesta, que el cerebro de Connor se la imaginaba llena de lujos y gilipollas ricachones yendo de un lugar a otro... Unos socios de sus padres como los anfitriones y una "invitada" guapísima que más bien era la prometida de su hijo. El canadiense abrió los ojos como platos intuyendo por dónde iba todo aquello y la diversión le hizo dar una porrazo a la mesa con la palma de la mano.
-¡Nohlem!- Dijo al borde de la risa solo de imaginárselo. No es que a él le importaran mucho las normas morales en aquellos temas y no pensaba absolutamente mal del varmano, pero si podía pensaba restregárselo de todas formas. Aún así se obligó a serenarse, ya habría tiempo.- Hmm... Nada nada, continúa cabronazo.- La anécdota continuaba sin decepcionar en algún punto y ésta vez sí, Connor rió con jodidas ganas.- ¡JODER! Imagino que se te pondrían los putos huevos de corbata, ¿no?- Preguntó entre carcajadas. Imaginarse a Nohlem vestirse a toda prisa tras haber intentado liarse con la prometida porque llegaban los padres del novio... Cojones, parecía la trama de una puta comedia y de las buenas. Que el varmano tuviera las mejillas encendidas solo lo hacía más divertido, y Connor tosió un par de veces para intentar quitarse la risa de encima como podía.
La escena era tan cómica que resultaba imposible, con la imagen de Nohlem tapando con la chaqueta la jodida prueba de su puñetera culpabilidad... Aún así lo mejor estaba por llegar, porque pegarse diez minutos hablando de cualquier cosa con los padres...
-¡Esa tuvo que ser la mierda más incómoda del puto mundo! ¿Se casaron al final? Joder, dime que no... O sí. En realidad me importa una puta mierda.- Exclamó divertido con la situación y ya puestos decidido a reírse de él más tarde. Pero Nohlem demostró ser mucho más rápido, pues ya le había pasado la pelota y le había atacado con que su situación era más lamentable. Connor se quedó mudo un segundo, antes de esbozar una sonrisa y empujarle en el hombro.- Eh, cabronazo... Al menos yo me puse a follar con el Gurtaeson o cómo cojones se llamara. ¡Y ése estaba libre! ¿Verdad, pedazo de hijoputa?- Preguntó con gesto travieso e inquisitivo, alzando las cejas. El motero cogió la navaja y la remojó de nuevo para darle las últimas pasadas. Intentó simular algo de seriedad para sus siguientes frases, aunque no le salía del todo bien con una sonrisa delatora. Negó con la cabeza mientras le afeitaba lo poquísimo que quedaba.- Y pensar que debajo de todo esa ropa pija y elegante... se escondía un puñetero robanovias, joder.... Nohlem...- Connor se alzó para ponerle una mano en el hombro, dispuesto a seguir metiéndose con él. ¿Qué era lo peor que podía pasar? ¿Que le debiera una serie de favores y exigencias ? ¡Ah, ya se las debía! -Supongo que solo quiero decir que cuando tenga ochenta años y celebre mis putas bodas de oro... Que no vas a estar invitado, joder. Por si acaso.- Incapaz de aguantarse más Connor soltó varias risas y meneó la mano para quitarle importancia a todo lo dicho, como si su sonrisa no le hubiera delatado ya antes.- Bueno, ya he terminado contigo.- Le señaló con la cabeza.
El rostro de Nohlem estaba jodidamente impoluto, si decidías ignorar los tres cortes que ya le había hecho. Piel morena sin rastro de aquella barba pelirroja.
-Has quedado guapo de cojones, MediaCara.- Comentó con una sonrisa sincera y un asentimiento de cabeza.- Y te quedan dos favores todavía...- Connor soltó un bufido divertido, y con ello se podía llegar a intuir que iba a ponerse un poco pesado de nuevo.- Mientras no me pidas vestirme de prometida...-
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: Navajazos con mucha clase
01/03/24, 11:45 pm
El porrazo a la mesa le hizo saltar como un resorte, riendo sin fuerza por la sorpresa antes de continuar con la historia. Sus mofas no resultaban tan hirientes como hilarantes, mas cuando a sus ojos su historia palidecía con ser pillado con el culo al aire bajo una moto.
—¿De corbata? Mejor dicho de soga. En la vida me han pillado haciendo algo así, y mira que ha habido oportunidades, pero esa vez estuvo tan cerca… —empujó el aire entre sus dientes en un siseo disconforme.
Las dudas más humanas de Connor no llegaban del todo a la comprensión del granta. Es decir, sí, que te pillen los padres del novio es terrible de por sí, pero era una cuestión de pudor y respeto básica, partiendo de que estaban en casa ajena, con los anfitriones y ella sería su futura nuera, lo cual rompía las espectativas que tuvieran en su educación. Pero más allá de eso… A menos que realmente los hubiesen pillado y eso les diese una muy mala impresión de la chica… ¿Qué casado o prometido no tenía ligues?
—¿Por qué no iban a casarse? —preguntó, arrastrando las risas previas contagiadas por Connor con un genuino matiz de confusión—. O sea, no sé si se han llegado a casar ya, pero…
El asunto se explicó solo cuando el pelirrosa comparó sus casos con el uso de cierta palabra clave: “libre”. La boca del varmano se abrió en una silenciosa “aaaah” de entendimiento, para luego fruncir el ceño con una sonrisa llena de burla. Le habría devuelto el empujón en el hombro de no ser porque el otro aún esgrimía la navaja, y con conservar la cara medio intacta y tres favores Nohlem estaba indispuesto a derramar más sangre. En su lugar le dio una débil patada en la espinilla con el pie.
—Mira que sois especialitos los humamones… —esperó a que terminase la pasada, juzgándole paciente con la mirada—. ¡Cómo que roba-novias! —estalló finalmente—. ¡Qué estás inventando! ¡Yo no he robado a nadie! Que vosotros seáis unos aburridos monógamos con una idea posesiva del sexo no es culpa nuestra —hizo un gesto brusco para librarse de la mano en su hombro, pero aún con esas sonreía divertido—. ¡¿Por si acaso qué, te conquisto?! ¡Culpa al pecado, no al pecador! —espera, ¿en este caso el pecado no era él? Hizo a un lado la duda—. ¡Y con 80 años ya vas a ser abono de árbol, ew!
Y es que 80 años para un varmano eran unos 93 para un humano, y en su especie apenas pasaban de los 60 (70 terrestres) si acaso eras rico. Se incorporó de la silla ya cansado de estar quieto mientras se acariciaba la barbilla que tan sedosa notaba ahora, entre complacido y picado por el tema. Chasqueó la lengua. Se estaba arrepintiendo de contarle nada, sobre todo porque sus burlas empezaban a ser ridículas y alienígenas. Le terminó de fusilar cuando le llamó MediaCara, escondiendo parcialmente la sonrisa tras la palma de su mano.
—Oh, no no, no lo olvido, tranquilo. Y tú no te preocupes, que la prometida no es la única que puede interesarme —le lanzó una mirada significativa—. O mejor sí, preocúpate —se puso a recoger la barbería improvisada por tener algo que hacer mientras hablaba—. A lo mejor si tuviéramos una moto… —dejó la frase sin acabar y se encogió de hombros con resignación—. Pero bueno, por lo pronto me lo reservo para cuando me haga verdadera falta. Me gusta eso de que me debas una… ¡Ah no, espera! —vació el cubo con agua enjabonada en el patio, y una vez que fue lo suficiente ligero para sostenerlo bajo un brazo sacó dos dedos de la mano libre—. ¡Dos! ¡Me debes dos! ¡No está nada mal este servicio, oye! —rio con sorna, dándole una palmadita en el brazo y dejando la mano ahí, por un largo segundo distraído con lo fuerte que lo tenía (“qué es, ¿acero?”)—. Gracias por los cortes, Dos Caras. ¡Hay que ver que hermosos y bien servidos estamos!
—¿De corbata? Mejor dicho de soga. En la vida me han pillado haciendo algo así, y mira que ha habido oportunidades, pero esa vez estuvo tan cerca… —empujó el aire entre sus dientes en un siseo disconforme.
Las dudas más humanas de Connor no llegaban del todo a la comprensión del granta. Es decir, sí, que te pillen los padres del novio es terrible de por sí, pero era una cuestión de pudor y respeto básica, partiendo de que estaban en casa ajena, con los anfitriones y ella sería su futura nuera, lo cual rompía las espectativas que tuvieran en su educación. Pero más allá de eso… A menos que realmente los hubiesen pillado y eso les diese una muy mala impresión de la chica… ¿Qué casado o prometido no tenía ligues?
—¿Por qué no iban a casarse? —preguntó, arrastrando las risas previas contagiadas por Connor con un genuino matiz de confusión—. O sea, no sé si se han llegado a casar ya, pero…
El asunto se explicó solo cuando el pelirrosa comparó sus casos con el uso de cierta palabra clave: “libre”. La boca del varmano se abrió en una silenciosa “aaaah” de entendimiento, para luego fruncir el ceño con una sonrisa llena de burla. Le habría devuelto el empujón en el hombro de no ser porque el otro aún esgrimía la navaja, y con conservar la cara medio intacta y tres favores Nohlem estaba indispuesto a derramar más sangre. En su lugar le dio una débil patada en la espinilla con el pie.
—Mira que sois especialitos los humamones… —esperó a que terminase la pasada, juzgándole paciente con la mirada—. ¡Cómo que roba-novias! —estalló finalmente—. ¡Qué estás inventando! ¡Yo no he robado a nadie! Que vosotros seáis unos aburridos monógamos con una idea posesiva del sexo no es culpa nuestra —hizo un gesto brusco para librarse de la mano en su hombro, pero aún con esas sonreía divertido—. ¡¿Por si acaso qué, te conquisto?! ¡Culpa al pecado, no al pecador! —espera, ¿en este caso el pecado no era él? Hizo a un lado la duda—. ¡Y con 80 años ya vas a ser abono de árbol, ew!
Y es que 80 años para un varmano eran unos 93 para un humano, y en su especie apenas pasaban de los 60 (70 terrestres) si acaso eras rico. Se incorporó de la silla ya cansado de estar quieto mientras se acariciaba la barbilla que tan sedosa notaba ahora, entre complacido y picado por el tema. Chasqueó la lengua. Se estaba arrepintiendo de contarle nada, sobre todo porque sus burlas empezaban a ser ridículas y alienígenas. Le terminó de fusilar cuando le llamó MediaCara, escondiendo parcialmente la sonrisa tras la palma de su mano.
—Oh, no no, no lo olvido, tranquilo. Y tú no te preocupes, que la prometida no es la única que puede interesarme —le lanzó una mirada significativa—. O mejor sí, preocúpate —se puso a recoger la barbería improvisada por tener algo que hacer mientras hablaba—. A lo mejor si tuviéramos una moto… —dejó la frase sin acabar y se encogió de hombros con resignación—. Pero bueno, por lo pronto me lo reservo para cuando me haga verdadera falta. Me gusta eso de que me debas una… ¡Ah no, espera! —vació el cubo con agua enjabonada en el patio, y una vez que fue lo suficiente ligero para sostenerlo bajo un brazo sacó dos dedos de la mano libre—. ¡Dos! ¡Me debes dos! ¡No está nada mal este servicio, oye! —rio con sorna, dándole una palmadita en el brazo y dejando la mano ahí, por un largo segundo distraído con lo fuerte que lo tenía (“qué es, ¿acero?”)—. Gracias por los cortes, Dos Caras. ¡Hay que ver que hermosos y bien servidos estamos!
- Seth
Ficha de cosechado
Nombre: Connor
Especie: Humano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad, rapidez mental
Personajes :
● Devoss: Humano (Países Bajos) Licántropo Tigre
● Maila: Humana (Hawaii) Bruja de la Arena
●Connor: Humano (Canadá)
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Sufre episodios de insomnio. Tendrá episodios de vértigo postural, más frecuentes al levantarse tras dormir, que pueden durar desde minutos a varias horas.
Re: Navajazos con mucha clase
05/03/24, 06:28 pm
El salto inconsciente que pegó Nohlem le hizo sonreír como si estuviera contento con su reacción y soltó un bufido divertido. La mente de Connor aún estaba atrapada en la anécdota que le había contado el varmano, y lo cierto es que no quería salir de ahí, porque no siempre le contaban algo tan entretenido y cómico. Puede que no terminara de compararse en vergüenza a su historia, pero eso no le quitaba jodidamente nada de mérito.
-Ahhhh.... ¿Así que ha habido otras oportunidades?- Diría únicamente con una sonrisa cómplice e inclinándose un poco hacia él, con una cara que quería decir en su máxima expresión: "Yo no me quedo sin saber esa mierda, cabronazo..." Era evidente lo cómodo que estaba el motero y lo bien que se lo estaba pasando con aquello, pero incluso así adoptó una momentánea expresión confundida pero divertida cuando Nohlem preguntó que por qué no se iban a casar aquellos novios igualmente. Los ojos un poco abiertos de más y las cejas levantadas con una sonrisa. ¿¡Cómo que por qué!? ¡Era evidente por qué no deberían casarse! O al menos eso pensaba Connor al cometer el error de trasladar costumbres muy humanas a la cultura de su amigo que no conocía tan bien. Sus pensamientos no tardaron en esfumarse en cuanto recibió una puta patada en la espinilla.- ¡Ay, cabronazo!- Exclamó dando un pequeño saltito atrás.
Aquella pequeña confusión no tardó en resolverse un poco más adelante con las palabras de Nohlem, dejando claro que los humanos eran unos putos posesivos sexuales y dejando ver que en su hogar eran jodidamente más liberales. La sonrisa de Connor se fue haciendo más y más grande conforme iba encajando los "ataques" del varmano, hasta terminar en una carcajada sonora fruto de sus palabras y en cómo se había deshecho bruscamente de su mano en el hombro, contagiándose de la diversión de Nohlem.
-¡Y yo qué sé cojones! ¡No me acordaba que estuviera tan bien visto levantarle la puta pareja al vecino!- Intentó defenderse encogiéndose de hombros y entre risas por la reacción que había tenido Nohlem tan graciosa.- Desde luego en mi club, como a alguien se le ocurra hacer eso está jodidamente muerto.- Explicó todavía con risas esporádicas asomándose entre sus labios.- ¡Y yo pienso vivir hasta los puñeteros cien años, cabronazo!- Exclamó casi ofendido.
Connor vio cómo Nohlem se levantaba de la silla y se palpaba la cara ahora afeitada. Lo cierto es que estaba orgulloso de su trabajo a pesar de todos los cortes... Imaginaba que por desgracia a lo mejor su compañero no lo estaría tanto, pero desde luego había salido mejor de lo esperado. ¡Joder! Casi ni podía llamarle MediaCara, a lo mejor TresCuartos de Cara era mejor. Aún con aquellos estúpidos pensamientos, a Connor no se le pasó el comentario de Nohlem que parecía tener doble y hasta triple sentido. El motero bufó divertido ante otro más de sus comentarios subidillos: "Y tú no te preocupes, que la prometida no es la única que puede interesarme" Pero ésta vez lo sintió algo más diferente, quizás más real bajo su percepción o que había más seriedad en el ambiente. La responsable de aquello era la mirada significativa de Nohlem que parecía querer decirlo todo.
El motero sonrió levemente y bufó de nuevo divertido, como si estuviera encajando aquella pesada ficha sin desviar su mirada de los ojos verde mar de Nohlem. El característico cosquilleo del halago no tardaría en aparecer, a fin de cuentas su amigo era jodidamente guapo y aquello le daba como un mayor significado a recibir aquella especie de invitación o lo que cojones fuera. Aunque bajo todo aquello no podía negar que se había puesto un poco nervioso. Nervios previos de anticipación.
-Ya, no he visto muchas putas motos por aquí... ¡Qué pena, cabronazo!- Le siguió el juego algo más repuesto y con una corta risotada, mientras le veía ir recogiendo la barbería desde su posición privilegiada apoyado en la mesa y con los brazos cruzados. Cuando Nohlem estuvo de espaldas durante un momento, su mirada se desvió un segundo hacia abajo recorriéndole antes de volver hacia arriba.-¡Que sí, que sí joder! Te debo dos, sé contar capullo...- Comentó divertido el motero y ésta vez fue él quién fingió enfado y se deshizo de su mano en el brazo con gesto brusco.
Luego se incorporó para agarrar la mesa con facilidad y empezar a recoger también un poco.
- Cuando te conocí pensé que eras un gilipollas de mierda por ser un pijo, ¿no?- Soltó una risotada breve mientras dejaba la mesa en su lugar correspondiente y luego se dirigía hacia la silla.- Y ahora me pareces un cabronazo de los buenos, ¿verdad?¡ Pues no todo está perdido, cojones!- Comentó con tono divertido y una palmada en el hombro, mientras seguía recogiendo. Hasta él tenía un puto límite de cuánto aguantar sin devolver ni que fuera un ápice a alguien como Nohlem. Cuando hubo terminado de recoger se giró hacia él, con la mano derecha en su propia mejilla para notar su ausencia de barba. Luego lo señaló con un dedo de la mano izquierda.- Te debo dos hijoputa, pero no pienses que ésto va a ser así cada vez que nos afeitemos, ¿eh? No pienso deberte favores cada vez que te corte... ¡Sobre todo porque no puedo prometer que no vaya a cortarte como un jodido filete!- Confesó con una sonrisa y un encogimiento de hombros. -No, no... Es broma, joder.-
-Ahhhh.... ¿Así que ha habido otras oportunidades?- Diría únicamente con una sonrisa cómplice e inclinándose un poco hacia él, con una cara que quería decir en su máxima expresión: "Yo no me quedo sin saber esa mierda, cabronazo..." Era evidente lo cómodo que estaba el motero y lo bien que se lo estaba pasando con aquello, pero incluso así adoptó una momentánea expresión confundida pero divertida cuando Nohlem preguntó que por qué no se iban a casar aquellos novios igualmente. Los ojos un poco abiertos de más y las cejas levantadas con una sonrisa. ¿¡Cómo que por qué!? ¡Era evidente por qué no deberían casarse! O al menos eso pensaba Connor al cometer el error de trasladar costumbres muy humanas a la cultura de su amigo que no conocía tan bien. Sus pensamientos no tardaron en esfumarse en cuanto recibió una puta patada en la espinilla.- ¡Ay, cabronazo!- Exclamó dando un pequeño saltito atrás.
Aquella pequeña confusión no tardó en resolverse un poco más adelante con las palabras de Nohlem, dejando claro que los humanos eran unos putos posesivos sexuales y dejando ver que en su hogar eran jodidamente más liberales. La sonrisa de Connor se fue haciendo más y más grande conforme iba encajando los "ataques" del varmano, hasta terminar en una carcajada sonora fruto de sus palabras y en cómo se había deshecho bruscamente de su mano en el hombro, contagiándose de la diversión de Nohlem.
-¡Y yo qué sé cojones! ¡No me acordaba que estuviera tan bien visto levantarle la puta pareja al vecino!- Intentó defenderse encogiéndose de hombros y entre risas por la reacción que había tenido Nohlem tan graciosa.- Desde luego en mi club, como a alguien se le ocurra hacer eso está jodidamente muerto.- Explicó todavía con risas esporádicas asomándose entre sus labios.- ¡Y yo pienso vivir hasta los puñeteros cien años, cabronazo!- Exclamó casi ofendido.
Connor vio cómo Nohlem se levantaba de la silla y se palpaba la cara ahora afeitada. Lo cierto es que estaba orgulloso de su trabajo a pesar de todos los cortes... Imaginaba que por desgracia a lo mejor su compañero no lo estaría tanto, pero desde luego había salido mejor de lo esperado. ¡Joder! Casi ni podía llamarle MediaCara, a lo mejor TresCuartos de Cara era mejor. Aún con aquellos estúpidos pensamientos, a Connor no se le pasó el comentario de Nohlem que parecía tener doble y hasta triple sentido. El motero bufó divertido ante otro más de sus comentarios subidillos: "Y tú no te preocupes, que la prometida no es la única que puede interesarme" Pero ésta vez lo sintió algo más diferente, quizás más real bajo su percepción o que había más seriedad en el ambiente. La responsable de aquello era la mirada significativa de Nohlem que parecía querer decirlo todo.
El motero sonrió levemente y bufó de nuevo divertido, como si estuviera encajando aquella pesada ficha sin desviar su mirada de los ojos verde mar de Nohlem. El característico cosquilleo del halago no tardaría en aparecer, a fin de cuentas su amigo era jodidamente guapo y aquello le daba como un mayor significado a recibir aquella especie de invitación o lo que cojones fuera. Aunque bajo todo aquello no podía negar que se había puesto un poco nervioso. Nervios previos de anticipación.
-Ya, no he visto muchas putas motos por aquí... ¡Qué pena, cabronazo!- Le siguió el juego algo más repuesto y con una corta risotada, mientras le veía ir recogiendo la barbería desde su posición privilegiada apoyado en la mesa y con los brazos cruzados. Cuando Nohlem estuvo de espaldas durante un momento, su mirada se desvió un segundo hacia abajo recorriéndole antes de volver hacia arriba.-¡Que sí, que sí joder! Te debo dos, sé contar capullo...- Comentó divertido el motero y ésta vez fue él quién fingió enfado y se deshizo de su mano en el brazo con gesto brusco.
Luego se incorporó para agarrar la mesa con facilidad y empezar a recoger también un poco.
- Cuando te conocí pensé que eras un gilipollas de mierda por ser un pijo, ¿no?- Soltó una risotada breve mientras dejaba la mesa en su lugar correspondiente y luego se dirigía hacia la silla.- Y ahora me pareces un cabronazo de los buenos, ¿verdad?¡ Pues no todo está perdido, cojones!- Comentó con tono divertido y una palmada en el hombro, mientras seguía recogiendo. Hasta él tenía un puto límite de cuánto aguantar sin devolver ni que fuera un ápice a alguien como Nohlem. Cuando hubo terminado de recoger se giró hacia él, con la mano derecha en su propia mejilla para notar su ausencia de barba. Luego lo señaló con un dedo de la mano izquierda.- Te debo dos hijoputa, pero no pienses que ésto va a ser así cada vez que nos afeitemos, ¿eh? No pienso deberte favores cada vez que te corte... ¡Sobre todo porque no puedo prometer que no vaya a cortarte como un jodido filete!- Confesó con una sonrisa y un encogimiento de hombros. -No, no... Es broma, joder.-
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Navajazos con mucha clase
14/03/24, 01:32 pm
No sabía que le intimidaba más, si los celos humanos -y mira que le había parecido bonito eso de normalizar el casarse por amor- o su ridícula esperanza de vida. Lo mismo Connor estaba exagerando, aunque con él era difícil separar las formas de la verdad.
Rio porque le siguiera la bromita, y es que por poco le gustase como buena persona en su sano juicio la idea de tener un momento para nada íntimo sobre la incomodidad de una moto, un sí era un sí.
—Aw, ¿estás asustado? —respondió con tono infantil cuando le apartó la mano con hostilidad, tan falsamente dolido que sabía le jodería aún más—. No te preocupes, no te voy a pedir ninguna maldad como que te desnudes debajo de un vehículo ni me llames por un nombre ridículo. Creo.
Cogió el trapo que habían usado para humedecerse la barba y lo exprimió sin llegar a salir al patio, orejas pegadas a los múltiples insultos que para variar le dedicaba el canadiense. No, si al final los iba a normalizar a base de bien...
—Que majo eres —comentó con ironía y suaves carcajadas tras la palmada que le dio. Si ese era su lenguaje del amor, bueno, que le golpease e insultase como viese—. Tú me pareciste una criatura dulce y entrañable, y sigues siéndolo.
Hasta qué punto los nervios de Connor por su deuda eran teatro o no, lo desconocía, pero tener al gigantón pelirrosa inquieto por dos favorcitos siendo considerablemente menos amenazante que él era una sensación que le encantaba. Nohlem sonrió cual meme de gato al que apuntan con un cuchillo (aunque para el caso solo fuera el dedo del otro) llevándose una mano mojada por trapo al pecho con solemnidad.
—Oh, vamos, ¿has olvidado que fuiste tú quien se ofreció a compensarme así las heridas? ¡Te noto un poco tenso ahora! No es que me parezca un mal seguro cuando me juego la integridad física, claro... ¿Cómo me iba a negar? —exprimió el trapo una última vez, con efímera expresión culpable—. Pero venga, era tu primera vez. A la próxima seguro que no eres tan torpe. Para ser el Dos Caras lo has hecho muy bien. Además creo que no me odias tanto para convertirme en filete.
Enrolló y estiró el trapo para, al pasar al lado del chico con total casualidad, usarlo como látigo. Malas cosas que Ensha y la confianza le habían enseñado. Por supuesto se arrepintió en seguida, pero por si acaso continuó andando como si nada.
Tenía la cara limpia y dos muy útiles favores que, a menos que Connor quisiera matarle ahora mismo justificadamente, no tenía prisa por gastar.
Rio porque le siguiera la bromita, y es que por poco le gustase como buena persona en su sano juicio la idea de tener un momento para nada íntimo sobre la incomodidad de una moto, un sí era un sí.
—Aw, ¿estás asustado? —respondió con tono infantil cuando le apartó la mano con hostilidad, tan falsamente dolido que sabía le jodería aún más—. No te preocupes, no te voy a pedir ninguna maldad como que te desnudes debajo de un vehículo ni me llames por un nombre ridículo. Creo.
Cogió el trapo que habían usado para humedecerse la barba y lo exprimió sin llegar a salir al patio, orejas pegadas a los múltiples insultos que para variar le dedicaba el canadiense. No, si al final los iba a normalizar a base de bien...
—Que majo eres —comentó con ironía y suaves carcajadas tras la palmada que le dio. Si ese era su lenguaje del amor, bueno, que le golpease e insultase como viese—. Tú me pareciste una criatura dulce y entrañable, y sigues siéndolo.
Hasta qué punto los nervios de Connor por su deuda eran teatro o no, lo desconocía, pero tener al gigantón pelirrosa inquieto por dos favorcitos siendo considerablemente menos amenazante que él era una sensación que le encantaba. Nohlem sonrió cual meme de gato al que apuntan con un cuchillo (aunque para el caso solo fuera el dedo del otro) llevándose una mano mojada por trapo al pecho con solemnidad.
—Oh, vamos, ¿has olvidado que fuiste tú quien se ofreció a compensarme así las heridas? ¡Te noto un poco tenso ahora! No es que me parezca un mal seguro cuando me juego la integridad física, claro... ¿Cómo me iba a negar? —exprimió el trapo una última vez, con efímera expresión culpable—. Pero venga, era tu primera vez. A la próxima seguro que no eres tan torpe. Para ser el Dos Caras lo has hecho muy bien. Además creo que no me odias tanto para convertirme en filete.
Enrolló y estiró el trapo para, al pasar al lado del chico con total casualidad, usarlo como látigo. Malas cosas que Ensha y la confianza le habían enseñado. Por supuesto se arrepintió en seguida, pero por si acaso continuó andando como si nada.
Tenía la cara limpia y dos muy útiles favores que, a menos que Connor quisiera matarle ahora mismo justificadamente, no tenía prisa por gastar.
- ♪♫♬:
- Seth
Ficha de cosechado
Nombre: Connor
Especie: Humano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad, rapidez mentalPersonajes :
● Devoss: Humano (Países Bajos) Licántropo Tigre
● Maila: Humana (Hawaii) Bruja de la Arena
●Connor: Humano (Canadá)
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Sufre episodios de insomnio. Tendrá episodios de vértigo postural, más frecuentes al levantarse tras dormir, que pueden durar desde minutos a varias horas.
Re: Navajazos con mucha clase
19/03/24, 11:22 am
Connor rio con ganas ante los comentarios de Nohlem, con un buen humor que no hacía más que crecer y contagiarse por el propio del varmano. Alzó las cejas fingiendo que estaba enfadado, pero con una media sonrisa que jodidamente lo delataba.
-¿Yo tener miedo, joder?- Espetó al tono infantil de Nohlem con una carcajada, aunque en realidad a su parte inmadura si que le picaba un poquitín. Demasiado orgullo de Wyvern y esas mierdas... Luego se cruzo de brazos y se inclinó un poco mientras se volvía a reír.- Vale, sí que estaría de puta madre que no me pidieras desnudarme debajo de un vehículo, sí...¡Pero oye, cabronazo! ¡Llamarte por nombres ridículos si puedo hacerlo! Y gratis, no me cuesta una mierda.- Apuntó el motero asintiendo con la cabeza y encogiéndose de hombros.
Juntos seguirían recogiendo la sala y todo lo utilizado en aquella sesión de barbería. Había ido mejor de lo que esperaba (teniendo en cuenta la última vez que había probado afeitarse con navaja), aunque esperaba hacerlo mejor a la próxima. Las fichas de Nohlem habían sido continuas y tras su propio comentario diciendo que no todo estaba perdido no pudo evitar reír con la respuesta irónica del varmano.
-Y yo que creía que te había parecido un cabronazo de cojones...- Le siguió el juego con una sonrisa y dándole un empujoncito con el hombro.
A pesar de que no le hubiera hecho una jodida carnicería a su cara, Connor no las tenía todas consigo en que la siguiente vez se le diera mejor, así que una vez que había dejado claro que no pensaba deberle mil favores, Nohlem aprovechaba una vez más para chincharle. El motero escuchó todo lo que dijo con una sonrisa y fingiendo una expresión con los ojos de "Qué pesado es, cojones...", solo para intentar tontamente chincharle de vuelta. Aunque el varmano pronto le diría que no lo había hecho tan mal, sacando una sonrisilla orgullosa en Connor.
-Hoy te odio un poco menos, puto subnormal...- Dijo con sorna mientras terminaba de recoger junto a él.
La sonrisa del motero estaba fija en su rostro, pero de repente un chasquido la enmudeció a la vez que se giraba con sorpresa hacia un Nohlem que ya le daba la espalda. ¿Acaba de pegarle un puto latigazo con el... trapo? Y peor aún... ¿Creía que iba a irse de buenas después de hacer aquello? Joder, era como una invitación a la guerra. El motero sonrió con malicia mientras le veía andar dándole la espalda tan inocentemente, sin saber lo que le esperaba y ajeno a cualquier mierda. Dio dos pasos con los brazos extendidos y con toda la precaución posible y sigilo, que era poca tratándose de él, y cuando lo tuvo a su alcance...
-¡QUÉ CAGADA HAS HECHO, GILIPOLLAS!- Sin darle tiempo a más, Connor se agachó a la altura de la cintura de Nohlem y la rodeó con ambos brazos, para luego incorporarse rápidamente y con una facilidad pasmosa levantó al varmano en el aire. Dos segundos después Connor parecía un jodido granjero, con una gran bolsa de patatas cargada en su hombro. Solo que no era granjero y la bolsa era Nohlem.- ¡Te dejo que me llames Dos Caras! ¡Que te metas conmigo como el cabrón que eres! ¿Pero ésto joder? ¡Ni de puta coña!- Dijo alzando la voz con una sonrisilla mientras empezaba a andar, con un Nohlem bien sujeto en su hombro y al cuál le daba varios manotazos amistosos allá donde le pillaran con su mano libre. -¡Eh, putos cabroncetes! ¡Tengo que enseñaros lo bien afeitadito que me ha quedado Nohlem! Hmmm... ¿Dónde mierda están Aniol y Damian?- Preguntó al aire y fingiendo desinterés en lo que el varmano pudiera decirle o resistirse al agarre...
Con una sonrisa maliciosa y divertida Connor se encogería de hombros. Y luego las figuras de ambos se perderían entre las escaleras mientras subían. Había sido un buen rato en el que se había divertido, y desde luego parecía que eso no iba a terminar ahí...
-¿Yo tener miedo, joder?- Espetó al tono infantil de Nohlem con una carcajada, aunque en realidad a su parte inmadura si que le picaba un poquitín. Demasiado orgullo de Wyvern y esas mierdas... Luego se cruzo de brazos y se inclinó un poco mientras se volvía a reír.- Vale, sí que estaría de puta madre que no me pidieras desnudarme debajo de un vehículo, sí...¡Pero oye, cabronazo! ¡Llamarte por nombres ridículos si puedo hacerlo! Y gratis, no me cuesta una mierda.- Apuntó el motero asintiendo con la cabeza y encogiéndose de hombros.
Juntos seguirían recogiendo la sala y todo lo utilizado en aquella sesión de barbería. Había ido mejor de lo que esperaba (teniendo en cuenta la última vez que había probado afeitarse con navaja), aunque esperaba hacerlo mejor a la próxima. Las fichas de Nohlem habían sido continuas y tras su propio comentario diciendo que no todo estaba perdido no pudo evitar reír con la respuesta irónica del varmano.
-Y yo que creía que te había parecido un cabronazo de cojones...- Le siguió el juego con una sonrisa y dándole un empujoncito con el hombro.
A pesar de que no le hubiera hecho una jodida carnicería a su cara, Connor no las tenía todas consigo en que la siguiente vez se le diera mejor, así que una vez que había dejado claro que no pensaba deberle mil favores, Nohlem aprovechaba una vez más para chincharle. El motero escuchó todo lo que dijo con una sonrisa y fingiendo una expresión con los ojos de "Qué pesado es, cojones...", solo para intentar tontamente chincharle de vuelta. Aunque el varmano pronto le diría que no lo había hecho tan mal, sacando una sonrisilla orgullosa en Connor.
-Hoy te odio un poco menos, puto subnormal...- Dijo con sorna mientras terminaba de recoger junto a él.
La sonrisa del motero estaba fija en su rostro, pero de repente un chasquido la enmudeció a la vez que se giraba con sorpresa hacia un Nohlem que ya le daba la espalda. ¿Acaba de pegarle un puto latigazo con el... trapo? Y peor aún... ¿Creía que iba a irse de buenas después de hacer aquello? Joder, era como una invitación a la guerra. El motero sonrió con malicia mientras le veía andar dándole la espalda tan inocentemente, sin saber lo que le esperaba y ajeno a cualquier mierda. Dio dos pasos con los brazos extendidos y con toda la precaución posible y sigilo, que era poca tratándose de él, y cuando lo tuvo a su alcance...
-¡QUÉ CAGADA HAS HECHO, GILIPOLLAS!- Sin darle tiempo a más, Connor se agachó a la altura de la cintura de Nohlem y la rodeó con ambos brazos, para luego incorporarse rápidamente y con una facilidad pasmosa levantó al varmano en el aire. Dos segundos después Connor parecía un jodido granjero, con una gran bolsa de patatas cargada en su hombro. Solo que no era granjero y la bolsa era Nohlem.- ¡Te dejo que me llames Dos Caras! ¡Que te metas conmigo como el cabrón que eres! ¿Pero ésto joder? ¡Ni de puta coña!- Dijo alzando la voz con una sonrisilla mientras empezaba a andar, con un Nohlem bien sujeto en su hombro y al cuál le daba varios manotazos amistosos allá donde le pillaran con su mano libre. -¡Eh, putos cabroncetes! ¡Tengo que enseñaros lo bien afeitadito que me ha quedado Nohlem! Hmmm... ¿Dónde mierda están Aniol y Damian?- Preguntó al aire y fingiendo desinterés en lo que el varmano pudiera decirle o resistirse al agarre...
Con una sonrisa maliciosa y divertida Connor se encogería de hombros. Y luego las figuras de ambos se perderían entre las escaleras mientras subían. Había sido un buen rato en el que se había divertido, y desde luego parecía que eso no iba a terminar ahí...
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Navajazos con mucha clase
22/03/24, 07:16 pm
Menuda combo más rara los insultos y el cariño. La pizza con piña en el lenguaje del amor. Puto subnormal, cabronazo de cojones, pijo de mierda… que fueran piadosos los Santos como se le pegase algo de eso o la vuelta a casa iba a ser aún más difícil de explicar. Eran más insultos de los que oían sus padres en un año.
Eso si volvía vivo, claro. Y ya ni siquiera lo pensaba por los augurios y fantasmas de fuera, si no por el monstruo que acababa de enfurecer dentro. Como no, no iba a salir impune. Tras el vocerío de advertencia (que por desgracia y a diferencia de los otros no lucía como cariño) Nohlem intentó echar a correr. Énfasis en intentó. Connor le trincó antes de que pudiera decir nada, dejándole sin aliento al alzarlo con un patético quejido agudo ahogado cual gato interrumpido en un maullido de auxilio. El trapo, su única arma, se le cayó de las manos según ganaba altura como un condenado.
—¡CONNOR!
¡¿Cómo carajos estaba tan rápido en su hombro?! ¡Le había agarrado como si no pesara nada! Muerto de la vergüenza Nohlem intentó escaparse tirando de su cuerpo contra la espalda del canadiense, mientras este demostraba su falta de respeto y el nulo esfuerzo que le suponía humillarlo hablando como si tal cosa. Cuando amenazó con llevarlo así ante el resto comenzó a patalear, mejillas encendidas en una intensidad poco usual para su tez. Como si no resaltase suficiente el afeitado.
—No, ¡no! ¡Connor, suéltame! ¡ConnoOOOOOR!
Y cargado con el glamour de un saco los dos desaparecieron escaleras arriba.
Como se iba a cebar con esos dos putos favores.
Eso si volvía vivo, claro. Y ya ni siquiera lo pensaba por los augurios y fantasmas de fuera, si no por el monstruo que acababa de enfurecer dentro. Como no, no iba a salir impune. Tras el vocerío de advertencia (que por desgracia y a diferencia de los otros no lucía como cariño) Nohlem intentó echar a correr. Énfasis en intentó. Connor le trincó antes de que pudiera decir nada, dejándole sin aliento al alzarlo con un patético quejido agudo ahogado cual gato interrumpido en un maullido de auxilio. El trapo, su única arma, se le cayó de las manos según ganaba altura como un condenado.
—¡CONNOR!
¡¿Cómo carajos estaba tan rápido en su hombro?! ¡Le había agarrado como si no pesara nada! Muerto de la vergüenza Nohlem intentó escaparse tirando de su cuerpo contra la espalda del canadiense, mientras este demostraba su falta de respeto y el nulo esfuerzo que le suponía humillarlo hablando como si tal cosa. Cuando amenazó con llevarlo así ante el resto comenzó a patalear, mejillas encendidas en una intensidad poco usual para su tez. Como si no resaltase suficiente el afeitado.
—No, ¡no! ¡Connor, suéltame! ¡ConnoOOOOOR!
Y cargado con el glamour de un saco los dos desaparecieron escaleras arriba.
Como se iba a cebar con esos dos putos favores.
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