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- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Niños pijos
19/09/23, 01:25 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Al destensar y bajar el arco se dió cuenta de lo mucho que le dolían los brazos hoy. Como quien no tiene nada mejor que hacer -lo que era el caso, por desgracia- Nohlem había dedicado mucho más tiempo practicando puntería de lo que habría echado nunca en Varmania. Era de las pocas cosas que podía hacer tan solo como acompañado y se sentía bien cada vez que el tiro iba como quería, así que... a abusar de esa serotonina. Su objetivo era una de las tantas sillas viejas del torreón, una coja y rota que nadie usaba, que tras toda una semana de flechazos presentaba tantas muescas en el respaldo que bastaba mirarla para clavarse una astilla. Mejor era eso que mellar las puntas de flecha contra la roca dura de la fortaleza, fueran a quedarse sin el día que hicieran verdadera falta.
El varmano se echó el arco al hombro y se acercó al pobre "maniquí", tirando de la flecha en el centro del respaldo para recuperarla. Sacarla le raspó las manos, y al abrirla para comprobar su palma bajo el ástil, se fijó en que se le estaba formando callo en la punta de los dedos índice y corazón. Sus orejas cayeron con aversión. Que horror. Sus manos eran su principal herramienta y que presentaran alguna que otra herida menor no era ninguna excepcionalidad, pero ahora estaban agrietadas, secas y duras. Más pordioseras que nunca a los ojos exagerados de alguien que las ha tenido siempre como la seda.
No tendría ninguna crema como las que usaban en su casa, pero a lo mejor si se untaba melocotones...
Ensimismado en sus pensamientos y mirándose las manos -o inspeccionando la flecha según se mirase- el varmano no oyó a Kalna acercarse.
Al destensar y bajar el arco se dió cuenta de lo mucho que le dolían los brazos hoy. Como quien no tiene nada mejor que hacer -lo que era el caso, por desgracia- Nohlem había dedicado mucho más tiempo practicando puntería de lo que habría echado nunca en Varmania. Era de las pocas cosas que podía hacer tan solo como acompañado y se sentía bien cada vez que el tiro iba como quería, así que... a abusar de esa serotonina. Su objetivo era una de las tantas sillas viejas del torreón, una coja y rota que nadie usaba, que tras toda una semana de flechazos presentaba tantas muescas en el respaldo que bastaba mirarla para clavarse una astilla. Mejor era eso que mellar las puntas de flecha contra la roca dura de la fortaleza, fueran a quedarse sin el día que hicieran verdadera falta.
El varmano se echó el arco al hombro y se acercó al pobre "maniquí", tirando de la flecha en el centro del respaldo para recuperarla. Sacarla le raspó las manos, y al abrirla para comprobar su palma bajo el ástil, se fijó en que se le estaba formando callo en la punta de los dedos índice y corazón. Sus orejas cayeron con aversión. Que horror. Sus manos eran su principal herramienta y que presentaran alguna que otra herida menor no era ninguna excepcionalidad, pero ahora estaban agrietadas, secas y duras. Más pordioseras que nunca a los ojos exagerados de alguien que las ha tenido siempre como la seda.
No tendría ninguna crema como las que usaban en su casa, pero a lo mejor si se untaba melocotones...
Ensimismado en sus pensamientos y mirándose las manos -o inspeccionando la flecha según se mirase- el varmano no oyó a Kalna acercarse.
- ♪♫♬:
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.
Re: Niños pijos
14/10/23, 07:22 pm
Aquella mirada confirmó a Kalna todo lo que necesitaba saber, incluso si Nohlem no lo hubiera expresado en palabras también. Casi echaba de menos que alguien se mostrara por fin orgulloso de algo (que no fuera Serena y su comportamiento infantil) y no esa modestia que se veía en algunos. Echaba de menos el arrojo y el orgullo de los libenses, y que Nohlem tuviera algo de esto último, aunque fuera por estatus social, le resultaba más cómodo que la manera en la que actuaban los humanos.
Sonrió al oírle decir lo del armario, y es que a ella le pasaba parecido. Echaba de menos sus vestidos, sus zapatos, incluso su uniforme (que no tenía nada de especial, ya que no tenía ningún rango aún) se le antojaba especialmente deseable comparado con la ropa que tenían. Dos días sin comer era un precio justísimo por recuperar todo eso, estaba de acuerdo.
Abrió los ojos con expectación cuando Nohlem mencionó a que se dedicaba su familia, y es que a Kalna le encantaban las joyas. Perecía entonces que no era noble, sino que su madre (cosa que había asumido, y que el hecho de que la mencionara como la que tenía influencia había confirmado) era comerciante, y por como hablaba debía ser muy buena y tener renombre. Ojalá poder comprarse alguna joya, y es que que hubieran sido realizadas por semidioses era algo que hacía que valiesen aún más.
—Es una profesión muy bonita, seguro que hacéis preciosidades —comentó por formalidad, porque le parecía poco decoroso decirle que en cuanto salieran de allí y volviese a tener acceso a su dinero pensaba comprarles cosas. Si es que podían.
Pronto le llegó el turno a ella de hablar de su familia, y su voz se llenó de un orgullo imposible de contener. Había aprendido de la charla del primer día con Szczenyak que no todos los mundos tenían nobleza ni ejército, por lo que esta vez lo explicaría levemente.
—Madre es duquesa, que es un título que se hereda, aunque también estuvo en el ejército, igual que yo. Ya no tenemos guerras, así que podría decirse que nos dedicamos a algo parecido a la policía, sí —resumió. No sabía hasta que punto Nohlem entendería aquello si no tenían nada parecido en su mundo, pero tampoco quería resultar condescendiente explicando cosas que podían serle obvias. Era una línea difícil que tenía el tratar con gente de otros mundos.
Al menos podía sentirse más cómoda sabiendo que no era la única que venía de buena familia, y es que se sentía sola entre tanta plebe con la que no hubiera malgastado su tiempo en Libo. Podía sentirse mejor sabiendo que alguien más estaría echando de menos todo tipo de comodidades tontas.
»A parte de la ropa, ¿qué más echas de menos? —preguntó, buscando poder quejarse de todas las condiciones horribles que tenían —Yo nunca pensé que iba a tener que decir la luz eléctrica.
Sonrió al oírle decir lo del armario, y es que a ella le pasaba parecido. Echaba de menos sus vestidos, sus zapatos, incluso su uniforme (que no tenía nada de especial, ya que no tenía ningún rango aún) se le antojaba especialmente deseable comparado con la ropa que tenían. Dos días sin comer era un precio justísimo por recuperar todo eso, estaba de acuerdo.
Abrió los ojos con expectación cuando Nohlem mencionó a que se dedicaba su familia, y es que a Kalna le encantaban las joyas. Perecía entonces que no era noble, sino que su madre (cosa que había asumido, y que el hecho de que la mencionara como la que tenía influencia había confirmado) era comerciante, y por como hablaba debía ser muy buena y tener renombre. Ojalá poder comprarse alguna joya, y es que que hubieran sido realizadas por semidioses era algo que hacía que valiesen aún más.
—Es una profesión muy bonita, seguro que hacéis preciosidades —comentó por formalidad, porque le parecía poco decoroso decirle que en cuanto salieran de allí y volviese a tener acceso a su dinero pensaba comprarles cosas. Si es que podían.
Pronto le llegó el turno a ella de hablar de su familia, y su voz se llenó de un orgullo imposible de contener. Había aprendido de la charla del primer día con Szczenyak que no todos los mundos tenían nobleza ni ejército, por lo que esta vez lo explicaría levemente.
—Madre es duquesa, que es un título que se hereda, aunque también estuvo en el ejército, igual que yo. Ya no tenemos guerras, así que podría decirse que nos dedicamos a algo parecido a la policía, sí —resumió. No sabía hasta que punto Nohlem entendería aquello si no tenían nada parecido en su mundo, pero tampoco quería resultar condescendiente explicando cosas que podían serle obvias. Era una línea difícil que tenía el tratar con gente de otros mundos.
Al menos podía sentirse más cómoda sabiendo que no era la única que venía de buena familia, y es que se sentía sola entre tanta plebe con la que no hubiera malgastado su tiempo en Libo. Podía sentirse mejor sabiendo que alguien más estaría echando de menos todo tipo de comodidades tontas.
»A parte de la ropa, ¿qué más echas de menos? —preguntó, buscando poder quejarse de todas las condiciones horribles que tenían —Yo nunca pensé que iba a tener que decir la luz eléctrica.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: Niños pijos
15/10/23, 01:38 pm
Estaba acostumbrado a ese cumplido, tanto para que no supiese amargo ni se le subiera ningún rubor a la cara. Sí, era una profesión bonita, pero ahora que estaba lejos de casa y le sobraba tiempo para pensar empezaba a ver que, quizá, no era para él.
—No llevo nada que nos haga justicia… —dio la vuelta a su mano, revelando dorso y anillos para mirar distraídamente el de esmeralda. Era su favorito, un regalo de su madre, pero conocía sus obras para saber que palidecía en comparación a otras—. No me secuestraron en un día importante, por desgracia no llevaba mucho encima.
“Al menos no vine en pijama”, pensó.
Sus ojos se abrieron ante lo inesperado, no solo porque el término duquesa era algo arcaico, sino porque también lo eran ejército y guerras. Las guerras varmanas eran tan lejanas como la peste negra para los humanos, si acaso entre ciudades vecinas y barrios bajos se libraban conflictos de otro tipo. Al parecer eran en una mancha histórica en el mundo de la libense, aunque considerando los títulos y roles tampoco le habría sorprendido que se siguieran librando.
—Oh —su sonrisa se ensanchó, no obstante, cuando Kalna confirmó ser una figura de ley, y en un tono más coqueto, se repitió—: Oh.
Se permitió masticar sus pensamientos, la nube de curiosidad formándose en su cabeza. Ejércitos, duques y duquesas, ¿habría reyes y reinas? Aquello le parecía más propio de una fantasía, no como la ciudad a la que habían ido a parar. ¿Tendrían palacios, como los que mencionaba Aniol en sus cuentos de Disney?
No pensó inmediatamente en lo disonante que era, a sus ojos varmanos, que mantuviesen resquicios de conflictos armados teniendo avances como la electricidad, y tan solo rió cuando se vio retratado en una respuesta tan sencilla. Si un mes atrás le hubiesen preguntado por una situación hipotética como esa, seguramente habría respondido algo superficial, poético incluso. Que echaría de menos la música, los panecillos de jamón dulce, canela y aceitunas que tanto le gustaban, las calles de Bermellón o su cama y la compañía que en ocasiones le brindaba. Y sin embargo, tras tanta realidad, sus deseos al igual que los de la joven duquesa habían caído en modestia.
—El agua corriente y los espejos —dijo sin dudar—. Que el agua… salga. De un grifo. Poder lavarme la cara por las mañanas sin tener que bajar a por un cubo helado, ni asegurarme de que Tawar no se haya bañado ahí antes, saber si no estoy hecho un desastre... —exhaló una risa—. Claro que no a todos les hace falta espejo.
Le dedicó una mirada llena de significado.
—Tú siempre estás preciosa.
Lo dijo con simpleza, sin sugerencia ni titubeos, como quien aprecia la belleza de una flor. Kalna era intimidante en el mismo sentido que lo eran su hermana o su madre, respetable. Y no por ser adulador, pero una figura así le devolvía cierta lógica, familiaridad entre tantas rarezas.
—No llevo nada que nos haga justicia… —dio la vuelta a su mano, revelando dorso y anillos para mirar distraídamente el de esmeralda. Era su favorito, un regalo de su madre, pero conocía sus obras para saber que palidecía en comparación a otras—. No me secuestraron en un día importante, por desgracia no llevaba mucho encima.
“Al menos no vine en pijama”, pensó.
Sus ojos se abrieron ante lo inesperado, no solo porque el término duquesa era algo arcaico, sino porque también lo eran ejército y guerras. Las guerras varmanas eran tan lejanas como la peste negra para los humanos, si acaso entre ciudades vecinas y barrios bajos se libraban conflictos de otro tipo. Al parecer eran en una mancha histórica en el mundo de la libense, aunque considerando los títulos y roles tampoco le habría sorprendido que se siguieran librando.
—Oh —su sonrisa se ensanchó, no obstante, cuando Kalna confirmó ser una figura de ley, y en un tono más coqueto, se repitió—: Oh.
Se permitió masticar sus pensamientos, la nube de curiosidad formándose en su cabeza. Ejércitos, duques y duquesas, ¿habría reyes y reinas? Aquello le parecía más propio de una fantasía, no como la ciudad a la que habían ido a parar. ¿Tendrían palacios, como los que mencionaba Aniol en sus cuentos de Disney?
No pensó inmediatamente en lo disonante que era, a sus ojos varmanos, que mantuviesen resquicios de conflictos armados teniendo avances como la electricidad, y tan solo rió cuando se vio retratado en una respuesta tan sencilla. Si un mes atrás le hubiesen preguntado por una situación hipotética como esa, seguramente habría respondido algo superficial, poético incluso. Que echaría de menos la música, los panecillos de jamón dulce, canela y aceitunas que tanto le gustaban, las calles de Bermellón o su cama y la compañía que en ocasiones le brindaba. Y sin embargo, tras tanta realidad, sus deseos al igual que los de la joven duquesa habían caído en modestia.
—El agua corriente y los espejos —dijo sin dudar—. Que el agua… salga. De un grifo. Poder lavarme la cara por las mañanas sin tener que bajar a por un cubo helado, ni asegurarme de que Tawar no se haya bañado ahí antes, saber si no estoy hecho un desastre... —exhaló una risa—. Claro que no a todos les hace falta espejo.
Le dedicó una mirada llena de significado.
—Tú siempre estás preciosa.
Lo dijo con simpleza, sin sugerencia ni titubeos, como quien aprecia la belleza de una flor. Kalna era intimidante en el mismo sentido que lo eran su hermana o su madre, respetable. Y no por ser adulador, pero una figura así le devolvía cierta lógica, familiaridad entre tantas rarezas.
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.
Re: Niños pijos
15/10/23, 08:42 pm
El hecho de que a sus compañeros les hubieran secuestrado le seguía resultando chocante, y es que para ella el ir a Rocavarancolia había sido un honor, y había tenido un día entero para prepararse. Por eso mismo había optado por un vestido bonito y joyas caras, y no había tenido que “arriesgarse” a que la llevasen con ropa más normal, como la que llevaba por casa. Miró los anillos de Nohlem con curiosidad, y es que si aquel con la joya del color de los ojos del varmano no hacía justicia a lo que podía hacer su familia, estaba todo por encima de las expectativas.
La sonrisa y los “oh”s hicieron que Kalna sonriese de vuelta. Pensó en decirle que cuando volvieran a sus casas podría enseñarle el uniforme, pero tal vez aquello resultaba doloroso cuando Nohlem era uno de los que habían secuestrado, y prefirió no decir nada. Resultaba difícil hablar de planes futuros tan a largo plazo cuando no sabían qué les esperaba mañana, y más todavía cuando muchos no habían ido allí voluntariamente.
Se rió suavemente cuando Nohlem respondió con cosas básicas, igual que ella. No se había visto echándolas de menos antes de llegar allí, tan obvias y cotidianas habían sido en su casa en Libo, pero ahora que le faltaban era frustrante no tener grifos, lámparas, ni todo lo que llevaba años dando por supuesto.
El cumplido la pilló desprevenida, y es que no lo esperaba. Estaba acostumbrada a recibir cumplidos, sí, pero no cuando estaba vestida con ropa a la que poco le faltaba para caerse a cachos y mucho menos estando sin maquillar. Sentía la cara extraña sin nada de maquillaje, y el hecho de que no hubiera espejos ayudaba a no tener que verse así.
—Me halaga que seas tú el que lo diga. A ti tampoco te hacen falta espejos para estar siempre guapo.
No estaba devolviendo el cumplido por educación, y es que lo pensaba de verdad.
La sonrisa y los “oh”s hicieron que Kalna sonriese de vuelta. Pensó en decirle que cuando volvieran a sus casas podría enseñarle el uniforme, pero tal vez aquello resultaba doloroso cuando Nohlem era uno de los que habían secuestrado, y prefirió no decir nada. Resultaba difícil hablar de planes futuros tan a largo plazo cuando no sabían qué les esperaba mañana, y más todavía cuando muchos no habían ido allí voluntariamente.
Se rió suavemente cuando Nohlem respondió con cosas básicas, igual que ella. No se había visto echándolas de menos antes de llegar allí, tan obvias y cotidianas habían sido en su casa en Libo, pero ahora que le faltaban era frustrante no tener grifos, lámparas, ni todo lo que llevaba años dando por supuesto.
El cumplido la pilló desprevenida, y es que no lo esperaba. Estaba acostumbrada a recibir cumplidos, sí, pero no cuando estaba vestida con ropa a la que poco le faltaba para caerse a cachos y mucho menos estando sin maquillar. Sentía la cara extraña sin nada de maquillaje, y el hecho de que no hubiera espejos ayudaba a no tener que verse así.
—Me halaga que seas tú el que lo diga. A ti tampoco te hacen falta espejos para estar siempre guapo.
No estaba devolviendo el cumplido por educación, y es que lo pensaba de verdad.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: Niños pijos
17/10/23, 01:06 pm
Nohlem recibía un cumplido por su buen manejo del arco por parte de Kalna y Kalna recibía otro sobre su aspecto por parte de Nohlem. “Cada experto en su campo”, pensó, divertido. Aún así, la ausencia de rubor o reacción física en la libense no pasó desapercibida. Una pena.
La belleza también era, a su modo, un tipo de arma. No dejaba cortes, ni partía huesos, pero te ganaba aliados y detenía peleas si sabías usarla con buena labia. Puede que no fuese a hacer nada frente a un monstruo, pero si alguien le tenía estima a tu simpática cara bonita… Nohlem inclinó la cabeza a un lado, sus mejillas ligeramente oscurecidas, más por la sonrisa que le estaba dedicando a la chica que por efecto real de sus palabras. En cuanto al físico la humildad era un atributo atractivo, siempre que fuera equilibrado: si abusas de tu modestia quedas falso y arrogante, si no usas nada, narcicista y repelente.
—¡Gracias! El encanto se lo debo a las pecas. Y bueno —con una breve risa se pasó una mano por el pelo, sujetando flecha y arco con la otra—, igual con un poco de cariño estaría mejor.
>>Así que policía... Hm —sabía de la Tierra, pinceladas gruesas del mundo de Tawar y Airi, pero del de la libense apenas conocía unos roles de género extraños y un vínculo con Rocavarancolia que lo era aún más. Parecía buen momento para expandir conocimiento, aunque su interés consistiera sobre todo en dicha relación con la ciudad. Con un breve salto se reacomodó el carcaj al hombro, pasando la mano por la tira para quitárselo y ofrecérselo a Kalna—. ¿Quieres probar tú?
Fuese cual fuese la respuesta, Nohlem o bien dejaría el arco en manos de la joven o sobre la silla-diana. Se apoyaría en la pared, una pierna flexionada contra la misma y el cuerpo ligeramente inclinado en su dirección.
—¿Y cómo es tu mundo? Hablas de duquesas y ejércitos... En Varmania ya no tenemos nada como eso.
La belleza también era, a su modo, un tipo de arma. No dejaba cortes, ni partía huesos, pero te ganaba aliados y detenía peleas si sabías usarla con buena labia. Puede que no fuese a hacer nada frente a un monstruo, pero si alguien le tenía estima a tu simpática cara bonita… Nohlem inclinó la cabeza a un lado, sus mejillas ligeramente oscurecidas, más por la sonrisa que le estaba dedicando a la chica que por efecto real de sus palabras. En cuanto al físico la humildad era un atributo atractivo, siempre que fuera equilibrado: si abusas de tu modestia quedas falso y arrogante, si no usas nada, narcicista y repelente.
—¡Gracias! El encanto se lo debo a las pecas. Y bueno —con una breve risa se pasó una mano por el pelo, sujetando flecha y arco con la otra—, igual con un poco de cariño estaría mejor.
>>Así que policía... Hm —sabía de la Tierra, pinceladas gruesas del mundo de Tawar y Airi, pero del de la libense apenas conocía unos roles de género extraños y un vínculo con Rocavarancolia que lo era aún más. Parecía buen momento para expandir conocimiento, aunque su interés consistiera sobre todo en dicha relación con la ciudad. Con un breve salto se reacomodó el carcaj al hombro, pasando la mano por la tira para quitárselo y ofrecérselo a Kalna—. ¿Quieres probar tú?
Fuese cual fuese la respuesta, Nohlem o bien dejaría el arco en manos de la joven o sobre la silla-diana. Se apoyaría en la pared, una pierna flexionada contra la misma y el cuerpo ligeramente inclinado en su dirección.
—¿Y cómo es tu mundo? Hablas de duquesas y ejércitos... En Varmania ya no tenemos nada como eso.
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.
Re: Niños pijos
17/10/23, 04:46 pm
Le devolvió la sonrisa, aceptando por fin el cumplido de manera plena una vez lo hubo procesado por completo. Que el otro limitara el ser guapo a sus pecas (que eran preciosas, eso no se lo iba a quitar) hizo que soltara una suave risa «No hace falta que seas tan modesto». ¿Estaría feo decirle que su aspecto le hacía ser un semidios en Libo? Kalna aún llevaba con cuidado el no provocar más problemas por choques culturales, y a lo mejor aquello era demasiado.
—Si llego a saber que te iba a interesar tanto me hubiera traído el uniforme —medio bromeó. No tenía rango, no tenía nada especial, y el vestido y el corsé con el que había llegado eran mejores que el uniforme, pero si a Nohlem le despertaba curiosidad a lo mejor no hubiera sido mala idea tampoco.
Las comisuras de sus labios bajaron un poco cuando le ofreció tirar, y es que Kalna había intentado ser buena con el arco más veces de las que le hubiera gustado y sabía de sobra que no sería capaz de darle a la silla. Claro que dejarse enseñar por Nohlem no era tan mal prospecto, pero… «Tal vez más adelante».
—Oh, no. Se me da fatal, tengo una puntería horrible.
Por suerte o por desgracia, el varmano no insistió, y preguntó por su mundo. De aquello podía hablar, y aunque pensaba centrarse en su región y no en los valles o los pueblos costeros, algo de estos sabía si Nohlem acababa teniendo curiosidad.
—Libo tiene muchas montañas, así que nuestras ciudades están excavadas en la roca —sonrió levemente—. Así que tienen bastantes niveles, y nos movemos con funiculares y puentes, y también tenemos tranvías. Hay muchas tiendas, y jardines bonitos, y fachadas preciosas decoradas con esculturas. Si quieres ir a otra ciudad hay ferrocarriles, y lo mismo si quieres ir a otra región, como la costa o los valles —suspiró. Echaba de menos vivir en una ciudad que no fuera completa ruina—. También tenemos radios y teléfonos, aunque estos últimos son bastante nuevos y casi nadie los tiene.
Miró a Nohlem una vez más, con curiosidad.
»¿Y Varmania como es?
—Si llego a saber que te iba a interesar tanto me hubiera traído el uniforme —medio bromeó. No tenía rango, no tenía nada especial, y el vestido y el corsé con el que había llegado eran mejores que el uniforme, pero si a Nohlem le despertaba curiosidad a lo mejor no hubiera sido mala idea tampoco.
Las comisuras de sus labios bajaron un poco cuando le ofreció tirar, y es que Kalna había intentado ser buena con el arco más veces de las que le hubiera gustado y sabía de sobra que no sería capaz de darle a la silla. Claro que dejarse enseñar por Nohlem no era tan mal prospecto, pero… «Tal vez más adelante».
—Oh, no. Se me da fatal, tengo una puntería horrible.
Por suerte o por desgracia, el varmano no insistió, y preguntó por su mundo. De aquello podía hablar, y aunque pensaba centrarse en su región y no en los valles o los pueblos costeros, algo de estos sabía si Nohlem acababa teniendo curiosidad.
—Libo tiene muchas montañas, así que nuestras ciudades están excavadas en la roca —sonrió levemente—. Así que tienen bastantes niveles, y nos movemos con funiculares y puentes, y también tenemos tranvías. Hay muchas tiendas, y jardines bonitos, y fachadas preciosas decoradas con esculturas. Si quieres ir a otra ciudad hay ferrocarriles, y lo mismo si quieres ir a otra región, como la costa o los valles —suspiró. Echaba de menos vivir en una ciudad que no fuera completa ruina—. También tenemos radios y teléfonos, aunque estos últimos son bastante nuevos y casi nadie los tiene.
Miró a Nohlem una vez más, con curiosidad.
»¿Y Varmania como es?
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Niños pijos
21/10/23, 01:32 am
En realidad Nohlem ni siquiera había pensado en el uniforme, no de forma específica. Una figura de poder y la rudeza que la rodeaba podía parecerle atractiva hasta cierto punto (era hijo de su madre y había aprendido debidamente a rehuir de ciertos roles), pero sin duda mejoraba gracias al apartado estético. Una de sus orejas se ladeó levemente, un pequeño tic de atención. Su sonrisa floreció de medio lado con renovado interés y maquillada picardía, echando la vista al suelo para no ser descarado.
—Una pena… Seguro estarías muy elegante.
Nohlem era un hombre de su época. Cuanto más cubierto, mejor, y es que aunque él mismo fuese partidario de las boas de plumas, los vestidos cortos de moda y las camisas estratégicamente desabrochadas, nada superaba un buen envolotorio y la ilusión de descubrir que había dentro. Kalna con uniforme… Era muy pronto para estar ronroneando.
Para su sorpresa la chica rechazó su arco. Nohlem le quitó importancia con un gesto, ocultando la sorpresa que le profería que no se le diera bien algo relacionado a armas. Estaba bien ver que era varmana a fin de cuentas. Varmana, humana, libense, lo que fuera- que tenía debilidades como cualquiera, vamos. También le habían faltado luces: ¿cómo iba a hacerla tirar con un dedo roto?
—Te puedo enseñar en otro momento, no te preocupes.
La escuchó de brazos cruzados, relajado.
—¿Excavadas en la roca? —preguntó con cierto asombro. A diferencia de con los humanos, y exceptuando el particular detalle de imaginar edificios enteros esculpidos en las faldas de una montaña, todo lo que la morena dijo sonaba cercano. No había nada difícil de creer, ni sobreexplicaciones raras, de hecho por aquel detalle de radios y teléfonos Varmania parecía ir un paso delante en cuanto a avances—. ¿En serio? ¡Santos! No me imagino mi mundo sin radio. Nosotros la tenemos desde hace vidas y casi todo el mundo tiene una.
En realidad no hacía tanto, pero Nohlem y sus padres habían nacido con ella así que para él ya era suficiente. La radio era el medio de todos. La cultura varmana había crecido tanto en torno a esta que era dífícil de desligar.
—¡Pues por lo que dices no somos muy diferentes! En Varmania hay muchísima vegetación. Nosotros construimos respetando los árboles así que entre ciudad y ciudad suele haber muchísimo bosque… Yo vengo de la zona más cálida, soy granta, así que tenemos que ser más cuidadosos con los recursos y la madera que tenemos. Luego están los okaes y los balera, que son de zona húmeda y fría respectivamente. Pero bueno —despachó el hilo con un manotazo al aire—. Politiqueo aparte, ¡yo vengo de una ciudad costera! Tenemos edificios preciosos también, calles grandes, ¡ah y música!, muchísima música. Y los mismos medios de transporte que has dicho junto con barcos… —dejó la palabra en el aire unos segundos con una leve sonrisa divertida, en chiste interno—. Tenemos museos, casinos, bibliotecas, óperas y teatros… Bermellón es bastante grande —“y la echo de menos” pensó—. Qué más… —miró al suelo, pensativo—. Hmm, hace bastante más calor que aquí y bueno, viajar entre regiones es muy difícil para nosotros por los bosques, así que nos toca ser autosostenibles.
Tampoco quería comerle la oreja a Kalna con algo que podía ser más aburrido, y además tenía un interés rondándole de hace rato, así que ladeó la cabeza y preguntó con su tono más suave y casual. No quería sentirse un cotilla, ni pinchar un tema doloroso que pintaba a ser un entramado de verdades a medias, peeeeroooo…
—¿Y cómo es que tenéis conexión con este mundo? En Varmania nunca habíamos oído hablar de este sitio.
—Una pena… Seguro estarías muy elegante.
Nohlem era un hombre de su época. Cuanto más cubierto, mejor, y es que aunque él mismo fuese partidario de las boas de plumas, los vestidos cortos de moda y las camisas estratégicamente desabrochadas, nada superaba un buen envolotorio y la ilusión de descubrir que había dentro. Kalna con uniforme… Era muy pronto para estar ronroneando.
Para su sorpresa la chica rechazó su arco. Nohlem le quitó importancia con un gesto, ocultando la sorpresa que le profería que no se le diera bien algo relacionado a armas. Estaba bien ver que era varmana a fin de cuentas. Varmana, humana, libense, lo que fuera- que tenía debilidades como cualquiera, vamos. También le habían faltado luces: ¿cómo iba a hacerla tirar con un dedo roto?
—Te puedo enseñar en otro momento, no te preocupes.
La escuchó de brazos cruzados, relajado.
—¿Excavadas en la roca? —preguntó con cierto asombro. A diferencia de con los humanos, y exceptuando el particular detalle de imaginar edificios enteros esculpidos en las faldas de una montaña, todo lo que la morena dijo sonaba cercano. No había nada difícil de creer, ni sobreexplicaciones raras, de hecho por aquel detalle de radios y teléfonos Varmania parecía ir un paso delante en cuanto a avances—. ¿En serio? ¡Santos! No me imagino mi mundo sin radio. Nosotros la tenemos desde hace vidas y casi todo el mundo tiene una.
En realidad no hacía tanto, pero Nohlem y sus padres habían nacido con ella así que para él ya era suficiente. La radio era el medio de todos. La cultura varmana había crecido tanto en torno a esta que era dífícil de desligar.
—¡Pues por lo que dices no somos muy diferentes! En Varmania hay muchísima vegetación. Nosotros construimos respetando los árboles así que entre ciudad y ciudad suele haber muchísimo bosque… Yo vengo de la zona más cálida, soy granta, así que tenemos que ser más cuidadosos con los recursos y la madera que tenemos. Luego están los okaes y los balera, que son de zona húmeda y fría respectivamente. Pero bueno —despachó el hilo con un manotazo al aire—. Politiqueo aparte, ¡yo vengo de una ciudad costera! Tenemos edificios preciosos también, calles grandes, ¡ah y música!, muchísima música. Y los mismos medios de transporte que has dicho junto con barcos… —dejó la palabra en el aire unos segundos con una leve sonrisa divertida, en chiste interno—. Tenemos museos, casinos, bibliotecas, óperas y teatros… Bermellón es bastante grande —“y la echo de menos” pensó—. Qué más… —miró al suelo, pensativo—. Hmm, hace bastante más calor que aquí y bueno, viajar entre regiones es muy difícil para nosotros por los bosques, así que nos toca ser autosostenibles.
Tampoco quería comerle la oreja a Kalna con algo que podía ser más aburrido, y además tenía un interés rondándole de hace rato, así que ladeó la cabeza y preguntó con su tono más suave y casual. No quería sentirse un cotilla, ni pinchar un tema doloroso que pintaba a ser un entramado de verdades a medias, peeeeroooo…
—¿Y cómo es que tenéis conexión con este mundo? En Varmania nunca habíamos oído hablar de este sitio.
- ♪♫♬:
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.
Personajes :
● Dama Puente/Kaila: Maga logomante austriaca (1.60).
● Kaethe/Dama Sobras: Ghoul nublina (1.46).
● Yttria: Bruja percusionista canadiense (1.53).
● Amira/Cálamo : Valkyria francesa (1.63).
● Kalna : Libense, del Imperio (1.78).
● Nefer : Ammut hijo de luna Levyna. (1.85)
Síntomas : Su sangre adquiere un tono anaranjado y se espesa un poco. Es capaz de intuir con mayor facilidad cómo se van a comportar los animales con los que se encuentre.
Armas :
● Dama Puente/Kaila: Magia, báculo
● Kaethe/Dama Sobras: Daga, fuerza bruta
● Yttria: Arco, hacha, magia, mala leche, cucharillas y otros objetos metálicos.
● Amira/Cálamo: Espada corta, pegaso (shire)
● Kalna : Espada bastarda; lanza y escudo
● Nefer : Lanza, venenos
Status : One flesh, one end
Humor : Permanent resting bitch face
Re: Niños pijos
21/10/23, 12:06 pm
El primer cumplido había sido demasiado inesperado para reaccionar, pero a este segundo podría hacerlo. Un comentario ingenioso, una sonrisa autosuficiente, las reacciones normales cuando alguien intentaba ligar con ella y no al revés. Y, sin embargo, con Nohlem no salía nada de eso. Era distinto que te dedicase un piropo un cualquiera (por muy rico que fuese) a que lo hiciera un semidios. Asintió levemente, no queriendo responder con un tartamudeo sin sentido, y ladeó suavemente la cabeza mientras notaba la sangre correr a sus mejillas. Parecía casi una adolescente novata en aquello, pero es que las circunstancias eran precisamente nuevas.
—Claro —respondió a su ofrecimiento de enseñarle a usar el arco. Estaba segura de que podría retrasarlo al menos lo bastante como para mentalizarse de que iba a quedar ridícula delante de Nohlem, pero tampoco se atrevería a posponerlo eternamente. Un ofrecimiento así no se podía rechazar.
Asintió ante el asombro de Nohlem. Eran ciudades muy bonitas, especialmente las zonas ricas, y seguro que podría llevarle y enseñarle todo lo que quisiera…si quería, claro. Tenía asumido que todos querían volver a sus casas, y que a lo mejor tras aquel año no volvían a verse, lo que sería una completa lástima.
—Se ha empezado a extender más, pero solo hay una emisora todavía —aunque a Kalna ya le costaba imaginarse Libo sin ella. En su casa siempre había habido una, porque su madre era militar y era el uso que había tenido al principio, pero no había tardado en enamorarse de ella cuando empezaron a emitir cualquier cosa. Las noticias, la música, incluso las tontas historias para niños que había a veces.
Varmania sonaba precioso. Su mente imaginaba algo como las ciudades de libo, solo que en vez de montaña las casas estaban construidas en torno a enormes bosques. Parecían tener tres zonas diferenciadas, lo cual sí resultaba diferente: en Libo casi todos vivían en una zona, donde la actividad volcánica no era tan elevada y no tenían que vivir en medio de erupciones y terremotos.
—Suena precioso, de verdad —sonrió, casi con nostalgia. No conocía la ciudad de Nohlem, pero todo eso le recordaba a la suya propia, y eso sí lo echaba de menos —En Vitech tenemos todo eso también, y salones de baile... Y un montón de cafeterías y salones de té muchos con música en directo.
No podía imaginar no poder viajar, pero su idea mental de las ciudades en imponentes bosques hacía que tuviera lógica. Debía ser difícil viajar cuando había tanta vegetación, supuso. Sin embargo, Nohlem desechó el tema para pasar a otro relativamente importante, y es que Rocavarancolia había pasado a formar parte de sus vidas de repente y todos tenían muchas preguntas, de las cuales ella tampoco tenía respuestas para todo.
—Hasta hace unos años en Libo tampoco, pero trajeron a una andrógina para enseñarle magia —las circunstancias de eso se le escapaban. ¿La habrían secuestrado como al resto? ¿Se habrían atrevido a eso?— Y cuando volvió y se lo contó a la Reina Madre decidieron establecer una alianza, aunque tampoco sé todos los detalles. Nos traen para enseñarnos magia y a cambio les damos ayuda militar, entre otras cosas
—Claro —respondió a su ofrecimiento de enseñarle a usar el arco. Estaba segura de que podría retrasarlo al menos lo bastante como para mentalizarse de que iba a quedar ridícula delante de Nohlem, pero tampoco se atrevería a posponerlo eternamente. Un ofrecimiento así no se podía rechazar.
Asintió ante el asombro de Nohlem. Eran ciudades muy bonitas, especialmente las zonas ricas, y seguro que podría llevarle y enseñarle todo lo que quisiera…si quería, claro. Tenía asumido que todos querían volver a sus casas, y que a lo mejor tras aquel año no volvían a verse, lo que sería una completa lástima.
—Se ha empezado a extender más, pero solo hay una emisora todavía —aunque a Kalna ya le costaba imaginarse Libo sin ella. En su casa siempre había habido una, porque su madre era militar y era el uso que había tenido al principio, pero no había tardado en enamorarse de ella cuando empezaron a emitir cualquier cosa. Las noticias, la música, incluso las tontas historias para niños que había a veces.
Varmania sonaba precioso. Su mente imaginaba algo como las ciudades de libo, solo que en vez de montaña las casas estaban construidas en torno a enormes bosques. Parecían tener tres zonas diferenciadas, lo cual sí resultaba diferente: en Libo casi todos vivían en una zona, donde la actividad volcánica no era tan elevada y no tenían que vivir en medio de erupciones y terremotos.
—Suena precioso, de verdad —sonrió, casi con nostalgia. No conocía la ciudad de Nohlem, pero todo eso le recordaba a la suya propia, y eso sí lo echaba de menos —En Vitech tenemos todo eso también, y salones de baile... Y un montón de cafeterías y salones de té muchos con música en directo.
No podía imaginar no poder viajar, pero su idea mental de las ciudades en imponentes bosques hacía que tuviera lógica. Debía ser difícil viajar cuando había tanta vegetación, supuso. Sin embargo, Nohlem desechó el tema para pasar a otro relativamente importante, y es que Rocavarancolia había pasado a formar parte de sus vidas de repente y todos tenían muchas preguntas, de las cuales ella tampoco tenía respuestas para todo.
—Hasta hace unos años en Libo tampoco, pero trajeron a una andrógina para enseñarle magia —las circunstancias de eso se le escapaban. ¿La habrían secuestrado como al resto? ¿Se habrían atrevido a eso?— Y cuando volvió y se lo contó a la Reina Madre decidieron establecer una alianza, aunque tampoco sé todos los detalles. Nos traen para enseñarnos magia y a cambio les damos ayuda militar, entre otras cosas
Regocijaos, pues ahora sois parte de la leyenda de Kalna, hija de Mánide
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Niños pijos
22/10/23, 04:41 pm
Nohlem observó con discreta curiosidad la reacción de Kalna, no de palabras sino de cuerpo (un lenguaje que prefería, era más sincero y difícil de maquillar), sin entender muy bien porque lo hizo a un cumplido que en su opinión era más débil que el primero. A veces la gente era así, pensó, incluso si había interés algunos tenían mejores defensas, otros simplemente eran un poco lentos y tardaban en leer lo que uno demostraba por ellos, y visto lo visto ese segundo rasgo parecía un factor común entre los humanoides. La inocencia y las pieles transparentes que tanto delataban, otro. Sonrió para sí, complacido, ya que entre picardía y timidez Nohlem se relacionaba mejor, pero por supuesto era lo bastante discreto para no venderse por ello.
—Solo una emisora... Hm —repitió por lo bajo, murmurando una risa—. Que locura.
A estas alturas no podía imaginarse toda la radio varmana en una sola cadena. Las radios aficionado, las de música, política, noticias, tantas ideologías colisionando, todos peleándose por media hora en el aire.
Le sonrió con la misma nostalgia a Kalna, asintiendo con levedad. Vitech y Bermellón no parecían tan diferentes, cambia una montaña rota por sus bosques, una radio demasiado joven por una en la flor de la vida, elementos compartidos que a la vez sabía a años luz de distancia, y más con lo poco que conocía de su cultura.
Los hogares de sus compañeros le generaban una necesidad. Su imaginación era envidiable pero no se conformaba con ella, quería verlos con sus propios ojos, empaparse, y es que si los viajes entre ciudades eran un lujo que pocos podían permitirse, que decir ya entre mundos. Pero el varmano sabía que era una tontería. Al final, si vivía para ello, volvería a Bermellón. En el mejor de los casos se olvidaría de ellos, en el peor no lo haría y le tomarían por loco. Además, debajo de toda esa fascinación crecía y crecía una sensación muchísimo más fuerte, una comparativa que siempre favorecía al mismo bando, melancolía orgullosa clavada como una garrapata hambrienta. Si ahora mismo le daban a elegir entre visitar todos esos lugares, puro lujo y aventura sin preocupaciones o volver a Varmania, volvería a Varmania con los ojos cerrados. La mención de un salón de baile extranjero era todo lo que necesitaba para añorar cualquier cabaré en Bermellón.
—Por lo pronto Libo y Varmania parecen más parecidas que nada que le haya oído decir a un humano –respondió con humor.
Yyy luego llegó la parte en la que cuestionaba sus propias palabras. Nohlem arrastró la suela del zapato por la pared hasta que tocó tierra, con los ojos abiertos y la vergüenza de quien oye algo mal y no se atreve a preguntar de nuevo. Lo primero, ¿qué era una andrógina? Lo segundo, ¿porqué era tan importante para que un mundo entero quisiera nada de unas ruinas lamentables?
—Ah.
"Carajo, una cosa es estafar a una persona y otra a un planeta entero", pensó con sorna. El silencio se hizo pesado en sus hombros y por suerte ninguna sonrisa hiriente tuvo tiempo a cruzar su rostro porque, demonios, la historia sonaba demasiado mal. Como un cuento de hadas al que en seguida le ves la moraleja.
—Ya... Les dais armas a cambio de... —sus ojos bailaron por la pequeña plaza en la que estaban. No había por donde cogerlo. Sus orejas apuntaban abajo, pues a pesar de la cruda realidad no quería ser faltoso—. Eeeh, supongo que no habrá ninguna embajada a la que preguntar, ¿no? ¿Nadie le ha dicho a vuestra Reina Madre sobre las condiciones en las que estamos? ¿O a lo que sea el andrógino? —descruzó los brazos para pasarse una mano por la nuca, enrredando los dedos entre sus rizos—. Alguien tendrá que haber hablado de lo abandonado que está este lugar. ¿No?
"O de los secuestros. De los monstruos, o de los niños..." Suspiró y dejó caer el brazo. Claro que Kalna solo era un peón.
—Perdona, es que... No suena muy bien. Que unos vengáis voluntariamente y todos los demás... bueno —se encogió de hombros, mirando al suelo—. Y apoyo militar... ¿por qué? ¿Para qué? ¡Sí aquí no hay un alma! ¡Y parece que perdieron la guerra hace cien años! Santos, estoy... —se pinzó el morro con una sonrisa—. Voy a parecer Rick a este paso, me falta la condenada libretita.
—Solo una emisora... Hm —repitió por lo bajo, murmurando una risa—. Que locura.
A estas alturas no podía imaginarse toda la radio varmana en una sola cadena. Las radios aficionado, las de música, política, noticias, tantas ideologías colisionando, todos peleándose por media hora en el aire.
Le sonrió con la misma nostalgia a Kalna, asintiendo con levedad. Vitech y Bermellón no parecían tan diferentes, cambia una montaña rota por sus bosques, una radio demasiado joven por una en la flor de la vida, elementos compartidos que a la vez sabía a años luz de distancia, y más con lo poco que conocía de su cultura.
Los hogares de sus compañeros le generaban una necesidad. Su imaginación era envidiable pero no se conformaba con ella, quería verlos con sus propios ojos, empaparse, y es que si los viajes entre ciudades eran un lujo que pocos podían permitirse, que decir ya entre mundos. Pero el varmano sabía que era una tontería. Al final, si vivía para ello, volvería a Bermellón. En el mejor de los casos se olvidaría de ellos, en el peor no lo haría y le tomarían por loco. Además, debajo de toda esa fascinación crecía y crecía una sensación muchísimo más fuerte, una comparativa que siempre favorecía al mismo bando, melancolía orgullosa clavada como una garrapata hambrienta. Si ahora mismo le daban a elegir entre visitar todos esos lugares, puro lujo y aventura sin preocupaciones o volver a Varmania, volvería a Varmania con los ojos cerrados. La mención de un salón de baile extranjero era todo lo que necesitaba para añorar cualquier cabaré en Bermellón.
—Por lo pronto Libo y Varmania parecen más parecidas que nada que le haya oído decir a un humano –respondió con humor.
Yyy luego llegó la parte en la que cuestionaba sus propias palabras. Nohlem arrastró la suela del zapato por la pared hasta que tocó tierra, con los ojos abiertos y la vergüenza de quien oye algo mal y no se atreve a preguntar de nuevo. Lo primero, ¿qué era una andrógina? Lo segundo, ¿porqué era tan importante para que un mundo entero quisiera nada de unas ruinas lamentables?
—Ah.
"Carajo, una cosa es estafar a una persona y otra a un planeta entero", pensó con sorna. El silencio se hizo pesado en sus hombros y por suerte ninguna sonrisa hiriente tuvo tiempo a cruzar su rostro porque, demonios, la historia sonaba demasiado mal. Como un cuento de hadas al que en seguida le ves la moraleja.
—Ya... Les dais armas a cambio de... —sus ojos bailaron por la pequeña plaza en la que estaban. No había por donde cogerlo. Sus orejas apuntaban abajo, pues a pesar de la cruda realidad no quería ser faltoso—. Eeeh, supongo que no habrá ninguna embajada a la que preguntar, ¿no? ¿Nadie le ha dicho a vuestra Reina Madre sobre las condiciones en las que estamos? ¿O a lo que sea el andrógino? —descruzó los brazos para pasarse una mano por la nuca, enrredando los dedos entre sus rizos—. Alguien tendrá que haber hablado de lo abandonado que está este lugar. ¿No?
"O de los secuestros. De los monstruos, o de los niños..." Suspiró y dejó caer el brazo. Claro que Kalna solo era un peón.
—Perdona, es que... No suena muy bien. Que unos vengáis voluntariamente y todos los demás... bueno —se encogió de hombros, mirando al suelo—. Y apoyo militar... ¿por qué? ¿Para qué? ¡Sí aquí no hay un alma! ¡Y parece que perdieron la guerra hace cien años! Santos, estoy... —se pinzó el morro con una sonrisa—. Voy a parecer Rick a este paso, me falta la condenada libretita.
- ♪♫♬:
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Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.
Personajes :
● Dama Puente/Kaila: Maga logomante austriaca (1.60).
● Kaethe/Dama Sobras: Ghoul nublina (1.46).
● Yttria: Bruja percusionista canadiense (1.53).
● Amira/Cálamo : Valkyria francesa (1.63).
● Kalna : Libense, del Imperio (1.78).
● Nefer : Ammut hijo de luna Levyna. (1.85)
Síntomas : Su sangre adquiere un tono anaranjado y se espesa un poco. Es capaz de intuir con mayor facilidad cómo se van a comportar los animales con los que se encuentre.
Armas :
● Dama Puente/Kaila: Magia, báculo
● Kaethe/Dama Sobras: Daga, fuerza bruta
● Yttria: Arco, hacha, magia, mala leche, cucharillas y otros objetos metálicos.
● Amira/Cálamo: Espada corta, pegaso (shire)
● Kalna : Espada bastarda; lanza y escudo
● Nefer : Lanza, venenos
Status : One flesh, one end
Humor : Permanent resting bitch face
Re: Niños pijos
24/10/23, 05:55 pm
Soltó una risita suave con el comentario sobre los humanos. Estaba completamente de acuerdo en ello, y es que de lo que les había oído a los humanos sobre la Tierra entendía las armas de fuego (y no así que las usase casi cualquiera), algunos métodos de extracción de energía que había mencionado Rick… y poco más. Sus cacerías de brujas, su tecnología, aquel hombre que se colaba por las chimeneas para dar regalos. Todo sonaba siempre demasiado raro.
Bajó la mirada mientras apretaba los labios ante la reacción de Nohlem. Ese “ah” que normalmente hubiera ignorado de cualquiera se convertía en algo doloroso cuando los labios de los que salían eran los de un felino. No iba a cuestionarse todo por esas palabras, y es que al fin y al cabo había muchas cosas que no sabía al respecto de Rocavarancolia. Y no creía que precisamente la Reina fuera a dejarse engañar por esa ciudad. Tenía que haber visto algo que mereciera la pena, y es que esas ruinas no eran difíciles de conquistar si no fuera así. Su cuerpo se tensó levemente cuando Nohlem pronunció aquel “lo que sea el andrógino”, y es que aquella ofensa solo podía ser origen de un choque cultural, algo que tendría que perdonar.
—Debería haber una embajada. Y la andrógina vive aquí, así que también debe saber todo esto. Estaría bien encontrarla, pero a saber donde está —miró al frente, al muro del torreón —. No es que Madre me haya contado mucho tampoco, y se supone que no nos cuentan más para “ser justos” respecto a lo que los de otros mundos sabéis de las pruebas, pero… —soltó un pequeño bufido—. Luego llegué aquí y sabíais incluso menos que yo.
No podía quitarle la razón a Nohlem. Ahí no había nada. ¿De verdad tendrían un ejército decente? ¿Algo? Recordaba a los del barco volador y lo que imponían, la magia de aquellos que se habían cruzado donde los colaespinas. No, tenía que haber algo más.
—No lo sé. Pero no puede ser solo esto. Tiene que vivir gente, tiene que haber algo más.
Volvió a fruncir los labios, aunque el gesto no le duró mucho. Aquella pequeña broma sobre Rick la hizo reír, y es que en cierto modo ella lo parecía también. Había muchas cosas que necesitaban explicaciones, desde luego.
»Aunque sí te concedo que este sitio es espantoso. Igual más que armas les hacían falta arquitectas.
Bajó la mirada mientras apretaba los labios ante la reacción de Nohlem. Ese “ah” que normalmente hubiera ignorado de cualquiera se convertía en algo doloroso cuando los labios de los que salían eran los de un felino. No iba a cuestionarse todo por esas palabras, y es que al fin y al cabo había muchas cosas que no sabía al respecto de Rocavarancolia. Y no creía que precisamente la Reina fuera a dejarse engañar por esa ciudad. Tenía que haber visto algo que mereciera la pena, y es que esas ruinas no eran difíciles de conquistar si no fuera así. Su cuerpo se tensó levemente cuando Nohlem pronunció aquel “lo que sea el andrógino”, y es que aquella ofensa solo podía ser origen de un choque cultural, algo que tendría que perdonar.
—Debería haber una embajada. Y la andrógina vive aquí, así que también debe saber todo esto. Estaría bien encontrarla, pero a saber donde está —miró al frente, al muro del torreón —. No es que Madre me haya contado mucho tampoco, y se supone que no nos cuentan más para “ser justos” respecto a lo que los de otros mundos sabéis de las pruebas, pero… —soltó un pequeño bufido—. Luego llegué aquí y sabíais incluso menos que yo.
No podía quitarle la razón a Nohlem. Ahí no había nada. ¿De verdad tendrían un ejército decente? ¿Algo? Recordaba a los del barco volador y lo que imponían, la magia de aquellos que se habían cruzado donde los colaespinas. No, tenía que haber algo más.
—No lo sé. Pero no puede ser solo esto. Tiene que vivir gente, tiene que haber algo más.
Volvió a fruncir los labios, aunque el gesto no le duró mucho. Aquella pequeña broma sobre Rick la hizo reír, y es que en cierto modo ella lo parecía también. Había muchas cosas que necesitaban explicaciones, desde luego.
»Aunque sí te concedo que este sitio es espantoso. Igual más que armas les hacían falta arquitectas.
Regocijaos, pues ahora sois parte de la leyenda de Kalna, hija de Mánide
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Niños pijos
31/10/23, 02:14 am
Quería confiar, en el fondo quería confiar. Estaba harto de tener una visión pesimista de las cosas, y es que pensar a lo realista -los secuestros, las condiciones del medievo, los engaños- resultaba injusto cuando en la realidad había hueco para espíritus paranormales pero no tanto para la esperanza. Nohlem bajó la mirada al suelo, a la punta sucia de sus zapatos por haber levantado tierra con ellos, sopesando las opciones. Seguía creyendo que de alguna forma se las habían apañado para engañar a toda una sociedad -después de todo bastaba con intoxicar la mente de las mayores figuras de poder para que el resto se hiciera solo-, pero quizás… Quizás hubiera un poco de verdad en las palabras de Kalna. Quería pensarlo.
—Puede que… ¿Estén en otra ciudad? Después de todo nos han traido a un mundo nuevo, es decir… Esto no es Varmania ni Libo ni nada que conozcamos, y un mundo no puede ser solamente esto. A lo mejor... No sé, a lo mejor la embajada y los habitantes están en otro sitio más seguro. Y las pruebas de las que hablas, en las que estamos, las hacen aquí, en un viejo campo de batalla. Por- alguna razón.
De ser cierto no es que fueran buenas noticias, estar lejos de posible ayuda le hacía sentir pequeño y asolado, pero al menos sonaba lógico. Que más allá del horror en el que les habían abandonado, en las afueras o en una ciudad vecina, funcional, habría un sitio normal con casas, su gente y quien sabe, líderes un tanto sociópatas con acuerdos extraños que involucraban a niños pasando hambre a cambio de una pistola. Porque magia lo que era magia ninguno estaba aprendiendo. Como lo entendiesen como un intercambio cultural a gran escala con terapias de choque…
Le sonrió a Kalna tras oírla reír, un sonido que apaciguó parte de su turbación. No recordaba haber oído su risa antes así que se marcó ese punto en su favor como un pequeño tesoro. Estuvo tentado a decir que sonaba linda, pero recordaba perfectamente la bilis que profesaba su hermana cuando recibía comentarios parecidos, con lo que reculó por si acaso.
—Desde luego. Y se me ocurren unas cuantas cosas más —echó la vista al cielo, pensando en como por tener no tenían ni lunas ni estrellas—, peeero… —bajó la vista de nuevo a la libense, sonriendo—. Si yo fuera tú haría una lista de quejas para cuando vuelvas.
>>Hm, y oye, Kalna. Siento el interrogatorio. No ha sido el tema más feliz que podría haber sacado.
No saber nada era desagradable, pero “saber” bajo la certeza de haber sido engañado no tenía que ser mucho mejor.
—Puede que… ¿Estén en otra ciudad? Después de todo nos han traido a un mundo nuevo, es decir… Esto no es Varmania ni Libo ni nada que conozcamos, y un mundo no puede ser solamente esto. A lo mejor... No sé, a lo mejor la embajada y los habitantes están en otro sitio más seguro. Y las pruebas de las que hablas, en las que estamos, las hacen aquí, en un viejo campo de batalla. Por- alguna razón.
De ser cierto no es que fueran buenas noticias, estar lejos de posible ayuda le hacía sentir pequeño y asolado, pero al menos sonaba lógico. Que más allá del horror en el que les habían abandonado, en las afueras o en una ciudad vecina, funcional, habría un sitio normal con casas, su gente y quien sabe, líderes un tanto sociópatas con acuerdos extraños que involucraban a niños pasando hambre a cambio de una pistola. Porque magia lo que era magia ninguno estaba aprendiendo. Como lo entendiesen como un intercambio cultural a gran escala con terapias de choque…
Le sonrió a Kalna tras oírla reír, un sonido que apaciguó parte de su turbación. No recordaba haber oído su risa antes así que se marcó ese punto en su favor como un pequeño tesoro. Estuvo tentado a decir que sonaba linda, pero recordaba perfectamente la bilis que profesaba su hermana cuando recibía comentarios parecidos, con lo que reculó por si acaso.
—Desde luego. Y se me ocurren unas cuantas cosas más —echó la vista al cielo, pensando en como por tener no tenían ni lunas ni estrellas—, peeero… —bajó la vista de nuevo a la libense, sonriendo—. Si yo fuera tú haría una lista de quejas para cuando vuelvas.
>>Hm, y oye, Kalna. Siento el interrogatorio. No ha sido el tema más feliz que podría haber sacado.
No saber nada era desagradable, pero “saber” bajo la certeza de haber sido engañado no tenía que ser mucho mejor.
- ♪♫♬:
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.
Personajes :
● Dama Puente/Kaila: Maga logomante austriaca (1.60).
● Kaethe/Dama Sobras: Ghoul nublina (1.46).
● Yttria: Bruja percusionista canadiense (1.53).
● Amira/Cálamo : Valkyria francesa (1.63).
● Kalna : Libense, del Imperio (1.78).
● Nefer : Ammut hijo de luna Levyna. (1.85)
Síntomas : Su sangre adquiere un tono anaranjado y se espesa un poco. Es capaz de intuir con mayor facilidad cómo se van a comportar los animales con los que se encuentre.
Armas :
● Dama Puente/Kaila: Magia, báculo
● Kaethe/Dama Sobras: Daga, fuerza bruta
● Yttria: Arco, hacha, magia, mala leche, cucharillas y otros objetos metálicos.
● Amira/Cálamo: Espada corta, pegaso (shire)
● Kalna : Espada bastarda; lanza y escudo
● Nefer : Lanza, venenos
Status : One flesh, one end
Humor : Permanent resting bitch face
Re: Niños pijos
01/11/23, 08:30 pm
De no haber conocido a Mania, de haber sabido que vivía en Rocavarancolia, Kalna estaría mucho menos segura de que tenía que haber algo más a todo aquello, pero se negaba a creer que una andrógina viviera entre escombros, y que glorificase a una ciudad en ruinas, si no había algo más detrás. Kalna guardaba esperanzas solo por su conocimiento de unas circunstancias que carecían de lógica en el marco de lo que llevaban visto, y entendía todas las dudas al respecto de los que tenían incluso menos conocimiento que ella.
—Podría ser —concedió a la teoría de Nohlem.
Rocavrancolia era un mundo, y ningún mundo tenía solo una ciudad. Que les soltasen en una abandonada mientras demostraban si eran o no dignos de todo aquello era tan plausible como casi cualquier otra idea que pudieran conjurar al respecto. Igual convivir con Rick no les estaba haciendo demasiado bien a la cabeza, y es que andaban todos jugando a resolver misterios a los que les faltaban piezas por todos lados.
Sonrió de nuevo ante la idea de quejarse a alguien a su vuelta, aunque dudaba hasta qué punto estas podrían ser vistas como algo válido. Iban allí a demostrar valor y que eran dignos, y no se podía esperar que lo hicieran de manera fácil y con todas las comodidades. Pero alguna cama mejor, ropa en un estado decente… Esas cosas no afectaban a lo que tenían que demostrar, pero mejorarían su calidad de vida.
—No te preocupes —le respondió, mirándole. Rocavarancolia se había puesto en el foco de la mayoría de conversaciones, y costaba sacarla de ahí. A fin y al cabo, era un sitio nuevo, desconocido, del que a duras penas sabían un par de cosas aisladas —. No es que se pueda ignorar este sitio con facilidad.
Ojalá poder hacerlo, y llevar a Nohlem a una cafetería agradable, o a un parque, o a cualquier sitio que no fuera piedra gris a medio derrumbar. Pero todo lo que era parte de sus mundos, de sus vidas, quedaba lejano e inaccesible. Tardarían mucho en ver sus mundos de nuevo, pero Kalna estaba segura de que lo harían.
»¿Qué es lo primero que harás cuándo vuelvas? —preguntó, buscando tal vez encontrar un tema algo más agradable y que diese cierta esperanza al felino — Yo tal vez un tatuaje nuevo, por celebrar el sobrevivir a esto.
Un recordatorio de que era digna de Rocavarancolia, de que había conseguido su magia y todo lo que venía con ella.
—Podría ser —concedió a la teoría de Nohlem.
Rocavrancolia era un mundo, y ningún mundo tenía solo una ciudad. Que les soltasen en una abandonada mientras demostraban si eran o no dignos de todo aquello era tan plausible como casi cualquier otra idea que pudieran conjurar al respecto. Igual convivir con Rick no les estaba haciendo demasiado bien a la cabeza, y es que andaban todos jugando a resolver misterios a los que les faltaban piezas por todos lados.
Sonrió de nuevo ante la idea de quejarse a alguien a su vuelta, aunque dudaba hasta qué punto estas podrían ser vistas como algo válido. Iban allí a demostrar valor y que eran dignos, y no se podía esperar que lo hicieran de manera fácil y con todas las comodidades. Pero alguna cama mejor, ropa en un estado decente… Esas cosas no afectaban a lo que tenían que demostrar, pero mejorarían su calidad de vida.
—No te preocupes —le respondió, mirándole. Rocavarancolia se había puesto en el foco de la mayoría de conversaciones, y costaba sacarla de ahí. A fin y al cabo, era un sitio nuevo, desconocido, del que a duras penas sabían un par de cosas aisladas —. No es que se pueda ignorar este sitio con facilidad.
Ojalá poder hacerlo, y llevar a Nohlem a una cafetería agradable, o a un parque, o a cualquier sitio que no fuera piedra gris a medio derrumbar. Pero todo lo que era parte de sus mundos, de sus vidas, quedaba lejano e inaccesible. Tardarían mucho en ver sus mundos de nuevo, pero Kalna estaba segura de que lo harían.
»¿Qué es lo primero que harás cuándo vuelvas? —preguntó, buscando tal vez encontrar un tema algo más agradable y que diese cierta esperanza al felino — Yo tal vez un tatuaje nuevo, por celebrar el sobrevivir a esto.
Un recordatorio de que era digna de Rocavarancolia, de que había conseguido su magia y todo lo que venía con ella.
Regocijaos, pues ahora sois parte de la leyenda de Kalna, hija de Mánide
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Niños pijos
02/11/23, 09:54 pm
La validación le supo a poco, pero al fin y al cabo ni Kalna ni nadie tenía los medios de decirle que tenía razón. Solo podían dejarlo ir. Lo que había sido una sonrisa tímida ganó cierta confianza tras un suspiro teatral, no por ello fingido, como forma de darle la razón.
—Me extraña que lo digas, ¡a mi me resulta muy hogareño! Con su tierra mustia, sin árboles, las bañeras sin tuberías, la luz de las antorchas, quien quiera que sea este… —señaló la estatua garabateada que adornaba la minúscula plaza a escasos metros suya. Una risa puso punto a su ironía. Si lo pensaba dos veces le darían escalofríos, y es que ciertamente todo lo citado era mucho más reconfortante que el exterior.
La pregunta de Kalna fue como encontrar refugio en la lluvia. Nohlem la saboreó, pensativo, junto aquello que la chica quería, entretenido por las diferencias. Podría imaginar sus mundos con edificios y calles parecidas, que donde se distanciaban era en esos detalles. Tatuajes, piercings en sitios peligrosos… a ningún varmano de su clase se le pasaría por la cabeza algo así. Y sin embargo ahí estaba, normalizándolo en otros.
—¿Pero te caben más? —bromeó. Quería saber que se haría, con que clase de dibujo conmemoraría las penurias, pero su imaginación ya estaba en su respuesta. La obtuvo y no lo pensó dos veces—. Acostarme con el chico de cocina —exhaló una risa por la nariz—. Le daré un abrazo a mis padres… ignoraré todas sus preguntas y el pánico, me iré corriendo a la cocina y- —juntó ambas manos en un único aplauso. Luego hizo un pequeño gesto con la cabeza, autoconclusivo—. Lo voy a despeinar tanto que va a tener que ir a la peluquería. Aunque lo mismo si encuentro a la de los jardines primero… —silencio—, no sé. Según vea.
La idea de volver a ver a Ensha y a Olván aceleró su corazón con el revoloteo alegre de una libélula en una noche sin lunas, sin competencia. No porque tuviera grandes sentimientos por ellos, sino por el consuelo que le darían. La intimidad que le había sido robada, su presencia y calor como indicativo de que todo volvía a ser normal. Si además podía aplazar el responder a cuestionarios y lágrimas, olvidarse de su nombre y todas sus desgracias aunque fuera por unos minutos… No había fisuras en su plan, no.
Al final Connor iba a tener razón.
—¿Tú tienes a alguien especial esperándote? Ya sabes… —ladeó la cabeza igual que su sonrisita traviesa, echando el sentido de sus palabras atrás.
—Me extraña que lo digas, ¡a mi me resulta muy hogareño! Con su tierra mustia, sin árboles, las bañeras sin tuberías, la luz de las antorchas, quien quiera que sea este… —señaló la estatua garabateada que adornaba la minúscula plaza a escasos metros suya. Una risa puso punto a su ironía. Si lo pensaba dos veces le darían escalofríos, y es que ciertamente todo lo citado era mucho más reconfortante que el exterior.
La pregunta de Kalna fue como encontrar refugio en la lluvia. Nohlem la saboreó, pensativo, junto aquello que la chica quería, entretenido por las diferencias. Podría imaginar sus mundos con edificios y calles parecidas, que donde se distanciaban era en esos detalles. Tatuajes, piercings en sitios peligrosos… a ningún varmano de su clase se le pasaría por la cabeza algo así. Y sin embargo ahí estaba, normalizándolo en otros.
—¿Pero te caben más? —bromeó. Quería saber que se haría, con que clase de dibujo conmemoraría las penurias, pero su imaginación ya estaba en su respuesta. La obtuvo y no lo pensó dos veces—. Acostarme con el chico de cocina —exhaló una risa por la nariz—. Le daré un abrazo a mis padres… ignoraré todas sus preguntas y el pánico, me iré corriendo a la cocina y- —juntó ambas manos en un único aplauso. Luego hizo un pequeño gesto con la cabeza, autoconclusivo—. Lo voy a despeinar tanto que va a tener que ir a la peluquería. Aunque lo mismo si encuentro a la de los jardines primero… —silencio—, no sé. Según vea.
La idea de volver a ver a Ensha y a Olván aceleró su corazón con el revoloteo alegre de una libélula en una noche sin lunas, sin competencia. No porque tuviera grandes sentimientos por ellos, sino por el consuelo que le darían. La intimidad que le había sido robada, su presencia y calor como indicativo de que todo volvía a ser normal. Si además podía aplazar el responder a cuestionarios y lágrimas, olvidarse de su nombre y todas sus desgracias aunque fuera por unos minutos… No había fisuras en su plan, no.
Al final Connor iba a tener razón.
—¿Tú tienes a alguien especial esperándote? Ya sabes… —ladeó la cabeza igual que su sonrisita traviesa, echando el sentido de sus palabras atrás.
- ♪♫♬:
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.
Personajes :
● Dama Puente/Kaila: Maga logomante austriaca (1.60).
● Kaethe/Dama Sobras: Ghoul nublina (1.46).
● Yttria: Bruja percusionista canadiense (1.53).
● Amira/Cálamo : Valkyria francesa (1.63).
● Kalna : Libense, del Imperio (1.78).
● Nefer : Ammut hijo de luna Levyna. (1.85)
Síntomas : Su sangre adquiere un tono anaranjado y se espesa un poco. Es capaz de intuir con mayor facilidad cómo se van a comportar los animales con los que se encuentre.
Armas :
● Dama Puente/Kaila: Magia, báculo
● Kaethe/Dama Sobras: Daga, fuerza bruta
● Yttria: Arco, hacha, magia, mala leche, cucharillas y otros objetos metálicos.
● Amira/Cálamo: Espada corta, pegaso (shire)
● Kalna : Espada bastarda; lanza y escudo
● Nefer : Lanza, venenos
Status : One flesh, one end
Humor : Permanent resting bitch face
Re: Niños pijos
03/11/23, 10:13 am
Clavó la vista en la mencionada estatua mientras la ironía de Nohlem le recordaba todo lo malo de su nuevo “hogar” durante un año, y eso sin contar con lo que había fuera: animaluchos que disparaban espinas, o barrios donde se oían lamentos fantasma que no pertenecían a nadie vivo. La estatua le había llamado mucho la atención al principio, y es que las estatuas independientes eran una rareza en Libo. Fuera quien fuera, tenía que haber sido alguien importante para tener una, pero no entendía en ese caso por qué la habían relegado a un patio cutre en un torreón feo.
Sonrió de nuevo ante su broma, tentada de responder un “tengo todavía un brazo libre” que terminó quedándose como broma interna al responder Nohlem tan rápido a su pregunta, casi sin pensarlo. A lo mejor una semana antes le hubiera resultado chocante que un hombre hablase con tan pocos tapujos sobre acostarse con otro, pero iba entendiendo más que aquello era cosa de choques culturales, y que además Nohlem tuviera rasgos felinos suavizaba aún más aquello: era un semidios, al fin y al cabo.
—Ya veo que no te gusta perder el tiempo —medio bromeó, aunque no veía aquel despliegue de sexualidad abierta como algo malo.
Y es que al fin y al cabo venía de una sociedad en la que habar de sexo no era un tabú, en la que especialmente si eras mujer no tenías ningún problema con ello, así que los derroteros por los que se había ido el varmano eran perfectamente normales en su mundo. Sonrió con cierta nostalgia a esa última pregunta, y es que a su mente sí había ido una persona concreta.
—Lah. Es comerciante, como su madre. No era nada formal, pero quién necesita que lo sea —exhaló una risa. Llevaban unas semanas sin verse antes de haber tenido que partir, y aún le dolía no haberse podido despedir en condiciones.
»Tampoco me importaría acostarme con un chico guapo, pero no es que esté pensando en ninguno concreto de mi mundo —giró la cara para mirarle. No es que en Rocavarancolia faltasen chicos guapos precisamente.
Sonrió de nuevo ante su broma, tentada de responder un “tengo todavía un brazo libre” que terminó quedándose como broma interna al responder Nohlem tan rápido a su pregunta, casi sin pensarlo. A lo mejor una semana antes le hubiera resultado chocante que un hombre hablase con tan pocos tapujos sobre acostarse con otro, pero iba entendiendo más que aquello era cosa de choques culturales, y que además Nohlem tuviera rasgos felinos suavizaba aún más aquello: era un semidios, al fin y al cabo.
—Ya veo que no te gusta perder el tiempo —medio bromeó, aunque no veía aquel despliegue de sexualidad abierta como algo malo.
Y es que al fin y al cabo venía de una sociedad en la que habar de sexo no era un tabú, en la que especialmente si eras mujer no tenías ningún problema con ello, así que los derroteros por los que se había ido el varmano eran perfectamente normales en su mundo. Sonrió con cierta nostalgia a esa última pregunta, y es que a su mente sí había ido una persona concreta.
—Lah. Es comerciante, como su madre. No era nada formal, pero quién necesita que lo sea —exhaló una risa. Llevaban unas semanas sin verse antes de haber tenido que partir, y aún le dolía no haberse podido despedir en condiciones.
»Tampoco me importaría acostarme con un chico guapo, pero no es que esté pensando en ninguno concreto de mi mundo —giró la cara para mirarle. No es que en Rocavarancolia faltasen chicos guapos precisamente.
Regocijaos, pues ahora sois parte de la leyenda de Kalna, hija de Mánide
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Niños pijos
04/11/23, 12:44 am
Que pensase que quizás Connor tenía razón no significaba que quisiera dársela, por eso cuando Kalna le siguió el juego, normalizando lo que para él siempre había sido normal, se sintió más ligero.
—El tiempo es irrecuperable —puntuó—. Es importante gastarlo bien.
Inquieto por naturaleza, el varmano cogió la silla coja llena de muescas que usaba de blanco, apartó el arco que yacía en ella y se sentó en su lugar, un brazo sobre el respaldo y el otro descansando en su regazo. Que la silla estuviera coja le sirvió para balancearse en su peso de una pata a otra mientras oía a Kalna, preguntándose si Lah era nombre de hombre o mujer. No es que importase en la historia, tampoco que a él le ofendiese que Kalna prefiriera A, B o C (sería una pena no estar en el menú pero eh, podría vivir con ello), además, por fin sintonizaba con alguien. No había “gatos en celo”, ni chicos pudorosos a estrenar, el perfecto in-between.
—¡Bingo!, hablamos el mismo idioma —dijo con una sonrisa de medio lado, su voz suave cual piedra de río.
Y como si la libense pudiera leer sus pensamientos, incluso ese que no había llegado a tomar cuerpo en su consciencia, el granta recibió una respuesta sobre sus gustos en forma de dardo. Lo cogió al vuelo, y si sus ojos se hicieron grandes por la sorpresa no se notó lo más mínimo. No, parte del encanto de recibir una -posible- invitación era atraparla en el aire y actuar sin titubeos, y es que por mucho que le gustasen los chicos tímidos aquello no le convertía en uno de ellos.
—¡Oh! ¿Y de fuera? ¿También te gustan exóticos, presumo? —dejar entrever que la tenías y jugar a la duda era su parte favorita. Nohlem se inclinó de lado sobre el respaldo y puso la silla con una pata al aire y sus piernas de ancla. No cortó contacto visual, de verde mar a oro líquido—. Mira, a mi me está gustando bastante el pelo negro. En Varmania es un color imposible…
—El tiempo es irrecuperable —puntuó—. Es importante gastarlo bien.
Inquieto por naturaleza, el varmano cogió la silla coja llena de muescas que usaba de blanco, apartó el arco que yacía en ella y se sentó en su lugar, un brazo sobre el respaldo y el otro descansando en su regazo. Que la silla estuviera coja le sirvió para balancearse en su peso de una pata a otra mientras oía a Kalna, preguntándose si Lah era nombre de hombre o mujer. No es que importase en la historia, tampoco que a él le ofendiese que Kalna prefiriera A, B o C (sería una pena no estar en el menú pero eh, podría vivir con ello), además, por fin sintonizaba con alguien. No había “gatos en celo”, ni chicos pudorosos a estrenar, el perfecto in-between.
—¡Bingo!, hablamos el mismo idioma —dijo con una sonrisa de medio lado, su voz suave cual piedra de río.
Y como si la libense pudiera leer sus pensamientos, incluso ese que no había llegado a tomar cuerpo en su consciencia, el granta recibió una respuesta sobre sus gustos en forma de dardo. Lo cogió al vuelo, y si sus ojos se hicieron grandes por la sorpresa no se notó lo más mínimo. No, parte del encanto de recibir una -posible- invitación era atraparla en el aire y actuar sin titubeos, y es que por mucho que le gustasen los chicos tímidos aquello no le convertía en uno de ellos.
—¡Oh! ¿Y de fuera? ¿También te gustan exóticos, presumo? —dejar entrever que la tenías y jugar a la duda era su parte favorita. Nohlem se inclinó de lado sobre el respaldo y puso la silla con una pata al aire y sus piernas de ancla. No cortó contacto visual, de verde mar a oro líquido—. Mira, a mi me está gustando bastante el pelo negro. En Varmania es un color imposible…
- ♪♫♬:
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Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.
Personajes :
● Dama Puente/Kaila: Maga logomante austriaca (1.60).
● Kaethe/Dama Sobras: Ghoul nublina (1.46).
● Yttria: Bruja percusionista canadiense (1.53).
● Amira/Cálamo : Valkyria francesa (1.63).
● Kalna : Libense, del Imperio (1.78).
● Nefer : Ammut hijo de luna Levyna. (1.85)
Síntomas : Su sangre adquiere un tono anaranjado y se espesa un poco. Es capaz de intuir con mayor facilidad cómo se van a comportar los animales con los que se encuentre.
Armas :
● Dama Puente/Kaila: Magia, báculo
● Kaethe/Dama Sobras: Daga, fuerza bruta
● Yttria: Arco, hacha, magia, mala leche, cucharillas y otros objetos metálicos.
● Amira/Cálamo: Espada corta, pegaso (shire)
● Kalna : Espada bastarda; lanza y escudo
● Nefer : Lanza, venenos
Status : One flesh, one end
Humor : Permanent resting bitch face
Re: Niños pijos
05/11/23, 07:04 pm
Ni siquiera se había planteado que en otros mundos pudieran tener otras maneras de vivir la sexualidad hasta después de haber hablado, y eso le generó por unos instantes miedo a un posible choque cultural que no tardó en comprobar que nunca había llegado a existir. Se sentía cómoda dentro de una conversación que podría mantener en su mundo con alguna amiga, simplemente hablando de la gente que les gustaba.
Era reconfortarte a nivel emocional el no tener que andar con pies de plomo para explicar algo que era lo normal para quien había vivido en su mundo, y se recostó contra el muro de piedra mientras observaba a Nohlem balancearse en la silla coja. Tal vez aquella actitud despreocupada no fuera algo que vinculase con la clase alta a la que pertenecía el chico, pero era interesante verle romper todas las expectativas de rigidez que había tenido impuestas desde siempre. No se veía a ella misma haciendo nada similar, por supuesto, pero en cierto modo estaba empezando a normalizar que igual no hacía falta ser tan seria todo el tiempo.
Una sonrisa apenas perceptible apareció en el rostro de Kalna cuando Nohlem pilló por donde iban sus palabras. Inconscientemente se llevó la mano a su pelo, al final de la trenza, cuando mencionó que le empezaba a gustar. No era ni de lejos la única en el torreón que lo tenía, pero obviamente estaba pensando en que aquello iba por ella.
—No discrimino a la gente guapa por venir de otros sitios —regiones, mundos. Qué más daba eso. Siempre le habían importado más otras cosas, como el estatus, pero eso con Nohlem no era un problema, y no solo porque viniera de una buena familia. Claro que a lo mejor no era el mejor momento decirle que en Libo adoraban a los felinos, y podría guardarse eso para más adelante—. Y los rasgos exóticos son bonitos. Nunca había visto a alguien con orejas puntiagudas.
Las veía relativamente vacías, acostumbrada a gente que las decoraba con todo tipo de perforaciones, aunque por el comentario de antes presuponía que en Varmania eso no era tan común.
Era reconfortarte a nivel emocional el no tener que andar con pies de plomo para explicar algo que era lo normal para quien había vivido en su mundo, y se recostó contra el muro de piedra mientras observaba a Nohlem balancearse en la silla coja. Tal vez aquella actitud despreocupada no fuera algo que vinculase con la clase alta a la que pertenecía el chico, pero era interesante verle romper todas las expectativas de rigidez que había tenido impuestas desde siempre. No se veía a ella misma haciendo nada similar, por supuesto, pero en cierto modo estaba empezando a normalizar que igual no hacía falta ser tan seria todo el tiempo.
Una sonrisa apenas perceptible apareció en el rostro de Kalna cuando Nohlem pilló por donde iban sus palabras. Inconscientemente se llevó la mano a su pelo, al final de la trenza, cuando mencionó que le empezaba a gustar. No era ni de lejos la única en el torreón que lo tenía, pero obviamente estaba pensando en que aquello iba por ella.
—No discrimino a la gente guapa por venir de otros sitios —regiones, mundos. Qué más daba eso. Siempre le habían importado más otras cosas, como el estatus, pero eso con Nohlem no era un problema, y no solo porque viniera de una buena familia. Claro que a lo mejor no era el mejor momento decirle que en Libo adoraban a los felinos, y podría guardarse eso para más adelante—. Y los rasgos exóticos son bonitos. Nunca había visto a alguien con orejas puntiagudas.
Las veía relativamente vacías, acostumbrada a gente que las decoraba con todo tipo de perforaciones, aunque por el comentario de antes presuponía que en Varmania eso no era tan común.
Regocijaos, pues ahora sois parte de la leyenda de Kalna, hija de Mánide
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
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Re: Niños pijos
07/11/23, 06:13 pm
“Es mejor discriminarlos por otras cosas, sí” pensó, no como ataque hacia ella sino como lema lleno de sarcasmo donde él también podría encontrarse. No es como si fuese a demostrar clasismo en la situación en la que estaban, no conscientemente al menos, pero que no hubiera otros varmanos le salvaba de pecar.
Su sonrisa se ensanchó, un gesto cuya luz no dejaba ver los numerosos huecos que tenía. Ojalá a él le parecieran tan bonitos los susodichos rasgos exóticos, que si bien podía acostumbrarse a ellos y no eran tan cantosos después de una semana de convivencia… Bueno, donde se pusieran los morros y orejas de su especie que se quitase todo lo demás. Para él no eran exactamente cambios a mejor. Apoyó las patas de la silla en el suelo, recuperando mejor postura.
—¿No? —preguntó de forma retórica antes de tirar de la punta de una de sus orejas. Al soltarla esta volvió a su sitio de forma voluntaria, más músculo que cartílago—. Yo tampoco es que haya tenido mucha experiencia con orejas redondas en mi mundo, la verdad. Tus ojos, por otro lado…
Dejó la frase sin terminar a posta, una sonrisa como guinda. Era un terreno resbaladizo, ese. Ya sabían algunos que prefería los detalles de su raza, a Ethan incluso había llegado a decirle que estaría más guapo con morro, y aunque era muy dado a golpearse con la misma piedra no dos sino doce veces seguidas, esa sabía esquivarla.
—¿Y qué tatuaje tenías en mente?
Su sonrisa se ensanchó, un gesto cuya luz no dejaba ver los numerosos huecos que tenía. Ojalá a él le parecieran tan bonitos los susodichos rasgos exóticos, que si bien podía acostumbrarse a ellos y no eran tan cantosos después de una semana de convivencia… Bueno, donde se pusieran los morros y orejas de su especie que se quitase todo lo demás. Para él no eran exactamente cambios a mejor. Apoyó las patas de la silla en el suelo, recuperando mejor postura.
—¿No? —preguntó de forma retórica antes de tirar de la punta de una de sus orejas. Al soltarla esta volvió a su sitio de forma voluntaria, más músculo que cartílago—. Yo tampoco es que haya tenido mucha experiencia con orejas redondas en mi mundo, la verdad. Tus ojos, por otro lado…
Dejó la frase sin terminar a posta, una sonrisa como guinda. Era un terreno resbaladizo, ese. Ya sabían algunos que prefería los detalles de su raza, a Ethan incluso había llegado a decirle que estaría más guapo con morro, y aunque era muy dado a golpearse con la misma piedra no dos sino doce veces seguidas, esa sabía esquivarla.
—¿Y qué tatuaje tenías en mente?
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Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.
Personajes :
● Dama Puente/Kaila: Maga logomante austriaca (1.60).
● Kaethe/Dama Sobras: Ghoul nublina (1.46).
● Yttria: Bruja percusionista canadiense (1.53).
● Amira/Cálamo : Valkyria francesa (1.63).
● Kalna : Libense, del Imperio (1.78).
● Nefer : Ammut hijo de luna Levyna. (1.85)
Síntomas : Su sangre adquiere un tono anaranjado y se espesa un poco. Es capaz de intuir con mayor facilidad cómo se van a comportar los animales con los que se encuentre.
Armas :
● Dama Puente/Kaila: Magia, báculo
● Kaethe/Dama Sobras: Daga, fuerza bruta
● Yttria: Arco, hacha, magia, mala leche, cucharillas y otros objetos metálicos.
● Amira/Cálamo: Espada corta, pegaso (shire)
● Kalna : Espada bastarda; lanza y escudo
● Nefer : Lanza, venenos
Status : One flesh, one end
Humor : Permanent resting bitch face
Re: Niños pijos
10/11/23, 11:36 am
Sonrió de vuelta, disfrutando de la conversación. Era la primera que podía determinar como “normal” desde que había llegado, y pensaba exprimir aquella sensación de normalidad todo lo posible. Si ignoraba el sitio y que Nohlem venía de un mundo totalmente distinto, casi, casi, podía fingir que todo aquello podía estar pasando en Libo.
«Son como los tuyos», completó en su cabeza. Habían sido algo familiar desde el principio, el funcionamiento, los cambios de tamaño de las pupilas que delataban más que el tono o que el propio lenguaje corporal. Que el resto no supieran leerlos no hacía que ella lo ignorase. Los del granta tenían un color bonito, que no era común en el Imperio pero sí en otras regiones de Libo. Se preguntó si en Varmania habría ojos amarillos como los suyos, o de los otros colores que eran comunes en su mundo.
Soltó una risa corta con la pregunta.
—No lo sé. Había pensado en algo relacionado con la ciudad, pero es tan fea —arrugó el gesto. No había nada redimible digno de plasmar en su piel el resto de su vida—. De todas maneras, tengo un año para pensarlo.
Un año no había parecido demasiado al principio, solo un año de pruebas, de aprender magia, y luego volver a casa. Pero eso había sido antes de descubrir lo feo que era todo, las condiciones horribles, de tener que limpiar y todas esas cosas que le hacían echar de menos su vida.
«Son como los tuyos», completó en su cabeza. Habían sido algo familiar desde el principio, el funcionamiento, los cambios de tamaño de las pupilas que delataban más que el tono o que el propio lenguaje corporal. Que el resto no supieran leerlos no hacía que ella lo ignorase. Los del granta tenían un color bonito, que no era común en el Imperio pero sí en otras regiones de Libo. Se preguntó si en Varmania habría ojos amarillos como los suyos, o de los otros colores que eran comunes en su mundo.
Soltó una risa corta con la pregunta.
—No lo sé. Había pensado en algo relacionado con la ciudad, pero es tan fea —arrugó el gesto. No había nada redimible digno de plasmar en su piel el resto de su vida—. De todas maneras, tengo un año para pensarlo.
Un año no había parecido demasiado al principio, solo un año de pruebas, de aprender magia, y luego volver a casa. Pero eso había sido antes de descubrir lo feo que era todo, las condiciones horribles, de tener que limpiar y todas esas cosas que le hacían echar de menos su vida.
Regocijaos, pues ahora sois parte de la leyenda de Kalna, hija de Mánide
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