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- InvitadoInvitado
Asistente de quirófano
22/10/21, 10:39 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Para Nihil era un día como otro cualquiera. Había desayunado en su casa pero había salido temprano para el templo. Tenía tareas pendientes, entre otras cosas repasar algunas protecciones y un hechizo de magia roja en el que estaba trabajando. Salvo que se tratase de un proyecto muy personal, le gustaba experimentar en su estudio del templo; tenía a su disposición todos los recursos que pudiese necesitar.
Para ese hechizo en concreto necesitaba repobladores vivos (cinco, para ser exactos), así que mandó a uno de los novicios, un tal Obel, a buscarlos a las mazmorras y llevárselos al estudio.
El estudio de Nihil estaba limpio pero olía muy fuerte a formol y plata quemada. Las paredes estaban pulidas, y las recorría una telaraña tallada que pulsaba con un brillo verdoso. Había jaulas colgadas del techo, todas vacías, pero amenazantes, con las cancelas abiertas como las bocas de monstruos hambrientos. Las estanterías y vitrinas estaban excavadas en la misma roca y protegidas con barreras. Había un esctritorio semi oculto tras un biombo, en el extremo más alejado de la puerta, pero lo más llamativo era una gran mesa de metal en el centro de la estancia y que estaba coronada por un complicado foco de varias lentes.
Para Nihil era un día como otro cualquiera. Había desayunado en su casa pero había salido temprano para el templo. Tenía tareas pendientes, entre otras cosas repasar algunas protecciones y un hechizo de magia roja en el que estaba trabajando. Salvo que se tratase de un proyecto muy personal, le gustaba experimentar en su estudio del templo; tenía a su disposición todos los recursos que pudiese necesitar.
Para ese hechizo en concreto necesitaba repobladores vivos (cinco, para ser exactos), así que mandó a uno de los novicios, un tal Obel, a buscarlos a las mazmorras y llevárselos al estudio.
El estudio de Nihil estaba limpio pero olía muy fuerte a formol y plata quemada. Las paredes estaban pulidas, y las recorría una telaraña tallada que pulsaba con un brillo verdoso. Había jaulas colgadas del techo, todas vacías, pero amenazantes, con las cancelas abiertas como las bocas de monstruos hambrientos. Las estanterías y vitrinas estaban excavadas en la misma roca y protegidas con barreras. Había un esctritorio semi oculto tras un biombo, en el extremo más alejado de la puerta, pero lo más llamativo era una gran mesa de metal en el centro de la estancia y que estaba coronada por un complicado foco de varias lentes.
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.
Re: Asistente de quirófano
16/11/21, 10:59 am
Obel no se movió de su posición, observando atentamente a Nihil. Le fascinó la frialdad clínica con la que trabajaba la súcubo de las pesadillas, parecía que hubiera hecho aquello cientos de veces y si no era aquello en concreto algo muy parecido.
Los chillidos, el rechinar de las cadenas... la sala se llenó de sonidos estridentes que el gárgola ignoró por completo, se había acostumbrado a ignorar sonidos cuando se encontraba en forma de estatua y quería descansar, pero le sorprendió lo poco que molestaban a Nihil cuya concentración no se rompió en ningún momento.
<<Qué pequeño>> pensó cuando la sacerdotisa depositó el corazón sobre la bandeja que sostenía. Tenía lógica claro, ser pequeño, corazón pequeño.
-¿Para que sirve este ritual, sacerdotisa? - preguntó curioso en ese momento.- Disculpad, es que me interesan todos los temas que tienen que ver con la magia... - dijo esperando que no se molestase por la pregunta.
Los chillidos, el rechinar de las cadenas... la sala se llenó de sonidos estridentes que el gárgola ignoró por completo, se había acostumbrado a ignorar sonidos cuando se encontraba en forma de estatua y quería descansar, pero le sorprendió lo poco que molestaban a Nihil cuya concentración no se rompió en ningún momento.
<<Qué pequeño>> pensó cuando la sacerdotisa depositó el corazón sobre la bandeja que sostenía. Tenía lógica claro, ser pequeño, corazón pequeño.
-¿Para que sirve este ritual, sacerdotisa? - preguntó curioso en ese momento.- Disculpad, es que me interesan todos los temas que tienen que ver con la magia... - dijo esperando que no se molestase por la pregunta.
- InvitadoInvitado
Re: Asistente de quirófano
20/11/21, 12:39 am
Nihil se sorprendió de que Obel le hablase. Normalmente los asistentes que pedía no se atrevían a abrir la boca. Lo evaluó con la mirada unos instantes para decidir si ese acto había sido llevado por la impulsividad o por la estupidez, y si tomárselo o no como una falta de respeto. Finalmente respondió a la pregunta de la gárgola.
-Algo para hacerles la vida imposible a los mentalistas -dijo con una pequeña sonrisa.
Sacó un segundo repoblador de la misma manera que el primero, pero esta vez el resto no trató de alcanzarlo si no que se quedaron temblando en el fondo de la jaula. Repitió el proceso de inmovilizar a la víctima en la mesa metálica y todos los símbolos que había dibujado al principio se encendieron una vez más.
-Estoy haciendo semillas. Semillas de miedo -explicó -Una de las infinitas formas de infectar la mente. El tamaño de los repobladores los hace idóneos para este ritual, pues puedo concentrar todo el miedo de un solo individuo en un pequeño corazoncito.
Puso la bilis en el círculo de luz y el repoblador pasó de un patético gimoteo a gritar con todas sus fuerzas.
-La bilis ayuda a que no se desmallen -continuó, sin importarle mucho si su explicación se oía por encima de los alaridos -Es importante que el sentimiento esté a flor de piel cuando se extrae el corazón o no serviría para nada.
Además también era importante que el sentimiento fuese concreto y claro, por eso el miedo era uno de los más fáciles de conseguir.
-Y aquí está -dijo, sosteniendo con las pinzas el segundo corazón arrancado. -Una perfecta semillita. Un corazón de alguien de tu tamaño tendría que trocearlo, y eso le quita intensidad.
-Algo para hacerles la vida imposible a los mentalistas -dijo con una pequeña sonrisa.
Sacó un segundo repoblador de la misma manera que el primero, pero esta vez el resto no trató de alcanzarlo si no que se quedaron temblando en el fondo de la jaula. Repitió el proceso de inmovilizar a la víctima en la mesa metálica y todos los símbolos que había dibujado al principio se encendieron una vez más.
-Estoy haciendo semillas. Semillas de miedo -explicó -Una de las infinitas formas de infectar la mente. El tamaño de los repobladores los hace idóneos para este ritual, pues puedo concentrar todo el miedo de un solo individuo en un pequeño corazoncito.
Puso la bilis en el círculo de luz y el repoblador pasó de un patético gimoteo a gritar con todas sus fuerzas.
-La bilis ayuda a que no se desmallen -continuó, sin importarle mucho si su explicación se oía por encima de los alaridos -Es importante que el sentimiento esté a flor de piel cuando se extrae el corazón o no serviría para nada.
Además también era importante que el sentimiento fuese concreto y claro, por eso el miedo era uno de los más fáciles de conseguir.
-Y aquí está -dijo, sosteniendo con las pinzas el segundo corazón arrancado. -Una perfecta semillita. Un corazón de alguien de tu tamaño tendría que trocearlo, y eso le quita intensidad.
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.
Re: Asistente de quirófano
27/01/22, 09:52 am
Obel asintió acercando sus ojos a la mesa y observando atentamente las runas inscritas en la mesa por la súcubo.
-Qué interesante - murmuró rascando suavemente su barbilla haciendo el sonido de dos piedras al frotarse.- ¿Algún tipo de barrera mental que implica el terror? - el murmullo era lo suficientemente alto como para que la mujer oyese al gárgola elucubrar sobre como podía funcionar el proceso.- Quizá podría conseguirse el mismo efecto con otro tipo de droga alucinógena...
>>Lo cierto es que no estoy muy puesto en mentalismo - comentó volviendo a acercar los útiles a la mujer cuando se los pedía.- Pero entiendo el efecto del miedo sobre la mente - vaya si lo entendía.- Y además es práctico usar repobladores para esto, te ahorra tiempo y potencia el efecto - dijo con voz apreciativa.- Las runas son solo para que no se muevan, ¿verdad?
-Qué interesante - murmuró rascando suavemente su barbilla haciendo el sonido de dos piedras al frotarse.- ¿Algún tipo de barrera mental que implica el terror? - el murmullo era lo suficientemente alto como para que la mujer oyese al gárgola elucubrar sobre como podía funcionar el proceso.- Quizá podría conseguirse el mismo efecto con otro tipo de droga alucinógena...
>>Lo cierto es que no estoy muy puesto en mentalismo - comentó volviendo a acercar los útiles a la mujer cuando se los pedía.- Pero entiendo el efecto del miedo sobre la mente - vaya si lo entendía.- Y además es práctico usar repobladores para esto, te ahorra tiempo y potencia el efecto - dijo con voz apreciativa.- Las runas son solo para que no se muevan, ¿verdad?
- InvitadoInvitado
Re: Asistente de quirófano
30/01/22, 09:56 pm
-No, no son una barrera -respondió Nihil. Dejó el corazón junto a los demás y comenzó una vez más el proceso -Y no te atrevas a comparar la bilis negra con una vulgar droga alucinógena o te arrancaré la lengua. Es un preciado regalo de nuestra diosa Ewa, no un ingrediente de alquimia que encuentres en el mercado.
Su voz era gélida y amenazante y su actitud hacia la gárgola había pasado de tranquila indiferencia a una peligrosa irritación. Solo los sacerdotes del culto tenían permiso para administrar y utilizar la bilis negra y cualquiera en la secta que se plantease siquiera en hacerlo sería automáticamente ejecutado. Detuvo su tarea un momento.
-¿Realmente crees que iba a trazar una cadena de runas así de compleja para algo tan sencillo? Utiliza el cerebro antes de abrir la boca -le espetó. -Y esto no es tu clase de magia particular, estás aquí para asistirme.
Había tolerado las preguntas de la gárgola mientras no le resultaran molestas, y había atribuido su indiferencia ante el sufrimiento de los repobladores a que tal vez fuera un niño roto, igual que Tero, pero empezaba a pensar si no sería más bien denso. No le importaba que hubiera idiotas entre sus fieles, era útil, siempre y cuando supiesen cual era su lugar. Clavó la mirada en Obel, evaluando la reacción a sus palabras.
Su voz era gélida y amenazante y su actitud hacia la gárgola había pasado de tranquila indiferencia a una peligrosa irritación. Solo los sacerdotes del culto tenían permiso para administrar y utilizar la bilis negra y cualquiera en la secta que se plantease siquiera en hacerlo sería automáticamente ejecutado. Detuvo su tarea un momento.
-¿Realmente crees que iba a trazar una cadena de runas así de compleja para algo tan sencillo? Utiliza el cerebro antes de abrir la boca -le espetó. -Y esto no es tu clase de magia particular, estás aquí para asistirme.
Había tolerado las preguntas de la gárgola mientras no le resultaran molestas, y había atribuido su indiferencia ante el sufrimiento de los repobladores a que tal vez fuera un niño roto, igual que Tero, pero empezaba a pensar si no sería más bien denso. No le importaba que hubiera idiotas entre sus fieles, era útil, siempre y cuando supiesen cual era su lugar. Clavó la mirada en Obel, evaluando la reacción a sus palabras.
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.
Re: Asistente de quirófano
31/01/22, 10:04 am
Obel palideció ligeramente, cosa que lo hizo pasar a un gris más claro. La sacerdotisa había malinterpretado las palabras del gárgola y no se lo había tomado bien.
-No era mi intención comparar el sagrado elixir de Ewa con alucinógenos del tres al cuarto, sacerdotisa - trató de aclarar de forma atropellada,- solamente me refería a que si yo tuviese que hacer algo por el estilo debería usar algún pobre sustitutivo. No soy digno para plantearme siquiera tocar el precioso líquido.
Ni suicida, pero eso no lo añadió a sus palabras.
Cuando Nihil clavó su mirada en Obel éste sintió la tentación de escapar corriendo, pero eso no solo hablaría pobremente de él, si no que probablemente la mujer misma lo matase antes siquiera de que alcanzase la puerta. El corazón se le aceleró y la respiración se le cortó de forma inconsciente. Miedo, una sensación que había sido tan común para Obel durante la cosecha y de la que no se había desecho...
En lugar de seguir su primer instinto Obel bajó la cabeza en señal de sumisión.
-Sí, sacerdotisa. Perdonad mi incompetencia y cualquier posible ofensa de mis palabras, por favor - expresó sumiso en voz queda.- Gracias por permitir que os sirva de ayuda.
Se apartó ligeramente de la mesa y volvió a coger la bandeja con útiles dispuesto a continuar ayudando a la mujer y no volver a hablar a menos que ella le dirigiese la palabra.
Una vez el miedo pasó no dio paso a la ira o el enfado si no a la emoción. Aquello era por lo que estaba allí, la presencia de Nihil... solo una mirada y unas frías palabras habían bastado para ponerlo en alerta máxima. Poder, poder para proteger a sus amigos en lo que pudiera y para ello tenía que bajar la mirada, callar y aprender.
Por eso, a pesar de no decir nada los ojos de Obel no perdían detalle del proceso que realizaba la mujer, no sabía si aquello le sería útil en algún momento pero no perdía nada por prestar atención.
-No era mi intención comparar el sagrado elixir de Ewa con alucinógenos del tres al cuarto, sacerdotisa - trató de aclarar de forma atropellada,- solamente me refería a que si yo tuviese que hacer algo por el estilo debería usar algún pobre sustitutivo. No soy digno para plantearme siquiera tocar el precioso líquido.
Ni suicida, pero eso no lo añadió a sus palabras.
Cuando Nihil clavó su mirada en Obel éste sintió la tentación de escapar corriendo, pero eso no solo hablaría pobremente de él, si no que probablemente la mujer misma lo matase antes siquiera de que alcanzase la puerta. El corazón se le aceleró y la respiración se le cortó de forma inconsciente. Miedo, una sensación que había sido tan común para Obel durante la cosecha y de la que no se había desecho...
En lugar de seguir su primer instinto Obel bajó la cabeza en señal de sumisión.
-Sí, sacerdotisa. Perdonad mi incompetencia y cualquier posible ofensa de mis palabras, por favor - expresó sumiso en voz queda.- Gracias por permitir que os sirva de ayuda.
Se apartó ligeramente de la mesa y volvió a coger la bandeja con útiles dispuesto a continuar ayudando a la mujer y no volver a hablar a menos que ella le dirigiese la palabra.
Una vez el miedo pasó no dio paso a la ira o el enfado si no a la emoción. Aquello era por lo que estaba allí, la presencia de Nihil... solo una mirada y unas frías palabras habían bastado para ponerlo en alerta máxima. Poder, poder para proteger a sus amigos en lo que pudiera y para ello tenía que bajar la mirada, callar y aprender.
Por eso, a pesar de no decir nada los ojos de Obel no perdían detalle del proceso que realizaba la mujer, no sabía si aquello le sería útil en algún momento pero no perdía nada por prestar atención.
- InvitadoInvitado
Re: Asistente de quirófano
06/02/22, 11:54 pm
Al menos la reacción de la gárgola fue normal. Nihil ya se temía tener que matarlo allí mismo. No podía dejar escapar ninguna duda de lealtad y sometimiento de su rebaño, no después de lo que había ocurrido con la Torre de los Soñadores. Puede que ser tan estricta retrasase el resurgir de la secta, pero al menos se aseguraría de volver sobre cimientos firmes.
-Oh, no tienes que preocuparte, este hechizo está totalmente fuera de tu alcance -dijo con malicia, cambiando su expresión amenazadora a una sonrisa -Los rituales que diseño son exclusivos para mi uso personal, si permito a mis ayudantes que los presencien es precisamente porque sé que no van a poder emularlos.
A Nihil le gustaba experimentar con la magia y su particular transformación y la tutela de Siloco le habían dado la oportunidad y los recursos. Sin embargo el tiempo en el que había estado dispuesta a compartir sus descubrimientos había pasado. Aceptó las disculpas y la sumisión de Obel y continuó con su ritual hasta que ya no quedó ningún repoblador en la jaula. El silencio en la sala se hizo tan profundo que pitaban los oídos.
-Limpia todo esto -ordenó Nihil tomando la bandeja con los corazones y dejándola aparte para ir a por un frasco en el que guardarlos -Hoy has esquivado una bala, pero te aconsejo que cuides mucho lo que dices en presencia de los sacerdotes. Aprende tu lugar y busca fuentes más accesibles para estudiar magia.
Nihil no sabía que Bastel había tomado a Obel de aprendiz. Tampoco es que Bastel le contase nada. Comprobó el sigilo en la tapa del frasco que había cogido, le dio el visto bueno y tomó también una botella con un líquido espeso y transparente de color azulado. Con una pinza larga y mucho cuidado, fue metiendo los corazones en el frasco, que a continuación rellenó con el líquido. El resultado tenía cierto aire a una macabra gelatina de arándanos con tropezones.
-Oh, no tienes que preocuparte, este hechizo está totalmente fuera de tu alcance -dijo con malicia, cambiando su expresión amenazadora a una sonrisa -Los rituales que diseño son exclusivos para mi uso personal, si permito a mis ayudantes que los presencien es precisamente porque sé que no van a poder emularlos.
A Nihil le gustaba experimentar con la magia y su particular transformación y la tutela de Siloco le habían dado la oportunidad y los recursos. Sin embargo el tiempo en el que había estado dispuesta a compartir sus descubrimientos había pasado. Aceptó las disculpas y la sumisión de Obel y continuó con su ritual hasta que ya no quedó ningún repoblador en la jaula. El silencio en la sala se hizo tan profundo que pitaban los oídos.
-Limpia todo esto -ordenó Nihil tomando la bandeja con los corazones y dejándola aparte para ir a por un frasco en el que guardarlos -Hoy has esquivado una bala, pero te aconsejo que cuides mucho lo que dices en presencia de los sacerdotes. Aprende tu lugar y busca fuentes más accesibles para estudiar magia.
Nihil no sabía que Bastel había tomado a Obel de aprendiz. Tampoco es que Bastel le contase nada. Comprobó el sigilo en la tapa del frasco que había cogido, le dio el visto bueno y tomó también una botella con un líquido espeso y transparente de color azulado. Con una pinza larga y mucho cuidado, fue metiendo los corazones en el frasco, que a continuación rellenó con el líquido. El resultado tenía cierto aire a una macabra gelatina de arándanos con tropezones.
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