Sesión de peluquería

Recuerdo del primer mensaje :

Fleur se encontraba en el patio empedrado de Sendar mientras se lavaba la cara con un cubo de agua. La Luna estaba cada vez más cerca y la ciudad parecía recobrar vida, así que entre los cambios del clima, las nuevas estrellas que plagaban el cielo y las salidas cada vez más peligrosas la francesa no había tenido tiempo para reparar demasiado en su aspecto. Sin embargo allí estaba, ante su propio reflejo. Iba vestida con un jersey viejo azulado y el cabello recogido en su moño habitual. Se soltó el pelo y este le cayó algo despeinado y descuidado por la cara, parece que incluso había perdido un poco de color o que no estaba tan sano, quizá por la peor higiene y alimentación. De lo que sí estuvo segura por un par de segundos fue que sus pestañas no parecían tan rubias, aunque no tenía la menor importancia. Dependía mucho del foco de luz y el momento del día.

Debido al alto nivel que debía mantener en casa cuando residía en Francia siempre había sido muy cuidadosa y elegante con su aspecto, aquello cambió cuando fue enviada al convento, donde se pudo permitir ser algo más discreta y no atender tanto a como se veía. Eso no cambiaba que se hubiera encontrado muy dejada y abandonada ahora mismo, estaba horrible.
—¿Alguien sabe cortar el pelo? —preguntaría para todos cuando se internó en el torreón, esgrimió una pequeña sonrisa tímida— ...la verdad es que me vendría muy bien —reconoció.

Ulmara se encontraba en mitad del salón, con el libro de cuentos y poemas de Edgar Allan Poe entre las manos. No había prestado mucha atención a lo de los cortes de pelo y había seguido leyendo, porque era un tema del que no entendía, pero cuanto más les escuchaba hablar, más curiosidad sentía. Permaneció en el sofá, cambiando de una posición imposible ahora, cogiendo el libro primero con una mano y luego con la otra, apoyándolo luego en el respaldo, o en la almohada... Hasta que finalmente abandonó a Poe y asomó el pico.

—Creo que me voy a quedar para ver los trasquilones de esta sesión de esquilado —bromeó. Dudaba que Nery's fuera a dejarles mal el pelo, pero era más divertido lanzar la puya.

Apoyó los brazos contra el respaldo y observó las indicaciones que daban con curiosidad extraplanar. Pensaba en ese instante que era mucho más fácil tener plumas.

-¡Oh no, me niego! Me gustan demasiado mis rizos para cortarlos tanto, me gustaría más dejarlo por la altura de los hombros o incluso un poco menos. Dijo con una risa ante la propuesta de Nery´s. Lo cierto era que su pelo era muy importante para ella, aún recordaba las horas que había pasado con su madre cuando la peinaba efusivamente para que no tuviera enredos. Y ella lo único que quería era jugar, jugar y jugar y no entendía el por qué de tanto peinarla. Ahora lo entendía y era la que tenía que regañarle a su hermana para que se quedara quieta. <<Cómo los echo de menos>>. Pensó algo sombría.  Por suerte Rua la sacó de ese trance y la hawaiana se giró para escucharla con una sonrisa.

-Gracias, Rua, pero tu pelo tampoco se queda atrás de bonito.- Le devolvió el cumplido a la sueca.- Si, tienes razón, necesito un corte de pelo urgente o me voy a volver loca de remate-. Con las palabras de Ulmara soltó una carcajada, pero no iba a pasar por alto aquel vacile.- ¡Oye, Nery´s! Por casualidad no sabrás también desplumar, ¿no?-. Bromeó la chica con aire burlón hacia la cercana.

La risa de Fleur y las reacciones de todo el mundo hizo que se le asomara en la cara una sonrisa sincera. No llegó a reír pues estaba sumido en ese cosquilleo. Flotando en el momento para dejarse llevar y poder apreciarlo al máximo.

—No hace falta recortarlo de longitud Maila, tan solo pasar la cuchilla por aquí —aprovecho que tenía a Fleur a su disposición y dio ejemplo pasando la mano por todo el lateral de su cabellera— de esta manera dejas todo el resto libre e incluso puedes usarlo para tapar el rapado y parecer que vas con melena normal, pero también puedes ponerlo de lado para bueno, ese aspecto más salvaje.

—Ah, sí Rua. Debería estar en la habitación que compartimos Kiki y yo. Si me das un minuto te lo bajo. Y sí, solía trastear con mi hermana todo el tiempo mientras probábamos nuevos looks y gastábamos pelucas y más de mayor me servía por si faltaba alguien de maquillaje para cualquiera de mis compañeros o simplemente para explicar mejor como quería los cortes. —Había claros tintes de nostalgia en su voz, narraba de manera más calmada y pausada que su yo habitual. —Si quieres ponte a la cola y lo hago por ti, no me cuesta nada.

—Dejadme unos minutos y con los brillos del estuche hare de las plumas de Ulmara las más preciosas de toda la cercanía. —Fanfarroneó a la vez que retaba a la cercana a unírseles y no solo mirar.

Se dirigió a Fleur de nuevo acuclillándose ante ella  para tener sus caras al  mismo nivel mientras la observaba.
—Pero en fin, si lo quieres solo recto no te preocupes, te queda genial también. Aunque yo dejaría un poco de distancia entre tu barbilla y tu pelo. Acentúa esa sensación de apertura —lo acompaño con un gesto circular siguiendo su pelo por los bordes— que te da un toque muy teatral y te queda precioso.
—Y bueno, estoy seguro de que un buen peluquero y maquillador es necesario cualquier sitio. Quién sabe. Podríamos abrir un salón de belleza cuando todo esto acabe.

Se levantó por fin y le dio un nuevo mordisco a la manzana, pero dirigiéndose a lavarse las manos y coger el estuche.

Al final aquella sesión se estaba llenando cada vez más entre algunos que miraban divertidos, y los que se unían a una especie de cola a esperas de las virtuosas manos del frivy. Cuando Nery´s se la quedaba mirando tan fijamente le daba la risa pero comenzó a contenerse porque estaba muy concentrado y se lo estaba tomando en serio.

—De acuerdo —se dejó hacer, prefería que fuera su amigo quien determinara si la sensación de apertura le venía bien por su tipo de rostro. Mientras no se saliera mucho de lo establecido a Fleur no le importaba que le dejara un pico atrás o experimentara un pelín, ya era hora de que dejara esa parte suya atrás de ser tan cuadriculada. Aunque no iba a negar que estaba un poco nerviosa, por suerte se le pasaba gracias a la charla de Rúa y Maila sobre sus cabellos. Había sido toda una sorpresa ver que tras ese morado la sueca escondía un blanco albino. Y por supuesto coincidía en que la melena de la hawaiana era preciosa.

—Si abrimos un salón de belleza yo me encargo de barrer y dejarlo todo impecable —dijo riendo pero sin moverse mucho para no estorbar—. Me temo que es lo único en lo que podría ayudaros —luego se quedó algo más pensativa, no quería bajar el tono de la charla pero lo que rondaba por su mente llevaba acosándola un tiempo—. ¿Qué creéis que será de nosotros cuando esto acabe?... O mejor... que os gustaría hacer, debe existir alguna forma de subsistir.

La sueca acepto el halago hacia su pelo de buen grado con una gran sonrisa, jugueteando con uno de los mechones largo entre sus dedos, escuchando la respuesta del frivy sobre el el espejo.

- Oh, sí gracias cuando puedas dejármelo estaría bien…hace años que siento que no me veo a un espejo. La última vez fue en una pesadilla y lucia casi como un oso…dios, el trauma atroz…yo, que por mi albinismo, jamás he tenido apenas vello corporal y el poco que me sale es casi invisible -comento la sueca con un estremecimiento negando con la cabeza y ante el comentario de Maila hacia Ulmara no pudo evitar poner de su parte con malicia.

-¿Sabes que hasta con las plumas pueden hacerse peinados? – comento con una leve sonrisa maliciosa- Como una cresta de plumas, así toda glamurosa. O intimidante. Creo que te quedarían bien, Ulmara…así que no días no a la sesión de peluquería. - dijo hacia Ulmara, mientras tomaba asiento para esperar su turno porque la idea de cortarse un poco el pelo no le sonaba tan mal, siempre que viera como lo hacía primero con Fleur desde luego.

Rua observó el proceso de Nery’s, sobre el cabello de Fleur con interés, realmente parecía manejarse bastante bien, indicando por donde cortaría y como lo haría, no solo con Fleur, sino como lo haría de hacerle el rapado mencionado a Maila.

-Pues realmente ese sutil rapado sí creo que te quedaría bien…- dijo mirando la melena de Maila con atención, aunque luego miro a Nerys’ pensativa- Aunque tendrías que explicarme como harías algo semejante sin maquinilla. Porque una tijera no da para tanta precisión. - continúo interesada mientras Fleur pronunciaba una pregunta que le hizo entender era parte de alguna conversación anterior a su llegada pero que le hizo pensar un poco sobre ello.

- Pues…interesante pregunta - dijo pensando en ello curioso, sentándose en el sofá junto a Maila, a lo indio- Como dudo que la gente de esta ciudad, sean como los de la película de pesadilla antes de navidad, que solo trabajaban en Halloween… si secuestrar gente puede verse como un trabajo, digo yo que de algo vivirán el resto del año. - añadió Rua observándolos atentamente, aunque respondiendo sobre todo a Fleur, mientras veía a Nery’s ir lo que necesitaba- Así que ¿Por qué no? No sonaría ni tan mal, aunque no creo que aqui la belleza importe a mucha gente – dijo Rua sonriendo encogiéndose de hombros ante la idea- Aunque también os digo yo que aquí hay gente que ni el mejor salón de belleza del mundo, ni el mejor cirujano plástico lograría arreglar…como a la señora pellejo que vimos el primer día que llegamos. Esa señora se tomaba el té con Tutankamón como minimo. –aseguro Rua mirándose las uñas distraídamente.

La contestación de Maila le provocó una carcajada, aunque las intervenciones de Nery's y Rua le preocuparon lo suficiente como para que pensase en hacer las paces con sus dioses y pedirles que no fueran en serio. Sabía que las plumas podían peinarse, por supuesto, y se limitó a señalarse la cabeza y abrir la cresta que ya tenía con una sonrisa divertida.

—Algo había oído, sí —se rio. También sabía que las plumas eran más rígidas que el pelo y permitían mucha menos variedad en comparación. Quizás por eso quería observarles—. Pero en serio, tengo curiosidad por ver lo bien que os deja —admitió luego.

No tenía mucho que decir a los peinados y la pregunta de Fleur... Todavía no sabía responderla.

—Yo tendría que pensármelo bien, aunque me gustaría arreglar... No sé, algunas cosas. —No le apetecía entrar en detalles en ese intante, así que decidió seguir con una broma tras el comentario de la sueca—. Cuánto me alegro de estar cegata el primer día y no haberle visto la cara a esa señora.

-Creo que además da la impresión de que pasar la cuchilla por ahí sería doloroso, Nery´s.- Comentó divertida sobre que le raparan un lado de la cabeza.- Pero oye, que si tanto te apetece me ofrezco voluntaria para raparte y dejarte calvo como el culito de un bebé- Le dijo al frivy guiñándole un ojo.

Todos podrían ver que la hawaiana estaba especialmente risueña aquel día, era momento de pasárselo bien y olvidar que allí fuera existía toda una ciudad para matarles. Sin embargo puso una cara más serena con la pregunta de la francesa. Fleur parecía pretender vivir allí... ella por otro lado quería volver a ver a su familia. Se había centrado tanto en sobrevivir y en sus nuevos amigos que había acabado por dejar de preguntarse aquellas cosas.

-A mi me gustaría ver a mis hermanos, no sé... cómo estarán ahora.- Habló más para sí misma que para el resto.- ¿De verdad creéis que nos dejarán en paz cuando termine todo esto?- Dijo rápidamente para cambiar de tema. No se le pasó por otro lado cómo Ulmara había hecho lo mismo momentos antes. Todos tenían su propia mochila a la espalda, al fin y al cabo.- Nos han mentido con tantas cosas que es difícil creerse algo tan bueno, ¿verdad?-. Comentó mientras los observaba y se acomodaba mejor en el sofá, al lado de la sueca.

Tras aclararse las manos del jugo y secárselas riendo ante las tonterías pasó la mirada por la sala un momento. Se imaginó un salón de belleza con ellas, un lugar tranquilo donde intentar ganar dinero entre todos sin tantas preocupaciones. Se imaginaba dedicandose a cortar el pelo y maquillar a la gente una y otra vez como lo hacía con su hermana.

«Si tan solo fuera tan fácil...»

Nery´s de verdad temía el día que acabara todo. Que tuviera que volver a sus responsabilidades, ocupado sin poder disfrutar de aquellas charlas, de simplemente perder el tiempo...

—Pues con una navaja o a las malas un cuchillo me temo. Aunque me gustaría tener alguna crema o algo para después del apurado. —Suspiró echando de menos todos los productos de belleza que se le pasaban por la cabeza.

—Debería haberme traído un estuche del tamaño de la mesa —refunfuñó— y no gracias Maila, adoro mi pelo.

No pudo si no encogerse de hombros un poco resignado de hablar de aquel fin y se le notaría un poco en que en vez de quedarse más se dirigiría ya a las escaleras a por sus cosas.

—Mis amigas parecían bastante libres e incluso alegres, supongo que podemos confiar en eso al menos de todo esto.

Y sin más subió los peldaños desapareciendo.